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No sólo fue utilizada la leche como fuente de nutrientes. Desde tiempos remotos ya se le
daba uso cosmético. Todo el mundo ha escuchado de los baños de leche de burra que
tomaba Cleopatra en el antiguo Egipto, los griegos y romanos no empleaban la mantequilla
para alimentarse, en cambio era usada como bálsamo y un excelente acondicionador para
peinarse. También en esas culturas la mantequilla se aplicaba en heridas. Más cercano a
nuestros días, comenzaron a hacerse preparados caseros a base de leche, así surgió la leche
corporal, leche desmaquillante y otras cremas de cualidades importantes.
La leche de cabra tiene ciertas características que hacen de ella un excelente producto para
utilizarse en diferentes formas. Por una parte, el porcentaje de ácidos grasos de cadena corta
es mayor, tiene una importante concentración de ácido caprílico. Los glóbulos grasos de la
leche caprina son pequeños, lo cual la hace más digestible y naturalmente homogeneizada.
Al contener menor cantidad de lactosa, es más digestible para las personas con deficiencia
de lactasa, además su menor porcentaje de proteínas Alfa S1, que son más alergénicas,
convierte a la leche de cabra en un producto hipoalergénico.
Sin duda alguna entre los productos que derivan de la leche de cabra, el jabón de tocador es
uno de los que ha tenido mayor auge en los últimos años, sin embargo, a través de la
historia hay evidencias del uso de jabón.
En las tabletas de arcilla de los sumerios 2 500 años a.C. se hace mención al jabón, tal vez
el uso del mismo se remonte tiempo atrás, sin embargo, es la primera información escrita
en la historia. Alrededor de 1 500 a.C. los egipcios recomendaban el baño frecuente
utilizando mezcla de aceites y sales alcalinas. En la antigua Grecia el empleo de este
producto fue tan importante que en las excavaciones de Pompeya se encontró testimonio de
una fábrica de jabón. En los escritos de Galeno, el médico griego recomendaba el uso del
jabón para la salud. En Roma, empleaban un jabón primitivo hecho con grasa de animales y
cenizas de madera, posteriormente por el año 300 a.C se incorporó a los lujosos baños
romanos. También los hebreos conocieron el jabón, en Job 9,30 se menciona el jabón como
objeto de limpieza.
Para el año 400 d.C. con la caída del imperio Romano, decayó también el empleo del jabón,
la iglesia Cristiana no veía con buenos ojos la hábito del baño, motivo por el cual, se
incrementaron las enfermedades durante la edad media y aunque en algunas partes de
Europa se conservó la costumbre, esto ya no era una práctica común. Parece ser que el
resurgimiento del uso del jabón, vino con el Renacimiento. El conocimiento llegó a Francia
desde Italia en el siglo XIII, como un artículo primitivo, poco a poco fueron mejorando la
calidad de los productos, experimentando con los conocimientos nuevos e introduciendo
ingredientes como el aceite de oliva. La fabricación artesanal de jabón se convirtió en algo
de moda y elegante. La costumbre llegó a Inglaterra donde se convirtió en un buen negocio
monopolizado por el rey Jaime I.
Tan importante llegó a ser el uso de jabón, que se crearon impuestos fuertes por su
adquisición, convirtiéndose en un producto lujoso que sólo los ricos podían tener. Cuando
finalmente se quitaron los impuestos, para el año 1800, se popularizó el uso del mismo,
llevándose la costumbre y técnica a América. ]Para los americanos antes y después de la
independencia, la fabricación del jabón nuevamente fue artesanal, en cada casa se hacían
jabón y velas al igual que se elaboraban conservas. Mientras tanto en Europa los grandes
descubrimientos de científicos prestigiosos y la revolución industrial fueron transformando
la fabricación y comercio del jabón en una actividad importante.
Como ya se mencionó, los glóbulos grasos pequeños que hacen que la grasa se encuentre de
manera homogénea en la leche, favorecen la saponificación y hacen que sea un elemento
ideal para la elaboración de cremas y otros productos. Las lipoproteínas que se encuentran
en buena proporción en la leche de cabra son nutrientes para la piel, pero no es su único
beneficio, sino que ayudan a la hidratación de la piel mejorando el paso de agua y otros
nutrientes a través de la membrana de las células epiteliales. Esta cualidad tiene mayor
relevancia en casos de problemas en la piel, cuando la fisiología de este órgano se
encuentra alterada por algún agente irritante, infeccioso o por alergias.
Por otro lado, la presencia del ácido caprílico es una de las características de la leche de
cabra que le dan ventaja en la fabricación de jabón. Por una parte reduce la alcalinidad del
jabón, que a su vez, mantiene el ph de la piel, razón por la cual mejora la salud de la piel
evitando infecciones bacterianas. El jabón de leche de cabra también puede ser un auxiliar
en la prevención y tratamiento de infecciones por hongos, ya que el ácido caprílico tiene
propiedades funguicidas, ha sido probado especialmente con Candida albicans.
Como se logra apreciar, lo que se ofrece en el mercado no son productos económicos, esto
es una ventaja para el productor pero debe ser tomado en cuenta en los estudios de
mercado, ya que a diferencia de los países europeos y de Norteamérica, el poder adquisitivo
en México se encuentra reducido a una porción mínima de la población, asimismo la
idiosincrasia del mexicano es muy diferente, por lo cual, no invierten tan fácilmente en este
tipo de productos aunque la calidad sea mejor que la de los otros. No obstante, cada día son
más las personas que buscan productos de buena calidad para evitar los problemas que los
comerciales pueden llegar a ocasionar, como resequedad, alergias, etc, la moda en este siglo
es buscar lo natural, así que ya sea por este motivo o por la necesidad real, no se debe dejar
pasar la oportunidad de tener un producto que ofrecer a los nuevos consumidores.