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Efecto de la radiación emitida por partículas nucleares y su efecto en

las conexiones neuronales

la radiación ionizante se refiere a ondas electromagnéticas de alta energía (rayos X y rayos


gamma) y partículas (partículas alfa, partículas beta y neutrones) que son capaces de
arrancar electrones a los átomos (ionización). La ionización cambia la estructura química
de los átomos afectados y de las moléculas que contengan dichos átomos. Al cambiar las
moléculas de la tan ordenada estructura celular, la radiación ionizante puede alterar y
lesionar las células. La lesión celular puede causar enfermedades, aumentar el riesgo de
desarrollar cáncer, o ambos.

La radiación ionizante la emiten sustancias radiactivas (radionúclidos) como el uranio, el


radón y el plutonio. También la producen dispositivos como los aparatos de rayos X y de
radioterapia.

Enfermedad por radiación


Otras formas de radiación electromagnética son las ondas de radio (como las de teléfonos
móviles y las de transmisores de radio AM y FM) y la luz visible. Sin embargo, debido a su
energía menor, estas formas de radiación no son ionizantes, y por lo tanto, los niveles de
exposición pública de estas fuentes comunes no lesionan las células. Aquí, al hablar de
«radiación» se hace referencia exclusivamente a las radiaciones ionizantes.
Medición de la radiación
La cantidad de radiación se mide en varias unidades diferentes. El roentgen (R) es una
medida de la capacidad ionizante de la radiación en el aire y se utiliza normalmente para
expresar la intensidad de la exposición a la radiación. La radiación a la que se está expuesto
y la cantidad que es absorbida por el cuerpo pueden ser muy diferentes. El gray (Gy) y el
sievert (Sv) son medidas de dosis de radiación, que es la cantidad de radiación absorbida
por la materia, y son las unidades utilizadas para medir la dosis en humanos después de la
exposición a la radiación. El Gy y el Sv son similares, excepto en que el Sv tiene en cuenta
el efecto perjudicial de diferentes tipos de radiación y la sensibilidad de los diferentes
tejidos del cuerpo a la radiación. Las dosis bajas se miden en mGy (1 mGy = 1/1000 Gy) y
mSv (1 mSv = 1/1000 Sv).

Contaminación frente a Irradiación


La dosis de radiación de un individuo se puede aumentar de dos maneras: por
contaminación y por irradiación. La mayoría de los accidentes radiactivos más importantes
han expuesto a la población a ambos.

La contaminación es el contacto y la retención de un material radiactivo, normalmente en


forma de polvo o líquido. La contaminación externa es la que está en la piel o en la ropa, de
donde parte puede desprenderse o ser eliminada con un cepillo, y contaminar a otras
personas y objetos. La contaminación interna es absorbida por el cuerpo por ingestión,
inhalación o a través de cortes en la piel. Una vez en el cuerpo, el material radiactivo puede
ser transportado a varios lugares, como la médula ósea, donde continúa emitiendo
radiación, aumentando la dosis, hasta que se extrae o emite toda su energía (degradación).
La contaminación interna es más difícil de eliminar que la contaminación externa.

La irradiación es la exposición a la radiación, pero no al material radiactivo, es decir, no se


trata de contaminación. Un ejemplo habitual son las radiografías, utilizadas, por ejemplo,
para evaluar una fractura ósea. La exposición a la radiación puede producirse sin contacto
directo entre las personas y la fuente de radiación (por ejemplo, con material radiactivo o
con una máquina radiográfica). Cuando la fuente de la radiación se elimina o se apaga, la
irradiación finaliza. Las personas que son irradiadas, pero no contaminadas, no son
radiactivas, es decir, no emiten radiación, y la dosis recibida desde esa fuente de radiación
no va en aumento.
Hiroshima y Nagasaki, 70 años de efectos secundarios
En Hiroshima murieron al menos 80.000 personas el día de la detonación. En Nagasaki,
aunque la segunda bomba, Fat Boy, era más potente que la primera, las muertes rondaron
las 40.000. El desvío del artefacto de plutonio y la topografía de la ciudad minimizaron las
bajas. Como habían previsto los científicos y los militares, la mayoría de las víctimas
iniciales sucumbieron a la onda expansiva, la energía térmica generada y la radiación
ionizante inicial. Muchos miles más murieron en los días, semanas y meses posteriores. En
total, unas 214.000 personas murieron por el efecto directo de las bombas. Pero, lo que
pocos esperaban es que su impacto duraría no unos años sino décadas enteras.

