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Trigésimo Octava edición enero-marzo 2019

LAS VÍCTIMAS EN LA
MEDIACIÓN PENAL DE
ADULTOS
2ª Edición actualizada
LUISA PÉREZ CABALLERO
Psicóloga Forense, Psicoterapeuta y Mediadora
Psicóloga en Instituto Anátomico Forense (Madrid)

Curso válido para solicitar ser reconocido como miembro titular


de la División de Psicología Jurídica

ISSN 1989-3906
Contenido

DOCUMENTO BASE ........................................................................................... 3


Las víctimas en la mediación penal de adultos

FICHA 1 ........................................................................................................... 15
Perfil profesional del/a mediador/a penal

FICHA 2 ................................................................................................................................. 17
Modelo de Intervención en Mediación Penal de Adultos. Caso práctico
Consejo General de la Psicología de España

Documento base.
Las víctimas en la mediación penal de adultos
CONTENIDO
I. APROXIMACIÓN CONCEPTUAL: VICTIMOLOGÍA, VÍCTIMA Y VICTIMARIO
1. Elementos del fenómeno delictivo.
2. Tipos de víctimas.
3. Tipos de victimización.
II. MEDIACIÓN PENAL Y JUSTICIA RESTAURATIVA
1. Conciliación y reparación.
2. Concepto de Mediación Penal.
3. Principios de la Mediación Penal.
4. Objetivos de la Mediación Penal.
5. Características de la Mediación Penal.
III. PROCESO DE MEDIACIÓN PENAL DE ADULTOS: VICTIMA-VICTIMARIO
1. Fases proceso de mediación penal.
2. Beneficios de la mediación penal de adultos.
3. Criterios y tipología de casos susceptibles de derivación a mediación penal.
Anexo 1. NORMATIVA LEGAL EN MATERIA DE MEDIACIÓN PENAL
Ficha 1. PERFIL PROFESIONAL DEL/A MEDIADOR/A PENAL
Ficha 2. MODELO DE INTERVENCIÓN EN MEDIACIÓN PENAL DE ADULTOS. Caso práctico.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

I. APROXIMACIÓN CONCEPTUAL: VICTIMOLOGÍA, VÍCTIMA Y VICTIMARIO.


La victimología es una disciplina cuyo origen se sitúa a mediados del siglo pasado, concretamente en el trabajo de
Von Henting (1948), en el que trataba de poner de relieve la figura de la víctima, habitualmente olvidada por la crimi-
nología tradicional. Surge por tanto como una rama de la criminología dedicada al estudio del otro elemento inte-
grante de la “pareja criminal”, la víctima.
Abdel Ezzat Fattah (1948) definió a la victimología como: “aquella rama de la Criminología que se ocupa de la vícti-
ma directa del crimen y que designa el conjunto de conocimientos biológicos, sociológicos, psicológicos y criminológi-
cos concernientes a la víctima”. Raúl Goldstein (1993) la define como: “parte de la criminología que estudia a la
víctima no como efecto nacido de una conducta delictiva, sino como una de las causas, a veces principalísima, que
influyen en la producción de los delitos”.
Para autores como Tamarit (2006), la victimología es la ciencia multidisciplinar que se ocupa del conocimiento de
los procesos de víctimación y desvíctimación, es decir de las diversas dimensiones de la víctimación (primaria, secun-
daria y terciaria) y de las estrategias de prevención, reducción de respuestas sociales, jurídicas y asistenciales tenden-
tes a la reparación y reintegración social de la víctima. Para Beristain (2000), la victimología es la ciencia de la
víctimación.
Benjamin Mendelshon (1963), la definió como: “la ciencia sobre las víctimas y la victimidad”. Considerándola una
ciencia nueva, una ciencia autónoma, con objeto, método y fin propios. El objeto es la víctima, el estudio psicológico
y físico de la víctima, de los factores victimógenos, dentro de una concepción similar al “iter criminis” (locución utili-
zada en derecho penal para referirse al proceso de desarrollo del delito), pero denominándose “Iter víctimae”; y que,
con el auxilio de otras disciplinas, debe procurar la formación de un sistema efectivo para la prevención y estrategias
de intervención.

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Desde la perspectiva de la Criminología, la Victimología es una “ciencia empírica e interdisciplinaria que tiene por
objeto el crimen, el delincuente, la víctima y el control social del comportamiento delictivo; y que aporta una informa-
ción válida, contrastada y fiable sobre la génesis, dinámica y variables del crimen (contemplado éste como fenómeno
individual y como problema social, comunitario); así como sobre su prevención eficaz, las formas y estrategias de re-
acción al mismo y las técnicas de intervención positiva en el infractor”.
En dicha definición, entra además el delincuente, porque la criminogénesis depende de una compleja relación entre
víctima y victimario, que interaccionan sus ‘roles’ respectivos, llegando a confundirse, en los que Mendelsohn (1963)
denominala ‘pareja penal’, la víctima (que ya no es considerada como sujeto pasivo, puede contribuir a su propia vic-
timización). Aunque el control racional del crimen, corresponde al Derecho Penal, uno de los objetivos de la crimino-
logía según García-Pablos (2003), es el “control racional y razonable de la criminalidad, con el menor coste social
posible”.
La victimología es fundamentalmente el estudio de la víctima, de la persona que padece un sufrimiento físico, psico-
lógico y social, a consecuencia de la violencia o de una conducta antisocial, que puede estar tipificada ante la ley co-
mo un daño al bien jurídico, o no; de la valoración de las secuelas y las formas terapéuticas de reparación o
reintegración social. Y en el devenir de la persona en víctima se puede producir los tipos de victimización (primaria,
secundaria y terciaria).
En el derecho penal surge claramente la figura del delincuente como protagonista principal del mismo. Raramente la
víctima, fue motivo de atención con anterioridad. Será la Escuela Positivista de la Criminología representada por Lom-
broso quien se encargue de indagar la etiología del delito, las causales de mismo y los tratamientos más adecuados.
Siempre teniendo en cuenta las circunstancias del delito, las causas atenuantes o agravantes de la pena, su imputabili-
dad ó inimputabilidad, sus relaciones con la víctima, la mayor o menor capacidad que tuvo en el momento del hecho
para comprender la criminalidad del delito, el grado de peligrosidad, el daño ocasionado, etc. Así el criminal ha sido
estudiado, protegido, tratado, explicado, clasificado, sancionado, auxiliado, en tanto que a la víctima escasamente era
menciona, quedando marginada y en el contexto penal parecía ser tan sólo un testigo silencioso, quedando en gene-
ral queda en el desamparo, lo que representa una sobrevictimización.
Hoy en día, la criminólogía, incluye en sus estudios la problemática de las víctimas, por ello surge la denominada
Criminología Victimológica que, en definitiva, es un intento de integrar la Victimología en la Criminología. Otros ha-
blan de la Victimología Criminológica, que es una “síntesis criminológica”, que incluye a la victimología. Y hay que
destacar el uso del termino por parte de Hassemer (1984) y Silva Sánchez (1990), de la “Victimodogmática“ que plan-
tea la necesidad de ir más allá en el estudio de la víctima, pero sobre la base del principio de “autoresponsabilidad de
la víctima”, evitando el excesivo protagonismo de la misma y el sentimiento implícito de lamentación, dando por he-
cho que la víctima es punitiva, que busca el castigo del ofensor, poniendo mayor énfasis en las necesidades económi-
cas de la víctima. Muy contrario a lo que defiende la Victimología, que aboga por una mayor participación de la
víctima en el proceso, obteniendo información, participación y protección; y no necesariamente el factor económico,
observándose significativa diferencia entre la victimología y la victimodogmática.

