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1. ejecuciones espesificas.
• Concepto. Evolución:
Puede suceder que la prestación no sea cumplida por el deudor, en cuyo caso se abren a favor del
acreedor diversos procedimientos subsidiarios tendentes a concretar tal finalidad. Las vías que el
ordenamiento jurídico reconoce al acreedor, en tal caso, para compelerlo a que cumpla con lo adeudado
(ejecución forzada) o para procurar satisfacer su interés mediante la intervención de un tercero (ejecución
por otro), se denominan, genéricamente, ejecución especifica.
La ejecución específica, es cualquiera de esas dos posibles manifestaciones, se inscribe dentro de los
modos de la tutela satisfactiva del crédito, en cuanto conduce a dar plenitud al interés del acreedor por
una vía distinta del cumplimiento voluntario en sentido estricto. Actúa como un mecanismo sucedáneo y
sustitutivo del cumplimiento.
Frente a la insatisfacción del crédito, la primera medida de reacción está dirigida a obtener el
comportamiento en forma específica, esto es, de la misma forma en que debió ser realizado (y no fue) por
el obligado.
En la ejecución forzada o directa de la obligación, las acciones legales que brinda el ordenamiento
jurídico están orientadas a alcanzar la satisfacción del interés del acreedor a través de la realización
compulsiva de la prestación debida.
Las obligaciones son insusceptible de coerción, sin embargo, el bien que constituye el objeto de la
obligación puede ser obtenido compulsivamente, con el auxilio de la justicia y de la fuerza publica. De
allí que la sentencia que declara el derecho del acreedor sea susceptible de ser cumplida y que, ante la
renuencia del deudor, proceda la ejecución forzada, ámbito en el cual la fuerza publica actúa para tomar
operativo el derecho declarado.
La doble justificación:
El poder del acreedor se materializa a través de una acción judicial de cumplimiento. Es una acción de
condena y entraría la pretensión formulada por el acreedor ante el órgano jurisdiccional de que le sea
impuesto al deudor coactivamente el comportamiento debido. Recién luego de la pronuncia judicial que
admite el reclamo, el acreedor podrá iniciar los mecanismos de ejecución para hace cumplir la condena.
Ello es una garantía para el deudor. El acreedor no puede desplegar su poder coactivo, conforme a un
proceso judicial previo, en el cual resulte adecuadamente respetado el derecho de defensa de ambas
partes.
La ejecución forzosa requiere de una justificación sustancial y otra procesal.
Limites:
Puede suceder que el deudor alegue, invocando la teoría de la imprevisión que el cumplimiento en las
condiciones pactadas sea inviable por concurrir los requisitos de la excesiva onerosidad de la prestación;
o que el ejercicio de esa pretensión deba considerarse abusivo y reñido con el principio de la buena fe.
Como regla, el deudor debe adecuar su conducta a lo debido y la condena a cumplir que se formule debe
ser estrictamente ejecutada. El hecho de que el coste de cumplir pueda ser, en ciertos casos, más elevado
que el pago de una indemnización no basta por sí solo para enervar la ejecución.
Sólo en casos excepcionales, en los que claramente quede demostrado el abuso del derecho por parte del
acreedor, podría mitigarse el rigor normativo para lo cual deberá aportarse prueba categórica y ser la
situación intolerable desde el punto de vista de la justicia y la equidad.
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El acreedor insatisfecho, puede intentar la ejecución directa de la prestación a fin de obtener
forzadamente el cumplimiento de lo adeudado, sea por el propio deudor o por un tercero, o en su defecto
a reclamar el contravalor dinerario, que no es sino un sustituto de la prestación especifica al que se lo
denomina frecuentemente ejecución indirecta o por equivalente.
• Concepto:
Son condenaciones conminatorias de carácter pecuniario que los jueces aplican a quien no cumple con el
deber jurídico impuesto en una resolución judicial. Son susceptibles de aumentar indefinidamente a través
del tiempo, hasta vencer la resistencia del deudor.
Conforme a una perspectiva procesal, las astreintes son una medida de coerción patrimonial orientada a
alcanzar la ejecución procesal, que tiene su fundamento en el imperium que caracteriza a la jurisdicción, y
se plasma asimismo en el poder del que está investido el juez para hacer cumplir sus resoluciones.
