Buenos Aires, viernes 1º de febrero de 2019 • ISSN 1666-8987 • Nº 14.
562 • AÑO LVII • ED 281
D i a r i o
Algunas reflexiones en torno a la publicidad de los actos
de gobierno
Sumario: 1. La actuación del gobierno. – 2. La pu-
blicidad de los actos de gobierno. – 3. La propaganda
política. 3.1. Reglas de la propaganda.
3.1.1. Simplifi-
cación y enemigo único. 3.1.2. Transfusión. 3.1.3.
Exageración y desfiguración. 3.1.4. Orquestación. –
4. Acceso a la información pública. – 5. Vinculación
entre los conceptos analizados. – 6. Conclusiones
preliminares. – 7. Conclusiones finales.
Es común percibir, en la opinión pública, una fuerte
crítica a la forma o intensidad con que los gobiernos dan a
conocer todas las obras, convenios, actividades, eventos y
demás decisiones que adoptan con motivo de la adminis-
tración del Estado, ya sea nacional –y es en esta esfera de
poder en la cual enfocaremos este trabajo–, provincial o
municipal(1).
Atento a ello, consideramos de utilidad analizar algu-
nos conceptos que deben contemplar todos los gobiernos
al momento de difundir tanto los actos que van realizando
como sus ideas, con miras a generar una mejor compren-
sión de sus políticas de gobierno y, sobre todo, para brin-
dar información veraz y suficiente a toda la ciudadanía
acerca de cuestiones que son de relevancia para el presente
y el futuro de la Nación.
1 (5) Merece la pena recordar que, anres de la sanción de la Cons-
La actuación del gobierno
Con motivo de la atribución asignada por la Constitu-
ción Nacional, el presidente de la Nación, es decir, quien
ocupa la cúspide en la pirámide del organigrama de la Ad-
Nota de Redacción: Sobre el tema ver, además, los siguientes traba-
jos publicados en El Derecho: Algunos lineamientos acerca del derecho
de acceso a la información pública, por Alfonso Buteler, EDA, 2008-
599; El derecho fundamental de acceder a la información pública, por
Jorge Luis Bastons, ED, 241-608; La publicidad oficial y la metamorfo-
sis de la información, por Orlando J. Gallo, ED, 242-187; El derecho
de acceso a la información pública: análisis del proyecto de ley fede-
ral, por Marina M. Sorgi Rosenthal, EDCO, 2016-532; El acceso a la
información pública y el silencio administrativo desde la perspectiva
de los derechos humanos, por Celina del Rosario Aguirre, ED, diario
nº 14.512 del 17-10-18; El derecho al acceso a la información pública
ambiental en la Argentina bajo la interpretación de la Opinión Consul-
tiva OC-23/17 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por
Bruno Pileggi, ED Ambiental, diario nº 14.529 del 9-11-18. Todos los
artículos citados pueden consultarse en www.elderecho.com.ar.
(1) En virtud de nuestra forma de Estado federal –soberano–, los
principios que este adopte tendrán repercusiones en las provincias y
municipios –autónomos–.
CONTENIDO
DOCTRINA
Algunas reflexiones en torno a la publicidad de los actos de gobierno, por Sebastián N. Montenegro Correa................................................................................................. 1
JURISPRUDENCIA
CUENTA Nº 13.547
Civil
Recurso de Apelación: Expresión de agravios: requisitos. Código Civil y Comercial: Aplicación temporal (CNCiv., sala I, noviembre 5-2018)....................................................... 4
Comercial
Prueba: Correos electrónicos: valor probatorio. Prueba de Peritos: Informe pericial: valoración. Contratos: Contratos de duración: rescisión unilateral intempestiva; lucro cesante;
resarcimiento; procedencia. Intereses: Tasa activa (CNCom., sala F, agosto 28-2018)............................................................................................................................... 5
CASA
ARG
OPINIONES Y DOCUMENTOS
C
Conferencia Regional de Educación Superior, por Roberto Fermín Bertossi.................................................................................................................................................. 8
d e D o c t r i n a y J u r i s p r u d e n c i a
por Sebastián N. Montenegro Correa
ministración pública nacional, es quien ejerce la “adminis-
tración general del país”(2).
La República Argentina, desde la Constitución de
1853/60, ha adoptado como forma de gobierno la repre-
sentativa, republicana y federal(3). Esta última cualidad
está directamente relacionada con la forma en que se ejer-
ce el poder con relación al territorio, fue el producto de
negociaciones y pactos entre las provincias(4), soberanas
en aquel entonces, las cuales integraban una confedera-
ción, y tuvo como hecho histórico relevante una recordada
batalla(5).
El aspecto representativo no es más que la inclinación
por una forma de democracia de tipo indirecta, recono-
ciendo en el Pueblo la titularidad del poder –soberanía–
e implementado el sufragio, posteriormente universal(6),
como medio para elegir a los integrantes de los poderes
Ejecutivo y Legislativo(7), en forma directa, y del Judicial,
indirectamente(8).
(2) Constitución Nacional, art. 99, inc. 1º.
(3) Es menester recordar que hasta el 1º de mayo de 1853, fecha
en que se sancionó la Constitución Nacional, las provincias conforma-
ban una confederación de estados.
(4) Pacto del Pilar de 1820, Tratado del Cuadrilátero de 1822,
Pacto Federal de 1831, Acuerdo de San Nicolás de 1852. Por último,
y como paso previo a la reforma de 1860 y la inclusión de la provincia
de Buenos Aires en la norma fundamental, tenemos el Pacto de San
José de Flores de 1859.
titución Nacional el 1º de mayo de 1853, tuvo lugar, en 1852, la
batalla de Caseros, en la cual se consagró el bando federal por sobre
el unitario. Al haber triunfado el “federalismo”, al año siguiente, inspi-
rados en la Constitución de los Estados Unidos de América y en las Ba-
ses… de Juan B. Alberdi, los constituyentes se reunieron en la provincia
de Santa Fe para sancionar la primera Constitución Nacional, dejando
atrás los intentos constitucionales de los años 1819 y 1826, cada uno
con sus características propias. Esta Constitución de 1853 fue sancio-
nada con la “voluntad y elección” de trece (13) de las catorce (14)
provincias que en aquel entonces conformaban el territorio nacional.
No fue hasta 1860 que la provincia restante, Buenos Aires, se integró
a los preceptos de la carta fundamental.
(6) Esta cualidad es asignada a la recordada “ley Sáenz Peña”, del
año 1912. Bajo el número 8871, la mencionada ley se tituló “del Voto
Secreto, Universal y Obligatorio”. Sin embargo, la universalidad del
sufragio no fue alcanzada sino hasta la sanción de la ley 13.010, que
habilitó la posibilidad de que las mujeres ejercieran su derecho/deber
cívico, en el año 1947.
(7) Puede apreciarse en el texto constitucional cómo opera esta
representación por parte de los dos órganos de poder mencionados
en el art. 22, el cual dice que “el pueblo no delibera ni gobierna
sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta
­Constitución”.
(8) La distinción entre la elección directa o indirecta radica, prin-
cipalmente, en la forma y los sujetos que intervienen. Mientras que en
Director: Guillermo F. Peyrano
Consejo de Redacción:
Gabriel Fernando Limodio
Pablo María Garat
Luis María Caterina
Martín J. Acevedo Miño
Daniel Alejandro Herrera
Nelson G. A. Cossari
En último lugar, la característica de ser republicana, la
cual consiste, esencialmente, en el sistema desarrollado
por el célebre Barón francés(9), se ha convertido en la base
de todo Estado de derecho.
Ahora bien, el presidente de la Nación, con todo su
gabinete y demás integrantes de la estructura que integran
la Administración pública nacional(10), es quien efectiva-
mente gobierna, administrando los recursos humanos y
materiales disponibles con el fin de crear las condiciones
necesarias para el perfeccionamiento de la sociedad y de
cada una de las personas que forman parte de ella(11).
Para poder alcanzar este valioso objetivo, el Poder Eje-
cutivo está investido con la función administrativa(12). Es-
ta, a pesar de las distintas teorías que realizan destacados
juristas para intentar conceptualizarla, podemos caracteri-
zarla como la actividad directa, concreta, continua, perma-
nente, inmediata y generalmente espontánea para la satis-
facción del bien común(13). Es a través del ejercicio de esta
función, inherente de la Administración(14), que podemos
apreciar cómo un gobierno realiza su gestión.
una elección directa son los ciudadanos quienes sufragan para elegir
a sus representantes, en la elección indirecta serán, por lo menos en
parte (a nuestro criterio, debe ser siempre la mayoría del cuerpo),
aquellos que hayan sido designados a través del voto popular –previa-
mente– los que, en cumplimiento de un procedimiento administrativo
y manifestando luego su voluntad, terminen designando a las nuevas
autoridades. El ejemplo más elocuente lo encontramos en el Consejo
de la Magistratura de la Nación, órgano encargado de seleccionar
a los jueces que integrarán los cargos de magistrado en la Justicia
Nacional y Federal.
(9) Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu, fue quien
plasmó en su Espíritu de las leyes la división tripartita del poder. A
pesar de que en la obra de mediados del siglo XVIII no contemplaba
al órgano judicial, lo cierto es que asignaba su función esencial –juris-
diccional– a un segundo órgano administrativo. En la actualidad, tal
como sucede en nuestra tierra, el sistema de frenos y contrapesos que
pretende crear un equilibrio en el poder se encuentra representado por
los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, tanto a nivel nacional como
provincial (arts. 1º y 5º, CN).
(10) Conforme la publicidad de los actos de gobierno, que rige, co-
mo principio, para todas las decisiones de la Administración, su organi-
grama, así como de los demás entes públicos, puede ser consultado en
el sitio web de cada uno de estos.
(11) Tanto en el Preámbulo de la Constitución como en el art. 75,
inc. 12, se menciona expresamente el bienestar general como el fin del
Estado. Y esta causa final, desde la visión aristotélico-tomista, no es
otra que el bien común.
(12) En el marco de un proceso por daños y perjuicios –responsabi-
lidad del Estado–, la Corte sostuvo que “corresponde que entienda la
Justicia Federal en lo Contencioso administrativo, pues está en juego la
función administrativa propia del órgano estatal”, en clara referencia
al Poder Ejecutivo de la Nación (Fallos: 319:272, misma postura en
Fallos: 317:308, entre otros).
(13) Ver Muratorio, Jorge I., Los conflictos interadministrativos na-
cionales y Bianchi, Alberto B., Anotaciones sobre los conceptos de
Administración Pública y función administrativa.
(14) Cada órgano de poder tiene asignada una función de forma
inherente y dos de forma concurrente. El Poder Ejecutivo tiene la fun-
ción ejecutiva como función principal, y también goza de las funciones
legislativa y jurisdiccional, en algunos casos. Así como el Ejecutivo, en
los demás poderes se presenta la misma situación. El Poder Judicial
 2 Buenos Aires, viernes 1º de febrero de 2019
2 rienhoff(20) acerca de la “zona de reserva” de la Adminis-
La publicidad de los actos de gobierno
En el esquema republicano, los tres órganos de poder
–principales– que lo conforman tienen asignadas las tres
funciones (jurisdiccional, administrativa y legislativa),
aunque una de ellas es la principal y distintiva de cada
uno, como se mencionara más arriba en el caso del Poder
Ejecutivo.
Así, entonces, producto de cada una de las funciones
que caracterizan a los órganos de poder que integran el
sector público, tendremos distintos tipos de actos y pro-
cedimientos para la realización de ellos. En un esquema
simple, y sin entrar en el análisis de las funciones que no
son características de cada órgano, el Poder Legislativo
se expresa a través de leyes, en sentido formal y material,
el Poder Judicial lo hace a través de las sentencias de los
jueces que lo integran y el Poder Ejecutivo lo hace a través
de actos administrativos.
De conformidad con esta última manifestación, encon-
traremos autores que dividen los actos administrativos de
los actos de gobierno. Esta distinción entre estos dos ti-
pos de actos se funda, para ellos, en la irreversibilidad de
los últimos por parte del órgano judicial(15). Ciertamen-
te, en diversas decisiones pretorianas, encontraremos ar-
gumentos suficientes para sostener esta posición. Desde
“Marbury vs. Madison”(16) y la creación, por parte de la
Corte Suprema de los Estados Unidos de América, de las
“cuestiones políticas no justiciables”, y con la posterior
recepción de esta doctrina en el fallo “Sojo”(17), de nues-
tro Máximo Tribunal, ha habido defensores de la tesis
­mencionada.
