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ner las buenas relaciones con Egipto. numerosas tablillas antes de que se comprendiera que se trataba de la co-
rresponde~~i~ diplomática d~ Amenofis III y de Amenofis IV con los s~
Thutmosis IV beranos asiáticos. Las cartas de Tell-el-Amarna nos enseñan, entre otras
cosas, que Mitanni y Egipto mantenían buenas relaciones, lo cual confir-
Amenofis 11 reinó durante veinticinco años, desde 1450 a 1425. Fue
sucedido por su hijo, Thutmosis IV, cuyo reinado, bastante breve
man los «escaraba'os conmemor'» encionan la llegada gi~
10 e irgippa, hija de Sutarna, príncipe de Naharina ifanni), «acom-
(1425-1417), fue relativamente apacible, destacando únicamente algunas
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pañada por 317 mujeres»; por el contrario, las relaciones son tensas con
pequeñas campañas en Asia y en Nubia. A este rey debemos el mayor obe_
el rey de Babilonia, que se queja de no tener noticias de su hija, que tam-
lisco conocido (32 metros), que en la actualidad se alza en Roma, delante
bién había sido enviada a Egipto; también sabemos que Asiria se convir-
de San Juan de Letrán, después de haber sido erigido en Kárnak. Pero
tió en vasallo del Mitanni. El principal interés de estas cartas reside en
el principal mérito de Thutmosis IV es el haber sido padre de uno de los
\:S más grandes faraones egipcios, Amenofis III (1417-1379).
que muestran, por un lado, la complejidad de las relaciones diplomáticas
en Oriente Medio a partir de mediados de la dinastía XVIII, y, por otro,
que los intercambios comerciales son la base de las relaciones entre las
El apogeo bajo Amenofis III
diferentes potencias. De este modo, Babilonia suministraba a Egipto ca-
Amenofis III era hijo legítimo de Thutmosis IV y de la reina Mut~ ballos y lapislázuli, mientras que Chipre le proporcionada cobre. A cam-
muia, a la que hasta hace poco se creía de origen mitano debido a la erró- bio de sus productos y de su alianza, todos los asiáticos pedían oro a Egip-
nea interpretación de una carta de Tell-el-Amarna. Aunque los faraones to. Está claro que los territorios sudaneses fueron los que proporcionaron
abrieron sus harenes en no pocos casos a las princesas extranjeras -lo a Egipto los medios para intervenir en Asia: recursos minerales -espe-
cual formaba parte del juego diplomático habitual-, Mutemuia no era cialmente oro- y hombres. Debemos incluso preguntarnos si la despobla-
~ más extranjera que Tiyi, esposa del propio Amenofis I1I, o Nefertiti, es- ción de Nubia, a partir de la segunda mitad de la dinastía XVIII, no se
posa de Amenofis IV. produjo por la exagerada explotación del país, a consecuencia de la polí-
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Los treinta y ocho años de reinado de Amenofis Ill marcan el apogeo tica asiática, más que por un hipotético descenso del nivel del Nilo que
de la civilización egipcia fkl Imp([i0?mevQ.;¡ Aprovechando la continua habría provocado el declive de la agricultura nubia,
acción militar de Thutmosis III y e menofis 11, Egipto se toma un res- En cualquier caso, tras la campaña nubia del año quinto, el reinado
piro y, por decirlo de algún modo, vive del prestigio adquirido. Una bre- de Amenofis III es pacífico. Asistimos, pues, a un desarrollo de la civili-
ve campaña en Nubia, a comienzos de su reinado, basta para demostrar zación egipcia que puede y debe ser comparado al que se habría produ-
su fuerza. En el resto de su reinado, Amenofis Ill prefiere recurrir a la cido en el Imperio Antiguo y en el Imperio Medio. Incluso se ha llegado
diplomacia en vez de la fuerza. Las alianzas con las familias reinantes de a escribir lo siguiente: «Si sólo se juzgara el reinado de Amenofis In por
los grandes estados vecinos sustituyen a las expediciones militares. A de-
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las obras de arte que nos ha legado, nos sentiríamos tentados a con side- /'
cir verdad, las «mujeres» que el faraón pide a los soberanos del Mitanni, rarlo como el reinado más grande de la historia de Egipto» (1. Vandier),
de Babilonia y de Arzawa, por jem si uen siendo «esposas secun- opinión que también suscribimos nosotros.
darias». La «gran esposa real», iyi, es egipci aunque ni siquiera es de
sangre real; las mujeres extranjer s, como a joven princesa mitania Ta-
dughepa, sólo están allí para dar fe a sus respectivas familias de la buena 4. La crisis amarniense y e/final de /a dinastía XVIII (1379-1314)
voluntad de Egipto para con ellas y a la inversa.