De acuerdo a una perspectiva sustancial, no disociada en modo alguno de aquella, las sanciones
conminatorias también constituyen un medio de compulsión o coerción patrimonial, que pesa sobre el
sujeto pasivo del deber impuesto en una resolución judicial.
Conforme a ese enfoque, las sanciones conminatorias constituyen una medida de coerción patrimonial
que persiguen un doble propósito: asegurar el pleno acatamiento de las medidas judiciales y, de manera
contingente, en el plano obligacional, lograr contra la voluntad renuente del deudor el cumplimiento
específico de lo adeudado.
A través de los astreintes se amenaza al sujeto pasivo de un mandato impuesto en una resolución judicial
a realizar una conducta determinada. Pero, además de esta función conminatoria, la astriente tiene una
función sancionatoria, aunque ésta es apreciable sólo en una segunda etapa de su imposición.
Esta última función es eventual, ya que puede no concretarse en caso de que el juez la deje sin efecto,
cuanto entienda que el deudor ha justificado su renuencia, deponiendo de su actitud, o por cualquier otra
circunstancia justificativa. En tal caso no hay sanción, pero si compulsión.
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el pasado, hacia lo indebidamente realizado. perspectiva hacia el futuro.
Se cuantifica mediante una suma fija. Se materializan en una cuantía mutable y
previsoria.
Se establece comúnmente teniendo en cuenta la Se gradúan según el caudal económico de quien
gravedad de la conducta del sancionado. deba satisfacerlas y son fijadas discrecionalmente
por el juez.
• Caracteres:
El beneficiario de las astreintes es el titular del derecho conculcado por la conducta renuente del obligado,
en nuestro caso, el acreedor. El art. 666 bis establece éste criterio.
El art. 666 bis dispone que las astreintes podrán aplicarse a quienes no cumplieron deberes jurídicos
impuestos en una resolución judicial, expresión que por su amplitud comprende no solamente a quienes
son parte en el juicio, sino también a otras personas, aunque esto último sea mas excepcional. En efecto,
nada impide que un tercero ajeno al litigio deba cumplir con una orden impertida judicialmente, en cuyo
caso, frente a una conducta renuente de su parte, pueden serle aplicadas sanciones conminatorias.
• Supuestos de aplicación:
➢ Deberes no patrimoniales:
Tal lo que sucede en ciertos ámbitos de las relaciones de familia, en caso de incumplimiento por parte del
progenitor que tiene la tenencia del menor, del deber de permitirle al otro el ejercicio de su derecho de
visita, de acuerdo a lo dispuesto en una resolución judicial; o en caso de incumplimiento de la obligación
alimentaria, ámbito en el que la ejecución forzosa puede no compadecerse con la urgencia de la
prestación alimentaria que requiere de cumplimiento efectivo y regular, con la periodicidad fijada por el
tribunal.
En nuestro derecho nada impide la aplicación de astreintes en el derecho del trabajo. Así se ha dispuesto
su imposición frente a la negativa arbitraria del empleador de cumplir una resolución judicial que le
ordena expedir el certificado de trabajo al operario despedido.
• Ejecutabilidad:
Privadas de la posibilidad de ejecución, las astreintes quedan desprovistas de toda utilidad y, lo que es
igualmente grave, confundidas indebidamente con la indemnización de daños y perjuicios.
• Aspectos procesales:
✓ Las astreintes se aplican a quien no cumple con lo ordenado en una resolución judicial,
sin que importe la naturaleza de esta última.
✓ El pronunciamiento judicial basta con que esté fundado.
✓ Las astreintes comienzan a correr desde que queda firme y ejecutoria de la resolución
que las impone, salvo que en ella se fije una fecha determinada para su comienzo,
posterior a dicho acto. La vigencia se mantiene hasta tanto el deudor acate el deber
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objeto de la intimación, o se dicte una nueva resolución judicial que disponga su
terminación o modificación, o su fijación definitiva.
✓ Las astreintes no pueden ser aplicadas de oficio, sino a pedido del acreedor interesado.
Se trata de un recurso excepcional.
✓ La apelación de la resolución judicial que impone astreintes se rige por las reglas
previstas en los ordenamientos procesales para los diferentes procedimientos y actos
procesales.
✓ La decisión que impone las astreintes es sentencia definitiva a los fines del recurso
extraordinario.
• Concepto:
Esta reglado por el art. 505 y establece que los efectos de las obligaciones respecto del acreedor son…”2°
para hacérselo procurar por otro a costa del deudor…”.
