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La historicidad del libro de los Hechos ha sido puesta en duda, sobre todo en el área protestante. La acusación
principal viene de la teoría de Conzelmann, discípulo de Bultmann, acerca de la llamada “teología” de Lucas.
Según este autor, Lucas presenta una finalidad teológica peculiar y distinta de la de Mateo y Marcos. Lucas
quiere demostrar dos cosas: a) que la escatología predicada por Jesús no va a tener un cumplimiento inmediato,
sino que hay un tiempo intermedio, que es el “tiempo de la Iglesia”; b) que, según la voluntad del mismo Jesús,
el mensaje cristiano va dirigido principalmente a los gentiles y se extiende en círculos concéntricos a partir de
Jerusalén hasta llegar a Roma. Ambas ideas, añade Conzelmann, eran extrañas a la comunidad primitiva
judeocristiana, convencida de que el fin de los tiempos era inminente y que el Evangelio estaba reservado
sobre todo a los judíos.
En conformidad con esta perspectiva teológica, Lucas elaboraría sus fuentes de información. Para la primera
parte de Hch, que se centra en la comunidad de Jerusalén y que tiene como figura principal a San Pedro, el
evangelista utilizaría la catequesis apostólica de Jerusalén y las tradiciones orales de aquella Iglesia local,
reelaborándolas para poner de relieve que el Evangelio se fue difundiendo progresivamente desde la Ciudad
Santa hacia otras ciudades del ámbito siropalestinense de posterior importancia cristiana. Para la segunda
parte, que es la descripción de la difusión de la Iglesia fuera del ámbito judío y que tiene como protagonista a
San Pablo, Lucas utilizaría fuentes mucho más homogéneas que provenían principalmente de recuerdos
personales de San Pablo o de algunos de sus colaboradores y sus propias notas de viaje.
Se han querido descubrir en Hch varios anacronismos que Lucas no supo o no quiso eliminar para conservar a
toda costa su esquema teológico:
a) el martirio de San Esteban se describe dos veces;
b) la fundación de la primera comunidad cristiana en Cesarea se atribuye en un lugar a Felipe y en otro a
Pedro;
c) una doble liberación milagrosa de Pedro;
d) se habla por primera vez de una notable comunidad cristiana en Damasco, cuando supuestamente todavía
no había sido el Evangelio predicado fuera de Palestina;
e) la existencia de una comunidad cristiana numerosa en Roma anterior al viaje de San Pablo, de quien se
afirma fue el primer evangelizador de Europa;
f) los tres relatos de la conversión de San Pablo (Hch 9,1-9; Hch 22,4-11; Hch 26,9-18) que se diferencian
entre sí (suele ser la dificultad más seria). Aquí es evidente que el autor de Hch ensambló fuentes distintas
sin preocuparse de ponerlas de acuerdo.
La dificultad principal en la cuestión de la historicidad de Hch, la finalidad “teológica” de Lucas, no parece
que sea motivo suficiente para negar su veracidad. Late en esta posición un prejuicio de tipo filosófico y
teológico muy propio del pensamiento luterano. La historicidad sustancial de Hch está demostrada por muchos
factores:
a) Toda la primera parte del libro (caps. 1–12) resulta ser un calco griego de uno o varios originales arameos;
el mismo discurso de Esteban está salpicado de tradiciones rabínicas extrabíblicas.
b) En algunos detalles se nota una gran precisión terminológica, p.ej. al momento de nombrar los cargos de
gobernantes (lictores y pretores); en los términos de navegación que utiliza para describir el naufragio en
Malta.
c) Los distintos relatos de la conversión de San Pablo están colocados cada uno en su contexto histórico
particular: el primer relato se puede remontar a una fuente jerosolimitana, que pretende dar una visión
“objetiva” de los hechos; el segundo debe ser leído sobre el trasfondo de la predicación de San Pablo a los
judíos; el tercero no es tanto el relato de la conversión sino una explicación de todo el proceso interior de
San Pablo, con un fuerte contenido apologético para mover a la conversión.
d) Las llamadas secciones “nosotros” son los elementos más decisivos en favor de la autenticidad histórica de
Hch. En ellas es evidente que el autor fue testigo presencial de los hechos.
En Tróade tuvieron lugar dos acontecimientos muy importantes: la visión nocturna del macedonio que
suplicó a San Pablo que fuera a Europa y la unión al grupo de San Lucas.
