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58 Harvard Deusto Business Review

Cuatro mitos sobre


la gestión de equipos
¿Por qué fiarse de las modas y tendencias en management en lugar de hacerlo de lo
que sabemos que funciona seguro? La incorporación de evidencias científicas como
base de las prácticas de gestión se ha ido consolidando como la mejor vía para tomar
decisiones. Al señalar las evidencias existentes en relación a la gestión de equipos, se
desmontan algunos de los mitos asumidos hasta ahora

Marc Correa
Profesor adjunto del Departamento de Dirección
de Personas y Organización de ESADE Business School

E n enero de 2006, los profesores de Stanford


Jeffrey Pfeffer y Robert I. Sutton publicaron un
artículo en Harvard Business Review titulado
“Evidence Based Management”. Dos meses
más tarde saldría a la luz su libro, titulado Hard Facts
Dangerous Half-Truths And Total Nonsense: Profiting
From Evidence-Based Management. Ese artículo y ese
que han funcionado en otras empresas, sin pararse a
pensar en el contexto en el que se han gestado e imple-
mentado, o apostar por aquello que siempre se había
hecho en la compañía por tradición o simplemente
porque se trata de la última moda en management. La
propuesta que se realiza a los directivos es que traten
de buscar siempre la evidencia y actúen en consecuen-
libro fueron los pilares esenciales de lo que se ha deno- cia al aplicarla, dado que estarán asentando su gestión
minado la gestión basada en la evidencia (evidence based en realidades contrastadas, y no en meras intuiciones.
management). En ambas publicaciones, los autores El presente artículo pretende avanzar en esta línea,
defendían la necesidad de tomar decisiones en el ámbi- aportando evidencias sobre la gestión de equipos
to empresarial basándose en evidencias científicas. desde la gestión basada en la evidencia. Para ello se
Tal y como ellos la formularon, la idea es sencilla. La quieren señalar cuatro mitos relacionados con la ges-
gestión basada en la evidencia consiste en encontrar el tión de equipos que la investigación ha mostrado
conocimiento científico validado, entender esos hechos como erróneos, a la vez que se sugerirán algunas reco-
y esos datos que están contrastados y actuar en cohe- mendaciones de gestión para obtener el máximo par-
rencia con ellos, en lugar de dejarse llevar por prácticas tido de dichos grupos. ➤➤➤
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Mito 1: Para lograr que un conjunto de personas tra- mos dejar de usar equipos para generar ideas? Rotun-
bajen en equipo, sólo es necesario ponerlas a trabajar damente sí, si no se cambia la manera como se traba-
juntas. Acostumbra a pasar en los entornos empre- ja. Se debería apostar, más bien, por equipos donde se
sariales que, cuando hay que solucionar algún tipo planteen, por ejemplo, procesos híbridos que han
de problema mínimamente complejo, alguien decide demostrado ser mucho más rentables en términos de
que la mejor manera de abordarlo es a través de un creatividad, donde se alternan períodos de trabajo
equipo. Lo primero que se hace es reunir a un grupo individual con períodos de trabajo en equipo.
de personas y etiquetarlo como equipo de trabajo. Volviendo al mito que se enunciaba más arriba, es
Antes de avanzar, una reflexión previa: cada vez que necesario señalar, primero de todo, la diferencia entre
se da esta situación, sería muy recomendable plan- lo que entendemos por agregado y por equipo. En el
tearse si realmente un equipo es la forma óptima de primer caso, todos y cada uno de los integrantes tienen
solucionar el problema que tenemos encima de la un objetivo individual que cumplir, que no necesaria-
mesa. Porque los equipos no son siempre la mejor mente tiene que ser compartido por el resto de perso-
herramienta para abordar problemas. Sólo a nivel de nas. En un equipo, en cambio, una de sus caracterís-
ejemplo, solemos tener la creencia de que en equipo ticas básicas es que todos sus miembros comparten
se generan más y mejores ideas que de manera indi- los objetivos. Si no se hace nada más que agrupar a la
vidual. Pues bien, años de investigación han demos- gente, lo más probable es que los objetivos particulares
trado que esta creencia es completamente falsa. Las se impongan a los objetivos del equipo, porque estos
personas de manera individual crean más y mejores últimos no han sido plenamente asumidos de manera
ideas (Thompson, 2013). ¿Quiere decir eso que debe- compartida. En ese caso los integrantes de ese equipo,
simplemente no se implicarán en el proyecto, y no se
lograrán los resultados perseguidos en el tiempo acor-
dado, pudiendo aparecer otras muchas disfunciones.
Lo que hemos aprendido en los últimos cincuenta
La diferencia entre un agregado de personas y un grupo años es que resulta necesario que los agregados de
personas pasen por una serie de etapas para poderse
es que, en el primer caso, todos los integrantes tienen un convertir en un equipo. Y si logran pasar por todas
esas fases, se logrará que dicho equipo pueda califi-
objetivo individual que no necesariamente tiene que ser carse además como de alto rendimiento. Sin embargo,
este proceso no es espontáneo ni automático, y requie-
compartido por el resto de personas, mientras que en un re bastante tiempo para llevarse a cabo. Para lograr
desarrollar plenamente un equipo, es necesario que
equipo todos los miembros comparten los objetivos sus integrantes pasen por una serie de fases. Bajo este
paradigma, el buen líder es aquel que sabe empujar
pertinentemente a sus miembros para que completen
los procesos clave de cada etapa y que logre hacerlos
avanzar por todas ellas hasta alcanzar el nivel de alto
rendimiento. Una de las convenciones asumidas
mayoritariamente por la comunidad científica es que
un equipo debe dedicar un promedio de 20 horas a
trabajar en su desarrollo para lograr alcanzar un nivel
de desempeño alto (además de las necesarias para
desarrollar la tarea para la que ha sido constituido).
Es durante el transcurso de esas 20 horas cuando el
líder deberá implementar una serie de acciones y pro-
cesos que faciliten el progreso por distintas fases.
Hay una cierta unidad en la diversidad de opiniones
respecto a dichas etapas. La gran mayoría de autores
están de acuerdo en que los equipos deben pasar por:

