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EQUIPOS MARISTAS DE PASTORAL VOCACIONAL
INDICE
Presentación 3
La necesidad del equipo 4
¿Qué es y qué hace el equipo de pastoral vocacional (EPAV) 7
El equipo sí, per... ¿dónde? 10
Formando el equipo 12
Hacia un itinerario formativo básico 16
Sugerencia de temas para iniciar 16
La historia de mi vocación 10
El concepto cristiano de vocación 20
Cultura y vocación 22
Los niveles de la vocación y sus valores 23
Etapas de la pastoral vocacional 24
La catequesis y otras experiencias de acompañamiento grupal 25
Vocaciones específicas y formas de vida 26
Acompañamiento y entrevista personal 27
Espiritualidad del animador vocacional 28
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PRESENTACIÓN
Nuestro deseo es que este sencillo material contribuya a fomentar el espíritu del trabajo
en equipo en nuestros organismos y estructuras de pastoral vocacional; un espíritu que no
responde a la urgencia del momento, sino a una verdadera necesidad carismática de, en
un plano de unidad e igualdad, mostrar al mundo la sinfonía vocacional, la profunda
complementariedad de las vocaciones, de la Iglesia.
1
Sacerdotes operarios diocesanos. México, 2008.
4
Imperativo bíblico: Jesús no actúa sólo. Tan pronto comienza su actividad apostólica, se
las ingenia para convocar a un grupo de seguidores más cercanos "para que estuvieran
con él y para enviarlos a predicar" (Me 3, 13-19 y paralelos). Aunque en los relatos
evangélicos aparezcan personalidades destacadas como la de Pedro, la mayoría de las
veces los discípulos aparecen, escuchan, aprenden, cometen errores...como grupo. Si
Jesús no hubiese dispuesto este grupo, con su muerte habría acabado todo. Nadie hubiese
sido testigo de la resurrección y nadie hubiese dado comienzo a la Iglesia.
Imperativo magisterial: Muchos teólogos opinan que la categoría principal bajo la que
han de entenderse las enseñanzas magisteriales del Concilio Vaticano II es la de comunión.
La Iglesia es el espacio donde esta comunión entre los creyentes se lleva a cabo. Tal con-
cepción de la Iglesia como espacio de comunión exige una respuesta en el nivel de las
acciones que ésta realiza. La comunión eclesial necesita objetivaciones concretas para
hacerse visible, también en el nivel de las estructuras. Ya no es posible, por tanto,
acciones puntuales, personales, incluso contradictorias que desfiguren la comunión. Se
precisan, pues, estructuras grupales que sean testimonio vivo de esta comunión a la que
hemos sido llamados.
Afinemos un poco más. Lo que a nosotros nos interesa en este momento son los equipos
de pastoral vocacional (EPAVs). Si bien es verdad que los imperativos señalados sobran
para justificar el establecimiento de equipos de pastoral, en el caso de los EPVAs existe
además otro factor que exige que la labor de la animación vocacional sea llevada a cabo
en equipo; a saber, el mismo concepto de la vocación y la complementariedad de las
vocaciones específicas.
Hemos de preguntarnos, pues, por qué hemos fallado al transmitir algo tan esencial y
aparentemente tan claro. ¿No tendrá algo que ver el hecho de que hayan sido durante
mucho tiempo únicamente los sacerdotes y consagrados los encargados de la pastoral
vocacional? La ausencia de los laicos en esta ardua y delicada tarea ha contribuido, sin
duda, a prolongar la impresión de que la vocación es sólo asunto de unos pocos. Existen,
además, otros factores que explican esta concepción errónea de la vocación. En el pasado
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El primer trabajo del equipo será conseguir la identidad vocacional de sus miembros.
Porque la fe y la vocación se transmiten más desde la vida que desde la técnica; más como
testimonio que como estrategia. En esta identidad se crece progresivamente, a la vez que
consciente y naturalmente se proyecta vocacionalmente en su entorno.
Una vez situados los fundamentos para el establecimiento del equipo de pastoral
vocacional trataremos de definir en qué consiste precisamente tal equipo:
Vocacional. Este adjetivo da nombre al fin y los objetivos que se propone el equipo
de pastoral. No es lo mismo un equipo de pastoral penitenciaria o un equipo de
pastoral de la salud que un equipo de pastoral vocacional. Esto significa, frente a la
creencia extendida, que el equipo de pastoral vocacional no se identifica
totalmente con el equipo de pastoral juvenil. Esta afirmación requiere una
explicación aparte, pues con frecuencia es fuente de malentendidos.
