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Revista Percontari 1

CONTENIDO
Colegio
Abierto de
Filosofía
Las causas y las cosas .....................................................5
Percontari es una revista del
Fernando Mires
Colegio Abierto de Filosofía. Tres conceptos de historicismo ......................................10
Filosofar significa estar en Marco Antonio Del Río Rivera
camino. Sus preguntas son más
esenciales que sus respuestas y
La Nueva historia de la Escuela de Cambridge
toda respuesta se convierte en y la figura de Maquiavelo en el Renacimiento italiano .............. 15
nueva pregunta. Stefan Terrazas Villegas
Karl Theodor Jaspers
El sentimiento trágico de España en Unamuno:
intrahistoria o tradición eterna ................................................... 23
Dirección Guillermo Taberner Márquez
Enrique Fernández García
Epistemología de la ciencia histórica en algunos países
Consejo Editorial de América Latina ..................................................................... 27
H. C. F. Mansilla
Gustavo Pinto Mosqueira
Roberto Barbery Anaya
Blas Aramayo Guerrero El cementerio o la muerte de la conciencia histórica ................ 37
Andrés Canseco Garvizu Delmar Apaza López
Alejandro Ibáñez Murillo
De intelectual respetado a enemigo de la patria.
Ilustración
Una mirada a través de la historia de las ideas acerca
Juan Carlos Porcel
de la visión chueca sobre Alcides Arguedas ............................ 41
Freddy Zárate
Artista invitado
Apuntes sobre la enunciación histórica arguediana ................. 49
Tito Kuramotto
Juan Marcelo Columba-Fernández
Cada país, desde que es país, tiene historia ............................. 52
Seguimiento editorial
Henry Pablo Ríos Alborta
Prometeo y Manco Capac. La filosofía de la historia
de Guillermo Francovich ........................................................... 55
Sergio Barnett V.
Bolivia y la historia ..................................................................... 61
Erika J. Rivera
Gente de Blanco
DL: 8-3-39-14 La Ilustración y la contra-Ilustración contemporánea ................ 67
Alexis Prieto Peña
Contrafactuales .......................................................................... 70
Emilio Martínez Cardona
Psicología de la Historia ............................................................ 71
facebook.com/
Roberto Barbery Anaya
colegioabiertodefilosofia
revistapercontari@gmail.com Mediodía y eternidad ................................................................. 72
revistapercontari.com P. A. F. Jiménez

2 Revista Percontari
Editorial

Del inestable motor


de la historia
Enrique Fernández García

E n 1968, al concluir su monumental trabajo


sobre los distintos momentos, estadios
o eras que atravesó nuestra civilización, Will
de considerar diversos factores, móviles que
pueden influir en sus decisiones.
Es que, aunque seamos los autores exclusivos
y Ariel Durant publicaron Las lecciones de la de cada experimento social, con sus bondades e
historia. Hasta antes de su lanzamiento, habían infortunios, no hemos sido impulsados por una
escrito diez tomos, ofreciéndonos un análisis sola causa. Yo sé que a más de uno le gustaría
del pasado occidental que resultaba tan varia- creer en un pasado marcado profundamente
do cuanto provechoso. Sin embargo, desde su por la racionalidad. Lo cierto es que, si bien
óptica, era necesario reflexionar al respecto, nos ha acompañado en varias oportunidades,
pensar acerca de las enseñanzas que habrían su ausencia fue asimismo significativa. En este
dejado quienes nos antecedieron. Así, merced a sentido, tenemos cambios que han operado por
los aciertos e innumerables equivocaciones del mandato de la razón; empero, el pasado puede
hombre, concebíamos la posibilidad de contar ser también humillante. Me refiero a tonterías,
con una enorme maestra. Porque no tenemos el absurdos y dislates que han movido al prójimo,
grado de originalidad que muchos suponen; al conduciéndolo hasta el encumbramiento de vi-
contrario, cuantiosos problemas nos persiguen les autócratas. Nos ayudó la luz, con seguridad,
desde los primeros tiempos, por lo cual, mi- mas sin que aquello implique liquidar cuales-
rando hacia atrás, podrían servirnos para evitar quier tinieblas. Dejarse guiar por los sentimien-
reincidencias. tos, las emociones y la pasión no ha servido para
Pero concebir la historia como una pedagoga evitar ese funesto destino.
no es el único modo de hacerlo. Es igualmente Desde la Edad Antigua, con Heráclito, el
posible que la entendamos como un proceso cambio se halla ligado a la violencia. Si exa-
gracias al cual una sociedad se desarrolla. En minamos lo que ha sucedido en los diferentes
este caso, al revisar el pasado, contemplamos siglos, no podremos sino admitir la validez
una serie de acontecimientos que pueden ser de su vinculación. Recordemos los innúmeros
asociados entre sí, presentándosemos como un conflictos, batallas, guerras, golpes, revueltas y
conjunto más o menos coherente, útil para eva- revoluciones: la fuerza produjo alteraciones de
luar los cambios suscitados hasta hoy. Ocurre toda índole. No obstante, además del combate,
que, aun cuando el conformismo de numerosos nos encontramos con la cooperación. Debemos
sujetos lo haya deseado, la realidad social no ha desconfiar de los reduccionismos que tengan
permanecido invariable. Tenemos, pues, modi- estas características. El hombre no es un ser
ficaciones de toda naturaleza que contribuyeron angelical, pero tampoco demoniaco; por tanto,
a mejorar, así como, en ciertos casos, empeorar, sus obras, incluyendo la historia, deben ser estu-
nuestra convivencia. Salvo que nos limitemos a diadas bajo esa premisa. Queda la ilusión de que
propugnar una visión teológica, cabe reconocer el contenido del presente número pueda servir
al ser humano como único responsable de tales para reflexionar al respecto, entre otros temas
vicisitudes. Esto último conlleva la necesidad ligados al pasado.

Revista Percontari 3
¿La historia?
¡Es una historieta!
Tito Kuramotto Medina

T odo acontecimiento puede generar un he-


cho histórico, o varios hechos históricos,
de acuerdo con el punto de vista que ha tenido
gosa, sin posibilidad de aligerarla, sin diluyente
para limpiar los pinceles y paletas, instrumentos
muy apreciados en su época, puesto que eran
de él quien se convierte en su historiador. ¿Cuál elaborados por los mismos artistas. En rigor,
historiador? Aquel a quien le interesa narrar lo que inventaron los hermanos Van Eick fue
algo de conformidad con cómo lo vio o lo sintió, un diluyente y un secante, o sea, el perfecciona-
o aquel otro interesado en que la historia tenga miento de una técnica, cambiando el aceite de
un sesgo parcializado, o aquel otro que solo es- oliva por el de linaza, pero ya eso es otra historia.
cuchó de un tercero una historia idealizada cuya Acercándonos a nuestros tiempos, ¿quién
pertinencia ya no es importante… o aquel otro no ha escuchado la historia de que Marcel
que toma un hecho sucedido hace cientos de Duchamp exhibió en una exposición en Nueva
años para afianzar un edificio de mentiras que York el urinario que dio el pitazo de partida al
parecen verdades. Arte Conceptual? La realidad de lo que pasó
Cada historiador es un individuo, cada in- fue que el urinario fue rechazado y nunca se
dividuo tiene una inclinación filosófica, ética, exhibió, siendo archivado y perdiéndose en
religiosa, política, que hará que, difícilmente, cualquier parte.
sea objetivo. 40 años después de aquel suceso, comenzó a
Un ejemplo de este conjunto de sucesos lo ser comentado tamaño disparate por los artistas
propone Kurosawa, en su obra Rashomon: en del escándalo (que son muchos) y Duchamp
suma, todo proceso judicial es una búsqueda aprovechó esta inesperada fama y compró quin-
de la verdad a través de las mil mentiras de los ce urinarios, los volvió a firmar como el original
testigos. (Schut) y los vendió a diferentes galeristas
La historia del arte también tiene sus menti- especuladores, con lo que queda desvirtuado el
rijillas. Por ejemplo, tenemos aquella leyenda de famoso origen del arte conceptual, o, como yo
que los hermanos Van y Eick inventaron la pin- lo llamo, “Arte Chanta”.
tura al óleo. Lo cierto es que Sennino Sennini, Tengo otra historia igual de Chanta. Me re-
en su libro escrito en 1419, relata que, desde an- fiero a cuando Piero Manzoni lanzó su lata de
tiguo, las esculturas que estaban a la intemperie mierda o Merde D´artist (una lata de conservas
se pintaban con una pintura que era una mezcla donde supuestamente había envasado Manzoni
de pigmento colorante y aceite vegetal. En sus heces fecales). Pues bien, no faltó un inves-
realidad, nadie pintaba al óleo porque era una tigador joichi que compró una lata ($us 25.000)
pintura que tardaba días en secar. Los pintores y la abrió y, oh sorpresa, ¡solo había un pedazo
estaban acostumbrados a la pintura al temple al de estopa!
huevo, que secaba casi inmediatamente. Pintar ¿Entienden por qué yo lo llamo Arte Chanta?
al óleo significa manejar una masa o muy prin- ¿Será que existe una Historia Chanta?

4 Revista Percontari
Las causas y las cosas
Fernando Mires

Max Weber ciones a la regularidad son muy grandes. Ponga-


mos un ejemplo: a un aumento de la demanda,
En su propósito de obtener deducciones obje- dice una ley económica, deben subir los precios.
tivas, Max Weber solía comparar los procesos Pero no pocas han sido las ocasiones en las que,
que llevan a la construcción del pensar científico frente a un aumento de la demanda, ha habido
con los que se dan en el derecho penal, práctica tal crecimiento de la oferta que los precios, en
esta última en la que es necesario agotar todos lugar de subir, bajan. En las ciencias sociales, las
los recursos posibles antes de emitir un vere- excepciones confirman la regla con tanta fre-
dicto, sobre todo si de ese veredicto depende la cuencia que muchos dudan de la validez de sus
libertad o el encarcelamiento de un ciudadano. reglas y, con más motivos, de sus supuestas leyes.
Debido a esas razones, la responsabilidad de Y una ciencia sin leyes, apenas es una ciencia, es
un juez es mucho mayor –por lo menos, en la dramática conclusión que de ahí se deriva. Es
términos inmediatos– al de un historiador que por esa razón el procedimiento que sugiere We-
al juzgar un hecho y emitir un juicio coloca en ber: adecuar las causas a determinadas cadenas
un lugar falso (o no adecuado) las relaciones de argumentativas es bastante precario, incomple-
causalidad. Ha habido historiadores que han to, y hay que decirlo ya, conformista, pues, si
absuelto tanto a Stalin como a Hitler de sus de adecuación hablamos, hay que realizarla en
horrendos crímenes; o, por lo menos, los han función de un determinado orden que, por lo
relativizado. Eso podría ocurrir con un juez general, es paradigmático con lo que la ciencia
frente a determinados criminales, pero su res- pierde su carácter innovativo y, en cierto modo,
ponsabilidad es frente a seres vivos y víctimas subversivo.
recientes. El sentido innovador del trabajo científico
Un juez, después de constatado un delito, debe se realiza en plenitud cuando se produce una
delimitar la dimensión de la culpa. Para eso ha trascendencia del pensamiento, más allá aún del
de escuchar los argumentos, tanto de un fiscal paradigma vigente; es decir, cuando la cuota de
acusador, como las de un abogado defensor. adecuación es más baja que alta. En ese sentido,
Ambos deben argumentar, en primer lugar, con Kant iba más lejos que Weber, pues, recordemos,
leyes. En segundo lugar, con interpretaciones Kant proponía una determinada a-priorización
de las leyes. En tercero, con relativizaciones, cir- metafísica con el objetivo preciso de que el pen-
cunstancias atenuantes y, sólo al final, con ape- samiento siguiera avanzando y alcanzara alguna
laciones emocionales. El juez, al final, dicta el vez a situarse en las orillas de otras realidades.
veredicto, al que, como ocurre con las tipologías Los conceptos eran, para Kant, producciones
weberianas, es posible apelar e incluso revocar. meta-reales del pensamiento.
Hay juicios que han durado más que la vida de
un acusado. Las tipologías–ideales se mantie- Adecuaciones
nen, a veces, durante muchas generaciones.
Quizás la diferencia más grande entre el vere- Desde luego, hay que adecuar el pensamiento
dicto científico y el jurídico es que en el primero al nivel de conocimiento alcanzado. Poner en
las argumentaciones son más decisivas que las actividad el programa Up Date es tarea coti-
reglas. En cambio en el segundo el veredicto diana, tanto para los programadores como para
debe siempre ajustarse a la letra de la ley. Las los científicos. Hay, en ese sentido, relaciones
reglas, en los veredictos de la ciencia, tienen que de causalidad que son patrimonio de la mo-
ver con los momentos de regularidad que son dernidad, a las que no podemos renunciar si es
posibles de observar en determinados procesos, que no tenemos otras a mano. Si es que, por
pero siempre hay que constatar que las excep- ejemplo, queremos encontrar la causa de la

Revista Percontari 5
lluvia, podríamos dar una respuesta infantil (o fica que el proceso de adecuación no se realiza
encantada), científica o poética. La primera, la desde el pasado hacia el futuro, o desde atrás
infantil, dice que la lluvia se produce cuando los hacia adelante, sino en sentido inverso: desde
angelitos hacen pipí. La segunda, la científica, adelante hacia atrás. Esa, que no es una tesis de
enseña que la lluvia tiene que ver con la con- Weber sino una idea de Hannah Arendt que ya
densación de la humedad de la atmósfera. La explicaré, ayuda, en todo caso, a salir del callejón
tercera, la poética, dice que la lluvia es el llanto sin salida al que nos había llevado Weber con su
que derrama Dios sobre la miseria de su propia teoría de las “adecuaciones causativas”. Si hay
creación. Aunque, a veces, dada la cantidad de que adecuar algo, efectivamente, no es el hecho
pruebas que la verifican, no resisto la tentación a sus causas, punto en el que Weber está de
de creer que la verdadera causa de la lluvia es la acuerdo, sino más bien, las causas al hecho. El
tercera, si respeto al patrimonio del pensar cien- hecho, digámoslo de modo simple, condiciona
tífico debo suscribir, muy a mi pesar, la segunda sus causas y no las causas al hecho. O hablemos
causa. Es decir, tengo que adecuar mi pensa- con la poética de Nietzsche: “Sólo desde las más
miento al nivel de conocimiento ya establecido importantes fuerzas del presente, podéis signifi-
Pero convengamos: con simples adecuaciones car al pasado” (1873/1983, 54).
interparadigmáticas, el pensamiento científico
no habría avanzado demasiado en la historia, El pasado pasa
pues aquello a lo que adecuaríamos una nueva
teoría sería sólo a la última verdad, es decir, a la Puede haber todas las causas para que aparezca
que cuenta con la mayor aprobación cuantita- un hecho y el hecho no se produce. Si hay un he-
tiva. Ahí reside a mi juicio la “falla” de la teoría cho, en cambio, deben ser ordenadas sus causas; y
weberiana de la causalización. Los procesos siempre de acuerdo al hecho, no a su posibilidad.
de adecuación son sobre todo válidos cuando Sólo así podemos entender a los hechos. Gran
se practican –para decirlo en los términos de parte de la polémica teórica de Weber, no olvi-
Kuhn (1993)– en los períodos normales de la demos, va dirigida en contra de los marxistas de
ciencia, que son aquellos marcados por líneas su tiempo, quienes de acuerdo a términos como
de continuidad. Pero en el desarrollo de la cien- “fuerzas productivas”, “desarrollo del capitalis-
cia también hay momentos caracterizados por mo”, etc., querían dar cuenta de la realidad antes
rupturas paradigmáticas, y en ellos las tareas aún de que los hechos aparecieran.
de adecuación propuestas por Weber no sirven Adivinar el pasado, en cambio, significa
demasiado. La verdad, aunque es discursiva, no pre–decirlo, es decir, ordenar en términos
es plebiscitaria. Y toda adecuación se decide, al gramaticales las secuencias causativas más allá
fin y al cabo, de acuerdo al principio de mayoría. aún de su filiación puramente cronológica. Lo
No; la verdad es, por lo general, minoritaria; y a que ha sucedido ayer no es necesariamente la
veces es disidente causa de lo que ocurrirá hoy. Luego, el hecho o
Pero Weber intuye las limitaciones que ofrece proceso en cuestión determina también las pro-
su teoría de la adecuación. De otra manera no se pias relaciones de tiempo que hicieron posible
explica que recurra a una conocida afirmación su “aparición”. Eso quiere decir también que el
del historiador Leopold Ranke, en el sentido de pasado del hecho no es necesariamente un “pa-
que una de las tareas de la historia es “adivinar” sado objetivo” sino, para decirlo con Weber, un
el pasado (Weber 1906/1991, 116). Con ello pasado selectivamente “adecuado” al hecho. Y
nos está diciendo Weber que la adecuación cau- aquí encontramos una inevitable analogía entre
sativa que vincula un hecho con su pasado no es los procesos de construcción histórica y ciertos
puramente objetiva. Es decir que el pasado no procedimientos que se dan en la escena psicoa-
es un dato “dado”; además, debe ser (re) cons- nalítica donde se trata también, de reconstruir,
truido. Si el pasado debe ser “adivinado”, la tarea adivinar, o predecir el pasado.
del historiador o del cientista no es tanto dar Hay, por supuesto, como en todas las disci-
con un pasado objetivo, sino vincular (o ade- plinas científicas, un psicoanálisis primitivo que
cuar, según Weber) coherentemente el hecho o pretende, a partir de determinadas tipologías,
el proceso histórico con un pasado convencio- clasificar la mente de los llamados pacientes.
nalmente construido (o imaginado). Eso signi- No obstante, a partir de las premisas sentadas