~~ En Asia, la situación evoluciona, y podemos preguntarnos si ante las Problemas sucesorios
tormentas que se avecinan, Egipto podría mantenerse firme, puesto que.
pese a la infatigable actividad de Thutmosis III y de Amenofis 11, sólo Cuando Amenofis III desaparece hacia el año 1367, su hijo Ameno-
había conseguido, y a duras penas, crear una esfera de influencia, con- fis IV le sucede sin dificultad. No obstante, el problema de una corregen-
tinuamente discutida por las potencias y ciuda ., icas. Desde los cia más o menos larga de los dos faraones sigue siendo objeto de contro-
comienzos del reinado, los hititas, al mando d Suppiluliu inician las versia, ya que hay dificultades para determinar los lazos familiares que
hostilidades contra Mitanni al que Amenofis III en ' i ente egip- unían a los últimos faraones de la dinastía XVIII. Al parecer, Amenofis
cio. Esta lucha acabará con ~ derrota de Mitann~ria hititc;;, . IV no tuvo descendiente varón; ahora bien, después de él todavía reina-
La situación en Asia es relativamente bien conocida gracias a un I~ rOn otros tres Thutmosis: Semenkhare', Tutankhamón y Ay. Una expli-
portante descubrimiento arqueológico: en 1887, una campesina encontro cación de esta sucesión es que Semenkhare' y Tutankhamón estuvieran
en las ruinas de Tell-el-Amarna, unas «tablillas» con textos cuneíforrnes casados con las hijas de Amenofis IV, las cuales, siguiendo la costumbre
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.>r- .kUtA- ~ U~
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de Nefertiti; por otro, también había participado en la herejía amarniense
Después de la muerte de Akhenatón, el poder pasa a menos de T -en un principio se llamó Paatonemheb- y puede dudarse que fuera el
tankhamón, que al parecer es hijo de Amenofis III y de Tiyi (o Sitamón responsable de la persecución que siguió. Quizá fuera elegido corregente
como Semenkhare', al cual se parece físicamente, como lo ha demostrad por Ay y confirmado como soberano por un oráculo de Amón. Durante
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ya se adivinan los gérmenes de la decadencia que se inicia con los Ram, Egipto y el rey se ve obligado a llevar a cabo una campaña contra los ti-
sés. Horemheb fue enterrado en el Valle de los Reyes, no lejos de las tum, bios. Además, confirma el dominio egipcio sobre Nubia, muy por encima
bas en las que fueron enterrados o reenterrados los soberanos de la éPoca de la tercera catarata, en donde prosigue la extracción de oro.
amarniense. Sethi I fue uno de los faraones constructores de Egipto, por encima
de su sucesor, Ramsés 11. No obstante, su reinado fue demasiado corto
para poder finalizar todas las grandiosas construcciones que había comen-
5. El advenimiento de los ramésidas y los comienzos de la zado; muchas de ellas serán acabadas por Ramsés 11. Los relieves del tem-
dinastía XIX (J 314-1235) plo de Abidos y las pinturas de su tumba -la mayor de todas las del Valle
de los Reyes- demuestran la calidad del arte en esta época.
En realidad, Horemheb no pertenece ni a la dinastía XVIII ni a la XIX
que le va a suceder; pero Manetón lo sitúa entre los Thutmosis, inmedia- Ramsés 11
tamente después de Amenofis 111, como si Akhenatón, Semenkhare', Tu-
tankhamón y Ay no hubieran existido. Siguiendo a Manetón, los historia- El acontecimiento interno más importante del reinado de R~a
dores hacen comenzar la dinastía XIX con el reinado de Ramsés 1 (1301-1235), ~s, sin ~uda, la in~tala~,ión de la residencia .real ~n ~elt
(1314-1312). oriental, en Pi-Ramsés, La localización de esta nueva capital sigue ndo
objeto de discusión, aunque parece verosímil que ocupara el emplazamien-
Ramsés I to de la actual Khatana-Kantir más que el de Tanis, la actual San-el-Hag-
Horemheb, que no había tenido descendientes, designa rápidamente gar, como durante mucho tiempo se pensó. Antes de abandonar Tebas,
Ramsés 11procedió al nombramiento de un nuevo gran sacerdote que es-
para sucederle, haciéndole corregente, a uno de sus compañeros de ar-
tuviera al frente del clero de Amón. Era éste un cargo demasiado impor-
mas, Pa-Ramsés, oficial re enganchado y algo más joven que él mismo.