• Uintegrantes
 na fase inicial de formación del grupo, donde los
deben conocerse e interiorizar el obje-
tivo del equipo, y en la que el papel del líder será
Cuatro mitos sobre la gestión de equipos 61

muy importante para fijar las estructuras básicas


necesarias para seguir avanzando.
Para lograr desarrollar plenamente un equipo es
• Irándudablemente, en algún momento, el equipo debe-
pasar por una fase de conflicto en la que será nece- necesario que sus integrantes pasen por una serie de
sario aprender a solucionar los problemas internos
que puedan aparecer. Esta fase es muy importante, fases. El buen líder sabe empujar a sus miembros para
porque, de superarse, se logrará que los integrantes
del grupo aumenten la confianza recíprocamente, que completen los procesos clave de cada etapa
dado que habrán sido capaces no sólo de enfrentar-
se a una situación de conflicto, sino además de resol-
verla. A veces se tiende a evitar el conflicto en situa-
ciones grupales, cuando es justo lo contrario de lo
que debe hacerse. Aprender a gestionar el conflicto
funcionalmente es un paso imprescindible para
avanzar hacia uno de alto rendimiento.

• Emente,
 n una acabar
tercera fase, el equipo deberá, necesaria-
de clarificar estructuras, procesos
y normas que le permitan trabajar pertinentemen-
te para poder pasar a la etapa siguiente, que será la
de la plena ejecución o la de alto desempeño.

• Ddel
 urante la fase de alto desempeño, los miembros
equipo colaboran entre ellos, todos conocen sus
roles y son capaces de resolver los conflictos que
puedan aparecer. Se estimula la productividad del
equipo dando y recibiendo feedback. El equipo ya
está preparado para funcionar a su máximo poten-
cial y puede enfocar todas sus energías en la tarea
asignada. Es importante notar aquí que no se podrá
alcanzar esta fase sin haber superado con éxito las
anteriores (Chang, Bordia y Duck, 2003).

