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HUMANOS A LA CARTA

Genética molecular, un análisis critico de los hijos del hombre.

30 DE NOVIEMBRE DE 2018
FELIPE VERA RIVERA
ANTROPOLOGIA FILOSÓFICA
PROFESOR. GERMAN ANDRES QUINTANA ESPINOZA
Introducción
En el siglo XXI se ha desarrollado abundantemente las ciencias de la, genética
molecular, genómica y la genética, todas relacionadas con el estudio y
experimentación en el desarrollo embrionario, esta última se ha desarrollado a tal
punto de poder alterar rasgos fisonómicos de una persona desde su concepción o
antes de está.

La modificación en el proceso de desarrollo embrionario, es plenamente


justificable en ciertos caso, como en los casos de personas que poseen
enfermedades genéticas que producen deformaciones y otros malestares en la
descendencia del individuo, no obstante, en muchos otros casos en los cuales aun
siendo innecesaria la alteración del embrión los padres concurren al método para
manejar las características con las que nacerá el hijo en potencia, situación
absolutamente innecesaria pero real, acontecida debido a numerosos factores
contemporáneos.

En el presente trabajo, pretendo dar luz sobre este tema bioético, con el fin de
esclarecer las circunstancias en las cuales se desarrolla este fenómeno,
fundamentándome, dentro de lo posible, en la ética y la razón para cuestionar la
bondad y perjuicios de la genética molecular.
Desarrollo
I. Es esencial comprender que la sociedad siempre tiende a influir en la gran
masa o población, y esta sociedad a su vez es manipulada por los grupos
de presión y los grupos intermedios con fines de lucro y sin fines de
lucro, esta relación triangular es poderosa puesto que influye de forma
importante en el actuar de los individuos que la habitan, es decir un
colectivismo.
La relación entre este constructo social y el desarrollo embrionario es
fundamentalmente de genero a especie, en el sentido que la sociedad toda
(genero) permite o demanda de la genética molecular (especie) cuanto
desee o necesite la primera, es por ello que si la sociedad demanda o
permite la sanación de enfermedades genéticas que producen
deformaciones a través de la genética molecular, esta pondrá en marcha
todo el poder de su técnica para lograr aquel fin, pero si la sociedad
demanda la creación de individuos con el cabello rubio la genética
molecular actuara igual puesto que esta es una ciencia una técnica por
ende no discierne ni mide gamas morales o éticas ya que en simples
términos es una herramienta.
Por lo tanto, es menester resolver sobre el tema, ya que en una sociedad
como la nuestra con las características existentes, el pensamiento que
predomina sobre la gran masa es la ausencia de moralidad es decir todo
puede ser bueno y justificable puesto que lo bueno y lo malo dependen del
individuo, pensamiento derivado de la realidad contemporánea en la cual
predomina el yo es decir se niega la alteridad, la auto satisfacción del
individuo por sobre todo lo demás, es todo justificable, individualismo
liveral.
Esto explica el porqué de los individuos para querer modificar su
descendencia a través de la genética molecular, para satisfacer deseos
estéticos u estamentales, motivos no justificables, puesto que es una
característica importante de la evolución el determinar los rasgos y
caracteres con que nacerán y con posterioridad desarrollarán los hijos, esto
no es dejado al azar desde el punto de vista biológico, ya que según la
teoría de la evolución el desarrollo genealógico de los individuos es dado
por la superación de la especie determinado por la selección natural la cual
desarrollara al individuo más adaptativo a las circunstancias vividas por los
padres, creando por consiguiente al individuo perfecto para el momento sin
prejuicio del elemento estético.
II. Es una perpetua realidad para las ciencias y tecnologías en general el
posible corrompimiento de estas, situación no difícil de ejemplificar con las
tecnologías armamentísticas desarrolladas en las dos guerras mundiales
(gas mostaza, bomba atómica y etc.) situación que no escapa la genética
molecular, es bien sabido que son muchas las bondades entregadas a la
humanidad por esta técnica permitiendo a individuos con diversos
malestares ligados a su ADN sanarlos a través de la genética molecular
algo plenamente justificable debido a su naturaleza médica, no obstante la
corrupción de esta radica en la alteración del desarrollo embrionario para
lograr fines no médicos, como el aumento en la productividad; no es
exageración pensar en la alteración embrionaria para lograr mayor
productividad, en una sociedad plenamente fundamentada sobre este
principio en la cual todo es más rápido y veloz, la preponderancia del éxito
la cual arrastra a personas a realizar actividades perjudiciales para su salud
en post del tan añorado éxito, no me resulta difícil deslumbrar esta situación
que puede llegar a casos extremos. Como en el libro (Huxley, 1932) “Un
mundo feliz de Aldous Huxley, novela sobre una distopía en la cual las
familias son remplazadas por maquinas que se empeñan en producir
personas en masa con diferentes características haciéndolas más
apropiadas para ciertos trabajos u otros, alterando sus genes y
adoctrinándolos desde la niñez para ser dóciles y maleables”.
Al modificar los embriones con el propósito de desempeñar una labor de
manera más productiva, es decir por utilidad, se elimina una cualidad
esencial de la vida misma, que es la potencia, nosotros como seres únicos,
novedosos e irrepetibles y novedosos por el hecho de ser tales tenemos el
potencial de desarrollar o crear cosas inexistentes (desde un cuadro de
pintura hasta engendrar vida única y novedosa a la vez), por lo tanto al
modificar un embrión para un fin utilitario como lo es la mayor productividad
(en cualquier área) se elimina inmediatamente esa potencia fundamental
para el desarrollo humano.
III. Los embriones son seres vivos, desde la concepción ya existe vida por lo
tanto ya son personas y como tal merece dignidad (BARREDA, 2007) “Es
necesario abundar en las aportaciones de la Biología Celular y la Genética
a la clarificación del concepto de vida que no es una cuestión de creencias,
o de una u otra forma de pensar. En los últimos años se han acumulado
pruebas científicas irrefutables de que la vida humana está ya presente en
el embrión de una célula, el cigoto”; y por dignidad no se debe experimentar
ni alterar la integridad de la vida puesto que esta es un derecho
irrenunciable para ella.
IV. Dios creó al hombre a imagen y semejanza suya, somos hijos de Dios, por
ende, somos parte del, todos y cada uno de los hombres poseen algo de
santidad, entonces el hombre como ser mortal e hijo de dios no puede
inmiscuirse en la creación divina puesto que Dios determinara siempre el
destino de los hombres.

