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ARTE
DE HABLAR
EN PROSA Y VERSO
POR
D. J O S E F GOMEZ H E R M O S I L L A
NDEVA E D I C I O N ANOTADA
a. : . -.i D . - P . M A R T I N E Z L O P E Z
28657
PARIS MEXICO
L I B R E R I A DE CH. B O U R E T L I B R E R I A DE CH. B O U R E T
2 3 , CALLE VISCONTI, 23 1 8 , C A L L E SAN J O S E E L R E A L , IS
1 8 7 7
NUESTRA SEÑORA.
scí'OUA :
« Pocos habrá (3), dice contra eso Salvá, que al leer este h e r - « m a n e r a que nosotros lo hacemos [falsa es la consecuencia).
« moso pasage de Garcilaso, dejen de entender las metáforas « Así en las sagradas escrituras leemos que el soplo del Señor
« claras que contiene, ni de revestirse de los sentimientos de « anegó á los Ejipcios en el m a r . . . c o n f u n d e y hace perecer á
a dolor ( p a l a b r e r í a ) que á Nemoroso aquejaban recordando « los m a l v a d o s . . . congela las aguas y las deslie... y enciende
« la muerte de su amada pastora. Si alguno pudiera tener « el fuego del infierno. Si los paganos tenian u n a idea s e m e -
« d u d a en lo que significa poéticamente él dorado techo'dcs- « j a n t e á esa de sus divinidades (eso no es propio del Arte
« cribiéndose las partes ( ¡ q u é así se escriba en el arte de « de hablar) no es extraño que Virgilio diga q u e Venus INSU-
« hablar!...) de u n a linda Zagala, es imposible que no se la « FI.O (I) (no me (justa ese verbo ni nos hace falta tampoco,
a desvaneciesen los tres versos que preceden « vuelva pues á su patria) á su hijo Eneas todas las gracias
« corporales. »
L o s cabellos q u e v í a n Digo yo contra eso q u e es posible, y mas para el soberano
Con g r a n desprecio al o r o
Como á m e n o r tesoro, etc. »
SER, el anegar en el mar— el confundir y hacer perecer á
buenos y malos — el conjelar agua y desleiría ( p o r q u e hasta
Ni de intento se acertaría á delirar de un m o d o semejante. Tan en las botillerías se usa) y en fin, el encender el fuego como
malo e s — l o s cabellos que vian, como el — d o r a d o lecho, co- haya á la mano materia combustible. Presumo, y no sin f u n -
m o el oro que llovía (pág. 2 7 2 ) y como todo lo demás que d a m e n t o , que Gómez Hermosilla no se hubiera malquistado
allí r e p r e n d e nuestro autor. con Virgilio por cojerle con milagros á la m a n e r a de los que
Dice bien Hermosilla cuando en esa misma página se dis- cita Salvá; sí, la censura no es mas q u e p o r haberle cogido en
trae de su tarea con el siguiente desahogo : supuestos imposibles, pues eso de insuflar cabelleras, y luces
« Estos cabellos rubios han hecho decir tantos disparates de j u v e n t u d , y h o n o r e s alegres... no diré yo de V e n u s , sino
a á nuestros p o e t a s , que sería nunca acabar citar todas sus de nuestro mismo Dios, con valer y poder algo mas, no se con-
« estravagantes metáforas relativas á este objeto. » taría n u n c a con aplauso de las gentes. Por lo menos creo fir-
Quien se a p a r t a de lo n a t u r a l , de seguro se h a de precipitar m e m e n t e que el Dios que nosotros adoramos nunca se entre-
c lo extravagante.
Como Lope de Vega viviera, seguro e s que liabria hecho repetir á su diablillo
CT
1 . Ya comienzan por allá á conocer también el mérito de las producciones de ?PonS°n Kl'oruües barbara tan mente! Como lo dijo ya contra l o s a l i c m n a d o í |
facu tades mentales con amagos de insanas. dividir las palabras, y contra los que teman ia mama de prohmr loces'Moas. tY
2. Y aun cuando la semejanza fuera exacta seria preciso afiadir despues de Salvá tuvo la bondad de decirnos el significado de isócrono«? (v. p a g . ^
techo—puesto al reres; á no suponerle tejado. Algo mas importaba la traducción del insultó, porque ni aun en el Diccionario ta
3. Con <los que haya basta ya para que demos la razón á Hermosilla, porque la tino de esc autor está determinada con acierto.
primera condicion es que se cuide de expresar el pensamiento con claridad.
tuvo en retocar sus ooras: semejante hacer no es mas que de Cito ese hecho para que se vea que puedo abrigar un justo
maes trillos. resentimiento contra el autor del Arte de hablar, sin que por
Pasemos ahora al tomo segundo. eso deje de parecerme su doctrina admirable.
Al tratar Hermosilla de la Oratoria política debió sin d u d a » Fácil es demostrar, pone nermosilla en la página 63 que
cuadrar con sus ideas, esta (página 2 8 ) . a todas las expresiones notadas con letra bastardilla son de
« Mas cualquiera que fuese (la elocuencia popular) volvió a pésimo gusto, i) No lo parecerán tanto, replica Salvá, á
a áeclipsarse de nuevo poco despues del renacimiento d é l a s « todos los lectores lo de — Dos riendas en la cara, y no
« l e t r a s , porque habiéndose acrecentado, y muy felizmente « en la lengua; lo de — baraja de porfías, etc. »
« para los pueblos, la autoridad de los príncipes La réplica n o prueba mas que una cosa, y es, que hay gustos
« No olvide el lector, dice ahí Salvá, que esto se escribía estragados, incapaces por lo mismo de distinguir el color rá
<i en España en \826 bajo el suave reinado de Fernan- el sabor de las cosas. Dejemos las riendas á los caballos, y la
es do VII. » barajados tahúres, aun cuando parezca muy del gusto de Bal-
La observación es justa, pero no está en su lugar. Con h e - buena, contra quien dijo Martínez de la Rosa.— « Aun cuando
chos notorios que me acreditan de h o m b r e mucho mas ene- aquella (la relación) se descubra, es necesario que la voz que
migo del despotismo de lo que p u d o probar el señor Salvá se toma en sentido figurado no sea de suyo baja, ni sirva
mientras que le conocimos entregado á la política, yo no m e para expresar en su sentido propio una cosa innoble ó trividl»
hubiera atrevido á d a r sobre opiniones contrarias á las mias, despues de ver en una composicicm de Balbuena :
lo primero porque quien no es tolerante no puede ser liberal, El cielo e n ejes d e o r o volteando....
lo segundo porque n o hay cosa mas digna de respeto, en m i
Me parece que doy una caida cuando leo en los siguientes
sentir, que la f e , ya se ponga en lo religioso, ya en lo político,
y lo tercero porque disuena el que al h o m b r e que está expli- versos :
T e n l a i n c i e r t a baraja d e l o s d i a s
cando las bellezas del lenguaje, se le acometa exabrupto por-
Unos naciendo y otros acabando.
que voluntaria ó involuntariamente se le deslizó una expresión
También Salvá debiera haberse ahorrado el trabajo de de-
malsonante para oidos de bando ó partido contrario. Por
cirnos en la página 97 que isócronos quiere decir de igual
tanto presumo que nada perdía el lector con olvidar, ni nada
número de tiempos. Sea eso ú otra cosa, isócrono es voz que
con tener presente que aquello se escribia en España en -1826
anda con fortuna en todas las ediciones del Diccionario de
bajo el suave ó áspero reinado de F e r n a n d o ó de Manuel. Lo
nuestra Academia, y la caridad del crítico debió ir hasta creer
que al lector le importa es que el maestro le dé reglas ciertas,
que los lectores la conocían, y si él lo entendió de otra m a n e -
y que no salga un charlatan á distraerle durante la lección.
r a , mal hizo en no traducirnos desde el principio al íin c u a n -
Esa tan insulsa é impertinente piada ni aun en mí mismo
tas voces empleó Hermosilla en la explicación de su arte.
b a b r i a sido disimulable, y eso que Hermosilla fue el autor de
" I-It blando de la versificación castellana nos da nuestro a u -
mi ruina, haciendo que se me destituyera de mi empleo de se-
tor esta regla — (pág. 104 y siguiente).
cretario de la Junta de instrucción pública de Madrid, sin
« Lo que caracteriza nuestra versificación y la distingue de la
mas causa ni motivo que mi atrevida oposicion á la tiranía del
« antigua, es la rima, perfecta ó imperfecta. La p r i m e r a , l i a -
gobierno de Fernando VIL
« m a d a con propiedad rima ó consonante, consiste en que los « con que sean iguales (I), prohibiendo que lo sean t a m -
« versos que se corresponden entre sí, acaben con palabras, en « bien las consonantes. »
a las cuales la vocal acentuada, y todas las que se la siguen, Y es ademas gracioso el gusto con que se explica el crítico.
(i sean idénticamente las mismas. Así, son verdaderos c o n - Con que perdón y dolor sean asonantes se prueba precisa-
« sonantes, etc — La segunda, llamada asonancia, con- mente en favor de la regla de Hermosilla, porque estando
« siste en que las vocales de las dos últimas sílabas sean las en ón y en ór, y no siendo las consonantes n y r semejantes,
« mismas, á lo menos en valor. » y hallándose el acento en la o , hay asonancia tan perfecta
Sin duda tuvo fundamento Salva para corregir á Hermo- como en vence y detiene. Antes de censurar un punto que
silla poniéndole letras despues de las, porque debió tener no admitía un tan pobre remiendo mejor habría sido que
presente que si letra se llama la vocal, letra se llama igual- Salvá nos dejara explicado lo que él quiso entender en e l — ú l -
mente la consonante, y do este género de letras no se había timas de — « a p e s a r de no ser U N A S MISMAS LAS D O S V O C A L E S
hecho mérito. La frase estaba en Hermosilla manca, importaba últimas D E AMBAS D I C C I O N E S . En las voces perdón y dolor no
llenarla diciendo, como Salva — Y todas las letras que se la hay mas que cuatro vocales, es decir dos en cada dicción, y
sigan sean idénticamente las mismas. entrambas cuatro. Los adjetivos primero, segundo, tercero,
Mas es el caso que si el crítico acertó esta vez á corregir un ULTIMO,etc. no pueden expresarse, en nuestra lengua, sino para
pecado tan venial, cae inmediaíamente él mismo en otro mor- marcar una relación de orden, de tiempo ó de l u g a r . Pon-
tal en otro en que no puede incurrir ninguno que sepa gamos por ejemplo una fila de soldados; en ella n o habrá
leer. primero, ni segundo, ni último, si no es relativamente al pun-
Oigámosle : se trata de la rima imperfecta ó sea asonancia. to en que se coloca el que quiere comenzará contar, y entonces
« Tampoco esto es exacto porque asonantes son perdón y diría — uno, dos, tres, etc.; ó, p r i m e r o , segundo, tercero,
dolor á pesar de no ser unas mismas las dos vocales últi- cuarto, último, etc. Y si esto es innegable; ¿donde está el objeto
mas de ambas dicciones. » de relación que pudo motivar el últimas de Salvá, es decir,
Lo restante no hace mas que repetir, con muchas mas pala- donde tienen las primeras, las dicciones perdón y dolor?
bras que Hermosilla, lo mismo que*este nos dejó dicho. Yo no las veo, ni nadie los verá porque no hay mas vocales,
que e-ó y o-ó, últimas en ambas dicciones escojidas por el
¿Qué puede, en efecto, reprendérsele á nuestro autor, el no
crítico sin reparar que se le ordenaba contar desde la vocal
haber repetido lo Az—después de la vocal acentuada? ¿Para
acentuada. Digámoslo de una v e z ; no tenia Hermosilla nece-
qué esa repetición cuando sabemos que habla bajo el mismo
sidad de la lección, puesto que para prueba de su regla pone
punto de vista que al explicar la regla de la consonancia ?...
perla y sélva. '
Nadie ha tildado hasta ahora de inexacto á Martínez de la
Rosa por haber expuesto ese precepto del mismo modo q u e Continua luego Hermosilla observando lo que ocurre al
Hermosilla. recitar los versos con lo que se llama cesura, y dice el lugar
Oigámosle. — « Consiste pues la diferencia entre el conso- donde puede ( n o olvidar ese puede ) caber, para la mayor
« nante y el asonante en que el primero exige precisamente armonía de aquellos.
o que sean idénticas todas las letras desde la vocal acen-
I . Hace falta tauibiea ató e l — despues de la acentuada"! nadie lo dirá.
« tuada hasta el fin de la palabra, y el segundo se.contenta
Salva pretende (pág. -106) que nuestra poesía no reconoce bien .queremos pararnos en la sílaba n u , pero la necesidad,
semejante cesura (1). No perderé el tiempo notando los s u - etc., hace que no verifiquemos la pausa (cesura) basta haber
tiles argumentos con que presume derribar la opinion de pronunciado el be Y ¿para qué esa pausa ó cesura puesto
todos nuestros mejores poetas, p o r q u e desde que el crítico nos que no la reconoce nuestra poesía ?
dio la muestra de la escelencia y dulzura de su M u s a , en Tercer argumento. En el verso que sigue del mismo autor.
aquello de — En el oriente cárdeno aparece
Es cierto que n o encontrándosele
Las alhajas q u e robó, habría que hacer la pausa por esta razón, en la octava; pero
Sin justicia el r e y obró los que no admiten cesura sino basta la sétima, lo harán en la
A la m u e r t e c o n d e n á n d o l e ;
quinta á fin de sostener su principio. No cabe duda en. que si
perdió el derecho de voto en la materia, y basta se mostró la sílaba sesta es acentuada y final de dicción al mismo tiempo
en la mas crasa ignorancia de las leyes censurando la sen- hay que hacer en ella la detención ( c e s u r a ) / si no
tencia del rey, el cual condenó u n crimen justificado, y sin la reconoce nuestra poesía... como en este verso :
•
injusticia m a s q u e faltara lo que se llama— cuerpo del delito>. Sin fin amarillez, sin fin tinieblas
Y finalmente descubramos el embrollo con que Salvá baraja
Pero aun aquí, añade el crítico, h a n tomado los prosodistas
la cuestión.
la causa por el efecto cuando establecen que la sesta (I) ha
Hermosilla dice t e r m i n a n t e m e n t e que la cesura P Ü E D E C A E R
de ser la acentuada, si cae la cesura despues de ella; d e -
en esta, en aquella ó en la otra sílaba, y á ese decir responde
biendo p o r el contrario haber dicho, que si nos paramos en la
Salvá con que—nuestra poesía no reconoce semejante cesura,
sesta sílaba es — por reunise en ella el acento dominante y
y que tal sistema es absurdo. E s t e era el punto que el crítico
el fin de una dicción; de modo que concurren la entonación y
debiera haber justificado con hechos. Lejos de hacerlo así
EL S E N T I D O G R A M A T I C A L para hacer que marquemos con cierta
nos trae por primer a r g u m e n t o que los poetas de mas fino
detención (cesura) aquella sílaba. »
oido confiesan que al recitar el verso de Samaniego
Con nada de eso se ha demostrado que nuestra poesía no
F cuando ? cuando en todas las naciones,
reconoce la cesura; al contrario, todo ello prueba que la re-
se hace la mayor pausa despues de la tercera sílaba, aunque conoce. El critico n o se muestra con una inteligencia poética
la cesura está (si acaba Y. de decir que nuestra poesía no r e - muy despierta, y en ello no hay pecado, pero lo imperdonable
conoce cesura 1) en la sétima. es que, habiéndose dicho autor de una Gramática, haga al
Su segundo argumento es q u e cuando leemos este verso d o sentido gramatical responsable de la — cierta detención
que hacemos en amarillez.
Sancho Barbero,
¿Es de regla que no debamos detenernos hasta que el sen-
Asi cuando una nube tormentosa
tido gramatical nos lo ordene? si no se pudiera sostener
las costumbres (-I") y complicación ingeniosa de sucesos q u e parece poco á la nuestra. Pero p a r a m í es este (1) u n privi-
mantenga en espectativa el ánimo del público. Son ademas legio tan peculiar de los verdaderos partos del ingenio, que
poco consecuentes en n o aplicar al teatro los mismos p r i n c i - 6i bien estoy persuadido de que nuestras comedias famo-
pios, p o r q u e e x a m i n a n y admiran la inmortal obra de Cer- sas atraerán u n gran c o n c u r s o , m i é n t r a s p u e d a n ser e n t e n d i -
vántes. La r e p u t a n , y con f u n d a m e n t o , superior á cuanto h a das, no me cabe duda en q u e d e n t r o de cincuenta años n o se
dado á luz la imaginación de todos los escritores; la m i r a n representará ninguna de las de Moratin, á pesar de su regula-
como parto de u n a inspiración q u e se echa ménos en las demás ridad, buen diálogo y castigado estilo; y que á lo m a s se echa-
composiciones del m i s m o a u t o r ; confiesan que los h o m b r e s rá una que otra vez El café, que no es p o r cierto su m e j o r
i n s t r u i d o s , cuando leen el Telémaeo, por ejemplo, no tienen comedia. Moratin llegó á estinguir gran p a r t e de su ingenio
p o r imposible hacer algo q u e se le parezca, mientras humillan por la nimia observancia de las reglas, las c u a l e s , como u n a
sus cabezas delante de aquella producción s u b l i m e ; y m i r a n esponja que todo lo borra ( 2 ) , al p u r g a r de defectos sus d r a -
con desprecio á los criticastros que osan notar en ella los des- m a s , los ha destituido de las dotes q u e los hubieran p e r p e -
cuidos en q u e incurrió Cervántes (21, ocupado tan solo en eje- t u a d o en el teatro. Se leerán sin d u d a y se estudiarán como
c u t a r l a portentosa idea q u e llenaba su mente p o r e n t e r o : modelos de lenguaje correcto y de otras infinitas bellezas, á la
¿ p o r q u é pues no juzgar d e nuestras comedias p o r las mismas m a n e r a que estudiamos la Celestina y la Lena, y el n o m b r e
reglas? De ellas se a p a r t a n indudablemente algunos centenares, de Inarco aparecerá siempre al lado de los de Terencio y Mo-
de las de nuestro a n t i g u o teatro, ¿ciadas por otro lado de her- liere ; pero sus comedias no darán m u c h o provecho á los ac-
moso lenguaje y bella versificación, de una copia exacta de las tores. Moratin debió pronosticarse este resultado, puesto q u e
costumbres é ideas c a b a l l e r e s c a s , y de una t r a m a tan compli- reconocía, al hablar de las tragedias de Montiano, q u e « es u n a
cada q u e m a n t i e n e e m b e l e s a d o al espectador desde el principio verdad sabida que p u e d e n hallarse observados en u n d r a m a
hasta el fin, pues á cada escena se atraviesa u n incidente, q u e todos los preceptos, sin q u e p o r eso deje de ser intolerable
llama con mayor f u e r z a su atención y excita su curiosidad, á vista del p ú b l i c o ; » y al Burlador de Sevilla de Tirso de
para ver de q u é m o d o se desembaraza el autor de tantas difi- Molina lo calificó de « comedia que siempre repugnará la sana
cultades como va a m o n t o n a n d o . Esto hace que escuchemos crítica, y siempre será celebrada del pueblo (3).» El ingenio
todavía con placer a q u e l l a s composiciones, aunque su locucion pues y otras dotes son las q u e sostienen las obras literarias,
t o q u e ya en a n t i c u a d a ; p o r m a s q¡ue se falte á todas las reglas como lo experimentamos en el Don Quijote, mas apreciado
de la escuela francesa ( 3 ) ; á pesar de que hayan cesado,los sin disputa al p r e s e n t e , q u e cuando estaba en vigor la manía
abusos q u e ridiculizan , y las costumbres y preocupaciones á d é l o s libros caballerescos que Cervántes se propuso ridiculizar:
q u e a l u d e n ; y no o b s t a n t e q u e pertenecen á u n a época que se y lo mismo sucede con nuestras comedias del siglo XVII , cuya
celebridad todavía d u r a . Si las de Moratin desaparecen d e n t r e
s i ™
se pueden proponer millones. Esta es una cosa clara y sen-
. iscusiones ajenas de este lugar, y d e m a s . a d o metafísicas para cilla, que los gramáticos y los retóricos lian hecho casi ininte-
nrinriniantes Los que quieran profundizar estas cuestiones, ligible. Según ellos, es sí figura aquella cierta cosa en q ue se
E f f i S Ü í b L ) á B u r k e - pero l t o w - ¿ g g distinguen los pensamientos unos de otros, aun prescindiendo
ndaciriones son como ya se lia indicado, mas Dien u i o w u u » de las expresiones que los representan; y hasta aquí se h a n
^ t K d a s mas curiosas que útiles. Porque M — , explicado >con exactitud; pero h a n embrollado la materia,
probase (cosa muy difícil) que el gran pode ^ a ^ t a e x t e ^ cuando han dado también el nombre de figuras á todas las al-
sion el Delisro ó cualquiera otra cosa, es la luen e ac ia su teraciones hechas en lo material de las voces, en su pronun-
ciación, sintaxis, coordinacion oratoria y significación; y
bUmidad; nada h a b r í a i s adelantado ^ ¡ X ^ Z
cuando h a n distinguido en consecuencia seis clases de figuras
mientes sublimes, ni para expresar os con toda su fueiza, que
llamadas de metaplasmo ó dicción, de prosodia, de sintaxis
es lo importante en el Arte de hablar. ó construcción, de significación, ó tropos; de palabra o
elocucion, y de sentencia ó estilo; pues cualquiera que sepa
lo que significan estos nombres, conocerá que solo las últimas,
es decir, las de sentencia, deben llamarse figuras; que las de
L I B R O II. dicción, prosodia y sintaxis no son otra cosa que ciertas li-
cencias, esto es, trasgresiones de los preceptos gramaticales,
D E LAS V A R I A S FORMAS BAJO LAS CUALES PODEMOS PRESENTAR permitidas en ciertos casos : que las de significación son otra
LOS PENSAMIENTOS. especie de licencia que á veces nos tomamos de variar la acep-
ción usual de algunas palabras : que las de elocucion no son
tampoco mas que ciertas maneras elegantes de combinar las
SSfeSSSSSSs
nosotros mismos que de distinta manera combinamos n u e s -
tras ideas; cuando queremos representar por medio del len-
guaje las imágenes de los objetos trazados en nuestra imagi-
nación, y cuando deseamos enunciar simples reflexiones i
raciocinios: cuando hablamos en estado de tranquilidad inte porque, así como introducidas con oportunidad y estando bien
rior, y cuando desahogamos nuestro corazon haciendo sentii hechas, son el principal adorno de las obras en verso, y hasta
á los demás los varios afectos que nos agitan : cuando quere- cierto punto aun de las de prosa; así también, cuando están
mos comunicar un pensamiento abierta, franca y directa- f u e r a de su lugar ó hechas con poco gusto, son el borron mas
mente, y cuando deseamos presentarle con cierto disfraz y feo de cualquier composicion.
de una manera oblicua. De estos principios, cuya verdad no
m e detendré á probar porque me parecen evidentes é incon- Seres abstractos.
testables, resulta que las formas todas de los pensamientos se
Estos se describen enumerando sus causas y sus efectos. Así
reducen necesariamente á cuatro clases generales : \ l a s que
Cicerón ( p r o Marcello) para describir la gloria enumera sus
empleamos para dar á conocer los objetos en sí m i s m o s :
causas. « Es, dice, u n a brillante y muy extendida fama que el
2.* las que usamos para comunicar simples raciocinios: 3.* las
o hombre adquiere p o r haber hecho muchos y grandes servi-
que sirven para expresar las pasiones, y 4.' las que pueden
« cios, ó á los particulares, ó á su patria, ó á todo el género
adoptarse para presentar los pensamientos con cierto disfraz
« h u m a n o . » Gloria est illustris ac pervagata multorum et
ó disimulo, cuando así convenga. De esta clasificación resulta
magnorum, vel in suos, vel in patriam, vel in omne gemís
ademas con toda claridad lo que son las formas de los pensa-
hominum fama meritorum. Qué verdad! Ningún filósofo ha
mientos; pues se ve que en suma son ¿as varias modificacio-
definido mejor la gloria. Nótese la bien observada gradación,
nes que estos reciben de la imaginación, la razón, la si-
suos, patriam, omne genus hominum. En efecto, glorioso es
tuación moral y la intención del que habla.
ser útil á sus conocidos, amigos ó parientes, en suma, á vanos
individuos; pero mas lo es haber hecho grandes servicios a la
CAPITULO PRIMERO. totalidad de sus conciudadanos, y gloriosísimo hacérselos á to-
do el género humano. Cervánles en la tercera parte del Qui-
D E LAS F O R M A S P R O P I A S P A R A D A R Á CONOCER LOS OBJETOS.
jote, capítulo 9, copiando casi literalmente otro pasaje del
mismo Cicerón, describe la Historia individualizando sus efec-
Todas las de esta clase pueden reducirse á dos especies, por-
tos. « Es, dice, madre de la verdad, émula del tiempo, de-
que si el objeto es único, se le describe, si son varios, se enu-
pósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso
meran. La forma que en ambos casos toma el pensamiento,
de lo presente, advertencia de lo porvenir. El maestro Perez
se llama en consecuencia y con toda propiedad, en el primero
de Oliva, en el Diálogo de la dignidad del hombre, descri-
descripción, en el segundo enumeración.
bió también por los efectos la sabiduría diciendo : Esta nos
da en el ánimo templanza, alumbra al entendimiento, con-
ARTÍCULO PRIMERO.
cierta la voluntad, ordena el mundo, y muestra á cada uno
De la descripción y sus varias especies. el oficio de su estado. Esta es reina y señora de todas las
virtudes i esta enseña la justicia y templa la fortaleza; por
Consiste, como su nombre mismo lo indica, en que no con- ella reinan los reyes y gobiernan los príncipes, y ella halló
tentos con nombrar un objeto, le hacemos visible en cierto las leyes con que se rigen los hombres. v
modo individualizando sus propiedades y circunstancias. Los Acerca de estas definiciones oratorias basta prevenir que
objetos que se pueden describir, son : los seres abstractos no sean verdaderas y concisas; y que los efectos que se atri-
personificados, los objetos materiales inanimados, los hechos ó buyan al objeto definido, ó las causas que se le asignen, le
sucesos pasados, los acontecimientos futuros, las épocas del sean peculiares, ó no pertenezcan á otros. Tales son las dos
tiempo, los sitios, lugares ó parajes; el exterior de una perso- de Cicerón : la del maestro Oliva es algo defectuosa en esta
na verdadera ó ficticia, sus cualidades morales y las de u n a parte, porque*dice de la sabiduría cosas que convienen mas
clase entera. Daré ejemplos de todas estas varias descripciones, bien á la virtud en general y á la prudencia en particular, be
5.
nación, y cuando deseamos enunciar simples reflexiones i
raciocinios: cuando hablamos en estado de tranquilidad inte porque, así como introducidas con oportunidad y estando bien
rior, y cuando desahogamos nuestro corazon haciendo sentii hechas, son el principal adorno de las obras en verso, y basta
á los demás los varios afectos que nos agitan : cuando quere- cierto punto aun de las de prosa; así también, cuando están
mos comunicar un pensamiento abierta, franca y directa- f u e r a de su lugar ó hechas con poco gusto, son el borron mas
mente, y cuando deseamos presentarle con cierto disfraz y feo de cualquier composicion.
de una manera oblicua. De estos principios, cuya verdad no
m e detendré á probar porque me parecen evidentes é incon- Seres abstractos.
testables, resulta que las formas todas de los pensamientos se
Estos se describen enumerando sus causas y sus efectos. Así
reducen necesariamente á cuatro clases generales : \ l a s que
Cicerón [pro Marcello) para describir la gloria enumera sus
empleamos para dar á conocer los objetos en sí m i s m o s :
causas. « Es, dice, u n a brillante y muy extendida fama que el
2.* las que usamos para comunicar simples raciocinios: 3.* las
o hombre adquiere p o r haber hecho muchos y grandes serví-
que sirven para expresar las pasiones, y 4.' las que pueden
« cios, ó á los particulares, ó á su patria, ó á todo el género
adoptarse para presentar los pensamientos con cierto disfraz
« h u m a n o . » Gloria est illustris ac pervagata multorum et
ó disimulo, cuando así convenga. De esta clasificación resulta
magnorum, vel in suos, vel in patriam, vel in omne gemís
ademas con toda claridad lo que son las formas de los pensa-
hominum fama meritorum. Qué verdad! Ningún filósofo ha
mientos; pues se ve que en suma son ¿as varias modificacio-
definido mejor la gloria. Nótese la bien observada gradación,
nes que estos reciben de la imaginación, la razón, la si-
suos, patriam, omne genus hominum. En efecto, glorioso es
tuación moral y la intención del que habla.
ser útil á sus conocidos, amigos ó parientes, en suma, á vanos
individuos; pero mas lo es haber hecho grandes servicios a la
CAPITULO PRIMERO. totalidad de sus conciudadanos, y gloriosísimo hacérselos á to-
do el género humano. Cervántes en la tercera parte del Qui-
D E LAS F O R M A S P R O P I A S P A R A D A R Á CONOCER LOS OBJETOS.
jote, capítulo 9, copiando casi literalmente otro pasaje del
mismo Cicerón, describe la Historia individualizando sus efec-
Todas las de esta clase pueden reducirse á dos especies, por-
tos. « Es, dice, madre de la verdad, émula del tiempo, de-
que si el objeto es único, se le describe, si son varios, se enu-
pósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso
meran. La forma que en ambos casos toma el pensamiento,
de lo presente, advertencia de lo porvenir. El maestro Perez
se llama en consecuencia y con toda propiedad, en el primero
de Oliva, en el Diálogo de la dignidad del hombre, descri-
descripción, en el segundo enumeración.
bió también por los efectos la sabiduría diciendo : Esta nos
da en el ánimo templanza, alumbra al entendimiento, con-
ARTÍCULO PRIMERO.
cierta la voluntad, ordena el mundo, y muestra á cada uno
De la descripción y sus varias especies. el oficio de su estado. Esta es reina y señora de todas las
virtudes; esta enseña la justicia y templa la fortaleza; por
Consiste, como su nombre mismo lo indica, en que no con- ella reinan los reyes y gobiernan los príncipes, y ella halló
tentos con nombrar un objeto, le hacemos visible en cierto las leyes con que se rigen los hombres. v
modo individualizando sus propiedades y circunstancias. Los Acerca de estas definiciones oratorias basta prevenir que
objetos que se pueden describir, son : los seres abstractos no sean verdaderas y concisas; y que los efectos que se atri-
personificados, los objetos materiales inanimados, los hechos ó buxjan al objeto definido, ó las causas que se le asignen, le
sucesos pasados, los acontecimientos íuturos, las épocas del sean peculiares, ó no pertenezcan á otros. Tales son las dos
tiempo, los sitios, lugares ó parajes; el exterior de una perso- de Cicerón : la del maestro Oliva es algo defectuosa en esta
na verdadera ó ficticia, sus cualidades morales y las de u n a parte, porque*dice de la sabiduría cosas que convienen mas
clase entera. Daré ejemplos de todas estas varias descripciones, bien á la virtud en general y á la prudencia en particular, be
5.
mrazon de nuestro mancheqo, viéndose parar de aquella
ve q u e t o m a la palabra sabiduría en un sentido muy vago, y manera f Pío se diga mas, sino que fué de maneraque e
nhTde nuevo en los estribos, y apretando mas la espada,
n o precisa bien lo q u e es peculiar de ella, cou exclusión de las
en las do^manos, con tal furia descargó sobre el vizcaíno
otras p r e n d a s intelectuales y morales del h o m b r e .
Esto alude á que los árcades le veneraban como á una deidad, La codicia, en las manos de la suerte,
Se arroja al mar, la ira á las espadas,
porque les babia enseñado el arte de la agricultura. Y la ambición se rie de la muerte.
Prosopopeya ó personificación. Aquí están personificadas la codicia, la suerte, la ira y la
ambición, seres abstractos; pero el poeta, no contento con
Consiste en atribuir cualidades propias dé los seres ani- darles simples epítetos propios de los objetos animados, los
mados y corpóreos [particularmente de lo* hombres) a ÍM pone en acción, con tal oportunidad y valentía, que Horacio
inanimados, ü los incorporeos y a los «bjtractos. VejM mismo, si volviese al mundo y escribiese en castellano, podría
definición resulta que son cuatro los grados de la prosopopeya. honrarse con este terceto, en que todo es poético, todo perfecto,
V cuando simplemente se dan á objetos inanimados o incor- todo del mejor gusto.
póreos epítetos que solo convienen á los animados y corpóreos. En prosa es también valentísima una de Cicerón en la citada
2 o cuando se introducen los inanimados, obrando como si t u - oracion pro Milone. Habiendo probado que las leyes romanas
vieran vida: 3 o cuando se les dirige la p a l a b r a como si pudiesen permitían alguna vez matar á un h o m b r e , como al ladrón noc-
entender lo que les decimos; y 4 o cuando los introducimos Ha- turno, y aun al de dia si iba a r m a d o , y en otros varios casos,
blando ellos mismos. . ^„rrpn concluye así su razonamiento: Quis est igitur qui, quoquo
Ejemplos de personificaciones de la p r i m e r a clase ocurren modo quis interfectus sit, puniendum putet, curn videat
hasta en la conversación ordinaria, c u a n d o damos a las cuali- aliquando gladium nobis ad occidendum hominem ab ipsis
dades en abstracto epítetos, que en rigor s o l o convienen ai porrigi leqibus? « ¿Quién habrá pues que juzgue que si un
sugeto en que se hallan : como si decimos que la ignorancia « hombre ha sido muerto, de cualquier modo que sea, se ha de
es atrevida, que la avaricia es insaciable, y otras e x p r e - « castigar necesariamente al matador, cuando está viendo que
siones semejantes; en las cuales hay a d e m a s , como luego ve- « alguna vez las mismas leyes nos ponen la espada en la mano
remos, traslación de significado. Estas lijeras personificaciones « para cometer una muerte? »
suponen tan poca agitación en el que h a b l a , que pueden Mi- Las de tercer grado suponen ya tan acalorada la imaginación
trar sin violencia en la composición minos elevada, con del que habla y tan conmovido su ánimo, que jamas pueden
tal que no se vea que han sido buscadas con demasiado es- tolerarse en prosa, á no ser en pasajes muy patéticos de
tudio. Cicerón tiene entre otras una m u y n a t u r a l , en la oración composiciones oratorias. Tal es una que Cicerón aventuró en
pro Milone. Demostrando lo absurdo d e que Milon hubiese la misma oracion. Hablando del paraje en que se verificó la
intentado asesinar á Clodio en un tiempo en q u e , estando ya muerte de Clodio, apostrofa á los collados y bosques de Alba,
casi seguro de ser nombrado cónsul, n o era posible que ei cuya santidad habia violado aquel en cierto m o d o , levantando
mismo quisiese perder, cometiendo un c r i m e n , el fruto de todo inmensos y lujosos edificios en terrenos que la religiosidad de
lo que había trabajado para ganarse el afecto del pueblo; dice los siglos anteriores habia respetado. Vos, ó Albani tuntuli
« yo mismo sé por experiencia cuan tímida es la ambición, y atgue lucí, vos imploro et obtestor, etc. « A vosotros invoco,
« cuán llena está de sustos y zozobras l a pretensión del con-
• -
« collados y bosques de Alba, á vosotros os pongo por testi- paseado contento y alegre; y luego se ve obligado á sepa-
« gos, etc. » Véase todo el pasaje en el original. Alguna otra rarse de ellos, especialmente si sabe (ó teme) que no ha de
tene en la misma oracion, aunque ménos fuerte, como el apos- volver á verlos; apenas puede dejar de tener el mismo sen-
trofe á la patria que ya hemos visto ; pero están en pasajes ve- timiento que si dejara unos amigos antiguos. También era
hementes y patéticos, lin poesía son mas frecuentes estas muy natural entre los gentiles, aunque por otrá'razon, que el
apostrofes á objetos inanimados ; mas siempre se requiere que que llegaba nuevamente á un pais, saludase con respeto á las
sean dictadas por alguna gran pasión, señaladamente la del fuentes, rios, valles y árboles que se ofrecían á su vista. Todos
dolor y de la tristeza. Cuando nuestro ánimo está vivamente estos objetos eran para ellos sagrados, porque estaban bajo la
conmovido por afectos tiernos, melancólicos recuerdos é i m - protección especial de algún genio, ninfa ó deidad; y así salu-
presiones dolorosas, hablar entonces con las cosas que tienen darles era lo mismo que adorar á los númenes sus protectores
relación con las que fueron otro tiempo objeto de nuestro ca- ó guardianes.
riño y de nuestra t e r n u r a , es hablar el lenguaje de la n a t u r a - Las de la cuarta clase son mas atrevidas aun, y así en prosa
leza. Así no puede darse una cosa mas tierna, y mas propia de solo vienen bien en arengas públicas de mucho aparato, y
la situación, que la apostrofe de Dido á la espada y demás ob- sobre asuntos muy importantes. Tales son los dos razonamien-
jetos que habían sido de Enéas : , tos que Cicerón pone en boca de la patria en la primera Cali-
linaria, uno dirigido á Catilina y otro al mismo Cicerón. El
. Dulces exuviœ, dum fata deusque sinebant, primero es muy natural; el segundo no lo es tanto, porque en
Accipite hanc animam, meque his exsolvite curis. él se descubre un poco el artificio retórico. En las composicio-
O dulces prendas, mientras que los hados nes poéticas muy elevadas, como las odas heroicas, pueden
Y dios lo permitieron; esta vida, introducirse con frecuencia.
Recibid, y acabád con mi tormento. Para emplear con oportunidad la personiGcacion, téngase
presente lo ya indicado : á saber, que debiendo ser dictada p o r
También es muv natural en Milton la apostrofe con que Eva se
alguna pasión, jamas se introduzca en pasages enteramente
despide del Paraíso al tiempo de dejarle, y en Sófocles la de
tranquilos, sino en aquellos en que la persona que habla, se
Filoctétes á los puertos, promontorios y penas de Leamos,
supone mas ó ménos conmovida, según sea la personificación
cuando va á salir de esta isla : véanse en la obra de Blair. Se
que se quiere poner en su boca. Para las de primer grado bas-
mojantes despedidas, que á primera vista pudieran .mrars
ta una lijera agitación en el ánimo, ó cierta exaltación en la fan-
como violentas, afectadas é hijas del estudio del escritor, pa e
tasía, producidas ambas por lo interesante del asunto. Para las
cen sin embargo inspiradas por la misma naturaleza si se m
segundas se requiere ya una pasión mas fuerte, pero no tan
troducen con oportunidad. Porque no solo en los poetas, sin
vehemente ni profunda como en las de tercer orden. Las del
en la vida real se ven personas que, estando para morir s
cuarto suponen un grande entusiasmo, que arrebate y enajene
despiden patéticamente del sol, de la luz y de o s o t r o s o b ^ t o
la imaginación del orador ó del poeta. Si las prosopopeyas no
insensibles que las rodean. Así parece tan natural y tan sen
se emplean con esta oportunidad, serán á los ojos de un l e c -
cilla aquella apostrofe de Fedra en Ráeme :
tor juicioso pura y vana declamación.
Soleil ! je te viens voir pour la dernière fots. Ademas es menester también tener presente que, aun sien-
do la situación favorable para usar de personificaciones, no se
A verte vengo, ó sol, la vez postrera.
pueden personificaren escritos serios cosas inanimadas que n o
• Fsto se funda, como observa muy bien el indicado Blair en tengan en sí cierta dignidad, sobre todo si se las dirige la pa-
nue i Z mucho tiempo ha estado uno acostumbiado labra. Una persona, afligida por la m u e r t e de un padre ó de
Urta clasede objetos, los cuales han hecho en su magm un amigo, puede muy bien hablar con su cadáver, como si este
cionuna irñpres io n fu eri e, como à la casa en que lia vivid fuera capaz de escucharle, porque el dolor que le causa su pér-
f Z Z c h o años, a los campos 6 bosques por donde se ha dida, produce en cierto modo y autoriza esta especie de ilu-
— m -
sion; pero hablar con la mortaja, es, como dice Blair, una
frialdad que ne puede nacer del corazón. estas señaladas palabras : Sed stomachari desinamus. « Pero
a este nuestro Magno... Mas dejemos esto, bueno solo para in-
También es conveniente no prolongar demasiado las apos-
« comodarse uno. » La expresión latina stomachari es mas
trofes á objetos inanimados. La pasión inspira ciertamente al-
enérgica; pero literalmente traducida, es baja. El Quos ego...
guna vez un deseo casi irresistible de hablar con ellos, y decir-
sed motos prcestat componere fluctus, e n el d i s c u r s o d e N e p -
les algunas tiernas y cortas expresiones de dolor ó de cariño;
t u n o á los vientos ( lib. I de la Eneida) es otra reticencia o p o r -
pero entrar con ellos en una larga conversación, ni la n a t u r a -
t u n a y enérgica.
leza lo sugiere, ni el gusto lo aprueba.
Concluiré lo perteneciente á las personificaciones añadien- Imposible ó adi'naton.
do, para que se entiendan los términos técnicos, que cuando
se introduce hablando una persona verdadera, pero ya muer- Es u n a especie de juramento, y consiste en asegurar que
ta, llaman á esto algunos idolopeya, como si dijéramos, per- primero se trastornarán las leyes de la naturaleza en el
sonificación de la sombra ó imagen de alguno; y que suele orden físico ó moral, que se verifique ó deje de verificarse
referirse también á la prosopopeya el artificio, con que los o r a - un suceso.
dores ponen algún razonamiento en boca de una persona verda- Así dice Virgilio en su primera Égloga por boca de Títiro
dera y viva : Así lo hace Cicerón, pro Roscio Amerino, supo- #
Ante leves ergo pascentur in wthere cervi,
niendo que el reo apostrofa con vehemencia á los acusadores, Et freta destituent nudos in littore pisces ;
y les dice : Patrem meum, cum proscriptas non esset, ju- Ante, pererralis amborum finibus, exul,
gulastis; occissum, in proscriptorum numerum retulistis; Aut Ararím Parthus bibet, aut Germania Tigrim ;
Quam nostro illius labatur pectore vultus.
me domo mea pervim expulistis; patrimonium meumpos-
sidetis: quid vultis amplius ? « A mi padre, sin que hubiese Primero pacerán lijeros gamos
« sido proscripto, le degollasteis, y despues de muerto le p u - En la etérea región, y á las orillas
Sus peces dejara la mar en seco ;
<1 sisteis en la lista de proscripción; á mí me habéis arrojado Primero, abandonando sus confines,
« violentamente de mi casa, y poseéis mi patrimonio; ¿ q u é Del Sona beberá prófugo el Parto,
« mas queréis?» Sin embargo, téngase entendido que, cuando Y el Germano del Tigris; que del pecho
Mio se borre su celeste imagen.
solo se refiere un razonamiento fingido de persona verdadera
y viva, no hay en rigor prosopopeya; hay la otra forma que El Taso imitó, variando oportunamente los ejemplos, este p a -
los retóricos llaman dialogismo, de que luego se hablará. saje de Virgilio, diciendo p o r boca de Silvia :
Quando io dirò, pentita, sospirando,
Reticencia. Queste parole ch'or tu fingi ed orni
Come à te piace, torneranno i fiumi
Consiste en dejar incompleta una jrase ya comenzada, Alle lor fonli, è i lupi fuggiranno
Dagli agni, ¿7 veltro le timide lepri;
sin acabar de enunciar el pensamiento. Esta repentina in- Amerà l'orso il mare, è'I del fin l'alpi.
terrupción del discurso no puede parecer n a t u r a l , sino en un {Aminta, acto I, escena i.)
acceso violento de ira, de espanto ó de otra pasión, y por tanto
no debe emplearse sino en semejantes situaciones. Así Cicerón, Pasaje, que como todo el resto de esta pastoral, tradujo nues-
hablando (en una carta) de los proyectos ambiciosos de César, tro Jáuregui en verso suelto con toda la fidelidad y exactitud
de la destreza y actividad con que se preparaba á ponerlos en que va á verse, diciendo :
ejecución, de la indolente seguridad de Pompevo, de su necia Cuando yo, arrepentida y suspirando,
presunción, y de la lentitud de sus preparativos, y empezando Esas palabras diga
á hacer el paralelo entre la conducta de ambos por esta frase, Que tú finges y adornas á tu gusto,
At noster hic Magnus, interrumpe indignado su discurso con Hácia sus fuentes volverán los rios;
Huirá el hambriento lobo del cordero,
bierno del Estado tú has sostenido siempre los intereses de
El galgo de la liebre; amará el oso los enemigos, yo los de la patria. Se debe suponer que en el
El mar profundo y el delfín los Alpes. original, cuya enérgica concision es imposible conservar, tiene
Aquí el original está traducido casi palabra por palabra, y sin mucha mas gracia este pasaje.
embargo queda muy bien en castellano. No hay mas que las
lijeras alteraciones de haber suprimido el epíteto de tímidas CAPITULO IV.
que el Taso da á las liebres, y haber dado el traductor los de,
D E LAS FORMAS QUE S I R V E N P A R A P R E S E N T A R LOS P E N S A M I E N T O S
•profundo al mar, y hambriento al lobo; buenos epítetos para
CON CIERTO D I S F R A Z 6 DISIMULO , CUANDO ASÍ CONVENGA.
el fin que se propone el poeta.
Interrogación. En las composiciones literarias, y hasta en la conversación
familiar, es necesario á veces hablar de objetos, ó torpes, ó
Consiste en hablar preguntando, no para que realmente asquerosos, ó ignobles en sí mismos, y de ideas que, si bien
nos respondan, sino para dar mas fuerza á lo que decimos. nada tienen de indecentes, no conviene por ciertos respetos
Si á la pregunta añadimos nosotros la respuesta, se llama sub- que se enuncien directamente. En ambos casos, léjos de que
yeccion. _ . debamos comunicar abierta y francamente los pensamientos,
De simples interrogaciones no es necesario citar ejemplos . se hace preciso presentarlos con cierto disfraz y de una mane-
á cada paso se hallan en todo género de escritos. De subvec- ra oblicua, que no dejando duda sobre su verdadera inteligen-
cion puede serlo entre otros aquel pasaje de Cicerón, pro cia, no muestre sin embargo los objetos en toda su deformi-
Lege maniliá, en que respondiendo al argumento, con que dad, ó de un modo desagradable á los oyentes ó lectores. Hay
Catulo habia combatido la ley propuesta, á saber, que no con- también ocasiones en que al escritor le conviene llamar la
venia hacer novedades contra los antiguos usos; enumera por atención hacia alguna cosa de que entonces no t r a t a ; pero que
preguntas y respuestas todas las novedades que ya se babian tiene con su asunto cierta conexion que importa recordar ó
hecho en otras ocasiones, y en favor del mismo Pompeyo. hacer sentir como de paso. La naturaleza sugiere en todos es-
Quid enim tam novum, dice, quam adolescentulum, pri- tos casos ciertos rodeos é inocentes artificios para insinuar lo
vatum, exercitum difficili reipublicie tempore conficere? que no queremos decir abiertamente; y el hombre mas ilitera-
Confecit, etc. «Qué mayor novedad que la de que un joven, y to los está empleando toda su vida sin saber qué son figuras de
« entonces simple particular, levantase un ejército por su retórica, así como el villano caballero de Moliere, hablaba
« cuenta y en tiempos tan difíciles? — Pompeyo le levan- prosa sin saberlo. Porque como ya he observado, las varias
« tó etc. » maneras que hay de presentar los pensamientos, maneras á
Debe advertirse que algunos dan el nombre de subyeccion a las cuales se ha dado el nombre de formas ó figuras, por
una serie de pensamientos, en la cual cada uno de estos va cierta analogía que tienen con lo que se llama forma ó figura
acompañado de otro correlativo que le sirve de ilustración ó de los cuerpos, no son invención de los retóricos : son modifi-
de causal, ó contrasta con él bajo cualquier respeto que sea. caciones del pensamiento, que resultan de su naturaleza, ó de
Como esta forma es la que se emplea en los paralelos, citaré, la situación moral y la intencion-del que habla. Así en el caso
porque es muy bello, el que Demóstenes hizo entre su vida presente los retóricos no han inventado las maneras oblicuas
pública y la de Esquines, en la famosa oracion pro Corona. de comunicar los pensamientos; lo que han hecho, ha sido
Dice a s í : Fuiste maestro de niños, yo concurría á la escue- buscar nombres lécnicos con que distinguirlas unas de otras, y
la: fuiste ministro subalterno en las iniciaciones, yo era hacer despues algunas observaciones sobre el modo de em-
iniciado : fuiste danzante, yo costeaba las danzas: fuiste plearlas. Estas observaciones pues son las que indicaré breve-
amanuense del secretario en las juntas públicas, yo era el mente bajo los títulos en que se hallan distribuidas; pues aun-
orador que hablaba al pueblo : fuiste tercer galan, yo era que algunos de ellos no están muy bien escogidos, se hallan
espectador: hiciste mal tu papel, yo le silbaba: en el go- 8..
bierno del Estado tú has sostenido siempre los intereses de
El galgo de la liebre; amará el oso los enemigos, yo los de la patria. Se debe suponer que en el
El mar profundo y el delfín los Alpes. original, cuya enérgica concision es imposible conservar, tiene
Aquí el original está traducido casi palabra por palabra, y sin mucha mas gracia este pasaje.
embargo queda muy bien en castellano. No hay mas que las
lijeras alteraciones de haber suprimido el epíteto de tímidas CAPITULO IV.
que el Taso da á las liebres, y haber dado el traductor los de,
D E LAS FORMAS QUE S I R V E N P A R A P R E S E N T A R TOS P E N S A M I E N T O S
•profundo al mar, y hambriento al lobo; buenos epítetos para
CON CIERTO D I S F R A Z 6 D I S I M U L O , CCAXOO ASÍ CONVENGA.
el ün que se propone el poeta.
Interrogación. En las composiciones literarias, y hasta en la conversación
familiar, es necesario á veces hablar de objetos, ó torpes, ó
Consiste en hablar preguntando, no para que realmente asquerosos, ó ignobles en sí mismos, y de ideas que, si bien
nos respondan, sino para dar mas fuerza á lo que decimos. nada tienen de indecentes, no conviene por ciertos respetos
Si á la pregunta añadimos nosotros la respuesta, se llama sub- que se enuncien directamente. En ambos casos, léjos de que
yeccion. _ . debamos comunicar abierta y francamente los pensamientos,
De simples interrogaciones no es necesario citar ejemplos . se hace preciso presentarlos con cierto disfraz y de una mane-
á cada paso se hallan en todo género de escritos. De subvec- ra oblicua, que no dejando duda sobre su verdadera inteligen-
cion puede serlo entre otros aquel pasaje de Cicerón, pro cia, no muestre sin embargo los objetos en toda su deformi-
Lege maniliá, en que respondiendo al argumento, con que dad, ó de un modo desagradable á los oyentes ó lectores. Hay
Catulo habia combatido la ley propuesta, á saber, que no con- también ocasiones en que al escritor le conviene llamar la
venia hacer novedades contra los antiguos usos; enumera por atención hacia alguna cosa de que entonces no t r a t a ; pero que
preguntas y respuestas todas las novedades que ya se babian tiene con su asunto cierta conexion que importa recordar ó
hecho en otras ocasiones, y en favor del mismo Pompeyo. hacer sentir como de paso. La naturaleza sugiere en todos es-
Quid enim tam novum, dice, quam adolescentulum, pri- tos casos ciertos rodeos é inocentes artificios para insinuar lo
vatum, exercitum difficili reipublicce tempore conficere? que no queremos decir abiertamente; y el hombre mas ilitera-
Confecit, etc. «Qué mayor novedad que la de que un joven, y to los está empleando toda su vida sin saber qué son figuras de
« entonces simple particular, levantase un ejército por su retórica, así como el villano caballero de Moliere, hablaba
« cuenta y en tiempos tan difíciles? — Pompeyo le levan- prosa sin saberlo. Porque como ya he observado, las varias
« tó etc. » maneras que bay de presentar los pensamientos, maneras á
Debe advertirse que algunos dan el nombre de subyeccion a las cuides se ha dado el nombre de formas ó figuras, por
una serie de pensamientos, en la cual cada uno de estos va cierta analogía que tienen con lo que se llama forma ó figura
acompañado de otro correlativo que le sirve de ilustración ó de los cuerpos, no son invención de los retóricos : son modifi-
de causal, ó contrasta con él bajo cualquier respeto que sea. caciones del pensamiento, que resultan de su naturaleza, ó de
Como esta forma es la que se emplea en los paralelos, citaré, la situación moral y la intencion-del que habla. Así en el caso
porque es muy bello, el que Demóstenes hizo entre su vida presente los retóricos no han inventado las maneras oblicuas
pública y la de Esquines, en la famosa oracion pro Corona. de comunicar los pensamientos; lo que han hecho, lia sido
Dice a s í : Fuiste maestro de niños, yo concurría á la escue- buscar nombres técnicos con que distinguirlas unas de otras, y
la: fuiste ministro subalterno en las iniciaciones, yo era hacer despues algunas observaciones sobre el modo de em-
iniciado : fuiste danzante, yo costeaba las danzas: fuiste plearlas. Estas observaciones pues son las que indicaré breve-
amanuense del secretario en las juntas públicas, yo era el mente bajo los títulos en que se hallan distribuidas; pues aun-
orador que hablaba al pueblo : fuiste tercer galan, yo era que algunos de ellos no están muy bien escogidos, se hallan
espectador: hiciste mal tu papel, yo le silbaba: en el go-
en los autores, y es menester saber lo que significan. No daré
sin embargo la lista de todos los que se leen en los tratados Vendrá la temerosa
escolásticos : hablaré de aquellos solamente que designan cier- Noche, de nieblas y de vientos llena
tas maneras linas é ingeniosas de enunciar indirectamente los Marchitará la rosa
Purpúrea, y la azucena
pensamientos. Nevada mustia tornará de amena.
Estas son llamadas Alegoría, Alusión, Dialogismo, Dubi-
Aquí hay varias alegorías; pero no todas buenas. La contenida
tación, Extenuación, Parresia, Perífrasis, Pretermisión
é Ironía. en la segunda estrofa, que en suma significa antes que seas
vieja, es enteramente de mal gusto : \ p o r q u e llamar á una
Alegoría. r u b i a cabellera dorada cumbre de relucientes llamas de oro,
es impropio é h i n c h a d o ; y 2." porque lo de que cuando ya
De esta volveré á hablar, cuando trate de las expresiones de esté húmeda y argentada, esto es, cana, quedará inútil te-
sentido figurado; pero aunque pertenece á estas, en cuanto se soro consagrado al errante y Jijo coro (el de las estrellas), es
toman las palabras en una acepción secundaria, es al mismo una estudiadísima y oscurísima alusión á la cabellera de Bere-
tiempo una de las maneras de presentar los pensamientos con nice trasformada en constelación : alusión que pocos de los
cierto disfraz, y por consiguiente una de las formas que con lectores entenderán. La de la última estrofa, la cual quiere d e -
esta mira podemos dar al discurso. La oda x i v del libro i . de cir, vendrá la vejez, y marchitará la flor de tu belleza, es
Horacio O navis etc. es una bellísima alegoría en la cual, bajo bastante clara y natural, y está bien sostenida.
la imagen de un bajel, hace ver el poeta á los romanos los
males que les amenazaban, si Augusto dejaba el gobierno. Alusión.
Nuestro Francisco de la Torre tiene una bastante buena imita- Consiste en llamar la atención hácia alguna cosa que en-
ción de ella en la suya que empieza : Tirsis! ah Tirsis! y tonces no se nombra, lo cual se consigue empleando cierta
merece ser leida; pues aunque no llega á la perfección del expresión que indirectamente, y en virtud de la conexion
modelo, n o es de lo peor que hay en nuestro Parnaso. No tras- de las ideas, excite aquella que se quiere recordar. Así cuan-
lado aquí ni una ni otra, porque son demasiado largas; y para do Cervántes dice que D. Quijote, hallándose ya al anochecer
ejemplo citaré otras mas cortas del mismo la Torre, lín la oda cansado y muerto de hambre, y mirando á todas partes por
que empieza, Mira, Filis, exhortando á esta á que goze de la ver si descubría algún castillo ó alguna majada de pastores
vida miéntras es joven, funda sus consejos en varios símiles, adonde recogerse y donde pudiese remediar su mucha necesi-
y concluye a s í : dad, vio no lejos del camino una venta, que fué como si viera
una estrella que á los portales, si no á los alcázares de su
Agora que el oriente redención le encaminaba; alude manifiestamente á la estrella
De tu belleza reverbera, agora de los tres Magos. Cuando F r . Luis de Leon en la oda x i u . ,
Que el rayo trasparente
De la rosada aurora hablando de lo peligroso que es mirar y escuchar á una mujer
Abre tus ojos y lu frente dora; hermosa, dice así :
L
De las que á veces es necesario emplear para disfrazar ideas
desagradables y suavizar lo q u e la expresión directa puede t e - i Preterición.
n e r de duro ó chocante, hay un buen ejemplo en aquel p a s a j e ) i
Consiste en fingir que se pasa en silencio ó se omite al-
de la oración pro Milone, en el c u a l , debiendo Cicerón r e f e - i
guna cosa que al mismo tiempo se está diciendo expresa-
rir que Clodio liáhia sido m u e r t o por los esclavos de Milon e n /
mente, ó á lo ménos con bastante claridad, y de un modo
la r i ñ a , en que casualmente se vieron empeñados con los d e B
que, aunque indirecto, no deja duda sobre lo que se quiere
Clodio, y previendo que la confesion seca de le mataron*po-'
dar á entender.
dría parecer demasiado d u r a , emplea una circunlocución, que
sin decirlo formalmente, lo da á entender con bastante clari- Así Cicerón, pro lege Maniliá, teniendo que hablar de una
dad. Fecerunt id, dice, serví Milonis, ñeque imperante, ñe- gran derrota sufrida por las armas romanas en la guerra con-
que sciente, ñeque prcesen/e domino, quod snos quisque tra Mitrídates, y presintiendo que á su auditorio no le seria
senos in tali re. j,acere voluisset. « Hicieron los esclavos de muy grata una narración circunstanciada de aquel desgraciado
« .Milon. sin que su amo se lo mandase, lo supiese, y ni a u n . suceso, le pide permiso para pasarle en silencio, como hacían
« lo presenciase, lo quo cual _viiera hubiera deseado que hicie-' los poetas que celebraban las victorias de ltoma; pero con una
«»sen los suyos en i p m l caso. » expresión indirecta, que al mismo 'iempo ofrece el ejemplo
de una buena perífrasis, dice lo bastante, para que se vea
De las perífrasis introducidas para ennoblecer ideas d e m a - cuan grande habia sido la derrota padecida. Sinite hoc loco,
siado trilladas, ó evitar t é r m i n o s vulgares, habrá ocasion de quirites, sicut poetai solent, qui res romanas scribunt, prce-
tratar mas por extenso, c u a n d o se hable de la diferencia entre terire me nostram calamitatem; quce tanta fuit, ut eam
el lenguaje poético y el prosaico. Mas, para que desde ahora ad aures Luculli, non ex prtelio mintáis, sed ex sermone
se forme alguna idea de ellas, daré un ejemplo de Fr. Luis d e rumor afferret. « Permitid, romanos, que al llegar á este pun-
León, en ePcual se verán d o s , una buena, y otra que no lo es « to, haga yo lo que los poetas que celebran nuestras hazañas,
tanto. Dice en la oda x n á D. Oloarte, intitulada La noche « y pase en silencio nuestra d e r r o t a ; la cual fué tan grande
serena, estrofa xi y x n . « que llegó á los oidos de Lóculo, no por algún aviso que re-
tí cibiese del ejército, sino por el público rumor que circulaba
Quien mira el i ; r a n concierto
De aquestos resplandores etornales, « en las conversaciones. » Esta circunlocución quiere decir,
Su m o v i m i e n t o c i e r t o , que todos cuantos se hallaron en la batalla quedaron muertos
Sus pasos d e s i g u a l e s , ó prisioneros.
Y e n [>r p o r c i o n c o n c o r d e t a n i g u a l e s :
1R0XU
La luna c ó m o m u e v e
L a plateada r n é d : i , y va e n pos d e ella Sus varias especies.
J.n luz do el saber llueve,
Y la t/rartosh estrella
De amor l a s i g u e r e l u c i e n t e y b e l l a , etc. Consiste en atribuir á un objeto cualidades contrarias á
las que tiene; pero de modo que se conozca que no le con-
Las expresiones notauas c o n bastardilla contienen dos p e r í - vienen realmente, sino ántes bien las opuestas Esto se deja
frasis poéticas para d e s i g n a r l o s planetas Mercurio y Yénus, conocer por el tono de voz en el que habla, y por el contexto
la ultima es .tara y de b u e n gusto, la graciosa estrella de y demás circunstancias en el que escribe. La ironía toma dife-
amor; la p r i m e r a , ' / a luz do d saber llueve, es estudiada y rentes nombres, según el modo y la intención con que se usa.
oscura, y no se cómo se l e p u d o escapar á Fr. Luis de León. Y aunque nada se hubiera perdido en que no se hubiesen dis-
¿Qué quiere decir una luz do Hueve el saber? ¿Ni cómo el tinguido tantas especies de ironía, dando á cada una un nom-
saber puede llover en pai t e a l g u n a , y mucho ménos en u n ; bre particular, ya que estos existen en los libros, los recorreré
luz? brevemente, así para que no se extrañen cuando se encuen-
verdadero ó fingido. Algunos ejemplos aclararán la diferencia
entre todas estas clases de ironía.
Antífrasis.
ES^ÉlfeS tan feo como nos le pintan los poetas, el nombre de Carón,
que quiere decir gracioso. Por el mismo principio al mar Ne-
gro, cuyas orillas estaban habitadas por naciones bárbaras que
degollaban á los extranjeros, si por acaso, ó ignorando la
suerte que les aguardaba, aportaban á ellas, le llamaron el
Ponto-Euxino, como si dijésemos, donde los forasteros ha-
llan buena acogida. Todavía volveré á hablar de esta supers-
tición de los antiguos, cuando trate del eufemismo; pero s é -
pase desde ahora que es muy importante tenerla p r e s e n t e , al
traducir los autores griegos y latinos, porque si no, podemos
hacerles decir cosas que en nuestra lengua sean un disparate,
ó á lo ménos queden oscuras para casi todos los lectores. Nos-
otros tenemos también nuestras antífrasis, como cuando lla-
mamos pelón al que no tiene pelo, y otras.
Asteísmo.
El mejor ejemplo que puede citarse es una muy fina y aguda Sarcasmo.
espuesta del Gran duque de Alba. Se había dicho y aun im-
De estos hay varios en Homero y Virgilio, que es inútil co-
preso , que en la batalla del Elba ganada por Carlos V, en la
piar, porque no son para imitados. Estos dos grandes poelas,
cual se halló el duque, se l i b i a renovado el prodigio de p a -
líeles pintores de las costumbres de sus personajes, ponen con
rarse el sol como en los dias de Josué. Algún tiempo despues,
mucha propiedad en boca de algunos de ellos amarguísimas y
pasando el duque por Paris, le preguntó el rey de Francia si
atroces ironías, con las cuales insidian á los enemigos que aca-
habia habido tal milagro; y aquel, que al parecer no lo creía,
b a n de vencer. Mas, como esta costumbre de burlarse del ene-
no respondió directamente, pero lo dio a entender sin com-
migo muerto ó moribundo era todavía en aquellos sidos h e -
prometerse : Señor, respondió, yo estaba aquel día tan ocu-
roicos un resto de la primitiva barbarie, haría mal hoy el
pado con lo que pasaba en la tierra, que no tuve tiempo
poeta que, tratando de guerras acaecidas en siglos mas civili-
de observar lo que pasaba en el cielo.
zados, prestase á sus guerreros el lenguaje feroz v brutal de los
Cleuasmo. héroes de la litada. En aventuras de los siglos caballerescos
seria tolerable hasta cierto p u n t o , porque las costumbres
Virgilio suministra un buen ejemplo del primer caso en él tenian todavía mucho de groseras ; pero en los modernos seria
libro xi de la Eneida, cuando Turno, en su respuesta a Dran- impropio, y envilecería al héroe en cuya boca se pusiese.
ces, atribuye irónicamente á este las hazañas que él había he-
cho. Dice a s í : Mimésis.
Proinde tona elnquio, solitum tibi; meque timoris
Arque tu. Dranee, tot quando slragis acervos Cicerón las tiene muy graciosas, en Luciano las hay admi-
Tener oruiri lúa dextra dedit, passimque trophans rables, y en los poetas cómicos de todas las naciones son f r e -
Insignis agros. cuentes'; pero Cervantes nos ahorra el trabajo de buscarlas
T r u e n a por tanto en elocuentes voces, fuera de casa, porque en su Quijote se encuentran varias, las
Corno sueles hacerlo, y d e coiiarde mas oportunas y felices que pueden desearse. Sirva por todas
Ule acusa, oh D r á n c e s ; puesto que tu diestra
D e cadáveres teucros ese campo
la que pone en boca de Sancho, cuando desengañados él y su
Dejó sembrado, y tu valor publican amo de que eran de batanes los golpes que tanto miedo les
Erigidos en él tantos trofeos. habían causado (se entiende á Sancho, porque D. Qu jote no le
conocía), dice que este enmudeció y pasmóse de arriba abajo,
Del secundo tiene también otro en el lib. x , cuando Juno y continúa : Miróle Sancho, y vio que tenia la cabeza incli-
pregunta irónicamente, si ella habia sido causa de lo que pre- nada sobre el pecho con muestras de estar corrido. Miró
cisamente era obra de Vénus, á quien hablaba, esto es, del también DbQuijote á Sancho, y viòle que tenia los carrillos
robo de Elena* hinchados y la boca llena de risa, con evidentes señales de
Diasirmo. querer reventar con ella ; y no pudo su melancolía tanto
con él, que á la vista de Sancho pudiese dejar de reírse. Y
De esta clase es la respuesta que dió á Luis x i v . un embaja-
como vio Sancho que su amo había comensado,solio la
pre<a de manera que tuvo necesidad de apretarse las luja- LIBRO III.
das con los puños, por no reventar riendo. Cuatro veces
sosegó, y otras tantas volvió á su risa con e mismo ímpetu, D E LAS EXPRESIONES.
que primero, de lo cual ya se daba al diablo D Quijote; y
mas cuando le oyó decir como por modo de fisga: has de Se llama expresión en general ta imitación ó representa-
sabeJ , ó Sancho amigo, que yo nací, por querer del cielo, ción de un objeto; y contraída á la de los pensamientos por
en esta nuestra edad de hierro, para resucitar en cdala medio del lenguaje oral, se llama así el signo total de una
dorada ó de oro : yo soy aquel para quien están guardados idea, ya conste de una sola palabra, ya de muchas.
los peligros, las hazañas grandes, los valerosos Jechos; y Las reglas para hacer una buena elección entre las varias
ñor aguí fué repitiendo todas ó las mas razones que D. Qui- que pueden ocurrírsenos al tiempo de hablar ó de escribir,
jote dijo la vez primera que oyeron los temerosos golpes. unas son comunes á todo género de expresiones, otras, pecu-
Para conocer toda la gracia que tiene esta burla que Sancho liares de aquellas, en que una ó mas palabras se toman en
hace de su amo, repitiendo sus palabras, imitando su tono de cierta acepción secundaria que se llama sentido figurado;
voz y remedando su ademan, léase lo que antecede. porque á este uso de las palabras en una significación que no
es la literal y primitiva, le han dado también los retóricos,
Estas son, entre las muchas figuras que han distinguido los
aunque impropiamente, como ya n o t é , el título de figura.
retóricos, las que mas importa conocer para saberlas manejar,
pues de su buen uso depende en gran parte la belleza del es-
tilo Para emplearlas con discernimiento y oportunidad puede CAPITULO PRIMERO.
bastar lo que sobre cada una de ellas se ha dicho en orden a la
situación en que se debe suponer al que las usa; pero a mayor R E G L A S G E N E R A L E S P A R A LA ELECCION DE LAS E X P R E S I O N E S .
abundamiento añadiré algunas reglas generales.
• Para que una expresión sea completamente buena, ha de
•I a En el uso de las figuras, es necesario atender siempre
reunir todas estas cualidades. lia de ser pura, correcta, propia,
á lo que permiten ó no el genio de la lengua, y la practica
precisa, exacta, concisa, clara, natural, enérgica, decente, me-
délos bunios escritores. . . . 0 lodiosa ó grala al oído, y acomodada á la naturaleza de la idea
2. a Han de ser oportunas, atendidas las circunstancias
que representa.
de persona, lugar,tiempo, situación, etc.
3.* Han de ser acomodadas al género en que se escribe, y ARTÍCULO PRIMERO.
al tono general y dominante de la obra. Pureza.
A 3 Deben serlo igualmente al fin que se propone el que
habta.es decir, que han de ser acomodadas para producir La pureza de las expresiones es su conformidad con el uso,
el efecto que desea. . n„.i„f árbitro, legislador y norma del lenguaje, como le llama Ho-
5 a Deben convenir sobre todo al pensamiento particulai racio.
que se enuncia bajo aquella,forma ; esto es, deben presen- Para asegurarnos de que una expresión es p u r a , debemos
tarle con toda la claridad, fuerza, energía y gracia que sea examinar cada palabra de por s í , y su combinación, cuando
hay varias; ó lo que es lo mismo, para que una expresión sea
^ A d e m a s es menester no repetir una misma muchas pura , es necesario que lo sean los términos de que conste, y
la manera de combinarlos ó su construcción, y que en esta y
veces, porque la monotonía en las formas es una de las cosas
en las acepciones de aquellos se huya de todo neologismo.
mas fastidiosas y molestas para los lectores u oyentes.
Pureza en los términos.
