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EL EMPIRISMO Y EL
CRITICISMO KANTIANO.
INTRODUCCIÓN.
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A toda filosofía que considera que el conocimiento es, en primer lugar, conocimiento de los
datos del entendimiento (y no de las cosas externas) se la suele llamar idealista. Toda la filosofía
moderna (el racionalismo, también el empirismo inglés, Kant ) es una filosofía idealista respecto
a la teoría del conocimiento.
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Kant considerará que la Metafísica no es una ciencia, aunque resulta de
la tendencia natural de la razón a pensar en la totalidad de lo que existe.
No obstante, a pesar de no ser una ciencia, los conceptos metafísicos son
retomados por Kant como postulados de la ética (esta recuperación de
los temas metafísicos hará que Nietzsche califique a Kant de “cristiano
alevoso”)
1- EL EMPIRISMO
El Empirismo (la filosofía empirista de los siglos XVII y XVIII) suele
oponerse al Racionalismo.
Entendido en forma general, el empirismo como doctrina que mantiene el origen
y valor de nuestros conocimientos dependientes de la experiencia, es una constante de la
historia del pensamiento. Pero el Empirismo moderno o inglés se caracteriza por ser
una respuesta histórica al Racionalismo del siglo XVII. A la corriente empirista
pertenecen Locke, Berkeley y Hume. De los tres, Hume es quien realiza la crítica
más radical a la teoría del conocimiento cartesiana, a su metafísica y a la ontología
sobre ella construida.
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RACIONALISMO EMPIRISMO
La razón es la única fuente y el La experiencia es la fuente y el tribunal del
tribunal del conocimiento. Sólo lo que conocimiento. La razón está totalmente
la razón reconoce como claro y limitada por la experiencia en el conocimiento
distinto (evidente) sobre la realidad es del mundo: sólo lo que resulta corroborado por
verdad. la experiencia es verdad.
La razón (mente, alma) produce ideas Nuestro entendimiento es una tabula rasa, no
innatas de forma espontánea, hay ninguna idea innata en la mente. Toda idea
absolutamente claras y distintas, que objetiva proviene de una impresión sensorial
son el prototipo de verdad. previa.
El análisis del conocimiento atenderá a El análisis del conocimiento atenderá a los
lo intuido racionalmente (las ideas mecanismos psicológicos de asociación de
innatas, claras y distintas) y a lo ideas.
deducido a partir de la intuición.
La evidencia racional (claridad y La experiencia sensorial es el criterio de
distinción) es el criterio de verdad. verdad.
El método de la ciencia es el método El método de la ciencia es el experimental.
matemático ( un método deductivo)
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El conocimiento para Locke es de manera inmediata conocimiento de las ideas,
las cuales proceden en último término de la experiencia. Idea es todo lo que la mente
percibe, todo lo que es objeto del entendimiento, y nos proporciona información
sobre algún tipo de realidad.
- análisis del origen de las ideas y sus tipos, desde los mecanismos psicológicos
que intervienen en su formación.
Las ideas simples son la base de toda representación mental o idea posterior
que el entendimiento puede elaborar ( aquí nuestra mente ya es activa) a través de
distintas operaciones como comparación, relación, abstracción, composición..., y que
por surgir a partir de la combinación de ideas simples se denominan ideas complejas.
Todas las ideas complejas se pueden reducir a tres tipos:
- modos, que surgen de la combinación de dos o más ideas simples, por ejemplo,
la bondad. Los modos son las ideas complejas de cosas que no pueden subsistir por sí,
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estados y propiedades de la cosas, o procesos que se dan en la sustancia. Son algo
similar a lo que la metafísica aristotélica-escolástica llamaba accidentes.
Puesto que conocer es conocer las ideas o representaciones que hay en nuestro
entendimiento, la certeza del conocimiento hace referencia a la claridad y distinción
(como había dicho Descartes) con la que estas ideas se presentan en la mente,
aunque en el caso de Locke remitirá a la claridad y distinción de la experiencia (a
diferencia de Descartes). La claridad y distinción es propia de las ideas simples, pues
son causadas sin la intervención de la mente.
Puesto que toda idea compleja debe reducirse a ideas simples (de sensación o
de reflexión) y la claridad y distinción son cualidades de estas últimas ideas, la
certeza de una proposición, en la que utilizo ideas complejas, se debe reducir a la
certeza de la experiencia.
