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COMPENDIO DE FILOSOFÍA
MARXISTA LENINISTA
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Pero, al lado de estos, hay otra serie de filósofos que niegan la posibilidad de
conocer el mundo, o por lo menos de conocerlo de un modo completo. Entre
ellos tenemos, de los modernos, a Hume y a Kant, que han desempeñado un
papel muy considerable en el desarrollo de la filosofía. Los argumentos
decisivos en refutación de este punto de vista han sido aportados ya por Hegel,
en la medida en que podía hacerse desde una posición idealista; lo que
Feuerbach añade de materialista, tiene más de ingenioso que de profundo, la
refutación más contundente de estas extravagancias, como de todas las demás
extravagancias filosóficas, es la práctica, o sea, el experimento y la industria.
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“El idealismo filosófico es solo una tontería desde el punto de vista del
materialismo tosco, simple, metafísico. Por otra parte, desde el punto de vista
del materialismo dialéctico, el idealismo filosófico es desarrollado unilateral,
exagerado…, (inflación, distensión) de una de las características, aspectos,
facetas del conocimiento, que se convierte así en un absoluto divorciado de la
materia, de la naturaleza, y es llevado a la apoteosis. El idealismo es
oscurantismo clerical. Es cierto. Pero el idealismo filosófico es (“más
correctamente” y “además”) un camino hacia el oscurantismo clerical a través
de uno de los matices del conocimiento infinitamente complejo (dialéctico) del
hombre.
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El conocimiento humano no es (o no sigue) una línea recta sino una curva que
se aproxima infinitamente a un cierre de círculos, a una espiral .Todo
fragmento, segmento, sección, de esta curva puede ser transformado
(transformado unilateralmente) en una recta independientemente, completa,
que entonces (si los árboles impiden ver el bosque) conduce al pantano, al
oscurantismo clerical (donde queda fijada por los intereses de la clases
dominantes).
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La vida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios que descarrían la
teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la práctica
humana y en la comprensión de esta práctica.
Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo,
pero de lo que se trata es de transformarlo.”
“…Mi primer trabajo, emprendió para resolver las dudas que me asaltaban, fue
una revisión crítica de la filosofía hegeliana del derecho… Mi investigación
desembocaba en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como las
formas de Estado no pueden comprenderse por sí misma ni por la llamada
evolución general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las
condiciones materiales de vida… El resultado general a que llegué y que, una
vez obtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse así: en
la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones
necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que
corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas
materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la
superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas
de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el
proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia
del hombre la que determina su ser, sino por el contrario, el ser social es lo que
determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase del desarrollo, las
fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las
relaciones de producción existente, o, lo que no es más que la expresión
jurídica de estos, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han
desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas,
estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de
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Pero no se detuvo en el materialismo del siglo XVIII, sino que llevó más lejos la
filosofía. La enriqueció con adquisiciones de la filosofía clásica alemana,
especialmente del sistema de Hegel, que a su vez, había conducido al
materialismo de Feuerbach. La principal de estas adquisiciones es la dialéctica,
es decir, la doctrina del desarrollo en su forma más completa, más profunda y
más exacta de unilateralidad, la doctrina de la relatividad del conocimiento
humano, que nos da un reflejo de la materia en constante desarrollo. Los
novísimos descubrimientos de las ciencias naturales –el radio, los electrones,
la transformación de los elementos– han confirmado de un modo admirable el
materialismo dialéctico de Marx…
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Lenin V.I. “Tres fuentes y tres partes integrantes del Marxismo”. O.E.
en tres tomos, T.1, Pág. 60-63, Editorial “Progreso”, Moscú. 1961.
“…hay sobre todo tres grandes descubrimientos, que han dado un impulso
gigantesco a nuestros conocimientos acerca de la concatenación de los
procesos naturales; el primero es el descubrimiento de la célula, como unidad
de cuya multiplicación y diferenciación se desarrolla todo el cuerpo del vegetal
y del animal, de tal modo que no solo se ha podido establecer que el desarrollo
y el crecimiento de todos los organismos superiores son fenómenos sujetos a
una sola ley general, sino que, además la capacidad de variación de las
células, no señala el camino por el que los organismos pueden cambiar de
especies, y por tanto, recorrer una trayectoria superior a la individual. El
segundo es la transformación de la energía, gracias al cual todas las llamadas
fuerzas que actúan en primer lugar en la naturaleza inorgánica… se han
acreditado como otras tantas formas de manifestarse el movimiento universal,
fuerzas que, en determinadas proporciones de cantidad, se truecan la unas y
otras, por donde la cantidad de una fuerza que desaparece es sustituida por
una determinada cantidad de otra que aparece, y todo el movimiento de la
naturaleza se reduce a este proceso incesante de transformación de unas
formas en otras. Finalmente, el tercero es la prueba… de que los productos
orgánicos de la naturaleza que hoy existen en torno nuestro, incluyendo los
hombres, son el resultado de un largo proceso de evolución, que arranca de
unos cuantos gérmenes primitivamente unicelulares, los cuales, a su vez,
proceden del protoplasma o albúmina formada por vía química.
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“No importa que (el sistema de) Hegel no resolviese el problema… Su mérito,
que siente época, consistió en haberlo planteado. Se trata precisamente de un
problema que ningún hombre solo podrá jamás resolver… su horizonte
hallándose circunscripto, en primer lugar, por la limitación inevitable de sus
propios conocimientos y, en segundo lugar, por la de los conocimientos y
concepciones de su época… A esto hay que añadir una tercera circunstancia
Hegel era idealista…Con esto ha sido puesto sobre la cabeza, y la
concatenación real del universo, completamente al revés”.
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“Pero, ¿cómo fue posible que el impulso gigantesco dado por Feuerbach
resultase tan infecundo en el mismo? Sencillamente porque Feuerbach no
logra encontrar la salida del reino de las abstracciones… Ni acerca de la
naturaleza real, ni acerca del hombre, sabe decirnos nada concreto. Para pasar
del hombre abstracto de Feuerbach a los hombres reales y vivientes, no hay
más que un camino: verlos actuar en la historia… Pero el paso que Feuerbach
no dio, había que darlo; había que sustituir el culto del hombre abstracto… por
la ciencia del hombre real y de su desenvolvimiento histórico. Este desarrollo…
superando a Feuerbach, fue iniciado por Marx en 1845, con la Sagrada
Familia”.
“La materia… en cuanto tal es una pura creación del pensamiento, una
abstracción. Cuando resumimos las cosas, como dotadas de existencia
corpórea, bajo el nombre de materia, prescindimos de las diferencias cultivadas
entre ellas. La materia como tal, a diferencia de las materias determinadas,
existentes, no es, pues algo dotado de existencia sensible .Cuando las ciencias
naturales tratan de poner de manifiesto la materia en cuanto tal, reduciendo las
diferencias cualitativas a una diversidad puramente cualitativa… hacen lo
mismo que cuando, en vez de cerezas, peras o manzanas, nos hablan de la
futura en cuanto tal o del mamífero en cuanto tal, en vez de gato, el perro o la
oveja…”
“Su esencia (la del movimiento) está en ser la unidad inmediata del espacio y el
tiempo…, no hay movimiento sin tiempo y espacio… Espacio y tiempo se
hallan llenos de materia…Y así como no hay movimiento sin materia… no hay
tampoco materia sin movimiento”.
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“La transición de una forma de movimiento a otra, por muy gradualmente que
se desarrolle, representa siempre un salto un viraje decisivo”.
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exterior que los rodea y que, al cesar este intercambio, dejan también de
existir”.
“La unidad del mundo no consiste en un ser, aunque su ser es una premisa de
su unidad, ya que el mundo tiene ante todo que ser para ser una unidad… La
unidad real del mundo consiste en su materialidad, que no tiene su prueba
precisamente en unas cuantas frases… sino en el largo y penoso desarrollo de
la filosofía y las ciencias naturales”.
“La materia es una categoría filosófica para designar la realidad objetiva, dada
al hombre en sus sensaciones y existente independientemente de ellas”.
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“La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de
los hombres es su proceso de vida real. Y si en toda la ideología los hombres y
sus relaciones aparecen invertidos como en la cámara oscura, este fenómeno
responde a su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al
proyectarse sobre la retina responde a su proceso de vida directamente físico”.
“El modo en que existe la conciencia y en que algo existe para ella es el
conocimiento… Algo surge para la conciencia en tanto en cuanto esta conoce
ese algo”.
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“La conciencia del hombre no solo refleja el mundo, sino que lo crea… El
mundo no satisface al hombre y este decide cambiarlo por medio de su
actividad”.
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Había que investigar las cosas antes de poder investigar los procesos. Había
que saber lo que tal o cual cosa era antes de pulsar los cambios que en ella se
operaron. Y así acontecía en las ciencias naturales. La vieja metafísica que
enfocaba las cosas como fijas e inmutables, nació de una ciencia de la
naturaleza que investigaba las cosas muertas y las vivas como cosas fijas e
inmutables. Cuando estas investigaciones estaban ya tan avanzadas que era
posible realizar el progreso decisivo consistente en pasar a la investigación
sistemática de los cambios experimentados por aquellos objetos en la
naturaleza misma, sonó también en el campo filosófico la hora final de la vieja
metafísica. En efecto si hasta finales del siglo pasado las ciencias naturales
fueron predominantemente ciencias colectoras, ciencias de objetos hechos en
nuestros siglos son ya ciencias esencialmente ordenadoras, ciencias que
estudian los procesos, el origen y el desarrollo de estos objetos y la
concatenación que hace de estos procesos naturales un gran todo. La
fisiología, que investiga los fenómenos de los organismos animal y vegetal, la
embriología que estudia el desarrollo de un organismo desde su germen hasta
su formación completa, la geología, que estudia la formación gradual de la
corteza terrestre, son todas ellas hijas de nuestro siglo”.