Examinada cada palabra de por sí, ó es actualmente usada,
como vio Sancho que su amo había comentado, solio la
pre<a de manera que tuvo necesidad de apretarse las luja- LIBRO III.
dos con los puños, por no reventar riendo. Cuatro veces
sosegó, y otras tantas volvió á su risa con el mismo ímpetu, DE LAS EXPRESIONES.
que primero, de lo cual ya se daba al diablo D Quijote; y
mas cuando le oyó decir como por modo de fisga: has de Se llama expresión en general ta imitación ó representa-
sabe) ó Sancho amigo, que yo nací, por querer del cielo, ción de un objeto; y contraída á la de los pensamientos por
en esta nuestra edad de hierro, para resucitar en cítala medio del lenguaje oral, se llama así el signo total de una
dorada ó de oro : yo soy aquel para quien están guardados idea, ya conste de una sola palabra, ya de muchas.
los peliqros, las hazañas grandes, los valerosos Jechos; y Las reglas para hacer una buena elección entre las varias
voraqui fué repitiendo todas ó las mas razones que D. Qui- que pueden ocurrírsenos al tiempo de hablar ó de escribir,
jote dijo la vez primera que oyeron los temerosos golpes. unas son comunes á todo género de expresiones, otras, pecu-
Para conocer toda la gracia que tiene esta burla que Sancho liares de aquellas, en que una ó mas palabras se toman en
hace de su amo, repitiendo sus palabras, imitando su tono de cierta acepción secundaria que se llama sentido figurado;
voz v remedando su ademan, léase lo que antecede. porque á este uso de las palabras en una significación que no
es la literal y primitiva, le han dado también los retóricos,
Estas son, entre las muchas üguras que han distinguido los
aunque impropiamente, como ya n o t é , el título de figura.
retóricos, las que mas importa conocer para saberlas manejar,
pues de su buen uso depende en gran parte la belleza del es-
tilo Para emplearlas con discernimiento y oportunidad puede CAPITULO PRIMERO.
bastar lo que sobre cada una de ellas se lia dicho en orden a la
situación en que se debe suponer al que las usa; pero a mayor REGLAS GENERALES PARA LA ELECCION DE LAS EXPRESIONES.
abundamiento añadiré algunas reglas generales.
• Para que una expresión sea completamente buena, ha de
•I a in el uso de las figuras, es necesario atender siempre
reunir todas estas cualidades. lia de ser pura, correcta, propia,
á lo que permiten ó no el genio de la lengua, y la practica
precisa, exacta, concisa, clara, natural, enérgica, decente, me-
délos buenos escritores. . . . 0 lodiosa ó grata al oído, y acomodada á la naturaleza de la idea
2. a Han de ser oportunas, atendidas las circunstancias
que representa.
de persona, lugar, tiempo, situación, ele.
ARTÍCULO PRIMERO.
3 . a Han de ser acomodadas al género en que se escribe, y
al tono qeneral y dominante de la obra. Pureza.
A 3 Deben serlo igualmente al fin que se propone el que
habla.es decir, que han de ser acomodadas para producir La pureza de las expresiones es su conformidad con el uso,
árbitro, legislador y norma del lenguaje, como le llama Ho-
el efecto que desea. . n„.i„f
racio.
5 a Deben convenir sobre todo al pensamiento particular
Para asegurarnos de que una expresión es p u r a , debemos
que se enuncia bajo aquella forma; esto es, deben presen-
examinar cada palabra de por s í , y su combinación, cuando
tarle con toda la claridad, fuerza, energía y gracia que sea
hay varias; ó lo que es lo mismo, para que una expresión sea
^ A d e m a s es menester no repetir una misma muchas pura , es necesario que lo sean los términos de que conste, y
la manera de combinarlos ó su construcción, y que en esta y
veces, porque la monotonía en las formas es una de las cosas
en las acepciones de aquellos se huya de todo neologismo.
mas fastidiosas y molestas para los lectores u oyentes.
Pureza en los términos.
Examinada cada palabra de por sí, ó es actualmente usada,
— 154 —
A no Si lo e s , se llama u s u a l , corriente ó castiza; si n o , enérgicas; esto no es razón suficiente para usarlas, cuando ya
ÍZitada. En este caso, ó fué usada en «tro tiempo, pero ya nadie las usa. En poesía y en escritos jocosos de prosa pro-
dejó de s e r l o , v se llama anticuada; ó no ha sido empleada drá aventurarse una que otra; pero en composiciones se-
rias no poéticas será mejor abstenerse de todas las verda-
S S * corrientes solo hay que p r = deramente anticuadas. Se dice- verdaderamente anticuadas,
n „ e no se les dé la significación que en o ra lengua tienen porque muchas que no lo son y corren peligro de serlo, gracias
fus equivalentes, sino aquella que el uso les ha jalado en al abuso que emplea en su lujiar otras ménos castizas, no solo
la nuestra Así, por ejemplo, el participio unido, unida, del no hay inconveniente en usarlas, sino que al contrario se debe
S S e s palabra muy usual y muy castellana; pero s, se procurar emplearlas, siempre que se p u e d a , para que no lle-
emplease en la acepción d e / t o n o , igual terso o ^ d e n d O guen á olvidarse del todo. Tengan sin embargo presente los
como un traductor del Telémaco que desde ta¡™ta*<™n jóvenes q u e , cuando se les autoriza á emplear en poesía pala-
limo se descubría el mar unido como un c n ^ a / eria un bras anticuadas, 110 se les quiere decir que llenen todas sus
ga icismo de significación. El verbo juntar ya t r a n s . t . v o 3 u ^ páginas de agora, maguer, tristura, y otras de esta clase. El
género de arcaísmo que conviene á la poesía, no consiste tanto
i r una cosa á ó con o / , « , ya recíproco 0 frenar en el uso de palabras rigurosamente anticuadas, como en el
es voz muy pura en su acepción ordinaria de unn o agiegar prudente y moderado empleo de ciertas terminaciones anti-
una cosa á otra; pero en el sentido d e d « « « guas de los verbos, y en el de ciertas voces en una significa-
quien se va siguiendoé incorporarse con e l , e t a m b n e g a l ción anticuada h o y ; pues como aquellas terminaciones y estas
cismo - es el joindre quelquun. Dedicar, en el sentido de acepciones rancias se hallan consignadas en los antiguos
ofrecer consagrar, etc., es muy castellano; pero en el de poetas, porque en su tiempo eran usuales, han venido á tras-
t una co a objeto de otra, es galicismo. Cuando un francés formarse en otras tantas locuciones poéticas, que es permitido
dice de una cosí ó persona que elle est vouee a l indigna, y útil conservar, para dar en lo posible al lenguaje de las
Hon, nu mépris, etc., nosotros en este caso d e c i m o s , que es Musas cierto carácter que le aleje mas y mas del pedestre y
objeto de la indignación ó del desprecio. humilde de la prosa. Así, por ejemplo, se dirá muy bien : de-
En orden á las anticuadas, a u n q u e en realidad es sensible _) cirte hé por te diré, darte han por te darán, atender por
que por el capricho, la moda ó la inev.table a cracion ue esperar, pesadumbre por peso, y otras semejantes; pero esto
todas las lenguas padecen con el curso de los siglos, se hallen con mucha parsimonia.
ya en esta clase muchas palabras nuestras muy expresivas y En las acepciones anticuadas es menester examinar, si la
voz ha recibido otra que pueda hacerla equívoca ó presentar
/
/ spsfiililsiii
l i s l s s f e s ^ g l ' f i s ]
alguna idea t o r p e , en cuyo caso es necesario abstenerse de
emplearla en la antigua significación , porque ó parecería que
se juega con las palabras, ó se ofendería el pudor de los lecto-
res. La naturaleza de esta obra no permite citar aquí las pala-
bras que han recibido en tiempos modernos acepciones obsce-
la de A n t o n i o , asi como d i n a m o s - yo j u n t o mi brazo 6 mi m a n o , e t c . , con e i , n a s ; cualquiera las adivinará fácilmente. También, al emplear
la d e A n t o n i o . . „ una voz anticuada, es preciso ver. si la lengua tiene adoptada
2 V m a s sensible aun el que la Academia misma olvide y descebe las voces anticua-
ya en su lugar otra igualmente buena. En este caso no hay
necesidad de emplear la antigua, porque con esto no se con-
seguiría enriquecer el h a b l a , sino recargarla inútilmente. Por
e j e m p l o , el uso ha sustituido al adjetivo hermanal otro mas
latinizado fraternal, que dice exactamente lo mismo, y es tan
lleno y sonoro como a q u e l ; y así decimos siempre amor fra-
d e m i a con mas apego a l trabajo que la q u e e n la actualidad n o s n j e í
por consiguiente queda también es en castellano, como todos
los nombres griegos de la misma terminación, Sócrates, D e -
^ r s ^ A S s s s s s ' s i s : móstenes, Temístocles, etc.
se nos quitaseel/™<m>«1 y ( En cuanto á las que se sacan del propio fondo de la lengua
se nos diese e f — £ £ £ í ^ ^ esto puede hacerse, ó por derivación, ó por composición. Por
derivación se hace una palabra nueva, cuando de un primitivo
p j i / C m H ^ ' V o S s p S a s M M o prueba,y
usual se deduce un derivado que hasta entonces no ha estado
anuí es donde c o n v i e n e ' í a c e r esta advertencia, que las deci- en uso. Por ejemplo, de muchos adjetivos en ible, able, al, il,
siones del uso cuando es constante y general, son por lo co- no se usa el sustantivo abstracto en idad, verbi gracia, de des-
S
l n f u n l a t e ' e n razón, V no tan eapnchosas « n a o general- tructible, destructibilidad; y a s í , cualquiera de eslos que se
mente se cree. Así en nuestro caso, ¿poique Da pre e n u o u forme é introduzca, será una palabra nueva por derivación.
Saüni/.ado fraternal al mas castellanizado hermanal? Por ser Tampoco debemos emplear sin necesidad estos derivados;
cons«uiente y conservar la analogía con paternal maternal, pero como son sacados de la lengua m i s m a , y respecto de
cons e u . e n e r i g 0 rosos derivados que d e - muchos es lástima que 110 se usen, no se requiere tan absoluta
í k f d e ^ c r s T d e p ' d ^ madre*, hijo ? Porque padral urgencia como para la adopcion de voces extranjeras. Cuando
Z l X m h sorf voces' de muy dura y áspera p r o n u n - h e citado la palabra destructibilidad h e puesto un ejemplo
hipotético, porque ni yo ni nadie puede decir afirmativamente
C
W a s palabras nuevas hay que distinguir las que son s a c | que no se ha empleado todavía. Pero, suponiendo que así sea,
he querido decir que usándose otras muchas de su clase, y es-
-Sthnc tando deducida de un primitivo usado, y formada según la mas
rigurosa analogía, no habría inconveniente en usarla, si fuese
necesario para expresar con toda precision la idea que r e -
oue é quiere comunicar; y que su terminación sea la que presenta.
ZXilTeUaract rde la lengua á la cual se quiere hacer Como esta hay innumerables, y es absurdo y ridículo acusar
adópta las. I t o último es muy necesario tenerlo p r e s e n t en de neologismo al autor, porque tales voces no se hallan en los
el dk porque obligándonos los continuos p r o c e s o s que Ifa- diccionarios. No existe todavía en el m u n d o , y acaso 110
e n a s ciencias naturales & adoptar muchas palabra; extran- existirá nunca, un diccionario que contenga todas las voces de
ieras consagradas va como términos técnicos en los paibes una lengua, y mucho ménos todas las derivadas que con
d o n d e s e han hecho los nuevos descubrimientos, es necesario buena analogía se pueden deducir de los primitivos ya recibi-
á lo ménos que sepamos castellanizarlas. Y no solo es necesario dos. 2.° El neologismo consiste, como veremos, no en estas
teñe r e st e c u idado, cuando se adoptan palabras absolutamente felices deducciones que enriquecen las lenguas, sino en la
nueTa sino cuando hay que usar alguna extranjera de c u | manía de querer alterar las significaciones autorizadas por el
nuipr ríase aue sea De otro modo el escritor se expone .1 ha- uso, ó, mudar los accidentes gramaticales de algunas voces. Lo
cerse S a l como lo h a n sido á los ojos de los inteligentes que sí importa mucho al formar los derivados, es cuidar de
ios que han hablado del Poliéucles de Corne.lle y del poeta que su terminación sea la que exige la analogía de otras seme-
Tsa^les Va se v e : hallaron en francés Pobjevcte, Esch„le, jantes, y no guiarse por alguna que otra excepción. Por ejem-
f n ? o haciéndose cargo de que estas voces,son o r n a m e n t e plo , al deducir el sustantivo abstracto de desiructible debe
L i o - a s no se detuvieron á examinar como se l e . m m a n en decirse, como he indicado , destructibilidad y no destructi-
S n e í y en latin , y qué terminación les corresponde al pasar bles; pues, aunque de doble se diga doblez, lo común y ge-
de este al castellano. Si hubieran hecho este examen hubieran neral es terminar estos abstractos en ad ó idad, cuando vienen
visto aue terminándose ambas en griego en o;, y en latín u s , de adjetivos en al, el, able, ible, como de leal, lealtad; de
d e b e n ser en castellano Polieucto y EsquileUVo asi el nombie fiel, fidelidad¡ de afable, afabilidad; de incorruptible,
del orador Esquines: este acaba en griego en en latín y
incorruptibiUdad. Lope de W ^ ^ g S o l taheño, patiestevado, patituerto, boquirubio, boquiabierto,
formó en el pasaje que ' l ' l ' ' ^ boquihundido. Pero no se crea por falta de nuevos com-
gía, un mal derivado, llamaban tablas puestos no tenemos y no pueden hacerse hermosísimos versos.
y eso que esto ultimo estaba ya en uso y Los mejores de Garcilaso, León y Rioja no contienen ninguno,
los ,er-
alfonsinas las de Alfonso el Sabio. U * v e na ni les hace falta. Si pudiésemos formarlos con tanta facilidad
m e .
como los griegos y latinos, seria m e j o r ; pero no pudiendo
sos con que debía consonar a t l u f '
hacerlo, es menester suplir esta falta, como la de la declinación
nester hacer las naves f ^ ^ h m ™ ^ c u a n d o en una
Por composición se f o r m a n pal bras nuevas, y las pasivas, con otras gracias de estilo, no con invenciones
s e reúnen dos o mas que l'a a o n n no « ^ se estrambóticas. Boileau, Racine, La Fontaine, sin nuevos com-
puestos y solo con palabras usuales, hicieron sonoros y felices
separadas, v. gr. si de los Y rf o« « , , « t a seria una
v e r s o s , en cuanto lo permitía su pobrísima, monótona y nada
formase por primera vez el d o hondi compuestos
armoniosa lengua: la castellana, mas rica, mas variada y mas
palabra nueva por composicion . D e semeja ' 0
suave que aquella, presta todavía mas recursos á quien la sabe
puede decirse lo que de «as ^ ^ ^ d e prosa,
manejar.
son tolerables sino en ^ ' ^ ^ ¿ ^ n o se píesta á
Hasta aquí he hablado de los compuestos de dos adjetivos, o
pero siempre en corjo n u m e e l gri ¿go y el
de un sus'antivo y un adjetivo, ó de dos sustantivos; pero no
estas composiciones con tantai docuioao^ C O m- de los compuestos de preposiciones separables ó inseparables,
l a t i n , y es un empeno_ «ecio quere introoucir ¿ a cl a u r a como ante, re, in, des, etc. En cuanto á estos hay mucha mas
puestos que repugnan a su genio.A s i , a pesar « libertad para introducirlos de nuevo, con tal que se conserve
p o p u l a r que Lope tuvo d u T t r e d e ^ e r t o , no han P o- bien la analogía: son casi como los nuevos derivados. Así,
ha conservado m u c l i o t i e m p o despues d e mué , ^
aunque acaso en ningún escritor del siglo x v i se hallarán las
dido sostenerse sus J t 0 e s belicosos)
palabras inmoral, desmoralizar, desmoralizado y otras, no
su fluctisona materia (el gu ¿ m .
debemos tener reparo en usarlas, porque son compuestas de
h e r m a n o s , sus g e m í f e r o s ^ o t r o s ' que in-
otras ya usuales, y están bien formadas. Por esto no censura-
6r//«ro austro, su ^ m ^ r o s emb e ^ ^ i como
ría yo á quien formase el nuevo compuesto despremiar ; pero
sí al que le emplease en la acepción de no premiar. Los com-
puestos de la partícula inseparable des i n d i c a n , por la fuerza
que esta tiene en el latín de donde está tomada, que á una cosa
se la priva de una cualidad ó ventaja que ántes tenia. Así, des-
tronar es quitar el t r o n o ; destruir es derribar lo que estaba
cirio asi, que se la a ñ a d a n nuevos Jeras. 1 e s i o a u , , ^ edificado ó s í ruido (si hubiera este simple en castellano), des-
quiciar sacar de quicio, descubrir quitar lo que cubría etc. Por
olra palabra componente sea osada
„ # # e r o ; porque sr n,i u n a »r o a lo iu s e ^ ^ consiguiente despremiar debería significar quitar á uno el
premio que ya liabia recibido; pero no negarle el que podia
pretender, ó al que tenia derecho. Y aunque desamar, desa-
SS3H»¿a««?
intransitivo, y que así con el primero se puede decir, yo te ma-
f r l r S ^ ^ é r ^ to, y con el segundo no se puede decir, yo te muero. Y a u n q u e
este punto de los intransitivos ó neutros, y aun el de la teoría
general de los verbos, no están todavía bastante (ilosólicamente
?r' r ^ a al rne detendré á explicar con alguna exten- analizados y explicados en las mejores Gramáticas generales, y
d
n ié consiste' á comprobarlo con algunos ejemplos hay quien niegue hasta la existencia de los tales intransitivos ó
S
p n r n n n t o ^ o primero, sabido es que en castellano los ad- neutros; sin embargo, no siendo de este lugar discutir estas
cuestiones gramaticales, dejaremos que los admitan ó los dese-
chen y expliquen su sintaxis como quieran, y nos atendremos
a i u u M a al P » - « ^ X C d S S e n t e ó „ al hecho de que en castellano no podemos decir, yo te muero,
como decimos, yo te mato; y venga esta diferencia entre a m -
bos verbos de lo que se quiera. Y como el verbo morir hay
otros muchos, gemir, suspirar, sollozar, palpitar, etc., pues
así como nadie dice ni ha dicho hasta ahora, y de esto estoy
dificultoso <A que o, usa de mucho artificio, bien seguro, yo te muero, nadie debe decir tampoco, yo te gi-
mo, te suspiro, te sollozo, te palpito. Y aunque con el verbo
i ™ ^ ' / l Ouerer t e T despojarlos de esta acepción constante J
e gemir, que es de esta clase, Lope de Vega, que en su Gato-
-Vnfm; a c S a de que los adjetivos latinos en o « tienen
yjmhÍPTI la nmis m a sígn iI ic a ci o n abundancial; y empeñarse, maquia (si la Galomaquia es suya) se burlaba y con mucha
también la ^ d l a d e asimilativos ó posesivos, razón, de los que decian pestañear asombros y guiñar pas-
S 7 n empeBo absurdo 1 ntieran pues de aquí los jóvenes «,ue mos, dijo en su Circe (canto i) gemir arrullos; esto solo
pn h lengua de Garcilaso y de Cervantes no se P ^ d e de r, prueba que Lope se olvidó de sus principios y cayó en la mis-
Zlldad selvosa, por selva solitaria; victoriosa ™ortan<H m a falta que censuraba en otros; y así nadie le ha imitado, ni
xfor vttoZ lue ha ocasionado muchas muertes; nema se le debe imitar. Por estar r a z ó n , en buen castellano no se
S ^ f p o r 9 a l t u r a nevada; musgoso verdor por m puede decir reir esencias, y ménos reir muertes, palpitar so-,
tusao) eco montañoso, por eco tan grande o t«nbU«M bresaltos, tú enmudeces el cariño, por haces que el cariño
una montaña; adereza montañosa, por montana aspera, enmudezca, esto es, no alce su voz; esto ó aquello enmude-
Iwjow verdor, \<or verdes hojas; selvosa espesura , por sefe ció la esperanza, para dar á entender que la vista de tal ó
espesa /laberinto montuoso, por monte tan intrincado* cual objeto ha debilitado ó ha hecho perder la esperanza
que se tenia. Y no se crea que estas son quisquillas de g r a m á -
en marañado como un laberinto. ,
ticos ; son cosas graves en materia de lenguaje, porque si cada
En o r d e n á l a s e g u n d a manera de innovar en el l e n g u a j , ^ uno pudiese variar arbitrariamente la significación de las voces
terando los accidentes gramaticales de los v e r b o s ; para qu y sus accidentes gramaticales, y esta licencia se generalizase,
vea en qué consiste y cuan reprensible es este abuso, recordar llegaríamos á no entendernos unos á otros, y la lengua se haría
c i e r t a s nociones gramaticales que acaso no tendrán presenta una ¿jerigonza que dé un año á otro variaría de genio y de ca-
S entendidas algunos lectores. En la gramatica se dice que rácter. Entiendan pues los principiantes que, cuando se les e n -
hay verbos activos y pasivos, y que de los primeros u n o s ¿ cargaque sus expresiones sean nuevasy originales, se les quiere
transitivos v otros intransitivos ó neutros, como los llamaban decir que ya con buenas traslaciones de significado, ya con la
los antiguos; que con los transitivos se puede j u n t a r un corn-
il
feliz aplicación d e los epítetos, ya con nuevas pero juiciosas , ¡Qué feliz y qué nuevo es llamar á la corte antigua colonia
combinaciones de las voces, traten de ennoblecer las palabras de tos vicios, y á los pretendientes augures de los semblantes
mas usuales. listo es lo que Horacio qu.so dar a entender del privado! Así es como se hacen expresiones nuevas que el
gusto pueda a p r o b a r , no con monstruosas combinaciones
cuando dijo :
opuestas al genio de la lengua. Tenga entendido todo escritor,
Dixeris egregie, notum si callida verbum, que si estas caprichosas invenciones son nuevas, es porque el
Reddiderit junctura novum. buen gusto las ha reprobado siempre.
Hablarás bien, si artificioso enlace
Nuevas hiciere las antiguas voces. ARTÍCCLO I I .
Y así lo saben h a c e r les buenos escritores; porque el1 dar á las
expresiones este aire de novedad, es uno de los grandes secre- Corrección.
tos del arte. Por e j e m p l o , ¿ q u é voces m a s u s u a l e s puedc iaber
Son correctas las expresiones cuando en lo material de las
que las de campo, soledad, musito, collado? Sin embargo, palabras, y en su concordancia y régimen, se observan
j qué nuevas parecen en aquellas expresiones de Rioja en la puntualmente las reglas gramaticales.
canción A las ruinas! En orden á lo material de las palabras, nosotros no tenemos
Campos de soledad, mustio collado. en poesía la misma libertad que los griegos y latinos, los cua-
les, no siempre ni tan arbitrariamente como se cree, pero en
Pero qué h a hecho el poeta? ¿Ha variado la acepción etimoló- muchos casos y bajo ciertas condiciones, podian quitar ó aña-
gica ó los accidentes gramaticales de alguna voz? Ha dicho dir á los vocablos letras y aun sílabas enteras, ya en el princi-
lamposa soledad, ó mustiedad col/adosa? l e m a verdadero pio, ya en el medio, va en el lin; trastornar e¡ orden en que
b u e n V i s t o ; v teniéndole, conociaque la elocuencia poética no comunmente se escribían sus elementos, y separar en los com-
consiste en ridiculas extravagancias. ¿Qué hizo pues para ha- puestos las dos palabras componentes. Nosotros, qui Musas
b l a r con pureza y novedad al mismo tiempo? Nada mas que I cólimus severiores', no tenemos autoridad para tanto; y solo
unir campos con soledad por medio de la preposición de,.imi- en un corto número de voces es permitido alterar lo materia!
tando el lenguaje de la Escritura, ya anteriormente autorizado de las sílabas, y decir en poesía dó, por donde; enderredor,
en castellano, y d a r á collado el epíteto de musitó l e ordi- por alrededor; coránica, por crónica; ¡ngalaterra, por In-
n a r i a m e n t e se aplica á las flores y a los prados. Como e> glaterra; y esto porque semejantes voces se pronunciaron y
ejemplo s e p o d i a n citar miles, en los cuales se v e n a n hermosa* escribieron así en otro tiempo : de suerte que esto es mas bien
expresiones f o r m a d a s con palabras usuales, y que el autor, sin un arcaísmo, que una verdadera licencia poética. Así no me
alterar en n a d a lo gramatical ni la significación, supo darlas ei i detendré mas por ahora en este punto,del cual se hablará en
aire de novedad que pide Horacio, con solo haber sabido ner- ¡ otra parte.
manarlas en una feliz combinación. Adviértase que en el verso j En cuanto á las concordancias de sustantivo y adjetivo poco
de Rioja todos los términos, ménos el de mustio, están tonu- hay que prevenir, porque no hay excepciones. Con los n o m -
dos en su acepción literal; pero hay otro medio de dar nove- bres constantemente masculinos ó femeninos no podemos j u n -
dad á las expresiones, tomando los términos comunes en signi- tar los artículos y adjetivos, sino en la terminación que con-
ficación trasladada. Y aunque de este modo de enriquecei y viene a su género; y jamas se podrá decir la hombre buena,
hermosear el estilo hablaré despues largamente, sin embargo, el mujer malo. Solo en algunos femeninos que empiezan con
para muestra citaré este otro pasaje del mismo Rioja, en a ; a, y son disílabos ó trisílabos esdrújulos, se puede j u n t a r el a r -
epístola moral :
Triste de aquel que vive destinado Con una poesia mucho menos libre.
A esa antigua colonia de los vicios,
Augur de los semblantes del privado.
bueno, de malo, de útil. Siguiendo esta analogía, los demos-
tfculo masculino : el alma, el Africa. Tamb trativos este, esta, esto; ese, esa, eso ¡aquel, aquella, aquello.
cuantos como mar, puente, margen, a los c u a k s sieuao tienen, como se ve, una tercera terminación en o, que se em-
masculinos «ñas veces y femeninos otras, puede el poeta ha- plea, cuando se refieren á un objeto cuyo nombre no se ex-
X d é l o ú otro g é l e r o según 2 presa. Así decimos : Esto que acabo de'contar á vmd. ; Eso
ó /a mar estaba en calma. Sin embargo, a palabra w a ? , uní que se cuenta por ahí : Aquello que contaron ayer. El uso
da con ciertos epítetos, no puede usarse « ^ ^ g ^ » pues, que no es tan caprichoso como se cree comunmente, ha
preciso decir : el mar Océano el mar l i m dado también al pronombre de tercera persona, el, ella, su ter-
Rojo, el Mediterráneo, y no, la mar ^egra,m i.tm cera terminación ello en el caso recto, \ la de lo en los obli-
etc. En general, mar, con adjetivo que e n s a os te m.nac.o cuos sin preposición, precisamente para que se refiera á la del
nes, suena mejor masculino, mar articulo y de los demostrativos, y se diga con toda exactitud :
Esto que acabo de contar, lo he leído en una historia fide-
digna : Eso que se cuenta por ahí, no lo crea vmd. : Aquello
que contaron ayer, tenga] o vmd. poruña paparrucha. lié
mmm
w<¿o, y no, procelosa, de.; y ^ ® ^ t « aquí el verdadero uso de la terminación lo del pronombre el,
ella. Su destino es el de indicar la relación del verbo, no con
un objeto determinado cuyo nombre sea masculino, y para que
se diga : ¿Ha visto vmd. ásu amigo Don Antonio? Sí, se-
ñor, lo he visto; sino la relación del verbo con un objeto cuyo
F a concordancia de los pronombres no puede 1 abe. dif-
nombre no se ha expresado, v se diga : Vio vmd. lo que suce-
dió ayer en el prado? Si, señor, lo vi. Por eso se refiere tam-
bién á unn proposicion entera que hace veces de nombre. Por
ouieren imponer como ley inconcusa, que basta por a o ejemplo, si al decir : ¿Cuándo conoceremos que el abuso de
S o s de la terminación lo, cuando ^ ^ ^ T s ne los placeres nos enerva ? se añade : ¡Ah, no lo queremos co-
AtA vorbo v «e refiere á un sustantivo masculino, es necewiiu nocer, ó, no queremos conocerlo : este lo se refiere á la pro-
p r e v e n i r ! l o s jóvenes q u e observen P « * — ^ ^ posicion, el abuso de los placeres nos enerva , la cual unida
esto prescribe la real Academia, y digan .• JJJ p o r medio de la conjunción que al verbo conoceremos, forma
fae/ron, le prendió y le castigo; y n o , lo premio y " el complemento directo de este, ó el acusativo, ó como quiera
Ó Y esto no es precisamente porque la Academia lo 1 aya e llamarse. Por esta misma regla se usa del lo, cuando este pro-
tablecido, sin embargo de que su autorida s o « ^ nombre se refiere á un adjetivo concertado con un sustantivo
rpsnetable sino p o r q u e tiene razón, y dice Dien, y ^ i masculino, como en estas dos proposiciones. Se cree que los
es f undado en la mas rigurosa y filosófica analogía que neos son Je/ices ¡pero están muy lejos de seño. La razón es,
e ta. El artículo castellano tiene tres t e n r n n a c i o n e ^ e P < | p o r q u e este lo está en lugar de la proposicion primera. Es
juntarse con los nombres masculinos, como si se dijese : los ricos están muy lejos de ser eso que de
ámigo; la para los femeninos, /a p e d i a ^ ellos se cree; y así se usa de este singular lo, aunque el felices
tercera /o que no es masculina ni femenma, y que po. tanto, este en plural. En suma, según la analogía de la lengua cons-
no habiendo en castellano nombres que no ^ , J tantemente observada en los demostrativos y en el artículo es-
de estos dos géneros, n o p u e d e juntarse ^ pecificativo, le y lo no son dos casos oblicuos de la termina-
v o ; pero se j u n t a con los a d j e t i v o s , para m d c a r q u e esto ción masculina del pronombre d t la tercera persona, sino dos
refieren á un objeto vago é indeterminado cuyo n o m b r e j f t terminaciones distintas, masculina l a primera y neutra la se-
expresa. Así se dice, lo bueno, lo malo, lo útil ctc , c*w g u n d a ; así como en el caso recto ó nominativo lo son el y ello,
un objeto, cualquiera q u e sea, al cual conviene la calidad o* pues de este cabalmente se forma el lo en los u s o s oblicuas,
vea vmd. a D." N. dígala vmd., rueguela; mas bien que dí-
quitándole la primera sílaba, lo mismo que de ella se forma gale, ruégue/<?, etc., ó las, si está en plural. Y esto no es un
la, suprimiendo también las dos primeras letras (I). capricho ó descuido del que habla ó escribe, es que la analo-
Esto me parece claro, evidente é indisputable; y querer dar-" gía le fuerza en cierto modo á explicarse así. Porque, si se dice:
nos el lo también para masculinos, es querer privar a la len- El juez prendió á un jitano, le tomó declaración, y le
gua de cierta finura que la enriquece y la hace muy precisa en condenó a muerte, ¿ n o está pidiendo la analogía que se diga,
ciertos casos. Yo sé, y la Academia lo advierte, que nuestros prendió á una jitana, la tornó, declaración, y la condenó A
autores antiguos no siguieron en este punto una regla u n i f o g la galera? (I) ¿Porqué, le tomó declaración y la condenó?
m e ; que los escritores andaluces usaron casi siempre del lo e. ¿Porqué en dativo la terminación masculina, y en acusativo la
el acusativo refiriéndose á nombres masculinos, y que los ca m femenina? Repito que esta no es mas que la opinion de un par-
lellanos usan del le por lo general aunque también alguna vez ticular, y que en todo caso vale mas seguir la de la Academia;
pusieron lo en inuales circunstancias. Pero esto solo prueba pero la lie indicado por si esta quiere acaso tenerla presente
que en su tiempo el uso no se habia declarado todavía de una cuando haga nueva edición de su Gramática.
manera positiva : hoy es ya constante entre los escritores no En cuanto á la pequeña anomalía que aun así tendríamos
andaluces que saben la lengua. De todos modos yo respeto las en el plural en cuyo acusativo, cuando se refiere á nombres
opiniones ajenas; y si alguno persiste todavía en decir que masculinos, se usa de los, y en el dativo de les, los loitas,
ayer fue á buscar á D. N. y lo vio ó lo encontroen la cali cuando se fundan en ella para sostener que en singular se ha
de la Montera; en hora buena, allá se las haya con su lo : 1 de usar lo para los acusativos y le para dativos masculinos,
que yo le suplico es que á los que no sean de su modo de pen no han observado que las terminaciones neutras en o del artí-
sar, no los acuse de que ponen un caso por otro. culo, de los tres demostrativos y del pronombre de tercera
lie dicho que sobre el modo de usar los pronombres se si persona, no pasan del singular, y que así en el plural no hay
gan las reglas de la real Academia. Sin embargo, si valiese m ya inconveniente (2) en distinguir el acusativo del d a t i v o , di-
voto, rae atrevería á proponer que respecto del pronombre de ciendo : El juez prendió á los ladrones, les tomó declara-
tercera persona se usase para el dativo femenino de singular ción, y los condenó á presidio; pero sí le hay en decir : El
la v para plural las, y no le y les, y se dijese. El juez pren torero se encaminó hacia el toro, y lo mató de ta primera
dió a la jitana, y la tomó declaración , a las jllanas, y la estocada. Porque este lo equivale á , mató el loro • y así
tomó declaración, y así en todas las frases, en que el pro como expresando el artículo no se puede decir, mató lo toro
nombre esté en dativo, singular ó plural, y se refiera a sus sino mato el toro; así tampoco puede decirse buscó al toro y
tantivo femenino. La regla de la Academia, que en efecto ob lo mato. Lo, tanto en el artículo, como en el pronombre (que
servan muchos, es que se diga : le tomo, les tomo declaración,
y en todo caso su autoridad tiene mas peso que mi opinión.
No obstante, he observado que el uso no es uniforme, y qu
m e n ' i o N 0 á n , l ¡ 0 ^ 1 ¡ I 0 , m e i C ? n c e j a n t e doctrina y con razones d e bastante fonda-
muchas veces, no solo en conversación sino aun en lo escrito, mento, a mi ver, la comban en m í Gramática Véase la tercera edición* Aaul n o dar*
se dice refiriéndose á un femenino, como a señora . Cuanuc u aeCiaiaeton lomada a eih — ; y la condeno — e s - ella la condenada Va ime
qniere Hermosilla analogia para las personas, no está demás que nos "tros l a ¡ n v o a u e
F a q n e i i a s c o m o ' á c i t a s ? ^ " 0 ' ' l l U e ' ° S " r e C C p l ° S C ° " t a n l a exacHtud'cíebin a l c a S z «
1 . Son incontestables esos preceptos por mas que con f r e c n e n m t a n a
quebrantado Martínez de la liosa, Salva y otros. Hay m a s , la a p h w c i o n del neaito p r t & S & n T * ' S ® ! S ° semejante caso, porque debió decir el a u t o r - «
a u n objeto determinado del g é n e r o mascul.no puede (lanar e n rnuchasocaMoncs a i f l libre arbiiifn ¡i® Z t , , r a t a u
? ü r . l , , c l P 1 0 n ? m ' s o - >' " o conviene dejarle abierto
Claridad d e la esnreMon, como ya lo noté e n mi Gramatica francesa 110 menos q n e c „ a d a ? r ¿ Q " e h l l , B 'era dicho flerniosilla de un escritor d e nornh e
la eli n a S a f o r u n o que m e parece despropósito, ó embuste s o emne raep r . S L V ^ n " V J ' T / T 1 1 ' 6 d l ° X ' « » ™ « - l e s lomó declaración, v les
á p r e m i u r - i quien ha dicho eso ? - y que se me responde - Manuel- rcplittiw elBSdeí ari!? lomó ^ Oue ese escritor había quebrantado las re-
TO con un - tío lo creo nada diría d e e x a c t o : ¿ á quien s e relieve e s e ¡o ? tóo £l dan™ ípfo S qüe C°" SU~n0 lmy y wowenienle en distinguir el acusa-
2 L " , ó al sugelo que la dijo? Está bien el lo para el primer « o ^ idi
p0r
supuesto que e l pn-cepto está e n confundirlos, cosa bien
censal le el le para el s e g u n d o , porque solo así podemos distinguir perfectamente « S o caanto d i M . 6,110 m
'd°C m ° semueslra de
Hermosilla
S e n d o al edPad de la cosa e n cuestión d e con l V ' e , a C l d a i 1 ± 1 U C n ^ a l e n l t
mía ha hecho, pues, muy ¡nal tomando el ¡o ¡ e l le por swonuao» o equivalentes.
en suma es el artículo mismo variado en sus terminaciones perfección al estilo. En efecto, la construcción puede no ser
cuando hace de pronombre) es siempre u n a terminación neu- ni anticuada ni extranjera, y ser todavía incorrecta : -i° Si se
tra, que no pasa del singular, y que por tanto en todo este , ha omitido una preposición que debió expresarse.* Por e j e m -
nunca puede ponerse como masculina. En el plural donde ya * plo, en el verbo perdonar se construye con á la persona á la
no existe, no es lo m i s m o ; y es una variedad preciosa que ¿ cual se perdona algo, y desde el Padre nuestro aprendemos
haya los para acusativo, y les para dativo. ISo sé si me e n g a - | i' 4 e c i r : asi como nosotros j)erdonamos á nuestros deudo-
fio, pero me parece evidente que el lo nunca puede ser mas- :¡ res. Por consiguiente el omitirla seria una lijera incorrección.
cuíino. Otra p r u e b a : si con los demostrativos la terminación o fc 2.° Si se pone una preposición p o r otra, aunque en eslo no se
neutra nunca se refiere a u n sustantivo masculino, y nadie •• imite una locucion extranjera; verbi gracia, si con el veibo
hasta ahora cuando le han presentado dos sombreros, p o r j abocarse, que pide con, pues decimos, abocarse con alguno,
ejemplo, y le han preguntado : Cuál elige vmd.? ha respon- se usase á, y se dijese, abocarse á Pedro. 3.° Si dos ó mas ver-
dido : Elijo eslo, sino este : ¿ p o r q u é , cuando le preguntan : bos q u e se construyen con preposiciones diferentes, se refieren
Eligió vmd. ya sombrero? ha de responder : Sí ya lo elegí? á una sola: por ejemplo, el verbo sitiar, ó la frase poner sitio,
¿Porqué en este pronombre la terminación o ha de ser mas- ¡ se construyen con á, y el verbo apoderarse con de. Seria pues
culi na y no en los otros? Dónde está la analogía? ¿Que fun- incorrecto decir : Aníbal sitió y se apoderó de Sagunto. En
damento puede tener esta anomalía tan descomunal ? .No in- este ejemplo la incorrección salta á los o j o s ; pero en muchas
sistiré mas sobre una cuestión puramente gramatical, y por ocasiones no es tan visible, y aun escritores de mérito suelen
tanto ajena de esta obra, en la cual se supone ya ventilada. Si cometer esta falta.
la he tocado, es porque todavía no la he visto bien discutida
Esto es lo único que en esta obra, que supone estudiadas ya
en ningún libro.
las reglas gramaticales, puede decirse en orden á la corrección.
En el régimen de los nombres, pues los nuestros no tie- Así, terminaré este artículo advirtiendo que los defectos rela-
nen como en latin varias inflexiones ó desinencias para indicar tivos á las construcciones gramaticales son siempre graves, si
sus diversas relaciones con las otras palabras de la oracion, y proceden de ignorancia; pero que á veces, aun sabiendo las
aquellas se enuncian por medio de las preposiciones de, a, reglas de sintáxis, quebrantamos alguna, ó por inadvertencia,
para, diciendo de Pedro, á Pedro, ó para Pedro, donde el ó porque nos creemos autorizados para ello. Lo primero se
latino diria, Pelri, Pelro; no puede haber dificultad. Sin em- llama descuido, lo segundo licencia. Tal es esta de F r . Luis
bargo, como al nombre que en latín estaría en acusativo le de León (canción A nuestra Señora, estrofa m ) :
juntamos la preposición á , si es nombre de persona o cosa
Y m i s ojos, c o b r a n d o m u c h a l u m b r e ,
personificada, v no se la juntamos cuando es de cosa no per- Pasmaron del engaño,
sonificada, y décimos, Amo á Dios, á mi prójimo, a m pa- En q u e andan los que rigen la alta c u m b r e
dre; pero n u n c a , Amo á la gloria, á la virtud, sino la glo- Del m u n d o á quien adoran.
ria, la virtud; puede ocurrir alguna duda, porque hablán- Aquí, como se ve, omitió el p r o n o m b r e recíproco se, necesa-
dose de seres abstractos, no siempre es fácil distinguir si los rio al verbo pronominal pasmarse de algo, licencia tolerable
consideramos como personificados ó n o . Así, no se puede e s - en un poeta como Fr. Luis de León : en otro de inferior nota
tablecer u n a regla general, constante y uniforme sino respecto seria reprensible. Las reglas en orden a los descuidos y á las
de las personas verdaderas, porque nunca es permitido decir licencias son las siguientes :
amo Pedro, amo Juan; respecto de las cosas no la hay.
\ .a Los descuidos solo pueden ser disculpables con estas
En cuanto á la construcción de los verbos con las preposi- tres condiciones: \ .a que recaigan sobre reglas de poca im-
ciones, aunque evitando , como se ha prevenido, las anticua- portancia : 2* que aun así no se cometan sino en aque-
das y extranjeras, se tiene ya mucho adelantado para escribir llas obras que por su naturaleza se acercan al tono des-
correctamente, añadiré sin embargo, que esta cualidad de a cuidado y libre de la conversación: 3. a que con ellos gane
corrección es distinta de la pureza, y añade un grado mas ue algo el estilo en sencillez y naturalidad. Sin estas tres con-
diciones, todo descuido en materia de corrección es una ver- cia no tenemos un buen diccionario etimológico de la lengua
dadera falta. castellana (i), ni un tratado completo de sus sinónimos; pon-
2. a Como las licencias, ó sean las voluntarias trasgresiones dré un ejemplo para que se forme alguna idea de lo que son
de las reglas, son de dos clases, unas autorizadas ya por el uso estos, el cual al mismo tiempo hará ver en qué consisten, y en
con el nombre de figuras de construcción, y otras nuevas, qué se diferencian, la propiedad, la precisión y la exactitud.
porque hasta entonces nadie se ha tomado la libertad de usar- Los tres verbos dejar, abandonar, desamparar, convienen
las ; téngase presente que estas solo pueden ser tolerables en en el fondo de su significación, ó expresan la misma idea fun-
poesía; y aun allí para aventurarlas en corto número, es damental de apartarse, separarse, desprenderse, desasirse
menester que el poeta haya alcanzado jta con otras obras de alguna cosa , y por esto se llaman sinónimos; pero cada
la autoridad de tal: y que en la prosa no son permitidas uno designa una especie distinta de separación y desprendi-
licencias verdaderamente nuevas; pero sí es muy permiti- miento. Dejar designa al desasimiento en general, sea de co-
do y necesario emplear las ya usadas, ó las figuras gra- sa propia ó a j e n a , sea para siempre ó temporalmente; aban-
maticales. Los que con supersticiosa nimiedad huyen cuanto donar añade la circunstancia de propiedad y p e r p e t u i d a d ;
pueden de emplear semejantes licencias, aun cuando las auto- desamparar indica ademas la de negar á la cosa que dejamos
rice el uso de los buenos escritores se distinguen de estos por y abandonamos, el amparo y la protección que estamos obli-
el título de puristas. gados á darla. Se ve pues que no se puede usar indiferente-
mente de estas tres palabras, y que según los casos será pre-
ARTÍCULO ra.
ciso preferir una ú otra. Así del que sale de su patria á viajar,
Propiedad, precisión y exactitud. pero con intención de volver á ella, se dirá que la deja, por-
que se va por algún t i e m p o ; pero no se dirá bien que la aban-
Una expresión, aun siendo pura y correcta, puede enunciar dona, porque no la ha dejado para siempre, ni ha renunciado
no la idea que queremos, sino otra distinta; puede enunciar á los derechos que en ella pueden competirle. Del que en efecto
aquella misma que intentamos, pero no completamente; ó la deji para siempre, se extraña y toma otra n u e v a , se dirá
puede enunciarla j u n t o con alguna circunstancia que no la bien que abandona la p r i m e r a ; pero no se podrá decir en
convenga en aquel caso. La propiedad se opone al primer rigor que la desampara, si él por su profesión no está obli-
defecto, la precisión al segundo, la exactitud al tercero. Por gado á defenderla. Esta expresión cuadraría exactamente al
eso he reunido estas cualidades del estilo, porque todas tres militar que en tiempo de paz se marcha para siempre á país
son relativas á lo completo ó incompleto de las expresiones. Se extranjero. Digo, en tiempo de paz, porque si fuese en tiempo
ve pues que la propiedad consiste en que estas no represen- de guerra, baria algo mas que desamparar su p a t r i a ; seria un
ten una idea distinta de la que querernos; la precisión en desertor ó un traidor, según las circunstancias. Ahora, para
que no la enuncien en términos genéricos que convengan que se vea en qué consiste cada una de las tres cualidades de
también á otras, y la exactitud en q u e no la presenten mas que estamos t r a t a n d o , supongamos q u e , hablándose del sim-
completa de lo que es en realidad. Para reunir estas tres ple particular, que cuando no está Obligado á prestar ningún
cualidades no hay mas regla que u n a , y es que se estudie m u - servicio á su patria, sale de ella y se establece para siempre en
cho la lengua en que se ha de escribir, y se tenga bien cono- otro país, se dijese que ha sacrificado su patria; la expresión
cido y fijado el valor etimológico y usual de todas sus voces, seria impropia, porque la palabra sacrificar significa una idea
y señaladamente de las que se llaman sinónimas. Porque, es-
tas significan, s í , una misma idea fundamental; pero cada
una de ellas la expresa con alguna diversidad en las circuns- V X f s ? ! ) s n r ^ ° e n la parle metafórica, disparalado e n la lójica, m n v poco brillante
f n ta mosobea. La Academia espadóla ha probado, s o b r e t o d o en la ultima edición d e
tancias : y si no se tienen bien deslindadas estas diferencias, su Diccionario, que tiene e n poco la gloria, que no le importa nada que nuestra lengua
y a y í perdiendo poco a poco, por negligencia d e sus tutores, ios tantos tesoros con que
es fácil decir algo mas ó algo ménos de lo que en rigor inten- ta enriquecieron nuestros a b u e l o s , en una p a l a b r a , que á la manera de ambicioso
tamos. Como este es un punto importantísimo, y por desgra- mercader, busca e l logto precisamente donde ei amor propio no debiera buscar ma?
q u e faina.
distinta de la de apartarse, separarse, etc. Si se d i j e s e s i ^ l e - n ú m e r o de espectadores que caben en sus diferentes partes.
níente que la ha dejado, la expresión no sena ya en rigor im- Se ve pues que si dijésemos, hoy hay Consejo lleno, esta voz
p r o p i a ? pero s e r i a ' v a g a , porque presenta s i , l a i d e a q u e n o seria etimológicamente i m p r o p i a , pues expresaría exacta-
aüeren os pero no completamente, pues no dice si ha dejado mente que asisten al Consejo todos los individuos que tienen
su patrfa para siempre si ha renunciado á ella. Si se dijese derecho de asistir. Sin embargo, como para esta y otras frases
'a expresión no s e n a vaga sino al semejantes el uso ha consagrado exclusivamente la otra forma
pleno por razones que seria prolijo explicar, es impropio de-
contrario, demasiado circunscripta, y por lo m i s m o i n e x a c j t a ;
cir, Consejo lleno, Audiencia llena, claustro lleno. De aquí
núes no es exacto decir que desampara una cosa el q u e antes
se infiere q u e los q u e han dicho, q u e en ninguna lengua hay
ñ o la amparaba, ó á lo ménos no tenia obligación de a m p a -
dos palabras perfectamente sinónimas, 110 se han explicado
S e i á pues en el caso propuesto la expresión pro-
con loda la exactitud que se requiere en estas materias. Han
nia orecisa : v exacta? La de, ha abandonado su patria. Déte
debido decir que hay muy pocas voces (I) que según su valor
a d v e r t i r s e q u e ^ a u n q u e teóricamente la falta de propiedad y la
etimológico y usual sean completamente sinónimas ; pero que
de e a ütud se distinguen muy b i e n , estas dos cual,dades po-
muchas, que lo s o n , atendida sida su etimología, 110 se pue-
sitivas sif confunden en el uso, y no se dice de una expresión
den poner indistintamente una por o t r a , porque el uso h a
nue es propia, si al mismo tiempo 110 es exacta.
q consagrado uno de los dos sinónimos para cierta clase de
Como este es uno de los puntos mas capitales en el arte d e
ideas, y el otro para otras. Por ejemplo, el adjetivo insano,
hablar pues quizá la mayor dificultad que hay es la de hallar
insana, que literalmente quiere decir nosano, puede signifi-
s ^ m p r e y en cada caso particular la expresión propia para la
car, según su valor etimológico, lo mismo que enfermo; pero,
idea aue queremos expresar, daré todavía otros ejemplos de
como el uso emplea este último para designar la no-sanidad
e x n r S n e s defectuosas en esta parte. De l a s q u e a un tiempo
física, y el primero para la no-sanidad intelectual ó moral;
son propias, precisas y exactas, no es ya necesario c i a r otros
seria impropio emplear este, cuando se trata de e n f e r m e d a -
h u e v o s En odos los trozos de nuestros buenos au ores que lie
des del cuerpo, y aquel cuando se habla de las del espíritu.
presen lado hasta aquí como dechados de otras bellezas, son en
Así nadie dice : mi padre está insano, para dar á entender
e e S propias y muy propias las expresiones. Mas como lie
que tiene alguna indisposición física; y al contrario, nadie ha
dicho que para hablar con propiedad, es necesario tener bien
dicho tampoco hasta a h o r a , guerra enferma, furor enfermo,
conocido el valor etimológico y usual de las voces, y acaso no
en las expresiones en que se da á la guerra y al f u r o r el epí-
iodos tendrán bien entendida su diferencia explicare es e
teto insanos, para significar que no obran ó no se gobiernan
punto que es importante, antes de pasar a citar ejemplos de
por las reglas de la sana razón, etc. Lo mismo debemos decir
expresiones impropias : lo cual servirá también para que e
del adjetivo funeral. Este no debe emplearse sino cuando se
vea po - ué algunos términos que citaré como impropios, lo
habla de cosas que tienen relación con la muerte ó los fune-
son, sin embargo de que según su valor et-molog.co podían
rales de a l g u n o ; y así se dice bien, pompa funeral, funeral
representar la idea que el autor quiso expresar con ellos. Lleno
lamento, l'sarle pues como sinónimo de funesto, fatal, di-
v í e n o son dos términos rigurosamente sinónimos por su eti-
ciendo, verbi gracia, golpe funeral, funeral misterio, por,
mología ó mas bien son una misma palabra v a n a d a n u c a -
golpe, misterio fatal, y, funeral respuesta, funeral secreto,
m e n t e ! el modo de escribirse. Por c o n t e n t e , bajo ambas
p o r , funesta respuesta, funesto secreto, es aplicar con i m -
formas su valor etimológico es el mise?',, y bajo ambas expre-
propiedad el adjetivo funeral, pues aunque tiene la misma
san idénticamente la misma idea, á 5 : b e r , la de que una cosa
significación radical que funesto, como derivados ambos de la
que puede recibir dentro de sí otra ú otras, tiene ya toda aque-
voz latina funus, no podemos emplear indistintamente uno por
Ha c a n t i d a d , ó todo aquel número que puede contener Asi
otro, porque no tienen la misma acepción usual. El primero
decimos, un vaso Heno de agua, esto e s , en el cua se h a
echado toda la cantidad de agua que permite su capacidad el
teatro estaba lleno de gente, esto es, que en el había lodo el I. II n'y a pas de SYKONTNES parfaits dans les langues, dijo mucho a n t e s Lumotle.
se emplea en sentido literal, y el segundo en el trasladado o seamos comunicar, y ademas la enuncia con solo aquellas
metafórico por cosa triste ó dañosa, esto es, que puede acar- palabras que sean necesarias para su cabal inteligencia,
e a r males, desgracias, etc. Al contrario hay ciertos sinónimos se dice que es concisa; pero si contiene alguna ó algunas
de uso si puedo explicarme así, que pueden emplearse uno otras no necesarias, se llama redundante. Debiendo las pala-
por otro, aunque por el valor gramatical de sus terminaciones bras de una expresión corresponder respectivamente á las par-
haya entre ellos alguna líjéra diferencia. Tales son por ejem- tes del pensamiento que enuncian, es evidente que si hay r e -
plo gratitud y agradecimiento. Aunque por la diferente de- dundancia de palabras, la habrá también de pensamientos par-
sinencia de ambos se pudiera asignarles diverso va or, y decir ciales en el total que la expresión representa. Y pues ya se ha
ciue el primero enuncia con mas precisión el turnio, y ei se- prevenido por punto general que no se introduzcan de aquellos
gundo la acción de agradecer, sin embargo en e uso se con- sino los necesarios,' parecía que no era necesario hablar de la
funden casi siempre, y se dice indiferentemente, lleno de gra- concision de las expresiones, porque en rigor no puede haber
titud, ó lleno de agradecimiento. En estos casos, que a ta en estas redundancia, si no la hay en las ideas que expresan.
verdad son raros, el oido es el que escoge. Sin embargo, como al tiempo de escribir, atendemos mas á
Ademas de la impropiedad ó inexactitud que puede hacer los signos que vamos empleando, que á lo que signilican; y ya
en las expresiones, por haberse empleado equivocadamente por cuidar del número y armonía de Ja cláusula, ya porque
los sinónimos de etimología ó de uso, pueden ser también nos parece que no queda bien expresada la idea con una sola
aquellas vagas é inexactas por mala elección de voces que no palabra, añadimos otras no necesarias; es preciso advertir que
son sinónimas, pero que no expresan con precisión y exactitud semejantes añadiduras deben cercenarse. Porque si á veces se
la idea que se quiere comunicar. Por ejemplo, en la Egloga puede sacrificar algún tanto de concision en favor de la armo-
i s de Balbuena, dice I r s a n i o á Tirseo : nía y numerosidad de la frase, esto se entiende en aquellas
obras que tienen por objeto principal el deleitar, como las
N o lo t e n d r é , pastor, m a s e n c u b i e r t o :
Así el cielo me ponga de su mano
poéticas ; pero en las que se dirigen á instruir, como las d i -
En el punto y compás de mi concierto. dácticas, vale mas sacrificar la melodía á la concision que no
U n r o s t r o v i , Carillo, s o b e r a n o , etc.
al contrario. En las obras mismas en que es mas necesaria la
armonía, la falta de concision ha de ser muy poco seisible.
Aquí no hay mal uso de sinónimos; pero hay u n a expre-
Téngase presente que la precisión y concision en las expre-
sión muy vana! la de, el cielo me ponga en el punto y com-
siones, aunque algunos las hayan confundido, son cosas abso-
pás de mi concierto, para decir el cielo me restituya la paz
lutamente distintas. Ambas voces, como derivadas de los ver-
v el sosiego que he perdido. Las voces punto, compás y con-
bos latinos prcecidere, concidere, compuestos de caído, con-
cierto son de tan lata significación y se pueden aplicar a tan-
vienen en la idea fundamental de cortar; pero cada una indica
tos objetos, ya literal, ya metafóricamente, que seria dilici
diversa especie de cortadura, si puedo explicarme así. La pre-
adivinar lo que el autor quiso significar aquí con ellas, si ei
cisión quiere decir que se ha escogido el término que mejor
mismo no hubiese expresado con mas precisión un pensa-
determina el objeto, le circunscribe, le corta y le separa de
miento semejante, diciendo en la Egloga v :
otros con los cuales pudiera confundirse. La concision signi-
Canta Pastor, q u e el cielo soberano fica, que la expresión no contiene mas signos que los necesa-
Al regocijo y al placer perdido rios para representarle, aunque estos por otra parte sean acaso
Te vuelva, c o m o p u e d e , de su m a n o .
vagos. Esto es tanta verdad, que á veces la expresión mas con-
Esto es explicarse con exactitud. cisa es también la mas vaga; y al contrario, las demasiada-
mente precisas y circunstanciadas suelen ser por lo mismo re-
ARTÍCULO IV.
dundantes' ün ejemplo lo demostrará: si hablando del triunfo
Concision. de los romanos, dijese yo que el triunfador iba en un magní-
fico carro, etc., y llevaba una cosa en la cabeza; la expresión
Si una expresión presenta exactamente la idea que de-
pueden ser en extremo concisas, y sin embargo la obra entera
sera prolija y difusa si está recargada de pensamientos t o ne-
cesar,os.-o s, muchos de ellos están presentados de varias
n
^ S , ' f e r e n t e S - ' a S f r a s e s d e 0 v i d i o «o« bastante concisTs
y su estilo es sin embargo r e d u n d a n t e , porque gusta de variar
un mismo pensamiento. Séneca afectó todavía mas l a c o n c ion
en las frases, y no obstante es nimio y prolijo muchas veces
p o r q u e en cogiendo entre manos una i d e a , no 7a defa í á
immim
ra S a Z : , t T t 0 SU r Í C
? T8ÍnaCÍOn ¿
pKtíí
trelejidas mas can otras, la expresioin nada tendría M , j S i l ! y Yar aWa de cien
' maneras diferentes. E n
immmi
el pasaje de Quevedo que dejo citado como ejemplo del defecto
«amado q u e e s cabalmente el de amplincar d e -
0 de
rentes s i ^ e S " ™<*os ^ d o T d i t
cada
; / - «na de por sí las expresiones, en
S r J o V f í í r a r e d u n J d ; 1 D C Í a ; P e r o e l [ odo es difuso y
,a er ins,stldo
KmienTnf k , tanto el autor sobre dos sol o í
S ra e o s - J í a b e r l f presentado bajo tantos aspectos dife-
ta ll ia de [
mas dif, f a l f ° ' ' ; ope, copiada allí mismo es todavía
mas d i f u s a , y aunque no hay quizá una expresión que en sí
y
? J e 0 0 f u e s e m u ? bnena si estuviese
68 d fUS
sola'bastaba. ^ ' °' P ° r q U e ha
* düce
> cuaild
o una
ARTÍCULO V .
Claridad.
Un
tula f e?presi°n' cuand0
° f r e c e * solo sen-
d$ íer
aideníZ 2 * ** ^ d i d o por aquellos á
J e ;
Í Z Z l . , ?SCUm' CUand0
P'lede suced*r V™ «que-
U m S Í m d
biaua a Z ' T ™', ° ú n i c o ' *e ^ c a óam-
oigua la que ofrece dos ó mas á un tiempo. La claridad
ISESSSii
curos equívocos; ó de que la relación de unos con o ros'es á
e s t T ú l ü m r f f ? n S U C 0 0 r d i n a c i 0 » - ^ la que pro ví e l e
esta ultima se hablara, cuando se trate de la composición de
rnrnmm
son bastante conoc.das aun del ^ f ' J s 0 ' ' , e e S a r b
los nom-
s s a W M
del c a m p o ; pero se guardaron muy b n ^ emplea ^ Voces cultas ó sábias.
SSsstesaggSS
Uno ó dos podian pasar y t e n e r gracia; pero tantos juntos ¿ á
quien no empalagarán?
Concluiré lo perteneciente á la claridad de las expresiones,
añadiendo que aun sin haber en ellas términos técnicos, cultos de emplearla, para y i premuna cornbi-
o equívocos, pueden ser oscuras; ó porque el escritor, no con-
cibiendo claramente la ¡dea que quiere comunicar, se explica
con oscuridad, ó por la mala elección de las perífrasis.
-s
den á este mérito el de ser tales que el lector ú oyente juzga
que á él mismo se le hubieran ofrecido, y que al autor tío
le ha costado trabajo el encontrarlas. siones son ó no d e buen gusto. Lo pe l e ñ e r a « v c¡uk
Siendo esta la verdadera idea de lo que se llama naturali- corrección, p r o p i e d a d , ^ ^ ^ ^ S a una larga
dad en el estilo, es claro que carecerá de ella toda expresión l e n g u a ; lo restante es común a odas.. fcg P io
en la cual, ó por lo desusado de las palabras, ó por el modo disertación ; pero es forzoso omitirla porque , a
de combinarlas y colocarlas, ó p o r el aire de importancia que e n t r a r en una infinidad de pormenores que nos distrae v
se da a cosas que no lo m e r e c e n , ó por la elección de voces mucho tiempo de nuestro asunto.
muy escogidas, ó por un no sé q u é , mas fácil á veces de sentir
que de explicar, se descubre visiblemente el trabajo y esfuerzo
que ha costado su invención. Semejantes expresiones son las
ARTÍCULO Vil. separación ninguna cualidad s u y a ; en cuyo caso es claro que
no merecen el título de epítetos. Por ejemplo, esta expresión,
Energía. el cuerpo humano, es el signo total de la idea que repre-
Para que una expresión sea buena, es menester que á todas senta ; y el adjetivo humano está empleado por necesidad,
las cualidades ya explicadas añada la de ser enérgica, esto es, p o r q u e no hay en la lengua una palabra que por sí sola signi-
la de presentar las cualidades mas interesantes del objeto; fique el objeto que llamamos cuerpo humano, ó cuerpo del
y no como quiera, sino de cierta manera capaz de producir hombre. Mas si se añadiese, el cuerpo humano, máquina
en el animo una impresión viva y fuerte. De aquí se infiere admirable, esta última frase seria un verdadero epíteto desti-
que débil, lo contrario de enérgica se dirá de aquella expresión, nado á hacernos observar en el objeto llamado cuerpo huma-
que ó no presente las cualidades mas interesantes del objeto, no cierta cualidad, la de ser admirable su mecanismo. Tam-
ó lo haga con cierta languidez incapaz de producir una poco son verdaderos epítetos los adjetivos que expresan el
impresión fuerte y viva. Conocida la naturaleza de la energía, atributo de las proposiciones, verbi gracia, en esta, el hombre
y visto que consiste en expresar con cierta fuerza las cuali- es mortal; porque no están destinados á hacer resaltar indi-
dades de los objetos; es evidente que se conseguirá : em- rectamente y como de paso una cualidad particular, que es lo
pleando oportunamente aquellas partes de la expresión que que constituye el epíteto, sino á designar la que por una afir-
indican las cualidades de las cosas, no en abstracto, sino como mación positiva y directa atribuimos á un objeto. Hago estas
inherentes a las cosas mismas; á cuyas partes de la expresión advertencias, porque ninguna de estas cosas ha sido explicada
total Jlamamos adjuntos ó epítetos, palabra griega que quiere hasta ahora en los tratados de retórica, y se cree generalmente
decir sobre-puesto; y 2.° introduciendo palabras que formen que epíteto y adjetivo son una misma cosa. Tan lejos están
lo que se llama imagen. de serlo, que muchas veces hay epíteto sin que haya en la
frase ningún adjetivo, como en esta, Escipion, el rayo de la
guerra; y otras, los adjetivos no lo son, como en las citadas
Epítetos. arriba, listo supuesto, veamos las reglas que deberemos tener
Si la naturaleza de estos consiste, como he dicho, en expre- presentes para emplear con acierto los verdaderos epítetos;
sar una cualidad, cuya idea queremos excitar separadamente punto muy capital en materia de estilo. Son las siguientes :
de fas otras que excita el nombre solo del objeto; y si, como -I a Han de ser oportunos é interesantes; lo cual quiere
se s a j e desde la gramática, podemos expresarla ó con un ad- decir que h a n de expresar cualidades que tengan relación di-
jetivo solo, o con alguno acompañado de una modificación recta con el punto de vista, en que por entonces se considera
mas o menos larga, ó con otro sustantivo que entonces llaman el objeto á que se aplican. Para entender bien esta regla, es
ios gramáticos caso de adposicion, o con algún complemento necesario tener presente lo que se dice en la lógica, á saber,
indirecto, o finalmente con una proposición entera de las que que en toda proposición el sugeto se refiere al a t r i b u t o ; p o r -
laman incidentes; es claro que en rigor podría darse el nom- que de esto se infiere que no deberá añadirse á uno ni o t r o ,
bre de epíteto a cualquiera de estas cuatro maneras de expre- sino lo que pueda hacer mas sensible su mutua relación. Por
sar las cualidades de los objetos. Sin embargo, como en lite- ejemplo, si yo dijese : El hombre amante de la verdad no
ratura no se llaman por lo común epítetos sino los adjetivos debe dar oídos á tos aduladores; habría caracterizado opor-
o sotos o modificados, y los sustantivos de adposicion, solo tunamente al hombre de quien hablo, con respecto á lo que
serán de estas clases los que cite en los ejemplos; pero cuanto digo de é l , porque el epíteto, amante de la verdad, con que
cíe ellos se d i g a , puede también aplicarse á los complementos le cali, co, contribuye á hacer ver porqué no debe dar oidos
y a as proposiciones incidentes. Advierto no obstante que los á los aduladores. Mas si yo dijese : Un hombre ricamente ves-
adjetivos no son siempre epítetos. A veces, unidos á un sus- tido « o debe, etc. el epíteto estaria mal escogido, y la propo-
tantivo, expresan la idea total del objeto, y no indican con sición entera seria ridicula, poique el estar rico ó pobremente
vestido, nada tiene que ver con que uno escuche ó no á los
que le adulan. Semejante epíteto es como se ve i n o p o r t u n o , bello. No se crea por esto que todos los epítetos de n o m e r o
porque uo hace mas clara la relación entre el sugeto y el atri- son de esta clase; por lo común son felicísimos y sobremanera
b u t o Por este ejemplo se puede entender suficientemente lo enérgicos : ni se confundan tampoco estos pocos, que són ver-
nue prescribe esta primera regla : regla importantísima, como daderamente inoportunos, con algunos otros suyos, que a u n -
luego se verá, para la buena elección de los tropos o expre- que hoy pueden parecerlo, no lo eran en su tiempo. Hablo de
siones de sentido figurado; pero que aun respecto de las p a - los epítetos que constantemente da á ciertas divinidades y a
labras tomadas en su acepción iiieral, es de continuo uso Y cierfos h é r o e s , como á Juno la de los blancos brazos, o de
si por sola ella hubiésemos de calificar v a n o s epítetos que los los grandes ojos; á M i n e r v a la de los ojos garzos; a A p o l o el
escritores adocenados emplean casi siempre, y aun los buenos flechador; á Diómedes el valiente; á Héctor el impetuoso; a
alguna vez, veríamos inmediatamente que no están usados Llíses el astuto, etc. Estos eran en su tiempo una especie de
con la oportunidad d e b i d a ; q u e , léjos de hacer enérgica a sobrenombres ó apellidos, si puedo decirlo así, con que se
expresión, la debilitan; y que, en vez de hacer mas clara la distinguían ciertos dioses y ciertos héroes : tal es el pius
idea del objeto, la oscurecen. Jateas el religioso Enéas, de Virgilio. Observaré de paso que
Nadie admira mas que yo á Homero : la veneración que me algunos de H o m e r o , que traducidos literalmente según el va-
inspira su nombre, toca ya en u n a especie de idolatría litera- lor etimológico d é l a p a l a b r a , parecen ridículos, como el que
ria y ya h e dicho que para mí es el mayor poeta y. el primero da muchas veces á los griegos diciendo, los de buenas grebas,
entre los escritores profanos. Sin embargo me es preciso con- no lo son de n i n g u n a m a n e r a , si se traducen como se debe.
fesar, q u e algunos de sus epítetos pecan contra esta primera La palabra griega que corresponde á aquella expresión caste-
regla' y de consiguiente son .ociosos en el paraje en que se ha- llana, está tomada en sentido figurado, y se cometen en ella,
llan Por ejemplo, cuando se habla de la nave que va surcan- como dicen los retóricos, nada ménos que dos tropos a un
do los mares, cualquier epíteto que tenga relación con el mo- tiempo. Primero las grebas, parte de la a r m a d u r a , se toman
vimiento, que es á lo que entonces atendemos, como m e r a , por la a r m a d u r a entera, y la palabra quiere decir los de buena
veloz, lijeru, etc., es oportuno, porque es relativo a la cuali- armadura, los bien armados; y luego, antecedente p o r con-
dad suya que consideramos en aquel momento. Mas tratán- siguiente, esta expresión se emplea por la de belicosos, aguer-
dose de naves que están sacadas á tierra (y así estaban las de ridos, v así es como debe traducirse. Y si Monti, antes efe po-
los griegos durante el asedio d e Troya), llamarlas entonces nerse á traducir la lliada, hubiera aprendido todo el griego que
veloces, como frecuentemente lo hace Homero, es emplear se necesita saber para traducirla bien, no hubiera dicho en ita-
mal este epíteto en aquellas circunstancias. Cuando se hable liano, / colhurnati aclie.i,«los aqueos que gastan coturnos »,
de su tamaño ó capacidad, vendrá bien el de hondas; pero como si se tratara de algunos actores trágicos. Uno de los moti-
calificarlas con este adjetivo, cuando nada se dice que tenga vos de que Homero no sea tan estimado como merece, es que
relación con aquella cualidad, lo cual también hace Homero se le juzga por la versión latina, la cual expresa literalmente,
algunas veces, será añadir una calilicacion conocidamente in- no la significación poética y figurada de las voces, sino su valor
oportuna. Lo mismo debe decirse de otro epíteto que da fre- etimológico. Traduciendo así, no hay autor en el m u n d o que
cuentemente á los griegos, los de larga cabellera. Hablando no parezca ridiculo en muchos casos. Si el arrecía aunbus
de ellos en contraposición á los bárbaros que no se dejaban de Virgilio se tradujese en castellano, las orejas empinadas, o
crecer el cabello, es oportuno. Pero cuando en el libro 11 dice tiesas, ó derechas, que es lo que etimológicamente significan
que Agamenón mandó á los heraldos que convocasen a los las palabras auribus arrectis, ¿quién no miraría como baja y
aquivos de larga cabellera, para llevarlos al combate; cual- chabacana esta expresión? I'uesasí es como se traduce o r d i -
quiera conoce que este epíteto ninguna relación tiene con el nariamente á Homero, y se le hace decir, Juno la de los ojos
objeto de la llamada, porque p a r a empeñarlos á combatir du- de buey. Pero él no dijo ni quiso decir tal bajeza. La palabra
rante la inacción de Aquíles, que era la grande dificultad que griega significa s í , según las radicales de que se compone,
había que vencer, nada importaba que tuviesen largo el ca- ojos de buey; pero en la acepción usual esto q u e n a decir ojos
el oro, la plata, y otros capaces de pulimento, se dice muy
grandes, rasgados, hermosos, epíteto, que como se ve, nada
bien que son brillantes, lucientes, porque en esto se diferen-
tiene de ignoble. Volviendo ya á la regla; si en Homero halla-
cian de los que no pueden ser abrillantados; pero seria muy
mos alguno que otro epíteto inoportuno, fácil es conocer que
vago llamarlos extensos, pesados, porque estas son propieda-
no faltarán en otros escritores no tan buenos como é l , y que
des comunes á toda !a materia. Del mismo modo en las cuali-
abundarán en los de inferior clase. Ocioso pues será citar ejem-
dades morales de los personajes vale mas no calificar á estos
plos de los nuestros, y señaladamente de los poetas del siglo
con epítetos, que darles los genéricos de famosos, claros,
x v i i . Abranse por cualquier parte sus obras, y no se habrán
ilustres, y otros de que abundan los poetas; á no ser en a l -
leido dos páginas, sin haber hallado algunos epítetos inopor-
guna particular situación, en que los pongamos en paralelo
tunamente empleados.
con otros á quienes no convienen aquellas denominaciones.
