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Hiperinflación en Perú

La hiperinflación en Perú se produjo en septiembre de 1988 con una inflación mensual del 144 % y en un segundo periodo en julio
de 1990 con una inflación mensual de 400 %. A pesar de estar por debajo del 50 % mensual la inflación acumulada fue inmensa
llegando a ser de 3 500 000% a fines de 1990.1 El 8 de agosto de 1990, Alberto Fujimori anunció un shock económico llamado
"Fujishock": el tipo de cambio se devaluó en 227 %, el desempleo aumentó al 73 %, la inflación alcanzó 7694,6 %. (114,5 % en
1987; 1722 % en 1988; 2775 % en 1989 y 7694 % en 1990). El inti (1985-1991) fue remplazado por el nuevo sol al cambio de 1
000 000 de intis por un nuevo sol.

Antecedentes
A partir de febrero de 1930, el sol vuelve a circular reemplazando a la libra con una equivalencia de 10 soles por libra. Mediante
Decreto Ley Nº 7126 a partir de abril de 1931, el sol pasó a denominarse "sol de oro". La tasa oficial de cambio era de S/. 2,50 por
dólar estadounidense, tasa que se mantuvo hasta 1946, cuando se devaluó en numerosas ocasiones. A partir de 1976, se adoptó un
régimen de tipo de cambio flotante. Sin embargo, la creciente inflación provocó que el sol perdiera gradualmente su poder
adquisitivo. El 1 de febrero de 1985 fue reemplazado por el Inti con una equivalencia de 1000 soles por un inti. El 1 de enero de
1986 la moneda dejó de circular oficialmente. Las monedas y billetes del sol dejaron de circular el 31 de diciembre de ese mismo
año.

1985-1990
100 soles de oro, con la entrada en vigencia del Inti está moneda valía I/0.10 equivalente a menos de un centavo de dólar
estadounidense
Durante el gobierno de Alan García se lanzó El plan llamado Zero, ayudó a generar incluso una mayor inflación, especialmente en
relación con los productos importados. Así, por ejemplo, los precios de los productos farmacéuticos aumentaron 600 % y 400 % de
gasolina. Desde septiembre de 1988, la inflación se convirtió en hiperinflación. Ese mes, los precios subieron un 114 %. La escasez
de materias primas y alimentos se agrava. La larga huelga en la industria de la minería contribuyó a las exportaciones cayeron
agravar el déficit comercial de más. Las reservas internacionales son cercanas a cero.2

1990-1991
Billete de 100 nuevos soles. A la entrada en vigencia del nuevo sol I/100 000 000 equivalían a S/100, alrededor de 125 dólares
estadounidenses en octubre de 1990
Alberto Fujimori ganó las elecciones de 1990 diciendo que no se aplicaría un shock económico. No obstante, la gravedad de la crisis
le obligó a variar su posición. El 8 de agosto de 1990, Alberto Fujimori anunció un shock económico llamado "Fujishock": el tipo
de cambio se devaluó en 227 %, el desempleo aumentó al 73 %, la inflación alcanzó 7694,6 % (114,5 % en 1987; 1722 % en 1988;
2775 % en 1989 y 7694 % en 1990). El país debía corregir la fuerte crisis económica de los años 1980 debido al descontrol del gasto
fiscal y la consiguiente hiperinflación. Así mismo los combates entre fuerzas armadas y los terroristas (Sendero Luminoso)
provocaron la muerte de cerca de 70 000 personas. La presencia armada no impidió las protestas masivas. En todo el país hubo
saqueos y largas filas para comprar artículos de primera necesidad como el azúcar. El Fujishock de un día a otro, corrigió los
desbalances de precios y la hiperinflación de una manera dramática, así el precio de la gasolina aumentó en 3000 por ciento. Fujimori
decretó aumentos en alimentos básicos del orden 300 por ciento. Después de 'Fujishock' el nivel de pobreza en el país aumentó en
más de 10 puntos. La devaluación fue alta y durante su gobierno se tuvo que cambiar dos veces la moneda oficial , ya que el inti
rápidamente se convirtió en inútil. Esto dio lugar a mucha especulación y la escasez de alimentos básicos.3

Signo monetario
Como consecuencia, desde 1985 a la fecha la República del Perú tuvo 3 signos monetarios: sol de oro (S/.), inti (I/.), nuevo sol (S/.).
La relación entre estas da una idea de la elevada inflación promedio de las últimas décadas: S/1 = I/.1 000 000 = S/.1 000 000 000.
Inti millón ( I/.m. )
Unidad de cuenta que entró en vigencia a partir del 1 de enero de 1991, de acuerdo al D.S. No. 326-90-EF publicado el 16 de
diciembre de 1990, Dicha unidad de cuenta estuvo vigente hasta el 30 de junio de 1991.
Tanto los precios cuanto los registros contables fueron expresados en millones de Intis con decimales; por ejemplo:
I/. 12 453 734 = I/.m. 12,45

Antecedentes de la Economía Peruana

Situación a Inicios de la década de los noventa


El inicio de la última década del siglo XX encontró al Perú en una situación por demás precaria, y en apariencia sin esperanza. El
Perú atravesaba su tercer año de hiperinflación e hiperrecesión. Durante los años de su gobierno, Alan García había puesto en marcha
una serie de políticas populistas que dejaron al país sumido en una crisis total, extendida a todos los sectores de la economía. Todo
periodo del gobierno de García vio la dilapidación de las reservas internacionales que el país había acumulado hasta 1985 con el
propósito de expandir artificialmente la demanda interna. Estas medidas se extendieron por toda la economía, afectando a todos los
sectores sociales de un modo u otro. En palabras de Abusada, Du Bois, Morón y Valderrama:

El aparato estatal comenzó a crecer desmedidamente; se multiplicó el número de servidores públicos, quienes se incorporaban sobre
la base de los antiguos sistemas de clientelismo o prebenda política. Los sueldos públicos se incrementaron sin guardar relación
alguna con criterios normales de carrera pública o productividad, al tiempo que se decretaban sistemáticamente aumentos generales
de sueldos y salarios aplicables al sector privado. Este último, por su parte, vio aumentar sus utilidades de manera vertiginosa
durante dos años consecutivos, fundamentalmente sobre la base de controles de precios, subsidios cambiarios, protección
arancelaria, y aumento artificial de la demanda. Los que menos se favorecieron fueron los sectores rurales empobrecidos, quienes
no vieron un aumento concomitante de los programas sociales o la inversión pública productiva. No menos importante fue, por
último, el flujo de ingresos derivados hacia la burocracia estatal que manejaba el frondoso esquema de autorizaciones, licencias y
favores que se dispensaban con amplio margen de discrecionalidad.

No debe sorprender a nadie que una serie de políticas de esta naturaleza eventualmente tuvieron un efecto desastroso sobre la
economía nacional. Sin embargo, los primeros indicios de esto no fueron evidentes hasta que las reservas internacionales se agotaron
dos años más tarde, lo cual unido a las severas distorsiones artificiales creadas por las medidas del gobierno dio inicio a una severa
crisis económica. Para fines de 1987 la situación se había deteriorado considerablemente, y en un intento por mantener las políticas
que habían llevado al país al estado en que se encontraba, el gobierno de García ejecutó una serie de paquetes de ajuste, evitando a
toda costa un ajuste drástico para estabilizar la economía (debido a consideraciones políticas) y que a la larga desencadenó la terrible
hiperinflación así como también una terrible caída en la recaudación fiscal. El país inició la última década del siglo XX en total
aislamiento de la comunidad financiera internacional, con una contracción de las remuneraciones reales en 50% con respecto a 1985,
una reducción en términos reales de los gastos de salud y educación en 15%, un nivel de reservas internacionales netas negativo, un
crecimiento de la deuda externa pública de US$ 13,000 millones a US$ 20,000 millones, y un malestar social generalizado que
socavaba las bases de la democracia.

Durante este periodo el tipo de cambio nominal de la moneda nacional en relación al dólar estuvo sujeto a una amplia manipulación
por parte del gobierno. Existían diversos tipos de cambio distintos, entre los que se encontraba el tipo de cambio MUC (mercado
único de cambios), y un tipo de cambio financiero. La idea era proporcionar dólares baratos a los industriales para comprar insumos
para que pudieran bajar sus costos. Al mismo tiempo, para mantener contentos a los exportadores se introdujo un tipo de cambio
múltiple (bajo para los importadores de insumos, alto para los exportadores e importadores de bienes de consumo prescindibles).
Este sistema se prestaba desde luego a la corrupción y generaba un déficit cuasi-fiscal. Por supuesto, todo este ambiente de
intervención y crisis económica ocasionaron un prolongado periodo de distorsiones que harían extremadamente complicado el
determinar cualquier relación entre la volatilidad cambiaria y el nivel de exportaciones.

