La acción pastoral de Jesús, continuada por la Iglesia posee las siguientes dimensiones: la relación con el padre, proclamación del reino, el grupo de los doce o la comunidad con la cual se desenvuelve. La relación con el padre: se evidencia en el estudio de la cristología de hoy; están y ponen como base del accionar de cristo al relacionarse con el padre. Siendo el padre el que da una misión que gobierna y orienta todo. Pero sobre todo es aquel que le importa la vida de los hombres y da una misión. Proclamación del Reino: un reino en el que el protagonista es Dios y su voluntad salvífica en su gratitud y en su amor. La definitividad de su manifestación que exige una postura. Su cumplimiento se presenta como una bienaventuranza. Es decir, cómo un estado de gracia que comienza aquí y se proyecta, orienta y guía al cumplimiento definitivo y que inicia en la historia de cada uno, en su conversión. Con la vida de Jesús el reino adquiere características nuevas. Primero la centralidad de Cristo como proyecto de vida. Él representa el reino y lo personifica. Su llegada es universal y preferentemente para aquellos que a primera vista se consideraría excluidos, es decir, pobres, pecadores, enfermos, extranjeros y mujeres. El grupo de los doce ha de ser el germen inicial de la Iglesia. El Reino es el lugar por el cual se emplazan los seguidores que han hecho de su vida y comparten hasta beber de su cáliz. Se convierten en agentes a transformar su realidad de su entorno y sus vidas desde su contacto y aceptación del mismo Jesús.