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Introducción .................................................................................................................................... 2
1. El texto..................................................................................................................................... 3
2. Forma ....................................................................................................................................... 4
3. Delimitación ............................................................................................................................ 5
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Introducción
Escudriñar las Sagradas Escrituras es siempre una aventura maravillosa que nos adentra en la
realidad divina y la escucha de la Palabra de quien nos ama. El presente trabajo pretende ser un
acercamiento exegético a esa Palabra, en esta ocasión en el Salmo 26, y presenta la siguiente
estructura: Presentación del texto, su forma, su delimitación, su género literario, fecha y lugar,
interpretación, establecimiento de un puente hermenéutico, unas consideraciones finales, y
finalmente nuestras fuentes bibliográficas.
1. Buscar cuál es el elemento predominante y qué implicaciones tiene para nuestra vida
cristiana
2. Cuál es la imagen de Dios que tiene el salmista
3. Cuál es el salmo más parecido al de nuestro objeto de estudio
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1. El texto
Salmo 261
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Escrútame, Yahvé, ponme a prueba,
aquilata mi conciencia y mi corazón,
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que tengo presente tu amor
y te soy fiel en la vida.
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No ando mezclado con falsos,
ni me dejo acompañar de hipócritas;
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odio las reuniones de malhechores,
no me mesclo con malvados.
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Lavo y purifico mis manos,
doy vueltas en tu altar, Yahvé,
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pronunciando la acción de gracias,
pregonando todas tus maravillas.
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Amo, Yahvé, la belleza de tu Casa,
el lugar donde se asienta tu gloria.
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No dejes que muera entre pecadores,
que acabe mi vida entre asesinos,
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con sus manos llenas de infamia
y su diestra repleta de soborno.
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Yo, en cambio, llevo una vida íntegra,
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Biblia de Jerusalén.
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rescátame, ten piedad de mí;
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mi pie sigue el camino recto,
en la asamblea te bendeciré, Yahvé.”
2. Forma
Encabezado del Salmo 26 (De David) --------------------------------------------------------------(v.1a).
Cuarta estrofa: El salmista se justifica y se compromete frente a Yahvé (sección Yo) ------(vv.11-
12).
El Salmo 26, de la colección de David como indica su encabezado (v.1a), nos presenta una poesía
en la que podemos apreciar cuatro estrofas. La primera de ellas inicia con el verbo imperativo
“hazme” (v.1b), con el cual el salmista manifiesta su necesidad de justicia a Yahvé, y después de
ponderar la integridad de su conducta, culmina con un relegar su confianza en Él, por lo que hemos
decidido denominarla como la 1ra sección Tú y Yo, donde el Tú hace referencia a Yahvé y el Yo
al salmista.
La tercera estrofa (sección Tú) se abre con una petición en formulación negativa (v.9a) por parte
del salmista, con miras a librarse de la pena de los culpables (vv.9b-10).
Finalmente, la cuarta estrofa (sección Yo) pone como colofón una reiteración de la inocencia del
salmista (vv.11-12a) y su compromiso de fidelidad y alabanza frente a Yahvé (v.12b)
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3. Delimitación
A grandes rasgos podemos decir que el presente Salmo 26 forma una unidad junto a los dos salmos
precedentes (24 y 25) y el salmo posterior (27) en torno al tema de la justicia, manifestada en tres
vertientes, a saber; como petición, como fidelidad a Yahvé y sus mandatos, y como confianza en
la bondad de Yahvé.
La justicia como petición de auxilio a Yahvé la encontramos tanto en el Salmo 26 (vv.1b,9) como
en el Salmo 27 (vv.7-9a). En el primero es más notoria la apelación a la inocencia del salmista
“hazme justicia, Yahvé, que llevo una vida íntegra.” (Sal 26,1b), mientras que en el segundo
impera un tono de desesperación “¡ten piedad de mí, respóndeme!” (Sal 27,7b).
Entendida como fidelidad a Yahvé y sus mandatos, el tema de la justicia está muy marcado: “tengo
presente tu amor y te soy fiel en la vida” (Sal 26,3), “el de manos limpias y puro corazón, el que
no suspira por los ídolos ni jura con engaño.” (Sal 24,4), “El que espera en ti no queda defraudado,
queda defraudado el que traiciona sin motivo.” (Sal 25,3) y “Una cosa pido a Yahvé, es lo que
ando buscando: morar en la casa de Yahvé todos los días de mi vida.” (Sal 27,4a).
Y en cuanto la justicia como confianza: “Si me apoyo en Yahvé no vacilo.” (Sal 26,2b), “No me
avergüence por confiar en ti.” (Sal 25,20b) y “Si mi padre y mi madre me abandona, Yahvé me
acogerá.” (Sal 27,10).
