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universalizar la aristocracia
por una ética de las profesiones
ADELA C O RT I N A
EDICIÓN 1 ■ 2006
nuevas corrientes intelectuales
del pueblo la elección entre las elites políticas contra, con tener el amigo oportuno en el
que compiten por su voto. Puesto que es el lugar oportuno4. 55
pueblo el que vota, se entiende que él es el A mayor abundamiento, la
que quiere a sus gobernantes, como es propio profundización en la democracia que izquier-
de una democracia; puesto que los más vota- das y derechas se propusieron como lema
dos surgen de las elites políticas que compi- vino a entenderse en muchos lugares como
ten por el poder, son los mejores quienes extensión de la voluntad de las mayorías a
gobiernan, y no la masa. De suerte que la cualesquiera decisiones, con lo cual se pro-
teoría elitista de la democracia aprovecha el dujo irremediablemente en todas las esferas
saber de los mejores en un gobierno querido de la vida social el pacto de los mediocres por
por el pueblo. el poder. Hospitales, universidades y otras
Sin embargo, las presuntas masas insti-tuciones de la sociedad civil se hicieron
no eran tan cándidas como suponían los teó- acreedores a las sarcásticas palabras que pro-
ricos de la democracia y fueron cayendo en la nunciara Heráclito de Éfeso hace ya 26 siglos:
cuenta paulatinamente de que los grupos en “Bien harían los efesios si se ahorcaran todos
competición –los partidos a fin de cuentas– y dejaran la ciudad a los adolescentes, ellos
no eran en modo alguno los mejores, no eran que han expulsado a Hermodoro, el mejor de
las elites políticas, sino ciudadanos bien co- los hombres, diciendo: que nadie de nosotros
rrientes las más de las veces y, en algunos sea el mejor y, si no, en otra parte y entre
casos, gentes para las que sería bien difícil otros”5. Los mediocres se hicieron con el po-
encontrar un empleo si no es a través de una der en distintos ámbitos sociales, como tan-
lista cerrada o por el viejo procedimiento del tas veces, y decidieron por mayoría que la
dedo. No hace falta ser el mejor para entrar excelencia es fascista y la mediocridad, de-
en el negocio de la cosa pública –vinieron a mocrática. Como si una democracia justa
sospechar las presuntas masas–, ni siquiera es pudiera construirse a golpe de endogamia,
recomendable a menudo serlo. Basta, por nepotismo, amiguismo y otras lindezas parejas.
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que se entregue a ella e invierta parte de su que sus profesionales poseen en exclusiva
tiempo de ocio preparándose para cumplir cuando parece que el médico posee ese tipo
bien esa tarea que le está encomendada. A de saber en mayor grado. Determinar ese
diferencia de las ocupaciones y oficios, que saber específico es hoy uno de los retos de la
pueden tener un horario clara-mente delimi- enfermería.
tado, el profesional considera indispensable
tener una preparación lo más actualizada
posible para poder ejercer bien su tarea; de
ahí que dedique también parte de su tiempo
6 Los profesionales reclaman un
ámbito de autonomía en el
ejercicio de su profesión. Obviamente, el pú-
de ocio a adquirir esa preparación. blico tiene todo el derecho a elevar sus pro-
testas y debe ser atendido. Pero no es menos
3
Ejercen la profesión un con
junto determinado de personas
a las que se denomina profesionales. Los pro-
cierto que el profesional se presenta en socie-
dad como el experto en el saber correspon-
diente y, por tanto, exige ser el juez a la hora
fesionales ejercen la profesión de forma esta- de determinar qué forma de ejercer la profe-
ble, obtienen a través de ella su medio de sión es la correcta y qué formas de ejercerla
vida, y se consideran entre sí colegas. son desviadas.
