El racismo y la discriminación racial constituyen una ofensa a la dignidad humana y menoscaban el
reconocimiento, goce y ejercicio de los derechos fundamentales de la persona. Ronaldo Andrés Gómez marzo 22, 2017 “El racismo es la valoración generalizada y definitiva de unas diferencias, biológicas o culturales, reales o imaginarias, en provecho de uno o varios grupos y en detrimento de otros, con el fin de justificar una agresión y un sistema de dominación”. Puede expresarse como prácticas, imaginarios o ideologías, y expandirse a todo el campo social. Puede proceder de una clase social o de un grupo étnico. También puede provenir de las instituciones o del Estado, en cuyo caso se habla de «racismo de Estado»[1]. La Discriminación por su parte, es la materialización del racismo, traducida en hechos, acciones y actitudes de preferencia y distinción que excluyen y restringen el ejercicio pleno de uno o varios derechos debidamente establecidos, por motivo de género, etario, discapacidad, religión, por tener una ascendencia o por pertenecer a un pueblo indígena, entre otros. Tales hechos y acciones, anula y/o menoscaba el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades fundamentales. Niega la igualdad de oportunidades, favorece a unos y perjudica a otros. La construcción del Estado guatemalteco, desde una visión historicista ha pasado por dos momentos bien definidos, a saber: 1) el Estado colonial y; 2) en su vida independiente, el Estado republicano, versión no concluida por cierto. Como Estado colonial, respondió a la condición de dominio que le imprimió la metrópoli, desde el punto de vista de la explotación y del manejo de la dominación política y social, con los privilegios que una situación de esa naturaleza acarrea; lo que no podía ser de otra forma, pues la corona y el grupo dominante, aprovecharon para su beneficio el derecho de conquista: explotar económicamente, excluir socialmente y sojuzgar políticamente. Se sientan así, las bases de la exclusión y de la discriminación racial en Guatemala[2]. El racismo y la discriminación racial constituyen una ofensa a la dignidad humana y menoscaban el reconocimiento, goce y ejercicios de los derechos fundamentales[3] de la persona. Se interrelaciona estrechamente con la estructura del Estado, sus instituciones y prácticas. Sigue siendo una ideología que sustenta y promueve el sistema de dominación hacia los pueblos indígenas y sigue siendo el motor reproductor principal de la desigualdad, exclusión y discriminación hacia los pueblos. Por ello, el Comité para la Eliminación del Racismo y la Discriminación Racial, recomendó en referencia a la discriminación estructural, que la condición de pobreza y exclusión social afectan de manera intensa a los Pueblos Indígenas y recomienda la adopción de medidas especiales o de acciones afirmativas para romper el vínculo entre pobreza y racismo. La desigualdad es el efecto del racismo y la discriminación racial hacia los pueblos indígenas, los cuales se reflejan en los altos índices de desnutrición crónica, analfabetismo, pobreza, y la falta de acceso a los servicios de salud. Esta problemática se acentúa particularmente en los departamentos con mayor porcentaje de población indígena: Sololá, Huehuetenango, El Quiché, Alta y Baja Verapaz. En Guatemala persisten brechas desfavorables entre los pueblos indígenas y no indígenas en cuanto al acceso a servicios públicos, la esperanza de vida, educación, desarrollo, infraestructura, salario entre otras, que constituyen claramente una manifestación de la discriminación y el racismo hacia los pueblos indígenas, a pesar de la aprobación y existencia de instrumentos nacionales e internacionales favorables a los derechos de los de pueblos indígenas. Por ello, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la Resolución 34/24 (1979) Proclamó a partir del 21 de marzo la Semana de solidaridad con los pueblos que luchan contra el racismo y la discriminación racial, considerando que a nivel mundial el racismo y la discriminación racial son las causas de los conflictos entre los seres humanos que conviven en un mismo Estado y que son originarios de diferentes culturas. La Celebración de la Semana de la Solidaridad en Guatemala, se fundamenta en el Acuerdo Gubernativo 126-2004, que declara el 21 de marzo de cada año “Día Nacional de la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial” y establece la semana de solidaridad con los pueblos que luchan contra el Racismo y la Discriminación Racial, comprendida del 21 al 28 de marzo de cada año. La Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo –CODISRA- es la encargada de organizar todas las actividades conmemorativas al respecto. No obstante, esta ardua tarea, no solamente es responsabilidad de la CODISRA, sino es responsabilidad de la sociedad en su conjunto. Y para ello, es importante que tengamos una dosis de tolerancia y un amplio criterio para reconocer las necesidades más profundas que tenemos como nación, y que tenemos que tener una actitud dialógica para unificar criterios y esfuerzos para afrontar de forma positiva los problemas del racismo y la discriminación racial.