No verificado el cumplimiento voluntario, la ley permite al acreedor hacer cumplir coactivamente la
prestación por un tercero, a cargo y costo del deudor, siempre que el hecho pudiese ser ejecutado por otro,
es decir, cuando no se trate de obligaciones personalísimas, que, por definición, sólo pueden ser
ejecutadas por el propio deudor.
El acreedor queda legitimado para ejecutar el hecho incumplido por cuenta del deudor, lo cual importa
reconocerle derecho a obtener el reembolso de los gastos efectuados. Ello, por cierto, sin perjuicio de las
indemnizaciones por daño moratorio que puedan corresponderle.
Es importante insistir en que la ejecución por un tercero constituye una facultad de acreedor, que puede
ser libremente ejercitada por él, sin estar compelido a ello.
➢ Obligaciones de dar:
Tratándose de obligaciones de dar cosas ciertas que se encuentran en poder del deudor, la posibilidad de
ejecución de la prestación por un tercero es prácticamente nula, atento a la imposibilidad de obtener un
bien idéntico en el mercado. En este caso, el medio legal idóneo y eficaz para lograr la ejecución
específica es la ejecución forzosa contra el patrimonio del deudor a fin de obtener el desapoderamiento de
la cosa objeto de la obligación.
La solución cambia cuando la cosa cierta comprometida no se halla en el patrimonio del deudor, sino en
poder de un tercero, supuesto en el cual el cumplimiento por otro es teóricamente posible.
En principio, el acreedor no puede por su sola voluntad sustituir al deudor por un tercero para la
realización de la prestación debida y requiere, en principio, de autorización judicial.
Puede prescindirse de esa autorización en caso de urgencia.
4. acciones directas.
• Concepto:
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Es la que compete por derecho propio al acreedor para percibir en su exclusivo beneficio de un tercero lo
que éste adeuda a su deudor, hasta el importe de su propio crédito. Se trata de una protección excepcional,
que requiere de expresa consagración normativa.
• Fundamento:
En algunos supuestos la razón por la cual se permite al acreedor dirigirse contra el deudor de su deudor a
fin de percibir su propio crédito, anida en la intención de evitar el enriquecimiento injusto. Tal lo que
sucede en materia de locación de cosa.
Se otorga al arrendador acción directa contra el tercero subarrendatario por las deudas locativas que éste
tenga con el locatario, a fin de evitar que dicho locatario se enriquezca injustamente usando y gozando de
la propiedad ajena, sin pagar el alquiler y, no obstante ello, perciba los arriendos del subinquilino. En la
mayor parte de los supuestos, subyacen también razones de orden práctico, que procuran evitar el
desgaste jurisdiccional que resultaría de la doble demanda, primero contra el deudor de su deudor y luego
contra su deudor, para obtener la satisfacción de su crédito.
• Caracteres:
• Condiciones de ejercicio:
➢ Que el titular de la acción tenga un crédito exigible contra su propio deudor. Por
lo tanto, el acreedor cuyo crédito está sujeto a condición suspensiva pendiente o
a un plazo suspensivo, no está legitimado para ejercer la acción directa y en
caso de hacerlo, puede serle opuesta la excepción de inhabilidad de titulo o de
espera, según los casos.
➢ Carácter expedito del crédito en virtud del cual se acciona. Es menester,
además, que el crédito del actor esté expedito, o sea, que no pesen sobre él
embargos u otras restricciones que impidan su pago.
➢ Una deuda correlativa exigible, que pesa sobre el tercero-demandado a favor del
deudor, la cual debe subsistir al momento de articularse la acción directa.
➢ Que ambos créditos sean homogéneos entre si, es decir, de la misma naturaleza.
➢ La deuda del tercero no debe haber sido objeto de un embargo anterior a la
promoción de la acción directa.
No son requisitos de la acción directa la insolvencia del deudor, ni la previa constitución en mora del
tercero demandado o del deudor, ni menos aun la inacción de éste.
• Efectos:
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Con relación al acreedor:
➢ La notificación de la demanda causa el embargo del crédito a favor del
demandante, es decir, que el pago hecho por el demandado en manos de su
acreedor es inoponible al demandante, quien puede exigir la reiteración del
pago a favor suyo, salvo el derecho del demandado de repetir contra el acreedor
a quien pagó.
➢ El actor solo puede reclamar el importe de su crédito hasta la concurrencia del
monto de la deuda del demandado.
