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LA COLMENA

Los rayos del sol aun no inician de calentar el amplio y verde prado, las aves
aun no alegraban los campos con su suave trinar, ni las flores abrían sus
pétalos para dar colorido a la mañana, el bosque estaba aún en silencio
gozando aun de los últimos destellos de la luna que cansada se iba a
descansar.

Pero, muy cerca del bosque de eucaliptos, entre los molles y pisonaes, el
bullicio y el movimiento alertaba a los pequeños pobladores que el día sería tan
intenso y lleno de movimiento como los demás días.

La más grande y bellas de las ciudadanas empezaba a dar orden y levantar a


todas sus súbditas:

__Tú, iras hacías los rosedales__

___Uds. las más fornidas, esta vez deberán ir hacia la cumbre donde vimos las
azucenas___, Una a una, iba ordenando a cada grupo a donde debería ir, que
deberán hacer.

Ana, era la reyna de la colmena, ella cuidaba de todas ellas, organizaba el


trabajo, distribuía las tareas de todas ellas, las que se encargaban de volar
hasta las lores más fraganciosas, las más duras y fuertes que se encargaría del
cuidar la colmena, las más trabajadoras que se encargaba de cuidar a las
nuevas abejitas y de fabricar la miel.

Ya cuando todas habían salido a cumplir su misión, salió de entre los granos de
polen que estaban almacenados en un rincón de la colmena, Sofía la abejita,
estaba algo malita, pues en una de sus salidas había sido arrastrado por la
fuerza de los vientos, Sofía la abejita, anduvo perdida más de dos semanas,
sus hermanas pensaron que había muerto y dejaron de buscarle, pero Sofía
dando muestras de valentía, regreso a la colmena, estuvo recuperándose, pero
nunca más volvió a ser la misma, ya no tenía la misma fortaleza de antes, se
sentía débil y sin fuerzas, era por ello que la reyna la destino a trabajos más
livianos, como cuidar de los huevos, alimentar a las abejitas nacidas, o
acomodar los granos de polen.
Pero no todo era paz y tranquilidad en el verde campo donde vivían las
abejitas, pues había muchos peligros. Muy cerca de la colmena de las abejas,
estaba la colmena de las avispas, eran muchos más grandes que sus vecinas
las abejas, pero también más fuertes y hostiles, que permanentemente solían
atacarlas para apoderarse de la miel que hacia las abejas.

Al mando se las avispas, estaba Fred el destructor, fama que había adquirido
por haber derrotado a las abejitas y destruido muchas colmenas, pues este
fuerte enemigo, solía apoderarse de las colmenas para aprovechar la miel de
las abejas, puesto que con ellas alimentaba a las nuevas avispas que iniciaban
a nacer. Como era holgazana y ociosa, hacia lo más fácil, apoderarse del
trabajo de sus vecinas las abejas.

Todos los insectos de ya conocían lo malvado que era Fred la avispa, pues no
sabían cómo detener sus maldades, en vano se había enfrentado a Fred y su
ejército de avispas, pues todas habían sucumbido bajo sus poderosos
aguijones. Muchos insectos había pretendido enfrentarlos, pero todos habían
fracasado, muchos insectos como, las orugas, las mariquitas, los grillos, las
cigarras, y todos quien se osos en enfrentarlos, sucumbió ante sus poderosos y
venenoso aguijones.

Esa mañana, todo estaba normal en el panal. Ya las abejas habían dejado la
colmena, de pronto un extraño resoplido del viento hizo tambalear las ramas
era extraño, pues no era época de los vientos, cuando los arboles dejaron de
moverse, un zumbido se escuchó dentro de la colmena, cuando Sofía la abejita
salió a ver qué es lo que pasaba, el miedo se apodero de todo su ser, una
inmensa nube negra rodeaba a la colmena, era el enjambre de avispas que se
disponían a atacar a la colmena, los saldados abejas salieron a enfrentarlas,
pero eran muy pocas para hacer batalla a las avispas que les doblaban en
número y claro en tamaño, Sofía corrió hacia la reyna asustada para hacerla
conocer del peligro que corrían, Ana solo atinó a decir a sus guerreas que
retrocedan, y carguen la mayor cantidad de abejitas y polen y escaparan.
Dejando el botín de miel para las ladronas avispas.

Cuando regresaron de la faena las demás abejas, vieron un panorama


desolador, la colmena destruida, no había rastros de sus ocupantes, la miel
derramada, ni un gramo de polen, pensaron lo peor, estaban preocupados por
la reyna y las abejas pequeñas que iniciaban a vivir. De pronto se apareció
Sofía la abejita enferma y narro todo lo sucedido y los llevo hasta el viejo árbol
donde se había guarecido las sobrevivientes.

Sofía se dijo así mismo, que no podían estar así siempre, amenazados por las
avispas, pues algo debían hacer, pero solas no podían vencerlas, así que
convocó a todos los insectos, con los guerreros más valientes y decididos se
pusieron a planificar como podrían enfrentarse a las ladronas avispas que
habían sembrado el pánico en el bosque.

El día esperado llegó, fue cuando las avispas nuevamente llegaron al bosque,
esta vez pensaban a tacar a las hormigas y apoderarse de los alimentos que
habían almacenado en días de intenso trabajo. La alarma se propagó en todo
el bosque. Entonces pusieron en marcha el plan de defensa que habían
planificado.

Las abajas que doblaban en números a las avispas, volaron hacia ellas, tres
abajas por cada avispa, entre las tres las inmovilizaban las alas y las avispas
perdían el control y caían, era el turno de las arañas que lanzaban sus telas
junto a las cigarras las envolvían presurosas, era el turno de las abejas
guerreras que los clavaban su aguijón para adormilarlas, du sus escondites
salían los escarabajos junto a los grillos, cogían a las avispas que estaban
envueltas y las arrastraban a los agujeros que ya había preparado
anticipadamente, ahí las enterraban para que no pudieran salir cuando estas
despertarían.

De esta manera con la participación de todos los insectos del campo y las
ideas de la abejita Sofía pudieron deshacerse de las malvadas avispas, sin la
presencia de las ladronas, todos los insectos y animales pequeños del bosque
pudieron vivir a tranquilos y en armonía.

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