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Marsella
Un hombre camina hacia la derecha, mirando hacia el horizonte, mientras que un animal
camina con dos patas detrás de él. El paisaje es bastante árido, solo se pueden ver unos
pocos arbustos, el hombre sostiene un bastón con su mano derecha mientras que con la
izquierda carga otro bastón del que cuelga una bolsa. Lleva la vestimenta de un bufón y
parece joven, aunque su barba es blanca.
Podemos percatarnos de los colores de su ropa, o de dónde está cada color. Podemos
notar que mientras su rostro es de color piel, sus manos son blancas. Además, y
dependiendo de nuestro nivel de conciencia, de nuestra herencia cultural, de nuestro
medio social, de nuestro conocimiento, etc., de manera instantánea cargaremos esa
percepción con referencias. Mientras que esas referencias no paralicen nuestra percepción
de la carta, fijando en ella solamente y para siempre un significado, pueden ser útiles. La
clave está en mirar, en lugar de asumir.
¿Pero, qué está ocurriendo?
¿Está ese animal arañando los genitales del hombre? ¿Quiere arrancárselos, o se las está
dando diciéndole, “¡Toma, que no se te queden!”? ¿Es un perro o un gato? ¿Es un enemigo
o un aliado? ¿Está molestando al hombre, reteniéndolo, o está obligándolo a acelerar su
paso? ¿Está intentando rescatar a sus pequeños cachorros o gatitos cautivos dentro de la
bolsa que carga el hombre? ¿Va el hombre a arrojarlos al río, o va al río a lavar su ropa
interior? ¿Es ese gato tu suegra? ¿O eres tú el gato y el hombre es tu suegra?
La respuesta correcta, por supuesto, es “Todas las anteriores.”
Cada vez que miremos a “Le Fou” veremos que está ocurriendo algo diferente.
Dependiendo de nuestro punto de vista, la carta contendrá diferentes narrativas. Cada
nueva mirada a la carta nos aportará una comprensión diferente de la situación, y por
analogía, la respuesta de ese día nos conectará con una situación o evento específico en
nuestras vidas. Cada vez que miremos a “Le Fou”, “Le Fou” nos llevará de regreso a…
nosotros.
¿Cómo se siente?
La segunda pregunta se relaciona con la idea de anamnesis. Por medio de la analogía,
buscamos nuestras memorias de aquellos momentos en nuestra vida que pueden estar
ilustrados por la imagen de la carta. “¿Cómo se siente?”, pero no deberíamos responder con
nuestro intelecto. Respondemos con nuestra memoria. No debemos de mirar hacia ningún
otro lugar, pues ya lo sabemos. Ya hemos estado ahí. Una o más veces en nuestras vidas
hemos experimentado lo mismo que sentimos cuando miramos la carta. Estos sentimientos
son los que recordamos.
Cuando miramos a “Le Fov”, vemos al animal y nos percatamos de sus afiladas garras en
los genitales de “Le Fov” y nos preguntamos. “¿Cómo se siente?”, y recordamos… a ese
primo fastidioso que siempre se estaba burlando de nuestros proyectos; al esposo que no
nos dejará hacer ese viaje; a la esposa que no apoyará nuestro deseo de abandonar la
compañía y comenzar nuestro propio proyecto; a ese proveedor extranjero que nos “tiene
cogidas las pelotas”; a la abuela que siempre nos apoya, diciéndonos: “¡recuerda quien
eres!”; a esa maldita señora de los gatos que vive al lado y que terminará forzándonos a
mudarnos…
Recuerdo una ocasión en la que le mostraba las cartas a una joven. De repente, se quedó
paralizada, y señalando a “Lermite”, dijo, “¡Odio esa carta!” Le pregunté si la había visto
antes, y respondió, “No.” Coloqué la carta sobre la mesa y le pregunté, “¿Dónde está tu
padre?”
“Siempre trabajando.”
“¿Y tu madre?”
“Trabajando, siempre trabajando.”
“¿Dónde estás tú?”
Respondió, “¡Siempre estoy sola!”
“¿Fue odio a primera vista?” Para nada. Fue un perfecto ejemplo de anamnesis. La carta
provocó en ella un flujo de recuerdos relacionados con la idea de sentirse como un
“Ermitaño”, recuerdos de haber estado sola en casa mientras sus padres trabajaban. Uno
de los sentimientos más prevalentes en toda su vida estaba allí, representado por una sola
imagen.