1. Elementos del fenómeno delictivo


Siguiendo a Rodríguez Manzanera (1990), parece inadecuado e incompleto hacer un estudio criminal, sin la vícti-
ma, pero en el estudio del fenómeno criminal, en la crimino-dinamia y en la crimino génesis, se debe tomar en cuen-
ta los siguientes factores:
a) El infractor o victimario: es aquella persona que le infringe un daño o perjuicio a otra en un momento determinado
(quien pasa a ser, por oposición, la víctima de la acción). Precisan crear constructos cognoscitivos falsos, distorsio-
nes cognitivas; que se usan como creíbles y que les sirven de excusa para justificar sus conductas, injustificables
dentro de las normas y la lógica de la población general.
b) La víctima: la Declaración de los Principios Básicos de Justicia para las Víctimas de Delito y del Abuso de Poder,
adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1985, en ese sentido reconoce que
víctimas, son: “aquellas personas que, individual o colectivamente han sufrido perjuicio incluyendo daño físico o
mental, sufrimiento emocional, pérdida económica o deterioro substancial de sus derechos fundamentales por me-
dio de actos u omisiones en infracción de las leyes penales operantes en los Estados Miembros, incluyendo aquéllas
que establecen prescripciones relativas al abuso del poder”.

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La ley de ayudas y asistencias a las víctimas de delitos violentos y contra la libertad sexual reconoce que: “además
de las víctimas directas (las que sufren lesiones como consecuencia directa del delito), hay también víctimas indi-
rectas. Refiriendo como víctimas indirectas, al cónyuge, hijos, padres supervivientes a una persona fallecida a con-
secuencia directa del delito”.
En las víctimas se producen varias fases de reacción ante la víctimación, una primera reacción inicial, que puede
incluir una sensación de choque (shock), enojo, rabia, temor, miedo, desamparo, incredulidad y culpa. Puede ha-
ber una adaptación, pero si no, pasar a la etapa de desorganización, con efectos psicológicos como pensamientos
negativos sobre el evento, pesadillas, depresión, culpa, miedo y una pérdida de confianza y estima. Puede produ-
cirse una pérdida de creencias anteriores y conductas de abuso de alcohol o sustancias, ruptura de relaciones so-
ciales, evitación de todo lo relacionado con el evento traumático: personas, situaciones y lugares. Puede seguir una
adaptación y finalmente una elaboración.
Un evento traumático fue conceptualizado como claramente distinto de los factores estresantes dolorosos que
constituyen las situaciones normales de la vida como el divorcio, el fracaso, el rechazo, la enfermedad grave, los
reveses financieros y situaciones similares. Esta dicotomización entre traumático y otros factores estresantes estaba
basada en la suposición de que, aunque la mayoría de los individuos tienen la habilidad de enfrentarse con el es-
trés ordinario, sus capacidades de adaptación se ven probablemente abrumadas cuando se confrontan con un fac-
tor estresante traumático.
La Organización Mundial de la Salud ha clasificado tales desórdenes en la décima edición de la International Clas-
sification of Diseases (Clasificación Internacional de Enfermedades CIE-10). Desde una perspectiva histórica, el
cambio significativo introducido por el concepto de Desorden de Estrés Post-Traumático (DEPT) fue la estipulación
de que el agente etiológico estaba fuera del individuo (el hecho traumático), antes que en una debilidad inherente
al individuo (neurosis traumática). La llave a la comprensión de la base científica y la expresión clínica del DEPT es
el concepto de “trauma”. Se trata de un trastorno que surge como respuesta tardía o diferida a un acontecimiento.
En 1980, la Asociación Psiquiátrica Norteamericana agregó el DEPT a la tercera edición de su Diagnostic and Sta-
tistical Manual of Mental Disorders (DSM-III) y posteriormente en el Manual de Diagnóstico y Estadística de los
trastornos Mentales), DSM–IV, con el codigo: F.43.1 “Trastorno por estrés postraumático” (1995).
c) Las correlaciones biopsicosociales entre víctima y victimario:

Variable Conocimiento ✔ Victimario y víctima se conocen.


✔ El victimario conoce a la víctima pero ésta no al criminal.
✔ La víctima conoce al victimario pero éste desconoce previamente a la víctima.
✔ Víctima y victimario eran desconocidos.

Variable la Actitud ✔ Variable Atracción:


✔ Víctima y victimario se atraen: pacto suicida.
✔ Atracción del criminal hacia la víctima pero ésta rechaza al criminal.
✔ Variable Rechazo o Repudio:
✔ El victimario rechaza a la víctima pero ésta se ve atraída por aquél.
✔ Ambos se rechazan.
✔ Variable Atracción y Rechazo:
✔ El victimario se ve atraído por la víctima, pero ésta es indiferente.
✔ El victimario rechaza a la víctima, a ésta le es indiferente aquél.
✔ La víctima se ve atraída por el victimario, éste le es indiferente.
✔ La víctima repudia al victimario, éste adopta una aptitud indiferente.
✔ Ambos son indiferentes.

2. Tipos de víctimas
El primero en desarrollar un sistema de clasificación de las víctimas fue B. Mendelshon (1963), fundamentado en la
correlación de la culpabilidad entre la víctima y el criminal; y en la base biopsicosocial de la personalidad de la vícti-
ma como fundamento de la relación entre criminal y víctima. Esquemáticamente su tipología víctimal basada en las
correlaciones de culpabilidad es la siguiente:

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Víctima inocente o inconsciente No hay provocación ni otra forma de participación en el delito

Víctima por: La víctima colabora en menor o mayor grado


ignorancia
imprudencial
voluntaria
provocadora

Víctima: La víctima comete el hecho delictivo, o éste no existe


agresora
simuladora
imaginaria

Para A. Ezzat Fattah(1966) las víctimas se clasifican en aquellas que no tienen ninguna responsabilidad y las que tie-
nen una parte de responsabilidad en el hecho:

Víctima no participante Aquella que rechaza al ofensor y a la ofensa, y no ha contribuido al


origen de la agresión

Víctima latente o predispuesta En la que se puede encontrar cierta inclinación a ser víctima, por
defectos de carácter o por otros factores

Víctima provocativa Incita al criminal a cometer la acción, creando una situación que
pueda conducir al crimen

Víctima participante Interviene en el crimen adoptando una actitud pasiva o facilitando la


acción, o aún auxiliando al criminal

Neuman (1994) propone la siguiente clasificación:

Víctimas individuales Distinguiendo entre las que carecen de actitud víctimal, frente a las
que adoptan una actitud víctimal dolorosa o culposa.