Esta doble peculiaridad de cual-
4
Los profesionales forman con
sus colegas un colectivo que
obtiene, o trata de obtener, el control
quier profesión (el hecho de que el consumi-
dor tenga todo el derecho a exigir y el
profesional, el de enjuiciar sobre su correcto
monopolístico sobre el ejercicio de la profe- ejercicio) hace necesario establecer un difícil
sión. Es en este sentido en el que se tacha de equilibrio entre ambos lados, evitando caer 59
intrusos a los que carecen de las certificacio- en dos extremos igualmente desafortunados:
nes académicas correspondientes y se les creer que las demandas del público han de
prohíbe oficialmente ejercer la profesión. atenderse sin tener en cuenta el juicio de los
expertos, o bien regular las actividades profe-
5
Se accede al ejercicio de la
profesión a través de un largo
proceso de capacitación teórica y práctica, es
sionales atendiendo sólo a los expertos. Tener
en cuenta ambos lados es indispensable. Por
ejemplo, en cualquier juicio sobre una pre-
decir, a través de unos estudios claramente sunta negligencia profesional resulta cada vez
reglados de los que depende la acreditación o más necesario que el juez esté también espe-
licencia para ejercer la profesión. Estos estu- cializado en la profesión correspondiente
dios deben ser específicos, recibir a su térmi- para poder tener un criterio a la hora de juz-
no algún documento oficial acreditativo gar. En caso contrario, juzgará por aparien-
(diploma, licenciatura) y ser sólo dominados cias y los profesionales se verán obligados a
por los miembros de esa profesión determi- tomar medidas a menudo superfluas pero
nada. aparentemente necesarias. Fenómenos como
Este es uno de los grandes proble- éste explican en buena medida el progreso de
mas en profesiones como el periodismo, en la medicina defensiva, que exige un extraor-
las que resulta sumamente discutible que dinario derroche de dinero y energías (prue-
quien ha estudiado la carrera de Ciencias de bas innecesarias, radiografías inútiles) pero
la Información esté más preparado para in- parece en ocasiones la única forma de cubrir-
formar y opinar que algunas personas cultas, se las espaldas frente a posibles denuncias y
dotadas de una pluma ágil. Y también en frente al fallo de un juez inexperto en sanidad.
ámbitos como la enfermería, donde resulta Por eso, tradicionalmente, los cole-
difícil de-terminar el cuerpo de saber técnico gios profesionales promulgan códigos de la
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un dinero, pero el fin de la profesión no es son las profesiones, modificándola por nues-
ése; de ahí que no tenga más remedio que tra parte para adaptarla a lo que precisamos.
asumir el fin y los hábitos que la actividad Por praxis (acción) entiende
profesional exige. Aristóteles, a diferencia de la poíesis (produc-
ción), aquel tipo de acción que no se realiza
Estructura de una para obtener un resultado distinto de ella
actividad profesional misma, sino que tiene incluido en ella su
Como ya hemos comentado, una propio fin. También a este tipo de acción
actividad profesional es, en principio, una denomina Aristóteles praxis télela, es decir,
actividad social en la que cooperan personas acción que tiene el fin en sí misma, a diferen-
que desempeñan distintos papeles: los profe- cia de las praxis áteles, cuyo fin es distinto a la
sionales, los beneficiarios directos de la acti- acción por la que se realiza18.
