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TRABAJO FINAL
AÑO 2009
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CÓRDOBA
FACULTAD DE FILOSOFÍA
LICENCIATURA EN FILOSOFÍA
AÑO 2009
A mis Amigos y al grupo de los “abuelos”, quienes alimentan y me
brindan el apoyo constante para el estudio.
ÍNDICE
7
ÍNDICE
ÍNDICE ....................................................................................................................................................6
PRÓLOGO ...............................................................................................................................................8
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................11
CAPÍTULO I......................................................................................................................................17
EL SER ETERNO EN DE LAS DOS INHABITACIONES EN EL HOMBRE ...................................17
a. EL SER EN EL PENSAMIENTO PLATÓNICO ..............................................................................23
CAPÍTULO II ....................................................................................................................................38
EL TÉRMINO INHABITACIÓN .......................................................................................................38
a. LA PRESENCIA ................................................................................................................................41
CONCLUSIÓN ..................................................................................................................................75
BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................................78
PRÓLOGO
9
PRÓLOGO
Luego de finalizar nuestra investigación, nos percatamos con más precisión que antes,
de que, en la actualidad, la mayor autoridad en lo que al pensamiento del filósofo cordobés se
refiere es, sin duda alguna, el Dr. Máximo R. Chaparro, de quien nos orgullece que dirija este
trabajo. Y esto no lo decimos únicamente como un mero encomio, pues, no podré nunca dejar
de tener presente su admiración, “cuidado” y respeto que hasta el día de hoy tiene éste para
con aquél, así como también el tratamiento profundo que hace de los temas propios de la
10
1 “Nobleza obliga y es digno mencionar acá al filósofo santafecino Máximo Chaparro, su principal discípulo,
como el más profundo conocedor de esta problemática.” BUELA, ALBERTO; Nimio de Anquín: entre el Ser y
la Patria, publicado en www.rebanadasderealidad.com.ar, Buenos Aires, 2005
2
Así como también el público en general por mediación de nuestro Centro de Estudios ha de saber que posee
mucho de y sobre la obra de De Anquín, gracias al cuidado que han tenido siempre, nuestros amigos, ya sea de
los textos éditos como de los inéditos con los cuales contamos hoy.
INTRODUCCIÓN
12
INTRODUCCIÓN
Los problemas filosóficos son tales, por atentar a la inteligibilidad del Caso (Mundo).
La paz del ente, sin problemas, es realizable gracias al brillo que irradia la Forma del mundo.
Filosofía es indicación de la Forma del Caso. Allí, pues, el sentido de la vida. Y para el
hombre la seguridad de armónica intencionalidad. “Nada más y nada menos” implica
involucrarse con lo Inteligible.
El problema filosófico del Ser, sabemos que es el magno problema; El Problema entre
todos los problemas. En tamaña cuestión se encuentra aquel que mienta, piensa e indica
(profiere alguna palabra, no un término) algo en torno al Ser.
El llano del Ser, e incluso su contorno, fue el habitad natural de Nimio de Anquín. La
misma morada que la del Pseudo Dionisios Aeropagita, la de Tomás de Aquino, la del
Maestro Eckheart.
3
Sobre la necesidad de una ontología para la “filosofía de la liberación”, Arturo Andrés Roig, menciona la
presencia de los “fundadores de nuestra ontología”, como él los llama: “… Por su parte, las universidades
argentinas, al lado del farragoso y abundante saber de cátedra, han dejado algo, y valioso por cierto, en la obra
de un grupo de maestros que han anticipado aquella filosofía –la filosofía de la liberación- y la hacen posible
como saber nuestro y no como un mero saber de importación, porque también en los centros de dependencia se
está hablando ahora de liberar al hombre; la filosofía de la liberación se presenta entre nosotros con la
pretensión de fundarse en una ontología, y si ello es posible, lo repetimos, se debe a aquellos de los maestros
que constituyeron para nosotros el saber ontológico; habrá pues que tenerlos muy presentes y asumirlos en su
problemática pues es ése nuestro camino, ineludible, si realmente queremos edificar el saber filosófico desde
nosotros mismos; de ahí la necesidad sentida ahora de releer con la nueva mirada a aquellos fundadores del
13
Sólo nos basta una indicación negativa del Ser, prescrita por De Anquín -en relación a
un cometido platónico un tanto frustrado-, para despertar nuestra atención, emprender la
especulación y llegar a lo que hoy se ha alcanzado con lo voceado en el presente trabajo de
investigación. Inicial, si se quiere, para la emergente experiencia del autor principiante. Así
pues, lo que moviliza al presente trabajo es el interés por comprender un problema planteado
por Nimio de Anquín en torno a la Idea del Bien al no reconocerla como perfección del Ser,
así como también, el interés por querer descubrir sus implicancias ontológicas y, a la postre,
las histórica-antropológicas.
saber ontológico que dieron nacimiento a la filosofía contemporánea argentina, entre los que sin duda se
destacan Carlos Astrada, Miguel Angel Virasoro y Nimio de Anquín. Tal es en parte el designio de este
trabajo”. ROIG, ARTURO A.; La problemática de la “alteridad” en la ontología de Nimio de Anquín, en
Mundo Nuevo, T. 3 – Nº 1, Mendoza, 1973, pág. 203. Aunque bien dice ALBERTO BUELA: “De Anquín a
diferencia de los “latinoamericanistas” –como el mismo Roig y Dussel– no se plantea la filosofía
latinoamericana de la liberación como programa de lo que debería ser “nuestras filosofía” sin llegar a
desarrollarla nunca (como sucedió con la frustrada “filosofía de la liberación latinoamericanista”) sino que él
como filósofo cabal que fue, utilizando la propia razón y no la ajena, tomó los temas filosóficos e hizo filosofía
en sentido estricto desde América. Así de fácil y así de difícil.” Nimio de Anquín: entre el Ser y la Patria, op. cit.
14
Anquín; pero, reiteramos, sólo es una exposición personal del despliegue de nuestros
raciocinios que se realiza con el objetivo de afianzar, en el comienzo, nuestra comprensión del
problema en sí mismo, sin invadirla aún de una interpretación extraña como lo será la nuestra.
Con el análisis del término inhabitación, además de procurar una comprensión más
acabada de la obra en la que se expone el problema, ensayamos primero, una interpretación
personal como opción para una lectura distinta del problema de la estadía, simultánea o no, de
los dos Huéspedes que se disputan la misma morada: la conciencia, o el hombre. La
dilucidación de lo que De Anquín entiende por “inhabitación” nos llevará a comprender que
los Huéspedes inhabitan la conciencia por razones tanto extrínsecas como intrínsecas a ella
misma y a sus facultades. Mucho tiene que ver aquí la actitud que el hombre tenga frente a la
presencia ya desde el momento del despertar a su “contorno”.
Segundo, se demuestra allí que el Bien no es una presencia inteligible, por sustentarse
en una inhabitación accidental.
El Bien, cualquiera sea el punto de vista desde el cual se lo comprenda, supone una
forma de “relación” entre dos términos heterogéneos. Su tratamiento directamente nos exige
pensar en la participación y en la analogía. Ahora bien, esta sencilla investigación tiene, como
ya dijimos, entre uno de sus objetivos mostrar claramente el problema como exclusivamente
de índole filosófico. Por lo que, desde la filosofía sólo nos cabe comprender el problema de la
Idea del Bien natural y racionalmente, reconociendo que la única relación posible a la cual
podamos referirnos es a la propia del Ser y el Ente: la participación.
gran relevancia. Pero, estamos convencidos de que, si bien pueden precisarse claramente las
diversas etapas en las que se lo nota sumergido bajo el influjo de ciertas tendencias filosóficas
históricas –como ser la neoescolástica o el hegelianismo, por ejemplo–; lo entendemos, ante
todo, como un pensador del Ser desde el principio hasta el fin de sus días. Exclusivamente es
esto lo que caracteriza su pensamiento. Lo demás puede resultar accidental.
Su actitud filosófica fue siempre la misma, con el tiempo sólo afila su mirada. El
problema de los dos huéspedes que inhabitan la conciencia, sella a fuego toda su obra. Y su
conciencia de pertenencia a nuestro continente y, al mismo tiempo, a nuestra Argentina se
prefigura claramente ya en la originalidad de sus planteos de juventud –Un aspecto de la
neoescolástica. Nueva forma de realismo inmediato (1926), El problema epistemológico de la
filosofía actual de (1927), Nota preliminar a una filosofía de la inteligencia (1928), etc.–
como en sus manifestaciones directas en sus discursos y escritos de filosofía política –La
justicia no cristiana (1942); Jerarquía de los bienes (En el orden político, jurídico y
económico) (1949); El Ser visto desde América (1957); Lugones, poeta óntico (1963);
Lugones y el Ser Americano (1964); La recensión a “Los grandes dialécticos del siglo XIX”
de Robert Heis (1965); Persona y Situación (1967); Platón, el educador (1968); Escritos
Políticos (1972); Contribución al acto humano libre (1977).
CAPÍTULO I
EL SER ETERNO EN DE LAS DOS
INHABITACIONES EN EL HOMBRE
18
4
DE ANQUÍN, NIMIO; De las dos inhabitaciones en el hombre, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba,
pág. 8.
5
Idem., pág. 10
6
Idem., pág. 21. Las perfecciones del Ser no son mentadas como el producto de la mera “abstracción metafísica”
(cfr. DE ANQUÍN, NIMIO; ¿Es posible una metafísica? ¿Cómo se plantea “hoy” el problema de la
metafísica?, en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser naci-ente, Editorial Gredos, Madrid, 1962),
sino que han de darse como mostraciones que signan sutilmente el “espíritu de un pueblo” y de sus pensadores
que la enuncian, como acervo elemental espiritualmente significativo y patente en las “costumbres”, en su
“forma de ser”. Simultáneamente, podemos reconocer, en la vida humana, a estas perfecciones metafísicas
siendo y ejerciendo su estimulante efectividad práctica como existencial. Estos existenciales determinaran el tipo
antropológico que acaso se reconociera en las diversas circunstancias históricas. Por ello, el estudio de estas
perfecciones no ha de permanecer indiferente al acontecer histórico en el que acaecen.
7
Cfr. Idem, pág. 10-12
19
“La sentencia que enuncia este hecho único en la historia del pensar
conceptual es lapidaria, y quedará acuñada para siempre: el Ser es, el no Ser
no es.”
8
“Como en otros pueblos, en la Grecia antigua las fuerzas primordiales carecían de formas, y no ocupaban un
lugar y tiempo definidos por el hombre, ni templo, ni culto exclusivo; o respondían a una forma que ya estaba
dada por la vida, las cosas mismas y el universo, que no identificaba con una sola, una forma única y concreta,
porque era susceptible de convertirse en todas, y de llenar todos los espacios y todos los tiempos. Para los
primordiales no era necesario construir un templo, ni rendirles un culto, porque ya estaban construidos, y la
adoración se ejercía en cada punto y en cada instante”; BERGALLO, Sergio; Fragmentos de ciencia mágica,
Ediciones La Zona, Santa Fe, 2000, pág. 10
9
Para el término elemento (en griego stoicheion) nos servimos de la explicación que en cierta ocasión nos
brindara, reinterpretando el pensamiento de Nimio de Anquín, nuestro amigo y Maestro el Dr. Máximo R.