Víctimas familiares Contando entre éstas a los niños y a las mujeres maltratadas, así como
distintos delitos cometidos en el seno de la familia.

Víctimas colectivas La comunidad como nación, por la que hace a determinados delitos
como la rebelión y la sedición.

Víctimas sociedad Aquellas colectividades a las que el propio sistema social convierte en
víctimas o en delincuentes (niños abandonados, minusválidos, los
ancianos, los marginados socialmente, las minorías étnicas, raciales y
religiosas, etc)

Victimización supranacional La comunidad social, en relación con el genocidio, delitos de cuello


blanco y terrorismo de Estado, y determinados grupos sociales
lesionados en sus derechos y a través del sistema penal, todo ello en
relación con la tortura, excesos en materias de prisiones preventivas,
existencias de leyes criminógenas, etc

En relación a la predisposición a sufrir victimización, hay clasificaciones sobre los factores victimógenos o de riesgo
víctimal y en algunos casos la relación de estos factores con determinados tipos de delitos. Guglielmo Gullotta, (1976)
distingue varios grupos de factores de disposición específicos:

Factores de origen ✔ Innatos (enfermedades congénitas, sexo, etc.)


✔ Adquiridos (enfermedades que ha padecido el sujeto y que dejan
secuelas físicas y psíquicas).

Factores temporales ✔ Permanentes (con efectos para todo el periodo vital del individuo).
✔ Temporales (cuando funciona por determinado tiempo)
✔ Ocasionales o pasajeros (de duración breve y aparición esporádica).

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3. Tipos de victimización
a) Victimización Primaria: es el proceso por el cual una persona, sufre de modo directo o indirecto, daños físicos o
psíquicos derivados de un hecho delictivo o acontecimiento traumático. Se tiende a entender la derivada de haber
padecido un delito, que cuando va acompañado de violencia o experiencia personal con el autor suele ir acompa-
ñado de efectos que se mantienen en el tiempo y pueden ser físicos, psíquicos, económicos o de rechazo social. La
primariedad y secundariedad de la victimización dependen de la fuente victimizante. La ofensa desencadenada por
el propio hecho delictivo conduce a una victimización primaria.
b) Víctimación Secundaria: la victimización nace fundamentalmente de la necesaria intersección entre un sujeto y el
complejo aparato jurídico-penal. Se considera aún más negativa que la primaria porque es el propio sistema es el
que víctimaza a quien se dirige a él pidiendo justicia y porque afecta al prestigio del propio sistema. El termino de
victimización secundaria fue acuñado por Khüne (1986) para referirse a todas las agresiones psíquicas (no delibera-
das pero efectivas) que la víctima recibe en su relación con los profesionales de los servicios sanitarios, policiales,
o judiciales (interrogatorios, reconstrucción de los hechos, asistencia a juicios, identificaciones de acusados, lenti-
tud y demora de los procesos, etc), así como los efectos del tratamiento informativo del suceso por parte de los me-
dios de comunicación.
c) Víctimación Terciaria: referida al conjunto de costes de la penalización tanto sobre quien la soporta en propia per-
sona como sobre terceros. Procede principalmente, de la conducta posterior de la misma víctima; a veces, emerge
como resultado de las vivencias y de los procesos de adscripción y etiquetamiento, como consecuencia de las vic-
timizaciones primaria y secundaria precedentes.
También se dice victimización terciaria, la dirigida contra la comunidad en general, así como a los efectos que su-
fren los familiares y amigos de las víctimas. En este sentido encontramos dos tipos más de victimización: la macro-vic-
timización, que se produce cuando un número indeterminado de personas sufren las secuelas o daños de diversa
índole, originado de una criminalidad en masa. Y la micro-victimización, en la que el daño se materializa en bienes
jurídicos individuales y no en colectivos o difusos.

II. MEDIACIÓN PENAL Y JUSTICIA RESTAURATIVA


En los últimos tiempos se han producido significativos cambios en la forma de concebir el derecho penal y el dere-
cho procesal penal. En estos cambios adquiere especial relevancia la figura de la víctima y la concepción en la justi-
cia de una justicia denominada restaurativa o reparadora, en la que el eje central se sitúa en el resarcimiento a la
víctima del daño causado y el reconocimiento de la responsabilidad y arrepentimiento del victimario.
Esta justicia restaurativa, restauradora o reparativa pretende sustituir la punición por una reparación en la que la víc-
tima reciba una compensación por el daño producido; y a que el victimario se responsabilice de su acción y las con-
secuencias de la misma, contribuyendo a su resocialización y rehabilitación. La justicia restaurativa es el camino por
el que víctima y victimario pueden resolver sus diferencias en relación a una determinada ofensa, en el que se reúnen
para darle una solución conjunta y para tratar sus implicaciones futuras. En este proceso restaurador, víctima, victima-
rio, sistema judicial y sociedad, dibujan un escenario comunicacional y pacificador.

Vias para perseguir conductas presuntamente punibles

✔ Principio de legalidad: La reacción estatal debe activarse siempre que se presuma que se ha cometido un delito. El principio de legalidad concibe el delito como
infracción.
✔ Principio de oportunidad: Que se realice una elección (por los órganos preestablecidos), acerca de los casos que podrán ser resueltos de otra manera. El principio

de oportunidad concibe al delito como conflicto, priorizando su solución real.

Este modelo de justicia restauradora parte de la consideración de que:


1. La relación nace del movimiento a favor de la víctima y la recuperación de su papel en el proceso penal. Víctima y
victimario son dos caras de una misma moneda, la reparación del daño es el elemento central del modelo de justi-
cia restaurativa.
2. La reparación cumple tanto una función individual respecto de la víctima, como también un fenómeno pacificador
propio del Derecho Penal.