2.a Los epítetos han de ser propios, es decir, han de ex- También de estos se encuentran algunos en Homero.
fresar cualidades que convengan al objeto á que se apli-
can. Aunque esto entra en la propiedad general de las expre- 4 . a ¡So han de ser repugnantes al objeto á quien se dan;
siones, es necesario observarlo con mas cuidado en orden á ó lo que es lo mismo, no han de expresar cualidades
los epítetos, porque es muy fácil emplear algunos defectuosos que repugnen á su naturaleza, ó sean contrarias á la idea
por esta parte. Así, en la pintura de los vicios hecha por Lope que excita su nombre. Por ejemplo, no hay nadie que al
que cité en otro lugar, noté con bastardilla varios epítetos im- leer las palabras dolor, pesar, riesgo, sepulcro ó tumba, no
propios : \ ° « La soberbia en figura de gigante, armada de vea en estos objetos algo de triste, funesto y desagradable, y
« blasfemias y de voces. » Representada la soberbia como un que por consiguiente, si los considera personificados, no los
gigante, no se puede decir con propiedad que está armada de vea bajo un aspecto deforme, espantoso, horrendo, y para d e -
blasfemias y de voces, porque éstas, y tómese la voz en sen- cirlo de una vez, que no se los figure como cosas feas. Darles
tido propio ó figurado, no son armas de gigantes. En sentido pues el epíteto de hermosos, es darles uno que no solo no les
propio, lo es la clava ; en el figurado la arrogancia. En este, conviene, sino que les repugna. A lo ménos yo creo que hasta
las blasfemias pueden serlo de un impío, y las voces de una ahora nadie se ha figurado el dolor, el pesar, el riesgo y la
verdulera. 2.° « La caduca avaricia los feroces miembros mo- sepultura como cosas bonitas y lindas.
« vió.» El epíteto de caduca, dado á la avaricia, es propio y 5. a Los epítetos no han de ser inútiles, esto es, no han
feliz, porque esta es comunmente la pasión de los viejos; pero de expresar una cualidad cuya idea excite el nombre solo
el de feroces dado á sus miembros, es impropio por esta mis- del objeto; á no ser en algún caso, en que esta cualidad
ma razón, á saber, porque representada como un viejo cadu- sea precisamente la que convenga hacer resaltar. Porque
co, sus miembros pueden ser deformes, feos, descarnados, entonces, siendo esta la idea, sobre la cual queremos que se
pero no feroces; este epíteto conviene mas bien á la juventud fije la atención del oyente ó lector, ho hay inconveniente en
robusta. Y ademas, prescindiendo de que esté ó rto represen- hacer de ella la materia de un epíteto, ántes conviene para
tada ya la avaricia como un decrépito, la ferocidad no es el prolongar y fortificarla impresión. Por e j e m p l o , cualquiera
carácter propio del avaro, sino del cruel, del violento, del que ha visto nieve, sabe que esta es siempre y necesariamente
iracundo : el avaro mas bien es tímído y de ánimo apocado, blanca, y que al oir su nombre se le excita j u n t a m e n t e con la
que feroz. 3.° Tántalo de ambición tampoco es propio de la idea del objeto la de su blancura. Será pues superfluo que á la
avaricia. Esta y la ambición son cosas distintas, y casi incom- nieve se dé el epíteto de blanca. Este no es extraño al punto
patibles. La primera es sed de riquezas, la segunda de hono- de vista en el cual se considera la cosa, no es impropio, no es
r e s ; y de ordinario, p o r conseguir estos se sacrifican aquellas. vago, y ménos r e p u g n a n t e ; pero es inútil, á no ser que, tra-
tándose de la blancura de la nieve, sea esta la idea que con-
3. a Ao han de ser vagos, esto es, no han tje expresar
venga. reforzar. Por esta razón, yo no condenaría, como Blair,
cualidades, que aunque convengan de algún modo al ob-
el piala canis albicant pruinis de Horacio, p o r q u e , i n t e n -
jeto, sean también comunes á otros muchos, sino aquellas
tando mostrar cómo blanquean los prados cubiertos de rocío,
que le sean peculiares. Por ejemplo v de ciertos cuerpos, como
expresar entonces que el r o c í o , es blanco, no me parece una se diria igualmente bien, rugosa y avara vejez, porque las
verbosidad insulsa. Mas razón tiene Blair, cuando critica el arrugas nada tienen que ver con la avaricia. Para dar u n
liquidi fotiles, de Virgilio; porque aunque el agua pierde al- ejemplo positivo, que acabará de hacer palpable la verdad de
guna vez la fluidez, su estado ordinario es el de estar liquida, esta regla (que no se hallará en ningún libro, y sin embargo
particularmente si la suponemos manando ó corriendo en una no deja de ser cierta, certísima y muy importante) recordaré
fuente ; y cualquiera lo sabe y lo conoce, sin que el poeta se un pasaje de Quevedo ya citado con otro motivo, y es la des-
lo diga. Homero tiene también epítetos superfluos. Y si en los cripción de la noche. Allí noté con bastardilla vanos epítetos
dos príncipes de la poesía se encuentran, ¿ q u é sera en los en cuya elección no tuvo presente el poeta este principio, y
demás poetas, y sobre todo en la adocenada turba de los ver- aquí es la ocasion de probar porqué no hizo bien en r e u m r -
sificadores ? , los. Allí d i c e :
6.a Aun teniendo todas las circunstancias indicadas, Con piés torpes al punto ciega y fría
no se acumulen nunca muchos sobre un mismo objeto, á Cayó de las estrellas blandamente
no ser que de intento se haga la enumeración de sus cua- La noche, tras las pardas sombras mudas etc.
lidades ; y en caso de que convenga calificarle con dos, Cieqa y fría : cada uno de estos dos epítetos es bueno en sí
expresen ambos cualidades análogas. Este es un punto deli- mismo, y ambos han sido dados á la noche por los mejores
cado, que pide alguna explicación ; pero con ella y los ejem- poetas, pero en diversas ocasiones; mas asi reunidos, debili-
plos se entenderá fácilmente. Entre todas las cualidades de u n tan la impresión que baria uno solo, y este debió escogerse
objeto hay unas que son análogas entre s í , y otras que no según la cualidad que se queria hacer resaltar. Si era Ja oscu-
tienen m u t u a conexion. Por ejemplo, el viejo es generalmente ridad, venia bien cieqa; si el fresco que ordinariamente se
débil, t í m i d o , suspicaz, avaro, desconfiado, irresoluto, etc.: siente durante la noche, entonces, fría. Reuniendo los dos,
todas estas cualidades le convienen perfectamente, y de cada se distrae nuestra atención, y no sabemos sobre cual de
u n a de ellas podrá hacerse materia de un epíteto en su r e s - aquellas cualidades debemos fijarla con p r e f e r e n c i a ; y esto,
pectiva ocasion, según lo que del viejo se d i g a ; pero entre to- porque no tienen necesaria conexion, pudiendo la noche ser
das ellas unas son análogas entre sí y otras no. Débil y tími- oscura sin ser fria, y fría sin ser oscura. Otra cosa s e n a , si se
do son análogas, y la segunda es como consecuencia de la pri- dijese húmeda y fria : en este caso la idea se refuerza, p o r -
m e r a ; pues el viejo teme á los d e m á s , porque siente que le que el frescor es consecuencia de la h u m e d a d . Lo mismo debe
faltan las fuerzas para defenderse. Tímido y avaro no lo son, decirse de los otros d o s , pardas y mudas, respecto d e las
no tienen conexion necesaria, porque la avaricia en el viejo s o m b r a s : uno solo bastaba. Véase al contrario cuan bien Her-
no nace precisamente de la timidez, sino de otro principio, á manados e s t á n , y p o r decirlo así, c u á n conspirantes son los
saber, de que sabiendo por su larga experiencia cuánto valen siguientes de Rioja en la epístola A Fabio :
las riquezas, tiene gran placer en adquirirlas, y le es duro des-
No sazona la f r u t a en un momento
prenderse de ellas. Contrayendo estos principios á la aplica- Aquella inteligencia, que mensura
ción de los epítetos, es claro : - I q u e si bien al viejo le pue- La duración d e todo á su t a l e n t o ;
den convenir los indicados, seria ridículo dar un catálogo de Flor la vitaos primero, hermosa y pura,
todos ellos, á no ser que se haga la enumeración para delinear Luego materia acerba y desabrida,
el carácter de la vejez : 2.° que al emplear mas de uno, es Y perfecta después, dulce y madura.
menester elegir los que expresan cualidades análogas, y que La flor es hermosa, porque es pura; la fruta no sazonada es
m u t u a m e n t e se refuerzan, no los inconexos y divergentes. Así desabrida, porque es acerba • y ya en sazón es dulce, porque
so podrá decir muy bien, pálida y triste vejez, porque estos está madura. Esto se llama saber hermanar los epítetos. Para
dos epítetos expresan ideas q u e mutuamente se fortifican, que acaso no se crea que estas son inútiles y metafísicas suti-
pues la palidez es indicio de que la fuerza vital está ya muy lezas, copiaré lo que dice Blair con otro motivo. Censura a
disminuida, y á este estado es consiguiente la tristeza, pero n o aquellos escritores que, por no concebir con precisión sus
pensamientos, acumulan para expresarlos palabras superfluas- de su afectada sublimidad. (Tom. i v . pág. 33.) Esto no se
y a ñ a d e : La imagen que nos ponen delante, se ve siempre lia de entender tan literalmente, que no pueda emplearse un
doble, y ninguna imagen doble es distinta. Cuando un epíteto ,vporque otros le hayan empleado : no hay acaso uno
autor me habla del valor de un héroe en un dia de batalla, que no lo baya sido ya. Lo que se quiere decir es, que se
ta expresión es precisa y le entiendo completamente. Pero procure darles alguna novedad sustituyendo al adjetivo ya muy
si por el deseo de multiplicar palabras, quiere alabar su usado otro que lo sea ménos, y diciendo , por ejemplo , par-
valor y fortaleza, en el momento en que junta estas pala- das sombras, en lugar de opacas; asoladora g u e r r a , en vez
bras comienza á vacilar mi idea. Quiere expresar con de sangrienta; potente, por poderoso, etc.
mas fuerza una calidad; pero expresa dos, que á la ver- 8. a ¡So se multipliquen demasiado los epítetos, particu-
dad son distintas. El valor hace frente al peligro, la for- larmente en la prosa; y así en esta como en los versos, no
taleza arrostra la pena. La ocasion de ejercer cada una se distribuyan con monótona simetría y bajo una misma
de estas calidades es diferente; é inducido á pensar en las forma, como hacen algunos que á cacki sustantivo le d a n
jS' fuando solamente me debiera presentar á la vista una constantemente un adjetivo, para que le sirva de lacayo. En
ele ellas, hace inconstante mi vista, é indistinta la idea los que sean necesarios convendrá variar la expresión, de mo-
del objeto. (Traducción castellana, tomo i. pág. 246.). Así, do que unos sean adjetivos solos, y otros adjetivos modifica-
Jo que en esta parte dice Blaír de las cualidades expresadas dos ; y ya sustantivos de adposicion, ya proposiciones inciden-
con sustantivos, deberá decirse igualmente de las expresadas tes. Observando todas estas reglas no podrá ménos de hacerse
con adjetivos; porque si él censura con razón al que reúne u n a buena elección de los epítetos; p u n t o , como lie dicho ,
dos, bastante analogas entre sí, como el valor y la fortaleza muy importante.
con mas razón se deberá censurar al que reúna dos que no Jo Ahora, para que se vean en un solo ejemplo epítetos que
sean tanto y mas aun si son totalmente inconexas. Por esta reúnen todas las calidades indicadas en las reglas, copiaré un
razón añadiré q u e , si alguna vez pueden aplicarse dos epítetos soneto de Lupercio Argensola. Al parecer, había soñado que
a un solo objeto (tres ó mas nunca deben entrar sino en enu- se le habia muerto alguna persona de su c a r i ñ o , y hablando
meraciones formales), cuando ambos se refuerzan mutuamente con el sueño, le dice :
del modo que queda explicado ; lo general es no dar nunca a
Imágen espantosa de la muerte,
un objeto mas q u e uno solo, escogiendo entre todos los que Sueño cruel l n o t u r b e s mas mi pecho
puedan convenirle el mas interesante en Ja ocasion en que se mostrándome cortado el nudo estrecho,
emplea, es decir, el q u e mas relación tenga con la situación Consuelo solo d e m i adversa suerte.
en que se considera entonces la cosa calificada, como se pre- Busca d e algún tirano el m u r o fuerte,
v De jaspe las paredes, d e oro el l e c h o ;
vino en la regla p r i m e r a .
O el rico avaro en el angosto lecho,
7. a Aun siendo buenos en si mismos los epítetos, eví- Haz que temblando con sudor despierte.
tense, sisón demasiado comunes y como de fórmula. Esta El uno vea el popular tumulto
regla es de Blair, el cual observa juiciosamente que hay cier- R o m p e r con furia las herradas puertas,
O al sobornado siervo el hierro oculto.
tos epítetos generales, los cuales, aunque parece realzan
la significación de la palabra á que se apiñ an, la dejan Y el otro sus rique/.as descubiertas
^ embargo indeterminada; y en fuerza de ser triviales Con llave falsa, ó con violento insulto;
Y déjale al amor sus glorias ciertas.
íZl n en f le^U(,Je Poético, son ya enteramente in-
Examinemos uno por uno todos los epítetos que contiene este
sípidos. De esta clase son discordia bárbara, envidia odio-
bellísimo soneto, y veamos cuán bien aplicados están. Ima-
sa , jefes poderosos, guerra sanguinaria, opacas sombras, es- gen espantosa de la muerte : epíteto propio y muy propio
Z Z J e m h GS> y 0 l r 0 s , m i l d e l a m i m a apéele que á veces del sueño, porque en efecto este es la única cosa que nos da
Z T T ° S r n T ,0S buenos P°etas> V de abundan alguna idea de la no existencia. Y aunque con decir«010 imá-
los de segundo orden, poniendo en ellos lodo el misterio
gen de la muerte, se calificaba bastante el sueño, añadiendo
al sustantivo imagen el adjetivo espantosa, el epíteto entero
se bace mas enérgico. Sueño cruel: otro epíteto dado a sue-
ño con toda oportunidad, porque habla de él en cuanto le h a - p i n t o r amulo para S a r a « . Cuan-
bla afligido; y personificándole, debe representarle como un
personaje cruel que se complace en atormentarle. Nudo es-
trecho : epíteto no inútil, porque la palabra nudo no excita
s f f ^ j a g s c g g h . í
suficientemente la idea de apretado, pudiendo aquel ser flojo.
Muro fuerte, tampoco es inútil, p o r q u e aunque la idea de
m u r o envuelve la de resistencia y f u e r z a , como esta es la que
aquí tiene relación directa con la circunstancia de ser el muro
de un tirano, conviene reforzarla é insistir en ella. Las dos
circunstancias de que las paredes son de jaspe, y el techo de
oro la fortifican aun mas. Rico avaro : epíteto necesario, por-
Easaaiiá
que el rico, si no es avaro, no sentirá, hasta el punto de tem-
blar con sudor, la pérdida de sus riquezas; y el avaro, si es i s s s s a a g
pobre, tampoco se incomodará tanto, como si tuviese mucho lar. En o r d e n á lo s e g u n d o se v e t a m b i é n
que perder. Angosto lecho : este epíteto que en un solo rasgo de que se trata es material en si mismo las P a l a b a s q
pinta el mal trato que se dan los avaros, la sordidez con que compongan la expresión, podrán estar ®
viven etc., no solo es bueno, es felicísimo, poético y sobre propio, y por consiguiente que las m i a g e n e s o n c o a d , s _
manera enérgico. « Romper con furia las herradas puertas,» de las metáforas. Finalmente, es claro y i e j m n v ^ V
circunstancia y epíteto que m u t u a m e n t e se fortifican y que de ser enérgica sin que forme imagen, pues lo sera s i e m p e
pintan cuan grande debe ser el sobresalto del tirano, al soñar
que el pueblo atumultuado acomete á su casa con tal furia,
que no bastan las herradas puertas para impedirle la e n t r a d a .
Sobornado siervo, hierro oculto n o pueden ser mas o p o r t u -
nos para lo que se trata, que es del temor de un tirano. Ya se maldades que Clodio meditaba y
biese quedado muerto en el encuentro con M d o n c o n g a en
sabe que los que usurpaban el p o d e r supremo en las antiguas
repúblicas, que son de los que habla el poeta, estaban siem- estos términos : Q u a m o b r e m . í f t í n t e l e n d o en
clamaret T. Annius etc. o Por tanto, si Mdon ten enüo en
p r e temiendo que un siervo sobornado los asesinase. Llave
falsa, violento insulto : circunstancias bien escogidas; son «la mano la espada ensangrentada, e t c . » En esta cía s u i a n a y
los dos medios de robar. Me h e detenido á hacer este prolijo u n a valiente imágen en la
exámen, para que se vea cuánto h a y que estudiar y admirar nens; pues un hombre que tiene en la mano una espada en
en una composicion bien escrita, p o r corta que sea. sangrentada, es, como se ve, un objeto que se puede pintar.
Supongamos qué Cicerón hubiese dicho, post ™r<e>n P. C/o
Imágenes. di , « despues de la m u e r t e ^ Clodio » aquí no ^ m ^ r n a
g e n , pues aunque pudiera pintarse un hombre m to
Quizá no hay en literatura una palabra de mas continuo uso puede pintarse el objeto d e s - n a d o por la palabra pos signo
que la de imágen, pero quizá tampoco hay otra de mas vaga de u n a relación, es decir, de una idea abstracta. De este oio
significación y"tan mal definida. Unos creen que las imágenes ejemplo r e s u l t a : lo p r i m e r o , que para que• ^ ^
consisten en los epítetos, otros las confunden con las metáfo- forme imágen, es menester que no haya en ella p a l a d a a ^ u n a
ras, otros entienden por imágen u n a expresión enérgica, y que signifique ideas abstractas ú objetos invisibles, y 10
gundo, que puede haber imagen sin metáfora, pues la que decentes; las que son contrarias á la buena crianza, groseras-
y l a s q u e ofenden el pudor, torpes; en cuyas tres especies
acabamos de ver es literal ó de sentido propio. En cuanto a
puede haber varios grados y darse á cada uno su denomina*
que puede también ser una expresión enérgica sin formar 01011
particular; pero seria inútil prolijidad. Algunos de nues-
imágpn, 110 hay mas que recordar aquellas enérgicas palabras
tros escritores se descuidaron en esta parte. Los ejemplos lo
que Virgilio pone en boca de nido, improperando á Enéas su r
probaran. *
perfidia : Nec Ubi divaparens; generis nec Dardanus auc-
ior, perfide.
Expresiones indecentes por excitar ideas desagradables
Ni es t u m a d r e una diosa, ni desciendes, ó asquerosas.
P é r f i d o ! d e l linaje esclarecido
De D á r d a n o Muchos pasajes pudiera copiar de autores nuestros de prosa
f n m W i descuidaron en esta parte, y no tuvieron reparo en
No cabe mas energía : son palabras de fuego, por decirlo asi.
Sin embargo, no forman imágen, porque una negación no se rnaní ^ r 0 1 1 ? US T b r e s p r o p i o s , o s ó , ° a n o s d e I cuerpo l m -
3 :,ones n o
puede pintar. Que las imágenes propiamente dichas c o n u i - mas culreiWp . '«uy l i m p i a s ; pero seíia yo
buven admirablemente á dar energía á las expresiones, queaa rinnil '' s , f n . P a ? e l e m P l 0 copíase sus inmundas ex-
demostrado con la citada de Cicerón. ¿Cuanto mas energico ¿ar t a n t ' n 1 ' S ° ° ? í ' ' e u n P a s a J' e d e B a I b u é n * que, sin lle-
es, con la espada ensangrentada en la mano, que, después otra nintnr'a H a ? a a b r a s q r e x c i t a n i d e a s algo puercas. Es
de la muerte de Clodío? Así, no daré mas ejemplos, m me ver á F e r n * p n tt0 di ' T f t deS,iedl0 el e n c a n t 0 se
extenderé mas sobre este p u n t o ; y también, porque todavía E b e r d S l ! n SL1 deformidad. El poeta, despues de
n a c e r dicho que aquella mágica había sido
volveré á tocarle, cuando hable de la diferencia entre el len-
guaje poético y el prosaico. En su florida edad de agrado y gusto,
Aunque altiva en su trato y desfíonesta,
ARTÍCULO TUI. Continúa así :
Decencia. Mas el tiempo, que todo lo consume,
Lo que se ha dicho de la claridad y energía se ha de tener Viáll ÍSfé C0m0 e n olras - e n s u s cos
™•
viole males q u e cuente, años que sume
presente y observarse, cuando las ideas que deseamos c o m u - £ferias de las perlas y las rosas; '
nicar son tales, que no puede haber inconveniente en nom- Quedándose tan vana, que presume
,n Cden s e r al usto
brar cada cosa por su nombre. Pero cuando se trata de cosas ,' S apetitosas
L a s f r u n a d a s a r r u g a s y lagañas (*)
asquerosas, ó que puedan ofender el respeto debido a las per- De los
Pinedos ojos sin pestañas.
sonas, y sobre todo el pudor, léjos de escoger la expresión
mas clara y enérgica, debemos al contrario explicarnos con Tirando de la edad cuanto
( d 1 en,
mas pudo
F? E r P° J ' d e l afeite, '
alguna oscuridad, dejando ver en una luz muy confusa lo que El turbio rostro le dejó sañudo,
expuesto á las claras podría parecer ménos decente a unos Y
Y PelI débil
T K T cuerpo,5
" ' de eno
¿estilando
raíces nudo, 'aceite,
oidos delicados y puros, cuales debemos suponer los de los ton a s V1V3S m e n i o r ¡ d , d j ¡ ' .
oyentes ó lectores. Como este principio no es de retorica, sino gartir d e n u e v a s a í / t t o , y i e ? £ l l e '
dé moral y buena crianza, solo añadiré que, si en las expre- Que en reumas trueca el uso dé sus días.
siones se tiene cuenta con el respeto debido á las costumbres
y con las atenciones que exige la civilidad, conservan la deno-
minación general de decentes; pero que si faltan a esta ,-egla,
toman n o m b r e s particulares, según el modo con que la q u e -
b r a n t a n . Así, las que excitan ideas asquerosas, se llaman m - ¿ S Ü S .C S V / S s e ,ee,flí
i pero e s evidente q u e B a l b n e n a
42
el buen gusto. Por ejemplo, cuando Cicerón, acusando á Vér-
que familiar * r res, juega con el significado literal de este apellido que es el de
mas
verraco, y con el equívoco que resulta de la homonimia del
E s apetitosas arrugas y lagañas de los ^ ;ioneS
verbo verro, verris, venere, que significabarrer; y cuando
Z J d e la edad; y ^ ^ / ^ ¿ S S , en la segunda Filípica insiste tanto en las borracheras de An-
iqué,8ÜO tonio, y describe tan enérgicamente sus comilonas, nombran-
rancia, hasta de los primeros elementos del a . t e !
" do co'n su nombre propio la consecuencia de sus hartazgos;
esto es ya demasiado. Demóstenes y Esquines se dicen t a m a -
Expresiones groseras. ^ ñas injurias uno a o t r o ; pero no llegan á tanta bajeza.
iH^fer
P o r la que te gobierna q u e , aun en obras satíricas y burlescas, es necesario abste-
nerse de toda obscenidad; y la advertencia no es inútil, por-
que no hace todavía muchos años que nuestros saínetes y
nuestras tonadillas abundaban de equívocos, que incomoda-
ban á cuantos conocían las reglas que la decencia dicta a todo
Oh reina torpe! Reina no, ma» loba el que escribe para el público (I), y mas aun para el teatro,
Libidinosa y fiera- adonde concurren personas de ambos sexos y de todas edades.
es grosero. A u n a reina i = Las perífrasis y atenuaciones de que he hablado ya, y los t r o -
m u j e r , solo por serlo, se la debe i r a » _ elevado pos de que luego hablaré, son de grande auxilio para presen-
particularmente en una compos.cion se a y a tar disfrazadas las ideas asquerosas ó torpes, si alguna vez es
tono lírico, como P<*> 1
preciso tratar de objetos que puedan excitarlas.
tampoco trato muy b.en a la m aunque enemigo,
otro debieron conocer q « ^ ® puede disculpar-
ARTÍCULO IX.
Melodía ó suavidad.
d e su tiempo. t a m b i é n de escritores griegos Cuando ta expresión hace en el oído una impresión
Largos ^ S S t l ^ ^ S e s , los cuales no e r a n agradable, decimos q u e es melodiosa ó suave; y cuando, al
y romanos, señaladamente üe u » ' d ian unos a
cierto muy escrupulosos e n e s t a p a r t , yr ^
1 . Me admira que el S ' Salvá haya violado abiertamente ese consejo al emprender
otros las mas groseras m u r i » . tfro o sabe;_y la edición del Diccionario de n u e s t r a Academia, estampando, como estampó e n él, todas
da nos enseñarían sino el hecho q u * w a o p a r t e dis- las espresiones torpes que la decencia condena y reprueba. La inmoralidad, la r e l a j a -
ción , ni la desvergüenza, n o h a n m e n e s t e r d e maestros, lo que importa es que p a -
porque siendo esto común en u - m p o esL ^ ^ ya de rezcan maestros para mostrar ¡ a s enormes faltas d e aquellos vicios, y las limestas con-
secuencias que siempre atraen á los que les siguen.
Ucencia, les imponía
contrario, es ingrata la que produce, la llamamos dura ó seivar una de aquellas, lo haga así el escritor. Pero téngase
áspera: epítetos que propiamente significan ideas relativas a entendido q u e , si se sabe manejar la lengua, este caso o c u r -
las sensaciones del tacto ; mas, por no haber otros, los apli- rirá pocas veces.
camos también á las del oido. El que una expresión suene ARTÍCULO x.
agradablemente, puede provenir de tres cosas : -I . a de que las
palabras de que consta, sean por sí mismas y por su combi- ' Conformidad de las expresiones con el tono de la obra
nación fáciles de pronunciar, en cuyo caso conserva el nombre
genérico de melodiosa ó suave: 2. a de que sus diferentes Como atendiendo al tono dominante de las composiciones,
partes estén distribuidas con cierta proporcion musical que se se dividen estas en nobles y familiares, dos grandes clases,
llama ritmo ó número, y por tanto la expresión total toma que luego se subdividen en varias especies; se han dado los
el nombre de sonora ó numerosa; y 3. a que las palabras, mismos nombres á la^ expresiones, considerada su c o n f o r m i -
por la naturaleza de los sonidos, ó por la cantidad de las sila- dad con el tono de un escrito. La nobleza pues de una expre-
bas, tengan cierta analogía con los objetos que representan; a sión resulta de que sus palabras no sean demasiado comu-
cuya cualidad se da el nombre de armonía imitativa, ó sim- nes, sino de aquellas que son usadas por las personas de
plemente de armonía, y á la expresión que la tiene el de ar- fina educación y elevada clase, cuando hablan de asuntos
moniosa. Para expresar la falta de alguna de estas tres cir- serios é importantes; y la familiaridad, por el contrario,
cunstancias, no hay mas que los términos genéricos de dura, de que sean usuales entre la dase media de la sociedad,
áspera, desagradable, etc. Lo perteneciente al ritmo y á la en la conversación ordinaria, y en materias de poca im-
armonía se explicará, cuando se trate de la composicion de portancia. Según que las expresiones son propias de las ín-
las cláusulas, porque allí es su lugar : ahora solo podemos timas clases del pueblo, loman los nombres de bajas, vulga-
decir algo de la melodía ó suavidad general de las expresio- res, triviales, chabacanas, tip que sea posible lijar exacta-
nes. Para conseguirla es menester evitar : mente los límites de estas denominaciones, porque no es fácil
• I L a repetición de unas mismas sílabas, ó como vulgar- saber á punto fijo, cuándo una expresión, saliendo de la es-
mente se dice, el sonsonete, esto es, el martilleo que resulta fera de familiar, toca ya en la de vulgar. Así basten estas
de que estén juntas ó muy inmediatas dos ó mas palabras generalidades, y la regla de que, en escritos elevados y serios,
consonantes, como dos adverbios en mente, ó dos tales que la como en las arengas, historias etc. no se usen expresiones
última ó últimas sílabas de la que precede sean idénticas con conocidamente familiares, y menos las bajas, vulgares y
la primera ó primeras de la que sigue, verbi gracia, nave ve- triviales; y que en todas se eviten las chabacanas, á no
loz. La falta en esta parte se llama cacofonía, palabra griega ser que de intento se trate de imitar el lenguaje del ínfimo
que literalmente significa mal-sonancia.' vulgo, que es quien las usa, porque regularmente pecan con-
2.° La concurrencia de muchas vocales; porque como para tra la pureza de la l e n g u a , como el eslógamo, hespital, etc.
pronunciarlas distintamente, es menester abrir mucho la bo- de nuestros Manolos.
ca, resulta lo que en latín se llama hiatus, el cual siempre Tampoco están exentos de faltas en esta parte algunos de
es ingrato al oído; verbi gracia, Iba á Andalucía. nuestros escritores, como se verá por unos cuantos ejemplos
3.° La reunión de consonantes ásperas, ó de difícil pronun- que daré, entre muchos mas que pudiera traer. El tantas veces
ciación, como la r, la j , la z; verbi gracia, error remoto. citado Balbuena, que en su Bernardo parece se propuso dar-
Estas tres reglas, señaladamente la úliima, tienen las e x - nos un dechado de todos los defectos imaginables en m a t e r o
cepciones que veremos, cuando se trate de la armonía; en lo de estilo, no quiso dejar de señalarse y distinguirse, acaso en>
demás son generales, y no admiten mas restricción que la que t r e todos, por la bajeza del suyo. Todo el poema, que no tiene
á las cualidades secundarias imponen las capitales, es decir, la ménos de cuarenta mil versos, está escrito, á excepción de al-
propiedad, la exactitud, la claridad y la e n e r g í a ; y es, que si guno que otro pasaje muy r a r o , en lenguaje familiar, que
en algún caso f u e r e necesario sacrificar la suavidad para con- muchas veces decae hasta la mas baja trivialidad. Por ejem-
pío, en el lib. m queriendo bacer el retrato de un moro ber- cabeza , y que el tiempo, su médico, viendo que ningún em-
berisco llamado Fracaso (el nombre no es muy á r a b e , pero plasto provechoso
esto es lo de menos) dice :
Sus yerbas pueden dar y sus legumbres
Era Fracaso un moro berberisco, Que el gusto encienda y resucite el brío,
De grueso cuerpo y ánimo doblado, P o r q u e son frias y su mal es frío;
En rostro sierpe, en ira basilisco,
En vista torpe, en lengua libertado i la aconseia que viaje; y allí verá tantas otras majaderías y
Cuba de alegre vino; q u e el morisco sandeces^ que á no verlas uno impresas, parecería imposible
Que en esto se desmanda, es consumado;
V á la sazón, sobre un frison polaco. aue hubiesen ocurrido á nadie. ,
Hecho venia, recien comido, un Baco. Concluiré lo perteneciente á las expresiones observando
Dejemos lo de ánimo doblado p o r doble, esto es falso, trai- que cuando alguna añade á las otras buenas cual.dades la de
dor. etc.; lo de torpe en la vista, y libertado en lengua, y la nobleza, se dice que es elegante; y cuando ademas con J »
nótese lo de cuba de alet/re vino, y lo de venir, recien co- un pensamiento para cuya explicación parecía difícil hallar
mido, hecho un Buco; lenguaje que no dista mucho del de u n a que las reuniese todas, se dice que es feliz.
u n a t a b e r n a ; v, repito, en una e p o p e y a !
En el lib. x tiene una insulsísima alegoría, que el llama CAPITULO II.
artiliciosa fábula, sobre el origen del deleite ; y queriendo dar
á entender por q u é medios el a m o r se insinúa en la voluntad, REGLAS PECULIARES DE LAS EXPRESIONES DE SESUDO FIGURADO.
dice que para esto trata de f o r m a r un ocioso escuadrón de
ociosos pensamientos, y continúa : Es un hecho constante que todas las palabras de una lengua
fueron primitivamente instituidas o en ella, o eniaqpeUa d e
Este quiere formar, q u e á la victoria donde las ha tomado, p a r a , designar un solo o je o r
Con él hallar no piensa i m p e d i m e n t o :
Deja la libre tierra de su gloria,
cuando fué necesario darle á conocer por medio de un signo
Y va sin ella sobre el blando viento vocal; entendiéndose por objeto ó ser no so amen e los cu r -
En amistad de sola la m e m o r i a , pos, ino también sus movimientos, los efectos que e to p o -
Verdugo cruel d e un t r i s t e pensamiento, ducen, etc., en suma todos los seres y fenómenos que llegamos
Huciendo mil potajes al sentido,
Amargo el mas sabroso y desabrido. á conocer por cualquier medio que sea Ls tambien con tan o
que en todas las lenguas muchas palabras pasan de e>ta p r i -
Mucho se ha dicho del amor, bajo mil formas se le ha per- mitiva significación á otra secundaria, o P«r uso g e n e r a o a
sonil'irado; pero á nadie sino á Balbuena se le ha ocurrido el voluntad de los escritores; es decir, que habiendo s.gn licado
hacerle cocinero. También él lía sido el primero que ha l l a - al principio un solo objeto, lian pasado despues constante-
mado á la ausencia (allí mismo) mente á significar otro ú otros, ó pasan en algunas ocasiones.
Cuando pues una palabra se emplea para designar aquel oh-
De los sueños d e amor la pesadilla.
jeto á cu\ a significación fué primitivamente destinada, se dice
No abusaré mas de la paciencia de mis lectores. El que guste, que se toma en sentido propio; y cuando se usa parai desi-
puede ver por sí mismo dicha ai tiliciosa fábula, y verá lo úl- gnar otro distinto de aquel primero, se dice que esta tomada
timo de la extravagancia, de la b a j e / a . de la ignorancia de to- en sentido figurado. Y á este uso de las palabras en una si-
do, v el gusto mas detestable que baya tenido j a m a s , no digo gnificación secundaria, es á lo que se da el nombre de tropo,
un poeta épico, sino el último y mas infeliz coplero. Allí vera palabra griega que literalmente designa la acción de dar u n a
que la ausencia sirve á la voluntad comidas frias, d é l o cual vuelta á un objeto físico, esto es, la de ponerle en una^d lec-
y de lo frió de la posada, /» estraga el gusto cierta tibieza ción distinta de aquella en que ántes estaba r o r q u c ha pa e -
acompañada de frió y calentura, y dolores de estómago y cido que tomar una voz en un significado diverso del que re-
pío, en el lib. m queriendo bacer el retrato de un moro ber- cabeza , y que el tiempo, su médico, viendo que ningún em-
berisco llamado Fracaso (el nombre no es muy á r a b e , pero plasto provechoso
esto es lo de menos) dice :
Sus yerbas pueden dar y sus legumbres
Era Fracaso un moro berberisco, Que el gusto encienda y resucite el brío,
De grueso cuerpo y ánimo doblado, P o r q u e son frias y su mal es frío;
En rostro sierpe, en ira basilisco,
En vista torpe, en lengua libertado; la aconseia que viaje; y allí verá tantas otras majaderías y
Cuba de alegre vino; q u e el morisco sandeces^ que á no verlas uno impresas, parecería imposible
Que en esto se desmanda, es consumado;
V á la sazón, sobre un frison polaco. aue hubiesen ocurrido á nadie. ,
Hecho venia, recien comido, un Baco. Concluiré lo perteneciente á las expresiones . o b s e r v a n d o
Dejemos lo de ánimo doblado p o r doble, esto es falso, trai- que cuando alguna añade á las otras buenas cualidades la de
dor. etc.; lo de torpe en la vista, y libertado en lengua, y la nobleza, se dice que es elegante; y cuando ademas con J »
nótese lo de cuba de alegre vino, y lo de venir, recien co- un pensamiento para cuya explicación parecía difícil hallar
mido, hecho un Buco; lenguaje que no dista mucho del de u n a que las reuniese todas, se dice que es feliz.
u n a t a b e r n a ; v, repito, en una e p o p e y a !
En el lib. x tiene una insulsísima alegoría, que el llama CAPITULO II.
artificiosa fábula, sobre el origen del deleite ; y queriendo dar
á entender por q u é medios el a m o r se insinúa en la voluntad, REGLAS PECULIARES DE LAS EXPRESIONES DE SESUDO FIGURADO.
dice que para esto trata de f o r m a r un ocioso escuadrón de
ociosos pensamientos, y continúa : Es un hecho constante que todas las palabras de una lengua
fueron primitivamente instituidas o en ella, o eniaqpeUa d e
Este quiere formar, que á la victoria donde las ha tomado, para, designar un solo o je o r
Con él hallar no piensa impedimento:
Deja la libre tierra de su gloria, cuando fué necesario darle á conocer por medio de un signo
Y va sin ella sobre el blando viento vocal; entendiéndose por objeto ó ser no so amen e los cu r -
En amistad de sola la memoria, pos, ino también sus movimientos, los efectos que e to p o -
Verdugo cruel de un triste pensamiento, ducen, etc., en suma todos los seres y fenomenos que llegamos
Haciendo mil potajes al sentido,
Amargo el mas sabroso y desabrido. á conocer por cualquier medio que sea Ls tambien con tan o
que en todas las lenguas muchas palabras pasan de e>ta p r i -
Mucho se ha dicho del amor, bajo mil formas se le ha per- mitiva significación á otra secundaria, o por uso ipnera o a
sonifirado; pero á nadie sino á Balbuena se le lia ocurrido el voluntad de los escritores; es decir, que habiendo s.gn ücado
hacerle cocinero. También él ha sido el primero que ha l l a - al principio un solo objeto, h a n pasado despues constante-
mado á la ausencia (allí mismo) mente á significar otro ú otros, ó pasan en algunas ocasiones.
Cuando pues una palabra se emplea para designar aquel ob-
De los sueños de amor la pesadilla.
jeto á cuj a significación fué primitivamente destinada, se dice
No abusaré mas de la paciencia de mis lectores. El que guste, que se toma en sentido propio; y cuando se usa parai desi-
puede ver por sí mismo dicha ai tiliciosa fábula, y verá lo úl- gnar otro distinto de aquel primero, se dice que esta tomada
timo de la extravagancia, de la b a j e / a . de la ignorancia de to- en sentido figurado. Y á este uso de las palabras en una si-
do, v el gusto mas detestable que haya tenido j a m a s , no digo gnificación secundaria, es á lo que se da el nombre de tropo,
un poeta épico, sino el último y mas infeliz coplero. Allí vera palabra griega que literalmente designa la acción de dar u n a
que la ausencia sirve á la voluntad comidas frias, d é l o cual vuelta á un objeto físico, esto es, la de ponerle en una^d lec-
y de lo frió de la posada, /» estraga el gusto cierta tibieza ción distinta de aquella en que antes estaba Porque¡ha pa.e-
acompañada de frío y calentura, y dolores de estómago y cido que tomar una voz en un significado diverso del que re-
cibió en su institución, tenia alguna semejanza con la acción depende de que las impresiones que recibimos simultánea-
de poner un cuerpo en una situación diversa de la que tenia. mente, ó en tiempos muy inmediatos, se unen y enlazan, es
Pero es de advertir, que como algunas palabras, habiendo pa- decir, se colocan las unas cerca de las o t r a s ; como igualmente
sado de su primera significación á otra secundaria, llegan á
se juntan las que son semejantes entre sí, aun cuando la haya-
usarse exclusivamente en e s t a ; en tal caso la segunda viene á
mos recibido en épocas muy distantes una de otra. Como, se-
ser en cierto modo propia, v por tanto no se dice ya que
gún veremos luego, este mutuo <mlace de las ideas es el f u n -
hay tropo, aun cuando le hubo al tiempo de la primera tras-
damento de que las palabras hayan pasado ó pasen de u n a
lación.
significación á otra, es necesario tener bien entendido este
Acerca de los tropos hay que determinar su origen, sus es- principio de lógica; lo cual es fácil reflexionando en el ejem-
pecies, sus ventajas y las reglas para su uso; cuatro puntos plo propuesto. Pues aunque ignoremos, como en efecto igno-
que será necesario explicar con alguna extensión, porque te- r a m o s , el por qué y el cómo están unidas y enlazadas las i m -
niendo, como tienen, íntima relación con la filosofía del len- presiones simultáneas, sucesivas y semejantes, e¡ hecho es que
guaje, son mas importantes de lo que comunmente se cree. lo están, y esto nos basta para lo que aquí buscamos.
Pero antes, para que pueda entenderse lo que sobre ellos hay Acerca de la importancia relativa de las ideas, que se hallan
que decir, se hace indispensable dar algunas nociones preli- como enlazadas entre sí por uno de los tres principios indica-
minares, recordando ciertos principios de lógica, relativos al dos, á saber, por coexistencia, sucesión ó semejanza; cons-
enlace y conexión que las ideas tienen entre s í , á su i m p o r - tando por lo dicho que cuando recibimos la impresión total
tancia relativa, y á las clasificaciones que el hombre ha hecho de un objeto recibimos igualmente las parciales de sus cuali-
de todos los objetos, á medida que los ha ido conociendo y dades, partes y circunstancias; cualquiera puede haber obser-
examinando; principios que no todos los lectores tendrán pre- vado también, que entre estas hay á veces una que atrae
sentes ó bien entendidos,. mas nuestra atención, como entre las cualidades, el color, la
figura, el tamaño ú o t r a ; entre las partes, las que primero se
ARTÍCULO PRIMERO.
presentan á la vista, ó las que están destinadas á tal ó cual uso
particular; entre las circunstancias, la materia, el lugar, etc.;
Nociones preliminares. y 2.° que al recordársenos este grupo de ideas coasociadas, se
presenta siempre á la imaginación con mas viveza, y con cierta
En cuanto al enlace de las ideas, cualquiera, por poca preferencia, la de aquella cosa que mas nos interesó, cuando
edad que tenga, habrá observado ya muchas veces que al recibimos la impresión total, y señaladamente la de aquella
acordarse de una cosa que ha visto, se acuerda también, 1.° parte, cualidad ó circunstancia que tiene mas relación con el
de todas sus partes, cualidades y circunstancias, del lugar en uso, fin ó efecto á que atendemos en aquel instante. Un ejem-
que la vio, de otras que la rodeaban, etc : 2.° de lo que le plo lo probará. Reflexione cualquiera sobre sí mismo, y se
sucedió antes y despues de verla ; y 3." de otras que ha visto convencerá, de q u e , en los varios edificios que ha visto,
semejantes a aquella, aunque haya sido en distintos tiempos y ha encontrado siempre en cada uno cierta cosa que ha llama-
lugares. Por ejemplo, cuando uno se acuerda de una flor que do su atención con mas particularidad que las restantes; en
vio en un j a r d í n , se le recuerdan sus cualidades y circunstan- uno la materia, verbi gracia, si es de m á r m o l ; en otro u n a
cias olor, color, tamaño, etc.; el jardín en que estaba, y lo parte determinada, como las torres de que está flanqueado; en
que le sucedió al ir y al venir, suponiendo que fueron cosas aquel la figura, en este la elevación, y así respectivamente; y
capaces de llamar y fijar su atención, porque si no, su impre- 2.° de ^ue, en consecuencia de esta atención preferente que
sión sena tan débil que ya se le h a b r a b o r r a d o . Y si se d e t i e - le mereció aquella cosa que mas le chocó en cada uno, se le
ne a contemplar separada alguna de las cualidades d é l a flor, recuerda su idea con mas viveza que las restantes, al acordarse
verbi gracia, su figura, se le recuerdan también otros objetos, del edificio mismo.
que en esta parte son parecidos al que entonces examina. Esto En orden al modo con que los hombres h a n clasificado los
/
que es cosa sabida de bis que lian estudiado lógica, no será S i S ^ s series particulares se formó, despues otra mas
inútil explicarlo aquí también en favor de los que no la hayan 2xtem -k a ' ^ a c 0 I npreiidiese todas, y se la considero como
estudiado ; ó no lo h a y a n entendido bien, ó no lo tengan pre- un nuevo todo imaginario, al cual se dio el nombre de am-
sente. Si examinamos la naturaleza, es decir, el conjunto de Z / com también se observó alguna conformidad e r i r é
seres materiales que nos rodean, veremos que c a d a ' u n o de varios de los géneros mismos, se formaron de ellos o ras cla-
ellos está separado de los otros y se distingue de ellos en al- S p e r i S i otros géneros mas u n i v e r s a s y d e es os otro
guna cosa, aunque nosotros no "podamos notar siempre y en nnpvós basta parar en el supremo y universalismo, que es ei
todos sus respectivas diferencias. Considerado cada uno de por S S a d o c o n f a palabra sedente el cual a b m a o c h ^ ^ e
si y en cuanto se distingue de los demás, se dice que es un existe ha existido v puede existir de cualquier modo que sea.
individuo: y no hay duda en q u e , sí se pudiera descubrir y D e a q u f roviene que una Case que se considera como g t a o
señalar en cada uno de estos individuos aquello en que se dis- respecto de las especies que comprende, viene a ser ella misma
tingue de otros que se le p a r e c e n , se hubiera podido dar á ca- una especie respecto de otro genero mas elevado, « s i , ta pa
da uno de ellos un nombre particular. Mas como esto es abso- K L « / , q u e es genérica respecto de ^ ^ f ^
lutamente imposible respecto de muchos que á la vista parecen en que se han distribuido todos los seres a n . m a d o s v . e n e a s e r
enteramente semejantes, y p o r otra parte seria inútil y emba- específica respecto de la palabra cuerpo, que designa todos los
razosa tan prolija nomenclatura, hemos tomado el partido de seres materiales, así animados como inanimados
nombrar con un solo n o m b r e todos aquellos individuos que
oirecen a los sentidos cualidades semejantes y uniformes. Un En eslos tres hechos, enlace o concx.on de ciertas ideas,
ejemplo Jo liara palpable. No hay duda en q u e , si examináse- importancia relativa de algunas de ellas en cada caso particu-
mos atentisimamente todos los caballos, veríamos que no hay lar, y clasificación mental de los objetos, esta fundada, como
dos tan parecidos que no se distingan en alguna cosa, como el vamos á ver, toda la teoría de los tropos. Ellos explican su ori-
coior de la piel, la altura y mil otras circunstancias. Por con- gen, en ellos se funda su clasificación, y de ellos se deducen
siguiente, si tuviésemos Ínteres en distinguirlos unos de otros, sus ventajas y las reglas para usarlos con oportunidad.
podríamos dar a cada uno su nombre particular, como en
efecto se les da muchas veces, cuando importa no equivocar- ARTÍCULO I I .
los. I ero como fuera de un caso semejante, seria mas embara-
n
Origen de los tropos.
5P Í X V n "T,ia |H 0lÍjid;,d
' > daraos a
to(Ios el nombre
e
„ ? f T Pues 1,an
"acido las clasificaciones Cicerón. Quintiliano v otros retóricos antiguos redujeron á
0mbrCS h a n h e c h 0 d e t o d o s los
han • seres que dos los m 'tivos que tuvieron los hombres para dar a una mis-
COn Cer
n l o J n S í i® ° 1 ' y l 3 S « ' ' f r a c c i o n e s con que se lian re- m a palabn. dos ó mas significaciones, la necesidad y el pla-
E f n n ° m t ? e n e S d G t 0 d ° ! l o s 'ndividuos á quienes dan el cer (I). Otro*, han añadido la imaginación, las pasiones y la
e
mÓ ' 1 C 0 m 0 " " t o d o i d e a l compuesto de partes h o - ignorancia mi.-ma de los hombres. Y no hay duda en que t o -
dmut a L y ^ r ; CUya ,olalidad
^ r e u n i ó n de indivi- das estas cosas han contribuido y contribuyen a la formación
a b s t n c r i i ? « S , C a 6 1 n ° m b r e d e esPecÍG- l i a n d o de una y al empleo del lenguaje figurado , pero, bien examinado el
bien pnfrp «i a^m ' c o m o . v a i i a s de estas especies tienen tam-
,8Una £emCJanza se ha
r ! , ' formado de todas las que 1. La palabra facer está ahí en on sentido m u y v a s o . Pudieron decir verdad C a e -
maS extensa
que £ l & 3 t T ' ó u " nuevo todo ideal ron; Quintil taño y los demás retóricos qu ,coroo a q u e l b * . se lij .ron e n « o s , ..s w í ¡ -
e j e m 1 0 d e s u e s d e h a b e r for tos pero tampoco se engañaron los que con J.-J. Rousseau atribuyeron a las l
mido 1? í « r S i'' P ' P - origen de los tropos. A las exigencias .le las pasiones debió -ni duda el b o f f l ^ « e e n -
Pa Cia
como Z t ; ' n ° e S p e c i e s d e c a b a , l o s > ^ o n e s , etc., eueiHro de la palabra, comn debió comenzar á e x p r e s a r l a s por medio ^ ^ - o s e s u -
1 0 8 mula.lo por el placer con que ellas mismas le convidaban, fcn tal hipótesis, lamuiea
r s " pon venían en tener sus indi iduos nosotros tenemos al placer por uno de los motivos que dieron origen 4 los u o p o s .
un principio interior de acción y movimiento, que por la r a -
que todasel,as no
son mas que la necesidad
í n m h * i l v e r s , l i c a d a ' s é g u n los diferentes efectos que el materiales que conocemos ya por los sentidos. De este hecho
lira n ' l e n ' d o y t i e n e < l u e P r o d u c i r P ° r medio de la pala- se infiere que cuando los hombres tuvieron que hacer visibles
¡¡ . u c c °nsiguiente, podemos señalar la necesidad como la en cierto modo por medio del lenguaje los seres inmateriales,
í n , í n C w , ( ' " e h a d a d o 0 r í g e n a l s e i l l i d o figurado. Para p r o - se vieron precisados á darles cuerpo, por decirlo así, atri-
Dasl; a
^ " ' recorrer brevemente las varias y sucesivas alte- buyéndoles por analogía algunas de las cualidades sensibles d e
raciones quo lia recibido y recibe en todas las lenguas el sen- los objetos corpóreos, porque de otra manera no hubieran s i -
tido primitivo de las palabras. do entendidos por los otros hombres con quienes hablaban.
i n < í i v ; r i f m 1 i d 0 1 i m p 0 s i b , e ' c o m o f I u e d u observado, dar á cada Para esto no tuvieron otro arbitrio que el de dar á los objetos
niiploii , a n a t u r a ! e z a «n nombre particular, es evidente inmateriales los mismos nombres que significaban ya las cosas
m e s a l p a s o f u e fl| sensibles, con las cuales creyeron que tenían aquellos alguna
K ' l e r o n conociendo varios que se
ía «ó ¡' ° n t r e s í ' s e v i e r o n e n , a necesidad de extender á semejanza ó analogía. Podría en efecto demostrarlo examinan-
r a el
¡,„; ' ® • nombre que habiau dado al primer individuo do una por una las palabras que en nuestra lengua y en otra
que conocieron en ella; lo cual fué ya emplear el signo de una cualquiera designan seres espirituales, bajo cuya denomina-
jucai por el de otra. Como boy no conocemos positivamente ción general se comprenden no solo los objetos reales verda-
? P n m i t i v o s d e ninguna lengua , pues la mas po- deramente incorpóreos, sino también las abstracciones que el
"Ll, ¡ a mfinitamente variada y alterada, pondremos un hombre ha formado de las ideas materiales que recibe por los
ejemplo hipotético para que se vea esta primera alteración, sentidos, y de las cuales ha hecho otros tantos seres ideales,
que necesariamente recibió el significado de los nombres. Su- imaginarios, intelectuales y morales; pues todos estos n o m -
pongamos que la palabra león sea en efecto la que Adán em- bres tienen según el modo con que se consideran. Pero como
pleo para designar el animal que hoy conocemos con este nom- esto seria demasiado largo y el hecho es constante, concluiré
n i e . LS claro que aquella voz en el principio no pudo ser mas este punto con dos observaciones necesarias.
que un nombre propio, porque nuestro primer padre, al in-
La primera es, que entre las palabras que de significar ob-
W n T ¡ ' n ° á T S m C O n e l l a i a P r i m e r a v e z mas que aquel jetos materiales pasaron luego á significar también los que n o
r , r c D I I ' a , 1 ° q u e t e n i a Presente, y al cual q u e d a poner lo son, unas han perdido su primera significación, conservan*
™ L S u P ¡ ) n 8 a m , o s c I"e el mismo Adán vio sucesivamente do solo la segunda, la cual por consiguiente ha venido á ser-
Minii 8 Ks ev,dente
' > por lo que dejamos dicho, que h a - las en cier.'o modo p r o p i a : tales son las palabras espíritu,
llándolos semejantes, dio á lodos el mismo nombre de león alma, entendimiento; y otras han conservado ambas; tal es,
que había dado al p r i m e r o ; y lié aquí á este nombre propio por ejemplo, la palabra corazon, la cual habiendo significado
i n f o r m a d o ya en apelativo, es decir, que habiendo significa- primeramente la entraña material conocida con este nombre,
entera C1P
' ° " " S O l ° i n d i v i d u 0 ' P a s ó a significar la especie pasó, por la razón que luego se dirá, á designar la parte moral
del hombre, las pasiones, algunas disposiciones del ánimo, el
2 esla
r¡ ;°A necesidad, que podemos llamar gramatical, se valor y otras mil cosas, cuyas significaciones secundarias con-
añad o otra que pudiese decirse ideológica; pues resulta de serva, pero sin haber perdido la primera.
S ™ a i d C C ' ! i ' l a s i d e a s > P a r a c u 5' a expresión fué nece- La segunda es, que muchas palabras han sido trasladadas
sa. o no ya hacer de nombres propios apelativos, sino lo que d e los objetos materiales, no á los espirituales, sino á otros
e mas, hacer que la palabra que significaba objetos de una igualmente materiales y de muy distinta especie. Tal e s , por
c ase pasase a significar los de otra muy distinta ; y este fué ejemplo, «a palabra hoja, que habiendo significado primera-
mente una parte de los vegetales conocida con este n o m b r e ,
sirfnf't«°i P a S ° i q U G d l 6 r 0 n l a s , e n § u a s ol']iS;!das P O ' - n e c e - pasó á designar otras cosas, materiales s í , pero de muy dis-
, ; ; , T 0 Ü ° S S a b ? P ' , r experiencia propia que no podemos tinta naturaleza, como las porciones iguales de papel de que
reduen imagen las ideas de las cosas inmateriales, sino (¡ ai- se compone un l i b r o , la parte acerada de las espadas y s a -
rándonoslas corporeas y semejantes á algunos de los objetos 1 les, etc. En este caso, es decir, cuando las varias signiücacio-
— 218 —
nes de una palabra son todas de objetos materiales, es á veces siones que el frío examen de la meditación ; empleamos para
difícil distinguir cuál de ellas es la primitiva; pero para cono- designar las cosas, no sus nombres propios, sino los d e a q u e -
cerlo, téngase por regla general, que será la de aquel objeto llas accesorias que mas fuertemente nos conmueven. En esto,
que primero debieron conocer los hombres. Así en el ejemplo. ¡ como se ve, procedemos impelidos del vehemente impulso que
propuesto, como debieron ver árboles mucho tiempo ántes de entónces experimentamos de comunicar á los otros las ideas,
tener libros, es indudable que la palabra hoja signilicó las de n o de cualquier modo, porque esto no nos satisface, sino <on
aquellos ántes que las de estos. Esta traslación de una signifi- ¡ la misma fuerza y energía, y por decirlo así, con el mismo
cacion material á otra que igualmente lo es, debió su origen á j colorido con que en aquel momento se presentan á nuestra
la necesidad, lo mismo que la trasformacion de los nombres! imaginación. Esta especie de necesidad es la que mas ha ex-
propios en apelativos; y aun en rigor puede decirse que es la tendido el uso del lenguaje figurado, pues lo que es una nece-
misma cosa, pues si una palabra llegó á signilicar dos cosas.; sidad verdadera y muy real en el que habla agitado de u n a
tan distintas, como son las hojas de los árboles y unos p e d a - pasión violenta, ha venido á ser una necesidad facticia en el
zos de papel, fué porque considerando en las primeras la c u a - que ha tenido que imitar el Ivnguaje vivo, animado y pinto-
lidad de ser delgadas y planas, se extendió aquella voz á de-- resco de la imaginación y de las pasiones. Y como esto es esen-
signar en general todos los objetos que las reunían, cuando n o cialmente propio de los poetas y oradores, de aquí es que se
ofrecían otras mas interesantes, por las cuales mereciesen ser ha mirado como exclusivamente reservado á ellos el lenguaje
n o m b r a d a s ; y en esto no se hizo mas que seguir el impulso figurado ; pero en realidad se extiende á todo género de escri-
de la necesidad, ahorrando palabras nuevas, siempre que con tos. Porque entre todos los asuntos que pueden ofrecerse,
las ya inventadas se pudo dar á entender suficientemente lo apénas hay uno en que no tengan alguna parte la imaginación
que se quería decir. y las pasiones, en que de consiguiente no sea necesario imitar
3." A estas dos especies de necesidad, que pueden llamarse mas ó ménos su lenguaje.
de la lengua mas bien que del escritor debe añadirse la de Resumiendo ya todo lo dicho sobre el origen de los tropos,
esle para conocer completamente lodo lo que ha dado origen resulta :
al sentido figurado. Para entender en qué se funda esta nece- • I Q u e los hombres han sido guiados en este punto, como
sidad del escritor, es menester recordar lo que ya dejamos ob- en todos, por la necesidad, y que es de tres clases la que los
servado, á saber, I q u e un objeto nunca se nos presenta solo h a obligado á dar varias significaciones á una misma palabra :
é independiente de los demás, sino rodeado y dependiente de \ . a la que hemos llamado gramatical, por la cual se ha e x -
oíros muchos, con los cuales tiene siempre alguna relación ; tendido la significación primitiva desde un solo individuo á
porqu • es todo ó p a r t e , precede ó sigue, es causa ó efecto, es toda la especie entera, y aun á otras clases distintas 2 . a la
ó no semejante á o t r o , y á lo ménos coexiste con algunos en que liemos llamado ideológica, porque es la que lia obligado
un mismo lugar : 2.° que las ideas de los que tienen entre sí á trasladar los nombres de los objetos materiales á los i n m a -
ciertas relaciones, están como entizadas unas con otras : 3.° teriales ; y 3 . a la que por lo dicho podemos llamar moral, la
que juntamente con la idea principal del objeto que contem- cual hace que los signos de las ideas coasociadas se sustituyan
plamos, se nos recuerdan también otras varias de las acceso- u n o s por otros.
rias ó coasociadas,• y 4.° que muchas veces alguna de estas 2.° Que la significación secundaria, que algunas palabras
accesorias es para nosotros mas interesante que las otras, y h a n tomado constantemente en virtud de la primera, ha lle-
por tanto se presenta á la imaginación con cierta preferencia. gado á ser ya la suya propia.
De esle enlace pues de las ideas y de este fenómeno intelec- 3." Que sucede lo mismo con aquellas q u e , habiendo sido
tual, que como dijimos, cualquiera puede haber observado en trasladadas desde los objetos materiales á los que no lo son>
sí mismo, resulta q u e cuando hablamos agitados de alguna han perdido su primera significación.
pasión, y en aquellos movimientos repentinos en que la ima- - 4 Q u e aunque unas y otras pudieran en rigor llamarse
ginación acalorada tiene mas parte en la elección de las expre- tropos, y lo fueron en su principio, ni se las da ya este n o m -
— m -
b r e , ni son de las que ahora tratamos, sino aquellas que con- Sinécdoque.
servando su primera significación, toman constante ó pasaje-
ramente otra secundaria. Tales son muchas de las trasladadas Esta palabra griega significa literalmente comprensión; y
por la segunda especie de necesidad, y todas las de la tercera. se designa con ella este primer tropo, porque entonces el
Esto supuesto, veamos ya cuántas especies de tropos debe- nombre de un objeto que comprende otros, se emplea por el
rán admitirse; previniendo ántes, para que acaso no se con- de alguno de estos, como cuando el nombre de un género se
f u n d a n dos cosas muy distintas, que no es lo mismo ser un pone por el de alguna de las especies contenidas en é l , ó el de
término propio, que estar tomado en sentido propio. Lo pri- una especie por el de alguno de los individuos. Pero por lo
mero quiere decir que expresa bien la i d e a , y esté él tomado dicbo es claro que deberá usarse para designar todas las tras-
en la acepción que se quiera ; lo segundo, que está tomado en laciones fundadas en la relación de coexistencia, aun cuando
su acepción primitiva. Así, por ejemplo, cuando usamos la pa- no haya rigurosa comprensión; traslaciones que se verifican
labra corazon, para d e s i g n a r l a parte moral del hombre, es de los modos siguientes :
propia y propisima, porque expresa perfectamente la i d e a ; \ E l nombre de un todo se pone por el de alguna parte;
pero no está tomada en su primitiva acepción, pues en esta y al contrario, el de una s o l a p a r / e por el del todo. Ejemplo
no designa mas que la entraña material que se llama así en de lo primero, cuando decimos : el hombre ha sido formado
nuestra lengua. de barro, y otras expresiones semejantes, en las cuales se ve
que la palabra hombre, que ordinariamente significa el com-
ARTÍCLLO I I I . puesto total de cuerpo y a l m a , designa ahora el cuerpo solo,
pues de otro modo serian falsas. De lo segundo, cuando deci-
Especies de los tropos. mos : Tantas velas han salido de Cádiz, en lugar de tantos
navios: en cuyo caso la palabra vela, nombre de la parte de
Constando ya por lo dicho que el sentido figurado se f u n d a un navio, se emplea por la de barco, buque ó embarcación,
en la conexion que tienen e n ' r e sí la idea del objeto primiti- nombre del objeto total de que hablamos.
vamente designado por las palabras y la del otro ú otros á que 2.° El género por la especie y al contrario. Ejemplo de lo
se extienden ó trasladan, y que esta conexion se forma entre primero, cuando la pálabra mortal, epíteto genérico que con-
las impresiones simultáneas, sucesivas y semejantes, ó como viene á todos los animales, se emplea para designar los hom-
los filósofos se explican, por coexistencia de lugar, por inme- bres solos. De lo segundo cuando decimos: Fulano no en-
diata sucesión de tiempo y por semejanza de cualidad; es evi- cuentra dónde ganar el pan; en cuya expresión y otras se-
dente que no puede haber mas que tres especies de tropos, en mejantes, la palabra pan, nombre de una especie particular
cada u n a de las cuales se distinguen luego, para mayor clari- de alimento, designa todo alimento en general, y aun todo lo
d a d , varios modos de verificar la traslación. La primera com- necesario para subsistir.
p r e n d e tos que se fundan en la relación de coexistencia, es 3.° La especie por el individuo, y al reves ; ó , hablando
decir, que á ella pertenece toda traslación en que las palabras gramaticalmente, el nombre apelativo por el propio, y al con-
pasen á significar uno ó mas objetos distintos del p r i m e r o , d trario. Lo primero se verifica cuando, por el ejemplo, los ape-
consecuencia de hallarse enlazada la idea de este con la de lativos, orador, poeta se ponen por los propios, Cicerón,
aquel ó aquellos, por h a b e r sido simultáneas las impresiones Virgilio : lo s e g u n d o , cuando el nombre propio Mecénas se
que las p r o d u j e r o n ; y se llama sinécdoque. La segunda abraza emplea por el apelativo protector. Como los retóricos han for-
todas las traslaciones verificadas en virtud de la conexion que mado de este modo de traslación, que indudablemente perte-
resulta entre las ideas p o r la sucesión de orden ó de tiempo, nece á la sinécdoque, un tropo distinto que llaman antono-
y se llama metonimia. La tercera contiene las que se fundan masia, observaré de paso, para que se vea cuán inexactas é
en la semejanza, y es la llamada metáfora. inconsecuentes h a n sido sus clasificaciones, que en rigor la
misma traslación hay en t o m a r la especie por el individuo y
este por aquella, que en poner el género por la especie y esta tiene talento, juicio, etc., y al contrario, entre nosotros que
por a q u e l ; pues es innegable que el género es respecto de las consideramos el corazon como centro de la fuerza, y por con-
especies subalternas, lo mismo exactamente que cada especie siguiente del valor, la traducción literal tiene corazon, signi-
respecto de los individuos que contiene. Sin embargo, los r e - fica que uno tiene, no talento, sino valor. Esta observación es
tóricos han caido en la inconsecuencia de referir la traslación muy necesaria para traducir con acierto los autores antiguos.
de género por especie, y al reves, a l a sinécdoque, y de h a - 7.° El signo por la cosa significada. Aquí se refiere el
cer un tropo distinto de la de especie por individuo, ó al uso de indicar, i .D las disnidades y las personas que las obtie-
contrario, nen por sus distintivos ó insignias, como entre nosotros a di-
4." El plural por el singular, y al reves. Por la primera gnidad real por el cetro, la cardenalicia por el capelo, la j u -
empleamos frecuentemente el pronombre de plural nosotros diciaria por la toga, etc.; y entre los romanos el consulado y
(ó nos en las fórmulas y decretos) por el de singular yo. Por l a pretura por las fasces: 2.° las naciones p o r su escudo de
la segunda es también común decir en singular, el español, armas, como la España por el león, etc.; y 3.° las divinidades
el francés, etc., aun cuando se quiere designar muchos, ó del paganismo por sus atributos ó símbolos, como Neptuno por
iodos los individuos de estas naciones. En seguida de este ej etc.
uso de sustituir uno por otro el singular y el p l u r a l , ponen 8.° El abstracto por el concreto, esto es, el nombre ab-
los retóricos la traslación que llaman de número determinado stracto de una cualidad por el adjetivo que la expresa como
por indeterminado, como cuando decimos : Mil veces he existente en algún sugeto. Así decimos: La ignorancia es
visto, dicho, hecho, etc., por Muchas veces; pero si se exa- atrevida, para expresar que los ignorantes son atrevidos: en
minan bien estas expresiones, se verá que en ellas no hay ver- cuya locucion y en todas las de su clase, hay ademas, como ya
dadero tropo, sino una especie de exageración ó hipérbole. se dijo, una especie de personificación, por la cual, dundo una
5.° La materia de que un? cosa es formada, por la cosa como existencia material á los seres abstractos, les atribuimos
misma, como cuando decimos, el acero por la espada. cualidades que en rigor solo se hallan en los seres reales.
6.° El continente por el contenido, ó lo que es lo mismo, Estos modos de traslación, de los cuales unos se atribuían
el nombre del lugar ó paraje donde se halla una cosa por el hasta ahora á la sinécdoque ó á la metonimia, y otros consti-
de la cosa misma. Así los nombres Francia, Italia, España, etc. tuían tropos distintos, deben todos referirse á la sinécdoque,
se emplean para designar los habitantes de estos países. Aquí porque en ellos el signo propio de una idea se emplea p a r a
se refiere comunmente el uso de dar á algunos artefactos el designar otra, con la cual está enlazada p o r el principio de co-
nombre de la ciudad, villa ó provincia donde se fabrican, como existencia, ó en virtud de la simultaneidad de las impresio-
cuando se llama hcimburgo, rúan, etc. el lienzo fabricado en nes. En efecto, es claro que los nombres del todo y de la parte,
aquellas ciudades; pero en rigor estas expresiones no son tro- del continente y del contenido, de la cualidad y del sugeto en
pos, sino elipsis autorizadas por el uso, y equivalen á la expre- que se halla, de la materia y de la cosa que con ella se hace,
sión plena, lienzo fabricado en lfamburgo, Rúan, etc. Lo de las insignias ó símbolos de una persona y de su di-nidad, se
mismo debe decirse de estas expresiones, beberse una botella sustituyen uno por otro ; porque, estando tan unidas en nues-
de vino; apurar la taza ó el vaso, y otras semejantes. No tro ánimo las ideas de todas estas cosas como lo están entre si
son realmente tropos, sino licencias de sintaxis. En consecuen- en la naturaleza las cosas mismas, se nos presenta u n a de ellas
cia de este uso de poner el nombre del lugar, donde una cosa en ciertas ocasiones con preferencia á su correspondiente, por
está ó reside, por el de la cosa misma, los de aquellos órganos razones que luego indicaré. No será inútil prevenir, para que
corporales, que bien ó mal se consideran como asiento ó resi- se vea por qué pertenecen á este primer tropo las traslaciones
dencia de las potencias del alma y de las pasiones del hombre, de esta clase, que el tomarse el género por la especie, esta por
se toman por las potencias y pasiones mismas. Así porque los el individuo, y el plural por el singular, ó al contrario, es en
antiguos miraban el corazon como el asiento de la prudencia, sustancia lo mismo que poner el todo p o r la parte, o al reves,
del juicio, del talento, la expresión latina habet cor significa, pues los géneros, las especies, los individuos y los números
son respectivamente todos y partes en el orden lógico ó meta-
fis;co, y sus ideas siguen en su enlace y relaciones las mismas
leyes que las de los objetos físicos. parte de las acepciones secundarias, pero constantemente usua-
les, de las voces.
