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TEMA 6. FILOSOFÍA MODERNA.

EL EMPIRISMO Y EL
CRITICISMO KANTIANO.

INTRODUCCIÓN.

La filosofía moderna (siglos XVII- XVIII) recoge tres corrientes filosóficas


fundamentales: el Racionalismo fundado por Descartes, el Empirismo fundado por John
Locke, y el criticismo o idealismo trascendental fundado por Kant. El Racionalismo
cartesiano surge en el siglo XVII, y continúa durante el XVIII. El Empirismo aparece
como respuesta al Racionalismo cartesiano, y se trata de una corriente
fundamental durante toda la Ilustración. El criticismo kantiano surge en el siglo
XVIII como síntesis del Racionalismo y del Empirismo y la superación del
dogmatismo y escepticismo respectivos.

Aunque se trate de corrientes distintas, sí que comparten unas


características como corrientes modernas:

- En las tres, el problema del conocimiento es un asunto del que dependen


otras cuestiones, como las ontológicas y las morales. El enfoque epistemológico de
los problemas filosóficos es común a ellas. Las distintas corrientes (Racionalismo,
Empirismo, Criticismo), al considerar de modo distinto las fuentes de
conocimiento, considerarán de forma distinta el criterio de verdad y el método al
cual se debe acomodar nuestro modo de conocer.

- En las tres se mantiene una teoría representacional del conocimiento: lo que


conoce directamente la mente son sus contenidos mentales, no las cosas, y por tanto
podemos decir que las tres son idealismos epistemológicos.1

- La búsqueda de la verdad y el establecimiento del método, debido a esta


visión representacional del conocimiento, serán objetivos de las tres.

- En las tres, aclarar el significado de la Metafísica en cuanto ciencia ( o no)


es importante. Recordemos que, durante toda la Edad Media, la Metafísica (y
fundamentalmente, la Teología como parte de la Metafísica) había sido considerada la
Ciencia suprema, a la cual debían subordinarse todas las ciencias. Qué es la Metafísica,
qué funciones tiene, serán puntos analizados por las tres corrientes. Al respecto, las
tres corrientes llegan a consideraciones muy distintas:

 Descartes considera la Metafísica con la ciencia de los principios del


conocimiento, es la raíz del “árbol del conocimiento”, mediante la cual,
aplicando las reglas del método, se pueden deducir las verdades
fundamentales sobre la realidad y fundar las ciencias.
 Hume considerará la Metafísica un pseudoconocimiento, lleno de
términos sin significado alguno.

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A toda filosofía que considera que el conocimiento es, en primer lugar, conocimiento de los
datos del entendimiento (y no de las cosas externas) se la suele llamar idealista. Toda la filosofía
moderna (el racionalismo, también el empirismo inglés, Kant ) es una filosofía idealista respecto
a la teoría del conocimiento.

1
 Kant considerará que la Metafísica no es una ciencia, aunque resulta de
la tendencia natural de la razón a pensar en la totalidad de lo que existe.
No obstante, a pesar de no ser una ciencia, los conceptos metafísicos son
retomados por Kant como postulados de la ética (esta recuperación de
los temas metafísicos hará que Nietzsche califique a Kant de “cristiano
alevoso”)

- La defensa de la autonomía de la razón frente a cualquier autoridad externa o


control, especialmente de la religión institucionalizada.

- La conexión de la filosofía con la ciencia, Descartes con el modelo


matemático, Hume con la inducción de Bacon y el modelo hipotético-deductivo de
Galileo, Kant con la física de Newton, una síntesis de las matemáticas y la
experimentación.

- El carácter subjetivista de la filosofía, es decir, una filosofía centrada en el


sujeto.

1- EL EMPIRISMO
El Empirismo (la filosofía empirista de los siglos XVII y XVIII) suele
oponerse al Racionalismo.
Entendido en forma general, el empirismo como doctrina que mantiene el origen
y valor de nuestros conocimientos dependientes de la experiencia, es una constante de la
historia del pensamiento. Pero el Empirismo moderno o inglés se caracteriza por ser
una respuesta histórica al Racionalismo del siglo XVII. A la corriente empirista
pertenecen Locke, Berkeley y Hume. De los tres, Hume es quien realiza la crítica
más radical a la teoría del conocimiento cartesiana, a su metafísica y a la ontología
sobre ella construida.

El problema fundamental que debaten ambas corrientes es el problema del


conocimiento. Las dos corrientes coinciden en:

- mantener una teoría representacional del conocimiento.


- rechazar el criterio de autoridad.
- aceptar la importancia del hombre como sujeto de conocimiento y de acción.
- tomar como modelo de conocimiento la ciencia moderna.

La distinción que nos permite hablar del Racionalismo y Empirismo como


de dos corrientes filosóficas opuestas se establece esencialmente al tratar de
contestar a la pregunta: ¿Cuál es el origen válido del conocimiento?

La diferencia fundamental entre una y otra corriente está en la manera de


valorar el papel de la razón y la experiencia en la génesis del conocimiento y en su
validez. De forma general, se puede establecer este cuadro de diferencias entre ambas
corrientes (sin entrar en detalle en autores) en relación a cinco puntos: fuente y tribunal
de conocimiento, origen y validez de las ideas, análisis del conocimiento para encontrar
la verdad, el criterio de verdad, el método.

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RACIONALISMO EMPIRISMO
La razón es la única fuente y el La experiencia es la fuente y el tribunal del
tribunal del conocimiento. Sólo lo que conocimiento. La razón está totalmente
la razón reconoce como claro y limitada por la experiencia en el conocimiento
distinto (evidente) sobre la realidad es del mundo: sólo lo que resulta corroborado por
verdad. la experiencia es verdad.
La razón (mente, alma) produce ideas Nuestro entendimiento es una tabula rasa, no
innatas de forma espontánea, hay ninguna idea innata en la mente. Toda idea
absolutamente claras y distintas, que objetiva proviene de una impresión sensorial
son el prototipo de verdad. previa.
El análisis del conocimiento atenderá a El análisis del conocimiento atenderá a los
lo intuido racionalmente (las ideas mecanismos psicológicos de asociación de
innatas, claras y distintas) y a lo ideas.
deducido a partir de la intuición.
La evidencia racional (claridad y La experiencia sensorial es el criterio de
distinción) es el criterio de verdad. verdad.
El método de la ciencia es el método El método de la ciencia es el experimental.
matemático ( un método deductivo)

1.1- EL EMPIRISMO DE JOHN LOCKE (1632- 1704)


Las teorías de Locke son un proyecto político y filosófico contra todo
absolutismo y dogmatismo. Para él, como para la mayoría de sus contemporáneos
filósofos, la filosofía no fue principalmente objeto de ocupación académica, sino
soporte de la reflexión teórica sobre las cuestiones y problemas de la realidad política.
En él el empirismo es sobre todo una teoría del conocimiento dirigida contra el
apriorismo de las ideas innatas. Así sus tesis alcanzan no sólo al mundo teórico,
sino, y esto es muy importante para su antidogmatismo, al mundo práctico (ético y
político): no existen ideas innatas en nuestra mente, ni en el orden teórico ni en el
práctico, luego, es falsa esa "doctrina recibida" según la cual hay ciertos caracteres
originarios impresos en la mente desde el primer momento de su ser. Por lo tanto, se
puede afirmar que antiinatismo y antidogmatismo están íntimamente unidos en Locke,
como queda de manifiesto en su teoría del conocimiento y en su exigencia de tolerancia
a nivel religioso, su condena del absolutismo monárquico y la fundamentación del
liberalismo político bajo la forma de una monarquía constitucional. Así, su Ensayo
sobre el entendimiento humano, los Tratados sobre el gobierno civil y su Carta sobre
la tolerancia se inscriben en el mismo movimiento en pro de la tolerancia, la paz, el
liberalismo, atacando el fanatismo de su época.

1.1.1-La teoría del conocimiento empirista de Locke y la crítica a la


metafísica.

Como filósofo empirista, Locke considera que la experiencia sensible es la base


para la construcción del conocimiento humano. En su obra Ensayo sobre el
entendimiento humano pretende fundamentar el valor del conocimiento científico y el
carácter racional de la práctica política, lo cual le llevará a criticar determinadas
concepciones metafísicas y los principios morales o políticos en ellas sustentadas.

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El conocimiento para Locke es de manera inmediata conocimiento de las ideas,
las cuales proceden en último término de la experiencia. Idea es todo lo que la mente
percibe, todo lo que es objeto del entendimiento, y nos proporciona información
sobre algún tipo de realidad.