San Lucas pone de relieve que en aquel momento empezó la cristianización de Europa. No en el sentido de que
en Europa no hubiese cristianos, sino porque la predicación y la actividad apostólica de Pablo tenían dos
características:
1ª) la fundación de comunidades estables y jerárquicas;
2ª) la predicación del Evangelio fuera del judaísmo.
Hasta entonces las comunidades cristianas de Europa estaban compuestas casi exclusivamente por judíos.
5.2 Macedonia, Tesalónica
El resultado de la permanencia de San Pablo en Filipos fue la constitución de una pequeña comunidad cristiana
en que destacaba la primera “vocación” europea del Apóstol: Lidia, mujer de excelente condición social y
económica, que se convierte con toda su familia.
Desde Filipos, Pablo y Silas se trasladaron a la primera ciudad importante de Grecia: Tesalónica, ciudad
eminentemente comercial con un puerto importante; ciudad donde las preocupaciones e inquietudes religiosas
eran muy vivas, con un marcado acento escatológico. Es importante señalar que en Tesalónica Pablo entra en
contacto por vez primera con una cultura ciudadana, ya que hasta entonces las ciudades que había
evangelizado eran poco más que aldeas.
Poco tiempo después de que Pablo empezara su predicación, los judíos le acusaron a él y a sus compañeros de
ser unos sediciosos y de ir contra la autoridad del César. Como resultado tuvo que marchar a Berea junto con
Solas y Timoteo. Pero los de Tesalónica enviaron algunos alborotadores, por lo que tuvo que marcharse de
nuevo, dejando en Berea a Silas y Timoteo.
5.3 Atenas. El discurso en el Areópago
San Pablo prosiguió por la península griega hasta llegar a Atenas. Allí entró en contacto con los grupos
intelectuales más destacados de entonces, los filósofos estoicos y epicúreos. San Pablo no sólo se dirigió a los
judíos de la sinagoga sino también a los numerosos filósofos ambulantes que circulaban por la Agorá o plaza
principal de la capital de Atica. Los pensadores de Atenas le tildaron de “charlatán” (spermologos = “vendedor
o sembrador de palabras”), y le llevaron al Areópago.
El Areópago fue en un tiempo el tribunal supremo de Atenas, encargado de juzgar los delitos más graves.
Durante la dominación romana había perdido gran parte de su poder y había quedado reducido simplemente
a un foro cultural. Además la indiferencia religiosa de entonces quitaba toda fuerza al proceso contra San
Pablo: se trataba simplemente de una discusión filosófica y académica.
El discurso de San Pablo en el Areópago tiene su fuente inspiradora en los textos de Isaías contra la idolatría.
El discurso se divide en tres partes:
1ª) Breve prólogo, con su “captatio benevolentiae” (anécdota del altar dedicado al “Dios desconocido”).
2ª) Recordatorio de la noción espontánea que todos tienen de Dios, para demostrar que no puede ser algo
material.
3ª) Habla de Jesucristo como Revelación de Dios y Juez universal; esta parte del discurso quedó truncada.
San Pablo, al hablar del “Dios desconocido”, supone que los griegos tienen alguna noción de Dios. Esta idea es
el núcleo de lo que más tarde afirmará explícitamente en Rom 1,18-20: la posibilidad por parte de los hombres
de conocer racionalmente la existencia de Dios.
El discurso fracasó frente a los filósofos, que no podían admitir siquiera la resurrección de los muertos, pero
despertó la vocación cristiana de algunos oyentes.
Pablo es, efectivamente, enviado a Roma en barco, bajo la custodia de un centurión. San Lucas narra las
peripecias del viaje marítimo: el naufragio, el refugio en Malta y el resto del viaje hasta Roma. Llegados
allí, Pablo es puesto en custodia militar mitigada, de modo que puede recibir en su alojamiento a cuantas
personas quiera. Así pasó dos años recibiendo a cuantos acudían a él, predicándoles el Evangelio. Aquí se
acaba la narración de Hch. Cumplidos esos dos años, el expediente de Pablo debió ser eximido, por no ser
presentada acusación; de hecho, hacia la primavera del 63 fue puesto en libertad.
6.1 Efeso. Contacto con los cultos de Asia Menor. Dimensión cósmica de la Redención
Efeso era una de las ciudades más importantes del Imperio; conectaba el Mar Egeo con el interior de Irán.
Había sido la cuna de la filosofía griega; ciudad muy culta y llena de arte. Entre sus monumentos destacaba el
gran Templo dedicado a Artemisa (una diosa de la fecundidad, muy típica del mundo oriental), templo
considerado una de las siete maravillas del mundo. Al mismo tiempo era un enclave de diversas culturas y
religiones, puesto que en ella se mezclaban la religión griega tradicional con los cultos orientales.
