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25 MARZO, 2018
ARTÍCULO PARA TRIBUNA POPULAR
ÓRGANO DE PRENSA DEL PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA
ENRIQUE GARCÍA ROJAS.
Profesor de Literatura
Pese a su afirmación de que «todos los hombres han sido creados iguales», la Declaración
de Independencia de Estados Unidos, adoptada en 1776, no tocó el tema de la esclavitud.
Algunos de sus autores propusieron que el asunto fuera discutido, pero el Congreso,
dominado por esclavistas, se pronunció en contra.
Se estima que entre los siglos XVI y XIX llegaron a América 12 millones de esclavos, de los
cuales sólo 64.500 fueron transportados a lo que hoy se conoce como EEUU. Aunque el
trato a los esclavos en Norteamérica fue brutal y degradante, los esclavistas allí aseguraron
a sus «propiedades» mejores condiciones que en el resto del continente, a fin de garantizar
una vida más larga y un mayor rendimiento de sus inversiones. Cuando la prohibición
constitucional de importar esclavos entró en efecto en 1808, este hecho adquirió nueva
relevancia.
Por ello, el número de nacimientos de esclavos en EEUU excedió al de muertes, de tal
manera que la población negra en 1860 ya había alcanzado los cuatro millones. El trabajo
de los esclavos fue un componente fundamental en la acumulación de riqueza en EEUU, y
por lo tanto también en la vida política. Esto se muestra claramente en el hecho de que diez
de los doce primeros presidentes del país fueron esclavistas.
El sistema económico del sur de EEUU se basaba en plantaciones de algodón y tabaco. Toda
la prosperidad de esta región era generada por esclavos; la economía y la sociedad eran
dominadas por una oligarquía terrateniente inmensamente rica. En el norte, la mayoría de
los negros no eran esclavos, pero sufrían de todas maneras los efectos de la legislación
discriminatoria y segregacionista, que establecía restricciones a sus derechos humanos,
civiles y políticos.