Sin embargo, con el paso de los años, la doctrina y la
jurisprudencia han avanzado en la cuestión y se ha creado
cierto consenso en cuanto a que el Poder Judicial puede,
y debe, ejercer un control de legitimidad sobre este tipo
de actos(18). “En tal inteligencia, la revisión judicial de los
actos dictados por el Poder Ejecutivo y sus órganos y entes
subordinados solo procederá cuando haya existido alguna
violación normativa que ubique tales actos fuera de lo es-
tablecido en el ordenamiento jurídico, lo que traduce un
típico control de legalidad que excluye el referente a la
oportunidad, mérito o conveniencia de los actos, salvo que
estos últimos ingresen en las hipótesis de arbitrariedad o
irrazonabilidad manifiesta”(19).
En virtud de esto último, podemos afirmar que sigue
vigente la doctrina elaborada por el Dr. Miguel S. Ma-
tiene como función esencial la jurisdiccional, y el Congreso la función
legislativa. Esta participación en las tres funciones que tienen los ór-
ganos de poder es justamente la piedra angular del sistema de frenos
y contrapesos que tiende a equilibrar los excesos o defectos en que
pueda incurrir un órgano, permitiendo, en caso de que ocurra, que otro
“corrija” ese desbalance.
Bien ha dicho el Dr. Gordillo que la función administrativa “com-
prende toda la actividad de los órganos administrativos (centralizados
o descentralizados) y también la actividad de los órganos legislativo y
judiciales en la medida en que no se refiere a sus funciones específi-
cas” (Tratado de derecho administrativo, t. IX, pág. 297).
Y el Dr. Bianchi ha dicho que “la función administrativa la podemos
ver esencialmente en el PEN, y también en los otros dos poderes. Solo
que estos últimos la ejercen internamente, y el PEN la ejerce para toda
la sociedad (art. 99, inc. 1º, CN: ‘El Presidente tiene a cargo la admi-
nistración general del país’)”. Bianchi, Alberto B., Anotaciones sobre
los conceptos…, cit.
“La función administrativa es la principal de la Administración,
quien para ser eficiente requiere unidad de acción de los diferentes ór-
ganos vinculados jerárquicamente”. Muratorio, Jorge I., Los conflictos
interadministrativos…, cit.
(15) En palabras de Gordillo: “Quienes propugnan la teoría de los
actos de gobierno sostienen que estos son actos de contenido político
dictados por el Poder Ejecutivo, que no están sujetos a control jurisdic-
cional” (Tratado de derecho…, cit.).
(16) Este precedente fue emitido en el año 1803 y se lo considera
como el leading case del control de constitucionalidad. Sin embargo,
la Corte Suprema de los Estados Unidos de América ya había ejercido
el control de constitucionalidad de una norma en “Ware vs. Hylton”.
­Véase para mayor detalle el análisis del Dr. Alberto B. Bianchi en Con-
trol de constitucionalidad.
(17) “Sojo, Eduardo c. Cámara de Diputados de la Nación”, del
año 1887 (Fallos: 32:120).
(18) En “Serra” (Fallos: 316:2454), la Corte dijo “que el acto ad-
ministrativo es también expresión de la voluntad estatal que se integra
en dicho ordenamiento –por ello su presunción de legalidad y fuerza
ejecutoria (artículo 12 de la ley 19.549)–, la posibilidad de revisión
judicial del mismo se complementa con un plazo breve de caducidad
que queda así integrado al sistema de impugnación judicial de los
actos administrativos”.
(19) CNCont.-adm. Fed., sala I, 5-9-95, in re “Edenor S.A. c. Esta-
do Nacional (Secretaría de Energía Res. 198/94)”, JA, 7-8-96, pág.
48 y sigs., entre otros precedentes.
tración, receptada tanto por la jurisprudencia(21) como por
la doctrina(22).
Al no ser el control judicial el tema central de estas
líneas, por cuestiones metodológicas esto es lo único que
diremos.
Entonces, en rigor de verdad, los actos de gobierno, co-
mo la designación de un magistrado de la Corte Suprema
o la declaración del estado de sitio(23), son efectivamente
actos administrativos que, en su objeto principal, contie-
nen una decisión política.
Y el acto administrativo, al que podemos definir como
la declaración unilateral realizada en ejercicio de la fun-
ción administrativa, que produce efectos jurídicos indivi-
duales en forma directa(24), requiere, para poder producir
efectos, su exteriorización, es decir, el conocimiento por
parte de su destinatario, o sus destinatarios, en caso de que
sea general y no individual(25).
Así, un acto administrativo de carácter individual re-
querirá de la notificación y uno de carácter general de su
publicación(26). Quedémonos con estos últimos.
La generalidad de cualquier disposición, en este caso
de un acto administrativo, demanda, para que sus efectos
tengan validez, que se lo haga público. El medio por an-
tonomasia para proceder a la publicación de las distintas
decisiones del Estado es el Boletín Oficial(27).
Al haber dicho esto, nos encontramos con muchísimas
decisiones que, producto de la voluntad del Gobierno,
trascienden la formalidad de la publicación –con miras a
su validez– y entran en el campo de la propaganda polí-
tica; y otras que, a pesar de “deber ser” públicas, pueden
hasta “ocultarse”.
3 obra de un autor u otro, pero lo cierto es que, más allá de
La propaganda política
La propaganda, en primer lugar, es necesario distinguir-
la de la publicidad. El punto de distinción entre estas dos
maneras de dar a conocer ideas es el objeto de cada una de
ellas. Mientras que en la publicidad el objeto es de carác-
ter económico o comercial, en la propaganda es netamente
político(28).
(20) Marienhoff, Miguel S., Tratado de derecho administrativo, Bue-
nos Aires, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1966, t. I.
(21) Véase lo dicho por la Corte en las causas R.89.XXIV, “Román
S.A.C. c. Estado Nacional (Ministerio de Educación y Justicia) s/cobro
de pesos”, del 13-10-94 y en P.544.XXIX, “Pazos, Eliana Beatriz c.
Consejo Nacional de Educación Técnica (CONET) s/juicio de conoci-
miento”, del 20-5-95, entre otras.
(22) Coviello, Pedro J. J., La denominada “zona de reserva de la
Administración” y el principio de la legalidad administrativa.
(23) CN, art. 99, incs. 4º y 16.
(24) Ver el análisis del Dr. Agustín Gordillo en su Tratado de dere-
cho…, cit. En la misma línea, Dromi, Roberto, Derecho administrativo,
Buenos Aires, Ciudad Argentina, 2006, pág. 263.
También puede verse la mención al “régimen exorbitante” que agre-
ga a la definición el Dr. Comadira en Derecho administrativo, Buenos
Aires, Abeledo-Perrot, 2007, pág. 4.
(25) “Los actos administrativos de carácter reglamentario y de al-
cance individual dictados por la Corte en ejercicio de la actividad de
superintendencia que al ordenamiento le atribuye son susceptibles de
control por las vías ordinarias por parte de la Justicia Federal salvo que
exista un procedimiento especial. El hecho de que emanen de ese Alto
Tribunal no ocluye su posterior revisión en esta instancia (conf. Grecco,
‘Impugnación judicial contra actos administrativos del Poder Judicial’,
La Ley, 1984-D-141; Hutchinson, ‘La función administrativa del Poder
Judicial y su revisión jurisdiccional’, ED, 84-843; esta sala, inciden-
te en autos ‘Díaz Lyneli c. EN [CSJN] s/nulidad acto administrativo’,
5/12/88; CS ‘Gernaera Willman Lucco c. EN [CSJN]’, 26/3/90)”.
Véase también Fallos: 315:2990.
(26) En “La Internacional Empresa de Transporte de pasajeros c.
CNRT - resol. 675/98”, la Corte, citando el precedente “Cima”, realizó
la distinción entre la validez del acto (aquel que cumple con los requisi-
tos de los arts. 7º y 8º de la ley 19.549) y la eficacia, es decir, la forma
en que debe ser notificado o publicado para que produzca sus efectos.
(27) Es más que interesante la reseña histórica publicada en el sitio
web del Boletín Oficial de la República Argentina, en la que puede leer-
se: “El 25 de mayo de 1810 se conformó la Primera Junta de Gobier-
no, y dos semanas después, el 7 de junio de 1810, apareció el primer
número de la publicación ‘La Gazeta de Buenos Ayres’. Es importante
destacar que esta publicación se comportó como el primer periódico de
un gobierno patrio”. Amén del relevante dato histórico, lo cierto es que,
formalmente, el Boletín Oficial nacional comenzó a funcionar en el año
1893. Tal es la importancia del Boletín Oficial que tanto las provincias
como la Ciudad de Buenos Aires cuentan con uno propio para publici-
tar las decisiones locales.
Es así que los antecedentes históricos y normativos que nos llevan al
que hoy en día es el “Boletín Oficial de la República Argentina” datan
desde los primeros días de la Revolución de Mayo.
(28) En la misma línea de pensamiento encontramos a López, Mario
J., en Introducción a los estudios políticos, Buenos Aires, Kapelusz,
1970, t. I, págs. 516/517.
Lo mencionado en el párrafo precedente, aunque sim-
ple, es fundamental para no caer en un uso incorrecto de
la terminología en la materia. Ya sabiendo que la propa-
ganda será siempre política, es necesario adentrarnos en
su naturaleza.
La propaganda política es la herramienta con que cuen-
tan todos los sujetos que intervienen en las relaciones de
poder (ya para mantenerse en él, ya para acceder a él) que
les permite exteriorizar sus ideales(29). Y dicha exterioriza-
ción tiene como finalidad el convencer a sus destinatarios
para lograr su adhesión e inducirlos a la acción(30).
La propaganda en sí misma no es ni buena ni mala.
Como bien se dijo, es un medio para dar a conocer una
idea. Sin embargo, la propaganda no goza de buena repu-
tación entre la gente de a pie, sobre todo por el uso que
le han dado los regímenes totalitarios(31) y que luego se
ha esparcido en regímenes democráticos. Basta con pen-
sar en la figura de Joseph Goebbels, quien por doce (12)
años ocupó el cargo de ministro para la Ilustración Pública
y Propaganda en el Tercer Reich. En su concepción del
uso de esta herramienta, la primera de las reglas, y la más
importante, consistía en la ausencia de la verdad(32). Esta
tesis y los hechos que tuvieron lugar durante las décadas
del treinta y del cuarenta del siglo XX son argumentos
más que elocuentes para poder comprender lo nocivo que
ha sido aquel pensamiento.
3.1. Reglas de la propaganda
En el punto anterior se hizo mención a las reglas de la
propaganda. Estas no son más que una elaboración doc-
trinaria para una mejor comprensión y, más particular-
mente, para un mayor éxito en el uso de la herramienta
bajo análisis.
La cantidad de “reglas” variará conforme se siga la
su cuantía y denominación, las ideas principales siempre
están presentes en cada uno de ellos.
3.1.1. Simplificación y enemigo único
La regla de la simplificación es fundamental para lograr
que la idea que se pretende transmitir sea comprendida por
sus destinatarios. Es importante que el mensaje sea breve
–en lo posible– y que no se utilicen conceptos muy técni-
cos o en idiomas ajenos al utilizado por los destinatarios
del mensaje.
Pensemos que el mensaje que se pretende hacer masivo
será visto o escuchado por toda la población. Por lo tanto,
al ser, por ejemplo, la macroeconomía o las telecomunica-
ciones materias ajenas al conocimiento de gran parte de la
población, el colocar lenguaje técnico de estas en el men-
saje que se quiere publicitar aumentará el riesgo de que no
logre ser comprendido por sus destinatarios.
Es por ello que una de las claves del éxito de la propa-
ganda es utilizar un lenguaje simple y de fácil compren-
sión para la población. De esta manera, el mensaje que
se propagará a través de los distintos medios de comuni-
cación estará en mejores condiciones de causar efecto, es
decir, de lograr adhesión y estimular la acción.
Esta regla de la simplificación es la que fundamenta el
uso del eslogan, al que la Real Academia Española define
como “fórmula breve y original, utilizada para publicidad,
propaganda política”(33).
Con relación a la regla del “enemigo único”, en oca-
siones, para deslindarse de responsabilidad o para adju-
dicarla –directa o indirectamente– a un tercero, ya sea
(29) “La propaganda es la acción de propagar una idea, tema,
producto, etc., para lograr prosélitos del mismo. Es decir, la acción de
proclamarlo, encomiarlo, presentarlo como justo y necesario” (Sangui-
netti, Horacio, Curso de derecho político, Buenos Aires, Astrea, 1988,
pág. 391).
(30) “El efecto buscado por el sujeto activo es conseguir que ciertas
personas o grupos –sujeto pasivo– realicen determinados comporta-
mientos sin habérselo propuesto por sí mismos”, López, Mario J., Intro-
ducción a los estudios…, cit., pág. 517.
(31) Vale decir que el uso de la propaganda como medio educador
es uno de los pilares de los regímenes totalitarios y su aplicación, con
miras a generar el adoctrinamiento de los ciudadanos, no representa
algo positivo para la sociedad.
