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AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
“¿Usted hace qué?”, exclama la gente sorprendida cuando les digo que soy
una comunicadora de animales.
“¿Y cómo lo hace exactamente?”, preguntan.
“Bien”, contesto, “recibo imágenes en mi mente como en una película.
Estas imágenes verifican si el animal está feliz o triste, si desea algo o si está
satisfecho con su vida. Me muestran lo que quieren, sus deseos, sus
necesidades y sus penas”.
Las imágenes que recibo no transmiten un tiempo determinado, de modo
que puede resultar difícil ubicar el contenido de la imagen en el pasado,
presente o futuro. Además, el significado depende en gran medida de las
circunstancias que envuelven al evento o del contexto de la situación. A
menudo las imágenes se presentan acompañadas de impresiones,
sentimientos, sabores, sonidos y aromas. Utilizo todos los sentidos al recibir
las imágenes, de modo que cuando veo la escena, también sé cómo se siente el
animal con lo que ve.
A veces me llamo a mí misma “Experta en comportamiento animal” lo cual
es paradójico puesto que la mayoría de las veces la modificación de la
conducta debe ser del humano y no de la mascota.
La gente a menudo supone que, dado que me comunico con los animales,
crecí cerca de ellos, observándolos y compartiendo sus vidas. En realidad,
crecí en Buenos Aires, Argentina, una ciudad metropolitana rodeada de
edificios. El centro de la ciudad, donde los altos edificios compiten por la
altura y por la cantidad de departamentos y oficinas que pueden tener, no era
lugar para las mascotas. Para ver un pedacito de verde, debía caminar hacia un
parque, los pulmones de la ciudad, a un par de kilometros de distancia.
Cuando tenía 8 años, mi familia compró una casa de veraneo
aproximadamente a dos horas de distancia de la ciudad. Era una gran casona
de estilo español rodeada por mucho verde y muchos árboles frutales. Era un
pedacito de cielo, lejos del ruido de las bocinas de los taxis y del humo de la
ciudad. Pasaba allí los tres meses de vacaciones de la escuela y, en una de esas
vacaciones, me di cuenta de que podía escuchar lo que los animales pensaban.
En la esquina al lado nuestro vivían unos vecinos que habían emigrado
desde Europa. Tenían una granja y 30 kilometros a la redonda, todos conocían
a la familia y venian para comprar productos frescos. También criaban gallinas
para obtener huevos, vacas para obtener leche, unos cuantos caballos de tiro,
un par de perros y algunos gatos de granero. Nos sentíamos dichosos de
tenerlos cerca ya que significaba que no pasaríamos hambre, incluso durante
las graves inundaciones de verano.
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nuestro departamento nuevo. Y de repente descubrí por qué estaba allí y por
qué esto estaba sucediendo. Una imagen dentro de mi cabeza me mostraba
una pequeña niña jugando en la escalera que accidentalmente se caía y se
quebraba varios huesos.
Mi mente se aceleró. ¿Qué se supone que debo hacer?, me pregunté. ¿Esto
ya ha sucedido o está por suceder? Y de ser así, ¿qué debo hacer? ¿Detener a
la pequeña niña? ¿Decirle a la madre? ¿ALGUIEN PUEDE DECIRME QUÉ
HACER?, grité internamente.
Las imágenes duraron varios minutos, durante los cuales ví a la pequeña
niña comenzar a jugar en la escalera. Saltó al primer escalón, luego se dio
vuelta y saltó hacia el piso. La siguiente vez, saltó dos escalones y se dio vuelta
para saltar nuevamente al piso. Hizo esto varias veces, saltando cada vez un
escalón más para darse vuelta y saltar hacia abajo. Yo estaba inmóvil,
observando mi premonición. Conté seis escalones y al ver que comenzaba a
darse vuelta, grité. Mi grito la asustó y perdió el equilibrio, pero a diferencia de
mi premonición, sólo resultó golpeada pero sin huesos rotos. Igualmente
lloraba y pedía por su madre, pero yo me sentí tan bien cuando la vi ponerse
de pie y correr hacia su familia.
De algún modo mi grito había cambiado su destino. Temblando y
confundida me preguntaba con quién podría hablar acerca de esto. ¿Quién
podría comprender? ¿Me considerarían rara o, lo que es peor, mentalmente
incompetente? Decidí no decir nada a nadie, excepto a Dios, al Universo o a
quien fuera que estuviera a cargo y que ojalá estuviera escuchando. “Si nunca
veo más cosas malas, entonces aceptaré este don y lo pondré al servicio de
personas y animales. Cumpliré esta promesa mientras nunca más me muestres
cosas que me aterren otra vez”.
Me llevó varios años reponerme del incidente de la mueblería. Por
entonces, sin embargo, supe lo que la palabra “psíquica” significaba. Había
leído todos los libros de Jane Roberts en los cuales ella canaliza una entidad
llamada Seth, y estuve complacida de saber que no era la única que era
“extraña”. Jane Roberts tuvo las mismas dudas que yo tuve y recordaba que
ella era en realidad su peor crítico, por lo cual comencé a sentirme más
aliviada. Luego vinieron otros autores y de ese modo comenzó mi camino.
Me preguntaba cómo utilizaría mi don de una manera positiva para ayudar a
los animales. Supuse que, cuando conoces a nuevas personas, comienzas por
preguntarles acerca de sí mismas. Entonces, ¿por qué no hacer lo mismo con
los animales? Les haré preguntas y ellos contestarán, decidí.
Como luego llegaría a descubrir, a los animales generalmente les gusta
describir su personalidad, de modo que puedo conocerlos rápidamente. Por
ejemplo, ellos se pueden describir a sí mismos como “una señorita”, “un viejo
gruñón”, “un aventurero”, o “un holgazán”. A veces me explican su relación
con los miembros de la familia. Pueden llegar a decirme, por ejemplo, que
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están muy apegados a mamá o papá. (La mayoría de los animales tienen una
imagen de tipo parental de sus humanos, por lo que “mamá” o “papá”,
generalmente se presenta). Los miembros de una casa con muchos tipos de
mascotas hablan acerca de quién es el “perro jefe”.
Algunos hablan de “amigos”, cuando describen a los humanos con los que
comparten su hogar. Sorprendentemente, aquellos que son golpeados o
insultados hablan amorosamente de sus familias.
Algunos me transmiten profundos mensajes espirituales mientras que otros
hablan de sus comidas favoritas o de su actividad preferida. Todos ellos
hablan del amor, la paciencia y de la tarea que deben realizar. Sus ocupaciones
varían y son la parte más importantes de sus vidas. Los perros, por ejemplo,
pueden cuidar la casa, vigilar a los extraños, cuidar a los niños, evitar que el
gato entre en la habitación o cuidar al bebé. Los perros a los que les gusta la
naturaleza pueden ir de caza, de pesca, caminatas o cuidar rebaños. Sin
importar cuál sea el trabajo, siempre disfrutan de hacerlo bien. Buscan
complacer a sus compañeros humanos y verlos felices.
Los gatos, por otro lado, son más independientes. Aunque algunos de ellos
tienen un trabajo, su mayor deseo es dormir, tomar sol y hacer lo que quieren
(en oposición a lo que tú quieres). Igualmente equilibran sus deseos de manera
que la relación sea equitativa. Claro está, a veces damos más de lo que
tomamos... o ¿es al revés? A veces, parece como que nuestros animales nos
dieran mucho más de lo que nosotros les ofrecemos. Su amor incondicional
siempre está disponible para nosotros, sin importar cómo los tratemos y eso
pesa más que cualquier otro pago o sacrificio que podamos hacer.
Muchas de las historias de este libro revelan que a menudo la misión
principal de nuestros animales es enseñarnos acerca de nosotros mismos, y si
no logran este objetivo durante una vida, se reencarnarán para volver a
nosotros y continuar con su trabajo. Esto puede significar que un animal
adquiera la misma enfermedad que su humano guardián. Con una de mis
clientes el animal murió mientras que ella se recuperó completamente.
Comprender el rol de nuestros animales y lo que ellos hacen a veces se
encuentra lejos de nuestra comprensión. Mediante sus acciones, ellos reflejan
tus sentimientos, mostrándote si estás teniendo un buen día o uno malo.
Tensionándose, te muestran cuán tensionado estás. Incluso si no muestras
signos visibles de tensión, ellos la perciben puesto que pueden ver tu aura (el
campo energético que rodea al cuerpo físico), entonces se vuelven como una
esponja y absorben tu tensión. Esto te ayuda a sentirte más relajado. ¿Y qué
haces entonces? Los acaricias y les dices que los amas. A cambio ellos te
muestran su pancita, te miran con adoración o simplemente ronronean.
El ronroneo significa sentirse completamente satisfecho. Lograr que tu
gatito ronronee complacido significa que tú debes ser una persona
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Capítulo I
Te consideras una persona que sana?...
¡Haz algo!
Estoy sentada sobre el piso de mi habitación viendo a mi mejor amigo
morir. No tiene control sobre sus funciones corporales y yace sobre el piso
con la boca abierta. Mi perro, mi mejor amigo, mi “bebe”, puede que no
sobreviva la noche. Mi mente se remonta al día que nos conocimos. ¡Cuán
pequeño era entonces! Sonrío al pensar en él, tranquilo y seguro en mi bolso,
asomando su cabeza ocasionalmente, mientras voy de compras. La gente me
detenía para mirar más de cerca al montón de pelos blanco, que parecía más
un crisantemo que un perro. Cuando advertían que estaban mirando los
brillantes ojos negros de un pequeño cachorro, me decían cuán hermoso era.
Él trataba de captar su atención, pero siempre se refugiaba en la comodidad y
seguridad de mis brazos.
Hoy, ni siquiera puedo ayudarlo a sentirse bien. Se está muriendo ante mis
ojos y no sé qué hacer.
Por muchos años, estudié el arte de la Cura Cósmica, una técnica similar al
Reiki, que se transmite de maestro a discípulo. Durante los últimos 12 años,
fui guiada por el maestro Tam Nguyen, mi director espiritual, en el fino arte
de canalizar las energías del universo para ayudar a las personas a curarse a sí
mismas. Cada sábado asistía a la “Association for Research in Metaphysics”
(Asociación para la Investigación en Metafísica) en Anaheim, California y
pasaba varias horas ayudando a la gente con sus problemas.
El maestro desarrolló esta técnica haciendo una adaptación del Budismo
Tántrico; se basa en el chakra del corazón y el amor por todas las cosas. Esto
se volvió parte de mi vida y, cuando el maestro me propuso que enseñara, no
dejé pasar la oportunidad.
Debido a mi fascinación por el pensamiento oriental, estudié el Tíbet, su
cultura, su gente y, por supuesto, sus mascotas. El origen de la raza Shih-Tzu
es oscuro. Se lo clasifica como un perro chino, dado que fue criado allí por
cientos de años, pero se supone que se originó en el Tíbet, donde vivía en los
templos y, a veces, era obsequiado a los emperadores chinos como tributo.
En el Budismo y en su forma más mística, el Lamanismo, el león es
considerado un animal sagrado. Se dice que el Buda Manjusri, el dios del
aprendizaje, se reveló a los 4 continentes como un simple sacerdote
acompañado de un perro pequeño. El perro podía transformarse en un
poderoso león que llevaba al Buda sobre sí. Los lamas tibetanos
probablemente alentaron la crianza de estos perros, que se parecían a sus
“leones” y, sin duda, los mejores especímenes habrían sido seleccionados. Era
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un gran honor recibir un perro león, y en 1908 fue entregado por última vez
como obsequio tributario a los emperadores chinos, cuando el Dalai Lama,
que traía varios perros, visitó a la Empress Dowger (Emperatriz Viuda)
algunos meses antes de su muerte.
El Shih-Tzu pasó a ser conocido como el Perro León. Los pequeños perros
leones eran utilizados en las tareas del templo como mascotas y vivían allí
como miembros de la familia. Luego de la muerte de la Empress Dowger
Tzu-hsi en 1908, no hubo nadie que supervisara la crianza de perros en el
palacio imperial. El nuevo emperador, Pu-yi, no estaba interesado en los
perros del palacio; muchos de ellos fueron regalados a familias chinas
importantes y a oficiales extranjeros de alto rango. Otros, fueron vendidos en
los mercados caninos de los templos lamanistas.
La crianza de perros continuó fuera del palacio y se cree que los chinos
hacían mucho por evitar que perros y cachorros salieran del país, incluso
alimentando a los perros exportados con vidrio molido al momento de partir
hacia el oeste.
Con la invasión china al Tíbet, la crianza se detuvo y los perros
desaparecieron. Años mas tarde, algunos de ellos fueron encontrados en la
ciudad y se vendieron al general Douglas Brownriggs y su señora, quienes se
enamoraron de la raza. En 1931, los llevaron a Inglaterra y, luego de varios
intentos, lograron reproducir dos hembras exitosamente. Los Shih-Tzu fueron
introducidos en los Estados Unidos en 1966 y rápidamente se convirtieron en
uno de los pequeños perros falderos preferidos de América.
Quedé fascinada con la raza y su historia y me propuse conseguir uno.
Luego de mucho buscar, encontré a alguien que los había estado criando por
varios años. El viaje duró poco más de una hora y yo estaba entusiasmada por
anticipado. Había estado en otros dos lugares de cría antes, pero ninguno de
los cachorros era el que yo estaba buscando. Cuando por fin llegamos, estaba
desalentada; un viaje tan largo y sólo les quedaba uno, un macho de 8
semanas. A pesar de que quería una hembra, lo miré por un rato con su pelaje
blanco mullido, cola enroscada y sus expresivos ojos grandes negros y me
enamoré. Estaba fascinada.
Provenía de una extensa línea de campeones, tanto americanos como
ingleses. Con la intención de mantener sus raíces chinas vivas en él, lo llamé
como uno de sus ancestros, Chop-Chop, que significa “rápido”, dado que
corría velozmente hacia mí cuando lo llamaba. Él fue mi primer amor animal.
Chop-Chop era un cachorro alegre, dulce, obediente y juguetón, muy
cercano a la familia y dispuesto a complacer. Siempre acudía cuando lo
llamábamos y nunca tenía “accidentes” dentro de la casa. El caballero perfecto
tampoco ladraba nunca.
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Un día, cuando él tenía dos años de edad, estaba yo subiendo las escaleras
hacia mi habitación y llamé a Chop-Chop para que me acompañara como
siempre, pero no lo hizo. Mi asombro se convirtió en alarma cuando en su
lugar, empezó a llorar y miraba hacia arriba y luego hacia abajo. Al principio,
lo llamé mas alto; luego persuasivamente, con una voz suave. Él seguía
lloriqueando. Bajé las escaleras y lo levanté. Apenas puse mi mano sobre su
vientre, soltó un aullido penetrante, un inconfundible grito de dolor.
Mis hijos confirmaron que había estado quieto todo el día, echado la mayor
parte del tiempo. Estaba muy preocupada por él y lo acosté con mantas
acolchadas para que pasara la noche. Una vez que estuvo así acostado, no se
quejó y se durmió en unos minutos.
La mañana siguiente no trajo mejoras. No me siguió para ir a hacer sus
necesidades y tuve que levantarlo de su lecho y llevarlo afuera. Se agachó
como una hembra, en vez de levantar la pata. Una vez más, no como él lo
hacía.
Lo llevé inmediatamente al veterinario, quien le diagnosticó displasia junto
a una punzada en la columna, agravado por el intenso frío y el clima húmedo
que estabamos viviendo. Le aplicó una inyección y le prescribió medicación de
dos tomas diarias durante diez días. Dijo que no tenía cura y me advirtió que
comenzara a pensar en una cirugía de cadera, aunque no ofrecía garantías. La
única opción restante era la eutanasia.
Estaba consternada. Chop-Chop tenía sólo dos años. Hasta ahora, no había
mostrado nunca signos de enfermedad y apenas pesaba 6 kilos. En un intento
de manejar la situación, pensé que el veterinario se había equivocado.
Probablemente, Chop-Chop se había lastimado jugando con uno de mis hijos.
Seguramente los calmantes le harían sentir mejor al día siguiente, pensé. No lo
hicieron.
Con el paso del tiempo, caminar se volvió más dificultoso para él, hasta que
finalmente quedó paralítico de la cintura para abajo. Tenía tanto dolor que ni
siquiera podía impulsar su cuerpo con las patas delanteras. Lo que es peor, se
quedaba quieto con los ojos fijos en un horizonte desconocido durante horas.
Ya no podía controlar sus funciones corporales, de modo que le compré
pañales. Todo esto en pocos días.
Lo llevé a otro veterinario, quien también hizo el mismo diagnóstico y le
prescribió la misma medicación poco efectiva. Chop-Chop no comía y
raramente bebía. Me resultó dolorosamente claro que no le quedaba mucho
de vida.
Lloré todo el camino de vuelta del veterinario y lloré más, mientras le
contaba a mi esposo acerca de esta segunda visita. Lloré, aún más, ante mi
propio desamparo. Esa noche, puse junto a mi cama unas mantas abrigadas
sobre el piso y observé a Chop-Chop por largo tiempo. No me estaba
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mirando. Otra vez, estaba perdido en ese estado de vacío mental donde nada
más parece tener sentido.
No podía dormir pensando en que esta podía ser su última noche conmigo,
de modo que tomé mi propia manta y me acosté a su lado en el piso,
hablándole suavemente. De pronto, una voz me sorprendió: “Bien, te
consideras una persona que sana. Has ayudado a mucha gente... ENTONCES
¡HAZ ALGO!”.
Estaba consternada, y me incorporé de inmediato para mirar alrededor de
la habitación. Por supuesto, estaba sola con Chop-Chop. Cuando lo miré,
advertí que me estaba hablando telepáticamente. Por primera vez en días, me
miró directo a los ojos y se quedó mirándome. En ese momento, la conexión
entre nosotros fue tan fuerte, que supe que nos estábamos comunicando a
otro nivel, y él estaba poniendo su confianza en mí y en mis habilidades para
canalizar la luz sanadora.
“Por supuesto”, dije enseguida. “¿Por qué no pensé en aplicar la Cura
Cósmica en los animales? Será tan efectiva como en los humanos”.
De inmediato, comencé a poner todo mi conocimiento, esfuerzo y
concentración en la tarea que se me presentaba. Invoqué la Energía Cósmica,
hablé a los cielos, al espíritu, a la luz universal y al amor; a los ángeles y hadas,
a mi ser superior y guardianes, a todos los santos y sabios de todos los
tiempos, espacio y dimensiones.
Pedí a todos y a todo lo que fue, es o será para que me ayuden a ser la
transmisora de la vida y de la luz sanadora. Esperaba una señal. Las manos se
me pusieron calientes, a lo que siguió la usual sensación de pinchazos en los
dedos. Entonces supe que estaba lista.
Mis manos fueron dirigidas para comenzar con la base del cuello, donde
nace la columna y, con un movimiento lento de presión y estiramiento, se
desplazaron a lo largo del lomo hasta llegar a la base de la cola. Pensé en
detenerme, pero mis manos siguieron su movimiento como si supieran qué
hacer. Se posaron sobre la cola enrulada y tiraron suavemente de manera que
repercutía sobre toda la columna. Las manos se deslizaron luego al área de la
cadera y manipularon las patas haciendo extrañas contorsiones. Finalmente las
manos se desplazaron a su vientre, en donde los débiles músculos del
estómago lo hacían soportar el peso de su cuerpo. Distintas formas emergían
mientras me dejaba guiar. Luego, de repente, el impulso se detuvo. Agradecí e
incliné la cabeza en reverencia y gratitud. No tenía dudas de que estaba
haciendo todo lo que podía por su máximo bienestar. Satisfecha con esto,
dormí tranquilamente durante toda la noche por primera vez en días.
Al levantarme la mañana siguiente, Chop-Chop se paró en cuatro patas y
sacudía su cuerpo, algo que no había podido hacer por largo tiempo. Estaba
tan feliz de verlo hacer eso, que inmediatamente lo levanté y lo llevé afuera
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para que hiciese sus necesidades. Tuve cuidado de bajarlo suavemente por
temor a que las patas traseras le causaran dolor, pero se paró firmemente y
orinó sin dificultad, aunque agachándose.
Jonathan
Un sábado tenia una venta de cosas usadas en mi casa, cuando sonó el
teléfono. Una de mis clientes estaba preocupada por Jonathan, su pequeño
perro salchicha de 11 años, quien estaba sufriendo un ataque de temblor en
medio de la sala. En ese momento era muy difícil concentrarme y dejar de
lado lo que estaba haciendo, pero hice lo mejor que pude por teléfono. Le
pedí a la señora que se concentrara conmigo y recorrimos algunas
visualizaciones guiadas, creadas para que Jonathan recuperara el equilibrio.
Éste no paraba de enviarme imágenes de pastos verdes y de un árbol grande,
de modo que le pedí a la señora que lo llevara al parque. “Lleva su manta
favorita y haz que se eche a la sombra durante una hora aproximadamente;
llámame luego”.
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Shadow
Fui a visitar a Shadow, una perra de raza Gran Pirineo de dos años de edad,
ya que Ann, su mamá, estaba preocupada porque había estado actuando de
manera extraña últimamente. “Ya no disfruta visitar gente o lugares y empieza
a lloriquear y me toca con las patas porque quiere ir a casa. Tengo curiosidad
de saber qué es lo que está mal”.
Un día antes de la sesión, envíe al animal el mensaje de que iba a visitarla
para una “charla”, para que lo supiera por anticipado. Cuando llegué, Shadow
me saludó en la puerta de entrada permitiéndome de inmediato que la
acariciara. Se sintió cómoda conmigo y yo con ella. Nos abrazamos y olfateó
mi cuerpo y mi cabello por completo. Luego me arrodillé para hablar con ellla;
Ann estaba sorprendida. “No lo puedo creer. Shadow siempre salta sobre la
gente y trae uno de sus juguetes para jueguar con el invitado”.
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Cuando le expliqué que “Shadow no iba a hacer eso conmigo”, Ann quedó
perpleja. “Shadow sabe que vine a ‘hablar’ y no a jugar”, agregué.