tante para estar en manos de un hombre que no fuera seguro. Nebunef,
Este «capitán de arqueros» llegó a general y, más adelante, a visir; tenía,
que fue el designado para esta misión, permaneció fiel al rey y le mantuvo
pues, experiencia tanto militar como administrativa. Al acceder al trono
al margen de toda preocupación que tuviera que ver con el Alto Egipto.
cambió su nombre por el de Ramsés-Meriamón (amado por Amón). Era
.hijo de un militar, también «capitán de arqueros», oriundo del Delta orien- El cambio de la capital es consecuencia de la evolución de la coyun-
tura exterior. Por el Oeste la frontera del Delta presentaba cada vez más
tal, lo cual explica el nombre de Sethi que llevan tanto el padre como el
peligros. Desde el comienzo " msés 11 se ve obligado a
hijo de Ramsés 1. Este nombre, asociado con el nombre del dios Setekh,
rechazar una incursión de os iratas arden recursores de los «Pue-
lo transcriben los griegos como Seth. Tanto Ramsés como su hijo Sethi
....QJosdel MaQ> que amenazara a gipto en e srguien e rema o. os shar-
-el futuro Sethi 1-, habían gobernado la fortaleza que protegía a Egipto
den son derrotados e incorporados al ejército egipcio en el que pronto
de los asiáticos e, indudablemente, Horemheb lo eligió por sus cualidades
van a formar el núcleo de la guardia real. Para protegerse de Libia, Ram-
militares, independientemente de los vínculos de amistad que ambos pu-
sés II construye una fortaleza cerca de el-Alamein, donde se ha encontra- '-l
dieran tener.
A la muerte de Horemheb, Ramsés 1 era ya un anciano; también se
valió, desde su acceso al trono, de su hijo Sethi que ya había alcanzado
los cincuenta años. Sethi I (1312-1298), se convirtió de este modo en he-
do una estela con su nombre.
. Sin embargo, Egipto desea controlar sobre todo la situación en la le-
jana Asia; sin duda, la presencia real en Pi-Ramsés facilita las operacio-
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nes militares. En Siria, bajo el mando del rey Muwatalli, los hititas reem-
redero designado y la sucesión tuvo lugar sin incidentes, tras el corto rei-
~rendieron su avance hacia el Sur. En Kadesh, con cuyo príncipe man-
nado de Ramsés 1, que desapareció a comienzos del año 2 de su reinado.
tIenen una alianza, se enfrentan con el ejército egipcio. Las operaciones ~
militares, dirigidas por el propio Ra ' , son . s minuciosamen-
Sethi I te en un conocido texto literario, 1 Poema de Qadesh. batalla, según
Las campañas militares de Sethi I restablecieron el poderío de Egipto el texto egipcio, habría sido una vic ona, osa que no parece probable. .,
t~
en Asia. Los bajorrelieves del templo de Kárnak reflejan los principales
acontecimientos de estas campañas, la primera de las cuales coincide con
el año en que llegó a ser rey. Sethi I parece haberse inspirado en las cam-
~fectivamente, ni siquiera cayó la ciudad de Kadesh y el ejército egipcio
ubo de retirarse apresuradamente.
Durante una gran parte de su reinado, combates esporádicos se suce-
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pañas de Thutmosis 111. Como aquél, se preocupó por asegurar la costa den en Palestina del Norte entre egipcios e hititas hasta que, en el año
de Palestina antes de penetrar en el interior; en Kadesh se enfrenta a los 21, Un tratado con todos los requisitos pone fin a estas hostilidades. La
hititas, pero el resultado fue indeciso. A partir del reinado de Sethi 1 la ~ersión hitita de este tratado ha sido encontrada en Bogazkoy; está escri-
frontera occidental del Delta empieza a ser motivo de preocupación para a en tabletas de arcilla, en cuneiforme babilonio. La versión egipcia es
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conocida por dos estelas erigidas en Tebas. Por los términos del tratado que este paí~ es mencionado, junto con Canaán, Ascalón y Gezer, en los
ambos países parecen haberse reconocido zonas de influencia. Palestina textos egipcios,
parece ser el dominio privilegiado de Egipto. Desgraciadamente, el texto No obstante, si la frontera oriental no ofrece preocupaciones a Mi-
no precisa los límites del dominio hitita en Siria.
