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El ensayo

La más íntima ley formal del ensayo es la herejía


Adorno

Una premisa de la modernidad es experimentar. Estimulado por el cúmulo de


conocimiento disponible junto a las ganas del escritor por escribir algo de un
alto nivel intelectual pero que no tenga pretensiones de competir con las
grandes ideas, aparece el ensayo como resultado de estas condiciones con
intención de apropiarse de un espacio (dentro de las tipologías) para el
procesamiento del saber. El ensayo permite discurrir con argumentos entre lo
trivial y lo riguroso, es la posibilidad de tratar cualquier tema, su facultad
metamórfica de pendular entre el signo y el sentido con las ideas, valiéndose
de sustentados silogismos y posiciones críticas, es su esencia, su razón de no
ser, es lo que puede llegar a ser, se asemeja.

Es el texto preferido por los docentes cuando tienen que evaluar hoy en día.
Esto se debe a que no conocen la teoría del ensayo, no conocen las
características del mismo, les parece un ejercicio de escritura libre. Ahora, si
bien este género trata diversidad de contenidos y de estilos, considero que en
la forma no es tan indefinido. Las fronteras no están demarcadas pero están.
La importancia radica en la argumentación, en la defensa. Si es un texto que se
defiende solo es un ensayo. Así el ensayo es la primera y última opción del
escritor, no de un estudiante, pueden ser de una simpleza o más sistemáticos,
los hay de todo tipo. Sin embargo, si se van a incluir en las planeaciones de
clase por los docentes es prudente hacer un taller previo de explicación o
propuesta de características.

Invitaré algunos autores que nos hablen de este protagonista de la familia


escrita. La mayoría que han estudiado el tema concuerdan que Montaigne es el
padre de éste, es quien lo nombra, pues el surgimiento del ejercicio
experimental que conocemos como ensayo corresponde al fenómeno de la
filosofía griega. -¡Pasa!, veamos que tiene para decirnos Jaime Alberto Vélez
en cuanto a este ambiguo sujeto. Para empezar interesa saber porque
Montaigne lo llamó ensayo (intento o tentativa), según Vélez, fue por si debía
retractarse. Con este humanista nace el punto de vista. Algunas características
del ensayo que nombra Vélez son:

a. El carácter personal.
b. Habla al ser humano corriente.
c. Método… el asombro y la curiosidad.
d. exige un escritor experimentado.
e. nació escéptico…carácter indeleble.
f. suerte se afirmación vital.
g. el más humano de los géneros.
h. ni la obsesión de la verdad, ni la manía de las conclusiones le pertenecen.
i. una opinión informada.
j. las ideas deben fluir como el agua que corre.
k. se debe leer de una sola sentada.
l. manejo cuidadoso y expresivo del lenguaje.
m. dice algo.
n. se mueve entre las ideas propias y las ajenas.

Gracias señor Vélez por su intervención. Significativo aporte consignado en su


libro El ensayo entre la aventura y el orden del año 2000. Ahora llamemos a
otro autor que escribe acerca de este tipo de escrito. Pedro Aullón de Haro, con
el libro los géneros ensayísticos en el siglo XX. De Haro propone una
delimitación del género ensayo desde una perspectiva crítico-lingüística.
Comenta que el discurso del lenguaje se presenta equidistante de lo científico y
lo artístico. Dice que el ensayo trata o habla sobre la realidad, a diferencia de la
novela que dice la realidad. Sugiere unos lindes al género que son: en la parte
inferior con el texto de lengua normal y el panfleto; y en la parte superior con el
estudio científico y el tratado. Entre otras definiciones dice:

a. El ensayo es una pieza ideológica de sesgo literario.


b. El ensayo es la didáctica hecha literatura (Andrenio)
c. El ensayo es una invención moderna, pero con una larga tradición
acumulada a sus espaldas de experimentación expresiva.
d. El ensayo es la crítica de las formaciones espirituales.

Otra valiosa interpretación acerca de la naturaleza del ensayo. Continuando, y


para cerrar la charla conceptual, cedo la palabra a un maestro alemán que
hace varias reflexiones sobre el tema: Theodor W. Adorno con su discurso El
ensayo como forma. Primero hace referencia a la situación del ensayo en
Alemania donde no tiene una óptima aceptación por ser ambiguo. Según
Lukács, el ensayo no ha podido independizarse, como si lo hizo la poesía, de
la Ciencia, la Moral y el Arte. Alude Adorno, que defiende el ensayo porque
recuerda y exhorta a la libertad del espíritu. Más adelante afirma que el
esfuerzo del ensayo refleja aún el ocio de lo infantil, así como que la fortuna y
el juego le son esenciales.