Cuando llegó San Pablo, la ciudad ya había recibido alguna semilla del cristianismo. Una antigua tradición
afirma que en Efeso estableció su residencia el Apóstol Juan Evangelista. Al final del segundo viaje Pablo
había dejado allí a Aquila y Priscila, quienes habían facilitado la conversión de Apolo al cristianismo. Apolo
era una judío alejandrino, discípulo de Juan el Bautista, por lo que es probable que allí hubiera una comunidad
judía que seguía los preceptos del Bautista, encontrándose muy preparada para recibir la Buena Nueva de
Cristo.
Como siempre, Pablo empezó su predicación por los judíos. Pero, después de tres meses, al ver su oposición,
se apartó de ellos y se dedicó a predicar por dos años en la escuela de Tirano.
El factor más importante de esta permanencia de San Pablo en Efeso, que según él duró unos tres años, fue el
contacto con las corrientes religiosas orientales, cosa que le ayudó a descubrir el alcance universal o cósmico
de la Redención. El pensamiento del Apóstol alcanzó así su plena madurez.
6.2 La cuestión gálata. La carta a los Gálatas
Los gálatas habían caído en el error y se habían alejado del “Evangelio” predicado por Pablo, tal vez
convencidos por los judaizantes de que el mensaje de Pablo era un mensaje “humano”, una opinión entre otras.
El Apóstol salió en fuerte defensa de su predicación con una carta que escribió durante su estancia en Efeso y
poco después de su paso por Galacia, en el año 53 ó 54.
La Epístola no trata sobre la hostilidad de los judíos, sino de las desviaciones judeocristianas. En la carta,
Pablo defiende el carácter sobrenatural de su vocación y de su misión apostólica, explica y repite las decisiones
tomadas en Jerusalén, aclara la inutilidad de la Ley de Moisés para un cristiano y enuncia el principio
fundamental de su doctrina: el hombre es “justificado” —recibe el perdón de sus pecados— por la fe en
Cristo Jesús.
6.3 Relaciones con Corinto, 1 Cor
Mientras se encontraba en Efeso recibió noticias de Corinto, donde se habían producido unas serias divisiones
entre los cristianos: algunos afirmaban que eran “de Pedro”, otros “de Apolo”, otros “de Pablo”, otros “de
Cristo”. Los cristianos le preguntaban a Pablo su parecer y su criterio acerca de varias cuestiones doctrinales y
disciplinares, pero lo que preocupó a Pablo fue la falta de unidad entre los fieles.
1 Cor es la primera gran contestación a las preguntas formuladas por la comunidad de Corinto y la primera
tentativa para restablecer la unidad. Lo que la Epístola destaca, especialmente en los primeros tres capítulos, es
la tajante oposición de la “sabiduría de la Cruz” frente a la “sabiduría humana” tanto de los griegos como de
los judíos.
6.4 El motín de Efeso. Viaje a Grecia. 2 Cor. La colecta en favor de los pobres de Jerusalén. La carta a los
Romanos
La predicación de Pablo en Efeso alcanzó importantes resultados. Toda Asia pudo conocer la doctrina
cristiana. Además, a raíz de un episodio de posesión diabólica, el Apóstol logró que se quemaran muchos
libros de magia y de brujería. Toda esta actividad produjo una violenta reacción por parte de los plateros de
Efeso, que vivían de hacer y vender estatuillas de Artemisa, lo cual obligó a San Pablo alejarse de Efeso, para
ir a Macedonia y de allí a Grecia. De Macedonia, el Apóstol bajó a Corinto, donde escribió la Epístola a los
Romanos.
Romanos es la primera carta que San Pablo escribe sin un fin polémico o apologético, ni para defender a la
comunidad cristiana, sino en tono desapasionado para explicar el misterio de la justificación por la fe y no por
las obras de la Ley.
7.1 Viaje de San Pablo a España. Su propósito. Los datos de la tradición. Comunidades cristianas en la
península ibérica
San Pablo recobró su libertad, tras la primera cautividad, en el año 61 ó 63. Puede suponerse que el Apóstol
pasó un tiempo en Italia difundiendo el Evangelio. Al terminar esta tarea, todo hace pensar que viajó a España.
Ya en Rom el Apóstol había anunciado su propósito de ir a la península ibérica. De ello se encuentran algunas
alusiones en la Epístola de San Clemente Romano y en el Fragmento de Muratori. En Tarragona existe una
tradición local bastante verosímil.