Las ideas están en representación de la realidad, y la crítica a los conceptos metafísicos será el análisis de
si realmente detrás de esos conceptos metafísicos hay una realidad extramental correlativa. El hecho de
que las ideas simples sean causadas sin la intervención de la mente es lo que nos permite tener confianza
en ellas. Pero, ¿que es lo que garantiza la conformidad de las ideas simples con el mundo sensible al que
representan? De un empirista como Locke debería esperarse el recurso a algo experimentable. Pero en
esto Locke es cartesiano: Dios es quien pone en concordancia las ideas y las cosas a las que se
representan. Hume llevará la crítica a la metafísica hasta sus últimos extremos. Dios ya no será un garante
del conocimiento sensible.
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1.1.1.3- Grados de conocimiento
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Sin embargo, aunque Locke dijera que no sabemos qué es la sustancia, no
por eso deja de considerar que existen cuerpos, Dios y el Yo, los tres grandes
ámbitos de la realidad que ya había delimitado Descartes, y la demostración de la
existencia de estos tres ámbitos es además muy cartesiana:
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hacer. El ejercicio de la libertad supone la elección de algún criterio de acción, alguna
ley. Esta ley que se elabora, de acuerdo a nuestra característica natural de la razón, es
una ley natural, ley que tendrá su aplicación no sólo en el ámbito moral sino en la
vida en comunidad (los conceptos de libertad, igualdad, racionalidad y ley natural
resultarán claves en el análisis del Estado).
Al rechazar las ideas innatas, Locke niega también la posibilidad de que existan
principios innatos de carácter moral. Lo que sí existe es la tendencia natural humana
orientada a la consecución de la alegría (felicidad) y la evitación del dolor, y tal
cosa constituye los criterios de la conducta.
Placer y dolor son ideas simples y se convierten en criterios del bien y del
mal, respectivamente: “las cosas son buenas o malas solamente por referencia al
placer o al dolor”, al premio o al castigo. De la combinación de ideas simples surgen
las ideas complejas, como son los principios morales, que forman parte del
conocimiento demostrativo. Por tanto, los principios morales no son innatos, sino
adquiridos, derivan de la experiencia, como todos las demás. Las ideas morales que
formemos serán patrones que permitirán determinar la bondad o maldad de las acciones,
patrones que se imponen como deberes a la conciencia.
John Locke se opone a la teoría absolutista del derecho divino de los reyes, y a la
creencia de que el poder monárquico surge directamente de Dios. A diferencia de
Hobbes, no cree que el hombre sea malo por naturaleza, ni que la situación del estado de
naturaleza (estado de vida humana previo a la existencia del Estado, de la autoridad)
fuera una guerra permanente de todos contra todos. Pero tampoco era una situación de
felicidad y garantía de la vida, y la posibilidad del conflicto es real. La causa de ello son
los rasgos propios del estado de naturaleza: en el estado natural, los hombres tienen
una serie de derechos naturales: a la vida, a la libertad, a castigar las ofensas ( el
poder ejecutivo), y a la propiedad privada de los bienes conseguidos con su trabajo
(las posesiones o propiedad), pues la propiedad de tierras, herramientas o capital
no es más que una extensión natural de la libre disposición que el hombre tiene de
su cuerpo. Así, en el estado de naturaleza, sin la existencia de una autoridad
reconocida, la vida es regulada por la ley natural. Y aunque la ley natural, basada en
la razón, limita el abuso y nos dicta que “nadie debe dañar a otro en su vida, su salud,
su libertad o sus bienes”, es cada ser humano, en su propia conciencia, y sin una
autoridad externa, quienes tienen que aplicar esta ley natural. Y aquí cabe la
posibilidad de excederse en el ejercicio de la libertad de acción y en el castigo de las
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ofensas, cuando alguien resulte dañado en su vida, su salud, su libertad o sus
bienes, y tenga que ser juez y parte.