La pastoral vocacional tiene en los jóvenes a sus principales destinatarios, pero no los
únicos4. En efecto, es durante la etapa de juventud cuando la persona ha de hacer una
2
Construimos desde la estructura del Equipo de Pastoral local, particularmente. Y nos sostiene teóricamente
el Modelo por el que hemos optado, desde comunidades cristianas de referencia.
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Esta planificación se está realizando desde el proceso implementador del nuevo modelo de pastoral. Sus
fichas de planificación suponen todos los pasos aquí mencionados.
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Esto es totalmente coherente con la definición que hemos dado de pastoral. Las circunstancias concretas
de las personas ponen “apellido” a la pastoral. La pastoral juvenil trabaja con “jóvenes”. La pastoral
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opción vocacional específica. Pero la vocación no es sólo cuestión de una decisión que se
toma en un momento de la vida. Toda toma de decisión requiere una preparación previa
que incluye el conocimiento de las diversas opciones y la valoración de las mismas. Una
vez tomada, además, es preciso asumirla progresivamente y ser consecuente con la
misma. Por ejemplo, cuando un joven elige estudiar medicina, lo hace tras sopesar otras
posibilidades (podía haber elegido estudiar magisterio o una ingeniería). Una vez tomada
la decisión y habiendo comenzado sus estudios, tendrá que afrontar las dificultades,
esforzarse por superar las materias más difíciles. Cuando se licencie, deberá continuar
estudiando a lo largo de la vida si quiere ser competente en su profesión y no quedarse
anquilosado en viejas técnicas medicinales. Lo mismo ocurre con la vocación: primero
habrá que adquirir un conocimiento de las distintas vocaciones, después habrá que optar
por una de ellas, y luego habrá que profundizar en ella, asumirla, y crecer en la opción
hecha.
Esta consideración amplía sin duda el campo de acción de la pastoral vocacional. Quizá
pensábamos que sólo tendríamos que vérnoslas con adolescentes y jóvenes, pero de
pronto descubrimos que también los niños y los adultos han de ser destinatarios de
nuestras acciones. En otras palabras, la pastoral vocacional no se identifica con la promo-
ción vocacional, sino que la incluye como una de sus etapas. También existe una pastoral
vocacional de la preparación (etapa previa), una pastoral vocacional del cuidado
(formación básica) y una pastoral vocacional del sostenimiento de la vocación (formación
permanente). Podemos hablar entonces, resumiendo, de…
“Preparación vocacional” – acogida de las actitudes vocacionales
“Promoción vocacional” – propuesta y discernimiento
“Cuidado vocacional” – formación básica
“Sostenimiento vocacional” – formación permanente
Cualquier ámbito donde se lleve a cabo la pastoral vocacional (parroquia, colegio, casa
de formación, etc.) ha de tener presente la natural correspondencia de la promoción
vocacional con la etapa previa y las posteriores. El equipo vocacional ha de hacerse
consciente de este radio de acción y tenerlo en cuenta en su planificación.
Todo grupo humano se plantea al constituirse unos objetivos, aunque éstos no estén
explícitamente formulados. El equipo de pastoral vocacional, en cuanto grupo de
personas, también tiene unos objetivos hacia los cuales han de estar orientados todo su
ser y su hacer. Es importante que estos objetivos estén clara y explícitamente definidos y
asumidos por los miembros del equipo. De este modo, siempre habrá unos criterios claros
para discernir el tipo de acción que se quiere realizar. En otras palabras, el hacer del
equipo tiene una clara relación con los objetivos que se marca.
vocacional está al servicio del Reino en las circunstancias de un universo de destinatarios mucho mayor,
cuando es bien entendida (obviamente, teniendo a los jóvenes por primeros destinatarios).
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Los Movimientos laicales, especialmente los juveniles. Cada día son más
abundantes los movimientos de carácter espiritual o social que implementan su
acción pastoral de un modo supra-parroquial e incluso supra-diocesano. Se trata,
por lo general, de movimientos que persiguen una profundización en la fe de sus
miembros, fortaleciéndola a través de distintas experiencias. Ejemplos de
movimientos laicales son el Camino neocatecumenal, Encuentros conyugales.