También tengo una cliente asidua que elige cartas que la ayudan a recordar cosas
positivas. Cosas que había experimentado en su vida y que le gustaría sentir de nuevo. Elige
dos o tres cartas, las memoriza, y se las lleva “consigo”, utilizando estas cartas como
“talismanes cognitivos” durante toda la semana. Si en algún momento dado se siente
molesta, deprimida o débil, se acuerda de una de estas cartas, y la carta la conecta con estas
experiencias previas en su vida cuando se sentía triunfante, realizada y fuerte. ¡Con ella, no
hago lecturas, simplemente soy su… traficante de símbolos!
Este proceso no ocurrirá necesariamente con la misma intensidad en todos nosotros. De
hecho, no lo experimentaremos con la misma intensidad cada vez que veamos cada carta.
Aunque, preguntarnos “¿Cómo se siente?” ayudará a que el proceso se ponga en marcha.
En resumen, estas dos preguntas, “¿Qué está ocurriendo?” y “¿Cómo se siente?” tienen
la intención de asegurar un proceso que es natural, pero que también depende de nuestro
humor actual y de nuestras experiencias subjetivas. Se puede repetir tanto como queramos,
trayendo siempre el deseado resultado de percibir un mensaje en las cartas.
Los Ejercicios
Las dos preguntas anteriores definen las coordenadas para ayudarnos a mirar todo el
mazo. Intenta poner en práctica los ejercicios que aparecen a continuación, en el siguiente
orden:
Ejercicio #1: Mira los 22 Arcanos Mayores, desplegados en una sola fila.
Ejercicio #2: Mira a cada uno de los 22 Arcanos Mayores, uno por uno.
Ejercicio #3: Mira las Cartas de la Corte de manera individual, agrupados como una
familia, agrupados con sus iguales, y en “sociedad”.
Ejercicio #4: Mira los Arcanos Menores, agrupados desde el As hasta el Diez, en cada
palo, uno a la vez.
Ejercicio #5: Mira los cuatro palos juntos: Deniers, Batons, Epees y Coupes.
Ejercicio #6: Mira dos cartas colocadas juntas al azar.
Ejercicio #7: Mira tres cartas colocadas juntas al azar.
Del Ejercicio 1 al 6 debes dedicarles todo el tiempo que estés dispuesto a invertir en ellos:
horas, días, semanas o meses. Pueden ser ejercicios que solo realizarás una vez en tu vida,
pero sospecho que tarde o temprano te percatarás de cuan útil es volver a ellos luego de
pasado un tiempo.
En todo caso, para nuestros propósitos inmediatos les daremos una breve mirada a estos
ejercicios. Por el contrario, el Ejercicio 7 es el verdadero acto de leer las cartas, y creo que
será más útil para nosotros si nos enfocamos principalmente en este. Pero antes de llegar
allí, hagamos algunas observaciones sobre los ejercicios anteriores:
Ejercicio #1: Mira los 22 Arcanos Mayores, desplegados en una sola fila.
Responder las dos preguntas claves mientras miramos a todos los Arcanos Mayores
juntos nos proporciona una comprensión de la narrativa principal del Tarot como si fuera
un proceso en desarrollo. Lo que es más importante, comprender el proceso nos permite
ubicar a cada carta en su contexto apropiado. Esto nos abre la posibilidad de plantear dos
interrogantes más cada vez que miramos a uno de los Arcanos Mayores: ¿Qué ocurrió
antes?, y ¿Qué ocurrirá a continuación?
¡De esta forma, introducimos en el proceso las nociones de pasad, presente y futuro!
Aquí se debe hacer una nota aclaratoria. Estas interrogantes no se hacen con la intención
de ver el pasado o de predecir el futuro de una persona, sino para proyectar las tendencias
naturales en la narrativa. Con el Tarot, transformamos a una persona en una historia. Por
medio de las cartas, ya no hablamos más de eventos literales, hablamos de metáforas.
Utilizamos las cartas para dirigirnos a las preocupaciones del consultante de manera
indirecta, a través de una metáfora terapéutica. Estas metáforas pueden transformarse y
doblarse de forma tal que puedan ser aplicadas luego en la vida real de la persona. Curando
a través de la metáfora, ayudamos a la persona al realizar un acto cognitivo de magia.
Luego de completar este ejercicio estaremos en posición de comprender nuestro lugar
en la narrativa con solamente mirar a una carta. Cada carta es parte de una historia
imaginaria, así que por cada carta individual que veamos sobre la mesa, hay tres cartas, la
carta que precede a la que estamos viendo, y la carta que la sucede.
