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Terapia Celos

Claro que sufres. No es agradable. Te comprendemos.

Los celos patológicos crean un enorme sufrimiento al que los padece y terminan
destruyendo a la pareja si no se pone remedio.

La ayuda psicológica es imprescindible en estos casos.

¿Sientes que no puedes controlar tus celos o crees que tu pareja es


desproporcionadamente celoso o celosa y tu relación está en peligro?

Podemos ayudarte a través de nuestra terapia para los celos.

Qué son los celos patológicos u obsesivos

Los celos son un sentimiento que aparece en mayor o menor medida en todas las parejas
y tienen su origen en el miedo a perder a la persona que amamos.

Los celos normales surgen como consecuencia del amor. Cuando los celos son
desproporcionados en intensidad, recurrentes o infundados hablamos de celos
patológicos.

Los celos patológicos tienen más que ver con la necesidad de control y la desconfianza.

Las personas que tienen celos obsesivos presentan unos altos niveles de ansiedad y
pueden sufrir síntomas depresivos.

Los celos patológicos crean una espiral destructiva en la pareja que conlleva el deterioro
de la misma y en muchos casos su disolución. De esta forma, el comportamiento del
celoso provoca lo que finalmente teme: la pérdida del ser amado.
Síntomas de los celos patológicos

Revisa si tienes alguno de los siguientes síntomas. Si es así y crees que tus celos pueden
destruir tu pareja, ¿Por qué no ponerle remedio antes de que sea demasiado tarde?

Imaginas frecuentemente a tu pareja con otra persona.


Tienes un miedo excesivo a perder a tu pareja.
Analizas el comportamiento de tu pareja buscando señales que confirmen o
desmientan una posible infidelidad.
Vigilas a tu pareja o vulneras su intimidad, por ejemplo mirando sus mensajes de
móvil o sus correos electrónicos.
Controlas en exceso y limitas el día a día y la vida de tu pareja.

Tratamiento para los celos de pareja y beneficios

Necesitas compañía. Te gusta tu pareja. Tanto que no sabes por qué has desarrollado
unos celos tan exagerados. Temes perderla. Te aconsejamos un tratamiento con técnicas
que acceden a las emociones que están grabadas en tu cerebro.
Gracias a las técnicas vanguardistas que utilizamos en El Prado Psicólogos, podrás:

Encontrar el origen de tus celos de pareja.


Superar el miedo a la soledad y al abandono.
Aumentar la autoestima y la confianza en ti mismo/a.
Descubrir que eres una persona única e irrepetible para sentirte merecedora del amor
de la otra persona.
Vivirás tu relación desde una posición de igualdad al comprender que la pareja no es
una propiedad y que merece libertad.
Aprenderás a confiar en la persona que has elegido como pareja.

Trataremos los celos patológicos desde el punto de vista de la terapia


racional emotiva (Albert Ellis, 2001).
En primer lugar, conviene distinguir entre los celos normales, que cualquier persona
puede sentir en un momento dado sin que suponga un problema, y los celos patológicos.

Los celos sanos consisten en una preocupación por la posible pérdida de una persona
amada o malestar por la relación real o imaginada que esa persona tiene con alguien
más.

Quienes sienten este tipo de celos prefieren que sus parejas permanezcan con ellos y no
desean que tengan una relación demasiado íntima con nadie más. Esto a veces causa
algunos problemas en la pareja pero no son demasiado serios ni producen un malestar
intenso a ninguno de los miembros de la pareja. Por el contrario, los celos patológicos
están acompañados de intensos sentimientos de inseguridad, auto-compasión, hostilidad
y depresión y suelen ser destructivos para la relación.

La diferencia entre ambos tipos de celos está en que en vez de preferir y desear que su
pareja esté sólo con él o ella, las personas con celos patológicos, están exigiendo o
demandando que su pareja no debe, bajo ningún concepto, implicarse emocional o
íntimamente con otras personas.

Al estar utilizando un pensamiento rígido, basado en exigencias absolutistas que no


admiten más posibilidad que el cumplimiento de sus deseos, estas personas perciben la
posibilidad de una infidelidad como algo terrible (siempre que exijas que algo tiene que
ser como tú quieres que sea, en vez de solamente preferirlo, considerarás horrible la
mera posibilidad de que no sea así). De este modo, vigilará cada gesto inocente de su
pareja hacia otra persona para tratar de prevenir e impedir que llegue a suceder eso que
considera tan terrible e insoportable.