Para evitar esta situación, dice Locke, aparece el Estado como fruto de un
contrato social, por el cual se establece una organización política de la que emane
una autoridad reconocida por todos y una legislación objetiva y pública a la cual
todos están sometidos, incluidos gobernados y gobernantes.
legislar igual para todos, es decir, elaborar leyes iguales para todos y
darlas a conocer.
buscar el bien común en el respeto al derecho de los ciudadanos (la
vida, la libertad, la propiedad privada). El poder legislativo no es
ilimitado, sino que se encuentra limitado por los derechos naturales. La
legalidad se encuentra supeditada a una legitimidad ética. Queda fuera
de su competencia todo lo relativo a la familia y a la religión ( tolerancia
religiosa),
imparcialidad en los juicios, mediante el establecimiento de jueces
imparciales, reconocidos y autorizados que den a la interpretación de
la ley la imparcialidad que no tendrían los apasionados por las disputas
de intereses.
2- El poder ejecutivo. Como las leyes exigen una ejecución y una observancia
perpetuas, es necesario que haya otro poder que de ello se ocupe. El poder ejecutivo, a
cargo del Rey, aplica y hace cumplir las leyes. Si el soberano viola la ley no tiene
ningún derecho a ser obedecido. La persona del Rey no es más que la imagen o
representación del Estado. Se trata de una Monarquía constitucional: el monarca no
puede actuar como le plazca, sino que se tiene que someter al poder legislativo. La
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resistencia al poder (sea legislativo o ejecutivo), la desobediencia civil, es un
derecho3.
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La monarquía absoluta no sólo es una tiranía sino una contradicción, pues el monarca absoluto, al
carecer de un poder superior de apelación, vive en estado de naturaleza, no pertenece a la sociedad
civil, luego no debería tener ninguna función política, porque en el estado de naturaleza no existe
sociedad política.
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Así establece un primer principio del conocimiento: toda idea procede de
una impresión. Este principio:
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1.2.2- Conocimiento, su alcance y validez. Distinguirá dos tipos de conocimiento:
- las relaciones entre ideas, caso de las ciencias formales. No nos dicen nada
sobre el mundo, sus verdades son verdades necesarias, desde el punto de vista
lógico.
- las cuestiones de hecho, caso de las ciencias naturales. Este tipo de
conocimiento se origina en la experiencia y la observación. No podemos ir más allá
de la experiencia en el conocimiento del mundo. En este tipo de conocimiento no
podemos alcanzar la verdad absoluta, sólo la probabilidad.
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1.2.4.1- Crítica a la teoría del conocimiento cartesiana. Respecto a esta
parte de la filosofía, se pueden ir poniendo los elementos críticos de Hume en relación a
determinadas afirmaciones cartesianas:
Descartes maneja un concepto amplio de idea como todo aquello que está
presente en mi mente. Clasifica las ideas según su contenido y procedencia: adventicias,
facticias e innatas. Todo conocimiento verdadero se funda en las ideas claras y distintas,
las ideas innatas. Las ciencias naturales se establecen por deducción a partir de las ideas
innatas.
Hume diferencia entre idea e impresión, por lo que todo conocimiento no es
conocimiento de ideas. Existe un tipo de conocimiento que no nos dice nada sobre la
realidad (relaciones de ideas, típico de las ciencias formales), cuyas verdades son
necesarias, pues dependen de la coherencia lógica. El otro tipo de conocimiento son
cuestiones de hecho, un conocimiento referido a la realidad. Este es el conocimiento de
las ciencias naturales. Está basado en la experiencia, no deducido a partir de ideas
innatas, pues no hay ideas innatas.
c) Las ideas innatas son los principios del conocimiento, y nos remiten a la
realidad objetiva, a las entidades que realmente existen ( las sustancias).
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d) La evidencia racional (claridad y distinción de las ideas) es la verdad.
Hume realiza, desde sus tesis empiristas, una crítica al modelo cartesiano de
ciencia y a sus fundamentos metafísicos (sustancia, causalidad), carentes de realidad
objetiva según el principio de la copia. La crítica que hará Hume a estos dos conceptos
llevará a la afirmación de que el conocimiento sobre el mundo sólo puede ser probable,
no universal y necesario. ¿Cuál es el motivo? El modo en que establecemos las
relaciones causales en las cuestiones de hecho, basado no en la razón, sino en la
creencia, la costumbre: Todo nuestro conocimiento de la realidad se basa en la
inferencia que hacemos sobre lo que sucederá a partir de lo ya sucedido.
