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El curso de inducción busca bosquejar algunas respuestas a las

preguntas qué es hacer teología, en qué consiste la disciplina,


cómo se relaciona con otras disciplinas. Sobre todo será necesario
conversar sobre cuál es el objeto de estudio de la teología. Este
último aspecto es de vital importancia para diferenciar el
pensamiento teológico de las distintas experiencias y tradiciones
religiosas.

Las experiencias religiosas son todas aquellas vivencias,


reflexionadas o no, que nos llevan a nombrar a Dios y actuar de
acuerdo con este esfuerzo de nombrarle. Todas las personas en
América Latina tenemos un trasfondo en este tipo de experiencias,
algunas son comunes, otras particulares. El campo de la
experiencia, aunque valioso, no permite una reflexión formal sobre
lo religioso o lo teológico. Sin embargo, tanto lo religioso como lo
teológico forman parte de nuestra experiencia de Dios o de lo
trascendente. Dado que la experiencia es formativa y particular es
difícil, por sí sola, requiere, entonces, de un trabajo de análisis y
reflexión que permita observar cómo esta experiencia forma parte
de un grupo social. Mientras tanto, solo es "mí" experiencia
particular.

Por otro lado, las tradiciones religiosas son los espacios más bien
formales como las iglesias en concreto, en donde mi experiencia se
articula como una experiencia social. El estudio de las tradiciones
religiosas nos lleva al estudio de las institucionalidades y de las
organizaciones que van normando su ser y su quehacer.

La teología ocupa un campo dentro de las experiencias y


tradiciones religiosas cristianas que permite reflexionar
críticamente sobre ambos campos de vivencia. Su tarea es la
propia de un espacio disciplinar que construye un objeto de estudio
y se esfuerza por comprenderlo y explicarlo.

La Teología Latinoamericana de la Liberación es una forma de


hacer teología que es autóctona de América Latina y su estructura
implica tres áreas:

a. La mediación socio-histórica: La teología es reflexión crítica


sobre la praxis de fe, es decir, luego de vivir la fe como
testimonio esta vivencia requiere reflexión para poder ser
compartida como una experiencia común. La vivencia de la fe
es fundamentalmente colectiva, comunitaria, por eso su
reflexión tendrá, también, esta característica. Para lograr una
vivencia pertinente de la fe se requier comprender muy bien el
contexto social en donde esta vivencia se hacer real, se
verifica (Se hace verdad), por eso las ciencias sociales y
humanas son un componente esencial de la Teología y
comprender un primer momento de su quehacer.

b. La mediación hermenéutica: Una vez que la realidad se


asume con alguna claridad y que hemos interactuado con esa
realidad desde la fe, se hace necesario preguntar por lo
teológico, es decir, posicionarnos en la lectura de esa realidad
desde lo que consideramos la perspectiva de Dios. Este es el
momento para hacer la correspondiente lectura de la Biblia y
vincular Biblia y Vida en el quehacer teológico. En este
espacio se incluyen todas las disciplinas vinculadas a las
áreas de la Teología: ciencias bíblicas, ética cristiana, historia
de los cristianismos, teología pastoral y demás.

c. La mediación de la praxis. Si hemos vivido nuestra fe desde


la realidad conflictiva y compleja, y luego hemos buscado
cómo acercarnos a esa realidad desde la perspectiva de Dios,
toca en este momento regresar a la realidad sintetizando lo
aprendido y dándole a esa realidad una nueva luz que ayude
a nuestro camino. En este tercer momento podemos incluir las
disciplinas que nos ayudan a operacionalizar estrategias de
acción o formación.

La teología es un campo de encuentro de las disciplinas y por lo


tanto tendrá que hacer espacio para incluir cualquier disciplina que
le ayude a mejorar su acción de comprender y orientar la práctica
de la fe.

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