vidad social (clientes, consumidores, MacIntyre, por su parte, modifica
pacientes, alumnos, etcétera), otros estas distinciones y entiende por práctica una
estamentos implicados (proveedores de un actividad social cooperativa que se caracteri-
hospital, competidores en el za por tender a alcanzar unos bienes que son
caso de una empresa, etcéte- internos a ella misma y que ninguna otra
ra) y, por supuesto, la socie- puede proporcionar. Estos bienes son los que
dad en su conjunto, que ha de le dan sentido, constituyen la racionalidad
dictaminar si considera esa activi- que le es propia y, a la vez, le pres-
dad necesaria, o al menos beneficiosa, tan legitimidad social. Por-
y si piensa que se está ejerciendo de un que cualquier
modo satisfactorio para ella. En este sentido actividad hu- 61
no deja de ser curioso que en países demo- mana
cráticos ignore la ciudadanía que, en sus paí-
ses respectivos, existen fábricas de armas, que
tales armas se venden con pingües beneficios
y con conocimiento de los gobiernos, y que el
tan alabado pueblo soberano ande en ayunas
de tales negocios. Cuando lo bien cierto es
que las actividades empresariales que se desa- cobra su sen-
rrollan en una país precisan legitimación tido de perse-
pública16. guir un fin que le
Y reanudando el hilo de nuestra es propio; y además,
exposición, utilizaremos en principio para cualquier actividad so-
analizar la estructura de las actividades socia- cial necesita ser aceptada
les el modelo que MacIntyre propone17 y que en la sociedad en la que se
resulta de suma utilidad, aunque él no esté desarrolla, necesita estar social-
pensando al exponerlo en las actividades mente legitimada.
profesionales. En efecto, MacIntyre sugiere Trasladando esta caracte-
aprovechar el concepto aristotélico de praxis, rización a las actividades profesionales,
modificándolo, para comprender mejor de- podríamos decir que el bien interno de la
terminadas actividades sociales cooperati- sanidad es el bien del paciente; el de la
vas; y nosotros, por nuestra parte, empresa, la satisfacción de necesidades
utilizaremos su modificación de la praxis humanas con calidad; el de la docencia, la
aristotélica para interpretar más adecua- transmisión de la cultura y la formación de
damente ese tipo de actividades sociales que personas críticas. Quien ingresa en una de
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cualquier problema legal. Sin embargo, es (coord.): Ética y legislación en enfermería, Barcelo-
preciso distinguir entre la legalidad y la ética, na, MacGraw-Hill, 1997.
entre el ethos burocrático y el ethos profesio- 10 Max WEBER, La ética protestante y el espíritu del
nal. Las leyes exigen un mínimo indispensa- capitalismo, Península, Barcelona, 1969, págs. 81 y
ble para no incurrir en negligencia; un ss.
mínimo que, en el caso de las profesiones, 11 D. Gracia, “El recto ejercicio profesional: ¿cuestión
resulta insuficiente para ejercerlas como exi- personal o institucional?”, en Quadern CAPS, núm.
ge el servicio que han de prestar a la socie- 23 (1995), pág. 94.
dad. De ahí que la ética de la profesión pida 12 Ver, por ejemplo, además de los trabajos ci-tados en
notas 10, 11 y 12, T. PARSONS, Essays on Sociological
siempre mucho más que el cumplimiento de
Theory, The Free Press, Glencoe, 1954; M. WEBER,
unos mínimos legales: que exija de los profe-
Economía y sociedad, FCE, México, 1964; J.
sionales aspirar a la excelencia. Entre otras
GONZÁLEZ ANLEO,‘“Las profesiones en la so-
razones, porque su compromiso fundamen-
ciedad corporativa”, en J. L. Fernández y A. Hortal
tal no es el que los liga a la burocracia, sino a
(comps.): Ética de las profesiones, Uni-versidad Co-
las personas concretas, a las personas de car-
millas, Madrid, 1994, págs. 21-34
ne y hueso, cuyo beneficio da sentido a cual-
13 Ver para estas características J. GONZÁLEZ ANLEO,
quier actividad e institución social. Son
op. cit.
tiempos, pues, no de repudiar la aristocracia, 14 Para una excelente exposición de la historia y conte-
sino de universalizarla; no de despreciar la nido de esta tesis, así como para una intere-sante crí-
vida corriente, sino de introducir en ella la tica de la misma, ver: A. GEWIRTH, “Professional
aspiración a la excelencia. Ethics: The separatist Thesis’”, en Ethics, Nº 96
(1986), págs. 282-300.
1 Charles TAYLOR, Fuentes del yo (parte tercera), 15 F. TOMÁS y VALIENTE, A orillas del Estado, Tauros, 65
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