El análisis del conocimiento se centra en tres aspectos:

- análisis del origen de las ideas y sus tipos, desde los mecanismos psicológicos
que intervienen en su formación.

- análisis del grado de certeza que tenemos de las ideas.

- análisis de los grados de conocimiento, extensión y límites del mismo.

Como resultado del análisis del conocimiento, Locke criticará la metafísica


racionalista.

1.1.1.1- Origen y tipos de ideas.

Locke considera que en el entendimiento no hay nada que no proceda de los


sentidos, éste es como una página en blanco que construye sus representaciones
mentales o ideas a partir de lo que el sujeto pueda experimentar. Así que no hay ningún
tipo de ideas o representaciones mentales innatas. El conocimiento está integrado por
ideas, y éstas proceden de la experiencia, cuyas dos únicas fuentes son la sensación y
la reflexión:

- la percepción externa (sensación) por los sentidos externos nos da


información sobre las cualidades sensibles de los objetos. Las sensaciones pueden ser de
cualidades primarias de los objetos, como la figura, el tamaño…, y de cualidades
secundarias como el color, el sabor… que no son propias de los objetos, sino cualidades
subjetivas. En esto coincide con Galileo y Descartes.

- la percepción interna ( reflexión) por los sentidos internos nos da


información de las operaciones de nuestra mente, como pensar, dudar, creer, razonar,
estar despierto..... La reflexión se apoya en la sensación.

De esta dos fuentes de información ( sensación y reflexión) surgen las ideas


simples ( el sujeto es pasivo): ideas de sensación, ideas de reflexión, e ideas que se
alcanzan a través de la sensación y la reflexión, como por ejemplo el placer y el dolor
( de gran importancia para la doctrina moral).

Las ideas simples son la base de toda representación mental o idea posterior
que el entendimiento puede elaborar ( aquí nuestra mente ya es activa) a través de
distintas operaciones como comparación, relación, abstracción, composición..., y que
por surgir a partir de la combinación de ideas simples se denominan ideas complejas.
Todas las ideas complejas se pueden reducir a tres tipos:

- modos, que surgen de la combinación de dos o más ideas simples, por ejemplo,
la bondad. Los modos son las ideas complejas de cosas que no pueden subsistir por sí,

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estados y propiedades de la cosas, o procesos que se dan en la sustancia. Son algo
similar a lo que la metafísica aristotélica-escolástica llamaba accidentes.

- sustancias, que surgen de combinaciones de ideas simples que se toman para


representar cosas particulares junto con la operación de abstracción. La idea de
sustancia aparece como soporte de una serie de cualidades que aparecen juntas. La idea
de sustancia es una idea de una cosa que puede existir en sí. Por ejemplo, la sustancia
árbol, la idea compleja árbol, procede de la separación o abstracción de los rasgos que
son comunes a todos los árboles que conocemos. La idea de sustancia, que era una de
las ideas fundamentales de la metafísica del Racionalismo, empieza a diluirse en el
empirismo de Locke.

- relaciones, que nacen de la comparación de ideas simples. Son relaciones los


conceptos de causa y efecto (la causalidad), la identidad, las consideraciones morales.

1.1.1.2.- La certeza del conocimiento

Puesto que conocer es conocer las ideas o representaciones que hay en nuestro
entendimiento, la certeza del conocimiento hace referencia a la claridad y distinción
(como había dicho Descartes) con la que estas ideas se presentan en la mente,
aunque en el caso de Locke remitirá a la claridad y distinción de la experiencia (a
diferencia de Descartes). La claridad y distinción es propia de las ideas simples, pues
son causadas sin la intervención de la mente.

La claridad y distinción de las ideas complejas requiere por parte de la mente un


examen cuidadoso, pues las ideas complejas son elaboradas por el entendimiento, y aquí
cabe la posibilidad de error cuando tomamos por cierto algo que no es ni claro ni
distinto. Tal es el caso de determinadas ideas de la metafísica como causalidad,
sustancia...., que se toman por representaciones mentales que se corresponden con
realidades fuera de la mente humana, se toman como evidentes y no lo son.

Puesto que toda idea compleja debe reducirse a ideas simples (de sensación o
de reflexión) y la claridad y distinción son cualidades de estas últimas ideas, la
certeza de una proposición, en la que utilizo ideas complejas, se debe reducir a la
certeza de la experiencia.

La certeza del conocimiento es lo que le llevará a Locke a la diferenciación


de grados en el conocimiento, sus límites y la crítica a la metafísica2.

Las ideas están en representación de la realidad, y la crítica a los conceptos metafísicos será el análisis de
si realmente detrás de esos conceptos metafísicos hay una realidad extramental correlativa. El hecho de
que las ideas simples sean causadas sin la intervención de la mente es lo que nos permite tener confianza
en ellas. Pero, ¿que es lo que garantiza la conformidad de las ideas simples con el mundo sensible al que
representan? De un empirista como Locke debería esperarse el recurso a algo experimentable. Pero en
esto Locke es cartesiano: Dios es quien pone en concordancia las ideas y las cosas a las que se
representan. Hume llevará la crítica a la metafísica hasta sus últimos extremos. Dios ya no será un garante
del conocimiento sensible.

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1.1.1.3- Grados de conocimiento

El grado de certeza que tenemos de nuestras ideas y de los juicios que


elaboramos con ellas determinan en última instancia los grados de conocimiento:

- conocimiento intuitivo, fundamento de certeza de todos los demás. Consiste


en captar de modo evidente e inmediato el acuerdo o desacuerdo entre ideas, como que
lo blanco no es negro, o la propia existencia (de manera muy parecida al “cogito”
cartesiano).

- conocimiento demostrativo. Es un conocimiento que requiere el uso de


demostraciones para establecer el acuerdo o desacuerdo entre ideas. El establecimiento
de acuerdo o desacuerdo no es algo que se perciba de manera inmediata, sino que se
tiene que demostrar basándonos en intuiciones. Estas demostraciones reciben el nombre
de pruebas. Es un conocimiento fiable, se utiliza en matemáticas y en ética. Y según
Locke nos permite conocer y demostrar la existencia de Dios.

- conocimiento sensible. Se obtiene a través de la sensación y nos permite


conocer las cosas reales. No posee el grado de certeza ni del conocimiento intuitivo ni
del demostrativo, pero es el único que nos permite acceder al mundo de los objetos.

La experiencia no sólo es el origen sino el límite del conocimiento.


Conocemos sólo lo que la experiencia nos muestra o lo que podemos reducir a algún
tipo de experiencia. Cuál sea la naturaleza o esencia del mundo real nada podemos
saber, porque la experiencia nos pone en contacto con cualidades de la realidad que
pueden percibirse, pero no con ninguna relación subyacente (causalidad) o un
sustrato oculto ( la sustancia). La causalidad y la sustancia son ideas complejas,
generadas por la mente. Esto supone hacer una crítica a la metafísica.

1.1.1.4- Crítica a la Metafísica.

La metafísica de Descartes se apoyaba en la idea de sustancia como correlato


existente a las ideas claras y distintas. Locke va a considerar la sustancia como una
referencia misteriosa. Lo que la metafísica nos presenta como saber máximo de la
realidad es puramente elaboración verbal. La sustancia no es más que una idea
compleja elaborada por nuestra mente a partir de las cualidades sensibles de las
que cosas que nos muestra la experiencia. Decimos que la sustancia es el soporte, el
substrato o fundamento que existe por sí mismo de esas cualidades que percibimos,
pero el soporte, como tal, no lo percibimos, lo suponemos, así que no podemos
decir qué es ese soporte. Locke no dudó de que existiera una realidad distinta de las
ideas, no dudó de que el mundo físico existiera, de lo que duda es de esa sustancia o
sustrato que ponemos como soporte de nuestra experiencia del mundo físico. Lo
mismo cabe decir del alma y de Dios. Tenemos sensaciones y reflexiones, pero del
alma como soporte de las operaciones que la mente puede observar en sí misma no
tenemos experiencia.: “Todas nuestras ideas de las distintas clases de sustancias no
son sino colecciones de ideas simples, con una suposición de algo a lo que
pertenecen, y en lo que subsisten; aun cuando acerca de ese algo supuesto no
tenemos ninguna idea clara y distinta en absoluto”.