Reformas económicas realizadas durante la década de los noventa


Durante el primer gobierno de Alberto Fujimori se trabajó arduamente para remediar esta situación. Tal como lo indican Carranza,
Cayo y Galdón-Sánchez (2003) una combinación de políticas macroeconómicas prudentes y un agresivo programa de reforma
estructural fueron claves para una impresionante mejora. El crecimiento del PBI per capita alcanzó un promedio del 7% anual
durante el periodo de 1993 a 1997; al mismo tiempo que se obtenían tasas de inflación de un sólo digito; la inversión y los ahorros
aumentaron del 16.5% y 11.8% del PBI en 1990 a 24.6% y 19.4% respectivamente. Pero lo más impresionante tuvo lugar en el
aspecto fiscal: por primera vez en más de 20 años se obtuvo un superávit. Sin embargo, hubo áreas de la economía a las que no se
le prestó suficiente atención, por lo cual el país quedo en cierto modo vulnerable a las crisis externas que se dieron a partir de 1997.

Situación Actual
Tras los efectos negativos de las crisis internacionales sobre la economía el Perú entró en un periodo recesivo marcado
por una disminución del ritmo del crecimiento y una severa contracción de las inversiones. La depreciación del tipo de cambio
nominal ocasionada por la coyuntura internacional disparó una severa caída en la demanda interna, debido a que el mayor nivel de
tipo de cambio nominal fue compensado por una caída en el precio de los bienes no transables, resultando en una reducción en los
márgenes de utilidad y salarios nominales, que su vez tuvo un efecto negativo en los balances de los bancos y a través de ellos en el
crédito. Además de los problemas macroeconómicos, la inestabilidad política que se inició con las elecciones del año 2000 no
concluyó hasta la elección de Alejandro Toledo en el 2001.

La hiperinflación del Perú (1987 – 1990)


Introducción
La carencia de un plan económico de mediano y largo plazo desembocó en la peor crisis económica de la historia peruana. Lo más
grave fue que se empezó a emitir billetes sin respaldo de fondos del Estado.
La inflación, que ya era grave durante el gobierno de Belaunde, se disparó hasta alcanzar más del 7.000% anual en 1990. El gobierno
trató de arreglar la situación mediante constantes ajustes económicos, que la población bautizó como «paquetazos».
Las devaluaciones eran casi diarias. Si hacia mediados de 1985 el dólar se cotizaba en 13 intis aproximadamente, para mediados de
1990 un dólar llegó a cotizarse en 185.000 intis. El país entero, y en Particular la gente de menos recursos, sufrió las consecuencias
del mal manejo económico.
Definición
Antes de explicar con detalle el tema en sí debemos tener en claro que significa la palabra hiperinflación y que es inflación
¿Qué es hiperinflación entonces? Una definición de hiperinflación básica podría ser: una situación económica en la que la tasa
de inflación mensual supera el 50%.
Mientras que la inflación es un término que en general (no necesariamente) se anuncia para definir períodos anuales e interanuales,
la hiperinflación es un fenómeno que se cuantifica mes a mes.
Este proceso hiperinflacionario implica un aumento demasiado veloz de la cantidad de dinero que no se corresponde con el PBI.
Así, la oferta y la demanda de dinero se desequilibran, generando una situación de hiperinflación.
Antecedentes
La herencia de Belaúnde
El gobierno de Belaúnde dejó al país en una profunda crisis económica. Las inversiones habían caído de 21,2 % del Producto Bruto
Interno (PBI), en 1982 y un 12,2 % en el año de 1985.
En 1982, la economía peruana no creció y, en 1983, el crecimiento fue negativo: -12,2 %. Esto quiere decir: Si, en 1980, el ingreso
per cápita era de 1,232 dólares por peruano, en 1985 llegaba tan sólo a 1,050 dólares.
El desastre económico del gobierno de Belaúnde se debió, principalmente, a una caída de precios de productos que Perú exportaba
(cobre, plata, plomo, café).
Desde 1982, el gobierno de Belaúnde se había sometido a un "programa de ajuste" del Fondo Monetario Internacional (FMI). Según
el FMI, el principal problema del Perú era el déficit fiscal. El déficit se debía a que el Perú gastaba más en lo que importaba que lo
que ganaba con sus exportaciones.
Para contrarrestar el déficit fiscal, el FMI obligó al gobierno de Belaúnde a reducir el presupuesto del Estado, a incrementar las
tarifas públicas y a devaluar la moneda nacional, el sol, y como ya sabemos la devaluación frena las importaciones: Cuanto menos
vale la moneda, más hay que gastar para importar un producto x.
Las medidas del FMI, llamadas ortodoxas, ocasionaron una fuerte recesión (contracción de la demanda) que repercutió en el bolsillo
de los ciudadanos.
Ya hemos visto que el ingreso per cápita cayó significativamente: 14,8 % para ser exactos. El aumento de tarifas públicas
e impuestos empobreció aún más a los ciudadanos. Esto constituyó un círculo vicioso que terminó empobreciendo también al Estado
puesto que el ciudadano que es pobre consume menos y cuanto menos consume, menos impuestos paga.
En 1984, el gobierno de Belaúnde entró en mora con el pago de la deuda externa.