"Los científicos que crearon la bomba sabían sin duda de los efectos perjudiciales de la
radiación y que la provocarían con ella", dice el profesor del Instituto de Tecnología
Stevens (EEUU), Alex Wellerstein. "Pero, lo que no esperaban es que murieran tantos
japoneses por la radiación, ya que pensaban que todo aquel lo suficientemente cerca de la
zona cero de la bomba como para recibir una dosis fatal de radiación moriría antes por el
efecto del fuego y la onda expansiva. Sin embargo, la realidad no siempre coincide con los
modelos teóricos y entre el 15% y el 20% de las muertes se debieron a los efectos de la
radiación", añade este experto que prepara un libro sobre la historia nuclear secreta de
EEUU.

Los políticos, militares y científicos de la administración Truman que trabajaron en la


bomba querían que fuera definitiva, que empujara a Japón a una rendición incondicional.
Tras el ensayo exitoso de Trinity, la primera bomba nuclear, en el desierto Jornada del
Muerto (Nuevo México) unos días antes, estaban convencidos de la devastación que
provocarían Little Boy y Fat Man.

Unos 214.000 japoneses murieron tras las bombas atómicas. Aún quedan otros
200.000 supervivientes

De los varios objetivos propuestos, hubo algunos en aquel grupo que querían tirar la bomba
en la bahía de Tokio. Una explosión de tal envergadura frente al palacio imperial y las
ventanas del Gobierno nipón les obligaría firmar la capitulación y las víctimas habrían sido
casi testimoniales. Sin embargo, ganó el ala dura. Si querían impresionar a los generales
japoneses y, de paso, al mundo entero, con el poder de EEUU en forma de bomba, había
que tirarla en una ciudad para que la destrucción y la mortandad sirvieran de ejemplo. De
forma algo macabra, Hiroshima y Nagasaki formaron parte de una lista de ciudades
objetivo que no había que bombardear con armamento convencional o bombas incendiarias.
Querían reservarlas intactas para la bomba atómica.
Acerca de la radioterapia al cerebro
La radioterapia utiliza rayos de alta energía para tratar el cáncer. Funciona al dañar las
células cancerosas y dificultar su reproducción. Entonces, su cuerpo es naturalmente capaz
de deshacerse de estas células cancerosas dañadas. La radioterapia también afecta a las
células normales. Sin embargo, sus células normales pueden repararse a sí mismas de una
manera que las células cancerosas no pueden.

Se puede administrar radiación para tratar tumores primarios en su cerebro o tumores que
se han diseminado a su cerebro desde otra parte de su cuerpo (metástasis). Su médico
decidirá si recibirá radiación parcial o total en el cerebro. Tendrá radioterapia de haz
externo o radiocirugía estereotáctica según su plan de tratamiento.

Durante la radiación de haz externo, una máquina de tratamiento dirigirá haces de radiación
directamente al tumor. El rayo pasa a través de su cuerpo y destruye las células cancerosas
en su camino. No verás ni sentirás la radiación.

La radiocirugía estereotáctica se puede usar en algunos tumores y es aún más precisa. Se


dirige a un área pequeña en su cerebro con altas dosis de radiación y administra dosis más
bajas de radiación al tejido normal que lo rodea. Puede recibir dosis más altas del tumor en
cada sesión de tratamiento, lo que acorta el curso general del tratamiento.

La radioterapia lleva tiempo para funcionar. Lleva días o semanas de tratamiento antes de
que las células cancerosas empiecen a morir, y siguen muriendo durante semanas o meses
después de la radioterapia.

La radiación no solo destruye o hace lento el crecimiento de las células cancerosas, puede
también afectar las células sanas del derredor. El daño a las células sanas puede causar
efectos secundarios.

Muchas personas que reciben radioterapia tienen cansancio. El cansancio es sentir agitación
y desgaste. Puede suceder todo a la vez o manifestarse lentamente. La gente siente
cansancio de diferentes formas y una persona puede sentir más o menos cansancio que otra
que está recibiendo la misma cantidad de radioterapia a la misma parte del cuerpo.