neptah, no ocurre lo mismo con la frontera occidental. Desde la dinas-
Trece años después de la firma de este tratado, el consenso entre am-
tía XII y la campaña de Sesotris 1, los pueblos libios sólo figuraban en la
bos países es confirmado por el matrimonio de la primogénita del rey hi- memoria de las listas tradicionales que enumeraban a los enemigos de
tita con Ramsés I1, de edad ya avanzada. Hacia el final del reinado, la
Egipto en los muros de los templos. Durante cerca de ocho siglos, las re-
hija menor vendrá a Egipto, pero no sabemos si se trataba de una visita
laciones entre Libia y su poderoso vecino parecen haber sido pacíficas,
a su hermana mayor o era para formar parte del harén real egipcio.
limitándose a intercambios comerciales. Con los reinados de Sethi I y de
El larguísimo reinado de Ramsés I1, que ocupó el trono durante se- Ramsés I1, la situación en el Oeste de Egipto evoluciona rápidamente. A
tenta años, es indudablemente el que nos ha dejado más monumentos. las tribus de Tehenu y Temehu, que desde los comienzos de la época his-
~ Aunque con frecuencia, simplemente usurpó los monumentos de los fa- tórica ocupan los confines occidentales, se han unido, a partir del año
raones anteriores, incluso de los del Imperio Antiguo, sin embargo gran 1300, los invasores nórdicos: mashauash y libu, en un principio (que da-
~ parte de ellos son obra de Ramsés I1; una parte del templo de Abidos, el rán su nombre a la región libia) y, más tarde, los sharden y otros. Debido
Rameseo de Rebas, la gran sala hipóstila del templo de Amón de Kárnak a la turbulencia de los recién llegados, Libia se convierte en una fuente
y los dos templos hipogeos de Abu Simbel, actualmente desplazados, bas- permanente de peligro para Egipto.
tarían para consagrar a Ramsés II como uno de los grandes faraones cons- A comienzos del reinado de Mineptah, el jefe de las tribus libu, Ma-
tructores. rayey, parece encabezar un movimiento que se dirige a Egipto. No sólo
manda a sus propias tropas, sino también a los meskhenet y, con éstos,
a las gentes de Luka, Akiwasha, Tursha, Sharden y Sheklesh, tribus éstas
6. Aparición de los Pueblos del Mar y fin de la dinastía XIX indoeuropeas en su mayor parte, venidas del Norte y que de modo gené-
rico denominaremos como los «Pueblos del Mar». Resulta difícil no re-
Debido a la longevidad del rey, la mayoría de los herederos de Ram- conocer en estos nuevos nombres a 12.tlicios, agueos, sardos, sículos y ma-
sés 11 murieron, al parecer, antes que su padre. Fue el decimotercero de xoi de los autores clásicos; tribus que, al establecerse, no sólo van a dar
ellos, ya de considerable edad, el que con el nombre de Mineptah (o Me- su nombre a Libia, sino también a Licia, Cerdeña, Etruria y Sicilia. Se
'1:
renptah) accedió al poder. Con su reinado se inicia el declive de la dinas- trata, pues, de un movimiento étnico considerable que presenta un gran
tía XIX. peligro para Egipto, cuya frontera occidental, a pesar de los afanes de-
fensivos de Ramsés 11, carece de obstáculos en numerosos puntos.
ineptah y los Pueblos del Ma A partir del año 5 de Mineptah, las tropas libias, al mando de Mara-
yey, se encuentra ya en Egipto, cerca de la ciudad de Pi-ire, que creemos
Mine~ como el faraón del Éxodo, aunque en estaba cerca de Menfis aunque no conocemos su localización exacta. El
las fuentes faraónicas no hay nada que corrobore el relato bíblico. La mo- ejército egipcio, reunido por Mineptah apresuradamente, sale a su en-
mia del rey ha sido encontrada, con lo que el faraón no moriría en el mar cuentro y consigue inflingirles una severa derrota; si hacemos caso de las
Rojo persiguiendo a Moisés. Por otra parte, parece que Mineptah con- fuentes egipcias: 6.000 muertos y 9.000 prisioneros libios. Se detiene,
fiaba siempre la dirección de su ejército a sus subordinados, mientras él pues, el avance de los Pueblos del Mar, pero es tan sólo una tregua y pron-
permanecía en su residencia del Delta. Así, pues, no parece que partici- to volveremos a encontrarlos.
para personalmente en el acontecimiento más importante de su reinado: Cinco años después de esta victoria sobre los invasores libios, Minep-
la lucha victoriosa contra los «Pueblos del Mar», que penetraron en Egip- tah muere. Su reinado había durado algo más de diez años.
to tras haber ocupado Libia.
