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ECONOMÍA SOLIDARIA

Nombre de la asignatura:
ECONOMÍA SOLIDARIA
Alumna: María del Carmen García García

ACTIVIDAD: ENSAYO
Asesor
IBQ Yudith Nieto Carrillo
PRESENTACIÓN
CARRERA: INGENIERIA EN DESARROLLO COMUNITARIO

Semestre: 8º

Agua De Niño, San Lucas Zoquiapan, Teotitlan, Oaxaca, México Febrero 2019
1. Desarrollo e importancia de la Economía Solidaria como un movimiento social.

Los movimientos sociales Se originan en el marco de una contradicción social y


expresan la fuerza organizada de los colectivos sociales desfavorecidos para
cambiar la situación estatuida y resolver la contradicción a su favor.

La propiedad en la economía social, es sometida a la propiedad compartida: lo


común no sólo prima sobre lo particular, sino que es más que la suma de las partes,
los socios y socias conciertan sus aportaciones no en vistas al logro de un beneficio
privado, sino que persiguen un resultado que no se daría si no fuera por el hecho
mismo de la mancomunación de esfuerzos; los cuales, por lo demás, no se reducen
a las aportaciones económicas, sino que implican otras aportaciones de orden
moral, intelectual, laboral, afectivo.

La economía social, en otro orden de cosas, contribuye a la renovación de los


movimientos sociales en un sentido muy preciso: la autogestión de la alternativa. En
efecto, el rasgo más genuino de los movimientos es la negación de lo existente, la
crítica del statu quo; pero, en tanto se quedan aquí, limitan el alcance de su mensaje
y la carga de trascendencia que incorporan. La aportación sui generis de la
economía social, muestra que es posible otra forma de producir y distribuir, desde
un tipo de empresa ética, democrática, de propiedad compartida.

Los movimientos sociales pueden promover y fomentar la economía social


estructurando el medio, creando mercado e impulsando una gran red de personas
emprendedoras. Además de mostrar la viabilidad empresarial de la economía social,
los movimientos sociales habrán de promover los valores de los que aquélla hace
gala y probar su eficacia en el orden práctico y su superioridad en el orden moral y
político.

Los movimientos sociales, pueden ayudar a estructurar el medio haciéndose eco de


las reivindicaciones del sector y trasladándolas a las administraciones y a los
agentes económicos. La prestación de servicios de asesoría y consultoría o la
colaboración con los servicios creados por las propias organizaciones de la
economía social es otro capítulo de tareas a llevar a cabo. Los movimientos sociales
pueden promover directamente empresas de economía social, desde radios libre y
televisiones locales hasta fundaciones y entidades de apoyo mutuo, pasando por
adherirse, en calidad de asociado, a una cooperativa o realizando una parte de sus
operaciones financieras en la banca ética.

El aumento de la densidad del tejido de la economía social es otra de las tareas en


que el aporte de los movimientos sociales puede ser muy relevante. Para ello es
preciso incrementar el número de entidades y tanto más los enlaces entre ellas,
formando una muy tupida trama de relaciones. Las empresas confluyen unas con
otras y también lo hacen las personas que las forman y, asimismo, esas empresas
y esas personas se juntan con otras externas a la economía social y se comunican
sobre esta.

Los movimientos sociales pueden promover la economía social ayudando a crear


mercado. Las posibilidades aquí se multiplican: desde la creación de estilos de
comportamiento y la generalización de estéticas de vestir hasta la introducción de
nuevos bienes y servicios, pasando por la organización de los colectivos de
demandantes.

Los movimientos sociales son ellos mismos demandantes de múltiples productos y


servicios, cuya adquisición podría orientarse hacia las empresas de economía
social. El apoyo a una campaña de difusión del sello cooperativo, la animación a las
bases militantes para que adquieran productos de empresas que desarrollan el triple
balance (social, de género y medio ambiental) … son otros tantos ejemplos de las
oportunidades existentes y, hoy por hoy, completamente desaprovechadas.

