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¿Qué es la homeostasis corporal?

Entendemos por homeostasis corporal a la tendencia existente en el organismo a


buscar de manera activa y de forma constante un estado de equilibrio, de tal
manera que las células de nuestro cuerpo puedan sobrevivir al mantenerse una
composición interna estable.

El mantenimiento de dicho equilibrio es fundamental, dado que la activación o


mantenimiento de diferentes procesos corporales requieren energía, que a su vez
precisa de elementos que utilizar como combustible. De no disponer de ellos se
producirá una serie de daños en los tejidos que pueden llegar a llevarnos a la
muerte. Lo mismo ocurre si no somos capaces de activar o parar algunos de los
citados procesos corporales, necesarios para nuestra supervivencia.

Es importante tener en cuenta que la homeostasis actúa en base a la existencia


de cambios que pueden darse tanto dentro del cuerpo como provenir del exterior,
empleando asimismo mecanismos de acción que vinculan ambos ambientes (por
ejemplo, el hambre nos hace comer).

El concepto de homeostasis corporal, desarrollado por Bernard pero bautizado por


Cannon, no nos habla de una situación en el que el cuerpo permanezca inalterable
en una posición en que siempre hay los mismos parámetros, sino más bien a un
balanceo dinámico entre estados que permite que los valores de los diferentes
componentes de nuestro cuerpo puedan mantenerse relativamente estables,
gracias a diversos mecanismos biológicos preparados para tal fin.

En este sentido hay que tener en cuenta que los seres vivos podemos soportar
determinados niveles de variación y desequilibrio y que los mecanismos que
permiten la homeostasis pueden verse dañados o alterados a lo largo del ciclo
vital, siendo importante tenerlo en cuenta de cara a introducir factores externos
que corrijan posibles déficits.

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hormonas"
Sus componentes
Para que pueda existir la homeostasis es necesaria la existencia de tres
elementos fundamentales.

En primer lugar es necesaria la existencia de algún tipo de elementos que haga de


sensor, un receptor que permita que el organismo capte los niveles existentes en
el parámetro o elemento que deba permanecer en equilibrio.

En segundo lugar debe existir algún tipo de control, un disparador que logre hacer
que en el momento en que se alcancen determinados niveles se haga necesaria
una actuación.

En tercer y último lugar, es imprescindible que exista algún tipo de mecanismo que
permita dar respuesta o actuar una vez que el mecanismo de control avisa que el
valor de la variable o factor en cuestión alcance el nivel de desequilibrio.

Procesos para equilibrar el organismo


El proceso de regulación homeostática es complejo y son diversos los
mecanismos que en él participan. Podemos destacar concretamente tres de ellos:
dos de ellos son puramente biológicos, mientras que el tercero está más
relacionado con la actividad neuronal y la conducta.

Feedback negativo
El feedback o retroalimentación negativa es probablemente el mecanismo de
acción de la homeostasis que más lógica parece tener y que más fácil resulta de
observar y entender.

Este mecanismo se basa en que dada la detección de un nivel determinado de un


parámetro concreto que se aleja de los valores normales, se lleva a cabo una
respuesta que pretende devolver dicho parámetro a la estabilidad anterior.
Ejemplos de ello son los dispuestos en la introducción de este artículo. Además se
ha de tener en cuenta que no estamos hablando de una búsqueda de equilibrio
que se dé solo en situaciones en que exista una carencia, sino también cuando
haya un exceso de algo.

Por ejemplo, en el caso de variaciones en los niveles de agua del cuerpo, puede
surgir la sed en caso de que el organismo detecte una falta de ella o la necesidad
de orinar si hay un exceso.

Feedback positivo
Otro de los procesos necesarios para mantener la homeostasis corporal puede, de
hecho, parecer contraintuitivo. Se trata del feedback positivo, el cual se caracteriza
por generar un aumento a amplificación de los estímulos desequilibrantes,
acelerando los cambios.

Este proceso puede ser arriesgado e incluso suponer un peligro para la


supervivencia, pero aunque hace que el organismo se aleje aún más de lo que
inicialmente haría del estado basal equilibrado, tiene su utilidad: puede ser
necesario realizar esta retroalimentación o bien para mover el estado basal a una
situación más óptima para la supervivencia o para lograr a largo plazo volver a
situaciones iniciales.