7.2 Otros viajes por el mediterráneo: los datos de las Pastorales. Efeso, Tróade, Creta
Cuando San Pablo escribió a los filipenses expresó su deseo de ir a visitarles. Las Epístolas Pastorales [1 y 2
Tim, Tit] hablan de otros desplazamientos del Apóstol por la cuenca del Mediterráneo. Tit 1,5 habla de una
visita de San Pablo a Creta, donde dejó a su discípulo como obispo. El final de 2 Tim da los nombres de
algunas ciudades, que tal vez fueran las últimas visitadas por San Pablo: Corinto, Mileto, Tróade. En esta
última fue detenido definitivamente.
7.4 El ambiente cultural y religioso de los últimos años de vida del Apóstol: el surgir del gnosticismo
Lo que se llama en sentido “gnosticismo” se manifestó en Egipto en la segunda mitad del siglo II d.C., aunque
sus primeras manifestaciones se daban ya desde el siglo primero a.C. El gnosticismo egipcio consiste en una
religión que es una mezcla de elementos cristianos y orientales. Sus componentes comunes son dos: el
dualismo metafísico, y el proceso de salvación como conocimiento (gnosis) de la doctrina verdadera.
El gnosticismo mira a la Creación como algo malo y la confunde con el pecado original. En este sentido,
rechaza el matrimonio, considera al Dios Creador del AT como un dios malo, y abomina la sexualidad.
Se suele hablar de tres tipos de gnosticismo —el judío, el helénico, y el cristiano, de origen egipcio— pero en
realidad el gnosticismo tiene su raíz en el mazdeísmo, una religión de Irán, y se mezcla en gran medida con las
religiones autóctonas de los países mediterráneos.
San Pablo bien pudo haberse enfrentado, a fines del siglo primero, con las primeras manifestaciones del
gnosticismo, que constituía para los cristianos un grave peligro, ya que socavaba los cimientos mismos de la
Redención, atribuyéndola no a Jesucristo como Dios y hombre, sino a un conocimiento de cosas y doctrinas
ocultas, reservadas a unos iniciados.
8.3 Los problemas relativos a la autenticidad de Heb, de las Epístolas Pastorales (1 y 2 Tim, Tit), de las
Epístolas de la Cautividad (Flp, Ef, Col) y de 2 Tes
La única voz disonante en la antigüedad, acerca de la autenticidad del corpus paulinum, es la de Marción, que,
a causa de su opinión acerca del Dios del NT como distinto del Dios del AT, rechazaba la autenticidad de todas
las cartas paulinas menos las cuatro “grandes epístolas” porque, en su opinión, favorecían el judaísmo.
CANONICIDAD: El primer documento del Magisterio es el decreto del Concilio de Laodicea, del año 360, el
cual atribuye a San Pablo las catorce epístolas que hoy conocemos. En los mismos términos se expresa otro
Concilio local en Africa: el Concilio de Hipona del año 393. También en el Concilio de Florencia, en la bula
Cantate Domino (1441). En la definición dogmática de Trento, en la Sesión cuarta (8.IV.1546), se enumeran
los libros que la Iglesia considera inspirados. De todos estos documentos se desprende que la canonicidad de
Heb está fuera de duda. No tan clara, en cambio, es la cuestión de su autenticidad.
AUTENTICIDAD: En la época moderna se ha planteado serias dudas acerca de la autenticidad no sólo de Heb,
sino también de 2 Tes, Flp (en menor medida), Ef, Col, 1 y 2 Tim, y Tit. No se duda de su canonicidad, sino
simplemente de que San Pablo sea su autor. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las dudas acerca de la
autenticidad vienen del área protestante y se deben a unos presupuestos filosóficos de tipo hegeliano. Aparte de
esto, hay que decir que hoy es bastante general la opinión entre los estudiosos católicos que niega la
autenticidad de Heb. De todos modos, la “paulinidad” de una carta es compatible con que San Pablo no haya
sido su redactor material.
Lo que importa es tener en cuenta que la negación de la autenticidad paulina no puede influir en absoluto en
la “canonicidad” de la carta. Lo importante es afirmar que San Pablo no hizo más que desarrollar la
enseñanza de Cristo, con una especial del Espíritu Santo; y que su predicación fue puesta por escrito o por
él directamente o, en algunos casos, por discípulos suyos que reflejaron fielmente su enseñanza.
