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El valor de las exportaciones mexicanas de drogas

ilegales, 1961-2000

Carlos Resa Nestares

Departamento de Estructura Económica y Economía del Desarrollo

Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales

Colección de Documentos

Junio de 2003

1
El valor de las exportaciones mexicanas de drogas ilegales, 1961-2000
Carlos Resa Nestares*
Junio 2003
Resumen: No son pocos los estudios que consideran que la economía mexicana es de-
pendiente de las exportaciones de drogas ilegales para su supervivencia. Esta investiga-
ción realiza una cuantificación del valor de estas exportaciones a través de un modelo
basado en la demanda para el periodo que abarca desde 1961 hasta 2000. El resultado de
este ensayo es que las drogas ilegales han tenido una contribución marginal al desarrollo
mexicano. Si en los años sesenta las exportaciones eran nimias, la excitación de la de-
manda de drogas en los Estados Unidos en los años setenta y ochenta indujeron un no-
table crecimiento en la contribución de las drogas ilegales a la economía mexicana. Pero
incluso en sus mejores años, a finales de los años ochenta, las exportaciones de drogas
ilegales nunca llegaron a representar más del tres por ciento del PIB mexicano, diez mil
millones de dólares en precios de 2000. Desde entonces, el valor de las exportaciones de
drogas ilegales desde México se desplomó en más de un sesenta por ciento en términos
reales. En 2000, el valor de las exportaciones mexicanas de drogas ilegales apenas al-
canzó los tres mil millones de dólares.

Abstract: Some studies have described the Mexican economy as dependent or addict to
illegal drugs for surviving. This research is aimed at quantifying the value of the Mexi-
can illegal drug exports for the 1961-2000 period through a demand-based model. The
result of this investigation is that illegal drugs have had a marginal contribution to
Mexican development. In the 1960s, illegal drug exports from Mexico were minimal.
The boom of drug demand in the United States and Canada also expanded the value of
illegal drug exports in Mexico. At its peak in the late 1980s, illegal drug exports ac-
counted only for three per cent of the registered GDP or ten billion of U.S. dollars in
2000 dollars. Since then, illegal drug exports from Mexican have plummeted by sixty
per cent in real terms. In 2000 Mexico’s illegal drug exports were valued in three billion
of U.S. dollars.

Carlos Resa Nestares


Departamento de Estructura Económica y Economía del Desarrollo
Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales
Universidad Autónoma de Madrid
Crta. Colmenar Viejo, km. 13,5
28049 Madrid (España)
carlos.resa@uam.es

*
Carlos Resa Nestares es profesor asociado de Economía Aplicada en la Universidad Autónoma de
Madrid. Es miembro de la International Association for the Study of Organized Crime, del Observatoire
Géopolitique de la Criminalité Internationale, del proyecto “The economics of civil war, crime and vio-
lence” del Banco Mundial y de la Association d’Études Géopolitiques des Drogue. En el pasado fue con-
sultor del Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización de las Drogas Ilícitas e investigador
visitante en El Colegio de México.

2
El valor de las exportaciones mexicanas de drogas ilegales, 1961-2000

¿Cuál es la aportación del comercio de drogas ilegales a la economía de México? Por la

inflación de datos que se presentan en los medios de comunicación de masas, parece

que no es difícil su estimación. Una revisión superficial de los medios de comunicación

y artículos científicos de los cinco últimos años permite extraer varias decenas de esti-

maciones, cuya diferencia no se explica en términos de las transformaciones temporales

del mercado de las drogas ni por los diferentes conceptos utilizados ni tampoco la varia-

ción de metodologías. Por empeorar las cosas, la distancia entre unas cifras y otras es

abismal: van desde los seis mil a los más de cien mil millones de dólares.

La introducción de algún tipo de guarismo, cualquiera que sea la fiabilidad del mismo,

parece querer contrarrestar, con el prurito mágico de “cientificidad” que aportan los

números, el aspecto mítico-teológico que tantas veces se ha señalado en la información

sobre el crimen organizado en los medios de comunicación de masas (Albanese

1996:91-130; Bell 1962; Hall 1996:76-108; Hawkins 1973; Smith 1975). Con contadas

excepciones, todas las estimaciones no refieren la metodología utilizada y a menudo las

fuentes se esconden detrás de frases indeterminadas. Incluso la misma persona o medio

de comunicación puede referir una cifra diferente con tan sólo días de distancia. Véase

el ejemplo del anterior jefe de la Oficina Nacional de la Política sobre Control de Dro-

gas de los Estados Unidos. A principios de marzo, Barry McCaffrey reclamó para sí el

guarismo de seis mil millones de dólares como valor de las exportaciones mexicanas de

drogas ilegales en una entrevista de televisión y en el semanario británico The Econo-

mist (6 de marzo de 1997). Esa misma cantidad la citará en sede parlamentaria un año

después (United States Senate 1998:19). Entre medias, y en el transcurso de una visita

3
al estado de Chihuahua, en el norte de México, hablará de ciento nueve mil millones de

dólares para ese preciso mismo concepto (La Jornada, 29 de agosto de 1997).

Entre las diversas cifras, dos parecen haber tenido particular éxito y se han mantenido a

lo largo del tiempo más allá de su fiabilidad metodológica. La primera son treinta mil

millones de dólares como dato de ingresos de México por concepto de venta de drogas

tanto en el interior como en el exterior. Este número fue proporcionado en 1994 en rue-

da de prensa por el entonces subprocurador general de la República de México, Moisés

Moreno Hernández. Aunque en ese entonces no se proporcionó una metodología de la

estimación, la cifra ha tenido tanto éxito que muchos otros medios de comunicación la

han repetido atribuyéndosela a diferentes personas u organismos. Tal ha sido la celebri-

dad de este número que incluso ha traspasado, sin solución de continuidad, la frontera

conceptual para la cual se creó para expandirse a otros ámbitos, como la cantidad de

capitales blanqueados en México o los beneficios obtenidos por las organizaciones me-

xicanas dedicadas al tráfico de drogas. El segundo número que se ha presentado ante la

opinión pública con reiteración es la cifra de seis mil millones de dólares como la canti-

dad de dinero que pagan los empresarios mexicanos de drogas para corromper autorida-

des en su país. La diversidad de fuentes que la citan sin hacer referencia a su origen ni

metodología hacen prácticamente imposible rastrear su nacimiento. Es sorprendente, en

este sentido, la vitalidad de las cifras relacionadas con las drogas ilícitas, que sobreviven

a lo largo de los años más allá de las circunstancias que les dieron origen. Es impensa-

ble que el mercado de las drogas no haya cambiado en casi una década como para que

se sigan repitiendo las mismas cifras que se referían a principios de los noventa.

La propagación y utilización de estas cifras no suele ser ingenua. De hecho, la mayor

parte de la numerología tiende a utilizarse en los meses previos a la certificación anual

4
que el gobierno estadounidense realiza del grado de cooperación de los distintos países

del mundo en materia de política sobre drogas ilegales.

Tabla 1. Cuantificación del comercio anual de drogas ilícitas en México según con-
ceptos
Cantidad1 Año Fuente

Valor de los ingresos (exportaciones) por el comercio de drogas ilícitas en México

1002 1970 El producto de unas exportaciones diarias de quinientos kilos de marihuana a veinti-
cinco dólares por libra como precio de exportación (United States House of Repre-
sentatives 1970).

100 1998 El “experto” ecuatoriano Franklin Barriga (El Universal, 24 de junio de 1998).

500 1975 El entonces embajador de los Estados Unidos en México, Joseph John Jova, sin ex-
plicar metodología ni fuentes (citado en Barona 1976:217).

6003 1984 “Según un folleto de la DEA [Drug Enforcement Administration…] A Guadalajara


llegaban cuantiosas cargas de cocaína, que tenían un valor mensual de cincuenta
millones de dólares” (Proceso, 15 de abril de 1985). En un número posterior de la
misma revista se especifica que el valor, que ya se extrapola a todo México, corres-
ponde a la multiplicación de tres toneladas métricas de cocaína exportadas mensual-
mente por un precio al por mayor en los Estados Unidos de diecisiete mil dólares
(Proceso, 3 de junio de 1985).

500-1.000 1981 Lupsha (1981:101) extrapolando los cien mil millones de dólares anuales de ganan-
cias atribuidos por United States House of Representatives (1978:63) a la familia
Herrera, dedicada a la producción y exportación de heroína.

1.000 1987 Estimación propia de Toro (1993:322) basada en cálculos simples: “si aceptamos que
en 1987, las exportaciones de marihuana y cocaína generaron dos mil millones de
dólares en moneda extranjera para el conjunto de América Latina [cifra procedente
de Nadelmann (1993)], podemos estimar que, incluyendo la heroína, casi mil millo-
nes de dólares entraron a México”.

1.100 1975 El diputado estadounidense Lester L. Wolf sin añadir mayores especificaciones sobre
el origen del dato (citado en Barona 1976:243).

1.3504 2000 Multiplicando el precio de la cocaína de quince mil dólares el kilo por el cincuenta
por ciento – según el régimen de intercambio de drogas con comerciantes colombia-
nos – del sesenta por ciento – lo que transita por la frontera mexicana – de la cantidad
consumida en los Estados Unidos (The New York Review of Books, 15 de junio de
2000).

1-1.500 2000 El antiguo general en jefe de la Policía Nacional de Colombia sin mostrar metodolo-

1
Millones de dólares estadounidenses.
2
Sólo marihuana.
3
Sólo cocaína.
4
Sólo cocaína.

5
gía (Zeta, 27 de abril de 2001).

1.450 1988 Estimación propia de Toro (1995:51-2): “asumí en una publicación anterior [supues-
tamente la traducción castellana de Toro (1993), en la que no se reseñan los cálculos
que se afirman a continuación] que si la cocaína era el mayor negocio (en manos de
los colombianos) y un tercio de los ingresos por esas exportaciones iba a México, que
las rentas mexicanas por exportaciones de marihuana y cocaína podrían ser del orden
de setecientos millones de dólares anuales. Si se añade la estimación más baja de
Reuter y Ronfeldt [1992:7] para los ingresos por heroína, [éstos serían] los ingresos
totales de México de la producción y exportación de drogas ilegales”.

1.5005 1999 Sin fuente (Washington Report on the Hemisphere, 17 de mayo de 1999).

1-2.000 1987 No especificada (MacDonald 1988:76).

2.0006 1975 No especificada (Anderson 1981).

2.3337 1985 Ruiz-Cabañas (1989:81-2) como producto de multiplicar los precios de la droga en
los Estados Unidos por diversas estimaciones de exportaciones mexicanas.

2.2-6.8258 1988 Depurada estimación de Reuter y Ronfeldt (1992:7) con base en datos de producción
de drogas vegetales en México de diversas agencias estadounidenses de seguridad y
los precios de exportación procedentes de esos mismos organismos.

2.650 1985 Estimaciones basadas en las estimaciones de cantidades exportadas y los precios
proporcionados por la Drug Enforcement Administration (United States Congress
1987).

6.000 1996 Barry McCaffrey, jefe de la oficina presidencial sobre drogas de los Estados Unidos
sobre la base empírica de “who knows where the number comes from” (quién sabe de
dónde venga esa cifra) (United States Senate 1998:19). Con anterioridad, en una
entrevista de televisión McCaffrey refirió la misma cifra (ABC News, “This Week”,
sin fecha). The Economist (6 de marzo de 1997) entrecomilló a McCaffrey con este
guarismo, mientras que Christian Science Monitor (4 de marzo de 1997) se la atribu-
yó sin comillas. Con posterioridad y sin ser específicos, el origen de esta cifra se ha
atribuido a la Drug Enforcement Administration (Andreas 1998a:164; Schultz
1997:27). Martínez (1999:242) refrenda la cifra pero sin fuente.

7.000 1995 Fuentes de la Drug Enforcement Administration (La Jornada, 19 de junio de 1995;
Andreas 1996, 1998b:208; Schulz 1997:2) o “fuentes del gobierno estadounidense”
sin determinar citadas por el periodista Jeffrey Kaye (Public Broadcasting System, 28
de agosto de 2000).

10.000 1990 González Ruiz (2001) tras una compleja metodología que incorpora datos sobre el
consumo en los Estados Unidos, los precios al por mayor y al por menor en ese país y
los porcentajes de producción y tránsito por México.

10.0009 1996 Un funcionario mexicano del estado mexicano de Chihuahua citado en el diario me-
xicano El Financiero (Reuter, 16 de enero de 1996) o Drug Enforcement Agency
(Chicago Tribune, 30 de octubre de 1998).

5
Sólo heroína.
6
Sólo marihuana.
7
Sólo marihuana.
8
Sólo marihuana y heroína.

6
10.00010 1999 Sin fuente (San José Mercury-News, 12 de diciembre de 1999).

10.000 1997 El senador estadounidense Kay Bailey Hutchison en un artículo de opinión (Wa-
shington Post, 9 de marzo de 1994; Houston Chronicle, 14 de marzo de 1999) sin
ninguna referencia a fuentes; “agentes estadounidenses”, ya sean del Departamento
del Tesoro (Alisky 1997), de la Patrulla Fronteriza (Washington Post, 9 de marzo de
1999) o sin adscripción específica (La Jornada, 23 de febrero de 1997; Christian
Science Monitor, 3 de marzo de 1997; New York Times, 23 de febrero y 16 de marzo
de 1997). El Paso Times (6 de mayo de 2001) da como buena la cifra sin especificar
origen ni metodología.

12.50011 1976 No especificada (Proceso, 21 de octubre de 1976).

14.000 1991 Jorge Tello Peón, entonces jefe de la oficina de delitos contra la salud de la Procura-
duría General de la República y luego director de los servicios secretos mexicanos,
con el cálculo sencillo de afirmar que las exportaciones de drogas eran tan grandes
como las exportaciones legales mexicanas (Latin America Weekly Report, 12 de
diciembre de 1991).

15.000 1999 Cifra puesta en boca de Bill Clinton, entonces presidente de los Estados Unidos, en
visita oficial en México (New York Times, 16 de febrero de 1999).

15.80012 2000 Multiplicando las cifras de producción potencial de drogas en México proporciona-
das por el gobierno estadounidense por el precio de esas drogas al por mayor (Asso-
ciated Press, 11 de junio de 2002).

3-30.000 2002 Supuestas estimaciones de “analistas” (The News, 29 de noviembre de 2002).

16.700 1998 “Las autoridades estadounidenses creen [que los grupos mexicanos] controlan en la
actualidad un tercio del mercado estadounidense, que asciende en total a cincuenta
mil millones de dólares” (Financial Times, 17 de marzo de 1998).

16.80013 1998 El procurador general de la República, Jorge Madrazo, multiplicando el porcentaje de


cocaína que pasa por México hacia los Estados Unidos por el total del gasto de los
consumidores estadounidenses en esa droga (Zona Abierta, 4 de mayo de 2000).

18.000 2000 “Informes presupuestales del gobierno federal” mexicano (La Jornada, 28 de enero
de 2001).

20.000 1997 Charles Intriago, antiguo fiscal federal estadounidense y experto en blanqueo de
capitales, aplicando la fórmula de que un cuarto del gasto estadounidense en drogas
ilícitas va a México (Public Broadcasting System, 8 de abril de 1997).

10-30.000 1996 Fuentes indeterminadas del Financial Crime Enforcement Newtork del Departamento
del Tesoro de los Estados Unidos (Washington Post, 28 de abril de 1996; Schultz
1997:27) o simplemente “funcionarios estadounidenses” (Oppenheimer 1996:175;
Fabre 2002:174), pero también de puede encontrase sin origen especificado (Rotella
1998:135; Meyzonnier 2000:40; The New York Review of Books, 15 de junio de

9
Sólo por las exportaciones a través del paso entre Ciudad Juárez, en Chihuahua, y El Paso, en México.
10
Sólo por exportaciones de cocaína.
11
Sólo marihuana y heroína.
12
Sólo marihuana y heroína.
13
Sólo cocaína.

7
2000; Proceso, 28 de enero de 2001).

22.500 1996 Reforma (9 de septiembre de 1996) multiplicando estimaciones de producción y


tránsito por los precios en los Estados Unidos.

23.000 1990 No especificado (La Jornada, 29 de enero de 1992).

25.000 2000 El vice-coordinador del grupo parlamentario del izquierdista Partido de la Revolu-
ción Democrática en la Cámara de Diputados mexicana, Gregorio Urías Germán, sin
citar metodología ni fuentes (El Universal, 4 de febrero de 2002). González Ruiz
(2001) llega a la misma conclusión tras una compleja metodología que incorpora
datos sobre el consumo en los Estados Unidos, los precios al por mayor y al por me-
nor en ese país y los porcentajes de producción y tránsito por México.

26-28.000 1992 Los cálculos de un supuesto “general del Estado Mayor mexicano Baldillo Trueba”
(Observatorio Geopolítico sobre Drogas 1997:157). El nombre de un general “Badi-
llo Trueba” salió mencionado como colaborador de empresarios de drogas en el jui-
cio que se le siguió a dos generales mexicano diez años después, aunque no se reali-
zaron mayores pesquisas al respecto de esta conexión (La Jornada, 29 de octubre de
2002).

27.000 1998 “El nueve por ciento del Producto Interior Bruto” sin especificar metodología ni
fuentes (France Sénat 1999:26).

27-30.000 1997 Fuentes indeterminadas del Departamento de Justicia de los Estados Unidos (The
New Republic, 1997) o del Departamento de Estado de los Estados Unidos (Chicago
Tribune, 31 de octubre de 1998).

27-32.000 2000 Sin fuente, pero señalando que “la cifra cambia debido a las peleas (squabbles) entre
diversos analistas” (Bowden 2002:64-5).

30.000 1994 El subprocurador general de la República de México, Moisés Moreno Hernández, dio
esta cifra en rueda de prensa sin especificar el origen ni la metodología (Excélsior, 5
de noviembre de 1995; Journal of Commerce, 11 de marzo de 1996; Robinson
1996:287; Washington Post, 28 de abril de 1996; Andreas 1996; Cretin 1997:11;
Smith 1997:130; Schultz 1997:2). El propio Moreno Hernández (2001:149) le pasa la
responsabilidad de esta cifra a la Procuraduría sin referir bibliografía ni modelo de
estimación. Siete años y tres procuradores generales después, la Procuraduría General
de la República de México, por boca de su director de Prevención del Delito y Servi-
cios a la Comunidad, Pedro José Peñaloza, se reafirmaba, sin mostrar metodología,
en que la cifra seguía inalterada (El Universal, 20 de febrero de 2001). El subsecreta-
rio del Tesoro de los Estados Unidos, Jonathan Winer, en sede parlamentaria, citó
como fuente a “autoridades mexicanas” (La Jornada, 16 de mayo de 1997). A Carlos
Salinas de Gortari, presidente de México entre 1988 y 1994, también se le atribuye la
paternidad de esta cifra (Harper’s Magazine, diciembre de 1996). En algunos casos,
la Procuraduría General de la República de México y la Drug Enforcement Adminis-
tration se citan coincidentemente como fuente (La Jornada, 23 de junio de 1996) y
también a Barry McCaffrey, entonces director de la Office of National Drug Control
(El Universal, 6 de agosto de 1997). La cifra se atribuye con posterioridad a autori-
dades estadounidenses no especificadas (Washington Post, 8 de septiembre de 1996 y
21 de marzo de 1998; Chicago Tribune, 25 de marzo de 1998 y 25 de febrero de
1999) o directamente a la Drug Enforcement Administration (Meyer 1995:232). El
Centro de Estudios Fronterizos y de Promoción de los Derechos Humanos (2001:13)
y El Correo de Guanajuato (27 de febrero de 2003) le otorgan la responsabilidad del
guarismo a “un informe del Centro de Inteligencia Nacional sobre Drogas, con sede
en Washington”. Potter (1998:1) la toma de “un informe” no especificado. El diputa-
do Gregorio Urías Germán cita la cifra sin fuentes (La Jornada, 12 de mayo de
2002). Muchas noticias de prensa y artículos académicos citan la cifra con un origen
complemente indeterminado (Newsweek, 12 de junio de 1995; Los Angeles Times, 6

8
de diciembre de 1996; Builta 1997:8; Chicago Tribune, 11 de abril de 1997 y 24 de
febrero de 1998; Lumpe 1997:41; Time, 22 de septiembre de 1997, 13 de diciembre
de 1999 y 11 de junio de 2001; La Revista Peninsular, 19 de febrero de 1999; Borto-
lini Castillo 2000:345; Streatfeild 2001:361; Bowden 2002; Memoria, diciembre de
2001).

32.500 1994 Estimación propia de Loret de Mola (2001) en base a cifras de producción y de con-
sumo de las agencias estadounidenses, entrelazadas con varios errores metodológicos
graves. Antes se había atribuido la misma cifra a fuentes indeterminadas de la Casa
Blanca (Cable News Network, 8 de abril de 2000; El Universal, 18 de abril de 2001).

35.000 1996 Estimación propia de la revista sin ninguna metodología (Forbes, 7 de abril de 1997);
y sin fuente, pero “asumiendo un crecimiento conservador desde las cifras oficiales
del procurador general de México en 1994” (Offshore, junio de 1997).

36.00014 1997 El ex procurador general de la República de México, Antonio Lozano Gracia, multi-
plicando la estimación de cocaína que circula por México por su precio final de venta
en los Estados Unidos (La Jornada, 27 de mayo de 1998).

37.000 1997 Sin fuente (Toronto Star, 22 de marzo de 1997).

25-50.000 1997 “Muchos expertos” nunca materializados (Excélsior, 11 de agosto de 1997).

40.000 1997 Sin fuente (Earth Island Journal, primavera de 1997), “la cifra generalmente acepta-
da” (Eskridge 2001) o “según la Drug Enforcement Administration” (El Occidental,
5 de marzo de 2001).

30-50.000 1997 Fuente y metodología indeterminada (Cleveland Plain Dealer, 17 de octubre de


1997).

50.000 1997 Agentes estadounidenses indeterminados (Reuter, 3 de abril de 1997) o sin fuente
(Milenio Hoy, 8 de abril de 2001).

56.000 2000 El procurador general de la República de México, Jorge Madrazo Cuellar, sin expli-
car metodología (La Jornada, 22 de septiembre de 2000).

60.000 1997 El rebelde Frente Zapatista de Liberación Nacional sin referir fuentes ni metodología
(La Jornada, 10 de junio de 1998) y fuentes igualmente indeterminadas (Milenio
Diario, 25 de enero de 2001).

70.000 1992 Sin fuentes (La Jornada, 29 de enero de 1992) y diez años después se da la misma
cifra atribuida a “informes del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional:
Centro de Inteligencia Antinarcóticos, Sección Décima” (La Crisis, 27 de enero de
2001, Milenio Diario, 15 de marzo de 2003).

100.000 1994 Whalen (1994:3) atribuye esta cifra a Carlos Salinas de Gortari, presidente de Méxi-
co, pero el mismo Whalen (1995) la reafirma sin citar fuentes. El propio Salinas
(2000) reclama esa cifra, pero refiere que es sólo el valor de “lo decomisado” en el
año 1994. Alinsky (1997), profesor emérito de ciencia política en la Universidad
Estatal de Arizona, utilizando una metodología bastante simple llega a la misma
cifra.

109.000 1997 Barry McCaffrey, jefe de la oficina presidencial sobre drogas de los Estados Unidos,
a los periodistas en una visita a Chihuahua sin ofrecer mayor información (La Jorna-
da, 26 de agosto de 1997).

14
Sólo cocaína.

9
120.000 2000 Drug Enforcement Administration (Reform Party of California 2000).

160.000 1997 Indeterminada (El Financiero, 8 de diciembre de 1997).

1.810.000 1998 Un supuesto informe confidencial del servicio secreto mexicano, Centro de Investi-
gación y Seguridad Nacional (Loret de Mola 2001:9).

Beneficios de las organizaciones mexicanas dedicadas al comercio de drogas ilícitas

8 1976 Estimación de “un banquero de Culiacán”, Sinaloa (Proceso, 21 de octubre de 1976).

1-2.200 1995 “Una investigación realizada por Samuel González Ruiz, Ernesto López Portillo y
José Arturo Yáñez” (Ronquillo 1996:65-6).

5.000 2000 “Informes presupuestales del gobierno federal” de México (La Jornada, 28 de enero
de 2001) y también sin fuente (Proceso, 15 de agosto de 1999).

6.000 2000 Calculando que los empresarios mexicanos de drogas ingresan “diez mil millones de
dólares al año, y que luego gastan el sesenta por ciento de ese dinero en sobornos a
funcionarios de todos los niveles” (New York Times, 23 de febrero de 1997; Schultz
1997:15); y fuente y metodología no descubierta (Milenio Semanal, 8 de abril de
2001 y 3 de febrero de 2002).

7.000 1999 Fuentes indeterminadas de la Drug Enforcement Administration (Dermota 1999:20) o


fuentes sin especificar en absoluto (Public Broadcasting System, 28 de agosto de
2000).

14.000 1997 Indeterminada (Forbes, 7 de abril de 1997).

6-30.000 1997 “El subcomité de la industria bancaria, entidad que pertenece al congreso de los Es-
tados Unidos y que se dedica a la investigación y supervisión de asuntos monetarios,
estima que de 6 a 30 billones (sic) de dólares en ganancias del narcotráfico se lava en
México cada año” (Zeta, 22 de mayo de 1998).

10-30.000 2001 Sin fuente (San Diego Magazine, junio de 1999; Proceso, 28 de enero de 2001).

20.000 2000 Charles Intriago, antiguo fiscal federal estadounidense y director de la revista Money
Laundering Alert, citando como origen último a un “antiguo fiscal mexicano”, sin
especificar metodología (Roth 2001:320).

15-22.50015 2000 Fabre (2002:174-5) asumiendo que los mexicanos controlan el setenta y cinco por
ciento del mercado estadounidense de la cocaína, que valora en treinta mil millones
de dólares según los límites máximo y mínimo de los cálculos realizados por Dupuis
(1996:207).

20-25.000 1995 Sin fuente (Whalen 1995).

27.000 1995 El periodista mexicano-argentino Jorge Fernández Menéndez, sin citar fuentes en el I
Taller de Periodismo convocado por el Centro de Integración Juvenil en la ciudad de
México (4 de noviembre de 1995).

17-30.000 1997 Indeterminada (Albuquerque Journal, 1997).

27-30.000 1996 Sin fuente (Stuttgarter Zeitung, 10 de diciembre de 1996).

30.000 2000 Mark Galeotti, director de la Organised Russian and Eurasian Crime Research Unit
en la Universidad de Keele, Reino Unido, sin especificar fuente ni metodología (Ja-

15
Sólo por venta de cocaína.

10
ne’s Intelligence Review, 24 de agosto de 2000). La Jornada (20 de mayo de 1998) lo
atribuye a “especialistas de México y Estados Unidos” que no se concentran.

