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EL TEMPLO MODERNO

‘‘La Iglesia necesita el arte para hacer visible lo invisible. Y a la arquitectura, también.
Si no, se aleja de Dios.’’
Juan Pablo II

La arquitectura a través del tiempo ha venido dando solución a un abanico de problemas y/o
necesidades exigidos por cada época , pasando desde una necesidad espiritual (con la que nace esta
disciplina) justificada en la creencia de un ser superior con el que se puede establecer contacto al
encontrarse en una atmósfera mística y sobrenatural ofrecida por los templos; hasta necesidades más
concretas y corporales exigidas por periodos de conflicto (s.XX) que dieron pie al nacimiento de la
arquitectura moderna, racional y orgánica.
Así podemos ver la evolución de esta disciplina y el olvido de su aplicación en el campo que la vio
nacer, el religioso; como bien lo expresa el arquitecto español Francisco Javier Sáenz de Oíza, ‘‘La
historia de la arquitectura ha dejado de escribirse sobre la historia del templo’’. Sin embargo no
podíamos afirmar la muerte de esta tipología , sino una temporal ausencia, puesto que ya satisfechas
necesidades físicas (como la vivienda y espacios capaces de albergar nuevos usos) y terminado el
periodo de entreguerras, a mediados del siglo XX y hasta la actualidad, se retoma el diseño de templos
con un cambio radical en la manera de construirlos, influido por los postulados del movimiento
moderno, los que tal vez no tenían intención de ser aplicados a toda tipología ya que al hacer uso de
ellos (en los templos), aun siendo la expresión del tiempo en que se desarrollaba, rompen totalmente
con el pasado al que estará siempre ligado. Es entonces que nos preguntamos, ¿Qué dirección debe
tomar la arquitectura religiosa en la actualidad?, ¿Cómo debe expresarse?, ¿Debe seguir mirando al
pasado o dejarse seducir por las nuevas formas que propone la modernidad?
Es necesario ver las transformaciones que ha venido sufriendo el templo cristiano para predecir su
comportamiento futuro, así nos remontamos a Roma del s.I d.C., etapa de ilegalidad y persecución de
cristianos, sus actividades litúrgicas eran realizadas clandestinamente en casas adaptadas a templos
denominados Domus Eclesiales organizados en torno a un patio central. Ya promulgado el Edicto de
Milán (313 d.C.) por el emperador Constantino I El Grande y establecido la libertad de culto nacen las
primeras iglesias propiamente dichas inspiradas en la basílica romana (espacio de múltiples usos),
referente cuyas formas se podían adaptar a las necesidades de un templo. Se mantuvo la planta
rectangular, la bóveda como cubierta pasó a ser un techo a dos aguas y se establecieron diferentes
alturas entre las naves (separadas por columnas) que permitían el paso de la luz y en al ábside se
coloca el altar. Todas estas variaciones de relaciones espaciales guardan un profundo simbolismo. La
iglesia cristiana en sus inicios era concebida como un mundo interior, el tratamiento exterior era
austero, sin ornamentos, de ladrillo o piedra a la vista, mientras que el interior era mucho más
elaborado y lujoso.

Esquema de la planta basilical romana


Esquema de la Basílica de San Juan de Letrán en planta, primera iglesia cristiana construida por el emperador Constantino
en Roma, Italia (313-320 d.C.)

A comienzos del periodo Románico (s. IX) nuevos elementos son añadidos al diseño de templos,
elementos que respondieron a nuevas necesidades litúrgicas. Así tenemos al nártex como símbolo de
protección divina que era un espacio de transición entre el exterior (mundano) y el espacio interior
sagrado; la incorporación de torres laterales a la fachada como manifiesto de aspiración al cielo; la
girola que rodeando al ábside crea un recorrido continuo; los absidiolos, pequeños ábsides que rodean
el principal y albergan capillas consagradas a la devoción de santos y los contrafuertes que permitían
transmitir cargas transversales a la cimentación. Además de estos aportes también surgió otra
construcción de carácter religioso: el monasterio.

Catedral de Santiago de Compostela Catedral de Santiago de Compostela


Reconstrucción de la fachada original Vista aérea desde el ábside; reconstrucción
ca. 1075-1125 ca. 1075-1125.
Catedral de Santiago de Compostela en planta , España (1075-1125 d.C.)

El siglo XII dota a los templos de mucha más expresividad, tenía una clara intención de enaltecer a la
máxima medida posible al Dios que adoraban, pasando de una escala media a una monumental,
estos templos pretendían elevar la mirada del hombre al cielo e infundir en ellos un sentimiento de
respeto a la figura de Dios representada por el edificio. El sistema de masas y volúmenes ya no era lo
suficientemente útil y queda desplazado por el de nervaduras y líneas de fuerza, este permitió el uso
de grandes ventanales y aumentar la altura creando un ambiente místico. Tanto la planta basilical y
de cruz, como las naves y otras características de siglos pasados se mantienen, este estilo no niega la
anterior sino lo mejora añadiendo nuevos elementos como: el arbotante, arco ojival, pináculo y
gárgolas.

Esquema de un templo gótico, corte

Planta de un templo gótico


Catedral Notre Dame de París (1163-1345)

Las ideologías que iban de la mano del estilo gótico eran tan obsesivas que empezaron a ser juzgadas
y cuestionadas, dando pie a la corriente renacentista y con ella a la edad moderna. Conceptos como
antropocentrismo y humanismo eran divulgados, ‘‘El hombre es la medida de todas las cosas’’ decía
Protágoras y ciertamente este pensamiento también se vio reflejado en los templos; la escala es mas
humana , el edificio ya no asfixiaba al usuario, sino este podía apreciarlo y recorrerlo a su manera, se
retoma el sistema constructivo clásico de arcos y bóvedas y el concepto de belleza basado en
proporciones matemáticas; esta mirada al pasado no tuvo la intención de copiar literalmente un estilo
precedente sino más bien su estudio y reinterpretación.