➢ El monto del crédito percibido por vía de la acción directa, ingresa directamente
al patrimonio del acreedor-actor, sin pasar previamente por el patrimonio del
deudor.
El deudor se libera frente al acreedor en la medida en que corresponda en función del pago efectuado por
el tercero. Hasta tanto no se produzca ese pago, la relación jurídico-sustancial entre acreedor y deudor no
se altera, por lo que permanece expuesto a las acciones que su acreedor estable contra él.
• Supuestos legislados:
5. acción revocatoria.
• Nociones generales:
El fraude a los acreedores es un vicio de los actos jurídicos: afecta la buena fe necesaria para la licitud de
ellos, ya que produce o agrava la situación de insolvencia del deudor, con el consiguiente perjuicio a los
acreedores derivado de la desaparición o disminución de la garantía que tuvieron en miras al contratar,
esto es, el patrimonio del deudor.
El art. 961 dispone: todo acreedor quirografario puede demandar la revocación de los actos celebrados
por el deudor en perjuicio o en fraude de sus derechos.
Tanto el acreedor quirografario como el privilegiado tienen derecho a ejercitar la acción pauliana.
La acción encuentra su fundamente en el principio de que el patrimonio del deudor es la prenda común de
los acreedores.
Naturaleza jurídica:
Algunos autores piensan que la acción tiende a lograr la extinción del acto por vía de la rescisión.
Otros dicen que la redacción originaria de los arts. 954 y 1045 sirvieron de fundamento para considerarla
como una acción de nulidad parcial con fin indemnizatorio.
La mayoría de la doctrina considera que el acto fraudulento es inoponible. En tanto la nulidad opera erga
omnes, la inoponibilidad mantiene validez del acto, entre las partes y el resto de los terceros, a excepción
de aquel o aquellos acreedores (terceros) que la entablaron.
Pizarro y Vallespinos agregan que para ellos se trata de una acción ejecutiva porque está orientada a dar
satisfacción del crédito del acreedor.
La excepción del tercer requisito está dada por el art. 963 que dispone: las enajenaciones hechas por el
que ha cometido un crimen, aunque consumadas antes del delito, si fuesen ejecutadas para salvar la
responsabilidad del acto, las cuales pueden ser revocadas por los que tengan derecho a ser indemnizados
de los daños y perjuicios que le irrogue el crimen.
Por lo tanto, si alguien se insolventa a través de una acto jurídico con la finalidad de no responder por un
crimen que cometerá, no importa que el crédito nazca con posterioridad al acto fraudulento y éste podrá
atacarse por vía pauliana.
Requisitos especiales:
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➢ Intención fraudulenta del deudor, la cual se presume por su estado de
insolvencia.
➢ Complicidad del tercero adquiriente, que se presume si conocía la insolvencia
del deudor.
➢ Renuncia de facultades. Dispone el art. 964: si el deudor por sus actos no
hubiere abdicado derechos irrevocablemente adquiridos, pero hubiese
renunciado facultades, por cuyo ejercicio hubiera podido mejorar el estado de
su fortuna, los acreedores pueden hacer revocar sus actos, y usar de las
facultades renunciadas.
Por lo tanto es preciso que un valor egrese del patrimonio para el ejercicio de la acción, ésta puede
intentarse cuando el deudor debe de incrementarlo renunciando fraudulentamente facultades.
Efectos:
El art. 965 dice: la revocación de los actos del deudor será sólo pronunciada en el interés de los
acreedores que la hubiesen pedido, y hasta el importe de sus créditos.
Por lo tanto la acción está prevista solo en interés de que la ejerce y hasta el importe de su crédito.
Esto está corroborado por la facultad que tiene el adquiriente de paralizarla, pagando el crédito del
acreedor accionante.
En los actos a titulo oneroso, para que ella prospere es necesaria la complicidad del adquiriente, quien si
se da el caso, debe restituir la cosa con sus frutos como poseedor de mala fe (971). Si la cosa pasó a
manos de un sub-adquiriente de buena fe, debe indemnizar al actor.
En los actos a titulo gratuito las exigencias son menores: solamente el cumplimiento de los requisitos del
962 produce la obligación de restituir aunque el adquiriente ignorase la insolvencia del deudor. Esto es
lógico, ya que la ley debe preferir el interés del acreedor atacado por el fraude que el de aquella persona
que recibe una liberalidad.