2.° La causa por el efecto, y este por aquella. De uno y
Metonimia. otro tenemos ejemplo en estas dos expresiones castellanas,
Vivir de su trabajo, y, Ganar el pan con el sudor de su
Esta palabra griega, 'traducida en u n a sola castellana, signi-
trasnominación, esto es, la acción de nombrar una cosa rostro. En la primera, que quiere decir, mantenerse con la
que es antes con el nombre de otra que es despues, y al con- ganancia que produce el trabajo, se toma este, causa produc-
t r a r i o ; y conviene muy bien á las traslaciones de la segunda tiva de la ganancia, por la ganancia su efecto; y en la segunda,
ciase, en las cuales el signo de una idea se emplea por el de que vale tanto como ganar con el trabajo lo necesario para
otra con la cual está enlazada por la ley de inmediata s u c e - vivir, se designa el trabajo, causa del sudor, por el sudor mis-
sión es decir, porque fueron sucesivas las impresiones que las mo, efecto del trabajo.
p r o d u j e r o n . Los modos de verificar la traslación en este tropo 3.° El inventor por la cosa inventada. Aquí se refieren
r
son e s t o s : las expresior.es poéticas en que los nombres de las divinidades
gentílicas se ponen, por les de aquellas cosas que, según
- I E l antecedente por el consiguiente, y al r e v e s ; es
la opinion vulgar, habían i n v e n t a d o ; y 2." por los de otras,
aecir, el nombre de una cosa que según el orden de la n a t u -
de las cuales se las creia n ú m e n e s tutelares. Por la primera
raleza, o según las instituciones humanas, antecede á otra, por
especie de traslación, en lenguaje poético Céres significa el
el de esta misma, y al contrario. Según el orden inmutable de
pan, Baco el vino, etc.; y por la segunda Marte se toma por
ta naturaleza, y por la necesidad mas absoluta, primero es
la guerra, Anfdrite, por el mar, etc.
-Aistir que perecer o dejar de existir., primero es vivir que mo-
3.° El autor por sus obras. Así decimos comunmente, Leo
S 5 n T ? V U ? i ü S l a t ¡ n o s ' p a r a d e c i r <I ue u n a cosa h a b ¡ a á Cicerón, Virgilio, etc., por, Leo las obras de estos escri-
deC an existió
! nn £ i - ' ' > & f ™ > o m o en esta expre- tores; pero es de advertir que no todas las expresiones en que
2 1 deVr,r?, í 0 : *«« Itium, et ingens gloria Dardani- para designar un libro, se n o m b r a su autor, son verdaderos
S ; n F u e " , o n > y I a gloria de los hijos de Dárdano ; » y tropos; a k u n a s son simples elipsis. Tal es esta, Tengo un
c u a n d o para denotar que un hombre había muerto, decían : Cicerón de Dos-Puentes, la cual no es mas que una elipsis
xvla > Í e S ' \ í 0 c u a J literalmente significa « gozó de la de esta construcción plena, Tengo un ejemplar de las obras
r o c ú V n T n t ' 1 r a n t e f e d i n t e P ° r ^ consiguiente. Al contra- de Cicerón, impresas en la ciudad de Dos-Puentes.
en a É
• X í í f ° ( J í l dice : P o ü almot aris- 5.° El instrumento con que se hace alguna cosa, por la
entendor H V d e S P , u e s d e a , S u n a s « P » * » , » queriendo dar á manera de. hacerla, ó por la persona que la hace. Asi, t . '
el anlppor'lpifie l ' r S d V a l S u n o s . a » ^ toma el consiguiente por porque los antiguos escribían con un punzón llamado en cas-
h S í í r * ™ hay
P ' ' i m e r o sinécdoque de tellano estilo, esta palabra se toma por la manera misma de
Ja p a i t e po. el todo, pues arista no significa la espiga entera escribir, ó de manifestar los pensamientos por escrito; y 2.*
6 6lIa
S K e X ' 1 , k c ¡ r ' u n a d e aq uellas hébritas que porque nosotros escribimos con plumas, ademas de decir co-
e m . nnr í f § r ™ ° ; Y ba
T I a ™*"»¡mia de tomar as mo en el primer caso, fulano tiene buena pluma, esto e s ,
espigas por los anos, metonimia f u n d a d a en que en cada año escribe b i e n , tomamos la pluma por el escritor m i s m o , d i -
« í r i S ^ r D C m a n e r a q u e P a s a P o r todas estas Meas ciendo, verbi gracia, Plumas muy elocuentes han trata-
esu e f t e r n o ^ T ^ ^ P ° n e n , a « r a n a z o n d e ^ «""«es, do de esta materia, en lugar de decir, Escritores muy elo-
coechV• i * ? ' , T , Un
^ e n t e r 0 C O r r i d o d e s d e Ia
ameno cuentes. ''
VeCeS haya n u e v a s es
- P ' S a s ' 'antos anos Obsérvese que de estos cinco modos los cuatro últimos no
nanran pasado. Nótese que a este uso de poner el si«no de una son realmente mas que variedades del primero, pues el inven-
dea consiguiente p o r el de su antecedente, se debénTa mayo? tor y la cosa inventada, el autor y sus obras, el instrumento y
lo que con él se h a c e , no son, como se v e , mas que causas y
primero se llama, como dije en otro lugar hacer una compa-
efectos de diferentes clases, y toda causa y efecto son un a n - ración, porque no es otra cosa que traducir al lenguaje el acto
tecedente y un consiguiente; porque toda causa precede, á lo del entendimiento llamado comparación; y lo segundo es ca-
menos en orden, á su efecto, y este se sigue á ella. Sin e m - balmente lo que llamamos metáfora. Se ve p u ^ q i m esta n o
bargo los he indicado con separación, para que no se extrañe consiste en otra cosa que en dar á un objeto el nombre de otro
lo que en los autores se lea sobre estas traslaciones, ni se crea con el cual tiene alguna semejanza, y que es un snml e x p r e -
que son distintas de las metonimias. * sado en una forma compendiosa. Se supone que el un. objeto
Obsérvese también que del modo de antecedente por consi- es tan semejante al o t r o , que sin hacer expresamente la c o m -
guiente hacen algunos un tropo particular, que llaman meta- paración entre ellos, como' en el símil f o r m a l R e p o n e r
lépsis; pero ya se ve cuán inútilmente. el nombre del uno en luaar del nombre del o ü o . Asi por
cuanto lo que hace un Ministro en el orden político cuando
Metáfora. por sus acertadas providencias impide que una nac.on d e c a p a
d e su poder y gloria, es enteramente parecido a lo q«e ^ . o b -
Esta palabra significa literalmente traslación. Y aunque jetos materiales llamados columnas hacen respecto de los edi-
este es un nombre genérico que se da, como hemos visto, d ficios en el orden mecánico; damos a un buen M. rastro_el
toda acepción de las palabras en un sentido que no es riguro- nombre de columna, y decimos que es la c ^ m n a de f da-
samente el suyo propio, conviene sin embargo con mas pro- do; porque el denuedo con que un guerrero se n
piedad á las de la tercera especie, es decir, á aquellas en que su enemigo en un combate, es muy semejante a la .ntrep dez
se da á u n a cosa el nombre de otra con la cual tiene alguna con que un león se arroja sobre la presa que quiere tevorar,
semejanza. La razón la daré mas adelante : ahora veamos en damos á aquel el nombre de león, etc., etc., pues los ejem-
qué se fundan y cómo se forman las traslaciones llamadas me- plos ocurren á cada paso. . ,
táforas, las mas usuales y mas importantes de todas. P
En la metáfora no hay ni puede h a b e r vanos m o * « de ve-
^a be dicho, y la experiencia lo acredita, que las ideas de rificar la traslación, porque siempre c o n s . s t e en susUtun al
los objetos que tienen entre sí alguna semejanza, están unidas signo de una idea el de otra semejante ; pero se P»eden d
y enlazadas en nuestro ánimo de un modo que para nosotros t L u i r tres variedades. I / Si en una frase no hay mas que u n
es tan desconocido como constante es el hecho. La experiencia solo término metafórico, como en la citada t m ^ u e n M a i f r o
nos demuestra igualmente, como dejamos observado, que en es la columna del Estado, la metáfora se a n i a , » ^
virtud de esta conexion de las ideas, cuando nos acordamos hubiere dos, tres, ó mas con otros de s.gn.hcacion literal, co
de un objeto, se nos recuerdan también otros que se le pare- mo en esta, Un Ministro es la columna que ^ t i e n e el edi -
cen, y señaladamente aquellos que le son semejantes en la cio del Estado, la metáfora sera continuada. 3 Si todos los
cualidad ó circunstancia determinada, que en aquel instante d e un frase son metafóricos, verbi gracia, C M ^ n a
c o n t e m p l a m o s . También es un hecho que esta presencia si- nue sostenía el edificio, tendremos ya una verdadera alego-
multánea d e las dos ideas hace que necesaria y aun involunta- Tía Fstas se diferencian de las metáforas continuadas, porque
riamente observemos aquello en que convienen ambos objetos. en ella las expresiones pueden entenderse tanto en el sentido
Finalmente es constante, que muchas veces, cuando hablamos propio como ePn el figurado; al paso que en las metáforasj con-
de un o b j e t o , necesitamos dar á conocer, 110 solo el objeto tinuadas h s palabras de significación literal que se mezclan
mismo, sino también la semejanza que hemos observado entre con las metafóricas, determinan necesariamente su significa-
el y el otro q u e se le parece; porque esto servirá para que se ción • Por esto, si en lugar de decir, Cayo la columna que
ie conozca m e j o r , viendo lo que tiene de común con otro que sostenía el edificio, se dijese, Cayó la ^umiMWMÍ*-
ya no es conocido. nia la nación, esta última palabra, que no puede designar un
Ahora b i e n , esto puede hacerse de dos m a n e r a s ; ó diciendo edificio material. hace ver al instante que la columna que la
expresamente que una cosa es semejante á otra bajo tal ó cual sostiene, no puede ser tampoco material, ni la caída el moví-
aspecto, o p o n i e n d o el nombre de esta por el de aquella: lo
™ento físico á que damos este nombre. AI contrario, en las Oh son, oh v o / ! siquiera
alegorías solo por el contexto y demás circunstancias se viene Pequeña parte alguna descendiese
en conocimiento de su verdadero sentido, pues la expresión por En mi seniido, y fuera
si sola es tan verdadera en el propio como en el ligurado. De D e sí el alma pusiese,
Y toda en tí, oh amor, la convirtiese!
aquí resulta que de las alegorías algunas pueden ser equívocas,
ele las metáforas ninguna, si por otra parte los términos están Conocería d ó n d e
bien escogidos, y la cláusula bien construida. Sesteas, dulce esposo, y desatada
De esla prisión, adonde
La oda de Fr. Luis de León /I la vida del cielo, que e m - Padece, á tu manada
P'eza Alma región luciente, seria enteramente alegórica, si Viviera j u n t a , sin vagar errada.
n o hubiese mezclado con los términos metafóricos varias ex-
presiones de sentido propio, que no dejan ya duda de que el Cualquiera puede conocer que algunas palabras, coma las del
° e la oda entera es ligurado. Dice a s í : alto bien, aplicadas á la montaña, y las del gozo fiel, u n i -
das á las de vena, determinan el sentido figurado de ambas,
porque no bay ninguna montaña material que se llame del
Alma región luciente,
P r a d o d e bien andanza, que ni al hielo, alto bien, ni la vena del gozo puede ser arroyo ó fuente de
Ni con el rayo ardiente agua verdadera. Nótese sin embargo que esta mezcla del s e n -
Falleces, fértil suelo, tido propio con el ligurado no es aquí un defecto; toda la oda
Producidor eterno de consuelo:
es bellísima. Lo que hacen las dos expresiones citadas y las
otras señaladas con bastardilla, es quitar á la composicion el
De púrpura y de nieve
Florida la cabe/.a coronado, carácter de rigurosa alegoría y dejarla en metáfora simple-
A dulces pastos mueve, mente continuada; pero a u n q u e bastante larga, está bien sos-
Sin honda ni cayado, tenida en todas sus partes. , ,
El b u e n pastor en tí su hato amado.
Ahora puede ya conocerse lo que antes se indico, a saber,
Él va, y en pos dichosas que á la metáfora conviene, con mas propiedad que á los otros
L e si uen sus ovejas, dó las pace dos tropos, el nombre de traslación. En efecto, si examina-
Con inmortales rosas, mos las sinécdoques y metonimias, veremos que en ambas la
Con flor que siempre nace,
Y cuanto mas se go/.a, mas renace.
significación de las palabras se extiende ó se limita, pero no
se traslada enteramente. F.n ambas la palabra que se dice tras-
Y dentro á la montaña ladada , designa en todo ó en parte el objeto que suele desi-
Del alto bien las guia, y en la vena gnar en su acepción literal; lo cual no se verifica en las m e -
Del gozo fiel las baña, táforas. En estas la palabra que empleamos, para expresar u n a
Y les da mesa llena,
P a s t o r y pasto él solo, y suerte buena. idea distinta de la que ella primitivamente significa, designa
aquella tan exclusivamente, que solo respecto de ella puede
Y d e su esfera cuando ser verdadero lo que se e n u n c i a ; y asi con razón se dice en-
L a c u m b r e loca altísimo subido tonces que las palabras, perdiendo su acepción ordinaria, to-
El s o l , él sesteando, man momentáneamente otra : lo cual no sucede en las sinéc-
D e su halo ceñido.
Con d u l c e son deleita el santo oido. doques y metonimias, en las cuales no pierden la suya total-
mente. Por ejemplo, cuando por sinécdoque decimos, Tantas
Toca el rabel sonoro, velas han salido de Cádiz, la palabra vela designa todavía
Y el inmortal dulzor al alma pasa, la parte de un navio así llamada, y es cierto que las velas lian
Lon que envilece el oro,
salido del p u e r t o ; pero designa ademas las otras partes y el
Y ardiendo se traspasa,
Y lanza e n aquel bien libre de tasa. buque entero. Cuando por metonimia decimos, vivir de su
trabajo, esta palabra significa ahora mas de lo que significa
ordinariamente, pues no significando en su acepción literal ,,na sinécdoque de la materia por la cosa q u e de ella se h a c e ,
mas que la acción de trabajar, designa ahora también la g a - l o mismo se verá en cuantos ejemplos puedan citarse. S . e m -
nancia que de tal acción nos resulla, en lo cual está el t r o p o ; preTa traslación será entre objetos coexistentes, consiguientes
pero se ve claramente que aun aquí significa todavía la acción
de trabajar, y que en electo esta nos procura lo necesario para
vivir. Al contrario, cuando por metáfora llamamos á un Minis- Ó
mmm
I T s S s ' o r a t o r i a dicen que se c o m e t e , cuando una p a l a -
tro la columna del listado, la voz columna no significa ya un
cilindro ó rollo de m a d e r a , ó de p i e d r a , que es el objeto q u e
designa tomada en su acepción literal, sino el hombre que go-
ellos, y en sentido literal respecto
bierna bien un listado. Esta es una observación no indiferente
p a r a entender la naturaleza de los tropos.
Concluyamos ya este artículo, recorriendo todas las cosas
que los retóricos vulgares han contado como otras tantas espe-
cies de tropos distintas de las tres anteriores; para que se vea
que las otras q u e ellos a d m i t e n , ó no son verdaderos tropos,
ó están comprendidas en alguno de los tres. Son las siguientes: otra cosa que la cualidad general del
Antonomasia, Metalépsis, Alegoría, Alusión, Hipérbole,
estilo q u e hemos llamado decencia, y ^ M » " » ¿ ¿ ¿ J
Descripción ( q u e ellos llaman Hypotyposis), Atenuación,
Perífrasis, Ironía, Hipálage, Onomátopeya, Silépsis ora-
toria, Catacresis y Eufemismo. Ya hemos visto que las tres
primeras se reducen respectivamente á la sinécdoque, á la me-
tonimia y á la metáfora, y que las seis siguientes son figuras t z s & m ¿ « S S ? Í S s S K
EílSSSHSis
y 110 tropos. La hipálage todos saben q u e es una licencia ó
figura de sintaxis, y la onomatopeya veremos luego, tratando
de la armonía, q u e es la cualidad que tienen algunas palabras
de imitar por los sonidos de que constan, el ruido de algunos ras desagradables ó ménos decentes. Asi, cuando lemistocies,
c u e r p o s ; cosa q u e nada tiene que ver con el sentido en q u e se al oroDoner á los atenienses que desamparasen la ciudad no
t o m a n . Así solamente puede quedar alguna d u d a respecto de empleó porque le parecieron demasiado duros, los términos
la catacresis, la silépsis y el eufemismo; pero con solo explicar griegos' equivalen tes á los de abandonar
lo que se entiende por estos nombres, se verá que no son es- les diio Que la depositasen en manos de tos dioses, n s o d e
pecies nuevas de tropos, sino ciertos modos de usar los tres ya u n eufemismo, e n ' q u e se emplea la metommia El « d o con
explicados. n u e Natan reprendió á David su p e c a d o , f u e un e u f mismo
Se llama catacrésis, voz griega que literalmente quiere en q u e lúzo uso de la alegoría. Cuando los griegos llamaban
decir abuso, el empleo q u e se hace de una palabra, cuando Fumérúdes-i las Furias, y Carón al barquero de infierno
se la destina á significar una idea, para la cual no hay nombre expresiones que son conocidos eufemismos, se servían como
propio en la lengua. Por e j e m p l o , hemos visto á n t e s , que no va se h a dicho de la figura llamada antífrasis. Las perífrasis
teniendo en castellano nombre propio las porciones iguales de Atenuaciones ya he Indicado también que son muy o p o r t u -
papel de que se c o m p o n e un l i b r o , las llamamos hoja i, q u e n a s p a r a conservar el eufem.smo; y lo m i s m o debe dec.rse de
es propio de las de los árboles; pero es claro que s i , como los términos vagos, de los equívocos y de las ala j u n e s R e p e
d i j i m o s , esta traslación se ha fundado en la s e m e j a n z a , será tiré con este motivo lo que ya dije tratando d e l a s a n ™ S :
una m e t á f o r a ; y s i , como otros quieren , en que con las hojas á saber que al traducir los clasicos antiguos, es necesario te
d e ciertos árboles se f o r m a r o n eu otro tiempo los libros, será n e r siempre á la vista su eufemismo, para entender y traducir
bien ciertas expresiones; y daré otra nueva prueba.
^.' Por medio de los tropos, en el mismo espacio de
Los griegos, y sus imitadores los romanos, tenian á mal tiempo, en que con palabras tomadas en sentido literal
agüero hablar de la muerte en sus ceremonias religiosas, y aun excitaríamos una sola idea, excitamos dos; una expresa-
en las juntas populares, porque estas eran precedidas de sa- mente enunciada, y otra simplemente sugerida. Para con-
crilicios, Iustraciones y otros actos de religión; y en conse- vencerse de ello no hay mas que sustituir á una expresión figu-
cuencia, para indicar esta idea, se valian de ciertas expresio- rada otra equivalente, pero literal; y se verá cómo de los dos
nes vagas y perifrásticas que ellos entendían muy bien, porque objetos que nos presentaba la primera, desaparece inmediata-
estaban ya consagradas por el u s o ; pero que traducidas l i t e - mente el uno. Por ejemplo, si cuando decimos, Un buen
ralmente á las lenguas vulgares nada quieren decir para n o s - Ministro es la columna de la nación, dijésemos que hace de
otros. Así Cicerón, prometiendo en su primera Filípica e x - modo que ella no pierda su independencia política; veríamos
plicarse con toda libertad sobre los proyectos de Antonio, y sí al Ministro, y lo que hace en favor de la nación, y aun esto
queriendo decir que si esta su franqueza le costaba ia vida, no con tanta claridad; pero desaparecían el edificio y la co-
como era muy de t e m e r , dejaría á lo ménos un monumento lumna que le sostiene, y el juicio comparativo de la seme-
de su amor á la p a t r i a ; indica oscuramente la idea, si pierdo janza que hay entre la nación y un edificio, entre la columna
la vida, con esta expresión vaga, « Si algo me sucediere », Si que mantiene este, y el Ministro que gobierna aquella.
quid mihi humanitus accidisset; y el traductor que la vierta 2.° Los tropos contribuyen á hacer mas claras las ex-
literalmente, dejará en tinieblas á los lectores, si no saben que presiones en que se emplean oportunamente. En efecto, su
aquel algo no es n a d a ménos que ser proscrito y degollado, principal ventaja es la de darnos una idea mas clara del o b -
ó asesinado clandestinamente. Lo mismo sucede con aquel pa- jeto que la que tendríamos, si se empleasen palabras tomadas
saje tan famoso de Demóstenes, también en su primera Filí- en significación literal. Esto es evidente respecto de aquellas
pica, en el cual echa en cara á los atenienses su carácter f r i - que por medio de palabras que literalmente designan objetos
volo y novelero, pues hallándose la patria en peligro, se e n - materiales, nos ponen á la vista los inmateriales y abstractos;
tretenían en andar por los corrillos preguntándose unos á pues es bien claro que sin el auxilio de los tropos, ni aun os-
otros : Hay alguna noticia? ha muerto Filipo?— No, pero curamente podríamos comunicar semejantes ideas espirituales.
está enfermo. A lo cual replica con vehemencia el o r a d o r : Y Mas aun respecto de los mismos objetos sensibles, que á veces
qué os importa ? Si este Filipo muriese, bien pronto forma- designamos con palabras trasladadas, es indudable que estas
ríais vosotros mismos otro Filipo. La expresión literal del nos dan de ellos una idea mas clara que la que podría darnos
original que corresponde á la castellana, si muriese este Fi- su nombre propio. Cómo se verifique, lo conocerá fácilmente
lipo, es si algo padeciere; pero ya se deja conocer que en el que observe cuánto contribuyen á aclarar é ilustrar las ideas
castellano es menester traducir el pensamiento, no las p a l a - principales las acesorias bien escogidas, y cuánto mas claras
bras materiales; claras en griego para los atenienses, porque son las impresiones determinadas que las vagas y c o n f u s a s ;
eran una especie de fórmula en que estaban convenidos, y porque verá que los tropos sirven precisamente para excitar,
oscuras para nosotros, que no teniendo la misma superstición juntamente con la idea principal, aquellas accesorias que me-
que ellos, no las empleamos en iguales casos, ni podemos jor la caracterizan relativamente al punto de vista en que la
darlas igual valor. consideramos en aquel momento, y de este modo hacen mas
determinada y circunscripta la impresión del objeto. Por la
ARTÍCULO I V . misma razón,
Ventajas de los tropos. 3.* Contribuyen admirablemente á la energía del estilo,
porque consistiendo esta en presentarnos de una manera viva
Entre las grandes ventajas que nos proporcionan los tropos
y animada las cualidades mas interesantes de los objetos, es
para expresar los pensamientos con toda la energía, precisión
claro, por lo que acabamos de indicar, que ninguna expresión
y claridad, que en muchas ocasiones no hallaríamos en el sen-
podrá proporcionarnos mejor esta ventaja, que aquella en la
tido propio de las palabras mas bien escogidas, las principales
son las siguientes:
c u a l , por una feliz traslación de significado, presentemos un
objeto en el punto de vista mas acomodado, para que resalten tienen. En el Pallida mors, etc. hay 1 . M a sinécdoque de
las cualidades que queremos hacer notar con particularidad. Sracto por concreto en el epíteto pallida dado a la muer-
4. a Dan también á las expresiones una concision, que fe 2 » o t r a sinécdoque de la parte por el lodo en el turres
p o r q u e esta palabra no significa d i as f r e sc amente de
sin ellos no podrían tener las mas veces. Si no, véase cuánto
mayor n ú m e r o de palabras seria necesario para expresar en que están flanqueados los alcázares, sino el edificio entero |
términos literales el pensamiento contenido en esta expresión 3 0 varias metonimias de antecedente por consiguiente^
metafórica. El odio público se oculta bajo la máscara de la detendré á explicarlo, y verán los principiantes cuan o .enen
adulación. Un largo discurso seria necesario, dice Condillac, que estudiar para entender bien los clasicos. E pasaje de lío-
para expresar este pensamiento con palabras tomadas en su L i o , traducido literalmente, dice : La muerte pa t a con
acepción literal. igual pié da golpes á las tiendas de y a
5.* Enriquecen el lenguaje y le hacen mas copioso, pues res dé los reyes ; pero dejado así nada d i n a en castellano Ls
multiplicando el uso de las palabras, y dándolas nuevas signi- pues necesario saber lo siguiente : 1 ° L a m u e r ^ s e r ^
ficaciones, nos proporcionan modos de expresar todas las ideas to que en realidad no existe, pues solo es una mera P ™ c > o n
é indicar sus mas tijeras diferencias; lo cual no siempre p u - está aquí personificada y presentada bajo la imagen de u n a
diera hacerse con palabras tomadas en su literal acepción. muier válida 2." Ya personificada, se dice de ella que da
X c r n f m á las Sendas de los pobres y á l a s t o r ^
6. a Dan dignidad y nobleza al estilo, porque como las
ios Veres; pero para entender l o q u e esto quiere decn, es pi e-
palabras tomadas literalmente son tan comunes y familiares,
ciso saber que los romanos no llamaban con la mano smo con
necesitamos recurrir á las acepciones secundarias y figuradas,
el pió^á la puerta de una c a s a , cuando e s t a b a cerrada y q u e -
cuando queremos dar al estilo el tono elevado y majestuoso
rían que les abriesen, y de consiguiente que el cequ> Pulsat
que exigen ciertas composiciones.
pede debe traducirse del mismo modo llama ^kas tiendas
7." Le dan también belleza y gracia. Esto es tan evi-
etc. 3 « La palabra taberna en su acepción literal ordinal la
dente, que no necesito probarlo con razones y ejemplos; y ni
propia y primitiva solo significa en latín tienda donde se
aun haria esta observación, si no debiera notar con este mo-
S alguna cosa; pero como no eran los grandes señores
tivo cuan pobre y mezquino es lo que sobre los tropos se halla
^ caballeros los que vendían al público sino gentes do ín-
en los retóricos vulgares. Todos ellos declaran que solo hablan
fima clase, pasa á significar aquí (antecedente por
de los tropos, porque estos adornan el discurso ; y este parece
casa ó habitación humilde. A." Turres, n o m b r e de una parte
ser el único servicio para el cual los reconocen útiles. Sin em-
del alcázar, está, como se lia d i c h o , por el
bargo, ya hemos visto cuántas otras cosas mas hacen que ador-
5 ° Todavía hay una especie de hipalage, pues en i calidad para
n a r el lenguaje.
llamar, no se daba golpes á toda la casa, ni a todo el palacio
8. a Como ya se indicó nos son de grande auxilio para dis-
ni á las torres de este, sino á las puertas; y en rigor lógico
frazar, cuan 'o conviene hacerlo, ciertas ideas tristes, de-
Horacio debió decir, como en la Sátira I . pulsat ostia [ta-
sagradables ó contrarias á la decencia. Casi todas las expre-
siones que empleamos en este caso, son de sentido figurado; bernarum et turrium); pero hablando poéticamente supr»-
y sin este no siempre podríamos conservar la decencia, p o r - mió la palabra ostia, y puso en acusativo el a / , e m f l S y « J -
que los otros medios que tenemos para ello, no alcanzan a l - res, que lógicamente deberían estar en genitivo. lodaya
gunas veces. hay mas. Ya tenemos entendido que La muerte pálida del
mismo modo llama á la puerta de las humildes casas de
9. a Son el principal recurso que tenemos para dar no- los pobres que á la de los alcázares de los reyes; pero s
vedad a las ideas mas comunes. Recuérdense los ejemplos no sabemos que esta acción de llamar á la p u e r t a , esta aquí
que cite en el libro p r i m e r o , hablando de la novedad de los por la de entrar que es la consiguiente, y esta por otra t a m -
pensamientos, y se verá que toda la que tienen los pasajes de bién consiguiente, la de coger y llevarse á la persona que e s a
Horacio y de Rioja allí copiados, se debe á los tropos que con- d e n t r o , no habremos entendido completamente el pensamiento
de Horacio, que en suma es el de que La muerte lo mismo propiedad ó naturalidad lo que ganaba en conc.sion, s e n a
se lleva al rico que al pobre. Nótese que algunos de estos mejor no emplearla, á no hacerla necesaria la decencia, a a
tropos pueden conservarse en la traducción, pero 110 todos. cual ceden todas las otras. Esto se entiende siempre que la
Asi podremos d e c i r : La pálida muerte del mismo modo, ó falta de claridad, propiedad etc. que resultase, fuera conside-
igualmente, llama á la puerta de las humildes casas de rable; pues no siéndolo, bien se puede á veces sacrificar algún
los pobres que á la de los alcázares de los reyes; pero no tanto una cualidad determinada, cuando otra gana mucho en
podremos conservar la palabra pié, ni la sinécdoque torres; este sacrificio. , . .
ni en rigor omitir la palabra puerta suprimida en el l a t í n ; 3 a Toda traslación debe ser acomodada al asumo ae
porque ni nosotros llamamos con el pié, ni en castellano se que se trata, al tono de la obra y á la situación moral en
dice bien llamar á la casa, sino á la puerta, ni la sola voz que se supone al que la usa. Sera acomodada al asunto si
torres indicaría claramente la idea de palacio.' contiene ahuma circunstancia que no pueda convenir a otro.
En el primer ejemplo de Rioja, este p o e t a , para dar nove- Tal es aquella sabida expresión figurada de Luis x i v . , cuantío,
dad al pensamiento, personificó la muerte bajo la imagen de para dar á entender que con entrar á reinar en España la casa
un segador; y en este supuesto llamó por metáfora á la vida de Borbon reinante en Francia, cesarían las disensiones y
mies, y a la acción de quitarla segar. En el segundo empleó guerras que por espacio de mas de dos siglos habían dividido
el consiguiente, rodar la cuna., por el antecedente estar en á las dos naciones,, dijo : Ya no hay Pirineos í expresión fe-
ella, y este por el de nacer; pues claro es que para que á un liz, por cuanto no puede convenir a las rivalidades de Fiancia
niño le mezcan en la cuna, es preciso que esté en ella, y para con otra nación que no sea la española. Sera acomodada al
esto es indispensable que haya nacido. tono de la obra, si en las majestuosas y serias no se toman de
objetos jocosos y burlescos, ó al contrario. Por ejemplo m u -
chas de las que oportunamente emplea Cervantes en el Qui-
ARTÍCULO V.
jote, serian ignobles en una obra de distinta naturaleza f i n a l -
Reglas para el uso de los tropos. mente será acomodada á la situación moral de la persona si
solo presenta imágenes é ideas, que en aquel caso han podido
Las cuatro primeras son comunes á todas las traslaciones, y debido ocurrirse al personaje en cuya boca se pone. Asi b e -
la quinta solo comprende las sinécdoques y metonimias, las nelon para enunciar un mismo pensamiento vario oportuna-
restantes son propias de las metáforas.
mente la expresión figurada, según lo exigía la s i t u a m n de las
personas que hace hablar. Habiendo llegado l e l e m a c o a l a
Reglas comunes á todas las traslaciones. isla de Calipso, le p r e g ú n t a l a diosa quien es y por que acon-
a
-1. Toda traslación de significado que no produzca al- tecimientos habia venido á parar a su isla; y Telemaco all res-
guno de los efectos indicados, es decir, que no haga la ex- ponderla que era hijo de Clises y que había corrido diversos
presión mas clara, concisa, enérgica, decente, noble, ó países para tomar noticias de su padre añade : Pero que di-
agraciada es por lo mismo inútil, y descubre visible- lo? quizá él á esta hora yace sepultado en los profundos
mente la afectación del escritor. Por consiguiente debe pros- abismos del mar. Mas Calipso, en su replica, para enunciar a
cribirse, como contraria á la naturalidad de estilo; cualidad misma idea, usa de esta otra expresión figurada :Su bajel,
tan importante que sin ella los mas brillantes adornos no son despues ele haber sido el juguete de los vientos, fue sepul-
a los ojos del buen gusto mas que hinchazón y hojarasca. tado en las olas. Ya se deja conocer que la circunstancia, des-
- No basta que la traslación produzca alguno de es- pues de haber sido el juguete de los vientos no pudo m de-
tos ejactos : es menester ademas que lo que gane con ella bió ofrecerse á la imaginación consternada de felemaco, asi
una cualidad del estilo, no lo pierda alguna otra. Así, aun como la de, yace sepultado en los profundos abismos ^
suponiendo que p o r medio de una traslación se hiciese la mar, no pudo ser natural en Calipso; porque ,-como observa
N expresión mas concisa, si p o r otra p a r t e , perdiera en claridad, muy bien Condillac, no es natural que siga con su vista hasta
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el f o n d o del m a r un b a j e l en q u e sabe q u e n o está Clises. gno de u n a idea el de otra coasociada, es p o r q u e esta tiene
4 * Y la m a s i m p o r t a n t e . Consistiendo toda traslación en m a s relación q u e las restantes con la cualidad ó circunstancia
¡poner el signo de una idea por el de otra con la cual esta q u e entonces consideramos en el objeto de q u e se trata. T é n -
enlazada, es necesario que aquella idea cuyo nombre sus- gase cuidado con esta regla. \ o se halla en las Retóricas, p e r o
tituimos al de la otra, sea en las circunstancias determi- es m u y i m p o r t a n t e p a r a usar bien de los tropos.
nadas en que hablamos, la que primero deba presentarse
á la imaginación, la mas interesante de todas las coaso- Regla particular de las sinécdoques y metonimias.
ciadas, y la que tenga relación mas directa con la cuali-
dad ó circunstancia, que principalmente consideramos en- Respecto de estos dos t r o p o s , ademas de las reglas g e n e r a -
tonces en el objeto de que se trata Así ¿ p o r q u e es leliz y les q u e acabamos de ver, es preciso que la traslación que
o p o r t u n a la sinécdoque q u e emplea Cicerón en la p n m e r a . C a - empleemos, esté autorizada por el uso. Esta observación es
tilinaria, c u a n d o al d e s c r i b i r l o s estragos q u e haría Catilina, muy necesaria, p o r q u e si no la tenemos p r e s e n t e , podemos
si entraba con su ejército en R o m a , dice : « l o s techos a r d e - cometer m u c h o s errores al t r a d u c i r d e u n a l e n j u i a á otra. Cada
r á n , » teda ardebunt? Porque al representarle su i m a g i n a - una tiene admitidas y autorizadas ciertas sinécdoques y m e t o -
ción el incendio d e la c i u d a d , veia salir las llamas por lo alto nimias q u e la o t r a no conoce, y q u e p o r tanto no es p e r m i -
d e los techos, y así esta parte es á la que entonces atiende p a r - tido e m p l e a r . También es necesario observarla aun en las com-
ticularmente, la sola casi q u e tiene á la vista y distingue con posiciones originales en n u e s t r a p r o p i a lengua, porque aun en
claridad. Y s e g u r a m e n t e n o se acordaba en aquel m o m e n t o , ellas no está á nuestro arbitrio extender la significación l í e l a s
sino muy en c o n f u s o , d e los cimientos, las paredes, las salas y palabras por sinécdoque ó m e t o n i m i a , sino cuando el uso lo
gabinetes, en s u m a de las otras partes d e los edificios ; ni m e - permite. Pero es de n o t a r q u e el uso p u e d e declararse de dos
nos pensaba en su f o r m a , en su color, ó en otras cualidades y m a n e r a s en favor de una traslación de esta clase; la u n a , a u -
circunstancias, n a d a interesantes por entonces. Y ¿ p o r q u e el torizándola f o r m a l m e n t e y contraída á la voz misma q u e e m -
mismo Cicerón, h a b l a n d o , en la oración pro Milone, de q u e pleamos, como la que h e m o s visto en la palabra velas; y la
P o m p e y o había tenido q u e encerrarse en su casa, para no ser otra, cuando en general tiene aprobadas otras s e m e j a n t e s ,
víctima de los f u r o r e s de Clodio, usa de esta expresión : janua a u n q u e tal vez ninguno baya hecho la aplicación á la p a l a b r a
se, ac parielibus, non jure legum, judiciorumque texit, d e t e r m i n a d a q u e deseamos usar en sentido figurado. En este
esto es. « t u v o q u e defenderse con la puerta y las p a r e d e s , n o segundo caso, siempre que la acepción secundaria que d a m o s
« con la protección de las leyes y la autoridad de los t r i b u n a - á una palabra por sinécdoque ó metonimia, sea clara y acomo-
« l e s ? » ¿ P o r q u é , digo, n o m b r a la p u e r t a y las p a r e d e s , y n o dada al caso particular en q u e deseamos emplearla, puede te-
el techo, el umbral ú otra p a r t e , ó el edificio mismo? P o r q u e , ner cabida, a u n c u a n d o no esté individualmente consagrada
considerando la casa como un asilo contra el f u r o r y la violen- p o r el uso, con tal q u e este tenga autorizadas otras análogas.
cia de un faccioso, ve la p u e r t a y las paredes que eran las p a r - P o r ejemplo, como ya está a d m i t i d o en castellano designar las
tes q u e impedían la e n t r a d a y resguardaban al q u e estaba d e n - dignidades por sus distintivos, es claro que, a u n cuando nadie
t r o , y no hace caso del t o d o , ni d e las otras partes q u e n i n - haya designado hasta a h o r a la de capitán general por la i n s i -
guna" relación t e n í a n con la defensa y seguridad del q u e h a b i - gnia de los tres bordados, podrá hacerse en circunstancias
taba la casa. De otro modo se h u b i e r a explicado, si hubiese oportunas. Pero es necesario advertir q u e esta libertad de i n -
considerado esta como un r e s g u a r d o , no contra los insultos de troducir nuevas sinécdoques ó m e t o n i m i a s , n o se extiende á
los h o m b r e s , s i n o contra la lluvia. E n t o n c e s , lo p r i m e r o q u e variar las ya usadas. Así, a u n q u e p o d a m o s tomar la parte p o r
h u b i e r a visto y lo que d e consiguiente hubiera n o m b r a d o p r i - el todo en casos en q u e todavía no se haya hecho, diciendo,
m e r o , habría sido el techo. Lo mismo se puede observar en verbi gracia, quilla p o r navio, en circunstancias en q u e esta
t o d o s los e j e m p l o s citados, y en cualquiera otro en q u e la tras- parte tenga relación con el uso particular á q u e a l e n d e m o s ;
lación sea o p o r t u n a . En todas se verá q u e si sustituimos al si- no podemos sustituir el n o m b r e quilla por el de velas en las
— m —
expresiones en que el uso h a consagrado este exclusivamente. dan que toda esta astronómica algarabía quiere decir, que la
Por tanto si alguna vez podemos decir, p o r ejemplo, Los ma- joven se desmayó y perdió el color, al ver al Saladino! Pero
res de América tienen bien conocidas las quillas españo- era menester aprovechar el equivoquillo de Sol, y q u e Blanca,
las, para d a r á entender que nuestros navios frecuentan m u - pues era h e r m a n a de Sol, fuese luna; y siendo luna',-era f o r -
cho aquellos m a r e s ; no podremos decir del mismo m o d o , zoso que padeciese eclipse, y que el persa fuese el dragón en
Tantas quillas han salido de Cádiz. Esto no es por un ciego cuya cabeza se verificase a q u e l : y ya se ve, la luna debió q u e -
respeto que debamos tener al uso, sino porque este, que es dar sin luz alguna, ¡morque el cuerpo opaco opuesto p o r
mas racional y menos caprichoso de lo que c o m u n m e n t e se diámetro al cuerpo luminoso, causa negra sombra al me-
cree, ha empleado en tales expresiones el n o m b r e de aquella dio dia. Ello, tratándose de un eclipse de l u n a , m í j o r hubie-
parte q u e mas directamente excita la idea de la cualidad á ra sido suponerle á media n o c h e ; pero el consonante necesi-
q u e entonces atendemos. Tales son las velas respecto del mo- taba ia, y fué menester que la luna se eclipsase al medio dia.
vimiento. Risum teneatis?
No solo en asuntos serios, elevados y majestuosos, pero No una sino muchas, y de las m a s disparatadas que p u e -
aun en los jocosos, humildes y sencillos, las metáforas den verse, nos ofrecen las dos primeras octavas del lib. v. de
nunca se han de tomar de objetos que puedan excitar en la Jerusalen de Lope. Quiere dar á entender, á lo que parece,
el ánimo ideas asquerosas ó torpes; y aun tratando de e n - que la natural elevación del pensamiento h u m a n o produce la
vilecer un objeto, se debe cuidar de no ofender la delicadeza ambición en los pechos generosos, y dice :
y el pudor de los lectores ú oyentes, como ya se enseñó por
Sobre el confuso pensamiento humano,
punto general respecto de todas las expresiones, tanto figura- Nemrod de la bajeza de la tierra,
das como no figuradas. Por eso Cicerón reprendía á un orador F o r m a el deseo un apacible llano,
que habia llamado á su contrario, estiércol de la curia, ster- En los peñascos de una blanca sierra:
Aquí levanta un edificio en vano,
cus curiai. Quamvis sit simile, dice, tamen est deformis Que el paso á la quietud del alma cierra,
cogitatio similitudinis. « Aunque entre ambos objetos haya El propio amor, tan alto, q u e aun el viento
o alguna semejanza, es desagradable haber de pensar en ella.» Mira inferior su basa y fundamento.
Por la misma razón Horacio se burlaba de un poeta, que para
Son sus piedras congojas importunas,
d a r á entender que nevaba, habia dicho: « J ú p i t e r escupe Sus pavimentos penas y cuidados,
nieve cana sobre los Alpes» Júpiter cana nive conspuit Al- Y d e imaginaciones sus colunas,
pes. Y sin embargo Lope, que seguramente habia leido á Ho- Los capiteles d e dolor labrádos.
Las paredes d e engaños, y en algunas
racio, no hizo caso de su juiciosa censura, pues en la Circe, Los Césares romanos retratados,
canto i . , hablando de las peñas que los Lestrigones tiraban á Y aquellos ambiciosos, cuya suerte
las naves de llíses, d i c e : Llevó de las coronas á la m u e r t e .
En donde, ademas de que toda la metáfora es impropia y está Imposible parece que en tan pocas líneas se hayan insertado
mal sostenida, el término escupe, el cual presenta una idea tantos disparates. Llamar al pensamiento Nemrod de la ba-
asquerosa, es precisamente el mismo censurado por Horacio, jeza de la tierra y sitio sobre el cual forma el deseo un apa-
cible llano en los peñascos de una blanca sierra, y en cuyo
Estos cabellos rubios h a n hecho decir tantos disparates a nues-
llano levanta el amor propio un edificio tan alto, que el
tros poetas, que seria nunca acabar citar todas_sus extrava-
viento tiene debajo de él su basa y fundamento .-llamará
gantes metáforas relativas á este objeto; y solo añadiré la si-
las congojas piedras de este edificio, á las penas y cuidados
guiente de Góngora en uno de los sonetos :
sus pavimentos, á las imaginaciones columnas, y decir que
los capiteles están labrados de dolor, y las paredes de en- Miéntras q u e con gentil descortesía
gaños; no es como quiera emplear metáforas impropias, sino Mueve el viento la hebra voladora
delirar como un frenético. ¿Qué semejanza hay ni puede haber, Que la Arabia en sus venas atesora.
Y el rico Tajo en sus arenas crxa.
o suponerse, entre las congojas y las piedras, entre los cuida-
dos y los pavimentos de un edificio, entre las imaginaciones y Lo cual quiere decir, miéntras el viento mueve
las columnas, entre los dolores y la materia de un capitel, y cabellos, esto es, miéntras eres j o v e n ; pero esto lo s hemos
entre los engaños y los cascotes, ladrillos ó guijarros de que se porque el contexto del soneto lo da a e n t e n d e r ; que si no, di-
forman las paredes? fícil seria adivinar por la sola melafora, que ^ é r a j o W o m
atesorada en las venas de ¡a Arabia y « ,
del Tajo, estaba en lugar de rubia cabellera. Pero al mismo
Metáforas oscuras, duras, violentas ó traídas de lejos.
tiempo ; qué dos últimos versos tan llenos y sonoros.
2.° Fundadas en equívocos. Lope (Jerusalen, bb. xix.),
Unas lo son, por fundarse en semejanzas demasiado remo-
contando cómo los conjurados contra Raquel entraron en su
tas, tenues y sutiles, y otras, porque no hay mas semejanza
habitación con las espadas desnudas para matarla, no dejo de
que la del sonido entre palabras equívocas ú homónimas.
aprovechar el equivoquillo áe hojas, las de las espadas, y
\ F u n d a d a s en sutilezas. Garcilaso, Égloga i .
hojas, las de los libros, y dijo :
Los cabellos que vian Pues como las desnudas hojas viese
Con gran desprecio al oro, Raquel hermosa, del suceso incierta,
Como á menor tesoro, Bañó de n i e v e las mejillas rojas,
Adonde están? Adonde el blanco pecho? T el libro de su fin lego en sus liojas.
¿ D ó la columna que el dorado techo
Con presunción graciosa sostenía? En la Circe ( l i b . i . ) , porque uno de los signos del Zodíaco
se llama el Toro (tauro), y esta voz significa también el a n i -
Ya se ve que la semejanza que puede haber entre una cabeza mal conocido con este nombre, iuega con este equivoco de la
cuyos cabellos son rubios y un techo dorado es tan débil, que manera siguiente, diciendo por boca de Euriloco :
sin estudiada afectación nadie la llamará jamas dorado techo.
Mas afectada es otra de Balbuena ( E g l o g a vi.) aplicada Diez veces nuestra argólica milicia
también á una rubia cabellera: Sobre Troya miró flechando á Croto,
Y otras tantas al toro d e Fenicia
Al oro que llovía su cabeza, Pacer estrellas al celeste soto.
La luz con que el sol baña tierra y cielo, No se puede delirar mas. ¡Trasformar el cielo en soto,
Comparada, es tinieblas y pobreza.
las estrellas en yerba, y una constelación en el animal que las
Una cabeza lloviendo oro I Qué imagen tan exacta y pintores-
Pa
c a ! ¿Cómo baria un pintor para representarla en un cuadro? E n ' Í a misma Circe, 11b- n . , queriendo decir Ulíses que f o r -
Tendría que hacerla nube. Jáuregui, en su Orfeo, empleó la zaron de remo é hicieron caminar la nave con celeridad, ex-
misma metáfora diciendo de Eurídice : presa esta ; dea con la hipérbole metafórica de,
• su cabeza La cave hicimos con los remos pluma.
Vierte sobre sus hombros lluvias de oro. Y aprovechando el equívoco de pluma, tomada metafórica-
mente por cosa lijera, y pluma en la acepción literal, por las Así diré muy bien que sostiene la nación, que ha caido, ó se
que usamos para escribir, continúa : mantiene inmoble, y otras cosas de esta clase, que igualmente
pudieran decirse de una columna material; pero no podré de-
Y escribimos al mar letras inciertas. cir sin impropiedad estas y otras expresiones: La columna
de este imperio ha sido desterrada ó despojada de su em-
Téngase presente que cuando la metáfora, aunque bien e s - pleo, se ha casado, ha muerto, gobierna bien la nación,
cogida y clara en sí misma, puede parecer algo oscura, p o r - refrena los partidos, etc., p o r q u e no se destierra, ni se d e s -
que acaso el lector podrá no tener presente alguna de las ideas poja de su empleo á las columnas, ni estas se casan, ni m u e -
intermedias que el escritor ha recorrido para f o r m a r l a ; es n e - ren, ni gobiernan, ni r e f r e n a n .
cesario sugerírsela, poniendo delante otras que la exciten, lo Por ser esta regla muy c a p i t a l , y haberse descuidado en
cual se llama prepararla?, metáforas, ó expresando primero observarla aun escritores d e p r i m e r orden, m e es necesario
en términos literales el pensamiento contenido en la expresión multiplicar ejemplos de s e m e j a n t e s faltas, aun á costa de ser
metafórica. También se suavizan las metáforas que pueden pa- algo prolijo. Virgilio, el gran Virgilio, dice, en el libro I, de
recer algo atrevidas, haciendo preceder un por decirlo así; si la Eneida, que cuando Enéas f u é á presentarse á Dido por
me es permitido hablar así, etc., ó cualquiera otra de las fór- consejo de su madre Vénus, esta diosa hizo que su cabello
mulas que hay para ello. Pues aunque dice Blair que estos son pareciese mas hermoso, dió á toda su persona cierto aire de
desgraciados lenitivos, y que hubiera sido mejor omitir las me- juventud, y comunicó á sus ojos la viveza y alegría propias d e
táforas que necesitan de esta apología, esto debe entenderse esta edad. Y si hubiese expresado estas ideas en términos lite-
cuando la metáfora es notablemente oscura en sí m i s m a ; pero rales, ó con metáforas coherentes y bien sostenidas, nada
cuando solo puede parecerlo por falta de instrucción en los lec- habría que decir; pero p o r h a b e r referido las tres cosas, á
tores, no hay inconveniente en usar dichas fórmulas, puesto saber, Ja cabellera , la j u v e n t u d y la alegría de los ojos á un
que las ban usado todos los buenos escritores. Se entiende en solo verbo tomado en significación trasladada, resultó la m e -
prosa, que en verso rara vez podrán e n t r a r . táfora monstruosa. Dice a s í :
Elegido un pensamiento, determinada la forma bajo la cual Las cláusulas, con respectoá su extensión, se dividen ei
haya de presentarse, y halladas las expresiones mas oportunas corlas y largas; y atendiendo á su f o r m a , en simples y com
para enunciar todas las ideas parciales de que consta, no resta puestas.
ya mas que coordinar estas varias expresiones del modo mas
ventajoso, para que el pensamiento total pueda producir el Cláusulas cortas y largas.
efecto que se desea; y esto es lo que se llama componer ó
Es claro que las cláusulas de cualquiera composicion pueden
coordinar la cláusula. Por esta palabra , derivada del verbo
ser mas ó ménos largas, según que en cada una de ellas se
latino claudere, cerrar, se entiende una reunión de palabras
hayan reunido mas ó ménos pensamientos principales, y según
que presenta un pensamiento completo ó que f o r m a , como
que cada uno de ellos esté mas ó ménos ilustrado por otros
suelen decir, sentido perfecto. Esta voz técnica es bastante
secundarios. Y como ni todos los pensamientos principales de
propia, porque en efecto, cada pensamiento completo que
un escrito pueden carecer de ilustraciones secundarias. ni
enunciamos, está como encerrado dentro de la serie de pala-
estas pueden tener todas igual extensión, es evidente que el
bras que le expresan, y no sale de sus límites. Sin embargo
hacer todas las cláusulas igualmente breves ó igualmente lar-
algunos han llamado sentencia á lo que nosotros llamamos
gas , ademas de ser casi imposible seria el mayor defecto que
cláusula, otros frase y otros período; pero estos términos no
pudiera cometerse, aun cuando se lograra á costa de un es-
son bastante exactos. El p r i m e r o , porque, como ya hemos
fuerzo extraordinario.
visto, está particularmente destinado á significar aquellas
Es ademas evidente que haciéndolas en general demasiado
cláusulas que contienen un pensamiento sentencioso, es decir,
largas, se daria en uno de dos extremos reprensibles, y
una reflexión ú observación p r o f u n d a ; el segundo, porque no
que lo mas acertado es que las haya de lodas dimensiones. Sin
designa precisamente la clausula entera , sino mas bien las
embargo en caso de pecar por uno de los dos extremos, vale
expresiones particulares de que consta, y señaladamente
m a n q u e sea el de la brevedad , porque las cláusulas muy lar-
aquellas en que se encuentra algún idiotismo de la lengua;
gas, sobre ser de difícil pronunciación, cuando se habla, y
y el tercero, porque en términos del arte no significa cual-
fatigar al lector en los escritos, es casi imposible que reúnan
quiera cláusula, sino las que están compuestas de cierto modo
todas las buenas cualidades que deben tener.
particular de que luego hablaré. Sea de esto lo que quiera, y
llámese sentencia, frase ó período, á la que yo hellama do Es igualmente claro que en ningún caso conviene poner
cláusula, lo que importa es dar reglas constantes y seguras seguidas muchas cláusulas cortas, ni muchas largas, y que
para su composicion. Blair h a tratado este punto tan ma- deben mezclarse en una justa proporcion; de otro modo el
gistral mente , que casi no liaré otra cosa que extractar su estilo tendría el defecto de amanerado.
doctrina citando sus mismos ejemplos, y algunos de los aña- Esto es lo único que sobre la extensión de las cláusulas se
didos por el traductor español. Sin embargo daré el capítulo puede enseñar por escrito.
de la elegancia, que él omitió, rectilicaré alguna que otra
inexactitud, y expondré los principios con mas extensión, y Cláusulas simples y compuestas.
de una'manera mas acomodada á la capacidad de los princi- Cláusula simple es la que consta de una ¿ola proposicion
piantes ; advirtiendo antes que de las reglas que 3e dan para principal, incluya esta, ó no, expresiones secundarias
la composicion de las cláusulas, unas son relativas á su exten- que ilustren ó modifiquen alguna ó algunas de sus partes.
sión y forma, y otras á las cualidades que lodas ellas deben
Cláusulas simples sin ninguna modificación son estas y otras
tener, cualesquiera que sean su dimensión y su clase.
semejantes : El hombre es mortal; El sol vivifica la natu-
raleza; porque en ellas, ademas de haber una se a proposi-
cion principal, las palabras d e q u e consta, no están ilustradas i 3.* los complementos indirectos, ó refiriéndonos á las len-
ó modificadas por ninguna otra. Sobre su construcción nada guas que tienen declinación, el ablativo, verbi gracia,
hay que prevenir, pues siendo tan cortas, apénas admiten sus
J.° 2.° 3.°
palabras otro orden que el lógico de las ideas, y solo alguna
Voy á enviar este libro á un amigo p o r el correo.
vez, para hacerlas mas enérgicas, podrá usarse de la inver-
sión que permita el geuio de la lengua, diciendo, por ejemplo, Mas si alguno de ellos fuese mas largo que los otros, se
Mor!al es el hombre. dejará para el último. Por e j e m p l o , en este dicho de Madama
Cláusulas simples con una sola ó con pocas modificaciones, . de Maintenon, El rey no confia los negocios á gente sin de-
son estas : Los verdaderos sabios son por lo general buenos; voción , está bien observado el orden lógico; pero si hubiese
El hombre de valor arrostra la muerte con serenidad, y dicho : No confia el mando de sus ejércitos á incrédulos, la
otras á este tenor, sobre las cuales debe decirse lo mismo que cláusula no hubiera estado tan bien construida como diciendo,
sobre las antecedentes, porque su construcción apénas puede No confía á incrédulos el mando de sus ejércitos. Téngase
ofrecer dificultad alguna. Solo es necesario tener cuidado con cuidado con esto, que es importante.
que las palabras modificantes se coloquen de modo, que se Cláusula compuesta es la que contiene dos ó mas propo-
vea con claridad cuál es la que modifican; de lo cual hablaré siciones principales, como esta de Éscipion Africano: Ro-
despues mas largamente. manos, en tal dia como este vencí yo á Aníbal y sujeté á
Cláusulas simples con muchas modificaciones son aquellas, Cartago : vamos á dar gracias á los dioses inmortales. Las
en que á las ideas del sujeto y del atributo se añaden varias diferentes proposiciones principales, d e que consta una cláu-
accesorias, ó al verbo algunas circunstancias de tiempo, lugar, sula compuesta, se llaman miembros; las incidentes y los
modo, fin, etc.; verbi gracia, la primera del Quijote : En un complementos, incisos. Si las proposiciones principales no
lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acor- están ligadas entre sí por medio de conjunciones expresas,
darme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los relativos, gerundios, etc., se llama la clausula suelta; tal es
de lanza- en astillero, adarga antigua, rocin flaco y galgo la que acabamos de ver. Pero si estuvieren enlazadas unas
corredor. Como estas son ya mas complicadas, es necesario con otras por medio de conjunciones, relativos, etc., como en
hacer algunas advertencias sobre el modo de coordinarlas. esta : Si los macedonios saben pelear con los hombres, los
•i ' Las modificaciones del sugeto deben colocarse inme- escitas saben resistir al hambre y á la sed; la clái'-ulase
diatas á este, como se ve en la de Cervantes que acabo de ] denomina entonces periódica ó período. El eslilo en que d o -
citar : un hidalgo de los de lanza, etc. minan las primeras , se llama estilo cortado; y aquel en que
2 . ' Las que recaen sobre el verbo, si consisten en adver- abundan mas las segundas, periódico; y ambos son buenos
bios ó frases adverbiales, le siguen por lo común ó le an- c u a n d o , según la naturaleza de la composicion y el carácter
teceden inmediatamente, como en ia misma, la frase adver- general que exige, debe predominar uno ú otro. Así, porque
bial, no há mucho tiempo que. las cláusulas sueltas dan lijereza y rapidez al estilo, y las p e -
3. a Si hay varios complementos que expresen el objeto, riódicas cierta majestuosa gravedad, el estilo cortado predo-
el término, el motivo, el lugar, etc., conviene anteponer, mina en las obras históricas, y el periódico en las oratorias.
como lo hizo Cervantes, alguno de estos últimos, porque Pero en todas conviene mezclarlos, a u n q u e en diversas p r o -
puestos todos despues del verbo, liarían arrastrada la cláu- porciones, porque cualquiera de ellos cansa y empalaga c o n -
sula. tinuado mucho tiempo.
4.° Cuando los complementos que siguen al verbo son Los retóricos dan diferentes denominaciones á los períodos,
poco mas ó menos de la misma extensión, su orden es el según el número de miembros de que constan, y los llaman
siguiente:el objeto, ó como se dice en gramática, el bimembres, trimembres, cuadrimembres, cuando tienen
acusativo: 2.° el término, ó gramaticalmente el dativo: dos, t r e s , cuatro : rodeo periódico, cuando pasan de este
n ú m e r o ; y si son tan largos que apénas puede bastar la respi-
ahora se trata de la que proviene de una coordinacion defec-
ración para pronunciarlos de seguida, tásis ó extensión. Tam- tuosa. Todas las lenguas están expuestas á oscuridades y a m -
bién los denominan por la especie de conjunción , ó la natu- bigüedades , nacidas de u n a mala coordinacion de bu« p a l a -
raleza de la palabra que encadena sus diversas proposiciones; bras; y aun en latin, el cual p o r su declinación está menos
y en consecuencia los dividen en condicionales, causales, sujeto á ellas, nos da algufi.33 ejemplos Quintiliano. En espa-
relativos, etc. Finalmente, llaman prótasis á la primera parte, ñol , en francés y en las demás lenguas que no tienen decli-
en la cual queda todavía imperfecto el sentido, y apódosis a nación, es necesario poner mas cuidado en evitarlas. Para esto
la segunda que le completa. Todo esto de nada sirve en la es menester lo primero observar exactamente las reglas de la
práctica; pero lo advierto, para que se entienda esta escolas- gramática, en cuanto pueden prevenir tales ambigüedades.
tica tecnología, cuando se encuentre en los autores. Lo que si Pero como puede haberlas sin trasgresion de los preceptos
es muy ú t i l , es ejercitará los principiantes, haciéndoles com- gramaticales, y en castellano no pueden indicarse siempre por
p o n e r , I o cláusulas compuestas de corta exteusion , y 2 o pe- la sola terminación las relaciones de unas palabras con otras,
riódicas , que progresivamente irán siendo mas largas, hasla y muchas veces es necesario hacerlas sensibles por ¡solo el l u -
que habiendo adquirido bastante soltura, p u e d a n ir haciendo gar que ocupan; es regla esencial que cada palabra se coloque
ya breves composiciones, en que a l t e r n a d a m e n t e se mezclen en el paraje que mas claramente haga ver cuál es aquella
cláusulas cortas y largas, simples y c o m p u e s t a s , sueltas y pe- á que se refiere. Esta regla general puede bastar; pero á mayor
riódicas ; para que una vez adiestrados en coordinarlas y reu- abundamiento daré otras mas partic ¡lares, citando ejemplos
n i r í a s , no tengan que cuidar en lo sucesivo mas que de los que hagan inteligible su aplicación y que al mismo tiempo d e -
pensamientos y sus formas, de la elección do las expresiones, muestren su i m p o r t a n c i a , pues se verá cuan fácil es tener
y de los demás requisitos que exija el g é n e r o de composicion algún descuido en esta parte.
que se les encargue. -I." Los adverbios y frases adverbiales que limitan la
significación de alguna palabra ó expresión, deben colo-
CAPITULO II. carse inmediatamente despues de ella. Por grandeza , dice
BEGLAS RELATIVAS A LAS CUALIDADES QUE DEBEN TENER TODAS Áddisson citado por Blair, no entiendo solamente el tamaño
LAS CLÁUSULAS, CUALESQUIERA QDE SEAN SO EXTENSION Y SO de un objeto, sino la extensión de toda una perspectiva.
FORMA. Colocado de esta manera el adverbio solamente, limita ó mo-
difica el verbo entiendo; y se le pudiera preguntar al a u t o r ,
A cinco pueden reducirse las de u n a cláusula bien cons- si no entiende solamente, ¿ qué mas hace que e n t e n d e r ? (I) Si
truida , y son , c l a r i d a d , u n i d a d , energía, elegancia y a r m o - le hubiera puesto despues de la palabra t a m a ñ o , estaría aun
n í a . Las explicaré con alguna extensión , porque la buena peor; y le preguntaríamos, ¿ qué mas entendía que el tamaño
c o o r d i n a r o n de las cláusulas es tan necesaria en todo género de un objeto, si su color, su figura, etc.? Se ve pues que de-
de composiciones, que jamas será d e m a s i a d o el cuidado que bió colocarse despues de la palabra objeto, que es la que real-
en esta parte pusiéremos. mente y en su intención modifica; porque si entonces le pre-
guntásemos, ¿qué entendía mas que el tamaño de un objeto?
ARTÍCULO PRIMERO.
venia bien la respuesta que d a ; la extensión de toda una
Claridad. perspectiva. Todavía estaría mejor colocado, si juntando con
Consiste en que se evite con el mayor cuidado toda oscu-
ridad ó ambigüedad en el sentido, y n o es tan fácil como 1. No s i n razón digo yo e n la página 2 8 8 d e mi G r a m á t i c a : - P o r consiguiente lo
e n e constituve la naturaleza d e l adverbio es, la propiedad q u e tiene de poder unirse
p a r e c e , 110 cometer en esta parte defecto a l g u n o . La oscuridad con uii adjetivo calificativo, activo, 6 pasivo, modificándole. -
ó ambigüedad en el sentido puede resultar, ó de la mala eiec- N o liay verbo s i n idea adjetiva y á esta nnra siempre el adyerbio. n o flí e í o .
Prueba escelente el ejemplo q n e aqui pone Hermosilla contra la falsedad d e los pre-
cion de las expresiones, si estas son en sí mismas oscuras ó ceptistas que se empeñan e n sostener que concurre el adverbio pura modificar la ac-
equívocas, ó de su mala coordinacion. De la que consiste en ción que el verbo predica.
la mala elección de las expresiones, ya se habló en otro lugar;
ahora se trata de la que proviene de una coordinacion defec-
ración para pronunciarlos de seguida, tásis ó extensión. Tam- tuosa. Todas las lenguas están expuestas á oscuridades y am-
bién los denominan por la especie de conjunción , ó la natu- bigüedades , nacidas de una mala coordinacion de las pala-
raleza de la palabra que encadena sus diversas proposiciones; bras; y aun en latin, el cual por su declinación está menos
y en consecuencia los dividen en condicionales, causales, sujeto á ellas, nos da algunas ejemplos Quintiliano. En espa-
relativos, etc. Finalmente, llaman prótasÜ á la primera parte, ñol , en francés y en las demás lenguas que no tienen decli-
en la cual queda todavía imperfecto el sentido, y apódosis a nación, es necesario poner mas cuidado en evitarlas. Para esto
la segunda que le completa. Todo esto de nada sirve en la es menester lo primero observar exactamente las reglas de la
práctica; pero lo advierto, para que se entienda esta escolas- gramática, en cuanto pueden prevenir tales ambigüedades.
tica tecnología, cuando se encuentre en los autores. Lo que si Pero como puede haberlas sin trasgresion de los preceptos
es muy ú t i l , es ejercitará los principiantes, haciéndoles com- gramaticales, y en castellano no pueden indicarse siempre por
poner, 1 o cláusulas compuestas de corta exteusion , y 2 o pe- la sola terminación las relaciones de unas palabras con otras,
riódicas , que progresivamente irán siendo mas largas, hasta y muchas veces es necesario hacerlas sensibles por solo el l u -
que habiendo adquirido bastante soltura, puedan ir haciendo gar que ocupan; es regla esencial que cada palabra se coloque
ya breves composiciones, en que alternadamente se mezclen en el paraje que mas claramente haga ver cuál es aquella
cláusulas cortas y largas, simples y c o m p u e s t a s , sueltas y pe- á que se refiere. Esta regla general puede bastar; pero á mayor
riódicas ; para que una vez adiestrados en coordinarlas y reu- abundamiento daré otras mas particulares, citando ejemplos
nirías, no tengan que cuidar en lo sucesivo mas que de los que hagan inteligible su aplicación y que al mismo tiempo de-
pensamientos y sus formas, de la elección de las expresiones, muestren su importancia, pues se verá cuán fácil es tener
y de los demás requisitos que exija el género de composicion algún descuido en esta parte.
que se les encargue. -I.' Los adverbios y frases adverbiales que limitan la
significación de alguna palabra ó expresión, deben colo-
CAPITULO II. carse inmediatamente despúesde ella. Por grandeza , dice
BEGLAS RELATIVAS A LAS CUALIDADES QUE DEBEN TENER TODAS Áddisson citado por Blair, no entiendo solamente el tamaño
LAS CLÁUSULAS, CUALESQUIERA QUE SEAN SO EXTENSION Y SO de un objeto, sino la extensión de toda una perspectiva.
FORMA. Colocado de esta manera el adverbio solamente, limita ó mo-
difica el verbo entiendo; y se le pudiera preguntar al autor,
A cinco pueden reducirse las de u n a cláusula bien cons- si no entiende solamente, ¿ qué mas hace que entender? (I) Si
truida , y son , claridad, unidad, energía, elegancia y a r m o - le hubiera puesto despues de la palabra tamaño, estaría aun
nía. Las explicaré con alguna extensión , porque la buena peor; y le preguntaríamos, ¿ qué mas entendía que el tamaño
coordinacion de las cláusulas es tan necesaria en todo género de un objeto, si su color, su figura, etc.? Se ve pues que de-
de composiciones, que jamas será demasiado el cuidado que bió colocarse despues de la palabra objeto, que es la que real-
en esta parte pusiéremos. mente y en su intención modifica; porque si entonces le pre-
guntásemos, ¿qué entendía mas que el tamaño de un objeto?
ARTÍCULO PRIMERO.
venia bien la respuesta que d a ; la extensión de toda una
Claridad. perspectiva. Todavía estaría mejor colocado, si juntando con
Consiste en que se evite con el mayor cuidado toda oscu-
ridad ó ambigüedad en el sentido, y n o es tan fácil como 1. No s i n razón digo yo e n la página 2 8 8 d e mi G r a m á t i c a : - P o r consiguiente lo
e n e conslitove la naturaleza d e l adverbio es, la propiedad q u e tiene de poder unirse
parece, no cometer en esta parte defecto alguno. La oscuridad con un adjetivo calificativo, activo, 6 pasivo, modificándole. -
ó ambigüedad en el sentido puede resultar, ó de la mala elec- N o liay verbo s i n idea adjetiva y á esta nnra siempre el adyerbio. n o flí e í o .
Prueba escelente el ejemplo q u e aquí pone Hermosilla contra ¡a falsedad d e lo* pre-
ción de las expresiones, si estas son en sí mismas oscuras ó ceptistas que se empeñan e n sostener que concurre el adverbio pura modificar la ac-
equívocas, ó de su mala coordinacion. De la que consiste en ción que el verbo predica.
la mala elección de las expresiones, ya se habló en otro lugar;
él la negación, hubiese dicho : Por grandeza entiendo, no
Mas precia el r u i s e ñ o r su p o b r e n i d o
solamente el tamaño de un objeto particular, sino etc.; De p l u m a y leves pajas, m a s sus q u e j a s
porque en este caso la frase adverbial no solamente se refiere E n el b o s q u e r e p u e s t o y e s c o n d i d o ;
á lo que sigue, y no puede haber ambigüedad.
Que a g r a d a r l i s o n j e r o las orejas
2."Los complementos, las proposiciones incidentes, De algún p r í n c i p e insigne, aprisionado
y en general todas las circunstancias de la acción ó el En el m e t a l d e las d o r a d a s r e j a s .
estado que enuncia el verbo, deben ponerse en el pa-
raje que mejor indique cuál es la idea á que se refieren. Aquí bien conocemos que la intención del autor es contraponer
el estado de libertad al de esclavitud, y por tanto que el adje-
Así cuando Cervantes en el primer capítulo del Quijote
tivo aprisionado se refiere al r u i s e ñ o r ; pero tal como e s t á ,
dice : En resolución él {D. Quijote) se enfrascó tanto en su
parece que modilica al sustantivo Principe insigne que in-
lectura ( l a de los libros de caballería ), que se le pasaban
mediatamente le precede. La cláusula pues estaría mejor cons-
las noches leyendo de claro en claro, y los dias de tur-
truida si hubiese dicho :
bio en turbio; el gerundio leyendo está mal colocado .
