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220 Santo T om ás d e A quitio S ob re e l s e r y la esen cia 221

nuevo Tomás-Heidegger: Arbor 54 (1936) 92ss; B. Rioux, L ’étre et la m u n d o , y el ente y la esencia son lo primero que concibe el
verité chez lleidegger et Saint Tbomas d’Aquin (Montreal-Paris 1963). entendimiento, según dice Avicena, en el libro I de su M eta­
(Véase, ademas, la B i b l i o g r . gen. que va al frente de la selección
de textos de cada obra.) física; por eso, no sea que se incurra en error por su descono­
cimiento, hay que decir primero, para disipar la dificultad que
SOBRE EL SER Y LA ESENCIA puede haber en torno a ellos, que se entiende por los térmi­
nos de esen cia y de e n te, y cómo se encuentran en las diversas
E d ic ió n u t i l i z a d a : M.-D. R o l a n d - G o s s e l i n , O. P., Le «D e ente et clases de seres y cuál es su relación a las intenciones lógicas,
essentia» de S. Tbomas d ’Aquin. Texte établi d ’apres les manuscrits es decir, a los géneros, especies y diferencias.
parisiens. Introduction, Notes et études historiques. Bibliotheque tho-
miste, V III (Le Saulchoir, Kain 1926). Trad. del editor. Y porque debemos obtener el conocimiento de los seres
B i b l i o g r . g e n . : R o í a n d - G o s s e l i n , o . c ., p.XVI-XXX; 49-206 ( B i ­
simples del de los compuestos, y llegar a lo que es anterior,
b lio g r . p.IX -X III); M . d e M a r í a , S. J ., 5. Thomae Aquinatis opuscu- partiendo de lo posterior, para que así el aprendizaje resulte
lum «D e ente et essentia» commentariis C a i e t a n i illustratum..., e d it io más adecuado comenzando por lo mas fácil, por eso hay que
a c c u r a t e r e c o g n it a (Romae 1907); C h . B o y e r , S. J., S. Thomae Aquinatis
opusculum «D e ente et essentia», i n t r o d u c t i o n e a c n o t is a u c t u m e d i d i t , proceder de la significación del ente a la significación de la
Pont. U n iv . G r e g ., Textus e t Documenta, s e r ie s p h ilo s o p h ic a , 5 (Romae esencia.
1933); G . C u a d r a d o M e s a , D el ente y de la esencia, t r a d u c c ió n y o b ­
s e r v a c io n e s ( M o n d o ñ e d o 1926); D. G a r c í a B a c c a , Tomas de Aquino,
Del ente y de la esencia. C o m e n t a r io s p o r Fr. T o m a s C a y e t a n o , O. P.,
t r a d u c c ió n d e l l a t í n ( C a r a c a s 1974); G . d i N a p o l i , L ’ente e l’essenza. C a p ít u l o I
I n t r o d u z io n e , t r a d u z io n e e n o t e , 2.ae d . ( B r e s c ia 1970); J. B o b ik , The
Commentary of Conrad of P r u s s i on the «De ente et essentia» of
St. Thomas Aquinas, in t r o d u c t io n a n d c o m m e n t s ... (The Hague 1974); 1.705 Es de saber que, como dice el Filosofo en el libro V
M. G r a b m a n n , Die Scbrift «D e ente et essentia » und die Seinsme- Met., el ente propiamente dicho tiene dos acepciones. Una, la
tapbysik des bl. Tbomas von Aquin, B e i t r . z u r P h i l . u n d P a e d . p e r e n -
n is , F e s t g a b e z u m 80 G e b u r t s t a g e v o n O. W i l lm a n n ( F r e ib u r g i.B ., del ente que se divide en los diez generos; otra, la del ente
1919); R. G u m p e r b e r e , Zur Seinslehre in «De ente et essentia» des que significa la verdad de las proposiciones. La diferencia entre
Thomas von Aquin: F r e ib . Z. P h i l . T h e o l. 21 (1974) 420-438; M. G on­
z á l e z P o l a , O . P . , Dios en la problemática del opúsculo «D e ente
ellos esta en que puede llamarse ente en el segundo sentido
et essentia» de Santo Tomás: S t u d i u m 14 (1974) 279-296; A . F o r e s t , todo aquello sobre lo cual puede formarse una proposición
La structure métaphysique du concret selon Saint Thomas d’Aquin ( P a ­ afirmativa, aun cuando no tenga en sí ninguna realidad: en
r ís 1931); J. M a r i t a in , Sept le(onssur l'étre et les premiers principes
de la raison spéculative ( P a r í s s . a . ) ; G . A n a w a t i , O. P., Saint Thomas ese sentido, se llaman ente las negaciones y las privaciones. Así,
d ’Aquin et la M é t a p h y s i q u e d ’Avicenne, S . T h o m a s A q u in a s 1274-1974. decimos que la afirmación se opone a la negación y que la
C o m m e m o r a t iv e s t u d i e s ( T o r o n t o 1974) I p.449-465; A . N a d e r , L ’in-
fluence de la pensée musulmane sur la philosopbie de Saint Thomas
ceguera está en el ojo. En el primer sentido, en cambio, no se
d'Aquin, C o n g r e s s . internaz... (Roma 1974) p.61-68; J. L o h m a n , Saint puede decir que algo es ente si no tiene en sí alguna realidad:
Thomas et les Arabes (s truc tur es lingüistiques et formes de pensee): por lo mismo, en ese sentido, no son ente la ceguera y demás
R e v . P h il. L o u v . 74 (1976) 30-44. negaciones.
Pues bien: el nombre de esencia no se deriva del ente
P r o e m io tomado en el segundo sentido, pues hay algunos entes en este
sentido que no tienen esencia, como se ve en la privación;
1.704 Porque un error pequeño al principio, resulta gran­ , . 1705 F r. S la d e c z e k , Die versch ied en en B ed eu tu n gen d es Seins nach dem
de al fin, como dice el Filósofo, en el libro I D e Cáelo e t W Thomas von Aquin: S eb o la st. 5 (1930) 2 0 6 -2 0 9 ; B o y e r , o.c., p.9 10 n t.7 ;
M a r c , La notion d ’étre chez Saint Thom as et dans la scola stiq u e p ostérieu re:
1704 S a n t o T om ás. De verit q 1 a . l e . ; S th. 1 q.5 a . 2c.; A r i s t ó t e l e s , en. Phil. 10 (1933) 13ss; D e s c o q s , T heol. nat. II p.536 nt.2; F a b ro , Parte-
De cáelo et m undo 1.5 (A 271 b8-13V S a n t o T o m ás, In De cá elo e t m undo I, c ’Pazione e causalita seco n d o S T om m aso d ’A quino p.173-335; G ils o n , Le
le c t.9 ; A v ic e n a , Met., t r a c t .l c .6 ; R o i.a n d - G o s s e lin , o . c . , p . l n t . l ; p .2 n t.1 -3 ; tnom ism e p.42-50; D e s c o q s , T heol. nat. II p,118; C a y e t a n o , o .c ., p.22-24;
G ils o n , Le th om ism e p .4 3 ; C a y e t a n o , o . c . , p 3-22; B o y e r, o . c . , In trod u ctio AJO TELES, M et. Δ 1017 a22-35 S a n to T o m as, hic, 1.5 lect.7; A v e r r o e s .
p .3 -7 ; p.lO n t.5 ; D e s c o q s , T heol. nat. II p .7 9 9 n o ta; Inst. M et, gen . p .2 7 7 . ,n M et., comm.14.
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222 S anto T om as d e A quino

sino que se deriva del ente tomado en el primer sentido. Por


eso, el Comentador dice en ese mismo pasaje: El ente, dicho C a p ít u l o II
en el primer sentido, es lo que significa la sustancia de la cosa.
1.707 Ahora bien, el ente absoluta y primariamente se
1.706 Y, como, según queda dicho, el ente tomado en dice de las sustancias y posteriormente y en algún sentido de
este sentido se divide en los diez géneros, la esencia debe sig­ los accidentes; por eso la esencia se da en sentido propio y ver­
nificar algo común a todas las naturalezas, por las cuales los dadero en las sustancias, y en los accidentes, de alguna manera
diversos entes se ordenan en los diversos generos y especies, y en sentido derivado.
como, por ejemplo, la humanidad es la esencia del hombre, y lo De las sustancias, unas son simples y otras compuestas;
mismo, en todas las demás. y en unas y en otras se da la esencia, pero en las simples de un
Ahora bien, aquello que constituye a una cosa en su propio modo más verdadero y noble, por tener también un ser más
género o especie, es lo que se significa por la definición, que noble, ya que son causa de los seres compuestos, al menos
enuncia lo que la cosa es; de ahí que los filósofos han cam­ la sustancia primera y simple, Dios.
biado el nombre de esencia por el de quididad; y eso es lo que Pero como las esencias de esas sustancias nos están más
el Filósofo llama con frecuencia lo que algo es ( q u o d quid ocultas a nosotros, por eso debemos empezar por las esencias
erat e s s e ) , esto es, aquello por lo que una cosa tiene el ser de los compuestos, para que, partiendo de lo más fácil, resulte
algo. También se llama forma, por cuanto forma significa la la exposición más adecuada o razonable, al proceder de lo más
certeza (o quididad) de una cosa, como dice Avicena en el li­ fácil.
bro II de su M et. Esa misma realidad se designa también con
1.708 En las sustancias compuestas nos son conocidas la
el nombre de naturaleza, tomada ésta en el primero de los
forma y la materia, como, por ejemplo, en el hombre, el alma
cuatro sentidos que señala Boecio en el libro D e d u a b u s na-
y el cuerpo. Ahora bien, ninguna de las dos sola es la esencia.
turis, es decir, en cuanto que naturaleza se llama todo aquello
Que no lo sea la materia sola, es cosa palmaria; ya que una
que de alguna manera puede ser concebido por el entendi­ cosa es cognoscible por su esencia y por ella se coloca en su
miento: una cosa no es, en efecto, inteligible más que por su
especie o en su género, y la materia no es principio de cono­
definición y su esencia. Y así, dice también el Filósofo, en el
cimiento, ni tampoco por ella es determinado algo a su especie
libro V M et., que toda sustancia es naturaleza. Sin embargo,
o a su género; esto lo hace sólo aquello por lo cual algo está
el nombre de naturaleza tomada en este sentido parece signi­
en acto. Tampoco la forma sola puede ser la esencia de la sus­
ficar la esencia de la cosa en cuanto que dice relación a la tancia compuesta, por mas que muchos se empeñen en soste­
propia operación, ya que ningún ser está privado de ella. En
ner esto. En efecto, por lo que llevamos dicho, es claro que
cambio, el nombre de quididad se deriva del hecho de que se la esencia es aquello que la definición significa; mas la defini­
significa por la definición; mientras que se llama esencia en ción de las sustancias materiales no incluye tan sólo la forma,,
cuanto que por ella y en ella el ente tiene el ser ( e n s h a b et sino también la materia; de no ser así, no se diferenciarían
esse). entre sí las definiciones naturales y las matematicas. Ni tam­
1706 A r i s t ó t e l e s , M et. A 1014 b35; S a n t o T o m ás, h ic , 1.5 lect.4; Avi-
poco se puede decir que la materia se ponga en la definición
cen a, Log. P .I; R o la n d - G o s s e lin , o .c ., p.3 nt.3; p.4 nt.1-4; G ils o n , Le 1707-1711 B o y e r , o .c ., p.12 nt.14.
th om ism e p.57; 61 n t.l; C a y e t a n o , o . c . , p.24-31; B o e c io , De p erson a et 1707 S a n to T o m ás, In B oeth ium d e T rinit., le c t.2 q . l a . l ad 9 ; C a y e ­
duabus naturis in C hristo: PL 64, 1341 B C (L os filo s o fo s m ed ieva les I n.911)· t a n o o .c ., p.31-41; R o ía n d - G o s s e lin , o .c ., p.5 nt.1-2.
1708 S a n to T o m as, In M et. VII lect.9; S a n A g u s t í n , C onfession es, 1.12
c-6; C a y e ta n o , o c , p.41-43; R o la n d - G o s s e lin , o .c ., p.6 n t.l; p.7 n t.l; Bo-
XfR o.c., p 13 nt.17; R e b o llo , A bstracto y co n cre to en la filo so fía d e Santo
/omás p 123
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de la sustancia natural como algo añadido a su esencia, o un la forma, ni sólo la materia, sino ambas a la vez, bien que
ente extraño a ella, ya que tal clase de definición es propia sola la forma es a su modo la causa de tal ser ( e s s e ) . Así lo
de los accidentes, que no tienen esencia en sentido cabal; por vemos en los demás casos en que tiene lugar una composición
lo cual, en su definición debe entrar el sujeto, que no perte­ de varios elementos, que la cosa no recibe su denominación
nece al género de ellos. Es, pues, evidente que la esencia com­ únicamente de uno solo de dichos principios, sino de lo que
prende la materia y la forma. los abarca a todos, como, por ejemplo, en los sabores: la dul­
zura proviene de la acción del calor que resuelve el elemento
1.709 Por otra parte, no se puede sostener que la esencia
húmedo; sin embargo, aunque el calor sea causa de la dulzura
signifique la relación que existe entre la materia y la forma,
del modo dicho, el cuerpo no se llama dulce por el calor, sino
o algo sobreañadido a ellas, ya que eso sería necesariamente
por el sabor, que comprende lo caliente y el elemento húmedo.
accidente o algo extraño a la cosa y no serviría para conocer
la cosa, lo cual se opone a la noción de la esencia. Pues la 1.711 Mas como la materia es el principio de la indivi­
forma, que es acto de la materia, constituye a ésta en acto duación, podría parecer que de aquí se sigue que la esencia,
y esto determinado ( h o c a liq u id ); por eso, lo que sobreviene que comprende a la vez a la materia y a la forma, es sólo
no confiere a la materia el ser en acto, sin más, sino el ser particular, y no universal, lo que llevaría consigo el que los
tal, como lo hacen los accidentes; así, por ejemplo, la blan­ universales no tienen definición, si es verdad que la esencia
cura hace blanco en acto a su sujeto. Por lo mismo, cuando es lo que significa la definición. Por eso, hay que tener en
se adquiere una de esas formas, no se dice de ella que es pro­ cuenta que la materia es principio de individuación no tomada
ducida o hecha absolutamente, sino sólo en un sentido deter­ de cualquier manera, sino tan sólo la materia signada (s ig n a ta ).
minado. Llamo materia signada a la materia en cuanto que es conside­
rada bajo determinadas dimensiones. Esa materia no entra en
1.710 En conclusión, pues, el nombre de esencia en las
la definición del hombre en cuanto hombre, pero sí que entra­
sustancias compuestas, significa el compuesto de materia y for­
ría en la definición de Sócrates, si Sócrates tuviese definición.
ma. Con esto concuerda la afirmación de Boecio en el comen­
En la definición de hombre se pone la materia no signada;
tario a los P r ed ica m en to s, de que ουσία significa el compuesto:
así, no ponemos en la definición de hombre estos huesos y esta
οΰσία es el término griego correspondiente al latino essentia,
carne, sino huesos y carne en general, que son la materia no
como dice el mismo autor en el libro De d u abu s naturis. Tam­
signada del hombre...
bién Avicena dice que la quididad de las sustancias compues­
tas es la composicion misma de la forma y materia. Asimismo,
el Comentador dice en el Coment. al libro VII M et.: «La
C ap ítu lo III
naturaleza que tienen las especies en las cosas generables, es
algo intermedio, es decir, el compuesto de materia y forma».
1.712 Una vez visto lo que significa el nombre de esencia
Esta doctrina la sufraga la razón, ya que el ser ( e s s e ) de la
en las sustancias compuestas, hay que considerar sus relacio­
sustancia compuesta no es tan sólo de la forma ni tampoco
nes con la razón de género, especie y diferencia. Como aquello
de sola la materia, sino del compuesto; y precisamente por la
que tiene carácter de género, o de especie, o de diferencia se
esencia se dice que la cosa es. Así que es preciso que la esen­
cia, por la cual la cosa recibe el nombre de ente, no sea sólo 1711 S a n to T om ás, In B o eth . d e Trinit. Iect.1 q .2 a .2 ; S. th. I q .8 5 a . l
a d 2 ; C a y e ta n o , o .c ., p .4 8 -6 0 ; R o la n d - G o s s e lin , o .c ., p .1 0 4-126 ; p . l l n t . l ;
B o y e r, o .c ., p .1 7 n t.2 6 ; R e b o llo , o .c ., p .18-19.
1709 C ayetano , o .c ., p .4 3 . 1712-1719 B o y e r, o .c ., p .2 5 n t.4 5 ; H a y e n , L 'in len tionn el selo n Saint Tho
1710 A v c e n a . M et V. 5 : A v e r r o e s . In M et VII c 7 : B o e c io . De duabus 'ñas p .4 1.
naturis...: PL 64.1344CD (L os filó s o fo s m ed ieva les I n .922-925); C a y e t a n o , o .c ., 1712 A v ic e n a , M et V 6 ; C a y f t a n o o .c ., p ,79-81; R o la n d - G o s s e lin , o.c
p.45-48; R o la n d - G o s s e lin , o .c ., p.8 n t.l-2; B o y e r , o .c ., p.18 nt.22, P-23 n t .l

