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Palabras de Jesús
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Escrito en el corazón
El hombre comete adulterio, si se une de ese modo con una mujer que no es su
esposa. También comete adulterio la mujer, si se une de ese modo con un hombre
que no es su marido.
Este deseo, como acto interior, se expresa por medio del sentido de la vista, es
decir, con la mirada, como en el caso de David y Betsabé, para servirnos de un
ejemplo tomado de la Biblia (cf. 2 Sam 11, 2). Éste es quizá el más conocido;
pero en la Biblia se pueden encontrar otros ejemplos parecidos (cf. Gn 34, 2; Jue
14, 1; 16, 1).
15
1 Jn 2, 16-17
El hombre que toma el fruto del “árbol de la ciencia del bien y del mal”
hace, al mismo tiempo, una opción fundamental y la realiza contra la
voluntad del Creador, Dios Yahvé, aceptando la motivación que le
sugiere el tentador: “No, no moriréis; es que sabe Dios que el día que de
él comáis, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y
del mal”; según traducciones antiguas: “seréis como dioses, conocedores
del bien y del mal”.
24
Gn 3, 7
Este hombre, según las fórmulas de la enseñanza teológica de la Iglesia (* cf. Nota)
fue privado de los dones sobrenaturales y preternaturales que formaban parte de su
“dotación” antes del pecado; además, sufrió un daño en lo que pertenece a la misma
naturaleza, a la humanidad en su plenitud originaria “de la imagen de Dios”.
Las declaraciones ulteriores en esta materia defienden la absoluta gratuidad del don
originario de la gracia, contra las afirmaciones de los jansenistas. La “integritas
primae creationis” era una elevación no merecida de la naturaleza humana
(“indebita humanae naturae exaltatio”) y no “el estado que le era debido por
naturaleza” (“naturalis eius conditio”, DS 1926). Por lo tanto, Dios habría podido
crear al hombre sin estas gracias y dones (DS 1955), esto es, no habría roto la esencia
de la naturaleza humana ni la habría privado de sus privilegios fundamentales (DS
1903-1907, 1909, 1921, 1923, 1924, 1926, 1955, 2434, 2437, 2616, 2617).
35
Hombre concupiscente
49
Vergüenza originaria
59
Vergüenza por armonía
En el Gn 3 se describe con precisión sorprendente el
fenómeno de la vergüenza, que apareció en el primer
hombre juntamente con el pecado original.
69
Vergüenza originaria
81
Cuerpo originario
95
Hombre concupiscente
Las reflexiones que venimos haciendo en este ciclo se
relacionan con las palabras que Cristo pronunció en el
discurso de la montaña sobre el “deseo” de la mujer por
parte del hombre.
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