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Sin embargo, aunque Locke dijera que no sabemos qué es la sustancia, no
por eso deja de considerar que existen cuerpos, Dios y el Yo, los tres grandes
ámbitos de la realidad que ya había delimitado Descartes, y la demostración de la
existencia de estos tres ámbitos es además muy cartesiana:

- de la existencia del yo tenemos certeza intuitiva, al más claro estilo


cartesiano: ”El conocimiento de nuestra propia existencia lo percibimos tan clara y
ciertamente que no necesita ni es susceptible de ninguna prueba: nada es más
evidente para nosotros que nuestra propia existencia. Pienso, razono, siento placer y
dolor. Si dudo de todas las otras cosas, esta misma duda me hace percibir mi propia
existencia”.

- de la existencia de Dios tenemos certeza demostrativa, utilizando el principio


de causalidad. La existencia de Dios se demuestra desde el conocimiento intuitivo que
tenemos de nuestra propia existencia, que reconocemos no eterna y que ha debido tener
un principio originado por un ser que no haya tenido principio (recuerda claramente a
la segunda prueba de la existencia de Dios del Discurso del Método de Descartes).

- de la existencia de los cuerpos tenemos certeza sensitiva, pues si tenemos


sensaciones es que son producidas por algo, con lo que de nuevo se recurre a un
principio causal. La garantía de que las sensaciones se correspondan con objetos fuera
de la mente está en Dios: Dios es quien pone en concordancia las ideas y las cosas a las
que se representan (otra vez, la huella cartesiana está en Locke)

La causalidad también es un concepto analizado por Locke. El concepto de


causalidad ha sido durante siglos básico en la metafísica tradicional. ¿Qué es la relación
de causalidad? ¿Qué hay aparte de la conexión de fenómenos en el tiempo que puedo
constatar? La idea de causa y de efecto forma parte de las ideas complejas, es una
relación que elabora el entendimiento. La correlación causa-efecto es una conexión
en el tiempo que surge de la experiencia psicológica de cómo se suceden esos
fenómenos a los que llamamos causa y efecto. Y no podemos ir más allá. Aunque
Locke dice esto sobre la relación de causa y efecto, no por ello deja de utilizar el
principio de causalidad, que nos remite a la relación de causa y efecto, para hablar
de la certeza demostrativa que tenemos de la existencia de Dios.

1.1.2- La ética de Locke.

Los planteamientos de Locke sobre la conducta moral y sobre la posibilidad de


fundamentar racionalmente nuestra acción parten de las conclusiones que ha obtenido al
analizar el conocimiento: no existen ideas innatas, y toda posibilidad de llegar a normas
morales racionales debe contar con la forma en la que el ser humano puede obtener un
conocimiento fiable. Locke considera que el ser humano, dotado de racionalidad,
actúa según la razón para conseguir fines, y sobre todo la felicidad ( identificada
con la alegría, el placer, y la evitación de dolor). En este modo de considerar al
hombre, Locke tiene en cuenta la certeza de la idea de un Dios infinito en poder, bondad
y sabiduría, cuya obra somos y que nos ha dotado de una naturaleza racional igual en
todos, que se caracteriza por “la potencia que tiene para hacer o dejar de hacer una
acción particular, según la determinación o pensamiento de su mente que elige lo
uno o lo otro “. Y esta potencia es la libertad: la capacidad de hacer o dejar de

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hacer. El ejercicio de la libertad supone la elección de algún criterio de acción, alguna
ley. Esta ley que se elabora, de acuerdo a nuestra característica natural de la razón, es
una ley natural, ley que tendrá su aplicación no sólo en el ámbito moral sino en la
vida en comunidad (los conceptos de libertad, igualdad, racionalidad y ley natural
resultarán claves en el análisis del Estado).

Al rechazar las ideas innatas, Locke niega también la posibilidad de que existan
principios innatos de carácter moral. Lo que sí existe es la tendencia natural humana
orientada a la consecución de la alegría (felicidad) y la evitación del dolor, y tal
cosa constituye los criterios de la conducta.

Placer y dolor son ideas simples y se convierten en criterios del bien y del
mal, respectivamente: “las cosas son buenas o malas solamente por referencia al
placer o al dolor”, al premio o al castigo. De la combinación de ideas simples surgen
las ideas complejas, como son los principios morales, que forman parte del
conocimiento demostrativo. Por tanto, los principios morales no son innatos, sino
adquiridos, derivan de la experiencia, como todos las demás. Las ideas morales que
formemos serán patrones que permitirán determinar la bondad o maldad de las acciones,
patrones que se imponen como deberes a la conciencia.

1.1.3- El pensamiento político de Locke. DOS TRATADOS SOBRE EL GOBIERNO


CIVIL ( 1690)

La figura de Locke no solo es relevante para entender la filosofía de los siglos


XVII y XVIII, sino también para comprender la aparición de los modelos políticos
liberales. Locke se convierte en un precursor de la Ilustración, y su modelo de Estado y
de gobierno, junto con el de Hobbes y el de Rousseau, es una de las tres formas básicas
que se dan en los siglos XVII y XVIII de reflexionar sobre los asuntos políticos y
sociales. Las ideas de Locke tuvieron gran influencia en la Declaración de los derechos
del ciudadano de Virginia y en la Declaración de los derechos del hombre en la
Revolución francesa.

John Locke se opone a la teoría absolutista del derecho divino de los reyes, y a la
creencia de que el poder monárquico surge directamente de Dios. A diferencia de
Hobbes, no cree que el hombre sea malo por naturaleza, ni que la situación del estado de
naturaleza (estado de vida humana previo a la existencia del Estado, de la autoridad)
fuera una guerra permanente de todos contra todos. Pero tampoco era una situación de
felicidad y garantía de la vida, y la posibilidad del conflicto es real. La causa de ello son
los rasgos propios del estado de naturaleza: en el estado natural, los hombres tienen
una serie de derechos naturales: a la vida, a la libertad, a castigar las ofensas ( el
poder ejecutivo), y a la propiedad privada de los bienes conseguidos con su trabajo
(las posesiones o propiedad), pues la propiedad de tierras, herramientas o capital
no es más que una extensión natural de la libre disposición que el hombre tiene de
su cuerpo. Así, en el estado de naturaleza, sin la existencia de una autoridad
reconocida, la vida es regulada por la ley natural. Y aunque la ley natural, basada en
la razón, limita el abuso y nos dicta que “nadie debe dañar a otro en su vida, su salud,
su libertad o sus bienes”, es cada ser humano, en su propia conciencia, y sin una
autoridad externa, quienes tienen que aplicar esta ley natural. Y aquí cabe la
posibilidad de excederse en el ejercicio de la libertad de acción y en el castigo de las

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ofensas, cuando alguien resulte dañado en su vida, su salud, su libertad o sus
bienes, y tenga que ser juez y parte.

Para evitar esta situación, dice Locke, aparece el Estado como fruto de un
contrato social, por el cual se establece una organización política de la que emane
una autoridad reconocida por todos y una legislación objetiva y pública a la cual
todos están sometidos, incluidos gobernados y gobernantes.

La constitución de un gobierno civil no quita a los hombres los derechos de


que disfrutaba, salvo el de hacer justicia por su cuenta, limita el poder ejecutivo
(poder de dictar leyes y castigar a los infractores) del que disponían en el estado de
naturaleza, Por tanto, el poder del Estado no es ilimitado ni absoluto, pues los
derechos naturales son inalienables y el poder político tiene que respetarlos.

La finalidad principal de la comunidad política es su autoconservación y la


conservación de la libertad y propiedad de sus miembros. Su problemática
primordial consiste en determinar el modo de emplear su fuerza en vistas a esa
finalidad. Tal es el fundamento de la división de poderes, requisito imprescindible de
un gobierno legítimo:

1- El poder legislativo es el poder supremo del Estado, algo sagrado e


inalterable. El poder de elaborar leyes y de juzgar (incluye el poder judicial) tiene que
actuar según unas exigencias o principios:

 legislar igual para todos, es decir, elaborar leyes iguales para todos y
darlas a conocer.
 buscar el bien común en el respeto al derecho de los ciudadanos (la
vida, la libertad, la propiedad privada). El poder legislativo no es
ilimitado, sino que se encuentra limitado por los derechos naturales. La
legalidad se encuentra supeditada a una legitimidad ética. Queda fuera
de su competencia todo lo relativo a la familia y a la religión ( tolerancia
religiosa),
 imparcialidad en los juicios, mediante el establecimiento de jueces
imparciales, reconocidos y autorizados que den a la interpretación de
la ley la imparcialidad que no tendrían los apasionados por las disputas
de intereses.

El poder legislativo no puede transferir la facultad de promulgar leyes, ni atentar


contra los derechos, pues a él se lo ha otorgado el pueblo. Está a cargo del Parlamento,
elegido y renovado temporalmente por el voto popular.