Primera parte. Es la más importante, se dedica a una extensa acción de gracias (1,2 - 2,20). Se utiliza la
expresión “dar gracias” (eukharisteo), típica del NT, aunque ya aparece en los LXX. En los LXX era
sinónimo de eulogeo (bendecir, glorificar), en el NT adquiere el matiz de correspondencia, entrega. Por esto
la acción más sagrada de la vida cristiana es la eukharistia, es decir, la adoración y la entrega de sí a Dios.
La acción de gracias se subdivide en tres partes:
(1) una acción de gracias por el don de la vocación cristiana otorgada por Dios a los tesalonicenses;
(2) una parte apologética, en que el Apóstol se defiende de la acusación de haber engañando a los
tesalonicenses y afirma su sinceridad;
(3) irrumpe en una nueva acción de gracias y manifiesta su deseo de consolar y confortar a los
tesalonicenses en medio de sus dificultades.
Segunda parte. Es una transición de la acción de gracias a la parte escatológico–moral.
Tercera parte. Es la más rica en contenido teológico. Se trata de exhortaciones morales centradas en la
santificación como esencia de la vida cristiana, poniendo de relieve algunas de sus componentes: la
castidad, también el matrimonio, por oposición a la inmoralidad de los paganos; la caridad fraterna y el
trabajo. Sigue luego la parte escatológica, dividida en dos consideraciones: (1) nuestro destino eterno que es
estar con Cristo, y (2) la necesidad de estar vigilantes.
2 Tes. Es más breve y se presenta también como una acción de gracias. Tiene dos partes:
Primera parte. De carácter más doctrinal, contiene una acción de gracias, algunas palabras de consuelo en
la tribulación, una nueva exposición escatológica y una exhortación.
Segunda parte. De carácter más ético, comienza con una petición de oraciones, luego detalla las
disposiciones sobre el “orden” que tiene que existir en las comunidades.
Se puede afirmar con seguridad que el “asunto” de 1 y 2 Tes es la vocación cristiana, con todas sus
consecuencias.
9.4 La escatología
Esta es la parte doctrinal más importante de las dos epístolas. El Apóstol habla de las realidades últimas en el
contexto de la llamada a la santidad dirigida a los cristianos. Sólo con relación a este objetivo, el Apóstol
expone la doctrina acerca de la vida eterna y del tiempo de la Parusía.
En la escatología se distinguen dos niveles: la escatología individual y la escatología general o cósmica.
Aunque 1 Tes hable del destino individual de cada fiel, el tema de ambas epístolas es la escatología “cósmica”:
el fin del mundo, la resurrección de los muertos y el juicio universal.
San Pablo no concreta el tiempo de la Parusía. Se limita a exhortar a los tesalonicenses que permanezcan
siempre vigilantes. San Pablo escribe la segunda precisamente para aclarar que no es inminente el día del
Señor, y recuerda algunas de las señales que precederán: la apostasía y la manifestación del “hombre de la
iniquidad”. Después de muchos sufrimientos, finalmente llegará el momento, tan esperado, de la venida
gloriosa del Señor con todo su poder y majestad.
9.6 La esperanza
Entre las virtudes que todo cristiano tienen que vivir, en estas primeras cartas del Apóstol, destaca la virtud de
la esperanza (elpis). Mientras la fe y la caridad no dicen referencia al tiempo, son por decir así “atemporales” o
9.7 La Iglesia
Ya desde sus primeros escritos, San Pablo hace continuas referencias a la Iglesia. La Iglesia es descrita como
comunidad de los creyentes, unidos entre sí por estrechos y misteriosos vínculos de solidaridad. La perspectiva
de San Pablo es la de la “Comunión de los Santos”.
En Cristo, Pablo, los tesalonicenses y los demás fieles son una sola cosa. Estas breves y rápidas alusiones serán
desarrolladas por el Apóstol en las cartas posteriores hasta formular la doctrina del “Cuerpo de Cristo” (cfr. 1 y
2 Cor).
Es importante señalar también que la Iglesia se presenta desde el comienzo como una comunidad jerárquica,
ordenada y pacífica, en la que los unos oran por los otros.
sino debido a argumentos internos. El cap. 16 de Rom, que es una larga serie de saludos a algunos cristianos
concretos, no parece concordar con el hecho de que San Pablo no había predicado en la ciudad eterna.
El problema se plantea más bien a propósito de la doxología final. El cap. 15 termina con una breve doxología.
Luego de la cual los testimonios manuscritos se dividen.
La carta refleja la existencia de cierta facilidad de comunicación entre los filipenses y San Pablo lo cual
no sería fácil de explicar si estuviera en una ciudad tan lejana de Filipos como Roma.