Principales causas de la hiperinflación


Aunque en 1985 el déficit del sector público sólo había sido del 2,7 % del PBI, el nivel más bajo desde 1979, en 1986 una vez más
llegó al 5,1 %. Esto no se debió a un aumento del gasto.
 El primer gran problema fue que a pesar tener fama de ser una administración despilfarradora y populista, el gasto total
(corrientes e inversiones) del sector público cayó del 49 % del PBI, en 1985, al 29 %, en 1986. Sin embargo,
los ingresos corrientes totales también cayeron, del 46 % del PBI, en 1985, hasta 33 %, en 1986.
 El segundo problema consistía en que, después del gran crecimiento de 1986, la capacidad productiva de la
modesta industria nacional estaba llegando a sus límites. Hacían falta inversiones para instalar nuevas capacidades y así
continuar con la reactivación. Para ello, era necesario recurrir a inversiones y préstamos extranjeros.
 El tercer problema, era que la balanza comercial volvió a ser negativa hacia fines de 1986. Con la reactivación económica
y el alza de sueldos, el Perú volvió a incrementar sus importaciones mientras que las exportaciones seguían siendo bajas.
En diciembre de 1986, las reservas internacionales del Perú llegaban a 870 millones dólares comparados con 1,400 millones
en marzo del mismo año. Esta falta de liquidez se debió, también, a que el Estadopagó a sus deudores bastante más que ese
10 % que García había anunciado, con bombos y platillos, el 28 de julio de 1985.
 Finalmente, la poca confianza de la ciudadanía en el modelo económico de García condujo a que, hacia fines de 1986,
muchos cambiaron sus intis por dólares temiendo - y, al mismo tiempo, originando - una devaluación del inti.
El programa heterodoxo (1985-1987)
El 28 de julio de 1985, Alan García tuvo dos opciones: Continuar con el programa ortodoxo del FMI o probar una receta
distinta, heterodoxa. En vista de los serios problemas en los últimos años, se esperaba un cambio de curso y de hecho fue así. Pero
éste terminó siendo muy radical.
El programa heterodoxo era fundamentalmente un programa estabilizador, que a su vez intenta una política económica consistente
para disminuir la inflación a cero con neutralidad distributiva. En su discurso a la nación, García atacó al FMI. De ahora en adelante,
anunció García, el pago de la deuda externa se limitaría al valor equivalente al 10 % de las exportaciones peruanas.
Pero, además de introducir una nueva moneda (el inti reemplazó al devaluado sol), la principal medida económica consistió en la
congelación de precios básicos, sueldos y la tasa de cambio relativa al dólar.
Por ejemplo, el precio de la gasolina se elevó, de golpe, en 25 % para luego congelarlo a ese nivel. La idea era anticipar la inflación
venidera y, a largo plazo, darle al consumidor más poder adquisitivo, Evitando de esta manera el alza de precios, ya que se pensaba
que si los consumidores tienen más dinero para gastar en otras cosas y, por ende, contribuyen a la reactivación económica en otros
sectores. La estrategia sigue siendo aplicada hoy en día. Un ejemplo es Argentina que, en su afán por bajar la inflación (que bordeó
los 12 % en el 2005) y reactivar la economía, ha pactado precios fijos con los suministradores de productos básicos (la carne es el
ejemplo más conocido).
La posición heterodoxa de García se basaba en dos convicciones relacionas entre sí:
(1) Para poder pagar la deuda sería necesario reactivar la economía. En esta línea, la reducción de importaciones sugerida por el
FMI sería contraproducente, pues la producción industrial peruana depende, en gran medida, de máquinas y materias primas
importadas pero el pago de la deuda externa también sería contraproducente, pues implica la exportación de capitales necesarios
para la reactivación económica:
Debido a que la renegociación de la deuda dependía de la aceptación de políticas impuestas por el FMI, y debido a que estas políticas
solían ser recesionarias, la única alternativa era no negociar sino limitar el pago de estas deudas. Lo que se ahorraba en el pago de
la deuda se aprovecharía para financiar importaciones.
(2) Mientras que el FMI pensaba que la inflación en el Perú se debía a un exceso de demanda estimulado por un Estado que gastaba
por encima de sus posibilidades, Alan García y su equipo de economistas consideraban que había suficiente potencial dentro de la
economía peruana para aumentar la oferta de forma significativa. En otras palabras: El FMI pensaba que el Estado intentaba cubrir
el déficit fiscal emitiendo dinero más allá de la oferta y así generaba inflación.
Medidas de corte heterodoxo que el gobierno aplico para poder superar la crisis heredada de otros gobiernos, entre las
cuales tenemos
 La congelación de todos los precios, esta medida debía cumplir un papel coordinador de precios, el gobierno esperaba que
no hubiera más inflación, siendo cualquier aumento en algún precio señal de incremento en el margen de ganancias.
 Devaluación de la moneda y reducción de la tasa de interés, según la teoría ortodoxa la tasa de interés no debía afectar
al ahorro, ya que éste no depende de ella, más bien del nivel de ingreso generado por la mayor rentabilidad de las
actividades productivas.
 Incremento en las remuneraciones, reducir la inflación sin reducir la capacidad adquisitiva era uno de los grandes deslindes
respecto a los ajustes ortodoxos del pasado.
Estas medidas conformaron el eje principal del programa económico, ya que en ésta, el aumento de los costos de insumos importados
ocasionados por la devaluación y el aumento otorgado a los trabajadores seria compensado por la reducción de la tasa de interés
efectiva, aunque esta medida se orienta al logro de una redistribución en la estructura de costos de las empresas la cual implique
trasladar los recursos de las actividades especulativas, las cuales están alentadas por las altas tasas de interés, lo que a su vez
permitirá un crecimiento del consumo interno.
Ya hemos visto que el paquete de medidas adoptadas por García incluía el congelamiento del tipo de cambio inti-dólar. Pero tal
congelamiento tendía a ser artificial en tanto la demanda real de intis iba perdiendo cada vez más terreno frente al dólar. Este cambio
se vio reflejado en la tasa de cambio libre, aquella de los cambistas de la calle, paralela al cambio oficial:
A fines de agosto de 1985, después de la devaluación inicial de 12 %, la tasa de cambio libre se había estabilizado en casi 17 intis
por dólar. Solamente llegó a superar los 18 intis 14 meses después, en octubre de 1986, cerrando el año en 20 intis por dólar.
Hasta octubre de 1986, la brecha entre el dólar oficial y el paralelo varió entre 24,5 y 27 %. Sin embargo, ante el temor de una crisis
en la balanza de pagos, junto con la pérdida de reservas a finales de 1986, el diferencial empezó a crecer. De esta manera a fines de
1986, llegó a 43 %.
En la primera mitad de 1987, el dólar paralelo se disparó de 20 a 40 intis y el diferencial con la tasa oficial superó el 100 %. Por lo
tanto, se hizo evidente que el Banco Central ya no podía controlar el mercado del dólar, y con las reservas haciéndose más y más
escasas, adquirir dólares fue de primordial importancia para el sector privado. Rápidamente el aumento del valor del dólar estaba
escapando de todo control
Reactivando la economía
Volviendo a 1985: Alan García creía que la inflación no se debía a una falta de oferta, sino más bien a que el Estado se había visto
obligado a subir el precio de bienes y servicios básicos (en especial el de la gasolina) para pagar la deuda ya que:
 La existencia de un gran exceso de capacidad instalada en la industria peruana era en sí indicativo de que la demanda no
era el problema. El Perú había sufrido en 1983 la peor recesión que se recordara, pero la inflación, en vez de caer, se había
acelerado
 A través de la reactivación de la economía nacional se esperaba salir de círculo vicioso heredado por Belaúnde y entrar a
un círculo virtuoso: A más crecimiento económico, más recaudaciones tributarias. A más recaudaciones tributarias, más
posibilidades de cubrir el déficit fiscal.
El Perú no estaba solo con este experimento heterodoxo. Casi al mismo tiempo, Argentina con su presidente Raúl Alfonsín había
implementado el Plan Austral, parecido en muchos aspectos al modelo peruano. Pero Argentina, a diferencia de Perú y Brasil con
su Plan Cruzado de 1986, sí consultó previamente al FMI.
Primeros resultados de la política heterodoxa
En un comienzo, las medidas adoptadas y conocidas como "heterodoxas" dieron resultados positivos. Ya en setiembre de 1985, la
inflación bajó a 3,5 % (comparado con 12,5 % en abril del mismo año). Hacia el segundo trimestre de 1986, la economía
dio señales de clara recuperación.
Los sectores que dependían de la demanda interna (manufactura, construcción, agricultura) crecieron, no así los sectores dedicados
a la exportación (minería, pesca). En 1986, la economía creció 10 %. Fue el mayor crecimiento desde los años 50.
Pero también surgieron problemas que irían agravándose con el pasar del tiempo pues a pesar de la reactivación económica, el
Estado casi no percibía mayores ingresos
1987: OBVIANDO LAS SEÑALES DE ALARMA
En 1987, el peligro de una crisis en la balanza de pagos y en las reservas internacionales era evidente. Sin embargo, el gobierno
siguió confiando en un crecimiento económico rápido hasta 1988. Al mismo tiempo, tuvieron que aceptar la devaluación del inti, la
subida de sueldos y de precios (68, 188).
En líneas generales, la política económica del gobierno empezó a caer en contradicciones. Por un lado, Alan García buscaba el
contacto directo con los empresarios importantes (llamados los doce apóstoles) con el fin de persuadirlos a invertir en
el desarrollo de la capacidad productiva. Por otro lado y en su necesidad de aumentar los ingresos del Estado, el APRA obligó, a
comienzos de 1987, a las empresas a prestarle dinero al Estado.
En concreto, las empresas fueron forzadas a comprarle al Estado bonos obligatorios por un valor que llegaba hasta el 30 % de las
utilidades brutas que las empresas habían obtenido en 1986. Con esta medida, el gobierno provocó airadas reacciones en el sector
empresarial. Al poco tiempo, algunas empresas fueron exoneradas del pago obligatorio y finalmente el programa fue cancelado.
Este tipo de marchas y contramarchas, de reacciones sobre hechos ya consumados, de pasividad frente a los peligros venideros
contribuyeron a la percepción de que Alan García y su equipo estaban improvisando y, sobre todo, perdiendo el control. La situación
se agudizó con la renuncia, en junio de 1987, del Ministro de Economía Luis Alva Castro.
LA ESTATIZACION DE LA BANCA : EL PUNTO DE QUIEBRE
Al intento de estatizar la banca privada: La medida fue anunciada el 28 de julio de 1987 en el tradicional mensaje a la nación. García
explicó su medida con las desigualdades sociales y económicas en el Perú. Ya en 1982 había publicado un libro, El futuro diferente,
en el que criticaba a los bancos privados por excluir del sistema de créditos a los sectores informales, campesinos así como las
pequeñas y medianas empresas (PYMES). Según García, era necesario "democratizar" el crédito y, dado que el sector privado no
estaba dispuesto a asumir esa tarea, el Estado debía tomar las riendas (190-191).
También se cree que el Gobierno tuvo otros motivos: El primero habría sido netamente político, pues García estaba preocupado por
la ligera caída en su nivel de aprobación y, con una medida tan radical, buscaba volver a ganar la confianza de los sectores populares.
Además, su relación con el sector empresarial se había deteriorado considerablemente. García le reprochaba a ese sector el poco
entusiasmo por invertir en el Perú y su preferencia por guardar los dólares en cuentas extranjeras y seguras (190-191).
1988 y 1989: SIN NOVEDADES EN EL FRENTE
Al finalizar el año 1987, la crisis ya era evidente: La inflación empezó a galopar (114,5 % en diciembre del 1987), la producción -
y, por consiguiente, la reactivación económica - se había estancado y la balanza de pagos tuvo, en 1987, un saldo negativo de 521
millones de dólares, el hueco más grande desde 1981. Consecuentemente, las reservas internacionales siguieron decayendo.
A falta de dólares, el Banco Central se vio atado de manos en el control de la tasa de cambio (una demanda creciente de dólares se
puede contrarrestar poniendo en circulación los dólares ahorrados).
Ya hemos visto que el Estado no recaudó más impuestos a pesar del crecimiento económico de 1986. Esa ineficacia tributaria,
sumada a la inflación, contribuyó a agravar la situación en 1987 y 1988. Además, las empresas estatales como Electroperú
empezaron a hacer pérdidas mucho mayores que en los años previos. Los hechos estaban dejando al Estado con cada vez menos
margen de acción, convirtiéndolo en observador pasivo del desastre económico.
Obligado por las circunstancias a un cambio de rumbo, el gobierno recurrió, a fines de 1987, al Fondo Monetario Internacional
(FMI) y al Banco Mundial (BM) en busca de préstamos.
El experimento heterodoxo había llegado a su fin.
En octubre de 1987, el gobierno procedió a devaluar el inti en 24 %. Los llamados paquetazos siguieron dándose, de forma periódica,
hasta setiembre de 1988, llevando a una gran recesión económica. Pero el Gobierno seguía sin aceptar la necesidad de una línea
clara:
El proceso de toma de decisiones durante este período demostró una falta de coordinación y una pérdida de dirección. Mientras
algunos miembros eminentes del equipo económico empezaron a aceptar -a regañadientes- la necesidad de un retorno a la ortodoxia
como requisito para conseguir nuevos flujos de dólares, El Gobierno se resistió a pagar el precio político. El resultado fue una serie
de medidas tibias y términos medios (202).
El equipo económico de García -presidido por Gustavo Saberbein- intentaba persuadir a García de la necesidad de un shock
ortodoxo: Déficit cero a través de aumentos fuertísimos de impuestos y tarifas y la eliminación de subsidios. Pero García, temiendo
el costo político de tal decisión, sólo accedió a un camino medio sin resolver el problema de fondo: Un Estado en bancarrota (déficit
fiscal) y una economía que importaba más de lo que exportaba (déficit comercial).
Los resultados están en la memoria colectiva de todos los peruanos: Inflación a niveles astronómicos, escasez de alimentos y otros
productos básicos y el derrumbe de la aprobación de Alan García. Fue recién hacia fines de 1988 que García se convenció de la
necesidad de una "guerra frontal" contra la crisis económica. El nuevo Ministro de Economía y Finanzas, Abel Salinas, tuvo la
ingrata tarea de anunciar, ahora sí, el shock económico, el seis de setiembre de 1988.
El plan, denominado Plan Cero, contribuyó a generar una inflación aún mucho mayor, sobre todo en relación con los productos
importadas. Así, por ejemplo, el precio de los productos farmacéuticos subió 600 % y el de la gasolina 400 %. Además, se eliminó
el sistema del control de precios con excepción de 42 productos básicos (208).
Las esperanzas de los peruanos estaban ahora cifradas en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Si bien hubo
conversaciones, el Perú no llegó a recibir préstamos. Ello se debió, también, a que el Perú aún adeudaba 600 millones de dólares al
FMI y 400 millones al Banco Mundial.
A partir de setiembre de 1988, la inflación se convirtió en lo que los economistas denominan hiperinflación. Ese mes, los precios
subieron 114 %. Fue el mes con mayor inflación en el gobierno de García y, probablemente, en la historia del Perú. Y
el shock parecía llegar muy tarde. En todo caso, no pudo controlar la inflación.
Un largo paro en la industria minera contribuyó a que las exportaciones cayeran aún más agravando así el déficit comercial. Las
reservas internacionales, por su parte, se aproximaban a cero.
El 22 de noviembre de 1988, el Gobierno lanzo otro "paquete" con medidas muy similares.
El aumento del desempleo y la caída drástica de ingresos fue el costo social del desastre económico provocando el surgimiento de
un sector informal de proporciones nunca antes vistas. Además, el Estado en bancarrota ya no pudo cumplir con
sus obligaciones en materia de asistencia social, educación, salud y administración de justicia.
Los años 1989 y 1990 pueden ser narrados de forma breve, pues no se produjeron cambios sustanciales. La economía se recuperó
levemente y las reservas internacionales también. Las importaciones se contrajeron y las exportaciones subieron, sobre todo por el
aumento de precio de los productos mineros en el mercado internacional.
Bajo el nuevo Ministro de Economía, César Vásquez Bazán, la inflación cayó, pero no de forma sustancial. La tasa anual de inflación
fue de 2000 % en 1989. Los últimos meses de 1989 fueron usados en gastar las magras reservas internacionales para reactivar en
algo la economía en vista de las prontas elecciones. Así, en marzo de 1990, las reservas internacionales eran de apenas 190 millones
de dólares.
El FUJISHOCK
El 28 de julio de 1990: Fujimori, un desconocido profesor universitario, asume la presidencia de Perú tras vencer en los comicios
al escritor Mario Vargas Llosa, mientras el país enfrentaba una severa crisis económica y la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso
estaba en su apogeo.
El 8 de agosto de 1990 el gobierno de Alberto Fujimori –que encontró un país quebrado tras la primera y desastrosa gestión de Alan
García– anunció el ajuste económico más dramático de nuestra historia. De un día para otro los peruanos descubrieron que su dinero
casi no tenía valor. Este es un recuento de cómo se vivieron esos días aciagos.La mañana del 9 de agosto de 1990, al día siguiente
del paquetazo que hoy todos recuerdan como el "fujishock", la ciudad amaneció triste y vacía. Mucha gente deambulaba por Lima
sin saber qué hacer. No había buses de transporte público, los mercados y tiendas estaban cerrados, y los pocos negocios abiertos
no atendían porque no sabían aun cuánto cobrar. Al trabajo se podía ir en camión compartiendo la tolva con decenas de personas, y
también podía verse a soldados patrullando las calles.