Chaparro, director del presente trabajito, y que se refiere directamente a la significación que tiene para nuestro
filósofo dicho término, por allí nos manifestaba lo siguiente: “Cuando don Nimio habla de elemento lo está
haciendo en referencia al Proto-Ser, a lo que es originario, por lo tanto origen del aparecer. Lo elemental es
primario y fundamenta el eterno fluir de los entes. Esto originario está oculto y se devela, no en sí mismo, sino
en lo que aparece”. En Werner Jaeger encontramos una alusión directa al término “proto” con relación al
sentido que tiene para Aristóteles y que nos viene bien a nosotros para entender esto: “...Cuando Aristóteles
emplea la palabra protoi, ésta entraña además la nota de algo no desarrollado y primitivo, de algo a que debe
seguir una etapa más alta de desarrollo”; La teología de los primeros filósofos griegos, Fondo de Cultura
Económica, México, 2003, pág. 16. Si confrontamos esto con lo dicho por el Estagirita en el libro V de la
Metafísica, cap. 3, 1014ª 33, de que “Se llama elemento lo primero, inmanente y específicamente indivisible en
otra especie, de lo que algo está compuesto...”, (trad. de GARCÍA YEBRA, Valentín; edición electrónica),
podemos interpretar que la etapa que sigue y que va más allá de ese “algo no desarrollado y primitivo” el
mismo Aristóteles la enmarca en aquellas mediaciones noéticas que subyacen en su distinción de materia y
forma, y, a su vez, como una mediación conceptual. El mismo Nimio de Anquín en lo que hace a estas
cuestiones y en especial al pensamiento de Aristóteles nos advierte que éste “Trata a los presocráticos como
filósofos elementales que consideran los problemas sólo del punto de vista de la causa material, sin advertir que
la distinción de causa material y formal es una formulación personal, pero no necesariamente de la realidad. La
vocación a la llamada ‘causa material’ es, en puridad, una vocación a la presencia (Anwesenheit) sin la
mediación del concepto, pero esto Aristóteles no lo entendió, pues estaba ya a gran distancia de aquella
situación única acrecentada por su insensibilidad para el mundo del eros y del mito”; op. cit., pág. 156.
10
Cfr. BUELA, ALBERTO; Lo inmenso en Anaximandro, ed. Theoria, Buenos Aires, 1998; o en revista
Disenso, Nº 9, Buenos Aires, 1996
20
11
DE ANQUÍN, NIMIO; De las dos inhabitaciones en el hombre, op. cit., págs. 12-14
12
Idem, págs. 14-18
13
Idem, págs. 18-19
14
Es interesante reconocer la valoración por parte de Nimio a un trabajo de traducción e interpretación del
Oscuro realizado por Heidegger y Fink, del cual se sirve y cita directamente. Idem, págs. 18-22
15
DE ANQUÍN, NIMIO; De las dos inhabitaciones en el hombre, op. cit., págs. 22-24
21
directamente con el pensar griego original16. De esto nos servimos nosotros para otorgarle
modestamente a nuestros planteos, y por supuesto, sobre todo, a los de Nimio de Anquín, una
relevante pertinencia histórica que merecidamente le corresponde17.
“como una perfección del Ser: es el ser presente como Espíritu, como el
principio de inteligibilidad de las cosas”.
Con esto se valida de forma radical la conversión del Ser, también, en Pensamiento18.
Para terminar con los filósofos “presocráticos” el autor hace mención a Leucipo y
Demócrito quienes mediante sus planteos cosmológicos en los cuales incluyen y
problematizan el tema del vacío y con ello fundamentan la multiplicidad intrínseca al Ser y lo
16
“La novedad de América nos inclina a pensar en un presocratismo americano semejante al griego, aunque no
igual. La infancia espiritual de nuestro país –por supuesto que hablamos en general- lo coloca en la línea de
Tales de Mileto. Esa es la realidad y no es posible forzar a la historia. El Ser visto desde América es el Ser
singular en su discontinuidad fantasmagórica. El americano es un elemental, y sus pensadores representativos
se asemejan a los físicos presocráticos; - y más adelante– Pero quien filosofe genuinamente como americano, no
tiene otra salida que el pensamiento elemental dirigido al Ser objetivo-existencial, a la realidad fantasmagórica
e ininteligible, cargada de potencia y de intencionalidad máxima”, DE ANQUÍN, NIMIO; El Ser, visto desde
América, en Humanitas, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, Año III – Nº 8, Universidad Nacional de
Tucumán (Separata, serie A: Instituto de Filosofía), Tucumán, 1957, págs. 26-27; o en Ente y Ser. Perspectiva
para una filosofía del ser naci-ente, Editorial Gredos, Madrid, 1962, pág. 67
17
“Ahora bien, nosotros pertenecemos al helenismo... Cada hombre y cada raza nacen para algo que no pueden
eludir sin anularse. Y así lo dicen las conocidas palabras de nuestro libertador: ‘Serás lo que debes ser, y sino,
no serás nada... Y no se crea que esta afirmación comporta un mero ejercicio del ingenio. Nuestra vida actual,
la vida de cada uno de nosotros, demuestra la existencia continua de un ser que se ha transmitido a través de
una no interrumpida cadenas de vida semejantes. Nosotros somos por ahora éste ser: el resumen formidable de
las generaciones”. LUGONES, Leopoldo, El Payador, Ediciones Centurión, Bs. As., pág. 351. No podemos
dejar pasar la oportunidad para remitirnos a las enaltecedoras palabras de Carlos Disandro: “Don Nimio junto
con Lugones representa ese paso de lo caduco a lo originario, de lo barroco a lo fontal, de lo manualístico y
adocenado, a lo que se reconquista en virtud de una retemplanza en los arcanos del Ente numinoso. Ha llegado
pues la hora de una Magna Grecia americana. Sin ella no es posible salvar y crear, y definir entonces la
victoria sobre la astuta serpiente que Apolo venció en las laderas de Delfos, desentrañado y severo. Sin ella no
es posible se abran la fuente de la Gracia y el Pensamiento, las fuentes del Estado y la Cultura, el designio de
una existencia estética y política, contra la moral destructora de los fariseos. Sin esa Magna Grecia finalmente
no habrá Argentina que repliegue el embate de las fuerzas esclavistas que la circundan con tesonera malicia
corruptora. Nuestro deber es seguir nuestro destino y consolidar el proyecto mayor de la lírica y la filosofía
fundantes. Dejemos de ser ilotas y metecos, y advengamos a la gran obra de arte, a la sacra contextura de la
‘libera res publica’ americana, donde Don Nimio será sin duda maestro de maestros”. DISANDRO, Carlos A.,
Nimio de Anquín. Filósofo, Instituto San Atanasio, Córdoba, 1981, pág. 22
18
DE ANQUÍN, NIMIO; De las dos inhabitaciones, op. cit., págs. 24-27
22
llaman, además, casi equívocamente, múltiple. Como es de prever, nuestro filósofo aprovecha
debidamente la oportunidad para distinguir lo que estos “físicos” han entendido por “vacío” y
la concepción semítica de la Nada (de la “Nada-nada”). Mas adelante abordaremos en parte
estos presupuestos propios y centrales de De Anquín. Aquí se expone que el vacío no es más
que una oquedad que hace posible al movimiento de la multiplicidad de los “entes”; que hace
posible la vida, pero que no permanece exenta a la unidad del Ser19.
Hasta aquí el desarrollo de las perfecciones del Ser según el análisis histórico del
pensar presocrático. Con esto se cierra un importante momento en lo que hace al orden del
pensamiento griego auroral y que marcará profundamente a la historia del pensamiento
occidental.
Éste es el reino del Ser Eterno, protointeligible, pues en todos sus pensadores se da “la
subalternación ontológica necesaria a lo Uno”. Es el mundo del presocratismo
“intrinsecista”, por permanecer absorto a las causas intrínsecas, según el juicio de Nimio de
Anquín.
19
Idem., págs. 27-29
20
Idem., pág. 29
21
DE ANQUÍN, NIMIO; Recensión. Historia de la Filosofía de Guillermo Frayle, extraído de un texto
mecanografiado que nosotros tenemos, p. 2; pero que está publicado de acuerdo a la reseña bibliográfica de
Jorge A. Linossi: “Recensión” de Historia de la Filosofía, Tomo I, Grecia y Roma (1956) de Guillermo Frayle
O. P., Humanitas, Año III, Nº 9, Tucumán, 1957, págs. 256-264
23
22
DE ANQUÍN, NIMIO; De las dos inhabitaciones en el hombre, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba,
1971, págs. 29-32
23
Véase PLATÓN, Diálogos. Tomo IV. República, Ed. Gredos, trad. CONRADO EGGERS LAN, Madrid,
1992, LIBRO VI (484ª-511d) y VII (514ª-541b). Fundamental acompañar este trabajo con éste texto clave.
25
inviolable”. Pero no cabe aquí la Idea del Bien24. Las pretensiones del mismísimo Platón de
otorgarle al Bien el mismo (o mayor) “status” del que les reconoció a aquellas dos
perfecciones, quedaron en el mero intento. Ahora bien, ¿porqué nuestro Filósofo hace esta
interpretación?, ¿cómo se puede llegar a semejante tesis? Intentaremos explicarlo a
continuación.
La Idea del Bien como perfección del Ser Protointeligible, como lo es el Ser greco-
parmenídeo, puede no ser un problema por carecer de solución en el ámbito del Ser
inmanente, y esto puede demostrarse por varias razones dada por Nimio de Anquín y que
posteriormente desarrollaremos detenidamente y por separado; a pesar de que todas remitan a
una razón suficiente: el Ser, tal como se ha manifestado históricamente en el pensamiento
griego.
24
Sobre esta cuestión en particular, hayamos algo en un texto de FRANCISCO REGO: “En Platón el concepto
de Divinidad está ligado a la Idea de Bien y a las Ideas formas. Las ideas permiten la inteligibilidad del ente
que participa de lo absoluto, el Bien. Pero aquello a lo que Platón llama bien, en última instancia no es en
sentido estricto Bien, puesto que el Bien de Platón ‘no es otro que el Ser parmenídeo revestido con otro
atuendo’ (G, 23). De modo que entre el Ser parmenídeo y el Bien hay tan solo una diferencia nominal. ¿Por
qué? El concepto de Bien dice primariamente un orden de ‘difusión y comunicación de sí’, el cual no puede ser
entendido de otro modo que ligado a la acción creadora ya que ‘el modo más auténtico de manifestarse es
dándose, entregando su riqueza infinita en el don de la creación… (DI, 31). ¿Pero es este el caso del Bien de
Platón? Lo sería si acaso pudiera crear. Averiguar esto es el punto importante. Nimio de Anquín no vacila en
responder: no. La creación no es posible en el bien de Platón porque la materia es eterna. Luego, en sentido
estricto el Bien de Platón no es efectivamente Bien.” REGO, FRANCISCO; El pensamiento metafísico de Nimio
de Anquín, Universidad Nacional de Cuyo, Anuario de Historia del Pensamiento Argentino. Instituto de
Filosofía-Secc. Historia del Pensamiento Argentino, Mendoza, 1974/78, pág. 200
25
“Donde hay Ser, hay inteligibilidad. Donde, inteligibilidad, necesidad. Donde, necesidad, verdad. Donde,
verdad, unidad. Donde, unidad, Ser. Queda cerrado el círculo; mejor dicho, la esfera.” PÉREZ, JOSÉ
RAMÓN; Filosofía y Teo-Filosofía. NIMIO DE ANQUÍN, Ediciones del Copista, Córdoba, 1999, pág. 85
26
DE ANQUÍN, NIMIO; Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser naci-ente, Editorial Gredos, Madrid,
1962, págs. 17-28
26
Platón, como griego, no reniega de esta evidencia filosófica bien redonda. Sin
embargo, el Ser es también, Múltiple, de acuerdo al acaecer de su perfección en la
especulación del dúo Leucipo y Demócrito. Pero se dice que el Ser es Múltiple en relación a
la multiplicidad de los entes. En rigor ontológico, el Ser como totalidad inmediatamente
mentada, es Uno. Cuando hablamos de totalidad inmediatamente mentada también estamos
diciendo que el Ser es protointeligible28. O sea que la multiplicidad de los entes, es absorbida
por la Presencia total del Ser. Tal como dilucida Máximo Chaparro:
Por la Unidad el Ser es Inteligible y torna todo inteligible. El reino del Ser Uno es el
del Inteligible (Logos). Por lo Uno las cosas son. Cuando pensamos en el mundo
suprasensible de las Ideas platónicas, no estamos pensando sino en esto de que por la unidad
las cosas son, pues, el mundo de las ideas participables es lo que hace ser a las cosas múltiples
27
DE ANQUÍN, NIMIO; Ser, Nada y Creación en la Edad Media, en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía
del ser naci-ente, Editorial Gredos, Madrid, 1962, págs. 155
28
“1º Inteligibilidad, 2º Necesidad, 3º Verdad, 4º Unidad, sin que pretendamos que esta enunciación sea
exhaustiva. Pero lo que podríamos llamar los primeros trascendentales del Ser griego son los que acabamos de
enunciar, todos caracteres positivos. Era un Ser protointeligible, era un Ser que no necesitaba demostración
porque siendo la inteligibilidad suma, todas las demostraciones del Ser exigían la intervención de este
Inteligible y en consecuencia eran tautológicas. Así pues, es inútil que nosotros busquemos entre los griegos una
demostración del Ser porque no era posible ni la necesitaban, porque era el protointeligible y en consecuencia,
era mostrable pero no demostrable. (…) Además, esa mostración era a priori, no podía ser a posteriori porque
(…) solamente habrá aposterioridad cuando hay supra-inteligibles que cubren la protointeligibilidad del Ser.