Cuando muere Ramsés II, el Imperio hitita parece haber sufrido pro-
Los últimos faraones de la dinastía XIX
blemas internos, quizá por la insuficiencia de las cosechas causada por las
incursiones de los Pueblos del Mar en su territorio. De cualquier modo, Tras los cuatro reinados brillantes y perfectamente conocidos de sus
no constituye ya un peligro para Egipto y Mineptah sigue tratando al so- Cuatro primeros faraones, la dinastía XIX se hunde en un período, si no
berano hitita como a un aliado, enviándole cereales para paliar las difi- de anarquía, al menos de oscuridad. Los sepulcros del Valle de los Reyes
cultades económicas. Así, pues, Asia está en calma y Egipto sólo ha de demuestran que al menos tres faraones reinaras después de Mineptah:
intervenir para reprimir una sublevación en Palestina que es nombrada Amenmes, Sethi 11 y Mineptah-Siptah, a los que hay que añadir una rei-
en una estela egipcia llamada Estela de Israel, ya que es la primera veZ na, Tausert, con la que, según Manetón, finaliza la dinastía XIX, y un usur-
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pador, Iarsu, que efectivamente detentaba el poder cuando fue derrocado Las campañas de Ramsés 111
por Sethnakht, fundador de la dinastía xx.
De estos diferentes monarcas sólo Sethi 11y, en menor medida, Mi- La campaña del año 5 es de carácter terrestre. Derrotados anterior-
neptah-Siptah eran legítimos; Amenmes, larsu y en cierto modo la propia mente por Merenptah, los libios se reorganizan e infiltran en el Delta en
Tausert, a pesar de que era de origen real, hija de Ramsés 11 o de Me- donde, más o menos, reconocen la autoridad del faraón. Es, pues, en te-
renptah, todos eran usurpadores. En la oscuridad pueden adivinarse com- rritorio egipcio, en la frontera occidental y cerca de una plaza fortificada
plots extranjeros. Bay, canciller que desempeña un gran papel en el acce- donde se desarrolla la batalla. El ejército extranjero, integrado por los
so al trono de Mineptah-Septah, probablemente fuera asiático; Iarsu, que libu, en cabeza de la coalición, los mashauash y seped, recién llegados, se
detentaba el poder a finales de este período, es palestino y como no se enfrenta al ejército egipcio, en el que también hay mercenarios sharden.
conoce su existencia más que por un solo texto, se piensa en la posibili- Los libios, derrotados, dejan 12.535 muertos sobre el terreno. No parece
dad de que él y Bay sean el mismo personaje. que el ejército egipcio, victorioso, aprovechara esta ventaja. Por otra par-
Los faraones de la dinastía XX sin duda exageraron la anarquía que te, se ha pensado que esta revuelta de los libios en el año 5, era el resul-
reinaba en Egipto después de la muerte de Merenptah. No obstante, sí tado de una maniobra desafortunada de Ramsés III, que había intentado
fue un período de decadencia, marcado por conflictos internos, como de- [mponerles un jefe, libio, pero educado en Egipto.