17-77.000 1996 Estimación propia de Loret de Mola (2001) en base a cifras de producción y de con-
sumo de las agencias estadounidenses, entrelazadas con varios errores metodológicos
graves.

29-116.000 2000 Igual que anterior en Loret de Mola (2001).

70.00016 2002 Indeterminada (Milenio Semanal, 17 de marzo de 2002).

120.000 1997 Eizenstat y Choate (1997), refiriendo que esa cifra procede de aplicar la estimación
de que “el setenta por ciento de las drogas que llegan a los Estados Unidos vienen de
México”.

Ingresos anuales de individuos u organizaciones específicas

100 1975 Organización de la familia Herrera: Sin metodología (United States House of Repre-
sentatives 1978:63).

200 1985 Organización de la familia Herrera: Sin fuente (President’s Commission on Organi-
zed Crime 1986; Proceso, 12 de mayo de 1986; MacDonald 1988:75; Esquire, octu-
bre de 1997).

26017 1976 Organización de Alberto Sicilia Falcón: Indeterminada (Proceso, 21 de octubre de


1976).

600 1984 Organización de Rafael Caro Quintero: Indeterminada (Proceso, 18 de marzo de


1985).

800 1992 Organización de Rafael Aguilar Guajardo: Indeterminada (Washington Post, 8 de


julio de 1996).

1.1-1.275 1994 Organización de Juan García Ábrego: Cálculo realizado por un antiguo comisionado
del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas de la Procuraduría General de la
República, Francisco Molina Ruiz, sobre la base de que este grupo “introdujo a Esta-
dos Unidos entre 65 y 75 toneladas de cocaína, con un precio de 17.000 dólares por
kilo” (Proceso, 23 de febrero de 1997).

1.1-1.600 1990 Organización de Juan García Ábrego: Estimación de Peter Lupsha (1995:90), cate-
drático de la Universidad de Nuevo México, sin referir fuente ni metodología.

1.660 1978 Organización de Alberto Sicilia Falcón: “Durante un periodo de tres a cuatro meses
envió treinta y dos millones de dólares a la semana a México” (United States Senate
1980:94).

3.500 1996 Organización de Juan García Ábrego: “Su fortuna es calculada [se desconoce por
quién] en 20.000 millones de dólares, ‘cosecha’ de las cerca de 750 toneladas de
cocaína pura que logró introducir a los Estados Unidos en los últimos seis años, y de
los dividendos derivados de sus negocios ilícitos” (Proceso, 22 de enero de 1996).

5.000 2001 Organización de los hermanos Arellano Félix: Sin fuente (Proceso, 17 de marzo de
2002).

9-10.80018 1999 Organización de los hermanos Valencia: El fiscal general antidrogas de México,

16
Sólo por venta de cocaína.
17
Depósitos en cuentas bancarias estadounidenses.

11
Mariano Herrán Salvatti (El Universal, 20 de octubre de 1999).

10.000 1997 Organización de Amado Carrillo Fuentes: El investigador Peter Lupsha sin referir
metodología (The New Republic, 1997), en una cifra que es recogida por Arnold
Beichman, investigador del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford (Wa-
shington Times, 4 de abril de 1997), por el Toronto Globe and Mail (13 de diciembre
de 1999) y por Streatfeild (2001:361) sin citar fuente. Chicago Tribune (5 de diciem-
bre de 1999), también sin fijar origen de la cifra, establece que la organización de
Carrillo Fuentes ingresaba 200 millones de dólares a la semana. Christian Science
Monitor (6 de diciembre de 1999) hace la misma cuenta atribuyéndose a “algunas
fuentes estadounidenses”.

10.00019 1999 Organización de Amado Carrillo Fuentes: Fuentes indeterminadas de la Drug Enfor-
cement Administration (The Times, 8 de diciembre de 1999; Newsweek, 13 de di-
ciembre de 1999).

10.500 1995 Organización de Amado Carrillo Fuentes: “Un informe elaborado por un equipo de
inteligencia con la participación de la DEA [Drug Enforcement Administration] y el
FBI [Federal Bureau of Investigation] entregado al gobierno [del mexicano] estado
de Chihuahua […] por introducir 100 toneladas de cocaína y otras drogas” en Estados
Unidos (Proceso, 7 y 21 de septiembre de 1997); y fuente no especificada (Harper’s
Magazine, diciembre de 1996; Newsweek, 10 de marzo de 1997).

15.000 1995 Organización de Amado Carrillo Fuentes: Indeterminada (San Jose Mercury News, 6
de diciembre de 1999).

15.000 1992 Organización de Juan García Ábrego: Sin especificar (Builta 1997:8).

10-20.000 1994 Organización de Juan García Ábrego: No especificada (Paternostro 1995).

17.000 1997 Organización de Amado Carrillo Fuentes: Sin concretar (Albuquerque Journal,
1997).

20.000 1994 Organización de Juan García Ábrego: Fuente y metodología indeterminadas (Reuter,
16 de enero de 1996, The Economist, 26 de octubre de 1996; Washington Post, 13 de
febrero de 1999; Corpus Christi Caller-Times, 19 de noviembre de 2001).

30.000 1998 Organización de los hermanos Valencia: “Dos años de operación, de 1997 y 1999
[…] fueron suficientes para que se introdujeran a Estados Unidos toneladas de cocaí-
na que generaban 60 mil millones de dólares de ganancias anuales” (Reforma, 23 de
abril de 2003).

25.000 1996 Organización de Amado Carrillo Fuentes: Sin fuente (Miami Herald, 13 de julio de
1997).

50.000 1997 Organización de Amado Carrillo Fuentes: Drug Enforcement Agency (La Jornada,
18 de mayo de 1998).

900.000 1995 Organización de los hermanos Arellano Félix: Sin fuente, para un ingreso de nueve
“billones” de dólares de ingresos en diez años de vida de la organización (Milenio
Diario, 31 de octubre de 2002).

Pagos a las autoridades públicas mexicanas relacionadas con el comercio de drogas ilícitas

18
Sólo grupo detenido en la operación Milenio.
19
Sólo por exportación de cocaína.

12
1 2000 M. Delal Baer, director del Project Mexico en el Center for International and Strate-
gic Studies en Washington, sin especificar el origen de la cifra (Insight, 6 de diciem-
bre de 2000).

1220 2001 Fuentes indeterminadas de la Drug Enforcement Administration (Zeta, 15 de marzo


de 2002).

1621 1998 Informes indeterminados de la Procuraduría General de la República (El Universal,


11 de octubre de 1999).

5022 1997 Thomas A. Constastine, director de la Drug Enforcement Administration de los Esta-
dos Unidos en declaración ante el Subcomité de Seguridad Nacional, Asuntos Inter-
nacionales y Justicia Criminal del Congreso de los Estados Unidos, 25 de febrero de
1997. Así lo referirá mucho después Los Angeles Times (15 de mayo de 2002). U.S.
News and World Report (8 de marzo de 1999) cita a Constantine pero asegurado que
el guarismo se corresponde al total de grupos mexicanos de drogas. El jefe de opera-
ciones de la misma organización, Donnie Marshall, repetirá cifra y organización en
sede parlamentaria el 23 de abril de 1997. La agencia de control del gobierno esta-
dounidense ofrece la misma cifra con respecto a un grupo mexicano pero sin especi-
ficar organización (United States General Accounting Office 1998:6). Un año des-
pués ya se concreta que ese guarismo se corresponde sólo con la organización de los
Arellano Félix (United States General Accounting Office 1999:7). The Economist (17
de noviembre de 1997) refiere la misma cifra atribuyéndosela a unos “fiscales mexi-
canos”. También se encuentra esta cifra sin referir fuente para el mismo concepto
(Zeta, 12 de diciembre de 1997; New York Post, 4 de marzo de 1999; Washington
Times, 28 de febrero de 2002 y 13 de abril de 2002; New York Times, 19 de abril de
2002). El mismo guarismo se aplica a la organización dirigida por Juan García Ábre-
go (Reuter, 16 de enero de 1996), mientras que Loret de Mola (2001:131) escribe que
“la DEA [Drug Enforcement Administration] ha señalado que tan sólo el Cártel de
Juárez [dirigido por Amado Carrillo Fuentes] invierte un millón de dólares semanales
en corromper funcionarios públicos”.

7523 2000 Sin fuente (Time, 11 de junio de 2001; Insight, 10 de septiembre de 2001; The Obser-
ver, 10 de marzo de 2002) o de “fuentes estadounidenses” no especificadas, que rea-
lizan una estimación “conservadora” (San Jose Mercury-News, 10 de marzo de 2002;
St. Petersburg Times, 17 de marzo de 2002).

8024 1996 Sin fuente (Bowden 2002:92).

10025 1997 “Reportes de inteligencia militar de México y de la PGR [Procuraduría General de la


República], así como de la DEA [Drug Enforcement Agency] en Estados Unidos” (El
Universal, 7 de abril de 1997)

160 1998 El “experto ecuatoriano” Franklin Barriga López, “director académico del Instituto
Ecuatoriano de Estudios para las Relaciones Internacionales” (El Universal, 24 de

20
Sólo la organización de los hermanos Arellano Félix.
21
Sólo el grupo de Amado Carrillo Fuentes.
22
Sólo la organización de los hermanos Arellano Félix.
23
Sólo la organización de los hermanos Arellano Félix.
24
Sólo el grupo de Héctor Luis Palma Salazar.
25
Sólo la organización de los hermanos Arellano Félix.

13
junio de 1998).

20026 1999 Fuentes indeterminadas de la Drug Enforcement Administration (The Times, 8 de


diciembre de 1999; Newsweek, 13 de diciembre de 1999).

208 1998 Se multiplica la estimación de la Drug Enforcement Administration de que la organi-


zación de los Arellano Félix paga un millón de dólares semanales en corrupción por
el número de grandes empresas de comercio de drogas ilegales en México, cuatro
(Loret de Mola 2001:131).

36527 2000 El grupo de los Arellano Félix “sobornaba policías y políticos a un nivel de un millón
de dólares diarios” (Los Angeles Times, 10 de marzo de 2002). Esta misma cifra la
repiten sin fuente The Independent (11 de marzo de 2002). Christian Science Monitor
(18 de marzo de 2002) atribuye después la cifra a Donald J. Thornhill, funcionario de
la Drug Enforcement Administration en San Diego.

460 1993 Un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México en la que se asume el


cálculo “normal” de 1.000 dólares de corrupción por kilogramo de cocaína de contra-
bando (Andreas 2000:62).

500 1996 Rotella (1998:135) afirma haber extraído esa cifra de un estudio de la Universidad de
Guadalajara, mientras que Newsweek (27 de febrero de 1997), Andreas (1998a:163) y
The New York Review of Books (15 de junio de 2000) afirman que su fuente es el
referido estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México. Washington Re-
port on the Hemisphere (17 de mayo de 1999) atribuye la estimación directamente al
académico estadounidense Eric Wexler. El economista Rogelio Ramírez de la O, en
conferencia en Washington, utilizó la cifra, atribuyéndose a “un reciente estudio” (El
Universal, 26 de enero de 2000). Meyzonnier (2000:41) alcanza la misma conclusión
multiplicando por el número de semanas el pago de mil dólares por semana y policía,
sin referir de donde procede la estimación ni los diez mil policías que reciben la can-
tidad. A la misma cifra, sin metodología, llegan “testimonios judiciales en los Esta-
dos Unidos y policías estadounidenses y mexicanos” (Washington Post, 28 de abril
de 1996) o fuentes sin determinar (Albuquerque Journal, 1997; Stuttgarter Zeitung,
10 de diciembre de 1996; San Diego Magazine, junio de 1999; Proceso, 28 de enero
de 2001; Streatfeild 2001:361; Washington Times, 25 de septiembre de 2002 y 20 de
marzo de 2003).

1.800 2000 “Documentos publicados por el FBI recientemente” que cita el especialista en blan-
queo Charles Intriago, antiguo fiscal federal estadounidense (Roth 2001:320).

3.000 1997 Información indefinida procedente de la revista estadounidense Money Laundering


Alert, que dirige Charles Intriago (La Jornada, 8 de agosto de 1997). Fukumi (2001)
da la misma cifra refiriendo como fuente Newsweek (27 de febrero de 1997), aunque
en dicho artículo se señala que los pagos por corrupción son un sexto de esa cantidad:
500 millones de dólares.

6.000 1997 La fuente de esta cifra es diversa: Barry McCaffrey (Reuter, 25 de marzo de 1997),
agentes estadounidenses indeterminados (New York Times, 2 de febrero de 1997 y 16
de marzo de 1997; Chicago Tribune, 25 de febrero de 1999; Associated Press, 6 de
diciembre de 1999), estimación de los servicios secretos estadounidenses (La Jorna-
da, 23 de febrero de 1997), el líder de la minoría demócrata en el Senado de los Esta-
dos Unidos, Tom Daschle, de Florida, según “una estadística que se me informa” (La
Jornada, 21 de marzo de 1997), “una estimación estadounidense” (United States
General Accounting Office 1999:2), y sin determinar (Los Angeles Times, 4 de octu-

26
Sólo el grupo de Amado Carrillo Fuentes.
27
Sólo la organización de los hermanos Arellano Félix.

14
bre de 1998; New York Times, 16 de marzo de 1997). New York Times (23 de febrero
de 1997) proporciona un aproximación metodológica a la cifra: “En un borrador de
análisis aún no presentado, funcionarios de inteligencia establecen que los traficantes
mexicanos ingresan cerca de 10.000 millones de dólares al año, de los que gastan
aproximadamente el sesenta por ciento en cohechar funcionarios de todos los niveles
administrativos”.

7.500 1998 Sin fuente, tras el cálculo de que el veinticinco por ciento de los treinta mil millones
de dólares ingresados por los empresarios mexicanos de drogas se dedican a sobornar
autoridades públicas (Chicago Tribune, 25 de febrero de 1999).

7.60028 1998 El procurador general de la República, Jorge Madrazo, multiplicando los ingresos de
los empresarios mexicanos de cocaína por “el cuarenta por ciento de las utilidades
[beneficios] que las organizaciones dedicadas al narcotráfico utilizan para corrup-
ción” (Zona Abierta, 4 de mayo de 2000).

10-12.000 2000 El economista de la Universidad Iberoamericana, Julián Barquín, sobre la base de


que “según datos de la misma Procuraduría General de la República, el sesenta por
ciento de los ingresos del narcotráfico se destinan a pagar sobornos o mordidas” (El
Universal, 27 de octubre de 2001).

30.000 1997 Agentes mexicanos indeterminados (Chicago Tribune, 11 de abril de 1997).

49.000 1997 Barry McCaffrey, jefe de la oficina presidencial sobre drogas de los Estados Unidos,
a los periodistas en una visita a Chihuahua sin ofrecer mayor información (La Jorna-
da, 26 de agosto de 1997).

Blanqueo de capitales en México

4-20% PIB 2002 Los límites mínimo y máximo de “estimaciones” no especificadas (NACLA Report on
the Americas, septiembre-octubre de 2002).

1.00029 1990 Indeterminada (El Universal, 22 de mayo de 1991).

4.000 1999 Un inexistente “Observatorio Internacional del Narcotráfico, organización no guber-


namental con sede en París, Francia” (La Jornada, 6 de diciembre de 1999).

3-8.000 2002 Fabre (2002:175) tomando varias estimaciones ajenas y propias.

4.00030 1997 Un supuesto “informe del Departamento de Estado” sin más especificaciones (El
Universal, 7 de enero de 2002).

6.000 1996 “Un informe de la Drug Enforcement Administration” (El Universal, 5 de enero de
1997), la National Security Agency de los Estados Unidos (New York Times, 11 de
julio de 1997) o la Asociación de Banqueros Mexicanos (Milenio Diario, 25 de enero
de 2001).

6-10.000 1998 “Especialistas de México y Estados Unidos” que no se especifican (La Jornada, 20
de mayo de 1998).

8.000 1998 Charles Intriago, antiguo fiscal federal estadounidense y director de la revista Money
Laundering Alert, aplicando sencillas fórmula matemáticas basadas en el gasto de los

28
Sólo por cocaína.
29
Sólo en casas de cambio.
30
Sólo en la industriosa ciudad norteña de Monterrey.

15
consumidores estadounidenses (Financial Times, 25 de marzo de 1997).

8-10.000 1998 “Investigadores independientes” no determinados (Proceso, 24 de mayo de 1998).

10.00031 1994 John Navarrete, jefe de la oficina del Federal Bureau of Investigations en la ciudad
fronteriza de El Paso, sobre el cálculo de procedencia indeterminada de que “se lavan
doscientos millones de dólares a la semana” (Proceso, 15 de mayo de 1995).

10.000 1997 Stanley Morris, director del Financial Crime Enforcement Newtork del Departamento
del Tesoro de los Estados Unidos sobre la base de estimaciones propias nunca expli-
cadas (El Universal, 16 de mayo de 1997) y sin fuente (La Jornada, 20 de junio de
1998).

11.000 1997 “Según versión de algunos periódicos norteamericanos” (La Jornada, 9 y 10 de


agosto de 1997).

10-15.000 1997 Investigadores estadounidenses y mexicanos indeterminados (Latin Trade, septiem-


bre 1997).

15.000 1998 “Algunas fuentes periodísticas” (La Jornada, 8 de agosto de 1997); el izquierdista
Frente Zapatista de Liberación Nacional sin referir fuentes ni metodología (La Jor-
nada, 10 de junio de 1998) o estimación del “gobierno de los Estados Unidos” (Time,
1 de junio de 1998).

6-30.000 1997 Bill McCollum, congresista republicano estadounidense por Florida y director del
Comité sobre Delincuencia (International Herald Tribune, 11 de agosto de 1997).

8-30.000 1996 Fuentes estadounidenses indeterminadas (La Jornada, 6 de septiembre de 1996).

21.000 2000 Héctor Rangel Domene, presidente de la Asociación Mexicana de Banqueros, citando
unas supuestos estudios de la organización no gubernamental Transparencia Interna-
cional (La Jornada, 8 de diciembre de 2000).

25.000 2002 Sin fuente (Reforma, 21 de junio de 2003).

30.000 1996 Funcionarios de seguridad indeterminados (La Jornada, 6 de septiembre de 1996;


Washington Post, 21 de marzo de 1998). El mismo periódico mexicano dice después
tomar la cifra del Informe de la Estrategia Internacional de Narcóticos de 1995, emi-
tido anualmente por el Departamento de Estado de los Estados Unidos (La Jornada,
5 de agosto de 1997). También se atribuye la misma cifra a cálculos no especificados
de los departamentos de Estado y del Tesoro de Estados Unidos (La Jornada, 4 de
octubre de 1996), la Drug Enforcement Administration de los Estados Unidos (La
Jornada, 8 de agosto de 1997) o fuentes sin determinar (Christian Science Monitor,
29 de mayo de 1997; Reuter, 16 de febrero de 1998; Center for International and
Strategic Studies 1998:10).

32.00032 1995 Cálculo de los profesores John Zdanowicz y Simon Pak, de la Florida International
University, estimado mediante un cálculo de aquellas transacciones en el comercio
entre los Estados Unidos y México que sobresalen por encima o por debajo de un
rango definido como normal dentro de las estadísticas por artículos del Departamento
de Comercio de los Estados Unidos (Proceso, 20 de mayo de 1996). La cifra, obvia-
mente, supera la que se refiere al blanqueo de capitales procedentes del comercio de
drogas ilegales.

31
Sólo en la zona fronteriza entre la ciudad estadounidense de El Paso y Ciudad Juárez en México.
32
Sólo incluye el blanqueo que se realiza a través de sobrevaloración o subvaluación del comercio entre
los Estados Unidos y México.

16
60.00033 1997 Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos (New York Times, 11 de julio
de 1997).

Fuente: Elaboración propia.

Para superar esta precariedad metodológica, se tratará en este ensayo de llevar a cabo un

intenso más avanzado de calcular el tamaño del mercado de drogas ilícitas en México,

teniendo en cuenta dos vertientes: el mercado interno y las exportaciones. La cuantifica-

ción se restringirá a las principales sustancias del mercado (la cocaína, la heroína, la

marihuana y las metanfetaminas), dejando al margen otras drogas, como el peyote o el

éxtasis, cuya importancia cuantitativa es relativamente menor. Para llevar a cabo esta

investigación científica se utilizará un método de demanda. Es decir, a partir de la de-

manda de los mercados a los que se exportan drogas desde México se tratará de inferir

la cuantía de las exportaciones a partir de la siguiente fórmula básica:

n n
VEDI = ∑ ∑ Pij × µij (Cij + Dij + PEij ) , donde
i =1 j =1

— VEDI es el valor de las exportaciones de drogas ilegales desde México,

— i es el tipo de droga ilegal exportada desde México (para este estudio, cocaína, he-

roína, marihuana y metanfetaminas),

— j son los países del mundo hacia donde se dirigen las exportaciones mexicanas,

— Pij es el precio medio estimado de importación de la droga i en el país j,

— µij es la penetración de las importaciones mexicanas sobre el total de importaciones

de la droga i en el país j (0≤µ≤1),

33
Extrapolación propia a partir de cifras de blanqueo “in a matter of just weeks” (En unas pocas sema-
nas).

17
— Cij es la demanda final de la droga i en la región j, que se calcula a través de la si-

guiente fórmula:

Cij = N ij × λij , donde

— Nij es el número medio de consumidores de la droga i en el país j,

— λij es la cantidad media de droga i consumida por usuario en el país j.

— Dij es la cantidad de droga i decomisada por las autoridades estatales en el país j, y

— PEij es la cantidad de droga i perdida en el país j.

Mientras que no se ignoran las debilidades de este enfoque y de las cifras elegidas para

hacer los cálculos, que se desgranarán a lo largo del texto, se prefiere a los métodos ba-

sados en el flujo de mercancías o capitales, casi imposibles para hacer una estimación

realista, o a los que se basan en las cifras de producción. Estos últimos, cuyos datos

provienen de cálculos por satélite realizados por los Estados Unidos, con demasiada

frecuencia han estado sometidos a criterios políticos más allá del supuesto rigor científi-

co y han tendido a castigar a los países enemigos con buenas cifras y premiar a los ami-

gos con números más reducidos (Reuter 1984, 1994, 1996). Las revisiones anuales de

estas cifras han tendido a ser de naturaleza magnífica, lo cual impide realización una

estimación histórica apropiada. Y además, la exageración de las cifras, probablemente

con la intención reiteradamente señalada de externalizar el asunto de las drogas ilegales

en Estados Unidos, ha sido notable.

Cocaína

18
La estimación de la cocaína utilizada en los Estados Unidos se basará en la siguiente

fórmula, que se basa en la realizada por Office of National Drug Control Policy

(2002a):

(NUCi + GMUCi ) + (NUOi + GMUOi ) + GEi


CCCUSAi = , donde
PMGCi

— CCUSAi es la cantidad de cocaína consumida en los Estados Unidos en el año i;

— NUCi es el número de usuarios compulsivos de cocaína durante el año i;

— GMUCi es el gasto mediano en cocaína realizado por los consumidores compulsivos

de cocaína en el año i;

— NUOi es el número de usuarios ocasionales de cocaína durante el año i;

— GMUOi es el gasto medio en cocaína realizado por los consumidores ocasionales de

cocaína en el año i;

— GEi es el gasto en especie que realizan los consumidores estadounidenses de cocaína

durante el año i y que a lo largo del periodo se considerará constante en un once por

ciento del gasto total conforme a las referencias de estudios empíricos aportadas en

Office of National Drug Control Policy (2002a);

— PMGCi es el precio medio del gramo de cocaína pura en la venta al por menor en el

año i.

La fuente del número de consumidores de droga en los Estados Unidos es la Encuesta

Nacional de Hogares sobre Abuso de Drogas, que lleva a cabo el Departamento de Sa-

lud entre la población de los hogares y grupos de personas sin techo, en combinación

19
con los análisis urinarios voluntarios que se practican entre los presos varones por me-

dio del Instituto Nacional de Justicia. La cantidad de droga consumida por usuario se

extrapola a través de un tratamiento de los datos procedentes de la encuesta entre los

presos que consumen esta sustancia y de las cifras proporcionadas por la encuesta en

hogares. Todos estos datos se tomarán de los proporcionados por Office of National

Drug Control Policy (2002a).

Las encuestas acerca del uso de drogas presentan dos debilidades reiteradamente seña-

ladas. Primero, y pese a todas las inferencias que se puedan realizar al respecto, depende

de la buena voluntad de los individuos para responder a la encuesta. Y se sabe que en

asuntos especialmente sensibles como es el consumo de drogas, que está fuertemente

penalizado por la legislación y por la moral pública, el grado de fiabilidad de las res-

puestas puede ser bajo (Fendrich et al 1999; Harrison y Hughes 1997; Manski, Pepper y

Petrie 2001:75-135; United States General Accounting Office 1993). En el caso del al-

cohol, por ejemplo, cuyo consumo está condenado socialmente pero no penalmente, las

inferencias a partir de encuestas sólo explican dos tercios de los gastos que se pueden

visualizarse en los registros fiscales. Manning y otros (1991), por ejemplo, estimaron

que la Encuesta Nacional de Salud en los Estados Unidos sólo da cuenta del cincuenta

por ciento del total consumido. Morral y otros (2000) observaron que para una muestra

de pacientes en tratamiento, más del cincuenta por ciento de los que respondían un uso

ocasional de heroína en realidad la utilizaban de manera compulsiva. Por otra parte, la

Encuesta Nacional de Hogares sobre Abuso de Drogas excluye algunos colectivos que

pueden presentar un grado importante de consumo crónico: el personal militar, los pre-

sos y los que viven en centros de desintoxicación de drogas (Taylor et al 2001).

20
Si bien el estudio de Office of National Drug Control Policy (2002a) proporciona todos

estos datos e incluso realiza los cálculos respectivos, la serie de errores de cálculo en los

que incurre – tales como no convertir los dólares corrientes a dólares constantes para el

gasto medio de los consumidores ocasionales – o la aparición de datos que no pueden

ser explicados conforme a la metodología que se reseña obligan al recalcular las varia-

bles en combinación con un estudio anterior utilizando la misma metodología (Rhodes

et al. 1997). Conforme a este nuevo cálculo, el resultado es que entre 1988 y 2000 la

cantidad de cocaína pura consumida en los Estados Unidos se ha reducido desde las

trescientas noventa toneladas métricas en 1988 hasta las ciento noventa y cuatro tonela-

das métricas en el último año de cálculo.

