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Foro 2.

 Discute la pertinencia de proponer alternativas de política macroeconómica que


permitan revertir las tendencias de lento crecimiento.

Existe un amplio consenso con relación a que la economía mexicana experimentó una
estrategia de crecimiento muy exitosa durante el periodo 1945–1970 y que desde fines
de los años sesenta comenzaron a aparecer graves problemas estructurales que
avisaban sobre el agotamiento del modelo de sustitución de importaciones. Fueron el
incremento del endeudamiento externo (1970–1976) y luego el auge petrolero (1978–
1981) los factores que recuperaron transitoriamente las tasas de crecimiento de las
décadas anteriores. La crisis de balanza de pagos de 1982–1983 resultó ser el
elemento final que definió una nueva estrategia de crecimiento basada principalmente
en la privatización de la actividad productiva y en la apertura internacional (comercial
y financiera) irrestricta. En el Plan Nacional de Desarrollo 1983–1988 (De la Madrid
1983) se planteó la necesidad de realizar las reformas estructurales necesarias que
favorecieran la exportación de manufacturas y se convirtieran así en un motor del
crecimiento.

A pesar de que desde entonces México entró en un intenso proceso de inserción en la


globalización, lo cierto es que el crecimiento del producto per cápita ha sido
decepcionante. Si bien durante la década de los ochenta hubo un entorno económico
mundial de lento crecimiento, en los años siguientes hubo una importante recuperación
que no se observó en la economía mexicana, por lo que la explicación debe buscarse
en dos hechos importantes. Por un lado, en la mala gestión estatal que fue incapaz de
generar o concretar los cambios estructurales e institucionales de largo alcance que
permitieran construir un nuevo basamento para la acumulación y el crecimiento,
fincados en una nueva modalidad de industrialización; y, por otro lado, en la apuesta
errónea de que el libre comercio y las privatizaciones, en ausencia de dirigismo
gubernamental —mejor expresado en una política industrial moderna—, generarían por
sí mismas un nuevo y más alto sendero de crecimiento.

Cárdenas, E., "Los problemas económicos contemporáneos en perspectiva histórica",


en D. Brothers y L. Solís (comp.), México en busca de una nueva estrategia de
desarrollo, Fondo de Cultura Económica (FCE), núm. 74, Colección Lecturas, 1992.

 ¿De qué manera se podría estimular los componentes de la demanda agregada


para que propicien condiciones favorablesen el crecimiento de la economía
mexicana?

La liberalización económica y la política de estabilidad no generan condiciones


rentables para la inversión productiva, ni aspectos financieros y macroeconómicos
necesarios para el crecimiento sostenido de la economía, por lo que han llevado a ésta
a depender de la entrada de capitales.

Esto coloca límites a la baja de la tasa de interés, así como a la expansión del gasto
público y a la flexibilización del tipo de cambio, debido a que generarían expectativas
inflacionarias y devaluatorias que, a su vez, comprometerían las condiciones de
rentabilidad y confianza exigidas por el capital financiero. La economía queda
condenada por tanto a contextos de bajo crecimiento económico y de extranjerización.
La política monetaria y fiscal de estabilización no genera la liquidez suficiente para
encarar los problemas de insolvencia y estancamiento, sino por el contrario, actúa en
forma pro-cíclica ante la vulnerabilidad externa. El banco central, ante el temor de la
inflación y la desestabilidad del tipo de cambio, reacciona estableciendo una relativa
alta tasa de interés, y deja de actuar como prestamista de última instancia. Ello, junto
con la política de disciplina fiscal, hace que persista la baja dinámica de acumulación,
lo que restringe la disponibilidad crediticia y el crecimiento de la economía mexicana.

La economía se fragiliza e incrementa su vulnerabilidad externa, tanto por la


contracción del mercado interno, derivada de las políticas predominantes, como por las
presiones sobre el sector externo, lo que lleva a que la dinámica económica pase a
depender en gran medida de variables externas, es decir, de la dinámica de las
economías desarrolladas, así como de la entrada de capitales.

En el contexto de la liberalización financiera y de grandes requerimientos de entrada


de capitales, las políticas monetaria, cambiaria y fiscal no pueden flexibilizarse debido
a que si reduce la tasa de interés, si se flexibiliza el tipo de cambio en torno al
diferencial de precios internos y externos, y si se incrementa el gasto público, habrá
presiones sobre precios y el tipo de cambio; esto afectaría las condiciones de
estabilidad y confianza deseadas por el capital financiero, propiciaría salida de capitales
y menor entrada de éstos, se desestabilizarían los mercados financieros y se
comprometería al financiamiento del déficit externo y al propio proceso de
liberalización económica.

De tal forma, la tasa de interés se separa de la tasa de ganancia en la esfera


productiva, por lo que el costo de la deuda crece en mayor proporción que la capacidad
de pago, lo que restringe la disponibilidad de créditos a dicho sector.

Arestis, Philip y Malcom Sawyer, 2003, "On the Effectiveness of Monetary Policy and Fiscal Policy",
en The Levy Economics Institute, Working Paper Núm. 369

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