Í.Oí filóyufos { S
226 Santo l omtU d e A quinu S ob re el s er y la esen cia 227

predica de este singular determinado, es imposible que el ser del sujeto en que se halle, como, por ejemplo, se dice que el
género o especie convenga a la esencia en cuanto que es signi­ hombre es blanco porque Sócrates es blanco, aunque eso no le
ficada como parte, por ejemplo, la humanidad, o animalidad. competa al hombre en cuanto hombre.
Por eso dice Avicena que la racionalidad no es diferencia, sino 1.714 Pues bien, esa naturaleza tiene dos suertes de exis­
principio de diferencia, y por la misma razón la humanidad tencia: una, en los singulares, otra, en la mente, y en ambas
no es especie, ni la animalidad, género. Asimismo, tampoco maneras de existir le son inherentes a dicha naturaleza los
se puede decir que el ser genero o especie convenga a la esen­ correspondientes accidentes (o modos de ser). En los singu­
cia como una cosa existente fuera de los singulares, como la lares tiene la existencia multiplicada conforme a la diversidad
ponían los platónicos, porque entonces no se podrían predicar de los mismos; y, sin embargo, ninguna de esas existencias
el género y la especie de este individuo; es inadmisible que le compete a la naturaleza misma, considerada en sí misma,
Sócrates sea algo que esta separado de el, ni, a su vez, eso es decir, absolutamente, pues es falso decir que la naturaleza
separado sirve en algo para el conocimiento de este singular. del hombre, en cuanto tal, tenga existencia en este singular.
Queda, pues, que el ser género o especie le conviene a la esen­ Si le compitiese al hombre en cuanto tal el existir en este
cia en cuanto que es significada como todo, como, por ejem­ singular, nunca existiría fuera de este singular; y lo mismo,
plo, hombre o animal, en cuanto que contiene implícita e indis­ si le compitiese al hombre en cuanto hombre el no existir en
tintamente todo lo que hay en el individuo. este singular, nunca existiría en él. La verdad en este punto
1.713 Ahora bien, la esencia así tomada puede ser con­ es que el hombre en cuanto hombre no comporta el existir en
siderada de dos maneras: Una, en su propia naturaleza, y ésa este singular, o en aquel otro, o en la mente. Es, pues, evi­
es su consideración absoluta; en ésta, no se puede decir de dente que la naturaleza humana, absolutamente considerada,
ella con verdad sino lo que le compete por ser tal naturaleza; prescinde de cualquier ser determinado, sin que, sin embargo,
toda otra atribución que se le haga, será falsa. Por ejemplo, excluya ninguno. Esa naturaleza así considerada es la que se
al hombre en cuanto hombre le compete racional, animal y las predica de todos los individuos.
demás notas que entran en su definición; pero no blanco o 1.715 Sin embargo, no se puede decir que el carácter de
negro, o cualquier otro predicado que no esta incluido en la universal competa a la naturaleza así considerada. En efecto,
naturaleza o concepto de humanidad. Por tanto, si se pregunta al universal le es esencial la unidad y la comunidad, y ninguna
de esa naturaleza, así considerada, si se puede decir que es de éstas compete a la naturaleza absolutamente considerada;
una o que es muchas, no hay que elegir ninguno de los dos porque, si la comunidad perteneciese al concepto de hombre,
miembros: ambos caen fuera del concepto de humanidad, y entonces en todo ser en que se encontrase la humanidad, se
ambos pueden sobrevenirle (accidentalmente). En efecto, si la daría también la comunidad; lo cual es falso, ya que en Só­
pluralidad perteneciese a su concepto y esencia, nunca podría crates no se da comunidad alguna, sino que, cuanto hay en él,
ser una, siendo así que es una tal como existe en Sócrates. está individuado.
Igualmente, si la unidad perteneciese a su concepto y esencia, Tampoco se puede decir que el carácter de genero o espe­
entonces será una misma la naturaleza de Sócrates y la de cie sobrevenga accidentalmente a la naturaleza humana por la
Platón, y no podría ser multiplicada en muchos sujetos. existencia que tiene en los individuos, ya que la naturaleza
Otra manera de ser considerada la esencia es en cuanto humana no se encuentra en los individuos con la unidad de
a la existencia que tiene en este o en aquel individuo; y de suerte que sea algo uno común a todos, cosa que se requiere
ella así considerada se predica algo accidentalmente por razón para el universal.
1713 C a y e t a n o , o .c ., p .8 2 -9 9 ; R o la n d - G o s s e u n , o .c ., p .24 n t .l; D es- 1714 S a n to T o m as, S. th. I q . l l a .3 ; C a y e t a n o , o .c ., p .82 -9 9.
c o q s , T h co! Nat. TT p .5 4 4 .5 5 8 .55 9 1715 C a y e ta n o , o . c . , p .100-10 2; R o la n d - G o s s f.u n , o . c . , p .2 7 n t . l.
Santo lo m a s d e Aq uin o Sfth u ri \cr v la esen cia

1.716 La conclusión es, pues, que el caracter de especie la acompañan por la existencia que tiene en el entendimiento,
le viene a la naturaleza por razón de la existencia que tiene por eso no se predica el termino «especie» de Sócrates di
en el entendimiento. En efecto, la naturaleza humana existe ciendo: «Sócrates es especie»; cosa que inevitablemente su­
en el entendimiento abstraída de todas las notas individuales, cedería si el caracter de especie le compitiese al hombre por
y por eso tiene una relación uniforme respecto de todos los la existencia que tiene en Sócrates, o considerado absoluta­
individuos que existen fuera de la mente, en cuanto que por mente, es decir, en cuanto que es hombre, ya que cuanto per
igual es pura semejanza de todos, y conduce al conocimiento tenece al hombre en cuanto hombre, se predica de Sócrates.
de ellos en cuanto que son hombres. Y porque tiene esa rela­ Y, sin embargo, el ser predicado compete aJ genero de por sí,
ción a todos los individuos, el entendimiento forma y aplica ya que se pone en su definición. La predicación es algo que
a esa naturaleza el carácter de especie, por lo cual dice el Co­ se consuma por la acción del entendimiento que compone y di­
mentador, en el libro 1 De anima que el entendimiento es el vide, y que tiene su fundamento en la realidad, a saber, la
que produce la universalidad en las cosas, y lo mismo dice unidad de aquellos de los cuales uno se predica de otros. Así
Avicena en su M etafísica. que el carácter de predicabilidad puede contenerse en esa ra
zón de género, que, a su vez, cobra existencia por la acción
1.717 Mas, aunque esta naturaleza pensada por el enten­
del entendimiento. Sin embargo, hay que tener en cuenta que
dimiento tenga carácter de universal por la relación que tiene
aquello a lo cual el entendimiento confiere el carácter de pre­
a las cosas existentes fuera del alma por ser una única seme­
dicabilidad, componiéndolo con otro, no es la intención mis­
janza de todas ellas, sin embargo, en esa existencia que tiene
ma del género, sino más bien aquello a lo cual el entendimien­
en este o en aquel entendimiento, es una especie entendida
to confiere intención de género, como, por ejemplo, lo que es
particular. Por ahí se ve el fallo del Comentador en el libro 3
significado por la palabra animal.
D e anima, al pretender deducir de la universalidad de la for­
ma pensada la unidad de entendimiento en todos los hom­ 1.719 Con lo dicho queda, pues, claro cual es la relación
bres: la universalidad de esa forma no se da en cuanto al ser que tiene la esencia o naturaleza al caracter de especie; este,
que tiene en el entendimiento, sino en cuanto que dice reía en efecto, no es uno de aquellos predicados que le convienen
ción a las cosas como una semejanza suya, algo así como, si a ella absolutamente considerada, ni tampoco uno de los acci­
existiese una estatua material que representase a muchos hom­ dentes que la acompañan por la existencia que tiene fuera del
bres, es claro que dicha imagen o figura de estatua tendría su alma, como, por ejemplo, la blancura o la negrura, sino que
existencia singular propia en cuanto que existiría en esta ma­ es uno de los accidentes que la acompanan por razón de la
teria, pero tendría el carácter de comunidad en cuanto que se­ existencia que tiene en el entendimiento: así es como le com
ría común representación de muchos. pete a la esencia el carácter de género o de diferencia.
1.718 Y porque compete a la naturaleza humana, abso­
lutamente considerada, el ser predicada de Sócrates, y, en cam C a p ít u l o IV
bio, no le compete, así considerada, el carácter de especie,
sino que ésta es una de las determinaciones accidentales que 1.720 Nos queda ahora por ver cómo se halla la esencia
1716 S a n t o T o m ás, S. th. I q.55 a.3 ad 1; In II Sent. D.l q .l a .l: I C on­ en las sustancias separadas, a saber, en el alma, en las inteli
tra G entes c.26; In Met. VII Iect.5; De anima II Iect.12; A v ic e n a , M et. V.
1; A v e r r o e s , In De anima III comm.5; C a y e t a n o , o .c ., p.102 114; R o la n d 1719 C a y e ta n o , o .c ., p .117-119.
G o s s e lin , o .c ., p.28 nt.3; p.69.97ss,117ss; R e b o llo , o .c ., p.144; H a y e n , o .c., 1■20-1729 B o y e r , o c . , p .3 1 n t.6 2 ; p .3 2 n t.6 3 ; S la d e c z e k , Die intellek
p.191. Erfassung d er sin n fa lligen E inzeldinge nacb d er L ehre d es hl. Thomas
1717 C a y e t a n o , o .c ., p . 115; B o y f.r, o .c ., p.2<) nt.57. vo” Aquin Schol. 1 (1 9 2 6 ) 189 190 199.
1718 S a n t o T o m ás, S. Th I q.28 a .l; q.85 a.2 ad 2; In De anima II n A v i c e b r ó n , Fons vitae 1.4 c.2 (11 1 0 -1 1 3 7 ) (L os filó s o fo s m ed ieva les I
lect.12; In I Sent. D.19 q .5 ; C a y e t a n o , o .c .. p.116. w 1723); S a n to T o m as. S. th I q .5 0 a.2 : De spirit. creat a l : De suhst
i o b r e e l s e r y la esen cia 231
230 Siiit/n I'nwM d e A quino
1.722 Cómo pueda ser eso, es fácil de ver. Cuando hay
gencias y en la causa primera. Aunque todos admiten la sim
Jos seres que tienen entre sí la relación de causa y efecto, el
plicidad de la causa primera, algunos, sin embargo, pretenden
que es causa puede existir sin el otro, pero no a la inversa.
poner en las inteligencias y en las almas la composicion de
Pues bien, ésa es la relación que se da entre la materia y la
materia y forma, teoría cuyo autor parece haber sido Avice-
forma: la forma confiere el ser ( e s s e ) a la materia. Y por eso
brón, en su obra Fons vitae. Pero semejante afirmación esta
es imposible que exista la materia sin la forma, mientras que
en oposición con la enseñanza común de los filósofos, quienes
no lo es que exista la forma sin la materia. La forma, en efecto,
llaman separadas de la materia esas sustancias y prueban que
en cuanto forma, no depende de la materia; y si se dan algunas
carecen de toda materia. La razón más fuerte en que se apoya
formas que no pueden existir sino en la materia, eso lo tienen
la prueba se toma de la facultad de entender qué hay en ellas.
por la distancia que las separa del primer principio, que es el
Vemos, en efecto, que las formas no son inteligibles en acto
acto primero y puro. Pero las formas que mas se acercan al
sino en cuanto que están separadas de la materia y de las con­
primer principio, son formas que subsisten por sí sin la mate­
diciones materiales, ni tampoco se hacen inteligibles en acto
ria; no es propio de la forma en toda su extensión el necesitar
más que por la eficacia de una sustancia inteligente, en cuanto
de la materia, como queda dicho. Esas formas son las inteli­
que son recibidas en ella, y por ella son producidas. En toda
gencias; por consiguiente, no es necesario que las esencias o
sustancia inteligente tiene que haber, pues, una completa in
munidad de la materia, de suerte que ni tenga a la materia quididades de esas sustancias sean algo distinto de la forma
como parte suya, ni tampoco tenga la manera de ser de las misma.
formas que informan a la materia, como es el caso de las for 1.723 Esta es, pues, la diferencia que existe entre la sus­
mas materiales. tancia compuesta y la simple: que la esencia de la sustancia
1.721 Ni vale decir que lo que impide la inteligibilidad compuesta no es solo la forma, sino que abarca tanto a la for­
no es una materia cualquiera, sino tan sólo la materia cor ma como a la materia, y, en cambio, la esencia de la sustancia
poral. Pues si eso sucediese por razón sólo de la materia cor­ simple es sólo (la) forma. De ahí se derivan otras dos diferen­
poral, como la materia no es corporal sino en cuanto que es cias: una es que la esencia de la sustancia compuesta puede
sujeto de la forma corporal, entonces debería tener eso la ma­ ser significada como todo y como parte, lo cual le viene por
teria, es decir, el impedir la inteligibilidad, por razón de la razón de la «signacion» (o individuación) de la materia, como
forma. Eso es imposible, ya que también la forma corporal es hemos dicho; por eso, no atribuimos a la cosa misma la esen­
inteligible en acto, lo mismo que las demás formas cuando son cia de la cosa compuesta tomada de cualquier manera; así, no
abstraídas de la materia. Así que, ni en el alma ni en la inte­ se puede decir que el hombre sea su quididad.
ligencia hay composición alguna de materia y forma, entendi­ La esencia de la sustancia simple, en cambio, que es su
da la materia como la vemos en las sustancias corporales. Lo forma, no puede ser significada sino como todo, ya que en
que sí hay en ellas es composición de forma y ser ( e s s e ) ; por ella no hay algo distinto de la forma que sea como el sujeto
lo cual, se dice en el comentario a la novena proposición del que la reciba; por eso, comoquiera que se tome a la esencia
libro De causis que la inteligencia es algo que tiene forma de la sustancia simple, se puede predicar de esta. Fundándose
y ser ( e s s e ) . «Forma» tiene en ese pasaje sentido de quididad en eso, Avicena dice que la quididad de la sustancia simple
o naturaleza simple. es «lo simple mismo», ya que no hay algo distinto que la re­
ciba.
separ c ,5 -8 ; II CG, c .5 0 ; C a y e t a n o , o .c . , p . 1 20; R o la n d - G o s s f.ltn . o . c . , p.W
n t 1 y 4· B o y e r , o . c . , p .3 2 n t.6 4 ; Df. T o n q u e d e c , La C ritique d e la connaissance
(París 192 9 ) p .1 5 5 -1 6 3 . j '22C ayetano , o .c ., p .123-130; R oland -G o s s e l in , o .c ., p .3 2 n t 3
1721 C ayetano , o .c ., p ,1 2 1 s; R oland-G o s s e l in , o .c ., p.31 n t . l ; p .3 2 n t.2 : 1·23 C ayetano , o .c . p .130-131; R ebollo , o .c ., p .57
p .1 4 6 .1 4 9 ; B oyf.r , o .c ., p .3 3 n t.6 7 .
Santo 1 om ás d e A quinu S ob re e l s e r y la esen cia
232