] p o r q u e parece que se refiere á la frase adverbial de claro
Q u e d e un príncipe i n s i g n e las orejas
en claro; y 2.° porque separa del verbo pasaban el sugeto y Lisonjero agradar, aprisionado
la modificación , que en esta expresión deben ir unidos para E n el m e t a l de las d o r a d a s r e j a s . ,
formar la frase e n t e r a , pasarse las noches de claro en claro,
la cual es una especie de fórmula, ó como dicen los franceses, 3 . ' Los artículos conjuntivos quien, que, cual, cuyo, etc.,
une phrase faite. Si hubiese dicho, que se le pasaban leyendo deben colocarse despues de su antecedente. A esta regla falta
las noches, etc., estaría mejor la cláusula; pero aun habría la siguiente cláusula citada por Blair : Locura es armarnos
una lijera ambigüedad, porque al pronto parecería que las contra los accidentes de la vida amontonando tesoros, con-
noches se referia al gerundio que antecede. Si hubiese ante- tra los cuales nada puede protegernos sino ta benéfica mano
puesto este al verbo, diciendo, que leyendo se le pasabau las de nuestro Padre celestial; p o r q u e parece que el conjuntivo
noches de claro en claro, y los dias de turbio en t u r b i o ; no cuales se refiere á tesoros, cuando en la intención del autor
habría ya ambigüedad, pero sí cierta inversión algo violenta. se refiere á los accidentes de la vida. Debió pues decirse :
Por tanto hubiera sido mejor variar la expresión y decir : Se Locura es creer que amontonando tesoros, podemos armar-
enfrascó tanto en su lectura , que embebecido en ella, se le nos contra los accidentes de la vida, contra los cuales, etc.
pasaban las noches de claro en claro, y los dias de turbio Es mas : aun cuando por el contexto ú otra circunstancia no
en turbio (I). * podamos dudar del sentido, sin embargo si las palabras rela-
tivas están fuera de su lugar, habrá una ambigüedad m o m e n -
fin un terceto de la Epístola moral de Rioja hay también tánea que es preciso evitar. Por e j e m p l o , en esta cláusula de
una coordinacion anfibológica, dice asi :
Addisson : Esta especie de ingenio estuvo muyen boga entre
los nuestros dos siglos hace, los cuales no le cultiva-
i. Encuentra aqai Salvá no rodeo excasado, !a corrección ( l a claridad quiso sin ron, etc.; al momento de leer los cuales, no sabemos si estas
dada decir s e n a mas sencilla si d i j é s e m o s : Se enfrascó lanío en su lectura, que por palabras se refieren á siglos q u e precede inmediatamente
ella se le pasaban e t c . \ añade, si ya no se prefiere omitir el P O R E L L A , poco n e c e -
sario para la claridad del primer miembro de esta cláusula! — ». (y si el contexto lo permitiese, á ellos las referiríamos en efecto),
Para mi gusto no veo la necesidad del embebecido con que Hermosilla varía l a e x - ó á nuestros que está mas a r r i b a ; y aunque así que leemos le
presión mas no con ese apéndice s e daña á la claridad, de cuvas cualidades trata allí e l
a u t o r ; lo que ¡a daña, lo que la destruye, e s la enmienda de Salvá. e n por ella... q u e cultivaron, ya no dudamos de que ¡os cuales se reiiere á
m e recuerda aquello de -por la puente Juana, que no por el ayua d e Lope d e Vega ; se nuestros y no á siglos, sin embargo el autor debió evitar esta
le pasaban la» noches por la lectura, como pasa el hilo por el ojo de la aguja ? o q u e
í £ J e . p ? s a ,n." 1 0 r C H / ' " " l t í l a l e W B r a . ó por demasiada aGccion á ella, aunque fuera sin momentánea a m b i g ü e d a d , y construir la cláusula de este
procurarla? I o d o eso y mas cabe e n el sentido del por ella de Salvá. sin q u e por e s o modo : Dos siglos hace que esta especie de ingenio estuvo
peamos el pensamiento exacto del leyenda d e Cervantes, ó del embebecido en ella con
que lo corrige Hermosilla, aunque, como ya dije, mas breve expresaría lo mismo el en muy en boga entre los nuestros, los cuales etc. Para que
esto no parezca n i m i e d a d , sépase que ya Quintiliano censu-
k 13.
raba al que en latin dijese : Vidi hominem librum scriben-
tem, y da esta razón : « Pues aunque está claro que el libro •l" Dentrode cada cláusula se mudará la escena lo mé-
a seria escrito por el h o m b r e , y no el hombre por el libro, nos que se pueda. Esto quiere decir, que en ella no se pase
ü sin embargo la coordinacion de las palabras era m a l a , y el de una persona á o t r a , porque como siempre hay una domi-
« autor por su parte halda hecho ambiguo el sentido. » Nam n a n t e , esta debe regir y sobresalir, si es posible, desde el
elsi librum ab homine seribi oporteat, non certe hominem principio hasta el fin. Si yo dijese , por ejemplo Despues
a libro; malc tamen composuerat, feceratque ambiguum que nosotros anclamos, ellos me desembarcaron, y yo fui
quantum in ipso fuit. saludado por mis amigos, quienes me recibieron con las
i . " Lo mismo debe decirse del p r o n o m b r e él, ella, ellos, mayores muestras de cariño; aunque los objetos contenidos
ellas, y del posesivo, suyo, suya, su, sus. Es menester que en estas proposiciones tienen bastante conexion, sin embargo,
se coloquen de manera que no solo p o r el contexto , sino por p o r esta manera d e presentarlos, variando tantas veces de
el lugar mismo que o c u p a n , se vea claramente á quién se r e - persona, nosotros, ellos, yo, quienes, aparecen tan desunidos,
fieren. Por ejemplo en esta cláusula : César quiso sobrepujar que casi se pierde de vista su conexion. La cláusula pues ten-
á Pompeyo, y las inmensas riquezas de Craso le hicieron dría mas unidad , si se dijese : Habiendo anclado, desem-
creer que él podría igualar la gloria de estos grandes hom- barqué y fui saludado por mis amigos, y recibido, etc. Por
bres. El contexto muestra que los p r o n o m b r e s le y él se re- no haber observado esta regla, hay un pequenito lunar en este
fieren á Craso; pero por la colocacion los referiríamos á bellísimo soneto de Argensola el mayor :
César. No está pues bien construida. Lo estaría diciendo : Y
T r a s i m p o r t u n a s lluvias a m a n e c e ,
al mismo tiempo {1) Craso, envanecido con sus inmensas r i- C o r o n a n d o los m o n t e s , el sol c l a r o ;
quezas, creyó que podría, etc. En esta : Valerio fué á casa Salta d e l l e c h o el l a b r a d o r a v a r o ,
de Leandro, y encontró á su hijo; n o sabemos si este hijo Que las h o r a s ociosas a b o r r e c e .
es el suyo ó el de Leandro. Si el a u t o r quiso indicar el pri- I.a t o r v a f r e n t e al d u r o yugo ofrece
m e r o , debió d e c i r : Valerio, que andaba en busca de su hijo, El a n i m a l q u e á Europa f u é tan c a r o ;
le encontró en casa de Leandro. Sale d e su familia lirme a m p a r o ,
Y los s u r c o s solícito e n r i q u e c e .
Otros muchos ejemplos de construcciones ambiguas, ó á lo
ménos oscuras, pudiera citar ; pero p o r estos pocos se puede V u e l v e á la n o c h e á su m u j e r honesta,
Que l u m b r e , y mesa, y lecho le a p e r c i b e ;
ver, cuánto cuidado es necesario para coordinar todas las p a r - Y e l e n j a m b r e d e h i j u e l o s le r o d e a .
tes de una cláusula con la debida claridad.
F á c i l e s cosas cena con gran fiesta,
Y el s u e ñ o sin e n v i d i a le r e c i b e :
ARTÍCULO I I . Oh c o r t e ! oh c o n f u s i o n ! q u i é n te desea !
á él, el ventero á la moza, y todos m e n u d e a b a n con tanta Acerca de todas estas especies de repeticiones se debe tener
priesa, que no se daban punto de reposo. Francisco de H - presente, que la simple repetición puede usarse con alguna
gueroa, en la égloga Tírsis, ofrece también esta bellísima: frecuencia, cuando la idea expresada por la palabra repe-
tida sea en efecto muy interesante, atendidas todas las cir-
Alcipe a m a á Bamon, Pontón á C l o r i , cunstancias; la reduplicación y conduplicacion. solo en
A r d e Clori por Tirsi, T í r s i i n g r a t o lugares patéticos, y tas demás raras veces; y esto en pasa-
P o r Dafne, Dafne está e n t r e g a d a a Glauco,
En Glauco n o hay a m o r jes que tengan algo de jocosos. Porque siendo, como son ,
verdaderos juegos de palabras, descubren visiblemente el arti-
Por todos estos ejemplos, que de intento h e multiplicado, se
ficio, y no pueden dejar de parecer adornos estudiados V fri-
p u e d e ver lo ya indicado, á saber, que n o se debe confundir
volos. Esto no se ha de ent*nder tan literalmente que si al-
la concatenación de las frases con la gradación de las ideas,
guna vez, aun en pasajes serios, se nos ofrecieren con n a t u r a -
p o r q u e son cosas absolutamente distintas. Siempre que b a j a
lidad, y el pensamiento mismo pidiere esta especie de cons-
concatenación en las frases, hay también, como ya dije en otro
trucción en la cláusula, dejemos de usarlas. Sin embargo es-
lugar, gradación en las ideas; pero no al contrario. Recuer-
temos seguros de que estos casos son raros, y así se hallan'tan
dense los ejemplos que antes di de varias gradaciones, y se
pocos ejemplos de tales adornos en Cicerón, que ha sido me-
verá que en ellos no hay concatenación.
nester recorrer todas sus oraciones para encontrar una ó dos
7 ® Cuando la primera palabra de una frase es la misma que conversiones, complexiones, conmutaciones, etc.
la última, se llama esto con una voz griega epanadiplosis, A toda inútil repetición de palabras se llama batología, pa-
esto es, sobrereduplicacion. Tal es esta d e Virgilio : labra griega sobre cuyo origen no están de acuerdo los auto-
Mulla super Priamo rogiteis, super Eectore multa. res. Unos dicen que se debió al nombre del f u n d a d o r de Ci-
Mucho a c e r c a d e P r i a m o quería
S a b e r , y d e H é c t o r preguntaba mucho. 1. ¿ Q o é inconveniente pnede presentarse contra el ría y llore qne Palafox debió
poner en lugar d e rie y llora? ¿ E s el marqués el sugeto d e esos dos vertios? Bien e s
tan e n lal caso, pero v a n con un pensamiento s o b r a d a m e n t e embrollado. Si l'alaíox
Así en este adagio l a t i n o : Crescit amor nummi, quantum reia y lloraba á visla de laníos empleos sin hombre y de laníos hombres sin empleo,
i c u a t razón tuvo para violar tan abiertamente las leyes d e modo y d e tiempo ? Ilermo-
ipsa pecunia crescit; y en su traducción: Crece el amor del silla no nos la d a ; s i n duda atendió exclusivamente á l a s repeticiones d e hombres y
dinero, cuanto el mismo dinero crece. empleos para ejemplo d e la docuiua que s e propuso s e n t a r .
8. a Si una frase está compuesta de las mismas palabras que
rene, llamado Bato, el cual suponen que tenia la costumbre 4.° Cuando hay en ella varias en que se repite una misma
de repetir cada cosa dos ó mas veces: otros, á un mal poeta letra, sea vocal ó consonante; lo cual se llama aliteración.
del mismo nombre que repetía un pensamiento con las mismas Luego veremos ejemplos, tratando de la armonía imitativa el
expresiones que babia empleado la vez p r i m e r a ; y otros Anal- solo caso en que esto puede hacerse; pues no siendo p a n imi-
mente á un pastor que hacia lo mismo. Y en efecto, Ovidio tar el ruido ó movimiento de algún cuerpo, es un verdadero
habló de él en aquel pasaje del lib. n . de sus Metamorfosis ó detecto contra la eufonía, suavidad ó melodía, cualidad gene-
trasformaciones, en el cual reüere como Mercurio hurtó á ral del estilo. ®
Apolo el ¡¡añado que guardaba; y no habiéndole visto nadie 2.° Cuando se terminan dos ó mas de sus incisos ó m i e m -
hacer el robo sino un pastor viejo llamado Bato, rogó á este bros con voces cuya última ó últimas sílabas sean idénticas, lo
que no lo descubriese, ofreciéndole en premio una vaca. El cual se llama asonancia. Esto no es elegante sino en las len-
viejo lo prometió; pero dudando Mercurio de que cumpliese su guas griega latina y otras en cuya versilicacion no se conoce
palabra, se ausentó, mudó de forma, volvió, le preguntó si ba- Ja rima; en las que la emplean como la nuestra, ya dejamos
bia visto hacia qué parte había ido el ganado que estaba allí CUCHO que la reunión muy inmediata de palabras consonantes
paciendo poco a n t e s ; y para tentar su codicia, le ofreció una es un defecto en la prosa.
vaca y un toro si le decia la verdad. El viejo entonces le res- 3.° Cuando en ella hay dos palabras homónimas, o una
pondió : « Ahora poco al pié de aquellos montes estaban, y equívoca repetida en dos distintas acepciones; lo cual en cas-
o estaban al pié de aquellos montes. » tellano se llama equívoco. De este juego de palabras ya queda
prevenido que no se haga uso sino en composiciones jocosas.
Sub Mis
Montibus, inquit, erant, et erant sub montibus illis; ; C u a n d o en ella se encuentran dos palabras que, sin ser
equivocas, suenan casi lo m i s m o , y solo se diferencian en al-
por lo cual indignado Mercurio le trasformó, dice Ovidio, en guna letra o silaba. A esto se llama con término griego para-
la piedra llamada index, esto es, descubridora ó denuncia- nomasia, en latín annominatio. Tales son las palabras cas-
dora. La verdad es que la palabra griega battos significa t a r - tellanas amigo, amago, llana, llena, y otras varias con que
tamudo (I); y como los que lo son repiten dos, tres ó mas ve- nuestro buen Gerardo Lobo compuso un romance jocoso, en
ces las sílabas iniciales de las palabras hasta que rompen á el cual por esta razón pueden pasar. Mas en escrito que exija
hablar, de aquí se llamaron battos á todos los que repetían sin el tono seno, están proscritas las tales paranomasías, porque
necesidad una misma voz. Lo advierto, porque los señores son un juguetillo de palabras, mas pueril aun y frivolo que el
Enciclopedistas no lo sabian, á pesar de toda su erudición; y de los equívocos. Sin embargo hubo tiempo en que nuestros
queriendo dar la etimología de la palabra balologia, no han escritores Jas miraban como un precioso adorno del estilo, las
hecho mas que repetir las inepcias de Bato el de Cirene y el buscaban de proposito, y las prodigaban aun en los escritos
pastor de Ovidio. mas senos y majestuosos, afeando con ella pasajes tal vez her-
mosísimos. Lope de Vega, en el lugar ya citado de la Jerusa-
Elegancias que consisten en reunir dentro de una cláusula len, en que dice que Blanca tomó una lanza para defender su
palabras análogas por el sonido, los accidentes grama- honestidad y atravesó con ella al moro que la había traido á
ticales, ó la significación. presencia de Saladmo, continúa con esta magnífica oclava, la
mejor acaso de todo el p o e m a , si no la hubiese echado á p e r -
Hay en u n a cláusula reunión de palabras análogas por el der con una fría y ridicula paronomasia :
sonido,
Alzase u n grito en general espanto
Por la región del viento vagoroso:
4. Batios fue nombre d e n n r e y tartamudo, según Bescherelle, y d e ese nombre
sacaron los Giiegos balologia, que pudiera traducirse por tartamudez atendido su o r i - Cercanía algunos, y revuelto el manto,
gen, y aun tomando en cuenta el rodeo que toma el Sr Hermosilla para explicar la Se la pone delante Aurin fumoso.
significación de aquella yoz, despues d e haberla traducido por inútil repetición d e Lual suele por las c u m b r e s d e Erimanto
hs palabras. Con el venablo al jabalí cerdoso
El árcade esperar, Blanca le espera,
Marte, aunque mártir de la turca esfera. nombres puestos en un mismo caso, ó con tiempos homólogos
de verbos en la misma persona, á lo cual llaman cadencia
Qué último verso tan desgraciado! No solo la paranomasía de igual. En varios casos hay también asonancia, pero no siem-
Marte y mártir, sino el equívoco de Marte por el dios de la pre, Por ejemplo, en el verso de Lope ya citado, comen, ha-
guerra, y por el planeta de su n o m b r e ; y como este gira en blan, blasonan, rien, brindan, hay cinco incisos formados
una esfera, fué menester que la Palestina en que estaban los p o r terceras p e r s o n a s ; pero no hay asonancia ni conso-
turcos, fuese esfera turca. En la Circe, canto I . , dice también nancia.
Eli'ses: De estos dos últimos adornos, poquísimo importantes, no
Y cuanto mas mi patria espero, espiro. hay inconveniente en usar, cuando por la afinidad lógica de
A Balbuena dicho se está que no se le quedarían en el tintero las ideas resulta, que las palabras que las expresan, tienen c a -
lindezas de esta clase. Así, en el libro i v . , dice que al entrar tre sí la afinidad gramatical en que ellos consisten; pero se
Bernardo en la cámara de popa del navio en que iba Oriman- ha de evitar la cacofonía que puede resultar de poner muy
dro, vió que estaba cerca unas de otras palabras que tienen unas mismas sílabas
iniciales ó finales : esto aun en l a t í n ; que en castellano, res-
De persianos lapices entoldada, pecto de las últimas ya está dicho que se debe evitar su con-
Y allí á una bella dama un rey rendido currencia.
De aspecto b r a v o ; bien que ya no lo era,
Que le liabia vuelto amor d e acero en cera. Habrá en la cláusula reunión de palabras análogas por su
significación,
Se reúnen palabras análogas por los accidentes gramati- Sí en ellas se encuentran dos ó mas de las llamadas si-
cales , nónimas, pero sin indicar que se diferencian algo en su signi-
4.° Cuando en una cláusula hay varias, derivadas de un cado. Tal es esta de Cicerón : Non feram, non patiar, non
mismo radical; verbi gracia eu esta de Cicerón : Ut tum ad sinam. « No lo sufriré, no lo toleraré, no lo permitiré. » (Ha-
senem senes de seneetute, sic hoc libro ad amicum amicissi- bla de que Catilina estuviese mas en Roma.) Para que la sino-
mus de amicitiá scripsi(De amicitiá). «Así como dediqué nimia sea tolerable, es menester que haya gradación de ideas
« á un viejo mi tratado de la vejez, así ahora envío este de la entre los términos sinónimos y que se coloquen según ella,
« amistad á un amigo. » A esto llaman derivación. Su uso como en la que se acaba de citar. Al uso de sinónimos sin gra-
puede tener alguna gracia en las lenguas que tienen declina- dación se llama datismo, nombre q u e , según dicen, se dió á
ción ; en la nuestra, léjos de añadir elegancia á las cláusulas, este defecto, porque el persa Dátisque mandó las tropas de
destruiría la que tuviesen por otra parte. Sin embargo Lope, Darío en la batalla de Maratón, queriendo dar á entender que
que liabia encontrado esta fruslería en su Retórica, no perdió sabia la lengua griega, amontonaba sin discernimiento voces
la ocasión de introducirla, para que se viese que no le era des- que venian á decir u n a misma cosa, Terbi gracia, las equiva-
conocida. En la Circe, canto i . , dice que despues que fué lentes á estas expresiones castellanas: Me alegro, me regocijo,
estoy contento, tengo placer.
P o r los engaños de Sinon vengada
La fama infame del famoso Atrida, 2.° Cuando al reunir términos sinónimos se indica que no
lo son del todo, haciendo sentir su diferencia; lo cual se llama
ülíses se embarcó, etc. paradiástole, palabra griega que significa separación ó distin-
2." Cuando se emplea una misma bajo diferentes formas ción de cosas que eslaban mezcladas ó confundidas. Así Cice-
gramaticales, como un adjetivo en sus varias terminaciones, ron hace ver la diferencia que hay entre los dos verbos lati-
un sustantivo en sus dos números, un verbo en diferentes nos, amare, diligere; y por la traducción se verá igualmente
tiempos, modos ó personas; verbi gracia, llenos están los li- que los dos castellanos, amar, querer, que les corresponden,
bros, llenas están las historias. no son perfectamente sinónimos. Dice pues, escribiendo á un
3." Cuando se terminan dos ó mas incisos ó miembros con amigo ( E p . lib. 9. ep. t 4 , ) : Quis erat qui putaret ad eum
breves y largas son agradablemente sonoras. Investigaciones
amorem, quem erga te habebam, posse aliqutd accedere? filosóficas sobre este punto y preceptos genéricos serian inúti-
Tantum accessit, ut mihi nunc den que amare videar les para los que no tengan oído delicado ; para los que le tie-
antea dilexisse? « ¿Quién creería que el c m^etepro^ n e n , él tís el mejor maestro. Un solo ejemplo de Cervántes,
« saba hubiese podido crecer? Pues ha crec do tanto que rue cuyo estilo es notablemente armonioso, enseñará lo que es esta
« parece que ahora es cuando verdaderamente « , H coordinacion musical de las cláusulas mucho mejor que las
« antes te quería solamente. » Este uso de los sinommos no reglas mas prolijas. Dice así en un pasaje de la Galatea : En
o o n o es ?eprensible, sino que introducido con opor^unidad el mismo punto que los ojos de Telesio miraron la sepul-
es m u y útil para fijar el valor preciso y exacto ^ la palabras tura del famoso pastor Meliso, volviendo el rostro á toda
Digo con oportunidad, porque s. se quiere s ' e m p r e ^ r a aquella agradable compañía, con sosegada voz ij lamen-
caza de estas pequeñas diferencias en la s i g n , ^ o n de to tables acentos les dijo: Veis aüí, gallardos pastores, dis-
palabras sinónimas, se parará en sutilezas. S e n e c a ^ e n e a ^ u cretas y hermosas pastoras: veis allí, digo, la triste sepul-
ñas bellas paradiástoles ; pero abuso de ellas demasiado, y tura, donde reposan los honrados huesos del nombrado Me
este es uno de los defectos de su estilo. liso, honor y gloria de nuestras riberas. Comenzad pues a
levantar al cielo los humildes corazones, y con iyuros afec-
tos, abundantes lágrimas y profundos suspiros, enlonád
ARTÌCOLO v.
los santos himnos y devolas oraciones, y rogádle tenga por
Armonia. bien de acoger en su estrellado asiento la bendita alma del
cuerpo que allí yace. Estas son dos cláusulas completamente
Dos cosas hay que considerar en la armonía de las cláusu- armoniosas: las expresiones son en sí mismas melodiosas,
las 1.° el sonido ó modulación agradable en general, sin e x - porque constan de palabras llenas y s o n o r a s : están artificiosa-
presión ó imitación a l g u n a ; 2.» la disposición artificiosa de los mente coordinadas para aumentar la melodía; y los miembros
sonidos, para que expresen ó imiten alguna cosa. Lo primero é incisos están distribuidos con cierta proporcion armónica. El
se llama melodía ó suavidad, como ya se dijo, y también ar- que quiera formar su oido á la armonía general de la prosa,
monía, y lo segundo armonía imitativa. lea mucho á Cicerón, el mas armonioso de todos los escritores
antiguos y modernos.
Armonía general de las cláusulas. En cuanto á la cadencia final, que por ser la parte mas sen-
sible al oido es la que pide mayor cuidado, la única regla im-
Esta depende de dos cosas, de las expresiones, y de su co-
portante que puede darse e s , que en las composiciones ora-
ordinación. De la que resulla de la buena elección de las e x -
torias, en las cuales se requiere mas pompa y ornato que
presiones, ya dije lo bastante en otra parte ; ahora toca hablar
en ninguna otra de prosa, el sonido debe ir creciendo
d e la que consiste en su coordinacion musical. Lsta depende
hasta el fin: que en general, asi como deben reservarse pa-
también de dos circunstancias, que son, la buena distribu-
ra los últimos los miembros mas largos, así estos deben
ción de los miembros é incisos de las cláusulas, y su cadencia
terminarse con las palabras mas llenas y sonoras, y que
fin aun en los escritos que exigen menos armonía no se colo-
iodo cuanto se puede enseñar sobre la primera, se reduce
quen los monosílabos en el final de las cláusulas. Véase,
á que los miembros de todas las cláusulas, y en cada uno de
por ejemplo, cuáu desagradable cadencia tiene esta cláusula
ellos sus respectivos incisos, si los tuviere, estén distribuidos
de Mariana : Repentina mudanza, con fusión y peligro, uno
d e modo que la respiración no se fatigue para recitarlos, y que
dejos mayores en que jamas Castilla se vió; y cuánto mas
las pausas de sentido mayores v menores caigan a tales distan-
numerosa hubiera sido si hubiese dicho: En que jamas se
c i a s , que estas tengan entre sí cierta proporcion musical que
vió Castilla.
se llama ritmo ó número; aunque este último es mas propia-
mente la melodía de las voces de muchas sílabas, cuando Es necesario sin embargo observar, que nunca deben po-
por una feliz mezcla de consonantes y vocales, y de silabas
nerse seguidas muchas cláusulas musicalmente medidas, y que
en general, aunque no debe desatenderse la armonía, no se ciertas palabras y su combinación, podemos imitar muv bien
ha de prodigar con exceso. Sobre todo, nunca se sacrifiquen a algunos sonidos, cuando intentemos describir los objetos que
lo grato del sonido la claridad, la precisión, la energía, la con- los producen, como el ruido de las aguas, el bramido de los
cisión y la naturalidad del estilo. vientos, los gritos de algunos animales, etc., porque el medio
de imitación que empleamos es bastante exacto, á saoer, s o -
nidos para representar otros sonidos. No se requiere á la ver-
Armonía imitativa.
dad mucho arte en un poeta para emplear, cuando habla de
sonidos suaves y blandos, aquellas palabras que tengan mas
Esta tiene dos grados: el primero es cierta conveniencia va-
liquidas y vocales, ó para amontonar, cuando está describien-
ga y genérica del sonido dominante en una clausula con la na-
do sonidos duros y broncos, una porción de sílabas ásperas y
turaleza del pensamiento que contiene ; el segundo consiste en
de difícil pronunciación. La estructura misma del lenguaje fa-
la analogía particular que tienen con algún objeto los sonidos
vorece en esta parte, porque en (odas las lenguas los signos de
empleados para describirle. Ambos grados, y particularmente
muchos sonidos particulares, están formados de manera que
el primero, pueden convenir hasta cierto punto a la prosa mas los de nuestra voz, al pronunciarlos, tienen alguna afinidad
h u m i l d e ; pero en general, y sobre todo el último, son mas con el que representan, cuyas palabras imitativas se llaman
propios de la poesía. onomatópicas ó de onomatopei/a: tal es en castellano el su-
En orden al primero, todos saben por experiencia q u e , surrar de las fuentes, el bramido de los vientos ó de las olas,
cuando hablamos, cada alocución pide su tono particular de el zumbido de los insectos, el relincho del caballo, el rugido
•yoz • y que no es el mismo el de un discurso tranquilo que el del león, el estampido del trueno ó del caiion, etc.; las pala-
de una disputa acalorada, el de una arenga pública que el de bras retumbar, horrísono, estrépito, grito, ronco, y otras
una conversación familiar. Este tono pues de voz que emplea muchas.
y varía el que habla, según es el asunto de que t r a t a , es el
La segunda clase de objetos que puede imitar el sonido de
que se ha de imitar, cuando se escribe; dando á los sonidos
las palabras, es el movimiento, según que este es rápido ó
de cada cláusula, en cuanto se pueda, aquella disposición arti-
lento, igual ó interrumpido, fácil ó acompañado de algún es-
ficial que mejor cuadre con el tenor y la clase del pensamiento
fuerzo, etc. Aunque parece que en la naturaleza no tienen nin-
que contiene, v Tañándola según lo exija la naturaleza de cada
guna afinidad el sonido y el movimiento, sin embargo en nues-
composicion y "la de cada uno de sus pensamientos individua-
tra imaginación la tienen muy grande, como se ve en la co-
les ; pues claro es que no puede haber tono alguno que venga
nexión tan íntima que tienen para nosotros la música y el
bien á todas las composiciones y en una misma á todas sus
baile. Por tanto pueden los poetas darnos idea del movimiento
partes. Así, por ejemplo, los armoniosos y dulcísimos perío-
por medio de sonidos que en nuestra imaginación tengan con
dos que leemos en Cicerón, cuando da gracias al senado y al
él alguna analogía. Así las sílabas largas dan naturalmente idea
pueblo, despues que volvió de su destierro, en los cuales la
de un movimiento pausado y l e n t o , como en aquel verso de
serie de los sonidos y su coordinación pintan el estado de
Boíleau, eu que tan felizmente imitó el paso lento y perezoso
tranquilidad y satisfacción interior de su alma; hubieran v e -
del buey: Trac nt a pas tardifs un pénible sillón, que p u -
nido muy mal, cuando lleno de fuego hablaba contra Antonio
diera traducirse en castellano :
ó Catilina. , . .
En cuante á lo segundo, es decir, a la imitación de algún Que ccn paso tardio y perezoso
objeto por medio de los sonidos, debe saberse que los que de Con g r a n trabajo va trazando un surco.
algún modo pueden ser imitados por estos, son, I o t r o s soni-
dos, 2.° el movimiento físico y sensible de los cuerpos, 3.° las Igualmente feliz es el de Lope en el Siglo de oro:
conmociones interiores del ánimo que llamamos pasiones. Ni la
Al yugo, el tardo buey el cerviz
campo sujeta
araba.
En cuanto á los primeros, es claro que por la reunión de
Las breves, al contrario, retratan bastante bien un movimiento
vivo n u e s t r o s e s d r ú j u l o s n o s sirven e n este caso maravillosa- Y sigue la escondida
Senda por donde han ido
Los pocos sabios que ne el m u n d o h a n sido i
^ t e r c e r a clase de
Que no le enturbia el pecho
p i n t a r el s o n i d o d e a s P ^ a u n q u e los m o v i - De los soberbios g r a n d e s el estado,
res del á n t o o q u e l an.an.flí g P ó n o s . i n l e - Ni del dorado techo
m i e n t o s r e a l e s y f í s i c o s , p r o d u c o s e n «i ^ ()e , a s Se admira, fabricado
Del sabio moro, en jaspes sustentado.
ñ o r e s por ciertas sensaciones artual«10^e ^ d¡rec.
s a i l a s , s o n i n v i s i b l e s y pe,r t a n t o e . m p o ^ q d e r t a No cura si la fama
l a m e n t e por m e d i o de sonidos, u e n e u Canta con voz su nombre pregonera,
% m u .
Ni cura si encarama
conexión con aquellos cornos ¿ e m b a r g 0 j eS La lengua lisonjera
sica p a r a e x c i t a r o c a l m a r a l g u n a P ^ i n a d o n t i e n e g r a n Lo que condena a verdad sincera.
preciso confesar, dice Blaff, q u e j a 6 imitación;
¿ Q u é presta á mi contento
p a r t e e n m u c h o s d e l o s casos en se figura ¿ veces Si soy del vano dedo señalado?
y q u e s e g ú n el l e c t o r s e p e n e r a d e u r . p a s a j e ^^^ ^ ¿ Si en busca d e este viento
e n t r e el s o n i d o y el s e n t . d o u n a s ^ e j a o z a q es
Ando desalentado
Con ansias vivas, y mortal c u i d a d o ?
r á n a c a s o . C o n t o d o ^ P«ede^ d u d a , s e d e ^ ^ ^ ^ d
capaz de esta especie de s e retratan con bas- O monte! ó fuente! ó rio!
placery todas las conmociones « g ^ J J ^ e o de s o n i d o s O secreto seguro deleitoso!
Roto casi el navio,
L t e fidelidad p o r medio d e I ^ J g f por medio A vuestro almo reposo
b l a n d o s , suaves y claro ; | y al c o n t r a r i o , Huyo d e acueste mar tempestuoso.
Un n o rompido sueño,
Un dia puro, alegre, libre q u i e r o ;
No q u i e r o ver el ceño
Vanamente severo
se : l o s e j e m p l o , s o n t a n coi o c d o las sc hallan
De á quien la sangre ensalza ó el dinero.
Despiértenme las aves
eleslad0 de Con su cantar suave no aprendido,
No los cuidados graves
De q u e es siempre seguido
El que al ajeno urbitrio está atenido.
n
ménos que nueve versos en la primera cláusula del Quijote ! u n i d a d , e n e r g í a , elegancia, y aquel grado de armonía que
No lo esperaban ciertamente. Pues lo mismo los hallaran en exija el género de la composicion. Pasemos ya á las r e í a s nar-
todas las obras bien escritas. Y sepan también que a u n en ticidares; pero antes es necesario fijar la significación de dos
latin lo que se censura son versos largos, como el hexámetro, palabras que ya he empleado algunas veces, y no he definido
en los cuales es menester p o n e r cuidado, para combinar las porque su definición no habria sido entendida entonces. Estas
largas y breves de modo que formen los pies que requiere el son las de estilo y tono. Todos las u s a n ; pero ninguno lasaba
explicado bien hasta ahora.
m e t r o ; pero versos cortos, como el adónico, y yámbicos, p u -
ros y mixtos, se encuentran algunos, sobre todo si para juntar
las palabras que han de formarlos, prescindimos de las pausas
de sentido, como hizo Quintiliano para encontrar en Cicerón APÉNDICE
aquel hexámetro que r e p r e n d e , DE LO Q U E SE L L A M A E N L A S COMPOSICIONES LITERARIAS
estilo Y tono; Y DE SU DIFERENCIA.
In qaá me non inficior mediocriter esse dt
Versatum.
Estilo.
Pues si así lo hacemos en otros p a s a j e s , no dejaremos de en-
contrar otros versos de varias clases. Por ejempio, en aquella Ya dije, t r a t a n d o de la metonimia, que por cuanto los anti-
cláusula de Cicerón pro lege Maniliá, en que dice : Atque guos, cuando escribían sobre tablitas enceradas, usaban de
un punzón llamado estilo, se emplea por traslación esta pa-
vtinde orado mea pro/iciscatur, unde.... pro nccessitu-
labra para designar la manera de escribir, esto es, de mani-
dine, quee mihi est cum illo ordine, causam etc.; si . pres-
festar los pensamientos, no la acción material de trazar los
cindiendo de la pausa de s e n t i d o , juntamos las dos palabras
caracteres.
ordine causam , tendremos u n verso adomco , aunque puesta
la coma no lo parezca. Tan imposible es, aun en latín, e s e n - • Esta manera no es otra cosa que el carácter general; mas
bir en prosa, sin que de la r e u n i ó n de ciertas voces resulten claro, el grado de claridad ú oscuridad, de novedad ó trivia-
lidad , de naturalidad ó afectation . de pureza ó barbarie , de
algunos versos. . , ,
corrección ó incorrección , de precisión ó vaguedad ( p e r m í -
Y lié aquí concluido ya t o d o lo perteneciente a las reglas
taseme este t é r m i n o por a h o r a ) , de concísíon ó r e d u n d a n c i a ,
que son comunes á todas las composiciones literarias, r e d u - H
de energía ó debilidad , de aspereza ó suavidad, de nobleza ó
c i d o , á que los pensamientos todos que hayan de entrar en
familiaridad , d e lijereza ó pesadez, de enlace ó desunión, de
ellas sean verdaderos, claros, n a t u r a l e s , sólidos, acomodados
uniformidad o variedad , de ornato ó desaliño, y de soltura ó
al tono general y d o m i n a n t e de cada u n a , y nuevos, si ser
encadenamiento en las f r a s e s , que por lo general domina en
p u e d e , ó á lo ménos a c o m p a ñ a d o s de algunas ideas accesorias I
una composicion; cualidades q u e , como se v e , resultan en
que les den cierto aire de novedad : que se presenten bajo
parte de los pensamientos y sus f o r m a s , en parte de las expre-
aquellas formas que convengan á su naturaleza y a la situa-
siones, e s p a r t e del giro dominante en la composicion de las
ción del que habla : que las expresiones sean puras, correc-
clausulas"; y en parte del talento del escritor , según que este
tas, propias, precisas, e x a c t a s , concisas, claras, energtcas,
es mas ó ménos p r o f u n d o , ingenioso, delicado , fino, sensible,
naturales, decentes, melodiosas y acomodadas a la naturaleza
y según que t i e n e mas ó ménos viva la imaginación, y mas ó
de la idea que representan : q u e en las traslaciones de sinéc-
menos bien digeridas y ordenadas las ideas, etc., etc.
doque v metonimia, s u p o n i e n d o que estén bien escogidas se *
atienda á lo que permite ó n o el uso : que las metáforas, a d e - 1 En consecuencia, sesun que cada una de estas cualidades
mas de ser nobles, propias y claras, se sostengan b i e n , no se 1 predomina en un escrito ó en varios de un mismo autor, se
prolonguen demasiado, y n o se acumulen muchas sobre un dice que su estilo es respectivamente claro, oscuro, c o n f u s o ,
mismo objeto; y finalmente que las cláusulas, sobre ser va- embrollado; original, común ; n a t u r a l , afectado, h i n c h a d o ;
riadas en su extensión y f o r m a , estén c o n s t r u y a s con claridad, p u r o , castizo, b á r b a r o ; latinizado, afrancesado, etc., según
n
tranquilo; ó según que p i d e , se q u e j a , se l a m e n t a , amenaza,
que abunde de idiotismos de alguna lengua; correcto, incor-
aconseja, persuade, etc. etc.
recto, descuidado; preciso, vago; conciso, prolijo, r e d u n -
Trasladada pues la voz tono á designar aquel carácter par-
d a n t e ; enérgico, d é b i l ; suave, melodioso, d u r o , á s p e r o ;
ticular que los escritos reciben de la elevación ó bajeza del
noble, familiar, vulgar, chabacano; lijero, pesado, a r r a s -
estilo. y de la intención y situación moral del que h a b l a ; se
t r a d o ; compacto, desunido, desencajado; v a n a d o , uniforme
dice que el tono de una obra ó de un pasaje es elevado , ma-
ó m o n ó t o n o , amanerado; f u e r t e , nervioso, flojo; magnilico,
jestuoso , noble , familiar, bajo, humilde, esforzado, valiente,
grandioso, vehemente; elegante, a d o r n a d o , florido; llano,
serio, grave, r i s u e ñ o , chancero, burlesco? chocarrero, iró-
tenue ; templado, medio ; árido , seco, desalmado , inculto;
nico, satírico, afirmativo, decisivo, dogmático, profético, de
suelto, fácil, embarazoso; c o r t a d o , periódico; igual, desi-
inspiración, de oráculo, alegre, triste, iracundo, colérico,
gual ; compasado, simétrico, clausuloso, etc. etc. etc., p o r q u e
pacífico , abatido, sumiso, l l o r o n , lastimero, patético, ame-
según los varios grados que tiene la cualidad d o m i n a n t e ,
n a z a d o r , tierno, amoroso , persuasivo, etc. etc.; porque estas
pueden inventarse otras denominaciones.
denominaciones pueden ser t a n t a s , cuantas son las pasiones
T a m b i é n , según que abundan con exceso las metaloras se humanas, sus variedades y modificaciones.
l l a m a , como ya dije en su lugar, alegórico ú oriental. Como cada composicion exige diferente grado de elevación
Igualmente recibe otras denominaciones del tono domi- en el estilo, y como en cada una la persona que habla, sea
nante de la o b r a ; y así se dice , que es elevado, majestuoso, el escritor, sean los personajes que introduce, se suponen en
h u m i l d e , b a j o , p o p u l a r ; serio, jocoso, burlesco, chocarrero, muy diversa situación m o r a l ; de ahí es que también el tono
irónico, satírico; festivo, austero, etc. etc. se clasifica relativamente á las varias especies de composiciones,
Las recibe también del género de las composiciones según y se dice igualmente que del estilo, tono prosáico, oratorio,
que es propio de cada clase y de cada especie. Asi se dice e s - , poético, lírico, épico, trágico, c ó m i c o ; y m e j o r , tono d é l a
tilo prosáico ; oratorio, histórico, didáctico, epistolar : poé- oda, de la epopeya, de la tragedia, de la comedia, etc.
t i c o ; bucólico, lírico, elegiaco, épico, trágico , conuco, etc.
Toma li nal mente algunos nombres de los escritores que
Diferencias entre ambos.
h a n tenido aquella manera particular, y se dice ciceroniano,
p m d á r i c o , gongorino etc.; y de ciertos países en cuyos escri- Visto ya lo que son el estilo y el t o n o , fácil es ver en qué se
tores era dominante, como asiático, rodio , ático, lacónico. diferencian ambos.
\ E s claro que todos los tonos son buenos en sí mismos,
Tono. y solo podrán ser inoportunos, si se emplean en situaciones
con las cuales no c u a d r a n ; pero que entre los diferentes gé-
Para entender lo que significa esta palabra aplicada a jas neros de estilo que he indicado, hay algunos viciosos en sí
composiciones, basta saber que se llama así por metáfora mismos y que en ninguna circunstancia deben emplearse,
cierta cualidad suya, y que esta metáfora esta tomada de lo verbi gracia , el confuso , el e m b r o l l a d o , el b á r b a r o , el incor-
que se llama físicamente tono de voz. Y ya se sabe que se llama rec'o, etc.
así en la voz h u m a n a , su mayor ó menor elevación : Que el tono, como no es otra cosa que el diverso grado
2." la particular modulación que recibe de la intención y si- de elevación en el lenguaje y la diferente expresión que exige
tuación moral del que habla. ¡ la situación moral del que h a b l a , solo tiene relación con los
En cuanto á lo p r i m e r o , nadie ignora que son muy dite- pensamientos, las expresiones y la composicion de las cláu-
rentes el tono del que esfuerza ó levanta la voz , y el de aquel sulas,-en cuanto algunas cualidades de los pensamientos y de
que la afloja ó b a j a ; y en orden á lo segundo también es n o t o - las expresiones, y ciertos giros particulares de construcción,
rio,*que en muy diverso tono modula un hombre las palabras, contribuyen también á expresar y pintar la situación moral del
según que habla de véras ó de chanza, con seriedad o n y e n - interlocutor. El tono se refiere mas particularmente á las f o r -
d o s e , afirmativa ó irónicamente, alegre ó triste, colérico o
m a s , que, como liemos visto, son las que expresan los afectos
o la intención del hombre. El estilo, al contrario, se compone
o es el resultado, de todas las cualidades buenas ó malas dé mente buenas son débiles, oscuras, redundantes, bajas, d u -
los pensamientos, de las f o r m a s , de las expresiones' y de las ras, e c , y si las clausulas no tienen la unidad, claridad, ener-
clausulas. Por eso varios de los epítetos que convienen al gía, elegancia y numerosidad que respectivamente las corres-
estilo, 110 pueden convenir al t o n o , ni varios de este al estilo ponde Pero el estilo también será malo s i , aun teniendo por
Asi, no se dice, tono embrollado, alambicado, latinizado ó imposible las demás buenas cualidades que dejo enunciadas,
afrancesado, adornado, florido, elegante, árido, etc. etc., luese barbaro, incorrecto é impropio. Digo por imposible,
ni, estilo afirmativo, decisivo, tranquilo, iracundo, pací- porque en efecto lo es que un autor escriba con claridad, ener-
fico, etc. etc. 5 gía, naturalidad, concision, elegancia, etc., y que al mismo
tiempo llene su obra de barbarismos, solecismos y faltas de
En suma el estilo es el carácter dominante que dan china propiedad en el lenguaje. Téngase presente esta distinción,
composición y á cada una de sus partes principales, ios para no confundir en nuestros autores el lenguaje y el estilo.
pensamientos de que consta, las formas bajo las cuales Aquel es p u r o , castizo, correcto , magnífico, hermoso en casi
están presentados, las expresiones que los enuncian, ?/ todos los escritores castellanos de los siglos x v i y x v n . Este,
el modo con que están construidas las cláusulas; y el tono en muchos de ellos, es descuidado, y en algunos detestable. Al
es la conveniencia que todas eslas cosas pueden ó no tener contrario en el dia, el estilo no es malo en las otras cualidades
con la naturaleza del asunto, y con la intención y situa- pero el lenguaje está viciado por lo general con locuciones v
ción moral del que habla. Y como varias de las cualidades irases traspirenaicas.
de aquellas cuatro cosas nada tienen que ver con estas tres
ultimas , de ahí es que el tono indica en los escritos un carác- Por la lijera enumeración que dejo hecha de las muchas cla-
ter distinto de lo que se llama estilo, es mas circunscrito que ses de estilo que se pueden distinguir, se conoce cuán inexacta
este, y no pueden convenirle muchas de sus denominaciones. es la división que de él hacen los retóricos en tenue, medio y
laminen es de notar, que los epítetos que se dan al estilo sublime; pues ademas de que el estilo no puede ser constan-
p o r las calidades relativas al genio y las reglas de la l e n g u a , temente sublime, porque la sublimidad solo puede hallarse en
convienen mas perfectamente al lenguaje; y así de este s é algunos pocos y cortos pasajes, ya se ha visto á cuántas mas
dice con mas propiedad que del estilo, que es puro, castizo cosas hay que atender, para clasificar y distinguir los diferen-
correcto, incorrecto. ' tes estilos de los escritores, que á la mayor ó menor elevación
Con este motivo debo indicar la diferencia que hay entre del lenguaje, a la cual son relativas las denominaciones de
lenguaje y estilo, dos cosas que algunos han confundido y tenue, medio, sublime.
es importante distinguir. Lenguaje en una obra es la colec-
ción de las expresiones con que el autor enuncia sus pen-
samientos. Por consiguiente es b u e n o , si las expresiones son
p u r a s , correctas y propias; y m a l o , si carecen de alguna de
estas cualidades, o de todas ellas. Estilo es, como se ha dicho
el caracter general que dan á un escrito, los pensamientos F I N DE L A PARTE PRIMERA.
que contiene, las formas bajo las cuales están presentados,
las expresiones que los enuncian, y hasta el modo con que
estas se hallan combinadas y coordinadas en sus respectivas
clausulas. Por tanto con un lenguaje p u r o , correcto y aun
p r o p i o , el eslilo puede ser malo y defectuoso, si los pensa-
mientos son falsos, fútiles, oscuros, etc., si las formas son
inoportunas, si las expresiones, aunque castizas y gramatical-
CAPÍTULO P R I M E R O .
REGLAS GENERALES DE LA ORATORIA.
PARTE SEGUNDA. Sea la que quiera la naturaleza del discurso que se trata
ae componer, se deberá empezar por lo general con algunos
pensamiento.1- que preparen el ánimo de los oyentes; despues
REGLAS PECULIARES DE CADA UNO DE LOS GÉNEROS se propondrá el asunto de que se va á hablar, dando todas las
QUE HAY DE COMPOSICIONES LITERARL4S. noticias que sean necesarias para su cabal inteligencia ; de
aquí se pasará á probar lo que se ha propuesto ; y por fin se
concluirá con aquellos pensamientos que parezcan mas o p o r -
Una división generalmente adoptada distribuye todas las
t u n o s , para dejar en el ánimo de los oyentes una impresión
producciones literarias en doscrandes clases, según que están
duradera de cuanto se les ha dicho. Este plan dictado por la
escritas en prosa ó en verso. Esta clasificación no es rigurosa-
misma naturaleza, y que no es invención de los retóricos, di-
mente exacta , pues la fábula y comedia, las cuales, por cuanto
vide, como se ve, un discurso en cuatro partes principales,
se escriben ordinariamente en verso, suelen colocarse en la llamadas con mucha propiedad Exordio, Proposicion, Con-
segunda, pudieran igualmente comprenderse en la primera, firmación y Peroración. Exordio es aquella parte en que se
porque también se escriben alguna vez en prosa. Sin embargo, prepara al auditorio : proposicion aquella en que se pro-
la seguiré, porque esta anomalía no merece que se baga nueva pone el asunto : confirmación aquella en que se prueba, y
clasificación. peroración aquella con que se concluye. De estas definiciones
se infiere, que todas las partes de un discurso pueden redu-
SECCION P R I M E R A . cirse á las cuatro dichas, y en efecto veremos que están com-
prendidas en ellas las que algunos han querido contar como
COMPOSICIONES EN PROSA. distintas; pero no se crea que todas ellas son absolutamente
necesarias en cada razonamiento. Hay algunos tan breves, ó
pronunciados en tales circunstancias, que en ellos pueden
Estas pueden subdividirse en oratorias, históricas, didác- muy bien omitirse, ya el exordio, ya la proposicion, ya la pe-
ticas y epistolares, se.uun que el autor se propone en ellas, o roración, y aun todas tres; pero la confirmación nunca : sin
persuadir, ó contar hechos, ó instruir en algún objeto de cien- esta no puede haber discurso, y por eso es la única parte
cias ó artes, ó hablar por escrito sobre cualquier asunto con esencial. Sin embargo, como generalmente se encuentran en
una persona ausente. todo discurso algo extenso, diré sobre cada una lo mas impor-
tante y digno de saberse.
Bajo este nombre se comprenden todos los razonamientos Debiendo servir el exordio, como se ha dicho, para pre-
pronunciados de viva voz delante de un auditorio mas ó ménos parar el ánimo de los oyentes, es claro que el orador ha de
numeroso; razonamientos llamados comunmente oraciones, procurar en él granjearse su estimación, y ponerlos en estado
arengas ó discursos. de que escuchen con atención y docilidad lo que tiene que de-
cirles. Esto es lo que comunmente se llama hacer á los oyen-
Las reglas útiles que pueden darse acerca de estas composi-
tes benévolos, dóciles y atentos; pero no importa tanto saber
ciones son, ó comunes á todas, ó peculiares de cada una de las
varias clases en que pueden dividirse-
de memoria esta denominación técnica de lo que debe hacerse, del orador, y la de su cliente ó su contrarío, que no pueda
como tener bien entendido el modo de practicarlo. Para esto convenir á otra situación. Todos los de Cicerón son modelos en
pueden servir las siguientes reglas : , _ esta parte.
I E l orador debe hablar con modestia de si mismo ^ j, 6.' Cuando se dice que el exordio debe tomarse de la
y mostrar respeto á sus oyen/es y á las cosas que estos apre- causa misma, no se quiere dar á entender, que en él se an-
cian y veneran. . . ticipen algunos de los puntos que se han de tratar des-
2. El exordio debe ser sencillo, esto es, debe hui.se en pues, ni menos que se apunten las pruebas que han de ale-
él de toda pompa y afectación; pero esta sencillez no lia de garse en la confirmación. Todo lo contrario : cualquiera
confundirse con la bajeza y timidez; antes es muy compatible razón, solo con haber sido indicada al principio, h a b r í a per-
con aquella dignidad y valentía que inspira el tener la justicia dido ya su novedad, y de consiguiente su f u e r z a , cuando el
orador quisiera esforzarla en su propio lugar.
de su p a r t e .
7." t ratando el orador en el evordio de conciliarse la bene-
3. a Debe también estar trabajado con esmero y correc-
volencia de los oyentes, es claro que en él ha de procurar
ción, porque si no es m u y escogido lo primero que lleua a los
desvanecer cualquiera preocupación que aquellos puedan
oidos del auditorio, se preocupa este contra el mérito del 01 a-
tener contra su persona, ó contra la opinion que les haya
dor, y será muy difícil que oiga con gusto lo restante del dis-
de proponer. En el primer caso puede combatirla abierta-
curso. m e n t e , aunque sin faltar á la modestia de que á n t e s s e habló;
4.' Debe igualmente ser tranquilo, es decir, que en el 110 pero en el segundo será necesario que se vaya insinuando por
tienen cabida ordinariamente los pasajes llamados patéticos, rodeos, y combatiendo poco á poco, y con" mucho disimulo,
á no ser que la grande importancia del asunto, ó la inesperada las erradas opiniones del auditorio. De este artificio, que los
presencia de algún o b j e t o , haga legítimo y verosímil un como retóricos llaman precaución oratoria, ó exordio por insinua-
involuntario movimiento de ira, de compasion o de otro cual- ción, tenemos un bellísimo ejemplo en la oracion segunda de
quier afecto. El exordio en este caso, puede tener todo el Cicerón contra Rulo, ó De lege agraria.
fuego de la peroración m a s animada, y por esta razón se llama 8." Toda introducción debe corresponder al resto del
en términos del arte ex abrupto; tal es el de la primera Ca- discurso en duración y en género. Corresponderá en du-
tilinaria. r a c i ó n , si no fuere demasiado larga ni demasiado b r e v e ,
5.* Ha de nacer de la causa misma, esto es, se ha de t o - sino de una extensión proporcionada á la de toda la ora-
mar, no de lugares comunes que solo tengan con el asunto de cion. Corresponderá en género, si estuviere escrita por el
que se trata, cierta conexión vaga y g e n e r a l , sino de alguna mismo tono, y en el mismo estilo que eaija lo restante del
circunstancia tan peculiar del tiempo, la materia, la persona discurso.
En cuanto al mecanismo del exordio, suponiendo que se
1 . S i , y esa misma regla e s anlicable á los a u t o r e s , porque pregonar u n o m i s m o
s u s a b e r , a u n q u e c i e r t o v v e r d a d e r o s e a , e s d a r m a r g e n p a r a q u e e l p u b l i c o ca ilique hayan observado en la elección de los pensamientos que han
d e p a r c i a l é i n t e r e s a d o ¿I j u i c i o q u e s e p r o n u n c i a s o b r e c a u s a p r o p i a , y e n t a l c a s o de componerle, las anteriores reglas, puede disponerse en la
e n c o n t r a r á la d o c t r i n a u n a r e p u g n a n c i a i n v e n c i b l e . .•„„,„„.
E n e f e c t o , ¿ á q u é h o m b r e d e a l g ú n s e s o d e j a r a d e r e p u g n a r l a presunción ( m a s forma siguiente. Se principia por una proposicion general; se
que sea fundada) d e que . , . , . , , „„„„„.. ilustra esta en una, dos ó mas cláusulas, según lo largo que
. L a l e c t u r a d e u n s o l o c a p i t u l o d e e s t e e n s a y o mio s e r v i r à infinitamente mas p a r a
« s a b e r e n q u e c o n s i s t e la b u e n a locucion c a s t e l l a n a , q u e la s u b l i m e d o c t r i n a c o i u e - se quiera hacer el exordio; luego se pasa á otra mas particular
. n i d a e n l o s m u c h o s v o l ú m e n e s d e ideologia y d e g r a m á t i c a g e n e r a l , q u e de¡ t m si- ó circunscrita, que se extiende y prueba como la p r i m e r a : y
• glo acá s e h a n p u b l i c a d o . » [Salvá, p á g . x i v . p r ó l o g . d e s u Gramática.)
finalmente se concluye con una que toque ya el asunto mismo,
C l a u d i o , s i tú n o lloras, p u e s la r i s a y pueda servir como áe transición á la proposicion general del
Llanto c a u s a también, de marmol eres; discurso. Este mecanismo se ve claramente en el exordio de
Q u e e s m u c h a e r u d i c i ó n , zelo m u y p u r o , ^
Slucho prurito d e censura estoica la oracion Pro lege maniliá; y puede observarse en todas
El de i n i h u e s p e d . las oraciones de extensión considerable, aunque no con tanto
(MORATIK.)
a.
rigor que parezcan hechos con regla y compás : deben tener
alguna variedad en su estructura, y sobre todo se debe cuidar que se divida el todo, no han de ser demasiado pequeñas, y
mucho de que no se conozca el artificio. En discursos muy tales que cómodamente pudieran reducirse á menor número
breves, una sola proposúion algo extendida puede servir de sin perjuicio de la claridad. La oracion Pro lege maniliá ofrece
exordio; y aun á veces se omite enteramente, como ya se indicó. el ejemplo de una divisior bien hecha. Proponiervlo en ella
Cicerón hablar de la necesidad de la guerra contra Mitrídates,
de lo grande y peligroso de ella, y de que seria conveniente
ARTÍCULO II.
encargársela á Pompeyo ; se ve, que estos tres puntos no
De la proposición. se incluyen uno á o t r o , p o r q u e la guerra podia ser necesaria
y no peligrosa, y podia no serlo en tanto grado , que exigiese
Si esta parte es, como se lia visto, aquella en que se expone la presencia del mayor general de la república : 2." que están
al auditorio el punto de que se t r a t a , podrá llamarse simple, colocados en el orden mas n a t u r a l , pues de que la guerra sea
cuando no contenga mas que un solo capítulo; compuesta, importante y terrible, se sigue que no puede fiarse á cual-
cuando sean muchos; é ilustrada, cuando para la cabal in- quiera : 3.° que abrazan completamente el a s u n t o ; y -5.° que
teligencia del asunto se añadan algunas reflexiones, se re- una división mas prolija hubiera sido inútil.
cuerden ciertos hechos ya sabidos, ó se refieran con exteusion Acerca de la proposicion ilustrada, si esta ilustración c o n -
aquellos de que no estén bien informados los oyentes. Estas siste en algunas reflexiones ó advertencias, basta prevenir que
dos últimas especies de proposiciones oratorias son las llama- sean oportunas, interesantes y escogidas con tino ; pero si
das comunmente división y narración, y no hay inconve- incluye la exposición de algunos hechos, de que no esté bien
niente en adoptar estos nombres ; pero sí le hay en conside- informado el auditorio, en cuyo caso toma el nombre de nar-
rarlas como partes del discurso distintas de la proposicion. En ración , se deberán tener presentes al componerla estas reglas
efecto, que el punto principal se divida en varios capítulos, generales :
que se añadan algunas reflexiones, y que se recuerden ó refieran -1.* En ella deberá irse sembrando todo cuanto pueda
ciertos hechos ; lodo esto se dirige siempre á dar á conocer el servir de fundamento á la confirmación.
asunto de que se t r a t a , que es el oficio y objeto de la proposi- 2.* Debe omitirse toda circunstancia inútil, y aun
cion. Esto supuesto, aquellas hechos, cuyo conocimiento no sea necesario para
Sobre Ja simple basta prevenir que se haga con toda sen- el fin que se propone el orador.
cillez y en términos muy claros y concisos, como que solo 3." Los que se elijan, deben referirse con mucha exac-
se dirige á instruir. titud y puntualidad, con cierto aire de naturalidad y
Sobre la compuesta ó división debe saberse, que no en buena f e , y sin tomarse ta libertad de desfigurarlos ó alte-
todo discurso es necesaria, y que cuando absolutamente no rarlos ; y sin, embargo se han de presentar por el lado mas
lo es, debe omitirse. Cuando sea indispensable, ó porque se favorable. Para conciliar estos dos extremos, se requiere no
han de tratar puntos realmente distintos, ó porque siendo poca destreza.
complicado el asunto principal, exige la claridad que se hable 4 . ' La narración de los hechos puede interpolarse con
con separación de cada una de sus partes, podrá hacerse algunas reflexiones; pero han de ser muy importantes y
observando las reglas siguientes : -i." Las partes en que se sugeridas por los hechos mismos.
divida el asunto, han de ser realmente distintas entre sí, y o.° Se ha de seguir el orden de los tiempos, sin equivocar
tales que la una no incluya a la otra. 2 . a La división ha ni confundir los nombres, los lugares, las épocas y demás
de se - clara; lo cual se conseguirá proponiendo primero lo circunstancias quesea útil distinguir.
que »riba servir de fundamento á lo que haya de seauir des- 6.* La sencillez y naturalidad, que deben resplandecer
pues y no al contrarío. 3. a Ida de ser completa, esto e s , ha en la narración mas que en ninguna otra parte del dis-
de abrazar todos los capítulos principales de que luego se ha curso, no excluyen los adornos oratorios, con tal que estos
de hablar. 4.* ¡So ha de ser superflua, es decir, las partes en no sean afectados ni demasiado brillantes.
7 . ' Sobre lodo se ha de cuidar de la verosimilitud; para
siones, y á todos los denominan con mucha propiedad medios
lo cual, \ deberá el orador dar á las personas Cuyos hechos
de persuadir, porque en realidad no hay otros.
r e f i e r e , genios y costumbres que hagan estos hechos verosí-
miles : 2.° si las introduce hablando, ó si las pone en acción,
NÚMERO 1."
deberá hacer que hablen y obren , como naturalmente deben
obrar y hablar supuestas sus naturales inclinaciones, y según De los argumentos.
los intereses y las pasiones que en aquel momento las domi-
Entendiéndose por argumentos, como acabamos de v e r ,
nan : 3.° descubrirá y señalará las causas de los sucesos, ha-
aquellos pensamientos que prueban la verdad de cierta propo-
ciendo ver que naturalmente debieron producirlos.
sición; y no habiendo otro medio para conseguirlo que el de
Todo esto es lo que comunmente se llama hacerla narración hacer ver su conexion con alguna cuya verdad sea conocida
breve, clara, probable y suave; pero estos términos técnicos, ya , se ha definido bien el argumento un pensamiento que
ademas de que el último es oscuro pues no es fácil adivinar confirma á olro por la verdad que en sí tiene, y por el
que por suave se quiere significar u n a narración a d o r n a d a , enlace que hay entre los dos. El pensamiento que se quiere
dicen sí lo que debe h a c e r s e ; pero no enseñan el modo de probar, se llama conclusion; el que se trae para ello, prin-
hacerlo. Cicerón se distingue por su admirable talento en las cipio.
narraciones, y todas las de sus arengas pueden servir de mo- En orden á los argumentos, es necesario conocer sus varias
delo; pero entre ellas léanse con particular cuidado las de las especies, los diversos fines con que se emplean, el modo de
oraciones ProRoscio Amaino y Pro Milone, v se verán hallarlos, las reglas para su elección , y las relativas al orden
observadas prácticamente las reglas que acabamos de d a r . con que deben colocarse.
Los historiadores griegos desde Jleródoto, y los latinos sus contrar registros auténticos que hayan conservado las literales
imitadores, insertaron en sus obras ciertas arengas, que supo- discusiones; el historiador puede suplirlas, poniendo en boca
nen fueron pronunciadas por algunos personajes en circun- de los respectivos oradores. sino sus palabras mismas, lo que
stancias importantes; y ó las refieren textualmente, ó dan un verosímilmente debieron decir atendidas las circunstancias.
breve resumen de su contenido. Las primeras se llaman aren- Esto es cabalmente lo que hicieron los historiadores antiguos;
gas directas, las segundas indirectas. Algunos modernos, co- y se engañan mucho los que creen que sus arengas son entera-
piando demasiado servilmente á los antiguos, han introducido mente fingidas. Escriben la historia de unos pueblos, en los
también en sus obras estos retazos oratorios bajo ambas for- cuales todo se hacia con arengas, se encuentran en su narra-
mas. Y como algunas veces son intempestivos, y otras conoci- ción con hechos en que necesariamente debieron intervenir, y
damente fingidos, porque los personajes á quienes se atri- á falta de copias literales de las que se pronunciaron, dan las
buyen , no pronunciaron ni el discurso que el historiador'les que á su parecer se acercan mas á las verdaderas. No veo
supone, ni otro parecido; se ha suscitado la cuestión de si porqué se les ha de censurar en esta parte. Quizá alguna vez
tales arengas son ó no adorno legítimo de la historia. Unos las habrán hecho hablar á un personaje en ocasion en que él no
reprueban, otros las defienden, y la disputa está todavía por habló: yo lo dudo; pero aun suponiéndolo, este caso sera ra-
decidir. Sin embargo, distinguiendo los tiempos y las diversas rísimo. En Tucídides, que es el historiador que tiene mas
formas de gobierno de los diferentes pueblos cuya historia arengas, no hay una sola puesta en boca de un personaje que
haya de escribirse , es fácil resolver la cuestión, y dar reglas no pronunciase entonces un discurso delante de la j u n t a , a
seguras para introducir ó no arengas en una composicion his- quién la arenga se supone dirigida; y si no dijo literalmente
tórica. el que Tucídides le presta, debió de decir uno sustancial mente
parecido. El mismo historiador nos dice , que puso el mayor
En los gobiernos en que no hay juntas deliberantes, y en cuidado en que sus arengas se acercasen todo lo posible a las
los cuales todas las resoluciones emanan de la autoridad su- que fueron realmente pronunciadas,
prema y del solo gabinete, seria ridículo introducir oradores e Por otra parte las arengas de los antiguos tienen la gran
que en discursos formales aconsejen ó disuadan tal ó cual em- ventaja de que en ellas el historiador, sin mostrarse y sin que
presa, ó la adopcion de tal ó cual providencia. Mas en aquellos parezca que lo intenta, nos da noticias muy preciosas sobre la
gobiernos en que ó el pueblo entero, ó una junta de sus repre- política de aquellos antiguos Estados, sobre los secretos móviles
sentantes, ó ciertos cuerpos colegiados deliberan sobre los ne- de su conducta, sobre los intereses de los diferentes partidos,
gocios públicos, y en los cuales es necesario que se arengue al y sobre otros objetos no ménos interesantes; noticias que con
cuerpo deliberante, ya para aconsejarle que tome tal resolu- dificultad hubiera podido interpolar en la narración, sin inter-
ción , ya para demostrarle sus inconvenientes; nadie culpará rumpirla intempestivamenle y con demasiada frecuencia. Sin
al historiador, porque refiriendo estos debates, recapitule lo embargo, como en todo puede haber exceso, no tendre diíi-
cuitad en confesar que Tucídides multiplicó sin necesidad las articulo ii.
arengas directas, que estas son generalmente demasiado lar- Historia ficticia.
gas, y que en varias ocasiones hubiera hecho mejor en con-
tentarse con una breve indicación indirecta de los puntos ca- Bajo este título se comprenden las composiciones llamadas
pitales contenidos en las que imita. comunmente novelas y cuentos; composiciones que solo se
distinguen de las historias verdaderas en que los hechos y su-
Reflexiones. cesos que en ellas se reüeren no han pasado realmente, sino
que son fingidos por el autor. Sin embargo, esta sola dife-
Sobre esta especie de aforismos políticos ó morales, con que rencia las constituye en una clase muy diversa, pues en orden
un historiador puede y debe dar realce á su narración, es á la persona del autor, la circunstancia de ser los hechos fa-
necesario prevenir en primer lugar, que las reflexiones sean bulosos le exime de casi todas las obligaciones que lleva c o n -
nuevas, sólidas, interesantes, profundas, breves y nacidas de sigo el cargo de historiador. Ni la instrucción que exigen es
los hechos mismos. Por consiguiente deben condenarse todas tan vasta y la fidelidad tan escrupulosa, ni la elección de los
las que , ó sean comunes y trilladas, ó no estén fundadas en hechos tiene otra regla que la voluntad del que los inventa, ni
la verdad, ó no presenten una instrucción útil é importante, ó el estilo pide en muchas de ellas un tono tan serio como la
sean tan obvias que al lector ménos perspicaz se le ofrecerian, historia verdadera. Pero si por esta parte presentan ménos
ó se prolonguen demasiado, ó no tengan inmediata conexion dificultades, bajo otros respetos son de muy difícil ejecución ;
con los hechos sobre que recaen. y así es que entre tantos miles de novelas como se han escrito,
En segundo lugar, las reflexiones incorporadas en la narra- hay muy pocas que puedan llamarse clásicas. Por su natura-
ción como parte del pensamiento mismo narrativo, hacen mas leza son composiciones rigurosamente poéticas, y de consi-
efecto que propuestas con separación bajo la forma de aforismo guiente es tan difícil sobresalir en este género de obras, como
ó sentencia. Por ejemplo, hablando Tácito del odio secreto en cualquier otro de las que se llaman de imaginación. Ade-
que Livía y Tiberio teniar, á Germánico, y que él principió á mas, las reglas á que están sujetas, son, como vamos á ver,
muy severas, y el observarlas no es tan fácil como cree la turba
traslucir, dice que « estaba acongojado por los odios de su
de escritorzuelos que tan osadamente se arrojan á escribir
« abuela y de su tio, odios cuyas causas eran mas activas,
novelas.
« porque eran injustas o; quorum causee acriores, quia ini-
qu(B. lista profunda, nueva, interesante y sólida reflexión, á Mas ántes de pasar á exponer estas reglas diré algo acerca
saber, que el odio de los hombres es mas intenso cuanto mas de los diferentes asuntos sobre los cuales se han escrito nove-
injusto, hace mejor efecto enunciada de este modo, que si la las, y de las varias formas bajo las cuales se han presentado,
hubiese propuesto aparte, y en forma de sentencia. Al contra- previniendo ántes que las novelas y los cuentos no se distin-
rio , cuando al hablar del modo con que Domiciano trató á guen mas que en la extensión. Cuando los sucesos que con-
Agrícola, añade : « Es propio del hombre aborrecer á aquel á tienen son muchos y abrazan un período considerable de
« quien ha ofendido.» Proprium humani ingenii est odisse, tiempo, se llaman novelas; cuando son pocos y uo ocupan
quera Icesseris: la observación es exacta y bellísima, y está mucho tiempo, toman el nombre de cuentos; sin que sea
bien aplicada ; pero el modo de hacerla es, como nota Blair, fácil, ni muy importante tampoco, fijar con rigurosa exactitud
demasiado abstracto y filosófico. sus respectivos límites, y determinar la extensión que ha de
Finalmente, de cualquiera modo que se propongan, y aun- tener un cuento para que merezca ya el título de novela En
que reúnan todas las buenas cualidades indicadas, es menester esto hay mucha arbitrariedad. También es necesario prevenir
no prodigarlas con excesiva profusión. El historiador no ha de que las que yo llamaré siempre novelas, son las que los fran-
ceses llaman romans, y algunos de los nuestros con un im-
aspirar á parecer constantemente profundo; basta que se
perdonable galicismo han llamado también romances. Esta
muestre tal de tiempo en tiempo y con oportunidad. Tácito es
palabra está destinada entre nosotros á significar, no historias
hasta ahora el primero de los historiadores en esta parte de
las reflexiones, y quizá lo será siempre.
de hechos fingidos, sino una de las varias formas de nuestra tinuará siempre, ejercitando el ingenio de muchos escritores.
versificación. Y si están bien escritos, serán siempre leídos con gusto por
NÚMERO 1 toda clase de personas, señaladamente por los jóvenes. Porque
el amor á lo maravilloso y el gustar de ficciones ingeniosas,
Asuntos sobre que se han escrito historias ficticias, no es, como creen algunos, efecto de corrupción, sino cierta
y sus varias formas. inclinación natural fundada en la grandeza y dignidad del en-
tendimiento humano. Los objetos del mundo real, dice Ba-
La invención de sucesos fabulosos, ó para comunicar por con citado por Blair, no llenan el ánimo ni le satisfacen
medio de estas ficciones alguna instrucción útil, ó para solo enteramente; buscamos alguna cosa que ensanche mas el
entretener la ociosidad de los oyentes, es tan antigua como el corazon : apetecemos hechos mas heroicos y brillantes,
mundo. Todas las naciones han tenido desde el primer pe- acaecimientos mas variados y maravillosos, un orden de
ríodo de su existencia fábulas, consejas y cuentos de hechos cosas mas espléndido, una distribución mas general y jus-
maravillosos, con que las familias, reunidas alrededor de sus ta de recompensas y castigos que lo que estamos viendo; y
hogares en invierno, ó tomando el fresco en verano, pasaban no hallando estas cosas en las historias verdaderas, recur-
entretenidamente una parte de las noches, cuando por lo lar- rimos á las ficticias. Así es que todas las naciones las han te-
gas ó calurosas no podia el sueño llenarlas enteramente.Todavía nido y apreciado. Los indios, los persas y los árabes fueron
hoy lo estamos viendo en aquellas familias, que por habitar lodos famosos por sus cuentos: los antiguos griegos tuvieron
en el campo ó en pequeñas poblaciones, carecen de los recur- y alabaron mucho los jonios y milesios que ya han perecido,
sos que las grandes ciudades ofrecen, para distraer y ocupar y que según la noticia que de ellos queda, se versaban sobre
la ociosidad. ¿Qué seria pues, cuando las familias eran inde- aventuras amorosas expuestas con demasiada desnudez; y de
pendientes, y no se conocía mas sociedad que la doméstica? las muchas novelas que sobre el mismo asunto escribieron con
F.stas consejas, inventadas al principio solo para engañar el mas decencia en épocas posteriores, se conservan todavía al-
tiempo y llenar agradablemente ciertos momentos de ocio, gunas, que aanque no perfectas en su línea, no carecen de
fueron haciéndose mas útiles y adquiriendo mayor celebridad, mérito, merecen ser leidas, y han servido de modelo á varios
á medida que la civilización se aumentaba. Así vemos que escritores modernos.
desde tiempos muy antiguos se inventaron ya ficciones de va- En los siglos medios el sistema feudal, el uso de los due-
rias especies y formas, para corregir los vicios de los hombres, los, el establecimiento de los torneos, la institución de las ór-
poniéndoles á la vista las desgracias á que nos arrastran las denes militares y otras varias causas dieron origen á un sistema
pasiones; y que otras mas extensas é ingeniosas, y compuestas de caballería andanlesca, que fué entonces el asunto de todas
con mas artificio, continuaron sorprendiendo la imaginación las novelas, en las cuales no se propusieron sus autores otro
con aventuras maravillosas. Estas ficciones domésticas, espar- fin, que sorprender la imaginación con aventuras maravillosas,
cidas luego por todo el pueblo y comunicadas de boca en boca, extravagantes é inverosímiles. Caballeros errantes de valor mas
formaron.por mucho tiempo , juntamente con los cánticos sa- que heroico y de fuerzas mas que humanas, mágicos, hechi-
grados y marciales, toda la literatura de las naciones en los ceras ó hadas, dragones, gigantes, hombres invulnerables,
primeros períodos de su civilización, hasta que mas adelantada caballos con alas, castillos encantados; tales son las ficciones
esta, se fueron creando, perfeccionando, distinguiendo y se- monstruosas é increíbles que recibía con ansia la grosera igno-
parando unos de otros los varios géneros de composiciones rancia de aquellas edades, como tan conformes á las ideas su-
literarias que hoy conocemos. persticiosas que entonces dominaban. Estos delirios alimenta-
En e te estado, y habiéndose apoderado la poesía propia- ron por algunos siglos la curiosidad pública en casi todas las
mente dicha de varias de estas ficciones, los cuentos en prosa naciones de Europa, hasta que el inmortal Cervántes,' la abo-
formaron una clase á parte, que sobre diferentes asuntos y lición de los torneos, la prohibición de los duelos, la mayor
bajo diversas formas ha continuado hasta nuestros días, y con» cultura, el renacimiento de la buena filosofía, y la mudanza
en los usos y las costumbres derribaron la disparatada máqui- Debo advertir que en todas las publicadas hasta el último pe-
na de los libros de caballería, y comenzaron á dar otra direc- ríodo de (iue acabo de hablar, conservaron los autores ia forma
ción á las historias ficticias. histórica, reliriendo los sucesos en una narración adornada
En Italia y en España se escribieron primero novelas pasto- con arengas, como en las historias verdaderas; pero que algu-
riles mezcladas de prosa y verso, compuestas, mas bien para nas de las últimas han parecido en forma de cartas que se su-
insertar algunos de estos que sus autores habían compuesto ponen escritas por los mismos actores, con cuva ficción ellos,
sobre diferentes asuntos, que para presentar una acción verda- y no el autor, son los que cuentan los hechos; y esta es la
deramente pastoril; y al lin pararon en referir aventuras có- única variedad que han recibido en su forma, de cuyos incon-
micas y truhanescas sucedidas á personajes del ínfimo po- venientes y ventajas hablaré mas adelante.
puiai ho.