Esa presencia armada no impidió las protestas. Por la mañana tres personas murieron baleadas por las fuerzas del orden: dos en
intentos de saqueo y una mientras hacía cola para comprar azúcar. Por la noche, una turba de casi cien personas atacó la tienda de
Ernestina Ramírez en el pueblo joven Dos de Mayo, en el Callao. Con el pretexto de que ella no abría el local por esperar que
subieran los precios, los agresores rompieron la puerta y se llevaron todo. La revista Domingo, de este diario, recogió su historia.Para
entonces, a despecho de la frase "Que Dios nos ayude" lanzada en la víspera por el ministro de Economía Juan Carlos Hurtado
Miller, millones de peruanos andaban pensando en estrategias para enfrentar la crisis.
Las madres de familia se juntaban en grupos de 30 o 40 personas, cada una aportaba entre 20 y 50 mil intis, y con eso compraban,
por ejemplo, frejoles, pescado, arroz y verduras para hacer sopa y segundo. Antes del shock, algunos comedores incluso daban
lonche, pero después casi todos con las justas alcanzaban a completar el almuerzo. Un solo plato.Las alzas fueron brutales: LA
BOMBA F LA GASOLINA. En treinta veces aumentó el precio de la gasolina. El galón de 84 octanos, que costaba 21.500 intis
costará 675.000 intis. ALIMENTOS. Decretó alzas de precios en alimentos de primera necesidad del orden de 160 por ciento y 300
por ciento. EL DOLAR. El dólar oficial se eliminó. Su cuya última cotización fue de 64.000 intis mientras que en el mercado
de venta libre en Lima se cotizaba en las últimas horas en un promedio de 340.000 intis. LIBRE OPINION. Economistas
independientes indicaron que la cotización podría fluctuar entre 500.000 y 550.000 intis por dólar. LECHE Y OTROS. La lata de
leche evaporada pasará de 120.000 a 330.000 intis; La lata de leche evaporada pasará de 120.000 a 330.000 intis, y el pan francés
que estaba en 9.000 intis, la unidad, ahora tendrá un precio de 25.000. Otro precio mencionado fue el kilo de fideos que saltó de
200.000 a 900.000 intis. AUTODEFENSA. Paralelamente a las medidas de estabilización, se pondrá en marcha un programa de
emergencia social que tendrá un aporte inicial del Estado de 450 millones de dólares. INSOLITO. Para graficar la crisis económica,
el Primer Ministro mostró un billete de 500.000 intis y dijo que hace cinco años con ese monto se podía comprar una casa de 50.000
dólares, pero que ahora esa cantidad solo alcanza para adquirir un tubo de pasta dental.Todos sufrieron la pérdida de su capacidad
adquisitiva y, en los días siguientes, muchos más perdieron su trabajo, su negocio o sus estudios. Una revista reseñó el caso de Abel
Vega, despedido de un taller de metalmecánica porque no tenían cómo pagarle. Y también la historia de 15 obreros de una
empresa de cerámicas que quedaron en la calle. "Trabajamos varios años en la empresa, pero nos han despedido y no nos dieron ni
la bonificación de julio", contó uno de ellos. Fábricas grandes como Inresa o Cuvisa despidieron o dieron vacaciones forzadas a
decenas de operarios.La primera semana que siguió al "fujishock" la incertidumbre fue grande. La revista Caretas, fiel a su estilo,
encabezó algunas de sus notas con un: "Sugerencias prácticas: cómo sobrevivir a la crisis". Y ponía a lo largo de varias páginas
consejos prácticos para parar la olla, ahorrar energía o gasolina, y sacarle la vuelta a la realidad.
Desastre previo
Pero si el fujishock hoy pertenece a la memoria colectiva del país, hay que decir que tuvo como precedente la más grande crisis
económica peruana. Antes del fujimorismo, el gobierno encabezado por Alan García había empezado con grandes expectativas,
pero terminó con una hiperinflación que hacía variar los precios casi de un día para otro.Sally Bowen reseña en su libro "El
Expediente Fujimori" lo que fue acaso el primer error de García: "En su discurso inaugural de 1985, (anunció) que limitaría el pago
de la deuda externa (…) al 10% del valor anual de las exportaciones. Su rebelión, que despertó vanas esperanzas de marcar una
tendencia a ser seguida por otros líderes latinoamericanos, le costó mucho al Perú. El país fue declarado "inelegible" para recibir
préstamos en el futuro". Y mientras García dejaba de pagar, los intereses de la deuda se multiplicaban y la inversión extranjerase
extinguía.No fue su único error. En 1987 García intentó estatizar la banca, pero no pudo ante la férrea resistencia de los banqueros.
El intento incluso dio origen al Movimiento Libertad, que encabezó Mario Vargas Llosa y que llamó la atención sobre el sesgo
autoritario del proyecto. Según la página web Perú Político, "al finalizar el año 1987, la crisis era evidente: la inflación empezó a
galopar (114% en diciembre), la producción se estancó y la balanza de pagos tuvo, en 1987, un saldo negativo". La inflación se
convirtió en hiperinflación y el voluntarioso presidente debió aceptar un "paquetazo" que su ministro Abel Salinas hizo efectivo en
1988.El sociólogo Carlos Reyna, autor del libro "La Anunciación de Fujimori-Gobierno de Alan García 1985-1990", cuenta que ese
ajuste también tuvo consecuencias terribles para la economía de los sectores más pobres. Pero el propio Alan García torpedeó el
efecto. "Ese paquetazo fue el primero de varios ajustes que el gobierno aprista debía hacer. Pero García, afectado por la baja en su
popularidad, decidió dejar de lado los ajustes posteriores. Con ello, el paquetazo del 88 no sirvió para nada. Y cuando le preguntaron
por qué revirtió las medidas, dijo que era "por intuición política". Inconcebible".Lo que siguió fue el aumento del desempleo y la
caída del ingreso. En los dos últimos años del gobierno aprista no hubo cambios: se despidió con niveles de inflación de 50% al
mes. Un desastre. En esa coyuntura llegó el cambio de gobierno.
Alberto Fujimori ganó las elecciones de 1990 afirmando que no aplicaría un shock económico, pero, como ha sido costumbre en su
vida política, faltó a su palabra. Apenas diez días después de asumir el gobierno, aplicó la medida en nombre de "la estabilización
de la economía". El economista Javier Iguíñiz señala que este "paquetazo" fue aplicado para completar el trabajo que ya se había
iniciado con el ajuste de Salinas del 88, al que también considera de dimensiones similares por su efecto en las mayorías pobres.
Mientras el país vivía con precios impagables, los economistas llamaron la atención sobre el punto flaco del shock fujimorista: fue
aplicado sin anestesia. "Se eliminaron los subsidios, se elevaron varias veces los precios de los productos y no hubo aumento
de salarios ni fortalecimiento de los programassociales para paliar el alza", recuerda Iguíñiz. Los más afectados, como siempre,
fueron los asalariados. "De un día para otro se encontraron con un montón de billetes que no valían nada en los bolsillos".En agosto
del 90 los pobres, los obreros, los que ganaban un salario, no tenían nada que vender, solo su trabajo. "Y su trabajo se había reducido
a un tercio. En cambio los empresarios grandes no la pasaron mal. Sus productos costaban más que antes" dice Carlos Reyna. Javier
Iguíñiz completa la idea: "los empresarios grandes podían sobrevivir porque el costo de la mano de obra bajaba". Un analista político
acuñó entonces una frase precisa: precios japoneses, salarios africanos.
Conclusiones
Las causas que originaron la inflación más alta fueron los malos manejos de nuestra economía por parte del gobierno y
su administración, las consecuencias de la inflación trajeron mas pobreza al país, se devaluaron y desaparecieron dos monedas, y
muchos otros desastres como por ejemplo:
 Se incremento la gasolina en un 30%, el servicio postal y telefónico en un 20%, agua y alcantarillado en un 10%.
 Se devalúa el dólar en un 12%, el dólar MUC se fija en 13.95 intis y el dólar financiero en 17.5 intis por dólar americano.
 El tipo de cambio se devaluó en 227% para gran parte de las partidas de importación y se subieron aun más los precios
públicos.
 Los economistas señalaron que se estaba a las puertas de un manejo hiperinflacionario de la economía peruana.
 Los barcos con productos varados en el puerto se negaban a descargar hasta que no se les pagara, las divisas se agotaron
por el mal uso y las colas se alargaban y multiplicaban.
 La inflación acumulada fue de 3000%
 Las remuneraciones y consumo per capita estuvieron por debajo del 50%
 El índice de pobreza solo en Lima ascendió a 43%
 Las reservas internacionales netas del Banco Central de Reserva del Perú cayeron de $894 millones en julio de 1985 a $105
millones en julio de 1990.
 El nivel de subempleo ascendió a 73% un desastroso resultado al termino del gobierno de Alan García
 La producción agrícola nacional cayo ostensiblemente y la importación de productos aumento en un 49%
 El número de horas perdidas por conflictos laborales con el gobierno aumento en 6 millones en 1985 a 124 millones en
1990.
 El gasto social cayo rápidamente
 El ingreso per cápita cayo demasiado, esto nunca se había visto.
 Como consecuencia del mal manejo del gobierno aprista el grupo andino redujo su inversión dentro de nuestro país.
 Apenas se recibió inversión extranjera debido al desastroso manejo de la economía.