• Fnada
 inalmente, la última etapa del modelo, denomi-
por algunos como etapa de cierre o etapa
final, consiste en acabar bien el proyecto que ha
desarrollado el equipo. Esto puede implicar, entre
otras cosas, celebrar los éxitos logrados, gestionar macro) como desde la dinámica cotidiana (perspec-
los aprendizajes adquiridos o simplemente hacer tiva micro). Un ejemplo de esta última se da cada vez
explícito el final de la tarea. Tan importante es que se realiza una reunión de trabajo. Se empieza por
dedicar tiempo y esfuerzo a la fase inicial de for- la fase de formación inicial (donde los participantes
mación del grupo como invertir los recursos nece- se ponen al día de la situación del resto de miembros
sarios para cerrarlo pertinentemente. De esta del equipo), se pasa a la fase de discusión de los obje-
forma, si se termina bien, se podrá volver a formar tivos, se dedica tiempo a pensar cómo se trabajará, se
otro equipo de trabajo mucho más rápidamente la realiza la tarea y finalmente la gente se despide.
próxima vez que sea necesario. Todo lo anterior lleva a reforzar la certeza de que el
mito enunciado más arriba no tiene base real. No se
Nótese que este proceso de desarrollo, tal y como la puede pretender que un conjunto de personas se con-
evidencia científica ha señalado, no tiene por qué ser vierta en un equipo si no se invierte tiempo. Tratar de
lineal. De hecho es más bien circular, ya que constan- pasar de la condición de agregado de personas a una
temente se pasa por todas las fases, tanto desde la de un equipo que se encuentra en la fase de alto des-
perspectiva del desarrollo del equipo (perspectiva empeño saltándose etapas crea sólo una ilu- ➤ ➤ ➤
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➤ ➤ ➤ sión de velocidad, y nunca produce un resul- Desde los once contra once para jugar al fútbol a los