Mira a “Lamoreux”, por ejemplo.
Ejercicio #3: Mira las Cartas de la Corte de manera individual, agrupados como una
familia, agrupados con sus iguales, y en “sociedad”.
Las personas tienden a agruparse en familias. Una persona parece y se comporta de una
forma cuando está sola, pero de forma muy diferente cuando está con los amigos o la
familia. Una persona puede ser cuatro (o más) personas diferentes: un individuo, un
miembro de la familia, un colega, parte de una multitud.
Las familias pueden compartir la misma sangre, o los mismos ideales. Dos hombres de la
misma edad con la misma profesión pueden no guardar nada en común. Una pareja puede
estar junta sólo por las apariencias. Mira a cada una de las Cartas de la Corte en estos tres
niveles: solas, dentro del contexto de su mismo palo, y con sus iguales: Roys con Roys,
Reynnes con Reynnes. Finalmente, has una fiesta. ¿Está la Reynne de Deniers coqueteando
con el Roy de Batons? ¿Está el Roy de Coupes borracho? ¿De estarlo, qué le está diciendo a
la Reynne de Epees?
Déjalos que enloquezcan, mientras tú permaneces calmado, preguntándote: “¿Qué está
ocurriendo? ¿Cómo se siente?” durante toda tu vida, tú has sido cada uno de ellos.
Ejercicio #4: Mira los Arcanos Menores, agrupados desde el As hasta el Diez, en cada
palo, uno a la vez.
Las cartas de los Arcanos Menores son de gran importancia debido a su naturaleza
gráfica y no ilustrativa. La sutil manera en la que cada serie evoluciona demanda de nosotros
un sincero acto de atención. Constituyen una verdadera escuela de la mirada, una profunda
lección sobre el arte de mirar las cosas, y la fuente de ilimitados procesos analógicos.
Tomemos al 3 de Coupes como ejemplo.
¿Qué está ocurriendo?
En el fondo de la carta, tenemos dos copas en pie y en perfecta simetría. Encima de ellas,
hay una tercera copa. No parece una pirámide porque entre las dos copas en el fondo y la
copa que está en la cima, hay un elemento floral que le da sentido y dirección a toda la
imagen. La copa de la cima nos es presentada como algo especial, algo que viene a romper
el equilibrio entre las otras dos copas, creando un nuevo equilibrio.
¿Cómo se siente?
Varias cosas pueden venir a la mente: la llegada de un tercer hermano; un nuevo invitado
que se une a la fiesta y propone un brindis; ese nuevo y molesto compañero de trabajo que
cree ser superior a todo el mundo. Pronto vemos como la naturaleza aparentemente
abstracta de las cartas no nos impide encontrar analogías con situaciones y eventos de
nuestra vida.
Sin embargo, encontrarle sentido al significado de estos elementos puede ser difícil, y
existe una razón para ello - ¡no estamos viendo todo el panorama! Lo más importante que
debemos comprender es lo siguiente: los sistemas siempre representan una relación entre
la unidad y el todo. Te invito a que entiendas las cartas numeradas en el Tarot de Marsella,
no como conceptos individuales, sino como niveles de consecución, como una escala.
Es por esta razón que no podemos comprender el valor de una sola carta sin contrastarla
con el resto de la serie. Cuando observamos al palo completo de una sola vez, descubrimos
una progresión que sólo está insinuada por el valor numérico asignado a la carta. Y es mucho
más rico que este único número. La evolución de los elementos que son comunes en cada
carta, más la aparición alternativa de elementos, establece una narrativa que fácilmente
podemos seguir. En cada palo se puede observar un ritmo progresivo que viene y va de
manera binaria, de activo a pasivo.
Para que la lectura sea útil, necesitamos comprender cada carta en relación con el resto
de la serie. Y al igual que ocurre con las cartas de los Arcanos Mayores, comprender la
narrativa nos permite observar a cada una de las cartas de los Arcanos Menores y
preguntarnos, “¿Qué ocurrió antes?” y “¿Qué ocurrirá a continuación?” Obviamente,
también podemos proyectar en las cartas cualquier conocimiento que poseamos sobre
numerología, y enriquecer así nuestras lecturas. Pero en mi opinión, la narrativa de los
Arcanos Menores, al igual que la de los Mayores, existe por sí misma.
Ahora, habiendo dicho que la evolución de la serie determina niveles de consecución,
necesitamos definir qué es lo que se ha conseguido.