Inflación en Perú
Resumen
En economía, la inflación es el aumento sostenido y generalizado del nivel de precios de bienes y servicios, medido frente a un
poder adquisitivo estable. Se define también como la caída en el valor de mercado o del poder adquisitivo de una moneda en una
economía en particular, lo que se diferencia de la devaluación, dado que esta última se refiere a la caída en el valor de la moneda de
un país en relación a otra moneda cotizada en los mercados internacionales, como el dólar estadounidense, el euro o el yen.
La existencia de inflación durante un período implica un aumento sostenido (ya que se incrementa a medida que pasa el tiempo) del
precio de los bienes en general. Para poder medir ese aumento, se crean diferentes índices que miden el crecimiento medio porcentual
de una canasta de bienes ponderada en función de lo que se quiera medir.
El índice más utilizado para medir la inflación es el "índice de precios al consumidor" o IPC, el cual indica porcentualmente la
variación en el precio promedio de los bienes y servicios que adquiere un consumidor típico en dos periodos de tiempo, usando
como referencia lo que se denomina en algunos países la cesta básica.
Existen otros índices como son el "índice de precios al mayorista" (IPM) y el "índice de precios al productor", los cuales difieren
del IPC en que no incluyen gravámenes e impuestos, ni la ganancia obtenida por mayoristas y productores. Estos índices son
utilizados para hacer mediciones específicas en el comportamiento de la economía de un país, pero no utilizados como índices
oficiales de inflación.
También existen índices para otros sectores de la economía, como el índice de precios de los bienes de inversión, que también son
muy útiles en sus respectivos campos.
El IPC es el índice más usado, aunque no puede considerarse como una medida absoluta de la inflación porque sólo representa la
variación de precios efectiva para los hogares o familias. Otro tipo de agentes económicos, como los grandes accionistas, las
empresas o los gobiernos consumen bienes diferentes y, por tanto, el efecto de la inflación actúa diferente sobre ellos. Los factores
de ponderación para los gastos de los hogares, o de presupuestos familiares, se obtienen mediante encuesta. En el IPC no están
ponderados ni incluidas otras transacciones de la economía como los consumos intermedios de las empresas ni las exportaciones ni
los servicios financieros. No obstante, dado que no hay forma exacta de medir la inflación, el IPC (que se basa en las proporciones
de consumo de la población) se considera generalmente como el índice oficial de inflación.
El diferencial de inflación es la diferencia entre los niveles de inflación de un país y los de su entorno económico y a corto plazo
tiene efectos importantes sobre la balanza comercial de los países.