Ann, aún sorprendida preguntó: “¿Le pediste a Shadow que no saltara
sobre ti?”. Sonreí y contesté: “no”.
Hablamos por un rato acerca de los recientes problemas de Shadow, acerca
de la ansiedad de separación, y acerca de cómo había destruido su alfombra y
otras cosas. Luego Shadow se quejó de dolor en las cuatro patas, pero
especialmente en la pata derecha y en el área de la rodilla. Pero Ann, explicó
que, cuando Sahdow tenía un año, fue operada en la rodilla izquierda. Cuando
la conversación pasó a los hábitos de sueño, Shadow se quejó: “No puedo
encontrar el lugar justo para echarme porque siento dolor en los huesos.
Varias veces durante la noche, tengo que levantarme y tratar de encontrar un
lugar confortable para echarme”.
A continuación, Shadow me transmitió una imagen de ella parada sobre sus
patas traseras jugando con otros perros, como en lucha libre. Ann confirmó:
“Eso es exactamente lo que a ella le gusta hacer cuando la llevo al parque para
que pueda andar suelta”.
Estaba sorprendida por la imagen de las quejas de Shadow, hasta que
explicó que ya no podía jugar fuerte. Conversamos acerca de unas cuantas
cosas y dejé a Ann con un nuevo entendimiento de su mascota.
En menos de un mes, Ann me llamó. “Llevé a Shadow al parque para una
tarde de diversión. Enseguida se encontró con un amigo, un perro Ovejero
Alemán grande, con quien pudo jugar. Unos minutos más tarde, sin embargo,
aulló con fuerza y se cayó al suelo luego de haber estado parada sobre las
patas traseras. La llevé al veterinario quien dijo que se había dislocado la rótula
derecha y necesitaba cirugía de forma inmediata. Shadow tenía razón, le dolia
la pata y en especial su rodilla. Era su pata derecha”.
Ann continuó: “Estoy preocupada por el éxito de la operación, pero estoy
aún más preocupada por su recuperación. Es grande, pesa alrededor de 70
kilos, y no se podrá parar por unas semanas. ¿Podrías venir a verla de
nuevo?”
Cuando llegué a la casa, Shadow estaba esperándome, parada en tres patas y
meneando la cola. Me reconoció de inmediato y cojeó alrededor del sofá y se
echó. Pude apreciar que su pata trasera derecha había sido afeitada. Tenía una
cicatriz desde la parte superior del muslo en línea recta, pasando por el frente
de la rodilla, casi hasta el tobillo. Varios puntos mantenían cerrada la herida, la
cual estaba un poco hinchada y le dolía.
Shadow hizo varias preguntas a Ann, empezando por qué tuvo que ser
operada, por qué tanto dolor, cuánto tiempo pasaría hasta retirar los puntos y
cuánto tardaría en salir de su encierro.
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Debido a que tantas personas me preguntan qué pueden hacer para ayudar
a sus animales a superar cirugías o heridas, me gustaría compartir con ustedes
la siguiente técnica de curación que le presenté a Ann para Shadow. Por favor,
anota, sin embargo, que esto no sustituye el cuidado de un veterinario, pero es
un suplemento. Si tu mascota se enferma o lastima, consulta siempre con un
veterinario.
EL PROCESO DE LA CURA
Siéntate tranquilamente enfrente de tu animal amigo y cierra los ojos.
Respira profundamente tres veces mientras imaginas que, con cada inhalacion,
recibes la Luz Sanadora del Universo a través de las fosas nasales. Mientras
respiras, la energía se acumula en tus pulmones para ser transferida luego al
estómago. Los maestros chinos llaman a este área tan t’ien, localizada a unos
siete centimetros debajo del ombligo y a seis centimetros hacia el interior. Este
es el centro de tu aura, el área de equilibrio de tu energía interna, tu punto
base.
Continúa con una respiración rítmica lenta y posiciona las manos con las
palmas hacia arriba, codos elevados y dedos estirados como gesticulando:
“Por qué?
Continúa respirando energía hasta sentir una sensación de pinchazos en la
punta de los dedos o calor en las palmas de las manos. En ocasiones, la
energía procederá desde la cabeza pasando por el cuerpo. Invierte luego las
palmas, toca suavemente el área afectada y dirige la energía sanadora hacia tu
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mascota. Sin masajes, ni caricias, sólo las manos. Siente esta calidez sanadora
irradiarse desde tu cuerpo al cuerpo de tu mascota. Sabe que, mientras la
transferencia se está realizando, tu sólo eres un medio para la Luz, muy similar
a una antena de TV. Siempre estamos rodeados de energía; todo lo que haces
es aprovecharla y transferirla a donde más se necesita.
Mientras haces esto con las manos, imagínate que un ejercito de pequeñas
personas te ayudan. Ellos son voluntarios del mundo espiritual y están al
servicio de otros. Piensa en los viajes de Gulliver, cuando toda la ciudad de
Lilliput se trasladó a la playa y trató de amarrar a un inmenso monstruo
dormido sobre la arena. Esto es exactamente lo que deseo que te representes;
sólo que en este caso, el ejercito de voluntarios está armado con instrumentos
hechos de luz. El primer batallón tiene cuerdas y agujas hechas de luz, las
cuales suturarán, cosiendo de manera que la herida se cierre perfectamente y
se cure rápidamente. El segundo batallón se encuentra armado con esponjas
hechas de luz, que al ser presionadas sobre la herida, hacen que la luz penetre
y cure más rápido. El tercer batallón posee pequeñas jeringas llenas de amor y
luz, las que, al ser inyectadas en los músculos, los ayudan a crecer, estirarse y
ser flexibles cada vez más. El cuarto batallón refleja con sus escudos la luz
sobre el sistema inmunológico para reactivarlo y, de este modo, permitir que
los glóbulos rojos crezcan.
Mantén éstas imágenes tanto como puedas, generalmente diez a quince
minutos serán suficientes. Cuando ya no puedas mantener las visualizaciones,
permite a todos que se retiren, agradeciendo sus esfuerzos y despídiendolos
hasta la próxima vez. Agradece al Espíritu Divino, los Cielos, a tu Dios, al Tao
a quien tu tengas fe y agrega que haces todo esto por el supremo Bien de
Todos. Cree en esto.
Esta es una gran técnica de visualización que provee a tu mente con un
medio para hacer algo por tu amada mascota, en vez de esperar y no hacer
nada. También le ayuda a tu mente a concentrarse en la tarea a mano y
ejercitar mentalmente tu focalización para que los resultados sean los
esperados.
Siempre, la meditación es una gran herramienta y es allí donde todo
comienza. Aliento a todos mis clientes y estudiantes para que comiencen su
camino hacia una nueva conciencia, meditando por lo menos una vez al día,
todos los días, a la misma hora y en el mismo lugar, por lo menos durante
diez minutos.
Meditar no es más que darte a ti mismo la oportunidad de escuchar lo que
tu Ser Superior necesita comunicarte. Es un estado de no-actividad, de no
pensar, en el cual, puedes recibir información proveniente de una fuente
suprema. Una de las mejores maneras de meditar es respirar profundamente
contando las veces que respiras. Otra, es concentrarse en un único objeto tal
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como una vela, la llama de un hogar, una brizna, un pétalo de flor o la espuma
de una ola. Puedes meditar en cualquier sitio y en cualquier momento.
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Capítulo 2
¿Tiene importancia el nombre?
Utilizamos nombres para identificar a la gente, lugares, animales y plantas.
Casi todo tiene un nombre. Cuando pones un nombre a un ser viviente, estás,
de hecho, reconociendo ciertas cualidades y vibraciones que resuenan contigo.
Muchas veces, las personas crecen con un nombre que detestan en absoluto y
lo cambian al llegar a la edad adulta; otros, están conformes con su nombre
porque les sienta bien.
Tal vez un amigo o familiar nos llame por un apodo. Podemos
familiarizarnos mucho con ese apodo, puesto que consideramos que está bien
ir por la vida presentándonos con ese nombre, en vez del que nos fue
impuesto.
En tiempos antiguos, los aborígenes americanos tenían la costumbre de
llamar a sus hijos de acuerdo a los fenómenos naturales –cualidades que se
encuentran en la naturaleza y en los animales (arroyo fluyente, venado veloz),
eventos que ocurren al momento del nacimiento del niño (nube negra de
lluvia), o por la apariencia del bebé (ojos sonrientes).
Los aborígenes australianos tienen una costumbre aún mejor. Se les pone
un nombre a los niños al momento de nacer y, cuando crecen y su nombre de
nacimiento queda atrás, escogen uno más apropiado. Posiblemente, cambien
de nombre varias veces en la vida, en tanto crece la sabiduría, la creatividad y
el sentido de propósito. De modo que pueden ser Buscador de Agua,
Recolector de Hierbas y luego, Sanador de Animales.
Para nuestras mascotas, la situación es un tanto diferente. Ellos por lo
general no pueden opinar acerca de cómo las llamamos y, a algunas, no les
agrada el nombre que se les pone. Todo lo que sé es lo que sus mascotas me
cuentan y ellas sí que hablan de sus nombres... ¡ y mucho!
bien ‘Little Baby’. De cualquier modo, le dejé en claro a la mamá que nunca
jamás se refiriera a él como Little Shit. ¡Él lo decía en serio!
La mamá estaba en realidad, mucho más preocupada por Dingolin, el otro
gato, quien estaba muriendo por una insuficiencia renal, así que, cuando lo de
Little Baby terminó, éste volteó hacia la ventana y dejó de enviarme más
información. Solamente dijo: “Es su turno ahora”, de modo que me dirigí a
hablar con su hermano.
Dingolin acababa de regresar de una estadía de tres días en el hospital.
Deseaba mucho vivir. Amaba su hogar y a su mamá pero, una vez más, su
nombre era la única cosa con la que no estaba contento. Se negaba a beber
agua por sentirse tan enfermo y ninguna promesa de abrazos cálidos lo
convencerían de acudir cuando se lo llamaba. Se había retirado a una
habitación vacía, escondiéndose la mayor parte del día, tan lejos de la comida y
del agua como fuera posible. Solamente, cuando necesitaba algo de afecto,
salía y se estiraba tan alto como podía para tocar a su mamá en la cara con la
pata derecha, indicando que estaba dispuesto a recibir amor.
Conversamos con su mamá acerca de sus propios problemas renales, de
cómo nuestras mascotas se hacen cargo de nuestras enfermedades y reflejan
nuestros sentimientos y de cómo, finalmente, al ocuparnos de nosotros
mismos y de nuestros propios problemas, comenzamos a ocuparnos de ellos
también. La mamá comprendió e hizo algunos cambios de inmediato. Cuando
la llamé tres meses más tarde, sus dos muchachos se encontraban bien y
disfrutando de sus nuevos nombres, Sweetie y Dini.
A veces, podemos ser un poco obsesivos con los nombres que ponemos a
nuestras mascotas. Aún no entiendo la razón por la que una de mis clientas
más frecuentes pone a sus mascotas nombres de famosos. Sus conejos se
llaman Sammy Davis Jr., Dean Martín y Joey Bishop; sus dos gatos son Peter
Lawford y Frank Sinatra (¡A pesar de ser hembra!). Cuando le pregunté por
ello, dijo: “Mi esposo y yo somos ávidos fanáticos del Rat Pack original1”.
Amber (Ámbar)
Jean compartía su hogar con dos hermosas gatas himalayas. Una de ellas
tenía alrededor de un año y medio de edad y se llamaba Beauty Emilia
Huntress (Preciosa Emilia Cazadora). Adoraba ese nombre y, para
demostrarle a su mamá lo bien que estuvo en nombrarla así, solía correr por
ahí cazando ratones de peluche. Una navidad, la mamá le obsequió un ratón
de verdad. No se lo comió, pero se divirtió jugando con él por horas.
1
El “Rat Pack” fue un grupo formado por Frank Sinatra,Dean Martín, Sammy Davis Jr., Peter Lawford y
Joey Bishop.
20
Lady
Incluso cuando un nombre parece ser perfecto para una mascota, puede que
al animal no le agrade, como fue el caso de una mía propia. Como criadora de
Shih-Tzu por largo tiempo, descubrí que son excepcionales con los niños,
adultos y con otros animales también. Son perros falderos, les encanta ser
acariciados y manipulados, y, cuando están a tu lado, es cuando mejor se
sienten.
Cuando Chop Chop tenía un año de edad, compré una Shih-Tzu hembra y
le puse Princess Tatiana. En seguida se convirtió en el amor de la vida de
Chop Chop, y aún lo es. Se comportan tal como lo haría una pareja de
esposos; duermen tocándose el uno al otro, salen juntos, comen en el mismo
momento y se lamen todos los días.
En una de sus camadas, hubo una pequeña cachorra que era más pequeña
que los otros. Sus colores –blanco y dorado– eran poco usuales para un Shi-
Tzu de modo que decidí quedármela y la llamé Lady Madonna, o Lady para
acortar.
Dos años más tarde, tenía tres adultos y ocho cachorros que estaban
llegando al momento en que dejaban de ser amamantados. Avisamos a gente
conocida y a nuestro veterinario y, de pronto, teníamos una lista de espera.
Un día, de repente, Lady, ahora de dos años de edad, me dijo: “Es tiempo
de que yo sea especial. Quiero encontrar una buena familia donde no tenga
que compartir el regazo de mi humano con nadie más. Quiero ser la única”.
La escuché, mientras se me rompía el corazón y le prometí tratar de
encontrarle un hogar como el que deseaba. Bien, para ser honesta, no lo hice.
La amaba demasiado y no podía soportar pensar en dejarla ir. ¿Cómo podría?
2
El término se refiere al manto con marcas que caracteriza a esta raza de gatos. En particular, en este
caso, destaca el color marrón oscuro sobre la base clara y pigmentaciones negras sobre el hocico y en los
bordes de los párpados.
21
Luché contra la idea de entrevistar a alguien para que fuera la nueva mamá de
mi pequeña bebé pero, cuando pensé en poner el aviso, en todo lo que podía
pensar era: “Gratis a un buen hogar” ¿Cuánto valen más de dos años de
afecto y amor?
Por esta época había hecho esterilizar a Lady porque había tenido su
primera camada y estaba demostrando ser una pésima madre. No se quedaba
quieta para alimentar a sus cachorros, no los limpiaba y desaparecía por horas
mientras que su mamá, Princess; debía limpiar a sus nietos. De este modo,
viendo que Lady no era buena candidata para la maternidad, hice que la
esterilizaran.
Hice a un lado todos los pensamientos acerca de su partida, al menos hasta
que el Universo probara que sabía más que yo qué era lo mejor para todos los
involucrados, seres humanos y animales. Un día el Sr. Woodbridge y su esposa
llamaron buscando un cachorro. Les comenté que tenía ocho y los invité a
visitarnos.
Cuando llegaron, les enseñé los cachorros y pasamos una media hora
conversando acerca de ellos y de cómo cuidarlos. De repente preguntaron:
“¿Podemos ver la perra más grande?” (Mi marido me dijo luego que había
mencionado a Lady cuando llamaron para pedir la dirección, pero no me
había comentado nada, pensando que me enojaría con él).
Estaba atónita. Apenas capaz de pensar claramente, pregunté: “¿Por qué
desean una perra mayor?”.
El Sr. Woodbridge explicó: “Ahora estoy jubilado y a pesar de que estoy en
casa la mayor parte del tiempo, no creo tener fuerzas para criar un cachorrito.
Hace alrededor de tres meses, se nos murio nuestra pequeña Shih-Tzu y nos
sentimos tan solos y la casa tan vacía, que esta vez queremos un perro joven
que viva más que nosotros. Durante meses hemos buscado un Shih-Tzu
blanco y dorado sin poder encontrarlo”.
Compartía con ellos que era difícil encontrar ese color. Insegura de mis
sentimientos y arrepintiéndome de cada paso, salí afuera y tuve una ‘charla’
con Lady. Le dije : “Aquí hay una pareja que quiere conocerte. Puede que sean
la familia que estás esperando. Pero no puedo ni voy a tomar una decisión por
ti. Si sientes que es la nueva familia que estás esperando, debes hacérmelo
saber en términos claros. Es de la única manera que te dejaré ir”.
Aceptó, así que la levanté para abrazarla y decirle cuánto la amaba, luego la
llevé dentro de la casa. Tan pronto como la puse sobre el piso de la sala,
comenzó a olfatearlos alegremente. Saltó sobre el sillón para conocer a la
mujer, luego bajó y saltó de nuevo sobre el otro sillón para conocer al
hombre. Durante unos cinco minutos, iba de uno a otro mientras yo charlaba
de cualquier cosa para mantener mi mente ocupada.
22
Butch
“Ella es Naomi y su perro Joey”, anunció mi asistente. Era sábado por la
mañana y estaba haciendo consultas para un evento para recaudar fondos para
un Club de Entrenamiento local que incluía formación de razas, pruebas de
obediencia y certificación de Buen Ciudadano Canino.
Joey era un inmenso perro Rottweiler macho de cinco años de edad que me
miraba intensamente. Al sentarse, me hizo un gesto familiar que hace pensar
que ¡los perros pueden sonreír de veras! Apenas cerré los ojos e hice contacto,
cuando Joey me dijo en términos inconfundibles: “¡Ese no es mi nombre! ¡Es
un nombre afeminado y no voy a responder a él de ningún modo!
La mamá estaba tan sorprendida de escuchar cuan firme estaba su perro,
que se quedó muda. Le pregunté: ¿Cuál es su nombre verdadero?
3
Ver Capítulo 3 para una explicación más profunda de este comportamiento poco común en Lady.
23
Pero las energías encajan y ambos perros están por ello felices con el sonido
que Tony hace para llamar su atención.
Capítulo 3
¿Tienen alma los animales?
Algunas religiones afirman que todos los seres humanos son Seres de Luz y
que nuestra identidad primera es la de un alma eterna , que continúa luego de
la muerte y elige regresar con una personalidad distinta, con el objetivo de
evolucionar, aprender y crecer hasta la perfección. Cuando cada ciclo de vida
se completa, el alma retorna a su fuente divina, de la cual se originó, para
renovarse y revitalizarse.
A lo largo de la historia, las religiones del mundo han debatido acerca de si
los animales poseen almas. Una escuela de pensamiento, en su mayoría
religiones orientales, tales como el Jainismo, afirma que las almas de los
animales son iguales a las humanas en todo. En el otro extremo, se encuentran
cultos como el cristianismo, que reservan el alma inmortal para los seres
humanos justos.
El judaísmo cree que existen diferentes niveles del alma. El nivel más bajo,
nefesh, es el alma animal, el elemento que respira, que funciona y que se retira
al momento de la muerte. El nivel más alto del alma, reservado para los seres
humanos, es neshuma, la parte espiritual que vive por siempre conectada con
Dios.
Los budistas hablan de “hebra de Karma”, la cadena de vida, una
continuidad en constante cambio. Ellos creen que cada forma de vida tiene
inteligencia y es valiosa, ya sea que se trate de una roca, un perro, una hormiga
o un ser humano. Afirman que los animales tienen espíritu y viven las mismas
vidas que los seres humanos.
Muchas religiones creen que el hombre es espiritualmente superior a los
animales y esto ha afectado profundamente el modo en que el hombre ha
tratado al reino animal y al medioambiente. Apartar a los animales de un reino
superior, ha facilitado su utilización como comida, para la moda, los
experimentos médicos y en el deporte. Esta noción de que los animales no
poseen alma, fue sostenida por el versículo 26 del capítulo 1 del libro del
Génesis de la Biblia, que nos dice: “Déjenlo que domine sobre los peces del
mar, sobre los pájaros del aire y sobre el ganado; sobre toda la tierra y sobre
todo lo que se arrastra sobre la tierra”. Sin embargo, la palabra “dominación”
proviene de la raíz hebrea yorade, que significa, “tener comunión con”.
¡Piensa por un segundo qué hubiera sucedido con los animales a lo largo de
los siglos si la Biblia nos hubiera pedido estar en comunión con ellos, en vez de
dominarlos!
26
Simbad
Hace unos años, fui a ver a Paul, quien me había llamado tres días después
de que Simbad, su gato de 21 años, habia fallecido. Estaba terriblemente
apenado y me dijo: “Si tan solo pudiera comunicarme con el espíritu de
Simbad y pedirle su perdón, me sentiría un poco mejor”.
Era un típico día del sur de California, bello y soleado y, debido a que Paul
vivía en una pequeña casa clara y aireada en la costa, la temperatura era
agradable. Me senté en el mismo sofá donde Simbad, un hermoso himalaya
macho blue seal, había pasado echado muchos momentos de su vida. Star,
otra himalaya, una hembra de 17 años, tímida y que no se había afectado por
mi visita, yacía dormitando bajo la mesa de café.
Paul me mostró docenas de cartas y tarjetas de condolencia que había
recibido de sus amigos y compañeros de trabajo. Las había desplegado sobre
la mesa de la cocina con una fotografía de Simbad en el medio. Se podía ver
que sufría y no se preocupaba por ocultar su angustia. Sabiendo un poco lo
que hago, Paul me dijo: “Sólo quiero explicarle algunas cosas a Simbad y
decirle lo mucho que lo extraño”.
Sin dificultad pude ver y escuchar a Simbad, puesto que aún estaba cerca de
la casa y su presencia era muy fuerte. No podía seguir su camino debido a que
el dolor de Paul se lo impedía, pero había vislumbrado el plano espiritual y me
dijo: “Es un lugar hermoso, lleno de luz y colores tan vívidos que nunca había
visto antes y no puedo ni siquiera intentar describirlos”.
27
Paul preguntó a Simbad si había visto a Rick, un amigo de Paul, que había
muerto.
“Sí, por poco tiempo”, contestó Simbad. “Él se encuentra en una vibración
superior a mí y está muy ocupado”.
