Sie sind auf Seite 1von 6

Desarrollo de la personalidad en la adultez y la vejez

El estudio de la personalidad adulta

En cuestión a la vida adulta, no se presenta un hecho marcado que indique el cambio o la


transición de la juventud a la adultez, no como la pubertad, esta nos aclara que se da inicio a la
adolescencia. Sin embargo, existen diferentes hitos o acontecimientos puntuales y significativos
que señalan la entrada a la vida adulta, como, por ejemplo, casarse, trabajar, tener casa propia,
tener hijos, etc.

Aunque la mayoría de las veces a consecuencia de obstáculos como desempleo, relaciones


inestables de pareja, o necesidad de estudio, dificultan que la juventud tarde más tiempo en
independizarse y lograr desarrollarse plenamente como un adulto, no quiere decirse que no se
logre, puede haber casos de jóvenes de edades entre los 18 y los 22 años que llevan ya una
“vida de adultos”, pero también se presenta la situación de adolescentes que llegan a los 35 o
40 años y siguen viviendo en casa de sus padres, quizá apenas con una autonomía económica,
pero sin experiencia o establecimiento de aspectos sentimentales o personales. La personalidad
es el concepto que refleja u analiza la realidad de la persona humana: individuo, sujeto de
comportamiento, desarrollo.

Factores socioculturales y maduración personal

La edad adulta está social y culturalmente marcada, la determinación sociocultural se arraiga


más en esta etapa de la vida, las acciones del adulto se rigen por pautas sociales establecidas,
ocasionando que el adulto tenga en cuenta las consecuencias y eventos que puedan ahora
afectarle. La vida adulta también trae una mayor diferenciación interindividual, los adultos se
parecen menos entre sí, a comparación a los niños o los adolescentes, estas diferenciaciones se
fundamenta gracias a la experiencia y el paso del tiempo; este aspecto idiosincrásico se
presenta más establecido que en edades tempranas y ayuda al desarrollo personal del adulto y
está ligado a la madurez personal que este desarrolla, logra crecer interpersonalmente, se
responsabiliza de sus acciones, medita y planea su comportamiento, etc.

Temas y tareas del comportamiento adulto


En base a que la edad adulta trae consigo nuevos cambios, desafíos y procesos, se crea entonces
demandas a las que se responde y hace frente, adoptando líneas de comportamiento que se ligan
a la personalidad, pero estos cambios son los que constituyen el desarrollo que permite
diferenciar al adulto del adolescente, asumir responsabilidades, amar, trabajar; eso mismo es lo
que determina al adulto y su desarrollo. El desarrollo de la personalidad está ligado a las
relaciones sentimentales y familiares, para adulto el amor es una realidad compleja.

Sternberg (1989) menciona tres dimensiones apegadas a esta realidad compleja: la intimidad
(vínculo entre las personas), la pasión (el deseo del vínculo) y el compromiso (la decisión de
amar). El adulto según Sternberg, comienza por el componente de la pasión y, si llegan a
consolidarse en el tiempo, es gracias a la intimidad y no tanto al compromiso. Otro aspecto que
atañe a esta nueva etapa, la vida adulta, es el ocio. Estas series de actividades como viajar o
vacacionar, representan para el adulto una parte importante de su desarrollo, sobre todo
representan un aspecto relacionado íntimamente con la infancia, claro está que el trabajo y la
familia pueden llegar a tomar el rol de ocio.

Adaptación y calidad de vida

El afrontamiento del medio y la adaptación es esencial, sobre todo en situaciones nuevas, en la


adultez las decisiones adaptativas que se realizan para salir adelante, son más trascendentes e
importantes y claramente explicitas en cuanto a la adolescencia, la toma de decisiones y las
estrategias o métodos para llevarlas a cabo adquieren una relevancia crucial, para sobrevivir y
obtener y mantener una calidad de vida. Conforme se crece el adulto se encuentra con la
sociedad, esta sociedad presenta una aceleración de novedades y modificaciones no siempre
positivos, que orillan al adulto a desarrollar esta capacidad de adaptación; entonces el sistema
adaptativo presenta a su vez sistemas de afrontamiento, defensa y autoprotección. Se puede
entonces observar como ciertos adultos tienen su manera específica y determinada de
adaptarse, muchas veces positiva y constructivamente; aunque también pueda darse el caso de
que se adapte de una manera negativa, aquí se vuelve conformista a los cambios, se controla
estrictamente los pensamientos y sentimientos, buscan tareas o roles a pesar de estar
sobrecargado, se exige demasiado, etc.

El tema y problema de la felicidad, que no es tan preocupante en años anteriores, ahora tiene un
peso significativo sobre el adulto, esta búsqueda de la felicidad determina su comportamiento y
la toma de decisiones se ve afectada por este objetivo existencial, el adulto busca sentirse
satisfecho, sentirse desarrollado, sentirse feliz, y es en definitiva que en la adultez esto
representa una calidad de vida, sobre todo personal.

Cambios, etapas, crisis

La edad adulta es una edad también de transformaciones. Aunque, una de las primeras
dificultades con las cual se tropieza cualquier hipótesis sobre estabilidad o cambio en el largo
plazo de los años de los adultos yace en el modo de evaluarla. Kagan distingue cuatro modos de
evaluar la estabilidad: persistencia de una cualidad psicológica, estabilidad ipsativa o
mantenimiento de una misma posición jerárquica, estabilidad normativa en comparación con
un grupo y semejanza funcional en conductas distintas.

El modelo de diferencias de personalidad, hoy en día es el que predomina para explicar la


diversidad comportamental entre las personas, y reduce cinco dimensiones básicas; surgencia,
amabilidad, meticulosidad, estabilidad e intelecto crítico.

