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Considere un cuerpo rígido sobre el que actúan varias fuerzas externas F1, F2, F3, .
. . (figura 16.1). Se puede suponer que el cuerpo está integrado de un gran número
𝑛 de partículas de masa ∆𝑚𝑖 (𝑖 = 1, 2, … , 𝑛) y aplicar los resultados obtenidos en el
capítulo 14 para un sistema de partículas (figura 16.2). Considerando primero el
movimiento del centro de masa G del cuerpo con respecto al sistema de referencia
newtoniano 𝑂𝑥𝑦𝑧, se retoma la ecuación (14.6) y se escribe
∑ 𝑭 = 𝑚𝒂
̅ (16.1)
Con referencia a la figura 16.4, se verifica con facilidad que la expresión que se
obtuvo representa un vector de la misma dirección que 𝝎 (esto es, perpendicular a
la placa) y de magnitud igual a 𝝎𝜮𝒓ˊ𝟐𝒊 ∆𝑚𝑖 . Recordando que la suma 𝜮𝒓ˊ𝟐𝒊 representa
el momento de inercia I de la placa alrededor del eje centroidal perpendicular a la
misma, se concluye que la cantidad de movimiento angular 𝑯𝐺 de la placa en torno
a su centro de masa es
𝑯𝐺 = 𝑰̅𝝎 (16.4)
Al diferenciar ambos miembros de la ecuación (16.4) se obtiene
Las ecuaciones (16.6) muestran que la aceleración del centro de masa G de la placa
y su aceleración angular 𝛼 se obtienen fácilmente una vez que se ha determinado
la resultante de las fuerzas externas que actúan sobre la placa y su momento
resultante alrededor de G. Al dar condiciones iniciales apropiadas, es posible
obtener por integración en cualquier instante t las coordenadas 𝑥̅ y 𝑦̅ del centro de
masa y la coordenada angular 𝜃. De tal modo, el movimiento de la placa está
completamente definido por la resultante y el momento resultante alrededor de G
de las fuerzas externas que actúan sobre ella.
Esta propiedad, que se ampliará en el capítulo 18 al caso de movimiento
tridimensional de un cuerpo rígido, es característica del movimiento de un cuerpo
rígido. De hecho, como se vio en el capítulo 14, el movimiento de un sistema de
partículas que no están rígidamente conectadas dependerá en general de las
fuerzas externas específicas que actúan sobre diferentes partículas, así como de
las fuerzas internas. Puesto que el movimiento de un cuerpo rígido depende sólo de
la resultante y del momento resultante de las fuerzas externas que actúan sobre él,
se concluye que dos sistemas de fuerzas que son equipolentes, esto es, que tienen
la misma resultante y el mismo momento resultante, también son equivalentes; esto
es, tienen exactamente el mismo efecto sobre un cuerpo rígido dado.
Considere en particular el sistema de las fuerzas externas que actúan sobre un
cuerpo rígido (figura 16.6a) y el sistema de fuerzas efectivas asociadas con las
partículas que forman dicho cuerpo (figura 16.6b). En la sección 14.2 se mostró que
dos sistemas definidos de tal modo son equipolentes. Sin embargo, puesto que las
partículas consideradas ahora constituyen un cuerpo rígido, se concluye de la
discusión anterior que los dos sistemas son también equivalentes. En
consecuencia, es posible establecer que las fuerzas externas que actúan sobre un
cuerpo rígido son equivalentes a las fuerzas efectivas de las diferentes partículas
que lo constituyen. Este enunciado se conoce como principio de D’Alembert, en
honor al matemático Jean le Rond D’Alembert (1717-1783), aunque el enunciado
original de D’Alembert se escribió de manera un poco diferente.
Movimiento plano general. Al comparar la figura 16.7 con las figuras 16.8 y 16.9,
se observa que, desde el punto de vista de la cinética, el movimiento plano más
general de un cuerpo rígido simétrico con respecto al plano de referencia puede
reemplazarse por la suma de una traslación y una rotación centroidales. Hay que
advertir que este enunciado es más restrictivo que el enunciado similar que se hizo
antes desde el punto de vista de la cinemática (sección 15.5), ya que se requiere
ahora que el centro de masa del cuerpo se elija el punto de referencia.
En las ecuaciones (16.6) se observa que las primeras dos ecuaciones son idénticas
a las ecuaciones de movimiento de una partícula de masa m sujeta a las fuerzas
dadas F1, F2, F3, . . ., De ese modo se verifica que el centro de masa G de un cuerpo
rígido en movimiento plano se mueve como si la masa total del cuerpo estuviera
concentrada en ese punto, y como si todas las fuerzas externas actuaran sobre él.
Recuérdese que este resultado ya se había obtenido en la sección 14.4 en el caso
general de un sistema de partículas, donde éstas no necesariamente estaban
conectadas en forma rígida. Se señaló también, como se hizo en la sección 14.4,
que el sistema de las fuerzas externas no se reduce, en general, a un solo vector
𝑚𝒂 ̅ fijo en G. Por lo tanto, en el caso general del movimiento plano de un cuerpo
rígido, la resultante de las fuerzas externas que actúan sobre el cuerpo no pasa por
el centro de masa de este mismo.
Por último, debe observarse que la última de las ecuaciones (16.6) seguiría siendo
válida si el cuerpo rígido, aunque sujeto a las mismas fuerzas aplicadas, se hubiera
restringido al girar alrededor de un eje fijo que pasara por G. De tal manera, un
cuerpo rígido en movimiento plano gira alrededor de su centro de masa como si este
punto estuviera fijo.
5.4.- Principio del trabajo y la energía.
principio del trabajo y la energía se utilizará ahora para analizar el movimiento plano
de cuerpos rígidos. Como se señaló en el capítulo 13, este método en particular se
adapta bien a la solución de problemas en los que intervienen velocidades y
desplazamientos. Su ventaja principal radica en el hecho de que el trabajo de
fuerzas y la energía cinética de partículas son cantidades escalares.
Para aplicar el principio del trabajo y la energía en el análisis del movimiento de un
cuerpo rígido, se supondrá otra vez que el cuerpo rígido está compuesto por un gran
número n de partículas de masa ∆𝑚𝑖 . Si se recuerda la ecuación (14.30) de la
sección 14.8, se escribe
𝑇1 + 𝑈1→2 = 𝑇2 (17.1)
donde 𝑇1 , 𝑇2 = valores inicial y final de la energía cinética total de las partículas que
forman al cuerpo rígido.
𝑈1→2 = trabajo de todas las fuerzas que actúan sobre las diversas partículas del
cuerpo.
La energía cinética total
1
𝑇 = 2 ∑𝑛𝑖=1 ∆𝑚𝑖 𝒗𝟐𝒊 (17.2)