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En este sentido hay que tener en cuenta que los seres vivos podemos soportar
determinados niveles de variación y desequilibrio y que los mecanismos que
permiten la homeostasis pueden verse dañados o alterados a lo largo del ciclo
vital, siendo importante tenerlo en cuenta de cara a introducir factores externos
que corrijan posibles déficits.
En segundo lugar debe existir algún tipo de control, un disparador que logre hacer
que en el momento en que se alcancen determinados niveles se haga necesaria
una actuación.
En tercer y último lugar, es imprescindible que exista algún tipo de mecanismo que
permita dar respuesta o actuar una vez que el mecanismo de control avisa que el
valor de la variable o factor en cuestión alcance el nivel de desequilibrio.
Feedback negativo
El feedback o retroalimentación negativa es probablemente el mecanismo de
acción de la homeostasis que más lógica parece tener y que más fácil resulta de
observar y entender.
Por ejemplo, en el caso de variaciones en los niveles de agua del cuerpo, puede
surgir la sed en caso de que el organismo detecte una falta de ella o la necesidad
de orinar si hay un exceso.
Feedback positivo
Otro de los procesos necesarios para mantener la homeostasis corporal puede, de
hecho, parecer contraintuitivo. Se trata del feedback positivo, el cual se caracteriza
por generar un aumento a amplificación de los estímulos desequilibrantes,
acelerando los cambios.
Anteroalimentación
La retroalimentación supone que ante la llegada de una señal concreta el
organismo genere algún tipo de actuación que permita reaccionar a la existencia
de variaciones.
Pero no se trata de la única manera de mantener la homeostasis: también es
posible anticipar la llegada de cambios y evitar que se produzcan. Este es el
sistema que se conocería como anteroalimentación, y a nivel biológico lo
encontríamos más ligado a la conducta y a la capacidad de asociación, así como a
los actos instintivos.
Pero son múltiples los aspectos y funciones de nuestro organismo que deben
regularse para permitir nuestra supervivencia. De cara a que la homeostasis
resulte mucho más visual, veamos cinco ejemplos más (además de los ya vistos
hambre, sed, pulso y ritmo cardiorrespiratorio o coagulación sanguínea) de
elementos que son regulados y que permiten el correcto funcionamiento de
nuestro sistema.
1. Metabolismo celular
El metabolismo celular es sin duda alguna el proceso que mayor regulación
necesita de cara a mantenernos con vida. Y es que nuestras células son muy
delicadas y necesitan estar en un ambiente muy concreto.
2. Temperatura corporal
Otro mecanismo corporal que es continuamente regulado es la temperatura
interna del cuerpo. El correcto funcionamiento de nuestros tejidos y órganos puede
verse afectado por el frío o calor excesivos, hasta el punto de poder llevarnos a la
muerte por hipotermia o hipertermia.
4. Regulación de la glucosa
En este caso, nuestro cuerpo actúa de tal manera que permite que el azúcar
pueda ser transformado en grasas y almacenado gracias a la insulina, mientras
que cuando se hace necesario el uso de glucosa por parte del cuerpo secretamos
glucagón con el fin transformar las grasas en azúcar. El ejemplo más claro de
disregulación se da en la diabetes.
5. Regulación hormonal
También el funcionamiento endocrino ha de estar regulado. De hecho, muchas de
las conductas que llevan a generar externamente la homeostasis, como la
sensación de hambre o sed, el deseo sexual o el estrés dependen en diferentes
grados de este sistema.