Tabla 2. Consumo de cocaína en los Estados Unidos, 1988-2000


midores compulsivos (dóla-
Consumidores ocasionales

Gasto en especie (millones

Cantidad total de cocaína


midores compulsivos (mi-
dores ocasionales (dólares
Gasto medio de consumi-
Gasto mediano de consu-

llones de dólares de 2000)

llones de dólares de 2000)


midores ocasionales (mi-
Gasto total de los consu-

Gasto total de los consu-

pura (toneladas métricas)


Precio por gramo de co-
Gasto total (millones de

caína pura (millones de


compulsivos (miles)

de dólares de 2000)
dólares de 2000)

dólares de 2000)
Consumidores

res de 2000)

de 2000)
(miles)

A B C D E F G H I J
AxC BxD E+F Gx0,11 (G+H)/I
1988 3.984 6.000 360 28 74.757 8.653 83.410 9.175 238 390
1989 3.824 5.300 342 32 68.197 8.827 77.024 8.473 226 379
1990 3.558 4.600 323 36 59.866 8.532 68.398 7.524 227 334
1991 3.379 4.478 290 38 51.105 8.856 59.961 6.596 227 293
1992 3.268 3.503 265 42 45.108 7.622 52.730 5.800 224 261
1993 3.080 3.332 239 42 38.437 7.247 45.683 5.025 199 255
1994 3.032 2.930 228 39 36.112 5.981 42.093 4.630 187 250
1995 2.866 3.082 226 41 33.774 6.595 40.369 4.441 196 229
1996 2.828 3.425 220 37 32.441 6.543 38.984 4.288 175 247
1997 2.847 3.487 188 41 27.909 7.430 35.339 3.887 195 201
1998 2.809 3.216 197 38 28.860 6.429 35.289 3.882 183 214
1999 2.754 3.216 206 39 29.587 6.458 36.046 3,965 184 218
2000 2.704 3.035 212 44 29.896 7.015 36.912 4,060 212 194
Fuente: Elaboración propia a partir de Rhodes et al. (1997) y Office of National Drug Control Policy
(2001b, 2002a).

21
El resultado de esta reponderación es que entre 1988 y 2000 la cantidad de cocaína pura

consumida anualmente en los Estados Unidos se dividió por dos, pasando de las casi

cuatrocientas toneladas a las poco menos de doscientas toneladas a finales del siglo XX.

El descenso en el número de consumidores tanto compulsivos como ocasionales, junto

con una disminución de la cantidad utilizada por los usuarios compulsivos, explican este

descenso.

El estudio encargado por Office of National Drug Control Policy (2002a) sólo abarca el

periodo que va desde 1988 y el año 2000. Para retrotraer la serie del consumo, se utili-

zará la curva de consumo de cocaína que, con una metodología parecida que divide en-

tre consumidores ocasionales y habituales, y la ayuda de supuestos estadísticos, cons-

truyeron Rydell y Everingham (1994). Dado que existen diferencias de cuantía entre

ambas estimaciones para los años en que coinciden se ajustará una curva que asuma

que, en el año 1988 la cifra otorgada por la primera estimación está más próxima a lo

real y que a partir de entonces, hacia atrás temporalmente, el consumo de cocaína sigue

los patrones considerados por la segunda. De este modo, para el periodo entre 1961 y

1987, la estimación de consumo de cocaína en los Estados Unidos se remitirá a la si-

guiente fórmula:

R
D88
Di = DiR& E × R&E
, donde
D88

— Di es la cantidad de cocaína consumida en Estados Unidos en el año i;

— DiR&E es la estimación de la cantidad de cocaína consumida en los Estados Unidos

en el año i realizada por Rydell y Everingham (1994);

22
— D88R es la estimación de la cantidad de cocaína consumida en los Estados Unidos en

el año 1988 realizada a partir de los datos de Office of National Drug Control Policy

(2002a); y

— D88R&E es la estimación de la cantidad de cocaína consumida en los Estados Unidos

en el año 1988 realizada por Rydell y Everingham (1994),

Con esta técnica se obtiene la demanda de cocaína en los Estados Unidos era de poco

más de cuatro toneladas métricas en 1961, creciendo de manera intensa a lo largo de las

dos décadas siguientes hasta alcanzar su cota máxima en el bienio 1986-1989, en el que

el consumo superó las trescientas setenta y cinco toneladas cincuenta toneladas. Shre-

ckengost (1991) muestra un crecimiento similar en la cantidad de cocaína consumida en

los Estados Unidos, basándose en estimaciones acerca del consumo medio y del número

de usuarios exclusivamente medidos en encuestas nacionales, aunque, por esta última

razón, sus cifras son significativamente más bajas. A partir 1988 comenzó un descenso

constante y agudo hasta que en el año 2000 la demanda total de los consumidores esta-

dounidenses se situó por debajo de las trescientas toneladas métricas.

23
Consumo de cocaína en los Estados Unidos, 1961-2000 (toneladas
métricas puras)
400

300

200

100

0
1961

1963

1965

1967

1969

1971

1973

1975

1977

1979

1981

1983

1985

1987

1989

1991

1993

1995

1997

1999
Pero las exportaciones mexicanas de cocaína no sólo se llegan en cantidades masivas

hacia los Estados Unidos sino también, aunque en menor medida, a Canadá. Mientras se

han registrado algunos casos de detenciones de mexicanos en Europa y otros países por

intentar introducir pequeñas cantidades de cocaína, el número y las cantidades son tan

pequeñas, el fruto de empresas individuales de pequeña envergadura, que no se tomarán

en consideración para este texto. Al efecto del consumo canadiense, la Royal Canadian

Mounted Police (2002) estima, sin proporcionar metodología explícita, que en el año

2000 llegaron aproximadamente quince toneladas métricas de droga al país, de lo cual

se deduce, una vez restadas las 1,9 toneladas métricas de droga que se incautaron en ese

año, que se consumen aproximadamente trece toneladas métricas de cocaína en estado

impuro en el país. La última cifra dispone al respecto de la pureza de la droga en Cana-

dá para la venta al por mayor – calidad a la que se asume entra en el país – es para el

año 1998: el setenta y cinco por ciento (United Nations Office for Drug Control and

24
Crime Prevention 2002:1998). Con esta cifra se deduce que el total de cocaína pura

consumida en 2000 en Canadá es de poco menos de diez toneladas métricas.

Para comprobar la veracidad de esta cifra y retrotraer la evolución de consumo de co-

caína en Canadá se realizará algunos supuestos en los que se considerará que las pautas

de uso de esta droga en este país y en los Estados Unidos presentan profundas similitu-

des, lo cual ha sido ratificado en numerosos estudios (Stamler, Fahlman y Keele 1984;

Smart 1991). Sólo hay dos encuestas nacionales disponibles para medir la cantidad de

cocaína consumida en Canadá, que datan de 1994 y 1989: en las mismas se consignan

que la prevalencia anual del consumo de cocaína o crack es del 0,7 y 1,4 por ciento de la

población adulta, respectivamente (MacNeil y Webster 1997). En términos absolutos, la

encuesta reflejó que el número de consumidores se había reducido desde las trescientas

diez mil personas 1989 hasta las ciento sesenta y una mil personas en 1994. Para estos

años se supondrá que el consumidor medio de cocaína medido según las encuestas tiene

unas pautas de consumo medio de esta droga en gramos similar al de los Estados Uni-

dos según la siguiente fórmula:

CCC i = CMUSAi × NCC i , donde

— CCCi es el consumo de cocaína en Canadá durante el año i (en toneladas métricas

puras),

— CMUSAi es el consumo medio de cocaína por el usuario estadounidense medido en

las encuesta nacional de hogares de ese país durante el año i, y

— NCCi es el número de consumidores de cocaína en Canadá medidos en las encuestas

en el año i.

25
Según este cálculo, entre 1989 y 1994 el consumo de cocaína pura en Canadá pasó de

las veintidós a las catorce toneladas, un descenso ligeramente superior al de los Estados

Unidos. Para años intermedios y posteriores a esa fecha, y ante la carencia de datos, se

asume que la evolución del consumo de cocaína refleja una evolución similar a los Es-

tados Unidos dado que ambos países comparten pautas culturales y de relación con el

consumo de drogas comparables (Stamler, Fahlman y Keele 1984; Smart 1991). El nú-

mero de consumidores (NCCi) será una proporción del número de consumidores en Es-

tados Unidos medidos en la encuesta preceptiva, con un pequeño ajuste correspondiente

al cambio de la relación conocida entre ambas variables para los años 1989 y 1994,

donde se conocen ambas cifras. Esta relación apenas varió a lo largo de esos cinco años,

esa relación pasó de diecisiete consumidores estadounidenses por cada canadiense en

1989 a dieciocho en 1994. En los años intermedios, y para años posteriores a la última

cifra, se asume que la relación avanzó de manera constante a una tasa de poco más del

uno por ciento anual. Conforme a estos cálculos, el número de consumidores canadien-

ses de cocaína, según se miden en las encuestas, se redujo desde los trescientos cin-

cuenta mil en 1988 hasta los poco más de ciento cincuenta mil en 2000. Aplicándole a

estas cifras la cantidad media consumida en los Estados Unidos para cada año, la cifra

de cocaína pura consumida en Canadá se desplomó durante el mismo periodo desde las

veintitrés hasta las poco menos de diez toneladas métricas.

Para años anteriores a 1988, el consumo de cocaína en Canadá se calculará en base a

una regla de tres con respecto al consumo homólogo en los Estados Unidos:

CCUSAi × CCC r
CCCi = , donde
CCUSAr

26
— CCCi es el consumo de cocaína en Canadá durante el año i,

— CCUSAi es el consumo de cocaína en Estados Unidos durante el año i,

— CCCr es el consumo de cocaína en Canadá durante el año de referencia r (que será

el año 1988); y

— CCUSAr es el consumo de cocaína en Estados Unidos durante ese mismo año.

De estos cálculos se obtiene que la cocaína pura consumida en Canadá ha registrado un

constante incremento desde los trescientos kilogramos utilizados en 1961 hasta las

veintitrés toneladas métricas que se consumieron a finales de los ochenta. Desde ese

periodo de gran consumo, la cantidad de cocaína utilizada en Canadá ha descendido de

manera paulatina hasta alcanzar el punto más bajo en el año 2000, con poco menos de

diez toneladas, lo cual resulta coherente con la cifra apuntada por la Royal Canadian

Mounted Police (2002) para este último año.

En total, por lo tanto, en los dos mercados de exportación de cocaína desde México se

consumieron poco más de doscientas toneladas métricas de cocaína pura durante el año

2000. Insertando la perspectiva histórica, esta cifra supone una notable reducción con

respecto a lo que ocurría a finales de la década de los ochenta, donde se consumían en

ambos mercados aproximadamente cuatrocientas toneladas métricas de cocaína pura.

Esta cifra representa un enorme salto con respecto a tan sólo dos décadas antes, ya que a

principios de los años sesenta, el total de cocaína pura utilizada en ambos países ni si-

quiera superaba las diez toneladas al año.

Para calcular el total de cocaína pura que entra a ambos países de América del Norte

partiendo desde México añadirá la cantidad de droga perdida y decomisada por las auto-

27
ridades de los países de recepción. Los datos acerca de las capturas se obtendrán de las

fuentes oficiales (Bureau of Justice Statistics 2000; Goldberg y DeLong 1971; Office of

National Drug Control Policy 2001b, 2002b, 2002d; Royal Canadian Mounted Police

2002; United Nations Drug Control Programme Database 2002; United States Senate

1972). Cuando las cifras vengan en cantidades brutas – desde 1961 hasta 1995 en el

caso de Estados Unidos y para todo el periodo para los decomisos en Canadá – se mul-

tiplicará la cantidad de droga por la pureza media para cada año para obtener la cantidad

de cocaína pura decomisada. En el caso de los Estados Unidos, el origen de los datos es

diverso. Entre 1981 y 1995, las cifras de capturas procederán de las cifras proporciona-

das por el gobierno de los Estados Unidos al Programa de las Naciones Unidas para la

Fiscalización de las Drogas Ilegales, que a su vez son, para el periodo entre 1989 y

1995, derivadas del Federal-wide Drug Seizure System, que contiene información sobre

capturas de drogas hechas dentro de la jurisdicción de los Estados Unidos por la Drug

Enforcement Administration, el Federal Bureau of Investigation, Customs Service y

Border Patrol así como capturas marítimas realizadas por la Guardia Costera de los Es-

tados Unidos y los decomisos realizados por otras agencias federales que se incluyen en

esta base de datos cuando la custodia de la evidencia se transfiere a alguna de los cinco

organismos mencionados. Para fechas anteriores, la cifra de capturas será la suma de los

decomisos realizados por el Customs Service y la Drug Enforcement Administration y

se aplicará el año fiscal, que comienza en marzo entre 1977 y 1980 y en junio para años

anteriores a 1976. Hay que llamar la atención sobre el hecho de que los decomisos de

drogas en Estados Unidos, mucho más que en Canadá, están sometidos a problemas

burocráticos: “Cada organismo [público encargado de la persecución de las drogas ile-

gales] mantiene sus propios registros de tales actividades [de capturas], lo cual se super-

28
pone al contenido de registros similares de otras agencias; por lo tanto, la actividad fe-

deral de expropiación de drogas está significativamente sobredimensionada” (Office of

National Drug Control Policy 1999:86). Esta exageración derivada de la cuenta doble de

algunas capturas realizadas en cooperación puede compensar el defecto de que no existe

una recolección de los decomisos realizados por las fuerzas de seguridad locales y esta-

tales en los Estados Unidos que no se contabilizan. La importancia de las capturas por

autoridades no federales no es menor. En el último recuento existente Godshaw et al

(1987:126) estimaron que en 1986 los decomisos de drogas realizados por las fuerzas de

seguridad estatales, condales y municipales fueron, en peso bruto, la mitad que las eje-

cutadas en ese mismo año por las autoridades federales. Sin embargo, Caulkins y Reuter

(1998:613), extrapolando los datos de las capturas realizadas en Washington capital en

1991 llegan a la conclusión de que los decomisos de autoridades estatales y locales re-

presentaban el quince por ciento de que realizaban las autoridades federales.

A la cantidad capturada se le aplicará la medida de pureza proporcionada por la Oficina

Presidencial sobre Control de Drogas al objeto de ajustar al cálculo en cocaína pura que

se está llevando a cabo. Para el caso de las pérdidas no registradas se aplica un porcen-

taje del 0,1 por ciento sobre la cantidad de droga disponible, una estimación con escaso

sustento empírico que se obtiene de dividir a la mitad las pérdidas de cocaína de lo que

se realiza en las primeras fases del comercio de drogas, que se asume son mucho más

altas (Rocha 2000).

En este punto es importante hacer una advertencia, importante desde el punto de vista

metodológico, pero que difícilmente se puede solucionar a efectos del modelo: el mo-

mento del consumo no es el mismo que el de importación, dado que existe un retraso

temporal entre la fecha en la que se introduce la mercancía en el mercado de consumo y

29
el momento en el que un usuario determinado utiliza esa mercancía. Los estudios acerca

de esta distancia temporal son escasos y no referidos al caso específico de la distancia

entre el momento de la importación y el consumo final. El Institute for Defense Analy-

sis (2000) encontró que pasan entre cuatro y cinco meses desde que se producen las

tareas de erradicación de hoja de coca en Perú y Colombia hasta que éstas se visualiza-

ban en un cambio de precios en la venta de cocaína al por menor en los Estados Unidos.

Layne et al. (2001) encontraron, para el caso del transporte internacional de cocaína, el

mismo retraso temporal de entre cuatro a seis meses entre los eventos policiales en las

zonas de producción y las subsecuentes transformaciones en el mercado de cocaína de

los Estados Unidos. Pero esta distancia se reducía a entre cero y dos meses cuando la

actividad policial se producía en las zonas de llegada o de tránsito o afectaba a la deten-

ción de grandes empresarios de cocaína. Con estos datos en mente, que muestran que la

distancia temporal entre la entrada en Estados Unidos y su consumo final es bastante

breve, lo cual es coherente con la idea que los comerciantes de drogas tienden a limitar

el tiempo de almacenamiento para evitar los riesgos concurrentes, en el modelo se asu-

mirá que el retardo temporal entre importación y consumo final es cero.

Los datos agregados de consumo, capturas y pérdidas no intencionadas, ofrecen que

para el año 2000 la demanda total de cocaína en América del Norte fue de doscientos

setenta y dos toneladas métricas de cocaína pura. Este guarismo supone una reducción

notable con respecto a las quinientas toneladas métricas demandadas en 1989, el año en

que se alcanzó el nivel máximo de importación de esta droga.

A estas cifras se le aplicarán las estimaciones realizadas al respecto por el Caribbean

Coordination Mechanism (2002), una agencia dedicada a la investigación sobre el con-

trol de drogas ilícitas con base en Barbados, dependiente de la oficina caribeña del

30
Total cocaína introducida en América del Norte, 1961-2000
(toneladas métricas puras)
500

400

300

200

100

0
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización de las Drogas. Con frecuencia se

recurre a las estimaciones realizadas por el Joint Inter-Agency Task Force, que agrupa a

los diferentes organismos de seguridad nacional y que realiza estas estimaciones po-

niendo en común sus informaciones acerca de operaciones sospechosas. Sin embargo,

se prefiere el indicador de la agencia multinacional porque, incorporando parte de la

información del organismo estadounidense no incorpora algunas variaciones de carácter

dudoso y se ha mostrado históricamente menos sometido a las presiones políticas para

castigar a unos países frente a otros. Por ejemplo, el informe de la Joint Inter-Agency

Task Force de 1996 estimaba que ciento noventa toneladas de cocaína se dirigían hacia

el continente europeo; al año siguiente, dicha cantidad se redujo a noventa toneladas sin

ninguna aclaración metodológica y, sobre todo, sin ningún descenso del consumo en

Europa que explicase tal variación (Resa y Labrousse 2000). Por otra parte, el informe

del Caribbean Coordination Mechanism incorpora datos acerca de Canadá que se igno-

31
ran en el caso de la agencia norteamericana. En este paso se asume, a efectos de facilitar

el cálculo y por la insuficiencia de información disponible, que la cocaína de todas las

procedencias es igualmente pura dado que las estimaciones de las Naciones Unidas se

refieren exclusivamente a cocaína en bruto.

Con esta referencia, en el año 1993 se alcanzó la mayor preeminencia en términos rela-

tivos de México como exportador de cocaína hacia América del Norte, alcanzando más

del sesenta por ciento del total de la cocaína introducida. Desde entonces su participa-

ción ha disminuido de manera casi constante hasta alcanzar poco menos del cincuenta

por ciento durante el año 2000. Esta evolución es coherente con la distribución regional

de las capturas de cocaína en los Estados Unidos, que alcanzó su cota máxima en la

zona oeste a principios de los noventa, y también con las propias capturas realizadas en

México. La explicación subyacente a este cambio en las rutas del comercio de cocaína

es que los intermediarios colombianos de drogas durante los años noventa han ido reto-

mando progresivamente las rutas a través del Caribe como medio de evitar la alta comi-

sión de los contrabandistas mexicanas y al objeto de recuperar su participación en el

mercado minorista (Resa 2001). Los datos del Caribbean Coordination Mechanism sólo

se retrotraen hasta 1980. En ese momento la participación de México en la introducción

de cocaína hacia los Estados Unidos y Canadá era menor del diez por ciento. La práctica

inexistencia de controles para esta sustancia hacía que la mayor parte de esta droga fue-

se exportada directamente hacia los Estados Unidos o, cuando los envíos eran muy

grandes, parando temporalmente en alguna isla del Caribe.

Para periodos anteriores a 1980 no existen cifras acerca de la participación de México

en la exportación de cocaína hacia Estados Unidos y Canadá. Ashley (1975:131) hace

una descripción sobre el desarrollo de la industria de la cocaína en Nueva York durante

32
los años sesenta que explica los cambios en la participación de los comerciantes de me-

xicanos de drogas en la exportación de cocaína.

La primera vez que vi la cocaína fue en 1955 cuando el hijo de un rico em-
presario de la Ciudad de México la sacó en una fiesta, junto a unos canutos
[de marihuana]. Era su primer viaje a los Estados Unidos y se sorprendió –
casi no se lo podía creer – de que ninguno de nosotros hubiese visto cocaína
antes. Dijo que su padre y los amigos de su padre la consumían, pero que se
disgustaban mucho si se enteraban que sus hijos la probaban […] A princi-
pios de los años sesenta, cuando la marihuana era una novedad para la ma-
yor parte de la gente, los embarques eran de una dimensión mucho menor.
Al crecer la demanda de marihuana, las operaciones de los importadores
crecieron […] Para 1966 o así había muchas y grandísimas operaciones con
marihuana, que tenían como base sobre todo California. La gente que las
controlaba tenía relaciones de trabajo muy cercanas con los cultivadores
mexicanos, y cuando los clientes del importador comenzaron a pedirle co-
caína, los importadores fueron corriendo a sus colegas mexicanos. ¿Podéis
adquirir coca? Claro que podían. Si no la vendían por si mismos, conocían a
alguien que lo hacía. Los mexicanos, después de todo, tenían desde hace
tiempo conexiones con el mercado sudamericano de la cocaína. […] Al
principio se la compraban a sus colegas mexicanos, pero rápidamente [los
empresarios neoyorquinos de la cocaína] entraron en contacto con las fuen-
tes en Colombia. [… Para finales de los años sesenta] ya no necesitaban pa-
sar por los intermediarios mexicanos.
Kamstra (1974:277) coincide en la popularidad que gozaba la cocaína entre la clase alta

mexicana en los años sesenta. En resumen, que la participación de los mexicanos en

estos primeros momentos de conformación de la industria de la cocaína fue muy baja y

de corta duración. En consecuencia, puede asumirse que el porcentaje referido a las ex-

portaciones mexicanas de cocaína en los años sesenta y setenta fue muy bajo, lo cual

ratifican las capturas de cocaína en México (Rodríguez Manzanera:1974:88). Incluso en

los primeros años, en los que la fuente referida asume que una buena parte de la cocaína

importada pasaba por México, o más estrictamente los empresarios mexicanos coordi-

naban los envíos, lo cierto es que la mayor parte del consumo se derivaba de la deriva-

ción de la producción legal en Europa hacia fines recreativos y prohibidos. A fines del

cálculo se considerará que a principios de los años sesenta, México exportaba aproxi-

33
madamente el uno por ciento de la cocaína que se distribuía en los Estados Unidos,

manteniéndose en este punto muy bajo diez años después y después recuperando a ritmo

constante su participación hasta enganchar con las cifras proporcionadas por el Cari-

bbean Coordination Mechanism (2002). En el año 1970, en el cual se dio el punto más

bajo de participación mexicana en la exportación de cocaína apenas se decomisaron

siete kilos de esta sustancia ilegal en México.

Porcentaje de cocaína introducida en América del Norte a


75 través de México, 1961-2000

50

25

0
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999

Una vez consignada la cantidad de cocaína exportada por México, sólo queda multipli-

car la dicha cifra por el precio de las exportaciones. Dado que no existe una medida

apropiada de tal precio, se utilizará como aproximación la media de las mediciones del

programa STRIDE (System to Retrieve Information Drug Evidence) en la frontera su-

doeste para ventas al por mayor, es decir, las ventas que superan los cien gramos (Office

of National Drug Control Policy 2001a, 2001b). Se toma esta cifra porque las ventas se

34
producen principalmente en la frontera y luego es el comprador el que se encarga de

transportar la droga hasta la zona de destino. De hecho, la imbricación de las redes de

contrabando mexicanas con las de distribución en el interior de los Estados Unidos es

bastante menor de lo que presentan las agencias de seguridad en ese país (Adler 1993).

Aunque la medición de los precios a través del programa STRIDE tiene algunos pro-

blemas de fiabilidad, el principal que no es estadísticamente representativa porque la

recolección de datos tiene propósitos puramente administrativos y no estadísticos

(Frank 1987; Horowitz 2001; Manski, Pepper y Petrie 2001:105-17, 282-95; Rhodes, y

Kling 2001: 264-266), son las únicas disponibles por el momento a falta de depuración

y mejora metodológica y han servido en el pasado para múltiples estudios académicos

acerca de la evolución de los precios de las drogas en los Estados Unidos.

Pero la desagregación de los precios de la cocaína en la frontera suroriental de los Esta-

dos Unidos sólo abarca hasta 1991. Para fechas entre 1980 y 1991, los datos acerca de la

venta de precios al por mayor de la cocaína esta desagregada en forma de regiones. El

precio medio de la cocaína en esos años se calculará a través de la siguiente fórmula:

n
Pi × ci
PFSj = α ∑
i =1 C
, donde

— PFSj es el precio medio de la cocaína en la frontera sudoeste en el año j,

— α es la relación entre el precio en la frontera sudoeste y el precio ponderado de las

regiones que abarcan la zona sudoeste (0≤α≤1) en el periodo 1991-2000, del que

existen datos para ambas variables y que se asumirá que sigue una relación que varía

con el tiempo de la siguiente naturaleza: α = 0,0104 j + 0,7326 , en la que j es el año

de cálculo con el año 1981 como 1,

35
— i es la región que compone el área sudoeste que, para el presente estudio y por razo-

nes de la división existente son la región del Pacífico, la región de las Montañas Ro-

cosas y la región central oriental, que incluye Texas,

— Pi es el precio de la cocaína al por mayor en la región i,

— ci es el número de casos de precios de cocaína al por mayor que se han registrado en

la región i, y

— C es el número total de casos de las tres regiones referidas que componen la zona

adyacente a la zona fronteriza.

Aparte de este cálculo para evitar, además, el peso de algún tipo de incautación en un

año concreto, se tomará la media móvil de las tres medias adyacentes como correspon-

dientes al año analizado. Para el periodo entre 1973 y 1979 existen niveles de precios de

la cocaína al por mayor al nivel de los Estados Unidos. Se asumirá que la proporción de

los precios al por mayor en todo el país y en la frontera sudoeste se mantiene constante

durante esos años. El resultado es que en 1973 el precio de la cocaína al por mayor ha-

bía alcanzado los dieciocho dólares por gramo en precios constantes y de setenta y uno

en precios de 2000.

Para fechas anteriores a 1972, ante la carencia de recopilaciones de precios sistemáticas,

se tomarán precios recopilados de manera anecdótica tanto por las agencias de seguri-

dad como por estudios académicos y referencias de prensa. En ese entonces, Nueva

York era el centro de la importación de cocaína.