Definición
Prácticamente se define como el desequilibrio entre la oferta y la demanda de bienes y servicios que se refleja en un aumento
generalizado y sostenido del nivel general de precios.
Otros autores señalan que es una baja en el valor del dinero debido a la alza de precios. Aunque la definición mas acertada es la
situación económica que se caracteriza por un incremento permanente de los precios o una disminución progresiva en el valor de la
moneda, ocasionada por el aumento del monto de dinero en circulación en comparación con los bienes y servicios disponibles.
Y de esta manera se pueden encontrar definiciones similares y es que, este problema macroeconómico, es la causa de innumerables
consecuencias, que a lo largo de los años ha cobrado vidas y hasta el futuro de diferentes países.

Causas
La inflación, como fenómeno económico tiene causas y efectos. La definición de sus causas no es una cuestión sencilla debido a
que aumento generalizado de los precios suele convertirse en un complejo mecanismo circular, del cuál no resulta sencillo
determinar los factores que impulsan al incremento de los precios.
Esta dificultad para determinar las causas de la inflación, ha sido el motor que impulsó a diversos teóricos a ensayar diferentes
explicaciones sobre los procesos inflacionarios. Las teorías explicativas suelen agruparse en tres categorías. Por una parte, están las
que consideran como explicación de la inflación un exceso de demanda agregada, o sea inflación de demanda.
Por otra parte, se encuentran aquellos que apuntan a la oferta agregada como disparadora del proceso inflacionario, esto es lo que
se denomina inflación de costos. Por último, existe un grupo de teóricos que entienden a la inflación como el resultado de rigideces
sociales, esto es lo que se denomina inflación estructural.

Los Déficit Fiscales, su financiación a través de emisión y la inflación,


El déficit fiscal es un posible disparador de un proceso inflacionario. Por una parte, suponiendo que partimos de una situación de
equilibrio entre oferta agregada y demanda agregada, un incremento en el gasto del gobierno sin que sea acompañado por un
incremento similar en los ingresos tributarios, generará tanto un exceso de demanda agregada, como un incremento en el déficit
fiscal. Este hecho es el que señalan los keynesianos como disparador del proceso inflacionario.
Los monetaristas también suponen que es un exceso de demanda agregada lo que enciende el proceso inflacionario, pero difieren
con los keynesianos respecto a la causa que genera ese exceso de demanda.
Desde su concepción, es un incremento en la oferta monetaria, vía mayor disponibilidad de liquidez, lo que provoca el incremento
de la demanda agregada. Por lo tanto, si el Estado, luego de haber agotado todas las fuentes de crédito privado, recurre a financiarse
a través de incrementos en la emisión de moneda, generará un exceso de liquidez que se traducirá en exceso de demanda e incremento
generalizado en los precios.

Cuando un gobierno acarrea una pesada deuda, cada le vez resultará más complicado conseguir financiamiento genuino. Cuando
las fuentes de crédito se agotan y los déficits son persistentes, los gobiernos suelen recurrir a la impresión de moneda como último
instrumento para financiar sus gastos. La emisión no genuina, es decir un incremento en la oferta de dinero no acompañado de un
aumento en la demanda de moneda, genera un incremento en los precios.
La financiación de un déficit mediante emisión, tiene efectos diferentes según se trate de un régimen de tipo de cambio fijo o flexible.
Como se verá, a los países que tengan déficit presupuestario crónico y de alta magnitud, les resultará complicado en extremo
mantener un tipo de cambio fijo y tendrán que optar por pasar a tipo de cambio flotante o, al menos, hacer frecuentes ajustes de la
paridad monetaria.

Déficits fiscales con tipo de cambio fijo


Cuando una economía que opera bajo un sistema de tipo de cambio fijo ha agotado sus fuentes de financiamiento provenientes de
préstamos directos del público, interno y externo, la única herramienta que le queda para financiar el exceso de gastos sobre los
ingresos es tomar préstamos del banco central.
Cada vez que el gobierno intente financiarse a través de préstamos del banco central, incrementará la base monetaria, pero dado que
los saldos monetarios que se demandan permanecen constantes se generará un exceso de oferta de dinero. Las familias convertirán
los saldos monetarios excedentes en activos externos, presionando hacia la devaluación del tipo de cambio. Como el banco central
está comprometido a mantener el valor de la moneda doméstica a un nivel dado, deberá cambiar el exceso de moneda nacional por
divisas. Este proceso continuará hasta que la oferta de dinero retorne a su nivel inicial e iguale a la demanda por saldos monetarios
que se mantuvo constante durante todo el proceso.