Si observamos las cartas, encontraremos cuatro elementos distintivos:
Ejercicio #5: Mira los cuatro palos juntos: Deniers, Batons, Epees y Coupes.
Cuando observamos a los cuatro palos juntos, cuarenta cartas en total, la progresión
binaria se vuelve un drama en cuatro actos. Por ejemplo, nos percataremos de cómo uno
de estos cuatro elementos se vuelve una presencia recurrente que impregna a los otros
tres. Estoy hablando de los elementos florales que vemos en los bastos pero que, de hecho,
comienzan a manifestarse en el As de Oros. ¡Esa “enredadera” se expande por todos los 56
Arcanos Menores!
¿Ahora, cómo se comporta? Si analizamos su comportamiento, empezaremos a ver
cómo evoluciona una historia, al igual que la podemos ver en los 22 Arcanos Mayores.
La enredadera comienza en el As de Oros en la que cuatro ramas emergen del mandala
dorado, animándolo como a la calabaza de Cenicienta justo antes de convertirse en un
carruaje. A partir de ahí, empezaremos a ver a la enredadera comportarse de la misma
manera exuberante en la que la naturaleza se manifiesta en la realidad - ¡comienza a crecer
por encima de todo!
El Dos de Oros nos muestra cómo esa enredadera se extiende y abraza a una nueva
moneda que aparece dentro del área de la carta. Cuando aparece una tercera moneda, en
el Tres de Oros, la enredadera se extenderá para rodearla, estableciendo un patrón. Cada
vez que un nuevo elemento (Oro) hace su aparición, la enredadera se extiende y lo abraza.
Es casi como si la enredadera (me gusta verlo como el principio creativo que habita dentro
de todas las cosas) estuviera creando la realidad al aglutinar las células o las moléculas.
Como un proceso corporal, vemos como la enredadera se extiende en las cartas impares
y se estabiliza en las cartas pares. En otras palabras, se expande mientras es activa y
encuentra el equilibrio al volverse pasiva y/o receptiva.
¿Cómo se comporta esta enredadera en los Bastos? Hace lo que la creatividad necesita
hacer para crecer fuerte –busca una estructura. Desde el Dos hasta el Diez, los Bastos se
multiplican, creando una cerca muy parecida a la que vemos en los porches, los enrejados
y los restaurantes, para que de ese modo la enredadera pueda trepar. Aquí detectamos un
patrón alternativo. Sólo hay hojas en los números impares, y flores en los pares.
¿Cómo aparece nuestra enredadera en la serie de Espadas? Algo interesante ocurre aquí.
Ya no hay más enredadera salvaje. Ha sido “cortada” por las Espadas y organizada en elipses
concéntricos. De hecho, veremos cómo hay Espadas en las cartas impares y flores en las
pares. Esto quiere decir que el intelecto florece cuando es receptivo hacia nuevas ideas.
Cuando es activo, tiene que tomar acción, ajustando y reestructurando nuestros
pensamientos útiles y cortando los perniciosos. El intelecto es el “jardín” de nuestro impulso
creativo.
Ahora sabemos cuán secos puedes llegar a ser nuestros pensamientos. Nos hacen
alcanzar el verdadero entusiasmo cuando los rociamos con algunas emociones. Es por ello
que debemos agregarles agua –y hay bastante agua en el palo de Copas.
Cuando veo la forma en la que nuestra enredadera se comporta en la serie de Copas,
veo un harmonioso jardín. Las flores y los floreros están dispuestos en una progresión que
termina cuando la enredadera muere, como se ve en el Nueve de Copas. Una enredadera
cortada, con la intensión de ser expuesta en exhibición (al igual que expresamos nuestras
emociones con la intención compartirlas con los otros), muere cuando ha servido a su
propósito. Pero debemos darnos cuenta de que un florero vacío, como el que vemos en el
Diez de Coupes, está abierto y listo para recibir una semilla, como la que vemos en el As ce
Deniers. Y así, el ciclo comienza otra vez.
Esta es solamente una narrativa posible, por supuesto. Mira las cartas y de seguro
encontrarás otras.
Tener a “Le Fou” precediendo a “La Maison Dieu” nos da un mensaje muy diferente que
si tuviéramos a “La Maison Dieu” precediendo a “Le Fou”.
