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DEFINCIÓN DE CONSTITUCIÓN

La Constitución es la norma básica del ordenamiento jurídico de un Estado, encargada de


establecer la regulación jurídica del poder político del Estado. En este orden de ideas,
definimos Estado como la entidad jurídica ubicada en un ámbito físico determinado y que
ejerce poder respecto de un conjunto de personas. En la terminología de Jellynek , el
espacio físico en mención se denomina territorio, al conjunto de personas se le denomina
pueblo o población y al poder que el Estado ejerce se le conoce como poder político. Es
evidente que la ausencia de cualquiera de dichos elementos establece que la entidad ante la
cual nos encontramos no es un Estado. Ahora bien, se define en general como poder a la
capacidad que tiene una entidad o persona de influir en las conductas de las demás
personas.

Desde un punto de vista semántico, el concepto de constitución puede determinarse desde


un punto de vista material y desde un punto de vista formal. En el primer caso, la
Constitución consiste en la organización, estructural y material, del Estado en cada realidad
concreta. Todo estado, entonces, posee una constitución. Este es un concepto político, que
proviene del deber ser. Por otro lado, el concepto formal de constitución define a esta como
una norma jurídica, que permite regular el poder político, concepto que se enfoca en el
deber ser. En este orden de ideas, mientras mayor semejanza exista entre la constitución en
sentido material y la constitución en sentido formal de un país, mayor será el nivel de
constitucionalismo del mismo y a su vez, mayor el respeto por el Estado de Derecho .

La Constitución opera entonces como la norma que justifica, limita y organiza el poder
estatal, estableciendo parámetros al accionar del Estado, definidos por los derechos
fundamentales de las personas y por un conjunto de principios, conceptos e instituciones. A
la vez, la norma constitucional determina la organización el Estado, en particular, respecto
a las atribuciones y funciones de los diversos entes que lo componen.
La Constitución asegura además la existencia de un Estado de Derecho, que consiste en
aquel Estado en el cual los derechos fundamentales de las personas se encuentran
debidamente garantizados. A su vez, el Estado de derecho descansa en tres conceptos de
particular importancia, a los cuales nos vamos a referir más adelante, en diferentes
momentos. En primer lugar, el principio de preferencia por los derechos fundamentales,
que permite que los derechos constitucionales sean preferidos ante bienes jurídicos que no
lo son. En segundo término, el principio de separación de poderes, por el cual las funciones
del Estado se encuentran distribuidas entre diversos detentadores de poder estatal, los
mismos que se influyen mutuamente. Finalmente, el principio de legalidad, por el cual el
Estado en general y la Administración Pública en particular se regulan de manera directa
por el ordenamiento jurídico.

1. La Constitución como fuente de Derecho.

En este orden de ideas, la Constitución es fuente de derecho en el ámbito formal y en el


ámbito material. En el ámbito formal en tanto define como es que el Estado puede
válidamente crear el derecho, es decir, como nacen las expresiones normativas . La
constitución señala los órganos legítimos para gobernar y para legislar, su estructura, la
competencia, así como el procedimiento que dichos órganos deben seguir para la
generación del ordenamiento jurídico. Ergo, si una norma no es aprobada según la
constitución, es inválida, siendo inconstitucional por su forma. Para Kelsen, dicha norma no
es en buena cuenta una norma jurídica .

Además, en un ámbito más bien material, la Constitución establece los parámetros o


estándares respecto de los cuales debe encuadrarse las normas. La constitución contiene
principios y derechos que no pueden ser vulnerados por normas de inferior jerarquía.
Ejemplos de ello son conceptos como la familia, la salud, la educación, el Estado, la
propiedad, la economía social de mercado y otras más. En general, dichos conceptos
constituyen lo que se denomina instituciones constitucionalmente garantizadas, siendo los
más importantes los derechos fundamentales, respecto de los cuales se establece además un
conjunto de mecanismos de protección denominados procesos constitucionales.
2. Función articuladora de la Constitución.

Asimismo, la Constitución es la base de la cual surgen todas las materias, así como los
principios fundamentales de cada rama del Derecho. Por ello la norma constitucional
desempeña un rol articulador del ordenamiento jurídico de un estado. Evidentemente, los
principios más básicos del derecho en general se encuentran expresados en la norma
constitucional, sean el derecho civil, el derecho penal, el derecho administrativo, o el
derecho tributario.

Por otro lado, la existencia de derechos fundamentales claramente definidos por la norma
constitucional configura un límite evidente al comportamiento del Estado, pues la misma
no podría vulnerar los mismos, ni limitarlos a menos que exista ley expresa que lo permita
en uso del principio de reserva de ley, el mismo que se ha expresado en importante
jurisprudencia del Tribunal Constitucional .