En cambio, cuando una persona utiliza un pensamiento flexible, se dice a sí misma


cosas como "Deseo mucho que mi pareja esté sólo conmigo, pero es libre de elegir lo
que quiere, y si me deja será doloroso y frustrante pero no será algo terrible, ni
insoportable ni me matará".

La persona que piensa de este modo puede estar preocupada, pero no aterrorizada ante
la posibilidad del abandono ni necesitará estar constantemente en guardia por si sucede
eso tan temido.
En cambio, si está utilizando un pensamiento rígido y dogmático, creerá cosas como:
"Mi pareja no puede ni debe dejarme nunca bajo ninguna circunstancia ni tiene derecho
a hacerlo porque si lo hace me sentiré fatal y será terrible e insoportable. La persona que
piensa de este modo se sentirá muy ansiosa, insegura, deprimida, agresiva y
dependiente.

Por ejemplo, quien piensa que su valor personal -u hombría, en el caso de los hombres-
depende de que su pareja permanezca con él o ella, está creando una relación de
dependencia que lo mantendrá continuamente ansioso pensando en lo horrible y
humillante que sería que su pareja lo dejara; mientras que si piensa que su valor como
persona no tiene nada que ver con eso (es decir, utiliza un pensamiento más realista)
entonces se sentirá más relajado en su relación con su pareja.

Los sentimientos de hostilidad provienen de creencias como: "si mi pareja me deja


sufriré mucho; por tanto, no puede dejarme y si lo hace es una persona horrible que
merece el castigo". De este modo se ven con derecho a llegar incluso a la violencia. Es
decir, quien piensa así considera que sus deseos son órdenes para los demás y antepone
sus propios deseos y bienestar al de su pareja: "como a mí me dolería mucho que me
dejaras, no eres libre para hacerlo".

Creencias irracionales que dan lugar a celos patológicos


Entre ellas se encuentran las siguientes:

1. La pareja que yo he elegido debe amarme mucho y en todo momento mientras yo


quiera que sea así.

2. Es terrible que mi amor no sea correspondido (como tiene que ser) y eso hace que mi
vida sea horrible.

3. No puedo soportar que mi pareja no me quiera tanto como yo a ella/él

4. Dado que no he logrado que mi pareja me quiera como tendría que haber hecho soy
una persona inadecuada e indigna de amor.

5. Si mi pareja me deja nunca encontraré a nadie a quien amar y seré infeliz toda mi
vida porque no puedo ser feliz sin un/a hombre/mujer.

6. Tengo que estar absolutamente seguro/a en todo momento de que mi pareja me ama,
ya que necesito su amor para vivir.

7. Si mi pareja me es infiel, los demás se reirán de mí y pensarán que soy un idiota total,
y eso no podría soportarlo.
Celos compulsivos o patológicos
Muchas son las personas que se equivocan pensando que los celos son un sinónimo de
amor.

El sentir celos es algo bastante común pero lo que se define como un celoso compulsivo
o una persona que está en cierta manera adicta a los celos, es el comportamiento
desgastante tanto para el que los sufre como para su pareja y se sale de los límites
normales que marcan este sentimiento.

Es muy importante hacer notar que existen los celos patológicos. Las personas con celos
de este tipo conocidos también como celosos enfermizos no solo son celosos con sus
parejas, pueden serlo con sus padres, sus hermanos, sus amigos o con colegas del
trabajo.

Es un comportamiento que se desarrolla generalmente en la infancia y se incrementa a


la edad adulta.

10 características de un celoso patológico


1. Desconfía continuamente hasta de su propia sombra, siente un gran odio por los
compañeros o compañeras de trabajo de su pareja. Odio a las amigas o amigos de su
pareja.

2. Revisa constantemente los objetos personales de su pareja, celular, billetera, libreta


de teléfonos, perfiles en las páginas sociales y agendas de trabajo.

3. Tiene una autoestima muy baja y una inseguridad tremenda y falta de confianza en sí
mismo.

4. Es una persona altamente dominante que desea controlar todo lo que está a su
alrededor.

5. Sus celos se fundan en lo que se imagina y no en una evidencia real.

6. Duerme pocas horas pensando en que su pareja les está siendo infiel y cuando su
pareja duerme se levanta sin hacer ruido con el afán de buscar alguna evidencia que
confirme sus sospechas.

7. Sufren mucho cuando su pareja entra al baño y se tarda en salir o cuando ésta sale de
viaje o se va al trabajo o a estudiar.