Pero en los griegos no los había, de manera que su Ser era de una inteligibilidad reluciente, traslucida,
evidente; claro que cuando hablo en estos términos me refiero a los filósofos y no al hombre vulgar, pues el
hombre vulgar no pensaba a través de la filosofía, sino que pensaba y reaccionaba a través de la religión.” DE
ANQUÍN, NIMIO; Las cuatro instancias filosóficas del hombre actual, en ARKHÉ, 2º serie – Año II – Fasc.
Primero, Córdoba, 1965, págs. 7-8
29
CHAPARRO, MÁXIMO R.; En torno al Mythos, el Logos y la muerte de Dios, en revista FILOSOFÍA 1,
Universidad Nacional del Litoral. Departamento de Filosofía, Santa Fe, 1972, págs. 48
27
lo que son30. A su vez, cabe aclarar que, cuando nos atrevemos a pensar todo aquello que
versa sobre lo Inteligible en los marcos del pensamiento platónico como si fuera también
propio del pensamiento anquiniano y, también, nuestro, en cierto modo lo hacemos por una
razón alegada por el mismo De Anquín y que nos resulta muy convincente:
Así es como ayudados por el valioso aporte realizado por De Anquín a los estudios del
pensamiento platónico, modestamente pensamos que a la Idea del Bien hay que entenderla
siempre en congruencia con la idea de unidad. En Platón el Bien es, fundamentalmente,
unidad.
30
Véase PLATÓN, Diálogos. Tomo IV. República; op. cit., LIBRO. VI, 507a-509b, págs. 330-337
31
DE ANQUÍN, NIMIO; Cognición, conocimiento, extrapolación, alienación y sabiduría, en Humanitas
(Revista de la Facultad de Filosofía y Letras), Universidad Nacional de Tucumán, Año VII – Nº 12, Separata,
serie A: Filosofía, Tucumán, 1959, pág. 43 También en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser naci-
ente, Editorial Gredos, Madrid, 1962, pág. 133
28
Como el Ser es Uno, no puede ser Bueno, ya que el Bien implica relación y el Ser no
se relaciona con Nada/Nadie. Toda “relación” en el ámbito del Ser es accidental y sólo es
pensable en relación a los entes. El Ser y el Ente y los entes entre sí, naturalmente están
vinculados, pero en sentido riguroso no se relacionan. Porque una relación entraña dos
términos heterogéneos o, desde un punto de vista ontológico, dos “substancias individuales”.
Y la única Substancia es el mismo Ser. Dos “substancias individuales” pueden determinarse
desde un “punto de vista creatural”, sin un sustrato inteligible. El “principio de Creación”
denota dos términos que buscan relacionarse. Consecuentemente, queda justificada dentro del
creacionismo cristiano, el arribo a la conciencia del principio de persona y paralelamente, el
de libertad. A partir de estos principios, la “relación” analógica de lo Divino, o mejor de Dios
con sus creaturas y la de éstas entre sí, trueca radicalmente el ser-en-el-mundo del hombre.
Tan así es esto que no se es permitido reconocerle al mundo clásico, anterior al cristianismo,
una vida moral estrictamente hablando, como sugiere Chaparro en el fragmento completo,
parcialmente citado arriba:
32
DE ANQUÍN, NIMIO; Platón, el educador, en Revista de la Secretaría Ministerio de Educación y Cultura de
la Provincia de Córdoba, Año I Nº 1, Córdoba, 1968, págs. 74-75
29
Por eso es que, el Bien-Ser siendo necesario, no puede ser el Bien pleno que sólo se
supone como fundándose a partir de dos términos heterogéneos a los cuales él mismo
relaciona entre sí. El Bien-Ser platónico no determina ninguna dualidad. Platón no advirtió, ni
atisbó a ver, la Creación; porque ningún pensador tiene la capacidad de trascender su
situación histórica-ontológica en la que se encuentra. Y por que como filósofo, no puede
señalar este tipo de comportamiento, ni mucho menos alegar –ciegamente– por ello, ya que
implicaría privarle al ente de su habitad natural que le da autenticidad, el del Ser
protointeligible. En términos modernos, implicaría esto un extrañamiento del ente.
En otro texto clave al momento de hacer un abordaje adecuado y más acabado sobre
nuestro tema: Los griegos y el problema de la existencia de Dios, publicado en 1968, también
se trata directamente sobre la Idea del Bien, pero exclusivamente en relación a su carácter
divino, que no es sino una referencia a la divinidad del Ser, el cual su sola presencia torna
innecesaria cualquier tentativa de demostración.
33
CHAPARRO, MÁXIMO R.; En torno al Mythos, el Logos y la muerte de Dios , op. cit., pág. 48
30
Y más adelante:
34
DE ANQUÍN, NIMIO; Los griegos y el problema de la existencia de Dios, Universidad Nacional de Córdoba.
Facultad de Filosofía y Humanidades, Córdoba, 1972, págs. 22-23
31
Hacia nada más eminente aspiran las cosas que a ser siempre. El estar-siendo es la
plenitud del ser del Ente. En el reino platónico, aquello hacia lo cual todos los entes tienden,
es simplemente hacia la estadía perdurable en el Ser, el estar-siendo siempre.
3. Es el mundo de la necesidad del Ser en el cual el Sumo Bien no es inteligible por ser
Aquel Inmóvil. Al igual que la multiplicidad, realmente el Ser se mueve cuando se lo mienta
35
DE ANQUÍN, NIMIO; Idem., págs.25-26
36
DE ANQUÍN, NIMIO; Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser naci-ente, op. cit., pág. 18-19
37
“Pero ¿subsiste la species? Según lo que se entienda por species. Si significa un puente tendido entre un
abismo, no puede subsistir, pues el abismo abierto entre la cosa conocida y el sujeto cognoscente es
infranqueable. Mas, si la species significa el momento en que el objeto se torna inteligible al sujeto, si designa el
instante en que la realidad se trasfunde en el yo, entonces la species puede subsistir. El conocer debe
corresponder a la realidad; si así no fuese, el pensamiento desfiguraría la realidad que, como sabemos, es
orgánica, es realidad.” DE ANQUÍN, NIMIO; Un aspecto de la neoescolástica. Nueva forma de realismo
inmediato, Ed. Cubas-Madueño, Córdoba, 1926, pág. 26
32
como entidad. Pero como Ser en sí mismo, Uno, no posee la capacidad y la posibilidad de
salirse de sí libremente, violando el orden de la necesidad. Así considerado, “a secas”, el Ser
no se mueve porque la necesidad no es intencionalidad. La intencionalidad es un movimiento
de salida de una substancia individual que va desde sí misma a otra como ella; al contrario de
ello, el Ser eterno está solo y su vida permanece claustra en la Necesidad, así como la vida de
los entes, en el Destino implacable.
Aún, el mínimo de inteligibilidad, que es la materia, señala al ser. He aquí los dos
textos:
40
DE ANQUÍN, NIMIO; Los griegos y el problema de la existencia de Dios, op. cit., págs. 28-29. Esto último,
explica aquello de la importancia de Aristóteles al manifestar que el Ser se dice de muchas maneras, pues,
múltiples son sus “aspectos inteligibles”.
35
acrecientan la inteligibilidad del Ser, aunque pretenda ir más allá del orden de las causas
intrínsecas al cual pertenece el Protointeligible41.
Si a lo anterior, le agregamos aquella clásica sentencia de don Nimio que reza: “En
filosofía todo lo que viene después de Aristóteles es episódico. Sus libros son el compendio de
toda la sabiduría griega, que es como decir de toda la sabiduría humana”, se nos está
autorizando a pensar que ni en Platón, ni en todo el pensamiento filosófico griego se concibe
el Bien; y más aún, para nunca nadie fue, es y será el Bien una entidad inteligible.
41
En referencia a la explicación de Platón sobre cómo pueda a caso darse el paso de lo material a lo espiritual, y
a propósito de estas mediaciones aristotélica, dice De Anquín: “Pero la opinión de Platón no era una solución
cómoda, sino que significa el reconocimiento de un enigma insoluble por vía de mediación, pues mediaciones
son y no otra cosa los intelectos excogitados por Aristóteles, y que por sí mismos no resuelven el problema.
Nada se saca con multiplicar los intelectos, pues sólo se logra con ellos retrasar la solución y escamotear las
dificultades. DE ANQUÍN, NIMIO; Cognición, conocimiento, extrapolación, alienación y sabiduría, op. cit.,
pág. 43. También en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser naci-ente, op. cit., págs. 132-133. Para
este tema, véase además: DE ANQUÍN, NIMIO; Acción inmanente y acción transitiva en el concepto
aristotélico de Naturaleza, en Humanitas, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, Año VIII – Nº 13,
Universidad Nacional de Tucumán (Separata, serie A: Filosofía), Tucumán, 1960, págs. 59-70; o en Ente y Ser.
Perspectiva para una filosofía del ser naci-ente, op. cit., págs. 88-103
42
Puesto que el saber necesariamente es por la presencia, y siendo Dios creador sólo una inhabitación y no una
presencia, estamos obligados a hablar del principio y no del concepto de Creación: “El principio fundamental
era el de Creación, digo principio deliberadamente, porque no se trata de un concepto, pues los conceptos
quedaban para el orden griego.” DE ANQUÍN, NIMIO; Las cuatro instancias filosóficas del hombre actual, op.
cit., págs. 9
43
DE ANQUÍN, NIMIO; Diodoro de Cronos y la posibilidad, op. cit. págs. 3-12
36
igual que el ente del Ser eterno inmanente, ella también tiende siempre a su plenitud. Y, aún
más, dicha plenitud, en sus razones últimas, se la concibe como anhelo de permanecer
siempre como substancia individual (en este contexto se dirá, como persona) en el cobijo y en
el gozo de la Verdad divina, e. d. en el seno de la Esencia Divina.
En el creacionismo el Bien acaece, y se da a partir del acto que funda una relación
entre dos substancias individuales heterogéneas, fundándose así mismo en dicha relación.