2- El poder ejecutivo. Como las leyes exigen una ejecución y una observancia
perpetuas, es necesario que haya otro poder que de ello se ocupe. El poder ejecutivo, a
cargo del Rey, aplica y hace cumplir las leyes. Si el soberano viola la ley no tiene
ningún derecho a ser obedecido. La persona del Rey no es más que la imagen o
representación del Estado. Se trata de una Monarquía constitucional: el monarca no
puede actuar como le plazca, sino que se tiene que someter al poder legislativo. La

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resistencia al poder (sea legislativo o ejecutivo), la desobediencia civil, es un
derecho3.

3- El poder federativo, encargado de representar a la comunidad frente a las


demás y ante los individuos ajenos a ella. Es el competente para decidir las alianzas,
la guerra y la paz, y las transacciones internacionales. Se trata del mismo poder
ejecutivo en sus relaciones con otros Estados. Locke considera que, aunque ejecutivo y
federativo son poderes diferentes, difícilmente se separan y se depositan en manos
distintas, por lo que en la Monarquía constitucional recaería en manos del monarca.

El gobierno se disuelve cuando el legislativo o el monarca actúan de manera


contraria al trust, a la confianza, que se ha depositado en ellos, revirtiendo
entonces el poder al pueblo, que puede establecer un nuevo legislativo y un nuevo
ejecutivo.

1.2- EL EMPIRISMO DE DAVID HUME (1771- 1776)


La filosofía de Hume no es la única importante en el Empirismo. Pero es quien
lleva las tesis empiristas a su extremo, y con quien mejor se ve la clara diferencia entre
el Empirismo y el Racionalismo, y las consecuencias no sólo epistemológicas, sino
metafísicas y morales de la crítica empirista al Racionalismo.

Respecto al conocimiento, se centra en investigar tres puntos: cuáles son los


contenidos del conocimiento, el alcance y validez del mismo, el procedimiento
(método) para avanzar en la ciencia.

1.2.1- Los contenidos o elementos del conocimiento. Nuestro conocimiento


es conocimiento de lo que tenemos en la mente (teoría representacional del
conocimiento). Hay que atender a su tipología (impresiones e ideas) y a su formación
(leyes de asociación de ideas).

1.2.1.1-Clasificación de los contenidos del conocimiento

Todo lo que está presente en nuestra mente se denomina percepción. No todas


son iguales. Distingue dos grandes apartados: impresiones e ideas (copias de las
impresiones).
Las impresiones son datos inmediatos de la experiencia externa e interna.
Las impresiones se caracterizan por ser indudables, vivas y fuertes. Las impresiones
son primarias y originales respecto a las ideas. Es a partir de las impresiones, y
sólo desde ellas, de donde se genera todo el conocimiento.
Las ideas son copias débiles, pero semejantes, a las impresiones. Son anteriores
a las impresiones. Si no hubiera impresiones, tampoco existirían las ideas Esto hace
imposible tanto que sean innatas como que existan ideas universales, puesto que no
hay ninguna impresión universal, y, viniendo las ideas de las impresiones, no pueden
tener las ideas una extensión más grande que las impresiones de las que proceden.

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La monarquía absoluta no sólo es una tiranía sino una contradicción, pues el monarca absoluto, al
carecer de un poder superior de apelación, vive en estado de naturaleza, no pertenece a la sociedad
civil, luego no debería tener ninguna función política, porque en el estado de naturaleza no existe
sociedad política.

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Así establece un primer principio del conocimiento: toda idea procede de
una impresión. Este principio:

- resuelve el origen de nuestros conocimientos: nuestro conocimiento empieza


con las impresiones; y elimina la cuestión de las ideas innatas: no tenemos ideas hasta
después de haber tenido impresiones, no hay ideas innatas.

- define el límite de nuestro conocimiento sobre el mundo y el criterio de verdad


del mismo, el llamado principio de la copia: toda idea objetiva debe poder ser
reducida a la impresión de la que es copia (la verificación de que una idea se
realiza buscando la impresión de la que procede). Todo término que no pueda ser
reducido a impresiones carecerá de sentido. El principio de copia establece una
frontera, un criterio de demarcación, entre el conocimiento y la metafísica, es
básico para la crítica a la metafísica cartesiana.

1.2.1.2- Leyes de asociación de ideas.

Las ideas no se encuentran aisladas en la mente, sino interrelacionadas. La


asociación de ideas es un fenómeno natural del ser humano. Las leyes que rigen la
asociación son tres:
- semejanza: asociamos una idea a otra que se le parece.
- contigüidad en el espacio o el tiempo: asociamos una idea a otra que suele
presentarse ante nosotros conectada a la primera en el espacio o en el tiempo. Esto es lo
que lleva a la tercera ley: la relación causa-efecto.
- relación causa-efecto: cuando se considera una idea, surge en nuestro
psiquismo otra idea si las impresiones de donde proceden aparecen de manera constante
y próxima. La experiencia, el hábito o la costumbre nos dice que una va siempre antes
que la otra. Cuando pienso en la idea de una herida la asocio con la idea de dolor que
produce.

Las asociaciones se realizan y regulan a través de la imaginación: facultad


de combinación de ideas. Puede hacerlo de manera caprichosa, como en las
construcciones fantásticas, bien de modo natural como ocurre a partir de las leyes de la
asociación. En esta tarea sigue en muchas ocasiones la fuerza de la costumbre.

Fruto de la asociación de ideas simples surgen las ideas complejas: las


relaciones, los modos y las sustancias. Estos tres grupos encierran la mayoría de los
conceptos centrales de la tradición filosófica, como “sustancia” y “causalidad”.

- Las relaciones dan lugar a las ideas de identidad, relaciones de espacio y


tiempo, y la causalidad.
- Los modos unen cualidades dispersas que no se encuentran unidas por
contigüidad. Por ejemplo, la idea de belleza, formada por asociación de ideas
derivadas de las impresiones de objetos bellos.
- Las sustancias son, como los modos, colecciones de ideas simples reunidas
por la imaginación, a las que se da un nombre común.

Las ideas complejas están basadas en la creencia, no en la razón.

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1.2.2- Conocimiento, su alcance y validez. Distinguirá dos tipos de conocimiento:

- las relaciones entre ideas, caso de las ciencias formales. No nos dicen nada
sobre el mundo, sus verdades son verdades necesarias, desde el punto de vista
lógico.
- las cuestiones de hecho, caso de las ciencias naturales. Este tipo de
conocimiento se origina en la experiencia y la observación. No podemos ir más allá
de la experiencia en el conocimiento del mundo. En este tipo de conocimiento no
podemos alcanzar la verdad absoluta, sólo la probabilidad.

La diferencia entre los dos tipos de conocimiento es básica para la crítica a


la metafísica cartesiana( el conocimiento de la realidad sustancial del mundo, de Dios,
del Yo, distinta de las impresiones que recibo): Toda cuestión que no pueda ser
reducida a relación de ideas o cuestión de hechos implicará que no es asunto del
conocimiento.

1.2.3- Fundamento del Conocimiento: el método experimental preconizado


por Bacon (inductivo) y Galileo, debe ser el seguido para la edificación del sistema
completo del saber. En este proceder se tendrán en cuenta lo establecido en el
análisis del conocimiento:

- los objetos del conocimiento se reducen a relaciones entre ideas y


cuestiones de hecho. Un razonamiento, por tanto, será un razonamiento de relaciones
de ideas o de cuestiones de hecho. Si es del primer tipo, será necesariamente cierto, si es
del segundo sólo será probable.
- En cuestiones de hecho (ciencias naturales), se debe reducir una idea a sus
constituyentes simples hasta hallar la impresión sensible de la que deriva la idea
(seguir el principio de la copia) para verificar la validez de sus proposiciones.
- Si una idea no puede ser reducida a impresiones sensibles, el término con
que se designa esta idea no tiene significado alguno, y debería ser eliminado.

Estos son elementos utilizados para criticar la metafísica cartesiana.

1.2.4- La crítica de Hume al racionalismo

Gran parte de la filosofía de Hume supone una crítica a la teoría del


conocimiento cartesiana, y a su metafísica y su ontología. No obstante, ambos
comparten una misma perspectiva general sobre el conocimiento (teoría
representacional del conocimiento). Ello hace que ambos se pregunten si la realidad
conocida es la realidad en sí misma, qué método garantiza la objetividad del
conocimiento y qué es la verdad.

12
1.2.4.1- Crítica a la teoría del conocimiento cartesiana. Respecto a esta
parte de la filosofía, se pueden ir poniendo los elementos críticos de Hume en relación a
determinadas afirmaciones cartesianas:

a) La razón es la fuente de conocimiento y el tribunal del mismo.