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3. La reparación penal no pude confundirse con la indemnización civil a las víctimas porque ambas no siempre coin-
ciden y ni siquiera los criterios que rigen su ponderación son los mismos.
4. Las voluntariedad en la reparación es un punto crucial y un cambio en los esquemas clásicos del sistema penal
donde parece que punición y consentimiento no son muy compaginables.
5. La reparación forma parte de un concepto de justicia negociado pero no por ello más rápido. La justicia restaurati-
va se sitúa en el seno del derecho penal y necesita de él para decidir qué es un delito, quién es el autor y quién la
víctima. Se pretende de esta manera una justicia menos centrada en el castigo, que éste sea aplicable cuando sea
útil y no contraproducente para las partes en conflicto o para la sociedad. En estos casos se buscan medidas alter-
nativas que permitan lograr los fines del derecho penal sin la necesidad de acudir al castigo.
6. La Justicia restaurativa, convoca a la víctima, al victimario y a la comunidad en la búsqueda de soluciones que pro-
muevan la reparación, la reconciliación y el perdón. En esta premisa, tiene cabida el mecanismo de la mediación,
como un modelo de justicia penal. La actividad mediadora, la conciliación, se integra en el conjunto de los instru-
mentos de control y reacción frente a la delincuencia.

1. Conciliación y Reparación
Conciliación y reparación son dos fórmulas pacificadoras entre victimario y víctima. Son dos formas de resolu-
ción del conflicto que no se centran en la pena como retribución a la conducta ilícita. Tanto la conciliación co-
mo la reparación, se pueden dar como componentes de la mediación, encajando en los postulados de la justicia
restaurativa. La conciliación tiene un carácter psicológico, a diferencia de la reparación, que tiene un carácter
material.
En todo caso la conciliación víctima-victimario, debe ubicarse dentro del derecho penal y del derecho procesal pe-
nal, no es vano es una forma de solución de conflictos generados por la comisión de conductas tipificadas como deli-
to o falta. Necesita por tanto del derecho penal y procesal, para decidir qué es delito, quién es delincuente, quién es
víctima, cómo se celebra la conciliación, quién interviene como conciliador, los efectos de la conciliación, etc.
La conciliación es un mecanismo compositivo de solución de conflictos en la que las partes se ven asistidas por un
tercero imparcial que tiene la capacidad de proponer soluciones al conflicto (a diferencia del mediador en la media-
ción, el cual no puede tomar decisiones, como se verá más adelante). Es por tanto una negociación asistida, en la que
las partes tratan, junto con el conciliador, de consensuar una solución al ilícito penal evitando un proceso judicial.
La reparación se emplea principalmente como circunstancia atenuante, o en el marco de los sustitutivos penales co-
mo valor que se toma en cuenta en la suspensión condicional de la pena, la sustitución de la pena, la libertad condi-
cional, la clasificación penitenciaria, el indulto o la rehabilitación del victimario. La reparación no impide la
imposición de la pena correspondiente al delito cometido, pero ésta si se puede ver afectada en distintas facetas de la
misma, en cuanto a su reducción.

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2. Concepto de Mediación Penal.


En el marco del conflicto penal, el proceso pone en escena un sistema de relación diádica asimétrica, surgida de
una acción o interacción traumática, que involucra a una persona como responsable de un delito (que origina la con-
secuencia traumática) y al damnificado (que la sufre).
La mediación penal se presenta como un instrumento que otorga el protagonismo a las partes activas del conflicto
penal, a la víctima, y al victimario, ofreciéndoles la participación voluntaria en un proceso interactivo de diálogo y
comunicación, conducido por un mediador profesional, neutral, imparcial y objetivo, con la finalidad de que ambas
encuentren en este espacio comunicacional, la reparación adecuada al daño ocasionado en la víctima y la resolución
del conflicto desde una perspectiva constructiva y pacífica.
La clave de un sistema eficiente de mediación reposa en el encuadre claro de los límites del sistema y las reglas pro-
cesales de la mediación penal, que incluye a las partes y a otras personas significativas, enmarcadas en los criterios de
imparcialidad, voluntariedad y confidencialidad.
Una de las diferencias fundamentales que presenta el sistema de Justicia Restaurativa en relación al modelo tradicio-
nal de justicia es la existencia de un diálogo, entendido como proceso comunicacional. Modelo restaurador basado
en un diálogo acerca del suceso delictivo entre las partes y que permite dar respuesta a tres cuestiones: cuál es el da-
ño producido, qué debe hacerse para repararlo y quién es el responsable de hacerlo.
Este diálogo aporta beneficios para cada una de las partes implicadas. Para la víctima, pues la permitirá expresar di-
rectamente al infractor sus sentimientos de dolor, miedo, angustia y contribuir de este modo a superar el impacto del
delito. Le ofrece la posibilidad de sentirse escuchada y más justamente tratada.
También se destaca los beneficios para el victimario, pues el encuentro con la víctima propicia que sea más cons-
ciente del daño causado y genera la responsabilización por el hecho.
Estos beneficios llegan también al propio sistema penal, la justicia se torna más democrática y participativa, con la
inclusión de la propia sociedad en el proceso de restauración de la paz social y en la prevención futura del delito.
La mediación penal consiste en la aplicación del dispositivo de mediación a conflictos penales y tiende a la repara-
ción o compensación voluntaria de las consecuencias de un delito, teniendo en miras los intereses y posibilidades de
quien cometió el hecho y de su/s víctima/s. Contribuye a la pacificación del conflicto, evitando la revictimización de
quien ha sufrido un daño y posibilitando la autocomposición en un marco de pleno respeto a las garantías jurisdiccio-
nales, que neutralice los perjuicios que podrían derivarse del proceso penal.

3. Principios de la Mediación Penal.


Los principios en los que se sustenta la mediación penal son:
✔ Voluntariedad: tanto víctima como infractor deben participar voluntariamente en la mediación.
✔ Gratuidad: las partes no abonarán honorarios, ni al mediador/es ni a los demás operadores jurídicos.
✔ Confidencialidad: el acta de reparación tendrá valor de prueba si es ratificada como tal por ambas partes, víctima e
infractor.
✔ Oficialidad: la derivación de los casos a mediación penal, podrá ser de oficio o a instancia de cualquiera de las par-
tes implicadas en el proceso.
✔ Flexibilidad: en cuanto a los plazos específicos para las entrevistas individuales y la conclusión del proceso, se esta-
blecerán plazos temporales para la suspensión del proceso penal durante el desarrollo de la mediación. El media-
dor informará de la evolución.
✔ Bilateralidad: ambas partes (víctima y victimario) tendrán la oportunidad de expresar sus pretensiones, con las limi-
taciones impuestas por el mediador para el buen desarrollo del proceso.

