Stadt Wohnen Leben Martha Castillo

Sommersemester 2018 Master Management (Bau, Inmobilien & Infrastruktur)

Vivienda en Latinoamérica
¿Inclusión o exclusión social?

Uno de los principales retos que enfrentan los gobiernos latinoamericanos es el déficit habitacional en
su territorio. Esto no se debe al aumento poblacional, sino a la tensión social que se vive en la región,
pues una parte de la población no logra integrarse plenamente a la vida y economía urbana. Vivir en
la periferia representa problemas relacionados con la accesibilidad, la carencia de servicios públicos
y recreación en las zonas residenciales, además de los problemas de desintegración social
vinculados con las desventajas del aislamiento físico.

Esta segregación motivó a los gobiernos latinoamericanos a decretar nuevas políticas urbanas.
Durante la mayor parte del siglo XX, estas políticas se caracterizaron por la intervención estatal en la
construcción de proyectos habitacionales y el financiamiento de la vivienda por medio de subsidios y
créditos hipotecarios, pues se creía que el problema era financiero. Con ello, se apuntaba a una
integración social, sin embargo en la práctica esto no aconteció, ya que la intervención y la
orientación de estas políticas produjeron una nueva configuración de la ciudad y nuevos territorios de
desplazamiento. A través de estos instrumentos de financiamiento, nada más intensificó la
segregación espacial, debido a que a que los valores del suelo en las zonas urbanas son
inalcanzables para los ingresos de la población de bajos recursos.

Y claro, el problema para la industria de la construcción es financiero. Es paradójico, que las

propuestas y ejecuciones de los nuevos proyectos habitacionales sobresalgan en las periferias, sin
conexión con la ciudad, olvidando por completo la construcción sostenible. Así,́ sin ninguna otra
lógica, más que la del mercado del suelo y la manipulación de su propio valor, han aparecido grandes
agrupaciones de casas aisladas de la ciudad. Para la industria de la construcción, la manipulación no
solo de los precios del suelo sino también la de los fondos públicos por medio de instrumentos de
financiamiento como créditos hipotecarios y subsidios para la vivienda social, aseguran la cobertura
del mercado y constituyen la respuesta al problema habitacional, esto sin tomar en cuenta la calidad
habitacional que producen.

Con el apoyo de las políticas habitacionales se construyeron viviendas de tipología “de

encierro”: Los límites fueron definidos por muros y cercas que suprimen la comunión de las
relaciones socio-espaciales. Mediante esta separación física del espacio, se crea un espacio
interno de control privado y un espacio exterior de incertidumbre. Consiguiendo asi, el desligue
de la vivienda con la estructura urbana. La vivienda es entonces una unidad
aislada, desintegrada de los aspectos sociales y territoriales que la rodean pero que a la vez
deberían constituirla. Este encierro insinua en el individuo, que habita en este tipo de
vivienda, una retracción hacia el exterior: el espacio pública, la sociedad. Es así como este espacio
pierde su finalidad básica de espacio común, su papel de espacio para interrelaciones
sociales, su función se ha transformado en una condición de espacio únicamente transitorio.

En términos generales, las soluciones aportadas por parte del Estado no consideran la dimensión
urbana, ni ambiental, tampoco se ajustan a las necesidades de los destinatarios, contribuyendo nada
más a la segregación residencial. Al mismo tiempo, el capitalismo y la corrupción
conducen a la reducción de los fondos públicos y con ello la constitución de una acción
pública carente de alcanzar el bienestar del país. La urbanización latinoamericana se deriva de la
falta de capacidad social y política del Estado para encontrar recursos apropiados y generar con
estos recursos condiciones de urbanización favorables para la población.Con este tipo de desarrollo
es como el espacio urbano y la política habitacional reflejan las relaciones sociales de la región: la
falta de cohesión social.