Este no es sino el Amor-Ágape, determinado por el movimiento (¿eterno?) de entrega y
efusividad infinita del Creador a sus creaturas. Sólo la Creación es un acto de Amor del
Creador a sus creaturas, que no genera por necesidad sino que crea por infinita generosidad,
manifestando en tal acto su omnipotencia al sacar a sus creaturas de la Nada. Así, Dios Padre
sólo crea por y en el Amor44.
44
La referencia directa aquí al Pseudo Dionisos Areopagita es sumamente adecuada si se precisa con exactitud el
punto de vista de nuestro filósofo. Comprenderán esto aquellos que ven en aquel espíritu místico-contemplativo
su empeño por demostrar que no se demuestra lo Indemostrable y que por más esfuerzo superlativo que se ponga
en semejante tarea, la inteligibilidad de Dios será siempre un imposible. Nimio de Anquín a esto lo tenía muy
claro y padecía por ello. “El principio de la analogía universal que postula una representación imperfecta del
ser perfectísimo de Dios, establece la ineficiencia de la mente para conocer a Dios en su eminencia; pero, a
pesar de ello, no clausura este camino de perfección intelectual, pues el puro inteligible no acaba nunca de ser
conocido, y la inteligencia, siempre a la zaga de la plenitud inaprehensible, muévese en una venación audaz.”
DE ANQUÍN, NIMIO; Nota preliminar a una filosofía de la inteligencia, Universidad Nacional de Córdoba,
Córdoba, 1928, pág. 22
37
de Dios y del hombre, y de los hombres entre sí, es decir, de toda la conducta
ética.”45
45
DE ANQUÍN, NIMIO; Nota sobre Filosofía Medieval, en Humanitas, Revista de la Facultad de Filosofía y
Letras, Año IV – Nº 10, Universidad Nacional de Tucumán (Separata, serie A: Instituto de Filosofía), Tucumán,
1958, pág. 190
CAPÍTULO II
EL TÉRMINO INHABITACIÓN
39
I. EL TÉRMINO INHABITACIÓN
Sin embargo, nótese bien que se piensa47aún dentro de la lógica del Ser eterno, porque
si se lo llamara Bien, tal como pretende Platón, hay que hacerlo como un atributo esencial con
relación al modo de su existencia “en sí” y/o pensar al Bien en sí mismo en su significación
plena u ontológica, decimos nosotros, sin evadir la “reducción metódica al orden del Ser”.
Pero para explicar mejor este “punto de vista creatural”, al cual De Anquín se refiere,
es necesario comprender en la medida de nuestras posibilidades, lo que éste entiende por
inhabitación.
46
REGO, FRANCISCO; El pensamiento metafísico de Nimio de Anquín, op. cit., pág. 187
47
Y sólo esto ya es una demostración, como se sobreentiende, puesto que el pensamiento necesariamente supone
el orden de Ser. “La recuperación de la racionalidad del Ser, equivale a la restauración del pensamiento griego:
todo lo racional es griego, todo lo griego es racional. Del mismo modo: nada de lo irracional es griego y nada
de lo griego es irracional. Todo el pensamiento griego se mueve en ese cuadro inviolable, que es un campo de
inmanencia. No hay, no puede haber ruptura de la unidad del Ser perfecto y eterno, porque si la hubiere, se
caería inevitablemente en la tiniebla impenetrable del Irracional, donde la razón no desfallece sino que librada
a sí misma muere”. DE ANQUÍN, NIMIO; Diodoro de Cronos y la posibilidad, op. cit., pág. 5
40
“El hombre, o sea la conciencia del hombre, es como una casa que
espera siempre un huésped. El hombre no puede vivir sin el huésped, que es el
sostén de la casa, o sea que es la razón de ser de la casa. Sin el huésped no se
explica la casa, es decir, no se explica el hombre.
48
DE ANQUÍN, NIMIO; De las dos inhabitaciones en el hombre, op cit., pág. 7
41
a. LA PRESENCIA
En la referencia al principio de todo filosofar establecido por la simple y profunda
intuición parmenídea, se manifiesta el Ser protointeligible que es la Presencia. Presencia que
en la elementalidad de la cognición se la mienta como totalidad real, “allí-estante”.
“Conviene que nos preguntemos por la razón del problema del Ser, en
apariencia tan vano. Las cosas son, y con ello basta. No hay realidad más
evidente que las cosas. Pero las cosas son evidentes porque son y no son por
evidentes. Y ¿por qué las cosas son? ¿Por sí mismas? ¿Por otro? A estas dos
49
Idem., págs. 12-13
50
DE ANQUÍN, NIMIO, op. cit., pág. 11
51
DE ANQUÍN, NIMIO; Derelicti sumus in mundo, Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía,
Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 1949, págs. 959-960; o en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía
del ser naci-ente, Editorial Gredos, Madrid, 1962, págs. 29-30. Y también véase Ente y Ser, en ARKHÉ, Vol. 1,
Separata, Imprenta de la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1952, págs. 11-12; o en Ente y Ser.
Perspectiva para una filosofía del ser naci-ente, Editorial Gredos, Madrid, 1962, págs. 39-40
42
52
DE ANQUÍN, NIMIO; De las dos inhabitaciones en el hombre, op cit., págs. 11-12
53
DE ANQUÍN, NIMIO; Ente y Ser, op. cit., pág. 13; o en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser
naci-ente, op. cit., pág. 41
54
“El sujeto cognitivo es Naturaleza, es más Naturaleza que sujeto, es decir, que la Naturaleza es inmanente a
él y por ella es engendrado. Y, por ello, se puede afirmar que ‘el hombre engendra al hombre’ en la especie, o
sea, en la inmanencia de la especie, que es como decir en la inmanencia de la Naturaleza. La disyunción de
sujeto y objeto, de sujeto y fusij, de sujeto y Naturaleza, se realiza en la línea horizontal de una participación
predicamental-unívoca, que da razón de los entes en el Ser, pero como una emersión de aquellos en el horizonte
apenas diferenciado de la cognición.” DE ANQUÍN, NIMIO; Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser
naci-ente, Editorial Gredos, Madrid, 1962, pág. 19-20. Lo propio del hombre es la inteligibilidad, es la presencia
inteligible la que despierta a la admiración y a la pregunta. El origen de toda “cuestión”. “Toda pregunta
presupone lo inteligible. Dicho de otro modo, no habría posibilidad de ninguna pregunta, de planteo de ninguna
cuestión, sino se presupusiese lo inteligible. Mejor dicho aún: no se daría, ni siquiera la posibilidad de ningún
tipo de respuesta, sino se hubiese ya supuesto, de entrada nomás, lo inteligible. (…) Lo que quiere decir: lo-aún-
no-entendido y el posible entendedor, ambos se mueven siempre dentro de lo inteligible, sin poder jamás salirse
43
“…Somos porque somos, somos porque somos seres, porque somos entes del
Ser.”55
En esta “comprobación simple” nos encontramos como entes, nos encontramos siendo
o estando. Por ello, la inhabitación del Ser es una característica constitutiva del hombre como
ente. Pues, naturalmente somos. Nuestra autenticidad, en cuanto entes, se da cuando nos
inhabita el Ser y no aquel otro huésped: Dios creador. Pues, la inhabitación de éste en la
conciencia, es accidental y parcial; fue un constitutivo existencial del hombre-en-el-mundo, en
su particular situación histórica-ontológica, pero no llegó a ser nunca un constitutivo
substancial-esencial (o propio del Ser como Substancia individual). La inhabitación de Dios,
no arrastra un sustrato óntico, presencial; sí, en cambio, la inhabitación del Ser eterno que se
sustenta como presencia inteligible.
de él.” (PÉREZ, JOSÉ RAMÓN; Filosofía y Teo-Filosofía. NIMIO DE ANQUÍN, op. cit., pág. 28-29) La
conciencia que despierta extrañada pretende morar en lo ininteligible lo cual es un imposible, cfr. pág. 29 de esta
misma obra de PÉREZ; y por ello es incapaz de preguntarse por alguna cuestión (y por eso no puede filosofar).
55
DE ANQUÍN, NIMIO; De las dos inhabitaciones en el hombre, op. cit., pág. 8
56
DE ANQUÍN, NIMIO; Derelicti sumus in mundo, op. cit., pág. 962; o en Ente y Ser. Perspectiva para una
filosofía del ser naci-ente, op. cit., pág. 32
57
Véase DE ANQUÍN, NIMIO; op. cit., pág. 959-963; o en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser
naci-ente,op. cit., págs. 29-33. “Lo que está allí (Da-Sein) tiene sentido entitativo en cuanto se integra al orden
universal; pero en la medida en que el ente se integra en la universalidad, el cognoscente penetra en la
inteligibilidad del ente. Por tanto, la captación del ente expresa la emersión del objeto a la universalidad.
“Pero nuestra razón fracasa siempre en su intento de explicar la existencia; pues toda construcción racional es
necesariamente conceptual y nuestros conceptos no están hechos para significar la existencia de las cosas, sino
su esencia. Ellos están más acá de la existencia y la existencia está más allá de la razón; es transracional. Por
eso podemos intuirla, pero no intelegirla. En suma, el término del conocimiento es la esencia, no por ser lo más
perfecto, sino por ser lo único inteligible.” TELLO, BELISARIO D.; El ontismo de Nimio de Anquín, en
44
urbanas, el del sentido común que utiliza la “doxa”, etc.) con las que se ha intentado explicar
la realidad, que hoy al vivir habituados a esta manera de ver las cosas, no somos “capaces” de
admirarnos de la presencia. Presencia que es propia y, a veces, intransferible, incomunicable,
dada su riqueza para el hombre. Por eso es subjetiva, como dirá Nimio.
La existencia es simple presencia, sola, única, y aquello en lo cual los entes son. La
Presencia, por ser tal, no nos genera ningún tipo de problema ontológico, según sostiene De
Anquín. Sólo nos percatamos de que cuando queremos aprehenderla se nos ofusca, como que
estuviera fuera de nuestro alcance apropiárnosla y hacerla partícipe de nuestra
conceptualización.
Humanitas, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, Año X – Nº 16, Universidad Nacional de Tucumán
(Separata, serie A: Filosofía), Tucumán, 1963, pág. 183
58
DE ANQUÍN, NIMIO; Derelicti sumus in mundo, op. cit., pág. 962; o en Ente y Ser. Perspectiva para una
filosofía del ser naci-ente, op. cit., pág. 32-33
59
DE ANQUÍN, NIMIO; Cognición, conocimiento, extrapolación, alienación y sabiduría, op. cit., pág. 35; o en
Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser naci-ente, op. cit., pág. 122
45
porqué hacer o sugerir al respecto tampoco un planteo de tipo gnoseológico o de teoría del
conocimiento y emprender una búsqueda afanosa para hallar el método adecuado para el
conocimiento de la realidad, aquel que asegure las “condiciones de posibilidad” de todo
saber61. Lo primero, el principium, es la Presencia asentida, luego el objeto. Así pues, en esta
instancia, lo que hay que pensar solamente es el Ser y los entes.