Tabla 2. Precios de la cocaína al por mayor en los Estados Unidos, 1960-1972

36
Fuente Año Lugar Precio Pureza34 Precio Precio
por gra- por gra- por gra-
mo mo puro mo puro
en dóla-
res de
2000

Ashley (1975: 128-9) 1969 San Francisco 12 .. 16 75

Ashley (1975: 128-9) 1970 Nueva York 23-29 85-92% 25 117

Woodley (1971) 1970 Nueva York 10 .. 13 59

Breacher et al. (1972) 1971 Nueva York 15 50% 30 128

Breacher et al. (1972) 1971 Nueva York 18-21 75% 24 103

Ashley (1975: 128-9) 1971 Nueva York 23-29 85-92% 25 106

Grinspoon y Balakar (1976:52) 1972 Nueva York 23 .. 31 126

Ashley (1975: 128-9) 1972 Nueva York 30-41 85-92% 33 134

Ashley (1975:139) 1972 Los Ángeles 53 .. 71 291

Ashley (1975:128-9) 1973 Nueva York 42 85-92% 46 178

Ante la imposibilidad de construir una serie a partir de estos datos sesgados, se optará

por asumir las referencias de las vivencias personales de Ashley (1975:128-44) en el

mercado de cocaína en los Estados Unidos. Éste afirma que el precio al por mayor de la

cocaína se mantuvo relativamente estable, en dólares corrientes, durante toda la década

de los años sesenta, apenas molestado por las autoridades públicas. Sin embargo, en los

años 1970 y 1973 se duplicó el precio de cocaína como consecuencia de la mayor pre-

sión policial contra los comerciantes de cocaína, que abandonaron este mercado para

dedicarse al menos perseguido de la marihuana, lo cual tiende a ser coherente con el

crecimiento del precio del gramo de cocaína pura que se produjo durante los años se-

senta. Uniendo esta serie a los datos oficiales anteriores se tiene que el precio de la co-

caína pura, en dólares del año 2000, se redujo desde los cincuenta y dos dólares por

gramo en 1961 hasta los treinta y nueve dólares en 1970. A partir de ese punto, se pro-

34
Cuando no exista una referencia explícita, a efectos de cálculos se asumirá una pureza media del se-

37
dujo un crecimiento constante del precio de la cocaína hasta alcanzar el precio de

ochenta y un dólares en 1979. Desde entonces, el precio de la cocaína al por mayor en

los Estados Unidos se ha desplomado hasta los veinte dólares que alcanzó en el año

2000.

Precio del gramo puro de cocaína exportada desde México a los


100 Estados Unidos, 1961-2000 (en dólares de 2000)

90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999

Multiplicado la cantidad de cocaína exportada por el precio de la cocaína, el resultado

es que el valor de las exportaciones mexicanas de cocaína ha experimentado dos fases

bien definidas. En primer lugar, entre los años sesenta y ochenta, las exportaciones de

cocaína mostraron una etapa de crecimiento – no continuado – desde los poco más de

dos millones de dólares en 1961 hasta los casi ocho mil millones de dólares que se re-

gistraron en 1991. El crecimiento del consumo en América del Norte, aunado con una

mayor penetración de las exportaciones mexicanas de cocaína, es capaz de capear las

tenta y cinco por ciento.

38
variaciones de precio – de descenso durante los años sesenta y ochenta – para generar

este crecimiento. Desde finales de los años ochenta se observa un abrupto descenso de

Valor de las exportaciones mexicanas de cocaína, 1961-2000


8000 2

6000 1,5

4000 1

2000 0,5

0 0
61
63
65
67
69
71
73
75
77
79
81
83
85
87
89
91
93
95
97
99
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
En millones de dólares constantes del año 2000 (escala izquierda)
En porcentaje del PIB mexicano (escala derecha)

las exportaciones mexicanas de cocaína que se relaciona sobre todo con la disminución

abrupta del consumo de cocaína en América del Norte. En el año 2000, el valor de las

exportaciones mexicanas de cocaína representa apenas dos millones y medio de dólares,

un tercio de lo que alcanzaba sólo diez años antes.

En términos del Producto Interior Bruto mexicano, la evolución ha sido muy similar,

con la única variación de que se presentan abruptos dientes de sierra correspondientes a

las crisis económicas sucesivas que se han producido en México en los años 1982, 1988

y 1994. Durante los años sesenta y setenta, la aportación de las exportaciones de cocaína

a la economía mexicana era muy marginal, aunque creciente. Durante los años ochenta

se produce un periodo de rápida expansión en las exportaciones mexicanas de cocaína

39
Crecimiento anual del valor real de las exportaciones mexicanas
de cocaína, 1962-2000 (en porcentaje)
75

50

25

-25
1962

1964

1966

1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980

1982

1984

1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000
En dólares constantes En porcentaje del PIB mexicano

1961-1965 38,3 26,2

1966-1970 15,9 8,2

1971-1975 60,1 41,3

1976-1980 42,9 34,0

1981-1985 23,1 31,2

1986-1990 15,1 12,9

1991-1995 -7,7 -6,4

1996-2000 -11,0 -19,6

hasta llegar a representar a finales de esa década alrededor del dos por ciento de la eco-

nomía mexicana. Esta aportación ha disminuido de manera notable durante los años

noventa hasta representar algo menos del 0,5 en el año 2000.

El periodo de mayor crecimiento de las exportaciones mexicanas de cocaína se registra

durante los años sesenta y, sobre todo, los años setenta dado que se partía de un nivel

40
muy bajo. En este lapso de tiempo el aumento anual de las exportaciones se sitúa por

encima del treinta por ciento. Antes de esta expansión de los setenta, el valor de las ex-

portaciones de cocaína se había mantenido relativamente constante durante los años

sesenta dado que los aumentos del consumo en los Estados Unidos eran contrarrestados

por una disminución del precio real de la cocaína. En los años ochenta el mercado ma-

dura y las exportaciones crecen a ritmos más reposados hasta alcanzar su punto máxi-

mo. En última instancia, durante los años noventa el descenso de las exportaciones me-

xicanas de cocaína, cercano al diez por ciento anual, se debe a la disminución del precio

de exportación de esta sustancia, además de por un descenso notable del consumo y por

la reducción del tamaño total del mercado estadounidense.

41
Tabla 3. Valor de las exportaciones mexicanas de cocaína pura, 1961-1980 (cuadro explicativo)
Cocaína consumida

Cocaína consumida

Pérdidas interiores
Total droga consu-

ducida en América
Cocaína decomisa-
da en Estados Uni-

Cocaína decomisa-

Cocaína introduci-

Cocaína introduci-

xicanas de cocaína

xicanas de cocaína

xicanas de cocaína
en Estados Unidos

exportaciones me-

exportaciones me-

exportaciones me-
Total droga intro-

Precio por gramo

Precio por gramo


frontera sudoeste

frontera sudoeste

Exportaciones de
medio dólar-peso
mida en América

Valor total de las

Valor total de las

Valor total de las


de cocaína en la

de cocaína en la

Tipo de cambio

PIB de México
da por México

da por México
da en Canadá

cocaína / PIB
en Canadá

del Norte

del Norte
dos
Año
A B C D E F G H I J K L M N O P Q
A+B C+D+E+F GxH IxJ IxL MxN O/P
tm tm tm tm tm tm tm % tm US$2000 Millones US$ corriente Millones US$ Millones pesos Millones pesos %
por gramo US$2000 por gramo corriente corrientes corrientes
1961 4,4 0,3 4,7 0,0 0,0 0,0 4,7 1,0 0,0 52 2 9 0 0,01 0 182 0,00
1962 6,9 0,4 7,4 0,0 0,0 0,0 7,4 1,0 0,1 52 4 9 1 0,01 0 196 0,00
1963 9,8 0,6 10,4 0,0 0,0 0,0 10,4 1,0 0,1 51 5 9 1 0,01 0 218 0,01
1964 14,2 0,8 15,1 0,0 0,0 0,0 15,1 1,0 0,2 50 8 9 1 0,01 0 258 0,01
1965 17,2 1,0 18,3 0,0 0,0 0,0 18,3 1,0 0,2 49 10 9 2 0,01 0 281 0,01
1966 21,8 1,3 23,1 0,0 0,0 0,0 23,1 1,0 0,2 47 11 9 2 0,01 0 312 0,01
1967 26,5 1,6 28,0 0,0 0,0 0,0 28,1 1,0 0,3 45 13 9 3 0,01 0 341 0,01
1968 27,5 1,6 29,1 0,0 0,0 0,0 29,1 1,0 0,3 43 13 9 3 0,01 0 378 0,01
1969 36,1 2,1 38,2 0,1 0,0 0,0 38,4 1,0 0,4 41 16 9 4 0,01 0 418 0,01
1970 44,9 2,7 47,6 0,1 0,0 0,0 47,7 1,0 0,5 39 19 9 4 0,01 0 495 0,01
1971 48,3 2,9 51,2 0,2 0,0 0,1 51,4 1,2 0,6 44 28 11 7 0,01 0 546 0,02
1972 53,2 3,1 56,3 0,2 0,0 0,1 56,5 1,5 0,9 47 41 12 10 0,01 0 629 0,02
1973 62,5 3,7 66,2 0,2 0,0 0,1 66,4 1,9 1,2 71 88 18 23 0,01 0 770 0,04
1974 76,4 4,5 81,0 0,2 0,0 0,1 81,2 2,3 1,9 75 140 21 40 0,01 0 1.003 0,05
1975 84,7 5,0 89,8 0,2 0,0 0,1 90,1 2,8 2,5 77 196 24 61 0,01 1 1.226 0,06
1976 99,3 5,9 105,1 0,3 0,0 0,1 105,5 3,5 3,7 71 260 23 86 0,02 1 1.528 0,09
1977 121,7 7,2 128,9 0,2 0,0 0,1 129,3 4,3 5,5 79 433 28 152 0,02 3 2.061 0,17
1978 152,3 9,0 161,3 0,6 0,0 0,2 162,1 5,2 8,5 76 646 29 245 0,02 6 2.605 0,21
1979 189,9 11,2 201,1 0,7 0,0 0,2 202,0 6,4 13,0 81 1.055 34 445 0,02 10 3.419 0,30
1980 228,2 13,5 241,8 1,9 0,0 0,2 243,9 7,9 19,2 61 1.171 29 561 0,02 13 4.766 0,27

43
cocaína en la frontera

cocaína en la frontera
Total droga consumi-

Exportaciones de co-
Total droga introdu-

Valor total de las ex-

Valor total de las ex-

Valor total de las ex-


Cocaína introducida

Cocaína introducida
Cocaína decomisada

Cocaína decomisada

Precio por gramo de

Precio por gramo de


portaciones mexica-

portaciones mexica-

portaciones mexica-
cida en América del
Cocaína consumida

Cocaína consumida

Pérdidas interiores
en Estados Unidos

en Estados Unidos
da en América del

medio dólar-peso
Tipo de cambio

PIB de México
nas de cocaína

nas de cocaína

nas de cocaína
por México

por México

caína / PIB
en Canadá

en Canadá

sudoeste

sudoeste
Norte

Norte
Año
A B C D E F G H I J K L M N O P Q
A+B C+D+E+F GxH IxJ IxL MxN O/P
tm tm tm tm tm tm tm % tm US$2000 Millones US$ corriente Millones US$ Millones pesos Millones pesos %
por gramo US$2000 por gramo corriente corrientes corrientes
1981 267,5 15,8 283,3 1,1 0,0 0,3 284,8 9,2 26,2 58 1.529 31 807 0,02 20 6.534 0,30
1982 302,7 17,9 320,7 3,3 0,0 0,3 324,4 10,3 33,4 63 2.105 35 1.180 0,06 67 10.447 0,64
1983 335,5 19,9 355,4 6,4 0,1 0,4 362,2 11,0 39,8 65 2.581 37 1.493 0,12 179 19.063 0,94
1984 355,9 21,1 376,9 8,4 0,1 0,4 385,8 14,8 57,1 65 3.733 39 2.253 0,17 378 31.423 1,20
1985 368,3 21,8 390,1 18,0 0,1 0,4 408,5 15,6 63,7 52 3.313 32 2.070 0,26 532 50.530 1,05
1986 375,9 22,3 398,1 35,4 0,1 0,4 434,0 18,8 81,6 39 3.157 25 2.009 0,61 1.228 84.435 1,45
1987 389,7 23,1 412,8 46,3 0,1 0,4 459,6 25,7 118,1 26 3.021 17 1.993 1,37 2.724 206.112 1,32
1988 389,7 23,1 412,8 86,0 0,2 0,4 499,4 30,9 154,3 22 3.461 15 2.378 2,25 5.351 416.305 1,29
1989 378,6 22,1 400,8 104,9 0,6 0,4 506,6 47,5 240,6 25 6.136 18 4.418 2,45 10.839 548.858 1,97
1990 334,5 19,3 353,8 59,5 0,2 0,4 413,8 55,0 227,6 29 6.688 22 5.076 2,81 14.265 738.897 1,93
1991 292,6 16,7 309,3 94,3 1,0 0,3 404,9 59,5 240,7 32 7.821 26 6.186 3,01 18.634 949.148 1,96
1992 260,9 14,7 275,6 94,2 3,0 0,3 373,0 59,8 223,1 27 5.967 22 4.862 3,09 15.031 1.125.333 1,34
1993 254,6 14,2 268,7 82,1 1,4 0,3 352,5 60,7 214,0 24 5.064 20 4.249 3,10 13.173 1.256.196 1,05
1994 249,9 13,7 263,6 98,0 4,3 0,3 366,2 57,5 210,7 23 4.793 20 4.125 3,40 14.024 1.420.159 0,99
1995 228,6 12,4 241,0 78,7 0,8 0,2 320,8 57,1 183,2 24 4.473 22 3.959 6,42 25.411 1.837.019 1,38
1996 247,3 13,3 260,6 88,5 1,4 0,3 350,8 54,8 192,4 23 4.329 21 3.944 7,60 29.975 2.503.814 1,20
1997 201,0 10,6 211,6 69,4 1,1 0,2 282,3 50,3 142,0 22 3.066 20 2.857 7,92 22.626 3.182.330 0,71
1998 213,9 11,2 225,1 78,0 1,3 0,2 304,7 49,6 151,1 20 3.061 19 2.897 9,14 26.466 3.791.193 0,70
1999 217,5 11,2 228,8 72,7 0,5 0,2 302,2 47,7 144,0 21 3.001 20 2.903 9,56 27.754 4.417.950 0,63
2000 193,5 9,9 203,4 68,1 0,8 0,2 272,5 45,8 124,8 20 2.496 20 2.496 9,49 23.687 5.087.665 0,47

44
Heroína

El cálculo del valor de las exportaciones mexicanas de heroína es relativamente más

sencillo que el de la cocaína, al menos durante los últimos años. Por una parte, sólo

existe un mercado de exportación, los Estados Unidos, y además casi el total de la he-

roína exportada es producida en México. Aunque existen algunas evidencias anecdóti-

cas acerca de la introducción de heroína procedente del sudeste asiático, que funda-

mentalmente ligan a grupos de delincuencia organizada de Tijuana, las evidencias de las

mismas son cuantitativamente despreciables, con lo cual pueden ignorarse a efectos del

análisis estadístico. En Canadá la totalidad de la heroína consumida procede de Asia,

sobre todo el sudeste asiático, y México no figura entre las rutas de tránsito de esta mer-

cancía (Stamler, Fahlman y Keele 1983; Royal Canadian Mounted Police 2002). Tan

sólo durante la Segunda Guerra Mundial, las exportaciones mexicanas de heroína a cada

fueron significativas. No hay registrados datos de exportación de drogas hacia otros

países ni tampoco de consumo de heroína mexicana en lugares diferentes de los Estados

Unidos. Por otra parte, las diferencias en los métodos de producción de la heroína hace

que, por su calidad, la procedencia de la misma sea fácilmente identificable. En este

sentido, los programas Heroin Signature y el Domestic Monitor analizan la heroína con-

fiscada, advierten su origen y cuantifican cada procedencia (Rhodes et al. 1997).

Para los años entre 1993 y 2000 la Bruen et al. (2002) realizó el cálculo estadística-

mente más relevante de la suma de la heroína mexicana consumida en los Estados Uni-

dos a partir de los datos de los programas que tratan de identificar el origen de las dro-

gas. En dicho periodo, la cantidad de heroína pura mexicana consumida en los Estados

Unidos rondó las cuatro toneladas métricas. Sin embargo, el estudio no aporta datos

45
anteriores, con lo cual habrá que hacer otro tipo de inferencias a partir del consumo total

en los Estados Unidos para consumos anteriores. Office of National Drug Control Poli-

cy (2002a) ofrece datos de la demanda final en Estados Unidos para el periodo que

transcurre entre 1988 y 1993. En esos momentos, la cantidad de heroína pura consumida

en los Estados Unidos pasó de las catorce toneladas métricas a principios del periodo a

las once toneladas en el último año. Las cifras referidas están calculadas sobre la base

de encuestas a poblaciones específicas – principalmente los presos – para estimar el

número de adictos que difícilmente serán observados en encuestas generales a los hoga-

res porque es problemático realizar encontrar a los adictos en ese contexto (National

Institute on Drug Abuse 1994).

El problema surge para construir una serie histórica de datos más allá de 1988 ya que el

estudio referido sólo comprende los años posteriores a dicho año. Aunque manteniendo

la división entre usuarios compulsivos y usuarios ocasionales que se utiliza esta meto-

dología, y que ha sido recurrente en estudios parecidos, para periodos anteriores se recu-

rrirá a estimaciones mucho menos sistemáticas acerca del número de adictos existentes

en los Estados Unidos, que se asumirá que se igualan a la definición de usuarios com-

pulsivos, y se tratará de inferir el número de usuarios ocasionales. Se supondrá que és-

tos últimos pueden derivarse del número de adictos. La relación entre ambas variables,

adictos y total de usuarios, alcanzó su punto máximo en los años ochenta, cuando la

primera epidemia de la heroína, que tomó cuerpo en los años sesenta y finales de los

setenta, ya estaba alejada y los consumidores de esta droga eran “un número pequeño y

envejecido de usuarios” (Kleiman 1992). A partir de ese punto, y como muestra la me-

todología referida de Office of National Drug Control Policy (2002a), la heroína apare-

ció de nuevo en Estados Unidos como droga capaz de captar nuevos usuarios en la me-

46
dida en que su consumo pasó de ser por vía parental a ser fumada o esnifada y los re-

cuerdos de las consecuencias del consumo de heroína se atemperaron entre las nuevas

cohortes de jóvenes. El número de usuarios totales al año se referirá, en consecuencia,

mediante la siguiente fórmula:

DTH i = ( Ai × α 88 ) + (UOi × β 88 ) , donde

— DTHi es la demanda total de heroína en el año i,

— Ai es el número de adictos o usuarios hard-core de heroína en el año i,

— α88 es la cantidad media de heroína consumida por un adicto en gramos de sustancia

pura para el año 1988 asumiendo que la cantidad de heroína (en términos brutos)

que utilizan los adictos permanece estable a lo largo del tiempo,

— UOi es el número de usuarios ocasionales de heroína en el año i, se asume que

(100 − χ i )
UOi = × Ai , siendo χi una ratio de usuarios ocasionales de heroína y
100

adictos que responde a la curva cuadrática χ i = 0,0044i 2 − 0,2311i + 3,1611 que se

deriva del mejor ajuste para el periodo 1988-2000 – en el que existe una estimación

precisa – y donde 1961 es el punto i=1, y

— β88 es la cantidad media de heroína consumida por un adicto en gramos de sustancia

pura para el año 1988 asumiendo que la cantidad de heroína (en términos brutos)

que utilizan los adictos permanece estable a lo largo del tiempo.

Miller (1985), utilizando una metodología depurada, llegó a la conclusión de que en

1982 existían un millón novecientos mil consumidores de heroína, incluyendo usuarios

ocasionales y compulsivos. Esta cifra es coherente, al ligarla con los datos de Office of

47
National Drug Control Policy (2002a), con la reducción del número de usuarios en los

años ochenta que refieren los estudios cualitativos. Entre la cifra de usuarios de esta

última encuesta y los números consignados por Miller se asumirá que existió un descen-

so anual constante en el número de usuarios. De aplicar la segmentación entre adictos y

usuarios ocasionales, que es creciente a favor de estos últimos en este periodo, se obser-

vará que el número de adictos en 1982 era de un millón y medio de personas y el resto

eran usuarios ocasionales. Es ese año 1982 precisamente en el cual se alcanza el número

máximo de usuarios de heroína durante el último mes, tal y como lo consigna la serie de

encuestas nacionales realizadas desde 1979 (Epstein y Gfroerer 1997).

La Drug Enforcement Administration refería que entre 1979 y 1981, el número de

adictos a la heroína había permanecido relativamente estable (President’s Commission

on Organized Crime 1986), aunque sus estimaciones tanto de demanda bruta de la droga

como de usuarios está significativamente por debajo de lo reseñado por Miller (1985),

al igual que ocurre con los datos presentados a partir de metodologías variables por Per-

son et al. (1977) y Demaree et al. (1980). A efectos del presente cálculo, se asumirá que

entre 1979 y 1982 el número de adictos permanece constante en las cifras consignadas

por éste último. Person et al. (1977), utilizando una metodología basada en datos reco-

gidos en unas pocas localidades y luego extrapolados a todos los Estados Unidos, esti-

maron que el número de adictos a la heroína había disminuido en casi un treinta por

ciento entre 1974 y 1979, aunque de nuevo las cifras sobre el número de adictos están

significativamente por debajo de los cálculos realizados por Miller (1985) y Office of

the National Drug Control Policy (2002a). Se tomará como cierto el porcentaje de des-

censo en el número de adictos y que éste fue constante entre los años del estudio, lo cual

48
deja que para 1974 existían poco más de un millón de adictos y aproximadamente ocho-

cientos mil usuarios ocasionales.

Los últimos datos que se consignarán al efecto de la estimación del número de usuarios

serán los proporcionados por el Bureau of Narcotics and Dangerous Drugs, que cifró en

559.224 la cifra exacta de “adictos activos” en todo el país en 1971 a partir de estima-

ciones acerca del número de adictos registrados en las estadísticas oficiales de los De-

partamentos de Salud locales (citado en National Commission on Marihuana and Drug

Abuse 1972; U.S. News and World Report, 3 de abril de 1972). Aunque este guarismo

ha sido fruto de frecuentes críticas debido a que el cambio de metodología realizado

entre 1969 y 1971, que dio lugar a un crecimiento extraordinario (Epstein 1977), es la

mejor cuantificación posible para esa fecha frente a otros existentes (Wald y Hutt 1971).

Al mismo tiempo, en 1971, “el Bureau of Narcotics and Dangerous Drugs estimaba que

de diez mil a doce mil libras [4,5 a 5,5 toneladas métricas] de heroína eran suficientes

para satisfacer a toda la población adicta de los Estados Unidos durante un año” (Hola-

han y Henningsen 1971), lo cual tiende a ser coherente con los datos obtenidos con la

presente metodología.

Otros datos acerca del número de adictos a sustancias opiáceas ilegales son más espa-

ciados y mucho más bajos. Harney (1962) estimaba que a principios de los años sesenta

apenas existían cincuenta mil adictos a los derivados del opio en los Estados Unidos, un

crecimiento notorio desde los treinta y seis mil adictos que estimaba el informe anual de

1956 del Federal Bureau of Narcotics (citado en Jonnes 1996:159). A mediados de los

años sesenta, Bewley (1969) entre sesenta y cien mil individuos eran adictos a la heroí-

na. Ball, Englander y Chambers (1970), utilizando una inferencia combinada a partir de

tres tipos de fuentes diferentes – registros oficiales y estatales e ingresos hospitalarios –,

49
la más avanzada en ese entonces, llegaron a la conclusión de que en 1967 existían en el

conjunto de los Estados Unidos 108.424 adictos a la heroína. Todas estas cifras son

coherentes con las dadas en Teasley (1997:29-30), que refiere que “el número estimado

de usuarios de heroína aumentó de cincuenta mil en 1960 a aproximadamente quinien-

tos mil en 1970”, y con los estudios cuantitativos, que refieren un fuerte crecimiento del

consumo de heroína durante finales de los sesenta y principios de los setenta (Ri-

ttenhouse 1977). La causa de este incremento es el aumento de la disponibilidad de he-

roína procedente del sudeste asiático en las calles estadounidenses, en buena medida

auspiciada por la Central Intelligence Agency para financiar las operaciones anticomu-

nistas en Indochina (McCoy 1991), y del número de adictos que adquirieron el hábito en

el conflicto bélico de Vietnam. Epstein y Gfroerer (1997) refieren, con base en encues-

tas posteriores que preguntan acerca de la fecha de inicio del consumo de drogas, que el

número más alto de nuevos usuarios de heroína se consigna para el periodo entre 1969 y

1972, donde anualmente más de cien mil estadounidenses consumieron esta droga por

primera vez. Para los puntos en que no existe dato específico se asumirá que el creci-

miento es constante entre los dos puntos más próximos.

50
Número de usuarios de heroína en los Estados Unidos por
tipo de consumidor, 1961-2000 (en miles)
2500

2000

1500

1000

500

0
1961

1964

1967

1970

1973

1976

1979

1982

1985

1988

1991

1994

1997

2000
Consumidores compulsivos o adictos Consumidores ocasionales

Estos datos del número de adictos se multiplicarán por la cantidad media de heroína

consumida por cada adicto. Los datos entre 1988 y 2000 están referidos en heroína pura,

con lo cual habrá que asimilar el grado de pureza de la heroína consumida. Caulkins y

Padman (1993) encontraron que la cantidad de heroína consumida por los usuarios no

está determinada por el grado de pureza sino por la cantidad en términos brutos. Esta

idea sólo se encuentra refrendada parcialmente por las estimaciones de consumo de he-

roína realizadas en Office of National Drug Control Policy (2002a), aunque el consumo

medio de heroína bruta no es totalmente constante a lo largo del tiempo. Correlacionan-

do linealmente el consumo medio de heroína pura por usuario y la pureza de la heroína

vendida al por menor para los años entre 1988 y 2000 se encuentra que un descenso del

uno por ciento en la pureza de la heroína para la venta al por mayor implica una dismi-

nución anual del consumo medio de heroína pura para los usuarios compulsivos de 0,19

gramos. Tomando en cuenta esta circunstancia en cuenta, se asumirá que el consumo

51
medio de heroína, tanto para los usuarios compulsivos como para los usuarios ocasio-

nales es una función de la pureza de la heroína, tomando como referencia el ajuste lineal

para los años 1988 y 2000, que es, respectivamente,

CMHUCi =0,1866 Pi + 8,2457 y CMHUOi = 0,1427 Pi − 0,4241 , donde

— CMHUCi es el consumo medio de heroína pura por usuario compulsivo en el año i;

— CMHUOi es el consumo medio de heroína pura por usuario ocasional en el año i;

— Pi es la pureza media de la heroína vendida al por menor en el año i. Para años ante-

riores a 1981, se considerará que la cantidad media de heroína consumida ha perma-

necido estable en la que se registró en ese último año, cercana al tres por ciento.

El resultado de multiplicar el número de consumidores por la cantidad media de heroína

pura, teniendo en cuenta la evolución de la pureza de la heroína en las ventas al por me-

nor, es que, tras un crecimiento notable del consumo de heroína a lo largo de los años

setenta, la utilización de esta droga medida en unidades de heroína pura ha permanecido

relativamente estable a lo largo de los años ochenta y noventa.