6 Revista Percontari
por el propio Freud en sus lecciones sobre los sivas con el estado actual del pensamiento. De
procesos de transferencia, se ha desarrollado tal modo que el proceso de actualización que
una tendencia cuyo objetivo es, antes que implica adecuar las causas a los hechos es in-
nada, el redescubrimiento del pasado –tanto terparadigmático. El problema que no resuelve
consciente como inconsciente– por medio de Weber es cómo se puede producir adecuación en
la palabra del paciente. Suele suceder que los circunstancias donde el pensamiento científico
pacientes individuales, como los pueblos, han tiende a avanzar más allá del propio paradigma
perdido en algún momento traumático de sus desde donde se ha originado o, para decirlo con
vidas la relación con el pasado. Kant, cuando comporta un determinado poten-
Se trata, por lo tanto, de reencontrar –por lo cial metafísico (o metaparadigmático), pues la
menos, partes– ese perdido pasado. Pero el re- razón como si fuera un organismo vivo tiende a
encuentro con ese pasado es el pasado que surge expandirse aún más allá de sus límites. Una in-
asociativamente en la misma escena analítica, es directa solución a ese dilema la otorga Hannah
decir, en un tiempo que se da siempre en presen- Arendt cuando, en consonancia con Heidegger,
te. Incluso, como argumentaba Freud, no es tan afirma que el pasado no es un derivado del pre-
decisivo que el pasado reconstruido correspon- sente, sino que siempre es reconstruido desde
da exactamente con el pasado objetivo. Sólo se el presente en relación a un futuro hacia donde
trata de encadenar secuencialmente hechos en proyectamos toda la intensidad de nuestra vo-
relación a los temas que perturban o bloquean la luntad de ser.
vida de una persona en un determinado presen- El humano actúa, según Arendt, en ese hueco
te. Tampoco se trata de revelar “todo” el pasado, que se da entre un pasado infinito y un futuro
ni sacar a luz a “todo” lo reprimido; ni mucho también infinito. En ese vacío situado entre dos
menos a “todo” lo inconsciente. Pues, si hemos infinitudes, el ser, conocedor de su muerte, trata
olvidado algunas cosas, es porque a veces nece- de salvarse de ella, proyectando el pasado hacia
sitamos olvidarlas. Conocida es en ese sentido aquel infinito que se sitúa más allá de su propia
aquella frase de Donald Winicott: “Hay que mortalidad. Esa proyección hacia el futuro, y
respetar los secretos del paciente”. Quiere decir: ninguna otra razón, es la que da sentido y forma
si hemos reprimido determinados episodios al pasado. El deseo presente de ser en el tiempo
del pasado, es porque queremos protegernos de del futuro configura el tiempo del pasado. Los
visiones fantasmales o recuerdos desgarradores. seres humanos que vivían en la Edad Media,
Nadie podría soportar la absoluta verdad sobre por ejemplo, no sabían que estaban en una “edad
su propia vida. media”. Fueron situados en ese arbitrario lugar
De tal modo que la construcción analítica del por los historiadores modernos. Del mismo
pasado tiene de común con la histórica la de ser, modo, los pueblos llamados tradicionales no sa-
en primer lugar, factual, es decir, surge de hechos ben que son tradicionales. Nosotros, o mejor di-
concretos o reales que constituyen la vida de una cho, nuestros historiadores y sociólogos, al creer
persona o grupo de personas; en segundo lugar, en el “avance del progreso” los han convertidos
subjetiva, pues es actualizada por determinadas en tradicionales. De tal manera que, si la ener-
personas de acuerdo a sus propias representacio- gía del pasado viene de un futuro que se desea,
nes; en tercero, selectiva, puesto que toma del pa- la adecuación que propone tan empíricamente
sado sólo los momentos que un hecho “necesita” Weber para resolver el problema de la causali-
para ser entendido; y en cuarto lugar, adecuativa, zación de los hechos en la historia es siempre
ya que de lo que se trata es de producir cadenas una adecuación a ese deseo de futuro y no, como
más o menos coherentes de pensamientos, justa- parece a primera vista, una simple adecuación al
mente las que sirven para “amarrar” al pasado con orden de cosas tal como éstas se presentan. Se
los hechos del presente y no perder, como decía disuelve así el dilema entre adecuación y tras-
Hamlet, “el hilo que ata a los días”. cendencia metafísica. La adecuación es, y será
siempre, una proyección. Las causas se originan
Acontecimientos a partir no sólo de un hecho, sino a partir de la
proyección de un hecho hacia el desconocido
Para Weber se trata de secuencializar el pasado e infinito futuro (Arendt 2000, 17). Quizás lo
con el objeto de producir adecuaciones discur- mismo se podría decir del paciente en la escena

Revista Percontari 7
psicoanalítica. En la medida en que comienza a tas, particularmente representadas en la visión
descubrir su voluntad de ser en y hacia el futuro marxista de la historia.
su pasado comienza a ordenarse, selectivamen- Para Arendt, un acontecimiento sólo puede
te, bajo el comando de esa voluntad. tener lugar en un mundo no historicista, es
El pasado comienza a ser pasado, efectiva- decir, en un mundo donde las causas no existan
mente, cuando ha pasado. Dejar atrás el pasado más allá de los hechos, pues, si es así, ningún
significa avanzar hacia el futuro. Si uno no se hecho puede ser jamás un acontecimiento.
libera del pasado, no hay pasado, porque el pasa- Un acontecimiento es, en primer lugar, un
do está presente; y por eso mismo, tampoco hay hecho significativo, y, en segundo, nuevo; o, si
futuro; hay sólo presente; y como dice Arendt, se prefiere, es un hecho que comporta consigo
el presente es sólo un hueco, un vacío entre dos una novedad significativa. En un mundo his-
tiempos infinitos. Es por eso que quien ha per- toricista donde las causas –más aún, las leyes
dido la voluntad de futuro (y la voluntad en su de las causas– preceden a los hechos, ningún
forma de deseo siempre existe hacia el futuro) hecho, al estar ya teóricamente previsto, puede
yace suspendido en el vacío, el que como todo ser auténticamente nuevo. Ahora bien, gracias
vacío es tenebroso y desolador. Solamente pode- a los acontecimientos, una historia puede ser
mos encontrar la causa de los hechos del pasado narrada, es decir, no sólo ser una historia, sino
después de que hemos abandonado a ese pasado; también –como dice Arendt– una story. Para
en un viaje sin regreso a través del tiempo; hacia que se entienda mejor la idea, conviene quizás
ese futuro que nos contiene y seguirá adelante hacer un paralelo entre tres formas de presen-
después de nuestra muerte, llevando consigo tación de los hechos históricos: 1) un hecho
hasta el polvo de aquellos lugares donde una vez presentado como un momento de un proceso
estampamos nuestras huellas, dejando detrás un previsto de desarrollo; 2) un hecho presentado
recuerdo, o quizás sólo el recuerdo de un recuer-
como un milagro; 3) un hecho presentado como
do (una melodía, un libro, un par de frases, una
un acontecimiento.
casa vieja, un árbol; y hasta algunos odios).
Si el hecho representa un momento de un
De acuerdo a la teoría weberiana de la causa-
proceso previsto de desarrollo, lo importan-
lización, las causas, así en la historia, como en la
te, primero, es conocer el “tipo” de desarrollo,
justicia penal, deben ser ordenadas y/o adecua-
pues éste da cuenta de todos los hechos que lo
das alrededor de un hecho. Pero no se trata de
cualquier hecho, sino de hechos a los cuales se componen. Los hechos tienen, bajo estas con-
les ha asignado una cierta significación históri- diciones, una importancia secundaria. Lo más
ca. Es decir, por acontecimientos, como llama decisivo es el desarrollo de los hechos. La tarea
Hannah Arendt a los hechos más significativos. del historiador no puede ser otra, en este caso,
Es por eso que aquí se opina que la teoría de la que descubrir las principales líneas de desarro-
causalización de Weber es perfectamente com- llo, y catalogizarlas en diferentes tipologías de
patible con la teoría de los acontecimientos de acuerdo al dictado de una teoría histórica (o
Hannah Arendt. historicista) del desarrollo.
Muchas son, efectivamente, las diferencias Si el hecho es un milagro, como aparecen mu-
entre ambos autores, razón que explica por chos hechos, incluso ante personas tan (post–)
qué tan pocas veces Arendt hiciera referencia a modernas como nosotros, es porque sus causas
Weber. Arendt era, antes que nada, filósofa, aún no se pueden conocer, por lo menos no muy
a pesar de ella misma. Weber, en cierta medida, rápidamente. Cuando no existían las teorías
también era filósofo; pero, en mayor medida, de la causalidad, la mayor parte de los hechos
era un científico social, y contra esa especie, la importantes de la historia eran interpretados
de los “científicos sociales”, tenía Arendt –al como milagros. Milagro es, efectivamente, un
igual que el autor de estas líneas– más de algún hecho importante cuyas causas no pueden (ni
fundado prejuicio. Pero hay que constatar, pese deben) ser conocidas; y con ello, tampoco sus
a todo, que los dos autores mencionados tienen consecuencias. Un milagro no tiene anteceden-
algo muy en común: la persistente polémica que tes. Es una simple aparición. Es por eso que la
libraron, a lo largo de sus diferentes trabajos historia precientífica era la historia sagrada; y
teóricos, en contra de las tendencias historicis- en ella, los acontecimientos eran milagros.

8 Revista Percontari
Un acontecimiento, al igual que un milagro, Vale la pena quizás mencionar que la noción
también es una aparición importante o decisiva. de acontecimiento de Arendt tiene que mucho
Pero, a diferencia de un milagro, tiene causas, que ver con la del “hecho que hace historia”, de
es decir, puede ser explicado desde sus orígenes. Nietzsche. En ese sentido, Nietzsche hacía una
A diferencia también del hecho historicista, diferencia entre lo a-histórico y lo “sobre his-
que es expresión de un determinado desarrollo, tórico”. Escribía Nietzsche: «Como “histórico”
el acontecimiento revela, e incluso construye, entiendo el arte y la fuerza de poder olvidar e
sus propias causas. Pues, antes que aparezca, incluir en un horizonte limitado. “Sobrehistó-
el acontecimiento no tiene pasado, y el lugar rico”, nombro yo a los poderes que apartan la
donde habitan las causas, es el pasado. O como mirada del futruro...» (es decir, a las ideologías
escribe Arendt: “[…] el propio pasado es ori- FM). (Nietzsche 1873/ 1983, 70).
ginado gracias a los acontecimientos” (2000, Podemos así concluir afirmando que la obje-
122). En breve: no es la historia, como ocurre tividad en los hechos históricos no puede existir
en el caso del historicismo, la que “hace” a los más allá de los acontecimientos que la consti-
acontecimientos, sino exactamente al revés: los tuyen. Eso lo sabemos todos; y muy bien. Son
acontecimientos “hacen” a la historia. “Siempre los acontecimientos los que dan sentido y orden
que sucede un acontecimiento, que es suficien- a nuestras biografías. Gracias a esos aconteci-
temente grande como para iluminar su propio mientos podemos narrar nuestra historia a los
pasado, surge la (su) historia” (Ibíd.). “Recién demás.
cuando ha ocurrido algo irreversible, podemos Sin acontecimientos somos algo parecido a
intentar seguir su historia desde atrás” (Ibíd.) una existencia sin vida.
Así, cobra sentido una de las más famosas frases
de Hannah Arendt: “[…] la historia es una na- Referencias:
rración (story) que tiene muchos comienzos y Arendt, H., In der Gegenwart; Münich: Piper, 2000.
ningún final” (Ibíd., 124). Cada acontecimiento, Kuhn, Th., Die Struktur wissenschaftlicher Revolutionen;
en la medida que es significativo o importante, Francfort: Suhrkamp, 1993.
Mires, F., Crítica de la razón científica; Buenos Aires-Cara-
comporta en sí la posibilidad de “un nuevo cas: Nueva Sociedad, 2002.
comienzo” (Ibíd., 124). En estricto sentido del Nietzsche, F., Von Nutzen und Nachteile der Historie für das
término, para Arendt, la causalidad no existe. Leben (1873), tomo 3; Salzbrugo: Caesar Verlag, 1983.
Weber, M., Objektive Möglichkeit und avdäquate Verur-
Reinterpretándola, es posible decir que no exis- sachung in der historischen Kausalbetrachtung (1906);
te antes del acontecimiento Sttutgart: Reclam, 1991.