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“…La dialéctica no es más que la ciencia de las leyes generales que rigen la
dinámica y el desarrollo de la naturaleza, de la sociedad humana y el
pensamiento”.
“Mientras consideramos las cosas como estáticas e inertes, cada una de por sí,
una al lado y después la otra y sucesivamente, no descubrimos en ella ninguna
contradicción. Nos encontramos con determinadas propiedades, en partes
comunes, en partes diferentes y hasta contradictorias entre sí, pero que, en
este caso, no albergan ninguna contradicción, por estar distribuidas entre
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“La filosofía antigua era un materialismo primitivo, natural. Como tal no era
capaz de explicar las relaciones entre el pensamiento y la materia. Pero la
necesidad de llegar a conclusiones claras acerca de estas cuestiones condujo
a la teoría de un alma separada del cuerpo, luego a la afirmación de la
inmortalidad del alma, y por último al monoteísmo. De este modo, el
materialismo veíase negado por el idealismo. Pero al seguirse desarrollando la
filosofía, también el idealismo se hizo insostenible y hubo de ser negado por el
moderno materialismo. Este, la negación de la negación no es la mera
restauración del materialismo antiguo, sino que incorpora a las bases
permanentes del mismo todo el contenido del pensamiento que nos aportan
dos milenios. Ya no es más, en lo absoluto una filosofía, sino una simple
concepción del mundo, que no ha de encontrar su confirmación en una ciencia
especial, en una confirmación o manifestación en una ciencia real. He aquí
como la filosofía queda, de este modo “eliminada”, es decir, “se supera en la
misma medida que se conserva”; se supera, en cuanto a su forma, se
conserva, en cuanto a su contenido real.”
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V. I Lenin, “C: Marx”, O.E: en tres tomos, T.1 Pág. 31. Editorial
“Progreso”, Moscú. 1961.
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“El empirismo de la observación, por sí solo, no puede ser nunca una prueba
suficiente de la necesidad… Hasta tal punto es cierto, que del constante
espectáculo de la salida del sol… no se deriva el que necesariamente vuelva a
alumbrar al día siguiente… La prueba de la necesidad radica en el
experimento…”
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“No ha habido tesis filosófica sobre lo que más haya pesado la gratitud de los
gobiernos miopes y la cólera de liberales, no menos cortos de vista, como
sobre la famosa tesis de Hegel”
Por eso Hegel no reconoce, ni mucho menos, como real, por el solo hecho de
dictarse, una medida cualquiera… Él mismo pone el ejemplo “de cierto sistema
tributario”. Pero todo lo necesario se acredita también, en última instancia,
como racional… Ahora bien; según Hegel, la realidad no es, ni mucho menos,
un atributo inherente a una situación social y política dada en todas las
circunstancias y en todos los tiempos… Y así, en el curso del desarrollo, todo lo
que un día fue real se torna irreal, pierde su necesidad, su razón de ser, su
carácter racional y el puesto de lo real que agoniza es ocupado por una
realidad nueva y viable… De este modo la tesis de Hegel se torna por la propia
dialéctica Hegeliana, en su reverso: todo lo que es real, dentro de los dominios
de la historia humana, se convierte con el tiempo en irracional; lo es ya, de
consiguiente por su destino, lleva el sí de antemano el germen de lo irracional;
y todo lo que racional en la cabeza del hombre se haya destinado a ser un día
real, por mucho que hoy choque todavía con la aparente realidad existente. La
tesis de que todo lo real es racional, se resuelve, siguiendo todas las normas
del método discursivo Hegeliano, en esta otra: todo lo existe merece perecer…
Y en esto precisamente estriba la verdadera significación y el carácter
revolucionario de la filosofía Hegeliana… En que daba al traste para siempre
con el carácter definitivo de todos los resultados del pensamiento y de la acción
del hombre”.
“El suceso es aquella realidad que tiene solo significación de posibilidad, ésta
misma posibilidad abstracta es el antípodo directo de la posibilidad real…”
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“Lo primero que nos llama la atención, cuando nos fijamos en la materia del
conocimiento, es la trabazón que existe entre los distintos movimientos de
diferentes cuerpos, como se hayan condicionado los unos por los otros. Ahora
bien, no solo observamos que aún cierto movimiento le sigue otro, sino que
vemos también como nosotros mismos podemos provocar un determinado
movimiento… De este modo, mediante la actividad del hombre, adquiere su
fundamento la idea de la causalidad, la idea de que un movimiento es la causa
de otro. Es cierto que el mero hecho de que ciertos fenómenos naturales se
sucedan regularmente unos a otros puede sugerir la idea de la causalidad, pero
esto, por sí solo, no entraña prueba alguna, y en este sentido tenía razón el
escepticismo de Hume, al decir que el (después de esto) regularmente repetido
no fundamenta nunca la conclusión de un (en virtud de esto). Pero la actividad
del hombre, si aporta la prueba de la causalidad…”
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“La causa y el efecto son representaciones que solo rigen como tales en su
aplicación al caso aislado, pero que examinando el caso aislado en su
concatenación general con la imagen total del universo, convergen y se
diluyen en la idea de la interacción universal en que las causas y los efectos
cambian constantemente de sitio y en que lo que ahora y aquí es efecto,
adquiere luego allí carácter de causa y viceversa”… Por consiguiente el
concepto humano de la causa y del efecto siempre simplifica algo la conexión
objetiva de los fenómenos de la naturaleza, reflejándola tan solo
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2.- Todos los conjuntos de las múltiples relaciones de esa con las otras.
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8.- Las relaciones de cada cosa (fenómeno, proceso, etc.) está vinculada con
todas las demás.
9.- No solo la unidad de los contrarios, sino la transición de cada uno de las
determinaciones, cualidades, características, aspectos, propiedades, en cada
uno de los otros (¿en su contrario?).
La Habana, 1979.
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“De la misma manera que la propia sociedad produce al hombre como hombre,
éste produce a la sociedad. La esencia humana de la naturaleza existe solo
para el hombre social, puesto que solo en la sociedad la naturaleza es para el
hombre el eslabón que une al hombre con el hombre, el ser de este para el
otro, y el ser del otro para este, elemento vital de la realidad humana; solo en la
sociedad la naturaleza viene a ser la base de su propio ser humano. Solo en la
sociedad su ser natural es para él un ser humano y la naturaleza pasa a ser
hombre para él. Por lo tanto, la sociedad es la unidad acabada esencial del
hombre con la naturaleza”.
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“y la misma manera que todo lo natural debe nacer, el hombre tiene su acto de
nacimiento, la historia, la cual, sin embargo se refleja en su conciencia y, por
ende en calidad de acto de nacimiento es un acto que suprime
conscientemente a sí mismo. La historia es la verdadera historia natural del
hombre”.
“Las premisas de que partimos no tienen nada arbitrario, no son ninguna clase
de dogmas, sino premisas reales, de las cuales solo es posible abstraerse en la
imaginación. Son los individuos reales, su acción y sus condiciones materiales
de vida, tanto aquellas con que se han encontrado como las engendradas por
su propia acción. Estas premisas pueden comprobarse, consiguientemente, por
la vía puramente empírica…
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… El modo como los hombres producen sus medios de vida depende, ante
todo, de la naturaleza misma de los medios de vida con que se encentran y que
se trata de reproducir. Este modo de modo no debe considerarse solamente en
cuanto es la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya, más
bien un determinado modo de vida de los mismos; tal y como los individuos
manifiestan su vida, así son. Lo que son coincidentes por consiguiente con su
producción, tanto con lo que producen como con el modo cómo producen. Lo
que los individuos son dependientes por lo tanto de las condiciones materiales
de su producción…
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De ella datará una nueva época de la historia en la que los hombres mismos, y
con ellos todas las ramas de sus actividades, incluyendo especialmente las
ciencias naturales, alcanzarán un auge, relegará a la sombra más profunda
todo cuanto hasta hoy conocemos”.
Los hombres hacen su historia, cualesquiera que sean los rumbos de esta, al
perseguir cada cual sus fines propios propuestos conscientemente y la
resultante de estas numerosas voluntades, proyectadas en diversas
direcciones, y de su múltiple influencia sobre el mundo exterior, es
precisamente la historia. Importa, pues también lo que quieran los muchos
individuos. La voluntad está determinada por la pasión o por la reflexión. Pero
los resortes que a su vez mueven directamente a estas son muy diversos.