muestran los asesinatos cometidos en Tebas, incluso bajo el reinado de Tres años después, en el año 8 de su reinado, se cierne sobre Egipto
Sethi 11,que, a pesar de todo, fue el único monarca considerado legítimo una nueva amenaza: los invasores se dirigen a Egipto tanto por tierra
por las listas reales posteriores. como por mar procedentes, según los textos egipcios, de las islas del Egeo
y, sin duda, de las costas de Asia Menor. Se trata de un auténtico despla-
zamiento étnico, pues, junto a los combatientes, van mujeres y niños en
7. Los comienzos de la dinastía XX (J 200-1160): Ramsés III sus carros. La invasión, por una parte, sigue el corredor sirio-palestino en
dirección al istmo de Suez y, por otro, amenaza la costa nororiental de
Sethnakht, que inauguró la dinastía xx (1200-1198), tan sólo perma- ~ptQ Entre estotinvasores se observa la presencia de los dana -¿los
nece dos años en el poder; en seguida asocia al trono a su hijo Ramsés I1I, dánaos de la Ilíada? de los uauash, los sheklesh y, sobre toao, de los
cuya figura domina toda la dinastía. Durante los casi teinta y dos años Je er, que, según parece, formaban el corazón de la oleada. Los
que dura su reinado, el último gran reinado del Nuevo Imperio, Ram- pelese , con su casco adornado con plumas, no eran otros que los filisteos
sés III restablece el orden interno y, sobre todo, asegura la paz exterior mencionados por la I!fulia. El combate tiene dos frentes: la marina faraó-
~ al rechazar a los invasores que venían tanto del Este como del Oeste y "mca hende una trampa a la flota invasora y la destruye en una de las bo-
del Norte. Se trata de la última fase de la invasión de los Pueblos del cas orientales del Nilo, mientras que por tierra los egipcios derrotan a los
c; Mar, al menos en su forma activa. Las tribus extranjeras, derrotadas en coaligados en algún lugar hacia el Nordeste, bastante cerca sin duda del
el campo de batalla, se tomarán la revancha en los siglos siguientes. Infil- territorio egipcio. Tampoco esta vez aprovecharon los egipcios esta ven-
e trándose de forma pacífica en el país y echando raíces en él, llegarán, una taja y los filisteos o peleset, rechazad9oto, se instalaron en la cos-
vez egiptianizadas, a adueñarse del poder. ta asiática a la que dieron su nombre Pal . a.
Desde 1200 a 1160, aproximadamente, las fuentes históricas de Tres años después reaparece el pe 1 a parte occidental en don-
Egipto provienen fundamentalmente, por un lado, del templo funerario de, a pesar de las sucesivas derrotas infligidas por Merenptah y la de Ram-
y del palacio que Ramsés III se hizo construir en Tebas, en la orilla iz- sés en el año 5, los libios se reorganizaron una vez más, tras haber some-
quierda del Nilo, en Medinet Habu -uno de los monumentos mejor con- tido o destruido a las poblaciones indígenas tehenu. Son entonces los mas-
servados del valle del Nilo- y, por otro, de una serie de textos reales hauash los que a las órdenes de Meshesher, hijo de Keper, forman el grue-
escritos en papiros que datan de finales del reinado de Ramsés III Sodel ejército Jibio. Van armados con un nuevo tipo de espada que, ajuz-
y de comienzos del reinado de su sucesor, sobre todo el largo texto cono- garpor las representaciones de Medinet Habu, mediría entre 1,50 y 2 me-
cido con el nombre de Gran Papiro Harris, del nombre de su primer tros. A pesar de la superioridad de su armamento, los libios son derrota-
dueño. . dos y pierden más de 2.000 hombres, a los que hay que añadir casi 2.000
Estas fuentes de origen real son parciales y, concretamente en lo to- priSioneros, entre los que figura Meshesher, jefe de la coalición, que en
cante a la situación interna de Egipto, requieren una crítica. Respecto a v~,noes reclamado a Ramsés por su padre. También en esta ocasión el
la situación exterior, encontramos los hechos esenciales en los bajorrelie- ejercito egipcio estaba formado por mercenarios, filisteos sobre todo, que
ves de Medinet Habu: en el transcurso de tres campañas, en los años 5, I
habían sido hechos prisioneros en el año 8 e incorporados inmediatamen-
8 Y 11 de su reinado, Ramsés III derrota a las últimas oleadas de la inva- te a las tropas faraónicas.
sión de los Pueblos del Mar. Después de la victoria sobre Libia del año 11 de su reinado, Ramsés
'1
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111 no parece haber realizado ninguna expedición militar importante. Los Jlabu sólo son, en gran parte, una- prestigiosa fachada, las realidades que
bajorrelieves de Medinet Habu que aluden a lejanas campañas asiáticas se ocultan detrás de ellas son mucho menos brillantes.
son, al parecer simples copias de escenas tomadas del reinado de Ramsés De hecho, con la desaparición de Ramsés III (hacia el año 1160) se
11, al que Ramsés 111 quería emular. Si más o menos se mantiene cierta abre un largo período de crisis y de recesión que con justicia puede lla-
influencia egipcia en la parte cercana de Asia no es de ningún modo Com- marse el Tercer Período Intermedio.