Sin que Paul se lo pidiera, Simbad contó sus momentos finales. “Estuve
enfermo por un tiempo y me negaba comer y a beber. Pensaba en que quería
dejar mi cuerpo, pero Paul no quería escucharme. Trató de forzarme a beber,
pero no pudo hacer mucho con lo de la comida. Estaba muy, muy cansado,
pero ahora me siento libre y estoy bien. Dile a Paul que decidí partir en aquel
momento. Tuve que esperar a que se fuera de la habitación, de otro modo, no
hubiera podido hacerlo”.
Cuando le comuniqué esto al afligido Paul, explicó: “Había estado en casa
todo el día al lado de Simbad. Sabía que algo andaba terriblemente mal con él.
No comía ni bebía y fijaba los ojos en el horizonte. Esa tarde recibí una
llamada telefónica de un cliente, fui a otra habitación, donde estaban los
papeles del trabajo, y me quedé hablando por teléfono por unos 10 minutos.
Al regresar a la sala, vi que Simbad no estaba donde lo había dejado. Había
saltado del sofá, se había ido al patio y yacía sobre el suelo frío, debajo del
limonero. Había muerto”.
Luego de un momento para reponerse, Paul continuó: “Ojalá no hubiera
atendido esa llamada...si me hubiera quedado en la sala...”
“Pero eso es exactamente lo que Simbad quería” le dije. “Quería morir solo
y necesitaba hacerlo rápido. No quería ver tu cara ni sentir tu dolor. Hizo un
esfuerzo final para morir en silencio, lejos de su querido amigo y de la casa
que conoció”.
Pude sentir que Paul había entendido lo que Simbad pensaba. Preguntó:
“¿Volverá Simbad a mi lado? Y de ser así, ¿cuándo?”.
Simbad respondió de inmediato: “Sí, volveré con Paul, pero tendrá que
esperar un poco. Me gustaría escoger exactamente la misma raza porque me
gusta la belleza. Dile que cuando sea el momento, lo sabrá en su corazón”.
Mientras Paul asimilaba esto, Simbad continuó: “Cuando Paul duerme, me
recuesto en la almohada y trato de comunicarme con él en sus sueños. Me
gusta pararme junto a la entrada y mirar hacia el patio, como solía hacerlo.
Pero, sobre todo, me gusta rondar en la cocina cuando le da de comer a Star”.
Le comenté esto a Paul agregando: “Parece que Simbad no puede aceptar el
hecho de que ya no necesita alimento para nutrirse y aún desea una buena
comida, por eso te observa preparar la comida de Star”.
Simbad me dijo luego: “Dile a Paul que se encuentra rodeado por ángeles
guardianes. En realidad tantos, que a veces me resulta muy difícil acercarme a
él”.
28
Seis meses más tarde, Paul me llamó eufórico y me dijo: “Tuve un sueño
acerca de Simbad y, al despertar, supe que era el momento de ir a buscarlo.
Así que llamé por teléfono a todos los que se me ocurrió, refugios para
animales, grupos de rescate y sociedades humanitarias del área. Finalmente,
me contacté con el refugio para animales cerca de casa. Esto le causará risa.
Pregunté si tenían un himalaya macho de pelo largo, con pelaje marrón oscuro
y beige (seal point), castrado, con pezuñas de las patas delanteras cortadas,
entre uno y dos años de edad”.
De hecho, me reí, puesto que una descripción tan específica sonaba
ridícula. “Pero adivine qué”, dijo Paul. La mujer del otro lado dijo: “Sí, tengo
uno justo como el que describe. ¿Querría venir a verlo?”. Bien, no me tomó ni
quince minutos llegar allí. Cuando lo vi, fue amor a primera vista y entonces lo
traje a casa”.
“Es sorprendente, Paul”, le dije.
“Se pone aún mejor”, agregó. “La primera noche, advertí que el nuevo gato
tenía todas las costumbres de Simbad, incluyendo subirse al sofá y dormir en
el apoyabrazos, a mi lado, mientras miro televisión. La mañana siguiente fue
igual, hacía exactamente lo que Simbad acostumbraba a hacer. Y Star sigue en
su propio mundo como si el nuevo gato de la casa fuera el mismo con el que
ella había crecido. Después de una semana de observarlo, estoy convencido de
que realmente es Simbad y que todo va a volver a ser como debiera. Solo
quería que supiera que creo que el deseo de Simbad de volver a mí era tan
fuerte que hizo que sucediera, justo como dijo que lo haría.
“Es maravilloso. Felicitaciones”.
“Ah, y lo he llamado Simbad también”.
29
Puede que te preguntes cómo es posible que el nuevo Simbad tuviera más
de un año de edad, pues sólo habían pasado seis meses desde la muerte del
primer Simbad. Una o dos cosas sucedieron aquí. La primera tiene que ver
con el tiempo, que es insignificante en el plano espiritual. Un alma puede
encarnarse en cualquier momento a lo largo del transcurso del tiempo, incluso
en lo que para nosotros es historia en el plano físico. Por ello es muy posible
que el alma de Simbad se haya reencarnado seis meses antes de su muerte.
La segunda posibilidad, es el fenómeno de “entrada”. Mediante el acuerdo
con un alma que ya está en un cuerpo, ésta lo abandona y una nueva alma
ingresa. Puede que la primera alma haya querido experimentar la existencia
como un gatito y está lista para partir, ya sea por la muerte o abandono del
cuerpo. Es posible que el alma entrante quiera evitar la etapa de existencia
desordenada como gatito o cachorro, y quiera continuar la vida como un
adulto joven. (Esto sucede con frecuencia con los seres humanos, cuando un
alma evolucionada no necesita experimentar los largos años de crecimiento y
sólo desea continuar con su misión espiritual. Al tomar un cuerpo maduro,
puede proseguir con la vida más rápidamente). Muchas “entradas” suceden
mientras el animal o la persona se encuentran al borde de la muerte por un
accidente o por una enfermedad incurable. En esos casos, la persona o el
animal se recupera milagrosamente –lo que es una evidencia más de la
“entrada”.
Como una misión más, los animales “entran” para apoyarnos o enseñarnos
determinadas lecciones, para acelerar nuestro aprendizaje o para hacernos más
humanos.
Lady
En el capítulo anterior, conocimos a Lady, una de mis Shih-Tzu hembra.
Ella es un ejemplo de una “entrada”.
Estuve con ella desde el principio, viéndola nacer. Incluso tuve que cortarle
el cordón umbilical, debido a que su madre, Princess, no podía hacerlo. Por
dos años, fuimos inseparables y la conocía profundamente. Era tímida y
tranquila; tenía pelo muy corto, para ser una Shih-Tzu (a diferencia de sus
padres). Pasaba innumerables horas en mi regazo, comía muy lentamente,
nunca ladraba y jamás lamía a las personas, especialmente en el rostro.
Pero ella quería encontrar otra familia con quien vivir y ser “especial”. Una
semana después de que los señores Woodbidge se la llevaran, regresaron para
finalizar los trámites y tuve la oportunidad de preguntarle a Lady algunas
cosas.
Lady compartió conmigo su historia: “Llegué a un acuerdo con la primera
perra de ellos, Youshie. Yo quería encontrar una nueva familia y Youshie
quería aliviar su cuerpo cansado. Youshie sabía que su hora había llegado,
30
Lois.
Lamer el rostro, ladrar y perseguir objetos, son todas cosas que Lady nunca
hacía, pero que los Woodbridge me contaron que Youshie acostumbra a
hacer. Ello me convenció de que, efectivamente, el alma de Youshie pasó al
cuerpo de Lady en algún momento durante los tres meses que transcurrieron
entre la muerte de Youshie y la primera visita de los Woodbridge. Además, le
creció nuevo pelaje largo, como podrán ver en su fotografía, tal como su
predecesora.
La rapidez con que Youshie se habituó a su nuevo cuerpo, me sorprendió.
Cuando una nueva alma llega a un cuerpo, puede tardar hasta un año en
hacerse plenamente funcional y en sentirse cómoda, dependiendo de la
afinidad que ambas almas posean; es decir, depende cuan similares son en
cosas tales como la resonancia magnética y el aura. Tal parece que a Youshie
le tomó muy poco tiempo para amoldarse al cuerpo de Lady, a pesar de que la
visité tres meses más tarde y aún me reconocía.
Molly
Siempre existe algo nuevo para aprender de nuestros animales y este día fue
muy especial por los detalles que obtuve. Toni concertó una cita para que
hablara con Molly, su Pit Bull hembra, de dos años de edad. Al llegar, fui bien
recibida por un perro Ovejero Alemán y por un Pit Bull cachorro, de unos
cuatro meses de edad. Sorprendida, le pregunté a Toni: “¿No se suponía que
debía hablar con un Pit Bull de dos años llamada Molly?.
Toni me alcanzó una fotografía de Molly. “Entonces debo suponer que
Molly no está aquí”, le dije, experimentando la conocida sensación de vacío
cuando advierto que el animal ya no se encuentra en este plano de vida.
“Molly murió inesperadamente y necesito aceptar su pérdida”, dijo ella.
Tan pronto comencé la consulta con Molly, me transmitió una imagen de sí
misma encerrada en un departamento por un largo período de tiempo. No
había comida ni agua y me mostró cómo tuvo que comer los armarios de
madera como única fuente de alimento. Me comunicó que había tenido
mucha hambre. Las nefastas imágenes continuaron mostrando orina y heces
por todo el piso, la cocina, la sala, por todas partes. Molly tuvo mucho miedo
y estaba muy débil para ladrar. Su tiempo en la tierra se había terminado.
Toni quedó asombrada ante las imágenes claras y precisas y explicó:
“Obtuve a Molly por medio de la Fundación para el Rescate de Pit Bulls. La
policía la encontró en un departamento vacío; era solo piel y huesos. Había
sido privada de comida y abandonada para que muriera. La historia apareció
en todos los periódicos y por las noticias en televisión. Tuve que esperar seis
semanas hasta que se recuperara lo suficiente para venir a casa conmigo. La
mantuvieron bajo cuidado temporal hasta recuperar su peso normal. La
visitaba con frecuencia y nos fuimos volviendo amigas. Era una Pit Bull con
un corazón de oro, era como si supiera que le había sido dada una segunda
oportunidad”.
Molly continuó con la descripción de sus experiencias: “Supuestamente no
debía vivir por más tiempo. Pero luego de conocer a Toni en el Hogar de
Rescate de Padres Adoptivos, decidí quedarme, debido al amor y al afecto que
ella podía brindarme. Quería recibir el amor que nunca había conocido y
estaba dispuesta a ‘aguantar’ por un tiempo. Pude subir de peso, pero tenía
una lesión en el corazón causada por la mala alimentación que nunca se cerró.
Dile a Toni que morí sin dolor y, lo que es mejor, rápidamente. Dile también
que le agradezco mucho haberme dado casi dos años de paz, amor y atención
incondicionales, satisfaciendo cada una de mis necesidades y deseos. Nunca
antes había recibido ese amor y estoy tan satisfecha que decidi quedarme un
poco más. Pero mi tiempo se había terminado y necesitaba irme cuando lo
hice”.
33
Toni lloraba, pero en medio de sus lágrimas pudo contarme: “Hace dos
semanas, salí de casa para ir al banco. Estuve ausente por diez minutos y, al
regresar, vi que Molly tenía una mordedura en el cuello que sangraba mucho.
Otro Pit Bull, que yo cuidaba, lo había hecho. La llevé rápidamente al
veterinario más cercano, a sólo siete minutos de distancia. Dijo que la herida
no ponía en riesgo su vida, pero necesitaba ser suturada con anestesia. Molly
murió a causa de la anestesia sobre la mesa de operaciones aquella tarde, sin
recuperar la conciencia”.
Molly agregó: “Mi corazón estaba débil y no pudo sobrevivir a la anestesia”.
Toni me dijo varias veces: “Me duele el corazón porque siento que faltó
hacer algo, que podría haber hecho más. Incluso la mamá adoptiva anterior
me culpa por la muerte de Molly y el sentimiento de culpa me ahoga en
lágrimas y dolor”.
La pobre Toni estaba sintiéndose terriblemente culpable por lo que sucedio
y se castigaba a sí misma por su falta de previsión. “Tal vez debí haberme
quedado con ella. Quizás nunca debí tener otro Pit Bull en la casa. Tal vez
debí haber recurrido al veterinario habitual y no al más cercano. Quizás debí
decirle con más frecuencia cuánto la amaba. Tal vez...”
Luego de la consulta Toni se sintió mucho mejor y pudo controlar su dolor
y terminar con los sentimientos de culpa. Pero Molly siempre va a estar en su
recuerdo y en su corazón.
Fleas (Pulgas)
Conocí a Karen y a su hija Jennifer luego de que Fleas, su perro cruza de
Golden Retriever macho, habia muerto. Ella necesitaba aceptar la pérdida de
su perro. Fleas había estado con ellas la mayor parte de sus 17 años. Había
sido el perro de la familia pero se mudó con Jennifer cuando ésta se fue a su
primer departamento.
Al contactarme con Fleas, me dijo: “Ahora que he dejado mi cuerpo, me
siento increíblemente joven y vigoroso. Todo me dolía y decidí que era el
momento de partir. Jennifer no pudo aceptarlo y se esforzaba por
alimentarme. De algún modo, necesitaba hacerle saber a Karen, Jennifer y a su
novio John, a quien también amaba, que estaba listo para partir.
Me di cuenta que debía hacer algo fuera de lo común, así que un día,
cuando todos estaban reunidos conversando y yo echado en mi cama, me
levanté, fui hasta cada uno y los besé suavemente, permitiéndoles acariciarme
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Samantha
Una vez al mes participo en una “feria psiquica” en el Learning Light
Foundation (Fundación Luz de Aprendizaje) en Anaheim, California, durante
la cual doy consultas de 15 minutos. Todos están invitados a venir con sus
mascotas o sus fotografías para una “charla” rápida. Con frecuencia son muy
exitosas. Una de mis clientas quedó tan sorprendida con una sesión, que
volvió con su madre y con su hermana.
4
A veces mis sentimientos se mezclan con la información que obtengo durante la consulta. Deseaba tanto
darle a Jennifer alguna esperanza de reencarnación pero Fleas me negaba la oportunidad en cada ocasión.
Darle la triste noticia a ella era difícil, especialmente, dado que la mayoría de las veces, cuando tenemos
una relación especial con nuestras mascotas, ellas sí regresan a nosotros en otro cuerpo.
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Capítulo 4
Mensajes desde el más allá
Algunas personas tienen la capacidad de contactarse con las almas de
aquellos que han cruzado al otro mundo. De hecho, cinco días a la semana, el
médium John Edward hace esto precisamente, en su show Crossing over with
John Edward (Cruzando al más allá con John Edward). Y muchas veces, las
almas que se contactan con miembros de la audiencia a través de John,
reportan que una querida mascota está también con ellos en el otro mundo.
Hay otros videntes muy conocidos como: James Van Praagh, autor de Talking
to heaven (Hablando con el cielo), Dannion Brinkley, autor de Saved by the light
(Salvado por la luz) y mi favorita, Sylvia Browne, quien aparece
frecuentemente en el show de Montel Wiliams y autora de varios libros.
El Yorkie
Un día, luego de una charla que di sobre comunicación con mascotas en el
Learning Light Foundation, varias personas me dijeron cuánto habían
disfrutado de la clase y que estaban de acuerdo con mi mensaje. Una mujer
bromeó: “Mi perro es perfecto, excepto que entra en una habitación vacía,
ladra una vez, corre desde la habitación hacia el pasillo, viene a mí y se queda
mirándome. ¡Sería una mujer muy feliz si sólo supiera el por qué!
Me uní en la risa bondadosa por los comportamientos peculiares que tienen
nuestras mascotas, pero de repente me detuve, resultándome difícil creer lo
que estaba viendo. Inesperadamente, una serie de imágenes habían
comenzado a pasarme por la mente. Estaba viendo a través de los ojos de un
perro, que de algún modo sabía era un Yorkie (Yorkshire Terrier).
De repente veo al mismo tiempo lo que hay a mi alrededor, y siento que
soy un perro y estoy parada en un pasillo. A mi derecha hay una habitación
con un rayo de sol que penetra por la ventana y en frente una cómoda. Sobre
la cómoda hay carpetas y un juego de peine y espejo, perfectamente
arreglados. A mi izquierda, veo una cama perfectamente hecha con un
hermoso cubrecama que parece hecho a mano. Todo está ordenado y limpio,
como si nada hubiese sido tocado por largo tiempo. Percibo que una señora
mayor dormía allí. Por lo demás, la habitación está vacía.
De repente, soy impulsada dentro de la habitación y a mi derecha, veo, en
una esquina, una figura que parece ser de luz, espectral y reluciente. La figura
flota más alto de lo que una persona normal lo haría. Me siento forzada a
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Estaba fascinada con el modo en que el universo intervino, puesto que ese
tipo de sensibilidad remota no es algo que yo haga con frecuencia. En general,
necesito ver a la mascota, o al menos una fotografía, para poder establecer
contacto. Además, necesito saber el nombre de la mascota y conocer a las
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Como lo revela la próxima historia, los animales son criaturas increíbles con
gran sensibilidad y visión. Nunca cesan de sorprenderme.
Ebony
Un día Mary llamó, buscando desesperadamente consejos sobre Ebony, su
caniche hembra miniatura de ocho años de edad. “Está perdiendo peso sin
razón y pesando sólo entre dos y medio a tres kilos, realmente me preocupa.
¿Puedes decirme qué está sucediendo?”
Cuando recibo una llamada por cualquier motivo que pueda implicar un
problema físico, insito que el animal sea revisado por un veterinario. Sólo
entonces me siento segura que estamos ante un problema de comportamiento
o psicológico. Así que le pedí a Mary que hiciera revisar a Ebony por un
veterinario. Dos días después, Mary llamó nuevamente: “El veterinario le hizo
un análisis completo de sangre a Ebony y no hay nada malo físicamente. Me
dijo que le parece que Ebony tiene depresión”.
Cuando llegué a la casa, Ebony estaba tan feliz de tener compañía que de
inmediato comenzó a correr por la sala haciendo figuras en forma de ocho y a
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jugar a las escondidas conmigo. Incluso trajo unas galletas, que masticaba
ruidosamente mientras Mary y yo discutíamos el caso.
Mary me enseñó los juguetes y la cama de Ebony y recorrimos rápidamente
la casa, la cual a pesar de ser absolutamente hermosa y con una vista
impactante del Océano Pacífico, era solitaria y fría. Un poco como su dueña,
pensé. Mary había perdido a su esposo de 33 años de edad hacía ya un año,
luego de cuidarlo por dos años y medio por una afección de cáncer de
páncreas e hígado.
Al principio, Mary compartía todo el tiempo con Ebony, pero últimamente
pasaba más tiempo con sus amigas. Sin embargo, se había propuesto nunca
dejar a Ebony sola por más de seis horas.
La primera vez que hablé con Ebony me dijo: “Lo único que deseo es que
mamá sea feliz de nuevo. Estoy triste porque ella está sola. Quiero jugar más y
estar más con mamá. Quisiera ir al parque o algún lugar divertido. También
me gusta mi comida, mis juguetes y a mi mamá, pero extraño a mi papá. Yo
era la pequeña niña de papá.
Mary lo confirmó. “Ebony solía pasar todo el tiempo en la cama de su
papá, mientras estuvo enfermo; a menudo acurrucada en sus brazos para estar
más cómoda. Después de su muerte, ella nunca más entró en la habitación”.
Cuando Ebony comenzó a hablar acerca de su papá, me envió algunas
imágenes muy vívidas a manera de presentación. Dijo: “Mire, este es mi
papá”. Vi a un hombre alto, distinguido e imponente, parado junto a Ebony.
Su cabello todo canoso estaba peinado hacia atrás y llevaba puesto un traje.
Parecía ser muy inteligente y serio. Su dominante presencia demandaba
respeto. Sus ojos, sin embargo, eran indulgentes y estaban llenos de ternura y
humor, a pesar de que en ellos había un destello de poder y sabiduría. Se lo
describí cuidadosamente a Mary, quien interrumpió: “¡Sí, ese es él! Ese es mi
marido”.
Animada por esto, continué observando las imágenes internas. El marido
de Mary me dijo: “He querido comunicarme con Mary por largo tiempo,
como prometí que lo haría. Esta es la oportunidad justa para hacerlo, gracias a
Ebony, quien siempre sabe de mis visitas.
Por favor, dile a Mary que me esfuerzo por encontrarle otro hombre que le
guste y que estoy cerca de lograrlo”.
Mientras continuó hablando a través mío, bromeó: “Eres muy exigente,
Mary, y encontrar el momento justo con la persona correcta, ha sido difícil.
Por favor, espera un poco más”.
Mary sonrió, pues sabía muy bien que él tenía razón. Tenía muchas
preguntas para hacer, por supuesto. “¿Qué edad tiene este hombre? ¿Es
atractivo? ¿Qué posición tiene? ¿Cuándo sucederá esto y cómo sabré que es
él?”.
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Cindy
Doy clases de comunicación con animales en el Learning Light Foundation,
en Anaheim, y, una vez al mes, doy consulta durante todo el día. En una de
esas ocasiones, me visitó Cindy, una Ovejero Alemán, de nueve años de edad,
quien vino con sus compañeras humanas, dos hermanas, Janice y Sharon.
Janice, a quien ya había visto antes, me dijo: “Cindy es la perra de Sharon;
solicité esta consulta como un regalo para ella”.
Al principio, Cindy estaba molesta, llorando todo el tiempo y mirando a
todos lados. Evidentemente quería irse y evitaba mirarme a los ojos. Sharon
dijo: “Esto sucede todo el tiempo, ¿qué es lo que le sucede?”.
Aunque incómoda, Cindy empezó a quejarse casi enseguida. “Mi mamá me
abandonó. La busco por todas partes, pero no la puedo encontrar”.
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Jarreau
Robin me llamó para hablar de Jarreau, su gata de 14 años de edad, quien
debía tomar medicamentos para el asma diariamente.