Además, existen determinados conceptos que reciben protección jurídica a través del texto
constitucional, y que conforman lo que se ha denominado en general institución
constitucionalmente garantizada o simplemente garantía institucional. Ejemplos de ello son
la familia, el trabajo, la educación, la autonomía universitaria, la autonomía municipal, la
economía social de mercado o el principio de subsidiaridad.

Asimismo, la Constitución define la denominada estructura del Estado, por la cual se


determinan las funciones y potestades asignadas a cada uno de los organismos que
componen dicho Estado, configurando la base estructural del derecho administrativo . En
consecuencia, la Constitución establece la existencia del Poder Legislativo o Parlamento, su
composición, funciones y limitaciones; la existencia del Poder Ejecutivo, su composición y
funciones, así como la organización del Poder Judicial. La Constitución además establece
las funciones de los organismos constitucionales autónomos. Estos preceptos
constitucionales funcionan no solo como normas fundantes de la Administración Pública,
sino que además constituyen limitaciones evidentes a la actuación de la misma.
3. Interpretación constitucional e interpretación conforme a la Constitución.

La interpretación constitucional ofrece interesantes materias de discusión, en especial si


consideramos que la citada norma debe interpretarse de manera especial a fin de cautelar
los derechos de los particulares y tutelar el Estado de Derecho. En primer lugar, la
Constitución debe interpretarse considerando que existe en su interior coherencia. No
pueden existir normas constitucionales que se contradigan entre sí, aun cuando se muestren
valores contrapuestos. La Constitución se muestra al ordenamiento jurídico entonces como
una unidad.

Asimismo, la Constitución debe interpretarse de manera preferente al ser humano, no al


Estado. Esta interpretación, denominada favor homine, se encuentra presente en todo el
derecho público y se basa en el principio de Preferencia por los Derechos Fundamentales,
al cual haremos referencia más adelante. En caso de duda sobre el alcance de una norma de
derecho público, debe emplearse la interpretación que resulte ser más favorable al
particular.

Por otro lado, las normas jurídicas, y en especial la Ley, máxime si las mismas se aplican a
los particulares, deberán interpretarse en armonía con la Constitución. Si existen varias
interpretaciones posibles de lo señalado por la ley debe escogerse la que resulte más
consistente con lo señalado en el texto constitucional, de tal suerte que la declaración de
inconstitucionalidad sea en empleada como un último recurso para darle coherencia al
ordenamiento jurídico.

4. La supremacía constitucional y el control de constitucionalidad.

La Constitución goza de la llamada supremacía, puesto que aquella es la norma más


importante de las existentes al interior del Estado. Ello implica que el resto del
ordenamiento no puede vulnerar lo señalado en la misma, ni por la forma, ni por el fondo.
Caso contrario, nos encontramos ante un supuesto de inconstitucionalidad. En este orden de
ideas, la propia norma constitucional establece los mecanismos para proteger dicha
supremacía, lo cual se conoce como control de constitucionalidad, de los cuales se conocen
fundamentalmente dos modelos.
En primer lugar, debemos considerar la tradición constitucional norteamericana, a partir del
célebre caso Marbury vs Madison, en el cual se determinó no solo que la Constitución era
norma suprema, sino además que los jueces podían inaplicar la norma legal al caso
concreto cuando encontraran que la misma se encontraba en desacuerdo con la norma
constitucional, no obstante que dicha prerrogativa judicial no se encontraba prevista en la
norma constitucional. Dicha facultad se denominó judicial review y conforma lo que se
conoce como control difuso.

En el caso europeo la evolución fue diferente, puesto que se determinó la existencia de un


ente especializado que tutelara la constitucionalidad de las leyes, de tal forma que los
jueces no pueden inaplicar por decisión propia una norma de rango legal . La aparición de
dicho mecanismo se dio con la Constitución austriaca de 1920, modificada en 1929 y luego
se propagó a la mayor parte de Europa y de ahí a Latinoamérica. El citado ente, que sería
denominado Tribunal Constitucional, posee la facultad de derogar la norma en cuestión, a
través del uso del denominado control concentrado.

