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Los riesgos
Peixoto señala, sin embargo, que los efectos negativos de corto plazo de
la migración venezolana no son despreciables, dado que el aumento del
hueco fiscal por la creciente demanda de servicios públicos podría
generar preocupación entre las agencias de calificadoras de riesgo.
Economía naranja
El BID, por su parte, contempla que la Economía Naranja se divide en tres categorías:
convencionales, otros y nuevas. En ellas están agrupadas las editoriales, los libros, las
revistas, los periódicos, la literatura, las bibliotecas, productos audiovisuales, el
cine, la televisión; así como las artes visuales y escénicas, el turismo cultural, el
ecoturismo, los deportes, la moda, el diseño, las artesanías, el desarrollo de
software, la arquitectura y la publicidad.
Duque, en ‘La economía naranja: una oportunidad infinita’, plantea como este sector
ofrece grandes oportunidades gracias a la revolución digital y al desarrollo de la
tecnología, al tiempo que presenta menos riesgos que otros mercados ya que no es
volátil.
El nombre de economía naranja se lo debe a que este color siempre es asociado con la
cultura, la creatividad y la identidad.
Duque se comprometió a sacarla a flote en su Gobierno para que en el país, como dijo
en su discurso de posesión, “además de las manufacturas produzcamos
mentefacturas y reducir la dependencia en las materias primas, agregando valor y
posicionando nuestras marcas, diseños y sellos de calidad”.
LA ‘NARANJA’ DE MODA
La economía naranja, es decir, las actividades que transforman la creatividad y las ideas
en bienes y servicios culturales, artísticos y deportivos, sigue ganando terreno en el
país.
El Gobierno sostiene que esta es una de sus prioridades. Además, diversas
organizaciones privadas avanzan en el diseño de proyecto de impulso al sector, en tanto
que las instituciones afines al sector tienen claro su papel frente a este, que puede
convertirse en un nuevo motor de la economía nacional. En la actualidad, se estima que
las industrias creativas del país generan casi un millón de empleos directos e indirectos
y representan el 3,4 % del PIB colombiano, superando a otros sectores. La meta para
2022 es que el cine, la literatura, las artes visuales, el turismo cultural y el desarrollo de
software, entre otros temas ‘naranja’, aporten cerca del 6% del PIB.
De acuerdo con un informe de 2017 del BID, son tres los requisitos a tener en
cuenta, para saber si se encuentra dentro de la economía naranja o no.
Primero: que genere riqueza; segundo, que genere empleos y, tercero, que
genere impacto social. La tecnología entonces cumple con los tres requisitos.
Del estudio realizado por el BID se tomaron 50 emprendimientos en
Latinoamérica y el Caribe que cumplieran con estos requisitos en lo que ellos
llaman el Universo Naranja, es decir: artes visuales, artes escénicas y
espectáculos, turismo y patrimonio cultural material e inmaterial, educación
artística y cultura, editorial, audiovisual, fonografía, diseño, software de
contenidos, agencias de noticias y otros servicios de información, publicidad,
moda- lista para usar (Prêt-à-porter). De los emprendimientos seleccionados,
se observó que 23% del universo naranja, el más alto corresponde a software y
plataformas digitales.
4.
Según una reciente investigación del Citi Research, las monedas virtuales o
criptomonedas representaron el 2 % del PIB colombiano en el 2017. El crecimiento
polémico y desmesurado de las monedas virtuales, que actualmente pesa tanto como la
industria turística, preocupa a la economía nacional más de lo que se pensaba. Algunas
dudas frecuentes de los usuarios respecto a las monedas virtuales son:
Las monedas virtuales son un activo que no tiene forma física y solo existen en
un registro almacenado en computadoras, al cual solo se puede acceder con
contraseñas.
5.