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tado satisfactorio. Más pronto que tarde, dicho cinco contra cinco para jugar a baloncesto, pasando
equipo tendrá problemas y carecerá de las herramien- por los siete contra siete del waterpolo… Quizá
tas para resolverlos. habría que plantearse si existe, en realidad, el “tama-
ño ideal” de un equipo.
Mito 2: Los equipos grandes funcionan peor que los Desde hace un siglo (concretamente, desde los expe-
equipos pequeños. Es muy habitual encontrar suge- rimentos de Ringelmann en 1913) sabemos que cuan-
rencias sobre cuál debe ser el tamaño ideal de un do se junta un grupo de personas para llevar a cabo
equipo en la vida empresarial, tanto en la literatura una tarea, se puede producir lo que se denomina “hol-
de management como en las recomendaciones de gazanería social” (social loafing). Se refiere a que, a
profesionales y en artículos divulgativos. Las in- medida que añadimos miembros a ese equipo, la con-
vestigaciones llevadas a cabo por los profesores de tribución de cada uno de ellos disminuye, dado que
Harvard Richard Hackman y Neil Vidmar ponen de se da por hecho que el esfuerzo lo harán los demás.
manifiesto que, cuando se le pregunta a la gente por Ello nos llevaría a pensar que el mito enunciado más
su opinión respecto al tamaño ideal de los equipos, arriba no es tal, sino que está científicamente valida-
hay un claro consenso en señalar que éste se en- do. Si lo consideramos cierto, no deberíamos tratar
cuentra entre 4 y 5 personas. de construir equipos mayores de cinco personas.
Por otro lado, no deja de sorprender que, en los Frente a la “holgazanería social”, McKinsey demos-
deportes de equipo, el tamaño ideal no es uniforme. tró en 2008 en su estudio titulado War for Talent que
al 60% de los trabajadores considerados de alto ren-
dimiento les resultaba difícil entender que no se toma-
ran medidas respecto a las personas que presentaban
un nivel de rendimiento bajo o mediocre. El 40% pen-
Lo que hemos aprendido en los últimos cincuenta saba que su jefe directo no tenía ningún interés en
diferenciar a las personas que presentaban un rendi-
años en materia de gestión de equipos es que miento alto, medio o insuficiente. Y el 71% opinaba
que dar un ligero feedback sobre el nivel de desempe-
resulta necesario que los agregados de personas ño de cada trabajador era crítico para su buen desa-
rrollo. De todo lo anterior se deduce que, a pesar de
pasen por una serie de etapas para poderse que el efecto “holgazanería social” sea real, éste no
tiene por qué ser el estado en el que trabaje un equipo
convertir en un equipo de alto rendimiento por defecto, sino que jefes y organizaciones pueden
hacer cosas para limitarlo mucho.
Contrariamente a lo que reza este mito, cabe pre-
sentar la evidencia proveniente de los estudios sobre
equipos virtuales (Martins, Gilson y Maynard, 2004).
En contra de lo que se podría pensar, estos equipos
son capaces de obtener mejores resultados (por ejem-
plo, en el campo de la creatividad o en la resolución
de problemas) que los que trabajan presencialmente,
porque, por sus características, pueden ser capaces
de involucrar a más gente. Parte del éxito de estos
equipos virtuales es que, al trabajar en un entorno
online, el propio formato les obliga a pactar y seguir
una serie de procesos sociales (cómo se van a comu-
nicar, cómo van a tomar las decisiones, cómo van a
participar…) que en los equipos presenciales no se
llegan a verbalizar. La existencia de estos procesos
(junto con la tecnología que facilita su implementa-
ción) explica cómo los equipos pueden ser más efec-
tivos, independientemente de su tamaño.
Seguramente, el caso más extremo lo encontramos
en lo que denominamos “métodos para gran- ➤ ➤ ➤
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➤ ➤ ➤ des grupos”. Bajo esta etiqueta se encuentran demostrado que este tipo de profesionales pueden ser
metodologías que permiten trabajar con grupos de 15 propensos a experimentar dificultades para compar-
a más de 1.000 personas. Todos estos métodos se han tir información, cooperar, tomar decisiones de mane-
creados asumiendo la premisa de que todos los parti- ra conjunta o trabajar de forma interdependiente con
cipantes tienen que trabajar en una misma sala. El los demás y esto dificulta el trabajo en equipo.
éxito, porejemplo, del método del “World Café”, para Estudios recientes han demostrado que si bien es
lograr que, literalmente, cientos de personas discutan cierto que tener star performers en el equipo hace que
y se pongan de acuerdo en un tema en menos de dos o los resultados del equipo mejoren, el efecto positivo
tres horas reside, única y exclusivamente, en la capa- que provocan deja de ser tal a partir de cierta propor-
cidad del facilitador de aplicar el proceso establecido. ción (Groysberg,Polzer y Elfenbein, 2011). Es decir, que
Éste permite que los asistentes hablen en grupos peque- se puede incorporar cierto número de star performers
ños y que, a través de un proceso de varias iteraciones, al equipo, pero habrá un momento en que los resulta-
puedan compartir sus ideas y puntos de vista con un dos empeorarán por cada uno de ellos que se añada al
número muy grande de participantes, avanzando hacia equipo. Este número máximo de star performers
un cierto consenso sobre el tema planteado. dependerá de cada organización. Morgan Stanley ha
La investigación ha demostrado que clarificar los determinado, por ejemplo, que el rendimiento global
procesos sociales que deben seguir lo equipos de tra- de un equipo empieza a disminuir cuando la propor-
bajo es uno de los elementos críticos para lograr que ción de star performers respecto a los participantes
dichos grupos alcancen un alto rendimiento. Y, al medios es superior al 44,6%.
hacerlo, su tamaño deja de ser un factor que influya Queda claro de este modo que, para poder obtener

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negativamente en la efectividad del equipo, mientras unos altos resultados, no es necesario disponer sólo de
que gana importancia la capacidad para establecer muy buenos miembros. Veamos qué otras condiciones
procesos y normas de funcionamiento. básicas deben cumplirse si se quiere alcanzar el éxito.