Para Descartes, la razón, sin recurrir a la experiencia sensorial, y a partir de sus


ideas innatas, puede llegar a conocer la verdad y deducir todas las ciencias, incluidas las
naturales. El conocimiento sensorial no nos conduce a la verdad, y nos muestra cosas
que no pertenecen a la realidad de los objetos (las cualidades secundarias).

Para Hume, el origen y tribunal del conocimiento es la experiencia sensible,


pues no existen ideas innatas: toda idea referida a la realidad es copia de una impresión,
debe poder ser reducida a una impresión, si no, carece de realidad objetiva, de
significado.

b) Todo conocimiento es conocimiento de ideas, y todo conocimiento


verdadero (incluido el de las ciencias naturales) es una deducción a partir de ideas
innatas.

Descartes maneja un concepto amplio de idea como todo aquello que está
presente en mi mente. Clasifica las ideas según su contenido y procedencia: adventicias,
facticias e innatas. Todo conocimiento verdadero se funda en las ideas claras y distintas,
las ideas innatas. Las ciencias naturales se establecen por deducción a partir de las ideas
innatas.
Hume diferencia entre idea e impresión, por lo que todo conocimiento no es
conocimiento de ideas. Existe un tipo de conocimiento que no nos dice nada sobre la
realidad (relaciones de ideas, típico de las ciencias formales), cuyas verdades son
necesarias, pues dependen de la coherencia lógica. El otro tipo de conocimiento son
cuestiones de hecho, un conocimiento referido a la realidad. Este es el conocimiento de
las ciencias naturales. Está basado en la experiencia, no deducido a partir de ideas
innatas, pues no hay ideas innatas.

c) Las ideas innatas son los principios del conocimiento, y nos remiten a la
realidad objetiva, a las entidades que realmente existen ( las sustancias).

Esta afirmación cartesiana establece que el entendimiento puede generar ideas


sin recurrir a la experiencia y que nos remiten a las sustancias que existen: alma, Dios
Mundo. Estas tres sustancias son la base de la ontología y de las ciencias naturales, pues
todas las ciencias naturales nos hablan de la sustancia extensa, del mundo.
Hume, al negar la posibilidad de que haya ideas objetivas que no puedan
remitirse a una impresión sensorial, niega la posibilidad de estas ideas innatas: la mente
es una tabula rasa. Todo conocimiento basado en estas supuestas ideas innatas es
pseudoconocimiento. El principio empirista radical de Hume lleva a este autor a realizar
una crítica de la metafísica cartesiana y de sus sustancias: de las sustancias no tenemos
impresiones, son ideas complejas formadas por la imaginación.

13
d) La evidencia racional (claridad y distinción de las ideas) es la verdad.

Para Descartes, la claridad y distinción de una idea ante la mente, la evidencia,


es el criterio de verdad. Ello es consecuencia de que el origen y el “tribunal” del
conocimiento es la razón pura, sin recurrir a la experiencia.
Para Hume, si el tribunal del conocimiento no está en la razón sino en la
experiencia sensorial, el criterio de verdad no se encuentra en la evidencia racional, sino
en la experiencia. Así lo establece el principio de la copia como criterio de verdad: una
idea es verdadera si resulta ser una copia de una impresión, y puede ser reducida a ella.

e) Existe un conocimiento universal y necesario, la ciencia ( incluida la


Física), obtenido por el método deductivo (inspirado en los matemáticos), basado
en la evidencia racional y en la existencia la causalidad y de las sustancias que se
demuestran a partir de la evidencia racional.

Para Descartes, el método racional permite un conocimiento universal y


necesario: todas las ciencias pueden construirse a partir de la evidencia racional. Si
pensamos en su metáfora del árbol de la ciencia, las raíces son la metafísica, y sus
principios son los principios de todas las ciencias. La metafísica cartesiana nos lleva a la
afirmación de que existen tres ideas innatas (el cogito, el ser perfecto, la extensión) que
nos llevan a la demostración de que existen tres sustancias (el alma, Dios y el mundo), y
a la afirmación de que la causalidad es una relación necesaria y objetiva que actúa en la
realidad.

Hume realiza, desde sus tesis empiristas, una crítica al modelo cartesiano de
ciencia y a sus fundamentos metafísicos (sustancia, causalidad), carentes de realidad
objetiva según el principio de la copia. La crítica que hará Hume a estos dos conceptos
llevará a la afirmación de que el conocimiento sobre el mundo sólo puede ser probable,
no universal y necesario. ¿Cuál es el motivo? El modo en que establecemos las
relaciones causales en las cuestiones de hecho, basado no en la razón, sino en la
creencia, la costumbre: Todo nuestro conocimiento de la realidad se basa en la
inferencia que hacemos sobre lo que sucederá a partir de lo ya sucedido.
Establecemos entre los fenómenos relaciones causales, y decimos que A es causa de B,
que entre A y B existe una conexión necesaria. Pero, dice Hume, de esa conexión
necesaria no tenemos impresión. Creemos o suponemos que lo que siempre ha
sucedido seguirá sucediendo, que a “A siempre le seguirá B”. Pero no lo sabemos.

Así que los conocimientos de las ciencias empíricas, que expresan relaciones
entre causas y efectos, nunca son universales y necesarios porque están basados en la
observación (no hay observación del futuro, de lo que todavía no es, luego no se puede
asegurar el futuro), no hay impresión alguna del nexo causal necesario, y nunca se
pueden abarcar todas las causas posibles (tal vez establecemos como relación causal lo
que sólo es pura contigüidad temporal).

1.2.4.2- Crítica a la metafísica y la ontología cartesianas.

Descartes construye toda su metafísica sobre el yo pensante y el resto de


verdades innatas (existencia de Dios y existencia del mundo), que le permiten establecer

14
las tres sustancias que existen: la sustancia pensante (el alma o yo), la sustancia extensa
(el mundo) y la sustancia infinita (Dios).

La crítica que realiza Hume a la metafísica y la ontología cartesianas es


resultado de la crítica a la que somete a las ideas innatas y a los conceptos de
sustancia y de causalidad, siguiendo el principio de la copia.. De acuerdo con el
principio de la copia, cualquier afirmación que hagamos sobre el mundo ha de estar
apoyada en el testimonio de los sentidos y guardar con ellos una estricta
correspondencia, pues en caso contrario habría que declarar a esa afirmación como
metafísica, como un intento frustrado de hablar sobre la realidad. La metafísica no
aporta conocimiento, sus ideas son falsas, abstrusas y dogmáticas Hume emplea el
principio de la copia para desenmascarar la falta de significado de ciertos términos
metafísicos: «Cuando tenemos un libro en la mano, preguntémonos: ¿Contiene algún
razonamiento abstracto referente a tamaños y cifras? No. ¿Contiene algún
razonamiento de experiencia referente a hechos y existencia? No. Entonces déjaselo
a las llamas, pues no contiene nada más que pedantería y quimeras»

a) Crítica a la noción de sustancia

Para Hume, los conceptos cartesianos de Yo, Mundo y Dios carecen de


realidad objetiva. Nuestro mundo se limita a las impresiones, y del Yo, del mundo y
de Dios como sustancias no existen impresiones. Son ideas complejas creadas por la
imaginación.

a1. Crítica a la sustancia mundo.

Para Hume, la creencia en la existencia de los cuerpos no puede basarse en los


sentidos, ya que éstos nos transmiten sólo discontinuidad y apariencia: no percibimos
de manera continua los objetos, ni podemos percibirlos de otro modo que como un
conjunto de cualidades. Tampoco la razón nos permite inferir los objetos de nuestras
percepciones, ya que, como ya se ha dicho, la inferencia causal sólo es aceptable entre
impresiones. Gracias a la memoria apreciamos la constancia y la coherencia de algunas
impresiones que, siendo cada una de ellas intermitente, mentalmente se conectan como
si fuesen continuas. La memoria es, pues, la causa de la creencia en la existencia de los
objetos: Lo que vemos es tan parecido a lo que vimos con anterioridad que nuestra
imaginación nos induce a creer que existe algo sustancial, aun cuando nuestras
percepciones sean discontinuas y distintas.

a.2. Crítica a la sustancia Dios

No existe ninguna impresión que dé lugar a la idea de Dios, luego nada puede
afirmarse racionalmente sobre su existencia. Dios, para Hume, es una idea compleja
creada a partir de las ideas complejas que poseemos del ser humano, aunque
engrandecidas. Según Hume, la idea de Dios es más subjetiva que ninguna otra.

a.3. Crítica a la sustancia yo o alma.