Jarreau me evitaba al principio y no quería saber nada, pero después de un
rato, cedió y decidió que hablar conmigo estaba bien. Una vez que accedió,
me dijo: “Estoy preocupada por mamá. Necesita salir más seguido y disfrutar
más de la vida. Deseo tanto que sea feliz”.
Jarreau continuó: “Al principio estaba triste al perder a mi amiga y mamá se
preocupó por mí. Quiero que mamá sepa que estoy bien y que prefiero estar
sola y ser la número uno”.
Al comunicarle esto a Robin, yo no tenía idea de lo que la gata estaba
hablando, y la mamá no dio más información, excepto: “Sí, perdí un animal
hace seis meses”.
Me volví hacia Jarreau, hablamos sobre su alimentación, y de salir al patio
en un día caluroso. Me envió una imagen de un cubito de hielo en su agua y
de ella jugando con él con las patas. “Jarreau me pide que te diga que ponga
cubitos de hielo en el agua los días calurosos. ¿Solías hacer esto?, le pregunté..
“Sí, cuando Jarreau era una gatita, con frequencia ponía un cubito de hielo
en su agua”.
Le contesté: “Basándome en las imágenes que me muestra, ella extraña
eso”.
Ya casi terminando, le dije a Robin: “Alguien está aquí de visita. Es una
hermosa gata sentada en una pose muy majestuosa. Tiene líneas de color
naranja y negro en el cuerpo. Una especie de apariencia de tigre. Además, su
rostro parece un pequeño corazón redondeado. ¿La reconoces?”.
Robin, exaltada, exclamó: “¡Sí, es mi otra hembra, Mariah! La que murió hace seis
meses”.
Mariah, la gata, dijo: “Sólo quería regresar y saludar. Dile a Robin que la
amo mucho y quiero que sepa que aún estoy por aquí, amándola y cuidándola.
La visito con frecuencia. Ya que tu puedes verme, ¿le dirías a Robin que me
encuentro bien?”.
Robin confirmó: “Varias veces, siento a Mariah cerca, restregándome las
piernas y junto a mí. Sé que es ella, porque Jarreau está en la otra habitación”.
Rocky
Alice me envió un correo electrónico acerca de la pérdida de su perro de
Pomerania y adjuntó una fotografía. Me explicó que no solo lamentaba la
pérdida de su amado Rocky, sino que además, se culpaba a sí misma por su
muerte. Rocky había ingerido una gomita elástica que se atascó en el estómago
y, a pesar de haber sido operado, murió dos días después. Alice estaba
devastada y necesitaba encontrar consuelo, incluso quizás, perdón.
La primera imagen que recibí, cuando me contacté por primera vez con
Rocky, a través de su fotografía, fue de un pequeño perro de Pomerania
parado sobre sus patas traseras, saltando, dando vueltas al mismo tiempo y
moviendo sus patas delanteras. Mientras saboreaba esta linda imagen en mi
mente escuche esta orden: “¡Antes de comenzar es importante para ti que le digas lo
que estoy haciendo!”.
Asombrada por la insistencia de Rocky, dije a Alice: “Rocky quiere que te
describa lo que veo porque es importante”.
Al hacerlo, Alice se rió diciendo: “Ese es él realmente. Siempre me saludaba
bailando tan pronto como abría la puerta”.
Esto le confirmó a Alice que realmente estábamos comunicándonos con
Rocky, y aportó muchos otros detalles del corto tiempo que compartieron. El
mensaje más importante era: “Me siento bien y estoy feliz de poder bailar otra
vez. Sé que fui malo e hice algo que no debía cuando comí esa ‘gomita’. Más
importante, sin embargo, no te culpo por mi muerte. Mi misión era enseñarte
a ser independiente y a la vez cuidar a alguien más. Hiciste que tu familia se
enorgulleciera mostrándoles que podías hacerlo”.
Alice confirmó que acababa de mudarse de la casa de sus padres y que
estaba viviendo sola por primera vez. Sus padres, aunque la apoyaban, no
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creían que estuviera lista para cuidarse a sí misma y menos a alguien más.
Gracias a Rocky, ella pudo probarles que se equivocaban.
Este capítulo y el anterior, muestran que no sólo nuestras mascotas viven
después de la muerte, sino que además permanecen cerca de nosotros. El
vidente psíquico John Edward, generalmente termina su show Crossing Over
pidiéndonos que apreciemos y validemos a aquellos en nuestras vidas de
modo que alguien como él no tenga que hacerlo por nosotros.
Estoy de acuerdo. No desperdicies oportunidad. Deja que cada encuentro
con tus mascotas sea un encuentro amoroso, pues nunca sabes cuándo puede
ser el último. Devuélveles algo del enorme amor que ellos tienen en su
corazón para ti, incluso desde el más allá.
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Capítulo 5
Muerte y eutanasia. “Está bien llorar”.
Por lo general, lloro mucho durante las consultas. No lo puedo evitar.
Cuando mi corazón se abre y mi mente está receptiva, me es difícil controlar
mis sentimientos durante la libre comunicacion entre el animal y el humano.
Mi cuerpo se vuelve como una esponja para los sentimientos del animal y no
es raro que mis clientes me vean con los ojos cerrados y con lágrimas
deslizándose por mis mejillas.
Los animales no lloran como nosotros, pero sus sentimientos de amor son
tan fuertes, que lloro con total intensidad emocional. Esto puede ser difícil de
entender para alguien que no posea empatía emocional, pero créanme, sentir
amor con tal intensidad, es casi como una experiencia religiosa.
La parte más dura de mi trabajo es hablar con los clientes acerca de la
muerte de sus amadas mascotas, ya sea por causas naturales o por eutanasia;
sin embargo, debo hacerlo. ¿Por qué? Porque creo que presto un servicio que
solo pocos más pueden prestar. Me prometí a mi misma y al Universo, que,
por tener este don, lo usaría de la mejor manera, y que no dejaría que se
pierda, sólo porque algunos aspectos del trabajo fueran dolorosos. Mientras
pueda reconfortar a las personas, responder a sus preguntas y terminar con su
sufrimiento, sabré que estoy cumpliendo con mi tarea.
Sin duda, la muerte de un animal amigo es una enorme pérdida. Aquellos
que nunca conocieron la alegría de un lazo íntimo con un compañero animal,
pueden no entender la profundidad de esa pérdida. Puede que diminuyan la
importancia del asunto diciendo: “No era más que un perro. Sólo tienes que
conseguir otro”, como si una nueva mascota pudiera, de alguna manera,
hacerte olvidar a la anterior o terminar con el dolor. Tienes todo el derecho de
lamentar la pérdida de tu amigo. De hecho, los psicólogos saben que la
pérdida de una mascota querida puede dar lugar a las mismas etapas de dolor
que la pérdida de una persona amada.
Junto con el dolor de la pérdida, las personas pueden también ampararse en
el enojo (“¡Maldito sea por cruzar la calle!”) o en la culpa (“¿Por qué no
advertí ese bulto antes?” o ¡“Si tan solo lo hubiera llevado al veterinario
antes!”).
En cada consulta, los animales continúan enseñándome más acerca de la
muerte y de morir. Todos podríamos aprender mucho de ellos, si sólo
escucháramos lo que tienen que decir. En la primera historia, un perro es el
reflejo exacto de su mamá.
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Lulu
Tanya me llamó para hablar de su perra Lulu, una hembra Ovejero Inglés
de cinco años de edad que estaba muriendo de cáncer. Dos de sus pezones ya
habían sido extirpados, y el cáncer había avanzado hasta los pulmones. Tanya
me impactó como una mujer con los pies en la tierra, centrada, y con
conciencia sobre el Universo. Ella tenía unas cuantas preguntas acerca de
Lulu. Tanya era seria y reservada, como si tuviera una actitud de desconfianza,
algo así como “muéstrame” antes de que te diga. Clínicamente, Tanya sabía
todo lo que los veterinarios le habían dicho, pero mentalmente y
emocionalmente, esperaba aprender más de su amiga.
Cuando llegué, Lulu, una gentil gigante, estaba echada sobre su almohada
en la sala. Se paró para saludarme y luego, las tres nos sentamos en el piso.
El primer comentario de Lulu fue: “Hoy estoy bien. Los puntos no me
molestan para nada”.
Tanya lo confirmo diciendo: “Dimos una linda y larga caminata esta
mañana, la primera en una semana”.
En ese momento desconocía que Lulu acababa de someterse a una segunda
operación, donde le habian dado 36 puntos. Continuó: “Detesto ir al
veterinario porque insiste en afeitarme la barriga. Eso me hace sentir mal. No
me gusta la afeitadora que utilizan”.
La mamá me dijo: “Sí, es cierto. Cuando la traje la última vez, tenía
cicatrices por la afeitadora. No sé si ponerle una crema en la parte afectada o
tal vez no hacer nada y dejarla descansar”.
Para este momento, Tanya estaba convencida de que, efectivamente,
estábamos conversando con Lulu. Ya le había explicado que, cuando tenemos
un diálogo bueno y profundo, parece como que los animales se hubieran
dormido, pero en realidad, están en un estado profundo de meditación,
poniendo todo su esfuerzo en intercambiar imágenes conmigo.
Cuando cerré por primera vez los ojos, Tanya había estado observando a
Lulu, que masticaba un hueso y hacía mucho ruido, pero ahora estaba en
silencio. Debido a que tenía cerrado los ojos, no supe que, tan pronto como
comenzamos la sesión, Lulu dejó de masticar y se echó de costado, con los
ojos cerrados también. Luego Tanya dijo: “Al principio no te creí, pero en el
momento en que ustedes empezaron a hablar, Lulu hizo exactamente lo que
dijiste que haría”.
Con más confianza, Tanya preguntó a Lulu: “Por qué esta enfermedad?”
Lulu fue muy específica. “Por muchísimo tiempo, el cáncer de mamas ha
sido tu obsesión. Siempre lo tienes presente, entonces decidí convertirme en
tu maestra y mostrarte como luce, como se siente, que se puede hacer, las
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alternativas disponibles y, por último, como dejar este mundo con dignidad y
comprensión. Es lo que pretendo hacer y no hay marcha atrás”.
Tanya se quedó muda. Por fin, pudo preguntar: “Cómo sabe esto Lulu?
Ciertamente, el cáncer de mamas está en mi familia y es mi obsesión, incluso
desde muy joven. Estoy constantemente preocupada en tenerlo y me hago una
mamografía todos los años”.
Lulu continuó explicando: “Soy tu reflejo exacto y todo lo que me sucede,
refleja la manera en que te sientes, incluso en que piensas. Como la vez que
fuimos a Arizona a visitar a unos parientes y estaba tensa porque tú estabas
descontenta”.
Tanya asintió. “Sí, no tenía ganas de visitar a ‘esos’ parientes y estaba
perturbada antes del viaje, durante el camino y todo el tiempo que estuvimos
allí. Estaba molesta e inquieta, lo mismo que Lulu. Dime, ¿hay algún modo en
que pueda ayudarla?”.
Lulu me dijo: “Sí, dile que estoy dispuesta a recibir casi cualquier tipo de
tratamiento que a Tanya se le ocurra como medicina alternativa y me
comportaré muy bien. Cuando el momento llegue, quiero experimentar el
menor dolor posible, con la ayuda de calmantes, si fuera necesario. Cuando
eso ya no sea posible, quisiera partir rápidamente. Entre tanto, ¿podemos
pasar el mayor tiempo posible haciendo cosas como caminar y disfrutar de la
mutua compañía?”.
Por lo que me dicen, todos los animales saben cuando el otro se enferma. Si
la enfermedad se vino desarrollando por largo tiempo, los animales lo notarán
antes que los humanos. Con frecuencia, dejan al animal enfermo tranquilo y
no le piden ya que juegue con ellos. Otras veces, se recuestan a su lado para
darle comodidad y amor. Si el animal que está enfermo es el “perro principal”
de la casa, dejará su lugar, en el momento apropiado, a otro, quien se
convertirá en el “perro principal” cuando el enfermo muera. He visto esto
muchas veces. La próxima historia ilustra como esto sucede.
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Spud
Estaba visitando a Charlie y Sybil porque una semana atras, Charlie había
perdido al amor de su vida, un perro Queensland Heeler macho, de 14 años
de edad, llamado Spud. El había sido la primera mascota de la casa y había
sido el “perro principal”. La pareja aún tenía otros dos perros; otro
Queensland Heeler, una hembra de 9 años de edad, llamada Blue y Toby, un
Schippereke macho de 10 años de edad.
Antes de que comenzáramos, Charlie ya estaba emocionalmente exaltado y
supe que me pasaría lo mismo, una vez que me contactara con Spud, de modo
que tomamos dos cajas de pañuelos de papel y comenzamos. Spud se
presentó de inmediato y dijo a Charlie: “Me siento bien ahora y he estado
cerca tuyo todo este tiempo”.
Charlie, llorando dijo: “Dile a Spud que sé que mi amor por él lo está
deteniendo”.
Spud replicó: “Sí, lo se, pero no tengo prisa por marcharme. Puedo
quedarme por el tiempo que sea necesario. Lo único que me preocupa es el
hecho de que papá esté sufriendo tanto. Ojalá pudiera recordarme sin que le
cause pena”. (Durante nuestra larga conversación, repitió esto varias veces).
Charlie me pidió: “¿Puedes preguntarle por qué todo sucedió tan rápido?
Parecía estar bien el sábado previo a su muerte, disfrutando tanto de la vida y
luego, de repente, le diagnosticaron una falla cardiaca y murió al día siguiente”.
Spud dijo, Decidí partir de forma rápida para evitar demasiado dolor. No
hiciste nada mal. Fue rápido y casi sin dolor. Pude disfrutar mi vida hasta el
último minuto. Eso valió la pena”.
Sybil, la esposa de Charlie, dijo entonces: “Tuve una visión de Spud
tratando de decirme algo, pero no lo pude comprender. ¿Podrías por favor
preguntarle que estaba tratando de decirme?”.
Spud explicó: “Estaba tratando de decirle a Sybil que ayude a papá en este
mal momento. Es difícil porque no hay mucho que ella pueda hacer. Papá es
como un yo-yo. En un momento parece necesitarla y al siguiente, necesita de
su privacidad. Pero trata de ayudarlo lo mejor que puedas. Te aseguro que no
tengo prisa por marcharme, y siempre estaré cerca de ti. Sólo desearía que no
hubiera más lágrimas, solo alegría”.
A continuación, como para aclarar las cosas, añadió: “He dejado mi rol de
‘perro principal’ a Toby, quien está ansioso por decir algo”.
Toby, el Schipperke macho, era un verdadero charlatán y no podía esperar
su turno. Había venido hasta el sillón al menos tres veces mientras aún
estábamos conversando con Spud y trató de interrumpir lamiéndome la cara.
Toby alardeó orgulloso: “He tomado el lugar de Spud. El y yo a menudo
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discutíamos sobre quien era el perro principal. Spud me dijo que ahora es mi
turno”.
Cuando les comuniqué a Charlie y Sybil que Toby estaba entrenándose para
ser el perro principal, él me mostró imágenes de él mismo ladrando a los
extraños en el frente de la casa y algo relacionado con caballos, como para
reforzar la imagen de sí mismo, como perro principal. Sybil me dijo: “Esta
mañana movió su plato de comida al lugar donde el plato de Spud solía estar
en el patio y ahora está sentado donde Spud se sentaba en la sala”.
“Ahora que todas las tareas de Spud son mi responsabilidad, estoy tratando
de hacerlo bien”, añadió Toby.
Cuando les pregunté a la mamá y al papá, qué era lo que Toby había estado
tratando de hacer con los caballos (a pesar de que no tenía idea de que ellos
poseían caballos), el papá explico: “Afuera tenemos unos pocos caballos y era
trabajo de Spud reunirlos a la hora de la comida. Por ser un Queensland
Heeler, llevaba esta habilidad en la sangre y era muy bueno para ello. Toby,
que al contrario, no es muy alto, no sabe como hacerlo. Solamente se para y
ladra a los caballos, pensando que entenderán su orden y ellos lo ignoran por
completo.”.
La mamá me pidió: “Puedes decirle a Toby que no se acerque demasiado a
los caballos porque temo que lo pisen e incluso que lo pateen”.
Le expliqué: “Los animales no pueden entender imágenes de no hacer algo.
¿Puedes darle a Toby una tarea diferente en su lugar?”.
Ella dijo: “¿Qué tal que se ocupe de las ardillas en la propiedad?”.
Toby fue muy receptivo. “Me encantaría otro trabajo. Me gusta la idea de
las ardillas ya que no soy muy alto y será divertido. Además tengo un gran
sentido del olfato”. (En una visita posterior me dijeron que Toby había dejado
de molestar a los caballos y estaba haciendo un muy buen trabajo
manteniendo la población de ardillas bajo control).
Toby estaba haciendo exactamente lo que Spud había estado haciendo
todos esos años. La orden le había sido dada por el jefe, quien ahora lo
observaba desde otro mundo.
Si hay un mensaje que recibo alto y claro cada vez que miro a los ojos de las
mascotas que se están muriendo, es que ellas miden su felicidad de acuerdo a
la calidad de su vida. Cuando es momento de partir por edad avanzada,
enfermedad incurable, herida o problemas serios de comportamiento, no quita
que puedan tener una buena calidad de vida. De hecho, tú eres un amigo que
ayudas a aliviar su dolor y a darles el pasaje inevitable. Les estás dando el
privilegio de una buena muerte y ellos consideran eso, tan importante como una
buena vida.
Jessie
Cuando Michelle me llamó desesperada un sábado a la mañana, no sabía que
a Jessie, su gato y amigo de muchos años, le habían dado tres inyecciones en
una semana para, literalmente, volverlo a la vida. Al llamarme, dijo: “Tengo
que verla para una consulta hoy mismo y estoy dispuesta a ir a su consultorio,
si tiene tiempo disponible”.
No pude negarme, así que arreglé una cita para la tarde, pero una hora
después, me llamó nuevamente. “Tuve que llevar a Jessie a la sala de
emergencias debido a que no podía respirar. Tal vez no sobreviva, de modo
que, ¿puedo ir ahora mismo?”.
Dos horas más tarde, Jessie, un macho atigrado marrón, de 12 años de
edad, Michelle, su esposo Tom y yo, estábamos sentados hablando, mientras
Michelle tenía a Jessie en su regazo. Jessie estaba mejor, pero tenía los ojos
amarillos con ictericia y permanecía muy quieto y silencioso. Para entonces,
Michelle sabía en su corazón, que iba a tener que sacrificarlo, pero antes
quería hacerle muchas preguntas. Comenzó preguntando: “¿Volverá Jessie a
mi?”.
Cuando se lo pregunté, Jessie dijo cariñosamente: “Aún tengo muchas
cosas que enseñarle y, sin duda, volveré con ella”.
Cuando preguntó cómo sabría que es él, contestó: “Me volveré tan
irresistible a tus ojos que tendrás que llevarme a casa”.
Luego añadió: “Yo estaba a cargo de la casa y ya he ‘pasado el bastón’ a
Sinbad (un macho más joven de la casa). Hablé con todas las otras mascotas y
confío que la transición será suave”.
Michelle lo confirmó: “La semana pasada, Sinbad estuvo trepándose en
nuestro árbol para gatos hasta lo más alto. Supongo que su posición en lo más
alto representa su nuevo estatus. Jessie siempre ocupaba ese lugar pero
últimamente no ha podido trepar el árbol. Tenemos otros cuatro gatos en la
casa, y es cierto que Sinbad está a cargo ahora. El cambio sucedió justo como
Jessie dijo. ¿Puedes preguntarle por el perro?”.
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Aún con una chispa de buen humor, Jessie dijo: “No quiero hablar del
perro. No me agrada en particular y me mantengo tan lejos de él como
puedo”.
Luego hice la pregunta inevitable: “¿Sabes que estás muriendo?”.
“¡Sí! Por supuesto que lo se”, dijo Jessie indignado. “Hace tiempo que estoy
preparado para partir. De hecho, esta mañana, estaba listo. ¡Y estoy listo ahora
mismo! Quisiera que me ayudes a partir. Sería grandioso si papá pudiera estar
conmigo, sosteniéndome. Significaría tanto para mi. Se cuán difícil sería para
mamá estar allí y, por eso, no pido por ella. Se que no lo podría manejar. Sin
embargo, necesita comprender que estoy listo para partir, que mi cuerpo no
puede resistir más”.
Cuando comuniqué esto, Michelle empezó a llorar, pero pudo decirle a
Jessie: “Si realmente quieres que esté ahí, lo haré, a pesar de que sienta que me
están arrancando el corazón”.
Jessie le agradeció, pero le dijo: “Se cómo te sientes y que te ofrezcas para
estar ahí significa mucho para mi. Si papá está allí, habrá alguien con quien me
sienta cómodo en la habitación y estaré bien. Por favor no te preocupes
demasiado”.
Todos lloramos como bebés. Aquí estaba el valiente Jessie al final de su
vida, y ¡aún reconfortando a su mamá! El dolor del desprendimiento es tan
contagioso, y, sin embargo, estaba tan eufórica por aprender de este sabio
animal, que mis lágrimas de pena se mezclaban con las del amor y la
comprensión.
“Está bien llorar”, les recordé, tomando otro pañuelo.
Alrededor de una semana después, recibí una hermosa tarjeta con una
imagen de un gatito atigrado marrón de pelo corto con ojos azules brillantes,
tomando leche de una taza de té, con leche goteando de su labio inferior.
Dentro, se leía:
Querida Mónica:
Gracias por recibirnos sin problema el sábado pasado, y
acomodar su horario para nosotros. Fue una bendición que pudiéramos hablar
con Jessie en sus últimos momentos gracias a su don. La gratitud que
sentimos es inconmensurable. Siempre vamos a recordar el modo apacible,
valiente y digno en que Jessie dejó este mundo.
Estamos muy agradecidos por los momentos que pasamos
con Ud. Le dio a Jessie una voz que guardamos en nuestros corazones. Ayudo
a responder algunas preguntas difíciles que nos permitieron dejarlo ir con
aceptación y serenidad.