Inflación Monetaria
Toma expresión por medio de la teoría cuantitativa del dinero suponiendo producto fijo, paridad del poder de compra y libre
movilidad de capitales .
Analizando el caso de Sudamérica se observa que el origen de una alta inflación se encuentra en el grande y persistente déficit fiscal
que el banco central monetiza, de allí la importancia de esta teoría.
Comenzamos analizando un modelo de déficit bajo tipo de cambio flotante: este déficit se puede cubrir tomando préstamos,
reduciendo reservas o imprimiendo moneda. Suponemos que ya no podemos contar con las primeras dos opciones, como suele
ocurrir cuando el déficit es persistente en el tiempo, por lo tanto queda la tercera opción. Al financiar el déficit, el Banco Central
provoca un incremento en la oferta nominal de dinero. Entonces (dados los precios y la tasa de interés), las familias intentan
convertir en activos externos los saldos no deseados, generando una depreciación y por la PPP, concluye en un aumento del precio.
A este procedimiento del aumento del precio por monetización del déficit se lo considera como un impuesto inflacionario ya que
los poseedores de dinero pierden su poder adquisitivo. Se dice que es una forma de aumentar los impuestos sin necesitar la
aprobación de las cámaras legisladoras.
Ahora si analizamos un modelo de déficit bajo tipo de cambio fijo, el proceso seria similar con la diferencia de que en un principio
el gobierno puede financiarse mediante reservas hasta que se agoten, donde entra en juego una devaluación o flotación del tipo de
cambio obteniendo igual resultado que el punto anterior.
De esta manera se podría desarrollar infinidad de causas, pero al igual que existe sus causas podemos describir sus consecuencias.
CONSECUENCIAS
Como es de saber, la inflación provoca graves distorsiones en el funcionamiento del sistema económico debido a su
imprevisibilidad. Si se pudiera predecir con absoluta exactitud la fecha y la cuantía de la subida de precios de cada uno de
los productos, los únicos perjuicios provendrían del trabajo de corregir las etiquetas o los menús.
Los problemas provocados por la inflación se derivan precisamente de su imprevisibilidad ya que ni todos los productos ni todos
los factores subirán sus precios al mismo tiempo ni en la misma proporción. Y cuanto mayor sea la tasa de inflación, más amplio
será el margen de error en las expectativas de los agentes económicos y por tanto mayor la sensación de inseguridad.
Los precios son una vía por la que se transmite la información necesaria para que los consumidores decidan correctamente qué
deben adquirir y para que las empresas calculen qué y cuánto deben producir. Si los precios están cambiando continuamente, dejan
de cumplir su función informativa; los consumidores serán incapaces de saber si un supermercado tiene los precios más bajos que
otro; los supermercados perderán el estímulo para mantener los precios bajos y serán incapaces de predecir los efectos sobre
la demanda de una subida de los precios de mayor o menor cuantía. Los efectos de la inflación sobre la distribución de las rentas
consisten esencialmente en el desplazamiento de riqueza de los acreedores hacia los deudores. El individuo que haya prestado dinero
observará cuando lo recupere que lo que percibe tiene menos valor que lo que prestó. Los ahorradores son castigados con la pérdida
de valor de sus fondos. Los que han gastado por encima de sus ingresos, en cambio, reciben un premio a la imprevisión y el derroche.
En general, todos los perceptores de rentas fijas (jubilados, pensionistas, rentistas propietarios de títulos de renta fija, propietarios
de viviendas en alquiler con contratos no indiciados) verán reducir la capacidad adquisitiva de sus ingresos. Los que deben abonar
esas rentas (el Estado, las empresas emisoras, los inquilinos) percibirán un inmerecido beneficio. El Estado verá también aumentar
sus ingresos fiscales: cuando los impuestos son proporcionales o progresivos, las tasas impositivas estarán gravando rentas de menor
cuantía en términos reales; además, el número de familias perceptoras de rentas exentas se verá reducido.
Por otra parte la inflación actúa como un impuesto encubierto: si, por ejemplo, el banco central pone en circulación billetes que,
pasado un año, ven reducido su valor en un 25%, los que hayan estado en posesión de esos billetes durante un año habrán sufrido
una recaudación forzada de la cuarta parte de sus fondos en efectivo; otros beneficiados por este impuesto, además del banco emisor,
son todos los bancos que participan en el proceso de creación de dinero.
El aumento del riesgo provocará un aumento en el coste del dinero. Los tipos de interés a que se prestará el dinero deberán
incrementar la retribución habitual por dos conceptos: la necesidad de cubrir la depreciación del principal y el riesgo por no poder
prever con exactitud esa depreciación.
La inversión se verá desalentada por muchas razones. Además del aumento en los tipos de interés, el empresario encontrará
dificultades adicionales para prever los beneficios de su actividad debido a la inseguridad en los precios futuros de los factores, los
productos intermedios y los productos finales. Solo se iniciarán las empresas más prometedoras.
En épocas de fuerte inflación, las inversiones más seguras y rentables suelen ser las de carácter especulativo: las joyas y obras
de arte, los inmuebles, las divisas y los valores extranjeros, actúan como depósito incorruptible de valor; al coincidir una oferta muy
rígida con un gran aumento de la demanda, sus precios pueden crecer de forma desorbitada, proporcionando así beneficios muy
superiores a los de cualquier inversión productiva.
TIPOS DE INFLACIÓN
Existen dos tipos de inflación; por un lado tenemos aquella que se conoce con anticipación y se incorpora a las expectativas de los
agentes económicos; por otra parte, la inflación puede ser no anticipada por los agentes económicos, que es la que se presenta antes
de que los individuos hayan ajustado sus expectativas.
Inflación Anticipada
 Los agentes tratarán de minimizar dicha pérdida reduciendo sus saldos medios de dinero.
 Se asignará mayor parte de la riqueza al consumo de bienes durables, como medio de protección contra el impuesto
inflacionario.
 El proceso de actualización de los precios nominales implica costos reales asociados a las erogaciones que deben realizar
los comerciantes en el proceso de demarcación.
 La inflación puede generar distorsiones en la presión tributaria. Por ejemplo, suponiendo que los tramos de impuesto a los
ingresos se fijan en términos nominales, con el paso del tiempo los ingresos nominales se incrementarán, y la gente se
desplazará a tramos tributarios más altos, incrementándose así su tasa tributaria marginal. De esta forma, una persona cuyo
ingreso real antes de impuestos es constante sufrirá un incremento gradual en sus obligaciones tributarias y la pérdida
consiguiente de ingreso disponible, debido simplemente a la inflación. Mientras mayor sea la variación en los precios,
mayores serán los costos implicados.
 La inflación también implica costos para el Estado, ya que socava el valor de los tributos que recauda. Esto se debe a que
existe un lapso de tiempo entre el momento en que se produce el gasto del Estado y el momento en que se recaudan los
impuestos para cubrir dichas erogaciones. En muchos países, durante este tiempo de rezago, no existe ningún mecanismo
para mantener el valor real de la obligación tributaria. Este fenómeno se conoce como el efecto Oliver-Tanzi, que puede
llevar a un círculo vicioso. Un incremento del déficit fiscal se traduce en un aumento en la inflación, que a su vez, reduce
los ingresos tributarios; menores ingresos tributarios, por su parte, incrementan aún más el déficit fiscal, y así
sucesivamente
Inflación no anticipada
Los principales efectos de la inflación no anticipada son re distributivos. Las sorpresas en las tasas de inflación conducen a
desplazamientos del ingreso y la riqueza entre diferentes grupos de la población. Durante un proceso inflacionario, los deudores se
verán beneficiados a costa de los acreedores, ya que la inflación socava las tasas reales de interés. Dependiendo del grado de aumento
en los precios las tasas reales de interés pueden volverse negativas, lo que termina favoreciendo claramente a los sujetos que tomaron
préstamos.
En general, todos los poseedores de activos financieros que tengan una tasa de rendimiento nominal fija, sufrirán una pérdida ante
aumentos en la tasa de inflación. Para evitar el desgaste que sufren estos activos frente al aumento en los precios, se han desarrollado
instrumentos indexados, que se comprometen a pagar una tasa de interés real o, dicho de otra manera, ajustan la tasa de interés
nominal que pagan por un índice que evita la pérdida de valor provocada por el aumento en los precios.
Los efectos re distributivos de la inflación inesperada también se manifiestan dentro del sector familias. Los propietarios de
viviendas hipotecadas resultarán beneficiados al ver que la cuota de su hipoteca disminuye en términos reales. Por otra parte las
personas mayores, mantienen más saldos nominales que las más jóvenes, por este motivo un proceso inflacionario redistribuye
ingresos a favor de los individuos de menor edad.
También se ven sujetos a una puja re distributiva los sectores asalariados. El aumento en los precios socava el salario real de los
trabajadores contratados. Aun cuando los contratos laborales incluyan cláusulas de ajuste, la efectividad de estás para evitar la
pérdida de los ingresos de los trabajadores, se ve reducida ya que los contratos se revisan esporádicamente mientras que el aumento
en los precios es un proceso continuo, de esta forma los ajustes en los contratos sólo logran mejorar por cierto tiempo el salario real,
a medida que la inflación sigue su curso ascendente, los salariosreales vuelven a caer. De esta forma, el proceso inflacionario no
solo disminuye el salario real sino que también afecta su variabilidad.
Por otro lado tenemos el problema de la Hiperinflación, que también es considerada como un tipo de inflación.
La Hiperinflación es una inflación muy elevada, según Philip Cagan es aquella que sobrepasa el 50 por ciento mensual.
El Perú se dio en caso de Hiperinflación, marco histórico que veremos a continuación.
INFLACIÓN EN EL PERÚ
Reseña histórica
En la década de los ochenta, la economía padeció de hiperinflación, mientras declinaba el rendimiento per cápita, y se incrementaba
la deuda externa. A mediado de los 80s, Perú estaba marginado del apoyo del FMI y del Banco Mundial, debido a sus grandes
atrasos en la deuda.
Y toda la responsabilidad recae en el señor Alan García Pérez del Partido Aprista Peruano (APRA) que subió al poder político en
los años de 1985 a 1990 y que ahora pretende nuevamente el Palacio de Pizarro en Lima.
Los peruanos que votaron por Alan García, pensaron que verdaderamente el APRA iba a gobernar para el pueblo, pero fue todo lo
contrario. Sólo los primeros 18 meses intentó mejorar el panorama socio económico, pero después vino el desastre con los famosos
"paquetazos" que estresaron a la población. Daré a conocer los principales desatinos del aprismo y por lo tanto de su caudillo y
egocéntrico Alan García.
 1.- Se incrementó la gasolina en 30 %; el servicio postal y telefónico 20 %; agua potable y alcantarillado 10 %.
 2.- Se devalúa el dólar en 12 %; el dólar MUC (moneda única de cambio), se fija en 13.95 intis y el dólar financiero en
17.5 intis por dólar norteamericano. Después de año y medio del gobierno aprista, los desequilibrios macroeconómicos se
hacían insostenibles.
 3.- El aprismo aplica la política de precios con 4 categorías: los controlados propiamente dicho, los de régimen especial,
los regulados y los supervisados.
 4.- Ese gobierno siempre recurrió a los recursos del Estado para impulsar un funcionamiento privado a corto plazo
compatible con una baja inflación aparente. Después de 2 años de experimento de una política económica improvisada, el
gobierno aprista de Alan García fue autodestruyéndose. Las empresas no invirtieron en el país y sólo se limitaron a
aumentar la producción y los precios.
 5.- A partir del tercer año de ese gobierno o desgobierno vinieron las reacciones de la población frente a los ajustes de los
llamados "paquetazos", seguido de las colas que tenían que hacer todos para conseguir una cierta cantidad de productos de
primera necesidad como son leche, pan, arroz, azúcar.
 6.- A todo eso se sumó la especulación por parte de los comerciantes para proteger su capital.
 7.- Desde Mayo de 1988 que comenzaron los "paquetazos", los ajustes en la economía nacional se fueron incrementando.
 8.- El tipo de cambio se devaluó en 227 % para gran parte de las partidas de importación y se subieron aun más los precios
públicos.
 9.- A nivel político se observaba una situación crítica y compleja por efecto de las drásticas medidas, la reducción de los
ingresos, la estatización de labanca, el incremento de la burocracia.
 10.- Los economistas señalaron que se estaba a las puertas de un manejo hiperinflacionario de la economía peruana.
 11.- Los efectos de la desastrosa política aprista se mostró no sólo con las colas interminables para conseguir los productos
alimenticios, sino que se produjeron huelgas, desabastecimiento, violencia, especulación.
 12.- Alan García hizo un anuncio el 19 de Noviembre de 1988, de que se iba a tomar nuevas medidas y que se iba a retirar
de la política al finalizar su mandato. Mandó otro paquetazo de ahorcamiento a la población y mintió porque no se retiró
de la política.
 13.- En los diarios capitalinos sólo se informaba de huelgas, de colas para conseguir cualquier producto. Pequeños
empresarios entraban en colapso y las familias sufrían todas las consecuencias.
 14.- Los barcos con productos, varados en el puerto se negaban a descargar hasta que no se les pagara. Las divisas se
agotaron por el mal uso. Las colas se alargaban y multiplicaban.
 15.- El 22 de Noviembre de 1988 aparece Sendero Luminoso, iniciando el derrumbe de 32 torres de alta tensión, dejando
sin luz a poblaciones desde Chiclayo hasta Marcona.
 16.- "La población limeña ha entrado en un estado de shock. La contaminación del agua potable, el avance de la violencia,
la falta de electricidad, la ausencia de pan y transportes, las alzas, la crisis política, todo eso condensado en un solo día era
demasiado".
 17.- Alan García siguió una política egocéntrica, caudillista y un extremado centralismo político. Los analista de esos años
afirmaron que el gobierno aprista dejó al Perú en un colapso.
OTROS DESASTRES EN CIFRAS
Inflación acumulada: 2,178.482 %
 Remuneraciones y consumo per capita por debajo del 50 %
 * El índice de pobreza sólo en Lima Metropolitana ascendió a 43 %
 * Las reservas internacionales netas del BCRP (Banco Central de Reserva del Perú) cayeron de 894 millones de dólares en
Julio de 1985 a 105 millones de dólares a Julio de 1990.
 * El nivel del subempleo ascendió a un desastroso 73 % al término del gobierno aprista.
 * La producción agrícola nacional cayó ostensiblemente y la importación de productos aumentó un 49 %
 * El número de horas perdidas por conflictos laborales con el gobierno, aumentó de 6 millones en 1985 a 124 millones en
1990.
 * El gasto social cayó estrepitosamente.
 * El ingreso per capita cayó en un record, nunca antes visto
 * Como consecuencia del mal manejo del gobierno aprista, el Grupo Andino redujo la inversión en el Perú
 * Durante ese gobierno de Alan García, el Perú apenas recibió inversión extranjera debido a su desastroso manejo de la
economía.
Esto es una breve reseña de lo que se vivió en el Perú a mediados de los años 80s, ya que como principal consecuencia de acuerdo
a nuestro tema, fue una inflación de 2,178.482 % considerada una hiperinflación y la mas alta a lo largo de la historia peruana y
mundial.
Lamentablemente la terrible inflación empobreció y afectó más a la clase proletaria que a cualquier otra, se hizo común el trueque
de mercancías ya que los billetes que se tenían en la mañana perdían su valor adquisitivo en la tarde.
Afortunadamente, la realidad es distinta, ya que el Perú muestra un gran crecimiento económico.
En el 2006 la inflación anual fue 1,2%, lo que motivó que el BCR no cumpliera la meta de inflación, que había fijado –ya desde
hace varios años– en un piso de 1.5% y un techo de 3.5% anual. Como se preveía que en el 2007 la inflación podría ser incluso
inferior a la del 2006, el nuevo directorio del BCR prefirió "curarse en salud", lo que hizo bajando el piso y el techo, para el 2007,
a 1% y 3%, respectivamente.
Pero sucede que este año la inflación ha repuntado, pues ha sido 1.91% en el I Semestre. Aquí es bueno precisar que estos rangos
de inflación son pequeños y nada tienen que hacer con la hiperinflación del primer gobierno de Alan García.
Pero, de todas maneras, el BCR decidió otra vez "curarse en salud" y, para prevenir cualquier aumento adicional de la inflación,
a principios de mes aumentó la tasa interbancaria en 0.25%, de 4.50 a 4.75%. Para el BCR, la medida "tiene un carácter preventivo
(...) y se adopta para continuar manteniendo ancladas las expectativas de baja inflación frente al robusto crecimiento que viene
registrando la demanda interna" .
Cuando se revisan las cifras del INEI, se aprecia que la inflación más alta está en Alimentos y Bebidas, con 1.40%, la que se obtiene
al multiplicar su ponderación en la Canasta del INEI (49.58) por su inflación (2,83%). Nótese, también, que Alimentos y Bebidas
es casi la mitad del gasto de los hogares considerados en la canasta del INEI. También aumenta Alquileres, Combustible y
Electricidad (subió la gasolina) que contribuye con 0.13%, junto con Enseñanza y Cultura, con 0.16%. La suma de estos rubros es
1.69%, de un total de inflación de 1.91%.
Al desagregar Alimentos y Bebidas (rubro A), vemos que han subido el pan y los cereales (0.27%, maíz, sorgo, arroz), las carnes y
el pollo (0.23%), la leche, quesos y huevos (0.28%) y las hortalizas y legumbres frescas (0.33%, zapallo, zanahoria, arveja verde).
Esto se debe en buena medida al aumento del precio internacional del trigo, el maíz y la soya, pues se utilizan para el pan y el
alimento para aves y animales. Solo la suma de estos cuatro sub. rubros llega a 1.11% en el I Semestre, de un total de 1,91%.
El aumento Alimentos y Bebidas golpea más a las clases populares (sectores D y E), pues le destinan una mayor parte de
su presupuesto familiar, en comparación con los sectores A y B. Eso explica por qué buena parte de las plataformas de las protestas
incluyen los precios de los alimentos –y de la gasolina–.
En este caso, el problema de fondo es que somos un país importador neto de alimentos, que sufre los aumentos de los precios
internacionales. Revertir esta situación forma parte de una política de soberanía y seguridad alimentaria, lo que le concierne al
gobierno central y no al BCR. Mientras eso no se encare, la situación se puede agravar, antes que solucionarse.