Unas veces son objetos exteriores; otras veces, motivos ideales, ambición:
(pasión por la verdad y la justicia), odio personal, y también manías individuales
de todo género. Pero por una parte ya veíamos, que las muchas voluntades
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“Hegel fue el primero que supo exponer de un modo exacto las relaciones entre
la libertad y la necesidad. Para él, la libertad no es otra cosa que el
conocimiento de la necesidad. “La necesidad sólo es ciega en cuanto no se le
comprende”. La libertad no reside en la soñada independencia de las leyes
naturales, sino en el conocimiento de estas leyes y en la posibilidad que lleva
aparejada de hacerlas actuar de un modo planificado para fines determinados.
Y esto rige, no solo con las leyes de la naturaleza exterior, sino también con las
que presiden la existencia corporal y espiritual del hombre; dos clases de leyes
que podremos separar a lo sumo en la idea, pero no en la realidad.
El libre arbitrio no es, por tanto, según eso, otra cosa que la capacidad de
decidir con conocimiento de causa. Así pues cuanto más libre sea el juicio de
una persona con respecto a un determinado problema, tanto más señalado
será el carácter de necesidad que determine el contenido de ese juicio, en
cambio, la inseguridad basada en la ignorancia, que elige, al parecer,
caprichosamente entre un cúmulo de posibilidades distintas y contradictorias,
demuestra que se halla denominada por el objeto al que debiera dominar. La
libertad consiste pues, en el dominio de nosotros mismos y de la naturaleza
exterior, basada en la conciencia de las necesidades naturales, es, por tanto,
forzosamente, un producto del desarrollo histórico. Los primeros hombres
salidos del reino animal eran, en todo lo sustancial, tan poco libres como los
animales mismos, pero cada paso dado en la senda de la cultura era un paso
dado en la ruta de la libertad.
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Fue el fuego así obtenido lo que otorgó al hombre por vez primera el imperio
sobre una fuerza de la naturaleza, separándole con ello definitivamente del
mundo animal. La máquina de vapor no producirá jamás un salto tan
gigantesco en el desarrollo de la humanidad, por mucho que esta máquina se
alce ante nosotros como la representante de todas esas gigantescas fuerzas
productivas incorporadas a ella y sin las cuales no sería posible instaurar un
régimen social ajeno a toda diferencia de clase, en el que desaparezcan las
preocupaciones respecto a los medios de subsistencia individual y pueda
hablarse por vez primera, de una libertad verdaderamente humana, de una
existencia en armonía con las leyes naturales conocidas.
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“El trabajo es, dicen los economistas, la fuente de toda riqueza. Y lo es, en
efecto, a la par con la naturaleza, que se encarga de suministrarle la materia
destinada a ser convertida en riqueza por el trabajo. Pero es infinitamente más
que eso. El trabajo es la primera condición fundamental de toda la vida
humana, hasta tal parte que, en cierto sentido, deberíamos afirmar que el
hombre mismo ha sido creado por obra del trabajo”.
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hombre, pero no distingue la centésima parte de los olores que acusan para
éste determinadas características de diferentes cosas. Y el sentido del tacto,
que en el mono apenas se da en sus inicios más toscos, sólo se desarrolla al
desarrollarse la misma mano del hombre, por medio del trabajo”.
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Tal ocurre con los peces que pescan, arrancándoles a su elemento, el agua;
con la madera derribada en las selvas vírgenes; con el cobre separado con él
del filón. Por el contrario cuando el objeto sobre que versa el trabajo ha sido ya,
digámoslo así, filtrado por un trabajo anterior, lo llamamos materias prima. Es el
caso, por ejemplo, del cobre ya arranando del filón para ser lavado. Toda
materia prima es objeto de trabajo, pero no todo objeto de trabajo es materia
prima. Para ello es necesario que haya experimentado, por medio del trabajo,
una cierta transformación.
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que se hace, sino el cómo se hace, con qué instrumentos de trabajo se hace.
Los instrumentos de trabajo no son solamente el barómetro indicador del
desarrollo de la fuerza de trabajo del hombre, sino también el exponente de las
condiciones sociales en que se trabaja. . .
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Estas relaciones sociales que contraen los productos entre sí, las condiciones
en que intercambian sus actividades y toman por parte en el proceso conjunto
de la producción varían, naturalmente según el carácter, de los medios de
producción.
Las relaciones sociales en las que los individuos producen, las relaciones
sociales de producción, cambian, por tanto, se transforman, al cambiar y
desarrollarse los medios materiales de producción, las fuerzas productivas. Las
relaciones de producción forman en conjunto lo que se llaman las relaciones
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Huelga añadir que los hombres no son libres árbitros de sus fuerzas
productivas – base de toda su historia-, pues toda fuerza productiva es una
fuerza adquirida, producto de una actividad anterior. Por tanto, las fuerzas
productivas son el resultado de la energía práctica de los hombres, pero esta
misma energía se halla determinada por las condiciones en que los hombres se
encuentran colocados, por las fuerzas productivas ya adquiridas, por la forma
social anterior a ellos, que ellos no crean y que es producto de la generación
anterior. El simple hecho de que cada generación posterior se encuentre con
fuerzas productivas adquiridas por la generación precedente, que le sirven de
materia prima para la nueva producción, crea en la historia de los hombres una
conexión, crea una historia de la humanidad, que es tanto más la historia de la
humanidad por cuanto las fuerzas productivas de los hombres, y, por
consiguiente, sus relaciones sociales, han adquirido mayor desarrollo.
Consecuencia obligada: la historia social de los hombres no es nunca más que
la historia de su desarrollo individual, tengan o no ellos mismos la conciencia
de esto.
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Las diferentes fases del desarrollo de la división del trabajo son otras tantas
formas distintas de la propiedad; o, o dicho en otros términos, cada etapa de la
división del trabajo determina también las relaciones de los individuos entre si
en lo tocante al material, el instrumento y el producto del trabajo…
Con la división del trabajo, se da la posibilidad, más aún, la realidad de que las
actividades espirituales y materiales, el disfrute y el trabajo, la producción y el
consumo, se asignen a diferentes individuos, y la, posibilidad de que no caigan
en contradicción resido solamente en que se vuelva a abandonar la división del
trabajo…
Por lo demás, división del trabajo y propiedad privada son términos ideológicos:
uno de ellos dice, referido a la esclavitud, lo mismo que el otro, referido al
producto de esta…
El poder social, es decir la fuerza de producción multiplicada que nace por obra
de la cooperación de los diferentes individuos bajo la acción de la división del
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“…la propiedad de los medios de producción solo puede revestir dos formas: la
propiedad individual, forma que no ha existido nunca ni en parte alguna con
carácter general para los productores, haciendo cada día más imposible por el
progreso industrial, o la propiedad colectiva, forma cuyas premisas materiales e
intelectuales han sido ya creadas por el desarrollo de la misma sociedad
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“¿Cómo debe ser ese nuevo orden social? Ante todo, la administración de la
industria y de todas las ramas de la producción en general dejará de pertenecer
a unos u otros individuos en competencia. En lugar de esto, las ramas de la
producción pasarán a manos de toda la sociedad, es decir, será administrada
en beneficio de toda la sociedad, con arreglo a un plan general y con la
participación de todos los miembros de la sociedad. Por tanto, el nuevo orden
social suprimirá la competencia y la sustituirá con la asociación. En vista de
que la dirección de la industria, hallarse en manos de particulares, implica
necesariamente la existencia de la propiedad privada y por cuanto la
competencia no es otra cosa que ese modo de dirigir la industria, en el que la
gobiernan propietarios privados, la propiedad privada va unida
inseparablemente a la dirección individual de la industria y a la competencia.
Así, la propiedad privada debe también ser suprimida y ocuparán su lugar el
usufructo colectivo de todos los instrumentos de producción y el resto de los
productos de común acuerdo, lo que se llama la comunidad de bienes. La
supresión de la propiedad privada es incluso la expresión más breve y más
característica de esta transformación de todo el régimen social, que se ha
hecho posible merced al progreso de la industria. Por eso los comunistas la
plantean con razón como su principal reivindicación.
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¿Será posible suprimir por vía pacífica la propiedad privada? Sería de desear
que fuese así, y los comunistas, como es lógico, serían los últimos en oponerse
a ello. Los comunistas saben muy bien que todas las conspiraciones, además
de inútiles, son incluso perjudiciales. Están perfectamente al corriente de que
no se puede hacer las revoluciones premeditada y arbitrariamente y que estas
han sido siempre y en todas partes una consecuencia necesaria de la
circunstancia que no dependían en absoluto de la voluntad y la dirección de
unos u otros partidos o clases enteras. Pero, al propio tiempo, ven que se viene
aplastando por la violencia el desarrollo del proletariado en casi todos a los
países civilizados y que, con ello, los enemigos mismos de los comunistas
trabajan con todas sus energías para la revolución. Si todo ello termina, en fin
de cuenta, empujando al proletariado subyugado a la revolución, nosotros, los
comunistas, defendemos con hechos, no menos que como ahora lo hacemos
de palabra, la causa del proletariado.
¿Será posible suprimir de golpe la propiedad privada? No, no será posible, del
mismo modo que no se puede aumentar de golpe las fuerzas productivas
existentes en la medida necesaria para crear una economía colectiva. Por eso
la revolución del proletariado, que se avecina según todos los indicios, solo
podrá transformar paulatinamente la sociedad actual, y acabará con la
propiedad privada únicamente cuando haya creado la necesaria cantidad de
medios de producción.
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3.- Confiscación de los bienes de todos los emigrados y de los rebeldes contra
la mayoría del pueblo.
