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"Los científicos que crearon la bomba sabían sin duda de los efectos perjudiciales de la
radiación y que la provocarían con ella", dice el profesor del Instituto de Tecnología
Stevens (EEUU), Alex Wellerstein. "Pero, lo que no esperaban es que murieran tantos
japoneses por la radiación, ya que pensaban que todo aquel lo suficientemente cerca de la
zona cero de la bomba como para recibir una dosis fatal de radiación moriría antes por el
efecto del fuego y la onda expansiva. Sin embargo, la realidad no siempre coincide con los
modelos teóricos y entre el 15% y el 20% de las muertes se debieron a los efectos de la
radiación", añade este experto que prepara un libro sobre la historia nuclear secreta de
EEUU.
Unos 214.000 japoneses murieron tras las bombas atómicas. Aún quedan otros
200.000 supervivientes
De los varios objetivos propuestos, hubo algunos en aquel grupo que querían tirar la bomba
en la bahía de Tokio. Una explosión de tal envergadura frente al palacio imperial y las
ventanas del Gobierno nipón les obligaría firmar la capitulación y las víctimas habrían sido
casi testimoniales. Sin embargo, ganó el ala dura. Si querían impresionar a los generales
japoneses y, de paso, al mundo entero, con el poder de EEUU en forma de bomba, había
que tirarla en una ciudad para que la destrucción y la mortandad sirvieran de ejemplo. De
forma algo macabra, Hiroshima y Nagasaki formaron parte de una lista de ciudades
objetivo que no había que bombardear con armamento convencional o bombas incendiarias.
Querían reservarlas intactas para la bomba atómica.
Acerca de la radioterapia al cerebro
La radioterapia utiliza rayos de alta energía para tratar el cáncer. Funciona al dañar las
células cancerosas y dificultar su reproducción. Entonces, su cuerpo es naturalmente capaz
de deshacerse de estas células cancerosas dañadas. La radioterapia también afecta a las
células normales. Sin embargo, sus células normales pueden repararse a sí mismas de una
manera que las células cancerosas no pueden.
Se puede administrar radiación para tratar tumores primarios en su cerebro o tumores que
se han diseminado a su cerebro desde otra parte de su cuerpo (metástasis). Su médico
decidirá si recibirá radiación parcial o total en el cerebro. Tendrá radioterapia de haz
externo o radiocirugía estereotáctica según su plan de tratamiento.
Durante la radiación de haz externo, una máquina de tratamiento dirigirá haces de radiación
directamente al tumor. El rayo pasa a través de su cuerpo y destruye las células cancerosas
en su camino. No verás ni sentirás la radiación.
La radioterapia lleva tiempo para funcionar. Lleva días o semanas de tratamiento antes de
que las células cancerosas empiecen a morir, y siguen muriendo durante semanas o meses
después de la radioterapia.
La radiación no solo destruye o hace lento el crecimiento de las células cancerosas, puede
también afectar las células sanas del derredor. El daño a las células sanas puede causar
efectos secundarios.
Muchas personas que reciben radioterapia tienen cansancio. El cansancio es sentir agitación
y desgaste. Puede suceder todo a la vez o manifestarse lentamente. La gente siente
cansancio de diferentes formas y una persona puede sentir más o menos cansancio que otra
que está recibiendo la misma cantidad de radioterapia a la misma parte del cuerpo.
Otros efectos secundarios de la radioterapia que pueden suceder dependen de la parte del
cuerpo en tratamiento. Para determinar cuáles efectos secundarios se pueden manifestar, la
tabla siguiente contiene las partes del cuerpo. Muchos de los efectos secundarios en la lista
corresponden a más información de la sección de Efectos secundarios. Hable de esta tabla
con su doctor o con su enfermera. Pregunte acerca de su posibilidad de tener estos efectos
secundarios.
La radioterapia, como la mayoría de los tratamientos empleados contra el cáncer, posee
una citotoxicidad no específica que afecta tanto a las células tumorales como a las sanas.
Cuando el sistema nervioso central o periférico es incluido dentro del campo de irradiación,
pueden producirse diversas manifestaciones clínicas que son la consecuencia de los efectos
tóxicos de la radioterapia sobre estas estructuras. Con la progresiva utilización de la
radioterapia en el tratamiento oncológico se han ido identificando y caracterizando
múltiples entidades clínicas. Pese al desarrollo de nuevos regímenes de aplicación, estas
complicaciones continúan siendo un problema importante, sobre todo en aquellos pacientes
con mayor esperanza de vida. La aparición de complicaciones neurológicas de la
radioterapia depende de diversos factores, como el esquema de tratamiento empleado, la
edad del paciente, la presencia de edema cerebral previo, la existencia de comorbilidad o
tratamientos concomitantes (fundamentalmente quimioterapia simultánea), la
susceptibilidad individual a los efectos de la radioterapia y la supervivencia tras el
tratamiento.