1.724 La segunda diferencia es que las esencias de las didad puede ser concebida sin que se piense en su ser (o exis­
cosas compuestas, por el hecho de ser recibidas en la materia tencia) ( e s s e ) ; así, yo puedo pensar qué es el hombre o el
designada, se multiplican conforme a la división de ésta; de fénix, y no saber si existe en la realidad. Luego es evidente
lo cual resulta que algunas cosas son idénticas en especie y di­ que el ser (o existencia) ( e s s e ) se distingue de la esencia o
versas en numero. Por el contrario, la esencia de la sustancia quididad. A menos que haya alguna cosa cuya quididad sea
simple, al no ser recibida en la materia, no puede presentar su ser o existencia misma (ip su m su u m e s s e ) : esa no puede ser
tal multiplicación; por eso se sigue necesariamente que en tal sino única y primera, ya que es imposible que algo pueda mul­
clase de sustancias no se dan muchos individuos de la misma tiplicarse más que o por la adición de alguna diferencia—como
especie, sino que en ellos hay tantas especies como individuos, se multiplica el genero en las especies— , o por la recepción
como dice expresamente Avicena. de la forma en diversas materias, como se multiplica la natu­
raleza de la especie en diversos individuos, o por el hecho de
1.725 Pues bien: esas sustancias, aunque sean solo íor que uno es absoluto o abstracto, y el otro es recibido en algún
mas sin materia, no son, sin embargo, absolutamente simples, sujeto. Así, si existiese un calor separado, se distinguiría, por
como actos puros, sino que se da en ellas mezcla de potencia. su misma separación, del calor no separado. Pero si se da una
Esto se ve claro por lo siguiente: Todo lo que no pertenece al cosa que sea solamente ser ( e s s e ) , de suerte que el ser ( e s s e )
concepto de la esencia o quididad viene de fuera y entra en mismo sea subsistente, tal ser ( e s s e ) no recibiría la adición de
composición con ella, ya que ninguna esencia se puede con­ diferencia alguna, porque entonces ya no sería sólo ser ( e s s e ) ,
cebir sin sus partes esenciales. Ahora bien, toda esencia o qui- sino ser y, además, una forma, y mucho menos recibiría la
1724 S a n t o T o m ás, De unitate in tellectu s c.7; A v ic e n a , JAet. V, 5; C a ­ adición de materia, porque entonces ya no sería ser subsisten­
y e ta n o , o.c., p. 133-138; R o la n d - G o s s e lin , o^c., p.l04ss; B o y e r , o.c., p.35 te, sino material. La conclusión es que una tal cosa que sea su
n t 71 ; L B o b ik . La d o ctrin e d e S. Thom as sur V individuation d es substances
co rp o relles: Rev. Phil. Lov. 51 (1953) 5-41; U. d e g l ’I n n o c e n t i. O. P., II ser ( e s s e ) , es necesariamente única; y, por lo mismo, se sigue
p en siero d i S. T om m aso sul p rin cip io d ’tndividuazione: Div. Th. (Pi.) 45
(1942) 35-81; A . G a z z a n a , S . J., La «m ateria signata» d i san T om m aso s e ­ que en toda otra cosa distinta de ella, se distingue su ser
co n d o la diversa interpretazione d el G aetano e d e F errarese: G reg . 24 (1943) ( e s s e ) , y su quididad o naturaleza o forma. Luego en las in­
78-85; M . G l o s s n e r , Das Prinzip d er Individu ation nach d er L ebre d es hl.
Thomas und sein er S cb u le (Paderborn-Münster 1887). teligencias tiene que haber, ademas de la forma, ser ( e s s e ) ;
1725 S a n t o T o m a s, De subst. separ. c .8 ; De spirit. creat. a r t . l ; In i Sent. por eso hemos dicho que la inteligencia es forma y ser ( e s s e ) .
D .8 q .5 a .2 ; S. th. 1 q .3 a .4 ; Q uodl. I I I q .8 a .2 0 ; C a y e t a n o , o .c ., p .138-141;
[J d e g l T n n o c e n ti, La d istinzione reale n el «De en te et essen tia » di san
Tommaso, en T ríplice O m m aggio...: D o ctor C o m m u n is 10 (1 9 5 7 ) 165-168; 1.726 Mas es de advertir que todo lo que pertenece a
F. v a n S t e e n b e r g h e n , Le p ro b lém e d e V existence d e D ieu dans le «De en te et
essentia» d e Saint T hom as d ’A quino: M é la n g e s d e G u e l l in c k , I I (G em b lo u x una cosa, o está en ella por los principios intrínsecos de su
1951) 837-847· R o la n d - G o s s e lin , De d istin ctio n e in ter essentiam e t e ss e apud naturaleza, como, por ejemplo, la visibilidad en el hombre, o
A vicennam et D. Thom am : X e n ia th o m istic a , I I I p .2 8 1 -2 8 8 ; N . d e l P ra d o ,
De veritate fun dam en tali p h ilosop h ia e christianae (F re ib o u rg 1 9 1 1 ); G ils o n . proviene de algún principio extrínseco, como, por ejemplo, la
L’étre et V essence (P a rís 1 9 4 7 ); I d ., Le th om ism e p .5 7 s s .; L .-B . G e i g e r , La luz en el aire por influencia del sol. Ahora bien, es imposible
participation dans la p h ilosop h ie d e Saint Thom as d'Áquin (P a rís 1 9 5 3 ); C . Fa*
b ro . La nozione m etafísica di partecipazione seco n d o san T om m aso d'A quino que el ser ( e s s e ) mismo sea causado por la forma o quididad
(M ila n o 1 9 3 9 ); I d ., Un itin eraire d e Saint Thom as: V établissem ent d e la dts- misma de la cosa, entendida como causa eficiente, porque en
tin ction reelle en tre e ss e n ce e t ex isten ce: R e v . p h il. 3 9 (1 9 3 9 ) 2 8 5 -3 1 0 ; I d .. Ac
tualité et origin a lité d e V«esse» th om iste: Rev. T h o m 5 6 (1 9 5 6 ) 240-27U; tonces una cosa sería causa de sí misma, y se daría la existen-
I d ., P artecipazione e causalitá seco n d o san T om m aso d ’A quino (M ila n o 1960). C1a a sí misma, lo cual es imposible. Luego toda cosa, cuyo
o P articipation et causalité selo n S. Thom as d ’Aquin (L o u v a in -P a ris 1961)
(re fu n d ic ió n d e l a n te r io r); H . G a r d e i l , Initiation ά la P h ilosop h ie d e S. Ίb o­ ser ( e s s e ) se distinga de su naturaleza, debe recibir el ser
mas d ’Aquin, IV, M étaphysique (P a r ís 1 9 5 2 ); I d ., Circa historiam distinctton is
essen tiae et ex istentiae: A cta P o n t. A cad . S . Thomae (T o rin o -R o m a 1935) 61- (esse) (o la existencia) de otro. Y, como todo lo que existe
7 6 ; A . H a y e n , S . J . , V intentionnel selo n Saint Thomas 2 .e éd . (M u seu m P°r otro se reduce, como a causa primera, a lo que existe por
Lessianum, sect. p h il. n .2 5 , Bruges-Brtixelles-Paris 1 9 5 4 ); I s a a c , B u IIetin th o ­
miste 8 A (1 9 4 7 -1 9 5 3 ) 58 n t.; 8 B n .1 559-1562; D e z z a , M etaphysica gen era ln
(Romae 419 5 8 ) p .1 5 6 : D e s c o q s , T heol. Nat. II p .634 677 n t.6 8 4 ss: A rch , Phil Si C a y e ta n o , o .c ., p . 143,144.145-149; B o y f.r, o .c ., p.38 nt.76; p.39 nt.77;
NTo T om ás, In B oel De hebdom . l e c t .l .
? (1 9 2 7 ) c a h .4 p .1 5 1 -1 5 4 ; 5 (1 9 2 8 ) cah.1 p.108-114
S ob re e l s e r y la esen cia 235
234 Santo Jo m a s d e A quino
potencia y acto (de cada una), de suerte que la inteligencia
sí, tiene que existir algún ser que sea causa de la existencia
superior, que se acerca mas al acto primero, tiene más de acto
para todas las cosas, por ser él sólo ser ( e s s e ) ; de lo contra­
y menos de potencia, y así sucesivamente, hasta llegar al alma
rio, se entablaría un proceso infinito en el orden de causas,
puesto que toda cosa que no sea sólo ser ( e s s e ) , tiene causa humana, que ocupa el ultimo puesto en la escala de las sustan­
de su ser ( e s s e ) (o existencia), como hemos dicho. Queda, cias intelectuales. De ahí que su entendimiento posible es a
las formas inteligibles lo que la materia prima, que ocupa el
pues, claro que la inteligencia es forma y ser ( e s s e ) , y que
tiene el ser ( e s s e ) recibido del primer ser, que es sólo ser ultimo puesto en la serie de las cosas sensibles, es a las formas
sensibles, corno dice el Comentador en el libro 3 D e anima.
( e s s e ) : éste es la causa primera, que es Dios.
Por esa razón la compara el Filosofo a una tabla en la que no
1.727 Por otra parte, todo lo que recibe algo de otro hay nada escrito. Por eso mismo, porque entre todas las de-
ser se halla en potencia respecto de eso que recibe, y lo que mas sustancias inteligibles es la que más tiene de potencia, se
en él es recibido es su acto. Por tanto, la quididad o forma aproxima al modo de ser de las cosas materiales, hasta el pun­
que es inteligencia, está necesariamente en potencia respecto to de que una cosa material es asumida a participar de su ser.
del ser ( e s s e ) , que recibe de Dios, y ese ser ( e s s e ) que recibe Y así, de la unión del alma y del cuerpo resulta un soloser
es a manera de acto. Con lo cual tenemos que en las inteli­ ( e s s e ) , en un solo compuesto; si bien tal ser, en cuanto que
gencias se da potencia y acto, pero no forma y materia, a no es del alma, no depende del cuerpo.
ser en un sentido equívoco; por eso también, el ser sujeto
1.729 Siguiendo este orden, se dan, después de esa clase
paciente, el recibir, el ser sujeto y todas las demás denomina­
ciones que parecen competir a las cosas por razón de la ma­ de forma que es el alma, otras formas que tienen mas de po­
tencia y se aproximan más a la materia, de suerte que no exis­
teria, convienen de una manera equívoca a las sustancias inte­
ten sin la materia. También en ellas se da un orden gradual
lectuales y a las corporales, como dice el Comentador en el
hasta llegar a las formas primeras de los elementos, que son
libro 3 De anima. Y como, según hemos dicho, la quididad de
las que mas se aproximan a la materia; de ahí que no tienen
la inteligencia es la inteligencia misma, por eso, su quididad
ninguna otra actividad que la que exigen las cualidades acti­
o esencia es lo mismo que es ella, y su ser ( e s s e ) recibido de
vas y pasivas y las demás que disponen a la materia para re
Dios es aquello por lo cual subsiste a la realidad; de ahí que
cibir la forma.
algunos digan que esas sustancias se componen de aquello por
lo que es y de lo q u e es ( c o m p o n i «ex q u o » est, e t « q u o d »
e s t ) o de lo que es y del ser ( e s s e ) , en expresión de Boecio.
C a p it u l o V
1.728 Toda vez que en las inteligencias hay potencia y
acto, no será difícil descubrir en ellas multitud, cosa imposible 1.730 Por lo dicho se ve claro como se halla la esencia
si no existiese en ellas ninguna potencia. Por eso dice el Co­ en las diversas clases de seres. Tres maneras presenta la esen­
mentador en el libro 3 De anim a, que, si desconociésemos la cia de hallarse realizada en las sustancias. Existe un ser. Dios,
naturaleza del entendimiento posible, no podríamos encontrar cuya esencia es su ser ( e s s e ) mismo; por lo cual, hay algunos
multitud en las sustancias separadas. filósofos que dicen que Dios no tiene quididad o esencia,
La distinción entre ellas está determinada por el grado de porque su esencia no se distingue de su ser ( e s s e ) . Y de eso
se sigue que no pertenece a ningún género, ya que todo lo
1727 A v e r r o e s , In De anima III comm.4; B o e c io , De h ebdom adibus: PL
64.13110 (Los filó so fo s m ed ieva les I n .900); C a y e t a n o , o .c ., p.149; 150-158. 1729-1735 B o y e r , o .c ., p.42 nt.88.
1728 S a n t o T o m ás, In De anima 1.3 lect.9; [ C. G. c.43; A r i s t ó t e l e s , De 1730 C a y e ta n o , o .c ., p.167-170; R o la n d - G o s s e lin , o .c ., p 37 ni 1 v 2; Bo
anima 3 (430a 1); A v e r r o e s , In De anima III comm.5; C a y e t a n o , o .c ., p.159- y e r , o .c ., p.44 nt.92 y 93; D e s c o q s , T heol. Nat. II p.532; G i l s o n , V étre et
166; B o y e r , o .c ., p.40 nt.81; p.41 nt.87 (Bibliogr. sobre la hist. de la dist. de i essen ce p.112.
essentia y esse).
236 S anto T om as d e A quino S ob re el s e r y la esen cia 237
que pertenece a un genero, tiene necesariamente la quididad sin materia. Su ser, por tanto, no esta separado, sino que es
distinta de su ser, pues la quididad o la naturaleza del género recibido y, por lo mismo, limitado y restringido a la capacidad
o de la especie no se distingue en cuanto a la naturaleza en de la naturaleza que lo recibe; en cambio, su naturaleza o qui­
aquellos de los cuales es genero o especie, sino que lo que didad es absoluta (o separada), no residiendo en alguna ma­
es diverso en los diversos sujetos, es el ser ( e s s e ) . Ni hay por teria. Por eso se dice en el libro De causis que las inteligen­
qué, si decimos que Dios es sólo ser, hayamos de incurrir en cias consideradas hacia abajo son infinitas, y consideradas ha­
el error de los que sostuvieron que Dios es el ser universal cia arriba, finitas. Son finitas en cuanto a su ser, que lo reci­
por el cual existe formalmente todo ser. Porque el ser que ben de una causa superior; pero no son finitas en la perspec­
Dios es, es de tal condicion que no se le puede hacer ninguna tiva hacia abajo, ya que sus formas no están coartadas a la
adición; de ahí que por su misma puridad es un ser distinto capacidad de alguna materia que las reciba. Por lo mismo, en
de todo ser. Esa es la razón por la cual en el comentario de la esas sustancias no se da pluralidad de individuos en una mis­
novena proposición del libro De causis se dice que la indi vi ma especie, como hemos dicho, fuera del alma humana, por
duación de la Causa primera que es sólo ser se tiene por la su unión al cuerpo. Y aunque su individuación depende oca­
pura bondad de ella. En cambio, el ser ( e s s e ) común, así sionalmente del cuerpo, en cuanto a su incoación, ya que no
como no incluye en su concepto ninguna adición, así tampoco llega a tener ser individual sino en el cuerpo cuvo acto es, no
incluye en su concepto la exclusión de adición, pues, si así fue­ por eso, una vez desaparecido el cuerpo, debe desaparecer su
se, no se podría concebir que existiese cosa alguna en la cual individuación, porque teniendo su ser independiente, una vez
al ser se añadiese algo. éste ha sido individualizado por haber llegado a ser forma de
1.731 Asimismo, no por ser sólo ser, le han de faltar las este cuerpo, el ser perdura siempre individualizado. Por eso
demas perfecciones o excelencias; muy al contrario, posee todas dice Avicena que la individuación y multiplicación de las al­
las perfecciones que hay en todos los generos, por lo cual se le mas depende del cuerpo en cuanto a su principio, pero no en
cuanto a su fin.
llama absolutamente perfecto, como atestiguan el Filósofo y el
Comentador en el libro 5 M et., aunque las posee de una ma­ 1.733 Ademas, como en estas sustancias la quididad no
nera mas excelente que los demás seres, ya que en El son una es idéntica al ser, son por eso susceptibles de ser ordenadas
sola entidad, y en los demas son diversas. La razón de ello en los predicamentos; por lo cual, se da en ellos genero, es­
es que todas esas perfecciones le competen en razón de su ser pecie y diferencia, aunque no son desconocidas sus diferencias
simple. Es como si alguien por una sola cualidad pudiese ejer­ propias. En las cosas sensibles, en efecto, no conocemos las
cer las operaciones de todas las cualidades: en esa única cua­ mismas diferencias esenciales; por eso, las expresamos por
lidad poseería todas las cualidades; pues de la misma manera sus diferencias accidentales que proceden de ellas, a la manera
tiene Dios en su mismo ser todas las perfecciones. como designamos la causa por su efecto, y ponemos bípedo
1.732 La segunda manera de hallarse la esencia es la que como diferencia de hombre. Por lo que hace a las sustancias
se da en las sustancias intelectuales creadas, en las cuales el inmateriales, desconocemos sus accidentes propios, por lo cual
ser ( e s s e ) es distinto de su esencia, aunque la esencia existe no podemos expresar sus diferencias ni por ellas mismas ni
por las diferencias accidentales...
1731 S a n t o T o m as, In M et. V le c t. 21; A r i s t ó t e l e s , Met. V 1021 b 3 0 ;
A v e r r o e s , In M et. V comm.21; C a y e t a n o , o .c ., p. 171-181; G i l s o n , o .c ., p.113;
S a n to T om as. S. th. 1 q .4 a . l ; a .2.
1.734 Por fin, hay un tercer modo de hallarse la esencia,
1732 S a n t o T o m as, De pntentia q .3 a .1 0 ; De spirit. creat. a . l l ad 3 ; Π
C. G. c .8 3 ; In De causis le c t.4 ; A v ic e n a , De anima V c .3 ; C a y e t a n o , o .c , 1733 C a y e ta n o , o .c ., p.192-204; R o la n d - G o s s e lin , o .c ., p.40 nt.2 (Bibliogr
p .181-1 9 2 ; R o la n d - G o s s e lin . o .c . , p .3 9 n t . l ; p .l4 7 s s ; B o y e r , o .c ., p .4 5 n t.97 . ** Santo Tomás),
9 8 .1 0 1 ; D e s c o q s , T heol. Nat. II p .6 8 9 n t.2 p .7 1 3 ; Id., Essai critiq u e sur 1734 C a y e ta n o , o .c ., p.212; D e s c o q s , Essai critiq u e sur l ’h ylem orp h ism e
l'h ylem orph ism e p .1 2 9 no ta p .209-225. P 152 nota, p.240 nt.2.
Santo T om as d e A quino S ob re e l s e r y la esen cia
238
v es el que se da en las sustancias compuestas de materia v tancial no tiene un ser ( e s s e ) por sí independiente sin el su­
forma, en las cuales no sólo el ser es recibido y finito, porque jeto al cual sobreviene, así tampoco lo tiene su sujeto, es de­
también tienen el ser causado por otro, sino que, además, su cir, la materia; por eso, de la unión de ambas resulta ese
naturaleza o quididad es recibida en la materia designada. Por ser ( e s s e ) , en el cual la cosa subsiste por sí, y hacen surgir
eso son finitas en ambas perspectivas, hacia arriba y hacia aba­ un uno (con unidad propia); por lo mismo, de su unión re­
jo; y ademas, a causa de la división de la materia signada son sulta una esencia. De ahí que la forma, aunque en sí conside­
posibles muchos individuos en una sola especie. La relación rada no llega a ser una esencia, es parte, sin embargo, de una
esencia completa.
de la esencia de estas sustancias a las intenciones lógicas ya
ha sido expuesta mas arriba. 1.737 En cambio, aquello a que sobreviene el acciden­
te, es un ente ( e n s ) completo subsistente en su ser ( e s s e ) , el
cual precede en orden de naturaleza al accidente que sobrevie­
C apítulo V I ne. Por eso, el accidente no causa, por su unión con el sujeto
a que sobreviene, el ser en el cual la cosa subsiste, en virtud
1.735 Fáltanos ahora ver cómo se halla la esencia en los del cual es ente por sí, sino una suerte de ser secundario, sin
accidentes, pues ya hemos dicho cómo se halla en todas las el cual se puede concebir que existe la cosa subsistente, como
clases de la sustancia. Como la esencia es lo que significa la lo primero se puede concebir sin lo secundario. De ahí que
definición, según hemos dicho también, necesariamente el modo del accidente y del sujeto no resulta algo uno por sentido ple­
de tener la esencia los accidentes será el mismo como tienen no y propio, sino algo uno accidentalmente. Por lo mismo, no
definición. Ahora bien, tienen una definición incompleta, ya resulta de su unión una esencia, como resulta de la unión de la
que no pueden ser definidos sino poniendo el sujeto en su forma con la materia. Así que el accidente ni llega a ser esen­
definición. La razón de ello es que no tienen su ser ( e s s e ) cia completa, ni tampoco es parte de esencia completa; sino
en sí independiente del sujeto; así como de la unión de ia que, así como es ente en cierto sentido, así también tiene
materia y de la forma resulta un ser ( e s s e ) sustancial, así del esencia en cierto sentido.
accidente ν del sujeto resulta un ser ( e s s e ) accidental, cuando
el accidente sobreviene al sujeto. Y por eso también, ni la 1.738 Ahora bien, aquello que dentro de cada género re­
forma sustancial ni la materia tiene una esencia completa, ya cibe la denominación por excelencia y con la máxima verdad,
que en la definición de la forma sustancial tiene que entrar es causa de lo que en dicho género viene después de ello:
aquello de lo cual es forma, con lo que su definición se hace como, por ejemplo, el fuego, que está en el grado supremo
por la adición de algo que es extraño al género de ella, lo de la escala del calor, es causa del calor en las cosas cálidas
mismo que la definición de la forma accidental; por lo mis­ como se dice en el libro 2 M et., y por eso, la sustancia, que es
mo, el filosofo natural que considera al alma solo en cuanto el principio en el género del ente ( e n t i s ) y tiene esencia en
que es forma del cuerpo físico, pone también en su definición grado máximo y el más verdadero, debe ser causa de los acci­
al cuerpo. dentes, que participan secundariamente y en algún sentido de
la razón de ente. Aunque es de advertir que eso se verifica
1.736 Sin embargo, entre las formas sustanciales y las de diversas maneras. En efecto, como las partes de la sustancia
accidentales, se da esta diferencia: que así como la forma sus- son la materia y la forma, de ahí que unos accidentes siguen
1735-1739 B o y e r , o .c ., p.49 nt.110; M a r i t a i n , S ept leqons sur V etre... p.410 principalmente a la forma, y otros a la materia. Ahora bien,
1755-1737 C a y e t a n o , o .c .. p.214-22fv
I7^*> San to Tomás* Ϊμ i Sent· D.8 q 4 a.3 ; In IV Sent. D.12 q .i .» i sol.; 17 3 8 A r i s t ó t e i e s , Met a (993 b 24); S a n t o T o m Xs , hic. Icct 2: l.X I I lcct.I;
R o ia n d - G o s s e lin . o .c ., p.43 n t .l A r i s t ó t e le s , De anima III (4 2 9 b 3); S a n t o T o m á s , hic, lect.7; C a y e t a n o , o .c .,
1736 A r i s t ó t e l e s . Met. V I I (1 0 3 7 b 8 ); S a n t o T o m ás, h ic . le c t 12 ; In IV 922b.
Sent Γ) 12 q . l a . l ad 5 ; JV C. G. c . 1 4 ; R o la n d - G o s s e lin , o .c ., p .4 3 n t. 2.
ι· Santo ¡ am as d e A quino {..om entano a ¡a.\ <■S cnti n cn n » d e P ed ro L om bardo 241

