Sie sind auf Seite 1von 1

LA PROVINCIA | DIARIO DE LAS PALMAS Viernes, 27 de octubre de 2017 | 73

En ese periodo, don Bolívar tam-


bién recomendó a Mestre preparar
unas oposiciones para ingresar en
el Ministerio de Salud uruguayo.
“Obtuve la segunda mejor nota”, se-
ñala antes de agregar que “eso me
aseguró una plaza”. “Al mismo tiem-
po, mi compromiso político fue en
aumento y certifiqué el ingreso en
la Facultad de Medicina”, subraya.
Z Exilio
En la carrera, otra amistad –con
Carlos– marcó parte del destino de
Mestre. “Su madre era la directora
de un centro para el tratamiento de
enfermedades malignas pediátri-
cas. Él le comentó que yo estaba in-
teresado en la oncología y ella me
guió”. “Fue ella”, prosigue, “quien me
presentó al doctor Helmut Kasdorf,
que quería fundar una unidad de
estudio y tratamiento de las leuce-
mias y los linfomas malignos. Bus-
caba un secretario y yo fui elegido
por la plaza que había opositado en
el Ministerio de Salud”.
Cuando todo parecía que mar-
chaba bien, con la formación de su
propia familia y un buen trabajo,
una visita volteó la vida de Mestre.
“Un día me comentaron que el hi-
jo de un paciente al que habíamos
tratado con éxito quería hablar con-
migo”, cuenta el doctor uruguayo
antes de añadir que “yo pensaba
que quería hablar sobre ese tema,
pero cuando se sentó conmigo me
El doctor Miguel Mestre Déniz. | ANDRÉS CRUZ comentó que era militar, que esta-
ba agradecido por el trato que le di-
Martín Alonso Un padre con Síndrome de Asperger, una casa sin libros, la dic- quieres ser de mayor?–, Mestre ase- mos a su padre y, que por eso, ve-
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA tadura militar en Uruguay, escuadrones de la muerte en Bra- gura que nunca dudó en la respues- nía a advertirme para que ese mis-
sil, exilio en Escandinavia... Ninguno de esos contratiempos fre- ta: médico. mo día me fuera de Uruguay. Según
Una pregunta, lanzada por su nieta, nó el deseo de Miguel Mestre por ser médico y ejercer su pro- él estaba en la lista negra de la jun-
Z Medicina
llevó a Miguel Mestre Déniz, que ta que había dado un golpe de es-
andaba preocupado porque la jo- fesión. Hoy, tras tantas aventuras y desventuras, se jubila. Lo que desconocía Mestre es que tado unos años antes y había im-
ven adquiriera el hábito de leer, al ese tirón, tal vez, respondía a una lla- puesto la dictadura en el país”.
punto de partida de un largo cami-
no: Montevideo (Uruguay). Allí, po-
cos meses después del final de la Se-
Una vida para mada genética: su abuelo, con el
que su padre no mantenía relación,
era médico. Finalizada la etapa es-
Z Brasil, Escandinavia, España
Por recomendación del doctor Hel-
gunda Guerra Mundial, nació este
médico que hoy, después de la ru-
tina habitual –despertador, desayu-
no, trayecto en coche, atención a los
ser contada colar, destacado siempre entre los
mejores alumnos de su curso, su
particular situación familiar le puso
frente a una disyuntiva. “Mi padre
mut Kasdorf, Mestre se desplazó
hasta Brasil. “Me instalé en una ciu-
dad próxima a San Pablo”, expone
“porque él tenía un buen amigo que
pacientes y charlas con los compa- pensaba”, narra, “que estudiar era de había montado allí un centro de on-
ñeros– pondrá punto y final, en el Miguel Mestre, un oncólogo que ha ejercido en vagos, sólo valoraba el trabajo. Así cología”. “Sin embargo, aunque la
sur de Gran Canaria, a más de 40 que para poder estudiar Medicina dictadura militar en Brasil llegaba
años de trayectoria profesional –en