(32) La ausencia de verdad es el punto de partida para un deve-
nir de consecuencias desastrosas. El subjetivismo, haciendo opinables
cuestiones sobre las que se tenía certeza –porque no pueden ser de
otra manera–, cimentó la propagación del mito nacionalsocialista de
la superioridad de la raza aria y la magnificación del líder, entre otras
tantas ideas. Fue el triunfo de la doxa sobre la episteme lo que generó,
entre otras cosas, el éxodo de grandes pensadores y científicos –como
Albert Einstein– de Alemania y sus alrededores.
(33) Ver http://dle.rae.es/?id=GR97ipV.

una persona o grupo, los gobiernos de turno buscan un
responsable de los errores, males o deficiencias de su ad-
ministración.
Una buena propaganda no se asigna más que un obje-
tivo principal por vez. Por ello, el concentrar los esfuer-
zos propagandísticos en un solo destinatario hará que la
eficacia en el mensaje sea mucho mayor. Y fue durante el
régimen nacionalsocialista cuando pudo apreciarse más
crudamente el uso de esta regla, con las posteriores conse-
cuencias que son de público conocimiento(34).
3.1.2. Transfusión
Para una rápida propagación de una idea es necesario
el operar sobre un sustrato preexistente. Es decir, de algún
sentimiento o concepción con cierto arraigo en el sujeto
pasivo de la propaganda.
Por ello es determinante realizar un profundo análisis
sobre la forma de pensar, creencias, hábitos y costumbres
de los pueblos a los cuales, a través de la propaganda,
se dirigirán, por ejemplo, los distintos candidatos en una
elección.
Ese conocimiento del estado de situación hará las veces
de cimientos para lograr el objetivo. Apelando a opiniones
preconcebidas, prejuicios populares o problemas de larga
data que otros gobiernos no han podido solucionar, el su-
jeto activo de la propaganda podrá lograr, rápidamente, la
empatía de sus interlocutores.
3.1.3. Exageración y desfiguración
Con miras a generar un gran impacto en la sociedad,
algunas de las decisiones que hacen al objeto de campañas
de propaganda suelen magnificarse. Esta modalidad mu-
chas veces roza con la mentira, lo que atentaría con el de-
ber de informar con la verdad. Sin embargo, es un medio
más que elocuente frente a las masas.
De la misma manera, la modificación de los mensa-
jes para limitar o eliminar el impacto negativo de ciertos
acontecimientos es de uso común en la materia.
Entonces, ya sea por la potenciación o por el oculta-
miento, un hecho cualquiera puede ser colocado en los
titulares de cualquier medio de comunicación o privado
del conocimiento público.
Esta regla podemos apreciarla en la hábil utilización de
citas desvinculadas de su contexto, así como también en la
ponderación de aquellas informaciones que resulten favo-
rables al sujeto activo de la propaganda y la minimización
de aquellas que sean negativas.
3.1.4. Orquestación
En este aspecto, antes de referirnos a la regla en sí mis-
ma, es importante hablar de los medios utilizados por la
propaganda.
Durante el siglo XX, en el que la propaganda cobró
especial importancia en la agenda de toda Administración,
los medios a través de los cuales se hacía uso de esta he-
rramienta eran los actos, los folletos, libros, la radio, las
cadenas nacionales, los diarios, las revistas y la televisión
–en su segunda mitad–. A través de imágenes, textos, can-
ciones y discursos podía apreciarse cómo hacían propa-
ganda las distintas fuerzas políticas.
Con este estado de situación la humanidad ingresó en
el siglo XXI, cuando el uso de la Internet(35) logró romper
cualquier barrera de espacio o tiempo. A través de blogs,
aplicaciones y redes sociales, la propaganda política se
encuentra en funcionamiento las 24 horas del día, los 365
días del año.
Con tal cantidad y variedad de medios es menester, pa-
ra que la propaganda logre sus fines, que estos sean uti-
lizados armónicamente, y en esto consiste la regla de la
orquestación.
Haciendo un paralelo con la melodía que podemos dis-
frutar al escuchar tocar a una orquesta, la cual se encuen-
tra integrada por diversos instrumentos de percusión, de
aire y de cuerda, la propaganda requerirá que todos los
medios que sean utilizados estén coordinados, en cuanto al
tiempo y, sobre todo, en cuanto al mensaje que se pretenda
difundir.
(34) Es más que ilustrativo el análisis que hace Ian Kershaw sobre el
aparato de propaganda del nacionalsocialismo y cómo fue cimentando
el camino al Holocausto. Ver Kershaw, Ian, Hitler, los alemanes y la
solución final, Madrid, Editorial La Esfera de los Libros, 2009.
(35) Cierto es que la irrupción de la Internet (“red de redes”) fue en
el año 1984, pero, en rigor de verdad, la masividad en su utilización
tuvo (y tiene) lugar en el siglo XXI.
Buenos Aires, viernes 1º de febrero de 2019 3
De esta manera, el funcionamiento será óptimo y las
probabilidades de éxito, mayores. NOVEDADES 2018
O B R A C O M P L E TA
4
Acceso a la información pública
OBLIGACIONES
En una república, a pesar de ser la publicidad una ca-
Sobre los derechos y deberes de acreedores
racterística esencial de los actos de gobierno, lo cierto es
que, en ocasiones, su conocimiento no es algo sencillo. y deudores
Diversas normas, tanto a nivel nacional como local, Daniel Bautista Guffanti
contemplan la obligación, en cabeza de los particulares, de
publicar la información requerida para celebrar determina-
dos actos(36).
Lo relatado en el párrafo anterior, que funciona como
excepción a la privacidad que caracteriza los actos cele-
brados por los particulares(37), se invierte para el Estado,
quien, a menos que una ley habilite o disponga la reserva
de determinada información(38), esta debe hacerse pública.
Así, entonces, en los últimos años, el acceso a la in- TOMO I
formación pública se ha posicionado en el centro del fun-
cionamiento de todo el sector público. Tanto es así que,
Año 2017
producto de un fallo que a continuación analizaremos, se
ISBN 978-987-3790-3-4
sancionó la Ley de Acceso a la Información Pública, ba-
675 páginas
jo el número 27.245(39), cuya finalidad es “garantizar el
efectivo ejercicio del derecho de acceso a la información
pública, promover la participación ciudadana y la transpa- TOMO II
rencia de la gestión pública”(40).
El precedente al que se hizo mención en el párra- Año 2018
fo anterior es “Gil Lavedra, Ricardo Rodolfo c. Estado ISBN 978-987-3790-71-3
Nacional - Ministerio de Justicia y Derechos Humanos - 790 páginas
Inspección General de Justicia s/amparo ley 16.986”. En
este, la Corte(41), al rechazar el recurso extraordinario(42),
dejó firme el fallo emitido por la sala V de la Cámara Na-
cional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo
Federal(43).
En el fallo de la segunda instancia, los jueces se apo-
yaron en el art. 6º del Anexo VII del decreto 1172/03, el
cual confería legitimación para acceder a la información
pública a “toda persona física o jurídica”, citando, a su Venta telefónica (11) 4371-2004
vez, artículos de nuestra norma fundamental y norma- Compra online: ventas@elderecho.com.ar
tiva del derecho comparado, con jerarquía constitucio- www.elderecho.com.ar
nal en nuestro ordenamiento jurídico(44). Así, entonces,
el h­ olding del fallo radica en la amplia legitimación que La rendición de cuentas como tal se encuentra contem-
poseen las personas con relación al acceso a la informa- plada en nuestra Constitución Nacional y se la ha deposi-
ción pública. tado en cabeza del jefe de Gabinete de Ministros(46). Este
debe concurrir ante el Congreso de la Nación e informar
5 acerca de “la marcha del gobierno”.
Vinculación entre los conceptos analizados Sin embargo, lo mencionado en los últimos párrafos
tiene lugar intrapoderes. Así, entonces, una de las funcio-
Así como la publicidad de los actos de gobierno y su nes más importantes de la publicidad de los actos de go-
acceso son requisitos elementales de toda república, el uso bierno es la de permitir a cualquier persona el poder con-
de la propaganda es una herramienta eficaz para que cier- trolar todo acto dispuesto por la Administración. No está
tos actos logren mayor trascendencia. de más decir que no podemos controlar aquello que no
No hay que olvidar que un principio básico de toda conocemos, por ello la importancia del principio.
representación es el de la rendición de cuentas, y el fin
de esta no es otro que permitir el control, a quien requirió
dicha representación –el pueblo–, acerca de cómo ha sido 6
ejercido ese poder que le fuera conferido al representante. Conclusiones preliminares
Desde el típico contrato de mandato(45) del derecho priva- Es más que elocuente citar a Thomas Hobbes, quien
do hasta la actuación de nuestros representantes en la fun- sostiene que “para gobernar por medio de palabras, es pre-
ción pública, es el control de sus acciones lo que permite ciso que estas palabras se den a conocer de modo mani-
legitimar, o no, su proceder. fiesto, pues de lo contrario no son leyes. Es, en efecto,
consustancial a la naturaleza de las leyes una promulga-
(36) Ley 19.550, art. 10; ley 14.238 (Buenos Aires), art. 559, entre ción clara y suficiente…”(47).
otras. Así como en palabras del filósofo inglés es “consustan-
(37) CN, art. 19.
cial” a la naturaleza de una ley que esta sea publicada, lo
(38) Código Civil y Comercial de la Nación, art. 708; Reglamento
para la Justicia Nacional, art. 64 y Código Procesal Penal de la Na- mismo ocurre con los actos que lleva adelante cualquier
ción, art. 208, entre otros. gobierno. El efecto es el mismo y es necesario para man-
(39) Sancionada el 14-9-16. tener vigente la ficción más importante de todo régimen
(40) La sentencia del Máximo Tribunal fue emitida el 14-10-14, casi jurídico, que es el conocimiento de la ley por parte de toda
dos (2) años antes de la sanción de la norma que, en la actualidad,
regula la materia.
la sociedad.
(41) Sancionada el día 14-9-16. En reiteradas oportunidades la letra de la Constitu-
(42) En sus fundamentos, la Corte se remitió a lo resuelto en “Aso- ción Nacional hace referencia a la condición de “públi-
ciación Derechos Civiles c. EN - PAMI” y en “CIPPEC c. EN - Min. de cos” que deben tener los actos que realizan los órganos de
Desarrollo Social - dto. 1172/2003 s/amparo ley 16.986”, en los que
­poder(48).
dispuso que “el derecho a solicitar información en poder del Estado co-
rresponde a toda persona, sin necesidad de acreditar un interés o afec-
tación directa; es decir, que la legitimación activa es amplia, de con- (46) Así lo dispone la Constitución Nacional en su art. 101: “El jefe
formidad con el principio de máxima divulgación que rige la materia”. de gabinete de ministros debe concurrir al Congreso al menos una vez
(43) La sala V emitió su fallo el 19-6-13. por mes, alternativamente a cada una de sus Cámaras, para informar
(44) Arts. 1º, 14, 32 y 75, inc. 22, CN; art. 13, Convención Ame- de la marcha del gobierno”, y en los incs. 10 y 11 del art. 100.
ricana de Derechos Humanos; art. 19, Pacto Internacional de Dere- (47) Hobbes, Thomas, Leviatán, Buenos Aires, FCE, 2014, pág.
chos Civiles y Políticos y art. 19, Declaración Universal de Derechos 293.
­Humanos. (48) Lo hace con relación a los actos celebrados en una provincia
(45) Regulado en el art. 1319 y sigs., cód. civil y comercial de la y su valor probatorio en las demás (art. 7º); con motivo de una de las
Nación. etapas del procedimiento para la sanción de una ley, que debe llevar
 4 Buenos Aires, viernes 1º de febrero de 2019
Es menester volver a remarcar que los habitantes de
la Nación, como titulares del poder, tienen el derecho de
conocer cómo este está siendo administrado por sus repre-
sentantes. Y ese derecho solo puede hacerse efectivo me-
diante la publicidad de los actos de gobierno y un correcto
–y fácil– acceso a la información pública.
Son reiteradas, y vehementes, las críticas que reciben
los gobiernos que ocultan o dificultan información que ha-
ce al proceder de su gestión; accionar que, evidentemente,
merece un reproche. Pero, en los últimos años, también ha
cobrado relevancia, en la opinión pública, una crítica a la
forma en que se dan a conocer los actos de gobierno.
Forma que abarca no solo a los medios que se utilizan
para la propagación de las ideas, actos o hechos, sino, so-
bre todo, a los plazos y notoriedad con que se publican.
Y es con relación a este último punto en el cual se vin-
culan la publicidad de los actos de gobierno y la propagan-
da política. La comunicación hace a la naturaleza social y
política del hombre y, necesariamente, una mala comuni-
cación alterará –de forma negativa– las relaciones entre las
personas.