Cursillos de cristiandad, Jornadas de vida cristiana,… y en nuestro caso
Remar y demás movimientos apostólicos. También en ellos resulta conveniente
la implantación de un equipo de pastoral vocacional que coordine las acciones que
desde esta pastoral específica se emprenden. Los movimientos promueven un tipo
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Además de estos cuatro ámbitos "territoriales", por así decir, existen otros ámbitos o
espacios con los que la pastoral vocacional ha de establecer unos vínculos especiales: la
pastoral juvenil y la pastoral social. En relación al equipo, este vínculo puede darse a
través de la presencia en el equipo de miembros que trabajen en ambas pastorales. La
razón de esta especial conexión parece evidente. Con la pastoral juvenil, porque aunque la
vocación sea un asunto de toda la vida, es en la juventud donde esta cuestión aflora con
mayor intensidad. Con la pastoral social, porque es en el diálogo con las necesidades del
entorno donde una vocación se cualifica como auténtica.
■ Que todo integrante del equipo tenga una mínima conciencia de su identidad
vocacional, aunque no haya sido expresada explícitamente. Que tenga, al menos, una
clara identidad cristiana.
■ Que el equipo sea un grupo vocacionalmente mixto, es decir, que esté conformado por
las distintas vocaciones eclesiales (religiosas, sacerdotales, laicales) y las diversas formas
de vida (casados, solteros, viudos, profesionales, etc.).
ellos son, por lo general, personas cercanas a los alumnos: constituyen una presencia
amable (más que los consagrados, incluso) que contribuye con mayor eficacia a la trans-
misión del mensaje de la vocación. Por otro lado, en la mayoría de los colegios existe algo
parecido a un departamento de orientación vocacional, con el fin de ayudar a los alumnos
a tomar las decisiones adecuadas en torno a su futuro académico y profesional. La
relación de este objeto con el de la pastoral vocacional en un colegio es más que evidente,
por lo que se ha de procurar la presencia del psicólogo u orientador que esté a cargo de
este departamento en el equipo de pastoral vocacional.
Una vez convocado el equipo, ¿qué hacemos con él? Sencillo: formarlo. Esta vez en el
sentido de educar, adiestrar, fomentar la asunción de las actitudes y habilidades
necesarias para ser un agente de pastoral vocacional. No se trata sólo de obtener
destrezas pedagógicas, sino sobre todo de adquirir una clara conciencia de la propia
vocación y consolidar la vivencia de la misma mediante la formulación de un proyecto de
vida vocacional. Un agente de pastoral vocacional ha de estar convencido de su propia
vocación, amarla y sentirse feliz de haber sido agraciado con ella. No importa cuál sea ni
las formas de vida en que tome cuerpo; lo esencial es que se tenga clara y se valore la
propia vocación, de tal manera que llegue a tener firmeza para transmitir esta identidad
vocacional a otros.
■ Que el encuentro formativo del equipo sea ocasión de alegría y gozo por sentirse parte
de la Iglesia, esto es: que la formación conlleve el tener una fuerte experiencia de
Iglesia. Tener una experiencia de Iglesia supone vislumbrar la unidad, la comunión, a
pesar de la pluralidad y diversidad de personas, ideas y estilos. Supone reconocer que
esa unidad es obra del Espíritu, que nos convoca y reúne para el seguimiento de Jesús,
siendo cada uno "hijos de nuestro padre y de nuestra madre". Supone no sólo la
aceptación del otro y la tolerancia respecto al otro, sino la apertura a la posibilidad de
que el otro pueda ofrecerme un punto de vista que enriquezca mi vida de fe y me
ayude a mejor seguir a Jesús. Supone aceptar que Dios obra en mi vida a través de los
hermanos y que, además, mi vida es para los demás, no para mí mismo.
■ Los integrantes del equipo llevan a cabo lecturas previas que facilitan la asimilación
de los contenidos.
■ Los integrantes del equipo elaboran materiales para las distintas actividades que se
implementan. Es quizá en este ámbito donde el equipo se muestra más fructífero y
a la vez incardinado en el contexto concreto de la plataforma pastoral (parroquia
urbana o rural, colegio o escuela, o universidad, por ejemplo). Hay un gran espacio
para la creatividad: no se trata sólo de adaptar sino de crear también nuevos
materiales que se ajusten mejor a la realidad de los destinatarios concretos.
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Elaborado sobre el Curso Básico de Pastoral Vocacional (Servicios de Animación Vocacional Sol, 2007)
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Los temas sugeridos son dispares en contenido y extensión. Se han introducido temas
de carácter antropológico (1, 3 y 9), teológico (2, 4 y 7) y pedagógico (5, 6 y 8). Las
perspectivas, como se verá, no son excluyentes, sino que se interrelacionan
profundamente.