52
Consumo de heroína pura en los Estados Unidos, 1961-2000
(toneladas métricas)
20

15

10

0
1961

1964

1967

1970

1973

1976

1979

1982

1985

1988

1991

1994

1997

2000
El cálculo de la heroína capturada se realizará en tres episodios. Entre los años 1996 y

2000, Bruen et al. (2002) proporciona la cifra exacta de heroína mexicana capturada a

partir de los datos del Federal-wide Drug Seizure System. Para los años que van entre

1990 y 1995, se presentará una óptica regionalizada. La heroína mexicana se consume

fundamentalmente en la zona de California, Texas y en lo que en términos estadísticos

se denomina como “otros” destinos. A partir de este dato, que relaciona el porcentaje de

presencia de heroína de cada procedencia para cada región, se multiplica este porcentaje

por el total de capturas en cada región y por el grado de pureza de la heroína mexicana,

ya que la cantidad interceptada presenta los datos en heroína bruta (Office of National

Drug Control Policy 2000b), según la siguiente fórmula:

3
CHMPi = ∑ CHB
j =1
ij ×α ij × Pi , donde

53
— CHMPi es la cantidad de heroína pura decomisada de origen mexicano en el año i;

— CHBij es la cantidad de heroína bruta decomisada en la región j (California, Texas y

otras) durante el año i;

— αij es el porcentaje de heroína mexicana decomisada en la región j durante el año i; y

— Pi es la pureza media de la heroína mexicana durante el año i.

Para los años anteriores a 1989, el total de capturas de heroína mexicana en los Estados

Unidos será el resultado de multiplicar la cantidad de heroína capturada en bruto, por la

pureza media de las capturas y por el porcentaje de heroína mexicana medida en las

capturas al por menor sobre el total de heroína capturada. El nivel de capturas de heroí-

na mexicana así inferido es relativamente pequeño y nunca, a lo largo del periodo, supe-

ró los trescientos kilogramos anuales. Para el resto de los años todas las capturas de he-

roína realizadas por las autoridades federales de los Estados Unidos, con los problemas

reseñados en el apartado acerca de la cocaína, y multiplicados por la pureza media de la

heroína para cada año, se sumarán a la cantidad consumida total. Finalmente, a la canti-

dad consumida se le añadirá la cifra de pérdidas no intencionadas, que vuelve a situarse

en una cifra relativamente arbitraria del 0,1 por ciento del total del consumo y las captu-

ras.

En consecuencia, el total de heroína pura disponible en los Estados Unidos entre 1961 y

1992, el periodo para el cual no existen datos específicos acerca de la heroína consumi-

da específicamente ha crecido de los poco más de cien kilogramos en 1961 hasta las

casi doce toneladas disponibles en el año 1992. No obstante, éste último año no fue

aquel en el que se registró la mayor disponibilidad de heroína en los Estados Unidos

sino que se registró en 1989, con más de quince toneladas métricas de heroína pura.

54
El porcentaje de heroína mexicana consumida, estimado por el peso neto de las capturas

totales en los Estados Unidos, ha variado enormemente entre 1972 y 1992, los años para

los que existen referencias del Heroin Signature Program anteriores a los cálculos reali-

zados por Bruen et al. (2002). En 1977 se alcanzó el punto máximo de detección de

heroína mexicana en el mercado estadounidense al alcanzar el ochenta y nueve por

ciento del mercado. A partir de entonces se producirá una reducción paulatina de las

exportaciones mexicanas de drogas hasta alcanzar el punto más bajo en el bienio 1994-

1995 (National Drug Intelligente Center 2000c:31; Drug Enforcement Administration

2001a). Para evitar el peso de algunas capturas de grandes dimensiones en un año en

concreto, se tomará para cada año en concreto del periodo la media móvil que incluye el

año anterior y posterior. A la hora de aplicar este porcentaje, y multiplicarlo por el total

de heroína consumida en los Estados Unidos, se asumirá que la heroína de todas las

procedencias tiene igual posibilidad de ser decomisada en los Estados Unidos.

Para años anteriores a 1972 no existen datos sistemáticos acerca de la procedencia de la

heroína derivadas del análisis científico de sus características para averiguar su origen y

el consumo de heroína mexicana en los Estados Unidos deberán remitirse a otras fuen-

tes. De acuerdo con estimaciones presentadas ante el Congreso estadounidense, durante

los años cincuenta y sesenta la oferta mexicana de heroína no superaba el diez o el quin-

ce por ciento de la oferta total en esos años (Murphy y Steele 1973:14). En 1969, las

importaciones mexicanas representaban, según el Bureau of Narcotics and Dangerous

Drugs (1970:13), el quince por ciento del mercado total en los Estados Unidos, para una

cantidad estimada de consumo de heroína mexicana en los Estados Unidos de entre se-

tecientos y ochocientos kilos de heroína, sin especificar la pureza. Con estos datos pue-

de inferirse que el porcentaje de heroína mexicana durante los años sesenta se mantuvo

55
relativamente estable a lo largo del periodo alrededor de un quince por ciento, con un

punto mínimo en 1961 del doce por ciento y un punto álgido para este periodo del die-

ciocho por ciento en 1972, que se corresponde con el año en el que existen los primeros

datos procedentes de las capturas realizadas al por menor.

A diferencia de lo que ocurre con la heroína, no existe un dato agregado de precio para

la frontera entre México y Estados Unidos, con lo cual hay que llegar a esta cifra me-

diante otras estimaciones. En principio, a pesar de que la heroína ha tendido histórica-

mente un precio menor a la misma sustancia de otras procedencias, se considerará que

el precio de la heroína se encuentra directamente relacionada con la pureza de la misma,

con lo cual el precio por gramo puro es el mismo cualquiera que sea el origen de la sus-

tancia.

56
Participación de la heroína mexicana en el mercado
estadounidense, 1961-2000
80

70

60

50

40

30

20

10

0
61
63
65
67
69
71
73
75
77
79
81
83
85
87
89
91
93
95
97
99
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19

Para el periodo entre 1981-2000 se utilizará una combinación de fuentes. Según Office

of National Drug Control Policy (2000b), a partir de las inferencias provenientes de las

capturas a lo largo del periodo, la heroína mexicana a lo largo de los años noventa se

introdujo por tres vías: poco menos del sesenta y cinco por ciento de la heroína mexica-

na entra a través de California, algo más del quince por ciento a través de Texas y el

veinte por ciento por el generalista “otros”. Se asumirá que este porcentaje se ha mante-

nido estable a lo largo de este periodo y se calculará que el precio medio de la heroína

mexicana es una combinación ponderada territorialmente del precio en cada una de es-

tas zonas, según la siguiente fórmula:

57
 3 
PMH i = 
 ∑ PMH ij ×Pj δ , donde

 j =1 

— PMHi es el precio medio de la heroína vendida al por mayor, en cantidades superio-

res a diez gramos, en el año i,

— PMHij es el precio medio de la heroína al por mayor en el año i para la región j, con

las regiones del Pacífico, las Montañas Rocosas y el Medio Oeste,

— Pj es el porcentaje de las exportaciones mexicanas de heroína que pasan por la re-

gión j, siendo 0 ≤ Pj ≤ 1 , y

— δ es la relación entre el precio de importación y el precio medio al por mayor en las

zonas de consumo que, se asumirá, siguiendo a Caulkins (1994), Caulkins y Padman

(1993) y Kleiman (1989), que guardan una relación proporcional.

Calcular el dato referente a la relación entre el precio al por mayor en las zonas de lle-

gada de la heroína mexicana y el precio en la frontera sudoeste de los Estados Unidos

cualquiera que sea su origen, es un proceso complejo. Primero, se asumirá que esta rela-

ción entre ambas variables ha permanecido constante a lo largo del tiempo. Segundo, se

calcula la relación entre ambos precios para el año 2000 a partir de datos obtenidos de

revisiones de la situación de las drogas ilegales a nivel local.

Tabla 4. Precio de la heroína al por mayor en ciudades estadounidenses en los alre-


dedores de la frontera con México
Ciudad Precio por gramo impuro35 Pureza Precio por gramo puro

Fresno, California 20 50% 40,0

35
Cuando las cifras se citen en un rango de precios se asumirá que el precio de exportación es el más
bajo.

58
Imperial County, California 31 79% 39,0

Los Ángeles, California 16 67% 23,9

San Diego, California 28 70% 35,3

San Francisco, California 18 60% 30,0

San José, California 15 41% 36,6

Media no ponderada (A) .. .. 34,1

Región Pacífico (B) .. .. 96,0

Relación (A) / (B) .. .. 35,5%

Alburquerque, Nuevo México 40 75% 53,3

Carlsbad, Nuevo México 35 70% 50,0

Las Cruces, Nuevo México 53 87% 60,9

Phoenix, Arizona 50 80% 62,5

Media no ponderada .. .. 56,7

Región Montañas Rocosas (B) .. .. 93,5

Relación (A) / (B) .. .. 61,0%

Dallas, Texas 18 75% 24,0

McAllen, Texas 20 70% 28,6

Media no ponderada .. .. 26,3

Región Centro Occidental (B) .. .. 158,5

Relación (A) / (B) .. .. 16,6%

Fuente: Drug Enforcement Administration (2000), National Drug Intelligence Center (2000a, 2000b,
2000d, 2001b, 2002) y Office of National Drug Control Policy (2001b, 2002e).

La ratio de los precios de venta al por mayor en la zona frontera con respecto al dado

para el conjunto de la región varía entre el dieciséis por ciento de Texas con respecto a

la región centro sur de los Estados Unidos hasta el treinta y cinco por ciento para las

otras dos regiones. Esta situación es coherente con los patrones de consumo de heroína

e incluso poblacionales de los Estados Unidos, ya que la región de Texas, aparte de ser

la principal puerta de entrada de la heroína mexicana, es bastante menos crucial a la

conformación del sistema de precios en la región centro occidental que el resto de las

59
regiones. Con estos presupuestos, y aplicando la ratio entre precio fronterizo y precio

regional de manera separada para cada zona, se calculará una aproximación al precio

medio en la región fronteriza.

El resultado de este cálculo es que el precio al por mayor en términos reales de la heroí-

na mexicana se ha desplomado a lo largo del periodo, como ha ocurrido con la heroína

de todas las procedencias. Pasó de los casi más de trescientos cincuenta dólares por

gramo de heroína pura en 1981 se pasó a no superar siquiera los cuarenta dólares en los

tres últimos años del periodo estudiado. El descenso fue más rápido en los primeros

años mientras que se atemperó durante el último lustro de los noventa. Diferentes fuen-

tes expresan, aunque sin la extensión aquí expresada, parecidas conclusiones, tanto en la

cantidad como en la tendencia (National Drug Intelligence Center 2000a; Drug Enfor-

cement Administration 2000). Entre 1973 y 1981, al no existir un sistema de precios

regionalizado, se estimará que se mantiene la relación entre el precio en la frontera su-

doeste con respecto a la media nacional, para la que sí existen precios, para los años

anteriores. En concordancia, el precio por gramo se mantuvo relativamente constante

durante los años setenta en precios entre los trescientos cincuenta y cuatrocientos dóla-

res.

Para años anteriores, la recopilación no sistemática de precios al por mayor (Harney

1962; Astorga 1996:95; Holahan y Henningsen 1971; King 1972) ofrece rangos de pre-

cios bastante dispares. La única característica cualitativa que comparten las fuentes his-

tóricas es el hecho de que durante los primeros años setenta se experimenta un notable

crecimiento de los precios de importación de heroína cualquiera que sea su procedencia.

Esta circunstancia es coherente con el desbaratamiento de la producción de heroína en

Turquía en los primeros años setenta, que implicó un alzamiento muy significativo de

60
los precios de importación para la heroína de todas las procedencias. Tratando de otor-

gar un poco de coherencia a los precios, se escogerá como precio de importación de la

heroína mexicana el proporcionado por Astorga (1996:95) para el año 1958: doscientos

gramos por onza, que al cincuenta por ciento de pureza, resulta en el precio de la heroí-

na pura al por mayor en la frontera de diecisiete dólares. En dólares de 2000 el precio

sería de más de cien dólares. King (1972), citando como fuente a la Comisión de Drogas

Narcóticas, refiere que el precio de importación en los Estados Unidos en 1968 es de

veinticinco mil dólares por kilo, lo cual vendría a representar, al setenta por ciento de

pureza, doscientos quince dólares por gramo en dólares de 2000. Entre ambos puntos

considerados y con respecto al precio tomado para 1968 y el de trescientos cincuenta

dólares referido para 1973 se asumirá que el crecimiento es constante. Como resultado,

entre 1961 y 1972 el precio de la heroína pura importada en los Estados Unidos se tri-

plicó pasando de los menos de ciento veinticinco dólares – del año 2000 – por gramo en

1961 hasta los más de trescientos en 1972.

61
Precio del gramo puro de heroína exportada desde México a los
500 Estados Unidos, 1961-2000 (en dólares de 2000)

400

300

200

100

0
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
Multiplicando estos precios por la cantidad total de heroína mexicana exportada a los

Estados Unidos el resultado es que la variación de los precios, que además coincide con

los movimientos de la participación de la heroína mexicana en el mercado estadouni-

dense, implica la existencia de dos periodos perfectamente diferenciados. Tanto al prin-

cipio como al final del periodo estudiado, el valor de las exportaciones mexicanas de

heroína es mínimo. En los años sesenta porque la cantidad exportada es muy baja y a

finales de los noventa porque el precio de la substancia se ha hundido completamente.

En el intermedio, dos periodos de ascenso y descenso casi de la misma duración tempo-

ral que alcanzan su cenit en 1977 y 1978, cuando el valor de las exportaciones mexica-

nas de heroína alcanza los cuatro mil millones de dólares del año 2000. Desde entonces

el valor total de la heroína exportada desde México se ha hundido hasta poco más de

doscientos mil dólares. Básicamente las razones son las mismas que las que existían

para la cocaína: pérdida de mercado, debido a la escasa calidad de la heroína mexicana

frente a la viveza de la heroína colombiana, que gana mercado y, sobre todo, el desplo-

62
me de los precios en el mercado de exportación. En términos relativos el descenso se

percibe como más acusado: del 1,2 por ciento del Producto Interior Bruto mexicano en

1977 al 0,02 por ciento en el año 2000.

Valor de las exportaciones mexicanas de heroína, 1961-2000


4000 1,4

3500 1,2
3000
1
2500
0,8
2000
0,6
1500
0,4
1000

500 0,2

0 0
61
63
65
67
69
71
73
75
77
79
81
83
85
87
89
91
93
95
97
99
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
En millones de dólares constantes del año 2000 (escala izquierda)
En porcentaje del PIB mexicano (escala derecha)

La evolución del crecimiento de las exportaciones muestra un comportamiento bastante

más nítido que en el caso de la cocaína. Durante los años setenta se experimenta un pe-

riodo de fuerte expansión de las exportaciones mexicanas, que tiende a aumentar el rit-

mo de crecimiento hasta el año 1978, en cual comienza un periodo casi constante de

reducción del valor real de las exportaciones de heroína. El cambio de los gustos de los

consumidores, cada vez más maduros en sus hábitos de uso, hacia tipos de heroína de

mayor calidad ha sido crucial en la explicación de esta disminución del valor de las ex-

portaciones mexicanas de heroína.

63
Crecimiento anual del valor real de las exportaciones
mexicanas de cocaína, 1962-2000 (en porcentaje)
80

60

40

20

-20

-40
1962

1964

1966

1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980

1982

1984

1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000
En dólares constantes En porcentaje del PIB mexicano

1961-1965 23,0 11,8

1966-1970 53,3 42,7

1971-1975 60,7 43,1

1976-1980 6,5 -0,1

1981-1985 -9,1 -3,1

1986-1990 -15,2 -16,9

1991-1995 -7,9 -6,6

1996-2000 -18,3 -26,2

64
Tabla 5. Valor de las exportaciones mexicanas de heroína pura, 1961-1980 (cuadro explicativo)

Exportaciones de he-
Valor total de las ex-

Valor total de las ex-

Valor total de las ex-


Capturas de heroína

Heroína introducida

Heroína introducida

Precio por gramo de

Precio por gramo de


cocaína en la fronte-

cocaína en la fronte-
portaciones mexica-

portaciones mexica-

portaciones mexica-
Total heroína intro-

Tipo de cambio me-


Heroína consumida

Pérdidas interiores
en Estados Unidos

en Estados Unidos

ducida en Estados

PIB de México
nas de heroína

nas de heroína

nas de heroína
dio dólar-peso
por México

por México

ra sudoeste

ra sudoeste

roína / PIB
Unidos
Año
A B C D E F G H I J K L M N
A+B+C DxE FxG HxI JxK L/M
tm tm tm tm % tm US$2000 millones US$ corriente millones US$ millones pesos millones pesos %
por gramo US$2000 por gramo corriente corrientes corrientes
1961 0,5 0,0 0,0 0,5 12 0,1 124 7,0 22 1,2 0,01 0,0 182,0 0,01
1962 0,5 0,0 0,0 0,5 12 0,1 131 8,7 23 1,5 0,01 0,0 196,2 0,01
1963 0,6 0,0 0,0 0,6 13 0,1 139 10,6 25 1,9 0,01 0,0 218,4 0,01
1964 0,6 0,0 0,0 0,7 13 0,1 147 13,1 26 2,4 0,01 0,0 257,9 0,01
1965 0,7 0,0 0,0 0,7 14 0,1 155 16,1 28 2,9 0,01 0,0 280,9 0,01
1966 1,0 0,0 0,0 1,0 14 0,1 164 24,3 31 4,6 0,01 0,1 312,2 0,02
1967 1,0 0,0 0,0 1,0 15 0,1 174 25,9 34 5,0 0,01 0,1 341,4 0,02
1968 1,5 0,0 0,0 1,5 15 0,2 184 43,4 37 8,8 0,01 0,1 378,0 0,03
1969 2,2 0,0 0,0 2,3 16 0,4 210 77,5 45 16,5 0,01 0,2 417,8 0,05
1970 3,4 0,0 0,0 3,5 16 0,6 239 136,5 54 30,8 0,01 0,4 495,1 0,08
1971 5,1 0,0 0,0 5,3 17 0,9 272 246,4 64 57,9 0,01 0,7 546,1 0,13
1972 6,3 0,1 0,0 6,8 18 1,3 309 389,6 75 94,6 0,01 1,2 629,4 0,19
1973 7,9 0,0 0,0 8,0 23 1,8 352 648,3 91 167,1 0,01 2,1 770,0 0,27
1974 9,8 0,0 0,0 9,9 33 3,3 343 1.131,4 98 323,9 0,01 4,0 1.002,7 0,40
1975 10,5 0,0 0,0 10,5 48 5,1 289 1.463,9 90 457,4 0,01 5,7 1.226,0 0,47
1976 11,2 0,0 0,0 11,2 67 7,6 325 2.460,0 107 812,9 0,02 12,5 1.527,9 0,82
1977 11,9 0,0 0,0 12,0 79 9,5 348 3.299,5 122 1.161,1 0,02 26,2 2.061,0 1,27
1978 12,7 0,1 0,0 12,8 73 9,4 390 3.651,7 148 1.382,6 0,02 31,5 2.605,0 1,21
1979 13,6 0,0 0,0 13,6 56 7,6 385 2.937,7 162 1.238,5 0,02 28,2 3.418,7 0,83
1980 13,5 0,0 0,0 13,6 41 5,6 361 2.005,8 173 959,8 0,02 22,1 4.766,1 0,46

65
Exportaciones de he-
Valor total de las ex-

Valor total de las ex-

Valor total de las ex-


Capturas de heroína

Heroína introducida

Heroína introducida

Precio por gramo de

Precio por gramo de


cocaína en la fronte-

cocaína en la fronte-
portaciones mexica-

portaciones mexica-

portaciones mexica-
Total heroína intro-

Tipo de cambio me-


Heroína consumida

Pérdidas interiores
en Estados Unidos

en Estados Unidos

ducida en Estados

PIB de México
nas de heroína

nas de heroína

nas de heroína
dio dólar-peso
por México

por México

ra sudoeste

ra sudoeste

roína / PIB
Unidos
Año
A B C D E F G H I J K L M N
A+B+C DxE FxG HxI JxK L/M
tm tm tm tm % tm US$2000 millones US$ corriente millones US$ millones pesos millones pesos %
por gramo US$2000 por gramo corriente corrientes corrientes
1981 13,5 0,0 0,0 466,8 36 4,9 352 1.732,8 186 914,7 0,02 22,4 6.533,4 0,34
1982 13,9 0,1 0,0 536,3 34 4,8 312 1.509,1 175 845,7 0,06 47,7 10.446,6 0,46
1983 14,3 0,1 0,0 604,2 33 4,8 280 1.349,2 162 780,4 0,12 93,7 19.062,6 0,49
1984 14,7 0,1 0,0 648,6 35 5,2 269 1.405,8 162 848,2 0,17 142,3 31.423,1 0,45
1985 14,6 0,2 0,0 685,3 38 5,7 220 1.246,6 138 778,9 0,26 200,2 50.529,8 0,40
1986 14,4 0,1 0,0 713,4 41 6,0 207 1.252,6 132 797,2 0,61 487,4 84.435,0 0,58
1987 14,4 0,1 0,0 756,3 38 5,5 196 1.088,0 129 717,8 1,37 981,0 206.111,8 0,48
1988 14,6 0,3 0,0 794,7 33 5,0 189 950,1 130 652,7 2,25 1.468,7 416.305,2 0,35
1989 16,6 0,2 0,0 698,5 26 4,4 158 701,8 114 505,3 2,45 1.239,7 548.858,0 0,23
1990 13,6 0,1 0,0 540,7 23 3,2 170 545,5 129 414,0 2,81 1.163,4 738.897,5 0,16
1991 12,5 0,3 0,0 473,2 26 3,6 183 650,5 144 514,5 3,01 1.549,9 949.147,6 0,16
1992 11,7 0,1 0,0 461,1 30 3,7 159 582,2 130 474,4 3,09 1.466,6 1.125.334,3 0,13
1993 11,2 0,2 0,0 437,8 36 4,2 108 454,4 91 381,3 3,10 1.182,1 1.256.196,0 0,09
1994 10,8 0,1 0,0 440,7 33 3,8 83 311,2 71 267,8 3,40 910,6 1.420.159,5 0,06
1995 12,0 0,2 0,0 414,9 35 4,4 82 360,9 73 319,4 6,42 2.050,4 1.837.019,1 0,11
1996 12,8 0,1 0,0 410,1 32 4,2 59 248,5 54 226,4 7,60 1.720,9 2.503.814,0 0,07
1997 11,8 0,1 0,0 361,2 28 3,5 56 195,2 52 181,9 7,92 1.440,6 3.182.330,0 0,05
1998 14,5 0,1 0,0 364,4 29 4,3 49 209,8 46 198,6 9,14 1.813,9 3.791.193,3 0,05
1999 14,3 0,1 0,0 360,7 28 4,1 42 175,2 41 169,5 9,56 1.620,3 4.417.950,4 0,04
2000 13,3 0,2 0,0 348,5 25 3,5 37 131,1 37 131,1 9,49 1.243,8 5.087.665,0 0,02

66
Marihuana

México exporta marihuana sólo a un mercado, los Estados Unidos, dado que no se han

encontrado evidencias acerca de la presencia de marihuana mexicana en otros lugares en

cantidad como para ser tomadas en consideración. En el caso de Canadá, aunque en los

años setenta existen evidencias de una importación de marihuana mexicana, las cantida-

des son menores con respecto al tamaño del mercado y, desde entonces, apenas se re-

gistra la marihuana mexicana entre los tipos de marihuana existentes en dicho país. Mé-

xico no sólo exporta marihuana importada en el país sino que existen evidencias anec-

dóticas de marihuana colombiana introducida en los Estados Unidos a través de México

y de resina de hachís del sudoeste asiático que sigue la misma ruta. A pesar de este re-

ducido campo de estudio, el cálculo de las exportaciones mexicanas de marihuana con

un método basado en la demanda es extremadamente más difícil que los realizados para

la cocaína y la heroína dada la notable carencia de datos fiables al respecto. Podría recu-

rrirse como segunda opción a los datos de cultivo que publica el informe anual sobre

drogas en el mundo del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Sin embargo, la

fiabilidad de los datos que ahí se proporcionan es más que dudosa. Aparte de los pro-

blemas arriba referidas acerca de la acientificidad de los datos, en el caso de la marihua-

na mexicana hay estudios que permiten añadir mayores sombras de dudas. Reuter

(1996:67-8), por ejemplo, estimó que para consumir anualmente la producción mexica-

na de marihuana de 1989 (dejando de lado la producción jamaicano, la colombiana y la

local) hubiese sido necesario que la mitad de los jóvenes estadounidenses de entre quin-

ce y treinta y cinco años se hubiesen fumado un kilogramo de esa sustancia, lo cual pa-

rece pone la cifra fuera del mundo real. Sin embargo, cuando en 1984 se produce el des-

cubrimiento de la finca del “Búfalo” en Chihuahua, la cantidad de marihuana allí alma-

67
cenada superaba, aunque sea en bruto, sin limpiar, la producción total estimada por el

informe del Departamento de Estado en el año anterior. Para paliar estos problemas, se

recurrirá de nueva a la perspectiva de la demanda y se combinará con estimaciones pro-

pias basadas en una revisión hemerográfica de los medios de comunicación y de las

agencias gubernamentales para los Estados Unidos.

Según Office of National Drug Control Policy (2002a) de los Estados Unidos, en ese

país se consumieron durante el año mil cuarenta y siete toneladas de marihuana en los

Estados Unidos durante el año 2000. Chalsma y Boyum (1994) habían llegado a cifras

parecidas de consumo utilizando también métodos basadas en la demanda y el oficial

Bureau of Justice Statistics (1992:36) ofrece consistencia a la cifra del gasto total en el

entorno de los diez mil millones de dólares. Frente a lo que ocurre con la cocaína, el

consumo total de marihuana se incrementó en un veinte por ciento a lo largo de los años

noventa. Las cifras proporcionadas por Office of National Drug Control Policy (2002a)

se basan en el cálculo de consumo medio de cigarros de marihuana por usuario por el

número de consumidores según las diversas encuestas disponibles en los Estados Uni-

dos, junto con la cantidad media de marihuana que incorpora cada cigarro: 0,39 gramos

según un estudio previo (Rhodes et al. 1997:20). El origen de la información acerca del

número de cigarros de marihuana fumados semanalmente por el usuario medio procede

de una pregunta específica hecha por la Encuesta Nacional de Hogares sobre Abuso de

Drogas. Como esta pregunta se eliminó en el año 1994, a partir de entonces se considera

que el número medio de cigarros de marihuana fumados semanalmente es constante.

Podría ocurrir, no obstante, que ésta hubiese disminuido al aumentar el contenido nar-

cótico de la marihuana, el delta-9 tetrahidrocannabinol, conforme avanzaban los años

noventa como resultado de utilización de mejores tecnologías de cultivo y el desarrollo

68
de un mercado de semillas de marihuana de alta potencia. Según el Potency Monitoring

Program de la Universidad de Misisipí, la cantidad de este narcótico en la marihuana

comercial pasó del 0,7 por ciento en 1992 al 5,57 por ciento en 1998 (Drug Enforce-

ment Administration 1999a; President’s Commission on Organized Crime 1986).

