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Síntesis: El documento que se ha estudia nos deja ver el sentido de solemnidad con
el cual se dispuso a su elaboración, se puede notar que la Pontificia Comisión Bíblica no
abusa ni en este sentido o en esta dimensión en el mostrar su interés por mostrar el
verdadero sentido que debe de tener el acercamiento a la Sagrada Escritura, podemos ver
como la comisión utiliza un lenguaje claro para acercarse al texto de una forma que ayuda
a sentir una explicación más sana y más pedagógica puesto que esto dará sentido al
desarrollo que se presenta en este desarrollo del tema a estudiar.
Se hace mención a que de uno de los teólogos que se interesa por subrayar una
importancia entre los textos y los libros que forman parte del Canon de la Sagrada
Escritura los cuales influyen en su lectura y a su vez en el estudio. Otro de los teólogos
es Sanders, que pone de manifiesto un fenómeno progresivo de afirmaciones y
recepciones de textos y de los libros como una expresión clara de la Palabra de Dios estas
posturas traerán nuevos problemas que surgen de dichos planteamientos, que quedan sin
responder. Las mismas interpretaciones judías fueron apreciadas y se rescatan aquellas
dificultades que los métodos produjeron, a su vez el hecho cristológico que se convertiría
en el cuerpo geométrico de toda lectura cristiana, existe además un acercamiento por el
recurso de las tradiciones judías de interpretación. Desde siempre mejores exégetas
cristianos, a partir de Orígenes y San Jerónimo, han procurado sacar provecho de la
erudición bíblica judía, para una mejor comprensión de la Escritura; este estudio hará que
surjan numerosos exégetas modernos que seguirán este ejemplo.
Dicho esto podemos ver como se ponen de manifiesto la labor que realiza el exegeta
y cuáles son las tres dimensiones de su labor: investigación, enseñanza y publicaciones,
la última parte contempla las relaciones de la exégesis con la dogmática y la teología
moral y la diferencia, normal y legítima, entre la exégesis y estas disciplinas.
La Iglesia, como pueblo de Dios, tiene conciencia de ser ayudada por el Espíritu
Santo en su comprensión e interpretación de las Escrituras. Por ser guiada por el Espíritu
Santo y a la luz de la Tradición viviente que ha recibido, la Iglesia seleccionó los escritos
que debían ser conservados como Sagrada Escritura, a partir de un discernimiento
profundo se da la formación del canon y se establece como inspiración divina. También
cabe resaltar que los padres de la Iglesia a través de la exegesis tienen un papel particular
en la formación del canon de la sagrada escritura.
Pero, por los fenómenos sociales, políticos, económicos, todos los miembros de la
Iglesia juegan un papel importante en la interpretación de las Sagradas Escrituras. Por el
ejercicio de su ministerio pastoral, los obispos, en cuantos sucesores de los apóstoles, son
los primeros testigos y garantizan de la tradición viva de la Iglesia en la cual las Escrituras
son interpretadas en cada época.
No obstante la exégesis de la Biblia sea tarea particular de los exégetas, no les
pertenece, sin embargo, como privilegio, ya que comporta, en la Iglesia, aspectos que van
más allá del análisis científico de los textos, por lo se debe tener en cuenta la actualización
y los principios que fundamentan sus prácticas.
Por lo cual la tarea de los exégetas católicos comporta varios aspectos, se convierte
y es una tarea de la Iglesia, que consiste en estudiar y explicar la Sagrada Escritura para
exponer sus riquezas a la disposición de pastores y fieles cristianos. Pero es al mismo
tiempo una tarea científica, que pone al exégeta católico en relación con sus colegas no
católicos y con diversos sectores de la investigación científica. Es tarea del exegeta por
lo tanto dar orientaciones, enseñanzas, investigar, y publicar.
Por otro lado, la calidad del lector, del receptor, en la interpretación emerge tanto
en el capítulo sobre la metodología como en el dedicado a la hermenéutica. En el primero,
al hablar de las nuevas técnicas de análisis literario (retórica, narratividad, semiótica), y
en las lecturas contextúales del texto. En esto hay que subrayar que el documento tiene
razón al poner de relieve un aspecto que el método históricocrítico dejaba de lado. Más
fundamental todavía es la importancia del lector en su faceta hermenéutica con las
consecuencias que ya señalamos al presentar el documento.
Podemos afirmar que el documento de la Pontificia Comisión Bíblica, repasa los métodos,
los enfoques y las lecturas practicadas hoy que, a pesar de algunas reservas a veces graves,
contienen elementos válidos. La exégesis católica no tiene un método propio sino que
está abierta a todas las posibilidades que puedan ayudar a entender mejor el texto bíblico,
por lo cual “Es necesario, sobre todo, ayudar al pueblo cristiano a percibir más claramente
en estos textos la palabra de Dios, a fin de acogerla mejor, para vivir plenamente en
comunión con Dios. A este fin, es evidentemente preciso que el exégeta, por su parte,
perciba fielmente en los textos la palabra divina y esto no le es posible por medio de su
esfuerzo y su trabajo intelectual no está sostenido por un impulso de vida espiritual
únicamente; por lo que se vuelve necesario que uno mismo sea guiado por el Espíritu.
Pero no basta con pasarla a otra lengua, sino detenerme en su uso mismo. Hay
muchas formas de expresión de las sagradas escrituras, entre ellas encontramos la liturgia,
la lectio divina, el ministerio pastoral (la catequesis, la predicación, y el apostolado
bíblico) y en el ecumenismo donde hay que reconocer, además, que sobre puntos
particulares, las divergencias de interpretación de las Escrituras son frecuentemente
estimulantes y pueden revelarse complementarias y enriquecedoras.