Es muy delgada la línea que separa la obligación de
todo gobierno de hacer públicos los actos que lleva ade-
lante y el exceso en el uso de la propaganda con relación a
algunos de ellos.
En párrafos anteriores se hizo una mención al reproche,
de parte de la opinión pública, que reciben algunos go-
biernos por dar a conocer “extemporáneamente” una obra
realizada o una decisión adoptada, así como también por
no darle, aunque no falle la cuestión relativa al plazo, la
notoriedad que “merece” la cuestión.
En este manejo del tiempo y de la importancia de las
decisiones de gobierno entra en juego la propaganda po-
lítica. La que, correctamente utilizada, a través de todos
los medios mencionados anteriormente y respetando las
reglas desarrolladas, no solo le permitirá a los gobiernos
cumplir con el mandato constitucional, distintivo de todo
régimen republicano, sino que podrán capitalizar todos los
aciertos que vayan logrando en su gestión.
Sin embargo, todos aquellos que se encuentren en el
ejercicio de una función administrativa dentro del Esta-
do –y todos aquellos entes que sin estar dentro de la es­
tructura del Estado cuenten con dicha atribución(49)– de-
ben procurar no excederse en el uso de la propaganda,
ya sea desde el punto de vista de la frecuencia como de
su contenido. De lo contrario, el efecto que pueden ge-
nerar en los habitantes de un Estado puede llegar a ser
­contraproducente.
7 miento de las quejas relativas a la responsabilidad resul-
Conclusiones finales
A modo de cierre, es importante destacar que la Ley de
Acceso a la Información Pública y demás normas que con-
templen la materia, como la Carta de Compromiso Ciuda-
dano(50), apuntan a lograr una mayor transparencia en los
actos de gobierno y una mayor participación por parte de
la ciudadanía.
En la causa “Mendoza”, de un valor inconmensurable,
la Corte Suprema hizo expresa mención a este último as-
pecto diciendo “que es igualmente relevante fortalecer la
participación ciudadana en el control del cumplimiento
del programa descripto en los considerandos anteriores.
Dicho control debe ser organizado mediante la indicación
de un coordinador capaz de recibir sugerencias de la ciu-
dadanía y darles el trámite adecuado”(51).
Esa mayor transparencia generará un mejor conoci-
miento por parte de los representados, quienes, recorde-
mos, no deliberan ni gobiernan sino a través de sus repre-
sentantes(52). Lo que, en definitiva, alimentará este círculo
virtuoso de publicidad de la información y control de la
ciudadanía, por un lado, y mayor conciencia social y efi-
ciencia del sector público, por el otro.
adelante el presidente de la Nación (arts. 83 y 99, inc. 3º), y como
rasgo esencial de los concursos para cubrir vacantes de magistrados
(art. 114), entre otros.
(49) Es el caso de los entes públicos no estatales, como los Colegios
y Consejos Profesionales.
(50) En su art. 4º, al referir los principios rectores menciona, en el
inc. g), la transparencia y dice: “Los organismos prestadores de servi-
cios a los ciudadanos en tanto tales, deben realizar la publicidad de su
gestión”.
(51) Fallos: 331:1622, consid. 19.
(52) CN, art. 22.
Podríamos incluso trazar un paralelo con la obra de Mi-
chel Foucault y su panóptico(53), para reforzar esta idea
de que la transparencia y la publicidad de la información,
al permitir un mayor(54) y mejor control por parte de la
sociedad, contribuirá a que el desempeño de las oficinas
públicas sea más eficaz y eficiente.
Si a todos estos instrumentos le sumamos una correcta
utilización de la herramienta de la propaganda política,
el flujo de información puede alcanzar niveles extraordi-
narios que, en definitiva, terminarán contribuyendo en un
mejor juicio por parte de las personas.
Por lo tanto, el círculo virtuoso al que hacía referencia
anteriormente, que incluye el acceso a la información pú-
blica, la posibilidad de que la ciudadanía conozca y contro-
le el desempeño de las oficinas públicas –como su integra-
ción–, y que, producto de esto último, el trabajo en estas
sea de mayor calidad, incide directamente en el bienes­tar
general que debe procurar todo Estado democrático y en la
participación en este por parte de sus habitantes.
VOCES: DERECHO ADMINISTRATIVO - ESTADO NACIO-
NAL - PODER EJECUTIVO - ADMINISTRACIÓN
PÚBLICA - ORGANISMOS ADMINISTRATIVOS -
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO - ACTO AD-
MINISTRATIVO - PUBLICIDAD - CONTRATOS AD-
MINISTRATIVOS - OBRA PÚBLICA
(53) Foucault, Michel, Vigilar y castigar, Buenos Aires, Siglo XXI
Editores, 2002.
(54) La Corte Suprema incluso sostuvo, con relación a la legitima-
ción activa de la ciudadanía, que “se debe entregar información a
todas las personas que lo soliciten, en condiciones de igualdad, ex-
cluyendo cualquier forma de discriminación y sin exigir expresión de
causa o motivo para la solicitud” (Fallos: 335:2393). Y esto fue re-
ceptado en la ley 27.275, art. 4º: “Legitimación activa. Toda persona
humana o jurídica, pública o privada, tiene derecho a solicitar y recibir
información pública, no pudiendo exigirse al solicitante que motive la
solicitud, que acredite derecho subjetivo o interés legítimo o que cuente
con patrocinio letrado”.
JURISPRUDENCIA
Recurso de Apelación:
Expresión de agravios: requisitos. Código
Civil y Comercial: Aplicación temporal.
1 – La presentación del recurrente no reúne los requisitos del
art. 265 del cód. procesal civil y comercial, pues pretende
revertir lo decidido en la instancia de grado mediante consi-
deraciones que resultan más propias de una impugnación al
informe pericial que de una expresión de agravios. Máxime
que los resultados de dicho informe no merecieron objeción
alguna de su parte siquiera al momento de alegar, lo que in-
valida cualquier cuestionamiento en tal sentido.
2 – No puede configurar agravio la aplicación de la tasa de in-
terés refiriendo que se trata de valores fijados a la actualidad,
cuando se trata de sumas abonadas en fechas específicas,
cuyos intereses fueron dispuestos desde que se perfeccionó
cada pago. Máxime cuando, contrariamente a lo que indica
en su memorial, el actor solicitó la aplicación de intereses en
su escrito postulatorio y también en la ampliación del monto
de la demanda que efectuó pidiendo la imposición de la tasa
activa, por lo cual la falta de atingencia de los dichos del
recurrente con las constancias de la causa impide considerar
las quejas de que se trata.
3 – Por imperio del art. 7º del nuevo Código, la normativa apli-
cable para el tratamiento de las quejas relativas a la respon-
sabilidad resulta aquella vigente al tiempo de la ocurrencia
del hecho, porque es en esa ocasión en la que se reúnen los
presupuestos de la responsabilidad civil, discutidos en esta
instancia. R.C.
60.026 – CNCiv., sala I, noviembre 5-2018. – Provincia Asegurado-
ra de Riesgos del Trabajo S.A. c. V., J. D. y otros s/interrupción de
prescripción (art. 3986, cód. civil).
En la Ciudad de Buenos Aires, Capital de la República
Argentina, a los 5 días del mes de noviembre del año dos
dieciocho, reunidos en acuerdo los señores jueces de la
Sala “I” de la Cámara Civil, para conocer de los recursos
interpuestos en los autos: “Provincia Aseguradora de Ries-
gos del Trabajo S.A. c/ V., J. D. y otros s/ Interrupción de
Prescripción (Art. 3986 C.C.)” respecto de la sentencia co-
rriente a fs. 175/181 de estos autos, el Tribunal estableció
la siguiente cuestión a resolver:
¿Se ajusta a derecho la sentencia apelada?
Practicado el sorteo resultó que la votación debía ha-
cerse en el orden siguiente: Dres. Guisado, Castro y Posse
Saguier.
Sobre la cuestión propuesta la Dra. Guisado dijo:
I. La sentencia dictada a fs. 175/181 admitió la deman-
da entablada por “Provincia Aseguradora de Riesgos de
Trabajo S.A.” y condenó a N. S. V., J. D. V. y “Metropol
Compañía Argentina de Seguros S.A.” –esta última en los
términos del art. 118 de la ley 17.418– a abonarle la suma
de Pesos Cuatrocientos Quince Mil Ochocientos Veinti-
nueve con Nueve Centavos ($415.829,09) con más sus in-
tereses y las costas del juicio. Contra la misma se alza la
codemandada N. S. V. y la citada en garantía quienes ex-
presaron agravios a fs. 230/232 los que fueron contestados
a fs. 234/238.
Según surge del relato de la demanda la actora pro-
movió la misma por cobro de sumas de dinero que debió
abonar como consecuencia de los daños sufridos por su
asegurada Sra. G. P. G. en el accidente ocurrido el día 27
de marzo de 2013, aproximadamente a las 09:45 horas.
Relata que en tal oportunidad se dirigía desde su domicilio
particular hacia su trabajo en calidad de acompañante a
bordo de la motocicleta de su marido, Sr. M. C. G., por la
calle Artigas de la localidad de Villa Ballester, provincia
de Buenos Aires y que al llegar a la intersección con la
calle Caseros, resultaron embestidos en el lateral trasero
de su vehículo por el automóvil marca Fiat Palio dominio
… propiedad de N. S. V., conducido en la oportunidad por
el Sr. J. D. V. a excesiva velocidad. A raíz de ello la Sra. G.
sufrió lesiones y la accionante tuvo que hacerse cargo de
la totalidad de las prestaciones médicas y dinerarias pre-
vistas por la Ley de Riesgos de Trabajo, cuyo reintegro es
el objeto del presente reclamo.
La Sra. magistrada luego de señalar los efectos del ar-
chivo dispuesto en la causa penal que tramitó a raíz del
hecho de autos, encuadró jurídicamente la cuestión en el
plenario “Valdes c/ El Puente S.A.T.” y en el art. 1113
del Código Civil. Por ello, al haber tenido por acreditado
el hecho a partir de lo que surgía del proceso iniciado en
sede represiva y de los autos “G., M. C. y otro c/ V., J. D.
y otros s/ daños y perjuicios” (Expte. Nº: 99.254/2013) en
trámite ante el Juzgado del fuero Nº 14 y considerando
que no se aportó ningún supuesto de exoneración y que se
arribó a un acuerdo conciliatorio en el proceso referido,
hizo lugar a la demanda de que se trata.
II. Ante todo cabe destacar que por imperio del art. 7º
del nuevo Código, la normativa aplicable para el trata-
ta aquella vigente al tiempo de la ocurrencia del hecho.
Ello es así porque es en esa ocasión en la que se reúnen
los presupuestos de la responsabilidad civil, discutidos en
esta instancia (conf. Aída Kemelmajer de Carlucci, “La
aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones
y situaciones jurídicas existentes”, ed. Rubinzal-Culzoni,
doctrina y jurisprudencia allí citadas).
Sentado ello cabe destacar que el art. 265 del CPCC
dispone que el escrito de expresión de agravios debe con-
tener la crítica concreta y razonada de las partes del fallo
que el apelante considere equivocadas “Crítica concreta
se refiere a la precisión de la impugnación, señalándose el
agravio, lo de razonada alude a los fundamentos, bases y
substanciaciones del recurso. Razonamiento coherente que
demuestre a la vez, el desacierto de los conceptos conte-
nidos en la sentencia que se impugna” (conf. CNCiv. Sala
D in re “Micromar SA de transportes c/ MCBA” del 12-9-
79, D 86-442).
Se trata de un acto de impugnación destinado específi-
camente a criticar la sentencia recurrida para demostrar su
injusticia. Pero si el recurrente no realiza una evaluación
o crítica de las consideraciones que formula el anterior
sentenciante, sino que expresa un simple disenso con lo
decidido con argumentos que no intentan rebatir los fun-
damentos tenidos en mira para decidir la cuestión, la ex-
presión de agravios no reúne los requisitos establecidos
por la citada norma legal (CNCiv. Sala H 13.2.06 “Pasolli
Jorge c/ Camargo Roberto y otro” La Ley on line) y debe
declararse desierta.
El apelante debe poner de manifiesto los errores de he-
cho o de derecho, que contenga la sentencia, y la impug-
nación que se intente contra ella debe hacerse de modo tal
que rebata todos los fundamentos esenciales que le sirven

de apoyo. Debe pues cumplir la imperativa disposición del
art. antes citado.