60
Para Nimio de Anquín, la preeminencia del Ser sobre el Pensar es propia tanto del pensamiento griego como
del medieval; aún con sus diferencias radicales, sabido es que ambas se caracterizan por la conciencia del Ser
como dado. “En general, la escolástica, en cuanto realismo, es la filosofía griega sintetizada por Aristóteles y
enriquecida por Plotino con la doctrina del ‘esse irreceptum’, más las profundizaciones realizadas bajo el
estímulo del espíritu judeo-cristiano. La filosofía griega parte del principio del ‘ser como dado’, y este principio
fundamental está en el corazón del pensamiento escolástico, de manera que ambas aparecen animadas por el
mismo espíritu. (…) Pues, en realidad, la filosofía del ser como dado, que afirma la prioridad del ser sobre el
conocer, es constitutiva del alma greco-judeo-cristiana.” DE ANQUÍN, NIMIO; Génesis interna de las tres
escolásticas, Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Filosofía. Instituto de Metafísica, B – IV, Córdoba,
1953, pág. 6
61
“Es urgente advertir que en la filosofía griega del Ser eterno, y en realidad en toda filosofía que sea filosofía,
la teoría del conocimiento no existe, ni puede existir. La teoría del conocimiento, la gnoseología es una
invención de una consideración dualista de la realidad, o sea de una ruptura de la unidad del Ser. En ninguno
de los pensadores griegos que especulan en la línea de la autenticidad, se dan teorías del conocimiento, pues el
Ser no solamente es uno, sino presencia inteligible, sin sombra de irracionalidad por ser no creado, mostrable a
su intelección inmediata y excluyente de cualquier demostración a posteriori. DE ANQUÍN, NIMIO; De las dos
inhabitaciones en el hombre, op. cit., pág. 10-11
62
DE ANQUÍN, NIMIO; Los griegos y el problema de la existencia de Dios, op. cit., pág. 29
46
Todo saber implica necesariamente a la presencia; de modo que sin esta, aquel no es
posible. Pero no toda inhabitación es fuente del saber. Se puede razonar, usando a la razón
como una especie de instrumento tanto en torno a un “objeto” o elemento asentido en cuanto
presente, como sobre cualquier dato surgido desde la conciencia, sin derivarse necesariamente
de lo presente. Gracias a la presencia la conciencia es capaz de saber; pues, el conocimiento
surge por la intencionalidad del cognoscente que puede comparecer al llamado del objectum y
mantenerse en la “alteridad” real. Ahora bien, por tal motivo, el conocimiento no surge desde
un dato proveído por el cognoscente a sí mismo, e. d. desde la inmanencia de la conciencia.
Luego, para que una inhabitación sea total tiene que ser substancial-esencial (o por
una substancia inteligible) y no accidental; y para que sea substancial-esencial es necesaria la
inteligibilidad del ser, lo que se llama saber, el cual depende a su vez de la presencia.
Para afianzar la comprensión sobre este asunto, se puede distinguir entre la presencia
y su manifestación a la conciencia, como el mismo De Anquín lo hace64.
Ahora bien, ¿cabe la posibilidad de que Dios creador, este huésped que durante dos
mil años ha ocultado a la conciencia el Ser eterno, sea una Presencia? Tal vez, el lector haya
63
DE ANQUÍN, NIMIO; Cognición, conocimiento, extrapolación, alienación y sabiduría, op. cit., pág. 38.
También en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser naci-ente, op. cit., pág. 126
64
“Entre la presencia y su manifestación a la conciencia inhabitada, no habiendo mediación, habrá un tránsito
que no exige el paso mediado de un género a otro, o de un género a una especie, sino que se cumple en la
continuidad ininterrumpida de la admiración, que es así el comienzo del saber.” DE ANQUÍN, NIMIO; De las
dos inhabitaciones en el hombre, op. cit., pág. 13 (subrayado nuestro)
47
A. “El mal es profundo y nos roe desde muy adentro (…), y esta situación
no se dio nunca antes, pues la nada que ahora acompaña al hombre es una
presencia vacía y silenciosa, un abismo que amenaza al ente y lo anonada. El
ente se siente adentro de la nada; pudo ser nada en vez de ente, de manera que la
nada convive con el ente o envuelve al ente (…) La nada es nuestra compañera
inexplicable, de quién sentimos la presencia sin saber qué es, ni dónde está: sólo
sabemos que somos algo porque no somos nada, hasta que alguna vez, quizá
seamos ella en la muerte; no lo sabemos, pues no sabemos casi nada de la nada
(…) Por ello yo digo que es una presencia, con tantos derechos como el ente
mismo (…) Decenas de argumento podéis dar para demostrar que el ente es lo
único positivamente pensable, que la nada es una negación, que los entes de
razón no existen en realidad, etc., pero lo que no podréis negar es la presencia
inexplicable de la nada, el vacío entitativo del hombre puesto sobre el filo de la
existencia, en el límite del ente y la nada (…) He aquí la plenitud del tiempo
miserable. Tiempo sin poesía y sin metafísica, o sea sin creación y sin
conocimiento.”65
65
DE ANQUÍN, NIMIO; Corto comentario al “Wozu Dichter?” de Hölderlin. Recensión del título de Doctor
“Honoris Causa” de la Universidad de Maguncia, Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Filosofía.
Instituto de Metafísica, Córdoba, 1952, págs. 7-8
66
DE ANQUÍN, NIMIO; Ser, Nada y Creación en la Edad Media, en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía
del ser naci-ente, op. cit., pág. 168
48
En el primer caso (fragmento A), la nada como presencia es más que un mero ente de
razón que pueda tratarse dialécticamente. Siguiendo este asunto, y teniendo presente
Encaminamiento-Conciencia, constatamos que a esta nada que aquí se menciona sólo por un
juicio asuntivo puede entendérsela como una presencia, pero no es éste un asentimiento a lo
entitativo como fundamento natural de lo empírico, sino un asentimiento a un dato emergido
en la inmanencia de la conciencia. Así constatamos que el asentimiento puede ser de lo
presente (de un algo de carácter óntico), como de un producto del cognoscente humano. Por
que, dicha nada no es la Nada-nada como entidad ontológica, de la cual De Anquín hablará
convincentemente en otro contexto, sino que hay que entenderla a partir de una vivencia del
vaciamiento humano: “el vacío entitativo del hombre puesto sobre el filo de la existencia.”
De allí que, ésta nada, sólo puede inhabitar la conciencia cuando ésta se reconoce como
desdichada, invadida por la impresión que produce saberse en su aniquilación absoluta. Ésta
es la conciencia que se deja arrastrar por la representación negativa de la Nada-nada –ya que,
para la conciencia ha de ser sólo eso: una representación negativa. Éste es el ente “víctima del
vaciamiento”67.
Luego de esto, estamos autorizados a pensar que toda inhabitación es una vivencia,
una experiencia subjetiva-existencial68. Ahora bien, el hombre puede hacer experiencia tanto
de la Presencia del Ser como de su propio aniquilamiento, lo cual, esto último, supone una
conciencia desdichada, pero no la evidencia de la Nada como presencia ontológica, pues sería
contradictorio. Es la vivencia desdichada de su propio aniquilamiento lo que hace que el
hombre abra las puertas al extraño huésped, Dios Padre creador. “El Datum revelado es
extraño a la razón”69 pero, sin embargo, la Nada-nada como dación es inmanente a la
conciencia.
representación, quizá haya sido una vivencia desdichada), fue necesario que el
hombre, por un ceguera total y repentina, o por una caída inexplicable,
perdiera súbitamente la conciencia de sí, que es conciencia de Ser, y se
ahogara en el absoluto vacío existencial. Es decir que el hombre realizase una
experiencia de su aniquilamiento y que se volatilizara un instante.”70
Una dación de la conciencia puede ser independiente a la presencia. Ahora bien, ¿de
dónde surge esa dación? Según nuestros modestos raciocinios, sólo vemos dos orígenes
posibles: o una dación ha de provenir de la inmanencia de la conciencia, o de lo presente:
70
DE ANQUÍN, NIMIO; Ser, Nada y Creación en la Edad Media, en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía
del ser naci-ente, op. cit., pág. 157
71
“Hay en principio una doble presencialidad: la del Ser y la de Dios. Pero ¿lo son en el mismo sentido? En
rigor al decir ‘presencia’ no queremos decir otra cosa que Ser, pura y simplemente. Y esto porque aquello que
por excelencia se hace presente es la entitas, el Ser (E y S, 32). ¿Cómo debemos entender esto? El concepto de
‘presencia’ dice de suyo ‘un algo que se hace presente’, que aparece y se hace presente en sí mismo. ‘Presencia’
es entonces ‘aparición’ –‘presencia pura’ y también ‘mostración’. ‘Mostración’ a su vez tiene el sentido de
‘visión presencial de lo que no está velado, de lo que no está oculto’. Y quien se manifiesta de ese modo es
propiamente el Ser. Del cual decimos, en un primer acercamiento a su comprehensión esencial, que es
‘Presencia’ e ‘inmediación’ (…) Sin embargo nos falta otro aspecto. Pues Nimio de Anquín habla de una doble
presencialidad, también Dios es Presencia, aunque no lo es de un modo primario y originario como lo es el Ser.
Es tanta la diferencia entre estas dos presencialidades que estamos tentados de decir que la noción de presencia
no involucra la presencia de Dios; es más, que nada parece más ajeno a esta noción que su referibilidad a Dios.
Esto en razón de que todos los términos ligados a esta noción, que acabamos de mencionar están referidos
primordialmente al Ser eterno y no a Dios creador. ¿Por qué entonces lo de doble presencialidad si el único que
se hace presente según los rasgos propios de lo presente es el Ser? Como veremos más adelante según los
caracteres que a continuación examinaremos todo parece corroborar nuestro interrogante.” REGO,
FRANCISCO; El pensamiento metafísico de Nimio de Anquín, op. cit., págs. 187-188
50
72
DE ANQUÍN, NIMIO; Cognición, conocimiento, extrapolación, alienación y sabiduría, op. cit., pág. 36.
También en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser naci-ente, op. cit., págs. 122-123
73
Hablar de la intencionalidad de la conciencia no es lo mismo que hablar de la intencionalidad del Ser. Para
nosotros, la conciencia que conoce sólo el fenómeno no sale de sí y no se abre a la inteligibilidad de las cosas.
51
Entonces ¿puede ser la Nada una presencia? No. Sólo la podemos entender como
vivencia subjetiva-existencial, y una vivencia desdichada75.
Es esta tesis sobre la Nada-nada, la que le permite a De Anquín, arrojar una crítica
sagaz, entre otras, al pensamiento hegeliano:
74
DE ANQUÍN, NIMIO; Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser naci-ente, op. cit., págs. 20-21
75
“Y tanto fue así que, en primer lugar, no fue conocida por los griegos y de haber sido cognoscible
seguramente no hubiera escapado a su inteligencia: todo lo reductible a idea está aunque virtualmente en el
pensamiento de los griegos, y si la creación no está en él, es porque más que una idea es una ‘consciencia’, algo
así como una vivencia que se sólo se experimenta por una modalidad originaria, que en nuestro caso es un
don.” DE ANQUÍN, NIMIO; Génesis interna de las tres escolásticas, op. cit., pág. 10
52
<<privación del Ser>>, es, como decía Platón, <<lo diverso del Ser>>, pero no
76
es la Nada real, la Nada bíblica.”
Luego de todo esto, consideramos que para realizar una justa intelección del problema
nuclear que determina, de alguna u otra manera, la génesis completa del pensamiento
anquiniano, como lo es la posibilidad o no de la cohabitación de los Huéspedes que
históricamente han habitado a la conciencia, hay que pensar en términos de dos
inhabitaciones y no de dos presencias o presencialidades. De lo contrario, no estaríamos muy
lejos de reconocer una contradicción intrínseca a dicho problema, conclusión que no hace
justicia ni dice lo que realmente se lee en la misma obra especulativa de Nimio de Anquín, en
la cual es patente que su actitud filosófica se caracteriza por su coherencia, sea ésta
ontológica, lógica y psicológica (considerando a ésta última como “ciencia del alma”)77.
