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Jesús nos responde a través del Espíritu

Santo
“Esparciré sobre vosotros agua limpia, y SERÉIS LIMPIADOS DE
TODAS VUESTRAS INMUNDICIAS; y de todos vuestros ídolos os
limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro
de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os
daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi
Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis
preceptos, y los pongáis por obra.” (Ezequiel 36:25-27)

• 1) Dios DESEA • 2) Dios DESEA • 3) El Espíritu


LIMPIARNOS DARNOS UN Santo QUIERE
para recibir su NUEVO LLENARNOS
bendición CORAZÓN para DEL PODER del
servirlo a Él. amor cada día.

Ezequiel Ezequiel Ezequiel


36:25 36:26 36:27
“Esparciré sobre vosotros agua limpia, y SERÉIS
LIMPIADOS DE TODAS VUESTRAS INMUNDICIAS; y de
todos vuestros ídolos os limpiaré.” (Ezequiel 36:25)

El pecado siempre es, ha sido y será


UN OBSTÁCULO para recibir las
bendiciones de Dios (Isaías 59:1;2).
Dios promete LIMPIARNOS
PRIMERO. Aceptemos su promesa.
Pidamos que Dios nos limpie del
pecado. Lo prometió; lo hará.
Cumplirá su promesa. El pecado
saldrá de nuestra vida. Limpiados
podemos recibir la bendición
prometida de Dios.
Dios desea cambiar el
corazón de piedra por uno de
carne. El corazón de piedra es
insensible, no siente ni quiere
cambiar, está contento con su
vida llena de pecado: no
siente el pecado, lo practica.
El corazón de carne es
sensible. Quiere cambiar. No
se contenta con vivir en el
pecado y no quiere practicarlo
más. Es un corazón espiritual.
Cada día Dios quiere que
nuestro corazón (nuestra
mente) sea espiritual, que le
guste obedecer a Dios.
“Y PONDRÉ DENTRO DE VOSOTROS MI ESPÍRITU, y
haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis
preceptos, y los pongáis por obra.” (Ezequiel 36:27)
Cuando somos limpiados de los
pecados, el Espíritu Santo nos
llena de su plenitud y nos colma
de todos sus frutos. Aparecen en
nuestra vida el gozo, la paz, la
paciencia, el amor, la solidaridad,
la templanza, la justicia, la
bondad, la caridad, etc. Lo único
que debemos pedir es que Él nos
colme y rebose nuestra copa llena
de amor. Cuando ellos sucede
estamos prestando obediencia
perfecta a la ley de Dios.
En un recipiente que está sucio no se puede depositar algo limpio.
Primero el recipiente debe limpiarse. Así también, en nuestro corazón
lleno de pecado, el Espíritu no puede depositar sus bendiciones.
“Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares
áridos buscando descanso y no lo halla. Entonces dice: ‘Volveré
a mi casa de donde salí’; y cuando llega, la encuentra
desocupada, barrida y arreglada. Entonces va, y toma consigo
otros siete espíritus más depravados que él, y entrando, moran
allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero.
Así será también con esta generación perversa.” (Mateo 12:43-45)

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