“Le Fou” + “La Maison Dieu”: Pregúntate, “¿Qué está ocurriendo?” Un joven camina
derecho a una torre en llamas. “¿Cómo se siente?” ¿Puedes recordar alguna ocasión en la
que te sentiste así? ¿Quizás, una vez hace tiempo, estuviste caminando directamente hacia
un desastre? Quizás la combinación de las cartas evoca en tu memoria una época en la que
te sentías tan seguro de ti mismo que creías que podías escapar de todo. O tal vez te
acuerdes de aquella ocasión en la que sabías que tenías que ayudar a alguien en apuros,
aunque ayudar a esa persona te pondría poner en peligro. O es posible que te recuerde el
momento en el que te mudaste a la casa de tus sueños, aunque tus amigos pensaban que
estabas haciendo una mala inversión.
De cualquier modo, sería muy diferente si miráramos a “La Maison Dieu” + “Le Fou”:
“¿Qué está ocurriendo?” Un joven se aleja de una torre en llamas. “¿Cómo se siente?”
¿Puedes recordar alguna ocasión en la que te sintieras así? ¿Quizás aquella vez en que tus
padres discutían y abandonaste la casa; o aquella tumultuosa relación en la que te sentías
tan bien la mitad de las veces y tan mal la otra mitad que terminaste alejándote de ella? O
quizás sientas que fue “Le Fou” el que destruyó la torre para poder deambular libremente.
“¿Cómo se siente?” Tal vez se siente como aquella vez en la que abandonaste el campo de
la medicina para estudiar física cuántica, aunque todo el mundo en tu familia creía que
estabas loco.
Repito, existen tantos posibles mensajes como experiencias de vida existen.
Se puede pensar que, si mezclamos los Arcanos Mayores con los Menores, las cosas se
tornarían un poco más complicadas. En ocasiones, puedes sentir que leer las cartas de
izquierda a derecha no es la manera apropiada de hacerlo. Está bien. Existe otra jerarquía
que podemos seguir, si te es más útil. Es esta: Arcanos Mayores-Cartas de la Corte-Arcanos
Menores.
Cuando miramos a dos o más cartas, nuestra respuesta inicial puede ser leerlas de
izquierda a derecha, pero a veces podremos encontrar un mensaje más atrayente
mirándolas de derecha a izquierda. Siempre busca al Arcano Mayor en el paisaje y mira si
puede dirigir la narrativa hacia un lado o hacia el otro. Si no hay Arcanos Mayores, busca las
Cartas de la Corte. La regla a seguir es esta: busca a los personajes en la historia.
Repito, se hace bastante simple si vemos a las dos cartas como si fueran un paisaje o una
escena y nos preguntamos “¿Qué está ocurriendo?” De esta forma, la dirección de la lectura
y, por lo tanto, el mensaje implícito, se hacen evidentes.
Supón que miramos a “Lermite” y al Siete de Deniers.
La figura humana en “Leremite” inmediatamente se impone por medio de la jerarquía
visual. “¿Qué está ocurriendo?” Un anciano está buscando algo, sin embargo, vemos que
hay siete monedas a sus espaldas. Si miramos las monedas veremos que hay seis monedas
en una posición bastante estable, y una séptima moneda emergiendo desde el centro de la
carta. El ornamento floral en la carta sugiere que esa moneda es nueva. Se le ofrece una
moneda a alguien que esté dispuesto a recibirla, pero no hay nadie que la tome porque el
hombre está mirando hacia otro lado.
“¿Cómo se siente?” Bueno, algunas veces, en nuestra vida, todos hemos estado en esa
posición, buscando la solución a nuestros problemas en el lugar incorrecto. Nos hemos
perdido una oportunidad de trabajo debido a la falta de visión, o hemos dejado una naranja
en casa durante toda una semana mientras viajábamos, por lo que se pudrió antes de que
pudiéramos comerla.
Personalmente, esta combinación me recuerda una época en la que estaba parado en
medio de la calle, preocupado por el dinero. Estaba mirando al suelo, esperando por un
amigo, totalmente absorto en mis pensamientos, todos ellos relacionados con la estabilidad
financiera. De repente, un chino camina hacia mí, se agacha y recoge algo de la calle. Era un
billete de 20 dólares que había estado allí todo ese tiempo, a unos cuantos centímetros de
mis pies, pero no me había percatado de ello porque estaba ocupado preocupándome por
el dinero.
Y, por supuesto, sería un mensaje muy diferente si miráramos las cartas y tuviéramos al
Siete de Deniers precediendo a “Lermite”.
Mira las cartas: “¿Qué está ocurriendo?”