Establecemos entre los fenómenos relaciones causales, y decimos que A es causa de B,
que entre A y B existe una conexión necesaria. Pero, dice Hume, de esa conexión
necesaria no tenemos impresión. Creemos o suponemos que lo que siempre ha
sucedido seguirá sucediendo, que a “A siempre le seguirá B”. Pero no lo sabemos.
Así que los conocimientos de las ciencias empíricas, que expresan relaciones
entre causas y efectos, nunca son universales y necesarios porque están basados en la
observación (no hay observación del futuro, de lo que todavía no es, luego no se puede
asegurar el futuro), no hay impresión alguna del nexo causal necesario, y nunca se
pueden abarcar todas las causas posibles (tal vez establecemos como relación causal lo
que sólo es pura contigüidad temporal).
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las tres sustancias que existen: la sustancia pensante (el alma o yo), la sustancia extensa
(el mundo) y la sustancia infinita (Dios).
No existe ninguna impresión que dé lugar a la idea de Dios, luego nada puede
afirmarse racionalmente sobre su existencia. Dios, para Hume, es una idea compleja
creada a partir de las ideas complejas que poseemos del ser humano, aunque
engrandecidas. Según Hume, la idea de Dios es más subjetiva que ninguna otra.
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de los años y que confundimos con identidad, pero el yo no existe como sustancia
porque:
fuera de las impresiones no capto ningún sustrato. Hume negará
que podamos conocer la realidad de un yo permanente, distinto de
nuestras percepciones. Presuponemos que tenemos un yo continuo, pero
no podemos localizarlo en la experiencia. No tenemos ninguna impresión
que origine la idea del yo, todo lo que encontramos son sentimientos,
recuerdos, pensamientos, pero no una entidad o sujeto que los contenga a
todos.
Si el Yo fuera una impresión o derivara de una impresión, ésta debería
continuar siendo invariablemente la misma a través de todo el curso de
nuestra vida, pues se supone que así es como existe el yo. Pero nuestras
impresiones son variables: ahora siento frío, luego calor, luego tristeza,
luego alegría.
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b) NO existen impresiones de la supuesta conexión necesaria entre causa y
efecto. Hume dice que cuando analizamos la relación causa- efecto descubrimos tres
circunstancias:
- la contigüidad en tiempo y lugar.
- la prioridad en el tiempo de la causa respecto al efecto.
- la sucesión constante entre un fenómeno y otro. Siempre que he puesto la mano
sobre el fuego me he quemado. Es más, todo objeto similar a la causa, ha producido
siempre un efecto similar.
La filosofía de Hume busca elaborar una ciencia completa del ser humano. La
teoría del conocimiento sería la primera parte de este proyecto. Pero el hombre no sólo
aspira a obtener conocimientos ciertos, sino que tiene necesidad de orientar su
comportamiento.
Desde Sócrates se venía manteniendo que la distinción entre lo bueno y lo malo
desde el punto de vista moral se fundamentaba en el ejercicio de la razón, y esta orienta
nuestra acción.
Para Hume, la razón por sí sola no nos lleva a rechazar lo malo y alcanzar lo
bueno, sino los sentimientos. El conocimiento no es el fundamento de los juicios
morales. El fundamento de los juicios morales está en el sentimiento.
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El sentimiento moral:
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de las grandes filosofías modernas sobre el conocimiento, y que a Kant le parecen
dos errores que hay que superar:
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El análisis de los principios y de los límites dentro de los cuales es posible el
conocimiento se hace atendiendo a las tres facultades cognoscitivas que Kant
distingue en el hombre: sensibilidad (facultad de percibir sensorialmente el mundo)
entendimiento (facultad de juzgar mediante conceptos) y razón (facultad de razonar),
pues estas tres facultades son necesarias para la existencia del conocimiento.
Kant considera que en todo conocimiento válido, como lo es la ciencia, hay una
síntesis entre “lo puesto” por el sujeto y “lo dado” al sujeto. El hombre cuenta con
tres facultades de conocimiento (sensibilidad, entendimiento, razón) para llevar a
cabo el proceso de conocer (percibir, comprender, razonar). Percibir nos
proporciona el conocimiento sensorial, comprender y razonar el conocimiento
intelectual. En cada una de estos procesos hay una síntesis. Si no, no hay
conocimiento en sentido estricto.