Una idea sobre las condiciones de recepción del ensayo me interesa. Dada su
informidad, su carácter vivo, fluido, dinámico, se pretende que la interpretación
del ensayo se efectúe con esa espontaneidad de la fantasía subjetiva, la misma
que necesitó el escritor para componer el ensayo. Entonces, el ensayo requiere
una interpretación activa que de sentido a su peculiaridad. Asimismo, Adorno
manifiesta la carga experiencial del ensayo cuando remite a su condición de
escrito sobre algo ya escrito, una filosofía de objetos específicos preformados
culturalmente. Más adelante afirma: El ensayo explicita la plena consecuencia
de la crítica al sistema. Se percibe como la acentuación de lo parcial frente a lo
total, además, se propone eternizar lo perecedero. Estas son algunas ideas de
Adorno sobre el ensayo.

A propósito de lo que teorizan estos tres autores, con ánimo de encontrarle una
forma al ensayo, quiero merodear, o desenterrar, una metáfora. Los ensayos
son fósiles de la escritura. Por tratarse de escritos de distintas especies
correspondientes a diferentes momentos históricos y sus concepciones de
forma, propongo reconstruir la forma del texto a partir de su fósil, de sus restos
interpretables. Así, algunos serán grandes y pesados como el Rex y otros no
pasarán de pequeñas y ligeras ideas. Es la forma informe. La principal
característica del ensayo sería su capacidad para resistirse a la clasificación,
prefiere estar en lo indeterminado, es un acto verosímil y ambiguo.

A continuación comentaré algunas características del estilo, dependiendo de la


proximidad a lo lógico y lo analógico; la forma, de acuerdo a lo que me asemeje
su lectura; y el contenido, teniendo en cuanta la lectura de dos ensayos
consignados por escritores latinoamericanos: Alfonso Reyes y Ernesto Sábato.

Empiezo por el Argentino. El ensayo se titula Sobre algunos males de la


educación, está dividido en cuatro partes y pertenece al libro Apologías y
rechazos. Su estilo lo encuentro atractivo, bien literario. Con un tono irónico y
ameno. Hace de la crítica a la pedagogía una charla apacible donde denuncia y
propone una concepción de educación. El atributo didáctico de su escritura se
evidencia en las metáforas, los ejemplos y la facilidad con que plantea su visión
de mundo. En cuanto a la forma voy a decir que lo veo como un árbol de
mediano tamaño, pero muy fructífero y de buena sombra. A partir del contenido
principal: la educación, se desprenden otros temas como: Las pretensiones del
enciclopedismo, los mitos del rigor, el fetichismo del programa y la Mayéutica.

Ahora voy con el mexicano. El ensayo lo tituló Notas sobre la inteligencia


americana, consta de 8 puntos y pertenece al libro Agonías de la razón. Su
estilo corresponde a su ilustración, es fluido, sencillo, informal, grato y con
ínfulas de sapiencia. En éste ensayo el mismo describe el carácter del ensayo
de ligero, confuso y exagerado que sólo pretende desatar una conversación.
Un argumento principal como causa de la inteligencia americana es que:
“América vive saltando etapas, apresurando el paso y corriendo de una forma
en otra sin haber dado tiempo que madurará del todo la forma precedente”.
Otra premisa es que nuestra historia, política y vida están precedidas por una
consigna de improvisación. Todo esto en el marco de la multiculturalidad. Me
pareció, en cuanto a la forma, un listado de apuntes en derredor de la idea
sobre una inteligencia americana.

Para concluir este artículo sobre el ensayo, con un pequeño y liviano análisis
de una muestra latinoamericana, quiero especular que el ensayo es el mejor
medio de expresión en la actualidad dentro de las ciencias humanas por su
ambigüedad. Asimismo, en Latinoamérica ha sido cultivado con profusión por
sus escritores e investigadores. Y en relación con el contenido del diplomado,
como ya dije antes, su origen está determinado por el deseo de conocimiento,
con el surgimiento de la filosofía. Hacer ensayo es experimentar con el
conocimiento. La filosofía anida en la fluctuación del ensayo.

Pablo Andrés Rueda Céspedes

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