5.- Igual deber obligatorio de trabajo para todos los miembros de la sociedad
hasta la supresión completa de la propiedad privada. Formación de ejércitos
industriales, sobre todo para la agricultura.
6.- Centralización de los créditos y la banca en las manos del Estado a través
del Banco Nacional, con capital del Estado. Cierre de todos los bancos
privados.
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9.- Construcción de grandes palacios en las fincas del Estado para que sirvan
de vivienda a las comunas de los ciudadanos que trabajan en la industria y la
agricultura y unan las ventajas de la vida en la ciudad y el campo, evitando así
el carácter unilateral y los defectos de la una y la otra.
11.- Igualdad de derecho de herencia para los hijos legítimos y los naturales.
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capital, más aún, en una de las condiciones de vida del régimen capitalista de
producción. Constituye un ejército industrial de reservas, un continente
disponible, que pertenece al capital de un modo tan absoluto como se criase y
mantuviese a sus expensas le brinda el material humano, dispuesto siempre
para ser explotado a medida que lo reclamen sus necesidades variables de
explotación e independiente, además, de los límites que pueda oponer el
aumento real de población”.
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“…El estudio de la historia primitiva nos revela un estado de cosas en que los
hombres practican la poligamia y sus mujeres la poliandra y en que, por
consiguiente los hijos de unos y otros se consideran comunes. A su vez, ese
mismo estado de cosas pasa por toda una serie de cambios hasta que se
resuelve en la monogamia. Estas modificaciones son de tal especie, que el
círculo comprendido en la unión conyugal común, y que era muy amplio en su
origen, se estrecha poco a poco hasta que por último, ya no comprende sino la
pareja aislada que predomina hoy…
…Un animal tan inerme como la criatura que se estaba convirtiendo en hombre
pudo sobrevivir en pequeño número incluso en una situación de aislamiento, en
la que la forma de sociedad más elevada es la pareja… Más para salir de la
animalidad, para realizar el mayor progreso que conoce la naturaleza, se
precisaba un elemento más: reemplazar la carencia del poder defensivo del
hombre aislado por la unión de fuerzas y la acción común de la horda…
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Así pues la riqueza a medida que iban aumentando, daban, por una parte al
hombre una posición más importante que la mujer en la familia y, por otra
parte, hacían que naciera en él la idea de valerse de esta ventaja para
modificar un provecho de sus hijos el orden de herencia establecido. Pero esto
no podía hacerse mientras permaneciera vigente la filiación según el derecho
materno. Esta tenía que ser abolido y lo fue.
El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo
femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las riendas de la
casa…
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Tal fue el origen de la monogamia… De ninguna manera fue el fruto del amor
sexual individual con el que no tenía nada de común, siendo el cálculo, ahora
como antes, el móvil de los matrimonios. Fue la primera forma de familia que
no se basaba en condiciones naturales, sino económicas, y concretamente en
el triunfo de la propiedad privada sobre la propiedad común primitiva, originada
espontáneamente…
…Así faltan por completo los vienes de fortuna, para cuya conservación y
transmisión por herencia fueron instituidos precisamente la monogamia y el
dominio del hombre; y por ello aquí también falta todo motivo para establecer la
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Por lo que sin duda alguna desaparecerá de la monogamia son todos los
caracteres que le han impreso las relaciones de propiedad a las cuales debe su
origen. Estos caracteres son, en primer término, preponderancia del hombre y,
luego, la indisolubilidad del matrimonio. La preponderancia del hombre en el
matrimonio es consecuencia, sencillamente, preponderancia económica, y
desaparecerá por si solo con ésta. Lo indisoluble del matrimonio es
consecuencia, en parte, de las condiciones económicas que engendra la
monogamia y, en parte, una tradición de la época en que, mal comprendida
aún, la vinculación de todas esas condiciones, económicas con la monogamia
fue exagerada por la religión…
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¿Nos reprocháis el querer abolir la explotación de los hijos por sus padres?
Confesamos este crimen. Pero decís que destruimos los vínculos más íntimos,
sustituyendo la educación doméstica por la ecuación social.
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“La ley según la cual, gracias a los progresos hechos por la productividad del
trabajo social, puede ponerse en movimiento una mas cada vez mayor de
medios de producción con un desgaste cada vez menor de fuerza humana es
una ley que, dentro del régimen capitalista en que los obreros no emplean los
instrumentos de trabajo, sino que son estos los que emplean a los obreros, se
trueca en esta otra: la de cuanto mayor es la fuerza productiva del trabajo y
mayor, por tanto, la presión ejercida por el obrero sobre los instrumentos que
maneja, mas precaria es su condición de vida: la venta de la propia fuerza para
incrementar la riqueza de otro o alimentar el incremento del capital. Es decir,
que el rápido desarrollo de los medios de producción y de la productividad del
trabajo, así como de la población productiva, se trueca, capitalistamente, en lo
contrario: en que la población obrera crece siempre más rápidamente que la
necesidad de explotación del capital”.
Las provincias independientes, ligadas entre si por lazos muy débiles con
intereses, leyes, gobiernos y tarifas aduaneras diferentes, han sido
consideradas en una sola nación, bajo un solo gobierno, una sola ley, un solo
interés nacional de clase y una sola línea aduanera”.
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Pero no solo las relaciones entre una nación y otra, sino también toda la
estructura interna de cada nación depende del grado de desarrollo de su
producción y de su intercambio interior y exterior…”
“En algunos aspectos el hombre recuerda a la mercancía. Así como el nace sin
espejo en las manos y no como filósofo Fichteano: “Yo soy yo”, el hombre en
un comienzo no mira, como en un espejo en otro hombre. Sólo al relacionarse
con el hombre Pabel como con su semejante, el hombre Pedro comienza a
relacionarse consigo mismo como hombre. Al mismo tiempo Pabel como tal, en
su corporeidad, se convierte para él en forma de manifestación del género
“Hombre””
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“La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y
de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de
circunstancias distintas y de una educación modificada, olvidada que son los
hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el
propio educador necesita ser educado…
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“…Fue precisamente Marx el primero que descubrió la gran ley que rige el
movimiento de la historia, la ley según la cual todas las luchas históricas,
aunque se desarrollen en el terreno político, religioso, filosófico o en otro
terreno ideológico cualquiera, no son, en realidad, más que la expresión más o
menos clara de luchas entre clases sociales, y de que la existencia y, por tanto,
también los choques de estas clases están condicionados, a su vez, por el
grado de desarrollo de su situación económica, por el sistema de su producción
y de su cambio, por aquella condicionada. Esta ley que tiene para la historia la
misma importancia que la ley de la transformación de la energía para las
ciencias naturales”
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“Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre si por el
lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente
determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los
medios de producción (relaciones en que la mayor parte las leyes reprendan y
formalicen), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo,
y, consiguientemente, por el modo de percibir y la proporción en que perciben
las partes de riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos,
uno de los cuales puede apropiarse el trabajo de otro por ocupar puestos
diferentes en un régimen determinado de economía social”.
“Los diferentes individuos solo forman una clase en cuanto se ven obligados a
sostener una lucha común contra otras clases, pues de otro modo ellos mismos
se enfrentan unos con otros, hostilmente, en el plano de la competencia. Y, de
otra parte, la clase se sustantiva, a su vez, frente a los individuos que la
forman, de tal modo que estos se encuentran ya con sus condiciones de vida
predeterminadas, por así decirlo; se encuentran con que la clase les asignan su
posición en la vida y, con ello, la trayectoria de su desarrollo personal; Se ven
absorbidos por ella. Es el mismo fenómeno que el de la absorción de los
diferentes individuos por la división del trabajo, y para eliminarlo no hay otro
camino que el de la abolición de la propiedad privada y del trabajo mismo. Ya
hemos indicado varias veces cómo esta absorción de los individuos por la clase
se desarrolla hasta convertirse, al mismo tiempo, en una absorción por diversas
ideas, etc.”
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“Pero, del mismo modo que la manufactura, al llegar a una determinada fase
de desarrollo, chocó con el régimen feudal de producción, hoy la gran industria
choco ya con el régimen burgués de producción, que ha venido a sustituir a
aquel. Encadenada por ese orden imperante, cohibida por el estrecho marco
del modo capitalista de producción, hoy la gran industria crea, de una parte,
una proletarización cada vez mayor de las grandes masas del pueblo, y de otra
parte, una masa creciente de productos que no encuentran salida.
Superproducción y miseria de las masas -dos fenómenos, cada uno de los
cuales es, a su vez, causa del otro- he aquí la absurda contradicción en que
desemboca la gran industria y que reclama imperiosamente la liberación de las
fuerzas productivas, mediante un cambio del modo de producción.
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¿Quiere decir que el proletariado no ha existido siempre? No, las clases pobres
y trabajadoras han existido siempre, siendo pobres en la mayoría de los casos.
Ahora bien, los pobres, los obreros que viviesen en las condiciones que
acabamos de señalar, o sea los proletarios no han existido siempre, del mismo
modo que la competencia no ha sido libre y desenfrenada.