8. No tolera que su pareja no conteste el celular en cualquier momento del día. Se


imagina a su pareja en la cama haciendo el amor con otro (a).

9. Revisa cuidadosamente la ropa de su pareja y la huele tratando de encontrar el aroma


de un perfume desconocido.

10. Revisa el auto de su pareja varias veces al día tratando de comprobar que está en lo
cierto y que su pareja efectivamente le es infiel.
Consejos para controlar los celos patológicos
1. Comparte actividades placenteras con los amigos, familiares y colegas en pareja para
que ambos se sientan partícipes del mismo círculo.

2. Practica algún pasatiempo o deporte para alejar tus pensamientos y disipar tus celos
fantasmales y cargarte de buena vibra.

3. Evitar los pensamientos negativos y las fantasías negativas sobre la pareja.

4. La terapia de pareja funciona muy bien cuando los celos han llegado a un extremo
irracional o patológico.

5. Los ejercicios de relajación, la meditación trascendental y la yoga ayudan a balancear


la mente cuerpo y el espíritu.

Esto ayuda a la persona a modificar sus pensamientos negativos y transformarlos en


positivos.

Los celos patológicos y los sentimientos de envidia


Los celos son los sentimientos que controlan los deseos de adueñarse exclusivamente de
la persona supuestamente ““amada”.

También los celos se pueden definir como el temor a perder la pareja.

Los celos y la envidia caminan mano con mano pues ambos comparten la característica
de poseer la pareja exclusivamente.

La persona celosa enseña el temor de perder su posesión. El individuo envidioso quiere


tener lo que no le pertenece.

La persona celosa, se siente mal de solo imaginar a su pareja al lado de otras personas.

Se compara constantemente con las personas que rodean a su pareja, las comparaciones
son en el aspecto físico, de personalidad, de carácter o en otros aspectos.

Esto hace que se nieguen a salir con su pareja y otras personas pues la falta de confianza
en ellos mismos los convierte en personas altamente acomplejadas e inseguras que
sufren de solo pensar que su pareja note las cualidades de otras personas tales como sus
hermanos, amigos y otras personas.

Los celos es un sentimiento normal que experimenta el ser humano, pero cuando estos
celos son patológicos pueden destruir la relación.

Es razonable sentirse celoso cuando una persona de nuestro mismo sexo habla
continuamente con nuestra pareja, la llama por teléfono, la invita a salir etc.

Sin embargo la constante vigilancia hacia la pareja sin base alguna, puede conducir la
relación a un final.
Como superar los celos patológicos
1. Tienes que aceptar que sufres de celos patológicos.

2. Debes anotar en un cuaderno los momentos que te hacen sentirte celoso(a) y también
anotar los sentimientos que experimentas en esos momentos tales como dolor, rabia,
odio deseos de venganza.

3. Habla sinceramente con tu pareja para que ambos busquen ayuda profesional antes
que sea muy tarde.

4. Mejora el diálogo, el respeto y la confianza con tu pareja.

5. Planifiquen actividades juntas y no salgan solos o separados a actividades sociales.


El peligro de sufrir de celos patológicos

Los celos patológicos limitan de una manera extrema la vida de la pareja pues el temor
es más fuerte que el amor.

Los celos pueden llegar a tal extremo que algunas veces contribuyen a actos de
violencia doméstica que pueden escalar a extremos peligrosos.

La pareja que sufre este tipo de problemas en su relación debe buscar ayuda inmediata.

Un terapista de pareja a través de unas cuantas sesiones puede ayudar a la persona que
sufre de celos patológicos a controlar sus sentimientos y hacerle ver que los celos
patológicos no son reales sino que simplemente son fantasías erróneas que la persona
que los sufre asume como hechos y que conducen a patrones indeseables entre la pareja.
Clara. Celos patológicos

Mi nombre es Clara y tengo 36 años.

Cuando mi psicólogo me dijo si quería contar mi caso para ayudar a otras


personas que estuviesen pasando por lo mismo, le dije que si conseguía
superar mi problema lo haría. Ahora hace casi un año que estoy bien y he
decidido hacerlo.

Mi problema era el de los celos patológicos; celos que no me dejaban vivir


y que estuvieron a punto de terminar con mi relación de pareja, con mi
salud y con mis relaciones sociales. Mi pareja y yo vivimos juntos desde
hace 4 años, antes llevábamos un año saliendo. Los dos trabajamos fuera de
casa y tenemos una vida bastante estable (a nivel económico, a nivel
familiar, laboral etc.). Con mi problema casi rompo toda esa estabilidad.