Sinceramente
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Michelle y Tom
Blueboy
Hace unas semanas, habia a Blueboy cuando Mary me llamó por otra
consulta. Ambos, Pete y Mary se habían ido de vacaciones por diez días y, al
regresar, se encontraron con que Blueboy se había estado arañando y tirando
la piel debajo de la mejilla. Pensando que tenía que ver con tensión nerviosa,
llamaron para fijar una cita para que fuera a verlo.
Cuando vi la mancha desnuda bajo su mejilla, supe que no se trataba de
tensión nerviosa y les pedí que llevaran a Blueboy de inmediato a un
veterinario holistico que yo conocía. Confiaba que, con unos pocos cambios
en su dieta, pronto estaría bien. De igual manera seguimos adelante con la
sesión ya que estaba ahí, y estuve complacida de llegar a conocer a Blueboy un
poquito mejor. Era un gran gato, amable y amistoso.
Además, era bastante inteligente y nos sorprendió a todos al tratar de
averiguar la causa de su reacción alérgica. Les pregunté a Mary y a Pete si
recientemente se habían introducido en la casa nuevos perfumes, detergentes,
jabones, sprays para el pelo, colonias, velas o fragancias. La respuesta fue no.
Pasamos también por la ropa, mantas, limpiadores para alfombras,
desinfectantes para cocina y afines. Nada.
Con los ojos cerrados, les dije: “Blueboy me esta llevando en un recorrido
de imágenes por la casa. (Yo no había hecho el recorrido habitual de la casa
que siempre realizo). Él se habia detenido en una habitación en la planta alta
mirando hacia arriba frente a el. Veo la figura de un humano, no muy
claramente, pero sé que esta persona está haciendo algo allí. Blueboy me
muestra a alguien planchando. Mary, le digo: ¿utilizas la habitación libre de la
planta alta para planchar?”.
Mary contestó: “No, siempre plancho abajo”.
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“Bien, Bluboy insiste con que es algo acerca de la plancha. ¿Haces algunas
artesanías ahí arriba?”.
“Pete arma aeroplanos allí”.
Estaba entusiasmada por escuchar esto, ya que sabía que el pegamento o la
pintura metálica podían ser tóxicos para los gatos, pero Pete dijo: “Mis
modelos no requieren pintura. Vienen ya pintados y todo lo que tengo que
hacer es plancharlos para que se encojan y encajen”.
Todos comprendimos al mismo tiempo. ¡Planchar en la habitación libre!
Ninguno de nosotros podía creer que Blueboy nos lo dijera. No se si planchar
plástico libera ciertos vapores tóxicos o no, pues nunca íbamos a encontrar la
causa exacta de su alergia. Pero con un cambio de dieta, Blueboy pronto
volvió a ser el mismo de antes. Es por eso que me sorprendí cuando Pete dejó
un mensaje en mi contestador, un par de semanas mas tarde, pidiendo otra
consulta: “Blueboy está muy enfermo”.
Debido a mi ocupada agenda, no pudimos fijar una cita hasta el miércoles
siguiente, una semana más tarde. Cuando llegué, Blueboy yacía en la esquina
de la sala rodeado por mantas y toallas, de modo que podía elegir el mejor
sitio para echarse. Platos de comida y agua y dos cajas sanitarias estaban cerca.
Me saludó oliendo mi mano y permitiéndome tocarle la frente. Estiró
ligeramente la punta de la cola en respuesta.
Mary y Pete me dijeron ansiosos: “No está comiendo y se niega a cualquier
tipo de comida que le ofrecemos. Lo forzamos a alimentarse tres veces al día y
le inyectamos agua bajo la piel porque está muy deshidratado. Lo encontramos
escondido debajo del sillón hace dos días y hoy estaba dormido en la caja
sanitaria que tenemos al final del pasillo, en la habitación libre. Parece como si
hubiera gastado toda su energía en llegar a la caja que generalmente utiliza y
luego no tuvo la fuerza para regresar a la sala, por eso se quedó dentro de la
caja y se durmió exhausto. Todo esto es muy extraño en él. El veterinario le
diagnosticó una insuficiencia renal, pero aún le están haciendo estudios.
Nuestra próxima cita es en dos días”.
Apesadumbrada, les dije a Pete y a Mary: “Basándome en mi experiencia,
creo que Blueboy está cerca de su fin y sus conductas son signos que indican:
‘Estoy listo para partir ahora’ ”.
Pete simplemente se negó a darse por vencido y a dejar la alimentación
forzada. “No lo puedo hacer. ¿Puede de algún modo convencerlo de que, a
pesar de que no se esté sintiendo bien en este momento, la medicina moderna
pude tener una cura? Quiero que me de unos días más. Necesitamos tiempo
para que nos den los resultados de los análisis y luego para que algún tipo de
medicación haga efecto. Haremos lo que sea necesario y no nos daremos por
vencidos”.
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Enfrentados con el increíble coraje de éste gato, todos lloramos por una
hora y me retiré exhausta. Mientras me iba, dije: “Sí Mary. Está bien llorar”.
Al dormirme aquella noche, mi último pensamiento del día fue con
Blueboy, quien había aceptado valientemente lidiar con una semana más de
intenso dolor y experar para complacer a su papá. Tambien pense lo aliviado
que se sintio cuando la mamá lo liberó de esa promesa.
La mañana siguiente recibí un correo electrónico:
Bailey
Cuando un amigo muere, nuestra expresión de amor no es menor si no se
ve desde afuera; en nuestro interior, aún sentimos el vacío.
Recientemente recibí un correo electrónico acerca de un perro muerto en
un accidente de tráfico que sus dos hermanos podían haber presenciado. Dee,
su dueña, explicó que su hermana, mientras visitaba su hogar, por error dejó la
puerta del garaje abierta y los tres perros decidieron aventurarse por el
vecindario. Katie y Emmit regresaron; Bailey no. Cuando toda la familia salió
a buscarlo, lo encontraron muerto al lado de la calle, víctima de una calle con
mucho tráfico.
Devastados, llenos de culpa y perturbados, me llamaron para aceptar la
pérdida. Bailey, en su particular estilo, se aseguró de decirle a la persona que
había dejado la puerta del garaje abierta, que no era su culpa. Dejó muy en
claro que nadie era culpable. En ese momento no tenía idea de lo que estaba
hablando, pero la mamá comprendió y brevemente explicó que su hermana
había estado llevando algunas cosas al garaje y entró en la casa sin darse
cuenta de que la puerta que conecta el garaje con la cocina también estaba
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En Memoria de Bailey
Te extrañaremos Bailey
Por todas tus cosas lindas.
Eras un perrito especial
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Capítulo 6:
La belleza se ve con el corazón.
En su libro “All my patients are under the bed” (Todos mis pacientes están
debajo la cama), el veterinario Dr. Louis J.Camuti, se ríe de que la mayoría de
sus pacientes se esconden de él, anticipando su visita. A la edad de 85 años, ha
tenido mucha experiencia con felinos y siempre fue más astuto que ellos,
siendo el aplicador de vacunas mas rápido del este, (los vacuna muy
rápidamente durante las visitas a su consultorio). Sin embargo, en las visitas
domiciliarias, los gatos sabían que él venía, así que siempre se escondían
debajo de la cama.
Por ello, y porque me gusta anticiparme, realizo un esfuerzo consciente por
“comunicarme” con mis clientes antes de visitarlos. Con frecuencia las
consultas son por la tarde, cuando los humanos regresan a casa del trabajo, así
que durante la mañana ocupo el tiempo “comunicándome” con los animales y
explicándoles que los voy a visitar para hablar con ellos, que será su
oportunidad para expresar su punto de vista y, lo mejor de todo, su
oportunidad de pedir cambios en sus vidas.
Luego de este “primer contacto”, los perros y varios gatos, me saludan
ansiosamente en la puerta. Algunos vienen hasta mí para verme y luego se
esconden respetuosamente bajo la mesa del comedor o detrás del sofá, pero
vienen a saludarme. Algunos son curiosos, otros quieren hablar de inmediato.
Todos ellos quieren hablar, incluso los tímidos.
~ ~ ~
La primera historia presenta a uno de los gatos más extravertidos que haya
tenido oportunidad de conocer.
Sierra
Wendy me llamó para que hablara con sus dos gatas, Sierra, una siamesa
Chocolate Point y Sapphire, una Lilac Point. Una de ellas, aparentemente no
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Hola Millie:
No me vas a creer lo que pasó el martes a la noche con la Dra. Mónica. Al
principio habló con Sierra. Me dijo algunas cosas y casi me reí pero las anoté
para recordar después lo gracioso que esto me pareció. Sin embargo intenté
con unas cuantas cosas que sugirió y, ZAZ, Sierra está usando la caja sanitaria
de nuevo. Tengo que ver si puedo conseguir otra clase de arena, pero ya no
están celosas la una de la otra. Puedo pasar tiempo con una sin que la otra
venga a pelear. Dijo que tenían mucho que decirme y me agradeció por
traerla.
Resulta ser que Sierra es una gata amante de la naturaleza, tal como yo.
Desearía estar en casa este fin de semana para ver cómo reacciona ante las
otras cosas que aprendí de ella.
Y Sapphire odia a los machos desde que intente cruzarla con ese Gran
Campeón. Lo supe cuando me fui de ahí, me sentí incómoda. Llamé apenas
llegué a casa y el hombre me dijo que mejor fuera a retirar a la gata porque
nada iba a pasar allí, así que así lo hice. Sapphire estaba tan asustada y
escondida en un rincón como cuando la vi por primera vez. Sapphire dijo que
cuando nos conocimos hicimos un pacto entre las dos, en el que ella sabía que
podía confiar en mí y que yo la cuidaría siempre.
Desde el primer día ronroneó sobre mi hombro. Definitivamente quiero
aprender a comunicarme con ellas.
Wendy.
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Capítulo 7
Mascotas Perdidas
Tinker
“Mi gata Tinker lleva perdida dos días. ¿Me puede ayudar por favor?”
Recuerdo muy bien aquella llamada telefónica de Vickie. Le dije que haría lo
que pudiese. Al contactarme con Tinker, veía lo que ella estaba viendo a través
de una grieta, desde donde podía mirar hacia afuera. Vi barro y percibí que
estaba sola, con frío, mojada y en algún lugar oscuro. Luego vi una mujer a la
que Tinker veía por la rendija. Era alta, delgada, con cabellos rubios que le
llegaban a los hombros. Llevaba zapatos marrones y una falda que le llegaba
hasta las rodillas. Caminaba lentamente y silbaba.
“Acaba de describirme perfectamente”, dijo Vickie emocionada. “Volví a
casa del trabajo y de inmediato salí a buscar a Tinker por el vecindario. Hay
una casa nueva en construcción justo enfrente de nosotros y, debido a la
lluvia, hay mucho barro en lo que será el jardín. Seguramente está atrapada allí,
en algún lugar.”
Tres días más tarde, Vickie llamó otra vez. “No tuve suerte en encontrar a
mi amada Tinker. ¿Podrías intentarlo una vez mas?”
Sin estar convencida, intenté regresar a la última imagen de hacía tres días.
Estaba de nuevo en el lugar oscuro y podía ver la rendija frente mío. Vi la luz
del día, pero de manera diferente esta vez. Sabía que estaba sola y no estaba
mirando a través de los ojos de la gata. Cambié mi perspectiva hacia fuera y vi
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como el barro se estaba secando en algunos sectores, pero aún estaba blando.
Me volví y vi unas piezas de madera y aserrín, pero todavía ningún rastro de
Tinker. Salí a la calle y miré a 360º mientras llamaba a Tinker y le pedía, no, le
rogaba, que respondiera. Traté de tomar contacto pero no pude. Tinker estaba
imposibilitada de enviarme más información e imágenes. Había muerto.
El Shih-Tzu
Un día recibí un llamado telefónico desesperado de una mujer que lloraba.
En medio del llanto me dijo: “El Shih-Tzu de mi nieta ha sido robado del
jardín de mi casa hace unas horas. ¿Puedes encontrarlo?”
El pequeño perro, a pesar de ser un cachorro, pudo transmitirme que
estaba con una familia con una criatura, probablemente un niño, ya que podía
ver que tenía cabello bastante corto. Vi a la madre mimando al perro y
también a un hombre en el fondo, que no se involucraba en lo que la madre y
el hijo hacían. El niño jugaba con el perrito, que no estaba asustado.
Cuando le pregunté al perro cómo había llegado hasta allí, me dijo: “Estaba
caminando por el frente de la casa de mi mamá. Fui a visitar al señor de al
lado, quien estaba trabajando en el garaje. Me levantaron y llevaron en un
corto viaje en automóvil, desde la casa del vecino al lugar donde me encuentro
ahora.”
La nieta me llamó al día siguiente para decirme: “A partir de la descripción
de los eventos y de los lugares que nos dio, pudimos saber a dónde fue llevado
el cachorro. Nuestros vecinos, una madre y su hijo, pensaron que el cachorro
estaba extraviado y lo llevaron a la casa de su otro hijo, a unos minutos de
distancia. Este señor tiene un niño pequeño y pensaron que el perro sería feliz
allí”.
Spike
Hace un tiempo, tuve una consulta con la familia Smith y sus tres perros,
incluyendo a Spike, un Boxer macho de tres años de edad. Los señores Smith
y sus tres hijos habían observado asombrados mientras la comunicación se
68
Seis días habían pasado desde que Spike había desaparecido, cuando de
repente, recibí una imagen proveniente de él, sin que hubiera intentado
comunicarme. Me mostró una imagen de una casa cerca de dónde el se
escondía. De inmediato llamé a Ricky, pero estaba nuevamente en Victorville,
de modo que le dije a su marido: “Spike aún está allí. Se esconde, razón por la
cuál no lo pueden encontrar. Le pedí que se dejase ver por la señora que me
muestra en la imagen. Ella podría ayudarlo. Me dijo que tiene frío dado que ha
estado lloviendo por dos días. Está cansado y con mucha, mucha hambre. No
está seguro de poder hacer lo que le pido. Le expliqué que es muy importante
que sea visto. La mujer de la casa debe verlo de cerca para que pueda
reconocerlo. Le dije que es muy importante y que todo saldrá bien si hace
esto”.
Añadí: “Es imperativo que no abandonen la búsqueda. Spike está ahí afuera
e intentará dejarse ver.¡No se den por vencidos!
Ricky había buscado a Spike por días y estaba extenuada. Tenía trabajo
pendiente, obligaciones y familia, pero no se rehusaba a abandonar la
búsqueda. Había recibido docenas de llamadas respondiendo a los volantes
que había distribuido, pero ninguna resultó ser un buen dato. Algunas
personas no sabían diferenciar a un Boxer de un Ovejero Alemán y había
perdido horas en una búsqueda tras otra, lo que le quitaba entusiasmo.
El sábado por la tarde, descorazonada, decidió regresar a casa con su hija e
hijo menor quienes la habian acompañado; los tres estuvieron en silencio y
con lágrimas durante el viaje de regreso, encerrados en sus propios
pensamientos y reproches, recordando los buenos momentos que habían
compartido con Spike y la tragedia de perderlo.
Casi llegando a casa, sonó el localizador de Ricky. El número que la pantalla
mostraba indicaba que era del área de Victorville, de manera que se dirigieron
rápidamente a la próxima salida de la autopista, buscaron un teléfono y
llamaron a ese número.
Una mujer al otro lado de la linea, describió perfectamente a Spike. Cuando
dio su dirección, Ricky se dio cuenta de que la casa de la mujer estaba a apenas
dos cuadras de donde Spike había estado. La mujer continuó explicando:
“Estuve tratando de que el perro se acercara, atrayéndolo con comida, pero se
acerca y luego se da la vuelta y se va. Sé que debe estar hambriento porque se
le ven las costillas”.
Ricky y sus hijos volvieron en seguida a Victorville, dirigiéndose a la
dirección que la mujer les había dado. En seguida comenzaron a buscar por el
lugar pero Spike no aparecía.
Sin desalentarse, Ricky comenzó a conducir por cada calle, con los vidrios
de las ventanas bajos, gritando los tres: “Spike, Spike, Spike”, y mirando en
70
Eileen debe haber hecho esto antes, pensé para mis adentros, porque trajo
fotografías de Sparky, su plato para comer, dos juguetes de peluche y su collar.
Pero, a diferencia de la mayoría de mis clientes, que adoran hablar de sus
mascotas y de los detalles en sus consultas, ella permaneció callada e
inexpresiva.
“Antes de comenzar”, pregunté: “¿Puedes describir el exterior de tu casa y
lo que sucedió la noche en que Sparky desapareció?”
Eileen no quería hablar para no revelar algo que yo pudiera, de algún modo,
utilizar en la comunicación. Lo entendí perfectamente y le dije: “Solamente
necesito un poco de información para poder contextualizar las imágenes que
recibiré de manera adecuada”. Hielen me dijo: “Esa tarde me fui de casa
veinte minutos antes de las ocho, y regrese a las once y quince de la noche. La
puerta de entrada estaba abierta. Sparky no estaba y las otras dos perras
estaban dentro de la casa. La casa esta localizada a mitad de cuadra y tiene una
entrada de coches al garage que se comunica con la casa”. Luego se recosto
hacia atrás en su silla y espero hasta que yo empezara la comunicación.
Hailey me dijo enseguida: “Sparky lo conoce, Sparky lo conoce. Por eso se
fue con él”.
A continuación, Hailey describió desde su perspectiva, lo que había visto.
Le di a Eileen y a su hija una descripción del hombre que estaba viendo en la
imagen de Hailey. “Lleva jeans azules, camisa blanca y una gorra de beisball.
Puedo ver que tiene piernas musculosas y está bronceado, como quien trabaja
al aire libre y es muy atlético. Hailey me muestra además, una camioneta pick-
up de color oscuro con algo en la parte posterior”.
Kelly nos interrumpió y repitió exaltada varias veces: “Ella lo conoce, ella lo
conoce”.
A través mío, Eileen le preguntó a las perras: “¿Quién llevó los juguetes de
peluche afuera?”.
Kelly le respondió: “Sparky tomó uno de ellos y yo el otro. Cuando Sparky
soltó el suyo, yo hice lo mismo. Vi a Sparky irse hacia la parte trasera de la
camioneta y ésta empezó a alejarse. Decidí seguirla pero me ordenaron:
‘¡Quédate!’ Vi a la camioneta alejarse, preguntándome dónde estaba Sparky.
Cuando me di cuenta de que Sparky no estaba, oí a Hailey llamándome para
que entrara a la casa; me di la vuelta y entré a la casa con ella”
La mamá preguntó entonces: “¿Estaba la puerta del frente rota?”
“No, hubo un ruido fuerte pero no estaba rota ni forzada”.
“¿Puedes describir a la persona?”.
Kelly contestó: “Él tenía puesta una gorra de beisball oscura. Parecía estar
siempre afuera, haciendo alguna clase de ejercicio. Era un hombre grande. El
tipo de hombre al que le gustaría un perro grande”.
72
Sparky continuó: “Vi un caballo y otros animales que eran nuevos para mí.
Tengo que dormir afuera en un granero y eso no está bien. Sin embargo, me
están alimentando bien y tengo mucho espacio para correr y jugar durante el
día. Me parece extraño que no pueda volver a casa”.
En realidad, Sparky no cuestionaba el cambio. Tengo la sensación de que
siente que si su papá la ha llevado allí, debe estar bien.
Eileen dijo entonces: “Vivimos en una ciudad muy pequeña donde todos se
conocen con todos. La policía está buscando a Sparky todos los días. He
puesto carteles ofreciendo una recompensa de mil dólares a quien la
encuentre. Supongo que la única razón por la que nadie la ha visto en diez
días, es que no está en la zona”.
Tres meses más tarde, Eileen me llamó para decirme: “Una noche, mientras
estaba preparando la cena, sentí a una de mis perras golpeándome por detrás
de las rodillas, como lo hacen siempre, pero más fuertemente. No le di
importancia pero, cinco minutos después, sucedió de nuevo, incluso más
fuertemente. Sin embargo, cuando me di la vuelta, ninguna de ellas estaba allí.
Me pareció curioso que hubieran salido tan rápido de la cocina, así que fui a
buscarlas. Las encontré a ambas profundamente dormidas sobre el piso de la
sala. Estaba perpleja. ¿Quién o qué me tocó? ¡Fue tan real! ¿Es algún tipo de
señal? ¿Debo estar prevenida de algo? Tú eres la única persona a la que se me
ocurrió preguntar”.
Le dije: “A partir de mi experiencia, esa era Sparky, probablemente
despidiéndose o saludando, dependiendo de cómo lo veas. Sparky ha hecho su
transición al otro mundo y estuvo visitándote para que sepas cuanto te ama”.
Esta fue la última vez que Eileen sintió a Sparky. Ella continuó con su vida
pero Sparky siempre tendrá un lugar especial en su corazón y en el mío.
74
Capítulo 8
Comportamiento Animal y Humano
“No voy a tardar” no significa nada para un perro. Todo lo que sabe es que te has IDO.
- Jane Swan
Brutos
Brutos, un perro Boston Terrier macho de cuatro años de edad, vivió toda su
vida en el mismo hogar. Su madre también era una mascota de la familia y él
se quedó con ellos por ser el más débil y pequeño. Tiempo después, la familia
adoptó un Boxer, otro macho llamado Spike, a quien recientemente le trajeron
una novia llamada Jasmine, otra boxer. (Conocimos a la familia en el capítulo
7, cuando Spike se perdió).
Durante la sesión, la primera imagen que Brutos me envió de si mismo, era
la de un inmenso Gran Danés; el creía ser uno, al menos en personalidad y
ego. Esta era una imagen que me resultaba muy graciosa, porque en realidad el
perro apenas media veinte centimetros de alto. Estaba convencido de que era
tan grande como sus Gran Danés vecinos, lo cual era la razón por la que
ladraba tanto pensando que los intimidaba. Se sentía cómodo paseándose y
advirtiéndoles a los otros que no invadieran su propiedad. La mamá confirmó
que vivían al lado de dos perros Gran Danés inmensos y que Brutos solía salir
y les ladraba a través de la valla.