… Así llegamos a que, en los países civilizados, casi en todas las ramas del
trabajo se afianza la producción fabril y, casi en todas estas ramas, la gran
industria desplaza a la artesanía y la manufactura. Como resultado de ello, se
arruina más y más la antigua clase media, sobre todo los pequeños artesanos,
cambia completamente la anterior situación de los trabajadores y surgen dos
clases nuevas, que absorben paulatinamente a todas las demás, a saber:
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I.- La clase de los grandes capitalistas, que son ya en todos los países
civilizados casi los únicos poseedores de todos los medios de existencia como
igualmente de las materias primas y de los instrumentos (maquinas, fábricas,
etc.) necesarios para la producción de los medios de existencia. Es la clase de
los burgueses, o sea burguesía.
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“De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, solo el proletariado
es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás clases van
degenerando y desaparecen con el desarrollo de la gran industria; el
proletariado, en cambio es su producto más peculiar.
Todos los movimientos han sido hasta ahora realizados por minorías o en
provecho de minorías. El movimiento proletario es un movimiento propio de la
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Al esbozar las fases más generales del desarrollo del proletariado, hemos
conseguido el curso de la guerra civil más o menos oculta que se desarrollan
en una revolución abierta, y el proletariado, derrocando por la violencia a la
burguesía, implanta su denominación.
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Sobre la base de la economía política misma con sus propias palabras, hemos
demostrado que el obrero se hunde al nivel de una mercancía y se convierte en
realidad en la más miserable de las mercancías; que el envilecimiento del
obrero está en razón inversa al poderío y magnitud de su producción; que el
resultado necesario de la competencia es la acumulación del capital en unas
pocas manos y consecuentemente la restauración del monopolio en una forma
más terrible; y que, finalmente, la distinción entre el capitalista y el arrendatario
del suelo –como la que existe entre peón de campo y el obrero industrial–
desaparece y que la sociedad entera viene a dividirse en dos clases: la de los
propietarios y la de los obreros no-propietarios….
Este hecho expresa sólo que el objeto que produce el trabajo -el producto del
trabajo- se le opone como algo alineado, como un poder independiente del
producto. El producto del trabajo es el trabajo objetivado en un objeto, que se
ha hecho material: es la objetivación del trabajo. La realización del trabajo en
su objetivación. En las condiciones analizadas por la economía política esta
realización del trabajo aparece como una pérdida de realidad para los
trabajadores; la objetivación como la pérdida del objeto y servidumbre del
objeto; la apropiación como enajenación, como alienación.
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Pero del mismo modo que la naturaleza provee al trabajo de los medios de vida
en el sentido de que el trabajo no puede vivir sin los objetos sobre los cuales
operar, por otra parte, también provee los medios de vida en el sentido más
restringido: es decir, los medios para la subsistencia física del obrero mismo.
La relación directa del trabajo con su producto es la relación del obrero con los
objetos de su producción.
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Por cierto que el comer, beber, procrear, etc., son también genuinas funciones
humanas. Pero en la abstracción que las separa de la esfera de toda otra
actividad humana y la convierte en únicos y últimos fines, ellas son animales…
…Tenemos que deducir… un tercer aspecto del trabajo enajenado de los dos
que ya hemos considerado.
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De ahí que dentro de la relación del trabajo enajenado cada hombre vea al otro
de acuerdo al nivel y posición en que se encuentra él mismo como trabajador…
Si el producto del trabajo está alienado para mí, si me enfrenta como un poder
alienado, ¿a quién pertenece entonces?
A un ser distinto de mí, a otro. ¿Quién es este ser? ¿Los dioses? Con
seguridad, en los tiempos primitivos, la producción principal (por ejemplo, la
construcción de los templos, etc., Egipto, India y México) parece estar al
servicio de los dioses y el producto pertenece a los dioses. Sin embargo, nunca
fueron los dioses los señores propios del trabajo. Tampoco lo era la naturaleza.
Y qué contradicción sería si mientras el hombre con su trabajo subyuga más y
más a la naturaleza y los milagros de los dioses se hacen más y más
superfluos por los milagros de la industria, tuviera el hombre que renunciar a la
alegría de la producción y al goce del producto a favor de estos poderes.
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...A través del trabajo alienado, entonces, el obrero produce la relación con su
trabajo de un hombre extraño al trabajo y que permanece fuera de él. La
relación del obrero con el trabajo engendra la relación del capitalista con él, o
como quiera que se llame el dueño del trabajo. Así, la propiedad privada, el
producto, el resultado, la consecuencia necesaria del trabajo alienado, de la
relación externa del obrero con la naturaleza y con él mismo.
Por tanto, la propiedad privada resulta del análisis del concepto de trabajo
alienado, es decir, de hombre alienado, de trabajo enajenado, de vida
enajenada, de hombre enajenado.
Los salarios son una consecuencia directa del trabajo enajenado y el trabajo
enajenado es la causa directa de la propiedad privada. La caída de un aspecto
debe significar necesariamente la caída del otro.
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…Hay que observar, primero, que todo lo que en el obrero aparece como
actividad de alienación, de enajenamiento, aparece en el no-trabajador como
estado de alienación, de enajenación. En segundo lugar, que la actitud real,
práctica del obrero en la producción y hacia el producto (como estado de
ánimo) aparece en el no-trabajador enfrentándolo como actitud teórica. En
tercer lugar, el no-trabajador hace contra el obrero todo lo que éste no hace
contra él; pero no hace contra sí mismo lo que hace contra el obrero…
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Lo que aquí reviste, a los ojos de los hombres, la forma fantasmagórica de una
relación entre objetos materiales no es más que una relación social concreta
establecida entre los mismos hombres. Por eso, si queremos encontrar una
analogía a este fenómeno, tenemos que remontarnos a las regiones nebulosas
del mundo de la religión, donde los productos de la mente humana semejan
seres dotados de vida propia, de existencia independiente, y relacionados
entre sí y con los hombres. Así acontece en el mundo de las mercancías con
los productos de la mano del hombre. A esto es a lo que yo llamo el fetichismo
bajo el que se presentan los productos del trabajo tan pronto como se crean en
forma de mercancías y que es inseparable, por consiguiente, de este modo de
producción.
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Por tanto, los hombres no relacionan entre sí los productos de su trabajo como
valores porque estos objetos les parezcan envolturas simplemente materiales
de un trabajo humano igual. Es al revés. Al equiparar unos con otros en el
cambio, como valores, sus diversos productos, lo que hacen es equiparar entre
sí sus diversos trabajos, como modalidad de trabajo humano. No lo saben, pero
lo hacen. Por tanto, el valor no lleva escrito en la frente lo que es... Luego,
vienen lo hombres y se esfuerzan por descifrar el sentido de estos jeroglíficos,
por descubrir el secreto de su propio producto social, pues es evidente que el
concebir los objetos útiles como valores es obra social suya…
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puramente casual de las magnitudes de valor de los productos del trabajo, pero
no destruye, ni mucho menos, su forma material.
Pero esta forma acabada del mundo de las mercancías la forma dinero lejos de
revelar el carácter social de los trabajos privados y, por tanto, las relación
sociales entre los productores privados, lo que hace es encubrirlas…
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“El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los
negocios comunes de toda la clase burguesa”.
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“En el Estado toma cuerpo ante nosotros como el primer poder ideológico
sobre los hombres. La sociedad se crea un órgano para la defensa de sus
intereses comunes frente a los ataques de dentro y de afuera. Este órgano es
el poder del estado. Pero, apenas creado, este órgano se independiza de la
sociedad, tanto más se va convirtiendo en órgano de una determinada clase y
más directamente impone el dominio de esta clase. La lucha de la clase
oprimida contra la clase dominante asume forzosamente el carácter de una
lucha política, de una lucha dirigida, en primer término, contra la dominación
política de esta clase; la conciencia de la relación que guarda esta lucha
política con su base económica se oscurece y puede llagar por desaparecer
por completo. Sino ocurre así por entero por los propios beligerantes, ocurre
casi siempre entre historiadores…
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Esta fuerza pública existe en todo estado; y no está formada solo por hombres
armados, sino también por aditamentos materiales, las cárceles y las
instituciones coercitivas de todo género que la sociedad gentilicia no conocía.
Pude ser muy poco importante, o hasta casi nula, en la sociedades donde aun
no se han desarrollado los antagonismos de las clases sociales y en territorio
lejano, como sucedió en ciertos lugares y épocas en EEUU. Pero se fortalece a
medida que los antagonismos de clases se exacerban dentro del estado y a
medida que se hacen más grandes y más poblados los estados colindantes. Y
si no, examínese nuestra época actual donde la lucha de las clases y la
rivalidad y las conquistas han hecho crear tanto las fuerzas públicas, que
amenazan con devorar la sociedad entera y aún al estado mismo.
Para sostener en pie esta fuerza pública, se necesitan contribuciones por parte
de los ciudadanos del estado: los impuestos. La sociedad gentilicia nunca tuvo
idea de ellos pero nosotros lo conocemos bastante bien. Con los progresos de
la civilización, los impuestos llegan a ser poco; el estado libra letras sobre el
triunfo contra empréstitos, contra dudas de estado. También de esto puede
hablarnos por propia experiencia, la vieja Europa.