Revista Percontari 9
Tres conceptos de historicismo
Marco Antonio del Río Rivera

La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el


cerebro de los vivos.
Karl Marx

Los hombres prácticos, que se creen exentos por completo de cualquier influencia
intelectual, son generalmente esclavos de algún economista difunto.
John Maynard Keynes

La historia no sirve para nada, pero el que no sabe historia no sabe nada.
Gonzalo Redondo

1. Entre 1944 y 1945, Karl Popper publicó el Por el contrario, otro tipo de historicismo
contenido de La miseria del historicismo en la plantearía que las ciencias sociales tienen
revista Económica, en tres entregas. Luego, ya cualidades distintas y diferenciadas de las
como libro entero, fue publicado en inglés en ciencias naturales, por lo cual los métodos
1957. En este pequeño libro, Popper propo- de investigación de las últimas no serían
ne la siguiente idea como el núcleo de aque- aplicables a aquellas. Por tanto, las ciencias
llo que él denominó historicismo: «Entiendo sociales tendrían sus propios métodos. Con
por “historicismo” un punto de vista sobre esta idea, el historicismo quedaría protegido
las ciencias sociales que supone que la pre- de las críticas habituales que recibía a partir
dicción histórica es el fin principal de éstas, de su violación de la metodología de las
y que supone que este fin es alcanzable por ciencias naturales.
medio del descubrimiento de los “ritmos” o 3. La refutación fundamental de Popper al his-
de los “modelos”, de las “leyes” o de las “ten- toricismo se articula en cinco proposiciones.
dencias” que yacen bajo la evolución de la 1) el crecimiento del conocimiento huma-
historia». A partir de este concepto, Popper no es un determinante fundamental de la
trata de establecer y demostrar, a lo largo de evolución de las sociedades humanas; 2) no
su libro, que tal pretensión –predecir el cur- podemos predecir, usando métodos raciona-
so de la historia a partir de la identificación les, el crecimiento futuro del conocimiento
de sus regularidades– es un vano y absurdo científico; 3) por lo tanto, tampoco podemos
intento condenado al fracaso. predecir el curso de los asuntos humanos fu-
2. Popper identificó dos posibles fuentes de turos; 4) no es posible, en consecuencia, una
sustentación para el historicismo, que proce- historia teórica, o sea, una teoría científica
dió a refutar. En un caso, un primer tipo de del desarrollo histórico que pudiera servir
historicismo busca fundamentar sus preten- de fundamento a la predicción histórica; y,
siones basado en la idea de que las ciencias por ello, 5) las pretensiones del historicismo
sociales podrían utilizar los mismos métodos carecen de todo fundamento.
de investigación de las ciencias naturales. 4. En rigor, la crítica de Popper a lo que él lla-
Por lo tanto, parecería legítimo postular que, mo historicismo tenía dos blancos. Su primer
así como hay leyes de la naturaleza, como objetivo era cuestionar lo que hoy se deno-
la ley de la gravitación universal de Newton, mina filosofía especulativa de la historia, una
de forma semejante habría leyes que rigen la pretensión propia de la Ilustración que tenía
evolución de las sociedades, como en cierto por idea central la de identificar el curso
sentido postularon los pensadores fisiócratas. racional del curso de los asuntos humanos.

10 Revista Percontari
Esta concepción tiene uno de sus exponentes propiedad privada y del Estado; la historia
más importantes en Hegel, quien imaginaba del pueblo elegido, que fluctúa entre el pe-
la historia de la humanidad como el desen- cado y su castigo, se convierte en la historia
volvimiento del Espíritu Absoluto, proceso cuyo motor es la lucha de clases, y el Día
que en la visión del filósofo había alcanzado del Juicio Final se convierte en el momento
su cima señera en el Estado prusiano. Si sublime y esperado del Día de la Revolu-
la filosofía hegeliana de la historia era una ción; la Jerusalén Celestial, con sus calles
construcción filosófica y especulativa, su adoquinadas de oro, y de donde estarán
herencia marxista sumaba pretensiones de proscritas la pobreza, el dolor y la muerte, se
cientificidad. En efecto, para Marx y Engels, transmuta en la sociedad comunista donde
su socialismo era científico, pues superaba el cada cual habrá de producir de acuerdo con
voluntarismo del socialismo utópico y con- sus posibilidades, mientras que su consumo
sideraba que la sustitución del capitalismo será de acuerdo con sus necesidades, donde
por el socialismo, primero, y el comunismo, el Estado estará en el museo de la historia
después, habrían de ser hechos que se da- junto a los implementos de la agricultura y
rían con absoluta certeza, como que el sol la guerra del pasado.
sucede a la luna en el curso del día. Por ello 8. En cierto sentido, la obra de Popper fue el
es que Popper discute las pretensiones del clavo final que cerró el ataúd donde yacía el
historicismo en relación con la comparación cadáver putrefacto de la filosofía especulati-
metodológica entre las ciencias naturales y va de la historia. En efecto, la ideología del
las ciencias sociales. progreso fue cuestionada en las convicciones
5. Sin embargo, bajo el término historicismo se de las personas no por sesudos tratados
pueden identificar distintas concepciones en de epistemología de los filósofos, sino que
relación con la historia. Tal como señala el encontró su piedra de toque entre la sangre
título, se pueden identificar, al menos, tres y la muerte en los campos de batalla de la
conceptos distintos, que se pasan a detallar a Gran Guerra, cataclismo que, lejos de haber
continuación. concluido en 1918, entró en un estado de
6. Se puede identificar un primer concepto de latencia hasta 1939 para recrudecer hasta
historicismo como aquel donde se considera 1945, con aditamentos brutales como el Ho-
que la historia tiene un sentido, lo que impli- locausto y los genocidios practicados por los
ca que hay un fin hacia el cual se orientan las nazis y los regímenes comunistas de diversas
sociedades. Esta es la idea central de la filo- latitudes del mundo. En todo caso, ya para
sofía especulativa de la historia, un elemento 1920, el historicismo en el sentido indicado
del pensamiento ilustrado que imagina que estaba en cuestión: no era de ninguna mane-
la sociedad evoluciona de un estado de mi- ra evidente que la humanidad avanzaba de
noría de edad, como lo declaró Kant, hacia las tinieblas a la luz, sino que se evidenciaba
un estado de madurez, donde los hombres se todo lo contrario.
habrían de guiar por la luz de la razón, sin 9. Aquí es donde podemos identificar un se-
necesidad de orientar sus vidas por los dog- gundo tipo de historicismo. Se sustituyen las
mas o creencias de la fe, la doctrina o algún ideas de sentido y finalidad (su caracteriza-
tipo de autoridad externa y ajena a la razón. ción teleológica) por la idea de regularidad.
Se trata, sin duda, de la secularización del Ahora, la historia no tiene un sentido o una
concepto cristiano de la teología de la historia, finalidad hacia la cual avanzan los siglos,
conforme al cual la humanidad avanza según sino que la historia de las sociedades mues-
un plan divino hacia el Día del Juicio Final, tra regularidades precisas. Dos pensadores
elaborado por san Agustín, pero claramente son acá de referencia obligada, Spengler
esbozado en los mismos Evangelios. y Toynbee. Entre 1918 y 1923, Oswald
7. Las raíces cristianas del mito del progreso Spengler publicó los dos gruesos volúmenes
están nítidamente reformuladas en el mar- de su obra La decadencia de Occidente. Para
xismo. El dogma de la caída y de la expul- este pensador alemán, las unidades básicas
sión de Adán y Eva del huerto del Edén se de evolución social e histórica son las cultu-
transforma en el mito de la invención de la ras, y así como los seres vivos nacen, crecen,

Revista Percontari 11
se reproducen y mueren, las culturas tienen se podrían identificar ciclos u ondas de largo
un ciclo vital de cuatro fases: surgimiento, plazo de entre 48 y 60 años, una regularidad
crecimiento, florecimiento y decadencia. Y, de largo plazo. Como gran parte de los in-
bajo el impacto de la Gran Guerra, Spengler telectuales rusos, acabó sus días en una fosa
diagnosticaba que la Cultura Occidental ya común en los tiempos de las purgas de Stalin.
había entrado en su última fase, de decaden- 12. Hoy, Spengler y Toynbee tienen un reducido
cia, y su destino inminente era desaparecer número de lectores, y seguramente un me-
así como en el pasado habían desaparecido nor número de seguidores. Los historiadores
las culturas egipcia, babilonia, china, etc. profesionales, preocupados y ocupados por
10. De contornos parecidos, aunque sin ese diag- establecer los hechos, el detalle de la historia,
nóstico pesimista y conclusivo de Spengler, razonablemente desconfían de estas magnas
entre 1933 y 1961, Arnold J. Toynbee pu- y vastas construcciones.
blicó su monumental Estudio de la historia 13. Tengo la convicción de que no existen de-
(la versión en inglés tiene doce tomos; su finiciones definitivas para las palabras. La
traducción al castellano, hecha por Emecé, semántica está definida por la historia del
consta de 22 tomos, y fundamental para su idioma, por sus usos y, en cierto sentido,
difusión fue el compendio hecho por D. C. por ciertas convenciones de uso. Es en este
Somervell, cuyas traducciones al castellano punto donde se advierte la importancia del
ocupan dos o tres tomos, de Emecé y Alianza, carácter normativo de la gramática, pues,
respectivamente). Para Toynbee, las unidades al postular la idea de los usos correctos del
de análisis histórico son las civilizaciones, las idioma, reduce las fuerzas disgregadoras
cuales tienen una génesis, seguida de una fase del idioma y permiten su permanencia en
de crecimiento, a la cual sigue el colapso para el tiempo, lo que proporciona las bases para
culminar en una fase de desintegración. En la construcción de una literatura inteligible
esta última fase, sin embargo, el espíritu crea- para muchas generaciones, con las obvias
dor de las civilizaciones genera un Estado ganancias de permanencia y expansión.
Universal, que unifica y centraliza el poder 14. En su Diccionario de filosofía abreviado,
político del conjunto de pueblos y naciones José Ferrater Mora indica la ambigüedad
que conforman la civilización y una Iglesia del vocablo historicismo, con sus múltiples
Universal, que se convierte en la simiente significados. Por un lado, señala que el tér-
de la siguiente civilización. El esquema de mino se relaciona con el carácter histórico
Toynbee tiene varias virtudes, una de las cua- del hombre, la llamada historicidad, que está
les es que no está montado en una analogía representada por la propuesta filosófica de
organicista como el modelo de Spengler, y Dilthey; por otra parte, desarrolla con cierto
además, aunque constata que la gran mayoría detalle y extensión los énfasis del marxismo
de las civilizaciones ha seguido el esquema en la historicidad. Luego, Ferrater Mora
identificado, hay algunas que abortan en el distingue el historicismo antropológico del
proceso de génesis, y otras que se fosilizan. historicismo cosmológico. El primero adscribe
Aunque Toynbee consideró que Occidente la historicidad al hombre y sus obras, como
había entrado en una fase de colapso, no ocurre con el marxismo, mientras que el
consideraba que era inevitable pasar a la fase segundo aplica la historicidad al mundo
de desintegración. Pero, en todo caso, pese natural, conforme la doctrina del evolucio-
a su flexibilidad conceptual, sin duda, Toy- nismo. Pero también propone Ferrater Mora
nbee pensaba que era posible encontrar una una segunda distinción entre el historicismo
suerte de procesos regulares en la evolución epistemológico, que busca la comprensión de
de las sociedades humanas, lo que define su la realidad a partir de la historia, y el histori-
pertenencia a esta segunda modalidad de cismo ontológico, para el cual la historicidad es
historicismo que hemos identificado. la materia prima de la realidad.
11. Una versión particular de esta definición del 15. En cambio, Mario Bunge, en su Diccionario
historicismo la encontramos en la obra del de filosofía, distingue el uso del término en
economista ruso Nicolás Kondrátiev, quien el ámbito de las ciencias biológicas y en las
propuso que en la evolución del capitalismo ciencias sociales. En la biología, el histori-

12 Revista Percontari
cismo seria la concepción que sostiene que vuelve fundamental, pues se convierte en
la biología evolutiva precede a todas las el primer paso para liberarnos de la tiranía
demás ramas de la biología. En cambio, en del presente. Por ello la contribución del
las ciencias sociales, el historicismo, señala conocimiento histórico se torna central para
Bunge, sería «la concepción de que nada en el análisis y comprensión de los asuntos hu-
la sociedad puede comprenderse si no se si- manos.
túa dentro de una perspectiva histórica; por 19. Hay quien sostiene la necesidad de estudiar
tanto la historia es previa a todas las demás la historia para evitar cometer los errores
ciencias sociales». del pasado. Cabría señalar que, dado que la
16. Precisamente Bunge nos proporciona el historia no se repite, no es posible repetir los
tercer concepto de historicismo, concepción errores. Sin embargo, el estudio de la histo-
que postula la prioridad y la centralidad de ria se justifica no para extraer lecciones de
la historia para la comprensión de los asun- moral o política, sino porque el pasado esta
tos humanos. Es evidente que esta tercera incrustado en el presente. Como somos seres
definición de historicismo nada tiene que históricos, el pasado ha definido la configu-
ver con las dos concepciones previamente ración del presente. El pasado está más o
tratadas. No se trata de pensar que la his- menos presente o ausente entre los pliegues
toria tiene un sentido, o un destino hacia el de lo que somos, ya sea como individuos o
cual avanzan inexorablemente las sociedades como colectividades.
humanas, o que se puede identificar ciertas
20. La gran diversidad que se observa entre las
regularidades en la historia de las sociedades
sociedades humanas se suele interpretar
humanas. El concepto de Bunge correspon-
como fruto de la diversidad cultural. Sin
de al historicismo epistemológico señalado
duda es así, pero también tal diversidad afec-
por Ferrater Mora.
ta a una misma sociedad cuando la consi-
17. En el Museo Metropolitano de Arte de
deramos en distintos momentos del tiempo.
Nueva York se encuentra el cuadro titulado
La diversidad es fruto de la historia.
Aristóteles contemplando en busto de Homero,
21. Tendemos a ser conscientes que las armas,
del gran pintor neerlandés Rembrandt,
pintado en 1653. Aparte de sus virtudes las instituciones y la moda han cambiado a
estéticas, hay un detalle inquietante: Aristó- lo largo del tiempo. Sin embargo, los histo-
teles aparece vestido con un rico mercader riadores del siglo XX descubrieron que tam-
holandés del siglo XVII. Este detalle parece bién han cambiado a lo largo del tiempo los
ilustrar un hecho fundamental: miramos o sentimientos humanos, y las formas en que se
consideramos el pasado desde el presente. expresaban. Por ejemplo, hay una historia de
Es más, hay el riesgo, magníficamente ilus- la familia y de los afectos familiares; hay una
trado por este cuadro de Rembrandt, de que historia de la muerte, del dolor ante la muerte
proyectemos hacia el pasado nuestras formas y de las prácticas funerarias. Ambos temas
de vida del presente. Este es precisamente han sido estudiados por Philippe Ariès. Hay
uno de los puntos que Marx reprochaba a una historia de la sexualidad y de los senti-
los economistas del siglo XIX: que proyec- mientos eróticos, así como hay una historia
taban hacia todo el pasado de la humanidad de la alimentación y de las gastronomías.
las instituciones del capitalismo del siglo 22. ¿Cuáles son los riesgos de ignorar la histori-
XIX (esta crítica parece correcta en el caso cidad en particular para las ciencias sociales?
de David Ricardo, pero es totalmente injus- Citaremos dos peligros. El primero es natu-
tificada en el caso de Adam Smith, quien ralizar el presente, creer que cierta dimensión
en La riqueza de las naciones hace gala de su de la vida humana siempre fue así. No, lo más
conocimiento histórico, y no deja de desta- seguro es que fue distinto en el pasado. El
car la evolución histórica de las instituciones otro peligro es caer en la ilusión de la teoría
económicas). social como concepción abstracta atemporal,
18. Si lo habitual es proyectar hacia el pasado las o sea, sucumbir a la tentación de pretender
formas de vida social y humana del presente, construir una teoría económica, sociológica o
el historicismo –en el sentido de Bunge– se política con pretensiones de validez universal.