Por otro lado, la necesidad de síntesis nos ha llevado a omitir otros temas que pudieran
parecer importantes, como la teología bíblica de la vocación, las disposiciones
magisteriales sobre la vocación, los organismos y ámbitos de la pastoral vocacional, etc. Si
el coordinador lo considera conveniente, puede añadir estos otros temas o abordarlos de
un modo transversal.
Conviene que individualmente los miembros del equipo vayan asistiendo a cursos de
pastoral vocacional que les ayuden por un lado a mejorar su preparación y, por otro lado,
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a tener una experiencia eclesial con otros agentes y otros ámbitos de la pastoral
vocacional.
A todo aquél que, convencido de la necesidad carismática de trabajar en equipo, se ha
decidido a convocar el equipo de pastoral vocacional, no nos queda sino animarle en esta
delicada y hermosa tarea de formar a los agentes del futuro. Todo esfuerzo que se
encamine en esta dirección no será en vano, pues contribuirá a revitalizar su comunidad
tocando lo más íntimo que el Señor ha puesto en los corazones de los que la componen: la
vocación.
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1. La historia de mi vocación
Metodología. Una sesión de hora y media es, en principio, suficiente para realizar este
ejercicio. La metodología ha de ser en este caso eminentemente vivencial. Es importante
comenzar con una dinámica profunda de conocimiento donde se dé cuenta de las razones
por las que cada uno ha accedido a formar parte del equipo. El coordinador ha de
moderar las intervenciones para que este momento no se alargue en exceso.
Conviene terminar la sesión con una breve oración de acción de gracias por la vocación
recibida. Proponemos la recitación conjunta del salmo 16 -Me ha tocado un lote
estupendo, ¡qué hermosa es mi herencia!- para concluirla.
Recursos. Cualquier dinámica de integración y conocimiento puede valer. Para "la línea de
la vida" sólo se requiere un papel en blanco.
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Recursos y bibliografía. Además del Módulo 4 del Diplomado, puede resultar interesante
presentar algunos libros de orientación vocacional para constatar la concepción de
vocación más habitual como aquello que para lo que tenemos capacidades. Dos títulos, a
modo de ejemplo, son: John Holland, La elección vocacional. Teoría de las Carreras,
México, 1992; y Nuria Cortada, El profesor y la orientación vocacional, México, 1993.
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3. Cultura y vocación
Recursos y bibliografía. Además del Módulo 4 puede acudirse a textos clásicos sobre
análisis cultura. Por ejemplo: Vattimo, G., Al final de la modernidad. Nihilismo y herme-
néutica en la cultura postmoderna, Ed. Gedisa, Barcelona, 1985. El análisis que el
sociólogo Javier Elzo presenta en el estudio Jóvenes españoles 2002 y vocación, en la
revista Seminarios (Vol. L, 2004) puede, a su vez, arrojar luces. Otros textos más
actualizados pueden encontrarse en la Revista Pastoral Juvenil y Misión Joven. O
profundizar en la “cultura líquida” de Bauman. Las canciones propuestas están incluidas
en los discos Regalo del alma (Celia Cruz, 2003) y Próxima estación: Esperanza (Manu
Chao, 2001).
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Metodología. Con una sesión será suficiente para abordar esta cuestión. Se comienza
repartiendo por grupos la biografía de personas que, de alguna manera, han vivido
vocacionalmente: Mons. Oscar Romero, Martin Luther King, Madre Teresa, Ghandi, etc.
Cada grupo tendrá que responder con argumentos a la pregunta: ¿tuvieron estas personas
vocación? ¿Por qué? Tras la puesta en común, se explicarán los niveles de la vocación y los
valores vocacionales. Al final se puede provocar una discusión en torno a este último
punto con el fin de aclarar la diferencia entre el consejo evangélico en cuanto distintivo
público de los religiosos y el valor vocacional, que afecta a todas las vocaciones.
Recursos y bibliografía. Para realizar las biografías ad hoc se pueden extraer los datos de
www.wikipedia.org. Este apartado se encuentra en las páginas 36-37 del Módulo 4 del
Diplomado antes citado.