Junto a estos elementos de contenido, podemos apuntar también que nuestro texto de estudio se
enmarca en la colección de salmos de David (Salmo 3-41), que hacen referencia constante al tema
del templo y las acciones que alrededor de él se realizan, y que, en este sentido, el contenido de
nuestro salmo no es ajeno a tal realidad, pues es obvio que la apelación de justicia y los alegatos
de inocencia de nuestro salmista encajan muy bien en el ambiente jurídico-cultual del templo.
4. Género literario
Partiendo de la repetida petición de justicia por parte del salmista (vv.1b,9), y la abundante
referencia de sus argumentos de inocencia (vv.2-8), podemos decir que este salmo concuerda con
el género de juicio de apelación.2
2
Cf. L.A. Schokel y C. Carniti: Salmos I, Navarra, 19942, p.427.
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5. Fecha y lugar
A juzgar por la referencia al templo como refugio de justicia (v.9) y lugar de asiento de la gloria
divina (v.8), podemos concluir que el contenido del texto se enmarca en la época pre-exílica, y
como lugar específico el templo de Jerusalén.
“que llevo una vida íntegra.” En compañía de la petición nos encontramos con la primera razón
aducida por el salmista para ejercer su derecho a ser escuchado, un argumento de su inocencia. La
frase deja notar la concepción del Dios que tiene el salmista; el Dios de los buenos.
“Si me apoyo en Yahveh no vacilo.” Al apelar a la justicia de Yahvé, el salmista pone también de
manifiesto su confianza en Él, y la referencia a sus mandatos como apoyo de su vida le dan la
seguridad de un cimiento firme.
“aquilata mi conciencia y mi corazón,” La frase evoca todo el ser del salmista, tanto su conciencia,
donde residen los pensamientos, como su corazón, hábitat de los sentimientos, son los espacios de
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donde brota la justicia que se manifiesta en las obras, y la petición de ser aquilatados no es más
que una expresión que denota disponibilidad a la voluntad divina.
“que tengo presente tu amor” Tener presente el amor de Yahvé puede ser una clara referencia del
salmista al primer mandamiento del decálogo, lo cual evidencia aún más su pretensión de ser justo
ante Él.
“y te soy fiel en la vida.” El amor a Yahvé, que desemboca en el cumplimiento fiel de sus
mandatos, hacen que el justo lleve una vida recta. El salmista expresa nuevamente su ser justo para
alcanzar justicia por parte de Yahvé.
“No ando mezclado con falsos,” Con este verso nos adentramos en la presentación de pruebas de
fidelidad propiamente dichas por parte del salmista. Las muestras de fidelidad a Yahvé y sus
mandatos se quedarían cortas sin su referente práctico, y el no juntarse con los falsos es uno de
ellos. El salmista se aleja de quienes con su falsedad pueden desviarlo del cumplimiento de la Ley.
Veremos que este elemento de evitar la “mala compañía” se extenderá en los siguientes tres versos,
en tono de paralelismo sinonímico, haciendo con ello referencia probable a sus acusadores, ante
quienes el salmista pide justicia a Yahvé por no confundido con ellos.
“ni me dejo acompañar de hipócritas;” Hay una estrecha relación entre el adjetivo anterior utilizado
por el salmista y el adjetivo presente para referirse a sus adversarios. Falsedad e hipocresía ponen
al descubierto el contraste entre la conducta realmente justa del salmista, y la buena conducta
aparente de sus enemigos, lo que da pie a ver en ello la razón por la que es necesario alejarse de
esta compañía, evitarlas.
“odio las reuniones de malhechores,” Continuamos asistiendo a la negativa del salmista a ser
juzgado como injusto, ahora manifestada en su odio a las reuniones con los malvados, pues son
espacios en los que la maldad también es compartida, e implicaría una contaminación que le
despojaría de su condición de justo ante Yahvé.
“no me mesclo con malvados.” Nuevamente encontramos el verbo “mezclar” que nos aparecía en
el primer verso de esta parte, solo que ahora el adjetivo “malvado” denota una mayor intensidad
en la gradualidad de la injusticia de los adversarios del salmista frente a su recto obrar e inocencia
de cara a Yahvé.
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“Lavo y purifico mis manos,” A las manifestaciones de inocencia negando la compañía con los
malvados e injustos, ahora el salmista procede, en este marco de enumerar los signos visibles de
su fidelidad a los mandatos de Yahvé, su ser justo, a describir su accionar religioso. Lavar y
purificar las manos es signo de una actitud humilde que reconoce que, para estar en la presencia
de Yahvé, debe limpiarse de aquello que no le agrada. El verso es una clara referencia a una acción
litúrgico-cultual, y junto a los versos posteriores, nos hacen pensar que el personaje, el justo,
pertenece a la casta sacerdotal, o más bien, de manera más concreta, puede que se refiera a un
levita, y que por lo tanto, sus adversarios, de quienes rehúsa su compañía, compartan la misma
condición.