El Yo es una idea compleja que construimos, a partir de la creencia en la


identidad. Lo que me hace sentir que yo soy yo es el resultado de la acción de la
memoria que utilizamos como instrumento almacenador de impresiones e ideas a través

15
de los años y que confundimos con identidad, pero el yo no existe como sustancia
porque:
 fuera de las impresiones no capto ningún sustrato. Hume negará
que podamos conocer la realidad de un yo permanente, distinto de
nuestras percepciones. Presuponemos que tenemos un yo continuo, pero
no podemos localizarlo en la experiencia. No tenemos ninguna impresión
que origine la idea del yo, todo lo que encontramos son sentimientos,
recuerdos, pensamientos, pero no una entidad o sujeto que los contenga a
todos.
 Si el Yo fuera una impresión o derivara de una impresión, ésta debería
continuar siendo invariablemente la misma a través de todo el curso de
nuestra vida, pues se supone que así es como existe el yo. Pero nuestras
impresiones son variables: ahora siento frío, luego calor, luego tristeza,
luego alegría.

El planteamiento empirista de Hume le llevan al fenomenismo y al


escepticismo: Sólo conocemos las percepciones, la realidad queda reducida a meros
fenómenos, en el sentido etimológico de la palabra fenómeno: lo que aparece o se
muestra. Y no sabemos nada más.

b) Crítica a la noción de causalidad como conexión necesaria entre causa y


efecto.

La crítica de Hume a la metafísica cartesiana no se queda en una crítica a la


sustancia, sino también a la causalidad. Recordemos que la causalidad (relación causal
necesaria) es utilizada en la argumentación cartesiana para demostrar la existencia de
Dios y la existencia del mundo. Para Hume la causalidad no expresa relaciones
necesarias entre hechos, ni un supuesto poder en la causa para que aparezca el
efecto. Nuestras creencias en vínculos causales se basan en el hábito o costumbre
de esperar que a un suceso le vaya a seguir otro tras la experiencia reiterada de
que así ha sido hasta ahora.

Todos los razonamientos sobre cuestiones de hecho están fundados en la


relación de causa y efecto: decimos que en el futuro si se da “x” necesariamente
aparecerá “y”. En la relación causa- efecto, en el principio de causalidad,
establecemos una conexión necesaria entre dos hechos extensible al futuro.
Hume critica esta idea de causalidad como conexión necesaria en distintos
puntos:
a) Nuestro conocimiento de hechos queda reducido a impresiones actuales y a
nuestras ideas actuales procedentes de impresiones. Pero no podemos tener
conocimiento de hechos futuros porque no podemos tener impresiones de un hecho que
todavía no ha sucedido, de un hecho futuro.
Sin embargo, en nuestra vida normal hablamos con certeza de hechos futuros, y
afirmamos además su nexo causal: Estoy seguro de que mi mano sufrirá una
quemadura si la acerco al fuego, basándome en que el fuego produce ese efecto. El
fuego es la causa y el efecto la quemadura.¿Tengo impresiones del hecho futuro de mi
quemadura? No. Luego no puedo tener conocimiento de ello.

16
b) NO existen impresiones de la supuesta conexión necesaria entre causa y
efecto. Hume dice que cuando analizamos la relación causa- efecto descubrimos tres
circunstancias:
- la contigüidad en tiempo y lugar.
- la prioridad en el tiempo de la causa respecto al efecto.
- la sucesión constante entre un fenómeno y otro. Siempre que he puesto la mano
sobre el fuego me he quemado. Es más, todo objeto similar a la causa, ha producido
siempre un efecto similar.

Pero no he tenido, ni tengo impresión de la relación necesaria entre una cosa y


otra. Los racionalistas afirmaban que el efecto está contenido en la causa
necesariamente, con lo cual se establece la conexión necesaria entre causa y efecto. A
partir del fuego, mi razón podría inferir que necesariamente se producirá la
quemadura. Hume rechaza esto totalmente: el efecto no está contenido en la causa y
no se puede deducir su necesidad del análisis de la causa pues un hombre que viera
el fuego por primera vez no podría inferir con su razón que si acercara la mano al
fuego se la quemaría.

1.2.4.3- Crítica al dualismo antropológico

El dualismo cartesiano respecto al ser humano es consecuencia de su dualismo


ontológico y de su teoría de la sustancia. Pero, si como hace Hume, criticamos tanto la
sustancia pensante (el yo) como la sustancia extensa, el dualismo cartesiano queda
criticado en su conjunto.

Conclusión: El empirismo radical de Hume conduce a las siguientes conclusiones:


sólo podemos conocer impresiones aisladas, las experiencias se asocian ente sí sin que
la razón intervenga demasiado. Por el contrario, la imaginación, la memoria y la
costumbre juegan en ello un papel importante. Las ideas de sustancia y de causalidad no
son más que creencias, no son objetos de conocimiento. Las leyes científicas, que
establecen relaciones causales entre los fenómenos, no tienen un fundamento claro,
aunque son útiles en la medida en que nos permiten predecir el funcionamiento de la
naturaleza.

1.2. 5.- El emotivismo moral.

La filosofía de Hume busca elaborar una ciencia completa del ser humano. La
teoría del conocimiento sería la primera parte de este proyecto. Pero el hombre no sólo
aspira a obtener conocimientos ciertos, sino que tiene necesidad de orientar su
comportamiento.
Desde Sócrates se venía manteniendo que la distinción entre lo bueno y lo malo
desde el punto de vista moral se fundamentaba en el ejercicio de la razón, y esta orienta
nuestra acción.
Para Hume, la razón por sí sola no nos lleva a rechazar lo malo y alcanzar lo
bueno, sino los sentimientos. El conocimiento no es el fundamento de los juicios
morales. El fundamento de los juicios morales está en el sentimiento.

17
El sentimiento moral:

- es una impresión. Aparece con la percepción de la felicidad de los demás o


con la observación de cómo algo es útil para la felicidad de los demás.

- un sentimiento de aprobación ( placer) o reprobación (dolor o desagrado)


que experimentamos respecto de ciertas acciones y maneras de ser de los seres
humanos, teniendo en cuenta sobre todo la intención de la conducta.

- un sentimiento natural (surge del mecanismo connatural al hombre de la


simpatía) y desinteresado ( con independencia de nuestro interés particular).

El sentimiento moral básico es el que denomina “humanidad”: el


sentimiento positivo por la felicidad del género humano y el dolor por su miseria.

Este sentimiento no podría darse sin la condición de la simpatía, un


mecanismo connatural al ser humano: la posibilidad de que un hombre siempre se
puede poner en lugar de otro, incluso en las circunstancias más diferentes y
distantes. Desde este mecanismo siempre podemos juzgar la acción ajena teniendo en
cuenta lo único importante: la intención del agente, su voluntad de hacer feliz o
dañar a la humanidad, siendo la felicidad un fin natural al hombre.

Apelando a esta naturaleza humana universal, intenta eliminar las


consecuencias subjetivistas y relativistas de su teoría.

Acorde con su concepción de naturaleza humana, Hume cree que existen


virtudes y deberes naturales que son universales, las acciones a las que los hombres se
ven empujados por el instinto o una propensión innata, como los sentimientos de amor
paterno, la gratitud y la compasión. En los instintos humanos no sólo cuentan los
egoístas, sino los altruistas.
En esta idea de naturaleza humana descubrimos el elemento ilustrado de
Hume: el optimismo que nos permite confiar en la naturaleza humana como una
guía segura, ya que es connatural al hombre la simpatía como fundamento para
fundar una sociedad . En ella existen otros deberes que surgen de la reflexión, medios
para un fin natural que es la felicidad de los demás, el bien de la humanidad . Entre
estos deberes está la justicia. Es una invención artificial, pero satisface virtudes
naturales como la benevolencia o la compasión.

2- EL IDEALISMO TRASCENDENTAL O CRITICISMO KANTIANO

Kant es uno de los filósofos ilustrados más importantes. Todo el proyecto


filosófico de Kant no es otro que mostrar la posibilidad del uso libre y emancipado de la
razón teórica y práctica.