hay formas cuyo ser ( e s s e ) no depende de la materia, como de analogía. Esa comunidad puede ser de dos clases: o porque
el alma intelectual, mientras que la materia no tiene existen­ algunos seres participan algo uno con orden de prioridad y de
cia sino por la forma. Conforme a eso, en los accidentes que posterioridad, como la potencia y el acto la razón del ser, y lo
siguen a la forma hay algo que no tiene comunicación con la mismo la sustancia y accidente, o porque uno recibe el ser
materia, como el entender, que no se verifica por intervención y el nombre del otro. Esa es la analogía que tiene la creatura
del órgano corporal, como prueba el Filósofo en el libro 3 para con el Creador: la creatura, en efecto, no tiene ser sino
D e anima. Existen, en cambio, entre esos accidentes que si­ en cuanto que procede del primer Ente, ni recibe el nombre
guen a la forma, otros que tienen comunicación con la mate­ de ente sino en cuanto que imita al primer Ente; y lo m ism o
ria, como el sentir; pero ningiin accidente sigue a la materia sucede con la sabiduría y las demás cosas que se dicen de la
sin tener comunicación con la form a... creatura.
1.739 Así, pues, queda claro cómo se halla la esencia
en las sustancias y en los accidentes, cómo en las sustancias DISTINCION VI
compuestas y en las simples; de que manera se verifican en
todas ellas las intenciones universales lógicas, exceptuado el C u e s t ió n 1
primer Principio, que es infinitamente simple, en el cual no
tienen cabida el género y la diferencia, y, por consiguiente, Artículo 1
tampoco la definición, a causa de su simplicidad. En el tiene
su fin y consumación este tratado. Si el P adre e n g e n d r o al H ijo n e ces a ria m e n te
COMENTARIO A LOS CUATRO LIBROS DE LAS SENTENCIAS
DE PEDRO LOMBARDO 1.741 R e s p u e s t a : Según el Filósofo (5 M et., text.6),
el término «necesario» tiene diversos sentidos. Se da un ne­
E d i c i ó n u t i l i z a d a : S. Thomae Aquinatis in Quatuor Libros Sen- cesario absolutamente y un necesario bajo condición. Este es
tentiarum Magistri P. Lombardi, en S. Thomae Aquinatis opera omnia
ad fidem optimarum editionum recognita, t.VI (Lib. 1 et 2) (Parmae de dos clases: bajo la condición del fin y bajo la condición
1856). Trad. del editor. del agente. Necesario bajo la condición del agente es lo nece­
S. Thomae Aquinatis Scriptum super Sententits Magistri P. Lom­ sario por la violencia; así, en el que corre porque se le fuerza
bardi recognovit atque iterum edidit P, M. F. Moos, O. P., t.III (Lib.3,
Dist.I-XXI) (París 1956). Trad. del editor. a ello, no es necesario que corra sino puesta la hipótesis de
que alguno le fuerza a ello. Necesario bajo la condición del fin
LIBRO I es aquello sin lo cual no se puede conseguir un fin, o, al me
nos, no se puede conseguir fácilmente. El fin es de dos cía
Prólogo ses: o en orden del existir, así es necesario el alimento y la
sustentación, porque sin ellos no es posible la existencia del
C u e s t ió n 1
hombre; o bien, en el orden de existir bien, y así es necesario
Artículo 2 el navio para que el que quiere cruzar el mar, ya que sin él no
puede realizarlo. Necesario absolutamente es lo que es nece­
¿ D ebe existir só lo una cien cia a d em á s d e las físicas?
sario por lo que hay en su esencia, sea que eso sea su propia
1.740 S o l u c i o n e s : 2. El Creador y la creatura se
G e ig e r , La participation dans la p h ilo sop h ie d e Saint T hom as d'A quin p .2 4 2 s.
reducen a algo uno, no por comunidad de univocación, sino 275; I d ., Bull. th o m . VI p .2 6 2 ; H a y e n , V intentionnel selo n Saint Thomas
Ρ·7ΐ n t.3 ; 7 2 ; S a n to T o m ás, S. th. 1 q .4 1 a .2 ; De p oten tia q.2 a .3 ; H a y e n ,
1740 S a n t o T o m a s, S th. 1 q .3 a . l ; A . v a n L f.e w e n . L’a n a logie d e l'étre í e com m un ication d e l'étre d'apres Saint T hom as d ’Aquin II p .1 53 -166; Fa-
G enése e t co n ten u du co n cep t d'analogie: Rev. néo sc. p h il. 39 (1 9 3 6 ) 491-4 94; 6R0 , P artecipazione e causalita..., p .5 0 3 s.
260 S anto T om ás d e A quino C om en ta rio a las «S en ten cia s» d e P ed ro L om bardo 261
cuanto que la potencia cognoscitiva conoce su naturaleza o la el cual conoce el entendimiento lo que hay en el alma, se fun­
de lo que hay en ella: esa potencia es tan sólo el entendimien­ da en el hecho de que conoce a su objeto, que tiene su fan­
to, del cual es propio el conocer las quididades de las cosas. tasma correspondiente, pues el conocimiento no debe detener­
Ahora bien, el entendimiento se conoce a sí mismo, como a se en solos los fantasmas, sino que, teniendo su origen en los
las demás cosas, por medio de la especie, no de sí mismo, sino fantasmas, debe abandonar la imaginación en algunos casos.
del objeto, la cual es su forma; por ella conoce la naturaleza
de su acto, y por la naturaleza del acto, la naturaleza de la
potencia cognoscitiva, y por la naturaleza de la potencia, la C u e s t ió n 2
naturaleza de la esencia, y, consiguientemente, la de las de­
más potencias; no porque tenga en sí las semejanzas diversas Artículo 2
de todas ellas, sino porque en su objeto no sólo conoce el as­
pecto de verdad, bajo el cual es su objeto, sino todos los as­ Si e l c r e e r e s p en sa r c o n a sen tim ien to
pectos o valores que hay en él, y, por tanto, también el valor
de bondad; y, en consecuencia de ello, conoce por esa especie 1.767 R e s p u e s t a : I. Como dice el Filosofo en 3 De
el acto de la voluntad y la naturaleza de ésta, y lo mismo las anima (text.24), hay dos operaciones del entendimiento: una
demás potencias y sus actos. que aprehende las simples quididades de las cosas; esta ope­
ración la llaman los filosofos «formación» o simple inteligen­
1.765 La otra manera de reflexionar el alma sobre sus cia. A este modo de entender responde el vocablo incomple­
actos es conociendo que esos actos existen. Ahora bien, eso jo que lo significa; por eso, así como en el termino incomplejo
no puede verificarse reflexionando una potencia que se sirva no se da verdad ni falsedad, asi tampoco en esta operación
de un organo sobre su propio acto, ya que el instrumento con del entendimiento; por lo mismo, así como el termino incom­
el que se conociese a sí misma tendría que mediar entre la plejo, por no haber en él verdad o falsedad, ni se concede ni
potencia misma y el instrumento con que ejerciese el primer se niega, así, en esta operación no asiente ni niega el enten­
conocimiento (directo). Pero sí que puede una potencia orgá­ dimiento. En consecuencia, en esta operación no hay lugar a la
nica conocer el acto de otra potencia, en cuanto que la impre­ fe, de la cual es propio el asentir; la fe se da en la otra ope­
sión sufrida en la potencia inferior redunda en la superior; ración del entendimiento, por la cual compone y divide, y en
así, por el sentido común conocemos que la vista ve. El enten­ la cual se da ya verdad o falsedad, como también la proposi­
dimiento, en cambio, por ser potencia inorgánica, puede co­ ción o enunciación se concede o se niega; por eso en esa ope­
nocer en acto, por el hecho de que sufre pasión de algún modo ración hay lugar a la fe, que implica asentimiento.
de parte del objeto, y es informado por la especie de éste;
pero al acto de la voluntad lo percibe por la redundancia del 1.768 Ahora bien, de «asentir» viene «sentencia», la
movimiento de la voluntad en el entendimiento en virtud de cual, en decir de Isaac, es la aceptación determinada de uno
su unión en la misma alma, y por el hecho de que la volun­ de los extremos contradictorios; por eso, el que da el asen­
tad mueve al entendimiento al entender porque queremos, y timiento tiene que determinar al entendimiento a uno de los
el entendimiento a la voluntad, porque entendemos que tal extremos. Eso puede verificarse de tres modos, conforme a los
objeto es bueno. Así, al conocer el entendimiento el acto de tres aspectos que se pueden considerar en nuestro entendí
miento.
la voluntad, puede conocer el hábito que hay en ella.
Puede, en efecto, considerarse a nuestro entendimiento en
1.766 5. Como se ha dicho, todo el conocimiento por
17<>7 1771 A r i s t ó t e l e s , Di ! alma 1 III c.6 (430 b l) (Los filó s o fo s anti-
η .5 9 4 -ϊ9 Λ ) De T o n q u e d e c . La critiq u e d e la con n a issa n ce... p .1 94-20 5;
1765 L o n e r g a n , o .c ., p.79.131. OI!ss e l o t , Vintellectualisme de Saint Thomas p .7 0 n o ta.
Comentario a las «Sentencias» de Pedro Lombardo 263
262 Santo T om ás d e A quino
mo, entonces se opina en eso a que se asiente, y el entendi­
sí mismo, como tal; y, así considerado, es determinado por la miento no se adhiere a un extremo, porque siempre perdura
presencia del inteligible, como la materia es determinada por la inclinación al contrario; acepta uno de los extremos con
la presencia de la forma. Esto tiene lugar en los objetos que temor de que sea verdad el otro; opina sin asentir. Y en los
se hacen inteligibles al punto, por la luz del entendimiento casos en que no se tiene razón para una parte más que para
agente, como lo son los primeros principios, que son el objeto otra, o porque no la tiene para ninguna, que es el caso del
del entendimiento; y de manera parecida es determinado el que ignora, o porque la tiene para las dos, pero igual, que es
juicio de la parte sensitiva por el hecho de que el objeto sen­ el caso del que duda; entonces no asiente de ningún modo, ya
sible está presente a los sentidos, de los cuales el más prin­ que su juicio no está de ningún modo determinado, sino que
cipal y seguro es el de la vista: de ahí que tal conocimiento se halla indiferente para ambas partes...
del entendimiento se llame visión.
1.772 III. La certeza no es sino la determinación del
1.769 De otro modo puede considerarse el entendimien­ entendimiento a un extremo. Y tanto mayor es la certeza cuan­
to según el orden que tiene a la razón, que le tiene a él por to más fuerte es lo que causa esa determinación. Ahora bien,
término al obtener la certeza de las conclusiones, por su reso­ el entendimiento es determinado a un extremo de tres mane­
lución en los principios de por sí evidentes: se tiene enton­ ras, como ya se ha dicho. En el caso de la inteligencia de los
ces el entendimiento propio de la ciencia. principios, la determinación es causada por el hecho de que
algo puede ser visto en sí mismo suficientemente por la luz
1.770 La tercera consideración que se puede hacer del intelectual. En la ciencia de las conclusiones, la determinación
entendimiento es en su relación con la voluntad. Esta mueve la causa la resolución de las conclusiones en los principios evi­
a todas las facultades del alma para la producción de sus ac­ dentes de por sí, por el acto de la razón. Y en la fe, la deter­
tos; ella es la que determina al entendimiento a algo que ni es minación se da porque la voluntad impera al entendimiento.
visto en sí mismo, ni puede ser resuelto en lo que se ve en Pero como la voluntad no determina al entendimiento de suer­
sí mismo, porque estima digno de que se asienta a ello por te que haga que se vean (en sí) las cosas que se creen como
alguna razón, en virtud de la cual aparece bueno el prestar se ven en si los principios evidentes, o las conclusiones que
tal asentimiento, si bien tal razón no es suficiente para deter­ en ellos se resuelven, sino haciendo que el entendimiento asien­
minar al entendimiento, por la debilidad de éste, que no ve ta con firmeza, de ahí que la certeza que hay en la ciencia y en
de por sí aquello a lo cual juzga la razón que hay que asentir, el entendimiento proviene de la evidencia misma de las cosas
y tampoco es capaz de resolverlo en los principios evidentes que se dicen ser ciertas, y, en cambio, la certeza de la fe pro­
de por sí: ese género de asentimiento se llama creer. Por eso viene de la firme adhesión a aquello que se cree. Así que, en
se dice también que la fe cautiva al entendimiento, en cuanto las cosas que creemos por la fe, la razón que inclina a la vo­
que éste no es determinado a algo por su propio movimiento luntad, como hemos dicho, es la misma verdad primera, Dios,
interno, sino por el imperio de la voluntad, y así, en el que en quien se cree, que tiene mayor seguridad que la luz del
cree, la razón no tiene como término al entendimiento de por humano entendimiento en el cual se ven los principios, o la
sí, sino por intermedio de la voluntad. razón humana, por obra de la cual se resuelven las conclusio­
nes en los principios. Por eso, tiene la fe una certeza mayor,
1.771 En cambio, en los casos en que la razón que mue­
por lo que hace a la firmeza de la adhesión, que la certeza de
ve a uno de los extremos, no es suficiente para llegar al enten­
a ciencia y del entendimiento; aunque en éstos haya una evi­
dimiento, porque no resuelve las conclusiones en los princi­ dencia mayor de los objetos a que se asiente,
pios evidentes de por sí, ni tampoco para llegar a la volun­
tad, de suerte que aparezca como bueno el asentir a ese extre­
264 Santo T om as d e A quino
Comentario a las «Sentencias» de Pedro Lombardo 265
1.773 S oluc io n es : 3. La potencia que los filósofos
llaman co g ita tiv a se halla en los confines de la parte sensitiva como la gracia que perfecciona el afecto presupone a la natu­
y de la intelectiva, donde la parte sensitiva toca (los límites raleza, pues la perfecciona, del mismo modo la fe tiene como
de) la intelectiva. En efecto, tiene algo de la parte sensitiva, sustrato el conocimiento natural, que la fe presupone, y que
a saber, el considerar las formas particulares, y tiene algo de la razón puede probar; como, por ejemplo, que Dios existe,
la intelectiva, el conferir; por eso no se da más que en el que es único, incorporeo, inteligente, etc. A esa clase de verda­
hombre. Y como la parte sensitiva es más conocida que la in­ des inclina también suficientemente la fe, para que el que no
telectiva, por eso, así como la determinación de la parte inte­ puede encontrar razones para ellas, las acepte por la fe. Eso
lectiva recibe su denominación del sentido, como queda di­ fue necesario por cinco razones, como dice Rabí Moisés en la
cho, así todo conferir intelectual la recibe del nombre de primera parte (c.33). En primer lugar, por el alejamiento de
pensar. esas verdades de los sentidos, cuyos conocimientos son nues­
tro alimento connatural; no es fácil prescindir de los sentidos
y de la imaginación, cosa que, sin embargo, es necesaria cuando
DISTINCION XXIV se trata de conocer las realidades divinas y espirituales, como
dice Boecio (D e Trinit. c.2). En segundo lugar, porque, aunque
C uest ión 1 el entendimiento humano este naturalmente ordenado para co­
nocer las cosas divinas, no puede, sin embargo, por sí solo
Artículo 3 pasar a producir sus actos. Y como no todos tienen a su dispo­
sición quien les enseñe, por eso Dios proveyó la luz de la fe,
Si le e s n ecesa rio al h o m b r e e l c r e e r algo d e lo cual que eleve la mente a esas realidades. En tercer lugar, porque
n o tie n e cien cia para el conocimiento de las cosas divinas por vía racional se
exigen muchos prerrequisitos, ya que casi toda la filosofía se
1.774 R e s p u e s t a : En la fe se contienen algunas cosas ordena al conocimiento de las realidades divinas, las cuales
que están sobre la razón humana absolutamente y sobre las sólo unos pocos conocen; por eso fue conveniente el auxilio
cuales versa esencialmente la fe; y otras que están sobre algu­ de la fe, para que todos tuviesen algún conocimiento de ellas.
na razón humana, pero no sobre la razón de todo hombre; En cuarto lugar porque algunos son por naturaleza cortos de
para ambas clases de cosas fue necesario que se diese la fe. En ingenio, y, sin embargo, necesitan el conocimiento de las reali­
efecto, como Dios propuso para el hombre un fin que está dades divinas para dirigirse en la vida. En quinto lugar, porque
sobre la naturaleza humana, a saber, la plena participación de los hombres, por estar ocupados en atender a las necesidades
su felicidad, es necesario que el que tiende al fin, si lo hace de la vida, no tienen tiempo para detenerse a pensar en serio
libremente, conozca el fin, para que así sea dirigido en lo que en las realidades divinas.
atañe a los medios que a él conducen. Por eso convino que el
hombre tuviese conocimiento de algo que supera su capacidad
natural: ese conocimiento lo tiene por la gracia de la fe. Y, así
1773 P e g h a ir e , A P orgotten S ense: T he C ogitativa, a ccord in g to St. T ho­
mas Aquinas: Mod. Schoolman 20 (1943) 123-140 210-219; R o u s s e l o t , o .c.,
p.58 nt.2j R a h n e r , G eist im W elt p,217-224; H a y e n , o.c., p.160; V. R o d r í­
g u e z , La cogita tiva en lo s p ro ceso s d e co n o cim ien to y a fecció n : Est. filos. 12
(1957) 245-278; E. R u p p e l, D e «vi cogita tiva » apud S. Thom am Aquinatem:
Doctor Communis 23 (1 9 7 0 ) 4 1 -5 8 ; I d ., A «vis co gita tiva » d e S. Tomas e a
sua im portancia para a critica d o cn n h ecim en to; Rev. port. Filos. 25 (1969)
127-157.
S ob re la v erd a d 267
266 Santo T om as d e A quino
pios en el orden especulativo. La otra clase de error se da
en la consecución del fin. Este tiene lugar cuando las pasiones
DISTINCION XXXVI le apartan a uno del juicio recto que tiene formado sobre el
fin; así, por ejemplo, se dice que el deleite corrompe o des­
C u e s t ió n 1 truye la apreciación de la prudencia. Esta clase de error se
asemeja, en el orden de la acción, al error que en el orden
Artículo 1 especulativo se da sobre la aplicación, en el discurso, de los
principios a la conclusión. Ambas clases de error las evita la
Si las v irtu d es políticas están en co n ex ión e n tr e sí virtud moral, que produce una inclinación al fin bueno, y re­
frena las pasiones; por eso, no puede existir la prudencia sin
1.775 R e s p u e s t a : La virtud puede ser considerada de la virtud moral, quiero decir, sin la templanza, la fortaleza
dos maneras. Una, en su ser imperfecto, en cuanto que tene­ y afines.
mos naturalmente los gérmenes de las virtudes; en ese sentido,
1.777 Asimismo, la inclinación natural a la virtud, cuan­
se llama virtud una cierta inclinación natural al acto de la
to mayor es, tanto más perjudicial es si no interviene la dis­
virtud: así tomada, puede darse una virtud sin otra. Así, unos
creción de la razón: como el ciego, que cuanto más aprisa anda,
tienen aptitud natural para la liberalidad, otros son, por su
más tropieza. Por eso, para que la virtud moral llegue a adqui­
complexión, inclinados a la lujuria, y lo mismo sucede en las
rir su perfección, debe ser dirigida por la prudencia; de ahí
demás virtudes y vicios. Considerada de otra manera, se toma
que en la definición de la virtud de la moral entra la prudencia,
la virtud en su ser perfecto, que se adquiere por la costumbre;
como se ve en 2 Ethic. (c.6 y 7). Por lo mismo, tienen que
así tomada, recibe el nombre de virtud política, y en ese sen­
estar en conexión todas las virtudes políticas...
tido tienen que coexistir todas las virtudes.
1.776 Tres razones se pueden señalar de ello, según lo SOBRE LA VERDAD
que enseñan los filósofos. La primera la señala el Filósofo en
6 Ethic., tomada de lo que perfecciona a la virtud política. E d ic ió n u t iliz a d a : S Thomae Aquinatis Quaestiones disputalae
Hay, en efecto, en el hombre una cierta inclinación natural al vol.I, De veritate, cura et studio P. Fr. R. S p i a z z i , O. P., editio V III
revisa (Taurini-Romae 1949). Trad. del editor.
acto de la prudencia, de la que se dice que es virtud natural,
y a la cual llama el Filósofo dinotica, y que nosotros podemos B ib l io g r . g e n .: A. S c h n e id e r , Die Quaestiones disputalae «D e Ve­
rtíate» des Thomas von Aqutn in ihrer philosophisch-geschichtlichen
denominar «industria». Puede ser o para el bien o para el mal; Beziehung zu Augustinus (Munster 1930); O . F r a n c e l l a , S . D . B ., Un
por tanto, no es virtud, ya que la virtud es lo que hace que maestro universitario que trasciende su época. Algunos rasgos de la
la obra del que la posea sea siempre buena. En consecuencia, personalidad docente de Santo Tomás de Aquino vislumbrados a través
de las «Quaestiones disputatae De Veritate»: Aquinas 17 (1974) 340
si ha de llegar a que su juicio sea siempre recto, se le tiene 365; J. R i b e i r o D í a s , Bem, fin e naturaleza. Anotagoes á heranga
que añadir algo que le impida caer en el error. Ahora bien, doutrinal de Aristóteles (ñas «Quaestiones Disput. de Veritate» de
hay dos clases de error en el juicio. Uno es el que versa sobre S. Tomás de Aquino: Itinerarium 15 (1969) 43-73; Id., Ordem e fina-
íidade. Reflexáo filosófica e influencia da revelagao ñas «Quaest. Disput.
el fin, como en el caso del que tiene el hábito vicioso, que de Veritate» de S. Tomás de Aquino: Itinerarium 16 (1970) 27^51;
inclina a su acto como a algo bueno en sí: ese error en el orden Id., A ηοςάο metafísica de bem ñas «Quaest. Disput. de Veritate»
de las acciones se asemeja al error que se da sobre los princi- de S Tomás de Aquino (Lisboa 1970); H. S e i d l , Die aristotelischen
Huelle zur Transzendentalien Aufstellung bei Thomas von Aquin «De
Verit.» q .l a .l : Phil. T a h rb . 805 (1973) 166-171; M . M a m i a m i , S. Tom-
1775-1777 S a n t o T o m as, 1-2 q.57; De verit. q .l a.1-6 a.12; S e r t i l l a n g e s ,
La p h ilosop h ié m orale d e Saint Thom as d'A quin p.207 211. 1777 A r is tó te le s , Etbica M I c .6 y 7 (1 1 0 6 a l4 -1 1 0 7 b l 5 ) (Los filó so fo s
1775 R o u sselo t , o .c ., p .196-200. antiguos n.784-700).
1776 H . D . N o b le , O . P ., Le d iscern em en t d e la co n scien ce (París 1934)
p . 156-176; 177-188; R o u s s e l o t , o . c . , p .2 1 2 -2 1 4 .
268 S anto T om ás d e A quino S ob re la verd a d 269
maso, La Verita (Quaestio I De Veritate). Trad., introd. e commento
(Padova 1970); S p i a z z i , o . c ., Introductio in Quaestiones disputatas «De ente; en efecto, hay diversos grados de entidad, conforme
Veritate», o.c., p.XXV-XXIX ívcanse, ademas, las obras citadas a pie a los cuales se originan diversos modos de ser, de los cuales,
de pagina). a su vez, se toman los diversos generos de las cosas. Así, la
sustancia no añade al ente ninguna diferencia que signifique
C uestión 1 una naturaleza sobreañadida al ente, sino que por ese nombre
se expresa un modo especial de ser, a saber, el ente por sí;
Sobre la verdad y lo mismo sucede con los otros géneros.