Algunas expresiones utilizadas en esta carta se parecen más a las de las grandes epístolas que a las de la
cautividad.
Tercera hipótesis. Se basa en los dos años que Pablo pasó en Cesarea de Palestina en la cárcel, bajo los
procuradores Antonio Félix y Porcio Festo. La fecha de redacción depende de la controversia acerca del
relevo de Félix por Festo: como más temprana sería el año 55 y como más tardía el 60.
En cualquier caso, por motivos internos de comparación, Filipenses parece la primera de las cuatro cartas de
la cautividad.
No encontramos desarrollada la “cristología cósmica”.
No se habla de la capitalidad de Cristo sobre el universo; no aparece el término pleroma.
Aparece muy viva la polémica contra los judaizantes y los judíos, así como las alusiones a la colecta
realizada por Epafrodito o Epafras que, en realidad, había concluido al final del tercer viaje.
El encargado de llevar la carta a las comunidades es Epafras en el caso de Filipenses (se supone que
junto a Pablo estaban en aquel momento Epafras y Timoteo); en el caso de Efesios y Colosenses es
Tíquico (están en este caso junto a Pablo, además de Timoteo, Epafras, Aristarco, Marcos, Jesús el
Justo, Lucas y Demas). El segundo grupo cuadra mejor con una permanencia en Roma.
Esto no excluye que también Filipenses se pudiera escribir en Roma, pero impone una fecha distinta de
la de Efesios y Colosenses. En definitiva, parece muy probable que Filipenses sea anterior en algunos
años, dos o tres, a Efesios y Colosenses.
Autenticidad.
Hay testimonios antiquísimos en favor de la autenticidad: San Policarpo (siglo II).
A partir del siglo XIX algunos estudiosos no católicos negaron su autenticidad. Sin embargo, el avance de
las investigaciones ha venido a apoyar la autenticidad paulina de este escrito.
Unidad.
No tiene una estructura interna bien definida. Algunos han pensado que se trata de la recopilación de tres
escritos enviados a los Filipenses desde distintos lugares y momentos.
El primero (Phil 4,10-20) sería el agradecimiento del Apóstol por la ayuda recibida.
El segundo (Phil 1,1-3,1 y algunos versículos del capítulo 4) se trataría de una carta doctrinal centrada
en el valor de los padecimientos.
El tercero (Phil 3,2-4,1 y algunos versículos del último capítulo) sería un escrito fuertemente polémico
contra los judaizantes.
Las razones de los que sostienen esta estructura fragmentaria no son concluyentes: el autor de una carta
escrita en tono familiar puede permitirse la libertad de pasar bruscamente de un tema a otro.
Las razones para afirmar la unidad de la Epístola son al menos tan defendibles como las de quienes
sostienen lo contrario.
“Haciéndose semejante a los hombres” significa que Cristo fue en todo un hombre. Según la mentalidad
semítica, lo que tiene la apariencia tiene también la naturaleza.
Las palabras “y muerte de cruz” no se ajustan al ritmo del himno. Podría ser una añadidura explicativa del
propio San Pablo para subrayar hasta donde llegó el amor del Señor.
El anonadamiento no consiste en asumir una naturaleza humana, sino en asumirla en forma de siervo, es
decir, sin las condiciones gloriosas que le correspondían por la unión con la Persona divina.
La exclamación “¡Jesucristo es el Señor!” reproduce con toda probabilidad una primitiva profesión de fe en
la divinidad y el señorío de Cristo.
El himno constituye un grandioso canto a la divinidad de Cristo, a su primacía y señorío sobre todo el
universo. Este es uno de los temas centrales de las Epístolas de la cautividad.
12.5 La carta a Filemón: fecha, autenticidad, destinatario
Destinatario. Filemón era un rico propietario de Colosas a quien San Pablo había ganado para la fe. Una vez
convertido, su casa servía de sede a la pequeña iglesia local. San Pablo le llama su colaborador y le trata con
exquisito cariño y confianza.
Un esclavo de Filemón, llamado Onésimo, había escapado de su casa, quizá por haber hurtado algún dinero
o un objeto de valor. Huyó a Roma, donde encontró a Pablo, que en ese momento estaba detenido allí.
Gracias al Apóstol, Onésimo conoce el Evangelio y abraza la fe cristiana.
Con el tiempo Pablo decide devolverlo a Filemón. Aprovecha el viaje que va a hacer Tíquico llevando la
carta a los colosenses.