En Francia se escribieron novelas que podemos llamar his- NÚMERO 2.°
tóricas; unas épicas, como el Telémaco, y otras amorosas,
Reglas de la historia ficticia.
pero cuyos personajes eran héroes buscados en la historia ver-
dadera. Tales son el Ciro, la Clelia y la C/eopatra. En estas Siendo las novelas composiciones poéticas, y no habiendo
se desterraron ya los dragones, los nigrománticos, los castillos sido excluidas de las que se comprenden bajo este título, sino
encantados y los caballeros andantes. Pero, conservando aun porque les falta la circunstancia de estar escritas en verso, es
mucho de lo maravilloso, siendo los caractéres violentos, el claro que casi todas las regl.is á que están sujetas, serán las
estilo hinchado, y las aventuras inverosímiles, era imposible mismas que veremos, cuando se trate de la epopeya, tragedia,
que agradasen por mucho tiempo en un siglo filosófico y de comedia y fábula. Y como el anticiparlas ahora, para omitirlas
buen gusto. Así el aplauso que tuvieron al principio, fué de entonces, seria inoportuno, y el repetirlas despues, inútil y
corta duración. fastidioso ; solo haré aquí unas cuantas observaciones que mas
Poco despues tomaron otro aspecto; y de novelas heroico- directamente se refieren á las novelas.
amorosas vinieron á parar en novelas familiares. Y aunque los En primer lugar, pues estas, según el aspecto que última-
primeros ensayos no fueron rniy felices, poco á poco se fue- mente han tomado y el único que puede hacerlas apreciables,
ron mejorando. En Inglaterra fué donde primero se trató de son verdaderas lecciones de moral, en las cuales por medio
dar á estas composiciones cierta tendencia moral, y cierto gra- de ingeniosas ficciones se Ira a de inspirar amor á la virtud y
do de utilidad que ántes no habían tenido, y desde entonces horror al vicio, de disipar las ilusiones de las pasiones, y de
su objeto principal fué imitar la vida y los caractéres de los corregir los defectos ménos graves y aun las solas ridiculeces
hombres. Se presentaron personajes de la clase media de la de los hombres; es necesario que ante todas cosas reine en
sociedad en situaciones extraordinarias é interesantes, por ellas constantemente la moral mas pura, que sus autores no
cuyo medio se manifestase lo laudable ó defectuoso de sus ca- se permitan la menor liviandad, ni siembren máximas, que de
ractéres y de su conducta; se procuró hacer amable la virtud cualquier modo puedan ser opuestas á las buenas costumbres,
y odioso el vicio; se interesó la sensibilidad de los lectores que no autoricen errores peligrosos en ningún género, y que
con pinturas animadas de las desgracias á que el error, ó una al contrario procuren combatir las erradas opiniones de la
fatal combinación de circunstancias, puede arrastrar aun á las multitud y las supersticiones populares (I).
personas virtuosas; se descubrieron los odiosos medios de que En segundo luirar, como, aun siendo muy ejemplares, s e -
los malvados se valen para seducir la inocencia, y se pintó el rian insípidas, si la moralidad no va envuelta en hechos capa-
castigo que tarde ó temprano encuentran los crímenes y los ces de interesar á los lectores, es indispensable que el autor
vicios. En suma las novelas tomaron desde entonces un as-
pecto de moralidad que las hace en el dia dignas de la aten- í. Bajo ese ponto de vista, ni Durnas ni Sue escribirían una sola novela, ni una sola
ción de la crítica, y las coloca en una clase particular de com- escena dramática. Se han constituido maestros del escámalo, y como el J I U M I C O
aplaude sus producciones, cre>'n, on Salva, que lo mulo está en la obediencia á los
posiciones literarias, sujeta á las reglas que luego veremos. preceptos, y lo bueno en el desorden de los Densamieutos v la licencia de la leiijua.
sepa inventar una serie de sucesos tales, que por su i w cesario en las novelas. En las otras basta delinear sus princi-
dad, por lo vanado de los acontecimientos, y por las apurat pales facciones y algo abultadas, por decirlo asi, porque lian
situaciones en que coloque al personaje principal, es dec de ser vistos á cierta distancia; en las novelas es menester
al héroe o heroína de la historia (porque en estas, como pintarlos mas individualmente, y señalar bien los perfiles La
los poemas épicos, debe haber siempre un como protagonjst elección de los caractéres, la habilidad en pintarlos y distin-
interesen vivamente la atención, y la mantengan despiert guirlos, y el cuidado en sostenerlos, son las circunstancias que
Para esto es menester que esté dotado de una rica, viva y I mas F e a l z a n el mérito de las novelas. ,. ' , , ,
cunda imaginación. Cuando se recomienda el Ínteres en 1 En quinio lugar, es necesario que el au'or este dotado de
novelas, no se quiere decir que los hechos que se inventei una sensibilidad exquisita, fina y ejercitada, para que asi
sean extravagantes ó inverosímiles; al contrario. pueda pintar toda suerte de escenas patéticas, ya tiernas,
En tercer lugar, es necesario que la severa razón y el ju ya horrorosas, ya alegres, ya tristes, y conmover por este me-
cío preHdan á la invención de la fábula, es decir, que 1 dio el corazon de los lectores. Eslo es lo que principalmente
lances sean nuevos, pero no increibles, varios, pero no mi se busca en las novelas morales. Y aunque estas pueden divi-
complicados, y las situaciones del héroe peligrosas, mas r dirse en tres clases, las sentimentales, las de imaginación y
desesperadas, y tales que sin un milagro no haya podido ev las de costumbres, y que lo patético es mas necesario en las
tar el nesgo que le amenazaba. En suma, es menester no coi primeras que en las segundas y terceras; sin embargo aun en
tundir dos cosas que son muy diversas; interesar ó sosten« estas se requiere en mas alto grado que en otras composicio-
la atención de los lectores, y sorprender la imaginación con i nes análogas, cuales son la epopeya y la comedia. El poema
inesperado de los lances y la enredosa complicación de la f; épico habla principalmente á Ja imaginación, procurando ex-
bula. Por no haber tenido presente esta distinción algunos e¡ citar la admiración délos lectores; la comedia se dirige a la
cntores de novelas, como el griego Ileliodoro v nuestro Cei razón, haciéndola sentirla incongruencia que se observa entre
yantes, no acertaron ¡i dar un Ínteres verdaderamente dram; lo que los hombres hacen, y lo que su Ínteres exigía que lucie-
tico, ni aquel á su Teagenes, ni este á su Pérsiles. Lo qu sen ; pero las novelas, aun las de las dos ultimas clases, se
hicieron fue hacinar una sobre otra aventuras inverosímiles encaminan mas derechamente al corazon, para hacerle amar
y sacar a sus personajes de los peligros por medios absoluta lo que es perfecto y detestar lo defectuoso.
mente improbables, olvidándose de que este no es el camin En sexto lugar, se debe darlas unidad; para lo cual se
verdadero para interesar al lector. Porque si estos disparate observará lo que se dijo de las historias, á saber, que todos los
pueden por un instante agradar á la imaginación acalmada sucesos se relieran al desenlace final, ya sea este feliz ya des-
acude luego la razón, y haciendo sentir que aquello no pud graciado. La moralidad que resulta del éxito o desenlace es
pasar asi, destruye toda ilusión y la convierte en desprecio el centro al cual deben venir á parar todos los sucesos por di-
En estos escritos, mas que en ningún otro, es menester teñe vergentes que parezcan; como que no deben ser inventados
siempre a la vista el incredu/us odi de llorado. Esto no s sino para conducir al héroe á aquella situación de abatimiento
entiende con las alegóricas ni con las satíricas. En estas clases ó de triunfo, de dicha ó de infortunio, de la cual resulla la
con tal que la alegoría sea instructiva en las primeras, y 1 lección que el autor se propone dar á los hombres Los lunes-
satira lina en las segundas, se disimula la inverosimilitud de lo tos efectos , por ejemplo, de la mala educación, de la pasión
sucesos. del juego, de un amor inconsiderado, de un matrimonio con-
traído por miras de Ínteres, etc , etc., serian en otras tantas
En cuarto lugar, es preciso variar y diversificar much
novelas los puntos céntricos, á que deberían referirse todos
los caracteres, dibujarlos con mucha exactitud, contras-
los sucesos esparcidos en el curso de la obra-
tarlos debidamente, y sobre todo sostenerlos. Y aunque est.
es común hasta cierto grado á todas las composiciones que tie En sétimo lugar, el estilo ha de ser tan elegante como
nen algo de dramáticas, es decir, en las cuales se hace habla permita el asunto, atendidas todas las circunstancias. Las
y obrar a ciertos personajes; es mucho mas importante y ne novelas son precisamente, entre las' composiciones de prosa,
las que exigen mayor cuidado en esta p a r t e ; y aun en las ciue
piden el tono familiar, es imperdonable el menor descuido la el número de tiempos, con mas ó ménos sílabas, según que la
menor negligencia, el mas lijero desaliño. Porque,?como' se breves y largas están mezcladas en distintas proporciones; al
lee«i por entretenimiento, lo que principalmente se busca en paso que en castellano, en francés etc. cada especie de verso
e las, es el placer. La moralidad misma que encierran y la in- tiene constantemente un mismo número de sílabas, pudiendo
strucción que pueden suministrar, serian mal recibidas si no variar el tiempo que se tarda en pronunciarlas. Sin embargo,
viniesen ataviadas con las galas del estilo. Por consiguiente al si se advierte que aunque nosotros no medimos los tiempos tan
tiempo de escribir as, es necesario tener siempre á la vista compasadamente como los antiguos, no prescindimos de ellos
ni podemos prescindir, porque no toda reunión de once síla-
1 2 ° 6 f ? f e , v , e n e e n ó r d e n á ^ verdad, solidez, claridad bas, por ejemplo, forma un verso endecasílabo ni toda la de
J naturalidad de los pensamientos, á la p u m a , corrección ocho un octasílabo; sino que ademas es menester que de estas
energ, a y demás cualidades de las expresiones, al buen uto de once ú ocho sílabas haya unas acentuadas y otras sin acento,
a f o r m a s oratorias, al empleo del sentido figurado, y á la es decir, unas largas y otras breves, y que estén alternadas se-
esembarazada
suías Y armoniosa coordinacion de las d á u - gún cierta ley que ninguno lia sabido fijar basta ahora con exac-
titud, pero que no por eso deja de existir; nos convenceremos
d n í t f T , d ± ' , a f 0 r m n - q u í : P u e d e d a r s e á ] as novelas escribién- de que toda versificación, se funda en la medida del tiempo
Í ;, r 0 í l n 3 ™ l 0 n h ! s t ó r i c a en persona del autor, ó co- que se gasta, al pronunciar las porciones simétricas de soni-
mo correspondencia epistolar entre algunos personajes en la dos en que está dividida lacomposicion. Ni puede ser de otra
cual e lector vaya instruyéndose de los a c o L c i m i e n t o s ca- manera. Ya hemos visto que todos los versos se cantaban en
\ n r , ~ T r T a 6 J 0 , D d l C a d o q u e e s t a »^ovación tiene sus otro tiempo; y aunque algunos no están ya destinados á can-
Z T 2 e S l S " S , * En efect0
' ] a f o r ™ epistolar tarse, han conservado sin embargo la misma estructura que
hace mas dramat.ca la narración, el autor no se muestra nun- cuando se cantaban. Ahora bien, si cada verso era cantado, es
ca los personajes están siempre en la escena, y por este me- decir, pronunciado con ciertos tonos en un determinado pe-
cío se pueden introducir con naturalidad muchas circunstan- ríodo de tiempos musicales, es de toda necesidad que en su
cia,, muchos cabos sueltos, por decirlo así, que en una narra- pronunciación tónica no se gastasen mas ni ménos tiempos
a T m i S n í 3 S e n a d Í Í Y c i 1 r e u n i r ' : o n ] a -^cion principé Vero que los que abrazaba el período musical á que estaba acomo-
68 I n n e S a b l e
I ' q u e I a f o n n a e P i s t o , a r obliga dado, y por consiguiente que toda versificación se funde, ahora
P rmenores nada
Íene • d ¿ Z ° interesantes, á como entonces, en esta medida regular de I03 tiempos que se
E e n con r n l T ^ 8 ^ y á
d e n t a r inútilmente el emplean en recitar cada uno.
I h s ere A J ?, ' 1S a S mtl as
' epistolares de fechas, corte- Lo que se dice de la versificación de los antiguos, no es
íodo
b'en compensado, me parece preferible la exacto. Los griegos, y á su imitación los latinos, tenían cuatro
ZI T t T ' ? a y e n b o c a d e l a u t o r > variada con los discur- clases de versos. En la primera el número de piés, sílabas y
tr. d t i r T 6 ° S a C i ° r e S ' C u a n d 0 l , u e d a » oportunamente in- tiempos era fijo, determinado y constante. Tal es el senario
troducirse, amenizada con las descripciones que el asunto yámbico puro, porque constando de seis piés necesariamente
e a d C n ep¡SOdÍOS ó c o r l a s d res
s¡7' ¿T : °,
yambos, es decir, piés de' 8 dos ' °sílabas,
n e s , quebreve
Í e , ¿lan primera y larga
« n embargo estrecha conexion con los hechos á que se refie- la segunda; y contándose cada breve por un tiempo, y cada
larga por dos; resulta que todo senario yámbico puro tiene
^ ^ ™ en siempre seis piés, doce sílabas, y diez y ocho tiempos. De esta
clase son también los coriámbicos, los ialeucos ó endecasíla-
bos, los sálicos, Jos adónicos y los alcaicos.
CAPITULO I I . En la segunda el número de los piés y de los tiempos es
OBBAS DIDÁCTICAS.
constante; pero no lo es el de las sílabas. Porque pudiéndose
Ya dije que bajo este título se comprenden todas las com- medir por piés disílabos ó trisílabos, con tal que sean isócro-
nos, resulta que el mismo período musical puede llenarse con las ideas, la claridad del p l a n , la buena distribución de todas
mayor ó meuor número de sílabas, siempre que la suma de sus las partes, y el cuidado de no confundir bajo un mismo título
tiempos sea la que exige aquel género de metro. Tales son el cosas que sean realmente distintas. Pero al mismo tiempo de-
exámetro, el pentámetro, el llamado anapéstico y algún otro. ben evitarse las inútiles y demasiado prolijas divisiones y sub-
En la tercera el número de los piés y de las sílabas es lijo y divisiones de los escolásticos.
constante; pero no lo es el de los tiempos. Porque pudíendo Lo segundo que debe observarse en esta clase de escritos, es
ser los piés, aunque siempre disílabos, de tres ó de cuatro no descender á los últimos pormenores, y no recargarlos con
tiempos, resulta que siendo uno mismo el número de piés y aquellas ideas intermedias, que los lectores á quienes se desti-
de sílabas, el período musical es mas ó menos largo, según nan, podrán suplir fácilmente. Como se les supone instruidos,
que con los piés disílabos de tres tiempos se han mezclado ó á lo ménos bastante iniciados en los misterios de la ciencia,
mas ó ménos de los de cuatro. Tal es el senario yámbico con es necesario no entrar en largas explicaciones de lo mismo que
espondeos en los impares: sus piés siempre son seis y sus sí- saben, ó deben saber.
labas doce; pero si tiene un solo espondeo, sus tiempos se- Lo tercero que debe evitarse, es la pedantesca manía de os-
rán 1 9 ; si tiene dos, 20; y si llegan á tres, 21. De suerte que tentar erudición. El autor de una obra científica puede indicar
en esta clase, siendo fijo el número de las sílabas y los piés, en el prólogo las fuentes en que lia bebido, y los autores que
los tiempos son mas ó ménos dentro de dos límites constantes. . ha consultado, puede dar una breve historia de la ciencia
En la cuarta el número de los piés es lijo; pero no el de los basta su tiempo, describir sus progresos, y señalar el punto
tiempos ni el de las sílabas. Porque pudiéndose sustituir á un en que la dejaron sus predecesores; pero llenar de citas y de
pié disílabo de tres tiempos otro trisílabo de igual medida, y textos el cuerpo de la obra, y hacer comparecer una multitud
hasta un trisílabo de cuatro, resulta que en igual número de de autores para que, según la graciosa expresión de Cervántes,
piés es variable el de las sílabas y los tiempos. Tal es el sena- digan lo que él se sabría decir sin ellos, es pueril é insufri-
rio yámbico con tribraquios, dáctilos, anapestos, espondeos, ó ble pedantería. Las citas vienen bien, cuando es necesario
mixtos, en los cinco primeros piés. Y estos senarios son ordi- apoyar la doctrina ó comprobar el hecho con la autoridad
nariamente los de las comedias y tragedias griegas y latinas. ajena; los textos son oportunos y aun necesarios, cuando otro
Esto supuesto, es fácil conocer que nuestros versos son de escritor ha expresado ya tan felizmente el pensamiento que
la tercera clase, es decir, que siendo constante en cada metro vamos á enunciar, que variando la expresión habríamos de
el número de los piés y de las sílabas, no lo es el de los tiem- debilitarle.
pos. Porque los piés, que generalmente son disílabos, pueden En cuarto lugar, y por la misma razón, es menester no em-
ser de dos, tres ó cuatro tiempos, y mezclarse en diversas pro- plear demasiados términos técnicos de los usados y a . y no
porciones; de lo cual resulta que dentro de ciertos límites el introducir otros nuevos sin urgente necesidad. Es ridículo,
período musical será mas ó ménos largo, según que respecti- dice muy bien Condillac, recurrir á una lengua sabia, para
vamente. haya mas ó ménos espondeos, yambos, ¿oreos y pir- expresar ideas que tienen nombre en las vulgares. Esto es po-
riquios. Así un verso endecasílabo, por ejemplo, tiene siempre, ner obstáculos al progreso de las ciencias, aumentar su dificul-
si no es agudo, once sílabas divididas en cinco piés disílabos, tad, y querer persuadir que se sabe mucbo, cuando se saben
con una cesura breve; pero sus tiempos serán mas ó ménos, palabras.
según que los piés sean todos coreos ó yambos, ó esten mezcla- En quinto lugar, el autor no debe hablar demasiado de sí
dos con espondeos y pirriquios. Si todos son coreos, yambos ó mismo, como hacen los que malgastan el tiempo y el papel en
mixtos; los tiempos serán 16; si hubiere uno, dos ó tres pir- informar al público de sus estudios, de sus vigilias y de los
riquios, 1 5 , 1 4 ó 1 3 ; si al contrario se mezclaren con los yam- obstáculos que han tenido que vencer; los que hacen la e n u -
bos o coreos uno, dos, tres ó mas espondeos, ó si todos los meración de todo lo que en la materia se les ha ocurrido y
cinco lo fueren, los tiempos serán respectivamente f " , 18,19, despues han desechado, y de todas las opiniones que en otro
20 y 21. Pero como no es fácil que un endecasílabo tenga tiempo tuvieron y ya han abandonado; y los que sobre cada
punto dan la historia de todas las tentativas que se han hecho
y no lian tenido el resultado que se deseaba, é indican para lengua que los anteriores, perece que son su traducción y no
cada cuestión muchos medios de resolverla, cuando se busca se diferencian de ellos sino por el dialecto.
uno solo. Esto, como observa juiciosamente el mismo Con- En cuarto lugar, los términos técnicos deben irse definiendo
dillac, solo sirve para hacer abultado un libro y fastidiar al á medida que se emplean; y no como hacen algunos , que co-
lector; y si de semejantes obras se cercenase todo lo inúi% no locan al frente de la obra una larga lista, ó especie de diccio-
quedaría casi nada. nario, de todos los términos usados en la materia de que
trata.
articulo iii.
En quinto lugar, en orden á las definiciones de los objetos
y fenómenos de que se habla, ademas de 110 darlas, cuando
Elementos. aun no pueden ser entendidas, sino cuando por medio de aná-
lisis bien hechas se baya facilitado su inteligencia, es menester
Todo cuanto se ha dicho délos tratados magistrales, puede no empeñarse en definirlo todo. Hay ideas simples que 110 se
aplicarse también á los elementos, á excepción de que en estos pueden descomponer en otras, y de consiguiente no son sus-
es necesario no omitir las ideas intermedias, porque los lec- ceptibles de definición; y las que se dan como tales, no son
tores , que no saben todavía la ciencia, no podrían suplirlas. mas que oscuras perífrasis, palabras vacías de sentido , y á lo
Es menester entrar en explicaciones mas prolijas, porque se mas explicaciones de las causas. Así, por ejemplo, es impo-
trata con personas que oyen hablar de aquella materia por la sible definir el calor. Todo lo que puede hacerse es dar á co-
primera vez, y para quienes todos los objetos son nuevos : nocer mas ó ménos perfectamente la causa que le produce , á
conviene hacer transiciones formales, y no hay inconveniente saber, el calórico; pero la sensación que este produce en noso-
en dividir y subdividir la materia cuanto sea necesario , para tros, no admite mas definición que su nombre mismo.
que los objetos se presenten con la debida separación. Pero
ademas hay que hacer sobre los elementos algunas observa- artículo iv.
ciones que les son peculiares.
Varias Jornias de las obras didácticas.
Primeramente, no solo no admiten las expresiones figu-
radas, que hasta cierto punto pueden emplearse en los trata- La forma mas común de estos escritos, y la que realmente
dos magistrales, sino que desechan formalmente todas las que les conviene, es la exposición seguida hecha por el autor
no sean necesarias, para dar á las expresiones un grado de mismo. Pero como varios escritores antiguos emplearon la
claridad y precisión que sin ellas no podría obtenerse. Pro- del diálogo , y algunos modernos los han imitado , diré breve-
piedad en los términos, cláusulas fácil y claramente construi- mente lo que me parece sobre esta manera de tratar los asun-
das , sumo orden y encadenamiento en las ideas; lié aquí lo tos científicos.
que unos elementos de cualquiera ciencia ó arte exigen mas La forma de diálogo tiene á primera vista algunas ventajas,
imperiosamente que ninguna otra composicion. porque dando á las composiciones cierto aire dramático, debe
En segundo lugar, es necesario no emplear ningún término hacer mas interesante su lectura, y porque introduciendo per-
técnico sin definirle bien y lijar exactamente su significación ; sonajes de diferentes opiniones , se pueden exponer con mas
cosa de que en un tratado magistral podemos dispensarnos, fuerza los argumentos en contra. Sin embargo, si se examina
porque se supone que los que han de leerle, saben ya la lengua bien la materia, hallaremos que estas ventajas, si es que se
de aquella ciencia. encuentran en algún diálogo científico (porque en la mayor
En tercer lugar, no se variará en ellos la acepción de los ya parte délos hasta ahora publicados faltan absolutamente), no
usados y recibidos, como hacen algunos que creen haber for- compensan de ninguna manera los inconvenientes que tiene
mado unos elementos nuevos, porque han alterado la signifi- este modo de tratar las ciencias. La incesante repetición de las
cación de las voces; de suerte que estando escritos en la misma fórmulas, dijo A, respondió D, replicó C, si el autor refiere
la conversación, y aunque las suprima (indicándose al már-
gen por las iniciales de su nombre, cuando habla cada per- han hecho con las novelas, y otros han tratado también de este
sona ), la necesidad de decir mil cosas extranjeras al fondo de modo los asuntos de ciencias y de artes, y las discusiones po-
la cuestión para hacer natural y verosímil el diálogo ; la repe- lémicas y críticas. Todas estas composiciones no son una ver-
tición inevitable de cada objecion, cuando el uno la propone dadera correspondencia epistolar, ni forman una clase á parte:
y el otro la resume para rebatirla; la precisión de interrumpir las que constituyen la que voy á explicar, son las cartas priva-
con frecuencia la exposición de la doctrina," para hacer hablar das y familiares que un autor ha escrito á algunos de sus ami-
á los otros interlocutores, porque si uno la expusiese sin in- gos ú otros personajes de su tiempo sin intención de publi-
interrupcion , los restantes serian personajes mudos; la oscu- carlas ; y las que cualquiera puede escribir sobre negocios
ridad que resulta de esta mezcla de los principios que se quie- particulares ó públicos, para comunicar con personas ausentes
ren establecer, y de las objeciones que se pueden hacer contra lo que las circunstancias le obligarían á decirlas de \iva voz,
ellos; el tono dramático, y de consiguiente algo poético, que si no lo estuviesen.
es preciso tomar en materias que no le admiten naturalmente; Las cartas tienen diferentes nombres, ó por mejor decir se
todas estas desventajas, di*o, y otras mas que pudieran aña- dividen en varias clases, según los diversos lines á que pueden
dirse, me hacen creer que no conviene presentar bajo esta dirigirse, y los asuntos sobre que se versan. Las hay de pé-
forma las obras rigurosamente didácticas. same, enhorabuena y recomendación; consolatorias, suasorias
El diálogo viene bien en composiciones satíricas sobre asun- y disuasorias ; de olicio y familiares, de petición y eucarísticas,
tos, ya de moral, ya de crítica. En estas, si se sabe manejar, esto es, para dar gracias por algún beneficio recibido, etc. Pero
realza mucho su mérito, y las hace muy interesantes. Porque como las pocas reglas útiles que pueden darse para su compo-
como en esia clase de escritos se trata de censurar las extrava- sicion, son comunes á todas ellas, pasaré á indicarlas breve-
gancias, los defectos y las ridiculeces que se observan, ya en mente, sin contraerlas á clases determinadas.
la conducta de los hombres, ya en sus usos y costumbres, ya •i .* El estilo ha de ser natural y sencillo en el mas alto
en sus creencias supersticiosas, ó el mal gusto, la ignorancia y grado posible, porque la afectación y nimio adorno vienen tan
la pedantería de los escritores; todas estas cosas resaltan mas, mal en una carta, como en la conversación ordinaria.
si se los pone en acción, y se les hace hablar á ellos mismos. 2.* Esta naturalidad y sencillez no excluyen los pensa-
Luciano es un modelo perfecto en esta clase de composicion; mientos ingeniosos y profundos; al contrario, las hacen
y hasta añora nadie le ha igualado, aunque le han imitado graciosas é interesantes, si las agudezas no son estudiadas , y
algunos. Y no es de admirar, porque un buen diálogo satírico las sentencias no se prodigan con exceso.
sobre asuntos de moral ó de crítica, es mas difícil en su eje- 3.' El lenguaje y el tono han de ser familiares en aquel
cución que lo que ordinariamente se cree. ¡No basta, dice Blair, grado que corresponda á la mayor ó menor intimidad que
introducir diferentes personas que hablen unas despues de haya entre los dos corresponsales, á la mayor ó menor im-
otras; es necesario que en su natural y animada conversación portancia del asunto sobre que se verse la correspondencia,
muestren su carácter y se retraten á sí mismas : para lo cual y á la mayor ó menor dignidad de la persona á quien se
es menester poner en boca de cada una aquellos pensamientos dirige la carta. Si esta no es de oficio, sino de particular á
y aquellas expresiones que en efecto emplearían, si hablasen particular, aun siendo escrita al mas alto personaje, debe con-
en realidad sobre aquel asunto; cosa muy difícil. servar cierto aire de familiaridad. Pero esta ha de ser una
familiaridad noble, por entre la cual se trasluzca el respeto
debido al carácter de la persona con quien hablamos.
CAPITULO I I I . k.' La sencillez, la naturalidad y el tono familiar qué
& recomendamos en las cartas, no quieren decir un total
COMPOSICIONES E P I S T O L A R E S , O C A R T A S .
descuido y desaliño. Escribiendo al amigo mas íntimo, se
No se trata aquí de la forma epistolar que u n escritor puede debe poner alguna atención en el estilo, para evitar todo de-
dar á cualquiera composicion. Ya hemos visto que algunos lo fecto en materia de pureza y corrección. Un lijero descuido en
esta última es disimulable; pero una constante negligencia
no baya rigurosa ficción, en todas ellas tiene mucha parte la
daría muy mala idea del gusto del escritor.
fantasía y la artificiosa invención del que las escribe. Pueden
5 . ' En las cartas no vienen bien por lo general cláusulas
reducirse á tres clases : la \ . a comprende todas aquellas, en
muy numerosas, y una coordinación de las palabras de-
que el poeta habla él mismo directamente con los lectores por
masiado musical; basta que las expresiones y su combina-
ción no sean conocidamente duras. todo el curso de la obra, sin que esto impida que en algún
pasaje pueda inlroducir, hablando por dialogismo ó prosopo-
(!.' Por lo común tampoco admiten cláusulas largas y peya, una persona verdadera ó fingida; y por esta razón p u e -
periódicasj al contrario, la soltura v facilidad en las cons- den llamarse directas ó no dramáticas. La 2. a aquellas en
trucciones, son uno de los caracteres dominantes del estilo que él no habla nunca, sino ciertas personas, en cuya boca
epistolar. Esto, como ya se ha dicho respecto de las otras cua- pone toda la composicion; y se llaman dramáticas, es decir,
lidades del estilo, no se ha de tomar tan literalmente, que si composiciones en las cuales las personas de que se trata obran,
alguna vez el pensamiento mismo está convidando á una con- están en acción. La 3. a aquellas en que unas veces habla él, y
strucción periódica, dejemos de emplearla. Todo lo que viene otras alguna ó algunas personas; y se llaman de consiguiente
naturalmente, todo lo que sale del corazon, tanto en orden á mixtas, porque participan del carácter de las dos primeras.
Jos pensamientos como al modo de presentarlos y de expre- Trataré de ellas con separación; pero antes diré algo sobre el
sarlos , es bueno : el vicio está en la afectación. artificio de elocucion que es común á todas, es decir, del
1.' Los símiles muy extendidos y circunstanciados, la verso.
demasiada erudición, las alusiones oscuras y remotas, los
términos poco usados, el tono muy remontado, las personi-
ficaciones, las apostrofes á objetos inanimados, y otros
movimientos oratorios de esta clase, son intempestivos en LIBRO PRIMERO.
las cartas; porque no parecen naturales en el que escribe
tranquilamente en su gabinete. Sin embargo, tal circunstancia D E L V E R S O , SU N A T U R A L E Z A , ORIGEN Y MECANISMO , DE LA V E R S I F I -
los de ocho, f heptasílabos ó septisílabos los de siate, y de lié aquí uno de los puntos mas delicados y difíciles del arte
nueve, seis, cinco, cuatro, los que tienen este número. Los
mas usados son el endecasílabo, que se emplea en las compo-
cuando no toma un tono muy elevado, no admite algunas con-
de hablar, y que hasta ahora no ha sido tratado por ningún
junciones, fórmulas de transición, y aun palabras y frases,
autor con la debida extensión y claridad. Blair, Batteux y nues-
que pueden muy bien entrar, y entran de hecho, en composi-
tro Luzan lian dicho algo, pero muy diminuto y embrollado; y
ciones brillantísimas de prosa. Indicaré brevemente cuáles son
aun el primero perdió aquí su acostumbrada filosofía. Yo pro-
estos privilegios exclusivos de la lengua de las musas.
curaré ser mas exacto, y aclarar esta materia hasta ahora tan
En cuanto á las licencias, ya queda indicado que en los ver-
oscura; pero no podré dar mas que un ensayo. Porque para
sos se pueden escribir ciertas palabras con la antigua ortogra-
ilustrarla completamente, seria necesaria una obra particular,
fía, diciendo derredor, dó, coránica, Ingalaterra. 2.° Del
en la cual se examinasen largos pasajes de nuestros buenos
mismo modo se escribe también, peee por pez, felice, infe-
poetas, y se hiciese ver de cuán diferente manera se hubieran
lice por feliz, infeliz, lo cual es una especie de paragoge; y
expresado en prosa pensamientos, ó absolutamente idénticos,
al contrario se cortan por apócope las palabras, apénas, en-
ó casi los mismos en el fondo.
tonces, diciendo apena, entonce. 3.° También es permitido
Ante todo es menester no confundir dos cosas que son muy al poeta sincopar otras, diciendo espirtu por espíritu, crueza
distintas entre sí, á saber la diferencia entre el verso y la pro- por crudeza• pero son muy raras.
sa, y ia que debe haber entre el lenguaje y estilo de las com- Se puede también juntar el artículo masculino con nombres
posiciones en verso y el de las de prosa. La jácara de ciegos femeninos que empiecen con a, aun cuando en prosa no lo
mas chabacana será siempre una composicion en verso, por tenga autorizado el uso. Así Garcilaso pudo decir (Egloga i ) :
mas que su estilo y lenguaje sean bajos, vulgares y sobrema-
nera prosaicos; y nadie puede confundirla con otra de prosa, Saliendo de las ondas encendido
porque desde ( la primera cláusula ve que está distribuida en Rayaba de los montes el altura
El sol, etc.,
porciones simétricas, que se corresponden según cierta ley, lo
cual solo se verifica en las escritas en verso. Hay mas: cada licencia que Fr. Luis de León extendió hasta los adjetivos, di-
uno de estos se distingue perfectamente de otra reunión de ciendo en la profecía del Tajo :
igual número de sílabas, en la cual no estén combinadas y dis-
Traspasa el alta sierra, •
tribuidas las acentuadas y no acentuadas con aquel mecanismo
que constituye el verso. Ya vimos en efecto que esta combina- De la misma manera se permite suprimirle en casos en que
ción de sílabas : El dulce lamentar de dos pastores, forma la prosa le requiere esencialmente. Así Herrera, en la canción
verso, y se distingue de la misma reunión ele palabras y síla- A D. Juan de Austria, dijo :
bas distribuidas así: El lamentar dulce de dos pastores. A Encélado arrogante
Cualquiera pues conoce al instante que oye ó lee las dos frases, Júpiter poderoso
que la primera es un verso endecasílabo, y la segunda un breve Despeñó airado en Etna cavernoso,
trozo de prosa. Así la gran dificultad no consiste en distinguir
en lugar de en el Etna.
esta del verso, como Blair ha dicho con poca exactitud ; lo di-
La poesía admite ademas ciertas licencias en la construcción
ficil es distinguir el lenguaje y estilo de la poesía del de la
gramatical de los verbos que en prosa no serian tolerables. Ya
prosa, sobre todo cuando esta es noble, grandiosa, elevada y
vimos en Fr. Luis de León,
en cierto modo poética; porque no es muy fácil fijar con pre-
cisión hasta qué punto la prosa puede emplear el lenguaje y Y mis ojos pasmara»,
estilo de la poesía. Sin embargo hay ciertas licencias tan exclu- por se pasmaron. Con igual autoridad pues dijo Rioja en la
sivamente propias de esta, que sin nota de afectación no po-
canción á las ruinas,
drían introducirse en una composicion de prosa por elegante
que fuese. Lo mismo debe decirse de algunos arcaísmos v i ¡ti— Así á Troya figuro,
nismos que se hallan en nuestros poetas, y de ciertas inversio-
por w figuro, esto es, me represento en la imaginación.
nes, galas y voces propias de la poesía. Esta ademas, aun
21.
- 370 — — 371 —
En orden á los arcaísmos, ya se previno también que los
Al blando pié de los pesados rios
que mas frecuentemente pueden usarse, son los que consisten Las prisiones de hielo alegre quita,
en ciertas terminaciones antiguas de los verbos, como¿)ide, Y su antiguo correr les solicita;
vido, viéredes, tuviéredes, decirte-he, darte-han, y en la
acepción anticuada de ciertas voces, como atender por espe- esto es, les proporciona ó restituye.
Reclamar por volver á clamar, ó repetir. En las Ruinas:
rar y pesadumbre por peso. Este último empleó Rioja, di-
ciendo allí mismo : Una voz triste se oye que llorando,
« Cayó Itálica » dice; y lastimosa
Las torres que desprecio al aire fueron, Eco redama, « Itálica», en la hojosa
A su gran pesadumbre se rindieron. Selva, que se le opone, resonando
También introdujo este arcaísmo de significación, pero no «Itálica »,
tan felizmente, en la silva Al verano, diciendo que en este esto es, Eco repite.
La pesadumbre liquida no crece Poner por deponer. En un soneto
Con el furor de los oscuros vientos.
Pon la soberbia, oh Laida!
La perífrasis pesadumbre liquida en lugar del mar, es oscura,
impropia y estudiada, y cualquiera lo conocerá sustituyendo esto es, depon, deja.
la palabra peso. Qué es un peso líquido ó sólido ? Estos dos Proceder por adelantarse, y de aquí figuradamente pros-
epítetos no se hermanan bien con el sustantivo peso, pues perar, aventajarse á otro, ser mas feliz que él. Epístola A
aunque todos los cuerpos son pesados, no se les da la califica- Fabio :
ción de sólidos ó fluidos en razón de esta cualidad, sino por la El oro, la maldad, la tiranía
mayor ó menor cohesion de sus moléculas. Del inicuo procede, y pasa al bueno;
Acerca de los latinismos permitidos en poesía es menester
esto es, el malo prospera, es feliz y preferido al bueno.
prevenir, que no reconocemos por tales las voces latinas ó la-
Otras muchas voces hay que los poetas pueden usar en la
tinizadas que en su nuevo y bárbaro dialecto emplearon los
culteranos, como el insaturable, la superna, el diversorio acepción latina que ya no tienen en el uso común; pero no
que notamos en otra parte. Estas va dijimos que están pros- es fácil dar aquí el catálogo de todas ellas. Lo que sí importa
critas aun en poesía. Hablamos aquí de las acepciones latinas prevenir á los principiantes, es que no abusen de esta liber-
de algunas voces usuales, acepciones que se toleran en verso tad, porque fácilmente darían en el estilo culto. Lean con cui-
y sepan insufribles en prosa. Daré algunos ejemplos tomados dado los buenos poetas, y vean cuáles son aquellas palabras en
de Rioja. que su ejemplo autoriza la acepción latina; y empléenlas en
ella alguna vez, pero no con demasiada frecuencia. Lo mismo
Remitir por aflojar, deponer, mitigar. En la misma silva digo de ciertas voces latinas llamadas poéticas, porque solo en
dice que en el verano
poesía son toleradas, como natura por naturaleza, mensu-
Remite el aire el desabrido ceño. rar por medir, crinado por el que tiene el cabello crespo,
dea y diva por diosa, antro por cueva ó caverna (el de es-
Buena metáfora con personificación, en la cual representado pelunca que se halla en el poema de la pintura por Céspe-
el ano como un hombre que durante el invierno ha estado des, es culto), ignoto por no conocido, albo y albicante por
ceñudo y con el entrecejo arrugado, desarruga su faz, y de- blanco y blanquecino, ostro por púrpura, y otras varias que
pone el ceno luego que llega el verano. Esta voz misma ve- seria prolijo enumerar.
r a n o esta usada aquí en la acepción latina, pues designá" no Ademas de las licencias, arcaísmos, acepciones latinas y vo-
el estío que es su significación castellana, sino la primavera. ces poéticas, hay todavía otras cosas, en las cuales se distingue
Solicitar por facilitar ó proporcionar á otro una cosa. Así el estilo poético del rigurosamente prosaico por elegante que
aice mas abajo, que el sol este sea: \ i n v e r s i o n e s mas atrevidas: 2.° mas frecuente uso
de epítetos, imágenes, comparaciones, perífrasis, prosopo- Sale de la sagrada
peyas, alusiones y tropos. Todos estos adornos los admite la Cipiro la soberana ninfa Flora,
prosa, como ya hemos visto; pero aun en la mas elevada es Testida y adornada
Del color de la aurora
preciso distribuirlos con cierta economía. En verso podemos Con que pinta la tierra, el cielo dora
derramarlos á manos llenas, aunque siempre con oportunidad.
Inversiones. Un poeta puede separar los demostrativos del De la nevada y llana
Frente del levantado monte arroja
sustantivo á que se refieren, y decir, como Herrera en la can- La cabellera cana
ción A la batalla de Lepanto : Del viejo invierno, y moja
El nuevo fruto en esperanza y hoja.
Por aquel de los míseros gemido,
Este lenguaje es hermosísimo en verso, y el que conviene al
y el adjetivo del nombre con el cual concierta, como lo hizo tono de. esta oda; pero quitemos la medida para que resulte
Francisco de la Torre (égloga Tirsi) : prosa, y veremos que en esta, aun suponiéndola muy poética,
Entretejiendo el arboleda umbrosa no sentarían bien tantos epítetos. La soberana ninfa Flora,
Yedra con roble, vid con olmo hermosa. vestida y adornada del color de la aurora, sale de la sagrada
Cipro, arroja de la frente nevada y llana del monte levan-
Herrera dice también : tado la cabellera cana del viejo invierno y moja el nuevo
Quebrantaste al cruel dragón, cortando fruto, etc. ¿Quién aprobaría tantos epítetos en un breve trozo
Las alas de su cuerpo temerosas. de prosa? La misma observación puede hacerse con otros pa-
sajes en verso.
En prosa era indispensable haber dicho, aquel gemido de los Imágenes. Queda dicho en su lugar lo que son, que pue-
miseros, vid hermosa con olmo, las alas temerosas de su
cuerpo. den entrar en toda composicion, y que introducidas con opor-
tunidad contribuyen poderosamente á la energía del estilo ;
Puede separar el artículo del nombre, interpolando entre pero aquí añado que lo que en prosa es un adorno y una es-
ambos un participio, y decir con Herrera (canción A la muerte pecie de mérito arbitrario hasta cierto punto, sobre todo en
del rey D. Sebastian :
obras que no pidan tono muy elevado, es de indispensable
Tu, infanda Libia, necesidad en la poesía mas humilde. Añado mas, y es que la
esencia del lenguaje poético consiste en reducir á imágenes las
Despedazada con aguda lanza" ideas abstractas, siempre que sea posible. Esto pide alguna
Compensarás muriendo el hecho ultraje; explicación. En verso hay que emplear necesariamente mu-
chas palabras que signilican ideas abstractas, como son los
en lugar de el ultraje hecho. Estas y otras atrevidas inver-
pronombres y artículos, los nombres de las cualidades consi-
siones no son permitidas en prosa, y aun en poesía 110 han de
ser tan violentas, que se les paeda aplicar la censura de Bur- deradas en abstracto, verbi gracia, virtud, vicio, bondad,
guillos: hermosura, etc., los verbos que designan operaciones interio-
res del ánimo, verbi gracia, pensar, entender, meditar, que-
En una de fregar cayó caldera, rer. etc., y los adjetivos que expresan cualidades intelectuales
Trasposición se llama esta ligura.
ó morales, verbi gracia, sabio, bueno, justo, etc. Respecto
Epítetos No es posible decir hasta qué punto es permitido pues de las palabras que indican relaciones, como los artículos
en prosa el frecuente uso de ellos, porque en esta parte la y pronombres, las preposiciones y conjunciones, es indispen-
prosa llamada poética se acerca mucho al verso. Sin embargo sable usarlas, y no es posible reducirlas á imágen. Con los nom-
en este son tolerables algunos que en aquella sobrarían. Por bres y adjetivos abstractos no siempre hay necesidad de»ha-
ejemplo, nadie culpará á Francisco de la Torre de que haya di- cerlo; pero los verbos metafísicos convendrá evitarlos en verso
3
cho en una oda: ^ cuanto se pueda, y expresar las operaciones interiores del áni-
/
Atónito te miro, vemos que no son las personas doloridas las que hablan, sino
Cual el que de improviso es castigado el poeta, que no acertando á penetrarse de los afectos que
Por un rayo del cielo; quiere expresar, sustituye al verdadero lenguaje de las pasio-
Que respirar no puede, y que pasmado
Muestra en sus ojos el espanlo horrible, etc.; nes pensamientos forzados y estudiados adornos.
( Traductor castellano.) Si observamos lo que diariamente pasa á nuestra vista en
la vida real, veremos que el lenguaje de los que hablan con-
se ve claramente que no puso en su boca el lenguaje propio de movidos de alguna pasión, es llano y sencillo ; que abunda
su situación Porque ¿habrá habido en el mundo, pregunta de aquellas figuras que retratan la agitación interior, como las
con razón Blair persona alguna que, asombrada de repente y exclamaciones, interrogaciones, y aun apostrofes á objetos in-
abrumada de do or, se haya esplicado de este modo? Esta es
teresantes, pero no á las lluvias ni á las fuentes ; que desecha
una descripción buena para hecha por otro. Uno que hubiera
todas las que son de mero ornato ó puro raciocinio, porque
presenciado la entrevista de Lucía y Porcio, y quisiese descri-
bí! la, podría en efecto decir : las pasiones no raciocinan hasta que comienzan á entibiarse;
que los pensamientos que sugieren , son naturales v obvios ;
Atónito miróla, y que no se explican en discursos largos ó declamatorios, sino
Cual el que de improviso, etc.; en razonamientos breves, cortados é interrumpidos, corres-
pondientes á las violentas conmociones del ánimo.
pero la persona interesada habla en semejante ocasíon de una
manera diferente. Desahoga sus sentimientos, implora la com- Por la misma razón, aunque las sentencias filosóficas pue-
pasión, ruega, suplica, insta; pero no piensa en describir su den alguna vez ser naturales, porque en efecto á todos los
propia persona y sus ojeadas, y ménos en mostrarnos por un hombres que padecen alguna desgracia ó la están viendo en
, J™ • q U 6 , S e P a r e c e n - E s t a manera de dar á conocer la pasión •otros, se les ocurren naturalmente sérias reflexiones sobre !as
que a uno Je agita, es en la poesía lo que en la pintura un le- mudanzas de la fortuna, miserias de la vida, etc., etc,; sin
trero, que saliendo de la boca de una figura dijese, que esta embargo es menester no amontonarlas ni repetirlas a menudo,
era la de una persona dolorida. porque el tono constantemente sentencioso no es el tono na-
tural de las pasiones, que á lo mas admiten alguna breve sen-
Lo mismo que de los símiles, debe decirse de las hipérboles
tencia sugerida por el objeto mismo.
El estilo y el tono de la tragedia lian de ser elevados, nobles y tomar el argumento, si no es enteramente inventado, de la
y majestuosos .y la versificación fácil, fluida y variada; pero historia de su país ó de la de otro cualquiera, y de aquel p e -
sin la constante y uniforme sonoridad de la lírica, y con solo ríodo , de tiempo que mas le agradare, por remoto que s e a ;
aquel grado de armonía que sea compatible con la soltura y pero en la comedia es al contrario. La razón es clara. Los
viveza que exige la libertad del diálogo. El verso endecasílabo hombres de todos los países y de todas las edades se parecen
suelto es en castellano el mas acomodado , porque prestándose unos á otros en los grandes vicios , en las grandes rirtudes y
al corle que exige una conversación, está libre de la monotonía en las prandes pasiones, y dan por lo mismo igual asunto á la
de toda especie de rima. El asonantado de romance endecasí- tragedia; pero los usos y costumbres, los caprichos déla moda,
labo puede también emplearse; pero los rigurosamente acon- las extravagancias y ridiculeces, y las modificaciones particula-
sonantados, como tercetos, octavas y sonetos, no deben en- res de los caractéres generales, cosas todas que son el asunto
trar jamas en una composicion de esta clase; mucho menos de la comedia, varían de un siglo á otro , no son las mismas
estrofas líricas, y versos que no sean de once sílabas. en todas las naciones, y nunca pueden ser tan bien percibidas
por los extranjeros como por los naturales. Lloramos por los
infortunios de los héroes griegos y romanos, y aun por los de
CAPITULO I I . personajes fabulosos, tan amargamente, como por los de nues-
tros compatriotas; pero solamente nos divierte la censura de
COMEDIA. SOS R E G L A S . aquellos defectos y aquellas extravagancias que estamos viendo
en nuestro tiempo y en nuestro país. Por eso el poeta cómico,
Poco hay ya que decir sobre este género de composiciones, cuyo oficio es corregir á los hombres de sus faltas y ridiculeces,
porque muchas de las reglas dadas parala tragedia son comu- debe presentar en la escena las dominantes en su siglo y en su
nes á la comedia. En ambas es necesario que baya unidad de nación. Su encargo no es divertir con un cuento del siglo pa-
acción, que se observen en cuanto sea posible las de lugar y sado, ó con un enredo inglés ó francés, sino satirizar los vi-
tiempo; que las escenas estén bien enlazadas entre sí; que no cios reinantes en su tiempo y en la nación para la cual escribe.
quede el teatro enteramente desocupado hasta el fin del acto ; Estose entiende de la comedia satírica; pero en la sentimental,
que siempre se vea porqué los personajes entran ó salen , de de que luego hablaré, el lugar y cl tiempo son tan arbitrarios
dónde vienen y á dónde van; que la exposición , nudo y des- como en la tragedia, d é l a cuaí'no se distingue realmente,
enlace se manejen con naturalidad ; y que en el modo con que sino por lo ménos elevado de los personajes y ménos gran-
obren y hablen los personajes, se observe la mas rigurosa ve- dioso de la acción.
rosimilitud. Y aun respecto de la comedia, es mas importante La 2. a es, que aunque se suele dividir la comedia en dos
y necesaria que en las tragedias la observancia de las reglas especies, comedia de carácter y comedia de enredo, lo mas
generales de la dramática, porque siendo dirigidas á que la acertado es mezclar las dos; es decir, que siempre ha de haber
imitación se acerque en lo posible á la realidad, y siéndonos una acción que nos interese y excite nuestra curiosidad , y el
mas familiares las acciones cómicas que las trágicas; conoce- enredo suficiente para hacernos desear ó temer alguna cosa,
mos mas fácilmente lo que en ellas es ó no verosímil, y nos y que al mismo tiempo proporcione situaciones, en que se
ofende mas lo que no lo es. Sentados pues estos principios pinten é imiten akunos caractéres particulares. El poeta có-
generales de toda composicion dramática, solo resta indicar mico no ha de perder de vista que este es su objeto principal.
respecto de la comedia algunas observaciones particulares, que Así, aunque debe animar la acción lo bastante , para que la
extractaré de Blair. comedia no sea una serie de puras conversaciones; no debe £
La I . ' % que en ella el poeta debe poner siempre la es- olvidar que la acciop es en ella ménos esencial y de ménos
cena en su país y en su tiempo, al paso que en las tragedias importancia que en la tragedia, porque en esta lo que-llama
los asuntos no están limitados á tiempo ni país alguno. En la atención, lo que vamos á ver, es lo que los hombres h a -
estas el poeta puede poner la escena en la región que quiera, cen ó padecen; en aquella deseamos oir lo que dicen, y co-
iír.- *¡£uti
El estilo y el tono de la tragedia lian de ser elevados, nobles y tomar el argumento, si no es enteramente inventado, de la
y majestuosos .y la versificación fácil, fluida y variada; pero historia de su país ó de la de otro cualquiera, y de aquel p e -
sin la constante y uniforme sonoridad de la lírica, y con solo ríodo , de tiempo que mas le agradare, por remoto que sea;
aquel grado de armonía que sea compatible con la soltura y pero en la comedia es al contrario. La razón es clara. Los
viveza que exige la libertad del diálogo. El verso endecasílabo hombres de todos los países y de todas las edades se parecen
suelto es en castellano el mas acomodado , porque prestándose unos á otros en los grandes vicios , en las grandes rirtudes y
al corle que exige una conversación, está libre de la monotonía en las prandes pasiones, y dan por lo mismo igual asunto á la
de toda especie de rima. El asonantado de romance endecasí- tragedia; pero los usos y costumbres, los caprichos déla moda,
labo puede también emplearse; pero los rigurosamente acon- las extravagancias y ridiculeces, y las modificaciones particula-
sonantados, como tercetos, octavas y sonetos, no deben en- res de los caractéres generales, cosas todas que son el asunto
trar jamas en una composicion de esta clase; mucho menos de la comedia, varían de un siglo á otro , no son las mismas
estrofas líricas, y versos que no sean de once sílabas. en todas las naciones, y nunca pueden ser tan bien percibidas
por los extranjeros como por los naturales. Lloramos por los
infortunios de los héroes griegos y romanos, y aun por los de
CAPITULO I I . personajes fabulosos, tan amargamente, como por los de nues-
tros compatriotas; pero solamente nos divierte la censura de
COMEDIA, s u s REGLAS- aquellos defectos y aquellas extravagancias que estamos viendo
en nuestro tiempo y en nuestro país. Por eso el poeta cómico,
P o c o hay ya que decir sobre este género de composiciones,
cuyo oficio es corregir á los hombres de sus faltas y ridiculeces,
porque muchas de las reglas dadas parala tragedia son comu- debe presentar en la escena las dominantes en su siglo y en su
nes á la comedia. En ambas es necesario que baya unidad de nación. Su encargo no es divertir con un cuento del siglo pa-
acción, que se observen en cuanto sea posible las de lugar y sado, ó con un enredo inglés ó francés, sino satirizar los vi-
tiempo; que las escenas estén bien enlazadas entre sí; que no cios reinantes en su tiempo y en la nación para la cual escribe.
quede el teatro enteramente desocupado hasta el lin del acto ; Estose entiende de la comedia satírica; pero en la sentimental,
que siempre se vea porqué los personajes entran ó salen , de de que luego hablaré, el lugar y cl tiempo son tan arbitrarios
dónde vienen y á dónde van; que la exposición , nudo y des- como en la tragedia, d é l a cual'no se distingue realmente,
enlace se manejen con naturalidad ; y que en el modo con que sino por lo ménos elevado de los personajes y ménos gran-
obren y hablen los personajes, se observe la mas rigurosa ve- dioso de la acción.
rosimilitud. Y aun respecto de la comedia, es mas importante La 2. a es, que aunque se suele dividir la comedia en dos
y necesaria que en las tragedias la observancia de las reglas especies, comedia de carácter y comedia de enredo, lo mas
generales de la dramática, porque siendo dirigidas á que la acertado es mezclar las dos; es decir, que siempre ha de haber
imitación se acerque en lo posible á la realidad, y siéndonos una acción que nos interese y excite nuestra curiosidad , y el
mas familiares las acciones cómicas que las trágicas; conoce- enredo suficiente para hacernos desear ó temer alguna cosa,
mos mas fácilmente lo que en ellas es ó no verosímil, y nos y que al mismo tiempo proporcione situaciones, en que se
ofende mas lo que no lo es. Sentados pues estos principios pinten é imiten algúiíbs caractéres particulares. El poeta có-
generales de toda composicion dramática, solo resta indicar mico no ha de perder de vista que este es su objeto principal.
respecto de la comedia algunas observaciones particulares, que Así, aunque debe animar la acción lo bastante , para que la
extractaré de Blair. comedia no sea una serie de puras conversaciones; no debe £
La 1.' <;s que en ella el poeta debe poner siempre la es- olvidar que la acciop es en ella ménos esencial y de ménos
cena en su país y en su tiempo, al paso que en las tragedias importancia que en la tragedia, porque en esta lo que-llama
los asuntos no están limitados á tiempo ni país alguno. En la atención, lo que vamos á ver, es lo que los hombres h a -
estas el poeta puede poner la escena en la región que quiera, cen ó padecen; en aquella deseamos oir lo que dicen, y co-
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nocersus genios, sus costumbres, la singularidad'de su carác- pero también se escribe en prosa. Y ciertamente, si la prosa
ter. De aquí se infiere que el hacer muy complicado el enredo, puede emplearse en alguna composicion poética, debe ser
es una falta, y que las intrincadas tramas de nuestros antiguos precisamente en aquella que imita la conversación familiar en
comediones fundadas en disfraces . equivocación de una p e r - situaciones de la vida ordinaria. ¿ Cuán impropio no será pues,
sona por o t r a , velos, cuartos á oscuras, papeies caídos etc., si se escribe en verso, el uso de los sonetos, las octavas, las
aunque las costumbres de aquellos tiempos las hacían en parte estancias y liras, y mucho mas la mezcla que de varias de estas
verosímiles,"serian hoy censuradas con razón. En efecto, el clases se halla en nuestras comedias antiguas ? Y en la parte
demasiado enredo impide que se saque de la comedia toda la del estilo, ¿qué diremos de sus intempestivos soliloquios, de
utilidad que debería sacarse, porque hace que la atención de sus conceptos alambicados, de sus extravagantes hipérboles,
los espectadores, en lugar de lijarse en los caractéres, se ocupe de sus impropias metáforas, y otros adornos de mal gusto?
únicamente en lo maravilloso y complicado de los lances, y La comedia de que hasta ahora he tratado, á saber, la que
la comedia viene á parar en novela. presenta en la escena caractéres viciosos , extravagantes ó r i -
La 3. a es que en la expresión de los caractéres evite el dículos, para que los hombres, observando en el retrato que
poeta una exageración tal, que dejen ya de ser naturales. de ellos se hace su deformidad ó incongruencia, procuren
Debe siempre realzarlos y abultarlos un poco, por decirlo así; corregirse de semejantes defectos; es la verdadera y legítima
pero nunca tanto que sean monstruosos v gigantescos. Tra- comedia : y si nunca se hubieran escrito otras, nada tendría
tándose de ridiculizar, es á la verdad muy difícil atinar con el que añadir. Pero como ya desde tiempos antiguos se escribie-
punto preciso ; pero por mas que sean permitidos algunos gra- ron algunas que sin retratar caractéres defectuosos entretenían
dos de exageración, la naturaleza y el buen gusto prescriben agradablemente á los espectadores, imitando una aventura
ciertos limites, que no se pueden traspasar sin faltar á la ve- amorosa, un rasgo de virtud, ú otro acontecimiento intere-
rosimilitud , tan necesaria en la comedia. Por la misma razón, sante de la vida doméstica; y modernamente se han escrito
aunque en ella los caractéres deben distinguirse bien unos de varias de esta clase que no han sido mal recibidas, y unos lla-
otros,.y pueden contrastarse, cuando la acción misma lo pida; man lloronas, otros sentimentales, otros dramas y otros tra-
seria conocida afectación introducirlos siempre apareados. gedias urbanas; diré en orden á ellas, qui si están bien es-
Este perpetuo contraste de caractéres, dice Blair, es semejante critas , si observan escrupulosamente las reglas generales de la
al empleo de la antítesis; la cual da cierta brillantez al estilo dramática, si la acción es interesante, si de ella puede resultar
pero es un artificio muy descubiertamente retórico. En toda alguna lección útil para el arreglo y mejora de las costumbres,
composicion la perfección del arte está en ocultarle. si conmueven y enternecen el corazon, y ejercitan la sensibili-
La es relativa al estilo. El de la comedia debe ser puro dad ; no hay inconveniente en que se presenten en la escena.
y elegante; pero sin levantarse apénas del tono ordinario Mas insistiré en que no son comedias ni tragedias propiamente
ele una conversación familiar entre personas bien educa- dichas, sino una clase media, que bien desempeñada puede
das ; asi como tampoco debe descenderá un lenquaje cono- ser agradable y útil; pero que no tiene derecho á hacerse
cidamente trivial, bajo y chabacano. Esta es'una de las dueña del teatro con exclusión de la verdadera comedia, esto
mayores dificultades de una comedia, á saber, el escribirla en es, la que trata de ridiculizar y divertir. En español muchas
el estilo y por el tono que le son propios, y al mismo tiempo de las antiguas por el fondo de la acción deben reducirse á
en esto consiste su principal mérito. Aunaue el plan sea re- esta clase, aunque por la intempestiva intervención del gracioso
gular y los caracteres estén bien dibujados, si el dialogo no es presentan una mezcla absurda de patético y de burlesco, de
tacú y natural, .si el lenguaje no es puro v correcto en el mavor serio y de jocoso, que el buen gusto no puede aprobar. En
grado, y si los chistes y sales no son de buen gusto; pu¿de estos últimos tiempos se han traducido varias, la mayor parte
estar seguro el autor, de que si su comedia no es silbada, poco apreciables (1).
tampoco decies repetita placebit. Si la comedia se escribe en
verso, este debe ser el octosílabo asonantado ó de romance; I . A q u í c a l e la m i s m a observación que la que j a hicimos con referencia 4 la e t i m o -
logía de l a voz baHIogla. L a s opiniones están discordes sobre l a derivación de la pa-
Sobre la etimología de la voz comedia, aunque comun- Antes de concluir lo perteneciente á la dramática, debo pre-
mente se cree que se deriva de la griega come, lugar pequeño, venir, para que se puedan entender los términos griegos em-
en cuyo caso significaría canción de lugar ó aldea; debo pleados por los autores, que lo que con nombres mas cono-
prevenir que su verdadera derivación, según la analogía de la cidos be llamado exposición, nudo, enredo ó trama, y des-
lengua, no es de come, sino de cornos. Esta voz significa, \ .°lo enlace , es lo que ellos llaman prótasis, epítasis, ó catástasis,
que nosotros llamamos ronda de los mozos de ;;n lugar, es y catástrofe (palabra que ya he empleado, por ser mas usual
decir, ana cuadrilla de los que por la noche van á dar mú- que las otras tres), y que el pasaje de un personaje de un
sica á sus novias, y que muchas veces, áfavor de la oscuridad 'estado de fortuna á o t r o , se llama peripecia. El reconoci-
y Ungiendo la voz, dicen ó cantan cosas satíricas contra algunas miento de que una persona es distinta de la que se liabia
personas; y 2." estas mismas canciones ó sátiras demasiado creido, he dicho ya también que se llama anagnórisis.
libres y mordaces. Según esta etimología, que es la verdadera, Concluyo ya este libro con la regla mas importante, y es ,
se ve claramente porqué los griegos dieron á las composi- que en toda composicion dramática se respete la moral,
ciones en verso, en las cuales se zaherían y satirizaban, pri- y que de ningún modo se pinte el vicio con halagüeños
mero personas determinadas y despues los vicios en general, colores, ni se cohonesten ó defiendan las acciones crimi-
el nombre de comodia, que los latinos escribieron comoedia. nales. Sobre esto, véase el suplemento.
y nosotros comedia; y se ve también que esta tuvo su origen,
no en los cantares satíricos de los vendimiadores, sino en las
cantinelas nocturnas de los mozos que iban de ronda.
Omito hablar de las composiciones dramáticas llamadas L I B R O IV.
óperas, porque en lo general están sujetas á las mismas re-
glas que la tragedia, la comedia y el drama respectivamente, P O E S Í A S MIXTAS.
según que son .venas, bujas ó de medio carácter. Solo debo
Ya lie dicho que se llaman así aquellas en que unas veces
advertir que estando destinadas al canto, y exigiendo grande
habla el poeta, y otras los personajes de que trata; y que si
aparato teatral en su representación, el uso permite á los auto-
bien en las directas puede también introducir hablando alguna
res que para las sérias tomen sus argumentos de la antigua mi-
persona verdadera ó fingida, no las constituye esto en la clase
tología y de las leyendas caballerescas, é introduzcan la má-
de mixtas, porque es accidental, y lo común es que hable el
quina que mejor les cuadre; y se les disimula que sean ménos
poeta solo. Tratando pues ahora de las rigurosamente mixtas,
rígidos en la observancia de las unidades, y aun en el arreglo
las dividiré en tres clases. La primera y mas importante es de
y disposición del d r a m a ; pero nunca tanto que este sea mons-
las que se llaman epopeyas ó por mis épicos; la segunda de
truoso y absurdo. Lo que sí se les exige e s , que los versos,
las llamadas églogas, bucólicas ó poesías pastorales; la ter-
sobre todo en las arias, sean sobre manera armoniosos y can-
cera de las fábulas ó apólogos.
tables. Los italianos , inventores de esta diversión, son los
maestros y modelos, y sobre todos Metastasio.
CAPITULO PRIMERO.
labra comedia. E l c o r e (*»>»]), griego qne DOS cila Hermosilla solo significa lugar, POESÍA ÉPICA.
aldea. Iwy luego « t í * que q u i e r e decir yo cauto, y de e s a s ios r o c e s , el compuesto
««¡¿»¿¡a, esto e s — c o m e d i a . Desentendiéndome de las ridiculas disputas de algunos crí-
Y para lijar con exactitud la etimologia real y verdadera d e la voz comedia, seria ticos, que con vanas sutilezas y sistemas absurdos han llegado
m e n e s t e r a v e r i g u a r á cual d e los tres periodos que el arte tuvo e n la G r e c i a , hubo d e
aplicarse el nombre, pues 110 es probable que l e tomara e n el primero, mas q u e noso- á oscurecer de tal modo la naturaleza del poema épico , que
t r o s lo demos arbitrariamente per supuesto, cuando hay mil pruebas d e que entonces apénas se puede determinar por sus principios cuáles son los
s o l o reinó la sátira dialogística y grosera, qoe ciertamente no s e acercó ni con mil le-
g u a s á lo que nosotros entendemos hoy por comedia, que e n lo mismo que entendieron que merecen este título; diré sencillamente con Blair que un
l o s griegos en el tercer periodo. poema épico es la relación en verso de una empresa ilustre¡
N o e s cueslion esta d e mucho importe, y por lo m i s m o m e j o r es abandonar!».
Sobre la etimología de la voz comedia, aunque comun- Antes de concluir lo perteneciente á la dramática, debo pre-
mente se cree que se deriva de la griega come, lugar pequeño, venir, para que se puedan entender los términos griegos em-
en cuyo caso significaria canción de lugar ó aldea; debo pleados por los autores, que lo que con nombres mas cono-
prevenir que su verdadera derivación, según la analogía de la cidos be llamado exposición, nudo, enredo ó trama, y des-
lengua, no es de come, sino de cornos. Esta voz significa, I .°lo enlace , es lo que ellos llaman prólasis, epítash, ó catástasis,
que nosotros llamamos ronda de los mozos de ;;n lugar, es y catástrofe (palabra que ya he empleado, por ser mas usual
decir, ana cuadrilla de los que por la noche van á dar mú- que las otras tres), y que el pasaje de un personaje de un
sica á sus novias, y que muchas veces, áfavor de la oscuridad 'estado de fortuna á o t r o , se llama peripecia. El reconoci-
y fingiendo la voz, dicen ó cantan cosas satíricas contra algunas miento de que una persona es distinta de la que se liabia
personas; y 2." estas mismas canciones ó sátiras demasiado creído, he dicho ya también que se llama anagnórisis.
libres y mordaces. Según esta etimología, que es la verdadera, Concluyo ya este libro con la regla mas importante, y es ,
se ve claramente porqué los griegos dieron á las composi- que en toda composicion dramática se respete la moral,
ciones en verso, en las cuales se zaherían y satirizaban, pri- y que de ningún modo se pinte el vicio con halagüeños
mero personas determinadas y despues los vicios en general, colores, ni se cohonesten ó defiendan las acciones crimi-
el nombre de comodia, que los latinos escribieron comoedia. nales. Sobre esto, véase el suplemento.
y nosotros comedia; y se ve también que esta tuvo su origen,
no en los cantares satíricos de los vendimiadores, sino en las
cantinelas nocturnas de los mozos que iban de ronda.
Omito hablar de las composiciones dramáticas llamadas L I B R O IV.
óperas, porque en lo general están sujetas á las mismas re-
glas que la tragedia, la comedia y el drama respectivamente, P O E S Í A S MIXTAS.
según que son .venas, bujasó de medio carácter. Solo debo
Ya lie dicho que se llaman así aquellas en que unas veces
advertir que estando destinadas al canto, y exigiendo grande
habla el poeta, y otras los personajes de que trata; y que si
aparato teatral en su representación, el uso permite á los auto-
bien en las directas puede también introducir hablando alguna
res que para las sérias tomen sus argumentos de la antigua mi-
persona verdadera ó fingida, no las constituye esto en la clase
tología y de las leyendas caballerescas, é introduzcan la má-
de mixtas, porque es accidental, y lo común es que hable el
quina que mejor les cuadre; y se les disimula que sean ménos
poeta solo. Tratando pues ahora de las rigurosamente mixtas,
rígidos en la observancia de las unidades, y aun en el arreglo
las dividiré en tres clases. La primera y mas importante es de
y disposición del d r a m a ; pero nunca tanto que este sea mons-
las que se llaman epopeyas ó poim is épicos; la segunda de
truoso y absurdo. Lo que sí se les exige e s , que los versos,
las llamadas églogas, bucólicas ó poesías pastorales; la ter-
sobre todo en las arias, sean sobre manera armoniosos y can-
cera de las fábulas ó apólogos.
tables. Los italianos , inventores de esta diversión, son los
maestros y modelos, y sobre todos Metastasio.