Mito 3: Conseguiremos muy buenos resultados si lo- w La primera condición es que los participantes
gramos reunir en un equipo a personas con alto rendi- sean buenos jugadores de equipo. Los buenos juga-
miento. En parte del pensamiento gerencial existe la dores de equipo son aquellos capaces de leer la situa-
idea de que para lograr muy buenos resultados se ne- ción en la que se encuentra su grupo y de reaccionar
cesita conjuntar cuantas personas de alto potencial
y alto desempeño sea posible. Y, en el fondo, intuiti-
vamente, esta idea parece tener todo el sentido del
mundo. Así lo evidencian las prácticas de gestión en
distintos sectores, como los equipos de proyecto que
se crean en las firmas de consultoría, los comités de
Dirección, los equipos de profesionales de los bancos
de inversión o los de los equipos deportivos. Parece
lógico pensar que cuando la efectividad del equipo
depende parcialmente de las contribuciones indivi-
duales, a mejores participantes, mejores resultados.
Una de las premisas que asume este planteamiento
es que, en un equipo formado por star performers, se
logrará, automáticamente, una alineación y colabo-
ración entre ellos que necesariamente hará alcanzar
los altos resultados deseados. La investigación ha

No siempre por incorporar más ‘star


performers’ al equipo se lograrán mejores
resultados, puede pasar justo lo contrario
Cuatro mitos sobre la gestión de equipos 65

para sacarlo de allí, alcanzando los resultados preten- aportar un equipo, y ese grupo se convertiría en un
didos. A veces esto comporta que algunos de los inte- montón de gente trabajando para una sola persona.
grantes de ese equipo renuncien a sus objetivos perso-
nales con tal de lograr de manera más efectiva el w La segunda característica necesaria es que los
objetivo común. Esto conlleva tener la capacidad de miembros del equipo encajen entre sí y con la orga-
ser flexibles, cooperar, confiar en los demás, ser dili- nización. Para encajar en esta última, se debe analizar
gentes con el trabajo encomendado, contar con una el grado de ajuste existente entre los miembros del
cierta capacidad de interacción social o tener un cier- equipo y la cultura de la organización. Por desgracia,

Vemos de manera demasiado recurrente a personas con alto potencial y alta capacidad
de consecución de resultados que, al cambiar de compañía, no encajan, y no son capaces
de obtener el nivel de desempeño que anteriormente habían logrado

to nivel de afiliación. Y a veces también implica la habi- vemos de manera demasiado recurrente a personas
lidad de dar un paso atrás y dejar que otros tomen la con alto potencial y alta capacidad de consecución de
posición de liderazgo, porque en aquel momento eso resultados que, al cambiar de compañía, no encajan, y
es lo más efectivo. De no darse estas disposiciones, la no son capaces de obtener el nivel de desempeño que
posibilidad de que un cierto número de integrantes de anteriormente habían logrado. Y esto ocurre tanto en
ese equipo desarrolle un alto nivel de dependencia equipos de profesionales del mundo corporativo como
hacia algunas de las “estrellas” mencionadas anterior- en aquellos del mundo asociativo, político y deportivo.
mente es más que real. Y, en dicho caso, se perdería El encaje entre los integrantes de un equipo depende,
automáticamente el sentido y los beneficios que puede en gran medida, del diseño que se haga del propio equi-
po. En ese diseño se tendrá que considerar muy aten-
tamente un aspecto fundamental: los roles. El objetivo
que se perseguirá será que cada persona tenga un pues-
to y una responsabilidad específica, y aunque las habi-
lidades de cada uno sean importantes, la fuerza del
conjunto va a depender específicamente de cómo se
combinen sus integrantes. La investigación ha mostra-
do que, tal y como afirma Meredith Belbin, uno de los
principales autores en esta materia, para que un equi-
po pueda lograr buenos resultados a medio y largo
plazo, será necesario que estén presentes nueve roles
que él ha identificado como necesarios para el buen
desarrollo del equipo. Si están presentes, el equipo dis-
pondrá de los recursos necesarios para poder hacer
frente a cualquier obstáculo que aparezca en el camino:
desde la necesidad de generar ideas, a la de resolver
conflictos o la de ordenar las tareas a realizar. La buena
noticia es que el mismo autor ya señala que, en general,
cada persona puede desarrollar de manera natural
cerca de tres de los nueve roles identificados (los otros
necesitarán un esfuerzo específico de desarrollo). Los
roles identificados por Belbin son:

1 El de ser capaz de resolver problemas difíciles:


creativo y poco ortodoxo. ➤➤➤
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2 El de la persona extrovertida y entusiasta, capaz


de encontrar fuera del equipo los recursos que
sólo a la proporción justa de star performers y que los
miembros del equipo encajen con la cultura de la

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éste necesita. organización y entre ellos para crear sinergias, asu-
miendo en cada momento el rol que mejor contribu-

3 El de ser dinámico y trabajar bien bajo presión, y


ser capaz de impulsar al resto de miembros.
ya al desempeño del equipo.

Mito 4: Para que un equipo funcione, se necesita que

4 El de ser capaz de proponer metas y procesos de


toma de decisiones y de asignar tareas.
sólo una persona lidere y muchas la sigan. La sabidu-
ría popular ha acuñado el dicho de que “no cantan
dos gallos en un mismo corral”. Desde siempre se

5 El de tener una visión más estratégica y analítica,


y ser capaz de analizar riesgos y oportunidades
de las opciones que se plantean.
ha hecho énfasis en la necesidad de que exista un
único líder que guíe al equipo en su desempeño. Y
a esta tarea se ha dedicado una buena parte de la
investigación científica desde hace bastantes años.

6 El de cooperar y facilitar la cohesión del grupo,


incluso cuando hay enfrentamientos entre sus
miembros.
En general, se ha hecho hincapié en la necesidad de
que ese líder sea uno solo, y se ha dotado a esa per-
sona de una posición jerárquica superior para que
pueda ejercer su liderazgo.

7 El de ser capaz de implementar las soluciones


acordadas.
Actualmente, los equipos de trabajo se enfrentan a
entornos mucho más complejos y volátiles que antes,
donde cada vez es más importante el conocimiento y

8 El de ser capaz de correr la última milla como si


fuera la primera, revisándolo todo y dejándolo
todo listo.
la expertise para diferenciarse y aportar valor, así como
ofrecer una gran agilidad y rapidez de respuesta.
Frente a esta realidad, la investigación ha demos-
trado que hay formas de liderazgo más efectivas que

9 El de especialista que interviene cuando se habla


de su especialidad.
un líder único y una estructura jerárquica (Carson,
Tesluk y Marrone, 2007). En concreto, se ha demos-
trado que en los entornos descritos más arriba el lide-
Todo lo anterior pone de relieve que no es suficien- razgo compartido (shared leadership) obtiene muchos
te poner juntas a personas de alto rendimiento para mejores resultados que los modelos más tradicionales
lograr buenos resultados, sino que es necesario reunir de liderazgo vertical único.
Llegados a este punto, es necesario explicar breve-
mente en qué consiste el liderazgo compartido. En
este paradigma, la función de liderazgo queda repar-
tida entre los miembros de todo el equipo, en lugar de
concentrarse sólo en uno. En este tipo de equipos, los
individuos desempeñan tanto el papel de líderes como
de seguidores en función de las necesidades específi-
cas del equipo en un momento determinado. Su fun-
ción rota de acuerdo con las necesidades del entorno
y los recursos de los que se dispone. La idea funda-
mental es que, en cada momento, debe liderar el equi-
po la persona que pueda hacer que éste alcance los
mejores resultados posibles.
Del mismo modo que anteriormente se menciona-
ba la necesidad de fijar los procesos sociales del
grupo, en esta ocasión, la función de liderazgo se
convierte en un proceso social en el cual sus miem-
bros deberán tomar parte y asumir su parcela. Por
ejemplo, en un equipo de proyecto habrá momentos
en que quien deba liderar será la persona que tenga
el conocimiento técnico, mientras que, en otro
momento, quien deba liderar será la persona ➤ ➤ ➤
68 Harvard Deusto Business Review