Pero el temor de Brutos y la razón de mi visita era que últimamente
había estado bebiendo cantidades excesivas de agua y, por supuesto, orinando
dentro y alrededor de la casa. Cuando pregunté cuánto era una cantidad
excesiva, Ricky (la mamá) contestó: “Dejé de contar después de que bebió
ocho litros de agua en un día. Lo llevé al veterinario quien le practicó los
75
análisis habituales de sangre y encontró que todo estaba normal. Sugirió que el
problema de Brutos no era físico, sino psicológico y que debía contactarme
contigo”.
Brutos continuó: “Yo soy el perro alfa y por ello estoy a cargo de la casa.
Mis tareas son diversas y me gusta que sea así. Pero necesito marcar mi
territorio para seguir recordándole a los otros dos de que estoy a cargo y que
la casa, dentro y fuera, es mi dominio. Todo lo que hay que hacer debe pasar
primero por mí y ser hecho sólo con mi permiso. Necesito el agua para
mantener mi poder”.
Ricky, la mamá, que estaba preocupada por su salud y bienestar, le preguntó
si sabía que tanta agua le hacía mal al corazón. Luego de pensarlo un poco,
aceptó disminuir el consumo, pero todavía debía tomar al menos dos veces la
cantidad de agua que requería normalmente.
Ricky lo complació, y toda la familia trabajó junta para demostrarle a Brutos
que era el perro principal de la familia. Le daban de comer primero, lo
paseaban primero, lo acariciaban primero y podía elegir en que cama dormir a
la noche. Posteriormente, Ricky me llamó para informarme que estaba mucho
mejor y, aún más importante, que estaba limitando marcar con orin, al exterior
de la casa solamente.
Siempre hay una causa del comportamiento extraño de una mascota, pero,
a veces, el comportamiento aparece por algo que sucedió en la casa, que de
algún modo resultó traumático para el animal, como en el siguiente caso.
Freddy
Lois me llamó para que me comunicara con sus dos perros. No tenía
preocupaciones particulares, pero quería saber si había algo que pudiera hacer
para que sus vidas fueran más felices. Uno de ellos, Freddy, era una cruza
entre Caniche y Dandie Dimmont Terrier. Tan pronto comenzamos a hablar,
Freddy comenzó a contarme que se sentía muy cansado y que no tenía energía
suficiente para dar largos paseos. De repente, un teléfono que sonaba
interrumpió sus pensamientos y comenzó a llorar y luego a ladrar y a llorar de
nuevo. Le llevó un tiempo calmarse hasta que pude retomar nuestra
conversación telepática; y, al hacerlo, quiso hablar del teléfono.
Freddy me dijo en imágenes y sentimientos que cada vez que el teléfono
sonaba se trataba de malas noticias. Se acordaba de que una vez hacía mucho
tiempo, Lois había contestado el teléfono y se puso muy triste. Ella comenzó
a llorar y a él no le gustó ver eso. Le dolía ver a su mamá sufrir tanto y me dijo
que preferiría que no atendiese más el teléfono.
76
∼∼∼
Sunshine
Un día recibí una llamada de larga distancia desde Nueva Jersey. Alice
quería que hablara con Sunshine, una hembra Pomerania, de siete meses de
edad. Sunshine era apenas un bebé y tenía muchas cosas que su mamá debía
comprender y corregir.
Alice explicó: “Sunshine se queda sola la mayor parte del día, encerrada en
la cocina con varios juguetes, agua, comida y una caja sanitaria para perros.
Dado que vivimos en un departamento, la caja sanitaria me parece el medio
perfecto para educar a un perro pequeño. Sunshine está progresando en su
uso pero no ‘hace’, a menos que yo la esté mirando o hasta que mi madre
venga a visitarme durante el día”.
Sunshine tenía un problema de elogio. Sí, parece que ella quería tanto ser
elogiada, que pensaba que sólo debía ‘hacer’ cuando había alguien. Era un
pequeño malentendido que no demoró en ser corregido; la parte más
interesante de la consulta aún estaba por suceder.
Durante nuestra conversación, Alice le preguntó a Sunshine si le gustaba la
música que dejaba en el estereo. Sunshine se quejó: “La última vez, la música
tenía mucho ruido y golpes y no me gustó para nada”.
77
Angel
Angel una perra Rhodesian Ridgeback hembra, había sido adoptada de un
refugio y era extremadamente tímida. Había estado con su nueva familia por
un par de meses antes de que fuera a verlos. Judy, su mamá, me explicó:
“Angel pasa la mayor parte del día escondida en una habitación en la planta
alta y solamente baja para comer. Nadie puede tocarla sin que de inmediato se
orine. A veces, cuando la llamamos a cenar, se orina porque la voz es muy
alta. Y algunas veces se orina porque alguien se le acerca rápidamente”.
Judy tuvo que ponerle una correa a Angel antes de que pudiera convencerla
de que estaría a salvo si bajaba para recibirme. Mientras Judy fue a la cocina a
traerme una bebida, intenté comunicarle a Angel que todo iba a salir bien y
que debía hablar con nosotras para que pudiéramos llegar al fondo de
cualquier problema que tuviera. Angel se sentó a mi lado y cinco minutos
después se echó a mis pies quedándose allí durante todo el tiempo que duró
nuestra comunicación.
Angel me dijo: “Nadie me avisó que esta era mi nueva familia. Supuse que
era un período para determinar cuán buena soy y por eso me quedo tanto
como puedo en la habitación sin molestar a nadie”.
Judy le dijo: “Lo único que importa es que tú eres parte de esta familia. Te
amamos mucho y prometo que nunca volverás al refugio. Sólo deseamos que
seas feliz y que disfrutes un poco más de la vida. Trata de no temer. Nadie te
pegará jamás. Y no te preocupes si orinas todo el tiempo. Nosotros lo
limpiaremos. Creo que eres hermosa y, como lo indica tu nombre, eres como
un pequeño ángel. No hay absolutamente nada malo en ti. Y todos en la
familia sienten de igual modo. Te amamos”.
Cuando abrí los ojos, Angel estaba sentada con su cara cerca de la mía.
Apoyó la cabeza en mi regazo y su pata delantera derecha sobre mis rodillas.
Judy estaba sorprendida. “Angel jamás hizo eso con nadie. ¿Te sucede esto con
frecuencia?”.
Le respondí: “La mayoría de mis ‘clientes’ tienen su manera particular de
agradecerme por la comunicación. Muchos lo hacen abriendo sus corazones y
ofreciendo su cariño en la única manera que saben hacerlo”.
Judy trajo su cámara y nos tomó una fotografía, porque, según dijo: “De
otro modo nadie me creerá”.
79
Volví a ver a Judy dos meses más tarde. Entonces me dijo: “Angel ha
tenido sólo un incidente, pero es una nueva perra desde tu visita. Es mucho
más segura de sí misma y pasa mucho menos tiempo en la habitación. Incluso
corre hacia la puerta principal para saludar cuando vienen visitas a la casa”.
Roscoe
Jan tenía un pequeño perro Salchicha de un año de edad llamado Roscoe.
Vivía en una zona rural y temía dejar a Roscoe afuera, en el parque, con su
hermano mayor Dakota, un Labrador amarillo. Su primer Salchicha había sido
cazado por un águila; logró soltarse de las garras pero se lastimó al golpearse
contra el suelo. Su columna vertebral fue gravemente dañada y tuvo que ser
sacrificado. Sin poder olvidar esta mala experiencia, se negaba a permitir que
este perro sufriera el mismo destino. De modo que Roscoe pasaba sus días
encerrado y solo dentro de la casa, mirando por la ventana a Dakota que
disfrutaba estar afuera.
Roscoe tenía muchos juguetes con los que podía jugar durante el día. La
mamá le dejaba algo para morder antes irse. Tenía periódicos para hacer sus
necesidades como le habían enseñado y tenía una cama de perro grande y
cómoda. Sin embargo, supe todos estos detalles importantes después.
Jan me dijo: “Quería hacer una consulta porque Roscoe ha estado
haciéndose sobre la alfombra durante el día en vez de sobre los papeles y me
preguntaba si todo estaba bien con él. Un día incluso le hizo un gran agujero
al sillón y, en otra oportunidad, mordisqueó una fina alfombra”.
Tan pronto como hicimos contacto, Roscoe se quejó: “Mamá me trata
como a un cachorrito; yo ya he crecido. Deseo estar libre y salir a jugar con
Dakota. Me pone mal estar atrapado solo en la casa por tantas horas. Estoy
cansado de mis juguetes y todo me molesta. Incluso papá me trata como a un
cachorrito y no puedo demostrarles que soy todo un perro como Dakota,
quien va a caminar y a cazar con él. ¡Quiero un poco de libertad y la quiero
ahora!”.
Al transmitirle esto a Jan, le sugerí que instalara una puerta para perros que
permitiera a Roscoe salir, pero ella se negó amablemente, dándome todas las
razones por las que no podía dejar a Roscoe afuera todo el día, lo que
enseguida le comuniqué a él. A continuación sugerí una negociación que a
veces funciona. “¿Por qué no poner una silla en la ventana con una almohada
80
o almohadón para que Roscoe pueda disfrutar de una mejor vista del parque,
tal vez mirando, a los pájaros y las ardillas?”.
Ignorando mi sugerencia, Jan insistió: “Y recuérdele que vuelva a usar las
hojas del periódico otra vez”. Cosa que le transmití.
Por último, hablamos acerca de su comportamiento destructivo. Cuando
Roscoe insistió de nuevo en que necesitaba poder salir al patio, la mamá le
explicó: “Una nueva regla de castigo será impuesta si continúas siendo
destructivo dentro de la casa. Esto significa que pasarás unos minutos en la
bañera si la ignoras”.
Jan quedó satisfecha con la consulta y me prometió mantenerse en
contacto. Sus correos electrónicos muestran cómo continúa la historia:
Jueves, 10 de agosto
Querida Mónica:
Al llegar ayer a casa encontré un desastre. Roscoe había
sacado la ropa para lavar y la esparció por toda la casa y mordió la alfombra
otra vez. ¿Es común que un perro se comporte de esa manera después de una
comunicación? Lo castigué y cuando lloró le dije: “¡Silencio, estás castigado!”.
Esta mañana puse una silla con una almohada enfrente de la
ventana para que pudiera mirar afuera y dejé la radio encendida. También
utilicé el limpiador para alfombras y las gotas especiales5 en las hojas de
periódico. Te informaré cómo sigue.
Gracias.
Jan
Viernes 11 de agosto
Querida Mónica:
Ojalá pudiera decir que las cosas mejoraron, pero esta vez fue tres veces peor,
peor que nunca. Tenía una bolsa llena de maníes; las agarró junto con el
alimento para perros y los esparció desde una punta a la otra de la casa. Le
había puesto una almohada sobre una silla junto a la ventana, para que pudiera
mirar hacia fuera y la masticó. Le hizo un agujero al sillón y varios agujeros a
la alfombra de la entrada. Lo castigué poniéndolo en la bañera por 15
5
Existen gotas que al ser vertidas sobre el papel de periódico le indican al perro que puede orinar en ese
lugar.
81
minutos. Roscoe SABÍA que se había portado muy mal y estuvo bastante
triste toda la tarde. Esta tarde vamos a comprar una puerta para perros.
Mientras tanto, Roscoe está encerrado en un área de 10 por 10 en el sótano
con las luces encendidas. Tiene una manta (no su favorita), una almohada
pequeña, que probablemente despedazará, agua, hojas de periódico, un
juguete y un par de huesos. Estoy segura de que me siento peor que él por
dejarlo ahí. ¡Ah!, para ser justos, ayer durante el día usó las hojas de periódico,
en vez de la alfombra.
Jan
Lunes 14 de agosto
Hola Dra. Mónica:
Esta mañana, cuando salí para el trabajo, dejé la puerta para perros abierta,
Jon la instaló la noche del viernes y Roscoe puede entrar y salir todo el día,
jugar con su hermano Dakota y perseguir gatos y pájaros. Dejo la puerta
abierta, excepto por la noche. Roscoe la utiliza regularmente y pasa mucho
tiempo afuera, más de lo normal.
Ayer, Jon y yo dejamos a Roscoe y a Dakota, y nos fuimos de paseo por
alrededor de una hora en motocicleta. Cuando regresamos, todo estaba en
orden. Espero que tener a Dakota con él, lo ayude a sentirse más seguro y
menos destructivo.
Gracias
Jan
Lunes 14 de agosto
Hola Dra. Mónica:
¡Buenas Noticias! Roscoe pasó, seguramente, la mayor parte del día afuera.
Jon acaba de llamarme para decirme que, cuando llegó a casa, Roscoe entró a
la casa por alrededor de un par de minutos, pero luego volvió a salir para
quedarse en el patio. Espero y ruego que esta puerta para perros sea la
respuesta. Mañana voy a llevarlo al veterinario para que le pongan un
microchip.
Bueno, es hora de que vuelva a casa, ¡sólo quería que supiera las buenas
noticias!
82
Con afecto
Jan
Miércoles 16 de agosto
Buenos días Dra. Mónica:
Alguien detrás de este correo electrónico está feliz. Supongo que Roscoe sólo
quería ser un perro grande y salir. Desde que tiene su puerta, se ha portado
MUY bien. No hemos tenido ningún motivo para castigarlo. Se está volviendo
más independiente también. Eso es bueno, aunque no tiene muchas ganas de
venir cuando lo llamamos la primera vez pero puedo trabajar en ese problema.
Muchas gracias por su ayuda. Le haré saber si el problema aparece de nuevo,
aunque no creo que eso suceda.
Cariño
Jan
Le dije a Jan que estaba muy orgullosa de ella. Conectarte con tu mascota y
permitir la comunicación es sólo la mitad del viaje. Todavía debes aplicar lo
que aprendiste y pasar a la segunda etapa. Sus pedidos casi nunca son
inapropiados. Piden algo cuando realmente lo necesitan. Debes estar
dispuesto a cambiar con ellos. Para mi es imposible pedirles que hagan algo
solamente por que tú lo deseas; ambas partes deben ceder. Ellos siempre nos
dan amor incondicional, seguramente también podemos devolverles un poco
de ese amor. Una puerta para mascotas es muy importante para el sentido de
independencia del animal, como también lo veremos en el próximo caso.
Reber
Beth me llamó llorando un día y dejó un mensaje en llantos en el
contestador. Reber, su perra, siempre encontraba la forma de escaparse y
estaba a punto de colmar su paciencia. Reber se había trepado a la pared del
vecino en dos oportunidades y, en varias otras ocasiones, había hecho un
hueco para salir del patio.
83
Reber no era en realidad una perra, sino una Besenji, una mezcla de perro
que no ladra y de gato que se lame y es un poco cabeza dura. Se trepaba a los
árboles sin problema, pero le costaba bajarse. Las cercas tampoco
representaban un problema. Reber tenía menos de seis meses cuando la
conocí.
Llegué temprano una mañana y Reber me recibió en la puerta con un
sonido parecido a un gorjeo. Dado que no ladran, producen un sonido
gorjeante en la garganta que se parece más a un saludo que a un ladrido. Lo
hizo tres veces y su mamá no podía recuperarse de esta sorpresiva
demostración emotiva.
Al cerrar los ojos, la personalidad de Reber se me presentó de inmediato.
Estaba ansiosa, con una voz aguda y con una rápida sucesión de afirmaciones
y preguntas para su mamá, quien nos pidió a todos que permaneciéramos en
el área de la cocina. Reber comenzo a preguntar: “¿Por qué cerraste la puerta?
¿Por qué estás cerrando todas las puertas de la casa? Eso no está bien. ¡Nunca
lo haces! ¿Se supone que debo quedarme aquí? No me parece que esté bien.
¡Necesito espacio!”.
Le dije a Beth que Reber pronto se calmaría y, luego de un rato, hablaba
bien y podía explicar sus sentimientos. Se jactó orgullosa: “Todos los días voy
a trabajar”.
El papá estuvo de acuerdo, mientras que la mamá se rió: “Todas las
mañanas le pregunto a Reber: ‘¿estás lista para ir a trabajar?”.
Reber continuó: “Tomo mi trabajo muy seriamente. Me necesitan allí”.
“De hecho”, dijo la mamá, “Reber en una buena cazadora. La semana
pasada se encargó de matar un par de ratones en la fabrica donde trabaja mi
marido. Lo que quiero saber es cómo podemos convencerla de que no salte la
cerca”.
Reber volvió a mí con la respuesta: “No me dejen afuera donde no puedo
ver lo que está sucediendo adentro. Permítanme ir y venir poniendo una
puerta, lo que me hará sentir mucho más cómoda. Además, me preocupa
cuando te vas así que, ¡dime a la hora que vas a volver!
Era sencillo. Todo lo que tenían que hacer era instalar una puerta para
perros y darle a Reber un poco de libertad.
Reber estuvo tan agradecida de poder expresar sus sentimientos, que
comenzó a dar vueltas alrededor de la mesa en donde los tres estábamos
sentados. Luego se acercó a mi izquierda y me puso una pata sobre el regazo,
luego la otra. Como no le pedí que se detuviera, levantó la tercera pata para
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finalmente subirse levantando la cuarta pata. Sus movimientos eran muy finos
y delicados. Posó la cabeza en el pliegue de mi codo derecho y se quedó
profundamente dormida en minutos. Tuvimos una muy buena comunicación
y hablamos de muchas cosas. Beth nos tomó una fotografía y me la envió con
una nota: “Reber no volvió a intentar irse de nuevo de la casa o saltar la pared
del vecino. Gracias”.
Crista
Angela dejo un angustioso mensaje en el contestador: “Dra. Mónica, tiene
que venir a ver a Crista otra vez. Algo anda mal. Está haciendo algo que jamás
antes había hecho. ¡Se orinó en mi cama! ¡Tiene que ayudarnos! ¡Llámeme lo
más pronto posible!”.
Había visto a Angela y a Crista hacía seis meses. Crista, una gata de nueve
años de edad, tenía pelaje corto con manchas grises. Ella era una dama muy
decidida. La había conocido tiempo atrás, cuando Molly, la otra gata de
Angela, murió por razones médicas. Crista quería una nueva compañía pero,
esta vez, insistía en participar en el proceso de selección. Nos recordó que era
la Reina de la Casa y solamente aceptaría a alguien que estuviera dispuesto a
someterse a sus antojos. Crista vio cumplido su deseo cuando un nuevo
integrante de la casa fue adoptado de la Sociedad Humanitaria de Animales.
Al comienzo de la sesión, yo me preguntaba si algo andaba mal entre Crista
y el nuevo gato. Una vez más, lo mismo que tantas otras veces, quedaría
demostrado que me equivocaba.
Tan pronto llegué, Crista vino a saludarme con un miau muy alto, lo cual
era un comportamiento inusual en ella, dado que no le agradaba mucho la
gente.
Me senté en el sillón y ella no pudo esperar para comenzar a hablar.
“Mamá regresa a casa con un olor diferente últimamente. Sale por unas horas
y luego regresa oliendo como un perro. ¿Cómo puedo hacerle entender que
desapruebo eso? Sin embargo, sé en que anda. ¡Tiene novio nuevo!”.
Angela se quedó muda cuando se lo comuniqué. Le dijo a Crista: “Pensé
que Travis te agradaba. Viene a visitarte y es muy amable”.
Altivamente, Crista replicó: “Solamente trata de ser amable conmigo
porque sabe cuánto me quieres; pero él no es una persona a la que le agraden
los gatos. ¿Tiene un perro?”.
Angela contestó: “Sí, pero, ¿cómo lo sabes?”.
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Francis y William.
Mary me llamó para que viera a sus dos gatos pues, luego de años de
convivencia, uno de ellos había comenzado a orinarse en la cama. William era
un hermoso gato atigrado de color anaranjado, de unos cinco años de edad.
Francis era otro macho, blanco y negro.
Luego de un paseo por la casa, terminamos en la escena del crimen, en la
cama. No vi nada raro ahí y resultaba obvio que los dos gatos, que nos habían
seguido hasta la planta alta, se sentían muy cómodos en esa habitación. Me
senté sobre el piso mientras que Mary y su esposo se sentaron sobre la cama.
William vino hasta mí, me olfateó y luego se echó a mi lado. Sin perder
tiempo fue directo al grano. “Esta es mi habitación. Duermo aquí y vengo
cuando quiero estar solo. No me agrada cuando ellos (refiriéndose a la mamá
y al papá) hacen cambios. He estado percibiendo un olor muy desagradable
últimamente al pie de la cama y no puedo saber de dónde proviene.”
Miré alrededor de nuevo y todo me pareció en orden. La cama estaba
ordenada, tenían una hermosa frazada al pie de la cama y Mary me señaló el
lugar donde William duerme. Pregunté: “¿Has traído alguna ropa de cama que
pudiera ser la causa del nuevo olor del que William se queja?”.
Dijo que no.
“¿Has cambiado de detergente u otro líquido de limpieza?”.
Otra vez la respuesta fue no.
86
∼∼∼
Seis meses después, Mary me llamó para otra comunicación. Estaban por
irse de vacaciones y quería que los gatos lo supieran. “Ah, y a propósito”,
agregó, “Después de que William olió la medicina, nunca volvió a tener otro
incidente”.
Capítulo 9
Nuestros amigos emplumados
“Ningún pájaro vuela demasiado alto si vuela con sus propias alas”
William Blake
Siempre me han atraido las plumas. Me gusta tocarlas, sentir lo suaves que
son, observar cómo vuelven a su forma original a pesar de que separes sus
partes con los dedos, y disfruto de su complejo diseño, en especial de sus
colores. Sobre mi escritorio tengo un jarrón con una colección de hermosas
plumas. Las observo a diario y me complazco con sus formas. Sin embargo,
jamás he tenido un pájaro como mascota. En realidad, casi no sé nada acerca
de ellos, y hay mucho por aprender.