Revista Percontari 13
23. Si la historicidad parece fundamental en las una historia de la geografía del planeta: a lo
ciencias sociales, también se ha revelado cru- largo de los siglos, los continentes se despla-
cial tanto para las ciencias biológicas como zan en la corteza del planeta, cambia el curso
para la cosmología. En efecto, la teoría de la de los ríos, y las islas pueden desaparecer
evolución planteada por Darwin sugiere que como resultado de un cataclismo.
también las especies tienen una historia, una 24. Concluyamos recordando las palabras de
evolución. Y los desarrollos de la física y la Jacob Burckhardt, quien, en sus Reflexiones
cosmología en el siglo XX también nos per- sobre la historia universal, anotó: «El cono-
miten pensar que el universo tiene una histo- cimiento del pasado es lo único que puede
ria, que las leyes que lo regían en los primeros hacer al hombre libre del imperio que, por
segundos de su existencia son distintas de las medio de los símbolos, etc., ejercen sobre él
que lo gobiernan en el presente. Hay también los usos sociales».

14 Revista Percontari
La Nueva historia de la Escuela de Cam-
bridge y la figura de Maquiavelo en el
Renacimiento italiano
Stefan Terrazas Villegas

E n este ensayo describimos las características


fundamentales de la bien llamada Nueva
historia (New History) de la historia del pen-
sistemas políticos del pasado. Pues bien, cuando
alguien está deliberando sobre los asuntos pú-
blicos con un sólido rigor lógico y a una notable
samiento político, a finales de los años sesenta. profundidad, está filosofando a la política. Sin
Para ello, nos remitimos a una escuela perte- embargo, sostenemos que, a la hora de abordar
neciente a la tradición historiográfica contem- la historia del pensamiento político, su método,
poránea, cuyo común denominador es el fuerte el textualismo, que consiste en rastrear esencias,
cuestionamiento a la tradición textualista de la ideas atemporales de «aplicación universal» o
filosofía política. Nos referimos a la Escuela Bri- «sabiduría eterna» en los textos del pasado, con
tánica o Escuela de Cambridge. Tras explicitar las un mínimo de contextualización histórica u
causas de su emergencia y sus discrepancias con otro tipo de contexto, es ineficaz para compren-
la antigua tradición, mostramos una aplicación der la historia del pensamiento político.
del método de Cambridge sobre un episodio En la misma línea, anota Fernando Vallespín
insoslayable en la historia del pensamiento po- que «el estudio [textualista] se enfoca única-
lítico: la figura de Maquiavelo en el marco del mente sobre el texto, porque, gracias a la extraor-
Renacimiento italiano. dinaria aptitud de su autor, [este] ha sido capaz
de emanciparse de las limitaciones de su época»
La filosofía política y el malestar textualista (1990: 26). A lo que añade Rabasa Gamboa
que tal método no cuestiona la forma mediante
Bowle y Arnerson definen a la filosofía política la cual se aborda los textos clásicos, cayendo
como la rama de la filosofía que se ocupa de en el equívoco que interpretar es lo mismo que
los conceptos y argumentos involucrados en la entender. Los textualistas no solo asumen que el
opinión política a un alto nivel abstracto, enfo- estudio de la historia del pensamiento político
cándose principalmente en cómo los procesos se reduce a desentrañar la argumentación lógi-
políticos son coherentes con un modo de vida ca interna de los clásicos, sino también que el
particular. Respecto a su valor, la deliberación erudito que la reproduzca será quien con éxito
sobre los límites y usos constructivos del poder la ha descifrado (2009: 9). Todo esto genera un
–aspectos que están directamente relacionados malestar en no pocos estudiosos de la historia
con la supervivencia del género humano– la del pensamiento político, que en el caso de Ra-
convierte en una de las disciplinas intelectuales basa Gamboa le impulsaron a buscar métodos
más perentorias de la ciencia (2017, la traduc- alternativos:
ción es propia).
…la profunda insatisfacción que siento por
Coincidiendo con los autores, no cuestiona- la forma en que se enseña y se aprende la
mos la valía de la filosofía política ni el quehacer historia del pensamiento político, sobre
filosófico de los pensadores, sino más bien la todo en los círculos de habla castellana
utilización del método1 a la hora de abordar los […] [la cual] es vista como una disciplina
secundaria que proporciona a los alumnos
1 La reflexión sobre el método ocupó en la historia cien- un poco de adorno cultural, sobre lo que di-
tífica un rol central. El giro linguístico (1967), de Richard
Rorty, por ejemplo, pone en relieve que las revoluciones jeron los ‘clásicos’ de la política hace mucho
en las ciencias se dan gracias a la aplicaciones de nuevos tiempo, pero sin ninguna relevancia ni uti-
métodos. El cómo se abordan los problemas filosóficos lidad sobre la vida política contemporánea.
abre el paso al descubrimiento de nuevos problemas y so-
luciones, y, en consecuencia, el establecimiento de algún En las propias palabras de un alumno: ¿cuál
tipo de progreso en el conocimiento. es el propósito de tratar de aprender lo que

Revista Percontari 15
dijo Platón hace más de veinticinco siglos La Escuela de Cambridge
sobre la polis perfecta si está claro que no
hay ni habrá una en el mundo real (2011: La Escuela británica o más comúnmente llama-
160). da Escuela de Cambridge, adquiere popularidad
gracias la influyente obra de Quentin Skinner,
Así pues, el impasse intelectual que generó el
historiador de la Universidad de Cambridge,
estudio anacrónico de los textos clásicos abrió
Reino Unido, quien en 1978 publica The Foun-
las puertas a un nuevo método, una nueva dis-
dations of Modern Political Thought3. A ello se
ciplina: la nueva historia del pensamiento polí-
suman los valiosos aportes de John Dunn y J.
tico, que se distingue de la vieja historia de las
G. A. Pocock, quienes junto a Skinner fundan
ideas e incluso le amenaza con provocarle una
una nueva metodología, una Nueva Historia
fuerte crisis de identidad. Consecuentemente, (New History). Los orígenes de la Escuela de
surgen propuestas que ponen el acento en el Cambridge se remontan al descontento gene-
contexto antes que en el texto. Sin embargo, ralizado de la tradición textualista dominante.
el afirmar que el contexto es importante per- ¿Cómo puede el intérprete asegurarse de lo que
tenece al sentido común y no dice nada nuevo; quiso decir el autor en un texto clásico? ¿No
lo complicado, más bien, está en establecer qué será que los textos significan lo que el intérpre-
se entiende por contexto y la delimitación de te quiere que signifiquen? Al respecto reclama
sus límites al momento de abordar la historia Pocock:
del pensamiento político, también tomando
conciencia que el contextualismo extremo puede …el enfoque textualista es muy parecido a
conllevar al determinismo fácil. la forma en que se estudiaba a la Biblia en
Se va forjando así una historia intelectual que la Edad Media, a fin de encontrar el signifi-
se propone superar la tradición textualista de la cado de la palabra de Dios […] Ese trabajo
filosofía política, pero también los excesos del presupone que […] ‘interpretar’ = ‘entender’
contextualismo radical. En efecto, este enfoque = ‘captar’ lo que quiso decir el autor clásico
recogió inspiración en la reconstrucción y ge- en su discurso político, presentado en una
nealogía de conceptos centrales de la política, forma coherente y lógica. Este tipo de ejer-
como ser: Adorno/Horkheimer sobre el con- cicio ha sido arbitrariamente definido como
cepto de racionalidad; Foucault y la sexualidad; ‘Historia de la Filosofía Política’ (en Rabasa
Habermas y la opinión pública; Cassirer y el Gamboa, 1990: 162).
Estado. Skinner, también malcontento con el textualis-
Hay que resaltar que, aunque existan distintos mo, protestaba contra aquella forma de estudio
matices entre las propuestas metodológicas en- que consistía en releer los textos una y otra vez,
tre las distintas escuelas2, «lo que sí parece fuera al punto de calificar al textualismo de mitología
de toda duda es su difícil compatibilización con pura (Skinner, 1984: 202). Asimismo, señala que
el tipo de análisis textualista, que cree posible la los estudiosos de los clásicos se sumergieron en
reconciliación lógica entre diversos conceptos e el mito de la coherencia –entre otros mitos– al
ideas sin un recurso directo a la mediación de creer que los enunciados en un texto clásico
los condicionamientos sociales» (Vallespín, siguen inequívocamente un orden lógico y que
1990: 31). es tarea del intérprete descifrarla, ignorando los
intereses de los escritores y las contradicciones
2 La Escuela de Cambridge forma parte de la bien denomi- internas incluso en las grandes figuras del pen-
nada revolución metodológica, de la cual son pertenecientes samiento. Añade Skinner: «Una insatisfacción
otras dos escuelas que tienen en común el fuerte rechazo que siento con el tradicional método “textua-
al textualismo. La Escuela Alemana, cuyo máximo repre-
sentante es Reinhart Koselleck, ha culminado su propuesta
lista” es que pese a que sus exponentes gene-
teórica con su Diccionario de conceptos (Begriffsgeschichte), ralmente se han jactado de estar escribiendo la
mientras que la Escuela Francesa (Pierre Rosanvallon, ante historia de la teoría política, rara vez nos han
todo), se destaca con su Historia conceptual de lo político. ofrecido historias genuinas» (1984: 11).
Véase: Reinhart Koselleck. Historia de conceptos. Estudios
sobre semántica y pragmática del lenguaje político y social;
Madrid, Trotta, 2012. Sobre la Escuela Francesa: Pierre Ro- 3 Versión en español: Quentin Skinner, Los fundamentos del
sanvallon. Por una historia conceptual de lo político, Fondo pensamiento político moderno, dos tomos; FCE, México,
de cultura Económica, México-Argentina, 2002. 1985.

16 Revista Percontari
Respecto a los antecedentes de la Escuela ahora se redefine como la exploración y sofis-
de Cambridge, esta se nutre de las teorías más ticación del lenguaje político, y las conexiones
influyentes del siglo XX: las Investigaciones filo- entre sistemas de lenguaje y lenguaje político
sóficas de Wittgenstein, la teoría de los actos de comienzan a dibujarse» (en Rabasa Gamboa,
habla de J. L. Austin y la teoría de los paradig- 1990: 176).
mas de Thomas Kuhn. De J. L. Austin, retoma En síntesis, cuando escribe, un autor tiene
el concepto de fuerza ilocucionaria, es decir, la una intención in strictu sensu. Este responde
intencionalidad del autor, o sea, lo que este es- necesariamente a algún paradigma –sea para
taba haciendo al momento de escribir el texto, desarrollarlo o destruirlo– en el que él mismo
el para qué pragmático, que apunta a la com- está inserto. En el universo de la historia del
prensión eficaz de una obra. Bajo esta mirada, pensamiento político, esta cuestión nos obliga
la explicación de los contenidos queda relegada a a reconstruir el vocabulario político o sistema
un segundo plano. Esto cobra total sentido para de paradigmas de la época (en primer plano),
la historia del pensamiento político porque per- al igual que los datos temporales y espaciales
mite descifrar cuál era la intención de un autor fundamentales en los que vivió el autor (se-
al momento de escribir un texto político. gundo plano). Por consiguiente, el contexto
La intencionalidad cobra máxima impor- fundamental que reconstruye la Escuela de
tancia precisamente por los apuntes del último Cambridge es el contexto lingüístico. Armando
Wittgenstein en las Investigaciones filosóficas, así el rompecabezas es posible comprender la
texto en que el discípulo de Bertrand Rusell intención y verdadero significado de un texto
resalta el valor de uso de los enunciados, al con- político, pero, sobre todo, comprender la historia
trario de la tradición anterior que enfatizaba los del pensamiento político.
significados. Paralelamente a ello, Wittgenstein
llega a la conclusión que los hablantes inexcep- La figura de Maquiavelo en el Renacimiento
cionalmente forman parte de una comunidad italiano
lingüística de la que es imposible escapar, por
lo que sería quimérico crearlo a partir del indi- Con el objetivo de mostrar al lector la extraor-
viduo: una formulación ex nihilo. El vocabulario dinaria aplicación del método de Cambridge
lingüístico de una comunidad es la base de los sobre la época del Renacimiento italiano –en
pensamientos, juicios y razonamientos de un general– y la teoría de Maquiavelo –en parti-
individuo (1988). cular–, sintetizamos el quinto y sexto capítulo
Por otra línea, Thomas Kuhn demostró cómo del primer tomo de Los fundamentos del pen-
el desarrollo de la ciencia opera mediante samiento político moderno (The Foundations of
formas paradigmáticas (es decir: sistemas de Modern Political Thought), de Skinner. Como
lenguaje), lo cual inspira a Pocock para aseverar ya lo adelantamos, el trabajo de Skinner es
que, en la historia del pensamiento político, los ampliamente dinámico en tanto reconstruye el
paradigmas actúan como base de las teorías contexto sociopolítico fundamental, pero, sobre
sociales. La diferencia estriba en que el lenguaje todo, el contexto lingüístico al que perteneció
de la política, a diferencia del científico, es la Maquiavelo para después explorar el contenido
retórica (Gamboa, 1990: 175). Otra diferencia interno de su obra de manera comparada con
sustancial con los paradigmas científicos es que otros intelectuales influyentes, sin descuidar la
los lenguajes políticos no logran barrer comple- cronología y maduración del pensamiento polí-
tamente con los paradigmas anteriores. Dicho tico del autor de El Príncipe.
en forma metafórica, los significados políticos Advertimos que tratar a un autor aisladamen-
dejan su huella en el tiempo –tema que deliberó te se asemejaría a la tradición textualista de la
controversialmente Martin Heidegger y desa- filosofía política; por lo tanto, indagar «la teoría
rrolló posteriormente Reinhart Koselleck–. Los política de Maquiavelo» y el discurso interno
paradigmas políticos son especialmente com- de su obra únicamente sería un sinsentido. El
plejos porque dada su naturaleza polivalente, fin de este acápite es entonces el abordaje eficaz
coexisten en una comunidad política de forma del corpus teórico de Maquiavelo a través de
anacrónica. Así, gracias al aporte de Kuhn, la reconstrucción del vocabulario político del
Skinner señala que «lo que aquí se ha denomi- quattrocento, tiempo en el que se configura el
nado con cierta vaguedad ‘pensamiento político’ concepto moderno de Estado y comienza a de-