Ejemplos de ello se dan en la coagulación de la sangre ante una lesión, que se


hace cada vez más rápida y facilita la detención de una hemorragia.

Anteroalimentación
La retroalimentación supone que ante la llegada de una señal concreta el
organismo genere algún tipo de actuación que permita reaccionar a la existencia
de variaciones.
Pero no se trata de la única manera de mantener la homeostasis: también es
posible anticipar la llegada de cambios y evitar que se produzcan. Este es el
sistema que se conocería como anteroalimentación, y a nivel biológico lo
encontríamos más ligado a la conducta y a la capacidad de asociación, así como a
los actos instintivos.

5 procesos homeostáticos que se producen en nuestro cuerpo


Hemos hablado de la homeostasis corporal como algo general que puede sonar
algo abstracto a la mayor parte de los lectores (pese a que se han puesto varios
ejemplos).

Pero son múltiples los aspectos y funciones de nuestro organismo que deben
regularse para permitir nuestra supervivencia. De cara a que la homeostasis
resulte mucho más visual, veamos cinco ejemplos más (además de los ya vistos
hambre, sed, pulso y ritmo cardiorrespiratorio o coagulación sanguínea) de
elementos que son regulados y que permiten el correcto funcionamiento de
nuestro sistema.

1. Metabolismo celular
El metabolismo celular es sin duda alguna el proceso que mayor regulación
necesita de cara a mantenernos con vida. Y es que nuestras células son muy
delicadas y necesitan estar en un ambiente muy concreto.

Es necesario que los niveles de diferentes elementos e iones de elementos como


el sodio, el potasio o el calcio, así como los niveles de líquido intracelular y líquido
extracelular, se encuentren correctamente regulados con el fin de que las células
puedan ejercer sus funciones y permanecer con vida.

2. Temperatura corporal
Otro mecanismo corporal que es continuamente regulado es la temperatura
interna del cuerpo. El correcto funcionamiento de nuestros tejidos y órganos puede
verse afectado por el frío o calor excesivos, hasta el punto de poder llevarnos a la
muerte por hipotermia o hipertermia.

Afortunadamente nuestro cuerpo es capaz de mantener la temperatura mediante


un proceso homeostático en el que si hay exceso de temperatura interna el cuerpo
reacciona con un descenso de la actividad física, malestar y sudor (cuyo objetivo
es reducir la temperatura) o con un incremento de la actividad, la generación de
temblores, el consumo de calorías, retirada de la sangre de las áreas secundarias
para dirigirla a las zonas vitales y la búsqueda de calor en el caso de falta de la
temperatura suficiente.

3. Sistema nervioso autónomo


El funcionamiento del sistema nervioso autónomo es otro claro ejemplo de
homeostasis.

El sistema simpático permite al organismo prepararse para la actuación y las


reacciones de lucha o huida con el fin de sobrevivir, generando un consumo de
energía mucho mayor para poder llevar a cabo las acciones que sean necesarias,
mientras que el sistema parasimpático nos permite reducir la actividad y activación
con el fin de reponer las energías o impedir un malgasto energético.

Un ejemplo de disregulación se daría en problemas de estrés crónico, en el que el


sistema simpático estaría excesivamente activado de forma continuada.

4. Regulación de la glucosa
En este caso, nuestro cuerpo actúa de tal manera que permite que el azúcar
pueda ser transformado en grasas y almacenado gracias a la insulina, mientras
que cuando se hace necesario el uso de glucosa por parte del cuerpo secretamos
glucagón con el fin transformar las grasas en azúcar. El ejemplo más claro de
disregulación se da en la diabetes.
5. Regulación hormonal
También el funcionamiento endocrino ha de estar regulado. De hecho, muchas de
las conductas que llevan a generar externamente la homeostasis, como la
sensación de hambre o sed, el deseo sexual o el estrés dependen en diferentes
grados de este sistema.

Un ejemplo natural y no patológico lo encontraríamos en el ciclo menstrual


femenino, así como en la disregulación que supondría en un primer momento la
menopausia.

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