4. Objetivos de la Mediación Penal.


Los objetivos generales de la mediación penal se centran en devolver el conflicto a los protagonistas, propicianado
con ello la reparación de los perjuicios ocasionados y contribuir a la pacificación de las relaciones sociales. Minimi-
zar las consecuencias negativas y estigmatizantes de las sanciones penales y en el mejor de los casos, la construcción
de un aprendizaje común sobre el modo de resolver conflictos.
Los objetivos específicos para cada unos de los protagonistas del contexto penal serían los siguientes:

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✔ Objetivos de la mediación penal respecto de la víctima se concretan en posibilitar:


✔ La participación en la resolución del conflicto en la que se ha visto involucrada.
✔ Que el infractor rectifique su conducta en la medida que resulte valiosa para ella.
✔ Un espacio para convertir al victimario en persona responsable ante la víctima.
✔ Un remedio para sentir que se ha hecho justicia. Ser reparada de los daños y perjuicios sufridos, recuperando el
seguridad psicológica perdida tras el delito.
✔ Objetivos de la mediación penal respecto del victimario :
✔ Tomar conciencia de sus actuaciones y de las consecuencias derivadas de ellas sobre la víctima, la comunidad y
él mismo.
✔ Participar activa y voluntariamente en la mediación, con la víctima, siempre que eso sea posible y adecuado, se-
gún indicación del mediador.
✔ Oportunidad para enmendar y rectificar significativamente el mal infligido, en vez de resultar meramente castigado.
✔ Compensar y reparar el daño ocasionado a la víctima: posibilidad de participar en la decisión sobre qué indemni-
zación u otro modo de restitución se ofrecerá a la víctima, y de negociar un acuerdo de restitución factible de ser
cumplido.
✔ En casos pertinentes, cuando el victimario no es peligroso para la comunidad, la mediación constituye la única
oportunidad de evitar la persecución penal. Posibilidad de obtener los beneficios previstos en el sistema judicial.
✔ Objetivos de la Mediación Penal respecto del sistema judicial:
✔ Promover actitudes facilitadoras de la responsabilización por los hechos acontecidos y la reparación de la víctima.
✔ Favorecer la comprensión y sentido de pertenencia de la comunidad respecto de su sistema de justicia criminal,
como resultado del compromiso y participación de víctimas y victimarios.
✔ Humanizar la justicia, favoreciendo el encuentro humano entre la víctima, el victimario y la comunidad, de tal
modo que las características significativas de la experiencia criminal puedan ser tratadas y asumidas adecuada-
mente. Favoreciendo el restablecimiento de la paz social entre las partes en conflicto.
✔ Garantizar procesos de reparación y de solución de conflictos respetuosos con los derechos, garantías e intereses
de los implicados, facilitando acuerdos reparadores, libremente asumidos.
✔ Mejorar la asistencia a la víctima y reforzar su papel en el proceso penal.
✔ Aplicar el principio de oportunidad dentro de los límites legales, en todos aquellos casos en que el autor manifies-
te su voluntad de reparar el daño a la víctima.
✔ Objetivos de la mediación penal respecto de la comunidad:
✔ Reforzar el acercamiento a los ciudadanos y favorecer formas de participación en la resolución de los conflictos
que surjan.
✔ Disminuir del impacto de la delincuencia al aumentar la reparación efectiva de las pérdidas ocasionadas.
✔ La reducción de la reincidencia a través de la comprensión de los victimarios acerca de lo que significa haber las-
timado a una persona.
✔ Potenciar un marco apropiado para mantener la paz en la comunidad, favoreciendo una respuesta del sistema ju-
dicial que se orienta a la búsqueda de intereses comunes y promueva la convivencia y prevenga el delito.

5. Características de la Mediación Penal.


✔ Voluntariedad: las partes son totalmente libres para acudir, o no, a la mediación, así como para desistir de ella en
cualquier momento de su tramitación. Además son las encargadas de tomar sus propias decisiones en el proceso,
fundamentalmente en cuento al contenido del acuerdo que pone fin al procedimiento de mediación.
✔ Equilibrio e igualdad: la mediación se ha de desarrollar desde la premisa del equilibrio entre las partes, sin que nin-
guna de ellas pueda tener una posición de superioridad sobre la otra.
✔ Confidencialidad: todo lo actuado en mediación queda reservado para las partes y el mediador, sin que pueda tras-
cender fuera del ámbito de la mediación, salvo acuerdo expreso de las partes en sentido contrario.
✔ Carácter personalísimo: la mediación se debe desarrollar con la presencia inexcusable de las partes en conflicto y
del mediador, no pueden ser representadas por ninguna otra persona, puesto que son ellas a quienes concierne la
búsqueda de la solución al conflicto.

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✔ Oralidad: la mediación es una forma de solución del conflicto que prima la presencia directa y el contacto entre las
partes que manifiesten sus posturas. Por ello se desarrollará en forma oral.
✔ Sencillez y flexibilidad: la mediación no es un sistema de solución de conflictos de carácter formal. Rige la libertad
de forma, la flexibilidad, no existen procedimientos predeterminados legalmente, y trata de adaptarse singularmente
a las necesidades de cada conflicto.
✔ Buena fe: las partes han de acudir a la mediación con verdadera intención de solucionar el conflicto, y por tanto
con predisposición de colaborar y aportar lealmente todo lo que sea posible para lograr la solución del conflicto
más ventajosa para todas las partes.
✔ Respeto al derecho: en mediación no pueden acordarse ni desarrollarse soluciones y actuaciones que sean contra-
rias a la ley.
✔ Asistencia jurídica: Las partes pueden verse asistidas en la mediación por abogado, siendo facultativa, pero no obli-
gatoria, su utilización.

III. PROCESO DE MEDIACIÓN PENAL DE ADULTOS: VICTIMA-VICTIMARIO


La mediación puede iniciarse en cualquiera de las fases del proceso penal, es decir, tanto en la fase de instrucción,
como en las fases de enjuiciamiento y ejecución. Es fundamental que durante la fase de instrucción, la mediación no
comprometa el derecho a la presunción de inocencia del investigado. La confidencialidad del proceso, garantizará
que las manifestaciones que se produzcan durante la mediación, no pueden ser incorporadas al proceso penal.
El proceso de mediación penal ofrece la oportunidad de, en una etapa preliminar, que la persona infractora, de ma-
nera voluntaria, pueda conversar con un mediador, que actuará de forma imparcial, en un contexto de confidenciali-
dad, sobre la posible relación con el hecho y que como resultado de esta comunicación y conocimiento que le ofrece
el mediador de los objetivos del proceso de mediación, pueda decidir si es posible acceder, o no, a un encuentro con
la víctima.
En este momento preliminar del proceso, la víctima podrá también conversar voluntariamente, con una mediador
que actúe de forma imparcial, en un contexto confidencial, sobre sus posibilidades y disposición para tener un en-
cuentro con el infractor y según el resultado de esa comunicación y conocimiento que le ofrece el mediador de los
objetivos del proceso de mediación, pueda considerar la opción de acceder, o no, a dicho encuentro.
Como consecuencia de estos encuentros preliminares, puede resultar posible que se produzca el encuentro, volunta-
rio y confidencial, entre ambas partes. En dicho encuentro se prevé que el mediador intervenga como tercero neutral
e imparcial, facilitando la comunicación y propiciando un espacio de diálogo de mutuo respeto; donde la víctima
pueda expresar con amplitud las consecuencias del hecho al infractor, éste pueda reflexionar sobre lo que escucha y
vincular sus actos con dichas consecuencias; que el infractor pueda ofrecer una propuesta de reparación y la víctima
aceptarla.
Tras este proceso de encuentro, comunicación y diálogo entre víctima y victimario, modulado por el hacer del me-
diador, cabe la posibilidad de que ambos hayan construido un acuerdo restaurativo, a nivel de relación y a nivel de
contenido, con proyección a la paz social.
El espacio comunicativo y de encuentro que la mediación penal construye, invitará a las personas en conflictos a
que expongan su problema en la mesa de negociación y de esta manera puedan definir y resolver sus diferencias de
forma coordinada y cooperativa, en ningún caso la mediación es un espacio que juzgue. Su finalidad no es determi-
nar la culpabilidad o inocencia sino arreglar sus diferencias constructivamente.