Revista Percontari 17
sarrollarse una idea diferente a la de gobernante, del príncipe: «[…] vemos en consecuencia que
príncipe, virtud, formas de gobierno y libertad sobrepasan la figura del ciudadano individual y
política. Gracias a la «virtud» del método, no concentran toda la atención en la imponente y
solo se aclara la figura y pensamiento de Ma- poderosa figura del príncipe» (Skinner, 2002:
quiavelo, sino el de la época. 140, traducción propia).
El triunfo del gobierno principesco. Tras la lle- En Milán se iba insistiendo en la supremacía
gada de los franceses a Italia a partir de 1454, de la figura de súbdito sobre la de ciudadano y
tras un largo periodo de paz y orden republi- se escribían numerosos tratados para instruir a
cano, tuvo inicio una larga etapa de prácticas los cortesanos acerca de su rol en relación a su
tiránicas en Nápoles, Milán, Florencia y otras príncipe (el más influyente fue El cortesano, de
ciudades-repúblicas italianas; formas despó- Baldesar Castiglioni). Asimismo, entre varios
ticas de gobierno principesco y la imposición otros escritos dedicados a los príncipes, El Prín-
de nuevos amos cada vez más poderosos. La cipe de Maquiavelo, a finales de 1513 fue, sin
resistencia florentina no pudo contener el mo- duda, el más importante, libro posteriormente
vimiento hacia il governo d’un solo. En 1512, la dedicado al «magnífico Lorenzo de Médicis» y
República florentina de 1494 se desvaneció a redactado con el fin de atraer la atención de los
duras penas tras la invasión de los Médicis, que nuevos amos de la ciudad. Aunque fracasó en su
habían pactado con tropas españolas. El desen- cometido, El Príncipe revolucionó el género de
lace fue trágico: Florencia terminó por subor- consejos para príncipes.
dinarse ante una sucesión mediocre de duques El ideal humanista del gobierno principesco.
de Médicis por los siguientes doscientos años. Como se mencionó anteriormente, no hubo
Naturalmente, en este abrupto contexto, surgen nada nuevo en la idea de ofrecer consejos a los
modificaciones sustanciales en el pensamiento gobernantes ni tampoco a los príncipes –tarea
político renacentista; por ejemplo, la desvalora- que habían profundizado los humanistas cívi-
ción del concepto de ciudadanía en el sentido cos–. El centro de gravedad continuaba siendo
republicano-ciceroniano4 y la valoración de la el rey virtuoso, vir virtutis, quien debe adquirir
vida contemplativa platónica asignada por Fi- para sí mismo el máximo posible de honor, gloria
cino. Las visiones pesimistas del mundo crecían y fama. Los teóricos de espejos para príncipes
y con ellas las filosofías idealistas/ascéticas dado también tenían en común la enérgica oposición
que la participación ciudadana en los asuntos entre la vir virtutis y el abrumador y potencial
del gobierno se mostraba como una cuasi impo- poder de la fortuna. Como bien señalaba Cas-
sibilidad. Ante esta corrupción del mundo, en tiglioni en El cortesano, la fortuna puede causar
palabras de Francesco Doni, no quedaba más daños irremediables, elevar a los cielos a quien
que adoptar una actitud cínica que no era más le plazca y enterrar en las profundidades a los
que el cultivo de una buena ignorancia (a good más dignos de ser honrados.
ignorance).
Retomando esta idea, en El Príncipe, Maquia-
A diferencia de los humanistas cívicos (civic velo afirmó que el principado podía ser alcan-
humanists) –quienes apostaban por las insti- zado sea a través del ejercicio de la virtud, sea
tuciones repúblicanas y el cuerpo ciudadano–, a través de la fortuna. Empero, comparándola
los humanistas de finales del Renacimiento, con un río violento, el florentino puso énfasis
los teóricos de espejos para príncipes (mi- sobre el carácter inestable de la diosa y en la
rror-for-princes), presupusieron un marco de insensatez de contar indefinidamente con su
gobierno principesco. En efecto, el universo
apoyo. Por lo tanto, un príncipe, para conservar
intelectual fue orbitando en torno a la figura
su estado de máximo gobernante, debía depen-
der de la virtud antes que de las bondades de la
4 En la concepción ciceroniana, la tarea más noble del ciu- fortuna dado que la primera atrae y conserva a
dadano consiste en una vida política activa. En tal senti-
do se halla su fuerte crítica al epicureísmo, cuyo apoliti- la segunda.
cismo e indiferencia conllevan a una pérdida de sentido Skinner sostiene también que los autores de
del mundo y a una vida alejada del foro público. Por esta espejos para príncipes, inspirados en La Política
razón, concluye Cicerón, la virtud del ciudadano es la
virtud cívica, reafirmando la superioridad del homo po-
aristotélica, diferenciaban la virtud del gober-
liticus sobre el sabio contemplativo (Rivera García, 2006: nante de la virtud privada. Así lo decía Patrizi
370-372). en El reino y la educación del rey: «[…] las virtu-

18 Revista Percontari
des del gobernante son una cosa, las virtudes del ingenuamente el mantenimiento del buen
pueblo, otra» (2002: 125, traducción propia), gobierno que en realidad dependía del arte de
mientras la virtud de la ciudadanía consistía en la persuasión y una utilización favorable de la
la obediencia y buena voluntad. La dicotomía fuerza militar. Por cierto, es importante resaltar
fue rescatada por Maquiavelo, de quien es fa- que, aunque una importante parte de El Prínci-
mosa su teorización de la virtud del gobernante pe delibere sobre el arte de la guerra, no existían
en El Príncipe, cuyo su propósito era conservar diferencias notables con las ideas humanistas
el poder. El pueblo estaría satisfecho mientras previas. Asimismo, era innecesaria la toma de
no se le oprima y debía tender a la pasividad, aquella gama de virtudes cristianas y morales e
para lo cual el soberano debe procurar no anular ineludible una actitud cercana al amor a la pa-
su propiedad o quitarle el honor. radoja. Como irónicamente lo señaló Hamlet,
Más específicamente, los humanistas de ocasionalmente es sagaz «ser cruel solo para ser
los inicios del quattrocento sostenían que «un bondadoso». De esta manera, sí era importante
hombre de verdadera virtud» posee las virtudes que el príncipe sea generoso, pero también aho-
cristianas-cardinales: prudencia, templanza, rrativo, debía ser clemente, pero también saber
fortaleza, justicia (inspirándose en Platón); las resguardar el orden y la obediencia. Resalta
cuales serían vanas si no estaban complemen- también Maquiavelo lo importante que era
tadas con «la idea de Dios», la fe cristiana. Pero conservar las apariencias, por lo que debía ser
estos escritores no consideraron en serio las tan prudente para saber burlar a la mala repu-
virtudes principescas o reales; fueron más bien tación. Si fuera necesario, debía estar dispuesto
los autores de espejos para príncipes quienes a ser un gran mentiroso/engañador, pues «el
atribuyeron a la liberalidad, clemencia y mag- príncipe no necesita indispensablemente todas
nificencia, el máximo rol respecto a las virtudes las buenas cualidades, pero debe esforzarse para
que parezca que las tiene en todo momento»
principescas. En el escrito sobre La liberalidad,
(2002: 132, traducción propia). Así, aunque sus
de Pontano, este señalaba que un príncipe debía
métodos no sean honorables, lograría ser uni-
ser generoso, además que debe «crear nobles
versalmente elogiado. Bajo esta óptica, las vir-
edificios, iglesias y teatros espléndidos» (Skin-
tudes maquiavélicas se circunscriben a un lado
ner, 2002: 127, traducción propia).
pródigo, otro tacaño, uno cruel y otro clemente,
Al tratar la virtud de la clemencia, los autores uno religioso y otro incrédulo.
de espejos para príncipes ya habían tratado la
Atribuida equivocadamente la frase «el fin
problemática sobre si un príncipe debía ser ama- justifican los medios» a Maquiavelo, algunos
do o temido. Sobre este tema añadía Castiglione autores afirman que la originalidad del autor
que, más que amado, debe ser casi adorado por radica en divorciar la política de la moral, lo-
sus súbditos, mientras que Pontano decía que grando la autonomía de esta disciplina. Sin
la clemencia es de suma importancia porque embargo, esto es un error. Nuestro autor y los
cuando reconocemos esta cualidad en alguien lo humanistas anteriores coincidieron en el fin, es
consideramos como un dios. decir, la conservación del poder. La diferencia
Sobre este vocabulario político, la figura de decisiva está en el método para alcanzarlo, no
Maquiavelo se asemejó a la del Quijote de la en otra visión de la moral: «[…] si un gober-
política. Su crítica al humanismo dio un giro nante está realmente interesado en mantener
revolucionario en la tradición renacentista. Pese el poder, deberá sacudirse de las demandas de
que algunos autores de la época encontraron en la virtud cristiana, adoptando la moralidad que
su obra desdén por los conceptos y categorías de la situación le exige» (2002: 135, traducción
la época, El Príncipe se convirtió en un libro im- propia). En resumen, si el príncipe deseaba
posible de ignorar en la historia del pensamiento sobrevivir, era indispensable que se convierta en
político. Apunta Skinner que «solo cuando mar- «mitad bestia, mitad hombre», obligado a imitar
camos el contexto intelectual en el que escribió la conducta del león y el zorro.
podemos reconocer en qué puntos y en cuáles no Entre sus contemporáneos, obviamente, se
desafió y repudió su propio humanismo hereda- produjo controversia, algunos lo tomaban como
do» (2002: 129, traducción propia). una figura satánica, otros lo caricaturizaban,
En una sección de El Príncipe, señaló que principalmente, por su visión profundamente
reafirmar el honor, fama y gloria es sobrepasar peyorativa de la naturaleza humana. Maquia-

Revista Percontari 19
velo pintaba un ser humano mentiroso, enga- y concepciones de la libertad en la antigua
ñador, ingrato, cobarde, desenfrenado, actitudes Roma, resaltó que una república debía prever
frente a las cuales el príncipe debía actuar en todas las leyes requeridas para mantenerla y
consecuencia. que su resguardo fue precisamente la causa de
Respecto a la discusión sobre las formas de la grandeza de la República de Roma, libertad
gobierno, común en las antiguas Grecia y Roma, entendida como la independencia hacia pode-
también existía un sólido debate teórico-políti- res externos (como la tiranía), llegando incluso
co en la época del quattrocento. Si bien existía un a mostrar desdén por la forma monárquica de
vocabulario político orientado a pensar la figura gobierno y simpatía por el gobierno popular.
del príncipe y, por tanto, a la forma monárquica, Así, claramente respecto a formas puras de
algunos autores criticaban enérgicamente esta gobierno, el gobierno del pueblo era mejor que
forma de gobierno. Fra Girolamo Savonarola il goberno de un solo: en general, el pueblo solía
(1452-1498) sostuvo que la monarquía no era ser más prudente, más estable y de más sano
lo mejor para Italia; Florencia, en particular, de- juicio que los príncipes. Más aún, coincidiendo
bía seguir siendo una república que materialice con Bruni, la principal causa de la corrupción
«la verdadera libertad», más valiosa que cual- era la exclusión del pueblo sobre los asuntos de
quier metal precioso. Apoyado en los autores gobierno, situación que derivó en la toma de las
del escolasticismo italiano (Bartolo y Marsilio instituciones por la oligarquía y, en consecuen-
de Padua, entre otros), reclamó Savanarola que cia, la reproducción de la desigualdad.
la suprema autoridad para tratar asuntos pú- Bajo el mismo sentido, añadió Giannotti
blicos residía en el cuerpo de ciudadanos (idea que el pueblo debía ser la base de la república,
de soberanía popular) a través de un Consejo cuyo motor debía ser un Consiglio grande nu-
compuesto por un cierto número de ciudadanos meroso, tanto de los aristócratas y clase media,
(Consiglio grande). Salamonio, bajo el mismo como de los popolani. Simpatizaba también con
sentido, reivindicó el ideal de polis aristotélico Maquiavelo al señalar que, ante la amenaza a
donde el fin de una sociedad política es el vivir la república, el pueblo debía ser el guardián de
bien y la felicidad. la libertad. Sin embargo, Guicciardini mantenía
En esta reconfiguración histórica: ruina de un sentimiento peyorativo contra el gobierno y
Italia, invasiones bárbaras a cargo de merce- valores del pueblo. La tradición de estos incluía
narios pagados, en una palabra, indignación la imprudencia e inconstancia, infinitos celos de
contra los Médicis, surgió la figura del filósofo quienes tienen categoría y dinero, «así, la repú-
Franceso Guicciardini (1483-1540), cuya obra blica que confíe los asuntos públicos al pueblo
Skinner la compara sagazmente con la de Ma- entrará en decadencia» (2002: 161, traducción
quiavelo. Al igual que Savanarola, es importante propia). Pero coincidió con Maquiavelo al afir-
que la soberanía última resida en el cuerpo de mar que demasiada religión afemina al espíritu
ciudadanos, para lo cual era menester instau- y entonces arruina el mundo. Para Maquiavelo,
rar instituciones cívicas eficientes y asambleas el cristianismo era una causa notable de la co-
populares para mantener una vida cívica feliz. rrupción porque la fe cristiana entronizó diver-
Luego, el filósofo concluyó que «ningún prin- sos valores erróneos, la humildad y el desprecio
ceps, puede ser el verdadero soberano de Roma, por la vida terrenal, en efecto, debilitó al mundo.
sino solo un ministro del pueblo» (2002:152, El agudo pensamiento que Guicciardini forjó
traducción propia). en sus Máximas, denunció la visión mecanicis-
Ante las tempranas concepciones de monar- ta de los asuntos humanos que autores como
quía constitucional, en el contexto de 1512, Maquiavelo tenían al comparar su situación a
después de que Maquiavelo se indignó por no la de los romanos. Tratándose de circunstancias
conseguir el puesto de secretario tras escribir y tiempos diferentes, se hacían comparaciones
El Príncipe, el florentino compone los Discur- falsas, o dicho así, esperaban que un asno co-
sos, donde se percibe un notable cambio en el rriera tanto como un caballo. En sus Conside-
la producción intelectual del autor. Mientras raciones sobre los Discursos, Guicciardini criticó
que en El Príncipe el valor fundamental era la explícitamente a Maquiavelo por argumentar
seguridad alcanzada a través de la conservación sobre la base de unas cuantas generalizaciones
del poder del príncipe, en los Discursos lo es la históricas sin poder ver que no existían las
libertad. Después de estudiar los mecanismos reglas fijas. Así, Guicciardini propuso para las