Personalmente mi postura sobre este tema es ecléctica, puesto que si bien esta
técnica puede usarse para fines medicinales y fines no bondadosos, creo que la
sociedad debe equilibrar ambos, puesto que las ventajas que entrega la genética
molecular son ampliamente beneficiosas tanto para la salud como para el
desarrollo humano, en mi postura solo quiero destacar que como en todo
descubrimiento debe existir moderación en su desarrollo puesto que fácilmente
puede corromperse y generar la peor de las desgracias como la distopia ya citada.

También deseo destacar, que es muy necesario legislar al respecto ya que esta
tecnología entra en directa relación con el derecho natural, que es la base de
nuestro pensamiento occidental por ende de nuestra idiosincrasia y concepción de
la realidad.
Conclusión
I. La evolución genera a los individuos mejor adaptados (biológicamente
hablando), por consiguiente, resulta tonto querer perfeccionar algo ya
perfecto, incluso los rasgos estéticos, someramente, estos no son otra cosa
más que la evidencia percibida externamente de la genealogía del
individuo, elemento no relevante, ni siquiera para fines reproductivos.
II. Incluso si la alteración genética se hace con miras a un mayor desarrollo
del individuo en temas productivos (productividad como elemento
preponderante en la sociedad actual), esto resulta finalmente peligroso y
contraproducente puesto que al intentar “mejorar” al cigoto alterando su
genoma, se produce un grave problema ya que instantáneamente al hacer
esto se elimina la potencia, debido a que cada individuo es un ser único,
novedoso e irrepetible perderíamos la posibilidad de conocer y
perfeccionarnos con esa persona.
III. Comprendo que desde la existencia del cigoto (célula fecundada) ya es vida
humana, por ende, es persona, y como persona posee todos los derechos
que emanan de este, y uno de ellos es el derecho a la dignidad e integridad
y autopreservación.
IV. Al ser hijos de Dios, y poseer algo de divinidad los hombres no deben
alterar esa condición, puesto que somos materia de Dios y solo a él le
compete nuestra naturaleza.

La alteración genética en cigotos con el propósito de dar características


predefinidas como las estéticas o utilitarias, resulta evidentemente peligroso, no
solo por lo delicado que resulta tratar con la vida que esta por nacer sino que
también por los fines que la sociedad actual le puede dar a tal herramienta,
pudiendo desembocar en el peor de los casos en una distopia como la que planteo
Aldous Huxley en la cual todo el aparato de la genética molecular puede ser
orientada a los fines productivos y utilitarios produciendo en el proceso una
deshumanización del hombre a consecuencia de la perdida de bondad en su
accionar.
Concluyo, que a pesar de las ventajosas virtudes que puede entregar esta
tecnología, a largo plazo puede generar una importante pérdida de
potencialidades humanas, llegando incluso a poner en peligro a esta, al poder
perder su potencial evolutivo.

Y la aplicación de esta para fines estéticos consta de la más absoluta insensatez,


mero capricho derivado de un deseo utilitarista y estamental, propio de nuestro
siglo, y surgido a consecuencia de nuestra condición como seres colectivos dentro
de una sociedad corrompida por el individualismo liberal.

Bibliografía
BARREDA, N. J. (26 de 11 de 2007). Bio etica web. Obtenido de
https://www.bioeticaweb.com/entidad-del-embriasn-humano-una-
explicaciasn-genactica-del-desarrollo-embrionario-y-la-macroevoluciasn/

Huxley, A. (1932). Un Mundo feliz. Reino Unido.

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