Por ultimo los sub-adquirientes de buena fe están protegidos si el acto de transmisión por el que
recibieron los derechos sobre la cosa fue a titulo oneroso. Si el acto fue a titulo gratuito o su adquirieron
de mala, estarán obligados a restituir.
• Concepto:
El orden jurídico consagra, a través del efecto de las obligaciones, diferentes vías para que el acreedor
satisfaga su derecho de crédito. Así podrá obtener la ejecución forzada de la prestación o agredir el
patrimonio del deudor para que con su producido, se obtenga el contravalor de ella y el resarcimiento de
cualquier otro daño que haya sufrido en su patrimonio por el incumplimiento.
Esto es la ejecución individual que se desenvuelve a instancia del acreedor y para satisfacción de su
crédito, mediante uno o varios bienes determinados del deudor.
Bajo ciertas circunstancias, el orden jurídico admite un procedimiento de ejecución colectiva de los
bienes del deudor, para satisfacer el derecho de la generalidad de sus acreedores.
Para ello es necesario que el deudor se halle en estado de cesación de pagos (art. 1 ley de quiebras), que
es un estado general y permanente de impotencia patrimonial para hacer frente a obligaciones exigibles.
Todos los bienes del deudor están afectados por este proceso (con las exclusiones legales) y todos los
acreedores concurren a el en un pie de igualdad.
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El concurso preventivo:
Tiende a la celebración de un acuerdo entre el deudor y sus acreedores que le permita evitar la quiebra y
su consiguiente pérdida de as facultades de administración y disposición. Su objetivo principal, además
del pago a los acreedores es la continuidad de la empresa.
Pueden en su marco acordarse quitas, esperas, constitución de sociedad con los acreedores, etc. Ese
acuerdo, alcanzadas las mayorías de la ley, se homologa judicialmente y produce la novacion legal de
todos los créditos de causa anterior al concurso, con la finalidad de que el deudor vuelva a tener acceso al
crédito. Tiene la particularidad, que ante la referida homologación, el acuerdo preventivo le es oponible a
aquellos acreedores quirografarios que no participaron en él.
La quiebra:
Implica el desapoderamiento de pleno derecho de todos los bienes del deudor y los que adquiera hasta su
rehabilitación. Ello se hace a los fines de liquidarlos y con su producido pagarle a sus acreedores.
Este proceso es conducido por un funcionario llamado síndico, quien será el encargado de administrar y
disponer de los bienes en beneficio de la masa de acreedores.
• concepto:
La reacción del ordenamiento jurídico frente al cumplimiento del deudor no es siempre la misma. Ello
explica la diversidad de mecanismos que tienen a su alcance el acreedor que le permiten, con distinta
intensidad y medida, seleccionar aquel que mejor se ajuste a su interés, en función del caso concreto.
• Requisitos:
En las obligaciones de fuente contractual y ante el incumplimiento de una de las partes, el orden jurídico
autoriza a la otra a resolver el vínculo jurídico, para liberarlo de un contrato perjudicial y para que pueda
retornar al mercado en busca de los bienes y servicios que necesita.
Los requisitos son:
El pacto comisorio, es una cláusula que autoriza a la parte cumplidora de un contrato con prestaciones
reciprocas a seguir la vía resolutoria en caso de incumplimiento de la otra.
Es tácito cuando la ley lo prevé como cláusula natural sin necesidad de que sea estipulado. (1204/1, 2)
Es expreso cuando las partes lo insertan como cláusula especial. (1204/3)
La resolución produce la aniquilación retroactiva de las obligaciones, sin perjuicio de las ya ejecutadas.
Puede ejercerse judicial o extra-judicialmente.
Para que opere extrajudicialmente debe intimarse al incumpliente a que ejecute la prestación/es a su cargo
en una plazo no inferior a 15 días junto a los daños moratorios, bajo apercibimiento de resolución, lo cual
ocurre de pleno derecho si transcurre ese plazo sin verificarse el cumplimiento.
Judicialmente, se demanda resolución sin estar sujeta la parte cumplidora a realizar requerimiento o a
otorgar plazo alguno.
El ius veriandi:
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Es el derecho de optar, en función del interés y de las circunstancias del caso, a demandar cumplimiento o
resolución contractual.
Si se demandó cumplimiento podrá luego demandarse resolución, pero no a la inversa. (1204/4)
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