1.779 Otra manera [de añadirse al ente] es de suerte


Artículo 1 que el modo expresado sea un modo que acompaña umversal­
mente a todo ente. Ese modo puede, a su vez, ofrecerse de
Q ue e s la v erd a d
dos maneras: una, en cuanto que acompaña a todo ente en sí;
otra, en cuanto que acompaña a todo ente en orden a otra
1.778 R e s p u e s t a : A sí como en el orden de la demos­
cosa. Si es de la primera manera, será, o porque expresa en el
tración hay que hacer la reducción a algunos principios inme­
ente algo afirmativamente, o porque lo expresa negativamente.
diatamente evidentes al entendimiento, así también cuando se
Ahora bien, no hay nada dicho afirmativamente en sentido
investiga lo que es cada cosa; de lo contrario, se iría a un
absoluto que pueda encontrarse en todo ente, sino su esencia,
proceso indefinido, y perecería así completamente toda ciencia
por la cual se dice que es; y así, se impone el nombre res, que
y el conocimiento de las cosas. Ahora bien, lo que el entendi­
difiere del de en te, según Avicena en el principio de la Met.,
miento concibe en primer lugar como el objeto más conocido,
en que e n t e se toma del acto de ser ( e s s e n d i ) ; y el nombre
y en lo cual resuelve todos sus conceptos es el ente, como dice
de res, en cambio, expresa la quididad o esencia del ente. Por
Avicena en el principio de su M etafísica (lib .l c.9). Por tanto,
su parte, la negación que sigue a todo ente absolutamente, es
todos los demás conceptos del entendimiento deben obtenerse
la in d ivisión : a ésta la expresa el nombre de u n o ; uno, en
por adición al ente. Mas al ente no se le puede añadir algo
efecto, no es mas que el ente indiviso. Pero, si el modo del
a modo de naturaleza extraña, como se añade la diferencia al
ente presenta el segundo carácter, a saber, por orden de una
género, o el accidente al sujeto, ya que cualquier naturaleza
cosa a otra, esto a su vez puede suceder de dos maneras. La
es ente; por lo cual, también prueba el Filósofo en 3 Met.
una, en o por la división (distinción) de una cosa de otra;
(com .l) que el ente no puede ser género. Si se dice, pues, que
eso lo expresa el nombre de aliquid; aliquid, en efecto, viene
algunos conceptos se añaden al ente, es en el sentido de que
a ser como aliud qu id; así que, así como al ente se le dice
expresan un modo de ser propio de él, que en el nombre de
uno en cuanto que es indiviso en sí, así se le dice aliquid (algo)
ente no se expresan. Eso puede suceder de dos maneras. Una,
en cuanto que es distinto de otros seres. La otra manera es
de suerte que el modo expresado sea un modo especial del
por la conveniencia de un ente respecto de otro; lo cual no
1778-1781 S. th. 1 q.16 a.l a.3; ln I Sent. D.8 q.l a,3; D.19 q.5 a.l ad 3, puede tener lugar más que si se trata de algo que tiene capa­
ad 7; D e T o n q ijé d e c , La C ritique d e la conn aissance (coment. de Ve Verit.
q.l p.508-512); M a r it a i n , S ept lego n s sur l ’étre... p.417-418; D e s c o q s , Inst cidad para tener conveniencia con todo ente. Tal ser es el
met\_ -gen. p.317 318 323 372. alma, que, en cierta manera, es todas las cosas, como se dice
1778 G e t g e r , La participation dans la p b iloso p h te d e Saint Thom as p.242
n t.l; . L o n e r g a n , La n otion d e Verhe dans les écrits- d e S aint T hom as d'Aquin en 3 De anima (text.37). Ahora bien, en el alma se da la
p .12.44; D ’I z z a l in i , 11 p rin cip io in tellettiv o della ra gion e umana n elle O pere potencia cognoscitiva y la apetitiva. La conveniencia del ente
d i s. T om m aso d'A.quino p,84,125.165.166; A d a m c z y k , De o b iecto form ati
bnteUectus n ostri secu n d u m doctrinam Sancti T hom ae: Anal G reg. 1 (Romae con el apetito lo expresa el nombre de bien, como se dice en
1933); R a h n e r, C eist in W elt p.144 nt.167; p.146 nt.171 (vers. esp. p.207
,p.2QS nt;17.6);' D e s c o q s . T h eol Nat I I p. 12.145.577; H. D . G a r d e il , ■^ A r is tó te le s , D el altna 1.III c.8 (431 b22) (Los filó s o fo s antigu .05
Initiation ά la p h ilo so p h ie..., I V , M etaphysique p.27ss.71-75. n -9 9 ); G e ig e f o .c .; p.242An t.l; D e s c o q s , Inst. M et g e ti. p,31.79.320.