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Metodología. Este tema se puede abordar en dos o tres sesiones, según las características
del equipo. En una primera sesión se han de explicar los tres momentos fundamentales
del proceso de fe y su relación con las etapas de la pastoral vocacional. Para ello, se puede
iniciar pidiendo a cada participante que se pregunte por el desarrollo de su propia fe:
¿cómo ha ido cambiando mi fe a lo largo de los años? ¿en qué se nota? Tras una puesta en
común, se explica el tema. Para ello, se puede presentar el cuadro de la página 54 del
Módulo 4 en un power point.
En una segunda sesión, se explican con detenimiento las etapas de la promoción
vocacional. Es importante vislumbrarlas con claridad porque determinarán las actividades
que el equipo realice. Se pueden ilustrar con un caso personal: el de un religioso/a o
sacerdote miembros del equipo que identifiquen las seis etapas en su proceso desde la
toma de conciencia de la vocación hasta su ingreso en la casa de formación. También se
puede presentar en power point el cuadro que aparece en la página 55 del Módulo 4.
Recursos y bibliografía. El libro de Cencini, A., El árbol de la vida, San Pablo, Madrid,
2005, nos hace una propuesta integral de pastoral vocacional que abarca todas las etapas.
Su lectura puede ayudar a clarificar conceptos al facilitador. La explicación puede
ayudarse del apartado "La pedagogía vocacional", en el Módulo 4, p. 53 y siguientes.
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Metodología. A este tema dedicaremos cuatro sesiones: tres para cada una de las
vocaciones (ministerio ordenado, vida consagrada y laicado) y una última para las formas
de vida y la complementariedad vocacional. Respecto a las tres primeras, sugerimos seguir
la misma metodología: estudio personal de textos del magisterio sobre cada vocación,
discusión en pequeños grupos y puesta en común general. Para la cuarta sesión, sobre las
formas de vida y la complementariedad de las vocaciones, sugerimos utilizar alguna
dinámica de colaboración.
Metodología. Dedicaremos a este tema dos o tres sesiones. En la primera, se pedirá a los
participantes que recuerden aquellas personas que le ayudaron a afrontar algún
problema. Si han tenido experiencia de ser acompañados espiritualmente, se les pedirá
que recuerden a sus acompañantes o directores espirituales. Se han de contestar tres
interrogantes: ¿en qué me ayudó esta persona? ¿Qué actitudes valoré de él/ella? ¿Qué
me exigieron esas actitudes? Tras una puesta en común, se reparte el texto del encuentro
de Jesús con la samaritana (Jn. 4, 3-28), invitando a identificar los distintos momentos de
la escena: actitudes introductorias, diálogo antropológico, confrontación, experiencia de
Dios. Estos momentos del encuentro con la samaritana reproducen de alguna manera las
fases de la entrevista: descarga, auto-comprensión, decisión y acción.
En las sesiones siguientes se pondrá atención a las actitudes del acompañante. Para ello
los participantes habrán leído previamente el apartado "Las funciones esenciales de la
dirección espiritual", en las páginas 157-163 del libro de J. Vela que se cita en la
bibliografía. ¿Qué impresión general nos deja esta lectura? ¿Qué nos dice acerca del
acompañamiento?
En otro momento, se puede desarrollar el capítulo "Actitudes del entrevistador" (pp. 189-
196), bien a través de la lectura personal de los participantes, bien mediante la explicación
del facilitador. Sería recomendable que éste fuese alguien con experiencia en la
conducción de entrevistas con el fin de que disponga de recursos y ejemplos reales para
ilustrar lo afirmado.
Metodología. Para este tema dedicaremos sólo una sesión. Por lo general, esta cuestión
de la espiritualidad viene muy bien para cerrar un ciclo. Si se han añadido otros temas,
éste se reserva para el último encuentro del año o curso. Se comienza pidiendo que, por
pequeños grupos, se formule una definición del término "espiritualidad". Tras la puesta en
común, se explican las notas propuestas en las páginas 59-61 del Módulo 4. Por parejas
tratan de contestar a las siguientes preguntas: ¿con qué características del animador
vocacional me identifico? ¿Con cuáles no? ¿Me considero un agente del primer o del
segundo momento? ¿Qué actitudes he de cultivar para ser mejor animador vocacional?
También se puede completar con el capítulo sobre Espiritualidad Vocacional, p. 71-73. Se
puede terminar con una adoración al Santísimo o un momento de oración prolongada en
el que se dé gracias a Dios por el camino recorrido.
Recursos y bibliografía. Los apartados mencionados del Módulo 4 pueden ser suficientes
para abordar este tema que posee un carácter más experiencial que intelectual. Lo
importante es reconocerse en las características del animador más que conocerlas
teóricamente.