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Maduro el neo-Faraón del siglo XXI a la Luz del Éxodo del Pueblo Venezolano

Nos encontramos en primer lugar al pueblo de Venezuela en cautiverio por la dictadura cubana – que a
similitud de Israel en Egipto- le han venido varios protagonistas políticos a liberar el pueblo venezolano
de la opresión narco-cubana.

En un primer momento la suerte de los hebreos en Egipto fue buena, pero luego las cosas fueron
cambiando y el pueblo de Israel se vio convertido en una población oprimida, despreciada, segregada.
Maduro a diferencia de los faraones egipcios aquellos construyeron gigantescas obras alrededor de los
años 1300 - 1200 a.c. Venezuela ha vivido una opresión económica, social y política, similar al pueblo
Hebreo que la Biblia describe con toda precisión; en el Capítulo 1 del libro del Éxodo – versículos del 11-
14- nos muestra al pueblo sometido a unos trabajos alienantes: les impusieron capataces para
oprimirlos con duros trabajos y así edificaron para el Faraón las ciudades de Pitón y de Ramsés. Los
egipcios esclavizaron brutalmente a los israelitas y les amargaron la vida con dura servidumbre, con los
trabajos del barro y los ladrillos, del campo y con toda clase de servidumbre, los esclavizaron
brutalmente. Un dato curioso en esta historia, los hebreos son sometidos a un control de natalidad;
como se trata de un pueblo en expansión demográfica, el Faraón da la orden a sus hombres de que se
mate a todos los niños varones que nacen a los hebreos: "«Echen al río a todo niño nacido de los
hebreos, pero a las niñas déjenlas con vida.»" (Ex. 1,22). Venezuela similarmente vive un exterminio
peor, no distingue sexo, edad, etc. Circunstancialmente, el régimen narco-cubano es peor que el Imperio
egipcio impuesto por los faraones.

En el capítulo 2 aparece la gran figura de Moisés que, en estas circunstancias, se salva milagrosamente.
Que coincidencia entre Moisés y Juan Guaidó. Moisés sobrevive la orden de matanza del Faraón, al igual
Juan Guaidó sobrevive la orden de Maduro de matar a la juventud estudiante venezolana. Como es
sabido, el narrativo dice que lo ponen en una canastilla y lo dejan en el río donde lo ve la hija del Faraón,
lo rescata, lo saca de las aguas y deja que una nodriza hebrea –será precisamente su madre- lo vaya
alimentando; cuando el niño crece la hija del Faraón lo adopta, con lo cual Moisés se educa en Egipto,
en el ambiente real. Juan es recibido por Venezuela, lucha y trabaja por nuestro país. Y por supuesto al
igual que Moisés no se olvida de su pueblo; Ex. 2,11-15 dice: un día cuando Moisés ya era mayor salió
donde estaban sus hermanos y vio sus duros trabajos y vio también cómo un egipcio golpeaba a un
hebreo, a uno de sus hermanos; miró a un lado y a otro, y viendo que no había nadie, mató al egipcio y
lo enterró en la arena… Cuando el Faraón se enteró del hecho, buscó a Moisés para darle muerte; pero
Moisés huyó del Faraón y se refugió en el país de Madián.

En este momento tiene lugar la gran irrupción de Dios en la historia: la manifestación a Moisés. Dios
escucha el clamor del pueblo oprimido e interviene para hacer justicia y liberarlo. Moisés será el profeta
liberador lo cual se cuenta dos veces, en el capítulo 3 y en el capítulo 6.

Ex 6, 6-7: Diles a los israelitas: "Yo soy Yavé, que quitaré de sus espaldas los duros trabajos de Egipto y
los liberaré de la esclavitud. Yo les devolveré la libertad con golpes tremendos de mi mano y con
intervenciones manifiestas. A ustedes los tomaré para pueblo mío, y seré Dios para ustedes. Y, en
adelante, conocerán que yo soy Yavé, Dios de ustedes, que quité de sus espaldas el yugo de Egipto."

En un texto muy interesante, Ex 3: 7-8, vuelve a contarnos otra vez la aparición de Dios a Moisés: "«He
visto la humillación de mi pueblo en Egipto (Venezuela), y he escuchado sus gritos (su clamor) cuando lo
maltrataban sus mayordomos (los verdugos cubanos y los Colectivos). Yo conozco sus sufrimientos,". Y
por esta razón estoy bajando para librarlo del poder de los egipcios (cubanos y narcoterroristas) y para
hacerlo subir de aquí a una tierra grande y fértil, a una tierra que mana leche y miel (petróleo, oro y
muchos recursos naturales y especialmente un pueblo trabajador).

Dios escucha el clamor de los oprimidos en Venezuela, y por mucho ritualismo satánico y de santería
que se practique incluyendo los restos de Bolívar; no podrán con la sangre libertaria de Jesus el Cristo, El
Señor de los Ejércitos. Veo con buenos ojos el regreso pronto de Juan Guiado a tierra venezolana,
oprimida por un régimen satánico, y esto no es una oración puntual y devota porque es el clamor de un
pueblo, se diría el sufrimiento de un pueblo que por más de 20 años sucumbido por el exterminio
masivo; hasta el punto de que la palabra sufrimiento-clamor en hebreo - se convierte en un vocablo que
se repite muchas veces para decir que Dios escucha el clamor.

Jehová escogió a Moisés después de 430 años de cautiverio del pueblo hebreo en Egipto, y le pide se
presente ante el Faraón para decirle: Así dice el Señor Dios de Israel: Deja salir a mi pueblo. El Faraón
responde: ¿Quién es el Señor para que tenga que obedecerle dejando marchar a los israelitas? Ni
reconozco al Señor, ni dejaré marchar a los israelitas. Como todos los faraones (dictadores) del mundo,
interpretan el deseo de libertad de los pueblos como un imposible ya que se vanaglorian en el dominio y
exterminio. Juan Guaidó se juramentó ante Dios y el pueblo venezolano, y así mismo le anunció su
misión al neoFaraón de Miraflores.

Similarmente, Juan Guaidó ha sido escogido por Dios para este objetivo liberador tan históricamente
crucial para liberar al pueblo venezolano del yugo del régimen Castrista-Comunista-Satanista-
Narcoterrorista. El Moisés venezolano es un instrumento para evidenciar una vez más y eternamente así
que el mal jamás podrá vencer al bien.

Jose I. Torres Delgado marzo 2, 2019

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