Los mecanismos por los que la radioterapia induce neurotoxicidad no son bien conocidos,
aunque parecen implicar fundamentalmente procesos de daño vascular y desmielinización.
EPIDEMIOLOGÍA
Pese a la utilización de nuevos esquemas de aplicación de la radioterapia, la aparición de
complicaciones neurológicas ha continuado aumentando en los últimos años. Esto puede
explicarse por factores como la susceptibilidad individual a la radiación, la ausencia de unos
márgenes de seguridad definidos con exactitud y el aumento de la supervivencia de los
pacientes oncológicos.
FISIOPATOLOGÍA
Los mecanismos por los que la radioterapia produce los diferentes tipos de daño sobre el
sistema nervioso no se conocen con exactitud. En la mayoría de los casos la descripción de
los hallazgos anatomo-patológicos ha llevado a la elaboración de diferentes hipótesis
patogénicas. Debido a que los principales hallazgos histológicos son la presencia de daño
vascular y desmielinización, se ha considerado que las células endoteliales y los
oligodendrocitos eran los que sufrían los efectos tóxicos primarios de la radioterapia. Sin
embargo, en la actualidad se considera que el mecanismo es más complejo, con un proceso
dinámico en el tiempo en el que participan tanto el daño celular directo (sobre células
endoteliales y oligodendrocitos, pero también otros elementos celulares) como diferentes
interacciones celulares y moleculares consecuencia de la respuesta indirecta de las células a
la radioterapia (Wong et al; 2004, Kim et al; 2008, Soussain et al; 2009):
- Otras células: muchas otras células participan de forma más o menos directa en la toxicidad
de la radioterapia sobre el sistema nervioso. Los astrocitos son los principales responsables
de la sobreexpresión del VEGF, molécula clave en la modulación del daño endotelial
diferido. Las neuronas, aunque no parece que sufran un daño directo importante tras la
radiación, también participan en los procesos responsables del daño tardío de la radioterapia
a través de cambios en las sinapsis y procesos de disfunción axonal. Las células microgliales
también juegan un papel en la producción de los efectos tóxicos de la radioterapia mediante
la generación de radicales libres y procesos de estrés oxidativo. También se ha descrito un
daño directo de la radioterapia sobre las células progenitoras neurales y gliales
subependimarias. Alteraciones en la neurogénesis en el núcleo dentado se han intentado
relacionar con los déficits cognitivos producidos a largo plazo.
APROXIMACIÓN CLÍNICA
El accidente de Chernobyl ha sido uno de los más impactantes que ha sufrido Europa en
el último siglo. Tuvo lugar el 26 de abril de 1986, cuando Ucrania formaba parte de la
Unión Soviética. Fue un accidente nuclear que sucedió en la central nuclear Vladímir
Ilich Lenin, a 3 kilómetros de la ciudad de Pripyat. Y a 120 kilómetros de Kiev, la capital.
¿Sabes qué ocurrió para que se desencadenase un desastre que todavía hoy tiene
consecuencias?
Chernobyl era una de las centrales nucleares más importantes del mundo. Lo que allí se
hacía servía para un programa estratégico del ejército soviético. El accidente nuclear fue
consecuencia de una serie de casualidades, además de un bajo nivel de seguridad. Hoy es
un lugar abandonado por la humanidad.
Una de las catástrofes nucleares más importantes
La madrugada del 26 de abril de 19866 se iba a llevar a cabo un experimento para probar
la gama inercial de la unidad turbo-generadora. Esto suponía un corte en la corriente
eléctrica. A la 1:24, tras 40-60 segundos tras iniciar el experimento, hubo dos explosiones.
Según los informes, un fallo de dos segundos en el sistema de seguridad fue lo que no frenó
el desastre.
Este fallo supuso que no saltaran los elementos de enfriamiento a tiempo. El vapor
generado por la primera explosión destruyó el techo de hormigón, de 1.200 toneladas.
Pocos segundos después, la segunda explosión magnificó todavía más los estragos. La
explosión se llevó la vida en el acto de dos personas, y de 29 más en los meses siguientes
Además, la Unión Soviética tuvo que evacuar a 116.000 personas por los peligros que
supuso.
Se estima que la explosión fue 500 veces mayor que las realizada por la bomba
de Hiroshima en 1945, la más devastadora de la historia bélica. La alarma radiactiva saltó
en 13 países de Europa. En la zona se acordonó un perímetro de 30 kilómetros alrededor
de la central. Más de 5 millones de personas estuvieron expuestas a la radiación liberada,
estando cerca de 400.000 gravemente afectadas. Aunque ya han pasado más de 30 años, la
comunidad europea construyó un sarcófago el año pasado aislar el interior del reactor.