20 Revista Percontari
repúblicas italianas un contrapeso al poder po- por sus efectos, y si el efecto es bueno, como en
pular: la introducción de un senado de alrededor el caso de Rómulo, la acción es justificada. Una
doscientos hombres para alcanzar un equilibrio. traducción tendiente de lo mencionado es «el fin
El equilibrio guicciardiano, entonces, ponía el justifica los medios», pero Skinner resalta que
acento en la forma aristocrática, mientras que la «los verbos que emplea Maquiavelo –en yuxta-
de Maquiavelo en la forma popular o democrá- posición característicamente epigramática– son
tica, aunque ambos preferían una forma mixta accusare y scusare. [Así] la acción misma acusa,
de monarquía - aristocracia - democracia. En pero su resultado excusa (antes que justifica) su
otras palabras, los dos pensadores reafirmaban desempeño» (2002, 184, traducción propia).
la supremacía de una república con un orden
mixto de formas de gobierno, pero discrepaban Consideraciones finales y conclusiones
en su configuración interna.
Finalmente, a diferencia de su primera obra, La marcada contraposición que asume la Es-
en los Discursos, Maquiavelo también se intere- cuela de Cambridge con la tradición textualista
só por las virtudes de los individuos, una visión le permite aseverar que «la historia del [pen-
colectiva de la virtud, que perseguía el ideal de samiento político] puede ser definida como la
espíritu público (public spirit). Los hombres vir- historia del cambio en el empleo de paradigmas,
tuosos son aquellos que servían a su país, razón la exploración de paradigmas y el empleo de
por la cual Roma había alcanzado la grandeza. paradigmas para la exploración de paradigmas»
Maquiavelo también se refirió con este ideal (Pocock en Rabasa Gamboa, 1990: 178). Esto
al autogobierno, idea que excluía a la figura de pone en relieve que el contexto del método de
un príncipe omnipotente. Los tres libros que Cambridge se trata de un contexto lingüístico,
conforman los Discursos tratan el tema de la li- es decir, un sistema de relaciones comunicativas
bertad política bajo la organización republicana y paradigmáticas en las que el autor en cuestión
y una milicia que debía sostener la libertad del se halla inmerso.
pueblo, visión parcialmente compartida con los Gracias a ello, la aplicación del método de
humanistas cívicos que concebían a una repú- Cambridge sobre la figura de Maquiavelo en el
blica, es decir, un tipo mixto de gobierno, como Renacimiento italiano tiene el siguiente orden:
mejor forma de gobierno. 1) Introducción histórica a la época: la inva-
La contribución de Maquiavelo a la discusión sión de los Médicis y su efecto destructivo en las
de su tiempo, concluye Skinner, fue la contri- ciudades-repúblicas italianas. 2) La reconstruc-
bución relativamente ortodoxa a su tradición. En ción de los antecedentes: la corriente ideológica
primer lugar, cuestionó de manera muy original de los humanistas cívicos y espejos para príncipes.
tanto mediante El Príncipe como en los Discur- 3) Aproximación al autor: la primera fase de
sos las suposiciones humanistas, especialmente Maquiavelo, El Príncipe. 4) Problematización
en lo relevante a la vir virtutis (honor, fama, entre los antiguos paradigmas y los del autor:
gloria). También, que la virtud de los ciudada- Maquiavelo desafía la concepción de virtud pre-
nos (no del príncipe solamente) podía asegurar via, es decir, el honor, fama y gloria, y los sustituye
la libertad como compromiso y participación por el amor a la paradoja (virtudes contrarias)
popular en los asuntos públicos, situación que que realmente permiten conservar el poder. 5)
también rescata del sistema político romano. Segunda etapa del autor: en Los Discursos, el
Por una parte, la mordaz crítica a los postula- florentino cuestiona la monarquía como mejor
dos de la fe cristiana fueron fundamentales en forma de gobierno, alimentándose del vocabu-
su reflexión sobre la virtud, pues la sinceridad, lario de otros autores, como ser, Guicciardini,
bondad, etcétera, no siempre implicaban el bien Salamonio, Savoranola, Bruni, entre otros, para
general de la comunidad. Por otra, al igual que desarrollar su preferencia por la forma republi-
varios de sus contemporáneos, defendió a la cana, es decir, una forma mixta de gobierno con
república como mejor forma de gobierno, como el acento en la soberanía popular que asegura
valor supremo en la vida política con un especial la libertad política. 6) Comparación con otros
énfasis en la participación popular, donde reside autores: Guicciardini concuerda con una forma
la protección de la libertad pública y la sobe- mixta de gobierno, pero con el acento puesto en
ranía. Finalmente, en los Discursos, concibió la la aristocracia, no en la democracia. 7) Conclu-
«sana máxima»: las acciones pueden justificarse siones y otras cuestiones: Skinner es benévolo

Revista Percontari 21
con la valoración de Maquiavelo, señala sus ver- político e historia intelectual (Political thought
daderos aportes y finaliza comentando algunos and intellectual history). En Bolivia, la historia
malentendidos hermenéuticos. intelectual no es un asunto reciente, pero sí
Respecto a la utilidad práctica, el aporte del algo que va cobrando mayor protagonismo. Al
enfoque de Cambridge es precisamente la ilumi- respecto, cabe mencionar un ejemplo, la colec-
nación del nexo entre teoría política y práctica, ción de Mapas de Debate, a cargo del Centro
que intenta superar el usual comportamiento de Investigaciones Sociales (CIS), que busca
de los historiadores de la política que consignan cartografiar las distintas posiciones teóricas
un «rol marginal» a las ideas políticas referidas e identificar la bibliografía más importante e
al comportamiento político real. Mas, si fueran influyente que puedan dar cuenta del estado
estudiadas e interpretadas como teorías perte- del debate en el campo intelectual actual. El
necientes a un corpus ideológico, podrían ser método de Cambridge en investigaciones de
conducidas efectivamente hacia la realidad pre- esta índole permite, con seguridad, vislumbrar
sente (Skinner, 1984: 9-10). En síntesis, el ideal la configuración real de los fenómenos políticos,
skinneriano apunta a reemplazar la historia de su pasado y presente.
la teoría política por la historia de las ideologías;
Bibliografía
o, dicho así: superar la tradición textualista de la
filosofía política por la historia de los discursos Richard Arneson y Edward Bowle, «Political philosophy»,
políticos, tal y como lo vimos en la figura de Ma- Encyclopaedia Britanicca, 2017. Disponible en ht-
tps://www.britannica.com/topic/political-philosophy.
quiavelo en la época renacentista italiana. Consultado el 25 de julio de 2018.
Es justamente por su alta valía práctica que Stefan Collini, «What is intellectual history», History
today, Volume 35, Issue 10, United Kingdom, 1985.
el día de hoy existen proyectos de investigación Disponible en https://www.historytoday.com/ste-
historiográficos que, impulsados en la revolu- fan-collini/what-intellectual-history. Consultado el
ción metodológica, abordan nuevos aspectos de 20 de julio de 2018.
J. Fernández Sebastián, «Historia intelectual y acción
la historia política desde una mirada novedosa. política: retórica, libertad y republicanismo. Una en-
Uno de ellos es el Proyecto y red de investiga- trevista con Quentin Skinner», en Historia y Política,
núm. 16, pp. 237-258, 2006.
ción en historia conceptual comparada del mundo ------------------------, «¿Qué es un diccionario his-
iberoamericano: Iberconceptos. La nueva historia tórico de conceptos políticos?», en Anales, núm. 7-8,
intelectual que emprende este grupo de investi- 2004/2005, p. 223-240.
Alejandro Galiano y Bruno Spagnuolo, «Guía de trabajo:
gación es altamente innovadora. Tenemos, por Historia Conceptual». Universidad de Buenos Aires,
ejemplo, la publicación Lenguajes y revolución. departamento de Historia (material de cátedra), 2017.
Conceptos políticos clave en el Río de la Plata, Rabasa Gamboa, «La Escuela de Cambridge. Historia del
pensamiento político. Una búsqueda metodológica»,
1780-1850. Los docentes de la Facultad de en En-claves del Pensamiento, Vol. 5, núm. 9, 2011.
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Reinhart Koselleck, «Revolución como concepto y como
Aires no solo participan en este proyecto, sino metáfora. Sobre la semántica de una palabra en un
tiempo enfática», en Historia de conceptos. Estudios
que profundizan sobre la cuestión metodológica sobre semántica y pragmática del lenguaje político y social;
de la historia del pensamiento político en la que Madrid: Trotta, 2012.
Elías Palti, «Las nuevas tendencias en la historia político
la Escuela de Cambridge ocupa un rol primario. intelectual», en Daniel Brauer (editor), La historia
Gracias a las entrevistas realizadas por su fun- desde la teoría, V.2; Buenos Aires: Prometeo, 2009.
dador, Fernández Sebastían, a Quentin Skinner, Antonio Rivera García, «El Republicanismo de Cicerón.
Retórica, constitución mixta y ley natural en De Repú-
Reinhart Koselleck de la Escuela Alemana, blica». Doxa, Cuadernos de Filosofía del Derecho, 29, pp.
entre otros teóricos, los Iberconceptos capturan 367-386, 2006.
los aspectos metodológicos más relevantes para Richard Rorty, El giro lingüístico; Barcelona: Paidós, 1990.
Quentin Skinner, The idea of negative liberty: philosophical
investigar desde una perspectiva comparada los and historical perspectives»; Cambridge University
conceptos y lenguajes políticos en el universo Press, 1984.
iberoamericano a lo largo de los últimos siglos. ----------------- The foundations of modern political thou-
ght. Volume I. The Renaissance; Cambridge University
Finalmente, la historia intelectual cobra Press, 2002.
tanta fuerza en el presente que la Universi- Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas; Barcelona:
UNAM/Grijalbo, 1988.
dad de Cambridge –entre otras de tradición Fernando Vallespín, «Aspectos metodológicos», en Histo-
inglesa– ofrece un posgrado en Pensamiento ria de la teoría política. Vol. I. Madrid: Alianza, 1990.

22 Revista Percontari
El sentimiento trágico
de España en Unamuno:
intrahistoria o tradición eterna
Guillermo Taberner Márquez

I. Introducción calma zaragatera e inconsistente se formó la


personalidad de los hombres del 98». Y continúa
El ágonos, como lucha que se esfuerza por dar
sentido a las contradicciones de mi vivir, es …a todos los hombres de la generación del
una constante del pensamiento unamuniano. 98 les envía la España de la Restauración el
También al enfrentarse a una de las inquietudes mensaje de su inconsistencia, a todos muestra la
centrales de la Generación del 98, de la que triste oquedad de su cuerpo histórico. En medio
nuestro autor es el representante más insigne. de una alegre y fingida paz, sus almas comien-
zan a sentir el malestar oculto de la España
Pretendemos en estas páginas dar algunas
real… España es para Unamuno el centro
pinceladas sobre este «problema de España»,
productor de ramplonerías, vasto campamento
parafraseando una parte del libro de Pedro Laín
de un pueblo de instintos nómadas, del pueblo
Entralgo intitulado España como problema, y del
del picarismo3.
que nos serviremos para dar algunos apuntes
iniciales a la reflexión que Unamuno hace de A pesar de que, entre los años 1895 y 1910,
España. se vertieron por parte de los miembros de la
Laín comienza su reflexión preguntándose Generación del 98, y en concreto Unamuno, los
dónde empieza a formarse la personalidad de más despiadados juicios sobre la vida anterior y
los hombres del 98, y, por ende, la de Unamuno: presente de España, el amor por la Patria está
fuera de toda duda. Y así Unamuno en su no-
Comienza a formarse la personalidad indivi- vela Niebla lo expresaré por boca de uno de sus
dual de todos los hombres del 98 en ese cómodo y personajes:
engañoso remanso de la vida española que sub-
sigue a la Restauración: años de 1880 a 18951. Soy español, español de nacimiento, de educa-
ción, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta
El mismo Laín nos da cuenta de una reflexión de profesión y oficio
de Ortega sobre los motivos por los que, para
esta generación, España estaba necesitada de Pero ¿a qué España amaban? No a la que con-
regeneración. Y así, en su conferencia Vieja y templaban tan falta de nivel cultural, vital. An-
nueva política, Ortega dirá: siaban otra España. Y es ahí donde Unamuno
nos guiará a través de sus obras por esa crítica a
La Restauración, señores, fue un panorama la España real e invocar otra España ideal.
de fantasmas y Cánovas el empresario de la Unamuno realiza estas reflexiones desde su
fantasmagoría. Orden, orden público y paz…., visión trágica, agónica de su vida, pues también
es la única voz que se escucha de un cabo a otro a la hora de analizar España como problema
de la restauración. Y para que no se altere el lo hará desde las inevitables contradicciones,
orden público se renuncia a atacar ninguno de tensiones, propias de toda lucha: casta histórica
los problemas vitales de España2. versus casta íntima; historia tradicional versus
Así pues, el problema de España perdura irre- intrahistoria; progresistas versus reaccionarios;
suelto… y, citando a Laín, «en el seno de esta Quijotismo versus sanchismo; Don Quijote de
la Mancha versus Alonso Quijano; España de
la restauración versus España ideal etc.
1 Pedro Laín, España como problema; Madrid: Escelicer,
1949, pp. 40-41.
2 José Ortega y Gasset, «Vieja y Nueva política», O.C. I,
pp. 281-282. 3 Pedro Laín, op. cit., p.45.

Revista Percontari 23
Esta dicotomía, esta lucha o ágonos en fin, se caballeresco, símbolo de la España guerrera
manifiesta también a la hora de abordar el pro- y conquistadora, de la España histórica, es el
blema de España. Sus críticas estarán centradas don Quijote que debe morir ( véase el ensayo
sobre todo en dos aspectos de la vida moderna ¡ Muera don Quijote¡; la otra se encarna en la
española: uno, contra los hombres y las institu- eterna bondad de Alonso Quijano el Bueno, el
ciones que, tildándose de liberales y modernos, caballero que cuida de su casa y representa a la
no aceptan la libre discusión de todo lo discu- España intrahistórica, el símbolo de su regene-
tible; otros, los hombres y las instituciones que, ración que tanto preocupó a Unamuno y a sus
por empeñarse en conservar formas de vida ya contemporáneos (véase su ensayo ¡ Viva Alonso
prescritas, niegan el libre pensamiento haciendo el Bueno!).
imposible su efectividad. Por eso «polemizarán
contra los dos equipos contendientes, el progre- 2ª. El conflicto entre la hispanidad tradicional y
sista y el reaccionario». Y concluye Laín «no po- la europeidad moderna es resuelto por Unamu-
día el grupo permanecer inerte ante la dolorosa no por la doble vía:
mediocridad española». Del interiorismo o casticismo intrahistórico.
Dos ideas más para concluir esta introduc- De la ejemplaridad espiritual.
ción: Desde estas notas introductorias reflexionemos
1ª. Para Unamuno, el futuro de la España so- sobre España y su concepto de intrahistoria,
ñada será la magna aventura universal del hom- fijándonos en su primera crisis religiosa hasta
bre quijotizado. En sus primeros ensayos habló 1895, es decir, nos centraremos en sus ensayos
Unamuno, como tantos, de la europeización de En torno al casticismo, en concreto los titu-
de España… Cuando su quijotismo quijánico lados «La tradición eterna» (1895) y «Sobre el
se cambie en quijotismo quijotesco, cambiará marasmo actual de España» (1895).
también su modo de entender el acceso de Es-
paña al futuro. A la fórmula antigua opondrá
II. El sentimiento trágico de España en En
otra fórmula nueva, inaudita: la españolización
torno al casticismo
de Europa. A este propósito cabe recordar
la controversia con Ortega en 1907 sobre la Desde la «aparente incoherencia» que, según el
europeización o no de España y que llega a su propio Unamuno, reina en estos ensayos, tratará
culmen en 1909, cuando Unamuno insiste en de analizar lo que es el concepto central en el
su africanismo. Julián Marías, en su Ortega, cir- que quiere fundamentar la visión de lo que debe
cunstancia y vocación, trae a colación la siguiente
ser la nueva idea de España: la intrahistoria o
cita unamuniana de sus Ensayos VIII, p.161:
tradición eterna, que la diferencia de la tradi-
Vuelvo a mí mismo al cabo de los años, después ción histórica o casticismo histórico. Por eso es
de haber peregrinado por diversos campos de vital encontrar una definición que delimite este
la moderna cultura europea, y me pregunto concepto con el fin de poder descubrirlo en la
a solas con mi conciencia: ¿soy europeo?, ¿soy España que se quiere auténtica. Utilizará para
moderno? Y mi conciencia me responde: no, no tal fin metáforas que ilustren el concepto de
eres europeo, eso que se llama ser europeo; no, intrahistoria. Oigamos a Unamuno:
no eres moderno, eso que se llama ser moderno4.
Todo lo que cuentan los periódicos, la historia
A propósito de la figura del Quijote es intere-
toda del presente momento histórico, no es sino
sante lo que Fernández–Turienzo nos recuerda
la superficie del mar, una superficie que se hiela
en su edición de en torno al casticismo en nota
y cristaliza en los libros y registros, y una vez
a pie de página 15, p.107, y que me permito
cristalizada así, una capa dura no mayor con
reproducir:
respecto a la vida intrahistórica que esta pobre
En el primer periodo de la vida de escritor de corteza en que vivimos con relación al inmenso
Unamuno hay dos visiones contrapuestas del foco ardiente que lleva dentro5.
Quijote: la una es el don Quijote guerrero y
5 Miguel de Unamuno, En torno al casticismo; Madrid: Al-
4 Julián Marías, O.C. IX, p. 291. calá, 1971, pp. 109-110.