1. Fases proceso de mediación penal


El proceso de mediación penal víctima-victimario puede resumirse en las siguientes fases:
1. Solicitud de mediación: puede proceder de las partes y de la organización judicial.
2. Fase de contacto: el mediador entra en contacto, de manera independiente, con el solicitante y posteriormente con
la otra parte. El objetivo de esta fase es valorar la idoneidad del inicio del procedimiento de mediación como vía
de resolución del conflicto penal.
3. Fase de desarrollo e intercambio: puede tener lugar de forma directa mediante la presencia física de la víctima, el
victimario y el mediador, o indirecta, sin contacto directo de las partes. Además de los sujetos protagonistas del
conflicto, en el proceso pueden encontrarse también presentes en la mediación los abogados de ambas partes.

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4. Acuerdo: éste puede ser escrito o verbal e incluirá todos aquellos aspectos que las partes, con la ayuda del media-
dor, han alcanzado.
5. Comunicación a los órganos judiciales: el acuerdo alcanzado se eleva al órgano judicial responsable con el objeti-
vo de ser reconocido como tal, garantizar su aplicación y permitir la aplicación de los beneficios penales contem-
plados en la ley para el victimario, si así se considerara oportuno.
6. Fase de Seguimiento: cuando se llega a acuerdo se realiza un seguimiento posterior que tiene por objeto no solo el
control del cumplimiento, sino también reforzar la responsabilidad de quien debe dar cuenta de lo hecho, humani-
za el proceso, permite la renegociación si existen problemas posteriores. Si el infractor no cumple con lo estableci-
do en el acuerdo el juez podrá imponer la sanción penal pertinente.

2. Beneficios de la mediación penal


✔ Mantener a salvo las previas relaciones personales, familiares o profesionales de las partes en conflicto a través de
la obtención de una solución dialogada a la infracción. El proceso judicial produce distanciamiento, posturas enco-
nadas y la ruptura de las relaciones entre las partes en conflicto.
✔ Potenciar el comportamiento pacífico de las partes, la cooperación y la colaboración entre ellas en la obtención de
una solución a la infracción.
✔ Proporcionar una solución pactada, acordada y cuyo cumplimiento se acepta mejor por las partes que una solución
impuesta por un tercero. El proceso judicial finaliza con sentencia, como solución al conflicto que establece el juez
o tribunal de obligado cumplimiento para las partes.
✔ Otorgar el protagonismo y la responsabilidad de la resolución del conflicto, exclusivamente en las partes. En el proceso ju-
dicial el protagonismo fundamental lo asume el juez o tribunal por cuento es quien ha de ofrecer la solución al conflicto.
✔ Desarrollar sistema de resolución de conflictos sencillo, flexible y con menor coste (temporal y económico) que el
proceso judicial, de carácter más formal, rígido y más costoso.

3. Criterios y tipología de casos susceptibles de derivación a mediación penal


Prevío al inicio de un proceso de mediación penal se han de tener en consideración los siguientes criterios:
Para decidir sobre la idoneidad del proceso de mediación penal, se han de considerar las condiciones subjetivas de
las personas que accederán a dicho proceso, tanto en lo que se refiere a sus aptitudes y actitudes personales como de
la situación de cada una de ellas (víctima, victimario).
Se tendrá también en consideración la significación subjetiva del hecho para cada una de las partes, al margen de su
calificación jurídico-penal.
Se muestran susceptibles de ser derivados a mediación penal la siguiente tipología de conflictos:

En los delitos vinculados con la violencia de género, NO podrá iniciarse un proceso de mediación penal, al estar
expresmaente excluida la mediación por la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violen-
cia de Género.

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NORMATIVA LEGAL EN MATERIA DE MEDIACIÓN PENAL (Anexo 1)