Planta de la Basílica de Santa María Novella, Italia


Fachada de la Basílica de Santa María Novella, Italia (1458-1470)
(1458-1470)

Este estilo era considerado también como un poco fría debido a su carácter racional; en reacción a esta
austeridad nace en el s. XVI el estilo barroco que pretendía romper con el academicismo y dar un
tratado teatral y mas ameno a los templos, dotándolos de profusa ornamentación y elegancia. ‘‘El
barroco es un estilo que cruza con la historia, nunca pretendió ser entendido por la razón, por la
inteligencia, sino captado por los sentidos, buscó en el espectador efectos emocionales, no racionales.’’
Los arquitectos barrocos modificaron tanto la composición en fachada como en planta, generando una
concepción nueva del espacio a partir de figuras complejas basadas en elipses, líneas curvas y la
alteración de elementos arquitectónicos como frontones partidos, toscas e irregulares molduras y el
fuste helicoidal. Sin embargo, siglos más tarde (s. XVIII- s.XIX), surgen estilos movidos principalmente
por la nostalgia de corrientes pasadas: el neoclasicismo y, en reacción a su sobriedad, el romanticismo
en sus distintas expresiones, el primero era canónico, monumental y, a diferencia del renacimiento,
imitaba literalmente las formas arquitectónicas griegas y romanas; mientras que el segundo no solo se
limitaba a imitar estilos pasados, sino que incorporaba un agregado del tiempo en que se desarrollaba,
es decir, los actualizaba.

Fachada de la iglesia Il Gesù, Roma (1568-1584) Corte y planta de la Iglesia Il Gesù, Roma (1568-1584)

Iglesia de Madeleine, París (1763-1842)

Hasta este punto de la historia vemos como un estilo es consecuente con el que le precede y con el que
le sigue, están íntimamente ligados, y a pesar que uno surge en oposición al otro, son coherentes entre
sí porque responden a una necesidad y pensamiento en particular, desafortunadamente no es esta la
suerte con la que se desarrolla la arquitectura religiosa a partir del siglo XX a la actualidad. Es
entendible el hecho de que en el siglo XX el desarrollo de esta tipología se detuvo puesto que se
tuvieron que satisfacer necesidades mas urgentes que las espirituales, necesidades físicas como las de
vivienda o espacios que albergaran otros usos (escuelas, centros comerciales, etc.…), los que quedaron
destruidos durante el periodo de entreguerras. Sin embargo, durante esos años sí se gestaron nuevas
formas de hacer arquitectura como el Art Nouveau, Art Deco, De stijl, la escuela de la Bauhaus, y
finalmente la arquitectura moderna, estilos con gran influencia en la actualidad y que aplicados a
cualquier otra tipología considero válidos, pues son la expresión del tiempo en que se desarrollan, pero
que aplicados a la tipología religiosa no logran tal éxito, porque la religión está íntimamente ligada al
pasado y es esclavo de el, y del mismo modo que sus doctrinas y creencias se han mantenido firmes a
través del tiempo así debe ser su arquitectura, tampoco pretendo que los edificios de hoy se construyan
únicamente a manera de templos góticos o barrocos , por tomar algunos ejemplos, y se nieguen a la
modernidad (pues hasta la iglesia católica muestra su apertura a ella en el Discurso pronunciado por
Juan XXIII en 1962 con ocasión de la iniciación del Concilio Vaticano II: «Iluminada la Iglesia por la luz
de este Concilio —tal es Nuestra firme esperanza— crecerá en espirituales riquezas y, al sacar de ellas
fuerza para nuevas energías, mirará intrépida a lo futuro») sino apunto a un equilibrio entre estilos
pasados y contemporáneos, a un análisis de los postulados que estos últimos defienden antes de ser
aplicados, de manera que no se caiga en su simple repetición, como en algunos casos sucede y a un
nuevo lenguaje arquitectónico religioso.

Fachada de la Capilla de Notre Dame du Haut, Francia Interior de la Capilla de Notre Dame du Haut, Francia
(1950-1955) (1950-1955)

Fachada de la Catedral de la Señora de los Ángeles, Interior de la Catedral de la Señora de los Ángeles,
Estados Unidos (1998-2002) Estados Unidos (1998-2002
Por lo tanto, es el templo moderno uno de los desafíos al que se debe enfrentar el arquitecto del siglo
XXI, desafío al que debe responder controlando sus impulsos vanguardistas sin profanar las formas
sagradas y conservando la sacralidad y espiritualidad del templo, teniendo presente que este es de
dominio de la teología y no únicamente territorio del arte, y que un templo moderno no sirve si el
arquitecto olvida el programa litúrgico al que debe responder.

Blanco, S. (2011) Arquitectura religiosa europea en el marco de la modernidad, Universidad de Coruña.


Pérez, F. (2015) La renovación de la arquitectura eclesiástica en el siglo XX-XXI latinoamericano,
Pontificia Universidad Católica de Chile.
UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO
FACULTAD DE INGENIERÍA
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE ARQUITECTURA Y URBANISMO

CURSO:
Historia arquitectónica II

ALUMNA:
Daniela Rodríguez Vásquez

DOCENTE:
Carlos Chiroque Céspedes

TRUJILLO-PERÚ
2019

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