2. Influencia de la juventud en la Economía Solidaria en las Américas.


La participación activa de la juventud en todas las cooperativas, así como la
formación de cooperativas de nueva generación, son ejes centrales para el presente
y el futuro del desarrollo nacional, por lo que esta Confederación se puso a
disposición del Ejecutivo y de los legisladores para que estos objetivos formen parte
del proyecto de ley y de su eventual implementación.

Así como las necesidades y fortalezas de la juventud son sin dudas transversales a
todas las áreas, el cooperativismo y el mutualismo llevan más de 150 años
desenvolviéndose en todos los aspectos que constituyen a la comunidad tanto a
nivel local como en todo el territorio nacional.

Los beneficios que se pueden obtener los jóvenes en el sector solidario entre otras
son:
 Brinda condiciones dignas de trabajo.
 Su estructura de gobierno, permite que jóvenes exploren roles de liderazgo y
trabajo, involucrándose en la toma de decisiones.
 Utilizar la creatividad para desarrollar capacidades empresariales y de gestión.
 Al tener objetivos de sustentabilidad y desarrollo de largo plazo, son más
resilientes a las crisis.

Gabriela Buffa, Representante Juventud de la Alianza Cooperativa Internacional


(ACI), destaca la importancia que tiene la difusión del modelo cooperativo desde la
infancia, “la enseñanza del cooperativismo en la escuela es fundamental, no es lo
mismo aprender o enterarte de lo que es una cooperativa cuando uno tiene que
insertarse en la vida laboral que haberlo vivenciado en la escuela no solo como una
concepción teórica sino en la práctica resolviendo problemáticas de manera
colectiva”, en el mismo sentido expresó el deseo de que “todos los docentes del
país tengan la posibilidad de aprender cooperativismo mientras están formándose
porque esa es la única manera de que el conjunto se involucre y no quede librado
a la iniciativa individual de un docente”.
El cooperativismo está ganando terreno como modelo alternativo que promueve el
desarrollo con inclusión, no es una rueda de auxilio para resolver los problemas
cíclicos de un sistema, hay que posicionarlo como una alternativa real como otro
modelo económico, otra alternativa para las personas, y desde juventud tenemos
que tratar de sostenerlo y reflejarlo en una gestión democrática, participativa y
solidaria.

Los desafíos inmediatos para la juventud cooperativa son: fortalecer la red,


establecer canales de comunicación que sean útiles para estar de manera rápida
en contacto, tener información y pensar como dar a conocer a la sociedad en su
conjunto que es lo que hacemos y porque lo hacemos de esa manera.

Ricardo Rouvier, a través del curso “Pensamiento crítico para la acción”, manifestó
que “El cooperativismo es un contravalor de la hegemonía; es un desafío frente a
los procesos ‘normales’ del capitalismo”. En ese sentido, hizo un llamado a “hacer
lugar al trasvazamiento generacional en las instituciones”. Concluye diciendo que
“Hay que pasar de la causa moral, a la causa política, en lo económico, las
cooperativas y las mutuales deben consumir productos realizados por el sector para
fortalecer las empresas autogestionadas”.

También, Gabriel Di Francesco opinó que “tenemos que forjar nuestra identidad
como cooperativistas; porque el cooperativismo es una elección de vida, una forma
de vida” y alentó a los jóvenes en la participación. “El proceso de organización de la
juventud cooperativista requerirá del compromiso, la responsabilidad y la militancia
de todos. Es la única forma de que los espacios juveniles aportemos a la
construcción, porque lo que buscamos es formar a los niños y jóvenes para que
surjan nuevos líderes capaces de llegar a estar al frente de las organizaciones de
economía solidaria”
3. Análisis critico de los Principios Cooperativos, a la luz de los conceptos de varios
tratadistas.
Adhesión voluntaria y abierta: en este principio hay que considerar que la admisión
de los asociados está condicionada a las características de la cooperativa, su
capacidad física y de servicios. Este principio es aplicado plenamente cuando se
funda la cooperativa, y en aquellas en las cuales el número de asociados no afecta
esencialmente a la marcha económica de la organización (Mateo, 1985).