La constitución en la Edad Moderna


La noción moderna de constitución como la Constitución, según Rolando Tamayo
y Salmorán,15 “aparece como resultado de ciertos acontecimientos, de los cuales
algunos de los más importantes son: a) aparición de los conceptos de comunidad
y Estado; b) la protección jurídica de los pactos y el nacimiento de los civil rights; c)
la aparición de las Cartas de las colonias inglesas de Norteamérica; y d) el auge de la
doctrina moderna del derecho natural”.
Según Jellinek, los orígenes de la Constitución moderna son los siguientes:
Bajo el influjo de la doctrina aristotélica encuéntrase ya la concepción del dominium
politicum, o sea de la autoridad limitada por la Constitución, como opuesta al dominium
regale. En el siglo XVI aparece por vez primera el concepto de ley fundamental, lex
fundamentalis.
La lex fundamentalis tiene una fuerza superior a las demás leyes. El propio rey
está obligado respecto de ella y no la puede modificar por sí solo. En la época de
Enrique IV, declaró en Francia Loyseau que las “lois fondamentales de l’État” constituyen
una limitación estricta del poder del rey. En Inglaterra, Jacobo I es quien habla por vez
primera de fundamental laws, la cual considera como derecho divino. En la época de su
hijo desempeña el concepto de ley fundamental un gran papel, en las luchas
parlamentarias. El conde de Strafford fue acusado y juzgado porque quiso cambiar las
leyes fundamentales de la monarquía. En el Derecho Público alemán se conoce el
concepto de la ley fundamental desde la paz de Westfalia.
Agrega este autor que la concepción de ley fundamental va unida a la antigua
del contrato constitucional entre el rey y el país, “especialmente en Inglaterra, donde
la concepción medieval de las relaciones contractuales entre rex y regnum ha permanecido
muy viva a causa de las innumerables confirmaciones de los derechos y libertades
por la corona”.17
Luego explica:
Mediante la transmisión de la doctrina calvinista de las comunidades eclesiásticas
al Estado, y de la aplicación de la doctrina bíblica de la alianza entre Dios y su pueblo,
nace entre los puritanos independientes la concepción de que la comunidad cristiana,
así como el Estado, descansan sobre su covenant, sobre su contrato social, que necesita
ser llevado a cabo con unanimidad por todos los miembros de la comunidad.18
Esta concepción fue llevada a efecto por los colonos americanos que acordaron
un contrato para la colonia en virtud del cual fundaron una comunidad, instituyeron
una autoridad y expresaron obediencia a ella.
Hay que poner de presente que fue la doctrina del derecho natural la primera
que investigó el problema de las leyes fundamentales.
El concepto moderno de constitución está vinculado a las doctrinas de la soberanía.
Hay que citar la obra de Bodino (1529-1596), autor de Los seis libros de la
República, publicados por primera vez en París en 1576.
En síntesis, Bodino19 dice que el rey no es soberano porque sea titular de múltiples
y vastos poderes, sino porque esos poderes están dotados de un carácter particular
que es el de la soberanía. Para que tal carácter esté presente es necesario que el
poder del soberano sea perpetuo y absoluto. Es decir, el rey puede hacer la ley, modificarla,
derogarla, pero no puede prescindir de ella. La ley es un límite al poder real,
pero no le sirve de fundamento porque éste radica en la soberanía divina.
El absolutismo parte de que el poder es perpetuo, en el sentido de originario.
Bodino enumera los poderes que no pueden ser compartidos y que constituyen
el núcleo duro de la soberanía: el poder de dar y anular leyes, el poder de declarar la
guerra y de firmar la paz, el poder de decidir en última instancia sobre las controversias
existentes entre los súbditos, el poder de nombrar a los magistrados, y el poder
de imponer tributos.
De estas características derivan dos límites que, según Fioravanti,20 a quien hemos
seguido en la exposición histórico-filosófica, son los siguientes:

 El primero viene unido a la distinción entre rey y Corona, con la consecuente


imposibilidad de cambiar las leyes que regulan la sucesión al trono y de alienar los
bienes que forman parte de la hacienda pública.

 El segundo, aún más importante, viene unido a la existencia de un derecho


profundamente radicado en las cosas y en los bienes, que regula la pertenencia de éstos
a los súbditos tomados individualmente, a las familias, a las comunidades rurales y
urbanas. Este “derecho de los particulares”, como podemos decir usando un lenguaje
de tiempos más recientes, no está a disposición del soberano, no puede ser libremente
alterado por su voluntad discrecional.

Bibliografía: Marco Gerardo Monroy Cabra (Colombia) *Concepto de Constitución. Esta


obra forma parte del acervo de la biblioteca jurídica virtual del instituto de investigaciones
jurídicas de la UNAM.

http://www.juridicas.unam.mx

Blog de Christian Guzmán Napurí, conteniendo artículos y comentarios sobre temas de


relevancia doctrinaria y práctica sobre Derecho Público, Administración Pública, Ciencia
Política y Economía http://blog.pucp.edu.pe/blog/christianguzmannapuri/2007/11/07/el-
concepto-de-constitucion/

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