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Con este tercer escrito termino el comentario sobre el qamea de la Menoráh y

adjunto además otra imagen. Las imágenes las ha realizado mi amigo José María Argudo,
a quien doy las gracias.

El texto que aparece escrito en la forma del candelabro de siete brazos es el salmo
67, y la intención al leerlo es que se está encendiendo de hecho la Menorá del Templo. El
Salmo tiene siete versículos, sin contar el primero que es de introducción, y 49 palabras,
sin tener en cuenta, de nuevo, las cuatro del versículo primero. Cada versículo
corresponde, como es lógico, a un brazo del candelabro y aparece así escrito (empezado
de izquierda a derecha de la imagen y en cada brazo de arriba abajo), mientras que las 49
palabras representan los 49 elementos de la Menoráh: 22 cálices, 11 manzanas, 9 flores y
las 7 lámparas. Por otra parte, las cuatro primeras palabras se atribuyen a las dos
despabiladeras y a las dos paletas de oro. El primer versículo se descompone sobre cada
una de las ramas y actúa como la llama sobre ellas.

Este es el salmo en traducción castellana y en pronunciación hebrea:

Salmo 67:
1. Para el director del coro, con instrumentos de cuerda. Salmo. Cántico.
2. Elohim tenga piedad de nosotros y nos bendiga. Resplandezca su Rostro hacia
nosotros. Sela.
3. Para que sea conocido tu camino sobre la tierra, y entre todas las naciones tu
salvación.
4. Alábente los pueblos, Elohim, alábente los pueblos todos.
5. Regocíjense y canten de gozo las naciones, pues juzgas a los pueblos con
equidad y diriges a las naciones sobre la tierra.
6. Alábente los pueblos, Elohim, alábente los pueblos todos.
7. La tierra ha dado su fruto. Bendíganos, Elohim nuestro Dios.
8. Bendíganos Elohim y sea temido en todos los confines de la tierra.

1. Lamnatséaj Binguinót Mizmór Shir.


2. Elohím Yejonénu Vivarejénu Yaér Panáv Itánu Séla.
3. LaDáat Baárets Darkéja BeJol Goím Yeshuatéja.
4. Yodúja Amím Elohím Yodúja Amím Kulám.
5. Yismejú Viranenú LeUmím Ki Tishpót Amím Mishór ULUmím Baárets Tanjém
Séla.
6. Yodúja Amím Elohím Yodúja Amím Kulám.
7. Érets Natená Yevulá Yevarejénu Elohím Elohénu.
8. Yevarejénu Elohím Veyreú Otó Kol Afsé Árets

Según una tradición, el rey David tenía grabado este Salmo en la forma de
Menoráh en su escudo, resultando vencedor en la guerra. De ahí su uso general para la
Protección Divina. Se dice que al que leyere este Salmo todos los días bajo la forma de
Candelabro de siete brazos, concentrándose en sus palabras, secretos y Santos Nombres,
no le acontecerá ningún mal y prosperará en todos sus caminos.

Hay que tener en cuenta que más allá del significado literal de las palabras, los
salmos en general contienen muchos secretos y nombres, de ahí su efectividad. Al leer el
salmo en hebreo se actualizan. En la parte baja del talismán se especifican algunos de sus
códigos cifrados: Si consideramos las letras finales de los versículos 2, 3 y 4,
correspondientes a los tres brazos de la izquierda, notamos que son He, Kaf y Mem. Si
hacemos lo propio con los versículos 6, 7 y 8 de los tres brazos de la derecha, obtenemos
Mem, Nun, Tsadi. El valor numérico de las tres primeras es 65, el mismo que el Nombre
Divino Adonai. El de las tres segundas es 136, guematria de la palabra Kol, Qof Vav
Resh, que significa Voz. Sabemos que la Voz es YHVH (como en las siete voces del
Salmo 29), mientras que Adonai es la Palabra. También Halel, He Lamed Lamed,
Alabanza, suma 65, actuando como la vasija. 136, por otra parte, es la guematria de
Mamón, Mem Mem Vav Nun, que significa riqueza. Vemos que este Salmo realiza la
conjunción de YHVH y Adonai, que ya vimos y que es la fuente, entre otras cosas, de
toda prosperidad, material y espiritual.

Además, por sus 49 palabras divididas en los siete versículos, el Salmo 67 también
se emplea en las meditaciones relativas a los periodos de siete por siete, como en los 49
días del Omer, que transcurren entre el segundo día de Pascua y la festividad de Shavuot
(Pentecostés), en los que en cada día se trabaja la rectificación de la cualidad emocional
correspondiente a la subsefirá (o subplano) de ese día. Se empieza por Jésed de Jésed,
Guevurá de Jésed, Tiféret de Jésed, y así sucesivamente hasta llegar a Maljút de Maljút
en el día cuadragésimo noveno, último de la séptima semana. Cada palabra del Salmo
purifica en consecuencia una subsefirá y esa es una kavaná que puede realizarse también
todos los días como una limpieza de nuestros niveles yetsiráticos.

FIN

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