76
DE ANQUÍN, NIMIO; Recensión de “Die grossen Dialekthiher der 19 johrhunderts (Los grandes dialécticos
del Siglo XIX). Hegel, Kierkergaard, Marx” de ROBERT HEISS, en Documentación Crítica Iberoamericana de
Filosofía y Ciencias afines, Año II, Nº 3, abril-junio, Sevilla, 1965, pág. 266. Y más arriba en pág. 254, afirma
Nimio de Anquín: “Empero, el auténtico descubrimiento de Hegel no es el fenómeno dialéctico, aunque lo
expuso como ninguno otro lo hiciera ni antes ni después, sino el concepto de lo <<Negativo>> como el motor
simultáneo del acontecer. Ni Kierkergaard, ni Marx pudieron eludir este principio, por más que declarasen
falsa la dialéctica hegeliana.” Continuando con nuestro tema, pensamos que hay que entender a la Nada-nada,
también, como producto negativo intrínseco al Espíritu. Quizás, la Negación más potente por la que éste haya
atravesado, ya que, en el fondo, no implica sino que su propia aniquilación. A su vez, este hecho decisivo para la
historia del pensamiento humano, como lo es el reconocimiento de lo “Negativo” y de su fuerza, hic et nunc hace
que caigamos de rodilla ante la presencia del Ente, de las cosas y que vivamos connaturalmente, en la carne y en
el espíritu, con ellas. Supone la eliminación total de las mediaciones noéticas como existenciales del ser-en-el-
mundo del hombre. Cualquier sistema de pensamiento, cualquier idea política, cualquier credo que postule y
pretenda regular la vida, a las cosas y al hombre, fundándose en una realidad negativa no puede seguir en pie.
Por eso es que, para Nimio, en Latinoamérica, en Argentina, el positivismo trae el reconocimiento de la realidad
como ente no invadido por el cognoscente.
77
Caturelli confunde bastante las cosas sin decir mucho. Lo trata al pensamiento de Nimio como una especie de
“averroísmo latino”, cuando en principio queda claro que sólo se pude hablar de verdad en un solo orden, que es
el del Ser eterno, el del reino inteligible del ente. Por eso, ¿doble verdad?
53
I. LA “PARTICIPACIÓN”78
Pero comencemos viendo lo que nos dice el mismo Nimio de Anquín en Ente y Ser
sobre la participación:
Pues, en el ámbito del Ser eterno no hay equivocidad total ni univocidad total.
Avanzando en nuestra investigación, nos damos con que se pueden admitir dos modos
de participación del Ente en el Ser, de acuerdo al aspecto manifestado: 1. El aspecto
inteligible; 2. El aspecto axiológico, el cual se despliega en el “acto humano”80 (“Moral”) o
en el “Arte”81.
79
DE ANQUÍN, NIMIO; Ente y Ser, op. cit., pág. 18; o en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser
naci-ente, op. cit., págs. 45-46
80
DE ANQUÍN, NIMIO; Contribución a la descripción del acto humano libre, lo poseemos como texto
mecanografiado en los archivos del Centro de Estudios Nimio de Anquín (CENDA). Pero sabemos que ha sido
presentado públicamente y está editado, según la recopilación bibliográfica realizada por Jorge A. Linossi, quien
registra de la siguiente manera los datos de dicha obra: Contribución a la descripción del acto humano libre
(presentado en las “Jornadas de Vaquerías”, noviembre 1977, Actas, págs. 82-97), en CUYO. Anuario de
Filosofía argentina y americana, Vol. 7, Tomo II, Univ. Nac. de Cuyo, Mendoza, 1990, págs. 299-308.
81
En unos apuntes que la Sra. Rosa Dolly Tampieri tomara de las clases de Lógica que Nimio de Anquín dictara
en la Universidad Nacional de Córdoba en el año 1945, hallamos la siguiente distinción de la filosofía práctica,
57
la cual nos resulta coherente al pensamiento anquiniano: “La filosofía práctica, a su vez, se divide en: a.
Filosofía del obrar: Moral; b. Filosofía del hacer: Arte.” OLSEN A. GHIRARDI Y ROSA DOLLY
TAMPIERI, El curso de Lógica de Nimio de Anquín de 1945, Ghirardi Olsen A., Córdoba, 1995, pág. 22
82
DE ANQUÍN, NIMIO; Génesis interna de las tres escolásticas, op. cit., pág. 33
83
PÉREZ, JOSÉ RAMÓN; op. cit., págs. 29-30
58
Sin embargo, porque puede participar el cognoscente del Inteligible ninguno de los
dos absorbe al otro. La inmolación tanto del Objeto en el Sujeto, como la del Sujeto en el
Objeto, es impedida por la Participación que mantiene una equilibrada relación entre ambos
términos84. La infinitud de las determinaciones de la conciencia en la que cae la
Selfbewusstsein carece de fundamento dado85; y, la intencionalidad de la conciencia apetece a
la potencialidad sin nunca saciarse, haciendo que la inteligibilidad del ente nunca le resulte
acabada. Así se evita caer en algún tipo de inmolación. La conciencia abierta al Ser es la que
da cabida a la potencia (que es materia, tanto materia sensible común como materia
inteligible común), y la potencia alimenta la incertidumbre impidiendo que el cognoscente
quede inmovilizado en la pura actualidad inteligible.
84
“Y de este modo llegamos al concepto de “inteligibilidad” y de “participación”, que son capitales en este
nivel de comprensión. Digamos que la “inteligibilidad” es el modo como el cognoscente pone en juego su
“conciencia de alteridad”; y en la “inteligibilidad” se dan “conciliados” la mismidad y la alteridad del objeto
(inmanencia y trascendencia del objeto respecto de sí mismo) y esta “conciliación” es la PARTICIPACIÓN (así
con mayúsculas en el texto por Nimio de Anquín); la “inteligibilidad” así entendida como conciliación e
integración de aquellas dos caras del objeto nos da precisamente la “justa medida” de la alteridad dentro de la
comprensión unívoca del Ser, problema que habíamos mencionado antes.” ROIG, ARTURO A; La
problemática de la “alteridad” en la ontología de Nimio de Anquín, op. cit., pág. 211
85
“En las tesis fundamentales, los sistemas idealistas no son menos ontológicamente construidos que los
realistas: la gran diferencia entre ellos consiste en que el concepto de ser del idealismo es deducido, y con ello
cae en inevitable contradicción con la ontología tradicional.” DE ANQUÍN, NIMIO; La ontología sin Ser de
Nicolai Hartmann, en revista de la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1953, págs. 4-5
86
DE ANQUÍN, NIMIO; El Ser, visto desde América, op. cit., pág. 17; o en Ente y Ser. Perspectiva para una
filosofía del ser naci-ente, op. cit., pág. 56
59
Todo acto es tal, humano, al invadir de inteligibilidad el hecho vacío, que denota la
mudez y la irracionalidad del Destino. Luego, el “acto humano libre” no es más que la
ordenación de una obra por lo inteligibilidad, la cual encamina la acción hacia el bien en tanto
y en cuanto se encuentre más contaminada de inteligibilidad y liberada del Destino
Involuntario.
87
“Y tal vez, bienaventurado Simmias, no sea el recto cambio con respecto a la virtud, el trocar placeres por
placeres, penas por penas y temor por temor, es decir cosas mayores por cosas menores, como si se tratara de
monedas. En cambio, tal vez, sea la única moneda buena, por la cual debe cambiarse todo eso, la sabiduría. Por
ella y con ella quizá se compre y se venda de verdad todo, la valentía, la moderación, la justicia, y, en una
palabra, la verdadera virtud; con la sabiduría tan sólo, se añaden o no los placeres y los temores y todas las
demás cosas de ese tipo.” PLATÓN, Fedón, Ed. Aguilar, Biblioteca de Iniciación Filosófica, trad. LUÍS GIL
FERNÁNDEZ, Buenos Aires, 69a-b, pág. 56
88
DE ANQUÍN, NIMIO; Contribución a la descripción del acto humano libre, op. cit., pág. 4
60
En efecto, a más inteligibilidad, más libertad y más bondad. Para el ente emergente,
participable al Ser por gozar de sus mismos atributos, Unidad significa Inteligibilidad,
Libertad y Bondad.
El Ser necesario vive su inmovilidad en el movimiento de los entes que tienden cada
uno a su fin conforme a su naturaleza esencial participada, y por eso se dice de estos que
tienden hacia el bien. En el acto humano moral se patentiza esa intencionalidad hacia los
fines, los cuales son buenos para el hombre. Nimio de Anquín, en su opúsculo titulado
Jerarquía de los bienes, al punto distingue un fin según sea su aspecto, e. e. como inmediato-
mediato y, absoluto-relativo, sostiene que:
89
DE ANQUÍN, NIMIO; Jerarquía de los bienes (En el orden político, jurídico y económico); en Actas del
Congreso Internacional de Filosofía Suárez-Balmes de Barcelona, Tomo II, Madrid, 1949, pág. 5
61
“Fin absoluto es aquel que determina una acción con exclusión de otro
en su orden. Fin relativo es aquel que determina una acción sin exclusión de
otro en su orden. El fin absoluto se pone como único en su orden, y si es en
todos los órdenes, será el fin absoluto objetivo. (…) Del contexto resulta que
admitimos dos clases de fines absolutos: 1º, el absoluto total, que comprehende
en sí todos los órdenes de fines; 2º, el absoluto simplemente, que se pone como
un fin único, pero en su clase, no en todas. El fin absoluto total es,
indudablemente, un fin último, mediato, términos que usamos con las
limitaciones expresadas. En cambio, el fin absoluto simplemente, no es un fin,
ni último ni mediato; puede estar aquí o allá, ser de hoy o mañana. Pero esta
características no afectan su calidad de fin absoluto, su perseidad diríamos,
pues su condición de absolutidad lo contrapone al fin relativo, del cual se
diferencia en que no es instrumental, no es medio para otro, no sirve a otros
fines, no es absorbido en otra clase.” 90
En este contexto podemos preguntarnos: ¿qué clase de fin es el Bien platónico? Según
lo datos que hasta aquí tenemos, parcialmente, podemos concluir que si pretendiésemos
adjudicarle al Ser la perfección de Bueno como pretendió Platón, tal vez deberíamos
entenderlo como fin absoluto total; y a las especies o Formas como fines absolutos
simplemente. Pero continuemos con el texto:
“Los bienes, como hemos dicho, son fines. En cuanto tales, son
absoluto totales, absoluto simplemente y relativos, sin que la distancia entre en
esta clasificación. Bien absoluto o Bien objetivo es Dios mismo, y no hay otro;
bienes absolutos simplemente son aquellos que son per se, que subsisten por sí
mismos, como subsiste una substancia completa; bienes relativos son todos
aquellos que poseen una estabilidad no necesaria, porque son instrumentales.
El Bien absoluto total es uno y único, pero no así los absolutos
simplemente…” 91
90
DE ANQUÍN, NIMIO; op. cit., págs. 6-7
91
DE ANQUÍN, NIMIO, op. cit., págs. 7-8
62
Y más adelante:
Luego, continuamos preguntándonos: ¿este Dios del que habla, Dios mismo, es la
Divinidad al modo como la entiende el pensamiento griego, o el Dios creador del judeo-
cristianismo? Como el Bien absoluto total es uno y único, se alude, pues, al primero y no al
segundo, a pesar de que postule –únicamente en la letra– la posibilidad de que exista el
allende del Bien absoluto total.
Ahora bien, precisar de qué manera este Bien absoluto total determinaría la acción
humana común (o política), tanto si existe en el allende como en el aquende, no es una
cuestión baladí.
Así es como, posteriormente, se advierte una manera entre otras de participar el ente
en el Ser: en cuanto sienta “bien” su morada en la unidad, y que para el hombre significa
unidad de su especie o raza y, por añadidura, libertad.