En el marco descripto entiendo que la presentación del
recurrente lejos se encuentra de cumplir con dicho fin, en
tanto pretende revertir lo decidido en la instancia de grado
mediante consideraciones que resultan más propias de una
impugnación al informe pericial que de una expresión de
agravios. En ese sentido debe resaltarse que los resultados
del informe presentado por la perito contadora designada
de oficio (fs. 129/134) no merecieron objeción alguna de
su parte siquiera al momento de alegar, derecho que no
ejerció, lo que invalida cualquier cuestionamiento en tal
sentido. En ese marco de consideración, si según su cri-
terio lo informado no resultaba suficiente para probar el
efectivo estipendio de las sumas en cuestión contaba con
la posibilidad de requerirle a la experta que verificara de
manera concreta cada uno de los asientos contables mas
no ejerció dicho control sobre la prueba y no puede pre-
tender realizarlo en esta instancia.
Menos aún puede configurar agravio la aplicación de la
tasa de interés refiriendo que se trata de valores fijados a la
actualidad, cuando se trata de sumas abonadas en fechas
específicas, cuyos intereses fueron dispuestos desde que
se perfeccionó cada pago. Por lo demás, contrariamente
a lo que indica en su memorial, el actor solicitó la aplica-
ción de intereses en su escrito postulatorio y también en
la ampliación del monto de la demanda que efectuó (cfr.
fs. 40 vta., fs. 44 vta. y fs. 116 vta.) y concretamente pidió
la imposición de la tasa activa (cfr. fs. 49 vta., punto XI).
Claramente la falta de atingencia de los dichos del recu-
rrente con las constancias de la causa impide considerar
las quejas de que se trata.
Reitero que no constituye una verdadera expresión de
agravios el escrito que sólo contiene afirmaciones dog-
máticas sin una verdadera crítica de la sentencia en re­
curso, toda vez que la expresión de agravios ni es una
simple fórmula carente de sentido y, para que cumpla
su finalidad, debe constituir una exposición jurídica que
contenga el análisis serio, razonado y crítico de la senten-
cia apelada para demostrar que es errónea o contraria a
derecho (CNCiv. Sala B 14-8-02 “Quintas González Ra-
món c/ Banco de la Ciudad de Buenos Aires” LL 2003-
B-57).
En razón de todo lo expuesto es que declararé desier-
tos los agravios en los términos del art. 266 del ritual, y
propongo la confirmatoria del fallo apelado en todo lo que
decide, manda y fuera materia de agravios, con costas de
Alzada a cargo del recurrente perdidoso (conf. Art. 68 del
Código Procesal).
Por razones análogas, la Dra. Castro y el Dr. Posse
Saguier adhieren al voto que antecede.
Por lo que resulta de la votación sobre la que instruye el
Acuerdo que antecede, se resuelve: 1º) declarar desiertos
los agravios en los términos del art. 266 del ritual y confir-
mar el fallo apelado en todo lo que decide, manda y fuera
materia de agravios, 2º) imponer las costas de Alzada a
cargo del recurrente perdidoso (conf. Art. 68 del Códi-
go Procesal) y 3º) para decidir en los recursos interpues-
tos a fs. 184, 192/193, 220 y 222 contra las regulaciones
de honorarios de fs. 181 vta. y fs. 219 cabe ponderar las
constancias de autos, la labor profesional apreciada en su
calidad, eficacia y extensión, la naturaleza del asunto, el
monto por el que prosperó la demanda con sus intereses,
las etapas cumplidas, el resultado obtenido y las demás
pautas establecidas en los arts. 1, 3, 16, 20, 21, 24, 29, 51,
54 y concordantes de la ley 27.423. Teniendo ello en cuen-
ta, los honorarios regulados a los letrados apoderados de
la parte actora, en conjunto, Dres. Marta M. Ciancaglini,
Nicolás Cintrán y Juan Esteban Val, resultan reducidos,
por lo que se los eleva a … UMA que al día de la fecha
representan $…; por no resultar elevados, se confirman los
honorarios de los letrados apoderados de la parte deman-
dada y de la citada en garantía, en conjunto, Dres. Martín
Tomasini y Rocío del Vale Pujol en … UMA que al día de
la fecha representan $…
Considerando los trabajos efectuados por los expertos,
su incidencia en el resultado del proceso y las pautas de
los arts. 21 y 59 de la ley citada y el art. 478 del Código
Procesal, los honorarios regulados al perito ingeniero Ri-
cardo Larré por su aceptación del cargo a fs. 103 y pre-
sentación de fs. 108, resultan reducidos, por lo que se los
eleva a … UMA que al día de la fecha representan $…;
por resultar reducidos, se elevan los honorarios de la peri-
Buenos Aires, viernes 1º de febrero de 2019
to contadora Élida Haydée Fornillo a … UMA que al día
de la fecha representan $…
Por la actuación en la alzada, atento el interés debatido
en ella y las pautas del art. 30 de la ley 27.423, se regulan
los honorarios del Dr. Nicolás Cintrán en … UMA que al
día de la fecha representan $… y los del Dr. Martín Toma-
sini en … UMA que representan al día de la fecha $…
Se deja constancia que la publicación de la presente
sentencia se encuentra sometida a lo dispuesto por el art.
164, 2º párrafo del Código Procesal y art. 64 del Regla-
mento para la Justicia Nacional, sin perjuicio de lo cual
será remitida al Centro de Información Judicial a los fines
previstos por las Acordadas 15/13 y 24/13 de la C.S.J.N.
El Dr. Fernando Posse Saguier dijo: Como integrante
de la Sala F de esta Cámara, las regulaciones de honora-
rios se realizan de conformidad con la ley vigente al mo-
mento en que el trabajo profesional se efectuó. Con esta
aclaración y toda vez que este tribunal por mayoría tiene
un criterio diferente, resulta innecesario expedirme sobre
las aquí practicadas.
En cuanto a la labor desarrollada en la alzada bajo la
vigencia de la ley 27.423, comparto la regulación de hono-
rarios precedentemente practicada.
Regístrese, notifíquese y devuélvase. – Paola M. Guisa-
do. – Patricia E. Castro. – Fernando Posse Saguier (Sec.:
María B. Puebla).
Prueba:
Correos electrónicos: valor probatorio. Prue-
ba de Peritos: Informe pericial: valora-
ción. Contratos: Contratos de duración:
rescisión unilateral intempestiva; lucro cesan-
te; resarcimiento; procedencia. Intereses:
Tasa activa.
1 – A fin de determinar la aptitud probatoria de los correos
electrónicos acompañados por el actor a la causa, cabe con-
siderar que, aun cuando en el caso se trata de documentos
que carecen de firma digital a los que no puede otorgarse
un valor de convicción preeminente por no cumplir con los
requisitos de los arts. 2º y 5º de la ley 25.506 sobre Firma
Digital, ya que el elemento de certificación es un requisito
esencial de autenticidad, no existe impedimento para que se
los ofrezca como medio de prueba, considerándoselos princi-
pio de prueba por escrito. Tal valor probatorio se sustenta en
las normas de los arts. 1190, 1191 y 1192 del derogado cód.
civil, pues, aunque por no estar firmados no alcancen la ca-
tegoría de documento privado, es admisible su presentación
en juicio para probar el hecho litigioso y que las restantes
pruebas examinadas a la luz de la sana crítica corroboren su
autenticidad.
2 – Si los datos brindados por el perito no son compartidos por
los litigantes, estos deben probar la inexactitud de lo infor-
mado, resultando insuficientes las meras objeciones, pues es
necesario algo más que disentir, es menester probar, arrimar
evidencias capaces de convencer al juez de que lo dicho por
el especialista es incorrecto, que sus conclusiones son erra-
das o que los datos proporcionados como sostén de sus afir-
maciones son equivocados.
3 – Puesto que el presupuesto del resarcimiento que ha sido
reconocido a los contratos de duración es la existencia de
una relación continuada y duradera dentro de un marco con-
tractual en el cual una de las partes se ha visto obligada a
montar una significativa estructura empresarial para cumplir
con las prestaciones que esa relación demandaba, y luego
repentinamente se encontró con que esa relación de la que
dependía había concluido, cabe concluir que, al haberse en
el caso verificado tales circunstancias, el lucro cesante se
configura como una indemnización sustitutiva del preaviso,
en cuanto la finalización del vínculo que ligaba a las partes
respondió a una repentina decisión de la demandada.
4 – Al haber quedado acreditado que la demandada, en forma
injustificada y sin preaviso suficiente, decidió en forma unila-
teral finalizar la relación comercial de larga data que man-
tenía con el actor, cabe concluir que su conducta colocó al
accionante en una situación patrimonialmente desventajosa
y, por tal motivo, resulta procedente la reparación del lucro
cesante por este último pretendida.
5
NOVEDADES 2018
COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Marcelo Eduardo Urbaneja
PROPIEDAD HORIZONTAL
Segunda edición
El Derecho
2018
216 páginas
ISBN 978-987-3790-72-0
Venta telefónica: (11) 4371-2004
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5 – La indemnización otorgada al actor para resarcir el daño
que le provocó la unilateral e intempestiva decisión de la ac-
cionada de finalizar la relación comercial de larga data que
las ligaba devengará intereses que deberán liquidarse desde
la fecha de la demanda y hasta el efectivo pago, a la tasa
activa que fija el Banco de la Nación para sus operaciones de
descuento a 30 días. R.C.
60.027 – CNCom., sala F, agosto 28-2018. – F., M. Á. c. Galeno
Aseguradora de Riesgo del Trabajo S.A. s/ordinario.
En Buenos Aires a los veintiocho días del mes de
agosto de dos mil dieciocho, reunidos los Señores Jue-
ces de Cámara en la Sala de Acuerdos fueron traídos pa-
ra conocer los autos “F., M. Á. c/ Galeno Aseguradora
de Riesgo del Trabajo SA s/ordinario” (Expediente Nro.
34818/2012) en los que al practicarse la desinsaculación
que ordena el artículo 268 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación resultó que la votación debía te-
ner lugar en el siguiente orden de Vocalías: Nº 18, Nº 17
y Nº 16.
Intervienen sólo los doctores Rafael F. Barreiro y Ale-
jandra N. Tevez por encontrarse vacante la vocalía Nº 17.
Estudiados los autos la Cámara plantea la siguiente
cuestión a resolver:
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada de fs.
318/324?
El Señor Juez de Cámara doctor Barreiro dice:
I. Los antecedentes
Presentaré, resumidas, las posiciones sostenidas por los
sujetos procesales intervinientes en la causa y las aristas
dirimentes del conflicto suscitado que estimo útiles para
su elucidación (CSJN, Fallos 228:279 y 243:563).
a) M. Á. F., por derecho propio, promovió demanda
contra Mapfre Argentina ART SA (hoy, Galeno Asegu-
radora de Riesgo del Trabajo SA) por incumplimiento
contractual, con más los daños y perjuicios alegados, con
intereses y costas.
Luego de realizar una reseña de su trayectoria como
productor de seguro, se explayó sobre la relación contrac-
tual que lo vinculó con su contraria.
Explicó que la demandada abonaba las comisiones a
sus productores sobre un porcentaje de las primas pagadas
por los asegurados y que, a partir del 01.10.04, le fue reco-
nocida a su favor una comisión del 10 %.
Afirmó que las comisiones nunca fueron pagadas en for-
ma adecuada. Señaló que, ante la situación descrita, realizó
una serie de reclamos a los dependientes de la accionada,
obteniendo, como respuestas, contestaciones evasivas.
Denunció que la situación irregular de pago se extendió
hasta el 21.01.10, fecha en la cual la defendida emitió un
comunicado a través del cual informaba la disminución
del porcentaje de la comisión al 6 %.
Afirmó que el 18.04.12 la demandada, en forma unila-
teral y sin preaviso, decidió rescindir el contrato.
Imputó responsabilidad a la sindicada por los hechos
que en este litigio se ventilan, debiendo resarcirlo por los
daños causados.
De seguido, se refirió en forma específica a cada uno de
los rubros reclamados.
Fundó en derecho su reclamo y ofreció prueba.
b) Mapfre Argentina ART SA, por medio de apoderada,
contestó la demanda incoada en su contra con la presenta-
ción de fs. 141/150.
 6 Buenos Aires, viernes 1º de febrero de 2019
Preliminarmente opuso al progreso de la presente la ex­
cepción de falta de legitimación pasiva.
A fin de sustentar su defensa, adujo ser una persona ju­
rídica distinta a la que en este litigio se acciona.
Subsidiariamente, contestó demanda. Negó todos y ca­
da uno de los hechos relatados por el actor en su escrito de
inicio y solicitó la desestimación de la acción entablada en
su contra, con costas.
Rechazó la responsabilidad que el demandante le impu­
ta. Sostuvo que liquidó las comisiones de acuerdo a los
porcentajes establecidos y notificados fehacientemente.
No obstante ello, impugnó la procedencia y cuantía de
los daños alegados.