Λ
270 S anto T om ás d e A quino S ob re la verd a d 271

el principio de la Etica: bien es lo que todos apetecen; y la que es lo que es, o que no es lo que no es. La tercera manera
conveniencia del ente con el entendimiento lo expresa el nom­ de definir la verdad es por el efecto que se sigue; y así la
bre de verdad. define Hilario diciendo que la v er d a d es m an ifestativa y d e cla ­
rativa d e l ser, y Agustín en el libro De vera relig io n e: La v e r ­
1.780 Ahora bien, todo conocimiento se realiza por la da d e s aq u ello p o r lo q u e s e m u estra lo q u e es. Y en el mismo
asimilación del que conoce al objeto conocido, de suerte que libro (c.31): Verdad e s aq u ello s e g ú n lo cu a l ju z ga m o s d e lo s
se ha dado en llamar a la asimilación la causa del conocimiento; s e res in feriores.
así la vista, por la disposición que recibe de la especie de
color, conoce al color. Lo primero que hay que observar, pues,
en las relaciones entre el ente y el entendimiento, es que el Artículo 2
ente corresponda al entendimiento: correspondencia que se
llama adecuación de la cosa y del entendimiento; y en eso Si la v erd a d s e en cu en tr a en e l en te n d im ie n to más
cobra su ser finalmente la razón de la verdad. Esto es, pues, p r in cip a lm en te q u e en las co sa s
lo que añade la verdad sobre el ente: la conformidad o adecua­
ción de la cosa y del entendimiento; a esa conformidad sigue,
1.782 R e s p u e s t a : En aquellas cosas que se dicen de
como queda dicho, el conocimiento de la cosa. Así, pues, la
muchos por orden de prioridad y de posterioridad, no siempre
entidad de la cosa precede al carácter de verdad, pero el cono­
tiene que ser causa de los demas lo que recibe con prioridad
cimiento es un efecto de la verdad. la predicación de eso común, sino aquello en lo cual se en­
1.781 Conforme a eso, pues, encontramos tres maneras cuentra en primer lugar completa la razón común; así, «sano»
de definir la verdad y lo verdadero. Una, atendiendo a lo que se dice con prioridad del animal, en el cual se encuentra pri­
precede a la verdad, y en lo que se funda lo verdadero. Así mero perfecta la razón de salud, si bien la medicina se llama
lo define San Agustín en el libro Sol. (c.5): Lo v er d a d e ro sana porque causa la salud. Por eso, como «verdadero» se dice
e s lo q u e es, y Avicena en 11 M et. (c.2): La v erd a d d e cada de varios por orden de prioridad y de posterioridad, tiene que
co sa e s la p ro p ied a d d e su ser, q u e le esta ratificado ( o esta­ decirse con prioridad de aquel en que se encuentra primero
b lec id o ) . Otra manera de definirlos es atendiendo a io que perfecta la razón de la verdad. Ahora bien, todo movimiento
constituye formalmente la verdad; y así dice Isaac que la v e r ­ tiene su consumación en su término. Y el movimiento de la
dad es la ad ecu a ció n d e la co sa y d e l en ten d im ien to . Y Ansel­ potencia cognoscitiva tiene como termino al alma; ya que lo
mo, en el libro De Veritate (c.12): Verdad e s la r e ctitu d p e r ­ conocido tiene que estar en el que conoce al modo de ser de
ce p ti b le só lo p o r la m en te, pues tal rectitud se posee en razón este. En cambio, el movimiento de la potencia apetitiva tiene
de cierta adecuación, conforme a lo que dice el Filosofo en como término las cosas. Por eso, pone el Filósofo, en el De
el lib.4 Met. (com.XXVII), que, al definir la verdad, decimos anima (com.54s) cierto círculo en los actos del alma, en cuanto
que la realidad que existe fuera del alma mueve al entendi­
1780-1781 D e s c o q s , o . c . , p 3 4 6 .3 4 7 .1 0 1 ; G il s o n , L'esprit d e la philosnphie
m éd iéva le p .3 1 .3 2 ; D e F in a n c e , E'iré et agir dans la p h ilosop h ie d e Saint miento y la realidad entendida mueve al apetito, y entonces
Thomas p.1 8 8 . el apetito mueve a que se llegue a la realidad de la cual se
1780 R ahner . Geist in Welt p.1 6 5 n t.2 4 4 ív e rs . esp . p .2 3 1 n t.2 4 9 ).
1781 S a n A g u s t í n , S oliloquia c.5 (Los filó so fo s m ed ieva les I π .318); A v ic e · inició el movimiento. Y como el bien, como se ha dicho más
n a . La Salvación II P . T r a t .I c .V I I I (Los filó so fo s m ed ieva les I n.1026); S a n
A n s e lm o , De veritate c ,1 2 (L os filó s o fo s m ed ieva les II n .1506); S a n to T om as, 1782-1784 S anto T o m ás, S. th. 1 q .1 6 a . l ; In I Sent. D .1 9 q .5 a . l ; I C. G
In I Sent. D .19 q .5 a . l ; S p ia z z i, o . c . , p.3 n t.7 ; T . J . M u c k le , Isaac Israel· s c.6 0; In M et. Anst. VI le c t.4 ( n .1 2 3 0 -123 4); In P eriherm . I Ie c t.3 ; G ils o n ,
d efin itio n o f truth: A rch . d ’h ís t. lit t . d o ctr. d u M o yen A ge 8 (1 9 3 3 ) 1-88; Le th om ism e p .3 2 6 -3 2 7 .
I d ., Isaac Israeli lib er d e d efin ition ib u s: ib id ., 11 (1 9 3 8 ) 2 9 9 ss; D e s c o q s , Theoí- 1782 D e s c o q s , Inst. m et. gen. p .3 4 9 .3 5 0 .3 6 7 ; T heol. Net. I p .7 6 n t . l :
Ναέ. I I p.101 n o ta ; M a r i t a i n , Les dezres du savoir p .I 7 0 n o ta; D e T o nquédec , yen , L in ten tion n el dans la p h ilo sop h ie d e Saint Thomas p .7 0 ; L o n e r g a n .
La C ritique d e la conn a issa n ce p .2 1 9 -246-512 n t.2 -3 . ° c ., p .7 .
272 S anto T om as d e A quino Sobre la verdad 273

arriba, dice orden al apetito, y la verdad, al entendimiento, por tiese al entendimiento humano, todavía se llamarían verdade­
eso dice el Filósofo en 6 Met. (com.9) que el bien y el mal ras las cosas, por orden al entendimiento divino. Pero si des­
están en las cosas, y la verdad y la falsedad en la mente. apareciesen ambos entendimientos— cosa imposible— , no sub­
sistiría ya la razón de verdad.
1 . 7 8 3 Ahora bien, una cosa no se llama verdadera sino
en cuanto que se adecúa con el entendimiento; por tanto, la
verdad se encuentra con posterioridad en las cosas y con prio­ Artículo 3
ridad en el entendimiento. Mas es de saber que la cosa se
comporta diversamente respecto del entendimiento práctico y Si s e da v er d a d en la c o m p o s i c i ó n y div isió n q u e h a ce
del entendimiento especulativo. El entendimiento práctico cau­ el e n te n d im ie n to
sa las cosas, por lo cual es medida de las cosas que por él son
hechas; pero el entendimiento especulativo, por ser receptivo
1.785 R e s p u e s t a : A s í como la verdad se encuentra antes
respecto de las cosas, es movido en algún modo por las cosas
mismas, y así, éstas son su medida. Por ahí se ve que las cosas en el entendimiento que en las cosas, así está también an­
naturales, de las cuales recibe nuestro entendimiento el cono­ tes en el acto de composición y de división que hace el entendi­
cimiento, son medida de nuestro entendimiento, como se dice miento que en su acto de formar las quididades de las cosas.
en 10 Met. (com.9); pero son medidas por el entendimiento En efecto, la razón de verdad consiste en la adecuación de la
divino, en el cual se hallan todos los seres creados, como las cosa y del entendimiento; ahora bien, nada se adecúa consigo
obras artificiales en el entendimiento del artesano. Así, pues, mismo, sino que la adecuación es entre diversos. Por tanto,
el entendimiento divino es medida, y no tiene medida; la donde primero se encontrará la razón de verdad en el entendi­
cosa natural mide y es medida; y nuestro entendimiento tiene miento, será donde el entendimiento comienza primeramente
medida y no es medida de las cosas naturales, sino sólo de las a tener algo propio que la realidad que existe fuera del alma
artificiales. no tiene, pero al propio tiempo algo que le responda, entre
las cuales cosas ya pueda haber adecuación. Ahora bien, el en­
1 . 7 8 4 Así, la cosa natural, puesta entre los dos entendi­ tendimiento, en su función de formar las quididades, no tiene
mientos, se dice verdadera por la adecuación a ambos: por la más que la semejanza de la cosa existente fuera del alma, lo
adecuación al entendimiento divino se dice verdadera en cuan­ mismo que el sentido en cuanto que recibe la especie del objeto
to que cumple aquello a lo que está ordenada por el entendi­ sensible; pero cuando empieza a juzgar sobre el objeto aprehen­
miento divino, como se ve por Anselmo en el libro D e verit. dido, entonces ese juicio del entendimiento es algo propio suyo,
y Agustín en el libro D e vera R eligion e (c.31) y Avicena en la que no se da en la cosa exterior. Y cuando se adecúa a lo que
definición mencionada, «La v er d a d d e cada cosa, etc.»; y por hay fuera de él en la realidad, se dice que el juicio es verda­
la adecuación al entendimiento humano se dice una cosa verda­ dero. Juzga el entendimiento sobre el objeto aprehendido, cuan­
dera, en cuanto que es capaz de por sí de originar conocimiento do dice que algo es o no es; lo cual es propio del entendi­
verdadero sobre ella, así como, por el contrario, se llama cosas miento que compone y divide. Por eso dice también el Filó-
falsas a las que ofrecen alguna posibilidad de aparecer lo que
no son, o como no son, como se dice en 5 M et. (com.34). La De Veril, q .l a.9; S. th. 1 q.116 a.2; In I Sent
n , o 7 8 5 ' l 7 8 7 S anto T o m a s ,
·· >9 q.5 a.l ad 7; I C. G. c.59; In M et., VI lect.4 (n.1233-1236 , In De
primera razón de verdad se da en la cosa antes que la segun­ anima III lect.l 1 (n.746ss); In P eriherm . I Iect.3 (n.3-10).
1785-1786 M. B r o w n e , A dnotationes in doctrinam S. T hom ae d e verita te
da: el orden al entendimiento divino tiene prioridad sobre stm phcis a p preh en sionis: Angel. 8 (1931) 69-74.
el orden al entendimiento humano; por eso, aunque no exis- V i ? -L O w e n s , J u d gem en t and truth in Aquinas: Med. Stud. 36 (1970)
■** D e s c o q s , T heol. Ναι. I I p .102-1 03; M a r i t a i n , Les d egr és du savoir
1783-1784 A. d el C ura, Verdad y ser en Santo Tom ás d e A quino: E s t. f ilo s . p (> n t .174-175 ; H a y e n , o .c ., p .1 8 6 .2 0 0 ; L o n e r g a n , o .c ., p . l l : D e V r i e s ,
24 (1975) 55-77; D e sc o q s, Inst. m et. gen . p.346-348. nsar y ser p .4 4 ; D ’ I z z a l i n i , o .c ., p .9 0 .
274 S anto T om ás d e A quino S ob re la verd a d 275

sofo 6 Met. (text.8) que la composición y división está en el se comportan del mismo modo respecto del entendimiento. La
entendimiento y no en las cosas. Y por eso se encuentra la cosa, por su esencia específica, se adecúa al entendimiento di­
verdad con prioridad en la composición y división del enten­ vino, como las cosas hechas artificialmente, al arte; y en vir­
dimiento; y secundariamente se habla de verdad en el entendi­ tud de esa misma esencia tiene aptitud natural para adecuar
miento en su función de formar las quididades. a sí al entendimiento humano, en cuanto que, por medio de su
semejanza recibida en el alma, produce un conocimiento de sí
1 . 7 8 6 De ahí que la definición se dice verdadera o falsa
misma. En cambio, el no-ser, en cuanto considerado fuera del
por razón de la composicion verdadera o falsa, como cuando
alma, no tiene nada por lo que pueda adecuarse al entendi­
se dice que la definición de una cosa es la que no es, por ejem­
miento divino, ni tampoco producir un conocimiento de sí
plo, si la definición del círculo se le aplica al triángulo; o tam­
en nuestro entendimiento. Por tanto, el que de hecho se adecúe
bién cuando las partes de la definición son inconciliables entre
a un entendimiento, no procede del mismo no-ser, sino del
sí, como, por ejemplo, si se dice que la definición de un animal
entendimiento, que forma en sí mismo la razón del no-ser. La
es animal insensible. La composicion que ahí va implicada,
cosa que es algo positivo fuera del alma sí que tiene en sí algo
a saber, que algún animal es insensible, es falsa. La definición
por lo que pueda llamarse verdadera. No sucede eso con el
no se dice verdadera o falsa sino por orden a la composición,
no-ser de una cosa; sino que cuanto se dice de él, todo es
lo mismo que la cosa se dice verdadera por orden al entendí
por parte del entendimiento. Cuando dice, pues, la objeción:
miento. Es verdad que la verdad no existe, como la verdad de que
1 . 7 8 7 Por lo dicho se ve que la verdad se dice con prio­ aquí se trata es sobre un no-ser, no tiene (esa verdad) existen­
ridad de la composición y división del entendimiento; en se­ cia más que en el entendimiento. Por tanto, a la destrucción
gundo lugar, de las definiciones de las cosas, en cuanto que de la verdad por parte de la realidad no sigue más que la exis­
en ellas va implicada una composición verdadera o falsa; en tencia de la verdad que existe en el entendimiento. Y así se
tercer lugar, de las cosas en cuanto que se adecúan al entendi­ ve claro que de eso no se puede inferir más que la verdad
miento divino, o tienen capacidad de adecuarse al entendi­ que existe en el entendimiento, que es eterna, y tendrá que
miento humano; cuarto, del hombre que formula sus propo­ estar, claro está, en el entendimiento eterno, y esa es la verdad
siciones verdaderas o falsas, o que causa un juicio verdadero eterna. Así que con esa razón se prueba que sola la primera
o falso de sí o de otros por lo que dice o hace. Y las palabras verdad es eterna.
son susceptibles de recibir la denominación del mismo modo
1 . 7 8 9 5. No se puede pensar que no existe la verdad
que los conceptos por ellas significados.
absolutamente; pero sí que se puede pensar que no haya nin­
guna verdad creada, como también se puede pensar que no
Artículo 5 existe ninguna creatura. El entendimiento, en efecto, puede
pensar que él no existe, y que no piensa, aunque no lo piense
Si, adem ás d e la p rim era verdad, alguna otra v er d a d e s etern a sin que exista o piense; no es necesario que cuanto tiene el
entendimiento pensando, lo piense pensando que él mismo
1 . 7 8 8 S oluc io nes : 2. Fuera del alma encontramos: piensa, ya que no siempre reflexiona sobre sí mismo, y por eso
la cosa misma y las privaciones y negaciones de ella, que no no hay dificultad en que piense que no existe la verdad creada,
se comportan de igual modo respecto de la verdad, porque no sin la cual (sin embargo) no puede pensar.
1786 G il. s o n , Le th om ism e p.326; D ’I z z a l in i , o .c ., p.89-90. Inst. m et. gen. p . 368-371; H oen en , La th eo rie du iu gem en t d'opres
D esco q s,
1788-1789 S a n t o T o m a s , S. th . 1 q.10 a . 3 a d 3; q.16 a . 7; In I S en t. Saint Thomas d'A quin p. 58-60.
D.19 q.5 a.3; I I C. C. c.35; III c.82 y c.84; De pot. q.3 a.17 a d 27; 1788 H a y e n , L’in ten tion n cl selo n Saint T hom as d ’Aquin p .106 2 1 3 n o ta ;
A. M a u r e r , Sí. Thom as and e te r n a l tr u th s : M e d . S t u d . 36 (1970) 91-1U7; 159 nt.2.
300 Santo T om as d e A quino C om en ta rio al lib ro s o b r e la T rinidad, d e B o ecio 301
ejemplar existente en la mente divina concierne primariamente cimiento pueda ser ordenado a la acción como a su fin. En
en toda creatura a la naturaleza específica. cambio, la materia de las ciencias especulativas tienen que ser
las cosas que no son producidas por nuestra actividad, de lo
cual se sigue que su conocimiento no puede ser ordenado a la
COMENTARIO AL LIBRO DE BOECIO SOBRE LA TRINIDAD
acción como a su fin. Esta distinción fundamental de las cosas
E d i c i ó n u t i l i z a d a : Sane ti Thomae de Aquino Expositio super li- es la que debe fundar la distinción entre las ciencias especu­
brum Boethii de Trinitate ad fidem codicis autograpbi necnon caetero- lativas.
rum codicum manu scriptorum, recensuit Bruno D e c k e r (Leiden 1 9 5 5 ).
Trad. del editor. 1 . 8 3 4 Pero hay que tener en cuenta que, cuando los há­
B ib lio g r . g e n .: La date du commentaire de Saint
M .-D . C h e n u , bitos o las potencias toman su distinción de los objetos, no se
Thomas sur le «De Trinitate» de Bo'ece: Les se. phil. et theol. 2 (1941- distinguen por cualesquiera diferencias de los objetos, sino por
1942) 432-434; J . F. W i p p e l , Thomas Aquinas and Avicenna on the
relationship between First Philosophy and the other theoretical scien- aquellas que son inherentes a los objetos en cuanto tales. Así,
ces: a note on Thomas’Commentary on Boethius’s de T rinitate, q.5 a .l por ejemplo, el ser animal o planta es cosa accidental a lo sen­
ad 9: Thomist 37 (1973) 133-154. sible en cuanto tal, y por eso no se toma de ahí la distinción
entre los sentidos, sino mas bien de la diferencia entre el color
y el sonido. Por eso, la división de las ciencias especulativas
C u e stió n 5
debe tomarse de las diferencias de los objetos especulables en
cuanto tales. Ahora bien, a lo especulable, es decir, al objeto
Sobre la división de la ciencia especulativa
de la potencia especulativa, le compete algo por parte de la
potencia intelectiva y algo también por parte del hábito de la
Artículo 1
ciencia que perfecciona al entendimiento. Por parte del enten­
dimiento le compete el ser inmaterial, ya que también el enten­
Si e s re cta la d iv isió n d e la cien cia esp ecu la tiva
dimiento lo es; por parte de la potencia tiene el ser necesario,
en estas tres pa rtes: natural, m atem ática y divina
pues toda ciencia versa sobre lo necesario, como se prueba
en el I Post. Mas todo lo necesario, en cuanto tal, es inmóvil,
1.833 R e s p u e s t a : El entendimiento teorico o especula­
ya que todo lo que se mueve, en cuanto que se mueve, puede
tivo se distingue precisamente del entendimiento operativo o
ser o no ser, o absolutamente, o en algún sentido u orden,
práctico en que el especulativo tiene como fin la verdad que
como se dice en el libro 9 M et. En conclusión, pues, a todo
e'l contempla, mientras que el práctico ordena la verdad con­
objeto especulable, es decir, al objeto de la ciencia especulativa
templada a la acción como a su fin. Por eso dice el Filósofo en
le compete la separación de la materia y el movimiento, o bien
el libro 3 De anima que difieren entre sí en el fin, y en el
su vinculación a ella. Y de ahí que según sea el grado de inmu­
libro 2 M et., que «el fin de la ciencia especulativa es la verdad,
nidad de la materia y del movimiento se distinguen las ciencias
mientras que el fin de la ciencia práctica es la acción». Y, como
especulativas.
la materia tiene que ser proporcionada al fin, es preciso que
la materia de las ciencias prácticas sean aquellas cosas que 1 . 8 3 5 Pues bien, hay algunos objetos especulables que
pueden ser hechas por nuestra actividad, para que así su cono- dependen de la materia en el existir, ya que no pueden existir
1833-1835 J u a n d e S a n t o T o m a s , Cursus p h ilos., Log. II q.27 a .l; Μλκι- 1834 A r i s t ó t e l e s , M etafísica l.IX c.3 {1047 b23) (L os filó so fo s antiguos
Les d e g r es du savoir p.71-93; R a h n e r , o . c . , p.110 (vers. esp, p.165);
t a in , n .7 0 l) .
H D. G a r d e i l Initiation a la p h ilo sop h ie d e S. Thomas d ’Aquin IV 2e c c i 1835 J . O w e n s , M etaphysical separation in A quinas: Med. Stud. 34 (1972)
(París 1953) p.17-25. 287-306; D e s c o q s , Inst. m et. gen . p.23s; J . F. W i p p e l , T he title: «First philo-
1833 D e c k e r , o .c .. p.164 nt. 5; R a h n e r , Geist in Welt p.133 nt.134 (v ers. esp. topbie», a ccord in g to Thomas, and bis d ifferen ts ju stifica tion s fo t th e sam e:
p.192 nt.137), Kcv, mét, (1973-1974) 585-600,
C om e n ía n o al lib ro s o b r e la I r iniciad, d e B o ecio
302 Santo Tomas de Aquino