La madurez humana

El tema de la madurez humana conjuga la descripción de como son y viven las personas adultas
y la exposición de cómo podrían ser y vivir. Cada modelo empírico o teórico relacionado a este
tema, lleva consigo de manera implícita una cierta idea de la acertada dirección en el hacerse,
comportarse y ser adulto.
Más, sin embargo, los investigadores del ciclo vital y los estudios de la personalidad son lo que
más han aplicado modelos de la madurez deseable, algunos autores son; Rogers (1961) que
estima que la personalidad formada consiste en un proceso del llegar a ser uno mismo, Maslow (1968)
llama persona «auto actualizada» a quien ha llegado a realizar sus posibilidades, su potencial y Allport
(1937) que caracterizo a la persona madura con los rasgos de ampliación del yo, sentido y proyecto de
vida, capacidad de auto objetivación, etc.

El curso de la vida adulta

Existen algunas evidencias elementales que trascurren y marcan el curso de la vida adulta, una
de ellas es la salud física, que con el paso de los años cada vez depende más del
comportamiento propio y de las pautas saludables, también se encuentra el bienestar personal,
que integra la adaptación e integración familiar y social que se haya tenido, la integridad por
otra parte comprende factores morales y psicológicos que dependen de la conducta personal a
lo largo de la vida, y la biología, marca el indiscutible hecho de ser mayor.

El ciclo vital, que se refiere característicamente a las edades en cuanto tales, a los procesos
evolutivos y de deterioro asociados a cada edad conlleva también al curso de la vida personal,
que abarca un doble elemento (el curso de las experiencias y vivencias y el curso de la acción,
decisiones o prácticas de las personas). También existen dos ámbitos influyentes en el
desarrollo de la personalidad: el del propio organismo y el del medio externo, que, cada ámbito,
somete a la persona a un ritmo de ciclo vital y este incluye dos órdenes distintos: el programa
biogenético de la especie humana y la programación socio histórica que cada sociedad impone
a sus miembros.

El proceso de envejecimiento

Con la transición de la edad adulta a la tercera edad, se presentan nuevas amenazas, ya sean de
carácter biológico o social; las más comunes de naturaleza biológica son los achaques,
dolencias y enfermedades; las sociales pueden ser la jubilación, pérdida del contacto con
familiares y/o amigos por diferentes motivos, pérdida del rol social asociado al trabajo.

La vejez no tiene límites exactamente definidos, ya que se halla en continuidad con la adultez
intermedia y tardía, es un proceso con base biológica y que comienza muy tempranamente en la
vida, muy seguramente después de la juventud.

El envejecimiento suele verse como un deterioro de una persona por consecuencia de cambios
generados por el tiempo, y que estos son irreversibles y universales para todos, pero debe
aclararse que la edad no está ligada exclusivamente al envejecimiento, una persona de “edad”
no es lo mismo que una persona “envejecida”, ya que además de tener una edad cronológica
tiene varias edades funcionales, estas edades funcionales determinan el desarrollo de vida en las
últimas semanas antes de la muerte. El comportamiento o la conducta de la persona que envejece
sigue siendo flexible, cambiante; en cuanto al tema de lo afectivo, actitudinal y adaptativo se
genera una desvinculación.

La persona que envejece se siente cada vez más ajena al mundo que le rodea, conforme se
visualiza cada vez más el concepto o acontecimiento de la muerte, como se da una
desvinculación respecto a las personas que le rodean y las cosas que le comprometen, puede
presentarse afecciones como la depresión, el aislamiento o incluso el suicidio; el punto es
entonces no como envejecen las personas, sino como podrían envejecer mejor.
La muerte en la adultez tardía, genera un proceso de duelo de naturaleza distinta a la juventud,
este ahora es difícil de elaborar porque acarrea una soledad y despierta la conciencia de que la
propia vida llega a su fin, también es probable que se mezclen sentimientos de fracaso ante la
vida, pérdida de tiempo, protesta ante injusticias padecidas a lo largo de la vida.

Conclusión

La edad adulta es una edad cambiante donde se siguen produciendo procesos significativos que
afectan la personalidad, donde también existen hechos críticos o crisis personales que deben
afrontarse con las herramientas que se cuenten, como en cualquier etapa anterior a esta. Muchas
de las veces esos hechos críticos que traen cambios, tienen implicados factores como la
maduración, el desarrollo y el crecimiento y en ocasiones no todo se remota a la conservación
física o al deterioro que se ve conceptualizado casi siempre cuando se habla del proceso de
envejecimiento; es por eso que también se hallan procesos positivos en la edad adulta o la
vejez, y estos procesos tienen mucho que ver con la maduración y plenitud humana que se
obtienen durante estos años.

La edad adulta, en conclusión, ha de verse no solamente como una etapa estática o inmóvil,
sino como una etapa donde intervienen procesos con historia, cambios y crisis, que en
ocasiones son dependientes de acontecimientos externos o en otras ajenos a la acción del adulto
o adulto mayor; cuya historia ha sido hecha en medida creciente por el adulto a través de todas
sus acciones y experiencias que han tenido relevancia en su vida.

En la vida adulta, en el curso de su desarrollo, aparece con claridad que, bajo condiciones
normales, las personas son relativamente dueñas de su futuro y de sus circunstancias, aunque
también estas determinan en cierta medida su futuro.

La persona define su identidad en una cierta invocación de trascendencia.


«Yo soy aquello que sobrevive de mí».
Erikson
Referencias
Fierro, A. (1990). El desarrollo de la personalidad en la adultez y la vejez. Desarrollo psicológico
y educación. 1. Psicología evolutiva. (pp. 567-590). Madrid: Alianza Editorial.

Das könnte Ihnen auch gefallen