Los humanos que comparten su vida con aves, tienen que saber
exactamente con qué alimentarlos y con qué no, la temperatura ambiental
óptima de acuerdo a su lugar de origen y toda la información necesaria para
evitar que se enfermen o mueran repentinamente y sin explicación. (Los
pájaros son conocidos por disimular síntomas de enfermedad hasta el
momento de la muerte).
No es necesario decir que debes invertir tiempo y esfuerzo para enseñarles
a hablar. Algunos científicos aseguran que el habla de los pájaros es una mera
repetición de lo que escuchan y que es imposible para un cerebro del tamaño
de una arbeja procesar información. Muchos dueños de pájaros no están de
acuerdo.
Como siempre me acerco a mis clientes de manera respetuosa y con la
mente despejada. Sin prejuicios, entro en una conversación fluida con sus aves
simplemente haciéndome receptiva a las imágenes que me envían. Utilizando
esta técnica, he aprendido que nuestros amigos emplumados tienen sus
preocupaciones y, a su modo, expresan sus deseos y aquello que les desagrada
lo mismo que a cualquier amigo de cuatro patas.
Spud
Dos semanas antes de mi visita, Mark y Donna habían empezado a vivir
juntos. Donna habia traido dos gatas consigo; Mark una gata y una lora cabeza
de color amarillo doble, llamada Spud.
Estaban encantados de irse a vivir juntos y comenzar una nueva vida, pero
sus amigos animales no estaban seguros de que esta fuera tan buena idea.
Toda la familia estaba angustiada. Luego de dos semanas de peleas, me
llamaron para que les ayudara a romper el hielo.
Mark y Donna habían cometido un grave error. Habían unido sus hogares
sin darles tiempo a los animales para acostumbrarse a sus olores y a la
proximidad de uno con otro. Afortunadamente se mudaron a una nueva casa,
de modo que era un territorio neutral para los animales, pero cada uno de
ellos necesitaba tiempo para habituarse... y no lo tuvieron. Todos estaban
tratando de encontrar su lugar y, en el proceso, peleaban. Además, debían
establecer una jerarquía y eso es lo más difícil de todo. (Compárenlo con el
acercamiento más medido de la “Perfecta Historia de Amor” del capítulo 10).
La gata mas viejita de Donna, Lulu, se enfermó luego del cambio y la
llevaron al veterinario. Había perdido mucho peso y tenía costras por todo el
cuerpo. Donna estaba muy preocupada por Lulu quien siempre había sido una
seguidora, no una líder, y era muy tímida e introvertida. Sin duda, Lulu estaba
sufriendo la tensión nerviosa y la ansiedad debido a la mudanza y a los nuevos
animales. Había dejado de comer, vagaba sin descanso por la casa y
últimamente le había dado por esconderse en el closet en busca de privacidad.
Le tenía miedo a la gata de Mark, Smokey, que le saltaba asustándola.
Al comenzar la conversación, Lulu pidió algo de privacidad. “Un lugar
donde me pueda sentir a salvo sin intrusos. Un lugar donde pueda dormir y
saber que no me van a saltar encima, arañar o asustarme de ningún modo.
Estoy cansada de dormir con ‘un ojo siempre abierto’. Solamente necesito
descansar”.
Los animales me dieron sus sugerencias acerca de cómo reorganizar los
horarios de las comidas y los recipientes de modo que satisfaciera los deseos
de todos y también acerca de aumentar el número de cajas sanitarias para que
las gatas no tuvieran que compartir la mayoría de sus necesidades básicas.
También les dijeron a la mamá y al papá cómo distribuir el tiempo de juego e
interacción con ellos.
Smokey era una distinguida señora mayor y enseguida señaló que ella era la
matriarca y por lo tanto estaba a cargo de la casa. Me dijo: “Es mi
responsabilidad indicar a cada uno su lugar y mantener el orden en la casa. Si
alguno desobedece, se los haré saber de algún modo. Me corresponde ser la
gata principal ya que mi raza es la más antigua y la más sabia de todas”.
(Smokey era parte siamesa y parte birmana, y se refería a su parte siamesa).
89
Continuó: “Debo corregir los modales de las otras gatas y siento que les
llevará mucho tiempo comprenderlo. Spud, por otro lado, me hace reír.
Somos amigos y amo a ese pajarito”.
Mark asintió. “Smokey solía echarse debajo de la jaula de Spud en la otra
casa para hacerle compañía y sé muy bien que Smokey adora a Spud. En esta
nueva casa, sin embargo, Spud tiene una habitación para ella sola. Tiene una
hermosa jaula de hierro con cantidades suficientes de comida, juguetes, un
espejo y un hermoso columpio junto a la ventana, pero está sola todo el día.
Smokey ni siquiera entra en la habitación”.
Cuando me contacté con Spud, me sorprendió su actitud hacia Mark.
“Estoy muy molesta. Ya no me habla y no pasa tiempo conmigo. A pesar de
que tengo una habitación para mí sola, lo que realmente quiero es pasar
tiempo con él tal como solíamos hacerlo. Lo extraño mucho”.
Subrayando su pensamiento con un grito agudo, exclamó: “¡Mírame! ¡Mira
mis plumas! ¡Estoy sucia y angustiada! Además necesito algo para picotear,
algo que pueda comer y que no me haga mal al estómago. ¡Necesito estar
entretenida! Lo que más extraño es que Mark me silbe. Me encantaba eso. Haz
prometer a Mark que pronto lo hará”.
Mark estaba visiblemente conmovido por esta información y dijo: “Con
todo lo que ha estado sucediendo en la casa, no he tenido tiempo para
compartir con Spud. Sé cuánto le gusta jugar al juego de los silbidos así que
dile que prometo empezar pronto”.
Donna estaba esforzándose mucho por hacerse amiga de Spud, pero Spud
era la pequeña niña mimada de papá y estaba celosa de la atención que Mark le
prestaba a Donna. No obstante, Spud prometió darle tiempo a Donna y
permitirle que la acaricie ocasionalmente.
Mark y Donna estaban aliviados porque pude transmitirles las
preocupaciones de sus animales y prometieron mantenerme al tanto de los
progresos vía correo. Pocos días después, recibí la siguiente nota:
Hola Mónica:
¡Vaya! Gracias. Hemos tenido unos cambios bastante
asombrosos en nuestro reino animal luego de tu visita. Lulu ha mejorado
mucho, la piel se le curó casi por completo. También está comiendo mejor.
Lulu y Smokey no han vuelto a tener enfrentamientos. Ambas están mucho
más calmadas y pasan la una al lado de la otra y duermen cerca sin necesidad
de intercambiar palabras hostiles.
Smokey también parece estar más calmada y no tan enojada con
nosotros ni con las otras gatas. Ahora estoy por conseguirle una caja sanitaria
para ella sola ya que no ha estado utilizando la puerta para gatos y continúa
90
Los hogares con varios tipos de mascotas son siempre divertidos ya que
todos tratan de llevarse bien. Pero a veces, lograr esa armonía puede llevar
tiempo. ¿Cómo, por ejemplo, introduces un nuevo animal en una casa que ya
tiene mascotas? Generalmente aconsejo lo siguiente a mis clientes.
Antes de traer al animal a la casa, represéntatelo en tu mente tan vívida y
detalladamente como sea posible, desde la nariz hasta la cola. Incluye tantas
características como puedas, en especial, su nombre si lo sabes. También
pronuncia el nombre en voz alta. Esto ayudará a los animales que ya están en
la casa a comprender que el nombre pertenece al futuro residente.
Tómate tiempo para presentar a los animales. En cuanto a los gatos,
mantenlos separados por una semana, permitiéndoles olfatear al nuevo
habitante a través de una puerta cerrada. Luego intercambia sus camas en la
habitación del otro, para que pueda familiarizarse con el olor. Mas adelante,
intercambia las habitaciones por un lapso de quince minutos. Al día siguiente,
deja la puerta apenas entreabierta para que puedan verse. Si lo desean, pueden
empujar la puerta y conocerse bajo vigilancia de alguna persona. Por último,
déjalos libres en la casa.
Con los perros es más fácil y podemos presentarlos de inmediato siempre
alrededor tuyo. No los dejes solos hasta estar seguro de que se comporten
juntos.
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Los tórtolos
Cuando llegué a casa de Karen, me encontré que había puesto a cada uno
de sus animales en una habitación distinta y me llevó por la casa a conocerlos.
Conocí a un inmenso y colorido loro, cacatúas, gatos, conejos y peces
tropicales. Luego de mantener sesiones breves con cada uno, sólo faltaba un
par de tórtolos por los que Karen estaba preocupada. “Se tensionan mucho
cada vez que limpio las jaulas. Resulta difícil atraparlos ya que vuelan
92
Los gatos a los que les gusta estar afuera, se pierden a menudo y los perros
se escapan y pierden su sentido de orientación y yo fui testigo de muchos de
estos casos. Pero, ¿cómo exactamente se pierde un ave que está encerrada en
su jaula en una habitacion a la que no se le permite volar afuera? Este fue un
gran misterio que esperaba que mi visita resolviera en la siguiente historia, sin
pensar jamás que las palabras de un animal llevarían a un acto criminal.
Jacko
Cuando entré en aquella casa, me encontré con un señor y su esposa, dos
hijas, un hijo y un bebé. Obviamente un problema familiar de gravedad,
pensé. Una perra Labrador negra llamada Ashley y cuatro gatos completaban
la familia.
Era raro tener a una familia completa involucrada en el proceso y aún más
extraño tener a un adolescente escuchando también. Gravé la sesión para
futura consulta.
Nos sentamos en la sala y examinamos todo lo referido a Jacko, un Loro
Africano Gris. Su jaula –una inmensa belleza negra de hierro forjado que
ocupaba mucho espacio– con la puerta aún abierta y unas cuantas plumas
esparcidas sobre el piso y dentro de la jaula. Al lado estaba el columpio sobre
el que Jacko había pasado la mayoría de sus días. Los recipientes de comida
estaban llenos y sin tocar.
La mamá me dijo: “Regresamos del trabajo a casa esa noche y encontramos
que no estaba allí. Buscamos dentro y afuera, y encontramos nada más que
dos plumas en el jardín, pero eran tan pequeñas que no estábamos seguros de
que fueran suyas. Jacko desapareció sin dejar rastro”.
Con cuatro gatos en casa, mi primer pensamiento fue que uno de ellos
podría haberse servido un almuerzo extra, a pesar de que un loro africano
habría presentado bastante resistencia. Cuando comuniqué mis
preocupaciones, el papá explicó: “Cuando traje a Jacko la primera vez, pasé
varias noches durmiendo en la sala con los gatos para enseñarles que el loro
ahora era parte de la familia y que debían aceptarlo. Cada vez que uno de los
gatos se interesaba en él, yo estaba allí, listo para intervenir si fuera necesario.
Incluso Ashley la perra, respetaba al pájaro, a quien le gustaba su compañía y
94
la llamaba para que estuviese junto a él, tal como muchos pájaros que hablan
lo hacen”.
Comencé la consulta hablando primero con todos los animales de la casa y
preguntando si alguno había visto o escuchado algo que pudiera dar una pista
a la familia. Dos de los gatos me dijeron que el día que Jacko desapreció, ellos
ya habían salido afuera. Otra gata dijo que había estado durmiendo en otra
habitación y que escuchó voces. El cuarto me dijo: “Yo estaba escondido
debajo del árbol de navidad y vi que un hombre joven se metió a través de la
puerta para perros en la sala. No vi exactamente qué pasó, y luego se fue. Sé
que el jardinero ya se había ido y esto sucedió poco después. Pero aún era de
mañana y toda la familia se había ido”.
La familia tenía muchas preguntas pero los gatos no podían responderlas,
así que decidí tomar contacto con Jacko directamente para ver si podía
responder a algunas preguntas. Vino a mí clara y rápidamente. Me dijo: “Un
chico me sacó a la fuerza de la casa. Luché por liberarme mientras salíamos y
casi lo logro”.
Continuó describiendo el vehículo en el que lo metieron y se quejó por ser
tratado rudamente. Luego, de repente, todo se oscureció y quedó en silencio.
“Ahora estoy dentro de una casa. Eran tres muchachos, pero Chris (el hijo
adolescente) los conoce. Uno de ellos tiene mucho pelo con raya al medio y
rulos a ambos lados. El segundo, tiene una nariz como la mía, grande y
puntiaguda. Es la única cosa que veo claramente cuando él me mira. El
tercero tiene cara redonda. Todos visten de negro o prendas de color muy
oscuro”.
La familia me acosó con muchas más preguntas, incluyendo nombres,
ubicación, tipo de auto, etc. Jacko se impacientó y dijo: “Déjame describir la
habitación en la que estoy. Está muy desordenada. Estoy parado en una
esquina y detrás de mí hay una pequeña ventana. A través de ella puedo ver
que estoy en el segundo piso de una casa. El chico que vive en esta habitación
está todo el tiempo sentado frente a la computadora. Hay una luz de color
azul o violeta debajo del escritorio o mostrador. Nunca había visto una como
esta en casa. Es muy poco común”.
Al preguntarle si estaba comiendo, me dijo: “Me ofrecieron pizza y algo
verde que no reconocí ni comí. Me tienen en una caja y estoy a oscuras”.
Le comuniqué que: “Por la noche la familia sale a buscarte y te llaman en
voz alta. ¿Haz escuchado a alguien llamándote?”, le pregunté.
“No, no escucho a nadie”.
Eso fue todo lo que pude obtener pero la familia entera estaba
entusiasmada y, contentos al saber que su querido loro aún estaba con vida.
Enseguida se pusieron en marcha para tratar de encontrarlo.
95
Perturbado porque Jacko había dicho que conocía a estos chicos, Chris
penso y los reconoció a partir de la descripción. Eran dos hermanos y un
amigo. Él quería ir a confrontarlos en ese mismo momento, pero el papá
intercedió.
La mamá me llamó más tarde: “Su papá y Chris fueron a casa de los
hermanos para ver si Jacko estaba allí. Los hermanos estaban solos en la casa
sin vigilancia de un adulto. Mi esposo entró para inspeccionar la habitación del
chico mayor, que era amigo de Chris, pero no encontró absolutamente nada.
Fueron a la habitación del hermano más joven y se quedaron perplejos. La
habitación estaba muy desordenada. Una ventana daba al patio desde el
segundo piso. La computadora estaba ahí y justo sobre ella, una luz violeta
daba sobre el escritorio. (El papá me dijo después: “Era tan exactamente como
lo habías descripto que ¡casi me orino en los pantalones!”).
Desafortunadamente, habían pasado varios días desde mi conversación con
Jacko y ya no estaba allí. Los muchachos negaron saber algo y la búsqueda se
detuvo abruptamente. La familia no podía descansar, no obstante contrataron
a un investigador privado para seguir a los muchachos, quienes finalmente
fueron atrapados. Confesaron haberse llevado a Jacko de la casa, teniéndolo
con ellos por un par de días para luego venderlo a una tienda de mascotas. Le
dijeron al dueño que ya no querían al pájaro. La tienda lo vendió a una mujer
como regalo de navidad. Llamaron a la policía y felizmente Jacko fue devuelto
a la familia, casi tres semanas después del secuestro.
Actualmente, Jacko disfruta no sólo de su libertad sino también de una
familia que no lo abandonará y que lo considera el pájaro más inteligente del
mundo. ¡Estoy de acuerdo!
A veces, las aves son separadas de sus dueños de manera accidental, como
en el próximo caso.
El lorito
Sandra me llamó porque había encontrado a un lorito y quería saber si yo
podía determinar de dónde venía. El pequeño loro me relató su historia y yo
se la conté a Sandra por teléfono. “Mi mamá es una chica rubia. Estaba suelto
en su habitación y decidí probar mis alas. No sabía que podía volar tan alto.
De repente me cansé y me asusté. Aterricé sobre el techo pero me di cuenta
que todos eran iguales y no sabía cuál era el mío.
Escuché voces y bajé del techo cuidadosamente. Entonces vi a alguien
parecida a mamá, sólo que más grande, de modo que me sentí como en casa y
me prometí a mí mismo no salir de nuevo. Debo vigilar a mi nueva mamá
para asegurarme que siempre esté cerca”.
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Capítulo 10
Conejos y una historia de amor
Para ser honesta, debo confesar que no tenía el más mínimo conocimiento
acerca de estos animales cuando me llamaron para hacer una consulta con un
conejo. Siendo yo de otro país y dentro de él de una gran ciudad, no podía
concebir que alguien tuviera un conejo como mascota, pero esto es Estados
Unidos, me recordé a mí misma, y todo es posible. Así que allí me dirigí.
Tabby y Fiona
En el capítulo anterior, conocimos a Karen y a su esposo Andy, quienes
vivían en un amplio departamento. Cuando ella llamó, hacía poco que había
perdido un gato, pero además, quería consultar una vez más con todas sus
otras mascotas también -¡cuatro conejos, una cacatúa, un loro, dos tórtolos y
dos gatos!.
Al llegar a su departamento, noté que no tenían a los conejos en jaula, sino
que estaban libres en el área del comedor. Cajas para esconderse, tubos para
jugar y varios juguetes para gatos se encontraban esparcidos por el piso. Su
plato contenía mucha comida recién cortada, vegetales y hojas de todos
colores. Parecían felices y no se escondieron al verme.
En una esquina de la habitación un loro grande y una cacatúa viejita
miraban desde sus columpios, su jaula, detrás de ellos, tenía la puerta abierta.
El loro graznaba muy fuerte.
Un gato blanco vino a saludar y a inspeccionar mi olor, y desde la parte
trasera de la casa, otro gato vino caminando tranquilamente para conocerme.
Karen dijo: “Este es uno nuevo que traje del Refugio Para Animales de Irvine.
Lo nombré Buddy”.
Ethyl, la matriarca de la casa y la primera mascota de ellos, era una gata de
edad de color blanco. Me dijo: “Me encanta que Andy me abrace cuando se
sienta en el sofá a mirar televisión por la noche. Si hace dos semanas me
hubieras preguntado si quería otra mascota en la casa, habría dicho que no,
pero ahora me gusta que haya otro gato, a pesar de que aún queda mucho por
hacer. He intentado enseñarle a Buddy muchas cosas de la casa, en especial
98
He estado en contacto con Karen por más de dos años y siempre estuve
involucrada con sus mascotas. En julio de 2000, me escribió nuevamente un
correo electrónico:
Sinceramente.
Karen
Doctora Mónica
“Él te regalará sus encantos para regocijarte, y aunque su estadía sea breve,
Conservarás su hermoso recuerdo como consuelo para tu pena.
No puedo prometer que se quedará, como todo lo de la tierra regresa,
Pero hay ahí lecciones que se enseñan que quiero que este conejo aprenda”.
Autor desconocido
/!\
28 de mayo de 1999
¡Hola, Mónica!
No nos hemos olvidado de ti. ¡Anoche tuvieron su primera “noche juntos” y
estuvo realmente, realmente bien! Y adivina qué. Missey fue la primera en
“ceder”.
Ella ya no podía soportarlo más y, el otro día, ambos estaban actuando
extrañamente, así que mandé a Missey a su habitación. Cuando fui a abrir la
puerta, ¿quién estaba sentado en la puerta? ¡Sir Winston! Le pregunté si quería
entrar con su Missey (habían estado en su habitación con la puerta abierta
antes) e inmediatamente entró y estuvo ‘ocupado’.
Abrí la puerta, él vino a pedirme que cerrara la puerta un par de veces, y sólo
le dije que era él quien había tomado la decisión de ir con su señorita, y que
podían salir dentro de un rato –necesitaban “enfriar los motores”. Aceptó y
siguió con lo suyo.
Volví unos 45 minutos más tarde para dejarlos salir pero ¡él estaba agotado en
la cama de Missey! Fui a abrir la puerta y Missey, por supuesto estaba allí. Salió
-¡él no se quería mover! Le dije que podía salir cuando estuviera listo; estaba
extremadamente cómodo.
Missey fue a hablar con él un par de veces, y la segunda, se sentó, se estiró y
bostezo abriendo la boca lo más grande que yo haya visto. -¡Pensé que se iba a
tragar la cocina entera!-. Ella fue a descansar en la sala y él se le unió
enseguida. Salí y les dije: “Descansen. Ya vuelvo”.
Yo estaba en el parque del frente de casa y presentí que algo estaba pasando.
¡Entré de nuevo y encontré a mi preciosa ahogando a su Sir en húmedos
besos! ¡Pienso que Princess Missey no podía seguir más! Por consiguiente la
mamá finalmente se dio por vencida y ellos pasaron toda la noche juntos -
¡incluso “festejaron” su primera compañía mutua corriendo por todas partes!
☺
Missey está un poco enojada porque Winnie dejó de lado los hábitos de
limpieza... ¡pero estamos trabajando en eso!
¡Gracias a ti, estamos logrando una familia MUY, MUY feliz aquí en la casa de
los Carlton! ¡Si sólo pudiéramos convencer a Winnie de que no orine por toda
la cocina y de que tal vez le devuelva los besos a Missey, todo en el mundo
estaría en orden!
¡Muchas gracias por ser la persona especial que eres y por escuchar con el
corazón! ☺
\!/
109
Junio de 1999
¡Hola Mónica!
El señor y la señorita parecen estar llevándose bastante bien –ahora duermen
juntos (desde el jueves pasado). No creo que duerman mucho -¡Missey está
absolutamente extenuada!
Quisiéramos arreglar una cita para la próxima semana o para la siguiente para
que vengas para una “charla”.
Missey ha estado dándole a Winnie GRANDES besos desde comienzos de la
semana pasada, ¡y Winnie comenzó hace dos días a retribuírselos! Si
pudiéramos volver al tema de la caja sanitaria y convencerlo de que no tiene
que orinarle a Missey, ¡creo que lo habremos logrado! Cualquier cosa que
pudieras decirnos y cualquier sugerencia que tuvieras sería maravilloso.
¡Gracias por todo y por ser tú!
\!/
Cariños, abrazos, luz del grupo Carlton.