más que en la materia. Entre estos, hay dos clases: pues unos cidos el numero y clases de las esferas celestes, lo cual no es
dependen de la materia en el existir y en el concepto, como posible sin la astrología que, a su vez, supone toda la mate­
son aquellos en cuya definición se pone la materia sensible, mática. Las demás ciencias contribuyen a su mejor desarrollo,
de suerte que no se les puede pensar sin que entre en ellos como la música, las ciencias morales y similares.
la materia; así, por ejemplo, en la definición de hombre hay 1.837 2. Las ciencias especulativas, como se enseña al
que incluir la carne y los huesos. De esa clase de objetos trata comienzo de la M etafísica, tratan de aquellas cosas cuyo cono­
la física o ciencia natural. cimiento se busca por ellas mismas. En cambio, en las cosas
Otros hay que, aunque dependen de la materia en el exis­ de que trata la lógica, no se busca su conocimiento por ellas
tir, no dependen en el concepto, ya que en su definición no se mismas, sino como auxiliar o instrumento para las demás cien­
pone la materia sensible, como son la línea y el numero: de cias. Por eso la lógjca no está incluida en la filosofía especula­
esa clase de objetos trata la matematica. tiva a título de parte principal suya, sino como algo reducible
Otros objetos especulables hay, en fin, que no dependen a ella, en cuanto que suministra los instrumentos para la es­
de la materia en el existir, porque pueden existir sin la materia, peculación, como son los silogismos, las definiciones, etc., de
o porque nunca existen en la materia, como Dios y el ángel, las que se precisa en las ciencias especulativas. De ahí que,
o porque en unos casos existen en la materia y en otros no. en decir de Boecio, en el C om en tario a P orfirio, más que cien­
como, por ejemplo, la sustancia, la cualidad, el ente, la po­ cia, es instrumento de la ciencia.
tencia, el acto, la unidad y la pluralidad y similares. De todos
estos objetos trata la teología, esto es, la ciencia divina, porque 1.838 3. Las siete artes liberales no dividen suficiente­
el principal de los objetos conocidos en ella es Dios, y que por mente la filosofía teórica: si se enumeran ellas solas, omitiendo
otro nombre se llama metafísica, es decir, mas alia de la física otras, es porque, como dice Hugo de San Víctor en el libro 3
(tran s p h y s ic a m ) , porque en el orden de la enseñanza para de su D idascalicon, ésas eran las que se enseñaban a los que
nosotros esta despues de la física, ya que debemos llegar a lo emprendían el estudio de la filosofía, y por eso se dividen en
insensible partiendo de lo sensible. Se llama también filosofía el trivium y el quadrivium , «porque vienen a ser unas vías
primera, en cuanto que las demas ciencias la suponen, por de penetración en los secretos de la filosofía para el ánimo
tomar de ella sus principios. Y no hay posibilidad de que se despierto». Esto está conforme con la afirmación del Filósofo,
den algunas cosas que dependen conceptualmente de la mate­ que sostiene en el libro 2 M et., que el modo de una ciencia
ria y no en el existir, ya que nuestro entendimiento, en cuanto debe investigarse antes de las ciencias; y el Comentador, en el
tal, es inmaterial. Por eso, no se da una cuarta parte de la mismo pasaje, que antes de todas las demás ciencias se debe
filosofía además de las mencionadas. aprender la lógica, a la cual pertenece el trivium. Dice también
en 1 Ethic. que los adolescentes pueden aprender la matemá­
1.836 S o l u c i o n e s : 1. Aunque la ciencia divina sea la tica, pero no la física, que requiere experiencia. Con eso se da
primera de todas las ciencias, sin embargo, en el orden natural a entender que, a continuación de la lógica, debe ser estu­
las demás ciencias son anteriores respecto de nosotros. Pues, diada la matemática, a la cual pertenece el qu adriviu m : y así
como dice Avicena al comienzo de la M etafísica, el orden propio estas vienen a ser unas vías de acceso por las cuales el espíritu
de esta ciencia es que se estudie despues de las ciencias natu­ penetra en las demás ciencias filosóficas.
rales, en las que se explican muchas cosas que se manejan
1.839 6. Aunque los sujetos de las demás ciencias son
en esta ciencia, como la generación, la corrupción, el movi­
miento, y cosas similares. E, igualmente, se debe estudiar des­ 1837 A r i s t ó t e l e s , Met. I c.2 (982 al4-17); S p i a z z i , In trod u ctio in S. Tha-
ftae A quinatis Exposit. in lib ros Veriherm. et Post. Anal. íT a u r in i 195 5) p V .
pués de las matemáticas; pues necesita esta ciencia, para con­ 1838 F r a il e , H istoria d e la F ilosofía II p .9 2 4 n t.3 2 ; 927.
seguir su conocimiento de las sustancias separadas, tener cono­ 1839 R ah n er , G eist in W elt, p .1 1 0 ( v e r s . esp . p .1 6 5 ).
304 Santo lo m a s d e A qum o C om en ta rio al lib ro so b re la T rinidad, d e B oecio

partes del ente, que es el sujeto de la metafísica, no por eso de la forma que determina su materia correspondiente. Por
deben ser las demás ciencias partes suyas; cada una de ellas eso, la nocion de hombre que significa la definición y sobre
asume una parte del ente según un modo peculiar de consi­ la cual se funda su ciencia, es considerada sin esta carne y sin
derar, diverso del que sostiene la metafísica de considerar al estos huesos, pero no sin carne y huesos en general. Y como
ente. De ahí que, hablando con propiedad, el sujeto de cada los singulares incluyen en su nocion a la materia designada
ciencia no es parte del sujeto de la metafísica, ya que no lo y los universales a la materia común, como se dice en el libro 7
es bajo ese aspecto en el cual el ente es sujeto de la metafísi­ Met., por eso esa abstracción no se llama abstracción de la
ca; considerada bajo ese aspecto, ésta es una ciencia especial, forma respecto de la materia en general, sino del universal
distinta de las demás. En cambio, sí que se puede llamar parte respecto del particular...
de esta ciencia a la que trata de la potencia, o a la que trata
del acto, o de uno u otro objeto parecido, *ya que tales objetos Artículo 3
coinciden, en cuanto al modo de ser estudiados, con el ente,
del cual trata la metafísica. Si la m atem ática co n s id er a sin m o v im ie n to y materia a lo s se res
q u e existen en la materia
1 . 8 4 0 7. Esas partes del ente exigen el mismo modo de
ser consideradas que el ente, porque tampoco ellos dependen 1 . 8 4 2 R e s p u e s t a : Para lograr claridad en esta cuestión,
de la materia, y por lo mismo, la ciencia sobre ellos no es hay que estudiar como el entendimiento puede abstraer en sus
distinta de la del ente en general. operaciones. Es de saber, pues, que, como enseña el Filósofo
en el libro 3 De anima, se dan dos clases de operaciones del
entendimiento. Una, llamada «inteligencia de lo indivisible»,
Artículo 2 por la cual de cada cosa conoce lo que es. La otra, por la cual
compone y divide, formando una enunciación afirmativa o ne­
Si e l o b j e t o d e la filo so fía natural so n las co sa s q u e tien en gativa. Esas dos clases de operacion corresponden a dos reali­
m o v im i e n to y materia dades que se dan en las cosas. La primera tiene por objeto
la naturaleza misma de la cosa, por la cual la cosa conocida
1.841 R e s p u e s t a : E so s aspectos que consideran las cien­ ocupa un puesto en la escala de los seres, ya sea algo com­
cias reales, son considerados sin el movimiento; y así, deben pleto, como lo es el todo, ya sea algo incompleto, como la
ser estudiados sin aquello que acompaña al movimiento en los parte o el accidente. La segunda clase de operacion tiene por
seres móviles. Ahora bien, como todo movimiento se mide objeto el ser mismo ( ipsum e s s e ) de la cosa, que resulta de la
por el tiempo, y el primer movimiento es el movimiento local, misma unión de los principios constitutivos de la cosa, en el
pues, suprimido este, no se da en las cosas ningún otro movi­ caso de los compuestos, o acompaña a la naturaleza simple de
miento, se sigue que algo es móvil en cuanto que existe aquí la cosa, en el caso de las sustancias simples.
y ahora. Mas esto acompaña al ser móvil en cuanto que está
individuado por la materia que esta bajo las dimensiones desig­ 1 .8 4 3 Y como la verdad del entendimiento proviene de
nadas. Por tanto, esos aspectos bajo los cuales puede haber que se conforma a la realidad, es claro que en esta segunda
ciencias de los seres móviles, deben ser considerados sin la 1842 A r i s t ó t e l e s , De anima l .I I I c .6 (4 3 0 a2 6 -2 8 ) (L os filo so fo s antiguos
materia designada y lo que a ésta acompaña, pero no sin la n .594); J . A l v a r e z L a s s o , C. M. F ., La filo so fía d e las M atemáticas en San­
to Tomas (M é jic o 1 9 5 2 ); D e c k e r , o .c ., p .1 8 3 n t . l ; D e s c o q s , T heol. Nat. I
materia no designada, ya que de su noción depende la noción P-66 n t . l ; R a h n e r , o .c ., p .1 1 0 ; F a b ro , P artecipazione e causalita... p .7 5 n t.1 0 5.
1843 A r i s t ó t e l e s , Met. IX c.9 (1051 a 3 0 -3 2 ); G e ig e r , La participation
1840 D ecker , o .c ., p .1 6 6 n t . l ; R ahner, o .c ., p .2 8 3 (v e rs . esp . p .3 7 1 ). dans la p h ilosop h ie d e Saint Thom as d ’Aquin p .3 1 8 n t . l ; A. M a r c , L’id ée
1841 F a b ro , P artecipazione e causalitá... p .7 5 n t .105; L o n e r g a n , La notion d é t r e chez S. Thom as e t dans la scola stiqu e p o stérieu re: Arch. Phil. 10 (1938)
de Verb e dans les écrits d e Saint Thom as d ’Aquin p. 1 5 9 .1 6 0 .17 6 . 13ss.
306 Santo l om as d e Ac/utno C om en ta rio al lib ro s o b re la T rinidad, d e B o ecio 307