Para años anteriores a 1988, hasta 1971, fecha en que se realiza la primera encuesta na-

cional sobre uso de drogas, se utilizará la misma metodología que se comprende en

Office of National Drug Control Policy (2002a) de multiplicar el número de usuarios

por la cantidad media consumida según los datos proporcionados por Office of National

Drug Control Policy (2002b) y Fishburne et al. (1980). Para calcular esta última varia-

ble se realizará una correlación entre el año y la cantidad de droga consumida para los

años conocidos, que se asumirá es la línea de tendencia con respecto a los años anterio-

res. Tanto la cantidad de cigarrillos de marihuana por usuario como la cantidad de mari-

huana que contiene cada cigarrillo muestran sendas ligeramente descendentes. Para el

primer caso la regresión que se ajusta con más perfección es de tipo lineal mientras que

en la cantidad de marihuana por cigarrillo se obtiene que la regresión más correcta es de

tipo exponencial. Con estos datos y los del número de consumidores de la encuesta ofi-

cial de Estados Unidos (Office of National Drug Control Policy 2002b) se extrapolan

los datos hasta el año 1971. Dado que no existen datos para todos los años, en los perio-

dos en los que no existe encuesta se asume un crecimiento anual constante entre los dos

puntos más cercanos.

Retrotraer aún más la cifra de consumo de drogas en los Estados Unidos es considera-

blemente más difícil al no existir encuestas de alcance nacional, aunque diversos estu-

dios señalan que fue el del inicio del consumo masivo de marihuana tras la Segunda

Guerra Mundial después de tres décadas de muy bajo consumo que siguieron al súbito

69
crecimiento de su uso durante la Prohibición estadounidense como sustitutivo barato del

vetado alcohol (Morgan 1981), aunque quizás la mayor transformación fue la expansión

de su consumo entre las clases medias mientras antes había permanecido controlada en

las áreas más marginales. En palabras de Abel (1982), “A principios de los años sesenta

los principales usuarios de marihuana eran aún los negros y los mexicano-americanos.

La mayoría de los estadounidenses desconocía la existencia de un problema con la ma-

rihuana y, si lo conocía, no podía preocuparles menos puesto que afecta a grupos mino-

ritarios y elementos marginales de la sociedad blanca”. Según análisis realizados a partir

de encuestas posteriores, el número de nuevos usuarios de marihuana se quintuplicó

entre 1965 y 1970, pasando de medio millón a más de dos millones y medio, y se man-

tuvo casi constante a partir de entonces hasta principios de los años ochenta (Gfroerer,

Wu y Penne 2002). Entre mayo de 1969 y diciembre de 1970, el porcentaje de univer-

sitarios que declaraban haber consumido marihuana en alguna ocasión había pasado del

veintidós al cuarenta y dos por ciento (Breacher et al. 1972). El número de detenciones

por posesión de marihuana se quintuplicó entre 1960 y 1968, lo cual puede indicar una

mayor disponibilidad, aunque también un mayor interés de las fuerzas del orden por

aplicar una ley que ya existía (citado en Breacher et al. 1972).

En septiembre de 1969, un portavoz del Departamento de Salud de los Estados Unidos

declaró en sede parlamentaria, basándose en múltiples encuestas entre estudiantes de

secundaria y universitarios y entre el público en general, había llegado a la conclusión

de que existían entre dos y tres millones de usuarios sociales de marihuana y, además,

entre ochocientos mil y millón doscientos mil consumidores “que pueden considerarse

como usuarios crónicos que dedican partes considerables de su tiempo a obtener y utili-

zar esta droga” (United States Senate 1969:267). El punto medio de esta inferencia son

70
tres millones y medio de consumidores habituales de marihuana, lo cual implica un tre-

mendo salto con los más de ocho millones de usuarios existentes solo dos años después

y se asumirá que dicha cifra corresponde a 1968. Entre ambos puntos, en el año 1969,

una encuesta de Gallup afirmaba que diez millones de estadounidenses habían probado

alguna vez la marihuana (New York Times, 26 de octubre de 1969).

Tomando en cuenta estos puntos se asumirá, en parte siguiendo el modelo de (Rydell y

Everingham 1994), que la parte de la curva donde el número de consumidores es margi-

nalmente creciente asume una curva exponencial, la que mejor se ajuste estadística-

mente con los puntos conocidos, en la cual el punto en el que no existen consumidores

es el año 1945, dado que en ese punto se alcanza lo que se considera el punto más bajo

de consumo de marihuana en los Estados Unidos tras el final de la Segunda Guerra

Mundial y en los años posteriores el crecimiento es muy bajo. En 1956, el número de

adictos – cualquier cosa que ello signifique – a todas las drogas ilegales en los Estados

Unidos era de tan solo sesenta mil individuos, según las cifras de las agencias del orden,

que históricamente han tendido a exacerbar los números del mercado de las drogas

(United States Senate 1956). Este proceso remite que el consumo de marihuana en

1961, para poco más de cien mil consumidores anuales, era de poco menos de cinco

toneladas.

A partir del número de usuarios anuales de marihuana se asumirá que la cantidad media

consumida se ha ido reduciendo paulatinamente a partir de la regresión lineal entre

tiempo que consumo medio de marihuana ofrecido en Office of National Drug Control

Policy (2002a) a partir de las encuestas pertinentes sobre consumo. Con este cálculo en

mente, el consumo medio de marihuana por uso en los Estados Unidos creció de algo

menos de diez gramos anuales en 1961 a casi diecisiete gramos en 1987. Multiplicando

71
las cifras del número de consumidores por el decreciente consumo medio, se obtiene

que la demanda total de marihuana en los Estados Unidos creció de manera radical en

los casi veinte años que van desde 1961 hasta 1979. Entonces se pasó de un consumo

anual de apenas cinco toneladas métricas a principios de los sesenta a más de mil qui-

nientas toneladas en el periodo 1979-1980. A partir de entonces se produce un abrupto

descenso que concluirá en 1991, año en el cual se recuperará ligeramente el consumo de

esta sustancia por parte de los estadounidenses.

Consumo de marihuana en los Estados Unidos, 1961-2000


1600 (toneladas métricas)

1400

1200

1000

800

600

400

200

0
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999

A esta cifra se le añadirá el total de capturas de cannabis en los Estados Unidos para

alcanzar el total de marihuana disponible en los Estados Unidos, con las premisas rese-

ñadas en anteriores epígrafes y a partir de las mismas fuentes, pero sin la consideración

en este caso del grado de pureza de la substancia dado que es irrelevante y, en todo ca-

so, tampoco está disponible. La incorporación del esfuerzo policial frente a la marihua-

72
na supone una profundización en la tendencia ascendente de disponibilidad de esta dro-

ga ilícita en el mercado estadounidense. Frente a la tendencia ascendente en cuanto a los

esfuerzos policiales en la cocaína, los decomisos de marihuana han mostrado una ten-

dencia menos uniforme. Frente a un crecimiento casi constante de los decomisos de

marihuana entre los sesenta y 1981, donde se llegaron a confiscar casi tres mil toneladas

métricas de marihuana, a partir de entonces se produce un descenso drástico de las cap-

turas hasta que a principios de los años noventa apenas alcanzaban las trescientas tone-

ladas métricas. Tentativamente puede señalarse que esta variación es el resultado del

cambio de prioridades de las agencias de seguridad estadounidenses, que pasó de la ma-

rihuana a la cocaína a principios de los años ochenta, variando así la distribución de

recursos que se asignaban a la represión del comercio de cada una de estas dos drogas.

Desde entonces se recuperó el esfuerzo policial y a finales de los años noventa se supe-

raron de nuevo los decomisos anuales de mil toneladas métricas.

Sumando ambas cifras, consumo y decomisos, el resultado es que la marihuana dispo-

nible en el mercado estadounidense experimentó un crecimiento casi constante desde

cifras prácticamente nulas a principios de los sesenta hasta las casi cinco mil toneladas

métricas de los albores de los años ochenta. Desde entonces, y como consecuencia sobre

todo del descenso de los decomisos, las cifras de disponibilidad se han movido entre las

mil y las dos mil toneladas métricas, con un notable crecimiento a lo largo de los años

noventa.

A esta cifra de marihuana disponible habrá que restar, en primer lugar, la producción

interna de los Estados Unidos. Los organismos estadounidenses oficiales han mostrado

una reticencia notable a hacer estimaciones acerca de la producción interna de la mari-

huana mientras cuantifican los cultivos en el exterior, lo cual no es explicable sino en

73
Marihuana disponible en los Estados Unidos, 1961-2000
5000 (toneladas métricas)

4000

3000

2000

1000

0
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
términos políticos. Debido a esa circunstancia se recurrirá a un amplio rango de estima-

ciones tanto gubernamentales como extra-gubernamentales de adelante hacia atrás en el

tiempo.

“La mayoría de la marihuana que se fuma hoy en los Estados Unidos se cultiva en el

país, según la DEA [Drug Enforcement Administration]” (The Miami Herald, 20 de

febrero de 2000). La información periodística, que incluye como curiosidad que la ma-

rihuana es el segundo cultivo más importante de Florida después de los críticos, es

compartida por los organismos de seguridad estadounidenses de manera más o menos

floreada. El anterior jefe de la oficina presidencial sobre drogas Barry McCaffrey aceptó

esta penetración de mercancía local en el mercado de la marihuana en declaraciones

ante el Senado: “No sabemos cuánta marihuana producen los Estados Unidos. Mi propia

experiencia me indica que la mitad [de lo consumido] procede del exterior y la mitad la

estamos cultivando en el interior” (United States Senate 1998:18). Incluso se refleja

74
implícitamente en los informes de la Drug Enforcement Administration (1999a, 1999b,

2001b), cuando dice que “México es la principal fuente extranjera de marihuana con-

sumida en los Estados Unidos” (cursivas propias). Diversas opiniones personales inde-

pendientes y artículos periodísticos ratifican esta opinión en el sentido de que la mari-

huana local tiene en la actual una presencia mayoritaria en el mercado estadounidense

(Sabbag 2001; Seattle Times, 25 de noviembre de 1998; The New York Times Magazine,

19 de febrero de 1995).

Ambas estimaciones coinciden en que desde principios de los años ochenta la marihua-

na cultivada en los Estados Unidos ha aumentado su participación en el mercado local.

Así lo reconoce la propia Drug Enforcement Administration (1999a): “Las agencias

estadounidenses de seguridad […] sugieren una creciente disponibilidad de marihuana

cultivada en el país”. Kleiman (1992) atribuye este aumento a que su precio relativo

disminuyó gracias al efecto desincentivador que tuvieron sucesivas operaciones de in-

terdicción. La preponderancia del esfuerzo de interdicción en fronteras frente a la erra-

dicación local, muy costosa en términos políticos y por ser intensiva en mano de obra,

ha tenido como efecto una política informal de sustitución de las importaciones puesto

que hace más costosas las importaciones al establecer un arancel más alto: la concentra-

ción de los esfuerzos en frontera. También el aumento de calidad de la marihuana pro-

ducida, debido a mejoras en las formas de cultivo intensivo, ha ayudado a este progresi-

vo desplazamiento de marihuana mexicana. El cultivo en espacios abiertos se produce

con particular intensidad en California, Hawaii, Kentucky y Tennessee, pero la produc-

ción tanto en espacios abiertos como cerrados se extiende prácticamente por todo el país

con resultados excelentes en términos de calidad y cantidad producida por espacio culti-

vado (National Drug Intelligence Center 2001a:43).

75
Los últimos datos oficiales acerca del cultivo interno son tan antiguos como el año

1992, y ni tan siquiera coinciden en los datos. Por una parte, la Drug Enforcement Ad-

ministration estimaba que la producción interior era de tres mil toneladas métricas, con

lo cual se justificaba un gran esfuerzo erradicador que había conseguido reducir la pro-

ducción interior a la mitad en tan solo dos años (citado en Harrison, Backenheimer e

Inciardi 1995:185). Por otra parte, un organismo intergubernamental en el que precisa-

mente participaba la Drug Enforcement Administration consideraba que la producción

interior en ese mismo año sólo en espacios abiertos era de entre seis mil y seis mil qui-

nientas toneladas métricas, aunque no se dan las fuentes ni la metodología (National

Narcotics Intelligence Consumers Committee 1994:62). La cosecha de marihuana en

México estimada por el gobierno los Estados Unidos para ese mismo año era una cifra

muy parecida: siete mil ochocientas toneladas métricas (Bureau of International Narco-

tics and Law Enforcement Affairs 2001). Descontando la cantidad de marihuana culti-

vada que no es apropiada para el consumo, lo cual explica, exageraciones aparte, la di-

ferencia con el uso estimado en ese año desde el punto de vista de la demanda, de ambas

cifras puede deducirse, haciendo un ajuste de capturas, que aproximadamente un tercio

del mercado estadounidense era surtido por la producción local a principios de los años

noventa.

En 1989 y 1990 la Drug Enforcement Administration estimaba que “el veinticinco por

ciento de la marihuana consumida en los Estados Unidos se produce en el interior del

país” (Gettman 1992; The New York Times Magazine, 19 de febrero de 1995). The Pre-

sident’s Commission on Organized Crime (1986) afirmaba que, “debido a que cantida-

des significativas de esta droga se cultivan en la totalidad de los cincuenta estados, los

traficantes estadounidenses no necesitan viajar a un país extranjero para proveerse de

76
marihuana.” No obstante, el mismo informe considera que sólo un sexto del consumo

total en ese entonces era surtido por la producción interior. Esta cifra representa un lige-

ro aumento con respecto a la cifra proporcionada por Kleiman (1989), quien estimó, sin

mayores referencias metodológicas, que en 1982 por lo menos se importaba el ochenta y

cinco por ciento de marihuana consumida en los Estados Unidos, lo cual deja un quince

por ciento a la producción local. En coincidencia, la Drug Enforcement Administration

consideraba que a principios de los ochenta el doce por ciento de la demanda estadouni-

dense de marihuana la cubría la producción interna. Sólo California ya estaba produ-

ciendo el siete por ciento de la oferta nacional en ese mismo año, según estimaciones

oficiales (U.S. News and World Report, 19 de agosto de 1986).

Entre los años sesenta y ochenta la participación de la producción local de marihuana en

el mercado estadounidense completó dos periodos. Durante el primer periodo, que con-

cluyó en el comienzo de la Operación Intercepción en 1969 que aumentó los controles

fronterizos en busca de drogas, la marihuana estadounidense redujo su participación en

el total de un mercado en expansión en el que la creciente demanda era surtida por una

marihuana, sobre todo mexicana, a bajo precio y con cierta liberalidad en cuanto a su

paso hacia los Estados Unidos. La competencia por la vía precios era tan intensa que

difícilmente una producción de pequeña escala podía competir con las producciones

más grandes y sometidas a menores costes laborales y de riesgos que se producían en

otros países circundantes. La Operación Intercepción y las sucesivas operaciones anti-

drogas en las fronteras implicó un cambio en la estructura de costes que favoreció la

producción local. Al incrementar los riesgos de expropiación, la marihuana extranjera se

hizo menos competitiva frente a la local, que no asumía el riesgo del peligro coste fron-

terizo, con las inminentes y crecientes contingencias de expropiación. No obstante, du-

77
rante los años setenta, el crecimiento en términos relativos de la producción local fue

mucho más limitado que en fechas posteriores debido a que la tecnología existente y la

moralidad pública no favorecían un fuerte crecimiento de la producción local.

Antes de la Operación Intercepción, apenas el cinco por ciento del consumo estadouni-

dense de marihuana era surtido por la oferta local. The President’s Commission on Or-

ganized Crime (1986) consideraba que a finales de los años sesenta “la práctica totali-

dad” de la marihuana consumida en los Estados Unidos procedía de México. Esta cifra

era notablemente inferior a la registrada a principios de los años sesenta. En 1955, el

director del departamento antidrogas de los Estados Unidos, Harry J. Anslinger, decla-

raba que el noventa por ciento de la marihuana consumida en los Estados Unidos proce-

día de México (United States Senate 1955), de lo cual se deduce, dada la inexistencia de

otras ofertas alternativas, el reconocimiento de que al menos el diez por ciento de la

demanda estadounidense estaba en manos de productores locales. No obstante, la cifra

puede estar sensiblemente minusvalorada. Bonnie y Whitebread (1970) refutan, con

documentos oficiales, este porcentaje, al minusvalorar la cantidad de producción local

sobre el total del consumo al objeto de aumentar el presupuesto. La ley estaba redactada

de tal modo que la posesión de marihuana se asumía como importación de marihuana a

menos que el propietario pudiese mostrar su origen local, lo que en contadas ocasiones

podía probarse. Una cifra más realista podría acerca la oferta local de marihuana hasta

el veinte por ciento del total de la demanda en 1961.

78
Con todos estos datos para años específicos, que se complementarán con cálculos de

variación constantes entre los dos puntos más cercanos para aquellos años en los que no

existe referencia explícita, el resultado es que la marihuana estadounidense pasó de re-

presentar un veinte por ciento de la oferta local a principios de los años sesenta hasta

poco menos del dos por ciento antes de las operaciones de sellamiento de la frontera

mexicano-estadounidense de finales de los años sesenta. Una marihuana mexicana ba-

rata y prácticamente ilimitada en ese entonces desplazó del mercado al cannabis local,

que enfrentaba mayores dificultades para su expansión, sobre todo derivadas del recha-

zo social a su cultivo, en especial en las áreas rurales. Pero desde finales de los ochenta

hasta el año 2000 se ha registrado un crecimiento constante y acelerado de la participa-

ción de la marihuana local en el mercado interior hasta representar el cincuenta por

ciento en ese último año.

Oferta de marihuana de producción local sobre el total de la


50
oferta en los Estados Unidos 1961-2000 (en porcentaje)

40

30

20

10

0
61

63

65

67

69

71

73

75

77

79

81

83

85

87

89

91

93

95

97

99
19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

79
En consecuencia, la cantidad de marihuana importada en los Estados Unidos, siguió

básicamente los parámetros de la oferta total. Creció desde la marginalidad de los años

sesenta hasta una demanda de marihuana importada cercana a las cuatro mil toneladas

métricas en 1981 y, desde entonces, dicho porcentaje se redujo sustancialmente hasta las

setecientas toneladas métricas de mediados de los años noventa para una ligera recupe-

ración final en los últimos años de la década de los noventa, donde se volvieron a regis-

tran importaciones por encima de las mil toneladas métricas.

El porcentaje de marihuana mexicana en el total de importaciones se calculará a partir

de varias fuentes. Para los últimos años, se tomará el porcentaje de producción mundial

que el Bureau for International Narcotics and Law Enforcement Affairs (2001) del De-

partamento de Estado de los Estados Unidos calcula para países extranjeros. Normal-

mente estas cifras se han movido más en función de la percepción de la demanda local

que conforme a la evolución real de los cultivos en terceros países y durante los años

ochenta fueron transferidas literalmente desde el lado de la producción hacia el del con-

sumo estadounidense sin ningún ajuste. Para los países cultivadores de marihuana de la

zona del Caribe para los que no existen datos en los últimos años, se complementará

con las cifras de producción proporcionadas por Caribbean Coordination Mechanism

(2002). Y para evitar fuertes variaciones anuales, se calculará la media móvil del año

anterior y posterior al del año de cálculo. A través de estos cálculos se obtiene que des-

de 1987, el porcentaje de marihuana mexicana en el total de importaciones pasó del

cuarenta y cinco por ciento en ese primer año hasta casi el noventa por ciento en 1990.

Desde entonces un paulatino descenso de la participación mexicana, ante la pujanza

colombiana y canadiense, hasta menos del sesenta por ciento del total de la oferta de

marihuana importada en los Estados Unidos.

80
En 1984 el National Narcotics Intelligence Consumers Committee estimó que México

era el origen del veinte por ciento de toda la marihuana consumida en los Estados Uni-

dos como consecuencia de la pujanza de la marihuana colombiana, jamaicana y del su-

deste asiático. En los dos años siguientes la participación se había incrementado progre-

sivamente al treinta y dos y al treinta y por ciento del consumo total (citado en United

States General Accounting Office 1988:16). The President’s Commission on Organized

Crime (1986) estimaba que la producción mexicana marihuana pasó de ser casi mono-

polística en el mercado estadounidense hasta mediados de los setenta a aportar apenas

un once por ciento de la marihuana disponible en Estados Unidos en un cuatro por

ciento en 1981. El descenso de la participación mexicana en las importaciones se pro-

dujo sobre todo a finales de los años setenta. Entonces se produjo un brusco descenso

como consecuencia de la pérdida de confianza del consumidor en la marihuana mexica-

na, gracias a la información oficial de que el paraquat que se utilizaba para fumigar ma-

rihuana en México podía afectar a la salud (Baum 1996; Anderson 1981), reduciéndose

su participación en el consumo estadounidense al treinta por ciento en 1977 (United

States House of Representatives 1978:7) y al once por ciento en 1979 (National Narco-

tics Intelligence Consumers Committee 1981:54). En 1975 se estimaba que el setenta

por ciento de la marihuana consumida en los Estados Unidos procedía de México (Uni-

ted States House of Representatives 1978:3). Anderson (1981) ratifica esa percepción de

gran exportación a principios de los años setenta al referir que en 1974 el noventa por

ciento de la marihuana consumida en los Estados Unidos procedía de México. En 1970

Goode (1970) afirma que incluso después de la Operación Intercepción “la mayoría de

toda la marihuana que se fuma [en Estados Unidos] proviene de México” y las fuentes

oficiales coinciden con esta idea: “la mayor parte de la marihuana disponible en este

81
país viene de México” (National Commission on Marihuana and Drug Abuse 1972). En

1969, con motivo de la Operación Intercepción para controlar el comercio de drogas

ilegales a través de la frontera entre México y los Estados Unidos, el gobierno de este

último país refirió como causa de la preocupación que el ochenta por ciento de la mari-

huana consumida en los Estados Unidos procedía de México (New York Times, 22 de

septiembre de 1969). Desde entonces hasta 1961 se estima que el porcentaje de impor-

taciones mexicanas sobre el total de importaciones de marihuana en los Estados Unidos

se elevó, a un ritmo constante, hasta el noventa por ciento de ese primer año.

El resumen de estas variaciones es que la marihuana mexicana se mantuvo estable en

alrededor del noventa por ciento de las importaciones estadounidenses a lo largo de los

años sesenta y principios de los setenta. En los últimos años de esa década se redujo

abruptamente la participación de la marihuana mexicana en el total de las importaciones

hasta niveles por debajo del diez por ciento en los primeros años de los ochenta. Desde

entonces se recuperó hasta que a finales de esa década ya se habían alcanzado de nuevo

cotas cercanas al noventa por ciento del total de las importaciones estadounidenses de

marihuana.

En valores absolutos, esta evolución se traduce en que en entre 1961 y 1974 las exporta-

ciones mexicanas de marihuana hacia los Estados Unidos pasaron de una cantidad ina-

preciable hasta las ochocientas cincuenta toneladas métricas. A finales de los años se-

tenta se experimenta el descenso de las exportaciones debido a la reticencia de la de-

manda local ante la marihuana mexicana contaminada y en apenas un lustro se pasa a

niveles de exportación por debajo de las doscientas toneladas métricas anuales. La recu-

peración de este declive es igualmente rápida y en la segunda parte de los años ochenta

las exportaciones superan por primera vez en la historia las mil toneladas métricas. Los

82
años noventa han sido de casi constante descenso en las exportaciones de marihuana

mexicana a los Estados Unidos.

Exportación de marihuana mexicana a los Estados Unidos, 1961-


2000 (toneladas métricas)

1000

800

600

400

200

0
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
El cálculo del precio de la marihuana mexicana en la zona suroeste de los Estados Uni-

dos es, en teoría, mucho más complicado. Los únicos datos disponibles son aquellos

regionalizados para zonas muy amplias de las que la frontera sur es una parte muy pe-

queña. Y, frente a lo que ocurre con las otras drogas, donde apenas hay diferenciación

de producto, en el caso de la marihuana existen fuertes diferencias de precio según la

calidad de la marihuana. Por lo tanto, habría que hacer dos operaciones. Primero, cal-

cular el precio de la marihuana mexicana con respecto a la media de las zonas occiden-

tales de los Estados Unidos. El precio de la marihuana mexicana es relativamente más

bajo que el de la que se cultiva localmente (Kleiman 1989; Caulkins 1995) o la que se

importa de Colombia y de Canadá. Y además, ha variado notablemente a lo largo del

83
tiempo. A principios de los años setenta la marihuana mexicana en los Estados Unidos

“tiene un contenido en THC de menos del uno por ciento. La marihuana de orígenes

estadounidense contiene menos del 0,2 por ciento. La marihuana que procede de Jamai-

ca y el Sudeste asiático a menudo tiene un contenido de THC de entre el dos y el cuatro

por ciento” (National Commission on Marihuana and Drug Abuse 1972). Posterior-

mente, estimar la diferencia entre el precio de la marihuana mexicana en las zonas cer-

canas a la frontera y de esa misma marihuana en todo el territorio cubierto, dado que al

menos deberían incorporar los costes de transporte hasta su destino final. Algunas refe-

rencias para ciudades concretas muestran esta distancia.

Tabla 6. Relación de precios al por mayor entre la marihuana mexicana y la mari-


huana de otras procedencias y entre la marihuana mexicana en la zona fronteriza
y en otras zonas en ciudades escogidas de la región occidental de los Estados Uni-
dos. 2000
Ratio marihuana esta- Ratio marihuana ca- Ratio marihuana me-
dounidense / mexicana nadiense / mexicana xicana en la ciudad /
marihuana en las zo-
nas fronterizas

Austin, Texas 4,0 .. ..

Bakersfield, California 11,1 .. ..

Cheyenne, Wyoming 2,9 .. 3,5

Dallas, Texas 1,8 .. 1,6

Denver, Colorado 1,5 3,0 4,4

Fresno, California 13,3 .. ..

Los Ángeles, California 9,9 14,5 ..

McAlister, Oklahoma 3,2 .. 2,8

Minneapolis, Minnesota .. 5,3 2,2

Sacramento, California 3,1 .. 2,7

San Diego, California 3,6 8,8 ..

San Francisco, California 2,5 .. 3,0

San José, California 7,7 .. 1,9

84
Saint Paul, Minnesota 2,2 .. 8,9

Seattle, Oregón 2,9 2,9 3,3

Tulsa, Oklahoma 2,1 .. 2,7

Fuentes: Maxwell (2002), National Drug Intelligence Center (2000b, 2001b, 2001c) y Office of National
Drug Control Policy (2002f, 2002g).

