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La Ósmosis inversa (OI)

La Ósmosis inversa (OI) es un proceso en el que se obtiene agua dulce del


agua salada. La ósmosis natural es un fenómeno que consiste en que, si
hay una membrana semipermeable separando dos soluciones con el mismo
disolvente, el disolvente pasa a través de ella, pero no las sales disueltas,
desde el lado donde la concentración de sales es más baja hacia la más
alta, hasta que a ambos lados de la membrana las soluciones tienen la
misma concentración. Este proceso se realiza sin aporte de energía exterior,
y se genera mediante la que se llama presión osmótica.

La ósmosis inversa consiste en hacer pasar por la membrana


semipermeable el disolvente (en este caso agua) desde el lado donde está
la solución más concentrada (el agua de mar, con sales disueltas), hacia el
lado contrario, sin que pasen las sales. En este caso se requiere energía, en
forma de presión, que será ligeramente superior a la presión osmótica que
haría pasar el solvente de baja concentración hacia el lado de la alta
concentración. La presión necesaria para conseguir la ósmosis inversa
depende de la cantidad de sales disueltas y del grado de desalinización que
se quiera obtener. Del empleo de energía en el proceso resulta un aumento
de la entropía.

El mar es una fuente virtualmente ilimitada de agua salada. Una planta de


ósmosis inversa necesita procesar un volumen de agua de mar de hasta
tres veces mayor que la cantidad total de agua desalinizada que se
obtendrá al final. Por eso el diseño de los pozos o sistema de captación
debe considerar este factor para su capacidad.

Está en fase de investigación el uso de una lámina de grafeno con poros de


1,8 nm para sustituir las membranas en el proceso de ósmosis invertida
para la desalinización del agua. Según las investigaciones actuales se
obtendrían eficiencias mucho mayores que con las membranas actuales, y
se tendrían requerimientos menores de energía. En el estado actual, el
inconveniente es el costo de las membranas de grafeno, pero se espera que
en el futuro estos costos podrán ser reducidos.
Osmosis inversa en la minería
El milagro se concreta en menos de un día. Convertir el agua de mar
en un líquido digno sucede en las alturas de Chincha.

Ahí, donde llueve una vez al año, dos mil trabajadores mineros
observan cómo esa espuma llena de sal y arena de la playa "Jaway"
viaja más de 60 kilómetros cerro arriba y, luego de un proceso de
desalinización, aquel líquido que contenía exagerados niveles de
dureza cálcica y turbidez se puede verter sobre una jarra de vidrio.
En medio de cada mesa del comedor está el agua, los obreros y
gerentes sacian su sed con ella.

EXPERIENCIA ÚNICA
"Este yacimiento polimetálico es una realidad gracias a la aplicación
de tecnología de punta y al uso hídrico del agua de mar. Hemos
invertido más de 120 millones de dólares en la elaboración de la
planta de desalinización ", explica Germán Arce Sipán, gerente
general de la unidad minera Cerro Lindo pertenece al Grupo Milpo.
El agua que extrae la minera Cerro Lindo del mar (36 litros por
segundo durante 12 horas al día) es desalinizada y además
reutilizada. "Nosotros devolvemos el agua salada al océano y más del
55% de los relaves lo convertimos en una pasta especial que nos
sirve como material de construcción. Tapamos los huecos de los
socavones y así reducimos nuestros residuos", cuenta el ingeniero
Antenor Torres Sullón, encargado de la planta de desalinización.
PEQUEÑA DIFERENCIA
Potabilizar no es lo mismo que desalinizar. El 98% del agua de mar
que toma Milpo de Chincha se libra de sal, bacterias, turbidez y
alcalinidad y se utiliza en el proceso de extracción de minerales. El
2% restante, que se somete a una última fase de limpieza, se emplea
para el consumo de la población trabajadora.
El agua que parece hervir en calderos inmensos es utilizada para
separar el zinc, el cobre y el plomo de las rocas.
Las tres plantas futuristas que brillan en Cerro Lindo dibujan el éxodo
de la desalinización. Cientos de tubos y cañerías, decenas de válvulas
de presión y cantidades exageradas de desinfectantes y químicos
distraen la mirada del visitante, pero no explican el milagro. El Ing.
Antenor Torres, de Aqa Química, narra el proceso. "Lo primero es
captar el agua de mar para desinfectarla con cloro y evitar el
crecimiento de bacterias en las paredes de las tuberías. Luego a
través de una malla se separa la arena", ilustra Torres Sullón.
Luego se producen tres filtrados. En el primero se adiciona un
coagulante para la retención de partículas sólidas, en el segundo se
elimina el exceso de cloro agregándole un reductor que es bisulfito de
sodio y en el tercero se asegura la retención de todo material
particulado quedando el agua lista para su proceso final en las
membranas de ósmosis o presión inversa. La tecnología de este
proceso radica en la fuerza del agua. Mediante válvulas se mide la
velocidad del viaje del líquido.
ÓSMOSIS INVERSA
"El agua pretratada a alta presión es enviada a las membranas de
ósmosis que separan físicamente los sólidos disueltos en un promedio
del 99.5%. Se generan dos corrientes de características muy
diferentes, una cristalina y otra con gran cantidad de sal", explica
Torres. Finalmente el agua desalinizada es almacenada y enviada a la
mina, a 60 kilómetros, por tres estaciones de bombeo.
Arriba, en la altitud de Chincha, se observan a campesinos en sus
burros. Kilómetros adentro están los dos tanques de Cerro Lindo,
cada uno almacena 3,600 metros cúbicos de agua. "Primero había
malestar por el problema de la contaminación, pero la gente se dio
cuenta de que ahora en el sector minero se tiene mucho cuidado con
los recursos naturales", expresa Cahuana.

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