De ahí que ambas cartas, Colosenses y Filemón, tengan la misma fecha de composición, que suele fijarse
hacia finales de la primera cautividad romana de San Pablo, hacia el año 63.
Autenticidad.
Desde el principio la Iglesia incluyó la Carta a Filemón entre las pertenecientes al corpus paulinum. Así lo
confirma el Fragmento de Muratori (siglo II), Orígenes, Eusebio, Tertuliano, San Jerónimo y San Atanasio.
Fue escrita por San Pablo, según lo prueba su estilo, la lógica de su argumentación y la psicología tan
profunda, el fino humor y el entrañable amor que manifiesta.
Hoy nadie pone en duda la autenticidad paulina de esta carta.
12.6 Contenido de Filemón: sociedad cristiana y sociedad pagana
A pesar de su brevedad, es una obra maestra del arte epistolar. El tono que emplea el Apóstol no es de
mandato, aunque podría haberlo hecho dada su autoridad, sino de súplica humilde hacia Filemón. San Pablo
no pide directamente a Filemón la liberación de Onésimo, sino que le acoja como a “hermano muy amado”, es
decir, como si fuera Pablo mismo en persona. Debe tratar a su esclavo como verdadero hermano en la fe, en
plano de igualdad.
Aunque Filemón es una carta principalmente familiar, contiene también una doctrina. La Epístola ha sido
llamada “la carta magna” de la libertad cristiana. Viene a completar los llamados “Códigos familiares” de Eph
y Col.
El Apóstol no aborda directamente el tema de la esclavitud, que pertenecía a la estructura social de la época,
pero aporta los principios cristianos que son el germen que produciría más tarde su abolición, cuando la
doctrina cristiana impregnara con su espíritu las leyes civiles de los pueblos.
Cada uno tenía que seguir en la situación en la que la llamada de Dios le había encontrado. Un esclavo no
tenía que preocuparse por su condición: era un “liberto” de Cristo, así como un hombre libre era un
“esclavo” de Cristo.
Es un ejemplo de lo que es la doctrina social de la Iglesia: se trata de cambiar las estructuras sociales, pero
cambiando los corazones de las personas y no proclamando o fomentando “revoluciones” que no resuelven
nada.
Exposición doctrinal.
Primera parte.
El misterio de Cristo y su misión redentora. Un bellísimo himno reflexiona sobre el señorío de
Jesucristo sobre toda la creación.
Los frutos de esta acción salvífica, a la que se debe corresponder con la perseverancia en la fe.
El Apóstol no tiene miedo (incluso se complace) en los padecimientos que pueda sufrir por llevar a
cabo su tarea.
Segunda parte.
Encendida defensa de la fe.
Les previene para que no se dejen engañar por las vanas filosofías, cuyos errores pone de manifiesto.
Razón fundamental de la primacía de Cristo: “En Él habita la plenitud de la divinidad corporalmente”,
porque es a la vez Dios y Hombre verdadero.
Sólo el Bautismo, la “circuncisión de Cristo” tiene el poder de darnos la vida sobrenatural y perdonar
los pecados.
Ya no es necesaria la observancia de los preceptos añadidos al Decálogo y que convierten la Ley en
impracticable, haciendo de ella un acta de condenación para los hombres.
Reprende los abusos de los que no tocan ni gustan cosas en sí mismas buenas, hechas por Dios para el
servicio de los hombres, llevados por la convicción de que la materia es mala.
Consecuencias morales.
El principio que fundamenta la conducta moral del cristiano es su unión con Cristo, que comienza con el
Bautismo y se perfecciona con la vida de oración y los demás sacramentos.
La vida cristiana no se reduce a evitar el pecado; consiste en participar de la misma vida de Cristo.
Primer paso: apartarse de los vicios del “hombre viejo” y revestirse del “hombre nuevo”, ejercitándose en
las virtudes cristianas, de las cuales la más importante es la caridad.
Aplicaciones a casos concretos de la vida doméstica: deberes mutuos de marido y mujer, padres e hijos,
amos y siervos.
Llamada a la responsabilidad de cada fiel en el trabajo apostólico.
Parte conclusiva.
El portador de la carta será Tíquico, a quien acompaña Onésimo.
Los compañeros de San Pablo envían saludos.
El Apóstol escribe de su puño y letra unas palabras de despedida.
13.2.3 Contenido esquemático de Eph
Saludo inicial de bendición.
Adquiere el tono de un himno de berakhoth dirigido a Dios Padre por haber establecido todas las cosas en
Cristo.
Cuerpo.