seis países y que huyó de la dictadura uruguaya, me exigió que consiguiera un traba- a su fin, había escuadrones de la
seis países y dos continentes– con se jubila hoy en el sur de Gran Canaria jo. Ante esa situación tampoco ba- muerte que asesinaban a exiliados
un abrazo a la jubilación. Entre un jé los brazos: si esa era el obstácu- uruguayos y argentinos. Duré un
extremo y otro sobresale el relato de lo, no habría problema. Compaginé año allí. Nos fuimos todos, mi mujer
una vida para ser contada, marcada milde barrio de la capital uruguaya, gar en la casa de mis abuelos, sólo ambas cosas”. y mis hijas para Dinamarca”.
por el Síndrome de Asperger que estuvo marcada por la enfermedad repetía lo que decía mi padre, algo En los dos años preparatorios de En Escandinavia, el empeño de
sufrió su padre, su empeño por sa- que sufría su padre: Síndrome de que tampoco ayudaba”. Esa proble- Medicina, Mestre trabó amistad Mestre le llevó a ser el primer sud-
ber, por conocer, por ilustrarse, la Asperger, un problema que nunca ma, sin embargo, no apaciguó su con Juan Carlos. El encuentro mar- americano especialista en oncolo-
superación, los libros sobre anti- le fue diagnosticado –una discapa- empeño, una voluntad férrea, por có su vida. “Su padre, don Bolívar, gía que ejercía en el país. Y en No-
guos y nuevos imperios, el ajedrez, cidad social que forma parte del es- conocer, por ilustrarse. “En la escue- fue un auténtico padre para mí. For- ruega, por el afán de ampliar su co-
la política, el exilio, la medicina y la pectro autista–. la me hice amigo de un chico cuyo jó mi personalidad, me dio valores nocimiento, obtuvo el título para
familia formada. Ese recorrido, aún “Mi padre no mantenía contacto padre tenía una librería”, detalla. “Iba éticos y morales. Y me abrió las trabajar como médico general. En
nítido en su memoria, ofrece la me- con su familia, incluso renunció a la a hacer los deberes a su casa y allí puertas de la política”, relata. el norte de Europa, en plena organi-
jor respuesta a la cuestión plantea- herencia que le correspondía, no te- aprovechaba para leer todo lo que En la casa familiar de don Bolívar, zación de unas vacaciones, descu-
da por su nieta: “¿has conocido la fe- nía amigos y en casa no teníamos li- podía. Su padre era muy aficionado los domingos, era habitual la pre- brió Canarias, lugar que eligió para
licidad a lo largo de tu vida?”. bros”, explica Miguel Mestre antes a la historia del antiguo Egipto. Y de sencia de figuras de la política uru- su disfrutar de su jubilación. En las
de apuntar que “nunca mantuvi- ahí adquirí también el interés por guaya. “En Sudamérica”, subraya Islas, sin embargo, su vocación pu-
Z Infancia
mos una conversación normal en- los grandes imperios y antiguas ci- Mestre, “durante los años 60, la re- do más: desde 2008 hasta hoy ha
Miguel Enrique Mestre Déniz llegó tre padre e hijo. Crecí pensando que vilizaciones”. volución cubana marcó a varias ge- ejercido como médico para rema-
al mundo en Montevideo un día an- no me quería”. “Además”, añade, “mi En esa etapa, a pesar de su juven- neraciones. La teoría del foquismo tar una vida digna de ser contada
tes de la Nochebuena de 1945. La si- madre, que luego supe que había tud, ante la pregunta habitual que se y la figura del Che Guevara influen- que encontró “la felicidad en las pe-
tuación familiar, residente en un hu- trabajado como empleada del ho- le plantea a cualquier niño –¿qué ciaron a mucha gente”, recalca. queñas cosas”.

Das könnte Ihnen auch gefallen