En relación al uso ilustrado de la razón en el ámbito teórico, el ámbito del


conocimiento, la doctrina kantiana es denominada criticismo o idealismo
trascendental. Enlaza con el modelo de ciencia existente (la física de Newton), a la
que toma como modelo de conocimiento objetivo, y con las consecuencias extremas

18
de las grandes filosofías modernas sobre el conocimiento, y que a Kant le parecen
dos errores que hay que superar:

1- el Racionalismo, que deriva en dogmatismo al postular una razón


omnipotente que puede alcanzar la verdad absoluta sin contar con la experiencia. En
Metafísica, el Racionalismo afirma que Dios, alma y mundo son realidades objetivas
que se pueden conocer, y desde ellas conocerlo todo.
2- el Empirismo, que deriva en escepticismo pues, quedando el conocimiento
sobre el mundo limitado a la experiencia sensorial, no podemos tener certeza apenas de
nada. El Empirismo de Hume convertía las ciencias naturales, entre ellas la Física, en
saberes meramente probables, y para Kant sí es posible llegar a verdades universales
en ciencia. Pero agradece a Hume que le despertara del “sueño dogmático” en el que
había estado sumido durante tiempo, por la influencia del racionalismo de Wolf, con
quien estudió.

La postura de Kant es de síntesis de Racionalismo y Empirismo:

- no puede conocerse todo, cosa que sí afirmaban los racionalistas. Además, no


puede hablarse de conocimiento objetivo si no se cuenta con la colaboración de los
sentidos, pues todo conocimiento empieza por la experiencia sensorial (aunque no se
limita a la experiencia).
- puede conocerse algo más que lo que afirman los empiristas, no todo es
suposición, costumbre o hábito. Las leyes de la Física son leyes objetivas.

El estudio del conocimiento lo realiza Kant en una de sus obras


fundamentales: Crítica de la Razón Pura (1781). En ella responde a una de las
preguntas fundamentales de la filosofía4: qué se puede conocer racionalmente. En
su planteamiento, dice Kant, da un giro copernicano con respecto a los planteamientos
anteriores del Racionalismo y el Empirismo: Tanto racionalistas como empiristas
conciben el conocimiento como algo propio del sujeto, pero centran su atención en el
objeto de conocimiento (las ideas para los racionalistas, las percepciones sensibles para
los empiristas). Kant invierte el planteamiento: la atención se centra sobre el sujeto, no
sobre el objeto, pues el sujeto siempre impone unas estructuras cuando conoce.

Desde la perspectiva kantiana, para responder dicha pregunta hay que


indagar:

1- los principios desde los cuales es posible un conocimiento científico de la


naturaleza. Kant habla del análisis de las condiciones de posibilidad (las condiciones
que hacen posible) del conocimiento científico, fundamentalmente las condiciones
que impone el sujeto en la acción de conocer. Se trata de contestar a la pregunta de
cómo es posible la ciencia. Puesto que la ciencia se expresa mediante juicios o
proposiciones, la pregunta se concretará en cuáles son las condiciones que hacen
posible tales juicios, un análisis de los juicios.
2- los límites dentro de los cuales es posible tal conocimiento. En el trasfondo
está el problema central de si es posible la metafísica como ciencia, si en ella se dan
los juicios que se dan en la ciencia. Kant llegará a la conclusión de que la metafísica
no es una ciencia.
4
Para Kant, un uso ilustrado de la razón debe afrontar 4 preguntas: qué puedo saber, qué debo hacer, qué
me cabe esperar si hago lo que debo, qué es el hombre.

19
El análisis de los principios y de los límites dentro de los cuales es posible el
conocimiento se hace atendiendo a las tres facultades cognoscitivas que Kant
distingue en el hombre: sensibilidad (facultad de percibir sensorialmente el mundo)
entendimiento (facultad de juzgar mediante conceptos) y razón (facultad de razonar),
pues estas tres facultades son necesarias para la existencia del conocimiento.

2.1- Análisis de los principios del conocimiento sensorial y del


conocimiento intelectual

Kant considera que en todo conocimiento válido, como lo es la ciencia, hay una
síntesis entre “lo puesto” por el sujeto y “lo dado” al sujeto. El hombre cuenta con
tres facultades de conocimiento (sensibilidad, entendimiento, razón) para llevar a
cabo el proceso de conocer (percibir, comprender, razonar). Percibir nos
proporciona el conocimiento sensorial, comprender y razonar el conocimiento
intelectual. En cada una de estos procesos hay una síntesis. Si no, no hay
conocimiento en sentido estricto.

En el uso de las tres facultades, el sujeto cuenta con unas formas o


estructuras que permiten el ejercicio de esas facultades. Esas formas o estructuras
pertenecen al sujeto, se aplican en el momento de realizar una acción de conocimiento.
Son llamadas por Kant condiciones a priori o trascendentales del conocimiento. Las
primeras que se aplican, en el orden de conocimiento, son las de la sensibilidad,
pues todo conocimiento empieza por la experiencia (aunque no se limita a la
experiencia)

2.1.1 Análisis de la percepción (análisis del conocimiento sensible). La sensibilidad


es la facultad que nos sitúa frente a variedad de impresiones sobre la realidad externa
(colores, sonidos....) e interna (vivencias, imaginaciones, emociones,....) que conforman
la experiencia sensorial. La función propia de la sensibilidad es percibir. La percepción
es posible porque el sujeto posee unas formas a priori de la sensibilidad, llamadas
también intuiciones puras, que son el espacio y el tiempo5
El resultado de este tipo de conocimiento es lo que Kant denomina Fenómeno,
es decir, lo que se me aparece a la sensibilidad (impresiones organizadas en el
espacio y el tiempo)

2.1.2 Análisis de la comprensión (análisis del conocimiento intelectual). La


sensibilidad nos da una multiplicidad de fenómenos. Pero percibir los fenómenos no
significa sin más comprenderlos.
La función de comprender se realiza mediante conceptos, una tarea del
entendimiento. Comprender los fenómenos es poder referirlos a un concepto (para
poder decir, por ejemplo: esto que tengo delante de mí es un árbol). Y esta actividad de
5
Decir que el espacio y el tiempo son a priori (“anteriores a la experiencia”) no quiere decir anterioridad
temporal, es decir, no se trata de que “ahora” tengamos la intuición de espacio y dentro de un segundo la
apliquemos. Cuando Kant dice que son “anteriores a la experiencia” lo dice porque no se derivan de la
experiencia, pero en rigor debería decir que se dan cuando se da la experiencia. No son contenidos
innatos, sino estructuras que solo funcionan en el momento de ser aplicados a una experiencia para
organizarla.

20
referir los fenómenos a los conceptos se realiza a través de un juicio. Así, el
entendimiento es la facultad de conceptuar y de juzgar (conceptuar y juzgar son
los componentes de comprender) y con él obtenemos conocimiento intelectual. Esta
acción de conceptuar y juzgar es posible porque el sujeto posee las formas a priori
del entendimiento, los conceptos puros del entendimiento o categorías (como
sustancia, causa, existencia, unidad...).

De la forma de proceder el entendimiento se derivan tres conclusiones muy


importantes para la consideración que haga después Kant sobre la Metafísica:

 El entendimiento no puede pensar los fenómenos si no es aplicándoles


estas categorías,
 Los fenómenos no pueden ser pensados sino de acuerdo a ellas,
 Las categorías sólo pueden ser aplicadas con validez a los fenómenos de
la experiencia. El uso de las categorías más allá de los fenómenos es un
uso ilegítimo en conocimiento.

Cuando aplicamos las categorías del entendimiento al fenómeno y así


comprenderlo obtenemos lo que Kant denomina Objeto de conocimiento, resultado de
la síntesis entre las categorías puestas por el entendimiento y el fenómeno dado por
la Sensibilidad. El objeto de conocimiento es el fenómeno comprendido mediante
las categorías del entendimiento.

2.1.3. Análisis del razonamiento (análisis del conocimiento intelectual). El


conocimiento intelectual no se limita a formular juicios, sino que también conecta unos
juicios con otros, formando razonamientos. Razonar es una tarea de la razón, cuya
manera de proceder se caracteriza por encontrar hipótesis y leyes cada vez más
generales, que abarquen y expliquen un mayor número de fenómenos. Esto es lo
que posibilita la creación de las teorías científicas.

Pero en su manera de proceder, la razón tiende a traspasar las barreras de


los datos sensibles, en busca de lo incondicionado, aplicando las categorías a lo que
no son fenómenos ( a lo que no procede de la experiencia) dando lugar a las
nociones metafísicas:

- los fenómenos físicos se pretenden unificar y explicar mediante la postulación


de una condición o fundamento último. Se crea así la idea de mundo, como aquello que
está detrás y es fundamento de los fenómenos físicos, la unidad incondicionada de todos
los fenómenos. Dotar a la idea de la razón “mundo” de contenido empírico da lugar a
antinomias o afirmaciones contradictorias sobre la misma realidad. La razón es que las
tesis y antítesis sobre el mundo hablan del tiempo y del espacio como si fueran cosas en
sí, cuando son formas de la sensibilidad.