Por todo esto, no podemos hablar aquí de una relación analógica entre los entes y el
Ser respecto de su calidad de bueno, porque éste no lo es ni lo puede ser. Solamente dentro
del creacionismo, el hombre en su acción como moral, se relaciona analógicamente con la
92
DE ANQUÍN, NIMIO; Jerarquía de los bienes (En el orden político, jurídico y económico); op. cit., pág. 8
63
El hecho de que Nimio de Anquín hable “desde un punto de vista creatural”, hace que
el objeto o el Fin del acto religioso no quede encasillado en una “fenomenología de la
religión”. A diferencia de la acción del hombre político, la acción propia del hombre religioso
intuye el Bien, pero en su sentido trascendente. La intencionalidad del hombre que se percibe
creatura trasciende la explicación racional y no deja que su entidad individual se reduzca al
Destino común a todo ente inmanente a la physis. Y yendo más lejos, el hombre que se
percibe con lo Divino, creatura que realmente se relaciona (el de la relatio realis) con la
Divinidad es el que se siente amado por ella, en su individualidad concreta, y desde la
eternidad. Así es como éste al summun bonum, o el Bien, lo acepta de manera inmediata:
93
“El hecho religioso” como “la más importante connotación de la conciencia moral: es la impresión de lo
divino”. “19º) La característica de lo divino es ser una impresión de algo como su fuese natural: es un algo
divino.” DE ANQUÍN, NIMIO; Encaminamiento-Conciencia, en ARKHÉ, 2º Serie – Año II – Fasc. Segundo,
Córdoba, 1965, págs. ; o en Escritos Políticos, Instituto Leopoldo Lugones, Santa Fe, 1972, pág. 73
94
Véase DE ANQUÍN, NIMIO; Escritos Políticos, Instituto Leopoldo Lugones, Santa Fe, 1972.
95
DE ANQUÍN, NIMIO; Filosofía y Religión, en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser naci-ente,
Editorial Gredos, Madrid, 1962, pág. 212
64
del Amor-Dios; tornando un tanto confuso aquellos raciocinios ónticos que, hasta el
momento, se han deslindando en relación al Ente emergente.
Tal vez, la confusión se disuelva un poco si distinguimos el ámbito del Ser y de Dios,
sólo por las facultades diversas de la conciencia, las cuales cada una se diferencia en su
capacidad de albergar a su Huésped correspondiente. Al Ser se lo señala como
Protointeligible en el instante inmediato del despertar la conciencia y, luego, racionalmente se
explica el ente; así, por la inteligencia el hombre es “capaz entis”. En este orden, el Ser es un
valor en cuanto Inteligible.
Quizás, sí experimentar religiosamente algún tipo de unidad con la idea de Dios, como
portadores de ‘lo santo’, pero participando de ella misma, en una frágil mediación analógica.
96
DE ANQUÍN, NIMIO; Encaminamiento-Conciencia, op. cit., págs. 148-149; o en Escritos Políticos, op. cit.,
pág. 79
97
DE ANQUÍN, NIMIO; Presencia de Santo Tomás en el pensamiento contemporáneo, Ediciones Hostería
Volante, La Plata, 1964
98
“El sujeto religioso acepta, sin razonar necesariamente, la existencia de algo y se dirige a él. (…) Pero la
aceptación supone un aceptado, algo que es presentado al aceptante. ¿Quién es este aceptado, este presentado?
Es un ser que decide mi aceptación. En el acto religioso, el ser es la Divinidad. Luego la Divinidad está antes
que el acto religioso de aceptación. Y la Divinidad, ¿de dónde procede? ¿Acaso de un acto de inteligencia? Tal
vez así sea, pero conformémonos con decir que está puesta ante el hombre religioso, que la acepta por un acto
de voluntad.” DE ANQUÍN, NIMIO; Filosofía y Religión, en Ente y Ser. Perspectiva para una filosofía del ser
naci-ente, op. cit., págs. 203-204
65
Y cuando el asentimiento a “un algo como si fuese divino” es absoluto, puede extrañar a la
conciencia y convertirla en sierva de una dación negativa a sí misma y a toda presencia.
Nuestro mundo, en el que nos vemos arrojado99, acusa éste principio óntico que niega
la presencialidad de toda forma negativa al ente, al manifestar claramente la ineficacia en la
vida humana de lo suprasensible y de “lo santo” como negatividad pura. Las manifestaciones
en la que se halla inmersa la conciencia inhabitada por el Ser eterno, hoy revelan una situación
que desde un horizonte particular puede considerarse como miserable por carecer se toda
manifestación efectiva de lo suprasensible en cuanto valor. Cuando lo Inteligible no es un
valor carece de efectividad real para la vida humana; y cuando se es incapaz de impresionarse
naturalmente ante “un algo” y percibirlo “como si fuese divino” y objeto de Sumo Valor, se
vive en tiempos de profunda miseria:
“La ausencia de Dios no solamente significa que los dioses y Dios han
huido, sino que el resplandor de la divinidad se ha apagado en la historia
universal. El tiempo de la noche universal es el tiempo miserable del que habla
el poeta, tiempo que cada día se tornará más miserable aún. Lo es tanto, que
ya ni siquiera puede advertir la ausencia de Dios en cuanto ausencia.” 100.
99
DE ANQUÍN, NIMIO; Derelicti sumus in mundo, op. cit., págs. 959-967; o en Ente y Ser. Perspectiva para
una filosofía del ser naci-ente, op. cit., págs. 29-38
100
DE ANQUÍN, NIMIO; Corto comentario al “Wozu Dichter?” de Hölderlin. Recensión del título de Doctor
“Honoris Causa” de la Universidad de Maguncia, Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Filosofía.
Instituto de Metafísica, Córdoba, 1952, pág. 5. Cabría aquí preguntarse si la ausencia de lo suprasensible de la
que habla, lo es respecto de Dios creador o del Ser-Divinidad. En un cierto sentido, de ambos, porque lo
suprasensible no necesariamente tiene que ser una entidad metafísica, en sentido riguroso. Cfr. DE ANQUÍN,
NIMIO; ¿Es posible una metafísica? ¿Cómo se plantea “hoy” el problema de la metafísica?, en Ente y Ser.
Perspectiva para una filosofía del ser naci-ente, op. cit., en particular la pág. 87
101
“Esa asociación –la de la justicia y la caridad– sólo puede realizarse en las almas cristianas, porque fuera
del cristianismo no hay caridad. En las sociedades no cristianas la caridad no existe, porque la caridad es el
amor de amistad con Dios y a través de Dios, de amistad con el prójimo. La amistad con Dios ha sido instituida
por Cristo que es el Mediador, y donde falta este Mediador no puede haber caridad. Y por eso digo que en las
sociedades no cristianas la caridad no existe.” DE ANQUÍN, NIMIO; La justicia no cristiana, en Ediciones de
“Afirmación Cristiana”, Fasc. II, conferencia pronunciada el 21-XI-1942 en L.S.2. Radio Prieto, en la audición
“Seamos más argentinos”, Buenos Aires, 1942. A propósito de esto, dice MÁXIMO CHAPARRO: “No se trata
de la amistad como virtud personal, sino como virtud política (relación de los ciudadanos entre sí, de la ciudad
66
autenticidad como entes del Ser, en otros términos, en la medida en que políticamente
actuemos en vista al Bien Común, que es racional, que es natural al ente. Aún, la
manifestación sublime de lo suprasensible quedaría reducida al mundo inmanente de las
especies; y, pues, en el principio de toda filosofía y de todo epos, subyace el Ser-Uno
protointeligible.
con otras naciones)”, en El hombre y el mundo cultural griego, texto inédito, Santa Fe, 1900, pág. 26. Aún el
amor Platón lo entiende en su relación con la virtud (areté): “Es bello amar cuando la causa es la virtud”.
PLATÓN, Banquete
102
DE ANQUÍN, NIMIO; Corto comentario al “Wozu Dichter?” de Hölderlin. Recensión del título de Doctor
“Honoris Causa” de la Universidad de Maguncia, op. cit., pág. 5. Rescatamos esta última afirmación: Nada,
significa aquí ausencia de un mundo suprasensible y necesario. Como arriba veíamos, la Nada no es sino una
vivencia desdichada de la consciencia subjetiva.
103
DE ANQUÍN, NIMIO; Recensión de “Die grossen Dialekthiher der 19 johrhunderts (Los grandes dialécticos
del Siglo XIX). Hegel, Kierkergaard, Marx” de ROBERT HEISS, op. cit., pág. 254
67
presencia del Ente, de las cosas y que vivamos connaturalmente -“en la carne y en el
espíritu”- con ellas. Acarrea la eliminación total de las mediaciones noéticas negativas como
existenciales del ser-en-el-mundo del hombre. Cualquier sistema de pensamiento, cualquier
idea política, cualquier credo que postule y pretenda explicar y regular la vida, a las cosas y al
hombre, fundándose en una realidad negativa no puede seguir en pie. Desde este horizonte
entendemos la simpatía que le despertaba a Nimio de Anquín el positivismo en el
pensamiento argentino104.
No viene mal aquí señalar a una cierta interpretación del pensamiento platónico dada
por el mismo De Anquín, y que tiene que ver directamente con este tema. Para el filósofo
cordobés, Platón es ininteligible sin su acervo mítico. Lo mítico torna a Platón “un
abismo”105. La recuperación del mito, por parte de éste, da cuenta de su necesidad de
demostrar que en el reino de las ideas, lo suprasensible es conceptualmente inaprehensible.
104
DE ANQUÍN, NIMIO; Lugones y el ser americano, en ARKHÉ, Segunda serie – Año I – Fasc. Único,
Córdoba, 1964, págs. 76-77; o en Cuadernos LEOPOLDO LUGONES, Publicaciones del Instituto de Estudios
Lugonianos, Nº 1, Córdoba, 1980, pág. 10
105
CHÁVEZ, FERMÍN; Actualidad de Nimio de Anquín; en HECHOS E IDEAS, Tercera Época, Año XXII –
Nos. 23/24, Buenos Aires, 1995, pág. 164. Como gusta de citar un querido amigo del Centro de Estudios de
Nimio de Anquín (CENDA), lector asiduo de Platón, traemos a colación aquí un pasaje de Fedón que corrobora
el alcance y las limitaciones de las razones dadas por la dialéctica así como también de la recuperación del mito;
en referencia a la demostración de la inmortalidad del alma, Sócrates dice: “Ahora bien, el sostener con empeño
que esto es tal como yo lo he expuesto, no es lo que conviene a un hombre sensato. Sin embargo, que tal es o
algo semejante lo que ocurre con nuestra alma y sus moradas, puesto que el alma se ha mostrado como algo
inmortal, en sí estimo que conviene creerlo, y que vale la pena correr el riesgo de creer que es así. Pues el
riesgo es hermoso, y con tales creencias es preciso, por decirlo así, encantarse a sí mismo; razón ésta por la
cual me estoy extendiendo yo en el mito desde hace rato.” PLATÓN, Fedón, op. cit., 114 d, pág. 140. Después
de todo, no podemos olvidar que en República, insistentemente de afirma que la Idea del Bien no es un
inteligible y que supera a la Verdad y a la Belleza en sí. Cfr. Repúblca, Libro VI, 507a-509b.