¿Actualmente la inflación es un problema?


En el actual contexto de expansión económica (50 meses de continuo crecimiento), crecimiento de la emisión primaria (31% en
septiembre del 2005 respecto de septiembre del 2004) y altos precios de petróleo (39% mayor en el período enero-septiembre del
2005 respecto del mismo período del 2004), es de esperar que la inflación sea un problema. Sin embargo, con el resultado de
septiembre (inflación doce meses de 1,11%) se acumulan cuatro meses de tasas por debajo del rango objetivo del BCR (1,5%-3,5%).
Existen factores que están presionando a la inflación hacia bajas tasas:
- El crecimiento de la economía es moderado y con una distribución tal que no ejerce un gran impulso en el consumo privado
- La mayor oferta de productos agrícolas debido a la recuperación de la sequía del 2004 y la sobreproducción de algunos productos
importantes en la canasta del consumidor (arroz y papa, entre otros).
- Las empresas no están incrementando en gran medida los precios finales.
- Reducción de márgenes de ganancia: en los últimos dos meses, el crecimiento del IPM a doce meses ha sido mayor al crecimiento
del IPC a doce meses.
- Menores costos de financiamiento: en septiembre del 2005, tasa de interés promedio en soles fue 2,4% menor que en septiembre
del 2004.
- Ajuste por costos laborales: el incremento de la productividad de los trabajadores no se refleja en mayores ingresos reales: en el
período enero-septiembre 2005, la productividad de los trabajadores en Lima Metropolitana se incrementó 2,7%, las horas trabajadas
0,9% y el ingreso real se redujo 1,2%.
- El esfuerzo del Gobierno por mitigar los efectos de los mayores precios del petróleo sobre el precio de los combustibles (reducción
del ISC a los combustibles y a través del Fondo de Compensación de los Precios de los Combustibles).
Es probable que estos factores se sigan manteniendo, lo que podría garantizar un período con pocas presiones inflacionarias en los
próximos meses.

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