- los fenómenos psíquicos se pretenden unificar mediante la postulación de una


condición o fundamento último. Se crea así la idea de alma. Considerar al alma no
como un mero ente pensado, sino como un objeto real da lugar a paralogismos o
sofismas

21
- los fenómenos físicos y psíquicos se intentan unificar mediante una causa
suprema de ambos tipos de fenómenos. Se crea así la idea de Dios. Kant critica
todas las pruebas de la existencia de Dios:

 Todos los argumentos ontológicos parten de considerar la existencia


como una propiedad inherente a la esencia divina, cuando la existencia
es una categoría del entendimiento que nos permite conocer la realidad.

 Los argumentos causales aplican la categoría de causa más allá de los


fenómenos. De la experiencia del ser contingente ( de aquello que es,
pero podría no ser) no se puede concluir en un ser necesario.

Dios, alma y mundo son tres ideas de la razón, las propone la naturaleza
misma de la razón, pero no son objetos de conocimiento. Son puros entes pensados,
trascendentes porque superan los limites de toda experiencia, aquello que se
supone que está más allá de los fenómenos, las cosas en sí o noúmenos. No son
objeto de conocimiento, no pueden ser deducidas con objetividad a partir de los
objetos de conocimiento, ni a partir de ellos se pueden deducir verdades con valor
científico.

2.2-Límites del conocimiento, y conclusión sobre la Metafísica

En el análisis de la función del entendimiento para conocer los fenómenos, Kant


resaltaba que las categorías sólo son fuente de conocimiento aplicadas a los
fenómenos. El conocimiento objetivo ( la ciencia) tiene como límite la aplicación de
las categorías del entendimiento a los fenómenos. Todas las pruebas para
demostrar la existencia del mundo, del alma y de Dios carecen de validez científica
porque se saltan los principios metodológicos de la ciencia: aplicar las categorías
del entendimiento sólo a los fenómenos de la experiencia.

Por lo tanto, la Metafísica no es posible como ciencia en la medida en que


las categorías no pueden usarse legítimamente más allá de los fenómenos, y las tres
realidades como sustancias o cosas en sí (la res extensa o mundo, la res cogitans o
alma, y la res infinita o Dios, sustancias de las que hablaba el racionalismo) están más
allá del mundo fenoménico, son noúmenos. La aplicación ilegítima de las categorías
a los noúmenos da lugar a errores e ilusiones trascendentales

Si bien la Metafísica y sus entes puros pensados no tienen cabida en la


ciencia, en Kant se postulan para la fundamentación de la moral, tarea que lleva a
cabo la razón práctica.

Según Kant, debemos presuponer la libertad, la inmortalidad del alma y la


existencia de Dios para fundamentar una teoría moral autónoma (obrar por deber).

2.3- La teoría ética kantiana. El formalismo moral.

El punto de partida de la reflexión kantiana sobre la ética es la existencia del hecho


moral (el fenómeno de la moralidad), la existencia de deberes morales, y, por tanto, la
existencia de imputación de responsabilidad moral por las acciones. La razón teórica

22
expresa sus principios y leyes a través de juicios, y la razón práctica (o voluntad) a
través de imperativos o mandatos.

Si en el ámbito teórico Kant es innovador, aún lo es más en materia ética. Hasta


Kant todas las éticas han sido materiales. Frente a todas ellas, la ética de Kant es
formal.

Una ética material es una ética que tiene contenido, contenido en doble
sentido:
- parte de que hay bienes, cosas buenas para el hombre, y entre estos bienes, la
existencia de un bien supremo (eudaimonía, placer, Dios...) o fin último del hombre.
Nos dice lo que hay que conseguir.
- nos dice lo que ha de hacerse para conseguirlo, traza un camino general
(volver al mundo inteligible, elegir el término medio en la acción, conseguir el placer
evitar el dolor, vivir de acuerdo al orden cósmico, someter nuestra voluntad a la de
Dios, seguir la ley natural y la divina) y acciones concretas.

Kant rechaza todas las éticas materiales :

- porque desde ellas no puede formularse una ética cuyos imperativos sean
universales, pues son éticas empíricas, cuyo contenido es extraído de la experiencia
(todos buscan la felicidad), y sólo aquello que es a priori tiene carácter de universal.
- porque sus preceptos son hipotéticos, condicionales, no valen de un modo
absoluto, sino de un modo condicional como medios para conseguir un cierto fin, pero,
¿y si no quiero conseguir ese fin?
- porque son heterónomas, porque la voluntad es determinada a obrar por
deseos o inclinaciones que no provienen de sí misma.

Una ética estrictamente racional debe ser a priori (no empírica), no


hipotética en sus imperativos, sino categórica ( para que sus preceptos sean universales)
y autónoma ( que la voluntad se determine a partir de sí misma y no a partir de
inclinaciones o circunstancias “naturales”). Y ésta es la ética formal.
Formal porque está vacía de contenido en los dos sentidos de contenido de la ética
material:
- no establece ningún bien o fin.
- no nos dice lo que hemos de hacer sino cómo debemos actuar, la forma en
que debemos obrar.

Un hombre actúa moralmente cuando actúa por deber (no contra el deber o
simplemente de acuerdo o conforme al deber), por puro respeto a la ley ( no
esperando que de su acción se obtenga un beneficio o se evite un castigo, pues esto sería
actuar con vistas a un fin, de modo material). Cuando se actúa por deber, la acción no
es un medio para conseguir un fin o propósito distinto del propio cumplimiento del
deber, sino que es un fin en sí misma. El valor moral de la acción no radica en
algún fin o propósito a conseguir es decir, en las consecuencias, sino en la intención
que mueve a la voluntad a actuar (respetar la ley o no).

La exigencia de obrar moralmente (con la intención de la voluntad de actuar por


respeto a la ley) se expresa en un imperativo no hipotético sino categórico. Kant
ofreció diversas fórmulas del imperativo categórico:

23
- Fórmula de la ley universal: Obra sólo según una máxima tal que puedas al
mismo tiempo querer que se torne ley universal. Es decir, válida para todos, en
cualquier circunstancia.

- Fórmula de la ley de la naturaleza: Obra como si la máxima de tu acción


debiera tornarse por tu voluntad ley universal de la naturaleza.

- Fórmula del fin en sí mismo: Obra de tal modo que uses la humanidad tanto
en tu persona como en la persona de cualquier otro siempre como un fin al mismo
tiempo y nunca como un medio.

- Fórmula de la autonomía: Obra según la máxima que pueda hacerse a sí


misma al propio tiempo ley universal.

- Fórmula del reino de los fines: Obra siempre por máximas de un miembro
legislador en un posible reino de los fines.

Para que sea posible la moral autónoma (obrar por respeto al deber) es
necesaria la libertad, porque si no, se haría imposible la moral. La libertad es
enunciada como postulado, es decir, algo que no es demostrable, pero que es un
supuesto necesario, como condición misma de la moral. La exigencia moral de obrar
por respeto al deber supone la libertad, la posibilidad de no estar atado a la causalidad
natural. Si el hombre no pudiera escapar a la determinación natural en su actuación (si
su acción estuviera siempre determinada de forma mecánica) no se le podría imputar
responsabilidad moral por sus hechos, y éstos carecerían de calificación moral.

Aparte de la libertad, Kant apunta otros dos postulados: la inmortalidad del


alma y la existencia de Dios. Su razonamiento es el siguiente: la razón nos ordena
aspirar a la virtud, a la concordancia perfecta y total de nuestra voluntad con la ley
moral. Esta perfección es inalcanzable en una existencia limitada. Su realización tiene
lugar en un proceso indefinido, que exige una duración ilimitada.
En este mundo la vida buena no coincide necesariamente con la vida feliz. La
ética formal establece que la conducta buena no puede descansar en la preocupación por
alcanzar la felicidad (el peso del rigorismo pietista en Kant es muy grande).
Puesto que en el mundo encontramos disconformidad entre el ser y el deber ser,
exige la existencia de Dios como realidad en quien el ser y el deber ser se identifican, y
en él se da la unión perfecta de virtud y felicidad ( es el Sumo Bien), algo separado en la
vida humana. Pero el Sumo Bien no puede ser el fundamento de determinación de la
voluntad: aunque nos cabe esperar ser felices y la inmortalidad, no debe ser la
realización de la felicidad o el cielo lo que nos nueva, sino el deber.

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