68
asomarse al verbo que nutrió la inteligencia del más eminente de los griegos. Y
las reservas en que abundas los Diálogos las interpretamos, desde nuestro
punto de vista, con la doctrina del Cratilo: es más seguro conocer las cosas en
sí mismas que conocerlas a través de sus nombres, porque el sabio prefiere
llegar directamente a la verdad que por medio de las imágenes que la
representan; tarea, quizás, irrealizable, pero cuyo enunciado nos enseña el
único camino que lleva al conocimiento adecuado de la realidad. Demasiado
consciente entre la desproporción del verbo de la inteligencia y la palabra del
discurso, Platón no pretendió legar un sistema cerrado que fuese la expresión
total de su pensamiento. Sus doctrinas de los nombres nos ofrece un canon
para una estimación de toda su filosofía, la más poderosa dicción de la
inteligencia griega.”106
Pero, aún más, por medio de lo mítico se rescataría la vida religiosa, tanto el de la
mística como el de la “polis religio”, así como también se salvaría a la vida ética del pueblo
griego, y, por lo tanto, los “principios” éticos que exige el relato mítico. Así, en Platón lo
mítico-religioso manifiesta de hecho la íntima relación entre el acto moral, la creación
artística y la vida religiosa.
106
DE ANQUÍN, NIMIO; Nota preliminar a una filosofía de la inteligencia, op. cit., págs. 18-19
107
DE ANQUÍN, NIMIO; El problema de la desmitologización, en ARKHÉ, 2º Serie – Ano I – Fasc. Único,
Córdoba, 1964, pág. 33
69
mundo pre-humano, sin ser anti-humano y por ello es humano. Estando pues,
en la línea de lo humano tiene una religación necesaria con éste y es religión.
Como lo hemos explicitado en otra parte –en Ente y Ser, pp. 203-217, el título
Filosofía y Religión–, esta religión (religión = relación), es relación con, no
relación a y en cuanto tal, es natural.”108
Es el impulso teleológico del eros que como deseo y fuerza elemental desprovista de
toda razón domina y encamina al alma hacia la Idea soberana del Bien, manifestándose así la
sublimidad del Ser. Con este hecho intentamos comprehender la asociación que se hace entre
ambos, es decir, entre el eros y la Idea del Bien. El alma bella, como decir, el alma del poeta,
puede ser la manifestación de la inteligibilidad elemental del Ser, y aún más, puede acontecer
a través de ella –del alma– las primeras manifestaciones de la presencia. Es así que podemos
hablar de una participación particular y propia del artista en las esencias que eónicamente110
se “revelan” constituyéndose en los signos y en las representaciones específica que la
conciencia haya al momento de interpretar la realidad. El reino de la inteligibilidad del Ser, el
de las formas o especies, arrebata al alma del artista y la sumerge en una locura (maniké)111
poética, para manifestarse a través de ella en su creación. Ésta es la acción del eros y así
participa el poeta poseído de lo inteligible. Participación que, para Platón, también puede
alcanzar el filósofo luego de un proceso de develamiento costoso, recorriendo “una
108
NIMIO DE ANQUÍN, op. cit., pág. 23
109
“Die veritas in essendo, das heist die metaphisische Wahrheit, ist nicht-entborgen, - nicht aber für uns
sondern für Gott. Analogice gibt es auch das ‘Nicht-entborgene’ in der Kunst”; NIMIO DE ANQUÍN, Ente y
Ser. Perspectivas para una filosofía del Ser Naci-ente, op. cit., págs. 49-50, (el subrayado es nuestro). Pues bien,
como se dirá en el Fedro: éstos son “los que saben a cerca de lo bello”.
110
Cuando hablamos de la “manifestación eónica” de la realidad inteligible, lo decimos a la luz de “La argentina
en el nuevo eón del mundo”; DE ANQUÍN, NIMIO; en Escritos Políticos, op. cit., 1972. Cfr. también “La
sentencia de Anaximandro”, de HEIDEGGER, M.; en “Caminos de bosque”, Alianza Editorial, Madrid, 2005,
págs. 239-277. Véase también: BUELA, ALBERTO; El eón en Scmitt y De Anquín, Altar Mayor N° 83, Madrid,
2002; o en http://www.hermandaddelvalle.org
111
PLATÓN, Fedro, Ed. Aguilar, Biblioteca de Iniciación Filosófica, trad. MARÍA ARAUJO, Buenos Aires,
1962, 244b-245b, págs. 59-61
70
En este acto, no hay una ruptura en la asociación natural que mantiene la realidad que
busca manifestarse con la manifestación en sí, sino que, por el contrario, una continuidad. No
hay una ruptura que implicase algún tipo de donación de alguna cualidad del Ser como
substancia individual a otra -como ser su creatura- que la aceptase libremente, ya que ni Dios
es participable, ni el ente libre.
Si para don Nimio, son los filósofos y los poetas los encargados de manifestar en lo
sublime lo suprasensible, deducimos que sólo lo dice en la reducción a las formas (especies)
inmanentes. Y, pues, en el principio de toda Filosofía y de todo epos, subyace el Ser-Uno
protointeligible. El Inteligible como valor se da, también, en el “goce de las formas”.
En nuestro caso, como Argentinos y, por qué no, como Latinoamericanos, para Nimio
de Anquín, es su coprovinciano, Leopoldo Lugones, el poeta óntico113. Y con ello se dice,
también, el poeta nacional, sin más.
112
PLATÓN, Diálogos. Tomo IV. República, op. cit., LIBRO VII, 515e
113
Y aquí explica con precisión don Nimio lo que entiende por ontismo: “La reacción de ambos –de Empédocles
y de Lugones– es idéntica, y de aquí inferimos su parentesco espiritual y los incorporamos a los dos a lo que
denominamos ontismo, o sea consideración de la realidad del mundo de acuerdo a sus determinantes
intrínsecos, sin eficiencia y sin finalidad, es decir, en una inmanencia necesitante y deviniente. Lugones fue un
presocrático americano y no podía ser otra cosa, si era un poeta-filósofo auténtico (…) Pero sus poesías más
71
“… Nadie como él estuvo aquí más cerca del Epos, de la gran poesía
que es como la palabra de Dios, capaz de crear mundos desde la nada.114
Tal vez estemos yéndonos muy lejos, pero sostenemos, siguiendo el pensamiento de
Nimio de Anquín, en la medida de nuestras posibilidaddes, que desde un punto de vista
platónico, la presencia de Lugones sería como la manifestación de la participación real del
hombre en el Ser protointeligible. En este caso, dada como manifestación numinosa, por una
especie de enthusiasmós al modo en que Platón lo trata en Fedro y en Ion. Por que la
participación de los Entes en el Ser, es constatada por aquellos que pueden develar la
eternidad de la especie en el orden de las causas intrínsecas: “el hombre engendra al
auténticas – todas los son, unas más y otras menos – son las de la tierra y de la sangre, expresiones
profundamente ónticas…”. DE ANQUÍN, NIMIO; Lugones y el ser americano, op. cit., pág. 18
114
“Sabes que el concepto de ‘creación’ –poíesis– es algo muy amplio, ya que ciertamente todo lo que es causa
de que algo, sea lo que sea, pase de no ser al ser es ‘creación’, de suerte que todas las actividades que entran en
la esfera de todas las artes son creaciones y los artesanos de éstas, creadores o ‘poetas’”. PLATÓN, El
banquete, Ed. Aguilar, Biblioteca de Iniciación Filosófica, trad. LUÍS GIL FERNÁNDEZ, Buenos Aires, 1960,
506b, pág. 106
115
DE ANQUÍN, NIMIO; Lugones, poeta óntico, en Cuadernos LEOPOLDO LUGONES, Publicaciones del
Instituto de Estudios Lugonianos, Nº 1, Buenos Aires, 1980, pág. 19-20
72
Ahora bien, dada esta referencia a Leopoldo Lugones y la lectura que De Anquín haría
de él, no nos atrevemos aún a establecer algún tipo de asimilación que pretenda ser completa
entre la producción espiritual de cada uno. Aunque si consideramos la ya realizadas por
algunos de sus estudiosos, como ser Belisario Tello, amigo y discípulo de Nimio, del cual nos
parece interesante traer a colación su propia consideración al respecto. Veamos:
“Sin pretender borrar las diferencias que median entre la creación poética y la
especulación filosófica, consideramos que el uno es un pensador óntico, del
mismo modo que el otro fuera un poeta óntico; por eso, el primero postula
para la especulación filosófica lo que el segundo fuera para la creación
poética, convencido de que el ontismo es la única salida filosófica de
América.”118
116
Véase PLATÓN, El banquete, op. cit., 206a-207a, págs. 107-110
117
“Las grandes culturas son frutos de la vitalidad nacionalista y por eso toda gran cultura es patrimonio de los
pueblos imperiales, que tienen en el epos su expresión de la voluntad de poder, y en su lírica la dicción de su
alma ociosa en la contemplación, y en su teatro la exhibición de sus pasiones dominadas por la voz del Destino,
y en su historia la narración de sus mitos y sus glorias, nunca gratuitas y amasada siempre con la sangre y con
la tierra.” DE ANQUÍN, NIMIO; Discurso. Pronunciado el 23 de Noviembre de 1966 en la Cena Restorán
Retiro, en Escritos Políticos, Instituto Leopoldo Lugones, Santa Fe, 1972, págs. 91. Y más adelante, en pág. 94:
“Evoco en este momento la figura inconmensurable de Leopoldo Lugones quien, a vosotros los orgullosos
provincianos nacidos y crecidos en áspero suelo, nos ha dejado en ‘La guerra gaucha’ –que en propiedad
debería llamarse ‘guerra criolla’ – el modelo homérico de nuestro destino. La ‘Guerra gaucha’ o ‘criolla’, digo,
y no el ‘Martín Fierro’, que no es épico sino romancesco, –romance de ‘ave solitaria’– sin sentido social y
exaltadamente individualista. En cambio el criollo, el campesino o montañés de tierra adentro, es hombre de
hogar, religioso, con familia organizada, y que lucha no por sí sino por su patria, como los de la Vuelta de
Obligado; inserto en una polis por la cual conscientemente combate y rinde su vida. Personalmente, me inclino
a ver en el Martín Fierro un mito individualista, creado por el liberalismo iluminista.”
118
TELLO, BELISARIO D.; El ontismo de Nimio de Anquín, op. cit., págs. 186-187
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CONCLUSIÓN
Luego nos quedaba por ver si aquella afirmación es proferida desde un “punto de vista
creatural”. Y evidentemente, sostenemos que lo hace desde un punto de vista tal, dada la
inhabitación de Dios Padre creador. Que al parecer, en el caso de Nimio, habita más por una
intencionalidad total de la conciencia, que se transformaría en intencionalidad del Ser,
manteniendo en suspenso la aprehensión de lo que lo trasciende (en una especie de “metábasis
allo genos”, de traspaso de un género a otro, al modo de Tomás con su separatio); y no se
trata tanto de una inhabitación a partir de una dación negativa, propia de la conciencia
anonada o desdichada.
También, nuestro esfuerzo por explicar qué entiende el filósofo cordobés por
“inhabitación” intenta demostrar que puede hablar desde un punto de vista creatural porque
sólo el Ser eterno como huésped de la conciencia requiere de la presencia para constituir una
inhabitación. Es así como la afirmación de Nimio de Anquín se la explica por la inhabitación
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de Dios creador asentido a partir de una experiencia subjetiva que atraviesa el hombre en su
despertar (aunque, al parecer, no tanto una experiencia desdichada, como se vio).
La experiencia por la que atraviesa el hombre actual, por la que atravesamos nosotros,
manifiesta con claridad que ya no vivimos como vive el cristiano medieval bajo el amparo
personal de Dios, ni podemos amar como el santo ama a Dios y a sus “hermanos”. Y, además,
el Caso nuestro es el del alboroto y locura de las cosas individuales, de las realidades
atómicas y clausas, que no pueden obrar hacia un mismo fin, a un bien común, ya que escasea
la capacidad de admirarse de la Presencia (única totalidad mentada) y despertar.
BIBLIOGRAFÍA
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