Dueños de las fuerzas públicas y del derecho de recaudar los impuestos, los
funcionarios, los órganos de la sociedad, aparecen ahora situados por encima
de esta. El respeto que se tributa libre y voluntariamente a los órganos de la
institución gentilicia ya no les basta, incluso si pudieran ganarlo; vínculo de un
poder que se ha hecho extraño a la sociedad, necesita hacerse respetar por
medio de las leyes de excepción, merced a las cuales gozan de una aureola y
de una inviolabilidad particular. El más despreciable polizonte de estado
civilizado tiene más” autoridad” que todos los órganos del poder de la sociedad
gentilicia reunidos; por el príncipe más poderoso, el más grande hombre
público o guerrero de la civilización, puede evidenciar el más modesto jefe
gentil al respecto espontáneo y universal que se procesaba. El uno se movía
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por último, la clase poseedora impera de un modo directo por medio del
sufragio universal. Mientras la clase oprimida -en nuestro caso el proletariado-
no está madura para libertarse ella misma, su mayoría reconoce el orden social
de hoy como el único posible, y políticamente forma la cola de la clase
capitalista, su extrema izquierda. Pero a medida que va madurando, para
emanciparse ella misma se constituye como un partido independiente, elige sus
propios representantes y no los de los capitalistas. El sufragio universal es, de
esta suerte, el índice de la madurez de la clase obrera. No puede llegar ni
llegará nunca a más en el estado actual, pero esto es bastante. El día en que el
termómetro del sufragio universal marque para los trabajadores el punto de
ebullición, ellos sabrán, lo mismo que los capitalistas qué deben hacer.
“Una vez que en el curso del desarrollo hayan desaparecido las diferencias de
clases y se haya concentrado toda la producción en manos de los individuos
asociados, el poder público perderá su carácter político. El poder político,
hablando propiamente es la violencia organizada de una clase para la opresión
de otra”.
“El gobierno del estado moderno no es más que una junta de administración de
los negocios comunes de a clase burguesa”
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Para mantener una fuerza pública especial, situada por encima de la sociedad,
son necesarios los impuestos y la deuda pública.
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Segundo: el estado es una fuerza especial de represión. Engels nos pone aquí,
esto significativa y profundísima definición con la más completa claridad. Y de
ella se deduce que esa fuerza especial de represión del proletariado por la
burguesía, de millones de trabajadores por unos puñados de ricachones, debe
sustituirse con una fuerza especial de represión de la burguesía por el
proletariado (dictadura del proletariado). En esto consiste precisamente la
destrucción del Estado como tal. En esto consiste precisamente el “acto” de la
toma de posesión de los medios de producción en nombre de la sociedad. Y es
evidente por sí que semejante sustitución de una fuerza especial (la burguesía)
con otra “fuerza especial” (proletaria) no puede ya oponerse, en modo alguno,
en forma de “extinción”.
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Hasta que surgió al primera forma de explotación del hombre por el hombre la
primera forma de división en clases –en esclavistas y esclavos-, hasta aquel
momento existió todavía la familia patriarcal, o, como a veces se le suele
llamar, el clan: tribu, cuando los hombres vivían en tribus, por familias…
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medios de producción -La tierra, los instrumentos, por muy poco eficaces y
primitivos que entonces fuesen-, sino que también llamaban esclavistas, y los
que trabajaban y entregaban su trabajo a los otros se llamaban esclavos.
Los dueños del capital, los dueños de la tierra, los dueños de las fábricas
constituían y constituyen en todos los países capitalistas una minoría
insignificante de población, que dispone integralmente de todo el trabajo
realizado por el pueblo y por consiguiente, tiene a sus órdenes oprimiéndola y
explotándola, a toda la masa de los trabajadores, cuya mayoría la componen
los proletariados, los obreros asalariados, quienes, en el proceso de la
producción, obtienen sus medios de subsistencia únicamente de la venta de
sus brazos, de su fuerza de trabajo. Los campesinos dispersos y aplastados ya
en la época del feudalismo, con el paso del capitalismo se transforman en su
mayoría en proletarios, y en su minoría en campesinos y componen la
burguesía del campo.
…Este aparato, este grupo de hombres que gobiernan a los demás, se apodera
siempre de cierta máquina de coerción, de una cierta fuerza física, lo mismo da
que esta violencia sobre los hombres se exprese en el garrote primitivo o en
un tipo de arma más perfecta en la época de la esclavitud, o en el arma de
fuego aparecida en lea Edad Media, o, finalmente, en las armas modernas que
en el siglo XX han llegado a ser maravillosas técnicas basadas por entero en
las últimas conquistas de la técnica moderna.
Los métodos de violencia van cambiando, pero, siempre que existe en cada
sociedad un grupo de personas que gobiernan, que mandan, que dominan y
que, para conservar el poder, tienen en sus manos una máquina de coerción
física, un aparato de violencia, las armas que corresponden al nivel técnico de
cada época. Y solo observando atentamente estos fenómenos generales, solo
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El Estado es una máquina para mantener el dominio de una clase sobre otra.
Cuando en la sociedad no había clases, cuando los hombres, antes de la
época de esclavitud, trabajaban en la más baja productividad del trabajo,
cuando el hombre primitivo podía conseguir con dificultad los medios
indispensables para la existencia más tosca y primitiva, entonces no surgió ni
podía surgir, un grupo especial de personas destacadas ex profeso para
gobernar y que dominan al resto de la sociedad. Solo al surgir la primera
división de la sociedad en clases, cuando apareció la esclavitud, cuando cierta
clase de hombres, concentrando sus esfuerzos en las formas más toscas de
laboreo de la tierra, pudieron producir cierto sobrante que no era
absolutamente indispensable para la misérrima existencia del esclavo y que iba
a parar a manos del esclavista, cuando, de este modo, se consolidó la
existencia de esta clase de esclavistas, y para que esta se consolidase , surgió
la necesidad de que apareciese el Estado.
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“La idea de que todos los hombres , por el mero hecho de serlos, tienen algo
en común, que los hace ser, hasta donde alcanza ese algo común, igual es
naturalmente antiquísima .Pero el postulado moderno de la igualdad difiere
radicalmente de esa idea y consiste, más bien, en derivar de esa propiedad
común a todos los hombres, de esa igualdad de los hombres como tales
hombres, el principio de la igualdad política o social de todos los seres
humanos, o al menos de todos los ciudadanos de un Estado o de todos los
miembros de una sociedad. Hubo de pensar y pasaron en efecto, miles de
años, antes de que aquella idea primitiva de la igualdad relativa pudiese seguir,
como un corolario suyo, la idea de la igualdad dentro de la sociedad y del
Estado, antes de que esta deducción se impusiese como algo evidente y
natural. En las más antiguas comunidades primitivas, solo podía hablarse de
igualdad, o a lo sumo, entre los miembros de la misma comunidad, las mujeres,
los esclavos, los forasteros quedaban totalmente excluidos de esa igualdad, en
Grecia y en Roma, las desigualdades entre los hombres tenía mucha más
fuerza que cualquier género de igualdad. Y si alguien le hubiese ocurrido decir
por entonces que los griegos y los bárbaros, los hombres libres y los esclavos,
los ciudadanos del Estado y los extranjeros escogidos a su protección, los
romanos y los súbditos de Roma eran creadores al mismo trato político,
necesariamente había pasado por loco a los ojos de los antiguos. Bajo el
Imperio romano, estas diferencias fueron dividiéndose poco a poco, a
excepción de aquella de los esclavos y de los hombres libres surgió al menos
entre los hombres libres aquel sistema de igualdad entre personas privadas
sobre cuya base se desarrolló el derecho romano, la más perfecta expresión
que se conoce de un derecho cimentado en la institución de la propiedad
privada. Pero, mientras subsistiese la contradicción entre libres y esclavos, no
se podía hablar de los derechos jurídicos derivados de la igualdad de todos los
hombres hasta hace poco…
El cristianismo solo reconocía una igualdad entre los hombres, la del pecado
original, igualdad que cuadraba perfectamente a su carácter de religión de
esclavos y oprimidos. Al lado de esta admitía a lo sumo la igualdad de los
elegidos, pero solo en sus comienzos hizo hincapié en ella. Las huellas de
comunidad de bienes con que nos encontramos igualmente en los primeros
tiempos de la nueva religión tenía su mente en los primeros tiempos de la
nueva religión, tiene su origen más bien en la solidaridad de los proscriptos,
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la manufactura los privilegios de los gremios. Por ningún lado se veía vía libre e
igualdad de posibilidades para los competidores burgueses, y sin embargo,
esta exigencia era primordial y cada vez más apremiante.
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igualdad no es más que una expresión del instituto revolucionario, y esto, y solo
esto, es a la par lo que lo justifica. Pero otras veces, brota de la reacción contra
el postulado de la igualdad de la burguesía saca de este reivindicaciones más
avanzadas, más o menos aceptadas, sirve de medio de agitación para alzar a
los obreros contra los capitalistas, con afirmaciones de los propios capitalistas,
y así considerando, su suerte indisolublemente ligada a la de la misma igualdad
burguesa. Tanto en uno como en otro caso, el verdadero contenido del
postulado de la igualdad proletaria es reivindicar la abolición de las clases.
Toda otra reivindicación de igualdad que trasciende de esos límites se pierde
necesariamente en el absurdo…
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“En la historia real, los teóricos que consideraban el poder como el fundamento
del derecho se hallaban en oposición directa frente a los que veían la base del
derecho en la voluntad… Si se ve en el poder el fundamento del derecho, como
Hobbes, etc., tendremos que el derecho, la ley, etc., son solamente el signo, la
modificación de otras relaciones, sobre las que descansa el poder del Estado.