➤ ➤ ➤ que tenga conocimientos de gestión de pro- Aunque, como se decía anteriormente, llegar a este
yectos, y, en otro, el que conozca las necesidades punto no es automático, y requiere tiempo y esfuerzo.
específicas del cliente. Distribuir la función del lide- El liderazgo compartido está emergiendo como una
razgo entre sus miembros y ser capaces de alternar- solución que es capaz de producir resultados superio-
la es la base del liderazgo compartido. res. Por lo que, en lugar de decir que “no cantan dos
Además, uno de los beneficios claros de adoptar este gallos en un mismo corral”, lo que ahora se necesita
enfoque es que, automáticamente, se aumenta el nivel es “una alianza de gallos en el gallinero y que éstos
de vinculación y compromiso con la misión, al ser sean capaces de cantar coralmente”.
todos sus integrantes igualmente responsables de
alcanzar los resultados y disponer, al mismo tiempo, Conclusiones
del poder y los recursos para hacerlo. Con este artículo hemos pretendido subrayar la nece-
Junto con el nivel de compromiso con el proyecto, sidad de acudir al conocimiento científico para poder
aparece otro factor que potencia todavía más la con- gestionar pertinentemente los equipos que están a
secución de resultados excelentes. Este es la capaci- nuestro cargo. Al hacerlo, se evitará caer, al menos,
en los cuatro mitos o falsas creencias que se han seña-
lado más arriba: (1) que para lograr que un conjunto
de personas trabajen en equipo, sólo es necesario
ponerlas a trabajar juntas; (2) que los equipos grandes
Los equipos que practican el liderazgo compartido funcionan peor que los equipos pequeños; (3) que con-
seguiremos muy buenos resultados si logramos reunir
tendrán un mayor nivel de interacción entre sus en un equipo a personas con alto rendimiento; y (4)
que para que un equipo funcione, se necesita que sólo
miembros y esto redundará en más cohesión y mayor uno lidere y muchos lo sigan.
Frente a estos mitos, se ha propuesto la necesidad
capacidad de influencia entre ellos de dedicar tiempo y esfuerzo a desarrollar a los equi-
pos, pasando por todas las etapas que son necesarias
para lograr este objetivo. Se ha insistido en la necesi-
dad de autoliderazgo. Para poder llevar a otros a algún dad de prestar atención a los procesos sociales para
sitio, uno debe ser capaz de guiarse a sí mismo. La evitar problemas y dificultades en el caso de tener que
capacidad de analizar el entorno, generar opciones y trabajar con grupos grandes. Se ha hecho énfasis tam-
tomar la determinación de implementar una de ellas bién en la pertinencia de tener roles muy claros y en
pasa tanto por asumir el liderazgo de unos mismo en la necesidad de diseñar equipos, considerando esos
un momento determinado como por decidir hacia roles y el grado de encaje cultural con la organización,
dónde debe ir el equipo. Sin la proactividad que así como en la necesidad de considerar el número de
demanda el autoliderazgo, no se puede asumir plena- star performers que queremos incorporar. Finalmen-
mente la función de guía en un modelo de liderazgo te, se ha querido señalar que, ante entornos turbulen-
compartido como el aquí expuesto. tos y que piden rápidas reacciones, es preferible que
De todo lo anterior se desprende que los equipos se reparta la función de liderazgo, en lugar de optar
que ejerzan un liderazgo compartido tendrán un nivel por un mayor nivel de control y una mayor concentra-
mucho mayor de interacción entre sus miembros y ción de poder en una sola persona. ■
serán capaces de crear mayores sinergias. A mayor
densidad de la red de participantes, más cohesión, y
también mayor capacidad de influencia entre ellos. “Cuatro mitos sobre la gestión de equipos.” © Planeta DeAgostini Formación, S.L.

Referencias
-C
 arson, J. B., Tesluk, P. E. y Marrone, linear progression: toward a new Organization Science, 22 (3), 2011, - Thompson, L. Creative Conspiracy:
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