Primera parte. Dogmática. Plan divino de salvación y grandeza de la obra salvadora de Jesucristo.
Canto de bendición que es un himno de alabanza a Dios por las bendiciones otorgadas a los llamados a
la Iglesia.
En esas bendiciones se contempla el plan divino de salvación.
De esas bendiciones son beneficiarios tanto los judíos como los gentiles.
Oración.
Se recuerda el don gratuito de la salvación.
El “misterio”: la reconciliación en Cristo de los gentiles.
Habla de su misión: servidor de Dios en la realización del proyecto salvífico. Su ministerio es parte del
misterio de Cristo.
Oración en la que pide a Dios que fortalezca a los cristianos, que Cristo habite por la fe en sus
corazones para que puedan comprender las dimensiones del amor de Cristo.
Doxología.
Segunda parte. Moral. La vida nueva en Cristo y la Iglesia.
Llamada a la unidad.
Exigencia de renovación interior, que incluye vivir las virtudes cristianas.
El atractivo de la vida limpia de los hijos de Dios.
Las relaciones que deben regir dentro de la familia cristiana.
Suponen una petición de principio: si se afirma que la doctrina de Efesios es distinta de la de las
Grandes Epístolas, esto no quiere decir que no sea de San Pablo, a menos que se haya decidido de
antemano que la doctrina de San Pablo es sólo la de las Grandes Epístolas.
Además, diferencia no significa oposición. La doctrina de Efesios es distinta de Romanos, pero no es
opuesta, es simplemente un nuevo enfoque. También es posible que la carta se deba a alguno de los
colaboradores de San Pablo, que la escribió por encargo del Apóstol, tal vez teniendo como guión el
texto de Colosenses.
Puede concluirse que la hipótesis mejor fundada lleva a sostener que San Pablo escribió o hizo escribir
la carta poco después de Colosenses, para que fuera leída en todas aquellas iglesias vecinas de Efeso.
La relación entre Col y Eph es una cuestión bastante controvertida. Entre ellas hay una diferencia: Col
tiene un tono polémico contra la “vana filosofía”, contra los que imponen el respeto a los novilunios,
sábados y fiestas; nada de esto se encuentra en Eph. Ambas cartas presentan mucho material en común:
el 70% del contenido de Col encuentra un paralelo en Eph, mientras que el 50% de Eph es propio. En
literatura se considera el escrito más breve el anterior: por tanto, Eph sería una ampliación de Col.
En definitiva, lo más probable es que Eph sea posterior, dependa de Col y sea una carta circular. De
todos modos las dos cartas debieron ser casi contemporáneas.
La organización jerárquica de la Iglesia no está todavía como más tarde reflejarán las cartas de San Ignacio de
Antioquía (siglo II): en las Pastorales los términos obispo y presbítero no designan ministros con funciones
diferenciadas.
Fechas. Las más seguras parecen ser: año 65 para 1 Tim y Tito (escritas desde Macedonia) año 67 para 2 Tim
(escrita desde Roma, poco antes de sufrir el martirio).
14.3.2 Tit
Saludo inicial.
Cuerpo.
Indicaciones a propósito de los presbyteroi.
Denuncia de los errores que amenazan la integridad de la fe.
Indicaciones para los ancianos y ancianas, los jóvenes y los siervos.
Exposición doctrinal sobre la Encarnación.
Breve alusión a los errores. Repite la exposición doctrinal sobre la Encarnación.
Obispo y presbíteros: aparecen con ambigüedad terminológica, sin embargo, al obispo se le menciona
siempre en singular mientras que a los presbíteros y a los diáconos en plural. Obispo y presbíteros tienen
como funciones propias la de enseñar, presidir y dar ejemplo de vida cristiana.
El derash de la Epístola se centra en Jesús como cumbre de la Ley, con lo cual estamos muy lejos de la
exégesis rabínica que sólo tenía en cuenta el valor de los preceptos mosaicos.
Para el autor de Heb el NT se halla escondido en el AT y el AT se manifiesta en el NT. Todo lo referente a
Jesucristo ha ocurrido conforme al designio de Dios, revelado en muchos textos del AT.
15.6 La cristología
Preexistencia eterna del Verbo, su actividad creadora y su igualdad con el Padre.
Redención universal obrada por Jesucristo mediador por el sacrificio de la cruz.
Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre (esto es un presupuesto imprescindible de su actividad
redentora).
Aplica a Cristo cuatro títulos principales: Hijo, Mesías, Jesús y Señor. Cada uno manifiesta un aspecto de su
ser.