La vida matrimonial de los individuos, que en modo alguno depende de su
simple “voluntad”, su modo de producción y la forma de intercambio, que se
consideran mutuamente, constituyen la base del estado y se mantienen como
tales en todas las fases en que siguen siendo necesarias la división del trabajo
y la propiedad privada, con absoluta independencia de la voluntad de los
individuos. Y estas relaciones reales, lejos de ser creadas por el poder del
Estado, son, por el contrario, el poder creador de él.
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ideólogo puede representarse esta voluntad como fruto del libre arbitrio y
susceptible, por tanto, de ser apreciada en todo tiempo y bajo cualesquiera
circunstancias.
“En la historia real, los teóricos que consideraban el poder como el fundamento
del desarrollo se hallan en oposición directa frente a los que veían la base del
desarrollo en la voluntad… Si se ve en el poder el fundamento del derecho,
como hablar, etc., tendremos que el derecho, la ley, etc., son solamente el
poder del Estado. La vida de estos individuos, que en modo alguno depende de
su simple “voluntad”, su modo de producción y la forma de intercambio, que se
reconsideran mutuamente, constituyen la base real del Estado, son por el
contrario el poder creador de él. Los individuos que dominan bajo estas
relaciones tienen, independientemente de que su poder deba constituirse como
Estado que dar necesariamente a su voluntad, condicionada por dichas
determinadas relaciones, una expresión general como voluntad del Estado
como ley –expresión cuyo contenido viene dado siempre por las relaciones de
estas clases.
“…El delito, es decir, la lucha del individuo aislado contre las condiciones
dominantes…”
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“…en todos los tiempos, los soberanos se han tenido que someter a las
condiciones económicas, sin poder dictarles nunca su ley. Tanto la legislación
política como la civil no hacen más que expresar y protocolizar las exigencias
de las relaciones económicas…”
“Las diferentes fases de desarrollo de la división del trabajo son otras tantas
formas distintas de la propiedad; o, dicho en otros términos, cada etapa de la
división del trabajo determina también las relaciones de los individuos entre sí,
en lo tocante al material, el instrumento y el producto del trabajo.
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“¿Es posible esta revolución en un solo país? No. La gran industria, al crear el
mercado mundial, ha unido ya tan estrechamente todos los pueblos del globo
terrestre, sobre todo los pueblos civilizados, que, cada uno depende de lo que
ocurre en la tierra del otro. Además ha nivelado en todos los países civilizados
el desarrollo social a tal punto que en todos estos países la burguesía y el
proletariado se ha erguido en las dos clases decisivas de la sociedad, y la
lucha entre ellas se ha convertido en la principal lucha de nuestros días. Por
consecuencia, la revolución comunista no será una revolución puramente
nacional, sino que se producirá simultáneamente en todos los países
civilizados, es decir, al menos en Inglaterra, América, Francia y Alemania. Ella
se desarrollará en cada uno de estos países más rápidamente o más
lentamente. Dependiendo del grado en que esté en cada uno de ellos más
desarrollado la industria, en que se haya acumulado más riquezas y se
disponga de mayor fuerza productiva, Por eso será más lenta y más difícil en
Alemania y más fácil y rápida en Inglaterra. Ejercerá igualmente una influencia
considerable en los demás países del mundo, modificara de raíz y acelerara
extraordinariamente su anterior marcha del desarrollo. Es una revolución
universal y tendrá, por eso, un ámbito universal.
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Esta disciplina nueva no cae del cielo, ni se consigue con buenas intenciones
sino que nace exclusivamente de las condiciones materiales de la gran
producción capitalista sin las cuales es imposible. Y el portador o vehículo de
estas condiciones materiales es una determinada clase histórica, creada,
organizada, agrupada, instruida, educada, y forjada por el gran capitalismo.
Esta clase es el proletariado, si traducimos esta expresión latina, científica,
histórico-filosófico a un lenguaje más sencillo, significa lo siguiente:
Solo una clase determinada –los obreros urbanos y, en general, los obreros
fabriles, los obreros industriales –está en condiciones de dirigir a toda la masa
de trabajadores y explotados en la lucha por derrocar el yugo del capital, en el
proceso mismo de sus derrocamientos, en la lucha por mantener y consolidar
el triunfo, en la creación del nuevo régimen social, del régimen socialista, en
toda la lucha por la supresión completa de las clases. (Hagamos notar, entre
paréntesis que la diferencia científica entre el socialismo y el comunismo
consiste únicamente en que el primer término designa la primera fase de la
sociedad nueva que brota del capitalismo, mientras que el segundo término
designa una fase superior y más avanzada de dicha sociedad).
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¿Qué quiere decir “supresión de las clases”? Todos los que se llaman
socialistas reconocen este objetivo final del socialismo, pero no todos ni mucho
menos, reflexionan sobre el alcance de dichas palabras.
Es evidente que, para suprimir por completo las clases, no basta con derrocar a
los explotadores, a los terratenientes, y capitalistas, no basta con suprimir su
propiedad, sino que es imprescindible también suprimir toda la propiedad
privada sobre los medios de producción; es necesario suprimir las diferencias
existentes entre la ciudad y el campo, así como entre los trabajadores
manuales e intelectuales. Esta obra exige mucho tiempo. Para realizarla, hay
que dar un gigantesco paso adelante en el desarrollo de las fuerzas
productivas, hay que vencer la resistencia (muchas veces pasiva y mucho más
tenaz y difícil de vencer) de los numerosos vestigios de la pequeña producción,
hay que vencer la enorme fuerza de la costumbre y la rutina que estos vestigios
llevan consigo.
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Esta segunda tarea es más difícil que la primera porque no puede ser cumplida
en modo alguno con un esfuerzo heroico, momentáneo, sino que exige el
heroísmo más prolongado, más tenaz y difícil: el del trabajo cotidiano y masivo.
Por otra parte también es más esencial que la primera, porque, a fin de
cuentas, la fuente más profunda de la fuerza necesaria para vencer a la
burguesía y la única garantía de solidez y seguridad de estas victorias residen
únicamente en un modo nuevo y superior de producción social, en la
sustitución de la producción capitalista y pequeño-burguesa por la gran
producción socialista”.
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La delimitación aquí indicada es muy difícil, pues en la vida práctica todos los
rasgos propios del “campesino”, por variados y contradictorios que sean,
forman un todo único. No obstante, la delimitación es posible, y no solo posible,
sino que emana inevitablemente todas las condiciones de la hacienda y de la
vida del campesino.
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cuando desaparezcan las clases. Y sin la dictadura del proletariado las clases
no desaparecerán.
Las clases han quedado, pero cada una de ellas no ha modificado en la época
de la dictadura del proletariado; han variado igualmente las relaciones entre
ellas. La lucha de clases no desaparece bajo la dictadura del proletariado, lo
que hace es adoptar otras formas.
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“En efecto, a partir del momento en que comienza a dividirse el trabajo, cada
cual se mueve en un determinado círculo exclusivo de actividades, que le viene
impuesto y del que no puede salirse; el hombre es cazador, pescador, pastor o
crítico, y no tiene más remedio que seguirlo siendo ,si no quiere verse privado
de los medios de vida; al paso que en la sociedad comunista ,donde cada
individuo no tiene acotado un círculo exclusivo de la actividades, sino que
puede desarrollar sus aptitudes en la rama que mejor le parezca, la sociedad
se encarga de regular la producción general, con lo que hace cabalmente
posible que yo pueda dedicarme hoy a esto y mañana a aquello, que pueda por
la mañana cazar, por la tarde pescar y por la noche apacentar el ganado, y
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“¿Acaso se necesita una gran perspicacia para comprender que con toda
modificación en las condiciones de vida, en las relaciones sociales, en la
existencia social, cambian también las ideas, las nociones y las concepciones,
en una palabra, la conciencia del hombre?
“La conciencia no puede ser nunca otra cosa que ser consciente, y el ser de los
hombres es su proceso de vida real y si en toda la ideología, los hombres y sus
relaciones aparecen invertidos como en la cámara oscura, este fenómeno
responde a su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al
proyectarse sobre la retina responde a su proceso de vida directamente
físico…
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“Las ideologías aún más elevadas, es decir, las que se alejan todavía más de
la base material, de la base económica, adoptan la forma de filosofía y de
religión. Aquí la concatenación de las ideas con sus condiciones materiales de
existencia aparece cada vez más embrollado, cada vez más oscurecida por la
interposición de eslabones intermedios. Pero no obstante existe. Todo el
período del renacimiento desde mediados del siglo XV, fue en esencia un
producto de las ciudades y por tanto de la burguesía, y lo mismo cabe decir de
la filosofía desde entonces renaciente, su contenido no era, en sustancia, más
que la expresión filosófica de las ideas correspondientes al proceso de
desarrollo de la pequeña y mediana burguesía hacia la gran burguesía .Esto se
ve con bastante claridad en los ingleses y franceses del siglo pasado, mucho
de los cuales tenían tanto de economistas como de filósofos, y también hemos
podido comprobarlo más arriba en la escuela hegeliana.