/¡\
“Pues él comenzó”, dijo Missey. “Sólo hago lo que él hace. Me dice que soy
suya. Yo le respondo que DE NINGUNA MANERA”.
“¿Quieres que la caja sanitaria esté en otro lugar?”, preguntó Millie. “Sí, me
gusta donde estaba antes de que él viniera. Debo poder entrar por los
costados, y en esta caja están bloqueados, ¿puedes alejarla, así puedo entrar
más fácilmente?”.
“¿Quieres que corramos su caja a un lado?”.
“Pon la suya en la otra esquina”.
“¿Cómo estás?”.
“Estuve un poco ocupada últimamente, demasiado excitada, supongo”,
admitió Missey.
El papá preguntó: “¿Tienes suficiente espacio?” (Tuve que repetir la
pregunta en voz alta para asegurarme que la entendía, y el papá verificó que
era la pregunta que él quería hacer).
Missey respondió: “¿Quieres decir si tengo suficiente espacio cuando
cierras la puerta de la cocina y él se pone sobre mí y apenas tenemos espacio
para movernos? NOOO”, gritó.
Todos nos reímos de nuevo. Esta era Missey en su máxima expresión.
“Dejando eso de lado”, continuó, “cuando tengo espacio para correr por la
sala y me siento libre de hacer lo que quiero, tengo control de la situación y
soy feliz”.
Con Winston tuvimos una conversación más relajada.
“¿Winston, te has acostumbrado a tu nueva casa?”, preguntó Millie.
“Estoy tan feliz de estar aquí. Nunca pensé que podía tener tan buena
relación con una hembra. La adoro. Es la mejor. Me ha enseñado tanto que
no sé cómo agradecérselo. Me gusta el hecho de que ahora tengo una familia.
Disfruto estar aquí ahora”.
“¿Cómo te está yendo con el calor?”.
“Me gusta mucho la botella con agua helada. Me hace sentir bien cuando
me siento al lado”.
“¿Te gusta tu nueva comida?”.
“Para mí la comida realmente no es tan importante. Como lentamente pero
todo es sabroso. Además, lo que no coma, Missey lo hará y eso me pone
feliz”.
Hablamos de las golosinas que les dan a ambos y de cómo Sir Winston
come las zanahorias pero reserva la parte de arriba (la mejor parte) para
Missey.
111
Capítulo 11
Otros amigos con melena
Piñón Tosca
Me llamaron para hablar con Piñón Tosca, una yegua de doce años de edad,
que tenía lastimado el ligamento de la pata trasera derecha. Debido a que era
difícil encontrar los establos, primero fui a la casa de la dueña y me llevó hasta
el establo.
113
Los establos albergaban varios caballos, alguno de los cuales estaban afuera
pastando en amplios terrenos. Cada uno tenía asignado un establo techado
con heno en el suelo. Estacioné y seguí a la dueña, la señora Long, hasta
donde Stephanie, su hija recién había terminado de dar un baño a Tosca y la
estaba cepillando.
Habían comprado al animal hacia alrededor de un año y no le habían
cambiado el nombre. Su nombre significa “duro como una nuez”, o
“testarudo como una roca”. Ambos le sentaban bien a Tosca.
Ella era admirable. El día estaba nublado pero, aún sin brillo solar, su
pelaje, algo húmedo resplandecía. Todavía estaba atada después del baño y
estaba esperando secarse. Era muy grande, con largas patas de seda y crines
color castaño que caían con elegancia a un lado de su largo cuello. Su larga
cola se movía lentamente de lado a lado.
Como siempre, antes de ver a cualquiera de mis clientes, me había estado
comunicando con Tosca desde la mañana, haciéndole saber cuán importante
era para su familia, saber exactamente cómo se sentía.
Le dije “hola” a Tosca mientras Stephanie la secaba. Tosca me olió y me
permitió acariciarle el rostro, una sensación reconfortante para ambas. En
especial le gustaba que le rasquen la zona debajo del labio inferior. Tosca me
dejo hacerlo mientras yo hablaba con la madre y la hija. Tuve cuidado de que
me viera todo el tiempo y de no hacer movimientos repentinos. Me daba
cuenta de que estaba cómoda a mi lado. De repente abrió grandes los ojos al
ver a dos magníficas yeguas, una a la que la llevaban al establo y otra en el
potrero, corriendo y jugando. Se puso un poco celosa, diciendo: “Son tan
hermosas. Míralas, se mueven como el viento”.
Una vez que Stephanie terminó de cepillarla, fuimos a su establo para tener
mayor privacidad. Todos entramos y cerramos la puerta. Comencé
explicandoles a la mamá y a Stephanie un poco acerca de la comunicación y
cómo se hace. Todo este tiempo, Tosca estuvo parada enfrente nuestro,
acariciándome la cara y el pelo con el hocico. Respondí alegremente
acariciándole la cara y riéndome ante sus gracias. No teníamos dónde
sentarnos, así que me apoyé sobre la puerta. Puse el grabador en marcha y
comencé. (A veces grabo las sesiones tanto para mí como para mis clientes. Si
me llaman por algo dificultoso o fuera de lo común, deseo poder revisarlo en
fecha posterior. A veces mis clientes se pierden de alguna información vital y
piden una copia. Esta vez tenía la sensación de que nuestra conversación iba a
ser especial pero no sabía cuánto).
Tosca estaba aún frente a mi rostro, tal vez a cuatro centimetros y muy
ansiosa por hablar. De inmediato dijo: “Fue un accidente tonto, no debía haber
sucedido. No tengo dolor pero sé que debo descansar la pata. De veras me
encanta saltar y tal vez pueda hacerlo de nuevo”.
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Jack y Rooster
Recientemente hablé con dos caballos cuya mamá, Becky, se había
contactado conmigo por correo electrónico. Estaba preocupada por su caballo
debido a que estaba envejeciendo y quería averiguar si aceptaría un compañero
más joven.
El caballo viejo era Jack, un Teennessee Walker, de unos veinticinco años
de edad. En nuestra sesión, le dijo a Becky: “Juntos hemos pasado por buenas
y malas épocas. Ha habido muchos tiempos buenos pero siempre pude sentir
tu amor. Solía ser bastante guapo, ¿sabes?”, me dijo como un comentario al
pasar.
“Ahora se me ha arqueado el lomo un poco. Todavía puedo trotar y lo
hago bien. No me voy a sentir mal por la adición de un nuevo miembro en
nuestra familia. En realidad, nosotros los caballos, nos gusta estar en familia.
Espero que el nuevo sea amistoso. Me gustaría enseñarle un par de cosas, si
está dispuesto. Aquí tienes que ser muy paciente y probablemente no lo sepa
aún”.
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Cuando Jack mencionó que le encanta oír la voz de la mamá y le pidió que
no dejara de hablarle, ella respondió: “Me encanta hablarle pero me
preguntaba si tal vez le parecía demasiado”.
Rooster se llamaba el caballo que Becky había decidido comprar. También
un Teennessee Walker, tenía alrededor de dos años. Ella ya me había enviado
un correo electrónico con la foto y podía ver cuán hermoso era este caballo de
color canela claro, con patas blancas, melena y cola largas. Pero lo que más me
impactaba era su postura de campeón. Todavía necesitaba entrenamiento por
lo que Becky no podía llevarlo a casa inmediatamente. No le gustaba el
nombre y se preguntaba si podría cambiarlo.
A través de mí, Rooster le dijo a Becky: “Me gustaste mucho cuando te
conocí”.
“La admiración fue mutua”, respondió ella.
Él dijo: “Estoy listo para trabajar duro. Me gusta la emoción e ir a lugares y
sentir que tengo un trabajo y un propósito. Amo a los niños y encuentro que
me atraen más las mujeres que los hombres. No me importa demasiado lo de
mi nombre. Necesito un nombre que capture mejor mi personalidad, pero lo
voy a dejar en tus manos”.
Becky no podía decidirse entre dos nombres, así que le preguntó cuál
prefería. “El primero es Jessie”, dijo, el cual no produjo ninguna respuesta.
Pero cuando dijo: “Shilloh”, inmediatamente sentí su aceptación y lo escuché
comentar: “El nombre tiene una cualidad musical que realmente me gusta. ¡Sí,
me gusta cómo suena, entonces será Shilloh!”.
Shilloh agregó: “Me gusta la idea de tener un hermano mayor y me portaré
bien. Estoy ansioso por ir a mi nuevo hogar”.
Unos meses más tarde, cuando Becky llevó a Shilloh a casa, me comentó
después, que tan pronto estuvo libre en el prado, ella dijo: “¡Shilloh!” e
inmediatamente vino trotando hasta ella.
“Sorprendente”, dijo ella. “No hubiera creído que un nuevo caballo podría
estar tan alerta y responder a su nuevo nombre si no me hubiera pasado a mí”.
117
Capítulo 12
Los animales salvajes
Algunos animales han sido domesticados por varios miles de años. Otros,
como los gatos, han sido domesticados por sólo cuatro mil años. Aún así
incluso como especie, algunos gatos serán siempre salvajes. Tomemos por
ejemplo algunos felinos que nacen y crecen sin contacto con el ser humano,
sin depender de los seres humanos para alimento o compañía. ¿Qué sucede
cuando llevas a un gato salvaje a tu casa? ¿Llegan a perder su agresividad o
miedo a las personas?
La mayoría de las veces no lo hacen, al menos que sea muy joven y pueda
aprender a confiar en los humanos. Por supuesto, esto es una generalización,
pero si intentas llevar un gato salvaje más grande a tu casa, no se ajustara
tratando de llevarse bien con los demás por el resto de su vida. Sin embargo,
descubrí que si trato de hablar con ellos, pueden razonar tan bien como los
animales domesticados. La diferencia está en que se sorprenden tanto de que
en realidad estás hablándoles que no saben qué hacer o cómo responder,
como en la primera historia.
dirigiendo a Norma para que le tocara ambas mejillas por unos segundos más.
Por último, le pedí a Norma que soltara la mano que aún lo sostenía.
Evidentemente, Sam estaba disfrutando este tratamiento, ya que cuando
terminamos, se quedó allí sin necesidad de ser sujetado. Me miró y luego a
Norma y dijo: “Eso fue agradable”.
Después se dio vuelta y tan pronto como Norma abriera la ventana,
desapareció yéndose de nuevo al patio. Norma estaba sorprendida. “En todos
los años que lo tuve”, dijo, “¡nunca había podido tocarlo como hoy!”.
Preparé una rutina de curación para Sam y Norma, quien prometió seguir
con el tratamiento.
Me dijo que me llamaría la próxima vez que Sam comenzara a babear sobre
la comida, pero puesto que no me ha llamado, supongo que todo está bien.
Kayenta
Uno de los casos de animales salvajes tuvo como protagonista a Kayenta, la
perra de una amiga y colega profesora llamada Isa. Durante un viaje a Arizona,
Isa la había encontrado vagando por las calles. Al ser parte coyote, Kayenta
tenía una apariencia particular y sus instintos salvajes la acompañarían por
todo el resto de su vida.
Criar a Kayenta resultó ser difícil. A ella no le gustaban otras personas o
animales, sólo Isa, quien me llamó para una consulta por la actitud que
Kayenta tenía hacia los mellizos, a los que Isa recién había dado a luz. Isa
mantenía a Kayenta fuera de la casa y no le permitía ver a los bebés. Quería
explicarle las cosas.
Kayenta no era una perra feliz. “Estoy triste porque mi lugar como primera
y única compañía ha sido desplazado. Ahora que los bebés están aquí, ni
siquiera puedo entrar más a casa. Paso todo el día afuera en el pequeño patio,
sin espacio, con moscas girando a mi alrededor y vegetando. Estoy perdiendo
el apetito, tengo calor y estoy enojada. Vine a este mundo con un propósito, y
ese propósito fue cumplido. Se supone que debía enseñarle a Isa cómo
manejar a los niños indisciplinados siendo yo misma ‘difícil’. (Isa es una
maestra de escuela). También le enseñé a Isa a manejar su propia familia. Y
ahora que por fin tiene una, no ve razón para mantenerme cerca. Me quiero
morir”.
Isa le preguntó a Kayenta: “¿Preferirías ir a las colinas y ser libre?”.
Kayenta respondió: “Sé que soy una buena cazadora, pero no sé cómo es
ser libre. No sé si estaría bien sola, a pesar de que puedo encontrar un refugio
y siempre he sido una buena cazadora”.
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Tasha
Me encanta cuando me llaman por algo diferente. Cuando Patty me llamó
para ver a su loba, quería saber cuánta experiencia había tenido con animales
salvajes. “No es importante”, dije. “Incluso con mucha experiencia, el
conocimiento que recibimos de ellos es siempre particular”.
Tasha era una loba de cuatro años de edad con un veinte por ciento de
perro Siberian Husky. Compartía su vida con Duke, un Siberian Husky macho
de once años.
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Tasha siguió: “Hay otras cosas más importantes para mí, como proteger la
casa, vigilar los vecinos, evitar que otros perros ensucien mi territorio y vigilar
las actividades familiares. Estas responsabilidades me evitan obedecer órdenes
tontas como venir y quedarme quieta”.
Una de las cosas que los padres necesitaban conversar con Tasha era su
hábito de perseguir autos. Tasha dijo: “No me gusta nada que me aparezca
por detrás y que pueda correr más rápido que yo. Mi instinto es correr detrás
de cualquier cosa que vaya rápido y atraparla, como si fuera una presa”.
Como manera de modificar la conducta, le sugerí a Tom: “Cada vez que un
auto comience a pasarte cuando están caminando por la calle, da media vuelta
y cambia de dirección para que Tasha no sienta que tiene que seguir al auto.
Afortunadamente ustedes viven en una calle con una sola salida y no pasan
muchos autos”.
Patty expresó una preocupación. “Cuando los saco a pasear, tengo que
llevarlos uno por vez porque no puedo manejarlos a los dos al mismo tiempo.
Tasha es demasiado fuerte. Pero Tasha se pone mal cuando es el turno de
Duke de salir a pasear; Tasha también quiere salir. Me parece que Tasha se
pone celosa”.
Tasha replicó: “Te equivocas, no me pongo mal porque esté celosa de
Duke. Es porque me preocupa que Duke no vaya a regresar. No puedo
soportar estar separada de él. Me da un ataque de ansiedad. Lo mismo me
pasa cuando Tom sale”.
Tanto Patty como Tom sabían muy bien cuán apegada estaba Tasha a Duke
y estaban muy preocupados porque Duke, con once años de edad, estaba
envejeciendo y tenían miedo de que llegara el momento de su muerte y el
efecto que esto tendría sobre Tasha. (Los lobos forman pareja que dura toda
la vida). La mamá sugirió: “Tal vez deberíamos traer un macho joven a la casa
antes de que Duke parta, para darle a Tasha el tiempo suficiente para
acostumbrarse al recién llegado”.
Tasha explicó: “Entiendo lo de la muerte y comprendo que al estar tan
apegada a Duke, será terrible para mí perderlo. Pero ni siquiera puedo pensar
en tener otro macho en la casa. ¡Así que no! Por favor, no traigan otro macho
a la casa”.
Tom le preguntó a Tasha cómo se sentía respecto a los Caniche de
enfrente. “No me agradan para nada. Siempre están con sus ladridos agudos y
piensan que son las mejores criaturas de este mundo. Yo podría enseñarles un
par de cosas”.
Cuando Tom preguntó si los lastimaría si tuviera la oportunidad,
inmediatamente y sin dudarlo respondió: “¡Sí!”.
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Magik y Morres
Conocí a Morgan cuando fui a la tienda donde ella trabajaba para tener un
“Día de Consulta con Mascotas”. Más tarde descubrí que ella era una gran
maestra de Metafísica, que daba clases todos los lunes a la noche sobre
diferentes temas, desde meditación hasta Tarot. Morgan pensó que sería
grandioso para sus dos perros tener una consulta conmigo. Al ser ella misma
una psíquica, podría hacer un muy buen trabajo interpretándolos pero, lo
mismo que los doctores y los psiquiatras, los psíquicos también confían en
otros cuando se trata de sí mismos y sus familias.
Debido a que ambos son de razas poco comunes, estaba entusiasmada por
conocer a sus perros. Magik era un macho Ovejero Belga Groenendael, de
tres años de edad y Morres era un Belga Malinois, de seis años de edad.
Como siempre pasa, cuando entré la primera vez, Morres y Magik vinieron
a saludarme. Ambos eran muy grandes y yo apenas de un metro y medio de
altura, así que me rodearon y dee inmediato comenzaron a olerme. No les
tenía miedo en absoluto, evidentemente les agradaba conocerme y ya había
hablado con ellos para explicarles porqué iba a venir.
Morgan comentó que estaban comportándose de modo diferente al usual.
“Magik por lo general les salta a las personas, mientras que Morres se queda
quieto y espera”.
Magik me lamió por un rato y luego salió a buscar un juguete para
traérmelo. Morres subió unos escalones de la escalera y le ladró a la mamá,
como diciéndole algo. Morgan estaba parada en medio del pasillo sin creer lo
que veía y repetía: “No lo puedo creer. Normalmente no se comportan de este
modo con extraños. Hoy hay algo especial”.
Pasamos la sala donde Morgan grabó la sesión. Comenzamos con Magik
que dijo: “Estoy muy feliz de que Morres vuelva al trabajo. No estuve
recibiendo la atención a la que estaba acostumbrado”.
Esta era una información interesante porque los perros no dicen que “van a
trabajar”, excepto en raras ocasiones cuando deben acompañar a uno de sus
guardianes. (Sin embargo, hablan mucho de “sus trabajos”).
125
Magik confirmó que su relación con la mamá era muy especial y que ambos
tenían mucho por aprender el uno del otro. Le dije a Morgan: “Magik se
siente como un cachorrito o un adolescente, en lugar de un perro adulto. Lo
que más le gusta es acurrucarse junto a ti, imaginándose que aún cabe en tu
regazo”.
La sesión continuó con muchas preguntas diferentes, durante las cuales
Magik estuvo sentado entre nosotras dos. Debido a que yo tenía los ojos
cerrados, no sabía dónde estaba Morres. Cuando comencé a hablar con él, se
acercó enseguida a mí, poniendo la cabeza en mi regazo y apoyando su cuerpo
en el mío. Puso dos de sus patas al lado de mi pie izquierdo mientras que su
cadera descansaba cómodamente sobre mi pie derecho. Él era un perfecto
perro amoroso y actuaba como si fuéramos muy buenos amigos. Disfrutó del
contacto con mi mano a lo largo de toda nuestra conversación. Lo primero
que dijo fue: “También estoy muy feliz de volver al trabajo. No podía soportar
más no hacer nada en la casa y engordar”.
Nuevamente, esta referencia al “trabajo” me sorprendía pero no quería
preguntarle directamente a la mamá, en especial sabiendo que ella era una
psíquica. No quería que tuviera dudas acerca de la validez de lo que estaba
surgiendo pero tenía curiosidad.
El comentario más interesante de Morres estuvo dirigido a la mamá: “No
debería preocuparse porque paso tiempo en mi jaula. Está bien para mí.
Necesito estar allí, así sé que ya no debo escuchar a la “gente mala”. Allí me
puedo relajar. Mamá se preocupa porque estoy en la jaula, y quiero asegurarme
que no lo haga porque está bien para mí”.
Sorprendida por esto, Morgan dijo: “Esa es una de mis más grandes
preocupaciones. Estoy contenta de que haya salido pronto en la conversación.
¿Sabía Morres que papá iba a ser operado?”.
Morres, que era muy inteligente, dijo: “Considero que el marido de mamá
es mi “compañero”, no papá. Él es un compañero muy bueno y valiente.
Sabía que algo andaba mal unos días antes de que dejara de trabajar porque se
comportaba de manera diferente. Caminaba más despacio y se quedaba muy
cerca de mí. Sé cuando es la hora de ir a trabajar por las mañanas porque mi
compañero comienza a vestirse y yo me pongo muy ansioso y no puedo
esperar hasta el momento de salir”.
La mamá preguntó: “¿Por qué le da la pata a la gente, no para que lo
saluden como otros perros, sino para que la gente la sostenga?”.
Morres me envió una imagen de muchas personas uniformadas en fila con
sus perros al lado. Un hombre estaba parado al frente, al que todos
respetaban. Este hombre empezó por uno de los extremos de la fila a dar la
mano a cada hombre y palmadas a los perros. Él llamaba a esto “aceptación” y
dijo: “Quiero sentirme aceptado”.
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Él podrá ser el perro más feroz del condado pero, para mí, fue un pequeño
cachorro que se paró sobre mis pies y se apoyó sobre mí con tal amor y afecto
que me lo llevaría a casa conmigo en cualquier momento.
Justo antes de que me fuera, para demostrarme su cariño, Morres fue afuera
a traer su media favorita y me la dio para jugar. Fue una fotografía maravillosa.
Mientras jugábamos juntos en silencio yo agradecía al universo por su amor y
belleza.
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EPÍLOGO
Espero que las historias de este libro hayan abierto un poquito sus mentes
al rico mundo interior de nuestras mascotas y les haya ayudado a ver a sus
compañeros con nuevos ojos. Ellos están lejos de ser “animales tontos” y
tienen mucho para compartir con humanos “aquellos con ojos para ver y
oídos para escuchar”.
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ACERCA DE LA AUTORA
Mónica Diedrich supo que podía escuchar hablar a los animales desde que
tenía 8 años de edad. A los 18, ayudaba a humanos a elegir su camino,
dándoles una pista de su futuro. El estudio de las tradiciones orientales le
dieron una comprensión de cómo la naturaleza, los animales y los seres
humanos están interconectados y de cómo la curación debe ser alcanzada a
tres niveles: mental, físico y emocional.
Desde 1990, es comunicadora de mascotas y habla permanentemente con
los animales. También trabajó como asistente de veterinario. Posee un
doctorado en Metafísica y está ordenada como ministro.
Nativa de Argentina, vive en el sur de California hace más de 30 años con
su esposo e hijos, humanos y mascotas.