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Luego espera en el Señor, sin tratar de pensar en algo. Espera hasta que recibas
un pensamiento o una memoria. Cuando la recibas, mantén tus ojos cerrados y
recuerda los sentimientos y emociones que tuviste cuando ocurrió la situación
que estás reviviendo en tu mente. El paso siguiente es derramar tus quejas y
dolor delante del Señor, tal como lo hacía el Rey David en los Salmos. El Salmo
142, por ejemplo, nos da un buen precedente bíblico de expresar nuestro dolor
al Señor.
Ahora invita a Jesús a que entre a tu memoria. Dilo en voz alta, "Jesús entra en
esta memoria". Puedes sentir su presencia o incluso verlo en tu mente, en
medio de la situación. Pon cuidado a lo que Jesús hace o dice. Quizás lo veas
abriendo la puerta del closet y abrazándote, o consolándote cuando tu novio o
novia te traicionó.
Habla con el Señor y pregúntale que te quiere decir o hacer, que te muestre su
perspectiva de esa situación. Es probable que esa herida haya causado una
creencia falsa en la que has basado toda tu vida, y necesites cambiarla. O quizás
tengas que perdonar a las personas que te hirieron.
Este proceso está muy íntimamente relacionado con el perdón, las maldiciones
generacionales y con las creencias que no vienen de Dios. Escucha los episodios
sobre estos tres temas:
http://sobrenatural.tv/maldiciones-generacionales/
http://sobrenatural.tv/creencias-que-no-vienen-de-dios/
www.coherederos.com
http://sobrenatural.tv/la-causa-1-de-enfermedad-entre-los-cristianos/
En el ejemplo del niño encerrado en el closet por su mamá, el ver a Jesús abrir
la puerta y darle un abrazo, redime la herida y trae nuevas emociones a esa
memoria. Ahora, en lugar de pensar en el dolor, el miedo y el abandono
original, la persona puede sentir el amor y la compañía de Jesús.
Y en esos momentos es que el Espíritu Santo te llena de su paz y del amor del
Padre celestial, cuando trae a memoria versos bíblicos como, "nunca te dejaré ni
te abandonaré" y "con amor eterno te he amado".