Sin embargo, dada la forma en que se producen las capturas de marihuana en los Esta-

dos Unidos y la recopilación de datos con respecto a los precios de la droga capturada,

ambas operaciones de recodificación parecen perfectamente prescindibles. Entre 1991 y

1998, según los datos de Drug Enforcement Administration (1999b), entre el cuarenta y

cinco y el ochenta y cinco por ciento, dependiendo de los años, de la marihuana total

decomisada en los Estados Unidos se realizó en los estados fronterizos con México.

Durante todo el periodo casi dos tercios de la marihuana decomisada en los Estados

Unidos tuvo lugar en esos estados. Por lo tanto, y considerando el hecho de que las uni-

dades suprarregionales utilizadas en la regionalización de precios ni siquiera alcanzan el

cincuenta por ciento de la población estadounidense, de lo cual puede advertirse otra

gran parte de la marihuana se decomisa en la zona occidental, es de prever que los datos

en las regiones consideradas a efecto de la estimación de precios estén fuertemente ses-

gados hacia la marihuana mexicana y hacia las transacciones en zonas cercanas a la

frontera. En el año 2000 apenas hay diferencia entre los datos regionalizados y los que

se pueden obtener a través de la revisión de ciudades específicas cercanas a la frontera.

Tabla 7. Precio de la marihuana mexicana al por mayor en ciudades estadouniden-


ses en los alrededores de la frontera con México, 2000
Ciudad Precio por kilogramo

Bakersfield, California 500

Fresno, California 500

Los Ángeles, California 915

85
San Diego, California 1.000

San José, California 1.430

Media no ponderada (A) 869

Región Pacífico (B) 890

Relación (A) / (B) 0,98

Las Cruces, Nuevo México 770

Albuquerque, Nuevo México 880

Media no ponderada (A) 825

Región Montaña (B) 950

Relación (A) / (B) 0,87

Austin, Texas 1.160

El Paso, Texas 660

Laredo, Texas 440

McAllen, Texas 550

Media no ponderada (A) 702

Región Centro Occidental (B) 690

Relación (A) / (B) 1,02

Fuentes: Maxwell (2002), National Drug Intelligence Center (2000b, 2001b, 2001c) y Office of National
Drug Control Policy (2002f, 2002g).

En consecuencia, para el periodo entre 1981 y 2000 se utilizará el precio medio de la

marihuana para cada una de las regiones que bordean con México, ponderado por las

capturas realizadas en los estados fronterizos correspondientes: aproximadamente el

cincuenta por ciento para Texas – que abarca la región centro oeste – y el veinticinco

por ciento para California – que está incluida en la región del Pacífico – y Nuevo Méxi-

co y Arizona – ambas en la región de la Montaña –. No obstante, los datos regionaliza-

dos se basan sobre un número limitado de casos. En algunos años no existen muestras

de precios en el nivel más alto de venta de cantidades superiores a un kilo se asumirá

que para cada región, en los años en que no existen transacciones mayores registradas el

precio al por mayor es:

86
PMN1ij = PMN 2ij × R1/ 2 j , donde

— PMN1ij es el precio de venta al por mayor para cantidades mayores de un kilogramo

en el año i en la región j;

— PMN2ij es el precio de venta al por mayor para el siguiente nivel de venta, de canti-

dades de entre cien y mil gramos, en el año i en la región j; y

— R1/2j es la relación media para el conjunto de los años en los que existen referencias

entre el precio al por mayor en el nivel 1, de cantidades mayores de un kilo, y el ni-

vel 2, de cantidades de entre cien y mil gramos, en la región j.

Para evitar los saltos que podrían derivarse de años en los que una sola muestra pudiese

dirigir o muy al alza o muy a la baja la estimación de precios para ese año se tomará la

media móvil de tres de los años contiguos para la estimación del precio en cada año. El

resultado de la aplicación de estas normas para los años entre 1981 y 2000 es que el

precio de exportación de la marihuana mexicana ha mantenido un comportamiento bas-

tante diferenciado en dos etapas. La última, que va desde 1992 a 2000, se caracteriza

por una notable reducción del precio de exportación de la marihuana, que pasó de los

casi dos mil quinientos dólares a los apenas mil por kilo. En los doce años anteriores, el

sendero de precios fue contrario, aunque más mitigado: el precio de exportación de la

marihuana mexicana creció, en términos reales, desde los mil ochocientos kilos hasta

los casi dos mil quinientos.

Para los años anteriores hasta 1973, en los que no existen niveles de precios regionali-

zados se calculará el precio a través de una regla de tres que mantiene constante la rela-

ción entre el precio nacional y el precio subregional medio para los últimos años en que

87
se pueden comparar ambos niveles. De esta operación se obtiene que el precio descen-

dió ligeramente hasta los poco más de mil dólares por kilo, en términos de precios

constantes de 2000.

Para precios anteriores, Kamstra (1974:326) proporciona, desde una perspectiva del

interior del negocio, un listado de los precios de importación de marihuana mexicana en

los puertos fronterizos de los Estados Unidos. Se tomará el precio más bajo de la hor-

quilla que el autor proporciona a efectos del cálculo del valor total de las exportaciones

mexicanas de drogas en la consideración de que la mayor parte de la cantidad importada

la introducían los grandes contrabandistas con precios relativamente más bajos. Para los

años en que no existen datos específicos se considerará que el precio mantuvo un mo-

vimiento lineal en dólares constantes con respecto a los dos puntos más próximos.

Tabla 8. Precio de exportación de marihuana en México por kilo, 1960-1972


Año Precio en dólares corrientes Precio más bajo en dólares de 2000

1960 50 290

1963 75 422

1965 100 550

1966 60 320

1967 100 515

196936 175 830

1970 220 980

1972 275 1.135

Fuente: Elaboración propia a partir de Kamstra (1974).

El resultado de aplicar estos precios es que el precio de exportación de la marihuana

mexicana hacia los Estados Unidos se triplicó entre 1961 y 1974, un resultado que fue

36
A partir de 1969 la unidad de cuenta para la exportación de marihuana mexicana pasó de kilos a libras.

88
el producto de una demanda creciente de marihuana mexicana a la que la oferta sólo

podía responder parcialmente y, en última instancia, del incremento de los costes que

conllevaron las acciones de interdicción de drogas en la zona fronteriza.

Precio del gramo marihuana exportada desde México a los


2,5 Estados Unidos, 1961-2000 (en dólares de 2000)

1,5

0,5

0
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999

Multiplicando ambas variables, el precio medio estimado de exportación de marihuana

mexicana por la cantidad de marihuana exportada, se observa que el valor de las expor-

taciones mexicanas de esta sustancia ilícita ha pasado por cuatro etapas bien diferencia-

das. Entre 1961 y 1975, el crecimiento consumo de marihuana en los Estados Unidos

fue surtido de manera creciente con marihuana mexicana. El valor de las exportaciones

de estas sustancias pasó en ese periodo de cifras nimias hasta los casi mil millones de

dólares en el último año. La segunda etapa va desde 1975 hasta 1981 y, aunque el com-

portamiento es más errático, culmina con un descenso notable del valor de las exporta-

ciones como consecuencia de una notable caída en las exportaciones derivadas de un

89
fuerte rechazo de los consumidores estadounidenses a esta sustancia que se había gene-

rado en las noticias acerca de su mortal toxicidad. En el último año del periodo el valor

de las exportaciones mexicanas de marihuana apenas alcanzaba los trescientos millones

de dólares. La tercera etapa manifiesta una pronta y robusta recuperación de la partici-

pación mexicana en el mercado estadounidense de marihuana que concluye con valores

máximos de exportación de esta droga en 1988, donde se superan por única vez los dos

mil millones de dólares anuales de ingresos por exportaciones. Desde esa fecha en ade-

lante, la pujanza de la marihuana producida en el interior de los Estados Unidos y, en

menor medida, de otras procedencias ha provocado una reducción notable de la cuota de

mercado de la marihuana mexicana. En el año 2000 el valor de las exportaciones mexi-

canas de marihuana ni siquiera superaba los quinientos millones de dólares.

90
Valor de las exportaciones mexicanas de marihuana, 1961-
2000
2500 0,9
0,8
2000 0,7
0,6
1500
0,5
0,4
1000
0,3

500 0,2
0,1
0 0
61
63
65
67
69
71
73
75
77
79
81
83
85
87
89
91
93
95
97
99
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
En millones de dólares constantes del año 2000 (escala izquierda)
En porcentaje del PIB mexicano (escala derecha)

En términos de Producto Interior Bruto, incluso en los mejores años de los años ochen-

ta, nunca superó el uno por ciento de la economía mexicana. Y la caída ha sido muy

notable en los últimos años hasta el punto de que las exportaciones mexicanas de mari-

huana apenas representaron el 0,1 por ciento del Producto Interior Bruto mexicano en el

año 2000. No obstante, hasta finales de los años setenta, la marihuana fue la principal

exportación mexicana de entre las sustancias prohibidas.

91
Crecimiento anual del valor real de las exportaciones mexicanas
de marihuana, 1962-2000 (en porcentaje)
150

100

50

-50
1962

1964

1966

1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980

1982

1984

1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000
En dólares constantes En porcentaje del PIB mexicano

1961-1965 98,9 80,8

1966-1970 73,1 61,2

1971-1975 25,1 11,4

1976-1980 -16,0 -21,3

1981-1985 35,7 44,6

1986-1990 -4,1 -6,0

1991-1995 -9,1 -7,8

1996-2000 -11,3 -19,8

92
Tabla 9. Valor de las exportaciones mexicanas de marihuana, 1961-1980 (cuadro explicativo)

Marihuana impor-

ducida por México

ducida por México

xicanas de heroína

xicanas de heroína

xicanas de heroína
Capturas de mari-
Marihuana consu-

en Estados Unidos

exportaciones me-

exportaciones me-

exportaciones me-
Marihuana dispo-

Marihuana intro-

Marihuana intro-
huana en Estados

Precio por gramo

Precio por gramo


frontera sudoeste

frontera sudoeste

Exportaciones de
medio dólar-peso
Valor total de las

Valor total de las

Valor total de las


Producción local
mida en Estados

nible en Estados

de cocaína en la

de cocaína en la

Tipo de cambio

PIB de México

heroína / PIB
Unidos

Unidos

Unidos

tada
Año
A B C D E F G H I J K L M N O
A+B Cx(1-D) FxE GxH IxJ KxL M/N
tm tm tm % tm % tm US$2000 millones US$ co- millones millones millones %
por gramo US$2000 rriente por US$ co- pesos pesos co-
gramo rriente corrientes rrientes
1961 5 0 5 20 4 90 4 0,3 1,2 0,1 0,2 0,01 0,0 182,0 0,00
1962 8 1 8 14 7 89 6 0,4 2,3 0,1 0,4 0,01 0,0 196,2 0,00
1963 12 2 14 10 13 88 11 0,4 4,8 0,1 0,9 0,01 0,0 218,4 0,00
1964 20 3 23 7 21 87 18 0,5 8,8 0,1 1,6 0,01 0,0 257,9 0,01
1965 31 11 43 5 40 86 35 0,5 19,0 0,1 3,5 0,01 0,0 280,9 0,02
1966 50 10 59 4 57 85 49 0,3 15,6 0,1 2,9 0,01 0,0 312,2 0,01
1967 79 13 92 3 90 85 76 0,5 39,2 0,1 7,6 0,01 0,1 341,4 0,03
1968 126 18 144 2 141 84 118 0,7 77,7 0,1 15,7 0,01 0,2 378,0 0,05
1969 171 30 201 3 194 83 161 0,8 133,4 0,2 28,4 0,01 0,4 417,8 0,09
1970 316 55 371 6 349 87 303 1,0 296,3 0,2 66,8 0,01 0,8 495,1 0,17
1971 419 86 505 7 472 89 421 1,0 440,8 0,2 103,7 0,01 1,3 546,1 0,24
1972 680 112 792 7 733 92 672 1,1 762,7 0,3 185,1 0,01 2,3 629,4 0,37
1973 727 122 849 8 780 94 735 1,3 972,2 0,3 250,7 0,01 3,1 770,0 0,41
1974 773 181 954 9 868 99 859 1,0 852,2 0,3 244,0 0,01 3,0 1.002,7 0,30
1975 857 212 1.068 10 961 78 748 1,2 906,7 0,4 283,3 0,01 3,5 1.226,0 0,29
1976 944 344 1.288 11 1.152 51 590 1,1 650,7 0,4 215,0 0,02 3,3 1.527,9 0,22
1977 1.097 750 1.847 11 1.639 34 554 1,0 549,7 0,3 193,4 0,02 4,4 2.061,0 0,21
1978 1.301 2.601 3.901 12 3.437 21 709 1,2 859,5 0,5 325,4 0,02 7,4 2.605,0 0,28
1979 1.541 2.028 3.568 13 3.118 13 392 1,8 692,3 0,7 291,9 0,02 6,7 3.418,7 0,19
1980 1.520 1.522 3.042 13 2.636 8 202 1,9 378,2 0,9 181,0 0,02 4,2 4.766,1 0,09

93
Marihuana impor-

ducida por México

ducida por México

xicanas de heroína

xicanas de heroína

xicanas de heroína
Capturas de mari-
Marihuana consu-

en Estados Unidos

exportaciones me-

exportaciones me-

exportaciones me-
Marihuana dispo-

Marihuana intro-

Marihuana intro-
huana en Estados

Precio por gramo

Precio por gramo


frontera sudoeste

frontera sudoeste

Exportaciones de
medio dólar-peso
Valor total de las

Valor total de las

Valor total de las


Producción local
mida en Estados

nible en Estados

de cocaína en la

de cocaína en la

Tipo de cambio

PIB de México

heroína / PIB
Unidos

Unidos

Unidos

tada
Año
A B C D E F G H I J K L M N O
A+B Cx(1-D) FxE GxH IxJ KxL M/N
tm tm tm % tm % tm US$2000 millones US$ co- millones millones millones %
por gramo US$2000 rriente por US$ co- pesos pesos co-
gramo rriente corrientes rrientes
1981 1.499 3.195 4.694 14 4.029 5 188 1,7 310,5 0,9 163,9 0,02 4,0 6.533,4 0,06
1982 1.476 3.072 4.548 15 3.865 8 311 1,9 575,8 1,0 322,7 0,06 18,2 10.446,6 0,17
1983 1.431 2.054 3.484 15 2.948 14 408 1,8 732,9 1,0 423,9 0,12 50,9 19.062,6 0,27
1984 1.385 2.805 4.190 16 3.527 24 838 1,9 1.587,3 1,1 957,7 0,17 160,7 31.423,1 0,51
1985 1.340 1.828 3.168 16 2.654 38 1.014 1,7 1.739,3 1,1 1.086,8 0,26 279,3 50.529,8 0,55
1986 1.161 1.828 2.989 17 2.491 41 1.016 1,8 1.782,4 1,1 1.134,4 0,61 693,6 84.435,0 0,82
1987 1.005 1.420 2.424 18 1.977 44 876 2,0 1.722,1 1,3 1.136,1 1,37 1.552,7 206.111,8 0,75
1988 894 1.003 1.897 20 1.510 70 1.062 1,9 2.026,9 1,3 1.392,5 2,25 3.133,5 416.305,2 0,75
1989 866 393 1.259 23 975 80 782 1,8 1.415,2 1,3 1.019,1 2,45 2.500,1 548.858,0 0,46
1990 837 233 1.070 25 803 88 707 2,0 1.407,6 1,5 1.068,3 2,81 3.002,3 738.897,5 0,41
1991 793 225 1.018 29 724 84 609 2,4 1.436,3 1,9 1.136,0 3,01 3.422,2 949.147,6 0,36
1992 761 345 1.106 33 738 71 523 2,4 1.252,9 2,0 1.020,8 3,09 3.156,0 1.125.334,3 0,28
1993 791 410 1.201 35 780 64 501 1,9 936,3 1,6 785,6 3,10 2.435,5 1.256.196,0 0,19
1994 874 475 1.349 37 852 64 549 1,6 863,0 1,4 742,7 3,40 2.525,3 1.420.159,5 0,18
1995 848 628 1.476 39 903 69 625 1,4 874,2 1,2 773,6 6,42 4.966,0 1.837.019,1 0,27
1996 874 639 1.513 41 896 71 638 1,4 910,2 1,3 829,3 7,60 6.302,2 2.503.814,0 0,25
1997 960 699 1.659 43 947 69 650 1,2 781,2 1,1 728,1 7,92 5.765,6 3.182.330,0 0,18
1998 952 1.093 2.045 45 1.121 62 692 1,3 878,3 1,2 831,4 9,14 7.595,3 3.791.193,3 0,20
1999 1.028 1.235 2.263 48 1.187 60 713 1,0 738,5 1,0 714,5 9,56 6.830,4 4.417.950,4 0,15
2000 1.047 646 1.693 50 846 56 473 1,0 479,7 1,0 479,7 9,49 4.552,5 5.087.665,0 0,09

94
Anfetaminas

Las exportaciones mexicanas de anfetaminas se dirigen sólo hacia un mercado, el esta-

dounidense, lo cual facilita los cálculos en menor medida que la carencia de datos fia-

bles lo dificulta. La disponibilidad de esta droga en Estados Unidos será la suma de la

cantidad realmente consumida y la que es capturada por los agentes de ley en ese terri-

torio. Según la Office of National Drug Control Policy (2002a:23), la cantidad de me-

tanfetaminas consumidas en los Estados Unidos ha variado enormemente durante los

años. A principios de la década de los noventa se consumían diez toneladas métricas de

metanfetaminas en estado puro en los Estados Unidos, una cantidad que se quintuplicó

hasta alcanzar un consumo de más de cincuenta toneladas métricas en el bienio 1995-

1996. A partir de esos años se produce una reducción brusca del consumo en los Esta-

dos Unidos hasta llegar a niveles cercanos a las veinte toneladas métricas. Esta tremen-

da variación se explica en términos del comportamiento cíclico de corta duración que

parecen mostrar este tipo de drogas ilegales, tal y como mostraron Rhodes et al. (2000)

tras analizar los niveles de consumo de esta sustancia entre encarcelados en cinco pri-

siones. Aparte de las tendencias de consumo, existen algunas dificultades para medir la

cantidad de usuarios de metanfetaminas que también explican estas abruptas transfor-

maciones en el mercado. En Office of National Drug Control Policy (2002a), el número

de usuarios de metanfetaminas en Estados Unidos se deriva de los resultados del con-

sumo entre encarcelados que se avienen a someterse a análisis urinarios. Estos datos que

se suministran son inconsistentes, por ejemplo, con la tendencia contraria de ascenso y

descenso que produce la Community Epidemiology Working Group (1996), pero se

prefieren las primeras cifras dado que son coherentes con el resto del análisis para otras

sustancias.

95
A las cifras totales de consumo de esta sustancia se le suma la cantidad de metanfetami-

nas confiscadas por las agencias de seguridad estadounidenses, ponderadas por el nivel

de pureza de los alijos. Los números totales de disponibilidad de metanfetaminas en los

Estados Unidos varían en escasa medida tras aplicar esta operación ni en cantidades

totales ni en tendencias, dado que la tasa de intercepción, es decir, la cantidad confisca-

da entre la cantidad consumida, se ha mantenido en niveles muy bajos: el 1,3 por ciento

para el conjunto del periodo. Al hacer esta operación en este momento se vuelve a asu-

mir que las metanfetaminas de todas las procedencias tienen la misma posibilidad de ser

capturadas por las agencias de seguridad estadounidenses.

Metanfetamina disponible en los Estados Unidos, 1961-2000


(toneladas métricas)
60

50

40

30

20

10

0
1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

Mucho más difícil resulta la estimación de la penetración de las metanfetaminas mexi-

canas en el mercado estadounidense. Hay dos circunstancias que facilitan el cálculo. El

96
primero es que prácticamente sólo existen dos orígenes para la metanfetamina consumi-

da en los Estados Unidos: o bien la producción local o bien México, con lo cual ambos

son suplementarios. Aunque las metanfetaminas de Canadá y del sudeste asiático han

tenido a lo largo de la historia una participación en el mercado estadounidense, ésta ha

sido tan minoritaria a lo largo de los años noventa que es casi despreciable desde el

punto de vista agregado. Y la segunda es, precisamente, el rango temporal, que se cir-

cunscribirá exclusivamente a los años noventa.

En el caso de México, la producción de anfetaminas es antigua. Adler (1993:6-8) cita

que en los años sesenta “otra mercancía [aparte de la marihuana] que importaban [los

comerciantes del sur de California] durante este periodo eran las pastillas de metanfeta-

minas de baja calidad (5 miligramos) conocidas como ‘blancas’ o ‘cruces blancas”, pero

que para finales de esa década había desaparecido. Breacher (1972) da una explicación

económica al fugaz crecimiento de las exportaciones de anfetaminas desde México y su

posterior clausura:

Las enmiendas de 1965 a las leyes federales de drogas [de los Estados Uni-
dos] obligaban a los fabricantes y vendedores [de anfetaminas] a llevar una
contabilidad de todos los envíos, lo cual dificultó la distracción de anfeta-
minas legales hacia el mercado negro. Esta circunstancia sirvió para prote-
ger los “laboratorios de speed” de la competencia legal de bajo precio y
permitió aumentar los precios. Sin embargo, los operadores del mercado ne-
gro de los Estados Unidos dieron vuelta a la ley al realizar grandes pedidos
de anfetaminas legales a direcciones en México; después devolvían de con-
trabando las anfetaminas estadounidenses hacia los Estados Unidos […]
Cuando los funcionarios de seguridad pública descubrieron el truco, los en-
víos grandiosos hacia México se clausuraron. De este modo se protegió a los
laboratorios de speed de los Estados Unidos frente a la competencia.
No obstante esta exportación fugaz, escasa y económicamente irrelevante para México

durante los años sesenta y setenta, no será sino hasta los años noventa que México se

convierta en productor y exportador a gran escala de estas sustancias ilícitas. A modo de

97
ejemplo de esta irrelevancia mexicana en este ámbito, The President’s Commission on

Organized Crime (1986) no refiere a México entre los países exportadores de esta droga

hacia los Estados Unidos.

Existe amplia coincidencia, por otra parte, en que durante los años noventa son ciuda-

danos de origen mexicano los que dominan el mercado estadounidense de las metanfe-

taminas (United States Senate 2000). La Mexican Mafia, una agrupación de hispanos

estadounidenses que nació en las cárceles de ese país para defenderse frente a la extor-

sión de otros grupos raciales, parece tener una fuerte participación en la distribución y

en la protección a los laboratorios (Weaver 1998:35). Pero una parte importante de estos

individuos agrupados en organizaciones flexibles son estadounidenses y producen la

sustancia en suelo estadounidense, cuya producción no sería razonable cuantificar como

exportaciones. Este hecho es importante a la hora de analizar los datos dispersos exis-

tentes.

Las estimaciones sobre la distribución de la penetración en el mercado de ambos países

se realizarán a través de una mezcla de indicadores indirectos e informaciones dispersas.

El primer indicador son las estimaciones que, sin explicar metodología, se han dado a lo

largo de los últimos años. El agente especial de la Drug Enforcement Administration,

Donnie Marshall, declaró que “la DEA estima que los ‘super-laboratorios’ de metanfe-

taminas [radicados en los Estados Unidos] en la actualidad producen más del ochenta

por ciento de la metanfetamina disponible hoy en los Estados Unidos” (United States

Senate 2000:22). En la denominación de la Drug Enforcement Administratión, un su-

per-laboratorio es aquel capaz de producir más de cinco kilos de metanfetaminas en un

solo ciclo productivo. En 1998, sólo el 4,4 por ciento de los laboratorios desmantelados

recibieron tal denominación, setenta y uno en números absolutos. El ochenta por ciento

98
de los mismos estaban radicados en el estado de California en 1998. La cifra de labora-

torios de fuerte producción desmantelados se incrementó a ciento setenta y siete en

1999 y descendió levemente hasta los ciento veintiséis en el año 2000. El 83,6 por

ciento de los mismos estaba establecido en California para el conjunto de ambos años

(National Drug Intelligence Center 2001a:30).

Las mismas cifras, en especial lo relativo al ochenta por ciento del consumo local pro-

ducido por estos grandes laboratorios, son refrendadas por la Methamphetamine Inter-

Agency Task Force (2000:13). Otro agente especial de la Drug Enforcement Adminis-

tration, Joseph D. Keefe, incluso incrementa el porcentaje de producción local, referida

sólo a estos grandes laboratorios: “Lo que decimos en la DEA, lo que vemos, es que el

diez por ciento de los laboratorios clandestinos en los Estados Unidos […] son respon-

sables del ochenta y cinco por ciento de la metanfetamina en los Estados Unidos” (Uni-

ted States House of Representatives 2001:59).

Incluso la capacidad potencial de producción de los laboratorios estadounidenses supe-

ran con mucho el consumo medido. Algunos de los grandes laboratorios están capacita-

dos para producir anfetaminas por valor de cien millones de dólares al año, lo cual satis-

faría cada uno aproximadamente el 1,7 por ciento del total del mercado estadounidense

de las drogas (United States Senate 2000:36). Un estudio de Inland Narcotics Clea-

ringhouse estimó que solo los laboratorios de los departamentos de Riverside y San

Bernardino, en el sudeste de California, tenían en el año 2000 una capacidad de produc-

ción potencial de 44,6 toneladas métricas (citado en National Drug Intelligence Center

2001a:30-1), lo cual sería mayor que el total del consumo de los Estados Unidos.

99
Existen también algunos datos dispersos con respecto California, el estado que más

metanfetamina produce en Estados Unidos. El fiscal federal en California oriental, Paul

Seave, declaró que “se estima que bastante más de la mitad, quizás el setenta y cinco

por ciento, de la metanfetamina utilizada en todo el país se fabrica en California” (Uni-

ted States House of Representatives 2000b:106). Barry McCaffrey declaró en el Con-

greso estadounidense, refrendando esta tendencia de que los Estados Unidos es el origen

de la mayor parte del consumo de metanfetaminas en ese país, que “el sesenta por ciento

de las metanfetaminas en los Estados Unidos probablemente se fabrican en el sur de

California. Yo creo que tenemos que recordar que el problema del contrabando de dro-

gas no es de México; nos incumbe a muchos de nosotros” (United States House of Re-

presentatives 2000a:49).

En concordancia con una tendencia de producción potencial que supera el consumo, los

Estados Unidos son un exportador de esta sustancia. Aparte de abundantes referencias

hemerográficas acerca del uso de metanfetaminas importadas desde los Estados Unidos

en las ciudades de la frontera norte de México, una encuesta de más de doscientos ven-

dedores de metanfetaminas en los Estados Unidos encontró que el cuatro por ciento de

éstos declaraba a clientes en el extranjero, “la mayoría de los cuales estaban en México”

(Pennell et al. 1999:32).