“pregonando todas tus maravillas.” Alabar a Dios por las maravillas que hace con sus fieles, en
este caso el salmista, es una acción prudente, y que en esta oportunidad denota el recuerdo de un
pasado glorioso que precede al momento actual de angustia.
“Amo, Yahvé, la belleza de tu Casa,” El amor a Yahvé es también amor al templo, signo visible
de su gloria, y a la vez espacio de verdadera justicia. Al parecer, el personaje del salmo ha perdido
la batalla en el juicio “civil”, y ahora apela a la justicia divina representada en el templo.
“el lugar donde se asienta tu gloria.” Identificar el templo con el lugar se asiento de la gloria de
Yahvé, es reconocer su presencia en él, y como tal, verlo como lugar de protección para el justo.
El salmista considera que la cualidad de ser justo es incapaz de ser identificada fuera del templo,
es decir, fuera de la presencia de Dios.
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conocidas las consecuencias de la injusticia, cuya máxima expresión es la muerte, pide ser librado
de dicha condena, pues se ha apartado de aquellos falsos, hipócritas, malhechores y malvados, y
ha cumplido fielmente con los preceptos de Yahvé.
“que acabe mi vida entre asesinos,” Con esta frase, de clara relación con la anterior, el salmista
reitera su petición de no acabar su vida fuera de la gracia de Dios, de no ser confundido con quienes
obra mal.
“con sus manos llenas de infamia” Las manos son signo de posesión y acción,3 y al hacer referencia
a sus adversarios como portadores de infamias, el salmista se presenta a sí mismo como ajeno a
ese pecado.
“y su diestra repleta de soborno.” Junto al verso anterior, el presente denota una cierta crítica a los
adversarios del salmista, pues deja suponer que la justicia de estos no es real, sino que está basada
en infamias y sobornos, no está apegada a la verdad, y por tanto, él, como hombre justo, no debe
ser morir como ellos, pues sería una paga injusta por parte de Yahvé.
“rescátame, ten piedad de mí;” Este verso es una clara consecuencia del verso anterior, pues
manifiesta una petición exigente del salmista a Yahvé en virtud de su justo proceder. También
puede notarse un cierto abandono a la justicia divina en la petición de piedad.
“mi pie sigue el camino recto,” Aquí el salmista hace una especie de inclusión con la primera
estrofa, pues seguir el camino recto de los mandatos de Yahvé no es posible sin la firmeza que él
proporciona. Esta firmeza ayuda a no vacilar en el caminar diario, evitando así el contaminarse
con los malvados, que disminuiría la condición de ser justo, elemento defendido a lo largo del
salmo.
3
Cf. P.M. Bogaert; M. Delcor y otr.: Diccionario Enciclopédico de la Biblia, Barcelona, 1993, p.957.
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“en la asamblea te bendeciré, Yahvé.” Representa la conclusión del salmo y una especie de
compromiso condicionado. Hemos visto el rechazo del salmista a juntarse con los malvados por
lo injusto de su proceder, ahora asistimos a una especie de resultado en el cual el salmista, de ser
tratado con justicia, disfrutará de la compañía de la asamblea de los justos y dará gloria a Yahvé
como signo del cumplimiento de las promesas de Dios para con los justos. Por otro lado, a partir
del verbo “bendeciré”, claramente en futuro, podemos concluir que el salmista o el levita, no puede
ejercer su derecho al culto por su condición de acusado, de ahí que el verse librado por parte de
Yahvé de esta condición, le devolverá su condición de pureza para participar en la asamblea de los
justos.
La justicia divina: La justicia divina se presenta imparcial, pero cimentada en la recta conciencia
y el buen obrar, al ejercer Dios su justicia la más de las veces libera al oprimido, pero debemos
saber que la justicia divina no se desvincula en la totalidad de la justicia terrenal. La infamia el
soborno y la hipocresía que se da en la justicia civil, esto lleva al acusado a apelar ante la justicia
divina y su mayor aliado es la conciencia. Esto sale a relucir cuando el salmista afirma “ponme a
prueba aquilata mi conciencia y veras que tengo presente tu amor y te soy fiel en la vida.” (Cf. v.2)
Justicia fidelidad a la ley: Ya desde antes del exilio la justicia designa la observancia íntegra de
los preceptos divinos, la conducta conforme a la ley (Prov. 11,4ss). Podemos afirmar en el mismo
contexto que el justo es el piadoso, el servidor irreprochable, el amigo de Dios. La justicia viene
siendo la sabiduría puesta en práctica, el que cumple con la ley es porque tiene un conocimiento
previo de ella. Entendida la justicia como fidelidad a la ley se puede notar cuando el salmista dice
“tengo presente tu amor y te soy fiel en la vida.” (v.3).