A. Decisión Marco del Consejo de la UE (2001/220/JAI) de 15 de marzo de 2001 relativa al estatuto de la víctima en
el proceso penal publicada en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas L 82/1 el 22.3.2001.
✔ Artículo 1, acompaña definiciones y concreta lo que se entenderá por)«mediación en causas penales»: la bús-
queda, antes o durante el proceso penal, de una solución negociada entre la víctima y el autor de la infracción,
en la que medie una persona competente.
✔ Artículo 10, desarrolla la Mediación penal en el marco del proceso penal, detallando que los Estados miembros
procurarán impulsar la mediación en las causas penales para las infracciones que a su juicio se presten a este tipo
de medida y velarán por que pueda tomarse en consideración todo acuerdo entre víctima e inculpado que se ha-
ya alcanzado con ocasión de la mediación en las causas penales.
B. Directiva 2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de octubre de 2012, que establecen normas mí-
nimas sobre los derechos, apoyo y protección de las víctimas de delitos, sustituyendo a la Decisión marco
2001/220/JAI del Consejo.
✔ Considerando 46, incorpora los elementos más actuales de la justicia restaurativa: Los servicios de justicia repara-
dora, incluidos, por ejemplo, la mediación entre víctima e infractor, las conferencias de grupo familiar y los círcu-
los de sentencia, pueden ser de gran ayuda para la víctima, pero requieren garantías para evitar toda
victimización secundaria y reiterada, la intimidación y las represalias. Por tanto, estos servicios deben fijarse co-
mo prioridad satisfacer los intereses y necesidades de la víctima, reparar el perjuicio que se le haya ocasionado e
impedir cualquier otro perjuicio adicional. A la hora de remitir un asunto a los servicios de justicia reparadora o
de llevar a cabo un proceso de justicia reparadora, se deben tomar en consideración factores tales como la natu-
raleza y gravedad del delito, el grado de daño causado, la violación repetida de la integridad física, sexual o psi-
cológica de una víctima, los desequilibrios de poder y la edad, madurez o capacidad intelectual de la víctima,
que podrían limitar o reducir su capacidad para realizar una elección con conocimiento de causa o podrían oca-
sionarle un perjuicio. Los procedimientos de justicia reparadora han de ser, en principio, confidenciales, a menos
que las partes lo acuerden de otro modo o que el Derecho nacional disponga otra cosa por razones de especial
interés general. Se podrá considerar que factores tales como las amenazas o cualquier forma de violencia cometi-
da durante el proceso exigen la divulgación por razones de interés general.
✔ Artículo 2, define la «justicia reparadora», cualquier proceso que permita a la víctima y al infractor participar acti-
vamente, si dan su consentimiento libremente para ello, en la solución de los problemas resultantes de la infrac-
ción penal con la ayuda de un tercero imparcial.
✔ Artículo 4, Amplia facultades para que la victima alcance a recibir información al comienzo del proceso: Dere-
cho a recibir información desde el primer contacto con una autoridad competente.. Los Estados miembros garan-
tizarán que se ofrezca a las víctimas la información que se enuncia a continuación, sin retrasos innecesarios,
desde su primer contacto con la autoridad competente, a fin de que puedan acceder al ejercicio de los derechos
establecidos en la presente Directiva: j) los servicios de justicia reparadora existentes.
✔ Artículo 12, Derecho a disponer de un servicio de justicia reparadora con garantías:
1. Los Estados miembros adoptarán medidas para proteger a la víctima contra la victimización secundaria o reiterada,
la intimidación o las represalias, medidas que se aplicarán cuando se faciliten servicios de justicia reparadora. Estas
medidas garantizarán que aquellas víctimas que opten por participar en procesos de justicia reparadora tengan ac-
ceso a servicios de justicia reparadora seguros y competentes, siempre que se cumplan, como mínimo, las condicio-
nes siguientes:
a. que se recurra a los servicios de justicia reparadora si redundan en interés de la víctima, atendiendo a considera-
ciones de seguridad, y se basan en el consentimiento libre e informado de la víctima; el cual podrá retirarse en
cualquier momento;
b. antes de que acepte participar en el proceso de justicia reparadora, se ofrecerá a la víctima información exhausti-
va e imparcial sobre el mismo y sus posibles resultados, así como sobre los procedimientos para supervisar la
aplicación de todo acuerdo;
c. el infractor tendrá que haber reconocido los elementos fácticos básicos del caso;

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d. todo acuerdo deberá ser alcanzado de forma voluntaria y podrá ser tenido en cuenta en cualquier otro proceso
penal;
e. los debates en los procesos de justicia reparadora que no se desarrollen en público serán confidenciales y no se
difundirán posteriormente, salvo con el acuerdo de las partes o si así lo exige el Derecho nacional por razones de
interés público superior.
2. Los Estados miembros facilitarán la derivación de casos, si procede, a los servicios de justicia reparadora, incluso
mediante el establecimiento de procedimientos u orientaciones sobre las condiciones de tal derivación.
✔ Artículo 25. Concreta la Formación de los profesionales para todos los países miembros de la Unión Europea: Los
Estados miembros fomentarán iniciativas, a través de sus servicios públicos o mediante la financiación de organi-
zaciones de apoyo a las víctimas, mediante las que se posibilite que las personas que prestan servicios de apoyo
a las víctimas y servicios de justicia reparadora reciban la formación adecuada de un nivel que sea el adecuado al
tipo de contactos que mantengan con las víctimas, y observen normas profesionales para garantizar que tales ser-
vicios se prestan de manera imparcial, respetuosa y profesional.
C. Los antecedentes Españoles y Europeos referidos en la Ley 4/2015 de 27 de abril del Estatuto de la víctima del delito:
✔ En España se había tratado la protección de la víctima de una manera progresiva y parcial. Se incorpora en pri-
mer lugar, en la Ley de ayuda y asistencia a las víctimas de delitos violentos y contra la libertad sexual de 1995,
después en la ley de protección jurídica del menor de 1996, a continuación, en la ley de violencia integral de
2004 y la Ley de Reconocimiento y Protección integral de las víctimas del terrorismo de 2011, por lo que la nor-
ma dictada Ley 47/2015 era necesaria para integrar, a partir de la normativa comunitaria, una respuesta global y
conjunta a la realidad nacional.
✔ Los antecedentes europeos también demuestran el interés creciente que provocaba la necesidad de proporcionar
a las víctimas de delitos violentos una adecuada respuesta dada la especial consideración de su situación, por
esa razón, el Programa de Estocolmo para 2010-2014, plasmaba los postulados de la Resolución de 26 de no-
viembre de 2009 sobre acciones de prevención a favor de las víctimas de violencia y la Resolución del Parla-
mento Europeo de 10 de febrero de 2010, que refrendaba establecer una orden de protección europea de las
víctimas. La protección de las victimas, se tradujo en el dictado de de la Directiva 2011/99/UE de 13 de diciem-
bre que crea la orden europea de protección, la Directiva 2011/36/UE de 5 de abril, relativa a la prevención y lu-
cha contra la trata de seres humanos y a la protección de las víctimas y por la que sustituye la Decisión Marco de
2002 y la Directiva 2011 relativa a la lucha contra los abusos sexuales y la explotación sexual de los menores y
la pornografía infantil.

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Ficha 1.
Perfil profesional del/a mediador/a penal
El perfil del/a mediador/a debe tener en cuenta tres aspectos: una actitud favorable a la cooperación, formación y
experiencia, y delimitación de su rol. En este sentido se ha de mostrar como una persona abierta a soluciones pacífi-
cas y postura conciliadora como elementos necesarios para ejercer su rol mediador. Cuando actúa como un tercero
en la mediación, debe tener una sólida preparación en este ámbito y actuar como persona imparcial, neutral y objeti-
va que reconduce la negociación para facilitar a las partes la búsqueda de soluciones aceptables para ambas, dejando
que éstas decidan.

Rol profesional del/a mediador/a penal:


✔ Concepción positiva del conflicto: entendiéndolo como algo consustancial al ser humano y a sus formas de rela-
ción con otros y que, según como se afronte, puede ser constructivo y beneficioso para las personas.
✔ Empleo del diálogo: como alternativa a otras posibles respuestas menos constructivas ante los conflictos.
✔ Cooperación en las relaciones interpersonales: “yo gano-tu ganas”.
✔ Desarrollo de habilidades de autocontrol y autorregulación: como elementos fundamentales para que las personas
tomen decisiones de forma autónoma y ajustada. Favoreciendo el desarrollo de una ajustada autoestima.
✔ Práctica de la participación democrática: se fomenta la expresión de opiniones, sentimientos, deseos y necesida-
des, tanto propias como de los otros. La responsabilidad en la resolución de un conflicto reside en las partes impli-
cadas en él.
✔ Desarrollo de actitudes de apertura, comprensión y empatía: lo cual supone un compromiso de atención del otro,
hacia lo que expresa, necesita, desea, intentando ponerse en su lugar. Esto ofrece a la persona la oportunidad de
conocer el sentir y la opinión del otro.
✔ Protagonismo de las partes en la resolución de sus conflictos: cuando las partes involucradas en un conflicto son
capaces de identificar sus necesidades e intereses frente al otro, y colaboran conjuntamente en la búsqueda de solu-
ciones satisfactorias para ambos, es más probable el compromiso mutuo de salida del conflicto.