Gestión democrática por los asociados: este principio presenta algunas


incoherencias por el hecho de que no todos los asociados participan activamente y
predomina el desinterés por su cooperativa, mostrando la inquietud en cuanto a si
el voto de un socio activo y participativo, debe ser igual a otro que no cumpla con
su deber. En este sentido Mozas (1998) cita a Brot (1960) y Ciuruna (1968),
plantean que el control democrático, donde todos los socios tengan igual el derecho
de voto, no satisface completamente al espíritu de justicia, dado que un asociado
que no participa activamente tiene similar influencia como el que sí es activo y es
fiel con su organización.

Participación económica de los asociados: es aquí donde se unifican los


tradicionales principios del “interés limitado al capital” y “reparto de los excedentes”
y se añade el carácter de irrepartible de alguna porción del patrimonio de la
cooperativa. Cuando se limita la tasa fija del interés sobre el capital se niega el
carácter especulativo del capital (Del Arco, 1977).

Autonomía e interdependencia: éste principio hay que relacionarlo con el


dimensionamiento de las cooperativas que en su mayoría son pequeñas empresas,
las cuales “son muy celosas de su autonomía y encuentran serias dificultades para
abordar proyectos de concentración, o simplemente de colaboración, en el campo
económico” Cancelo (1987, pág. 87) citado por Vargas (1995).

Educación, capacitación e información: la educación es un componente esencial y


estratégico en el desarrollo cooperativo como empresa moderna y competitiva. Es
a su vez un aspecto que estimula la participación de los asociados en la toma de
decisiones de orden técnico, económico-empresariales y aspectos doctrinales
axiológicos (García y Ruiz, 2001) citado por (González y Domingo, 2005).

Cooperación entre cooperativas: la intercooperación hace más fuerte a las


organizaciones de base al ampliar sus capacidades productivas, comerciales,
técnicas y educativas mediante la planificación y coordinación de actividades
mancomunadas. Con este propósito “debe tomarse en cuenta especialmente, el
objeto de las organizaciones integradas, que sean lo más semejante posible para
obtener logros más eficientes y a corto plazo. También fines mediatos idénticos o
casi idénticos, cohesionan más el grupo integrado y contribuyen a acercar más la
realización de esos fines” (Esteller, 1989).

Interés por la comunidad: sobre este principio hay autores que cuestionan la
viabilidad práctica de aplicación del mismo, en particular en las cooperativas
pequeñas, lo cual está asociado no sólo sobre la conciencia de su necesidad, sino
de la propia eficiencia, solvencia empresarial y envergadura económica de la
cooperativa (Paz, 1995).

Drucker (1996, pág. 78), expresa que la cuestión de la responsabilidad social


también es inherente a la sociedad de organizaciones, sin embargo, sostiene que
“la organización moderna tiene que estar en una comunidad, pero no puede
pertenecer a ella. Los miembros de una organización viven y comparten en una
comunidad, pero la organización no se puede sumergir en la comunidad ni
subordinarse a sus fines. Su cultura tiene que trascender de la comunidad”. Lo que
determina la cultura de una organización es la naturaleza de la tarea o misión, no la
comunidad en que esa tarea se ejecuta.
CONCLUSIÓN:

El apoyo y la visión de muchas personas, con monitoreo del gobierno hace de la


economía solidaria un programa de se benefician más familias cada día y es por
ello la importancia de generar conciencia para seguir creando cooperativas,
fundaciones, asociaciones y mutualistas, diferentes entre sí pero con finalidades
similares, además la Ley precisa que son sujetos de ella “las personas jurídicas
organizada para realizar actividades sin ánimo de lucro, en las cuales sus
trabajadores o los usuarios, según el caso, son simultáneamente sus aportantes y
benefactores, creadas con el objeto de producir; distribuir y consumir conjunta y
eficientemente, bienes y servicios para satisfacer las necesidades de sus miembros
y el desarrollo de obras de servicio a la comunidad en general”.

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