Otros efectos secundarios de la radioterapia que pueden suceder dependen de la parte del
cuerpo en tratamiento. Para determinar cuáles efectos secundarios se pueden manifestar, la
tabla siguiente contiene las partes del cuerpo. Muchos de los efectos secundarios en la lista
corresponden a más información de la sección de Efectos secundarios. Hable de esta tabla
con su doctor o con su enfermera. Pregunte acerca de su posibilidad de tener estos efectos
secundarios.
La radioterapia, como la mayoría de los tratamientos empleados contra el cáncer, posee
una citotoxicidad no específica que afecta tanto a las células tumorales como a las sanas.
Cuando el sistema nervioso central o periférico es incluido dentro del campo de irradiación,
pueden producirse diversas manifestaciones clínicas que son la consecuencia de los efectos
tóxicos de la radioterapia sobre estas estructuras. Con la progresiva utilización de la
radioterapia en el tratamiento oncológico se han ido identificando y caracterizando
múltiples entidades clínicas. Pese al desarrollo de nuevos regímenes de aplicación, estas
complicaciones continúan siendo un problema importante, sobre todo en aquellos pacientes
con mayor esperanza de vida. La aparición de complicaciones neurológicas de la
radioterapia depende de diversos factores, como el esquema de tratamiento empleado, la
edad del paciente, la presencia de edema cerebral previo, la existencia de comorbilidad o
tratamientos concomitantes (fundamentalmente quimioterapia simultánea), la
susceptibilidad individual a los efectos de la radioterapia y la supervivencia tras el
tratamiento.

Los mecanismos por los que la radioterapia induce neurotoxicidad no son bien conocidos,
aunque parecen implicar fundamentalmente procesos de daño vascular y desmielinización.

Según su momento de aparición con respecto a la radioterapia, las complicaciones del


tratamiento se clasifican en: 1) agudas (en horas o días), 2) subagudas o diferidas precoces
(en <6 meses), y 3) crónicas o diferidas tardías (en >6 meses). En general, las complicaciones
agudas o subagudas son transitorias o leves, y su curso puede mejorar mediante la
administración de diferentes tratamientos (muchos de ellos sin evidencia probada
científicamente). Sin embargo, las complicaciones tardías suelen producir cuadros
progresivos e irreversibles para los que no existen tratamientos eficaces. La radioterapia
puede afectar al sistema nervioso a cualquier nivel, tanto central como periférico
[Clasificación de las complicaciones de la radioterapia sobre el sistema nervioso.jpeg]. El
diagnóstico diferencial de la toxicidad por radioterapia incluye múltiples entidades, siendo
de fundamental importancia la diferenciación con recurrencia tumoral [Diagnóstico
diferencial de la toxicidad por radioterapia sobre el sistema nervioso.jpeg].

EPIDEMIOLOGÍA
Pese a la utilización de nuevos esquemas de aplicación de la radioterapia, la aparición de
complicaciones neurológicas ha continuado aumentando en los últimos años. Esto puede
explicarse por factores como la susceptibilidad individual a la radiación, la ausencia de unos
márgenes de seguridad definidos con exactitud y el aumento de la supervivencia de los
pacientes oncológicos.

La incidencia de complicaciones neurológicas en relación con la radioterapia depende del


esquema de tratamiento empleado (técnica de aplicación, volumen del campo irradiado, dosis
total empleada y fraccionamiento de ésta), la edad del paciente, la presencia de edema
cerebral previo, la existencia de enfermedades (neoplásicas o no) o tratamientos
concomitantes (fundamentalmente quimioterapia simultánea), la susceptibilidad individual a
los efectos de la radioterapia y la supervivencia tras el tratamiento (Cross et al; 2003, Chi et
al; 2008, De Angelis et al; 2009).
En general, las complicaciones agudas y subagudas de la radioterapia son poco frecuentes,
debido en parte a los mejores regímenes de aplicación de la radioterapia y el uso racional de
corticoides, mientras que las crónicas son más comunes y graves.

FISIOPATOLOGÍA

Los mecanismos por los que la radioterapia produce los diferentes tipos de daño sobre el
sistema nervioso no se conocen con exactitud. En la mayoría de los casos la descripción de
los hallazgos anatomo-patológicos ha llevado a la elaboración de diferentes hipótesis
patogénicas. Debido a que los principales hallazgos histológicos son la presencia de daño
vascular y desmielinización, se ha considerado que las células endoteliales y los
oligodendrocitos eran los que sufrían los efectos tóxicos primarios de la radioterapia. Sin
embargo, en la actualidad se considera que el mecanismo es más complejo, con un proceso
dinámico en el tiempo en el que participan tanto el daño celular directo (sobre células
endoteliales y oligodendrocitos, pero también otros elementos celulares) como diferentes
interacciones celulares y moleculares consecuencia de la respuesta indirecta de las células a
la radioterapia (Wong et al; 2004, Kim et al; 2008, Soussain et al; 2009):

- Endotelio vascular: horas después de la radiación se produce un aumento transitorio de la


permeabilidad de la barrera hematoencefálica (BHE) y apoptosis de las células endoteliales
mediada por la vía de las esfingomielinasas. Este se considera el mecanismo responsable de
la toxicidad aguda por la radioterapia, en la que predomina la existencia de edema cerebral.
La perpetuación del daño endotelial a través de mecanismos de apoptosis diferida mediada
por el factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF), estrés oxidativo, moléculas de
adhesión y citoquinas inflamatorias contribuirían a los efectos tóxicos tardíos de la
radioterapia.