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referir los fenómenos a los conceptos se realiza a través de un juicio. Así, el
entendimiento es la facultad de conceptuar y de juzgar (conceptuar y juzgar son
los componentes de comprender) y con él obtenemos conocimiento intelectual. Esta
acción de conceptuar y juzgar es posible porque el sujeto posee las formas a priori
del entendimiento, los conceptos puros del entendimiento o categorías (como
sustancia, causa, existencia, unidad...).
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- los fenómenos físicos y psíquicos se intentan unificar mediante una causa
suprema de ambos tipos de fenómenos. Se crea así la idea de Dios. Kant critica
todas las pruebas de la existencia de Dios:
Dios, alma y mundo son tres ideas de la razón, las propone la naturaleza
misma de la razón, pero no son objetos de conocimiento. Son puros entes pensados,
trascendentes porque superan los limites de toda experiencia, aquello que se
supone que está más allá de los fenómenos, las cosas en sí o noúmenos. No son
objeto de conocimiento, no pueden ser deducidas con objetividad a partir de los
objetos de conocimiento, ni a partir de ellos se pueden deducir verdades con valor
científico.
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expresa sus principios y leyes a través de juicios, y la razón práctica (o voluntad) a
través de imperativos o mandatos.
Una ética material es una ética que tiene contenido, contenido en doble
sentido:
- parte de que hay bienes, cosas buenas para el hombre, y entre estos bienes, la
existencia de un bien supremo (eudaimonía, placer, Dios...) o fin último del hombre.
Nos dice lo que hay que conseguir.
- nos dice lo que ha de hacerse para conseguirlo, traza un camino general
(volver al mundo inteligible, elegir el término medio en la acción, conseguir el placer
evitar el dolor, vivir de acuerdo al orden cósmico, someter nuestra voluntad a la de
Dios, seguir la ley natural y la divina) y acciones concretas.
- porque desde ellas no puede formularse una ética cuyos imperativos sean
universales, pues son éticas empíricas, cuyo contenido es extraído de la experiencia
(todos buscan la felicidad), y sólo aquello que es a priori tiene carácter de universal.
- porque sus preceptos son hipotéticos, condicionales, no valen de un modo
absoluto, sino de un modo condicional como medios para conseguir un cierto fin, pero,
¿y si no quiero conseguir ese fin?
- porque son heterónomas, porque la voluntad es determinada a obrar por
deseos o inclinaciones que no provienen de sí misma.
Un hombre actúa moralmente cuando actúa por deber (no contra el deber o
simplemente de acuerdo o conforme al deber), por puro respeto a la ley ( no
esperando que de su acción se obtenga un beneficio o se evite un castigo, pues esto sería
actuar con vistas a un fin, de modo material). Cuando se actúa por deber, la acción no
es un medio para conseguir un fin o propósito distinto del propio cumplimiento del
deber, sino que es un fin en sí misma. El valor moral de la acción no radica en
algún fin o propósito a conseguir es decir, en las consecuencias, sino en la intención
que mueve a la voluntad a actuar (respetar la ley o no).
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- Fórmula de la ley universal: Obra sólo según una máxima tal que puedas al
mismo tiempo querer que se torne ley universal. Es decir, válida para todos, en
cualquier circunstancia.
- Fórmula del fin en sí mismo: Obra de tal modo que uses la humanidad tanto
en tu persona como en la persona de cualquier otro siempre como un fin al mismo
tiempo y nunca como un medio.
- Fórmula del reino de los fines: Obra siempre por máximas de un miembro
legislador en un posible reino de los fines.
Para que sea posible la moral autónoma (obrar por respeto al deber) es
necesaria la libertad, porque si no, se haría imposible la moral. La libertad es
enunciada como postulado, es decir, algo que no es demostrable, pero que es un
supuesto necesario, como condición misma de la moral. La exigencia moral de obrar
por respeto al deber supone la libertad, la posibilidad de no estar atado a la causalidad
natural. Si el hombre no pudiera escapar a la determinación natural en su actuación (si
su acción estuviera siempre determinada de forma mecánica) no se le podría imputar
responsabilidad moral por sus hechos, y éstos carecerían de calificación moral.
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