24 Revista Percontari
…sobre la inmensa humanidad silenciosa se f. Se cultiva lo ingenioso no ya el ingenio (p.
levantan los que meten bulla en la historia. 225).
Esa vida intrahistórica, silenciosa y continua g. Incapacidad para la investigación directa y
como el fondo mismo del mar, es la sustancia del falta de espontaneidad (p. 225).
progreso, la verdadera tradición, la tradición h. Fomento del intelectualismo de los con-
eterna, no la tradición mentida que se suele ir a ceptos cuadriculables (p. 226).
buscar al pasado enterrado en libros y papeles, y i. Suprema disociación española, la de don
monumentos, y piedras6. Quijote y Sancho Panza (p. 226).
Una ola no es otra agua que otra, es la misma j. No hay corrientes vivas internas en nuestra
ondulación que corre por el mismo mar!7. vida intelectual: es un pantano de agua
estancada (p. 228).
Y profundiza más la metáfora del mar: k. No hay juventud, pues no hay frescura y
En el fondo del presente hay que buscar la tra- espontaneidad (p. 228).
dición eterna, en las entrañas del mar, no en los l. Falta heroísmo: no sabemos adivinar nues-
témpanos del pasado, que al querer darles vida tros héroes (p. 229).
se derriten, revertiendo sus aguas al mar… La m. Servilismo a los ungidos (p. 229).
tradición eterna española, que al ser eterna es n. La pobreza ahoga la reflexión, explica
más bien humana que española, es la que hemos nuestra anemia mental (p. 230).
de buscar los españoles en el presente vivo y no o. Los jóvenes se formalizan, se acamellan,
en el pasado muerto”8. encasillan y cuadriculan (p. 232).
Unamuno insistirá en esta idea de lo eterno, de p. No hay verdadero espíritu de asociación (p.
la intrahistoria para regenerar España. Al final 232).
de este ensayo, concluirá: Ante esta serie de críticas que hacen de España
un país mediocre, se pregunta Unamuno: ¿está
…sólo lo humano es eternamente castizo. Mas
todo moribundo?
para hallar lo humano eterno hay que romper
lo castizo temporal y ver cómo se hacen y des- No, el porvenir de la sociedad española espe-
hacen las castas, cómo se ha hecho la nuestra y ra dentro de nuestra sociedad histórica, en la
qué indicios nos da de su porvenir su presente9. intrahistoria, en el pueblo desconocido, y no
surgirá potente hasta que le despierten vientos
De su segundo ensayo de En torno al casticismo
o ventarrones del ambiente europeo… España
que he propuesto como guía para esta breve re-
está por descubrir, y sólo la descubrirán españo-
flexión, «Sobre el marasmo actual de España»,
les europeizados11.
nos interesa resaltar los distintos aspectos que,
según el rector de Salamanca, podía percibirse
en la España que contemplaba. Grosso modo III. Muera don Quijote
podemos distinguir las siguientes:10
Como hemos señalado anteriormente, Una-
a. Nos gobierna ya la voluntariedad del
muno enfrenta la historia como casticismo tra-
arranque o el abandono fatalista (p. 223).
dicionalista con la historia como intrahistoria,
b. Sobra de individualismo egoísta y exclu- como la sustancia hecha de la vida del pueblo
yente y falta personalidad (p. 223) español. Y esa confrontación la describe desde
c. Maniqueísmo intraoficial (p. 223). la imagen del Quijote, en su último capítulo,
d. Penuria de libertad interior y gran libertad donde don Quijote en el lecho de su muerte
exterior porque nadie nos la niega (p. 223). deja paso a Alonso Quijano, es decir, la historia
e. Persiste vivaz el extremismo (p. 224). de los libros deja paso en Unamuno a la historia
del verdadero hombre, del don Quijote de la
6 Idem, p.110 Mancha lleno de fantasías por la lectura de los
7 Idem, p. 111 libros de caballerías renace Alonso Quijano, el
8 Idem, p. 111-112 pueblo español.
9 Idem, p.120
10 Las páginas entre paréntesis pertenecen a la edición de
En torno al casticismo que se refiere en nota 5. 11 Idem, pp. 238-239 ( Cfr. p. 243)

Revista Percontari 25
Unamuno escribe en 1898 dos breves
artículos. Uno fue publicado el 26 de junio,
llevando el título de «Muera don Quijote»;
el segundo, publicado el 1 de julio, lo titula
«Don Alonso el Bueno». Permítanme re-
producir del primero unos párrafos:
España. La caballeresca España histórica,
tiene como don Quijote que renacer en
el eterno hidalgo Alonso el Bueno, en el
pueblo español que vive bajo la historia,
ignorándola en su mayor parte por su
fortuna. La nación española- la nación,
no el pueblo, molida y quebrantada, ha
de curar, sí curar, como curó su héroe, para
morir. Sí, para morir como nación y vivir
como pueblo12.

V. Conclusión

Permítanme que concluya con la expresión


unamuniana, y que es común a la Genera-
ción del 98: «Me duele España». El profe-
sor Cerezo Galán, en su estudio preliminar
al libro El porvenir de España, donde se re-
coge la correspondencia entre Unamuno y
Ganivet, reflexiona sobre este sentimiento
central, radical de Unamuno:
El modo de amar a España los del 98 fue el
«amor amargo», según la certera fórmula
de Laín… A todos ellos, como a Unamuno,
les duele España, pero de esta herida va a
manar una nueva conciencia, un ensueño
de la patria y con ello también una reno-
vada voluntad de convivencia… En el
caso de España, el programa se centraba
en la negación de la España tradicional o
castiza para hacer resurgir de su muerte,
como mariposa de la crisálida, la España
espiritual y eterna13.

12 Miguel de Unamuno, O.C. V.


13 Ángel Ganivet / Miguel de Unamuno, El porvenir
de España; Granada: Diputación provincial de Gra-
nada, 1998, p. 69.

26 Revista Percontari
Epistemología de
la ciencia histórica en
algunos países de América Latina
Gustavo Pinto Mosqueira

No existen hechos, sino solo interpretaciones –en historia.


Nietzsche

H aciendo una aproximación al asunto de la


historia en América Latina (A.L.), proba-
blemente no se pueda decir algo similar a lo que
cado libre internacional en condición de mono
productores de materias primas de exportación,
con grupos o elites de poder como los terra-
se dijo de la sociología, antropología, ciencia tenientes y burgueses aliados al capitalismo,
política y economía: se dijo que estas ciencias primero, de Inglaterra y, luego, de los EE.UU.,
habían pasado de una etapa ensayística a otra generando más dependencia de las metrópolis
más científica, sobre todo a partir de los años 50 o centros del poder económico capitalista, en
del siglo XX1. lo externo, y mayor situación de pobreza social
En todo caso, haciendo un esfuerzo prelimi- en los pueblos de cada de uno de estos nuevos
nar por resumir el tema, se puede sostener que la Estados, en lo interno, después de la indepen-
influencia del marxismo para leer la realidad de dencia de España. Primero las ideas del libe-
esta región, determinó el esquema conceptual ralismo, después la influencia del positivismo
dual centro-periferia, imperialismo-colonia, desde la segunda mitad del siglo XIX, y más
capitalismo-mercantilismo, condicionando, así, tarde la llegada del darwinismo sociológico a
el estudio de la historia de los Estados o países fines de aquel siglo que reforzó la visión racista
de A.L. hasta el punto que se explicó su sur- del problema del subdesarrollo o atraso de los
gimiento, en unos casos, como el resultado de países latinoamericanos, hicieron que se culti-
la división internacional capitalista del trabajo vara, según el enfoque marxista de la historia,
que generó la mundialización del capitalismo una ciencia histórica en A.L. que, más o menos
europeo e inglés en el siglo XIX, haciendo que hasta los años 30 o 40 del siglo pasado, tenía
estas nuevas repúblicas se inserten en el mer- algunos rasgos que le atribuyen los especialistas
en los respectivos países.
En efecto, el caso de la historia como ciencia
1 La argumentación de esta afirmación está contenida en en Chile, ya desde las primeras décadas del
una obra de mi autoría titulada: Epistemología de las Cien- siglo XX, había experimentado una evolución.
cias Sociales. Problemas y respuestas. El caso de América La- Influyendo esta situación en el historiador Julio
tina (Cochabamba, UCB, 2001). En esta publicación no
tratamos el tema de la ciencia histórica. Este trabajo, que
César Jobet, según Sagredo (1994, p. 143), «[ya]
ahora publicamos en este número de Percontari, ha sido no se concebía la historia como el relato crono-
elaborado para formar parte de un libro, inédito aún, que lógico de las acciones de los grandes personajes.
hemos escrito sobre el tema de las Ciencias Sociales en Tampoco se pensaba que la historia debía estar
A.L., teniendo como base el amplio capítulo de la obra centrada exclusivamente en los acontecimien-
publicada donde tratamos por primera vez este asunto
desde la perspectiva epistemológica. Así que ponemos a tos políticos y militares y tener, como único
su consideración esta parte sobre la ciencia histórica que objeto de estudio, los grupos acomodados de la
se ha hecho en algunos países como Bolivia, Chile, Ecua- sociedad, es decir, los protagonistas de aquellos
dor, México, que nos sirven de ejemplo de cómo se ha hechos». Esto es lo que había hecho la ciencia
trabajado en historia y cómo se la ha usado para hacer
ciencia en los respectivos países, lo que nos sirve como un
histórica no sólo en Chile sino en general en
modelo de lo que se hizo también en los otros países lati- A.L desde que se fundaron los nuevos Estados
noamericanos, sin desmerecer los desafíos que tienen los latinoamericanos hasta fines de la primera mi-
historiados en el contexto de la posmodernidad o crisis tad del siglo XX. ¿Qué tenía que hacer la ciencia
de la modernidad hoy.

Revista Percontari 27
histórica a partir de los años 40 o 50 de aquel como Historia general de Bolivia (edición de
siglo? En Chile, Jobet «planteaba la necesidad 1980), se centra en los hechos protagonizados
de una historia que se ocupara de todos los por los caudillos militares y civiles del siglo
sectores de la sociedad y que comprendiera los XIX, cuestionando la «pobreza» moral de estos
fenómenos sociales, económicos y culturales» grupos de poder, así como el comportamiento
(Ibídem: 143-144). Sagredo (1994, p. 147-148) sumiso y ambivalente del cholo y del indio an-
también dice que el historiador marxista chile- dino boliviano, culpándolos, en su obra Pueblo
no Jobet «centra su crítica en la historiografía enfermo, del atraso y el subdesarrollo económico
nacional [chilena], que no ha dado cuenta de la o material que sufría la sociedad o el Estado de
misma y sólo se ha ocupado de la acción de los Bolivia hasta los primeros años del siglo XX.
grupos dominantes. Al respecto, critica no sólo En efecto, bajo la concepción de que la histo-
el positivismo de la historiografía, es decir, su ria «no es sino la moral en acción» (Arguedas
erudición baladí, sin interpretación ni síntesis, 1924, p. XI), en la historia boliviana, Arguedas
su criterio narrativo y su obsesiva preocupación encuentra la confirmación de aquella profecía
por los hechos políticos y militares, por la cro- que hiciera Simón Bolívar antes de su muerte:
nología, los nombres y los caudillos; también se «La América es ingobernable; los que han ser-
ocupa de señalar que en la misma ‘predomina vido a la revolución han arado en el mar». En la
un criterio estrecho y cerrado’, el que explicaría época republicana, la cual estudia Arguedas, no
lo que, para él, es una carencia fundamental, encuentra, salvo excepcionalmente, sino sangre
esto es, ‘que no se haya dado la trascendencia y lodo, una sucesión de acontecimientos en los
que posee al estudio de los fenómenos econó- que se da una verdadera corrupción de la vida
micos-sociales, gestadores en grado decisivo del política, en la que predominan el egoísmo, el
desenvolvimiento de la sociedad’». deseo de figuración, la vanidad, la sed de man-
En un tono semejante, para el caso de Ecua- do; en que caudillos audaces, frecuentemente
dor y de la ciencia histórica en los países andi- ineptos, a veces brutales hasta el límite de la
nos de Sudamérica, aunque desde el proyecto barbarie, como Melgarejo o Morales, impo-
de escribir una «historia de América andina» nen sus caprichos en medio de la adulación
para reforzar la identidad de esta zona, el his- colectiva; en que títeres anodinos son juguetes
toriador ecuatoriano Ayala Mora (1992: 166) de ambiciones con intereses de los grupos que
contrastaba esos dos tipos de «historiografía» los manejan; en que la consecuencia consigo
que se han hecho inclusive hasta fines del si- mismo, la fidelidad, el desinterés desaparecen
glo XX en la región andina, contestando a una detrás de una incontenible ansia de poder;
entrevista en estos términos: «[...] el desarrollo en que se simulan ideales y sentimientos con
alcanzado en los últimos años por la historia el más descarado impudor, y en que las más
como disciplina científica dentro de nuestros espantosas violencias y abusos se cometen con
países es significativo. Si bien existen períodos la mayor sangre fría y desprecio por los prin-
y temáticas enteras por investigar o replantear, cipios morales y en que rarísimas veces surgen
el desarrollo logrado en las últimas décadas figuras moralmente íntegras, animadas por un
ha permitido configurar nuevas y sugerentes auténtico deseo de servir al país y dotadas de
visiones generales, que en varios países han en- la personalidad necesaria para ello. Por esto
frentado a las historias tradicionales de hechos del mestizo andino boliviano también escribió:
y personajes, con “nuevas” historias que basadas «El cholo, ya sea político, militar, diplomático,
en consideraciones estructurales y en la agencia legislador, abogado o cura, jamás y en ningún
de actores colectivos, dentro de nuevos marcos momento turba su conciencia preguntándose si
teórico-metodológicos, han aportado reinter- su acto es o no moral, entendiéndose por moral
pretaciones sugerentes [...]». la armonía de actividades en vista del bienestar
En el caso de la ciencia histórica en Bolivia, general» (Arguedas 1967, p. 48).
hasta fines del siglo XIX y las primeras dos Una historiografía más positivista y una críti-
décadas del XX, por influencia del liberalismo y ca similar hizo Gabriel René Moreno al pasado
el positivismo, y luego del darwinismo socioló- y a los grupos sociales y políticos de la sociedad
gico, la historiografía analítica, intuitiva y sin un o República boliviana del siglo XIX, cuando,
trabajo empírico de investigación que hizo, por por ejemplo, a través de la boca del cruceño
ejemplo, Alcides Arguedas, expuesta en obras Nicomedes Antelo, residente en Buenos Aires,