CAPITULO PRIMERO.
labra comedia. E l C O M E (X¿>¡«]), griego qne DOS cila Hermosilla solo significa lugar, POESÍA ÉPICA.
aldea, luí)' luego « t í * que q u i e r e decir yo cauto, y de e s a s ios r o c e s , el compuesto
««¡¿»¿ta, esto e s — c o m e d i a . Desentendiéndome de las ridiculas disputas de algunos crí-
V para lijar con exactitud la etimologia real y verdadera d e la voz comedia, seria ticos, que con vanas sutilezas y sistemas absurdos han llegado
m e n e s t e r a v e r i g u a r á cual d e los tres periodos que el arte tuvo e n la G r e c i a , hubo d e
aplicarse el nombre, pues 110 es probable que l e tomara e n el primero, mas q u e noso- á oscurecer de tal modo la naturaleza del poema épico , que
t r o s lo demos arbitrariamente per supuesto, cuando hay mil pruebas d e que entonces apénas se puede determinar por sus principios cuáles son los
s o l o reinó la sátira dialogística y grosera, que ciertamente no s e acercó ni con mil le-
g u a s á lo que nosotros entendemos hoy por comedia, que e n lo mismo que entendieron que merecen este título; diré sencillamente con Blair que un
l o s griegos en el tercer periodo. poema épico es la relación en verso de una empresa ilustre¡
N o e s cuestión esta d e mucho importe, y por lo m i s m o m e j o r es abandonar!».
— m —
en Héctor un héroe tan acabado, que aunque no queramos, le cuerpo mismo con las fábulas de la mitología. Ambos pues
preferimos á Aquíles. Esposo tierno, padre cariñoso, hijo obe- adoptaron, con mucha propiedad estas leyendas populares.
diente, buen patricio, hombre religioso, magnánimo, gene- Pero seria absurdo inferir de aquí, que los poetas posteriores
roso, valiente, reconoce la injusticia déla causa que defiende, que han escrito sobre asuntos del todo diferentes, estén obliga-
acusa á Páris de ser la causa de la guerra, propone que esta se dos á emplear la máquina. También es de notar que según la
decida en un combate singular entre aquel y Menelao, dicta antigua mitología, los dioses se elevaban muy poco sobre la
condiciones equitativas para la paz; y si esta 110 se verifica y esfera de los hombres, y tenían entre ellos hijos y parientes;
la tregua se rompe, no es por culpa suya; él hace todo lo y supuesta esta creencia era entonces muy verosímil que toma-
posible para evitar la efusión de sangre. Ademas, aquella sen parle en sus altercados, cosa que en otros tiempos es abso-
Andrómaca, aquel hijo y aquella despedida le hacen tan i n - lutamente absurda é improbable.
teresante ! Mas aunque la máquina fundada en la mitología del paga-
En orden á los-seres sobrenaturales, ya sean los que reco- nismo no sea necesaria en todo poema épico, y al contrario
noce por tales la religión verdadera, como Dios, los ángeles, sea inadmisible en asuntos posteriores á los siglos gentílicos;
los santos ya glorificados, los espíritus infernales; ya los que no por eso es cierta la opinion de algunos, que miran toda
en parte ha fingido la creencia popular, es decir, los hechiceros máquina como incompatible con la verosimilitud propia de la
y encantadores; ya las falsas divinidades del paganismo, ya per- epopeya. La que esta exige, no es tan rigurosa como la que
sonajes alegóricos; están divididos los críticos. Unos miran la piden las composiciones dramáticas. En la tragedia y la come-
intervención de algunos seres sobrenaturales como absoluta- día la menor inverosimilitud nos choca y nos disguta, porque
mente necesaria en todo poema épico, y niegan este título á ambas son una representación déla vida real, y por lo mismo
aquel cuyos actores sean todos hombres. Otros al contrario, es imposible que admitamos como verdadero lo que no es con-
cuentan en este número todo poema en que se cante una forme á la manera de obrar y conducirse que es natural al
acción heroica, bien enlazada en sus incidentes, variada en los hombre; pero en la epopeya, en la cual las acciones se nos
caractéres, y referida con la elevación y dignidad convenientes, cuentan y no se ejecutan á nuestra vista, estamos mas dispues-
aunque los actores sean todos seres humanos. La decisión de tos á la indulgencia. Al leer un poema épico, nos trasportamos
los primeros está fundada en la práctica de Homero y Virgilio, con la imaginación á una época remota, eu que lo maravilloso
y de los modernos que en esta parte los han imitado servil- y sobrenatural era recibido como verdadero, adoptamos sin
mente ; los segundos parece que tienen en su favor á la razón. repugnancia la creencia popular de aquellos tiempos, y supo-
Verdad es, dice Blair, que Homero y Virgilio hermosearon sus nemos por un instante que nosotros somos uno de los contem-
poemas con los cuentos de la tradición y las leyendas populares poráneos del héroe, para quienes las ficciones del poeta eran
de su país, conforme á las cuales los grandes hechos de los otras tantas verdades. Así le permitimos que engrandezca el
tiempos heroicos estaban mezclados con las fábulas de sus di- asunto por medio de aquellos objetos majestuosos y augustos,
vinidades; pero ¿se sigue de aquí que en otros países y en que la religión del país, teatro de la acción, permite introdu-
otros tiempos, donde no existe una superstición autorizada por cir en él; y no nos ofende que haga intervenir en su historia el
la creencia popular, deban emplearse en la poesía épica fic- cieloVía tierra, el infierno, seres invisibles y el universo en-
ciones anticuadas y cuentos de viejas? Los dos padres de la tero. Pero al mismo tiempo es menester, que el poeta por su
epopeya hicieron lo que debían, supuesta la elección de su parte sea moderado y prudente en el uso de la máquina. El
asunto, y ni aun podían tratarle de otra manera. Ll tiempo de autor de una epopeya no tiene absoluta libertad para adoptar
la guerra de Troya rayaba con los fabulosos, en que se creia el sistema de fábulas que mas le agrade, es preciso que este se
haber vivido entre los hombres los dioses y semidioses de la funde en la fe religiosa ó en la supersticiosa credulidad del
Grecia; varios de los campeones de aquella guerra pasaban por país y tiempo, en que supone haber pasadu las cosas que
hijos de dioses, y de consiguiente los cuentos que la tradición cuenta; y solo de este modo podrá dar cierto aire de proba-
habia extendido acerca de ellos y sus hazañas, formaban un bilidad á sucesos que hoy son ya mirados como imposibles
Andromaca y Heleno, la pasión amorosa de Dido, la amistad
Así el poder sobrenatural de las hadas y de los encantadore? de Niso y Enríalo, en la Eneida, y otras bellezas de esta e se
solo puede emplearse refiriendo empresas de los w g t o m e d o s ,
en que la eomun ignorancia hacia creer en semejantes absur- l r n s , S r P ; f i r S ; h é ^ , 0 ^ , o s h a inmortalizado j s
dos. Ademas debe cuidar el poeta de no hacer intervenn a cada
paso la máquina que haya adoptado, cualquiera que ella sea, n de a L t o ?! a r m ° t a P ° S t e r Í d a d ' laS a b s u r d a s
Z l «n • . ° - En suma, mi opinion sobre este punto es
y de no oscurecer las acciones humanas con una nube de lie- ? ao ffSffEP r d e 6 m p l e a r S e COn ,as
clones, las cuales, por solo el hecho de presentarse muy a me- P6r
rarla^otalmenfp rfp lá ° q u e Seria ^ ^ l e v -
nudo y en gran número, se harían ya increíbles a los ojos ep peya
tragedía. ° ' COm° y a lo ha sidú de
mismos del hombre mas crédulo y supersticioso.
Con respecto á los personajes alegóricos, cales como la artículo iii.
Fama, la Discordia, la Envidia, el Amor, etc., esta reconocido
que son la peor máquina de todas. A veces pueden ser admi- Plan.
sibles en la descripción, y servir para hermosearla; pero jamas
Es regla de Aristóteles admitida por todos, y muy cierta oue
se les debe dar parte en la acción del poema. Porque siendo
ficciones conocidas, y meros nombres de ideas abstractas, a los n Z t ™ P r a é p Í C ° h a d e t e n e r Principio medio y
cuales la mas exaltada imaginación no puede dar existencia in lo cual quiere decir en otros términos, que ha de ser en-
real como á personas verdaderas, si se introducen mezclados tera y completa. Y esto mismo determina su plan pues daro
con los actores humanos, resulta una confusion intolerable y es que el poeta ha de comenzar su narración Sor doSde l e-
absurda de sombras y realidades. cion empieza, la ha de seguir en todo su progreso y ha de
acabar cuando la acción finaliza. Antes de empezar a b a r r í
Estas observaciones me hacen creer que bien pesado todo, y cion es practica recibida que el poeta haga una breve índ ea-
siendo tan difícil, digamos mejor, tan imposible, mezclar sin 86 llama
impropiedad lo divino con lo humano, lo maravilloso con lo Z l e t n l T J m™
d e Z Z ^ A r f ' °
* ^ ^»a mAe n ^t e ,
s e
invoque la asistencil
probable, la mentira con la verdad; el que hoy escribiese un
CUalqU,e ra d Vimdad pidiénd0,a
poema épico, haria mejor en no emplear máquina ninguna, si v le d i i r ñ m . ' I, ' ' I u e , e ¡"spire
y ie diga como y por que medios se verificó aquel gran suceso
el asunto fuese posterior al establecimiento del cristianismo.
Puede y debe inventar y fingir circunstancias, a c c i o n e s secun- m l Í T n . 9 5 C a U S a S q u e P , u s i e r o n a l h é r o e ^ sTuacion dé
a
darías, incidentes, episodios y situaciones que den variedad a lo«rn v lf ? p r e s a ' c u a l ,a divinidad 1 u e opuso á su
la acción principal, que la engrandezcan y hagan mas intere- Í Z n ^ h í T - 1 ' 1 1 0 e n . t a m a ñ 0 , s P e ! W etc., á lo cual se da
sante; pero jamas cosa que en rigor no haya podido suceder el nombre de invocación. Sobre estas fórmulas de la intro-
naturalmente. Y yo creo que si el poema eslá escrito con la ducción, dice juiciosamente Blair, que el poeta puede variar-
elevación y majestad dignas de la epopeya, si los versos son tas, que es una simpleza sujetar á reglas estas fruslerías, y
que lo importante es proponer el asunto con claridad y sin
armoniosos, si el lenguaje es verdaderamente poético, si la aiectacion ni pompa; porque según el precepto de Horacio, la
acción es grandiosa y magnífica, si está amenizada con descrip-
ciones oportunas y bien hechas y con pinturas animadas de mucho''0'0" n ° t 0 m a r UD t 0 n m u y e J e v a d 0 n i
° ' Prometer
caractéres y costumbres, si está sembrada de escenas tiernas y Supuesta pues esta sencilla introducción hecha en la forma
patéticas de aquellas que hablan al corazon de todos los hom- que al poeta mas le agradare y que mejor convenga al asunto
bres; no puede dejar de gustar, aunque no haya máquina de y al uso que haya de hacer de la máquina, pues claro es que sí
ningf~.aclase. En los poemas mismos que la tienen, estaparte en ei cuerpo del poema no ha de emplear las divinidades gen-
es siempre,' a lo ménos para mí, fría é insípida : lo que gene- tílicas, sena absurdo que en la invocación implorase su auxi-
ralmente arrebata, es lo puramente humano, si está bien tra- lio, y que preguntase cuáles fueron las que favorecieron ó con-
tado. La despedida de Héctor, Príamo á los piés de Aquiles, trariaron la empresa; lo esencial es oue abra la escena en el
en la Ilíada; la muerte de Príamo, la entrevista de Enéascon
punto crítico en que la acción empieza, y que dando a conocer blecimento de Tilíses en su trono, abraza en rigor todo lo que
su origen y la serie de sucesos anteriores que la prepararon y le sucedió desde que salió de Troya, hasta que vuelto á Itaca
produjeron, no tome las cosas de muy alto. Si la acción duro quedó en plena y pacífica posesion de su casa y de sus bienes;
Joco tiempo, ó si no fué el resultado de una larga serie de he- Homero abre la escena en el momento en que los dioses, com-
chos anteriores, el poeta puede empezar refiriendo desde luego padecidos de sus trabajos y queriendo poner fin á su largo
él mismo el último acaso ó suceso que dio ocasion a ella, ASI padecer, mandan á Calipso que le detenia en su isla, que le
lo hizo Homero en la Jliada. Como la venganza que Aquiles deje salir de ella. Sale en efecto, llega á la de los feacios; es-
tomó del insulto que le hizo Agamenón, no fue la consecuencia tos le conducen con seguridad á ítaca, y allí en pocos días
de muchos sucesos anteriores, sino el resultado casual de la mata á los importunos pretendientes de su mujer, y recobra
disputa que ambos tuvieron sobre la entrega de una cautiva a su autoridad y patrimonio. Mas siendo necesario que á los lec-
su padre, sacerdote de Apolo; Homero empezó su narración tores se les diga todo lo que le habia sucedido desde su salida
por la venida de este al campo de los griegos con el objeto de de Troya basta llegar á la isla de Calipso, el poeta propor-
rescatar su bija. De su demanda, la repulsa de Agamenón, la ciona hábilmente la ocasion de que él mismo lo cuente al rey
peste que Apolo suscitó en el ejército para vengar el ultraje de los feacios que deseaba saber sus aventuras. El mismo plan
hecho á su sacerdote, la declaración de Calcas de que la peste dió Virgilio á su Eneida, porque las circunstancias eran las
no cesaría hasta que se hubiese entregado la cautiva a su pa- mismas.
dre, la propuesta de Aquíles de que así se hiciese, la resisten- Abierto ya el poema é instruido el lector en todos los ante-
cia de Agamenón, y la disputa en que ambos se empenaron cedentes, cuya parte corresponde á lo que se llama principio
con este"motivo, en la cual amenazó Asamenon a Aquíles de de la acción, se sigue su medio, es decir, toda la serie de he-
que le quitaría su esclava favorita, si á él se le obligaba a en- chos é incidentes que aceleraron ó retardaron su progreso, y
tregar la suya : resultó que altamente ofendido Aquíles de este prepararon su desenlace ó éxito. Esta segunda parte se llama,
insulto, juró no combatir mas por la causa de un jefe que asi como en las tragedias, nudo, enredo ó trama, y es siempre la
le ultrajaba, y se retiró á sus naves con sus tropas. Luego, ha- parte principal y mas extensa del poema, y la que de consi-
biendo Agamenón realizado su amenaza, rogó Aquíles a su guiente pide mas atención, talento y habilidad. Pero como no
madre Tétis que para vengarle alcanzase de Júpiter, que en hay reglas en el mundo capaces de dar talento poético al que
tanto que él no combatiese, los troyanos fueran vencedores y no le ha recibido de la naturaleza, todo lo que puede prescri-
encerrasen dentro de su campo á los griegos, para que estos y birse, es que los obstáculos que formen el nudo ó enredo del
su jefe reconocieran su culpa y le diesen satisfacción del agra- poema, sean tales que el lector tema que la empresa se ma-
vio; Tétis lo pidió así á Júpiter, y este lo prometió. Esto es logre atendidos los obstáculos que se presentan, que tiemble
todo lo que precedió á la acción propia del poema, que es la por el héroe viendo los peligros que le amenazan, y que las
venganza de Aquíles, no su cólera, como malamente se ha dificultades que este tenga que superar, vayan creciendo por
dicbo por no haber entendido la fuerza de la palabra griega. grados, hasta que habiéndonos tenido por algún tiempo sus-
Y como esto fué negocio de pocos dias, Homero hizo una breve pensos y agitados, se vaya allanando el camino, y desenredando
narración de estos antecedentes en el libro primero, y desde el el nudo de una manera natural y probable, á no intervenir la
segundo comenzó ya la de la acción misma, y la siguió sin máquina.
interrupción hasta su fin. Mas cuando la acción es larga, y los Acerca del desenlace se disputa sobre si la naturaleza del
sucesos que la prepararon muchos, conviene al contrario que poema épico requiere que este tenga siempre éxito feliz. Los
el poeta comienze el poema en el momento en que ya están mas de los críticos sostienen que sí, y parece que la razón está
cerca los últimos y mas importantes acontecimientos, y que en de su parte. En efecto, el éxito infeliz.se opone al fin primario
paraje oportuno ponga en boca de alguno de los personajes de esta clase de poemas, que es excitar la admiración. Un
una relación rápida de todos los hechos anteriores. Asi lo hizo héroe que se empeña en una grande empresa, y que despues
Homero en la Odisea. Como la acción de esta, que es el resta- de haber luchado con todos los obstáculos que ella presenta,
- 434 —
sucumbe al cabo y no logra el fin que se había propuesto; po de los poemas épicos serios; pero no de los burlescos, como la
drá ser objeto de nuestra compasion, pero nunca podremos Batracomiomaquia falsamente atribuida á Homero; ni de los
admirarle. O los obstáculos que tenia que vencer para salir con alegóricos, como el de Casti, ni de las parodias, como la de la
su empresa, eran insuperables, ó no. Si lo eran, es un teme- Eneida por Scarron.
rario. digno mas bien de vituperio que de admiración-, si no lo
eran, y sin embargo no pudo ó no supo vencerlos, no nos da CAPITULO I I .
ciertamente muy alta idea de su valor ó de su sabiduría, y no
tiene mucho derecho á que le admiremos. La compasion es el POESÍA BDCÓLICA.
afecto que debe excitar la tragedia; pero en un poema épico
seria ridículo venir á parar en un éxito desgraciado, despues Así se llama la que tiene por objeto presentar escenas rús-
de la continua turbación en que hemos estado durante todo el ticas que hagan amable la vida del campo. Y como en estas
poema. Conforme á esto la práctica general de los buenos composiciones unas veces habla el poeta y otras los interlocu-
poetas épicos está por la conclusión feliz, y solo á nuestro Lope tores que introduce, pertenecen indudablemente á las poesías
se le ocurrió escribir tina epopeya trágica. mixtas que estamos examinando. Sobre su origen se ha dispu-
tado, como sobre tantas otras cosas, sin entenderse y sin fijar
ARTÍCULO IV.
con exactitud el estado de la cuestión. Algunos creen que la
poesía pastoril es la mas antigua de todas, porque los hombres
Narración. vivieron dispersos en los campos y fueron pastores, ántes de
Supuesto lo dicho en otra parte acerca de la narración his- reunirse en grandes sociedades y entregarse á otras ocupaciones
tórica, cuyas reglas generales relativas á la claridad, rapidez, áistintas de la pastoría. Otros la creen al contrario la mas mo-
probabilidad y ornato, son también aplicables á la épica: lo derna de todas, porque en efecto las composiciones bucólicas
que acerca de esta puede añadirse, se reduce á que esté enri- mas antiguas que tenemos, son las de Teócríto, compuestas en
quecida con todas las bellezas de la poesía. No hay en efecto íiempo de los Tolomeos, es decir, cuando la Grecia poseía ya
composicion ninguna que requiera mas fuerza, elevación, dig- poemas épicos, tragedias, comedias, odas de todas clases, ele-
nidad y fuego que el poema épico. En él, como en región pro- gías, fábulas, etc. Es fácil conciliar estas dos opiniones, conce-
pia buscamos, dice Blair, cuanto hay de mas sublime en la des- liendo á los primeros, que los antiguos pastores cantaron en
cripción, de mas tierno en los afectos, y de mas grandioso y afecto algunos versos, y cuando celebraban sus amores corres-
animado en la expresión. Por tanto, aunque el plan de un au- pondidos, ya cuando lloraban desprecios de sus queridas, ya
tor no tenga el menor defecto, y la historia esté bien manejada, ;uando se desafiaban unos á otros sobre cuál cantaba mejor; y
sin embargo, si el estilo es débil, si la locucion no es constan- sosteniendo con Jos segundos, que no habiendo llegado á nos-
temente poética, y si los versos son flojos, duros ó prosaicos, Dtros ninguno de estos rudos ensayos de Ja primitiva poesía
el poema no pasará á la posteridad. Es de notar también que pastoril, puede y debe considerarse Teócríto como el padre de
los adornos que admite y requiere la poesía épica, deben ser la que hoy conocemos con este título.
todos graves, nobles y serios, y al mismo tiempo naturales. En Mas cualquiera que haya sido su origen, lo que no admite
ella no tiene cabida nada de bajo, licencioso, burlesco ni afec- disputa, es que estas composiciones bien desempeñadas son
tado. Ademas los objetos que presente, han de ser todos d e - sumamente agradables, porque, como dice Blair, recuerdan á
corosos ; y en consecuencia se deben evitar las descripciones de nuestra imaginación aquellas gratas escenas campestres que
cosas asquerosas. Por eso censuran los críticos la fábula de las ueron la delicia de nuestra infancia y juventud, y á las cualts
Harpías en el libro m , de la Eneida; y creo que en esta, en la la mayor parte de los hombres vuelve con gusto los ojos en
litada®y en la Odisea hubieran hecho mejor sus autores en edad mas avanzada. La vida del campo lleva consigo la idea de
omitir algunos otros pormenores desagradables. Todo esto y paz, de felicidad y de inocencia, y su pintura no puede ménos
lo dicho acerca de la verosimilitud en los hechos, se entiende ae arrastrar el corazon hácia unos objetos, que aun solamente
- 434 —
sucumbe al cabo y no logra elfinque se habia propuesto; po de los poemas épicos serios; pero no de los burlescos, como la
drá ser objeto de nuestra compasion, pero nunca podremos Batracomiomaquia falsamente atribuida á Homero; ni de los
admirarle. O los obstáculos que tenia que vencer para salir con alegóricos, como el de Casti, ni de las parodias, como la de la
su empresa, eran insuperables, ó no. Si lo eran, es un t e m e - Eneida por Scarron.
rario. digno mas bien de vituperio que de admiración-, si no lo
eran, y sin embargo no pudo ó no supo vencerlos, no nos da CAPITULO II.
ciertamente muy alta idea de su valor ó de su sabiduría, y no
tiene mucho derecho á que le admiremos. La compasion es el POESÍA BUCÓLICA.
afecto que debe excitar la tragedia; pero en un poema épico
seria ridículo venir á parar en un éxito desgraciado, despues Así se llama la que tiene por objeto presentar escenas riis-
de la continua turbación en que hemos estado durante todo el licas que hagan amable ta vida del campo. Y como en estas
poema. Conforme á esto la práctica general de los buenos composiciones unas veces habla el poeta y otras los interlocu-
poetas épicos está por la conclusión feliz, y solo á nuestro Lope tores que introduce, pertenecen indudablemente á las poesías
se le ocurrió escribir tina epopeya trágica. mixtas que estamos examinando. Sobre su origen se ha dispu-
tado, como sobre tantas otras cosas, sin entenderse y sin fijar
ARTÍCULO IV.
con exactitud el estado de la cuestión. Algunos creen que la
poesía pastoril es la mas antigua de todas, porque los hombres
Narración. vivieron dispersos en los campos y fueron pastores, antes de
Supuesto lo dicho en otra parte acerca de la narración his- reunirse en grandes sociedades y entregarse á otras ocupaciones
tórica, cuyas reglas generales relativas á la claridad, rapidez, distintas de la pastoría. Otros la creen al contrario la mas mo-
probabilidad y ornato, son también aplicables á la épica: lo derna de todas, porque en efecto las composiciones bucólicas
que acerca de esta puede añadirse, se reduce á que esté e n r i - mas antiguas que tenemos, son las de Teócríto, compuestas en
quecida con todas las bellezas de la poesía. No hay en efecto íiempo de los Tolomeos, es decir, cuando la Grecia poseía ya
composicion ninguna que requiera mas fuerza, elevación, dig- poemas épicos, tragedias, comedias, odas de todas clases, e l e -
nidad y fuego que el poema épico. En él, como en región pro- gías, fábulas, etc. lis fácil conciliar estas dos opiniones, conce-
pia buscamos, dice Blair, cuanto hay de mas sublime en la des- diendo á los primeros, que los antiguos pastores cantaron en
cripción, de mas tierno en los afectos, y de mas grandioso y afecto algunos versos, y cuando celebraban sus amores corres-
animado en la expresión. Por tanto, aunque el plan de un au- pondidos, ya cuando lloraban desprecios de sus queridas, ya
tor lio tenga el menor defecto, y la historia esté bien manejada, ;uando se desafiaban unos á otros sobre cuál cantaba mejor; y
sin embargo, si el estilo es débil, si la locucion no es constan- sosteniendo con los segundos, que no habiendo llegado á nos-
temente poética, y si los versos son flojos, duros ó prosaicos, Dtros ninguno de estos rudos ensayos de la primitiva poesía
el poema no pasará á la posteridad. Es de notar también que pastoril, puede y debe considerarse Teócríto como el padre de
los adornos que admite y requiere la poesía épica, deben ser la que hoy conocemos con este título.
todos graves, nobles y serios, y al mismo tiempo naturales. En Mas cualquiera que haya sido su origen, lo que no admite
ella no tiene cabida nada de bajo, licencioso, burlesco ni afec- aisputa, es que estas composiciones bien desempeñadas son
tado. Ademas los objetes que presente, han de ser todos d e - sumamente agradables, porque, como dice Blair, recuerdan á
corosos ; y en consecuencia se deben evitar las descripciones de nuestra imaginación aquellas gratas escenas campestres que
cosas asquerosas. Por eso censuran los críticos la fábula de las ueron la delicia de nuestra infancia y juventud, y á las cualts
Harpías en el libro m , de la Eneida; y creo que en esta, en la la mayor parte de los hombres vuelve con gusto los ojos en
litada®y en la Odisea hubieran hecho mejor sus autores en edad mas avanzada. La vida del campo lleva consigo la idea de
omitir algunos otros pormenores desagradables. Todo esto y paz, de felicidad y de inocencia, y su pintura no puede ménos
lo dicho acerca de la verosimilitud en los hechos, se entiende ae arrastrar el corazon hácia unos objetos, que aun solamente
t a n t a frecuencia ocurren en este género de poesías. Es preciso
p u e s q u e diversifique la faz de la naturaleza presentando n u e -
vas imágenes, y q u e salga d e aquellas p i n t u r a s trilladas, q u e
si a u n q u e originales en los p r i m e r o s poetas, p o r q u e las copiaron
rece v » "f T Tos™ E s =
directamente de la naturaleza, son ya triviales é insípidas á
fuerza de h a b e r sido imitadas y repetidas tantas veces.
Debe también acomodar la escena al asunto de la c o m p o s i -
g a r i o s cion, es decir, q u e según este sea alegre ó melancólico, h a de
m o s t r a r la naturaleza bajo un aspecto risueño ó tétrico q u e
venga bien con la situación moral de los personajes que h a de
p r e s e n t a r . Así Virgilio en la Égloga n , q u e contiene las quejas
de un a m a n t e desdeñado, da con m u c h a propiedad un aspecto
sombrío á la escena diciendo :
amgggg
Tanlum ínter densas, umbrosa cacumina, fagos
Assidue veniebat: ibi hcec incondita solus
Montibus, et silvis studio jactabat inani.
Solo, siempre que el sol amanecía,
debe r e u n i r una composicion bucólica, si h a de tener Entrando de unas hayas la espesura,
d í o m é r i t o . P a r a allanar p u e s el camino á los p o e t a » ! ^ e d i - Con los montes á solas razonaba,
t a r l e s e n cuanto es posible, u n a e m p r e s a ardua por si misma, Y en rudo verso en vano así cantaba.
extractaré de Blair a c u n a s observaciones re ativas a la « Fr. Luis de León.
á los caractéres de los personajes o interlocutores y a los a & un
tos d e q u e deben t r a t a r estas poesías. Carácter de los interlocutores.
Lugar de la escena.
No basta q u e las personas q u e se introduzcan en las églogas
¿«rsSSásSrs?
h a b i t e n en el c a m p o , es necesario q u e sean rústicos d e p r o f e -
sión, y q u e se expliquen como tales; p o r q u e en ellas no b u s -
camos conversaciones de cortesanos, sino d e gentes criadas e n
el c a m p o , ocupadas constantemente en negocios rústicos, y
cuyo sencillo lenguaje é inocentes costumbres f o r m e n c o n -
g^ÉSHS^sl
traste con la afectada civilidad y artificiosa finura d e los h a b i -
tantes de la ciudad. Ya h e dicho q u e una d e las mayores difi-
cultades q u e ofrecen estas poesías, consiste en guardar cierto
medio entre la nimia rusticidad y el excesivo refinamiento.
Los pastores p u e s q u e se introduzcan hablando, deben e x p l i -
carse sin la m e n o r a f e c t a c i ó n ; p e r o al mismo tiempo es p r e -
ciso q u e n o sean t o n t o s , insípidos, pesados ni groseros. Se les
p u e d e s u p o n e r b u e n talento natural, razón clara y d e s p e j a d a ,
y aun afectar tiernos y delicados; p e r o es menester que n o
dC
El S h a de procurar principalmente la v a r i e d a d , no solo sutilicen ni hagan reflexiones demasiado generales y raciocinios
e n las descripciones formales que h a g a de los lugares campes- m u y abstractos, q u e n o salgan de aquel círculo de ideas q u e
re sino también en las alusiones á objetos rústicos q u e con p u e d e n h a b e r adquirido viviendo siempre en el campo, y q u e
n o hablen de sus a m o r e s con estudiados conceptos ajenos de
la menos diversificada en su giro, es p o r lo c o m ú n la bucólica.
su educación y carácter. En las poesías pastordes de los italia- Por eso dice Blair, y con razón, q u e desde las p r i m e r a s líneas
n o s , bellísimas generalmente, se encuentran algunos c o n c e p - de una égloga podemos adivinar lo q u e se ha de seguir. Ya es
tos de esta clase que las afean y deslucen. Tal es el q u e l a s o un pastor q u e sentado á la orilla de un arroyo se lamenta d e
p o n e en boca de Aminta, cuando al desenredar de un arlioi ei la ausencia ó crueldad de su zagala; ó ya tenemos dos q u e
cabello d e su pastora, le hace decir (acto n i . , escena i . ) : compiten sobre quién canta mejor, repitiendo versos alterna-
dos de poca ó ninguna sustancia, hasta q u e un tercero hace de
Già di nodi si bei non era degno
Cosi rubido tronco : or ¿che vantaggio juez y recompensa al uno con un cayado muy bonito y al otro
Hanno i servi d'amor, se lor commune con un vaso de encina. La constante repetición d e estos l u -
È colle piante il precioso laccio? _ gares comunes, tomados de Teócrito y d e Virgilio, es en g r a n
Pianta crudeli potesti quel bel crine
O/fender tu, ch'a te feo tanto onore? parte la causa d e la m o n o t o n í a q u e se observa en las composi-
ciones pastoriles.
. . . . ¿Cuándo tan bellos nudos
Un tan áspero tronco ha merecido ? P u e d e dudarse sin embargo, a ñ a d e el mismo crítico, si esta
¿Pues qué ventaja llevan los amantes falta de variedad debe atribuirse á la esterilidad d e la materia,
Que sirven al amor, si ya comunes mas bien q u e á la poca habilidad d e los poetas q u e tan servil-
Son con las plantas sus preciosos lazos ?
Planta cruel! ¿Pudiste unos cabellos m e n t e han imitado á los antiguos. En efecto, ¿ q u é razón hay
De oro ofender que tal honor te hacían ? _ p a r a no d a r m a s extensión á la poesía bucólica? En esta n o
Jáuregut. tienen cabida pasiones violentas y terribles, sino aquellas s o -
l a m e n t e q u e sean compatibles con la inocencia, la sencillez y
Pensamientos t a n alambicados (digamos m e j o r , tan falsos),
la v i r t u d ; p e r o dentro de estos l ímites tienen aun mucho
añade Blair citando este pasaje, n o p u e d e n venir bien en los
campo el ingenio d e un cuidadoso observador de la naturaleza.
bosques, ctiyos habitantes cuando hablan, describen o refieren,
Escenas variadas de tranquilidad ó agitación ; rasgos de a m i s -
ó cuando e s p r e s a n sus afectos, lo hacen con sencillez, y sin
t a d , a m o r conyugal, piedad lilial y a m o r p a t e r n o ; zelos, com-
o t r a s alusiones q u e las q u e naturalmente les ofrecen los objetos
petencias y rivalidades de a m a n t e s ; prosperidades ó desventu-
rústicos con q u e están familiarizados. Esta sencillez no excluye
ras inopinadas de las familias, p u e d e n d a r lugar á muchos i n -
sin embargo aquel grado de finura y delicadeza en los afectos,
cidentes agradables y tiernos. Y si á las descripciones se juntase
q u e siendo inspirado p o r la naturaleza, p u e d e hallarse en u n
m a s n a r r a c i ó n , serian estos poemas m u c h o m a s interesantes
rústico tan bien como en el cortesano m a s instruido. Ya lo h e -
de lo q u e han sido hasta a q u í . Esto se ve prácticamente en los
mos visto en el Malo me Galalea petit, de Virgilio ; acción
Idilios d e Gésner, q u e ha sabido d a r variedad é Ínteres á las
q u e s u p o n e cierta delicadeza de sentimientos, p e r o m u y n a t u -
composiciones pastoriles y cierto aire d e novedad que hace á
ral en la zagala m a s inocente y sencilla.
las suyas m u y agradables.
Acerca de este título de idilios debo advertir, que esta voz
Asuntos de las églogas. en lo antiguo n o designó exclusivamente las poesías bucólicas.
Todas las composiciones d e Teócrito llevan este título, y sin
Supuesto q u e el poeta sopa p o n e r en boca d e sus p e r s o n a j e s embargo hay entre ellas varias q u e nada tienen de pastoril. Los
el lenguaje q u e les conviene, es necesario q u e escoja asuntos griegos no quisieron significar con el título de idilio m a s q u e
propios para sus églogas, parte la mas difícil tal vez en la p o e - Müpoemita corto, de cualquier género q u e fuese. Los m o d e r -
sía pastoril ; p o r q u e debiendo toda composicion poética o f r e - nos son los que han limitado esta palabra á la poesía bucólica,
cer un asunto capaz de interesar á los lectores, la vida r u r a l y algunos distinguen e n t r e la égloga y el idilio? l l a m a n d o
presenta p o r desgracia muy pocos de esta clase. Es d e m a s i a d o égloga á toda composicion pastoril en q u e el poeta, ó no habla
u n i f o r m e , y los habitantes del campo no suelen e x p e r i m e n t a r n u n c a en su propia p e r s o n a , ó a u n q u e hable alguna vez, i n -
accidentes ó reveses q u e exciten la curiosidad y la sorpresa. De troduce u n o ó mas personajes, en cuya boca p o n e la mayor
aquí es q u e d e todas las poesías, la m a s débil en el asunto y
parte de la composicion; é idilio á aquella en la cual habla en verso, aunque al principio se escribieron en prosa, y por-
él siempre, ya describiendo u n a escena rural, ya contando que en ellos habla unas veces el poeta, y otras los personajes
aventuras de personajes rústicos, cuyos discursos refiere alguna de que trata, pertenecen á las poesías mixtas que estamos exa-
vez por dialogismo. Sin embargo los límites entre estas dos minando, y se llaman particularmente fábulas, sin embargo
formas no están todavía tan bien señalados, que puedan cons- de que este título conviene á toda historia fingida. Habiendo
tituir dos clasee de poesías absolutamente distintas; ni los a u - observado algunos antiguos, como Ksopo entre los griegos, y
tores mismos que admiten esta distinción, estad de acuerdo Pilpav entre los indios, que varios de los cuentos populares,
entre sí. La cuestión por otra parte no es de mucha importan- bajo el velo de una ingeniosa ficción, encerraban instrucciones
cia. Con tal que una composicion pastoril sea buena, es muy útiles y consejos sabios, de que los hombres podian aprove-
indiferente que se llame égloga ó idilio. charse para el arreglo de su conducta y la mejora de sus cos-
tumbres, se dedicaron á componer otros que pudiesen contri-
La forma que s í e s necesario distinguir, es la que los italia-
b u i r á divulgar entre el pueblo verdades importantes, máximas
nos dieron en el siglo x v i . á estas poesías poniéndolas en
saludables, principios de moral y desengaños oportunos.
drama ó en forma de rigurosa c o m e d i a , es decir, imitando
Conocían que las moralidades propuestas directamente y con
u n a acción cuyos personajes son tomados de entre la gente del
la sequedad de preceptos, son por lo común mal recibidas, y
campo. Las mas célebres son la Aminta del Taso, y El Pastor
por eso prefirieron presentar la instrucción envuelta en alguna
Fido de Guarini.
ficción ingeniosa y alegórica, que enireteniendo agradable-
mente al lector, le hiciese recibir indirectamente, y casi sin
CAPITULO III. advertirlo, la enseñanza útil que querían darle. A este fin pues
inventaron ciertas historietas, cuyos actores fuesen, ya h o m -
F Á B U L A S . SUS R E G L A S . bres. ya animales, ya seres inanimados, y de cuyo contexto
resultase la moralidad que querían inculcar. Estas ingeniosas
H e dicho, tratando de las novelas, que los cuentos eran tan fábulas fueron bien recibidas; y mas ó ménos felizmente des-
antiguos como la sociedad, y que inventados en el seno de las empeñadas en los siglos posteriores, continúan aun hoy siendo
familias particulares, diversificados de mil maneras, compues- u n a de las composiciones poéticas, que si están bien escritas,
tos bajo diferentes formas, extendidos de boca en boca, y tras- si la invención tiene novedad é ínteres, si la instrucción que
mitidos de padres á hijos formaron por muchos siglos, junta- ofrecen, resulta de la acción misma y es importante; se leen
mente con los cánticos sagrados y marciales, toda la literatura con placer y utilidad por todos los hombres de gusto, y son
de los antiguos pueblos; hasta que los mas civilizados é ins- muy oportunas para la primera educación de los niños. Por-
truidos fueron sucesivamente creando, perfeccionando y dis- que bajo la forma de un cuento, parecido á los que oyeron en
tinguiendo todos los géneros de composiciones literarias que la infancia á sus nodrizas, madres ó ayas, les pueden inspirar
hoy conocemos, tanto en prosa como en verso. He dicho tam- insensiblemente principios virtuosos y máximas morales, que
bién, que cuando este se apoderó exclusivamente de varias de algún dia les sean útiles en el curso de la vida y en el trato con
las antiguas ficciones ó invenciones fabulosas, los cuentos en los hombres.
prosa formaron una clase aparte, que con varias alteraciones Las reglas relativas á estas composiciones se derivan de su
en la forma, los asuntos y el objeto, ha sido siempre cultivada, naturaleza y del fin con que se escriben, y quedan enunciadas
y ha llegado hasta nosotros bajo el título de novelas ó cuentos. sumariamente en lo que se ha dicho sobre su origen y carácter.
Ahora debo añadir que las novelas y los cuentos son siempre Así, bastará extender un poco mas lo mismo que ya he indi-
unas historias ficticias mas ó ménos extensas, de empresas cado.
amorosas, hechos heroicos y maravillosos, sucesos,,.trágicos, La acción, la cual como en toda composicion dra-
acontecimientos semejantes á los de la vida común, y aun mática ó mixta, debe ser rigurosamente una, ha de ser
aventuras puramente cómicas; p e r o que ademas hay otro gé- ademas interesante, entretenida y bien imaginada. Sin'
nero do pequeños cuentos que p o r escribirse ya generalmente
2o.
parte de la composicion; é idilio á aquella en la cual habla en verso, aunque al principio se escribieron en prosa, y por-
él siempre, ya describiendo una escena rural, ya contando que en ellos habla unas veces el poeta, y otras los personajes
aventuras de personajes rústicos, cuyos discursos refiere alguna de que trata, pertenecen á las poesías mixtas que estamos exa-
vez por dialogismo. Sin embargo los límites entre estas dos minando, y se llaman particularmente fábulas, sin embargo
formas no están todavía tan bien señalados, que puedan cons- de que este título conviene á toda historia fingida. Habiendo
tituir dos clasee de poesías absolutamente distintas; ni los a u - observado algunos antiguos, como Ksopo entre los griegos, y
tores mismos que admiten esta distinción, estád de acuerdo Pilpav entre los indios, que varios de los cuentos populares,
entre sí. La cuestión por otra parte no es de mucha importan- bajo el velo de una ingeniosa ficción, encerraban instrucciones
cia. Con tal que una composicion pastoril sea buena, es muy útiles y consejos sabios, de que los hombres podían aprove-
indiferente que se llame égloga ó idilio. charse para el arreglo de su conducta y la mejora de sus cos-
tumbres, se dedicaron á componer otros que pudiesen contri-
La forma que síes necesario distinguir, es la que los italia-
b u i r á divulgar entre el pueblo verdades importantes, máximas
nos dieron en el siglo x v i . á estas poesías poniéndolas en
saludables, principios de moral y desengaños oportunos.
drama ó en forma de rigurosa comedia, es decir, imitando
Conocían que las moralidades propuestas directamente y con
u n a acción cuyos personajes son tomados de entre la gente del
la sequedad de preceptos, son por lo común mal recibidas, y
campo. Las mas célebres son la Aminta del Taso, y El Pastor
por eso prefirieron presentar la instrucción envuelta en alguna
Fido de Guarini.
ficción ingeniosa y alegórica, que enireteniendo agradable-
mente al lector, le hiciese recibir indirectamente, y casi sin
CAPITULO III. advertirlo, la enseñanza útil que querían darle. A este fin pues
inventaron ciertas historietas, cuyos actores fuesen, ya h o m -
F Á B U L A S . SUS R E G L A S . bres, ya animales, ya seres inanimados, y de cuyo contexto
resultase la moralidad que querían inculcar. Estas ingeniosas
H e dicho, tratando de las novelas, que los cuentos eran tan fábulas fueron bien recibidas; y mas ó ménos felizmente des-
antiguos como la sociedad, y que inventados en el seno de las empeñadas en los siglos posteriores, continúan aun boy siendo
familias particulares, diversificados de mil maneras, compues- una de las composiciones poéticas, que si están bien escritas,
tos bajo diferentes formas, extendidos de boca en boca, y tras- si la invención tiene novedad é ínteres, si la instrucción que
mitidos de padres á hijos formaron por muchos siglos, junta- ofrecen, resulta de la acción misma y es importante; se leen
mente con los cánticos sagrados y marciales, toda la literatura con placer y utilidad por todos los hombres de gusto, y son
de los antiguos pueblos; hasta que los mas civilizados é ins- muy oportunas para la primera educación de los niños. Por-
truidos fueron sucesivamente creando, perfeccionando y dis- que bajo la forma de un cuento, parecido á los que oyeron en
tinguiendo todos los géneros de composiciones literarias que la infancia á sus nodrizas, madres ó ayas, les pueden inspirar
hoy conocemos, tanto en prosa como en verso. He dicho tam- insensiblemente principios virtuosos y máximas morales, que
bién, que cuando este se apoderó exclusivamente de varias de algún dia les sean útiles en el curso de la vida y en el trato con
las antiguas ficciones ó invenciones fabulosas, los cuentos en los hombres.
prosa formaron una clase aparte, que con varias alteraciones Las reglas relativas á estas composiciones se derivan de su
en la forma, los asuntos y el objeto, ha sido siempre cultivada, naturaleza y del fin con que se escriben, y quedan enunciadas
y ha llegado hasta nosotros bajo el título de novelas ó cuentos. sumariamente en lo que se ha dicho sobre su origen y carácter.
Ahora debo añadir que las novelas y los cuentos son siempre Así, bastará extender un poco mas lo mismo que ya he indi-
unas historias ficticias mas ó ménos extensas, de empresas cado.
amorosas, hechos heroicos y maravillosos, sucesos,,.trágicos, La acción, la cual como en toda composicion dra-
acontecimientos semejantes á los de la vida común, y aun mática ó mixta, debe ser rigurosamente una, ha de ser
aventuras puramente cómicas; pero que ademas hay otro gé- ademas interesante, entretenida y bien imaginada. Sin<
nero do pequeños cuentos que p o r escribirse ya generalmente
2o.
mam*—
d A P É N D I C E P R I M E R O .
f ? A E Ü T f » en ella intervengan, sean toares
6 animales, se les ha de dar un carácter que osdisjmga
D E LA N A T U R A L E Z A , VERDAD É I N V A R I A B I L I D A D D E LAS REGLAS,
entre si, y que convenga con la idea que de ellos se tiene
T D E LA NECESIDAD DE SABERLAS Y OBSERVARLAS E N TODA
formada de antemano. Así el lobo ha de ser ladrón cruel
y sanguinario, la zorra astuta, el mono imitador, etc. etc. hste COMPOSICION.
carácter se ha de sostener durante la acción , y nada han de
hacer ó decir los personajes que no sea propio del que se íes Cuando al principio de esta obra di la definición del arte
Je hablar, dije que las que se llaman reglas en las a r t e s , no
^d^Ta moralidad ha de resultar de la acción misma, y han sido establecidas en esta ó en aquella época por tal ó cual
no ha de ser deducida con violencia; y adnnas ha de ser individuo de la especie h u m a n a , en cuyo caso podían ser fal-
pura : lo cual quiere decir, que el poeta nunca ha de emplear sas y estar sujetas á caprichosas variaciones; sino que son
la fábula para cohonestar usos ó costumbres inmorales, sos- principios eternos y de eterna verdad, fundados en la natura-
tener errores peligrosos, ó propagar maximas perjudiciales. leza misma de aquellas cosas que son objeto de las arles, y de
4 0 El estilo ha de ser la naturalidad misma, sin el consiguiente tan inmutables como la naturaleza. Añadí que no
menor resabio de afectación ni agudezas epigramáticas , debiendo entonces detenerme á probar esta aserción, lo haría
y al mismo tiempo no ha de tener nada de bajo o chaba- en paraje mas oportuno; y ya estoy en el caso de cumplir esta
cano. . f -i palabra.
5.° La versificación por consiguiente ha de ser Jacú y Fácil me seria demostrar lo que allí senté y acabo de r e p e -
fluida, y con aquel grado de armonía que corresponda al tir, recorriendo una por una todas las artes, y haciendo ver
asunto y pidan los objetos mismos. que las reglas de la arquitectura, por ejemplo, están fundadas
6.° La narración en las fábulas ha de ser singularmente en las eternas verdades de la geometría, las de la pintura en
breve. Por esta razón en ellas mas que en cualquier otro g é - las de la óptica y perspectiva, y así respectivamente; pero me
nero , se ha de omitir toda circunstancia inútil. limitaré á las del arte de hablar. Y no serán menester por cierto
Advierto que las fábulas suelen llamarse apologos, cuando largos discursos para probar, que se deducen de la naturaleza
los interlocutores son , ó animales irracionales, o seres inani- misma de las potencias intelectuales y morales del h o m b r e ;
m a d o s , ó de una y otra clase; fábulas racionales o para bo- que por tanto son y no pueden dejar de ser verdaderas, y que
las, cuando todos son hombres, y mixtas cuando en la histo- no son de ninguna manera arbitrarias : tres proposiciones que
rieta alternan hombres y brutos, ó seres insensibles. van á quedar demostradas, con solo recapitular muy sumaria-
También debo advertir que la voz fábula tiene en literatura mente los principios establecidos en todo el curso de esta obra,
otra acepción, que es la de argumento ó asunto de las com- fie dicho, I q u e los pensamientos de toda composicion han
posiciones poéticas, porque en efecto, las palabras latinas ja- de ser, en el sentido que se explicó en su respectivo lugar,
bula y fabella significan, según su valor etimológico, aquello ferdaderos, claros, nuevos, naturales, sólidos y acomodados a
de que se trata , de que se habla. En este sentido se toma en la naturaleza del asunto : 2.° que las formas bajo las cuales se
las Poéticas, cuando se dice que en las composiciones drama- presenten han de ser las que convengan á las ideas que contie-
ticas la fábula puede ser simple ó implexa. nen, á la situación moral del que habla, y al objeto que este
se propone : 3.° que las expresiones han de ser puras, correc-
tas. oropias, precisas, exactas, concisas, claras, naturales,
energicas, decentes y melodiosas: 4.° que las traslaciones de
significado sean oportunas y bien escogidas, atendidas todas
las circunstancias que largamente se indicaron: 5.° que las
mam*—
d A P É N D I C E P R I M E R O .
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6 animales, se les ha de dar un carácter que osdisjinga
D E LA N A T U R A L E Z A , VERDAD É I N V A R I A B I L I D A D D E LAS REGLAS,
entre si, y que convenga con la idea que de ellos se tiene
T D E LA NECESIDAD DE SABERLAS Y OBSERVARLAS E N TODA
formada de antemano. Así el lobo ha de ser ladrón cruel
y sanguinario, la zorra astuta, el mono imitador, etc. etc. Este COMPOSICION.
carácter se ha de sostener durante la acc.on , y nada han de
hacer ó decir los personajes que no sea propio del que se íes Cuando al principio de esta obra di la definición del arte
Ae hablar, dije que las que se llaman reglas en las a r t e s , no
^d^Ta moralidad ha de resultar de la acción misma, y han sido establecidas en esta ó en aquella época por tal ó cual
no ha de ser deducida con violencia; y ademas ha de ser individuo de la especie h u m a n a , en cuyo caso podían ser fal-
pura : lo cual quiere decir, que el poeta nunca ha de emplear sas y estar sujetas á caprichosas variaciones; sino que son
la fábula para cohonestar usos ó costumbres inmorales, sos- principios eternos y de eterna verdad, fundados en la natura-
tener errores peligrosos, ó propagar maximas perjudiciales. leza misma de aquellas cosas que son objeto de las arles, y de
4 0 El estilo ha de ser la naturalidad misma, sin el consiguiente tan inmutables como la naturaleza. Añadí que no
menor resabio de afectación ni agudezas epigramáticas , debiendo entonces detenerme á probar esta aserción, lo haría
y al mismo tiempo no ha de tener nada de bajo o chaba- en paraje mas oportuno; y ya estoy en el caso de cumplir esta
cano. . f -i palabra.
5.° La versificación por consiguiente ha de ser Jacú y Fácil me seria demostrar lo que allí senté y acabo de r e p e -
fluida, y con aquel grado de armonía que corresponda al tir, recorriendo una por una todas las artes, y haciendo ver
asunto y pidan los objetos mismos. que las reglas de la arquitectura, por ejemplo, están fundadas
6.° La narración en las fábulas ha de ser singularmente en las eternas verdades de la geometría, las de la pintura en
breve. Por esta razón en ellas mas que en cualquier otro g é - las de la óptica y perspectiva, y así respectivamente; pero me
nero , se ha de omitir toda circunstancia inútil. limitaré á las del arle de hablar. Y no serán menester por cierto
Advierto que las fábulas suelen llamarse apologos, cuando largos discursos para probar, que se deducen de la naturaleza
los interlocutores son , ó animales irracionales, o seres inani- misma de las potencias intelectuales y morales del h o m b r e ;
m a d o s , ó de una y otra clase; fábulas racionales o para bo- que por tanto son y no pueden dejar de ser verdaderas, y que
las, cuando todos son hombres, y mixtas cuando en la histo- no son de ninguna manera arbitrarias : tres proposiciones que
rieta alternan hombres y brutos, ó seres insensibles. van á quedar demostradas, con solo recapitular muy sumaria-
También debo advertir que la voz fábula tiene en literatura mente los principios establecidos en todo el curso de esta obra,
otra acepción, que es la de argumento ó asunto de las com- fie dicho, I q u e los pensamientos de toda composicion han
posiciones poéticas, porque en efecto, las palabras latinas Ja- áe ser, en el sentido que se explicó en su respectivo lugar,
bula y fabella significan, según su valor etimológico, aquello rerdaderos, claros, nuevos, naturales, sólidos y acomodados a
de que se trata , de que se habla. En este sentido se toma en la naturaleza del asunto : 2.° que las formas bajo las cuales se
las Poéticas, cuando se dice que en las composiciones drama- presenten han de ser las que convengan á las ideas que contie-
ticas la fábula puede ser simple ó implexa. nen, á la situación moral del que habla, y al objeto que este
se propone : 3.° que las expresiones han de ser puras, correc-
tas. oropias, precisas, exactas, concisas, claras, naturales,
energicas, decentes y melodiosas: 4.° que las traslaciones de
significado sean oportunas y bien escogidas, atendidas todas
las circunstancias que largamente se indicaron: 5.° que las
cláusulas tengan variedad en su extensión y forma y estén que el tono de los discursos y epístolas sea el de u n a conferen-
construidas con claridad, unidad, energía, elegancia, y la com- cia entre dos amigos instruidos, y el lenguaje y estilo poéticos,
petente numerosidad y armonía : 6 . ° que los discursos ó razo- aunque no pomposos: y que las ideas abstractas estén presen-
namientos públicos deben empezar por lo general con algunos tadas en imágenes, é ilustradas con oportunas comparaciones:
pensamientos que preparen al auditorio, para que escuche con 45.* que las sátiras estén escritas con la facilidad y franqueza
gusto al orador y adopte la opinion que se le va á proponer ; de la conversación, particularmente si son jocosas, porque en
que luego se ha de fijar la cuestión con toda claridad y exacti- las sérias se puede levantar algo mas el t o n o , aunque nunca
t u d ; que despuesse lia de probar lo propuesto , excitando en tanto como en otras composiciones: 1 6 . ° q u e en las poesías
el ánimo de los oyentes aquellos alectos que deben decidirlos descriptivas se llame la atención del lector hácia las grandiosas
á adoptar el partido que se les p r o p o n e ; y que se concluya re- escenas de la naturaleza, y se pinten con los mas vivos colores
capitulando brevemente las razones mas poderosas que se h: n los variados y magníficos cuadros que presenta, engrandecién-
alegado, y añadiendo algunas reflexiones para acabar de per- dolos, hermoseándolos, haciéndolos interesantes," contrastán-
suadir al oyente : 7." que al aplicar estas reglas generales, se dolos, interrumpiéndolos de tiempo en tiempo con hechos y
tenga en cuenta lo que exigen la clase del asunto y el lugar en sucesos que nos recuerden el hombre, escogiendo bien las cir-
q u e se perora, según que este es u n t r i b u n a l , un pulpito ó la cunstancias, é individualizando los objetos: -17.°que en las
sala de una junta gubernativa : 8.° que las historias verdade- tragedias la acción sea extraordinaria y una, aunque compuesta
ras, suponiendo que sus autores tengan las calidades que pide de otras subordinadas; el personaje principal interesante por
su profesión, exigen unidad de p l a n , narración clara, rápida sus cualidades personales; los caractéres variados, verdaderos
y a n i m a d a , estilo elegante y tono de dignidad : 9." que en la y sostenidos; el tiempo y lugar unos, en cuanto sea posible;
ficticia se enseñen bajo ingeniosas ficciones verdades útiles y la exposición clara, el enredo ingenioso, pero no muy compli-
una moral pura, que el argumento sea interesante, los sucesos cado; el desenlace natural, y el lenguaje y estilo el que con-
verosímiles, los caractéres variados y retratados con fidelidad, venga á los personajes, atendidas todas las circunstancias de
que esté amenizada con oportunos episodios y escenas patéti- edad, clase y situación: i 8.° que en las comedias, observando
cas, y que el estilo sea en alto grado elegante y e n c a n t a d o r : las reglas que las son comunes con las tragedias, la acción so-
-10.° que en las composiciones didácticas las disertaciones suel- bre excitar la curiosidad del espectador, ha de proporcionar
tas piden estilo adornado, pero no demasiadamente pulido ni situaciones en que se imiten, sin exagerarlos demasiado, algu-
patético; las obras magistrales precisión, claridad y sencillez, nos caractéres, porque este es su principal objeto; que el e s -
y los elementos explicaciones mas prolijas é individuales: 11.» tilo, aunque fácil y sencillo, tenga cierto grado de elegancia, y
que en las epistolares la naturalidad, sencillez y familiaridad que el lenguaje, aunque familiar, no sea bajo ni chabacano :
que exigen, no excluyen ni las agudezas y sentencias, ni cierto •19.° que la acción de un poema épico, debiendo ser en el
cuidado y aliño en la locucion ; pero sí adornos brillantes, fondo verdadera y acaecida en tiempos algo r e m o t o s , y aun,
cláusulas muy numerosas y musicales, y largos p e r í o d o s : \ 2 . " si ser puede, en paises lejanos, para que tenga en ella cabida
que las poesías líricas sean inspiradas por aquella situación y la ficción, lia de tener principio, medio y fin ; y ademas ha de
aquellos objetos, que hagan verosímiles y naturales los raptos ser una, grandiosa, interesante y de duración proporcionada;
y el entusiasmo que la caracterizan, y que sean las mas sonoras que el héroe principal, aunque no sea un modelo cabal de
y cantables que ser p u e d a : 13.° q u e en los poemas didascáli- virtud, ha de ser honrado, valiente y magnánimo, que los per-
cos la teoría que se presente, sea verdadera, y los preceptos sonajes secundarios han de ser también generalmente buenos,
claros y útiles; que en su exposición se observe cierto orden y y que si se introduce alguno que no lo sea, ha de ser de los
m é t o d o ; que se ilustren las reglas con descripciones, símiles y que obran contra el héroe ó se oponen á su empresa*, que en
otros a d o r n o s ; que el poeta, encadenando hábilífiente con el sus caractéres haya variedad y tal distinción que no se puedan
asunto principal los episodios que admita, vuelva á él con na- confundir unos con otros; que aunque en rigor pueden intro-
turalidad, y que en el lenguaje evite la aridez dogmática: \ 4 0 ducirse agentes sobrenaturales, cuando los hechos sean de los
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tiempos fabulosos, heroicos ó caballerescos, será mejor no ha- bien estudiada y observada, analizarlos, explicarlos y enseñar
cer uso de estas máquinas en todos los que sean de épocas pos- el modo de aplicarlos á la práctica. Así en nuestro caso, las re-
teriores-, que supuesta una sencilla introducción, se narren glas cuya coleccion forma el arte de hablar, es decir, las que
los hechos, ya seguidamente por el poeta, ya poniendo la r e - realmente merecen el nombre de reglas, no las quisquillas de
lación de una parte de ellos en boca de alguno de los actores; los retóricos escolásticos, están como envueltas en la esencia
y que su estilo tenga cuanta elevación, dignidad, belleza, ma- misma de la racionalidad del h o m b r e , y en la de la facultad
jestad y fuego sea posible, como que un poema épico es la pri- que tiene de comunicar sus pensamientos por medio del h a -
mera y mas importante de todas las composiciones literarias, b l a ; pero no fueron conocidas teóricamente, ni aplicadas sino
y por decirlo así, el último esfuerzo del ingenio H u m a n o : por instinto y raras veces, y con mezcla de muchas imperfec-
20.° que en las poesías pastoriles la escena se coloque siempre ciones, durante una larguísima serie de años. Los progresos
en el campo; que las descripciones y alusiones, aunque üaas que los hombres fueron haciendo en todos los otros ramos, les
y otros sean relativas á objetos muy conocidos y comunes, facilitaron estudiar sus propias facultades intelectuales, y ob-
tengan sin embargo cierta novedad; que los interlocutores servar el efecto que sus alocuciones producían en aquellos á
sean rústicos de profesión , y se expliquen como tales, pero quienes hablaban, según que estaban hechas de esta ó aquella
sin nimia rusticidad y grosería; y que el asunto ó argumento, m a n e r a ; y poco á poco llegaron á lijar las reglas que debemos
sin salir de los campos, ofrezca situaciones interesantes y a l - tener presentes, para que nuestros discursos produzcan, ó á
gunas escenas t i e r n a s : 2 1 . ° finalmente, que en las fábulas ó lo ménos sean capaces de producir, el efecto que deseamos.
apólogos el cuento sea entretenido y bien imaginado, que el Esta teoría general, mas ó ménos completa, estuvo al princi-
carácter que se atribuya á los actores sea conforme á la idea pio en la cabeza de algunos pocos sabios, y fué comunicada de
que de ellos se tiene, que la moralidad resulte de la acción unos á otros tradicionalmente, y mas ó ménos bien aplicada
misma, que la narración sea sencilla y breve, y que el estilo por algunos escritores en tales ó cuales países. En algunos se
tenga el mayor grado posible de naturalidad. redactaron por ella, mas ó ménos b i e n , unos como códigos
que contuviesen y explicasen estas reglas, y se comprobó su
Pregunto pues a h o r a ; en toda esta serie de principios y en
verdad por la experiencia, es decir, haciendo ver que aquellas
el gran número de consecuencias y aplicaciones prácticas que
composiciones en las cuales se hallaban observadas, habían
de ellos he deducido, ¿hay nada que sea arbitrario ó falso, ó
producido y producían en los lectores ú oyentes el efecto que
haya sido establecido por la sola autoridad de Aristóteles, Ho-
se habían propuesto sus autores. Por ejemplo, se vio que la
racio ú otro de los que se llaman legisladores del Parnaso?
¡liada de Homero agradaba constantemente á cuantos la leían,
¿No son verdaderas todas las reglas que he dado? ¿No están
•jorque los pensamientos son verdaderos y naturales, porque
sacadas de principios eternos é incontestables? ¿No están estos
fas expresiones son propias, claras y enérgicas, porque los ca-
fundados en la naturaleza misma de nuestro entendimiento y
ractéres de los personajes están bien pintados y sostenidos,
de nuestra voluntad? ¿No será siempre cierto, por ejemplo,
porque la acción es una, etc., etc.; y se la citó por consiguiente
que los pensamientos de una composicion deben ser verdade-
como un modelo, ó como un testigo irrecusable de la bondad
ros, claros, sólidos; sus formas acomodadas á su naturaleza y
de las reglas generales del estilo y de las particulares de la
á la situación del que habla, y las expresiones propias, preci-
epopeya ; pero unas y otras son anteriores á Homero y á todo
sas, enérgicas y naturales? ¿Y lo es acaso, porque lo haya di-
el género h u m a n o , é independientes de las composiciones de
cho Quintiliano ú otro retórico, ó porque es conforme á la na-
aquel y de cualquier otro escritor. Y así los que han dicho que
turaleza misma del habla? Los hombres, cuando han formado
las reglas han sido sacadas de los escritos de Homero, han di-
las colecciones de reglas que llamamos artes, no las han in-
cho un solemnísimo disparate. Las reglas, verbi gracia, de que
ventado en rigor, es decir, en el sentido de que ellos sean sus
los pensamientos de cualquiera composición sean claros, y de
autores, como lo es de una máquina su inventor; lo que han
que lo sean también las expresiones, no son tales reglas por-
hecho, ha sido deducir de los objetos mismos de que tratan
que Homero las haya practicado; al revés: Homero es buen
las artes, los principios teóricos que envuelve su naturaleza
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escritor, porque las observó. Ellas nacen de nuestra misma tinuada lectura de todas las composiciones literarias que han
naturaleza, no son preceptos caprichosos ni prácticas arbitra- producido y producen constantemente el efecto á que las des-
rias de ningún individuo de la especie humana : son las deci- tinaron sus autores. La tercera, el estudio de algunas de las
siones de la sana razón, decisiones que ban sido mas o menos obras didácticas, en que se hallan recopiladas y mas ó ménos
conocidas en tales ó cuales períodos de la sociedad, y en tales bien ilustradas; y la cuarta, el oirías de viva voz.^Él primer
ó cuales países. Esta es la verdadera idea de lo que se llama medio bastaría, si fuese posible que un hombre solo hiciese
reglas en literatura; y para establecerlas me be detenido tanto, por sí mismo, y sin haber leido jamas libro ninguno, todas las
porque generalmente este punto no está bien analizado ni ex- observaciones necesarias, para estar siempre seguro de que se
plicado en ninguna obra de las q u e tratan de la materia ; v explicaba del mejor modo posible, contentando al entendi-
también porque bien entendido lo que son estas reglas, q u e - miento, al corazon, y hasta al oido de sus oyentes ó lectores.
dan resueltas varias cuestiones que se están debatiendo hace Pero ¿dónde está ni puede hallarse un individuo de la especie
mas de dos mil años, porque no h a n sido bien representadas. h u m a n a , que por sí solo y durante su corta vida, pueda adi-
t .a Cuando hablamos ó escribimos, ¿debemos observar esas vinar y formar una teoría, que los esfuerzos hechos por infini-
llamadas reglas, ó no? Ya se ve que con solo proponerla en es- tos hombres y por espacio de sesenta siglos, acaso no lian
tos términos queda resuelta, y p a r a siempre. Porque siendo completado todavía? Ademas, cuando esto fuera posible, ¿á
las reglas las decisiones de la sana razón, preguntar si d e b e - qué lin un hombre sensato se habia de privar de los inmensos
mos observarlas, es lo mismo que preguntar, si cuando habla- auxilios, que le ofrecen para este estudio los descubrimientos
mos y escribimos, debemos hablar y escribir como racionales hechos ya por todas las generaciones que le han precedido?
ó como locos; y nadie sostendrá q u e debemps delirar. ¿Ni cómo querría tomarse el trabajo de inventar por sí solo,
2. a Para observarlas, es necesario saberlas? Dicho se esta. coordinar y perfeccionar u n a ciencia tan vasta y tan difícil ?