Capacitación del mediador penal


El mediador penal ha de configurar su quehacer profesional sobre las bases de una adecuada formación teórica y
práctica, en este sentido tomando como referencia al ámbito de actuación penal, parece pertinente que dicha forma-
ción incorpore:
1. Formación teórica y práctica como mediador:
✔ Habilidades de comunicación, manejo del conflicto, técnicas de negociación y resolución de problemas.
2. Conocimientos específicos para el abordaje de la mediación penal:
✔ Niveles y formas de intervención (etapa de admisión, premediación, mediación y seguimiento en el proceso pe-
nal) con el infractor y la víctima.
✔ Concepto del “encuadre” en mediación penal.
✔ Valor de la confidencialidad y respeto a la intimidad en el proceso que involucra al infractor y a la víctima.
✔ Importancia de la situación emocional del infractor y la víctima al momento de su citación.
✔ Manejo de emociones.
✔ Herramientas de la mediación general.
✔ Prudencia en las alternativas de acuerdo negociado.
✔ Manejo del desequilibrio de poder entre infractor y víctima.
✔ Voluntariedad en el proceso.
3. Conocimiento de la legislación procesal:
✔ Acuerdos internacionales, leyes nacionales y autonómicas.

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✔ Leyes sobre violencia de género.


✔ Imputabilidad.
4. Conocimientos de victimología:
✔ Concepto y tipología de víctima.
✔ Efectos de la victimización.
✔ Concepto de revictimización institucional.
✔ Derechos de las víctimas.
5. Conocimientos sobre personas menores de edad.
✔ Convención de los Derechos del Niño.
✔ Concepto y alcance del “interés superior del menor”.
✔ Proceso evolutivo.
✔ Ciclo vital de la familia.
✔ Indicadores de violencia familiar, abuso a menores.

Código de conducta del mediador


✔ Guardar la confidencialidad de los asuntos.
✔ Actuar bajo los principios de: imparcialidad, neutralidad y objetividad.
✔ Comenzar el proceso siempre y cuando se cerciore de que las partes han decidido participar en la mediación vo-
luntariamente.
✔ Llevar a cabo su labor en la sede de algún organismo oficial que se considera neutral; puede ser en sede judicial o
en Fiscalía.
✔ No entrevistarse con menores o personas incapacitadas sin sus representantes legales.
✔ No recibir remuneración de ninguna de las partes.
✔ Promover un acuerdo voluntario y equitativo entre las partes.
✔ Velar para que las partes tomen sus propias decisiones y dispongan de la información y asesoramiento suficientes,
en especial de tipo jurídico, para lograr los acuerdos de manera libre, voluntaria y exenta de coacciones.
✔ Finalizar el proceso de mediación dentro de los plazos previstos.
✔ Presentar al Juzgado, una vez haya finalizado la mediación, un informe de su desarrollo junto con el acta de repara-
ción.
✔ Comparecer en caso de citación judicial para ratificación del informe.
✔ Abstenerse de obtener ventajas profesionales de las partes intervinientes en la mediación.
✔ Respetar las normas deontológicas del Colegio Profesional al cual pertenezcan.
✔ Ofrecer información a las partes sobre las posibilidades de acceso a otros Servicios de Cooperación con la Justicia.

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Ficha 2.
Modelo de Intervención en Mediación Penal de Adultos.
Caso práctico
A continuación se ejemplifica un modelo de intervención en mediación penal de adultos orientada a la transforma-
ción efectiva del conflicto y la obtención de acuerdos reparadores entre las partes involucradas en el marco de un
proceso comunicacional

Descripción caso
CBC y EVM, mantenían una relación de amistad desde hacia 10 años. CBC, le había prestado 15.000 a EVM (canti-
dad que le facilitó la compra de una vivienda sin tener que recurrir a solicitarlo al banco), habiéndose comprometido
a devolverlo en el plazo de un año. Tres meses después de efectuarse el préstamo, EVM, perdió su empleo, situación
que se prolongó hasta la fecha prevista de devolución de la cantidad prestada. En ese momento, CBC se personó en el
domicilio de EVM solicitarle la devolución del dinero, CBC le indica la imposibilidad de hacerle la devolución, y se
produce una discusión entre ambos.
EVM le agredió con una figura de mármol que adornaba una estantería, y CBC para defenderse tomó un abrecartas
que simulaba una espada, lo empuñó con tal fuerza que se produjo un corte en la mano. Acabaron forcejeando, de
manera que CBC le dio un empujón a EVM, que al golpearse contra un mueble, le provocó una brecha en la frente.
Cada uno de ellos presentó denuncia. En CBC se detecta ambivalencia, por una lado consideraba que debía poner la
denuncia, pero por otro no le preocupan las consecuencias. EVM, aportó a la denuncia el parte de lesiones, explican-
do que no quería causar más daños a CBC, pero quería dejar constancia de lo sucedido. La mediación fue solicitada
por cada una de las partes.

Encuadre proceso mediación penal


El proceso de mediación penal pretende resolver el conflicto otorgando al papel principal a quienes son sus protago-
nistas (víctima, victimario), cumpliendo una función integradora y pacificadora, recuperando a quién ha violado la
norma básica de convivencia plasmada en la ley penal y recomponiendo, en la medida de lo posible, su relación con
el ofendido o dañado por su acción y con la sociedad en general. A lo que se une buscar una reparación satisfactoria
para la víctima, que de otro modo es probable que no obtuviera del sistema penal.

Objetivo de la intervención mediadora


✔ Encuadrar los límites y reglas del proceso de mediación, enmarcadas en los criterios de imparcialidad, voluntarie-
dad y confidencialidad.
✔ Garantizar el equilibrio de poder entre las partes.
✔ Definir estado emocional de las partes (evitar la revictimización del ofendido y/o la estigmatización del ofensor).
✔ Que las partes definan su percepción de lo ocurrido.
✔ Detectar arrepentimiento y facilitar la manifestación de la reparación.
✔ Ayudar a definir la forma de reparación y su materialización.
✔ Redacción del acuerdo reparador.

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Fases del proceso de mediación penal.

Encuadre proceso comunicacional.

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Detección agenda de intereses.

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