Fundó en derecho su defensa, ofreció prueba y pidió la
citación como tercero de Mapfre Argentina Seguros SA.
c) El actor a fs. 155/157 contestó el traslado conferido a
fs. 151 y peticionó la desestimación de la excepción plan­
teada por su contraria, con costas.
d) El primer sentenciante decidió a fs. 155/157 diferir
el tratamiento de la excepción articulada por la defendida
y rechazar el pedido de citación de tercero en los términos
del art. 94 del Cpr.
II. La decisión recurrida
En la sentencia de fs. 318/324, el Sr. Juez a quo deses­
timó la demanda articulada por M. Á. F. contra Galeno
Aseguradora de Riesgo de Trabajo SA. Impuso las costas
del pleito al actor vencido (conf. art. 68 del Cpr.).
Para así resolver, desestimó, en primer lugar, la defensa
de falta de legitimación pasiva impuesta por la demanda­
da, con costas.
De seguido, juzgó que no existe prueba en la causa que
permita endilgarle responsabilidad alguna a la defendida
por hechos que en este litigio se ventilan.
Concluyó que las circunstancias antes descriptas re­
sultan suficientes para desestimar la presente acción re­
sarcitoria.
III. El recurso
1. A fs. 325 apeló la sentencia definitiva la parte actora.
2. Los fundamentos de su recurso se encuentran a fs.
334/342 y fueron respondidos por la parte demandada a fs.
345/347.
3. Las quejas plasmadas por el recurrente pueden se­
ñalarse de la siguiente manera: (i) agravia al apelante la
ponderación probatoria efectuada por el primer senten­
ciente respecto de los documentos electrónicos acompa­
ñados a la causa; (ii) aduce que se ha hecho cargar sobre
la parte reclamante la responsabilidad total de la prueba,
y que ninguna exigencia se ha puesto en cabeza de la ac­
cionada. Hace referencia a la teoría de los propios actos
y (iii) finalmente, solicita se modifique el decisorio en
cuanto fue materia de agravio y se haga lugar a la deman­
da con costas.
IV. La solución
1. Adelanto que no atenderé todos los planteos recur­
sivos del recurrente sino aquellos que estime esenciales y
decisivos para dictar el veredicto en la causa (Conf. CSJN,
in re: “Altamirano, Ramón c. Comisión Nacional de Ener­
gía Atómica”, del 13.11.1986; ídem in re: “Soñes, Raúl c.
Adm. Nacional de Aduanas”, del 12.02.1987; bis ídem,
in re: “Pons, María y otro” del 06.10.1987; ter ídem, in
re: “Stancato, Carmelo”, del 15.09.1989; y Fallos, 221:37;
222:186; 226:474; 228:279; 233:47; 234:250; 243:563;
247:202; 310:1162; entre otros).
2. Hecha esta aclaración, creo oportuno comenzar por
dejar sentado que no existe controversia en relación el Sr.
F., en su carácter de productor de seguros, promocionaba
los productos ofrecidos por su parte y que como contra­
prestación le abonaba una comisión.
Obsérvese que ello fue expresamente reconocido por la
demandada a fs. 146.
3.1. Sentado ello, considero –a fin de brindar mayor
claridad expositiva a este voto– analizar las quejas ensaya­
das por el apelante siguiendo un orden expositivo lógico,
dejando de lado el que propone en su memorial.
En tal labor, entiendo útil señalar que el recurrente cri­
ticó la forma en que el anterior sentenciante ponderó la
prueba rendida en la causa. Afirmó que se ha hecho cargar
sobre su parte la responsabilidad total de la prueba, y que
ninguna exigencia se ha puesto en cabeza de la accionada.
Ahora bien, en este marco decisorio, cuadra recordar
que el art. 377 del Cpr. pone en cabeza de los litigantes el
deber de probar los presupuestos que invocan como fun­
damento de su pretensión, defensa o excepción, y ello no
depende sólo de la condición de actor o demandado, sino
de la situación en que cada litigante se coloque dentro del
proceso (CNCom., Sala A, 14.6.07, “Delpech, Fernando
Francisco c. Vitama SA”, entre otros). La consecuencia de
esta regla es que quien no ajuste su conducta a esos postu­
lados rituales debe necesariamente soportar las inferencias
que se derivan de su inobservancia, consistentes en que
el órgano judicial tenga por no verificados los hechos es­
grimidos como base de sus respectivos planteos (CNCiv.,
Sala A, 1.10.81, “Alberto de Río, Gloria c. Municipali­
dad de la Ciudad de Buenos Aires”, íd., Sala D, 11.12.81,
“Galizzi, Armando B. c. Omicron SA”; íd., 3.5.82, “Gre­
co Jospe c. Coloiera Salvador y otro”; CNCom., Sala
A, 12.11.99, “Citibank NA c. Otarola Jorge”; íd., “Filan
SAIC c. Musante Esteban”, Sala B, 16.9.92, “Larocca
Salvador c. Pesquera Salvador”; íd., 15.12.89, “Barbara
Alfredo y otra c. Mariland SA y otros”; Sala E, 29.9.95,
“Banco Roca Coop. Ltdo. c. Coop. de Tabacaleros Tucu­
mán Ltda.”, esta Sala, 27.4.2010, “Lucchini Hernán Ricar­
do c/ Banco de La Nación Argentina y otro, s/ordinario”,
íd., 16.11.2010, “Pugliese Hnos. S.H. de J. L. Pugliese y
Damiano Pugliese c/ Refinería Neuquina SA, s/ordinario”;
íd., 18.11.2010, “Belli y Compañía SA, c/ Seguettis SRL y
otro, s/ordinario”; íd., 28.06.2011,“Mazzei, Juan Carlos c/
Boix Vargas Carlos Alberto, s/ordinario”).
Tal postura no implica imponer la carga de la prueba
solamente a uno de los litigantes, sino a aquel que se en­
cuentra en mejores condiciones de probar.
En razón de ello, considero que le asiste razón al ape­
lante.
Ello pues, es criterio de esta Sala que la irrestricta nega­
tiva de la demandada sobre los extremos en que se funda
la acción puede presentarse como un proceder contrario a
la regla de la buena fe, según la cual es dable exigir fren­
te a afirmaciones concretas del actor al menos una expli­
cación fundada pues no es suficiente como principio una
cómoda negativa que comúnmente sólo tiende a poner a
cargo de la contraparte la prueba de los extremos que por
un elemental deber de lealtad en el proceso, corresponde
sean inicialmente propuestos por las partes con claridad y
veracidad (esta Sala, 11.08.2011, “Mancinelli Juan Carlos
c/Siemens IT Solutions and Services S.A. s/ordinario”; íd.
“Raúl Mel Propiedades SRL c/D’Arriens SA s/Ordinario”,
16/08/2018).
Es que la correcta interpretación del art. 356 del Cpr.,
en lo que hace a la forma de contestación de la acción,
debe contener necesariamente la posición de la parte res­
pecto a cada una de las afirmaciones. La mera negativa de
los hechos con el propósito de provocar de esa manera la
carga probatoria de la contraria, importa la transgresión
de un elemental principio de buena fe procesal, pero lo
que es aún peor, de falta de colaboración que se concreta
en no expresar al tribunal a través de formas positivas,
cuáles han sido las reales circunstancias, a fin de que la
litis pueda tratarse sobre pautas de verdad que posibiliten
una sentencia justa. Y en la medida que ello no se cumpla,
deberá aplicarse en la sentencia las consecuencias de la
admisión procesal que prevé la citada norma instrumental
(CNCom., Sala B, “López Arean Héctor c/ Alberto J. Ar­
mando SA”, 05/07/1974).
En este sentido, las corrientes más “modernas” postulan
que ambas partes deben contribuir a conformar el plexo
probatorio, llegando a sostener que el favor probationis o
la “Teoría de las cargas dinámicas” se inclina –más allá de
todo elemento presuncional– por poner la carga de la acre­
ditación sobre la parte que está en mejores condiciones de
hacerlo.
Superándose el sistema de las reglas clásicas absolu­
tas –estáticas– en la materia, poniéndose en cabeza de
la parte que se encuentra en mejores condiciones para
producirla; sin preceptos rígidos en la búsqueda de la so­
lución justa, según las circunstancias de cada causa (v.
Peyrano, Jorge y Chiappini, Julio, “Lineamientos de las
cargas probatorias dinámicas”, ED, 107-1005), doctrina
que puede entenderse asumida por la propia Corte Su­
prema de Justicia de la Nación, al señalar la necesidad de
“valorar la conducta asumida por las partes en el proceso”
(fallos 311:73) y “que las reglas atinentes a la carga de la
prueba, deben ser apreciadas en función de la índole y ca­
racterísticas del asunto sometido a la decisión del órgano
jurisdiccional, a los efectos de dar primacía –por sobre
la interpretación de las normas procesales– a la verdad
jurídica objetiva, de modo que el esclarecimiento no se
vea perturbado por un excesivo rigor formal” (C.S.J.N.,
“Gallis de Mazzucci, Luisa c/ Correa, Miguel y otro” del
6.2.2001, LL 2001-C, 959).
Debe resaltarse, asimismo, que es natural que la tra­
mitación de la causa exija de las partes un mínimo de
actividad que compruebe su real interés en demostrar su
derecho (deber de colaboración), por aquel criterio que
informa que la lealtad, probidad y buena fe deben presi­
dir la actuación de los contendientes en el proceso, y que
les previene asimismo del deber moral de contribuir al
esclarecimiento de la verdad y colaborar con el órgano
jurisdiccional.
3.2. En este contexto, estimo necesario destacar que, de
una detenida lectura de la causa se puede observar que la
postura asumida por la accionada se circunscribe al desco­
nocimiento y la impugnación de los hechos y elementos
probatorios ofrecidos por el Sr. F., lo que configura –a mi
entender– un obstáculo al momento de esclarecer la ver­
dad objetiva de lo acontecido.
Véase que:
(i) planteó excepción de falta de legitimación pasiva, la
cual fue desestimada por el anterior sentenciante a fs. 155;
(ii) negó todos y cada uno de los hechos relatados por
el actor en su escrito de inicio;
(iii) se opuso –sin éxito– a la prueba documental en
poder de terceros, confesional y testimonial ofrecida por la
parte demandante (v. fs. 147 vta./148 y 156/157).
(iv) omitió ofrecer prueba sobre el fondo de la cuestión
tendiente a alcanzar la verdad de los hechos;
(v) fue intimada durante la etapa probatoria a poner a
disposición del perito contador la documentación necesa­
ria para la realización de la tarea encomendada (v. fs. 264).
3.3. Por tal motivo, juzgo que debe hacerse lugar a la
queja articulada, toda vez que no resulta suficiente la mera
negativa de la demandada para tener por invalidadas las
constancias acompañadas por su contraria.
4.1. Corresponde ahora que me aboque a la crítica re­
ferida a la aptitud probatoria de los correos electrónicos
acompañados por el actor a la causa.
4.2. Delimitado el tema sometido a estudio, considero
que aun cuando en el caso se trata de documentos que
carecen de firma digital a los que no puede otorgarse un
valor de convicción preeminente por no cumplir con los
requisitos de los arts. 2 y 5 de la ley 25.506 sobre Fir­
ma Digital, puesto que el elemento de certificación es un
requisito esencial de autenticidad, no existe impedimen­
to a mi juicio para que se los ofrezca como medio de
prueba (conf. art. 378, inc. 2 del Cpr.), considerándoselos
­principio de prueba por escrito como había aceptado la
doctrina antes de la sanción de la citada ley 25.506. Tal
valor probatorio se sustenta en las normas de los arts.
1190, 1191 y 1192 del derogado Código Civil, pues aun­
que por no estar firmados no alcancen la categoría de do­
cumento privado es admisible su presentación en juicio
para probar el hecho litigioso y que las restantes prue­
bas examinadas a la luz de la sana crítica corroboren su
autenticidad. Por lo tanto, es decisiva la prueba comple­
mentaria que se produzca merituada conforme con los
criterios de la sana crítica (Kielmanovich, J., “Teoría de
la prueba y medios probatorios”, 2004, cap. XI, ns. 2.c
y 3, ps. 393/398; Somer, M., “Documento electrónico”,
JA 2004-I-1034/1035; Gaibrois, L., “Un aporte para el
estudio del valor probatorio del documento electrónico”,
JA 1993-II-963).
4.3. Partiendo de tal plataforma y tras un examen de
los elementos de convicción agregados a la causa, juzgo
que existía entre las partes la costumbre de comunicarse a
través de correos electrónicos. Tal conclusión se sustenta
en que:
(i) La demandada nunca negó que las personas que
intercambiaron mails con el Sr. F., es decir los Sr. M. Á. F.,
R. L., A. S., M. A. y J. L. B., sean empleados suyos;
(ii) La accionada no señaló cuál sería su verdadera casi­
lla institucional. En este marco, considero como un hecho
público y notorio que una dirección de correo electróni­
co es individual y que no pueden registrarse dos iguales
(Leguisamón, H., “Las presunciones judiciales y los indi-
cios”, 1991, cap. IX, n. A.2, p. 92);
(iii) La defendida afirmó que abonaba una comisión y
que los porcentajes de las mismas eran notificados feha­
cientemente (v. fs. 146) pero omitió decir cuál era el me­
dio de comunicación.