parable a la existente en tiempos de los Thutmosis, y está limitada al bor-
de meridional de la zona sirio-palestina, Hay que destacar también que a
partir de ahora la costa está en poder de los filisteos y que Egipto ya no
CRONOLOGÍA GENERAL
la controla.
l
(dinastías XXI-XXIV)
senta el Gran Papiro Harris? Señalemos que en un mismo momento el rey, Dinastías kuchita y saíta: (dinastías XXV-XXVI) 715-525 a.e.
que aparentemente es capaz de transferir a los templos, con decenas de Primera Época Persa (dinastía XXVII)
miles de sacos, las rentas en grano del país, no puede sin embargo pagar Ultimas dinastías indígenas (di.nastías XXVIII-XXX) . 525-333 a.C.
cincuenta sacos de trigo que debe a los artesanos de Deir-el-Medineh que Segunda Epoca Persa y conquista de Alejandro:
preparan la tumba real. Por otra parte, el rey, que dispone despóticamen-
te de las riquezas del país, ve cómo su autoridad es escarnecida por un
simple visir, el de Athribis, que se sublevó. Finalmente, y sobre todo, una
serie de textos de papiros permiten entrever que ciertos complots minan I Para los períodos que van desde el Paleolítico hasta el final del Predinástico, las
el poder real dentro del propio palacio. El papiro judicial llamado de Tu- fechas se basan fundamentalmente en el procedimiento del e 14 calibrado. La mayoría
rín nos muestra, efectivamente, el informa sobre un caso criminal en el de ellas presentan un margen de error de 110-120 años.
que están implicados una reina, un príncipe real y altos funcionarios. Nu- 2 A partir de la época histórica, las fechas establecidas con el e 14 pueden contras-
merosas condenas a muerte, por suicidio impuesto, o atroces mutilacio- tarse con las que proporcionan las fuentes históricas (Papiro de Turín, Manetón, etc.).
nes ponen fin al proceso. Se ha llegado a creer incluso que Ramsés III La fecha 3150 tiene en cuenta la tradición y las nuevas fechas del e 14 calibrado fijan
había sucumbido realmente en el complot, pero el hallazgo de su momia el reinado de Narmer entre el3125 y e13100, aproximadamente. Sin embargo, Narmer
quizá no fuera el primer soberano egipcio, de ahí la fecha 3150 que deja espacio para
intacta parece descartar esta hipótesis.
al menos un predecesor.
El rasgo dominante de su reinado es indudablemente la importancia
J En el Imperio Antiguo las fechas son más seguras gracias a las distintas fuentes
creciente de los extranjeros dentro de la política y la administración de que nos permiten remontamos en el tiempo a partir de la fecha sotíaca -segura- del
Egipto. Ramsés III sofocó las invasiones nórdicas con el apoyo de los mer- año 7 de Sesotris III (= 1872 a.C.). No obstante, estas fechas, como todas las obtenidas
cenarios bárbaros. Si bien es indiscutible que el reinado de Ramsés III es de esta forma, tienen un margen de error de cuatro años.
todavía uno de los grandes reinados del Imperio Nuevo, hay que obser- 4 A partir del año 715, las fechas pueden ser controladas por numerosas fuentes
var que Egipto ya no es 10 que era a comienzos de este período. La be- egipcias y otras diversas. Ahora el margen de error es de un año.
lleza y la amplitud de las construcciones de los ramésidas en Medinet
l74 175
...-
-.J
0\
CUADRO 1
Principales yacimientos
Id. Id.
Id. Ateriense
45000-33000 Khargeh
Khormusiense (1) KhorMusa
45000-33000 Id. (Uadi Halfa)
Dongola (4)
..........................................................................................................................................................................................................
(') La capa de limo que a lo largo de milenios se ha depositado en el valle del Nilo durante la inundación anual hace que el fondo de este
valle sea inaccesible para las excavaciones. Por tanto estos períodos sólo son conocidos por los yacimientos que se encuentran bien en las «terra-
zas» del Nilo, en el Alto Egipto, bien en las alturas que están cerca del Valle (Abbasiyeh, Gebel Ahmar, Gebel Mokattam, Montaña tebana), o
bien cerca de las antiguas depresiones del desierto occidentallíbico (oasis de Dunkul, Khargeh, Dakhleh, Fayum). Finalmente, la reciente Cam-
paña de Salvamento de Nubia ha puesto de relieve numerosos yacimientos prehistóricos, sobre todo en territorio sudanés al norte y sur de
Vadi Halfa, yacimientos que han revolucionado nuestros conocimientos sobre el Paleolítico nilótico, de gran importancia para el origen del Neo-
Iítico y del Predinástico egipcios.