clase de operaciun no puede el entendimiento abstraer o se­ pende de otra en lo que constituye su naturaleza, entonces
parar en sentido propio lo que en la realidad está unido, ya una puede ser abstraída por el entendimiento de suerte que
que al abstraer se daría a entender que se da la separación pueda ser pensada sin ella, no sólo en el caso de que esten
de la realidad misma de la cosa, como, por ejemplo, si abstrai­ separadas en la realidad, como, por ejemplo, el hombre y la
go el hombre de la blancura diciendo: «el hombre no es blan­ piedra, sino también cuando están juntos en la realidad, ya se
co», doy a entender que se da separación entre ellos en la trate de la unión propia de la parte y el todo— así la letra
realidad. En consecuencia, si en la realidad no están separados puede pensarse sin la sílaba, aunque no a la inversa, y el ani­
el hombre y la blancura, habrá falsedad en el entendimiento. mal sin el pie, aunque tampoco a la inversa— , ya se trate de la
En esta operacion no puede, pues, abstraer en sentido verda­ unión que hay entre la forma y la materia, y el accidente y el
dero sino aquellos objetos que en la realidad están separados, sujeto, y así puede pensarse la blancura sin el hombre, y a la
como cuando, por ejemplo, se dice: «El hombre no es asno». inversa.
Por el contrario, en la primera clase de operación si que puede
abstraer los objetos que no están separados en la realidad, si 1.845 De esa manera, pues, tiene el entendimiento diver­
bien no todos, sino sólo algunos. En efecto, como todo ser es sas maneras de distinguir una cosa de otra, conforme a las
inteligible en cuanto que está en acto, como se dice en el diversas clases de operaciones suyas. En la operacion por la
libro 9 M et., su naturaleza o quididad tiene que ser conocida: cual compone y divide, distingue una cosa de otra pensando
o en cuanto que es un acto, como es el caso de las formas que una no esta en otra. Y en la operación por la cual entiende
y sustancias simples, o en lo que es acto suyo, como sucede qué es cada cosa, distingue una de otra al pensar que es esta,
en las sustancias compuestas, que se conocen por sus formas, no pensando en la otra, ni que esté con ella, ni que este sepa­
o en lo que para ella hace las veces de acto, como la materia rada de ella. Por lo cual, esta distinción, propiamente hablan
primera es conocida por su relación a la forma, y el vacío, do, no recibe el nombre de separación, sino solo la primera.
por la privación de lugar. De esto le viene a cada naturaleza Esta ultima distinción se llama en sentido propio abstracción,
su propia definición. pero solo cuando los extremos que se piensan el uno sin el
otro, están juntos en la realidad. Así, no decimos que el ani­
1.844 Pues bien, cuando la naturaleza tiene orden y de­ mal es abstraído de la piedra, si pensamos animal sin pensar
pendencia de alguna otra cosa en eso (precisamente), por lo en la piedra.
cual es constituida como tal naturaleza y por lo cual es cono­
cida, entonces es cosa clara que la naturaleza no puede ser 1.846 En consecuencia, como no puede haber abstracción,
conocida sin esa otra cosa, sea que la unión que media entre propiamente hablando, mas que entre extremos que están uni­
ellas sea la de la parte y el todo— como, por ejemplo, el pie dos en la realidad, conforme a las dos maneras mencionadas
no puede ser pensado sin pensar el animal, ya que aquello de unión—la de la parte y el todo, y la de la forma y la ma­
por lo cual el pie tiene la razón de pie depende de aquello teria—habra dos clases de abstracción: una, por la cual se
por lo que el animal es animal— , sea su unión como la de la abstrae la forma de la materia; otra, por la cual se abstrae
forma con la materia, la de la parte con la otra parte, o la el todo de las partes. Ahora bien, la forma que puede ser
del accidente con el sujeto—así, chato no se puede pensar sin abstraída de una materia es aquella cuya esencia no depende
la nariz— , ya también esten separados en la realidad, como, de la materia; no puede, en cambio, ser abstraída por el enten­
por ejemplo, no se puede pensar en el padre (como tal), sin dimiento una forma de la materia de la cual depende en la
pensar en el hijo (como tal), bien que los sujetos de esas dos La p a rticip a tion ... p .3 1 9 no ta.
1845 G e ig e r ,
La participation ... p .1 9 9 n o ta ; T h . C . A n d e rs o n . In telligib le
1846 G e i g e r ,
relaciones sean distintos. Por el contrario, si una cosa no de- w atter and th e o b jects o f m atbem atics in Aquinas: N ew Sch o l. 43 (1 9 6 9 )
555-576; S a n to T o m as, De subst. separ. c . l n .4 ; In I II Phys. c.2 Ject.3 n .5 ;
1844 D e V r ie s . Pensar y ser p.255. · * III De anima c .4 le c t .8 (n .7 0 7 s s); In VII Met. c .1 0 le c t .10 (n .1 4 9 6 ).
308 Santo T om ás d e A quino C om en ta rio al lib ro s o b re la T rinidad, d e B o ecio 309

constitución de su esencia. Asi, como todos los accidentes son depende de ellas la razón esencial del hombre. Por eso, se le
respecto de la substancia que es su sujeto lo que es la forma res­ puede pensar sin ellas; tenga o no tenga pies, con tal de que
pecto de la materia, y como la naturaleza de todo accidente se tenga un compuesto de alma racional y un cuerpo que
depende de la sustancia, es imposible que alguna de esas for­ conste de elementos con mezcla propiamente dicha, se tendrá
mas sea separada de su sustancia. Mas es de advertir que los el hombre.
accidentes sobrevienen a la sustancia por un cierto orden.
Primero le sobreviene la cuantidad, luego la cualidad, después 1.848 Reciben el nombre de partes de la materia las que
las «pasiones» y el movimiento. De ahí que se puede pensar no se ponen en la definición del todo, sino mas bien a la in­
que la cuantidad está en su sujeto, la materia, antes de pensar versa. Eso son respecto del hombre todas las partes individua­
en ella las cualidades sensibles, de las cuales recibe la deno­ lizadas (s ig n a ta e), como, por ejemplo, esta alma, y este cuer­
minación de materia sensible. Y así, en su concepto esencial po, y esta uña, y este hueso, etc. Esas partes son, sí, partes
la cuantidad no depende de la materia sensible, sino solo de de la esencia de Sócrates y de Platón, pero no del hombre
la materia inteligible. La sustancia, de hecho, desaparecidos en cuanto hombre; por eso, puede ser abstraído por el enten­
los accidentes, ya no es cognoscible más que por el entendi­ dimiento el hombre de esas partes; esa abstracción es la del
miento, ya que las potencias sensibles no llegan al conocimien­ universal de lo particular.
to de la sustancia. De tales objetos abstractos trata la mate­
1.849 Tenemos, según eso, dos abstracciones del enten­
mática, que estudia las cuantidades y lo que es inherente
dimiento. Una, a la que corresponde la unión de la forma y de
a ellas, como las figuras y cosas similares.
la materia, o del accidente y su sujeto, y es la abstracción de la
1.847 Tampoco puede ser abstraído el todo de cuales­ forma de la materia sensible. Otra, que corresponde a la unión
quiera de sus partes. Hay algunas partes, en efecto, de las del todo y de la parte; de esta clase es la abstracción del uni­
cuales depende la esencia del todo, a saber, en aquellos casos versal de lo particular, que es la abstracción del todo, en la
en que el ser de tal todo esta precisamente en constar de cual se considera la naturaleza absolutamente en su razón esen­
tales partes, como es, por ejemplo, el de la sílaba respecto cial, separada de todas las partes que no son parte de la es­
de las letras, y el del compuesto respecto de sus elementos; pecie, sino partes accidentales. No existen las abstracciones
a esa clase de partes se las llama partes de la especie, y sin a éstas opuestas, en las cuales se abstraiga la parte del todo,
ellas no se puede pensar el todo, ya que entran en su defini­ o la materia de la forma, ya que una parte, o no puede ser
ción. Hay otras partes que sobrevienen accidentalmente al todo abstraída por el entendimiento del todo, si es una de las partes
en cuanto tal, como es el caso del semicírculo al círculo: a éste de la materia, en cuya definición se pone al todo, o puede su­
le es accidental el que se le divida en dos partes iguales o des­ ceder también que pueda existir sin el todo, si pertenece a las
iguales, o en más; en cambio, no es accidental al triangulo partes de la especie, como, por ejemplo, la línea sin el trián­
el señalar en él tres líneas, ya que el tenerlas es precisamente gulo, o la letra sin la sílaba o un elemento sin el compuesto.
lo que constituye al triangulo. De la misma manera, al hombre En estos casos, en que dos cosas pueden existir separadas en la
le compete de por sí el que haya en él un alma racional y un realidad, mas que abstracción, se da separación. Asimismo,
cuerpo compuesto de los cuatro elementos, por lo cual no se cuando decimos que es abstraída la forma de la materia, no se
puede pensar al hombre sin esas partes, sino que hay que entiende eso de la forma sustancial, ya que la forma sustancial
ponerlas en su definición; son, pues, parte de la especie y de y la materia que a ella corresponde dependen entre sí mutua-
la forma. El dedo, en cambio, el pie, la mano y otras partes 1849 G e ig e r , La particip a tion... p .3 1 9 n o ta ; M a r e c h a l , A bstraction, ou
así son algo posterior al concepto de hombre, por lo cual no ‘ntuition?: R ev . neosc. p h il. 31 (1 9 2 9 ) 2 7 -52 : D e F in a n c e , Etre et agir dans
f ph tlosop hie d e saint Thom as p .3 3 n t.1 5 ; D e V r i e s , Pensar y ser p 254·
1847 H a y e n , V intentionnel selo n sainl Thom as d ’Aquin p .2 3 3 . •D. Critica 2 ,a e d ., p .1 6 9 ,1 7 1 ,
310 Santo Turnas d e A quino C om en ia n o al lib ro s o b r e la ¡U n id a d , d e B o ecio 31J

mente, de suerte que no se puede entender la una sin la otra, pletas en sí, pueden ser tratadas de dos maneras: una, en
pues cada acto se produce en su propia materia. La expresión cuanto que son los principios comunes de todos los seres;
se entiende mas bien de esa forma accidental, que es la cuan otra, en cuanto que son unas realidades determinadas. Mas
tidad y la figura, de la cual no puede abstraer el entendimiento como respecto de esos primeros principios, aunque gozan en
la materia sensible, ya que las cualidades sensibles no se pue­ sí de la maxima evidencia, se halla nuestro entendimiento como
den pensar sino pensada antes la cuantidad—como se ve en la los ojos de la lechuza respecto de la luz del sol, como se dice
superficie y en el color— , ni tampoco se puede pensar que en el libro 2 Met., no podemos llegar a ellos por la luz de la
algo es sujeto de movimiento sin pensarlo cuánto (con cuanti­ razón natural más que en cuanto que a ellos nos llevan sus
dad). En cambio, la sustancia, que es la materia inteligible efectos; y así es como llegaron los filósofos, como atestigua
de la cuantidad, puede existir sin la cuantidad; por tanto, el Rom. 1,20: «Lo invisible de Dios se percibe por la contem­
considerar la sustancia sin la cuantidad, es mas del orden de la plación de las cosas creadas». De ahí que de tales realidades
separación que de la abstracción. divinas no tratan los filosofos más que en cuanto que son los
principios de todas las cosas. Por eso, se trata de ellas en la
1.850 En conclusión, se dan tres clases de distinción en
ciencia en la cual se expone lo que es común a todos los seres,
las operaciones del entendimiento. Una, en la operación pol­ la cual tiene como sujeto al ente en cuanto ente: a ésta la lla­
la cual el entendimiento compone y divide, que propiamente man ciencia divina.
se llama separación; ésta es la propia de la ciencia divina o me­
tafísica. Otra, en la operación por la cual se forman las qui­ 1 .8 5 2 Hay otra manera de conocer esas realidades, no en
didades de las cosas, y que es la abstracción de la forma de cuanto que se manifiestan por sus efectos, sino en cuanto que
la materia sensible, y es la propia de la matemática. La ter se hacen patentes por sí mismas. Y esa es la que señala el
cera, en la misma operacion Lque es la abstracción] del uni­ Apóstol, 1 Cor 2 ,lls s : «Las cosas de Dios no las conoce na­
versal de lo particular; y esta es propia también de la física die más que el espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el
v es común a todas !ns ciencias, ya que en la ciencia se deja espíritu de este mundo, sino el espíritu que procede de Dios,
lo que es accidental y se asume lo que es sustancial. Y por no para que sepam os...» Y en el mismo pasaje (2,10): «A nos­
entender algunos la diferencia entre las dos ultimas y la pri­ otros nos ha revelado Dios por medio de su espíritu». De ese
mera, cayeron en el error de poner los seres matemáticos y modo se trata de las realidades divinas, en cuanto que subsis­
los universales separados de la materia, como hicieron los pi­ ten en sí mismas, ν no ya sólo en cuanto que son los princi­
tagóricos ν los platónicos. pios de los seres.

1 .8 5 3 Conforme a eso, existen dos clases de teología o de


Artículo 4 ciencia divina. Una, en la cual se consideran las realidades di
vinas no como sujeto de la ciencia, sino como principios del
Si la cien cia divina tien e p o r o b je t o a los s e r e s q u e existen sujeto: ésa es la teología que cultivan los filósofos, y que por
sin la m ateria y el m o v im ie n to otro nombre se llama metafísica. Otra, que considera a las rea­
lidades divinas por sí mismas como sujeto de la ciencia: ésa es
1.851 R e s p u e s t a : Estas realidades divinas, pues, por la teología que se contiene en la Sagrada Escritura. Una y otra
ser principios de todos los entes y, con todo, naturalezas com- tratan de los seres que están separados en la realidad de la
1850 S anto T o m a s , In III De anima c.7 le c t.1 2 (n.7 8 1 -7 8 4 ); G e ig e r , ^ &<¡n Santo Tomas: Sapientia 27 (1972) 335-350; R. L. A b s t a n , E dm ond Hus
participation... p.319 nota; G ardeil, o.c., p.19. R e p e c h e and St. Thomas m etaphysical abstraction: Unitas (Manila) 44
1 8 5 1 -1 8 5 3 O w e n s , M etaphvsical separation in Aquinas: Med. Stud. 34 10 Rahner. G eist in W elt p.133 nt.134 (vers. esp. p.192 nt.137).
( 1 9 7 2 ) 2 8 7 3 06 ; J. d e Z a n , P recision es sob re la doctrina d e la abstracción se- 1851 A r i s t ó t e l e s , M et. II c . l (993 b 9 -ll) (Los filó s o fo s antiguos n.616),
312 San to I ornas J e A q u in o C om en ta rio al lib ro s o b r e la T rm idad, d e B o ecio 313

materia y del movimiento, pero de manera diferente, conforme


a las dos maneras en que algo puede estar separado en la rea­ C u e s t ió n 6
lidad de la materia y del movimiento. Una, de suerte que sea
de la esencia de la realidad que se dice separada, el que no De las maneras de proceder que Boecio atribuye
pueda existir de ninguna manera en la materia y en el movi­ a las ciencias especulativas
miento: de esa manera están separados de la materia y el mo­
vimiento Dios y los angeles. Otra, de suerte que no pertenezca Artículo 1
a su esencia el que este en la materia y en el movimiento, sino
el que pueda estar sin ellos, aunque a veces se halle en los Si hay q u e p r o c e d e r en las cien cia s naturales p o r raciocinio,
mismos. Esa es la manera como están separados de la materia en las m atem aticas p o r aprendizaje, en las divinas
y el movimiento el ente, la sustancia, la potencia y el acto, por­ in tele ctu a lm e n te
que no dependen en el existir de la materia y el movimiento,
como hemos visto que dependen los seres matemáticos, que no 1.855 S o lu c io n e s : 2. El proceder por aprendizaje
pueden existir nunca más que en la materia, bien que puedan (disciplin ariter) se señala como propio de la ciencia matemá­
pensarse sin la materia sensible. tica, no porque sea ella sola la que procede por aprendizaje,
1.854 Pues bien, la teología filosófica trata de los seres sino porque le es propio de manera principal. En efecto,
como aprender no es sino recibir de otro la ciencia, se dice
separados de la segunda manera, como de su sujeto, y de los
separados de la primera manera, como de los principios de su que procedemos por aprendizaje cuando el proceso que he­
mos iniciado conduce al conocimiento con certeza que recibe
sujeto. En cambio, la teología de la Sagrada Escritura trata de
los seres separados de la primera manera, como de su sujeto, el nombre de ciencia; lo cual tiene lugar sobre todo en las
aunque en ella se hable de algunas cosas que existen en la ciencias matematicas. Siendo, como es, la matemática inter­
materia y el movimiento, conforme a lo que exige la manifes­ media entre la natural y la divina, presenta mayor grado de
certeza que ambas. Tiene más certeza que la natural, porque
tación de las realidades divinas.
su manera de considerar sus objetos prescinde del movimien­
S o l u c io n e s : 4. La esencia del ángel es por su natura­ to y de la materia, mientras que la ciencia natural se ocupa
leza incorruptible, y por eso no hay en el composicion de for­ del movimiento y la materia; y precisamente porque el es­
ma y materia. Mas como no tiene el ser ( e s s e ) por sí mismo, tudio que hace la ciencia natural es en torno a la materia, el
por eso está en potencia al ser que recibe de Dios, con lo que conocimiento que proporciona depende de muchos factores:
el ser recibido de Dios es respecto de su esencia simple, como de la consideración de la materia y de la forma, y de las dis­
el acto respecto de la potencia. Y eso es lo que se quiere in­ posiciones materiales y de las propiedades que siguen a la
dicar cuando se dice que están compuestos o constan de lo forma en la materia.
que es y aquello por lo que es, de suerte que el ser sea aque­
llo por lo que es, y la naturaleza del ángel, lo que es. Sin 1 .8 5 6 Ahora bien, dondequiera que para obtener el co­
embargo, caso de estar compuestos los ángeles de materia y nocimiento de algo hay que atender a muchos factores, re­
forma, no sería de materia sensible, pues de ésa tienen que sulta ese conocimiento más difícil; por eso se dice en el li­
abstraer los seres matemáticos, y los metafísicos separados. bro I Post. que es menos cierta la ciencia «que es por adi­
ción, como, por ejemplo, la geometría respecto de la aritmé­
tica». Y, por el capítulo de que su objeto son los seres móvi-
1855 D e c k e r , o .c ., p.208 n t .l; R a h n e r, o . c . , p. 133 n t . l 34.
1856 A r i s t ó t e l e s , Anal. P ost T c.27 (87 a31 34)

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