Justificación. Ser justificado es normalmente hacer uno que triunfe su causa sobre el adversario,
es decir hacer que resplandezca su derecho, pero no es necesario que esto suceda delante de un
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tribunal, ni que el adversario sea un enemigo. Debido a que el campo de justicia es más vasto que
el campo de la ley y hasta que el de las costumbres. El Salmo 26 termina diciendo “en la asamblea
te bendeciré, Yahvé” (v.12), con esta frase el salmista denota compromiso y entrega, podemos
afirmar que el salmista se encontró justificado ante Dios.
La conciencia: En lo más profundo de su interior el hombre descubre una ley que él no se da así
mismo, cuya ley debe obedecer. Dicha ley resuena en el oído del corazón llamándolo siempre a
amar y hacer el bien. La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre donde se
está a sola con Dios. Una conciencia bien formada es recta y nos lleva a obrar bien ante Dios y los
hombres. El salmista refleja en todo el salmo que tiene una conciencia recta forjada por los
preceptos y designios de Dios. Dice el salmista sacando a colación su bien obrar, yo en cambio
llevo una vida íntegra (vv.11-12). Entendiendo la conciencia como la voz de Dios, el salmista no
se encuentra cuestionado por Dios, porque encuentra tranquilidad en su conciencia.
Escrutar. El verbo escrutar a simple vista nos da la sensación de duda, de querer saber la verdad,
de investigar a profundidad un caso particular. La delicadeza que tiene presente el salmista en la
estrofa número dos, donde dice “escrútame señor ponme a prueba aquilata mi conciencia y mi
corazón.” (v.2) Esta frase denota la confianza que tiene el salmista en Yahvé y también la certeza
de que tiene una conciencia limpia, y por eso invita a Yahvé a escudriñar en lo más profundo de
su interior.
6. 7. Puente hermenéutico
De cara a nuestra condición actual de cristianos, donde nos vemos golpeados de manera constante
por dificultades y acusaciones, tanto desde fuera de nuestra comunidad como desde dentro de ella,
el salmo es un ejemplo de un análisis de la propia conciencia con el fin de depositar con humildad,
toda la confianza en la justicia de Dios, que es el único capaz de conocer nuestra interioridad, y
quien realmente tiene el poder del juicio.
Cuando nuestra conciencia está fundamentada en obrar de acuerdo al querer de Dios, es aceptable
que afloren en nosotros motivos para considerarnos inocentes de cara a las acusaciones que
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podamos enfrentar, no significa esto necesariamente una actitud farisaica,4 pues el justo proceder
no viene de nosotros mismos, sino de Dios.
Como entes llamados a la santidad, no estamos exentos de infamias que ponen en riesgo la buena
imagen que queremos llevar a los demás de nuestra convicción de fe, y en ocasiones podemos caer
ante la desesperación por la tardanza de un consuelo o un aliento que viene de Dios, como el caso
del salmista. Pero hay un elemento que no debemos perder de vista, y es el de la confianza, que
solo se alcanza en la intimidad con Dios, que puede, de alguna manera u otra, llevarnos a entender
que sus designios no siempre van por el camino que queremos, pero sí nos llevan a una justicia
verdadera.
La pregunta que podría ayudarnos en nuestro camino de fe sería: ¿Está moldeada mi conciencia
de acuerdo al querer de Dios? Ayudaría para nuestro examen de conciencia, como el salmista, una
mirada simultánea de nuestras actitudes y nuestras obras.
8. Consideraciones finales
Tras un detenido análisis, y de acuerdo con los objetivos planteados al principio del trabajo,
pudimos observar lo siguiente:
4
Cf. O.C. L.A. Schökel y C. Carniti: p.434.
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f) Extrañamos no ver más elementos cultuales en el desarrollo del salmo, siendo el mismo la
apelación de un justo inocente estos no fueron tan notorios como quisiéramos.
Finalmente consideramos iluminadora la forma en la que se presenta el salmista ante Dios, con
derecho a exigir justicia, como si te tratara de alguien cercano a quien se le puede llamar la
atención. Esto denota, a nuestro entender, que la relación con Dios ha de estar siempre atravesada
por el elemento de la humildad y de la confianza.
9. Fuentes bibliográficas
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