Reconozco que siempre he sido una persona bastante posesiva y


absorbente, pero cuando comencé esta última relación, se me fue todo de
las manos. Empecé a dudar de todo lo que hacía y decía mi pareja. Él, por
su trabajo, tiene que relacionarse mucho, tiene muchas reuniones, comidas
y salidas con compañeros y clientes y además disfruta de ello. Es una
persona muy amena, sociable y extrovertida. Yo también era así, me
encantaba estar con gente y disfrutaba mucho de todo, pero cuando mi
problema se agudizó empecé a no soportar a nadie. Empecé a obsesionarme
con su trabajo, siempre me lo imaginaba con sus compañeras, siendo
encantador con ellas… me ponía enferma si al mediodía no me había
llamado. En mi cabeza se encendía un interruptor y empezaba a montarme
toda clase de películas que me hacían sufrir muchísimo. Cuando nos
veíamos al volver del trabajo, le hacía toda clase de preguntas (al principio
de una forma sutil) sobre lo que había hecho, con quién había hablado, con
quién había comido etc. si mencionaba alguna compañera, se me encendían
todas las alarmas y mi imaginación se disparaba… Luego todo esto se
extendió a nuestra vida social. Llegó un momento en que no podía soportar
ni que hablase con mi hermana. Todo era ya para mi potencialmente
peligroso. Con mis amigas quedaba yo sola, porque cuando nos juntábamos
todo nuestro grupo de amigos yo ya estaba de mal humor en cuanto se
dirigía a una amiga nuestra. Todo lo que empezó por mi parte de una forma
sutil, se me fue de las manos. Le montaba unos números tremendos en
cuanto él gastaba una broma en grupo (en mi mente era que quería hacerse
el gracioso con mi amiga). Si en vez de llegar a casa a las siete, llegaba a
las siete y media, en mi mente era que se había ido a tomar una caña con
una compañera de trabajo y por supuesto, estaba ligando. Si me decía que
le acompañase a comprar un traje, mi diálogo era el siguiente: “tiene cinco
trajes que están bien, si quiere otro es porque le encanta su compañera
Elena y quiere lucirse…” Él, al principio, se reía y bromeaba conmigo de
mis celos, pero al poco tiempo se convirtió en una tortura. En cuanto
entraba por la puerta, yo ni le miraba y le trataba fatal; como en ese
momento podía llevar dos horas dándole vueltas al tema e imaginándomelo
con sus amigas y compañeras, en cuanto entraba en casa me encontraba en
un estado de auténtica furia. Yo reconocía que mis pensamientos y
comportamiento eran absurdos e intentaba frenarlos, pero ese
reconocimiento me duraba dos días y al tercero se me volvían a disparar
todas las dudas hacia él.

Cuando el tema se hizo insoportable me planteó la separación o hacer una


terapia de pareja. Cuando acudimos al psicólogo, me dijo que el
tratamiento lo tenía que hacer yo y que luego ya veríamos el tema de la
terapia de pareja. Me acuerdo que en la segunda sesión con mi psicólogo
me dijo que le hiciese una lista con todas las conductas que hacía yo en
relación a mis pensamientos; yo le dije que lo único que hacía era
interrogarle y enfadarme. En esa misma sesión sacamos una lista de más de
veinte conductas que yo hacía de manera recurrente como: registrarle la
cartera, mirar en su ordenador, mirarle las facturas, calcular el tiempo
desde que me decía que salía del trabajo hasta que llegaba a casa etc. ¡Una
auténtica locura!

Por suerte, superé mi problema. Me daba un poco de vergüenza escribir


esto, pero creo que uno no tiene la culpa de tener un trastorno de este tipo y
que lo bueno es que se puede superar. Cuesta mucho esfuerzo, pero se
consigue. Mi pareja me ayudó en todo mientras estuve en tratamiento. Él
acudía conmigo a alguna sesión para que mi psicólogo le diera algunas
pautas. Cuando solucioné lo mío, hicimos algunas sesiones conjuntas de
terapia, pero nos dijeron que no necesitábamos hacer una terapia de pareja.
Nuestro problema (el mío) estaba resuelto. Ahora si discutimos alguna vez
(pocas) es por cosas normales, no por pensamientos obsesivos o
irracionales… Quiero dar ánimo a todos los que estén pasando por la locura
de los celos y decirles que luchen por salir de eso. ¡Se consigue y merece la
pena!

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