- Oligodendrocitos: de forma precoz tras la radiación se produce una desaparición de los


progenitores de los oligodendrocitos (mientras que los oligodendrocitos maduros
permanecen intactos) por apoptosis mediada a través de la vía p53 (Chow et al; 2000). Esto
provoca con el paso de los meses una disminución de la población madura de
oligodendrocitos y una pérdida de la mielina en el SNC, con un papel muy importante en la
toxicidad crónica de la radioterapia.

- Otras células: muchas otras células participan de forma más o menos directa en la toxicidad
de la radioterapia sobre el sistema nervioso. Los astrocitos son los principales responsables
de la sobreexpresión del VEGF, molécula clave en la modulación del daño endotelial
diferido. Las neuronas, aunque no parece que sufran un daño directo importante tras la
radiación, también participan en los procesos responsables del daño tardío de la radioterapia
a través de cambios en las sinapsis y procesos de disfunción axonal. Las células microgliales
también juegan un papel en la producción de los efectos tóxicos de la radioterapia mediante
la generación de radicales libres y procesos de estrés oxidativo. También se ha descrito un
daño directo de la radioterapia sobre las células progenitoras neurales y gliales
subependimarias. Alteraciones en la neurogénesis en el núcleo dentado se han intentado
relacionar con los déficits cognitivos producidos a largo plazo.

En conclusión, los daños de la radioterapia sobre el SNC se producirían por un proceso


dinámico de daño directo primario sobre las células (endotelio, oligodendroglía, células
progenitoras) y un daño secundario a través de complejos procesos moleculares que darían
lugar a una muerte celular diferida y alteraciones funcionales.

APROXIMACIÓN CLÍNICA

En la valoración de los pacientes oncológicos que han recibido radioterapia sobre el


sistema nervioso es de suma importancia conocer las complicaciones posibles de ésta y su
curso clínico para evitar medidas agresivas, sobre todo en aquellos pacientes con mayor
supervivencia. El principal y más amenazador de los diagnósticos diferenciales que se
plantean en estos pacientes es la recurrencia o progresión tumoral, aunque hay que tener en
cuenta que pueden sufrir otros muchos cuadros de similares características clínicas

¿Qué ocurrió en el accidente nuclear de Chernobyl?

El accidente de Chernobyl ha sido uno de los más impactantes que ha sufrido Europa en
el último siglo. Tuvo lugar el 26 de abril de 1986, cuando Ucrania formaba parte de la
Unión Soviética. Fue un accidente nuclear que sucedió en la central nuclear Vladímir
Ilich Lenin, a 3 kilómetros de la ciudad de Pripyat. Y a 120 kilómetros de Kiev, la capital.
¿Sabes qué ocurrió para que se desencadenase un desastre que todavía hoy tiene
consecuencias?
Chernobyl era una de las centrales nucleares más importantes del mundo. Lo que allí se
hacía servía para un programa estratégico del ejército soviético. El accidente nuclear fue
consecuencia de una serie de casualidades, además de un bajo nivel de seguridad. Hoy es
un lugar abandonado por la humanidad.
Una de las catástrofes nucleares más importantes

La central nuclear de Chernobyl

La madrugada del 26 de abril de 19866 se iba a llevar a cabo un experimento para probar
la gama inercial de la unidad turbo-generadora. Esto suponía un corte en la corriente
eléctrica. A la 1:24, tras 40-60 segundos tras iniciar el experimento, hubo dos explosiones.
Según los informes, un fallo de dos segundos en el sistema de seguridad fue lo que no frenó
el desastre.
Este fallo supuso que no saltaran los elementos de enfriamiento a tiempo. El vapor
generado por la primera explosión destruyó el techo de hormigón, de 1.200 toneladas.
Pocos segundos después, la segunda explosión magnificó todavía más los estragos. La
explosión se llevó la vida en el acto de dos personas, y de 29 más en los meses siguientes
Además, la Unión Soviética tuvo que evacuar a 116.000 personas por los peligros que
supuso.
Se estima que la explosión fue 500 veces mayor que las realizada por la bomba
de Hiroshima en 1945, la más devastadora de la historia bélica. La alarma radiactiva saltó
en 13 países de Europa. En la zona se acordonó un perímetro de 30 kilómetros alrededor
de la central. Más de 5 millones de personas estuvieron expuestas a la radiación liberada,
estando cerca de 400.000 gravemente afectadas. Aunque ya han pasado más de 30 años, la
comunidad europea construyó un sarcófago el año pasado aislar el interior del reactor.

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