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1.

EVALUACIÓN COMO MEDICIÓN

El paralelo entre el estudiante ideal y los estudiantes en formación o de un conocimiento o un proceso ideal frente
al que se está viviendo, hace que se tome ciertos patrones de referencia como el camino que se debe seguir,
entonces se hace necesaria la medición, la cual proporcionará una asignación numérica o un valorativo que
estarán dentro de diversas escalas, obedeciendo a una orientación cuantitativa, siendo instrumentos para indicar o
señalar, mediante unos mecanismos básicos, que según Mario Bunge citado por Cerda (2000) cualquier medición
debe tener:

1. El mesurandum o propiedad del sistema concreto que hemos de medir.

2. El concepto cuantitativo (métrico) del mesurandum, o sea, la magnitud que se supone representa la propiedad
objetiva; en la medida de lo posible este concepto debe estar sumido en alguna teoría científica y debe analizarse
lógicamente a base de variables numéricas, con el objeto de no perder de vista ningún aspecto relevante.

3. Una escala conceptual y una escala material sobre las cuales puede registrarse o medirse la magnitud.

4. Una unidad de medición que pertenezca a algún sistema de unidades coherentes.

Naturalmente, lo que se mide no son objetos, fenómenos o personas, sino propiedades o características de éstos;
sin embargo, la medición nos acerca a la comprensión de fenómenos, pero en pocos o en ningún momento sirven
para una caracterización en la totalidad holística de las vivencias educativas. Ello nos enseña que, el objeto de la
medición siempre es de una propiedad o un indicador, pero nunca la cosa o la persona que la posee, no se puede
medir actitudes, inteligencias o procesos complejos como los de formación humana, sino algunos indicadores de
esas propiedades. (1)

2. EVALUACIÓN COMO JUICIO DE VALORES

El conocimiento y los comportamientos humanos deben ser los referentes teóricos que dan sentido global al
proceso de hacer una evaluación, éste puede diferir según la percepción teórica que guía este proceso, aquí está
el sentido y el significado de la evaluación y, como sustrato, el de la educación; según se entienda al hombre y a
sus conocimientos, esta continua vivencia formativa deberá tomar unos u otros caminos, es por ello que, el acto de
atribuir o asignar valor a un sujeto humano implica la participación de tres elementos íntimamente vinculados entre
sí: el valor atribuible (juicio de valor), el objeto valorado (acto, fenómeno o proceso) y el sujeto que valora
(evaluador). Independientemente de que cada uno de éstos puede tener formas y significados diferentes, debe
existir correspondencia y unidad entre éstos, de lo contrario se puede distorsionar la valoración; por lo tanto no
existe un valor aislado, sino que todos los valores confluyen en una ética que los actores que intervienen en el
proceso evaluativo deben tener para consigo mismo y para el entorno, es por eso que existe la necesidad de
ejecutar una interpretación profunda de las situaciones y de la información que se posee, así como también la
interpretación de la realidad, con ello, los juicios valorativos ocurren en la medida en que se engloba los escenarios
socio – culturales que afectan el aprendizaje del estudiante.

1
Según Stufflebeam citado por Cerda (2000) “el acto de valorar es una tarea difícil y compleja, aún cuando una
información fiable, debido a la gran variedad de criterios que existe en torno a un tema”. No hay que olvidar que es
el sujeto el que valora, por ello no sería posible si no se conoce el objeto o sujeto que se valoró. Atribuir implica
tomar en cuenta las condiciones concretas en qué, cómo y para qué se valora y el carácter concreto de los
elementos que intervienen en la valoración. (1)

3. NUEVAS TENDENCIAS DE LA EVALUACIÓN

El procedimiento tradicional de evaluación responde a la educación basada en los contenidos. Se basa en formas
de obediencia institucionalizada y tiende a conducir al proceso educativo a la rutina escolar y al uso de las medidas
coercitivas, por tanto obstaculiza la búsqueda del pensamiento crítico y creativo.

Mientras que la evaluación tradicional trata de medir la reproducción de los temas contenidos en los programas, la
evaluación formativa, se interesa por expresar la calidad de búsqueda, a través de la autoevaluación.

a. La AUTOEVALUACIÓN desarrolla la capacidad de resolver problemas, estimula la conciencia crítica y


autocrítica, no es simplemente la verificación de un conocimiento, es el acercamiento al conocer, implícito
en el proceso de enseñar y aprender, demanda el aprendizaje significativo y el desarrollo de la
investigación.

La evaluación actual ha sido pensada para evaluar competencias.

b. TEORÍA DE EVALUACIÓN POR COMPETENCIAS. Las competencias son un enfoque porque sólo se
focalizan en unos aspectos específicos de la docencia, del aprendizaje y de la evaluación, como son:
1) la integración de los conocimientos, los procesos cognoscitivos, las destrezas, las habilidades, los
valores y las actitudes en el desempeño ante actividades y problemas.
2) la construcción de los programas de formación acorde con los requerimientos disciplinares,
investigativos, profesionales, sociales, ambientales y laborales del contexto. 3) la orientación de la
educación por medio de estándares e indicadores de calidad en todos sus procesos.
c. CONDUCCION DEL PROCESO DE ENSEÑANZA/APRENDIZAJE.

2
d. SECUENCIA DEL PROCESO ENSEÑANZA/APRENDIZAJE.

BIBLIOGRAFIA

1. Numar Esteban León Guevara, Melissa Rueda Martínez. LA EVALUACIÒN COMO JUICIO DE VALOR Y
COMO MEDICION. Universidad de Nariño/Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Ciencias
Naturales y Educación Ambiental.

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