Las actuaciones de las agencias de seguridad estadounidenses proporcionan nuevas pis-

tas acerca de la distribución de la producción. La primera es la evaluación acerca del

origen de las capturas de esta droga allí donde exista una posibilidad de determinar su

procedencia. La senadora por California, Dianne Feinstein, declaró que “en un opera-

ción policial a escala nacional llamada Operation Pipeline, California se identificó como

100
el origen del 92,8 por ciento de todas las metanfetaminas confiscadas por todo el país

entre 1993 hasta 1995” (United States Senate 2000:3).

Otra evaluación de las metanfetaminas producidas puede consignarla el número de labo-

ratorios de fabricación de esta sustancia que las agencias de seguridad de los Estados

Unidos han descubierto en ambos países. Entre 1991 y el año 2000 se desmantelaron

casi catorce mil laboratorios de fabricación de esta sustancia en los Estados Unidos, de

los cuales cerca de siete mil fueron descubiertos durante el último año del periodo

(Office of National Drug Control Policy 2002a; United States Senate 2000:22; Drug

Enforcement Administration 1993). En el periodo comprendido entre 1995 y 2000, que

supuestamente es el periodo de producción más intensa de drogas de síntesis en México,

el número de laboratorios de metanfetaminas descubiertos en México fue de tan sólo

setenta y tres (Procuraduría General de la República 1999:158; Organización de los Es-

tados Americanos 2001:45). El diferencial de eficacia policial, mayor en Estados Uni-

dos que en México, y la escala de los laboratorios a ambos lados de la frontera pueden

explicar una parte de este diferencial (Pennell et al. 1999:4). Weaver (1998:31) afirma

que los laboratorios de las organizaciones mexicanas en México producen entre setenta

y cinco y cien kilogramos por ciclo de producción, mientras que los laboratorios de los

Estados Unidos, más simples, apenas generan entre cinco y diez kilos para el mismo

ciclo.

El porcentaje de mexicanos que fueron arrestados con cargos de producción o distribu-

ción de metanfetaminas puede aportar otra base para observar la participación de Méxi-

co en la producción de esta droga. Aún teniendo en cuenta de que ciudadanos de origen

mexicano tienen una fuerte participación en la producción local de esta droga, los ciu-

dadanos mexicanos representan tan sólo el veintitrés por ciento de los detenidos, ascen-

101
diendo el porcentaje hasta el treinta y tres por ciento cuando se suman los hispanos

norteamericanos. El 58,9 por ciento de los detenidos con cargos por producción y distri-

bución de metanfetaminas son ciudadanos estadounidenses de raza caucásica (United

States Sentencing Commission 1999:31). En el estudio de Pennell et al. (1999:60) el

sesenta por ciento de los entrevistados, todos comerciantes de metanfetaminas deteni-

dos, afirma que su proveedor era blanco, mientras que el porcentaje de los que identifi-

can a un hispano como su proveedor era de tan sólo el veintiocho por ciento.

Las metanfetaminas se fabrican a partir de medicamentos que están fácilmente disponi-

bles en las farmacias. Observar el grado de dicotomía entre consumo y aplicación de

estos medicamentos puede dar alguna pista acerca del lugar de producción. El director

de la Drug Enforcement Administration, Thomas A. Constantine (1999:45) afirmó que

una sola organización química estadounidense que fue perseguida por las agencias de

seguridad estadounidenses “en menos de un mes compró noventa millones de pastillas

de pseudoefedrina [precursor utilizado para fabricar metanfetaminas], que totaliza un

millón ochocientas mil pastillas al año. Esta cifra supone que todos los hombres, muje-

res y niños de este país tenemos asma terminal. Esto no es verdad, por supuesto; las

utilizaban para otros propósitos.”

De la combinación de todos estos datos puntuales permite llegar a la idea general de que

la mayor parte de las metanfetaminas que se consumen en los Estados Unidos son pro-

ducidas en el interior de ese país, aunque los ciudadanos de origen mexicano tengan un

papel notable en su manufactura allí. Desde el punto de vista económico, la razón de la

preponderancia de la producción local no parece difícil de entender:

¿Por qué los empresarios mexicanos no producen la droga en México, don-


de es más seguro, y se arriesga a ser detenidos en los Estados Unidos, donde

102
existe un conjunto más claro de restricciones legales contra dicha actividad?
Sencillo, porque la producción y la distribución de drogas no es más que un
negocio, y al igual que los cárteles responsables de la fabricación de cocaína
y heroína mantienen sus ingenios de producción cercanos a los campos de
amapola o de coca, los cárteles responsables de la fabricación de metanfe-
taminas mantienen sus establecimientos de producción, es decir, los labora-
torios clandestinos de drogas, cercanos a los lugares de químicos en las zo-
nas rurales donde puede producirse en los Estados Unidos, estando más cer-
canos al mercado. De esta manera, sólo hay que introducir en el país de
contrabando las materias primas (los precursores), que conllevan una pena-
lización mucho menos dura (Katina Kypridakes, directora de la sección de
precursores del California Bureau of Narcotic Enforcement, en United Sta-
tes Senate 2000:40).
Dado que los costes de entrada al mercado de la producción de metanfetaminas son muy

bajos, montar un laboratorio es relativamente sencillo, y las materias primas son fácil-

mente adquiribles en el mercado legal estadounidense, no existen incentivos para la

producción exterior. Como resultado del sustento teórico y de los datos dispersos, se

llega a la conclusión que a lo largo del periodo la producción local de metanfetaminas

ha alcanzado al menos el ochenta por ciento de la disponibilidad de esta sustancia en los

Estados Unidos. No obstante, hay que aceptar que esta opinión no es universalmente

aceptada. Hay quienes, sin aportar otros datos más que la especulación, opinan precisa-

mente lo contrario: que la mayor parte de la metanfetamina que se vende hoy en los

Estados Unidos se importa de México (United States Sentencing Commission 1999:4;

National Institute of Drug Abuse 1998:73; National Drug Intelligence Center 2000b:8).

Para apoyarlos se ofrecen algunos datos de calidad bastante dudosa: el National Narco-

tics Intelligence Consumers Committee (1998:65) declara que las cantidades de metan-

fetaminas que se descubrieron a lo largo de la frontera sudoeste y sólo del lado estadou-

nidense fueron 697 kilogramos en 1995, 795 kilogramos en 1996 y 537 kilogramos en

1997, ignorando que estas cifras globales incluyen las capturas en el interior de los esta-

dos fronterizos, incluyendo la zona fronteriza entre California y Nuevo México, que es

103
muy activa en la producción de metanfetaminas. Además, estas cifras entran en contra-

dicción con las proporcionadas por la Office of National Drug Control Policy (2002a),

que declara que al menos en los años 1996 y 1997, en el conjunto de los Estados Unidos

la cifra de capturas de metanfetaminas fue inferior a lo que dice el informe haberse

confiscado sólo en la frontera.

Con la cifra del veinte por ciento como tope máximo en las importaciones mexicanas de

metanfetaminas con respecto al total del mercado estadounidense, es necesario determi-

nar la tendencia histórica acerca de la distribución de la producción de metanfetaminas.

Lo que fue un resultado de la contra-cultura ‘hippie’ fue apropiado por las bandas de

motoristas, que dominaron completamente la producción y la distribución de metanfe-

taminas hasta bien entrados los años ochenta. A partir de ese momento comienzan a

aparecer mexicanos ligados a esta droga, sobre todo en la etapa de la producción, en lo

que coincide temporalmente con la expansión del negocio de las metanfetaminas en los

Estados Unidos. Sin retirar completamente a los motociclistas del negocio, los ciudada-

nos de origen mexicano coparon gran parte del mercado por varias razones: la sofistica-

ción de las técnicas empleadas en sus laboratorios y la utilización de mano de obra se-

mi-esclava barata que fue importada hacia California. Ambos factores permitieron una

reducción notoria del precio y la expansión hacia nuevos grupos poblacionales del mer-

cado, que hasta entonces había estado bastante limitado, tanto por el lado de la produc-

ción como del consumo, a los grupos de motociclistas. Pero, en todo caso, son mexica-

nos que viven y producen en California.

Pese a esta preeminencia de individuos de origen mexicano en el mercado estadouni-

dense de las metanfetaminas, su involucramiento como exportadores desde México es

bastante más reciente. Entre 1991-1993 apenas existen exportaciones mexicanas de

104
metanfetaminas hacia los Estados Unidos. Sólo cuatro gramos fueron confiscados en la

frontera mexicano-estadounidente en 1992. Un año después la Drug Enforcement Ad-

ministration (1993) no se refiere a importaciones de metanfetaminas desde México en

su informe anual. Las confiscaciones de metanfetaminas aumentan notablemente a par-

tir de 1995 en lo que parece un periodo de creciente participación de las importaciones

mexicanas en el mercado estadounidense. El National Narcotics Intelligence Consumers

Committee (1998:65) afirma, sin estimar porcentajes, que en los años anteriores “cada

vez más metanfetaminas se producen en México y se pasa de contrabando a los Estados

Unidos”. El crecimiento de las capturas en la frontera se acelera durante los años 1997 y

1999 (National Drug Intelligence Center 2001a:31). Por lo tanto, para el periodo 1994-

1999 se asume que existe un crecimiento aritmético de la participación de las metanfe-

taminas manufacturadas en México en el mercado estadounidense que se acelera a partir

del año 1999, hasta alcanzar un máximo del diez por ciento total. En estas coordenadas,

el nivel más alto de exportaciones mexicanas de metanfetaminas se alcanzó en el trienio

1998-2000, durante el cual México exportó casi dos toneladas métricas de metanfetami-

nas hacia los Estados Unidos.

105
Metanfetaminas mexicanas disponible en los Estados Unidos,
1961-2000 (toneladas métricas)
2

1,5

0,5

0
1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000
El precio de importación de metanfetaminas mexicanas hacia los Estados Unidos se

calcula a través de los niveles de precios en la región del Pacífico. La abrumadora ma-

yoría de las exportaciones de metanfetaminas hacia los Estados Unidos tienen lugar a

través de la frontera de California. Y en lo que se refiere a posibles diferencias entre el

precio en la zona anexa a la frontera y el resto de la circunscripción para la que se dis-

pone del precio, es posible afirmar que la mayor parte, si no todas las grandes capturas

de metanfetaminas se producen en la zona fronteriza, ya sea de procedencia mexicana o

de producción local. En esa zona del sur de California se encuentran buena parte de los

laboratorios locales. Y en cuanto a la diferencia de precio entre la metanfetamina produ-

cida en California y en México, las distancias son sensibles ya que la metanfetamina

local es sustancialmente más pura que la mexicana, lo cual tiende a transferirse a los

precios. Sin embargo, y dado que el precio esta en dólares por metanfetamina pura, se

106
asume que los precios varían en la misma proporción que la calidad. La evolución del

precio observado según estos parámetros refleja una fuerte correlación entre los precios

y la demanda de esta sustancia que se ha señalado para el conjunto de los Estados Uni-

dos: a mayor consumo, precios más bajos (Rhodes et al. 2000). El precio de importa-

ción por gramo de metanfetamina pura alcanzó su nivel más alto en 1991, con más de

cien dólares por gramos, para descender abruptamente hasta los veinticinco dólares en

1994 y recuperarse desde entonces hasta los cincuenta dólares por gramo que se regis-

traron en los tres últimos años de la década.

Precio de importación de la metanfetamina mexicana en los


Estados Unidos, 1961-2000 (toneladas métricas)
125

100

75

50

25

0
1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

Multiplicando la cantidad de metanfetamina pura importada por el precio medio de im-

portación se observa que el valor total de las exportaciones mexicanas sólo ha superado

los cien millones de dólares en 1998, una cantidad sustancialmente menor al de las otras

107
drogas analizadas en este estudio. No obstante, el valor total ha registrado un creci-

miento notable durante todo el periodo hasta alcanzar su punto máximo en dicho año y

registrar un ligero descenso en los dos años posterior como consecuencia de la caída de

los precios.

Valor de las exportaciones mexicanas de metanfetaminas,


1961-2000
0,025
100

0,02

75
0,015

50
0,01

25
0,005

0 0
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
En millones de dólares constantes del año 2000 (escala izquierda)
En porcentaje del PIB mexicano (escala derecha)

En términos de Producto Interior Bruto, la cantidad de metanfetaminas exportados hacia

los Estados Unidos apenas llegaron a representar el 0,025 por ciento. Aunque, en todo

caso, y como ocurre con los valores absolutos, el crecimiento ha sido bastante fuerte

durante la última década ya que se partía de niveles cercanos a cero.

108
Tabla 10. Valor de las exportaciones mexicanas de metanfetaminas, 1991-1980 (cuadro explicativo)

Capturas de metan-

xicanas de metanfe-

xicanas de metanfe-

xicanas de metanfe-
disponible en Esta-

Metanfetamina in-

Metanfetamina in-
troducida por Mé-

troducida por Mé-

exportaciones me-

exportaciones me-

exportaciones me-
de metanfetamina

de metanfetamina
fetamina en Esta-

Precio por gramo

Precio por gramo


consumida en Es-

en la frontera su-

en la frontera su-

Exportaciones de
medio dólar-peso
Valor total de las

Valor total de las

Valor total de las

metanfetamina /
Tipo de cambio
Metanfetamina

Metanfetamina

PIB de México
tados Unidos

dos Unidos

dos Unidos

tamina

tamina

tamina
doeste

doeste
xico

xico

PIB
Año
A B C D E F G H I J K L M
A+B CxD ExF ExH IxJ K/L
tm tm tm % tm US$2000 millones US$ co- millones millones millones %
por gramo US$2000 rriente por US$ co- pesos pesos co-
gramo rriente corrientes rrientes
1991 10,0 0,0 10,0 0 0,0 126 1,7 99 1,3 3,01 4,0 949.147 0,00
1992 13,6 0,0 13,6 0 0,0 37 1,3 30 1,1 3,09 3,4 1.125.334 0,00
1993 18,9 0,0 18,9 1 0,1 29 3,6 24 3,0 3,10 9,4 1.256.196 0,00
1994 34,1 0,1 34,2 1 0,4 24 8,6 20 7,4 3,40 25,1 1.420.159 0,00
1995 54,2 0,2 54,4 2 0,9 22 20,2 19 17,9 6,42 114,8 1.837.019 0,01
1996 54,3 0,1 54,4 3 1,5 42 62,4 38 56,8 7,60 432,0 2.503.814 0,02
1997 35,3 0,5 35,8 4 1,6 28 44,3 26 41,3 7,92 326,8 3.182.330 0,01
1998 27,2 0,6 27,8 7 1,8 56 102,4 53 96,9 9,14 885,4 3.791.193 0,02
1999 18,3 0,8 19,1 10 1,9 41 77,4 40 74,9 9,56 716,0 4.417.950 0,02
2000 19,7 0,5 20,2 9 1,9 47 88,5 47 88,5 9,49 839,8 5.087.665 0,02

109
Total

Tras realizar una estimación basada en la demanda de drogas ilícitas se percibe que in-

cluso en su punto más álgido, a principios de los noventa, el valor conjunto de las ex-

portaciones de cocaína, heroína, marihuana y metanfetaminas desde México no ha sido

una variable crucial de la economía y que ha pasado por dos etapas bien definidas. La

primera, que va desde los años sesenta hasta 1991, registra un crecimiento constante del

valor en términos regales de las exportaciones de drogas ilegales en México. En el últi-

mo año de este periodo, que se alcanzan los valores máximos de exportaciones de todo

el periodo estudiado, las exportaciones de estas sustancias casi alcanzaron los diez mil

millones de dólares en términos constantes del año 2000. El crecimiento medio del va-

lor de las exportaciones mexicanas de drogas ilegales durante este periodo fue del vein-

ticinco por ciento anual, lo que supone que en términos absolutos las exportaciones se

han multiplicado por más de novicientas veces en tan sólo treinta años. A principios del

periodo, en 1961, las exportaciones de drogas ilegales apenas representaban diez mil

millones de dólares para la economía mexicana. En términos relativos, sin embargo, el

año en el que las exportaciones de drogas ilegales representaron una fracción más am-

plia del Producto Interior Bruto se registró casi un lustro antes, en 1986. En este año, las

exportaciones de drogas ilegales alcanzaron el 2,85 por ciento del Producto Interior

Bruto mexicano.

No obstante, el crecimiento durante este periodo no ha sido constante sino que ha pasa-

do por etapas diferentes. Entre 1961 y 1973 coincide con la etapa de despegue de la

exportación de drogas, con un crecimiento medio anual de cerca del cincuenta por

ciento. El valor total de las exportaciones de drogas ilegales pasó de los casi once mil

110
millones a los más de mil setecientos millones de dólares en términos constantes. Desde

el último año de este subperiodo hasta 1991, la potencia del crecimiento va perdiendo

gas, hasta alcanzar un ritmo de aumento ligeramente por debajo del diez por ciento. No

obstante, en términos absolutos, la relevancia es sustancial, ya que este periodo explica

un crecimiento de más del ochenta por ciento – ocho mil millones de dólares – hasta

alcanzar la cota máxima de casi diez millones de dólares. Frente a tendencias bastante

claras de ascenso durante la primera etapa, en este segundo subperiodo el crecimiento es

bastante más errático. En cinco de los diecisiete años de esta etapa se registran creci-

mientos interanuales negativos, mientras que en otros años se alcanzan cotas de

aumento superiores al cuarenta por ciento.

Valor de las exportaciones mexicanas de drogas, 1961-2000


10 3

2
6

4
1

0 0
61
63
65
67
69
71
73
75
77
79
81
83
85
87
89
91
93
95
97
99
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19

En miles de millones de dólares del año 2000 (escala izquierda)


En porcentaje del PIB mexicano (escala derecha)

111
La segunda gran etapa de la evolución de las exportaciones mexicanas de drogas va del

año 1992 al 2000. En este periodo se produce un abrupto y fuerte declive de las expor-

taciones. En sólo nueve años se perdió casi dos tercios del valor total de las exportacio-

nes, a un ritmo medio de disminución anual del doce por ciento. Al final del periodo,

este concepto representaba tan sólo el 0,6 por ciento del Producto Interior Bruto mexi-

cano. La participación de las exportaciones de drogas ilegales desde su periodo de ma-

yor influencia se ha dividido por cuatro entre 1986 y 2000.

Las drogas ilegales, aparte de la incidencia que tengan sobre la economía mexicana, han

constituido durante algunos periodos de la historia reciente uno de los principios artí-

culos de exportación y, en consecuencia, han servido como fuente de divisas para la

economía y para cuadrar la balanza exterior. En un primer periodo, entre 1976 y 1978,

cuando las exportaciones mexicanas de heroína se situaban en máximos históricos, el

valor de las exportaciones de drogas ilegales superó el veinte por ciento del valor de las

exportaciones mexicanas de naturaleza lícita. El umbral del quince por ciento de las

exportaciones legales se volvió a alcanzar entre 1986 y 1991, cuando las exportaciones

de cocaína alcanzaron sus niveles más altos. Desde entonces, la combinación de un des-

censo notable de las exportaciones de drogas ilegales junto a la creciente apertura co-

mercial de México, en especial tras la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio

de América del Norte en 1994, han reducido hasta casi la insignificancia la importancia

de las drogas ilegales dentro del conjunto de productos exportados por México. En el

año 2000 el valor de las exportaciones de drogas ilegales representaban poco más del

dos por ciento de las exportaciones legales. El hecho de que la comparación entre ex-

portaciones legales y de drogas ilegales tenga adquiera una forma significativamente

diferente a cuando se compara con el Producto Interior Bruto se debe, fundamental-

112
mente, al ritmo de las devaluaciones entre el peso y el dólar, que alteran significativa-

mente el comercio legal, así como la creciente apertura comercial de la economía mexi-

cana, en la cual el sector exterior ha venido adquiriendo una importancia notable y ace-

lerada desde los años ochenta.

Valor de las exportaciones mexicanas de drogas ilegales,


1961-2000 (en porcentaje del valor de las exportaciones legales y
de las exportaciones petrolíferas)
25 100

20
75
15
50
10
25
5

0 0
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999

Exportaciones legales (escala izquierda)


Exportaciones de productos petrolíferos (escala derecha)

Comparando las drogas ilegales con el principal producto de exportación de México, el

petróleo en crudo y sus derivados, para el periodo de 1980 hasta 2000, el crecimiento de

la relación durante los años ochenta es más intensa debido a la disminución de los pre-

cios del petróleo. Las exportaciones de drogas pasaron de representar poco menos de un

quinto de las exportaciones de petróleo en 1980 hasta casi igualarlas en el año cumbre

de exportaciones de drogas de 1991. En 2000 las exportaciones de drogas ilegales ha-

bían regresado a su punto anterior y apenas alcanzaban a representar el veinte por ciento

del valor de las ventas de crudo mexicano y sus derivados al exterior.

113
En la economía mexicana, los periodos sexenales que duraba cada presidente han su-

puesto circunstancias económicas variables e incluso dividen los ciclos económicos

debido a que prácticamente todos los cambios de presidente han conllevado una deva-

luación de la moneda y una ulterior crisis económica de notables consecuencias. En este

sentido, es resulta pertinente dividir el segmento temporal estudiado por presidentes

mexicanos. El análisis muestra datos relevantes. El periodo presidencial en el que las

exportaciones mexicanas de drogas ilegales fueron mayores, en valores absolutos pero

en dólares constantes, correspondió a Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). Casi ocho

mil millones de dólares al año ingresaron en el país anualmente como consecuencia de

las ventas de drogas ilegales en esos seis años. Sin embargo, el tamaño de las exporta-

ciones de drogas con respecto al total de la economía fue relativamente mayor en el

periodo presidencial anterior de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988). Con una

aportación media anual ligeramente superior a los seis mil millones de dólares, el valor

medio de las exportaciones mexicanas de drogas representó el 2,3 por ciento del Pro-

ducto Interior Bruto mexicano. Bajo el gobierno de Salinas, estas exportaciones repre-

sentaban el 2,0 por ciento del Producto Interior Bruto mexicano. En el siguiente periodo

presidencial, el que correspondió a Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), el valor

de las exportaciones mexicanas de drogas disminuyó a la mitad tanto en términos relati-

vos con en valores absolutos: cinco mil millones de dólares y el 1,1 por ciento del Pro-

ducto Interior Bruto. En los periodos presidenciales anteriores el valor de las exporta-

ciones fue menor y mucho más pequeño a medida que se retrotrae hacia los años sesen-

ta. Sin embargo, en relación con las exportaciones legales, las cifras más altas – superio-

res al quince por ciento – se alcanzaron durante las presidencias que se sucedieron du-

114
rante los años setenta: Luis Echevarría Álvarez (1970-1976) y José López Portillo

(1976-1982).

Tabla 11. Valor medio anual de las exportaciones mexicanas de drogas por periodo
presidencial, 1961-2000
Valor de las exportaciones mexicanas de drogas

Millones de Porcentaje del Porcentaje de las


dólares de 2000 PIB exportaciones
Presidente Periodo legales

López Mateos37 1958-1964 19 0,02 0,3

Gustavo Díaz Ordaz 1964-1970 164 0,10 2,4

Luis Echevarría Álvarez 1970-1976 1.946 0,73 15,8

José López Portillo 1976-1982 4.240 1,25 15,7

Miguel de la Madrid Hurtado 1982-1988 6.025 2,28 14,2

Carlos Salinas de Gortari 1988-1994 7.840 1,99 14,0

Ernesto Zedillo Ponce de León 1994-2000 4.467 1,11 3,9

Fuente: Elaboración propia.

Los productos de exportación dentro del ámbito de las drogas ilegales han variado de

manera ostensible a lo largo de las cuatro décadas estudiadas. Entre 1961 y 1966, un

periodo de casi inapreciables exportaciones de drogas ilegales, el principal producto de

exportación mexicana era la heroína, que alcanzaba una reducida parte del mercado

estadounidense, muy inferior a la preponderancia entre las exportaciones de drogas ile-

gales que se dio tras el primer auge de la producción durante la Segunda Guerra Mun-

dial. Entre 1967 y 1973 la marihuana recogió el testigo y se convirtió en la gran prota-

gonista de las exportaciones ilegales como consecuencia del explosivo crecimiento del

consumo de esta sustancia en esa época. Más del sesenta por ciento de los ingresos me-

xicanos por exportaciones de drogas ilegales procedían de las ventas de esta sustancia

37
Cálculo sólo para los años de 1961 a 1964.

115
en los Estados Unidos. El cierre de la conexión francesa que surtía de heroína turca a los

Estados Unidos y la concatenada expansión de una producción en México con la que

compensar esta pérdida hace recuperar a la heroína una preponderancia en el mercado

de las drogas. La primacía de la heroína entre las exportaciones de drogas mexicanas

duró entre 1974 y 1981. A partir de 1982 y en las dos décadas posteriores la cocaína ha

sido el producto estrella de las exportaciones mexicanas de drogas ilegales. Durante los

años noventa, la cocaína representó tres cuartos de las exportaciones totales de drogas

ilegales de manera casi constante. Mientras tanto, la marihuana se movió entre el quince

y el veinte por ciento de las ventas totales de drogas ilegales.

Tabla 12. Valor total de las exportaciones mexicanas de drogas ilegales (en dólares
de 2000) y participación de cada sustancia (en porcentaje)
TOTAL Cocaína Heroína Marihuana Metanfetaminas
(millones de (%) (%) (%) (%)
dólares)
1961 11 23 66 11 0
1962 15 26 58 16 0
1963 21 26 51 23 0
1964 30 26 44 30 0
1965 44 20 37 43 0
1966 51 22 48 31 0
1967 78 16 33 50 0
1968 134 9 32 58 0
1969 227 7 34 59 0
1970 451 4 30 66 0
1971 715 4 34 62 0
1972 1.193 3 33 64 0
1973 1.709 5 38 57 0
1974 2.123 7 53 40 0
1975 2.567 8 57 35 0
1976 3.370 8 73 19 0
1977 4.282 10 77 13 0
1978 5.157 13 71 17 0
1979 4.685 23 63 15 0
1980 3.555 33 56 11 0
1981 3.573 43 49 9 0
1982 4.190 50 36 14 0
1983 4.664 55 29 16 0
1984 6.726 56 21 24 0
1985 6.299 53 20 28 0

116
1986 6.192 51 20 29 0
1987 5.831 52 19 30 0
1988 6.438 54 15 31 0
1989 8.253 74 9 17 0
1990 8.641 77 6 16 0
1991 9.909 79 7 14 0
1992 7.804 76 7 16 0
1993 6.458 78 7 14 0
1994 5.975 80 5 14 0
1995 5.728 78 6 15 0
1996 5.550 78 4 16 1
1997 4.086 75 5 19 1
1998 4.251 72 5 21 2
1999 3.992 75 4 19 2
2000 3.195 78 4 15 3

Participación de cada droga ilegal en el total de exportaciones


mexicanas de drogas ilegales, 1961-2000
100%

80%

60%

40%

20%

0%
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
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Cocaína Heroína Marihuana Metanfetaminas

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