Todos estos elementos, sumados a lo señalado en el
apartado 2, me permiten inferir con el valor del art. 165

del Cpr., la verdad de los hechos relatados por el actor en
el libelo de inicio, esto es: i) los correos electrónicos per-
tenecen a la demandada y ii) las partes utilizaban los mails
como vía de comunicación (conf. Palacio, L. y Alvarado
Velloso, A., “Código Procesal Civil y Comercial de la Na-
ción, explicado y anotado jurisprudencial y bibliográfica-
mente”, t. 4, 1989).
Por ello, propongo al acuerdo receptar la queja ensaya-
da por el recurrente y modificar lo decido por el anterior
sentenciante en este sentido.
5. En razón de la conclusión arribada, corresponde di-
lucidar cómo era el procedimiento a través del cual se fija-
ban los porcentajes de las comisiones.
A fin de resolver el interrogante, juzgo que resulta rele-
vante el testimonio brindado en la causa por el Sr. J. A. B.
quien se desempeñó como gerente comercial de la compa-
ñía de seguros demandada hasta el año 2002.
Véase que el testigo declaró que: “… las comisiones se
fijan entre las partes libremente o se fijaban más precisa-
mente. Estas condiciones se establecen o con un mínimo
que ya tiene establecido la compañía o en función de un
pacto de producción con el productor de seguros lo cual
significa elevar ese mínimo que ya tiene establecido la
compañía o en función de un pacto de producción con el
productor de seguros lo cual significa elevar ese mínimo.
Se liquidan mensualmente a través de una cuenta corrien-
te en función de los pagos realizados por los asegurados.
Le consta como gerente comercial de la compañía durante
muchos años la función del dicente era hacer acuerdos de
condiciones comerciales que no son más ni menos que las
comisiones que percibe un productor de seguros…” (v.
respuesta a la pregunta primera del cuestionario de la parte
actora obrante a fs. 240 vta.).
Adviértase que, si bien la referida declaración debe ser
analizada con un especial espíritu crítico, por provenir
de un ex dependiente de la defendida; es conteste con el
contenido del mail glosado –en copia– a fs. 1 y con lo
expuesto por el perito contador en su informe de fs. 250
pto. d.
En el mismo sentido, cuadra remarcar que no se demos-
tró la idoneidad del deponente; y sus dichos se aprecian
veraces conforme la regla de sana crítica (art. 386 Cpr.).
Ello así, resulta abstracto restarles virtualidad probatoria
por meras razones principistas (CNCom., Sala B, “Max-
dan S.A. c/ Termolana SRL s/ordinario”, del 15.02.00).
En razón de ello, las simples alegaciones de la defendi-
da a fs. 247, son inidóneas para descalificar el testimonio
brindado, pues para ello se requiere probar los extremos
alegados, lo cual –reitero– no aconteció.
A mayor abundamiento, acótese el carácter de necesa-
rios del testigo por la intervención personal y directa en
diversos aspectos de la contratación cuyos alcances se dis-
cuten en el juicio (CNCom., Sala A, “Arcieri, I. c/ Nestlé
S.A. s/sumario”, del 6/10/86).
Así las cosas, armonizando el testimonio ya referido,
con el contenido del mail enviado el día 11 de noviembre
de 2004 por el dependiente de la defendida, el Sr. M. Á. F.
al Sr. F. (v. fs. 19), concluyó que la alícuota de las comi-
siones se establecía imponiendo la demandada un porcen-
taje mínimo que podía ser elevado en función de un pacto
de producción con el productor de seguros.
Ningún argumento trajo la accionada para desvirtuar la
interpretación que aquí propongo pues centró su posición
en no caberle reproche alguno por las comisiones liqui-
dadas, silenciando toda referencia a cómo era el procedi-
miento a través del cual se fijaban los porcentajes de las
comisiones (v. fs. 146).
6. Arribado a este punto, corresponde analizar si se fijó
o no a favor del actor una comisión del 10  % desde el
01.10.04 hasta el 21.01.10 y con posterioridad se disminu-
yó la misma a un 6 %.
En este marco, resulta de vital importancia el correo
electrónico acompañado –en copia– a fs. 1.
Allí el Sr. M. Á. F., en su carácter de responsable de
coordinación comercial informó al actor que se le recono-
ce a su favor desde el 1 de Octubre de 2004 una comisión
del 10 %.
Por otro lado, en la carta anejada a fs. 73 el Sr. R. L.
en su carácter de gerente de contratación y prevención de
Interior: Bahía Blanca: Notas Jurídicas: Tel. (0291) 4527524 / La Plata: Tel. (011) 4349-0200, int. 1181 / Mar del Plata: Jorge Rabini Tel./Fax (0223) 4893109 / Córdoba: Alveroni Libros Jurídicos (0351) 4217842
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Buenos Aires, viernes 1º de febrero de 2019
Mapfre Argentina ART informó que a partir del 11 de fe-
brero de 2010 se fija una comisión del 6 %.
En función a la prueba reseñada, la defensa articulada
por la defendida resulta contraria con la doctrina de los
actos propios, ahora acogida expresamente por el art. 1067
del nuevo Cód. Civil y Comercial y que veda la volubili-
dad, la contramarcha, el vaivén entre sucesivas posiciones
procesales de una misma parte o litigante.
Asimismo, es dable señalar que la accionada omitió
cuál era el porcentaje de la comisión que le abonaba al
actor.
Así las cosas, juzgó que se encuentra probado en
la causa que el Sr. F. percibió de su contraria desde el
01.10.04 hasta el 21.01.10 una comisión del 10 % y desde
el mes de Febrero de 2010 el porcentaje de las mismas
fue del 6 %.
7.1. En base a la conclusión alcanzada en el apartado
anterior, analizaré si las comisiones fueron o no correcta-
mente liquidadas desde el año 2009 hasta julio de 2012.
Antes bien, debo dejar aclarado que: i) examinaré solo
el período señalado por haber sido solicitado por el actor
al momento de ofrecer la pericia contable (v. fs. 93 vta.
pto. 5.c) y ii) resolveré el entuerto teniendo presente que
desde el año 2009 hasta enero del 2010 la comisión pac-
tada era del 10 % y desde febrero de dicho año hasta julio
del 2012 era de un 6 %.
7.2. Hecha esta aclaración, considero, a fin de lograr
una mayor claridad expositiva a este voto, analizaré en
primer lugar las liquidaciones efectuadas desde el 05/2009
al 02/2010.
En este contexto, trascendental importancia reviste para
decidir el reclamo impetrado la pericia contable.
Veamos.
De la lectura del dictamen contable surge que: la dife-
rencia aplicando la comisión del 10 % por los períodos del
05/2009 al 02/2010 asciende a $11.106.71 y en promedio
el porcentaje pagado de comisión asciende al 8,56  % (v.
respuesta a la pregunta c] del cuestionario de la parte acto-
ra obrante a fs. 274 vta.).
En este marco, creo necesario señalar que “si los datos
brindados por el perito no son compartidos por los liti-
gantes, deben estos probar la inexactitud de lo informado,
resultando insuficientes las meras objeciones, pues es ne-
cesario algo más que disentir, es menester probar, arri-
mar evidencias capaces de convencer al juez que lo dicho
por el especialista es incorrecto, que sus conclusiones son
erradas o que los datos proporcionados como sostén de
sus afirmaciones son equivocados...” (CCiv. y Com. Mar
del Plata, sala II, 07.06.05, “Esso SAPA c/ Norpetrol SA”,
LLBA 2005-1260).
Y aunque el experto desarrolle conclusiones persona-
les, si sus afirmaciones obedecen a elementos de juicio
que ha tenido en cuenta y se apoyan suficientemente en
los antecedentes de la causa y en sus conocimientos téc-
nicos específicos, quedará satisfecha su labor como auxi-
liar de la justicia a la que contribuye con su saber, cien-
cia y conciencia (CSJN, 01.12.92, “Pose, José Daniel c/
Chubut, Provincia del y otra s/daños y perjuicios”, Fallos
315:2834, cons. 5º; esta Sala, 2.09.2010, “Vecor Interna-
cional SA c/ Shell Compañía Argentina de Petróleo SA,
s/ordinario”). Por tal motivo, no corresponde desechar el
asesoramiento pericial cuando éste carece de deficiencias,
no siendo razonable descartar la idoneidad probatoria del
informe (CNCom., Sala B, 10.10.06, “Peñaflor S.A. c/ Del
Virrey SRL”, LL 2006-F-743).
En función de lo expuesto, valorando el informe conta-
ble, del cual no encuentro motivos válidos para apartarme,
por estar fundados en los principios propios de la espe-
cialidad del perito y de conformidad con lo preceptuado
en el art. 386 del Cpr., tengo por probado que existe una
diferencia a favor del Sr. F.
Por ello, corresponde hacer lugar al reclamo impetrado
y, consecuentemente, deberá condenarse a la defendida al
pago de las sumas adeudadas.
El monto de dicha compensación deberá calcularse me-
diante el auxilio del experto contable, a quien se le enco-
mienda la labor de desglosar de la suma establecida en el
punto c) de su pericia la diferencia que existió en cada uno
de los meses que integraron el período en cuestión.
7
Dichos importes mensuales, devengarán intereses cal-
culados a la tasa activa que cobra el Banco Nación para
sus operaciones ordinarias de descuento a treinta días, des-
de la fecha en que debieron liquidarse las comisiones y
hasta el efectivo pago.
7.3. Distinta suerte correrá el reclamo por el período
restante.
Obsérvese que el auxiliar contable dictaminó que: la
diferencia aplicando la comisión del 6 % por los períodos
del 03/2010 al 07/2012 asciende a $14.714.19 y en prome-
dio el porcentaje pagado de comisión asciende al 6,51 %
(v. respuesta a la pregunta c] del cuestionario de la parte
actora obrante a fs. 274 vta., que no fue impugnada por el
recurrente).
Así las cosas, al haber abonado la defendida una comi-
sión mayor a la pactada, resulta improcedente el reclamo
impetrado.
8.1. Dilucidaré a continuación si existió una rescisión
unilateral del contrato por parte de la accionada. Luego y
para el supuesto caso de responder en forma afirmativa al
interrogante planteado, examinaré si procede o no la repa-
ración pretendida y en qué medida.
8.2. En tal labor debo señalar que el actor, a fin de sus-
tentar su posición, acompañó una misiva de su contraria
datada el 18.04.12 a través de la cual le informó que a par-
tir de dicha fecha se encuentra inhabilitado para actuar an-
te la compañía y que debe abstenerse de realizar cualquier
acción comercial a futuro (v. fs. 79).
De su lado, la defendida negó la autenticidad de la mi-
siva al momento de contestar demanda, pero omitió seña-
lar la causa por la cual se extinguió el vínculo que lo unía
a su contraria.
En función de lo reseñado, estimo que la relación co-
mercial que unió a los aquí litigantes debe considerarse
resuelta en forma intempestiva por culpa de la demandada.
Obsérvese que la asegurada en forma injustificada y sin
preaviso suficiente decidió en forma unilateral finalizar
una relación comercial de larga data.
8.3. En razón de lo decidido, corresponde analizar la
procedencia de la reaparición pretendida.
8.3.1. La parte actora solicitó se condene a la defendida
el pago de las ganancias perdidas por el plazo de dos años
siguientes a partir de la rescisión intempestiva de la rela-
ción comercial (v. fs. 82 vta.).
8.3.2. Pues bien, conforme es sabido, el lucro cesan-
te es la ganancia o utilidad que ha dejado de percibir el
acreedor con motivo del incumplimiento (conf. Borda,
“Tratado de Derecho Civil Argentino - Obligaciones”, Pe-
rrot, Bs. As., 1967, T. I, pág. 125). De Cupis, en su obra
“El daño”, dice que si el objeto del daño es un interés
actual, o sea, el interés relativo a un bien que ya corres-
ponde a una persona en el instante en que el daño se ha
ocasionado, se tiene un daño emergente; pero, si por el
contrario, el objeto del daño es un interés futuro, es decir,
el interés relativo a un bien que todavía no corresponde a
una persona, se tiene un daño lucro cesante (De Cupis A.,
“El Daño”, Nº 38, págs. 312/313). En ese sentido, el art.