(') Las fechas que se dan son aproximadas. Se basan fundamentalmente en la tipología de los documentos Iíticos y en la datación de las capas
geológicas en las que han sido hallados. Incluyen, pues, amplios períodos que a menudo se superponen.
(') Con este término nos referimos al valle del Nilo desde Asuán hasta la confluencia de los Nilos Azul y Blanco en Jartum.
(') Del 33.000 al 25.000 aproximadamente, hay un vacío en la documentación, debido sin duda al azar de las excavaciones.
(') El término Halfiense es aplicado a una cultura paleolítica, perfectamente atestiguada entre Ballana, al norte de Vadi Halfa, y Gemai, al
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sur de la segunda catarata; el de Fakhuriense a una cultura muy cercana y contemporánea descubierta en el Alto Egipto .
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1. Narmer
CUADROIII. - Epoca tinita
1 dinastía (1):
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3150-3125
V. Den
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3080-3000
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IV. Uadjy
3100-3090
3090-3080
VII. Semerkhet
VIII. Qa 2950-2925
II dinastía, 2925-2700 (l):
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1. Hotepsekhemuy V. Senedj
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11. Nebre' VI. Peribsen
~ 11I. Nineter VII. Khásekhern
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! (') Gracias a numerosas fechas obtenidas con el procedimiento del C 14 calibrado, y
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tU a las duraciones del reinado indicadas por la Piedra de Palermo, el Papiro de Turín y
ti; o. Manetón, han podido establecerse las fechas de los reinados de los faraones de la 1 di-
~ <l nastía;no obstante, son muy aproximadas (cf. Fekri A. Hassan, Radio-Carbon Chrono-
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logr of Archaic Egypt, JNES, 1980, 39, 203-207).
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variosmonarcas que, como el rey Escorpión, habrían reinado tanto en el Alto como en
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(') La ausencia de fechas obtenidas con el C 14 no permite individualizar las fechas
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de los reinados de los faraones de la Il dinastía; su duración media parece ser la misma
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III dinastía, 2700-2625:
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VI. Shepseskaf
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~~ V dinastía, 2510-2460:
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1. Userkhaf VI. Neuserre'-Ini
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JII. Neferirkare'Kakai VIII. Djedkare'-Isesi
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178 179
CUADROV CUADROVI
Fin del Imperio Antiguo y Primer Período Intermedio (2460-2040) El Imperio Medio (2050-1785)
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Dinastía XI (final):
VI dinastía, 2460-hacia 2190:
V.Neferkare'- Pepi II 1. Mentuhotep II 2040-2009
1. Teti n. Mentuhotep III 2009-1997
11. Userkare' VI. Merenre' II
VII. Nitocris 11I. Mentuhotep IV 1997-1991
IlI. Merire'-Pepi 1
IV. Merenre' Dinastía XII-
l. Amenernmes I 1991-1962 V. Sesotris III 1879-1843
VII dinastía, 2190 (?)...?:
11. Sesotris 1 1962-1928 VI. Amenernmes III 1843-1797
Manetón atribuye a esta dinastía setenta reyes, los cuales habrían reinado durante 111. Amenernmes II 1928-1895 VII. Amenernmes IV 1797-1790
[setenta días! Probablemente no existera y, de no ser así, habría durado unos pocos IV. Sesotris 11 1895-1879 VIII. Sebeknefrure' 1790-1785
años o incluso meses.
I
V. Mentuhotep II
1. Meryt Hator (?) 1. Seuserenre'- Khian 111. Nebkhepeshre'-Apofis II
XV: {
II. Uahkare'-Kheti III 11. Auserre-Apofis 1 IV. Aasehre'
X III. Merikare' V. Aakenenre-Apofis III
IV. X ... (1)
XVI, llamada también dinastía de los «Pequeños hicsos», en el Bajo Egipto. Co-
(') El nombre de este rey, vencido por Mentuhotep II, no lo conocemos. nocemos los nombres de estos reyes principalmente a través de los escarabajos (cf.
Gauthier, Livre des rois d'Egypte, I1, 133 Y s., El Cairo, 1908).
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180 181
CUADROVIII
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