Si no se saben, aun cuando alguna vez las observemos por ins- ¿Hay ni puede haber un hombre cuerdo, que renunciando á
tinto y como por casualidad, muchas otras faltaremos á ellas cuanto el género humano ha adelantado hasta hoy en m a t e -
sin advertirlo; y aquí la experiencia de lodos los siglos y de máticas, se empeñe en construir por su mano el inmenso edi-
todos los países comprueba la necesidad de conocer estas r e - ficio de esta ciencia? El segundo medio seria suDciente, si
glas. El hombre ignorante y rústico hará por imitación y m a - puede haber un hombre que lea todos los buenos libros que
quinalmente dos ó tres cláusulas completamente buenas, ó agi- existen, aunque no sea mas que en materias literarias, omi-
tado de alguna pasión pronunciará una breve arenga enérgica; tiendo las puramente científicas, y que por sola su lectura lle-
pero no hay ninguno, ni le ha habido, ni le habrá, que siendo gue á saber toda la teoría del arte de hablar. Pero digo lo mis-
absolutamente indocto, haga una larga composicion completa- mo, ¿quién es el hombre que puede leer con la atención que
mente buena, no digo en verso, pero ni aun en prosa. Si dicen en este caso se r e q u e r í a , todos los oradores, historiadores y
que s í , que m e citen uno. poetas, antiguos y modernos, y formarse por sola esta lectura
una idea cabal del arte? Resta* pues el tercer medio y el
3 . a Suponiendo que es necesario observarlas, y para obser-
cuarto. Cualquiera de ellos basta; pero el mas breve, sencillo
varlas conocerlas bien, ¿es necesario estudiarlas? Claro es que
y provechoso es el de estudiar las reglas en los libros, porque
no se puede conocer, sino muy imperfectamente una cosa, y
el de la tradición puramente oral está sujeto á que uno padezca
mas si es difícil, de la cual no se haya hecho un estudio serio.
mil equivocaciones y olvidos, y desde que existen libros que las
4. a Y ¿dónde ó cómo se han de estudiar estas reglas? Res-
contienen, seria ridículo renunciar á ellos y recurrir á \a viva
puesta : hay cuatro maneras de estudiarlas, ó p o r mejor decir,
voz solamente. Esta, cuando es la de un buen m a e s t r o , facili-
cuatro escuelas en donde se pueden aprender. La primera es
tará mucho la inteligencia de aquellos; pero por sí sola nunca
la naturaleza, ó lo que es lo mismo, la sola observacion'atenta
será tan útil como las colecciones impresas, pues aun cuando
del modo con que obran nuestras facultades intelectuales, y
* el preceptor haya estudiado las mejores, será difícil que al
del efecto que todas las maneras imaginables de explicarnos
explicarlas lo tenga todo presente. Así lo mejor es reunir las
producen en nuestros semejantes. La segunda, la atenta y con-
cuatro cosas, observación de la naturaleza, estudio del arte en pudo llegar al ápice de la perfección sino después de una lar-
los libros que le contienen, explicación de un inteligente, y guísima serie de ensayos, toscos y rudos al principio, y poco á
lectura continua de los clásicos. poco mas aliñados y perfectos. En fin al cabo de siglos apare-
Pero Homero por sí solo, sin maestro, sin tratados didácti- ció un hombre extraordinario, que aprovechándose de todo lo
cos, sin haber leido ningún arte poética, compuso la ¡liada, adelantado hasta su tiempo, y tomando de sus predecesores lo
es decir, la mejor epopeya que existe. Luego no es necesario <[ue habia de mas bien imaginado en cada uno de ellos, d i ó ,
estudiar las reglas, ni en los libros que de ellas tratan, ni con por decirlo así, los últimos toques á los cuadros que aquellos
ningún preceptor que las explique, flé aquí otro error y otra dejaron sin acabar. Esta es la verdadera idea que debemos for-
preocupación en que todos están, no sé porqué. Todos, sin marnos de Homero, y no le es poco gloriosa; pero creer que
tomarse el trabajo de examinar si el hecho es cierto, dan por él solo condujo el arte desde sus primeros rudimentos hasta
sentado que Homero no tuvo quien le enseñase, que no apren- el mas acabado modelo, es creer un absurdo, un hecho física-
dió de nadie las reglas de la poética , que él las adivinó, y que mente imposible.
no habiendo hasta entonces poesía en el m u n d o , él l a c r e ó , En segundo lugar, queda también la confusa noticia de que
escribiendo como por encantamiento el mas perfecto de todos mucho ántes de Homero existia ya en Esmima una especie de
los poemas. Inexplicable fenómeno seria este en la historia del escuela ó academia de poesía muy célebre, en la cual estudió
entendimiento h u m a n o , si fuese cierto, pero no lo es. Prime- ó se formó el que ahora llamamos padre de la poesía, porque
r a m e n t e , á pesar de las escasas noticias literarias que tenemos n o han llegado á nosotros las obras de los muchos que le a n -
de aquellos remotísimos siglos, sabemos por algunos cortos tecedieron en tan noble como difícil profesión. Es probable, y
fragmentos que se han conservado en escritores posteriores y si se quiere constante, que en esta escuela no se daria ningún
por otras indicaciones, qup ántes de Homero se habían escrito tratado didáctico escrito; pero es indudable que en ella se es-
ya en la Grecia infinitas composiciones en verso, no solo d i - tudiaría la poesía, como en los talleres de los pintores y escul-
rectas, como himnos, odas, inscripciones ó epigramas, poemi- tores se estudiaban la pintura y escultura. Quiero decir, que
tas didascálicos, y hasta jocosos y satíricos, sino poemas épicos en ella el maestro ó director enseñaría de palabra las reglas,
bastante largos, de los cuales él se aprovechó para la compo- liaría observaciones prácticas sobre todas las composiciones de
sicion de los suyos; y si existiesen todavía, veríamos quizá que algún mérito que hubiesen parecido hasta entonces, y m a n d a -
de ellos había copiado ó imitado lo mejor de su ¡liada y su ría á sus discípulos ejercitarse en imitaciones, que serian mas
Odisea. Sabemos en efecto por testimonios irrecusables que ó ménos buenas, sesun el mas ó menos talento, y la mayor ó
en su tiempo corrían con estimación una ¡liada y un Dár- menor aplicación del discípulo. Así es como en la antigüedad
dano, compuestos por un tal Corinno ; otra ¡liada de Dáres se enseñaron las ciencias y las artes t o d a s ; y nadie ha habido
q u e existia aun en tiempo de Eliano; los poemas de Orebanto hasta ahora que las haya aprendido por sí solo, enteras, de un
Trecenio y de Melesandro, el primero sobre los Lapitas, y el golpe, y como por ensalmo. Creemos hoy que como los anti-
segundo sobre los Centauros; los de Femio y Deinodoco, fa- guos no tenían universidades como las nuestras, cada uno
mosos poetas, de quienes hace honorífica mención el mismo aprendió por sí lo poco ó mucho que llegó á saber, y que nadie
H o m e r o ; los de Museo, de quien habla también Virgilio; los se lo enseñó; y es muy al contrario. Desde .aquel que en cada
de P a m f o , Tamíris y Orfeo, y quizá los de Lino, escritos en ramo logró dar el primer paso, debido en muchos á ja casuali-
caractéres pelnsgicos, y anteriores por consiguiente á la llegada dad , el segundo aprendió de él esto poco, y añadió quizá ya
de Cadmo á Beocia é introducción del alfabeto fenicio. El solo alguna cosa-, el tercero hizo lo misino respecto del segundo, y
hecho pues innegable de que antes de Homero habían flore- así sucesivamente, hasta que llegaron al punto de perfección
cido ya tantos poetas célebres, prueba que, si bien supo aven- en que las vemos en ciertas épocas afortunadas. Ni puede ser
tajarse á todos y logró oscurecerlos, no fué el que por sí solo de otra manera. Suponer que el primer hombre que, maqui-
creó y perfeccionó hasta el último y mas alto grado una profe- nalmente y por solo el instinto, hizo una especie de himno re-
sión tan difícil como es la poesía. Esta, como las demás, no ligioso en una de las sencillas solemnidades de su tribu errante
ó salvaje, ó recitó una informe, aunque fogosa odita, en elogio ¿Puede ser físicamente posible, que un hombre sin estudios,
de algún guerrero (porque estos, como nota Blair debieron sin maestros, sin libros, hubiese observado en dos poemas épi-
ser los primeros ensavos poéticos), fuese ya capaz de escribir cos, de veinte y cuatro cantos cada uno, todas las reglas gene-
la litada; es lo mismo que decir que el primero que exca- rales y particulares, que despues se han reconocido como n e -
vando un tronco de un árbol, se metió en el hueco, y se dejo cesarias en la ejecución de tan difícil obra? Graciosa cosa seria
llevar por la corriente de un rio, pudo ya construir el navio que Homero hubiese compuesto dos poemas épicos admira-
Trinidad-, que el primero que con unas ramas formo una p e - bles, sin saber lo que hacia y porqué lo hacia.'como el l Ula-
queña choza p a r a defenderse de la intemperie, fue ya capaz de no caballero de Moliere hablaba prosa sin saberlo. Busquese
edificar el convento del Escorial etc. etc., porque lo mismo se el hombre de mayor talento, y si se quiere muy instruido en
vería en todas las artes y ciencias. En- todas ellas, cuando en- otros ramos, un Newton, pero que no haya leido poetas ni es-
contramos ya una producción absolutamente perfecta, o que tudiado el arte de ninguna manera, y hágasele que escriba un
se acerque mucho á serlo, debemos suponer, que fue precedi- poema de cualquier clase que sea, ¿saldrá, no ya perfecto,
da por otras infinitas, que poco á poco fueron preparando pero ni aun tolerable? Y q u é ? ¿los hombres del tiempo de Ho-
•aquel último estado de perfección. Ni es dado al hombre pro- mero estaban organizados de otra manera que nosotros? Y si
ceder de otra manera. no lo estaban, ¿ pudo ser entonces hacedero lo que ahora es
imposible de toda imposibilidad? Concluyamos pues de todo lo
En tercer lugar, por los mismos poemas de Homero vemos, dicho, que eran ya conocidas en tiempo de Homero todas las
que en su tiempo estaba ya perfeccionada la prosodia de los reglas del arte de hablar, y quizá mejor que ahora; que él hizo
griegos; que la cantidad y tonos de todas las silabas estaban de ellas un estudio muy prolijo, sino en aulas como las nues-
tan "rigurosamente determinados, que no era permitido al tras, y en Retóricas y Poéticas como las que despues se escri-
poeta alterarlos en manera ninguna, sino en algunos casos lijos bieron, á lo ménos en escuelas de otra forma, aprendiéndolas
en que el uso le autorizaba á tomarse ciertas licencias, no siem- de viva voz de alguno ó algunos poetas de su tiempo, y leyen-
pre, ni en todas las voces y sílabas, como generalmente se do, quizá hasta saberlas de memoria, las composiciones mas
cree, sino en señaladas ocasiones, palabras, y silabas.Y siendo célebres y mas bien acabadas d é l o s siglos anteriores.¡S'opudo
indudablemente los poetas los que fijan la prosodia en todas ser de otra manera : las obras maestras de las artes no pueden
las lenguas, y estando ya en aquel tiempo formada la de la ser hechas por acaso. De consiguiente cuando encontramos al-
griega, ¿cuántos poetas debió de haber ántes de Homero?¿que guna de esta clase, aunque no sepamos cómo, por qué medios,
estudio "debió de hacerse de todas las combinaciones posibles en qué escuela y con qué maestros se formó el artista que la
de largas y breves, para determinar todos los piés métricos, y hizo, podemos afirmar, con la misma evidencia que si lo h u -
asignar á cada verso los que mejor le convenían, según el fina biésemos visto, que habia hecho un estudio profundísimo de
que era destinado? Y pues en solo el mecanismo de los versos su a r t e , sino en libros escritos, á lo ménos bajo la dirección
se habia hecho ya un estudio tan prolijo, y se habían estable- de un buen maestro y oyendo su viva voz. Así, por ejemplo,
cido leyes tan terminantes, precisas y circunstanciadas, ¿que aun cuando nada supiésemos de Fídias, ni tuviésemos la m e -
deberemos pensar de las cualidades mas importantes de las nor idea de la historia de la escultura, deberíamos decir con
composiciones, cuales son su fondo, su estilo, su lenguaje, su toda seguridad al ver su Júpiter Olímpico ó su Minerva, que el
plan y la ejecución de este en todas sus partes ? ¡ Cuanto se ha-, autor de tales estatuas sabia perfectísimamente su arte, y cono-
bria dicho, disputado y reflexionado sobre cado uno de estos cía hasta las mas menudas reglas; que estas existían ántes d e
puntos! ¡Qué observaciones tan profundas y delicadas estarían él, y formaban un cuerpo de doctrina, que verbalmente t r a s -
ya hechas yrecogidassi no en un código formal (aunque no mitían los escultores ya ejercitados á los jóvenes que venian á
podemos afirmar que no le hubiese, habiéndose perdido tan- aprenderlas en su taller; y que su gran mérito consiste, n o
tos otros escritos), á lo ménos en la tradición que verbalmente en haberlas adivinado ó inventado por sí solo todas (alguna
se trasmitirían unos á o t r o s los poetas! Y ¡qué estudio tan pro- observación nueva aiíadiria tal vez á las antiguas), sino en h a -
lijo no haría Homero de su arte ántes de ponerse á escribir!
ber sabido aplicar con el mayor acierto las que otros muchos claro que no lo serán las que no tengan aquellos requisitos;
habían conocido y practicado y a , antes de que él hubiese na- que es lo mismo que decir, aquellas en que por ignorancia,
cido siquiera. No insistiré mas sobre una cosa tan evidente. descuido ó capricho hayan sido desatendidas las reglas. 2. a Ob-
Otra cuestión. Y estudiando y llegando a saber las reglas, servadas estas, la obra no tendrá defectos, será regular; pero
¿escribirá uno bien? S í ; si tiene talento y la debida instruc- podrá no tener primores extraordinarios : estos son fruto del
ción en la materia. Sin esta se evitarán, observando las reglas, talento particular del artista. ftLis breve : observando las re-
defectos en el lenguaje y estilo; pero la obra en el fondo no glas, se evitarán los defectos, lo cual es ya acercarse muchísi-
tendrá mérito alguno, y podrá estar llena de disparates: como mo á la perfección; y se llegará á esta, si á la puntual obser-
si uno que nada supiese de Economía política, escribiese so- vancia de los preceptos se unen la instrucción y el talento ne-
bre esta materia. Y este era el error de los antiguos sofistas, cesarios para crear bellezas extraordinarias.
creer que con solo las reglas del arte de hablar podían escribir Esto es lo mismo que Horacio dijo con su acostumbrado jui-
bien sobre todo género de asuntos. No s e ñ o r : es necesario sa- cio en aquellos tan sabidos versos de su arte poética : natura
ber perfectamente la materia de que se quiere hablar, y des- fieret laudabile carmen, an arte, e t c . ; y ellos solos bastan
pues las reglas del arte. Estas son todavía mas inútiles sin el para decidir la cuestión.
talento que se requiere para entenderlas y aplicarlas. Así no
las hay en el mundo para que un estúpido ó un boto pueda
componer una tragedia como la Ifigénia de Racine. Pregun-
tar si un h o m b r e , sin el talento necesario y con solo saber de
memoria las reglas, puede hacer u n a buena composicion lite- APÉNDICE SEGUNDO.
raria, es preguntar si un hombre sin piés puede bailar como
DE LO Q U E EN MATERIAS L I T E R A R I A S S E LLAMA BÍTEU GUSTO,
Véstris, porque haya leido en los libros todas las reglas del
mal gusto.
baile. Tres cosas son las que forman un buen escritor: \ . a ta-
lento propio para el género en que escribe, porque no todos
tienen el que cada uno requiere : 2 . a la instrucción que exige Esta es otra cuestión n o ménos debatida y famosa que la
la materia sobre que lia de escribir : 3 . a gran conocimiento de anterior, v que también está sin decidir, porque no se ha fijado
las reglas y cuidado en observarlas puntualmente. Cualquiera bien el punto controvertido. Este es sin duda bastante m e t a -
d e estas tres cosas que faite, no será perfecta la obra. Con el ta- físico; pero puede sin embargo ilustrarse suficientemente, si
lento solo, sin la debida instrucción y sin reglas, se harán los, se acierta í determinar con exactitud el valor de los términos
á veces sublimes pero siempre monstruosos, dramas de S h a - H ue se emplean. Procuraré hacerlo.
kespeare. Con el talento y la instrucción, pero sin saber las Todos saben que la palabra gvslo significa en su acepción
reglas ó sin querer observarlas, que es lo mismo que si no se • teral v primitiva uno de los cinco sentidos corporales, por el
supiesen, se hacen las comedias famosas y la Jerusalen de ;ual percibimos y di-tinguimos las varias impresiones que h a -
Lope, el Bernardo de Balbuena, etc. etc. Con las tres cosas cen ciertos cuerpos sobre nuestra lengua, listas percepciones
reunidas, talento, instrucción y observancia de las reglas se se llaman sabores; y la facultad de sentirlas, y por consi-
hacen la litada, la Eneida, las Comedias de Moliere, las Tra- guiente la de distinguirlas unas de -\tras, es propiamente lo
gedias de Racine, y en otros géneros las Odas de Horacio y la que se llama gusto físico y material; Empleada pues esta pa-
Epístola moral de Rioja. En suma, bien analizada esta gran labra para designar la capacidad que tenemos para percibir,
cuestión sobre la necesidad de saber y observar las reglas de conocer y apreciar aquellas cosas que al oir ó leer las compo-
las composiciones literarias, está reducida á estas sencillas y siciones literarias, hacen en nosotros una impresión agradable
evidentes proposiciones : 1 , a Debiendo entenderse por obser- ó desagradable; es claro que significará aquella mayor ó menor
vancia de las reglas en las artes el cuidado de dar á las obras aptitud que tiene cada individuo de la especie h u m a n a , para
aquellas cualidades, sin las cuales n o pueden ser perfectas, es distinguir lo que realmente es b u e n o , de lo que acaso lo p a -
ber sabido aplicar con el mayor acierto las que otros muchos claro que no lo serán las que no tengan aquellos requisitos;
habian conocido y practicado y a , antes de que él hubiese na- que es lo mismo que decir, aquellas en que por ignorancia,
cido siquiera. No insistiré mas sobre una cosa tan evidente. descuido ó capricho hayan sido desatendidas las reglas. 2. a Ob-
Otra cuestión. Y estudiando y llegando a saber las reglas, servadas estas, la obra no tendrá defectos, será regular; pero
¿escribirá uno bien? S í ; si tiene talento y la debida instruc- podrá no tener primores extraordinarios : estos son fruto del
ción en la materia. Sin esta se evitarán, observando las reglas, talento particular del artista. Mas breve : observando las re-
defectos en el lenguaje y estilo; pero la obra en el fondo no glas, se evitarán los defectos, lo cual es ya acercarse muchísi-
tendrá mérito alguno, y podrá estar llena de disparates: como mo á la perfección; y se llegará á esta, si á la puntual obser-
si uno que nada supiese de Economía política, escribiese so- vancia de los preceptos se unen la instrucción y el talento ne-
bre esta materia. Y este era el error de los antiguos sofistas, cesarios para crear bellezas extraordinarias.
creer que con solo las reglas del arte de baldar podían escribir Esto es lo mismo que Horacio dijo con su acostumbrado jui-
bien sobre todo género de asuntos. No s e ñ o r : es necesario sa- cio en aquellos tan sabidos versos de su arte poética : natura
ber perfectamente la materia de que se quiere hablar, y des- fierel laidabile carmen, an arte, e t c . ; y ellos solos bastan
pues las reglas del arte. Estas son todavía mas inútiles sin el para decidir la cuestión.
talento que se requiere para entenderlas y aplicarlas. Así no
las hay en el mundo para que un estúpido ó un boto pueda
componer una tragedia como la Ifigénia de Racine. Pregun-
tar si un h o m b r e , sin el talento necesario y con solo saber de
memoria las reglas, puede hacer u n a buena composicion lite- APÉNDICE SEGUNDO.
raria, es preguntar si un hombre sin piés puede bailar como
Véstris, porque haya leído en los libros todas las reglas del DE LO Q U E EN MATERIAS L I T E R A R I A S S E LLAMA bí¡e¡l gusto,
baile. Tres cosas son las que forman un buen escritor: \ . a ta- mal gusto.
lento propio para el género en que escribe, porque no todos
tienen el que cada uno requiere : 2 . a la instrucción que exige Esta es otra cuestión n o ménos debatida y lamosa que la
la materia sobre que ha de escribir : 3 . a gran conocimiento de anterior, v que también está sin decidir, porque no se ha fijado
las reglas y cuidado en observarlas puntualmente. Cualquiera bien el punto controvertido. Este es sin duda bastante m e t a -
d e estas tres cosas que falte, no será perfecta la obra. Con el ta- físico; pero puede sin embargo ilustrarse suficientemente, si
lento solo, sin la debida instrucción y sin reglas, se harán los, se acierta í determinar con exactitud el valor de los términos
á veces sublimes pero siempre monstruosos, dramas de S h a - H ue se emplean. Procuraré hacerlo.
kespeare. Con el talento y la instrucción, pero sin saber las Todos saben que la palabra gvsto significa en su acepción
reglas ó sin querer observarlas, que es lo mismo que si no se • teral v primitiva uno de los cinco sentidos corporales, por el
supiesen, se hacen las comedias famosas y la Jerusalen de ;ual percibimos y di-tinguimos las varias impresiones que h a -
Lope, el Bernardo de Balbuena, etc. etc. Con las tres cosas cen ciertos cuerpos sobre nuestra lengua, listas percepciones
reunidas, talento, instrucción y observancia de las reglas se se llaman sabores; y la facultad de sentirlas, y por consi-
hacen la litada, la Eneida, las Comedias de Moliere, las Tra- guiente la de distinguirlas unas de -\tras, es propiamente lo
gedias de Racine, y en otros géneros las Odas de Horacio y la que se llama gusto físico y material; Empleada pues esta pa-
Epístola moral de Rioja. En suma, bien analizada esta gran labra para designar la capacidad que tenemos para percibir,
cuestión sobre la necesidad de saber y observar las reglas de conocer y apreciar aquellas cosas que al oir ó leer las compo-
las composiciones literarias, está reducida á estas sencillas y siciones literarias, hacen en nosotros una impresión agradable
evidentes proposiciones : t , a Debiendo entenderse por obser- ó desagradable; es claro que significará aquella mayor ó menor
vancia de las reglas en las artes el cuidado de dar á las obras aptitud que tiene cada individuo de la especie h u m a n a , para
aquellas cualidades, sin las cuales n o pueden ser perfectas, es distinguir lo que realmente es b u e n o , de lo que acaso lo p a -
r e c e , pero no lo es; lo completamente bello, de lo que no lo
es tanto, ó es positivamente deforme. Hasta aquí todo es sen- que se hayan hecho ó puedan hacerse, y anteriores á todas
cillo y claro, y todos están de acuerdo; pero luego se pasa á ellas. Así aun cuando todavía no se hubiese escrito epopeya
otras dos cuestiones mas complicadas y oscuras, y que no n i n g u n a , siempre seria buena cualquiera que en lo sucesivo se
todos resuelven del mismo modo. escribiera, si la acción fuese u n a , grandiosa é interesante, y
•1.a ¿Hay en las composiciones literarias cosas que sean en el héroe principal digno de admiración; si su carácter y los
sí mismas buenas ó bellas, independientemente del aprecio que de los otros personajes fuesen buenos poéticamente, constantes
merecen al que las lee y del juicio que de ellas f o r m a ? y variados etc. e t c . ; y si el estilo, el lenguaje y la versificación
2. a La aptitud para distinguir lo bueno de lo m a l o , lo feo tuviesen las cualidades, que tan largamente quedan e n u m e -
de lo hermoso en materias literarias. ¿ es una facultad pura- radas y explicadas. ¿ Se cree acaso q u e , aun cuando por im-
mente mecánica debida á la sola sensibilidad, ó es una facili- posible todo ^el género humano se empeñase en alabar u n a
dad que resulta del talento é instrucción del que hace ó exa- composicion épica , cuyos pensamientos fuesen respectivamente
mina las composiciones? falsos, oscuros y fútiles; las expresiones bárbaras, incorrectas,
En cuanto á la p r i m e r a , si se determina bien lo que se impropias, vagas, débiles, chabacanas y duras; las cláusulas
entiende por bueno y bello , malo y deforme en laso bras del embarazosas, intrincadas y anfibológicas; las metáforas alam-
ingenio , no puede haber dificultad en resolverla aürrr.ativa- bicadas, incoherentes y mal sostenidas; el plan defectuoso,
mente. Se llama pues bueno y bello todo cuanto, yo en las la acción m ú l t i p l a , el héroe vil y despreciable, los caracléres
ideas, ya en la manera de'ordenarlas, presentarlas y expre- mal dibujados, l a versificación lánguida y arrastrada, etc. etc.;
sarlas, es conforme á la naturaleza del habla, á la de nuestras seria por eso hermoso semejante monstruo? Nadie sostendrá
potencias intelectuales, y á la de aquellas cosas de que se tal disparate. Concluyamos pues con toda seguridad, que las
trata ; y malo ó feo todo lo que no es conforme á estas tres buenas ó malas cualidades de las composiciones literarias son
cosas. Así, por ejemplo, si los pensamientos de una obra son independientes del juicio que de ellas hayan formado ó formen
verdaderos absoluta ó relativamente según lo exija su natura- uno ó muchos individuos; que serán necesariamente buenas
leza , claros en aquel grado que permita la materia, naturales, las que sean conformes al modelo ideal que hemos delineado,
fáciles, obvios hasta el punto que lo consientan las ideas de y m a l a s , mas ó m é n o s , las que mas ó ménos se alejen de este
que consten, nuevos en todo ó en parte, acomodados á la ca- tipo p r i m o r d i a l , cualquiera que sea la opinion de los h o m -
lidad de los objetos de que se habla, y al tono que pide el b r e s ; porque esta puede ser equivocada por mil causas acci-
género de la composicion, y sólidos en las sérias; son buenos dentales. Así hemos visto que en algunas épocas todos aplau-
y bonísimos : y lo serian , aunque tal ó cual individuo, tal dían producciones disparatadas y detestables; pero estos
número de ellos, y aun todo el género humano dijese que no. aplausos no las hicieron buenas, porque no está en manos
Aquí hay un error parecido al que hemos indicado, hablando de nadie mudar la naturaleza de las cosas. Y esta es la razón
de las reglas. De estas se dice que son b u e n a s , porque son por que las pocas obras que se han acercado á la perfección,
conformes á la práctica de los buenos escritores, debiéndose han agradado, agradan y agradarán siempre y en todos los
decir que estos merecen el título de buenos porque ias obser- países á cuantos, siendo jueces competentes, n o han t e n i d o ,
varon lielmente. Del mismo modo se dice que tal composicion, tengan ó tuvieren el gusto estragado por alguna causa acci-
verbi gracia la Eneida, es buena y hermosa, porque en lodos dental.
los países cultos y en todos los "siglos que han trascurrido La segunda cuestión es mas fácil de resolver, si se distinguen
desde que se compuso han convenido los inteligentes en que dos cosas, que ordinariamente se c o n f u n d e n , cuando se ven-
lo e s ; pero lo que debe decirse es, que los peritos en el arle tija ;_ á saber, la facultad de recibir placer ó incomodidad . al
la han calificado de buena,porque la han hallado conforme á oír ó leer las composiciones literarias, y la aptitud para dis-
los principios f u n d a d o s en las bases que quedan indicadas; tinguir en ellas lo que con razón nos agrada ó incomoda, por-
los cuales son eternos é independientes de las composiciones q u e realmente es en sí mismo bello ó d e f o r m e , de aquello que
produjo en nuestro ánimo uno de estos dos e f e c t o s , porque
mos examinar luego, si aquel objeto está ó no bien imitado y
nuestro órgano intelectual esta acaso viciado. En efecto, su-
fallar con seguridad que lo está ó no lo e s t á , el sentimiento
cede con estos sabores intelectuales, si podemos llamarlos asi,
p u r o no b a s t a ; se necesitan el talento y la instrucción que in<5
l o q u e con los materiales y'-físicos ; á saber que cuando el
dispensablemente exigen este exámen y este juicio. Lo mism©
órgano que los p e r c i b e , no está en su estado natural tiene
sucede con las obras de escultura y arquitectura, y hasta co@
por amargo lo dulce, y lo salado p o r soso Hecha esta distin-
las de lo¿ olidos. Al que no es inteligente en la materia le pa«>
ción , es fácil conocer, que recibir placer o disgusto al oír o leer
recen bien ó m a l , y en consecuencia las aprueba ó reprueba.,
u n a composicion, es debido á la sensibilidad que nos ha d a d o
t a r v e z con muy errada decisión; pero solo el hábil profesor y
el Autor de la naturaleza, es el resultado necesario de nuestra
el aficionado inteligente pueden decidir con fundamento y
organización; pero el distinguir en el objeto agradable o d e -
sin equivocarse, que son buenas ó malas, y apreciarlas ó des-
sagradable lo que produjo estas respectivas impresiones, y e
preciarlas con conocimiento de causa.
poder decidir si son debidas á las cualidades reales de aquel
Resumiendo ya lo dicho acerca de las dos cuestiones p r o -
ó á nuestra particular disposición , esto es indudablemente
puestas, resulta : -1.° que las bellezas y fealdades, por decirlo
obra del talento y producto de la competente instrucción. P o r
así, de las composiciones literarias ( y lo mismo deberá decirse
e j e m p l o , el hombre mas ignorante recibirá cierto deleite ai
respecto de las otras artes) son absolutas é independientes del
leer una traducción de la Eneida, porque Dios nos ba hecho
juicio que de ellas se f o r m e , porque en suma no son otra cosa
de tal naturaleza que toda relación de sucesos nuevos para no-
que su conformidad ó discordancia con la naturaleza, la cual
sotros , y todo lo que es mas ó ménos extraordinario y mara-
es independiente de nuestros juicios : 2.° que el sentirlas con-
villoso, nos agrada; pero semejante lector no podra darse
fusamente , equivocándolas tal vez, pertenece á la pura sensi-
razón á sí mismo de las cualidades de aquel escrito , ni decidir
bilidad; pero que el conocerlas, analizarlas, distinguirlas y
con segundad si lo que á él le a g r a d ó , es realmente bello en
declararlas buenas ó m a l a s , con no equivocado j u i c i o , es d e j a
sí mismo. Esto está reservado al h o m b r e instruido, que cono-
competencia exclusiva del talento unido con la no pequeña
ciendo á fondo los requisitos generales que ba de tener toda
instrucción que para semejante exámen y decisión se requiere.
composicion literaria, y los particulares que exigen las épicas,
Si alguno repusiese que el talento mismo y la instrucción son
para que con justicia se las p u e d a dar el nombre de b u e n a s ;
en cierto modo producto de la disposición del sugeto, y hasta
está en estado de conocer, analizar, apreciar y admirar las
cierto punto se deben á la naturaleza; no tendré dificultad en
bellezas de todo género que se encuentran en el poema de
confesarlo, con tal que por esta palabra se entienda la n a t u r a -
Virgilio. Lo mismo sucede en todas las artes. Por un electo de
leza m e j o r a d a , rectificada , perfeccionada é ilustrada por el
nuestra organización ciertas combinaciones de sonidos que pro-
estudio y el ejercicio, y no la naturaleza sin cultivo, cual se
ducen las vibraciones de algunos c u e r p o s , son gratas al o í d o ,
halla en nosotros anteriormente á la educación literaria. El
y otras le ofenden. Hasta aquí o b r a la pura sensibilidad; pero
hombre qne no haya salido de este e s t a d o , podrá decir que tal
señalar luego en una composicion de música lo que se con-
composicion le parece bien ó m a l ; pero no podrá estar seguro
forma con las leyes de la a r m o n í a , y lo que es contrario a
de que en realidad es ó no buena en su línea : para esto es
ellas, es efecto del talento, p r o p i o de un profesor muy ejer-
menester conocer el arte por principios. Así el que no le ha
citado é inteligente en este r a m o . Ver representada en un
estudiado, se equivoca muy frecuentemente en sus p a r e c e r e s ;
lienzo la figura de un hombre é imitado hasta el color de su
pero el que tenga toda la instrucción necesaria, no se e n g a -
vestido y de sus carnes, causa placer á todo individuo de la
ñará nunca en el juicio que forme de la totalidad ; de la obra.
especie h u m a n a que no sea e n t e r a m e n t e estúpido ; porque el
Podrá no observar algún pequeño defecto ó no percibir alguna
v e r repetidos en un cuadro con toda la ilusión de la perspec-
delicadísima belleza, porque estos juicios parciales dependen
tiva objetos materiales, p r o d u c e cierto deleite en nuestro
de los grados de su capacidad é instrucción; pero jamas dara
á n i m o , ya por el solo principio d e Ja novedad, ya por la admi-
por b u e n a la que sea mala, ni por defectuosa y ridicula la
ración que excita aquel f e n ó m e n o , ignorando la causa que le
perfecta y admirable. Ningún buen pintor, ó aficionado i n t e -
produce. Hasta aquí obra nuestra sensibilidad; pero si q u e r e -
coge y lleva en sus brazos y Dido acaricia en su regazo , y sin
ligente, dirá que son obras maestras las pinturas de Orbaneja embargo de allí á pocos dias sale en un brioso caballo á matar
y mamarracbos las de Rafael. jabalíes; que Yénus pide á Vulcano una armadura p a r a E n é a s ,
Ilustradas y resueltas estas dos cuestiones, fácil será definir no porque este la necesite, sino para que el poeta pueda imi-
lo que se entiende p o r buen gusto y mal gusto en materias tar á Homero y adular á Augusto, y algún otro descuidillo si
literarias. P o r q u e , si las perfecciones y defectos de las com- le h a y ; este crítico, d e c i m o s , puede afirmar con seguridad
posiciones son cosas reales, constantes é independientes del que Virgilio tuyo en poesía gusto, no solo bueno sino p u r í -
juicio que de ellas se f o r m a , y si para que este sen f u n d a d o , simo , fino, delicado, á pesar de que en su poema se observe
cierto y seguro, es necesario que el juez reúna al talento n a - alguna manchita de aquellas quas aul incuria füdit, aut hu-
tural la instrucción adquirida que exija aquel género de obras mana parum cavit natura ; el mismo crítico será un aíipio-
-ubre cuj-.i mérito ha de fallar; es evidente que considerado el nado de buen gusto á juicio de los inteligentes."^'! - : ; n a el
gu j , . . en la persona del autor, porque en efecto este es el buen gusto al componer y al juzgar, consiste en dislinuur i:
-..••¡r- » j u j z de cada composicion, y 2.° en las de los lectores bueno de lo malo ; en adoptar y apreciar lo priim,,
" oy< es; tendrá buen gusto el escritor que distinguiendo char y reprobar lo último. Y como estas operaciones i¡L-'puécíea
bien lo falso de lo verdadero, lo fútil de lo sólido, lo aparente ser obra sino del talento competentemente ilustrado, es evi-
de lo real, lo necesario de lo superfluo , en suma , para no dente que el tener buen gusto, es exclusivamente efecto de la
repetir lo que tantas veces se ha dicho, lo bueno bajo todos instrucción, pues la disposición natural del sugeto no contri-
aspectos de lo que no sea por algún lado, adopte lo primero y buye á ello, sino como contribuye á todas las demás habili-
deseche lo segundo. Y le tendrá igualmente el que oiga ó lea dades del h o m b r e , en cuanto un estúpido no puede ser ni
la composicion, si distinguiendo también lo que merece ser autor, ni crítico, ni nada mas que un poste.
aprobado, de lo que fuere digno de reprobación, alaba lo pri-
mero y reprueba lo segundo. Así el crítico instruido que exa-
m i n a n d o cuidadosamente la Eneida, reconoce que los pen-
samientos, las expresiones, su coordinacion, y hasta el
mecanismo de los versos, tienen todas las cualidades que los
constituyen b u e n o s ; que las formas oratorias están empleadas
o p o r t u n a m e n t e , ya se considere la naturaleza del pensamiento
á que se ha dado aquel g i r o , ya la situación del personaje en
cuya boca se p o n e ; que la acción principal es una de las que
p o r todas sus circunstancias pueden ser asunto de una epo-
peya , que las particulares de que consta, están bien imagina-
das y enlazadas entre s í ; q u e los episodios tienen la debida
conexion y son o p o r t u n o s ; que el plan es juicioso y arreglado;
que la narración es viva, a n i m a d a , rápida y pintoresca; que está
amenizada con descripciones y digresiones no muy largas ó inco-
herentes, y engalanada con todas las riquezas de la mas elevada
poesía etc. etc.; y al mismo tiempo observa que los caractéres
t o d o s , méuos el de Dido , no están perfectamente dibujados,
ni son muy variados; que el del héroe no es tan interesante
como debía serlo; que la máquina está empleada alguna vez sin
necesidad; que (i) Ascanio en el libro i. es un niño que,Venus
4.a
Traducciones de Horacio.
Traducción de Grecourt[\).
Yo el primero disculpara
ROMANCES JOCOSOS. Su silencio pertinaz;
Que es mejor, cuando el asunto
Mas vale callar. Obliga á mentir, callar.
Yo el primero disculpara
ROMANCES JOCOSOS. Su silencio pertinaz;
Que es mejor, cuando el asunto
Mas vale callar. Obliga á mentir, callar.
Siempre á su aprisco c r i a : _
Ni el lobo fiero á sus corderas d a l i a : OTRA.
Nunca el año le engaña;
Y en su trono propicio EL ZAGAL D E L T O R M E S .
Acoge Dios su humilde sacrificio.
A sus dulces desvelos Fértiles prados, cristalina fuente,
Ríe blanda su esposa, Bullicioso arróyuelo, que saltando
Corona de su amor y su v e n t u r a ; . i; De su puro raudal placido vagas
Y de hermosos hijuelos Entre espadañas y oloroso trébol;
Cual oliva viciosa p ii| Y t ú , álamo copado, en cuya sombra
Le cerca, y en servirle se apresura . Las zagalejas del ardiente estio
De inefable ternura i1/ Las horas pasan en feliz reposo,
Inundado su seno, Adiós q u e d a d ; vuestro zagal os d e j a ;
Cien nietos le acarician de años lleno. -^jjL Que allí del Ebro á los lejanos valles
¡Oh mis hijos amados! Fiero le arrastra su cruel destino,
Sed buenos, y el rocío Su destino cruel, no su deseo.
Vendrá del cielo en lluvia nacarada Ya mas, | oh Tórmes 1 tu corriente pura
Sobre vuestros sembrados : Sus ojos no verán : no sus corderas
Os dará leche el rio, T e gustarán, ni los viciosos pastos
De tus riberas gozarán felices:
Y miel la añosa encina regalada :
No mas de Otea las alegres sombras,
Vuestra frente nevada
No mas las risas y sencillos juegos,
Lucirá largos di as Pláticas gratas y canciones tiernas
Ay 1 ¡oiga el cielo las plegarias miasl De la dulce amistad. Aquí han corrido,
Con delicado acento Cual estas lentas cristalinas aguas
Así Aminta cantaba, Riendo giran con iguales pasos,
Bañado el rostro en delicioso llanto, De mi florida edad los claros dias.
Y el feliz pecho en celestial contento; De las dehesas del templado estremo
Y con planta amorosa Vine estraño zagal á estas riberas,
A sus dulces hijuelos se acercaba. Cuando mi barba del naciente bozo
Llegó do estaban, y cesó su c a n t o ; - Apenas se c u b r í a ; y en las ramas
Que con burla donosa De los menores árboles los nidos
Uno el cayado juguetón le quita Pudo alcanzar mi ternezuela mano
Y el balante ganado ufano rige, De los dulces pintados colorines.
Que al redil conocido se dirige;
Y de olorosas frutas coronado
Aquí á sonar mi caramillo alegre El otoño feliz, las maravillas
Me ensenó a m o r : y el inocente pecho Cantar de Dios con labio balbuciente,
Palpitando sentí la vez primera. En tierno gozo palpitando el pecho,
Aquí le vi t e m e r ; y á la esperanza Y sonando otra voz muy mas canora
Crédulo dilatarse, cual fragantes Que de humilde pastor mi dulce flautí j
A los soplillos del favonio tienden j Delicia celestial, ante quien bajo
Sus tiernas galas las pintadas flores, Es cuanto precia el cortesano iluso
Cuando en mayo benigno el sol les n e . De oro, de mando ó deleznable gloria!
Con planta incierta discurriendo ocioso No allí á nublar tan inocente gozo
En inocencia y paz, libre y seguro El pálido temor, no los cuidados
Cantar m e oísteis, y volver mis trinos Solícitos vinieran, ó la envidia
Parlero el monte en agradable juego. Sesga mirando, su cruel ponzoña
Llevar m e visteis mi feliz ganado Pudo sembrar en nuestros llanos pechos.
Del valle al soto, y desde el soto al rio Todo fué gozo y paz : todo süave
Bañado en gozo cuando el sol hería Santa amistad y llena bienandanza.
Mi leda faz con su naciente llama, En plácida igualdad muy mas seguros
En dulce caramillo y voz süave Que los altos señores, nunca el dia
Su lumbre celebraba y mi ventura. Nos ravó triste, ni la blanca luna
Mis ovejillas del caliente aprisco Salió á bañar con su argentada lumbre
Saltando h u í a n con balido alegre, Nuestra llorosa faz, cual allá cuentan
Seguidas de sus candidos hijuelos, Que en las ciudades y soberbias cortes
Al conocido valle, do seguras La noche entera en miseros cuidados
Se d e r r a m a b a n , y ladrando en torno Los ciudadanos desvelados lloran.
Mi perro liel con ellas retozaba. ¡Tanto bien acabó! Como deshace
Otros zagales á los mismos pastos Del año la beldad crudo granizo
Sus corderos solícitos traían, Que airada lanza tempestosa n u b e ;
A par brindados de la yerba y flores. Y la dorada mies, del manso viento
Y juntos bajo el álamo que cubre Antes movida en bulliciosas olas,
Con sombra amiga y susurrantes hojas Ya entre sus largos surcos desgranada
La clara fuente, en pastoriles juegos Del triste labrador la vista ofende :
Nos viera el sol en su dorado giro Así á dar fin á mi apenada vida
Perder contentos las ardientes horas, A tan lejanos términos me lleva
Que en torno d e él fugaces revolaban. Ay ! ¿para qué? De mis fugaces anos
Yiónos la n o c h e y el brillante coro A mas nunca tornar desparecieron
De sus luceros repetir los juegos Los mas serenos ya; y acaso a hundirse
Entre las s o m b r a s del callado bosque. Los que me esperan de dolor conmigo
Y á m í e m b a r g a d o en contemplar el giro Corren infaustos en la tumba fría.
De tanta luz, ó la voluble rueda Pasó cual sombra mi niñez amable,
Con que del a ñ o la beldad graciosa Y á par con ella sus alegres juegos.
Ornan del c r u d o enero el torvo ceño, Relámpago fugaz en pos siguióla
Del mayo alegre las divinas flores, La ardiente juventud; danzas, amores,
Las ricas mieses del ardiente estío,
Cantares, risas, doloridas ansias,
Dulces zozobras, veladores celos, Con vuestro humilde dueño en las orillas:
Paces, conciertos agradables, todo Id, ovejillas, i d ; id, ovejillas.
Despareció también, y el sol me viera, MELENDEZ,
Entre rosas abriendo á la galana
Primavera las puertas celestiales,
Seis lustros ya sus bienhechores rayos
Mirar contento con serenos ojos. IDILIO.
IY ora habré de dejar estas riberas
Donde vivo feliz! y estos oteros! LICIO.
Este valle! este rió en libre planta
Cantando veces tantas de mí hollados En el campo venturoso
No veré mas! y mis amibos líeles! Donde con clara corriente
Guadalaviar hermoso
Y mis amigos! ¡oh dolor! con ellos
Dejando el suelo ai undoso
Aquí me gozo y canto : aquí esperaba
Da tributo al mar potente;
El trance incierto de mis breves dias,
Calatea desdeñosa
Y que cerrasen mis nublados ojos
Del dolor que á Licio daña,
Con oliciosa mano : ¿á qué otros bienes?
Iba alegre y bulliciosa
Otras riquezas y cansados puestos?
Por la ribera arenosa
¿A qué buscar en términos distantes
Que el mar con sus ondas b a ñ a :
La dicha que me guardan estas vegas,
Entre la arena cogiendo
Y estas praderas y enramadas sombras? Conchas y piedras pintadas,
Mi choza humilde á mi llaneza basta, Muchos cantares diciendo
Y este escaso ganado á mi deseo. Con el son del ronco estruendo
Téngase allá la pálida codicia De las ondas alteradas.
Su inútil oro, y la ambición sus honras; Junto al agua se ponia,
Que igual alumbra el sol al alto pino Y las ondas aguardaba,
Y al tierno arbusto que á sus plantas nace Y en verlas llegar huía :
Mas ya partir es luerza : bosque hojoso, Pero á veces 110 podía,
Floridos llanos, cristalino formes, Y el blanco pie se mojaba.
Quedad por siempre adiós; dulces amigos, Licio, al cual en sufrimiento
Adiós quedad, adiós; y tú indeleble Amador ninguno iguala,
# Conserva, árbol pomposo, la memoria Suspendió allí su tormento,
Que impresa dejo en tu robusto tronco, Mientras miraba el contento
Y estas letras en lágrimas bañadas. De su pulida zagala.
Aquí Batilo fue feliz; sus hados Mas cotejando su mal
Le conducen del l.bro á la corriente : Con el gozo que ella había,
Pastores de este suelo afortunados, El fatigado zagal
Nunca olvidéis vuestro zagal ausente. Con voz amarga y mortal
Id, ovejillas, id : y tan dichosas De esta manera decia :
Sed del gran rio en los lejanos valles, Ninfa hermosa, no te vea
Cual del plácido Tormes lo habéis sido Jugar con el mar horrendo,
Cantares, risas, doloridas ansias,
Dulces zozobras, veladores celos, Con vuestro humilde dueño en las orillas:
Paces, conciertos agradables, todo Id, ovejillas, i d ; id, ovejillas.
Despareció también, y el sol me viera, MELENDEZ,
Entre rosas abriendo á la galana
Primavera las puertas celestiales,
Seis lustros ya sus bienhechores rayos
Mirar contento con serenos ojos. IDILIO.
IY ora habré de dejar estas riberas
Donde vivo feliz! y estos oterosI LICIO.
Esle valle! este rió en libre planta
Cantando veces tantas de mí hollados En el campo venturoso
No veré mas! y mis amibos líeles! Donde con clara corriente
Guadalaviar hermoso
Y mis amigos! ¡oh dolor! con ellos
Dejando el suelo ai undoso
Aquí me gozo y canto : aquí esperaba
Da tributo al mar potente;
El trance incierto de mis breves dias,
Calatea desdeñosa
Y que cerrasen mis nublados ojos Del dolor que á Licio daña,
Con oficiosa mano : ¿á qué otros bienes? Iba alegre y bulliciosa
Otras riquezas y cansados puestos? Por la ribera arenosa
¿A qué buscar en términos distantes Que el mar con sus ondas b a ñ a :
La dicha que me guardan estas vegas,
Entre la arena cogiendo
Y estas praderas y enramadas sombras? Conchas y piedras pintadas,
Mi choza humilde á mi llaneza basta, Muchos cantares diciendo
Y este escaso ganado á mi deseo. Con el son del ronco estruendo
Téngase allá la pálida codicia De las ondas alteradas.
Su inútil oro, y la ambición sus honras; Junto al agua se ponia,
Que igual alumbra el sol al alto pino Y las ondas aguardaba,
Y al tierno arbusto que á sus plantas nace Y en verlas llegar huía :
Mas ya partir es luerza : bosque hojoso, Pero á veces 110 podía,
Floridos llanos, cristalino formes, Y el blanco pie se mojaba.
Quedad por siempre adiós; dulces amigos, Licio, al cual en sufrimiento
Adiós quedad, adiós; y tú indeleble Amador ninguno iguala,
# Conserva, árbol pomposo, la memoria Suspendió allí su tormento,
Que impresa dejo en tu robusto tronco, Mientras miraba el contento
Y estas letras en lágrimas bañadas. De su pulida zagala.
Aquí Batilo fue feliz; sus hados Mas cotejando su mal
Le conducen del l.bro á la corriente : Con el gozo que ella había,
Pastores de este suelo afortunados, El fatigado zagal
Nunca olvidéis vuestro zagal ausente. Con voz amarga y mortal
Id, ovejillas, id : y tan dichosas De esta manera decia :
Sed del gran rio en los lejanos valles, Ninfa hermosa, no te vea
Cual del plácido Tormes lo habéis sido Jugar con el mar horrendo,
Y aunque mas placer te sea Ningún peligro le espanta.
Huye del mar, Galatea, J . Guarte pues de un gran c u i d a d o ,
Como estás de Licio Luyendo. Que el vengativo Cupido
Deja ahora de jugar, Viéndose menospreciado,
Que me es dolor importuno, Lo que no hace de g r a d o ,
No me hagas mas penar, Suele hacerlo de ofendido.
Que en verte cerca del mar Ven conmigo al bosque ameno,
Tengo celos de Neptuno. Y al apacible sombrío
Causa mi triste cuidado, De olorosas flores lleno,
Que á mi pensamiento crea, Do en el dia mas sereno
Porque ya está averiguado, No es enojoso el estio.
Que si no es tu enamorado, Si el agua te es placentera,
Lo será cuando te vea. Hay allí fuente tan bella,
Y está cierto; porque amor Que para ser la primera
Sabe desde que me hirió, Entre todas, solo espera
Que para pena mayor Que tú te laves en ella.
Me falta un competidor En aqueste raso suelo
Mas poderoso que yo. A guardar tu hermosa cara
Deja la seca ribera, No basta sombrero ó velo,
Do está el alga infructuosa, Que estando al abierto cielo
Guarda que no salga afuera El sol morena te para.
Alguna marina fiera No escuchas dulces concentos
Euroscada y escamosa. Sino el espantoso estruendo
Huye ya, y mira que siento Con que los bravosos vientos
Por tí dolores sobrados, Con soberbios movimientos
Porque con doble tormento Van las aguas revolviendo.
Celos me da tu contento, ^ 1 Y tras la fortuna fiera.
Y tu peligro cuidados. Son las vistas mas süaves
En verte regocijada Ver llegar á la ribera
Celos me hacen acordar La destrozada madera
De Europa, ninfa preciada, De las anegadas naves.
Del toro blanco engañada, Ven á la dulce floresta,
En la ribera del m a r . Do natura no fué escasa,
Y el ordinario cuidado Donde haciendo alegre fiesta
Hace que piense contino La mas calorosa siesta.
De aquel desdeñoso Alnado, Con mas deleite se pasa.
Orilla el mar arrastrado, Huye los soberbios m a r e s :
Visto aquel monstruo marino. Ven verás como cantamos
Mas no veo en tí temor Tan deleitosos cantares,
De congoja y pena t a n t a , Que ios mas duros pesares
Que bien sé por mi dolor Suspendemos y engañamos;
Que á quien no teme al amor Y aunque quien pasa dolores,
Bastará p a r a q u e á tf
Amor le f u e r z a á cantarlos, No te venga en apetito.
Yo h a r é q u e los pastores Licio mucho mas le hablara,
No digan cantos de amores Y tenia mas q u e hablalle,
P o r q u e huelgues de escucha, os. Si ella n o se lo e s t o r b á r a ,
Que con desdeñosa cara
Allí, por bosques y p r a d o s ,
Al triste dice q u e calle.
Podrás leer todas h o r a s ,
Volvió á sus juegos la f i e r a ,
E n mil robles señalados
Los n o m b r e s m a s celebrados V. á sus llantos el p a s t o r ,
De las ninfas y pastoras. Y de la misma manera
Ella q u e d a en la ribera,
Mas será te cosa triste
Y él en su mismo dolor.
V e r tu n o m b r e allí p i n t a d o ,
E n saber q u e escrita fuiste GASPAR Gir. POLO.
P o r el que siempre tuviste
p e tu m e m o r i a b o r r a d o . _
OTRO.
Y a u n q u e mucho estés a i r a d a ,
No creo yo q u e te asombre LA AUSENCIA.
Tanto el verte allí pintada, Del cárdeno cielo
Como el ver q u e eres a m a d a
Las sombras ahuyenta
Del q u e allí escribió tu n o m b r e ,
Rosada la a u r o r a
TV'o ser querida y a m a r ,
Riendo á la t i e r r a :
F u e r a triste desplacer;
Y Filis llagada
¿ Mas q u é tormento o pesar
Del mal de la a u s e n c i a ,
T e p u e d e , n i n f a , causar
De Otea los valles
Ser querida y no q u e r e r ? _
En lágrimas riega.
Mas desprecia cuanto quieras
Tierna clavellina,
A tu pastor, Galatea :
Cuando apenas c u e n t a
Solo q u e en estas riberas
Diez y siete abriles
Cerca d e las ondas lieras
Inocente y bella,
Con mis ojos no te vea.
En soledad triste
¿ Qué pasatiempo mejor
Su zagal la deja
Orilla el m a r puede hallarse
Que del claro T o r m e s
Que escuchar al ruiseñor,
Se pasó al Eresma.
Coger la olorosa flor,
Ún mayoral rico
Y en clara fuente lavarse / Allá diz q u e intenta
Pluguiera á Dios q u e gozaras Guardarlo , y q u e Pilis
De nuestro campo y ribera, Por siempre lo pierda.
Y p o r q u e m a s lo preciáras,
Quien á ageno g u s i ?
Ojalá tú lo p r o b a r a s
Sujetó su estrella,
Antes q u e yo lo dijera.
Engáñase necio
P o r q u e cuanto alabo aquí Si libre se piensa.
De su crédito lo q u i t o ,
Tues el c o n t e n t a r m e á mt
La vejez helada
Con rigor condena Ya dulce fruto de sus castos fuegos,
Las lozanas flores Así blondos y hermosos,
De la primavera Cual entre las zagalas bulliciosos,
La infelice Filis Sin venda ni arco en infantiles juegos,
Se imagina eternas Porque esquivas sus llamas no rezelen,
Las horas, que tardan Sueltos los amorcitos vagar suelen
De su bien las nuevas. Cuando las danzas del abril florido.
En ellos y en su Lisi embebecido
¡Ay! dice; y al cielo
Del pasto alegre de vicioso prado
Los ojos eleva,
Aminta revolvía
Sus ojos cubiertos
A su feliz cabana su ganado;
De horror y tristeza.
Y el sol laso entre nieblas se perdía',
¡ Ay! ¡cuánto me aguarda
Cuando asomar por el opuesto ejido
De duelos y quejas!
Los vio el p a d r e feliz: ¡oh que alegría
En solo pensarlo
Con su vista sintió I ¡ cómo su pecho
Mi pecho se hiela. En plácida zozobra palpitaba,
Tórtola viuda,
Cual nieve al sol en blando amor deshecho I
Solitaria yedra,
En lágrimas bañado los miraba,
Sin mi olmo frondoso
Y luego al cielo en gratitud ferviente;
Que en pie me sostenga.
Y así cantó con labio balbuciente.
¿ Qué haré, cuitaJilla?
¿ O dó iré que pueda AMISTA.
Vivir sin su arrimo,
Tan niña y tan tierna? ¡Oh mis lindos amores?
! Felices vosotras, i Mitad del alma mía!
Mis mansas corderas, ¡ De vuestra madre bella fiel traslado 1
Que ni celos hieren, Creced, tempranas flores,
Ni agravios aquejan! De gloria y alegría
! Con cuánta alogria Colmando á vuestro padre afortunado .
Mis ojos os vieran Y cual risa del prado
Pacer de este prado Es el fresco rocío.
Golosas la yerba! Dulce júbilo sed del pecho mío.
! 0 á la mano amiga ¡ Ah con qué gozo veo
Que sal os presenta Plácidos ir girando
Veniros, y hacerme En lenta paz mis años bonanzosos,
Lalando mil fiestas! Cuando en feliz recreo
De mi cuello colgando
! Y tú,fielcachorro,
Inocentes reís; ó bulliciosos
Qué sal'os y vueltas
En juegos mil donosos
No dieras, siguiendo
Triscáis por la floresta
De mi bien las huellas,
Tras los cabritos en alegre fiestaI
Cuando él por hablarme
Can laudóme letras El colorín pintado
Que en la ramilla hojosa
Se mece, y blando sus cuidados t r i n a ; i
El vuelo delicado De dulces a m o r e s ,
Con que la mariposa Saliera al Otea!
De flor en flor besándolas c a m i n a ; Hoy todo ha m u d a d o :
La alondra que vecina Del calor la fuerza
Al cielo se levanta, Los valles agosta,
Todo os es nuevo, y vuestro pecho encanta, Las fuentes deseca.
En vuestra faz la rosa ¡ A este pecho triste
Ríe el gozo inocente, Con mayor violencia
Y en los vivaces ojos la alegria Abrasa de olvido
Vuestra boca graciosa La ardiente saeta!
Y la alba tersa frente Aquí donde lloro,
Son un retrato de la Lisi mia. Aquí en esta vega
La blanda melodía Nos vimos y amamos
De vuestra voz remeda Por la vez primera.
La suya, pero en mucho atras se queda. Todo fue en un p u n t o ,
¡ Y el candor soberano Cual súbito vuela
De su pecho divino 1 La llama del r a y o ,
¡Y su piedad con todos oficiosa! Y el árbol humea.
Yo vi su blanca mauo Corderitas mias,
Del misero Felino ¿ Quién i ay! m e dijera
Socorrer la indigencia rigurosa. Que viento serian
Clori en su congojosa Sus locas finezas?
Suerte llorar la viera, Juramentos tantos
De su amarga borfandad fiel compañera.
Y ahincadas promesas,
Sola estás; mas el cielo
Si hay fe entre los hombres,
Si te roba, esclamaba,
¿ Porqué se me niegan?
La cara madre, te dará una amiga;
I Amor! t ú m e escuchas,
Y á la triste en su duelo
Y tú los o y e r a s :
Sollozando alentaba.
Sea tuyo el castigo,
Clori la abraza en su cruel fatiga;
Cual tuya es la ofensa.
Y sus ansias mitiga
1 Oh! nunca tuviese
En su seno clemente
Yo vuestra inocencia;
Yo al verlo me inundaba en lloro ardiente. N u n c a , ó corderitas,
De entonces mas perdido Le escuchára necia,
La adoré, y ciego amante
Cual de áspid huyendo
Sus pisadas seguí por selva y prado.
Su voz lisonjera,
Así en el ancho ejido
Sus ayes falaces,
Con balido anhelante
Sus bla." a as endechas;
Corre á su madre el recental nevado.
Y en llanto mis ojos
Oyó en fin mí c u i d a d o ;
Cegar no se vieran,
Y m i feliz porfia
Ni en hondos suspiros
Doliente la lengua.
Quien en h o m b r e s Ca,
Haz c u e n t a q u e siembra
EPIGRAMAS.
En las d u r a s r o c a s ,
O en /a ardiente a r e n a :
Que en vez d e ventura 1.°
Recoge vergüenza,
Y en vez de alegrías Irrevocable destino de un autor silbado.
Cuidados y penas.
L l o r a d , ojos m i o s , Cayó a silbidos mi Filomena.
Pues f u e culpa vuestra — Solemne t u n d a llevaste ayer.
Jugar bulliciosos, — Cuando se i m p r i m a , verán q u e es b u e n a .
Mirar sin cautela. — Y q u é cristiano la h a d e l e e r ?
V o l a d , mis s u s p i r o s ,
Sentidas q u e r e l l a s , 2.°
V o l a d , do mi aleve
A un escritor desventurado, cuyo libro nadie quiso
Riendo os espera.
comprar.
Sigaos mi pecho
Ardiente c e n t e l l a ,
En u n cartelon leí.
Que al suyo de b r o n c e
Que tu obrilla baladí
Derrita cual c e r a .
La vende ¡Savamorcuende...
Y vosotros, hijos No has de decir que la v e n d e ,
De mi pasión ciega, Sino q u e la tiene allí.
Finos s e n t i m i e n t o s ,
Sencillas t e r n e z a s ,
P a r t i d d e mi l a b i o ,
3.°
Volad á la oreja A Geroncio.
Del q u e os llamó dulces
Mas q u e miel h i b l e a . P o b r e Geroncio, á m i ver
Decid e mis a n s i a s , Tu locura es singular :
Decidle cual q u e d a ¿ Quién te mete á censurar
De p e n a d a y triste Lo q u e no sabes l e e r ?
Su lie! zagaleja.
Humildes r o g a d l e , 4."
Rogadle q u e v u e l v a ;
Si aleve no gusta A PEDANCIO.
Que mísera m u e r a .
Autor de una obra en que le ayudaban varios amigos,
Decidle....; mas nada
Si oiros desdeña P e d a n c i o , á los botarates
Le d i g á i s ; y nada Que te ayudan en tus o b r a s ,
Si d e m í se a c u e r d a . ISo los mimes ni los trates :
Tú te bastas y te sobras
P a r a escribir disparate?.
5.° Yo vi del polvo levantarse a u d a c e s ,
A dominar y perecer, tiranos;
Al mismo. Atrepellarse efímeras las leyes,
Tu crítica majadera Y llamarse virtudes los delitos.
fie Jos dramas que escribí, Vi las fraternas armas nuestros muros
Pedancio, poco me altera; Bañar en sangre n u e s t r a , combatirse
Mas pesadumbre tuviera, Vencido y vencedor, hijos de España,
Si te gustaran a tí. Y el trono desplomándose al vendido
Impetu popular. De las arenas,
Que el mar sacude en la fenicia Gádes,
A las que el Tajo lusitano envuelve
En oro y conchas; uno y otro imperio,
ELEGÍA,
I r á s , desorden esparciendo y l u t o ,
A las Musas (1). Comunicarse el funeral estrago.
Así, cuando en Sicilia el Etna ronco
Esta corona , adorno de mi f r e n t e , Revienta incendios, su bifronte cima
Esta sonante lira y flautas de o r o , Cubre el Vesubio sr¿ humo denso y llamas,
Y máscaras alegres, que algún dia Turba el Averno sus calladas o n d a s ;
Me disteis, sacras Musas; de mis manos
Y allá del Tibre en la ribera etrusca,
Trémulas recibid, y el canto acabe;
Se estremece la cúpula soberbia,
Que fuera osado intento repetirle.
Que da sepulcro al sucesor de Cristo.
He visto ya cómo la edad lijera ,
Apresurando á no volver las b o r a s ,
Quién pudo en tanto horror mover el plectro?
Robó con ellas su vigor al n u m e n .
Quién dar al verso acordes armonías,
Sé que negáis vuestro favor divino
Oyendo resonar gritos de muerte ?
A Ja cansada senectud, y en vano
Tronó la tempestad : bramó iracundo
Fuera implorarle; pero en t a n t o , bellas
El h u r a c a n , y arrebató á los campos
Ninfas, del verde Pindó habitadoras,
Sus frutos, su matiz; la rica pompa
No m e negiíeis que os agradezca humilde
Destrozó de los árboles sombríos :
Los bienes que os debí. Si pude un d i a ,
Todas huyeron tímidas las aves
No indigno sucesor de nombre ilustre,
Del blando n i d o , en el espanto m u d a s :
Dilatarle famoso; á vos fué dado
No mas trinos de a m o r . Así agitaron
Llevar al fin mi atrevimiento. Solo
Los tardos años mi existencia; y pudo
Pudo bastar vuestro amoroso anhelo,
Solo en región extraña, el oprimido
A prestarme constancia en los afanes
Ánimo hallar dulce descanso y vida.
Que turbaron mi p a z , cuando insolente
"Vano saber, enconos y venganzas,
Codicia y ambición, la patria mia Breve s e r á , que ya la tumba aguarda,
Abandonaron á civil discordia. . sus mármoles abre á recibirme;
Ya los voy á ocupar... Si no es eterno
El rigor de los h a d o s , y reservan
A mi patria infeliz mayor ventura;
5 F r a u c t í ? í f 9 f h e S C r ^ Í 6 , J T 0 6 " a m¡Sma , 0 i n d i c a ' «1 aator se retiró
U PCSlC d£ BarCel01 1 maS de 13 d a Dénsela presto . v mi postrer suspiro
^ar S SÍrÍ ^ "" «** ~"
Será p o r ella... P r e v e n i d e n t a n t o
Flébiles tonos, en'azád coronas
De c i p r é s f u n e r a l , M u s a s c e l e s t e s ;
Y d o n d e á las d e l m a r s u s a g u a s m e z c l a TABLA.
El G a r o n a o p u l e n t o , e n s i l e n c i o s o
Bosque d e lauros y m e n u d o s mirtos A la Reina, nuestra Señora p, _ .
O c u l t á d e n t r e flores m i s c e n i z a s . Prologo ' • Fa
8- »
Advertencias del autor. • ' • . . . . . . . . \ ' .
A R T E DE H A B L A R .
PARTE PRIMERA.
Reglas comunes á todas las composiciones 51
LIDRO l.o De los pensamientos. ib
CAP. l.o De su verdad
2." De su claridad 'I ^
FIN 3." De su novedad .'
De su naturalidad l¡
5." De su solidez ..*.'. co
6.° De su conveniencia con él'tóno'de la obra! '. '. .' ! 72
LIDRO 2.0 De las varias formas bajo las cuales pueden ser nre-
seniados los pensamientos 73
CAP. L.o De las formas propias para dar á conocer los objetos.' 80
AKT. l . o De la descripción y sus varias especies ib
Seres abstractos 8¿
Objetos materiales inanimados 82
Sucesos futuros 83
Una época del tiempo .'.!!!.'!! 84
Edificios, sitios, paisajes 86
El exterior de una persona verdadera 87
Pintura de persona fingida 91
Cualidades morales de un individuo 92
Cualidades de una clase entera 93
AET. 2.0 De la enumeración 95
Enumeración simple . . . . . . .' ib.
Enumeración con distribución 97
CA?. 2.0 De las formas propias del que raciocina 98
Anlílesis 99
Concesion .".'...' 101
Epifonema !'.!.' 103
Expolicion . * [ 105
Gradación ó climax . . . . . . . lio
Paradoja m
Símil ó comparación 112
Sentencia 120
Prolépsis, revocación, reyeccion y transición. . . 121
Será p o r e l l a . . . P r e v e n i d e n t a n t o
Flébiles tonos, en'azád coronas
De c i p r é s f u n e r a l , M u s a s c e l e s t e s ;
Y d o n d e á las del m a r s u s a g u a s mezcla TABLA.
El G a r o n a o p u l e n t o , e n s i l e n c i o s o
Bosque d e lauros y m e n u d o s mirtos A la Reina, nuestra Señora p, _ .
O c u l t á d e n t r e flores m i s c e n i z a s . Prologo ' • Fa
8- »
Advertencias del autor. . . . . . . . . . . \ ' .
A R T E DE H A B L A R .
PARTE PRIMERA.
Reglas comunes á todas las composiciones 51
LIBRO 1.0 De los pensamientos. ib
CAP. L.o De su verdad
2." De su claridad 'I ^
FIN 3." De su novedad .'
4.° De su naturalidad l¡
5." De su solidez ..*.'. co
6.° De su conveniencia con él'tóno'de'la obra! .' '. '. ! ! 72
LIDRO 2.0 De las varias formas bajo las cuales pueden ser pre-
sentados los pensamientos 73
CAP. 1.0 De las formas propias para dar á conocer los objetos.' 80
ABT. l.o De la descripción y sus varias especies ib
Seres abstractos 8¿
Objetos materiales inanimados 82
Sucesos futuros 83
Una época del tiempo .'.!!!.'!! 84
Edificios, sitios, paisajes 86
El exterior de una persona verdadera 87
Pintura de persona fingida 91
Cualidades morales de un individuo 92
Cualidades de una clase entera 93
AET. 2.0 De la enumeración 95
Enumeración simple . . . . . . .' ib.
Enumeración con distribución 97
CA?. 2.0 De las formas propias del que raciocina 98
Antítesis 99
Concesion .".'...' 101
Epifouema !'.!.' 103
Expolicion . * ' 105
Gradación ó climax lio
Paradoja m
Símil ó comparación 112
Sentencia 120
Prolépsis, revocación, reyeccion y transición. . . 121
CAP. 3.o De las formas propias para expresar las pasiones. . .
Apostrofe Expresiones groseras 20®
Conminación Expresiones torpes 207
Corrección 9.o Melodía ó suavidad ib.
Deprecación lO.o Conformidad de las expresiones con el tono g e n e -
Exclamación ral de la obra 209
Hipérbole . . . . CAP. 2.o Raglas peculiares de las expresiones de sentido figu-
Histerología rado . . 211
Optación AUT. 1 .O Nociones preliminares 212
Permisión 2.° Origen de los tropos 215
Prosopopeya 3.o Especies de los tropos 220
Reticencia Sinécdoque 221
Imposible Metonimia 224
Inierrogacion Metáfora 226
CAP. I.® De las formas que sirven para presentar los pensa- 4.o Ventajas de los tropos 232
mientos con cierto disfraz ó disimulo 5.o Reglas para usarlos 236
Alegoría Reglas comunes á todas las traslaciones ib.
Alusión Regla peculiar de los sinécdoques y metonimias. . 239
Dialogismo Reglas particulares de las metáforas 240
Dubiiacion Primera.. ib.
Extenuación Segunda 241
Parresia ó licencia Tercera 242
Perífrasis Cuarta 243
Preiericion Quinta 246
Ironía : sus varias especies Sexta 249
Antífrasis Séptima 250
Asteísmo Octava 252
Carientismo
LIBRO 4.o De la composicion 6 coordinacion de las cláusulas. . 254
Cleuasmo
Diasirmo CAP. 1.° Reglas relativas á la extensión y forma de las c l á u -
Sarcasmo sulas 255
Mimesis Cláusulas cortas y largas ib-
Cláusulas simples y compuestas ib.
LIBRO 3.o De las expresiones
CAP. 2.o Reglas generales para la composicion de las cláusulas,
CAP. L.o Reglas generales para la elección de las expresiones. cualesquiera q u e sean su extensión y su forma. 258
ART. 1.0 P u r e z a ART. 1.0Claridad
Pureza en los términos 2.oUnidad 262
Pureza en las construcciones 3.oEnergía 26o
271
Neologismo 4.oElegancia .••••.•••
ART. 2.o Corrección . . . . ! . . . ' . . Elegancias q u e consisten e n omitir o no ciertas
3.o Propiedad, precisión y exactitud. . . . ' ! ' . ' . * . palabras ••
4.o Concisión. . . . Elegancias q u e consisten en repetir alguna palabra. 2 i 2
5.o Claridad Elegancias q u e consisten en reunir palabras aná-
logas por el sonido, los accidentes gramaticales,
T é r m i n o s técnicos .*.*!..'!..!!!
Voces cultas | ó la significación ^76
2
5.o Armonía. ?°
Palabras equívocas
6.o Naturalidad ..!.'!.'"' Armonía general de las cláusulas «>•
7.o Energía Armonía imitativa , ; • • : •
Epítetos "' APÉNDICE. D e lo que se llama en las composiciones literarias
estilo y tono; y de su diferencia 289
Imágenes .'.'
8.o Decencia ' ' Estilo ; ¿o
E x p r e s i o n e s indecentes p o r e x c i t a r i d e a s ' d e s a - Tono ¿j!"
g r a d a b l e s ó asquerosas Diferencias entre ambos . . . . ají
— 586 — - 587 —
ABT. L.° Disertaciones
PARTE SEGUNDA. 3.0 Tratados magistrales . . .
3.° Elementos
Reglas particulares de cada uno de los géneros que hay de com- 4.° Varias formas de las obras didácticas. . . .
29i
posiciones literarias CAP 3.e Composiciones epistolares
SECCION PRIMERA
SECCION SEGUNDA.
Composiciones en prosa
Composiciones en verso 56
LIBRO 1.» Composiciones oratorias.
LIBRO l . o Del verso, su naturaleza, origen y mecanismo; de la
CAP. I. 0 Reglas generales de la oratoria 295 versificación castellana, y de la diferencia eníre el
ART. L.° Del exordio lenguaje y estilo de la prosa y el de los ver-os. . . 357
2.° De la piopo-icii 297
CAP. l . o Naturaleza, origen, y mecanismo del verso ib.
3.o De la contirmacion 300
2.0 Versificación casiellana 365
núm. I. 0 De los argumentos 301 3.° Diferencias entre el lenguaje y estilo de la prosa y
Sus especies ib. del verso 367
Diversos lines con que se emplean 302
Modo de hallarlos 30i LIBRO 2.o Poesías directas , . 378
Reglas para su elección ib. CAP. I. 0 Poesías líricas ib.
Reglas relativas al orden con que deben colo- 2.° Poesías didácticas 38¿
carse 305 ART. I . 0 Poemas didascálicos 387
2.o De las costumbres 306 2.0 Di>cursos y epístolas 390
3.o De las pasiones 307 3.° Sátiras 393
ART. 4.° De la peroración 309 CAP. 3.O Poesía descriptiva 395
CAP. 2.° Reglas particulares d e las composiciones oratorias. . 310 4.° Poemas llamados menores 400
ART. I . 0 Oratoria forense ib.
LIBRO 3.0 Poesía dramática 406
2.o Oratoria política 314
3.° Oraio.ia sagrada 318 CAP. I. 0 Tragedia 407
4.o Genero demostrativo de los antiguos 324 ART. l.o Acción de una tragedia 409
a. 0 Caractéres de los personajes 410
LIBRO 2.o Composiciones históricas, didácticas y epistolares. . 327 3.o Plan 411
CAP. L.o Obras históricas ib. 4.0 Unidades de lugar v tiempo «4
ART. l.o Historia verdadera. . ib. 5.o Estilo y lenguaie. . , 415
ném. I. 0 Cualidades de un historiador 328 CAP. 2.o Comedia. Sus reglas 418
Instrucción ib.
LIBRO 4.0 Poesías mixtas 423
Fidelidad 330
Discernimiento 333 CAP. I. 0 Poesía épica ib.
Moralidad ART. 1.° Acción de un poema épico 424
2.0 De las composiciones históricas consideradas en 2.0 Personajes y sus caracteres 426
si mismas ib. 3.0 Plan 431
Plan ib. 4.0 Narración 434
Narración 335 AP. 2.0 Poesía bucólica 435
Retratos 337 Lugar de Id escena 436
Arengas 338 Carácter de los interlocutores 437
Ri-flexiones Asuntos de las églogas 438
AR¥. Historia ficticia 3.o Fáliulas. Sus reglas 440
HÚM. l.o Asumos sobre q u e se han escrito historias fic- táxDiCB l.o De la naturaleza, verdad é invariabilidaa a e las
ticias, y sus varias formas 342 reglas, y de la necesidad de saberlas y obser-
2.0 Reglas de la historia ficticia 345 varlas en toda composicioa . . . . . .
CAP. 2.0 Obras didácticas. 348
APÉHD CE 2.O De lo que en materias literarias se llama buen
41)3
gusto, malgasto
Suplemento
Cánticos *,,
Oda * *
Epístolas filosóficas j»'
Epístolas satíricas £.7
R o m a n c e s jocosos
Romances
55
Sonetos. j;
Inscripción •'56
ib
Fábulas -
562
Egloga
E p i g m a
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