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que se halla fuera del hombre y no depende de él , es decir, que sólo debe ser
conservado y afirmada de modo exterior, dicho con otras palabras, se
rechazaba esta objetividad exterior y absurda suyo, por cuanto la propiedad
privada se encuentra en el hombre mismo es reconocido como su esencia,
pero precisamente en virtud de ello el propio hombre se enfoca en el aspecto
de la religión…”
“El reflejo religioso del mundo real sólo podrá desaparecer para siempre
cuando las condiciones de la vida diaria, laboriosa y activa, represente para los
hombres relaciones claras y racionales entre sí y respecto a la naturaleza. La
forma del proceso social de vida, o lo que es lo mismo, del proceso material de
producción, sólo se despojará de su lado místico cuando ese proceso sea obra
de hombres libremente socializador y puesta bajo un mando consciente y
racional más, para ello, la sociedad necesita contar con una base material o
con una serie de condiciones materiales de existencia, que sea, a su vez, fruto
natural de una larga y penosa evolución”.
“Vemos, pues, que la religión una vez creada, contiene siempre una materia
tradicional, ya que la tradición es, en todos los campos ideológica, una gran
fuerza conservadora. Pero los cambios que se producen en este material
brotan de las relaciones de clases, y por tanto de las relaciones económicas
de los hombres que efectúan estos cambios…”
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“...La religión es uno de los tipos de opresión espiritual que caen en todas
partes sobres las masas populares, aplastadas por el trabajo eterno para
otros, por la pobreza y la soledad. La impotencia de las clases explotadas en
las luchas contra los explotadores engendra inevitablemente la fe de una mejor
vida ultratumba, del mismo modo que la impotencia de los salvajes en las
luchas contra la naturaleza hace nacer la fe en los dioses, demonios, milagros,
etc. La religión enseña resignación y paciencia en la vida terrenal a quienes
trabajan y pasan necesidades toda la vida consolándole con la esperanza de
recibir la recompensa en el cielo. Y a quienes viven del trabajo ajeno, les
enseña caridad en la vida terrenal, ofreciéndoles una absolución muy barata de
sus existencias de explotadores y vendiéndoles a precio módicos pasaje al
bienestar celestial. La religión es el opio del pueblo. La religión es una especie
de aguardiente espiritual de mala calidad, en el que los esclavos del capital
ahogan su figura humana, hunden sus reivindicaciones de una vida digna del
hombre”.
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….No se puede declarar de una vez para siempre y para todas las situaciones
que los sacerdotes no pueden ser miembros del Partido Social demócrata, más
todo no puede establecer de una vez para siempre la regla contraria. Si un
sacerdote viene a nuestras filas para realizar una labor política conjunta y
cumple con propiedad el trabajo del Partido, sin combatir el programa de éstos
podemos admitirlo en las filas sociales demócratas. Puede en tales
condiciones, la contradicción entre el espíritu y las bases de nuestro programa,
por un lado, y las convicciones religiosas, por otro, podría seguir siendo una
contradicción personal suya, que sólo a él afectase, ya que una organización
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él pone de manifiesto son dos lados del desarrollo personal de los individuos,
engendrado ambos por condiciones igualmente empíricas de vida de los
individuos y simple expresiones, ambos, del mismo desarrollo personal de los
hombres y entre los que solo media, por tanto, una aparente contraposición.
Por lo que se refiere al problema de cual es el lugar asignado al individuo por
las condiciones especiales de desarrollo y por la división del trabajo, al
problema de sí el individuo de que se trata representa más bien uno ó el otro
lado de la antitesis, aparece más bien como egoísta o como abnegado, se trata
de un problema completamente secundario, que incluso solo cobra cierto
intereses, cuando se plantea en vista a determinado individuos y dentro de
determinada época histórica, De otro modo, solo podrá conducir a frases de
charlatanismos…
“La verdad es que cada clase y hasta cada profesión tiene su moral propia…”
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“Si con los conceptos de verdad y de error no hemos salido ganando gran
cosa, menos ganamos todavía con los de bien y de mal. Esta antitesis se
mueve pura y exclusivamente dentro de la orbita moral, es decir, en un cuerpo
que pertenece a la historia humana, donde ya sabemos que hay diseminada
poquísimas verdades definitiva y de última instancia, la idea de bien y de mal
han cambiado tanto de pueblo a pueblo, de siglo a siglo, que no poca veces
hasta se contradicen abiertamente.
Si vemos, pues, que las tres clases que forman la sociedad moderna, la
aristocracia feudal, la burguesía y el proletariado, posee en cada una su propia
moral, necesariamente tendremos que concluir que los hombres, sean
consciente o inconsciente, derivan sus ideas morales, en última instancias, de
las condiciones prácticas en que se basa su situación de clases e la relaciones
económicas en que producen e intercambian lo producido.
Pero, por cierto hay de común a las tres teorías morales mencionadas ¿no será
esto por lo menos una parte de la moral definida de una vez y para siempre?
aquellas teorías morales representan tres etapas distintas del mismo desarrollo
histórico, tienen por tanto un fondo económico común, y esto hace que tenga,
necesariamente muchos rasgos comunes. Más aún, etapas iguales o
aproximadamente iguales de desarrollo económico las teorías morales
necesariamente tienen que coincidir, y en mayor o en menor grado. Desde el
momento en que se desarrolla la propiedad privada sobres las cosas muebles,
en que toda las sociedades en esto se rigen, se impone necesariamente el
precepto moral, común a todas , de no robaras ¿Acaso este precepto se
trasforma por este solo hecho en norma eterna de moral? Nada de eso. En una
sociedad en que se hubiesen desaparecido los móviles del robo, en la que por
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“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo,
pero de lo que se trata es de transformarlo… La vida social es en esencia,
práctica. Todos los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo,
encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de
esta práctica… Feuerbach, no contento con el pensamiento abstracto, apela a
la contemplación sensorial; pero no concibe la sensoriedad como una actividad
sensorial humana práctica… La conciencia de la modificación de las
circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse
racionalmente como práctica revolucionaria… El problema de si al pensamiento
humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico,
sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que
demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su
pensamiento”.
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cuando la humanidad dure el tiempo necesario para ello, y que los órganos y
objetos del conocer no cierren el paso a ese conocimiento, digo algo bastante
trivial, y algo, además, bastante infantil. Pues el resultado más valioso sería
que llegáramos a recelar extraordinariamente de nuestros actuales
conocimientos, toda vez que estamos muy probablemente, en los comienzos
de la historia humana y que las generaciones que nos han de rectificar serán
seguramente harto más numerosas que aquellas cuyos conocimientos nos es
dado a nosotros rectificar, no pocas veces con un desprecio bastante olímpico”
“Otra vez volvemos a encontrarnos con aquella contradicción con que nos
tropezamos más arriba entre el carácter -que necesariamente hemos de
representarnos como absoluto- del pensamiento humano, y su realidades una
serie de hombres individuales de pensamiento limitado, contradicción que sólo
puede resolverse a lo largo de un progreso infinito, en la sucesión -para
nosotros, al menos, prácticamente inacabable- de las generaciones humanas.
En este sentido, el pensamiento humano es a la par soberana y no soberano, y
su capacidad cognosciva a la par no limitada y limitado. Soberano e ilimitado
en cuanto al don, la vocación, la posibilidad, la meta histórica final; no
soberano, y limitado, en cuanto a la ejecución concreta y a la realidad de cada
caso”.
“…La verdad y el error, como todas las definiciones mentales que se mueven
dentro de antítesis polares, solo tienen vigencia absoluta dentro de un terreno
muy limitado… Tan pronto como empleamos la antítesis de verdad y error fuera
del terreno estrictamente limitado… Se convierte en relativa, y, por tanto, en
inservible como término de expresión estrictamente científica; y si nos
empeñamos en aplicarlas con valor absoluto fuera de aquella órbita, el fracaso
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“Para hacer progresar el materialismo, hace falta acabar con el juego trivial de
la locución verdad eterna, hace falta saber plantear y resolver dialécticamente
la cuestión de la correlación entre la verdad absoluta y la verdad relativa”.
“Pero, ¿no existen verdades tan inconmovibles, que toda duda contra ellas nos
tenga que parecer sinónimo de imbecilidad…? ¿Existen, pues verdaderas
eternas, verdaderas definitivas de última instancia?
La segunda clase de ciencias son las que abarcan las investigaciones de los
organismos vivientes. En este terreno… cada problema resuelto no solo
plantea un sinnúmero de problemas nuevos, sino que… sólo se resuelve…
fragmentariamente… y la necesidad de formarse una noción sistemática de las
concatenaciones obliga constantemente al científico a rodear las verdades
definitivas… de una verdadera selva de hipótesis… Quién, se empeñe en
sentar aquí a todo trance auténticas verdades inmutables, tendrá que
conformarse con formular vulgaridades…
Pero las verdades eternas salen aún peor paradas en el tercer grupo de
ciencias, las ciencias históricas… En el campo de la historia humana, nuestra
ciencia se halla, pues, mucho más atrasada que el campo de la biología… Así
pues, quien salga por estos dominios a caza de verdades definitivas de última
instancia… no logrará reunir gran botín, como no sean vulgaridades… tales
como por ejemplo… que Napoleón murió el 5 de mayo de 1821, etcétera”.
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