1069 del Cód. Civ. reza “El daño comprende no sólo el
perjuicio efectivamente sufrido sino también la ganancia
de que fue privado el damnificado...”. Por ello, determinar
su contenido, es decir el íntegro quantum que lo compone,
resulta de fundamental importancia, ya que ese conteni-
do del daño comprende lo que se conoce con el nombre
tradicional de daño emergente y lucro cesante (Belluscio-
Zannoni, “Código Civil…”, T. 2, pág. 718, con cita de De
Cupis; esta Sala voto del doctor Ojea Quintana en autos:
“Diagnóstico Médico SA, c/ Quatro Latina SA, s/ordina-
rio”, del 21.5.2015).
Bajo tales lineamientos juzgo que la conducta desple-
gada por la demandada colocó al actor en una situación
patrimonialmente desventajosa y por tal motivo resulta
procedente la reparación pretendida.
8.3.3. En relación a la forma en que debe calcularse la
reparación, resulta útil recordar aquí que el presupuesto
del resarcimiento que ha sido reconocido a los contratos
de duración, es la existencia de una relación continuada y
duradera dentro de un marco contractual en el cual una de
las partes se ha visto obligada a montar una significativa
estructura empresarial para cumplir con las prestaciones

D i a r i o d e D o c t r i n a
que esa relación demandaba y luego repentinamente se
encontró con que esa relación de la que dependía había
concluido (CNCom., Sala A, “Halbide Jorge c/Serenity
SA s/ord.” 13/12/2007), circunstancias que se verificaron
en el caso.
Así las cosas, el lucro cesante se configura como una
indemnización sustitutiva del preaviso, en tanto la finali-
zación del vínculo respondió a una repentina decisión de
la demandada.
8.3.4. En estas condiciones, estimo que será menester
a los fines de determinar el quantum, requerir el auxilio
de un experto contable a fin de que practique liquidación
de las ganancias no percibidas (comisión del 6 %) por el
actor, desde la rescisión del vínculo y hasta 12 meses pos-
teriores.
El fundamento de mi decisión radica en que la comi-
sión abonada en el último año de la relación que unió a los
litigantes era del 6  %, conforme a lo comunicado por la
defendida oportunamente y aceptado por el demandante.
Respecto al lapso de un año, juzgo que el mismo resulta
suficiente y adecuado para permitir la reorganización de
los recursos del Sr. F.
El rubro en cuestión devengará intereses los que de-
berán liquidarse desde la fecha de la demanda y hasta
el efectivo pago, a la tasa activa que fija el Banco de la
Nación para sus operaciones de descuento a 30 días (cfr.
esta Sala, “Berrio, Gustavo Osvaldo y otro c/ La Meri-
dional Compañía Argentina de Seguros S.A. s/ordinario”,
del 15.12.16; “Papa Raúl Antonio c/ SMG Compañía Ar-
gentina de seguros S.A. s/ordinario”, del 20.10.16; “Eche-
verría Dante c/ Provincia Seguros S.A. s/ordinario”, del
27.10.16).
9. Toda vez que lo aquí decidido importa la revocación
de la sentencia apelada, la imposición de costas efectuada
en la anterior instancia ha quedado sin efecto y, por ende,
corresponde que me expida sobre este particular, en orden
a lo previsto por el artículo 279 del Código Procesal.
En este marco, considero que los gastos causídicos del
proceso deben ser soportados por la demandada. Es que la
condena en costas al vencido, constituye un resarcimiento
que la ley, conforme la prescripción contenida en el art. 68
del Cpr., reconoce al vencedor para sanear su patrimonio
de los perjuicios que le ocasione el pleito. La misma debe
ser entendida como reparación de los gastos razonables y
justos, generados durante el devenir del proceso para ac-
cionar o para defenderse.
Por ello, el vencimiento lleva consigo tal condena,
principio éste resultante de la aplicación de una direc-
triz axiológica de sustancia procesal, en cuya virtualidad
debe impedirse que la necesidad de servirse del proceso
se convierta en daño (CNCom., Sala B, 28.3.89, “San
Sebastián c/ Lande, Aron”); es decir, es una institución
determinada por el supremo interés que el derecho cuyo
reconocimiento debe transitar por los carriles del pro-
ceso, salga incólume de la discusión judicial (CNCom.,
Sala B, 12.10.89, “De la Cruz Gutiérrez, Graciela Ma-
ría, c/ Círculo de Inversores SA”; esta Sala, 11.10.2011,
“Koldobsky Liliana Estela c/ Koldobsky Carlos David s/
ordinario”).
Así entonces, considero que las costas del proceso
deben ser soportadas por la accionada pues, ha resistido
enfáticamente y sin razón la pretensión de su contraria,
solución que cabe hacer extensiva también a los gastos
causídicos generados ante esta Alzada, por análogas razo-
nes (arts. 68 y 279 del Cpr.).
V. Conclusión
Por todo lo expuesto, si mi criterio fuera compartido
por mi distinguida colega, propongo al Acuerdo: a) Hacer
lugar a la apelación articulada; b) Revocar la sentencia de
grado y consecuentemente, acoger la demanda articulada
por el Sr. M. Á. F. contra Galeno Aseguradora de Riesgo
del Trabajo SA; c) diferir la determinación del importe a
pagar para la etapa de ejecución de sentencia de confor-
midad con lo decidido en los apartados 7.2 y 8.3.4; y d)
Buenos Aires, viernes 1º de febrero de 2019
y J u r i s p r u d e n c i a
imponer las costas de alzada a la demandada vencida (arg.
cpr.: 68).
Así voto.
Por los mismos fundamentos la Doctora Alejandra N.
Tevez adhiere al voto del Doctor Rafael F. Barreiro.
Y Vistos:
I. Por los fundamentos expresados en el Acuerdo que
antecede, se resuelve: a) Hacer lugar a la apelación articu-
lada; b) Revocar la sentencia de grado y consecuentemen-
te, acoger la demanda articulada por el Sr. M. Á. F. contra
Galeno Aseguradora de Riesgo del Trabajo SA; c) diferir
la determinación del importe a pagar para la etapa de eje-
cución de sentencia de conformidad con lo decidido en los
apartados 7.2 y 8.3.4; y d) imponer las costas de alzada a
la demandada vencida (arg. cpr.: 68).
II. Notifíquese (Ley Nº 26.685, Ac. CSJN Nº 31/2011
art. 1º y Nº 3/2015). Fecho, devuélvase a la instancia de
grado.
Hágase saber la presente decisión a la Secretaría de Co-
municación y Gobierno Abierto (cfr. Ley nº 26.856, art. 1;
Ac. CSJN nº 15/13, nº 24/13 y nº 42/15).
Firman solo los suscriptos por encontrarse vacante la
vocalía nº 17 (art. 109 del Reglamento de la Justicia Na-
cional). – Rafael F. Barreiro. – Alejandra N. Tevez (Sec.:
María F. Estevarena).
OPINIONES Y DOCUMENTOS
Conferencia Regional de Educación Superior
Educación Superior Cooperativa
Como una respuesta a la creciente demanda por acceder
a la Educación Superior en la región, durante la reunión de
los días 3 y 4 de diciembre pasado en la ciudad de Córdoba,
entre los miembros que participamos del eje “La Educación
Superior como parte del sistema educativo de América Latina y
el Caribe” coincidimos, entre otros aspectos, metas y objetivos
pedagógicos, sobre la oportunidad educativa, la pertinencia y
utilidad de ampliar corresponsablemente su oferta tradicional
mediante la incorporación convergente de la Educación Coo-
perativa y Mutual.
De tal manera se podrá contribuir sustantivamente a cumpli-
mentar la exigencia de que tal Educación Pública Superior se
haga cargo de múltiples necesidades y demandas educativas
socialmente insatisfechas con gravísimos perjuicios para los
carenciados y los perdedores del sistema en toda la región de
América Latina y el Caribe.
Con ello y en términos de diversidad, multiplicidad y susten-
tabilidad, se tornará más verosímil la inclusión social solidaria
al contar entonces con mancomunidades educativas cooperati-
vas, fecundas y duraderas.
Asimismo, ofrecer Educación Cooperativa en todos los ni-
veles de todos los establecimientos educativos (ley 16.583)
en distintos tipos de instituciones, de programas, de modalida-
des de enseñanza-aprendizaje, de estrategias formativas (ley
23.427) será enriquecer el marco conceptual de Educación
Superior abrigando e ilustrando paulatinamente un amplio uni-
verso excluido e imprimiendo un salto cultural de humanismo,
de capital humano y de satisfacción que va mucho más allá de
la concepción tradicional con que identificábamos Educación
Superior y Universidad (ley 26.206, art. 90).
Añadiremos así mucho más que otro hito celebrativo de los
70 años del marco conceptual de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, sino operatividad y facilitación para el
mejor cumplimiento, empoderamiento y ampliación de estos.
En nuestras universidades públicas y privadas aún
no se enseña Educación Cooperativa y Mutual
Nuestra propuesta, imbuida del espíritu de la ley 1420 del
año 1884 de Educación Común, Gratuita y Obligatoria que
fue la piedra basal del sistema educativo nacional argentino,
sumaría otro palpable aporte para una Educación Pública Su-
perior con más autonomía, saber, omnipresencia y permea-
bilidad social, singularmente cuando iniciamos una década
Nº 14.562 AÑO LVII
Primer Director: Jorge S. Fornieles (1961 - 1978)
Propietario Universitas S.R.L. Cuit 30-50015162-1
Av. Alicia Moreau de Justo 1400 - PB, Contrafrente - Depto.
de Ediciones de la UCA, editoriales EDUCA y El Derecho
Redacción y Administración:
Tel. / Fax: 4371-2004 - (011) 4349-0200, int. 1181
e-mail: elderecho@elderecho.com.ar • www.elderecho.com.ar
de incierta estabilidad política y acentuado conservadurismo
económico-financiero en la región.
Por último y como substancial estímulo e incentivo para un
desarrollo humano permanente e inmediato, baste con seña-
lar algunas metas y objetivos para admitir formalmente esta
propuesta de Educación Cooperativa y Mutual con eficacia
suficiente para dejar atrás todo analfabetismo postergante y
envilecedor en este subsector del campo educativo.
Claramente nos referimos:
a) a promover mediante la Educación Cooperativa y Mu-
tual programas congruentes en todos los niveles de enseñanza
primaria, secundaria y terciaria de todos los establecimientos
educativos en América Latina y el Caribe;
b) promover la creación y desarrollo de cooperativas con con-
creta perspectiva de género en todos los ciclos del quehacer so-
cial y económico, lo cual alcanza (no taxativamente) a la educa-
ción informal y a distancia, a las artes y oficios, a la producción
primaria y fabril, a pymes industriales, a los servicios esenciales,
a la vivienda digna, al trabajo decente y a un consumo responsa-
ble; también a cooperativas de presos y liberados, de campesinos
y peones rurales, de forestación y reforestación, de artesanos, de
cuentapropistas y changarines como de toda autogestión, acción
comunal y economía popular en la recuperación de empresas;
c) educar a las personas e instituciones sobre los beneficios
que otorga la forma cooperativa y mutual de asociarse, manco-
munarse, promoverse e integrarse;
d) promover la creación y el funcionamiento de pequeñas
y medianas cooperativas y mutuales que tengan por objeto
elevar el nivel de vida de las comunidades aborígenes, de los
excombatientes como la de los habitantes de la calle;
e) revertir los abusos inhumanos en las facturaciones de
cooperativas y mutuales por servicios esenciales, y
f) erradicar toda usurocracia financiera cometida mediante
el bastardeo y desnaturalización de mutuales y cooperativas;
en el caso argentino sin debido control público.
Caso contrario, eludir definirse en este punto será consoli-
dar espacios ilícitos de impunidad, de “descuido educativo” e
inermidad, tanto como sumar inaceptables complicidades de
líderes regionales, de educadores y formadores, de dirigentes
y corporaciones perniciosas en general.
Conclusivamente, cuando la humanidad está perdiendo la
fe en el relato liberal que ha dominado la política global en las
últimas décadas, exactamente cuando la fusión de la biotecno-
logía y la infotecnología nos enfrenta a los mayores desafíos
que la humanidad ha conocido; nuestra CRES 2018 no debe-
ría omitir ni dilatar el tratamiento de nuestra propuesta.
Roberto Fermín Bertossi
Investigador del CIJS/UNC
Experto CONEAU/Cooperativismo
VOCES: EDUCACIÓN - PERSONAS JURÍDICAS - ASOCIA-
CIONES MUTUALES - SOCIEDAD COOPERATIVA
- COMERCIO E INDUSTRIA - EMPRESAS - INSPEC-
CIÓN GENERAL DE JUSTICIA - FUNDACIONES Y
ASOCIACIONES - UNIVERSIDADES
NOVEDADES 2018
COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Sebastián Barocelli
CONSUMIDORES
HIPERVULNERABLES
El Derecho
2018
407 páginas
ISBN 978-987-3790-78-2
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