28 Revista Percontari
Moreno escribió sobre el mestizo andino: «El nacional». Por esto propuso «revisar nuestro
cholo o es célula morosa por insuficiencia ingé- pasado y como consecuencia inmediata e im-
nita, o es célula pervertida justamente por insu- prescindible, si queremos aún ser algo en el
ficiencia y por dolencias. Aún salido de su esfera concierto americano; iniciemos la restauración
por su educación y bajo influencias benéficas, nacionalista, única y definitiva manera de sal-
el cholo, a la menor solicitud de su interés o de varnos de este torpe ahistoricismo que vivimos
sus pasiones, descubre siempre que es cholo y y salir de la pseudomorfosis histórica en que
más pernicioso que el común ignorante. ¿Cabe nos debatimos, en esta tarea estamos empeña-
alimaña más dañina en la sociedad que el cholo dos algunos inquietos estudiosos de la actual
abogado, ni gato montés más rapaz y bravío que generación boliviana, como Carlos Medinacelli,
el cholo mandón? La propensión de la casta Guillermo Francovich, Roberto Prudencio,
tiende, como es notorio, al ocio, a la reyerta, al Augusto Céspedes, Carlos Dorado Chopitea
servilismo y a la intriga, gérmenes de bochinche y otros que, desde diversos campos, están ya
y el caudillaje; bien así como de otro modo, la dando promisorios frutos que sólo requieren la
estupidez y amilanamiento del indio incásico se necesaria madurez para producir en el país lo
amoldan a punto para perpetuar en la sociedad que ya es urgente y salvador: precipitar la revi-
el despotismo». sión de nuestro pasado y acelerar la restauración
«Moreno, como discípulo de Bello, es ri- nacionalista» (Ávila 1936, p. 309).
guroso en el análisis de la realidad [histórica, En esta línea de proponer la revisión de la
social y política boliviana], convencido de que el historia de Bolivia a fin de crear una conciencia
historiador debe ir a las fuentes, establecer cui- nacional boliviana o de reedificar la historia
dadosamente los hechos y narrarlos» (Sandoval boliviana para restaurar la conciencia nacional,
1987, p. 25). Por eso pensaba este papel para el Ávila también escribió: «No podemos negar que
historiador: «En Bolivia hay muchos hombres nos faltó y aún faltan claras reconstrucciones del
que ya han perdido hasta la vergüenza. ¿Hasta pasado y una mirada de perspectiva, creadora y
cuándo pues dejaremos de llamar las cosas con fecunda del porvenir» (Ibídem, p. 308).
sus propios nombres? No. Tiempo es ya que
Por su lado, el mencionado nacionalista
el historiador, haciendo penetrar la luz de la
Montenegro, descalificando a los historiadores
historia hasta las tenebrosas guaridas de las pa-
anteriores de «antibolivianistas», en el prólogo
siones, sorprenda a esos políticos corrompidos
«Filiación a este libro», de su obra Nacionalismo
y egoístas en sus criminales maquinaciones, y
pulverice sus memorias con severidad implaca- y coloniaje (considero la edición de 1994), sos-
ble...» (Moreno 1956, p. 210-211). tenía, entre otras cosas, estas ideas referidas a
la historiografía que se había escrito en Bolivia
Pero, ya entrados los años del siglo XX, con la
hasta entonces:
influencia del marxismo en algunos estudiosos
bolivianos y del nacionalismo decimonónico + Su libro, dice, pretende ser una réplica a la
que planteaba la construcción de una nación modalidad historicista en que se inspira casi
moderna y homogénea culturalmente hablan- todo lo escrito hasta hoy (la década de los 20)
do –en el caso de Bolivia la construcción de respecto del pasado boliviano.
la «nacionalidad boliviana» en base al indio + Su libro procura eludir, reitera, lo que ha
(aimara), en la tesis de Franz Tamayo, o en base repetido la historiografía nacional; y evita caer
al mestizo o cholo andino, en la propuesta de en la furiosa autodenigración a que se entregan
nacionalistas como Carlos Montenegro– se inopinadamente los historiadores de ciertos
comienza a rechazar la historia escrita por Ar- pueblos indoamericanos. Su libro, según él, no
guedas y Moreno, descalificándosela como an- tiene las peculiaridades que en modo genérico
tibolivianista, por un lado, y viendo la necesidad tipifican la obra historiográfica boliviana. A
de hacer una nueva historia boliviana que sea el este tipo de historiografía replica Nacionalismo
pivote de la construcción de un Estado-nación y coloniaje, según afirma su autor.
moderno, por otro. + Su libro aspira a restablecer la verdad del
Así, Federico Ávila decía después del fra- devenir histórico, desconocida o falsificada por
caso de la Guerra del Chaco, con el Paraguay el pensar y sentir antibolivianista con que se
(1932-1935), que por la «conciencia histórica» concibe y se escribe una grande porción de la
se llegará a la formación de una «conciencia historia patria.

Revista Percontari 29
+Ese pensamiento antibolivianista es, en al inicio, pero después se vuelve destructor y
suma, expresión flagrante del coloniaje. «Salta a hostil a lo colectivo.
primera vista, en efecto, que el género historio- + Esa influencia de aquellas originales anoma-
gráfico al cual replica este libro, es en esencia y lías aparece reflejada en las contradicciones que
sustancia un producto de la colonia, para prove- se acusa en la obra historiográfica antiboliviana.
cho de colonizadores y mengua de colonizados. + Destruyendo en ella las creencias colectivas,
Así fue hecha también la historia del Nuevo descuida en absoluto sustituir todo lo que ha
Mundo por los cronistas y los informistas espa- destruido. Su finalidad es eliminar toda noción
ñoles del Nuevo Mundo y la Colonización. El histórica en el pueblo. Esto tiene efectos devas-
indio, para estos relatos foráneos, era la síntesis tadores del pasado de una comunidad.
del vicio y de la bajeza espiritual, como resulta +Esto produjo un sentimiento de desánimo
siéndolo hoy el boliviano, a juicio de nuestros nacional hasta el punto que se habló con un pa-
historiadores antinaciones», escribió Montene- tetismo fatal, en los conflictos internacionales,
gro hace unos ochenta años (1994, p. 14). desde la época en que el antibolivianismo se
+ En ese espíritu colonial hay un acatamiento hizo dueño de la cultura boliviana. Y habla hoy,
y exaltación virtual de lo extraño a Bolivia; y dice Montenegro, con la expresión más signifi-
en él hay una sistemática negación –falsa nega- cativa, en la inmoralidad con que la personajería
ción, por otra parte– de lo nativo. El extranjero, política se enriquece particularmente mientras
de este modo, concluye por ser sujeto y objeto la nación se empobrece.
exclusivo de la historia de Bolivia, y es él, no el + «En la raíz del proceso que en lo moral y lo
boliviano, quien se enaltece, ennoblece y forta- económico conduce a Bolivia por la ruta del en-
lece con ella. vilecimiento, se halla a no dudar, la simiente del
+ Pero ese espíritu colonial está enraizado en antibolivianismo, hijo de los complejos psíqui-
el subsuelo de los conflictos psicológicos. Y la cos originarios de la Colonia y pupilo –agente
crítica historiográfica, remisa y miope, no ha muchas veces– de los intereses antinacionales»
buscado en tales parajes las equivalencias de la (1994, p. 16).
anomalía implicada por esta historia de Bolivia + Según Montenegro, su réplica al antibo-
escrita contra Bolivia. livianismo se inspira en un sentimiento que
busca la defensa de la propia comunidad. Con
+Dos móviles psicológicos anormales muestra
su libro, él no quiere quedar indiferente a esa
en sus raíces el tipo antibolivianista de nuestra
historiografía que va contra los intereses de la
cultura histórica: uno, hay un dualismo cultural
comunidad boliviana. Su libro es una réplica a
que trasunta su creación; otro, en el frenesí con
esa historiografía que va contra el sentimiento
que en ella se hace presente el sentimiento an-
nacional; va contra la finalidad de la antipatria.
tibolivianista. «Nuestra reacción es, así, una hecho más que
+ Los historiadores de este género realizan una ideología, un hecho que asume carácter
grandes esfuerzos para hacer historia, con el beligerante» (1994, p. 16).
único fin de que el pasado colonial se muestra + Esa historiografía antiboliviana cooperó,
en ella tan repugnante como sólo puede mos- junto a las fuerzas económicas y políticas, con
trarse ante la imaginación más enconada. Esto los imperialismos extranjeros, abriendo para
muestra una ambivalencia de sentimientos de éstos el camino para la conquista. «Bien se en-
amor y odio hacia un solo objeto, pero, además, tiende que la auto denigración del país equivale
es una muestra de dualismo significativo de a una invitación cuando no a un llamado de lo
inestabilidad psíquica. «La perseverancia en el extranjero» (1994, p. 17).
recuerdo de lo que se detesta, sintomatiza por sí + Ante todos esos peligros, su libro, según
propio un desarreglo psicológico» (1994, p. 15). Montenegro, busca escribir la verdad sobre la
+ Esta modalidad de hacer historiografía historia patria. Y esa historia es la historia mis-
debe su existencia, según Montenegro, al estí- ma, vale decir, el conjunto de hechos del pasado.
mulo de un exaltado sentimiento individualista. Otros ya también intentaron hacerlo, como, por
Este sentimiento es hostil a todo impulso a la ejemplo, Isacc Tamayo, Ismael Vásquez, José
comunidad. Ese individualismo no guarda más Macedonio Urquidi; también lo hace Hum-
que el afán de celebridad, inofensivo y ridículo berto Vásquez Machicado. Estos autores han

30 Revista Percontari
restituido la «verdad» a la verdad histórica sobre al período colonial, pues sólo los pueblos
Bolivia, según opinaba Montenegro a fines de libres tienen capacidad de lanzar elogios o
los años 20 del siglo pasado. vituperios a sus héroes. Simplista, al atribuir
En el caso de la historia como ciencia en Mé- condicionamientos histórico-sociales a las
xico, según lo dejar notar Rajchenberg (1994, p. meras ideas, las pasiones humanas, el sino o
85ss.), siguió este esquema general hasta fines el plan de la providencia, como se desprende
del siglo XX: primero hubo una «heroización de del Himno Nacional Boliviano: «El Hado
la historia»; esta ciencia histórica buscó exaltar propicio coronó nuestros votos y anhelos/es
ciertas cualidades, presentes sólo en algunos hé- ya libre ya libre este suelo/ya cesó su servil
roes, a los cuales se les atribuye un reconocimien- condición...».
to social transhistórico. «Más específicamente, Volviendo a lo de México, en los años 30 y 40
consiste en la explicación del quehacer histórico del siglo XX, según Rajchenberg, un grupo de
por medio de la sola acción de determinados historiadores mexicanos, a los que llama «pro-
individuos» (Ibídem, p. 86). Acá a la sociedad se tomarxistas» (Luis Chávez Orozco, Agustín
le confiere el papel de seguidora de los senderos Cue Cañoas, José Mancisidor, Rafael Ramos
andados por el héroe. «Así como el pasado está Pedraza y Alfonso Teja Zabre), armados de
consignado en el discurso heroico por la pasivi- algunos jirones del materialismo histórico, se
dad de la sociedad, el devenir le es igualmente dieron a la tarea de proponer una lectura de la
arrebatado, expropiado, sancionando la frontera historia mexicana diferente a la dominante en
de lo posible y de lo imposible» (Ídem). En su época; pero, con ese arsenal teórico escasa-
realidad, este es el tipo de quehacer histórico mente estudiado y reflexionado, no pudieron
que también se hizo en Chile, Bolivia, Ecuador: cumplir su objetivo, pues, al no saldar cuenta
una historia de los héroes, de los militares, de con su conciencia historiográfica anterior, no
los grupos de poder incrustados en las esferas provocaron una ruptura epistemológica definitiva
públicas y políticas de los respectivos Estados. hasta el punto que mantuvieron una concepción
Sandoval (1987, p. 16), criticando esta manera heroica de la historia como ciencia. «Su estudio
de hacer historia como ciencia en Bolivia desde está restringuido a los héroes de la revolución
la declaración de la independencia de las Provin- mexicana» (Ídem). «[...] Su limitado o nulo
cias Unidas del Alto Perú, escribe: «El culto de acceso a las fuentes primarias y su nula maestría
los héroes se generaliza en todo el país, con su para hacer de las propuestas marxistas princi-
acento romántico y bajo el estilo de la narración pios heurísticos de la investigación los llevaron
épica», que es el estilo que tiene el texto de dicha a heroizar la historia»-mexicana (Ídem).
declaración redactado por José Mariano Serrano, Nuestros autores [protomarxistas] no esca-
quien más antes había escrito la declaración de la paron a la proclividad de la historiografía
independencia de las Provincias Unidas del Río dominante de confeccionar héroes, a pesar
de La Plata (hoy Argentina). Asumiendo una de su desdén inicial por proceder a la ma-
posición marxista y materialista, y reclamando nera tradicional. De hecho, su propósito de
una historia social de Bolivia, Sandoval (1987, fundar una visión alternativa de la historia
p. 18) cuestiona este tipo de ciencia histórica permanece a mitad de camino, dado su
que se hizo también en Bolivia, incluso hasta las escaso conocimiento de la teoría que su-
últimas décadas del siglo XX: puestamente iba a guiar el nuevo quehacer
Realidad historiográfica que hace abstrac- intelectual.
ción de los problemas reales de la sociedad, Una galería de héroes está sujeta a trans-
realzando caracteres morales y cívicos de formaciones en el largo plazo. Existe cierta
los protagonistas, virtudes y conductas permanencia asociada a la durabilidad de
ejemplares, o viceversa, sin plasmar una los mitos épicos en el imaginario colectivo,
explicación concreta de los hechos sociales. cuya estructuración no se modifica con la
De ahí la visión parcial de la historiografía coyuntura. En la medida en que los héroes
«heroica», por sus caracteres deformadores devienen símbolos patrios, se convierten si-
del desarrollo social y la razón causal ex- multáneamente en valores absolutos, consi-
plicativa de los hechos sociales. Ahistórica, guientemente incuestionables y a prueba de
al extremo de negar contenido histórico las pequeñas sacudidas sociales. Las grandes

Revista Percontari 31
conmociones provocan la incorporación de tranquilidad categorías y esquemas hoy
nuevas figuras heroicas, que eventualmente muy discutidos o ya descartados. Ignorando
desplazan a las anteriores, pero no necesa- las importantes discusiones teóricas y me-
riamente las suprimen. todológicas contemporáneas. [...] En cier-
Una de las expresiones de la batalla ideo- tas regiones –incluso en muchas países de
lógica librada entre las viejas y nuevas fuer- América latina– sigue predominando entre
zas políticas se verifica, precisamente, en las los marxistas la concepción esquemática y
propuestas divergentes de héroes. Para el supuestamente universal de la evolución de
nuevo régimen, resulta imperioso rutinizar, las sociedades, heredera del stalinismo, o
fincar tradición en torno al poder político entonces las interpretaciones circulacionis-
y su bloque de fuerzas emergentes. Re- tas que reflejan la influencia del pensamien-
clamarse heredero e institución de valores to histórico no marxista.
absolutos, como lo son los héroes, consiste
el proceso mediante el cual el nuevo Esta- […]
do puede, entre otros, apelar a la razón de Más grave es la fuerte tendencia al ensayismo
Estado, tan indiscutible como los mismos que todavía prevalece entre los historiado-
héroes, para legitimar sus acciones. res marxistas latinoamericanos. En efecto,
Nuestros protomarxistas viven el momen- es bastante raro encontrar trabajos suyos
to de consolidación del régimen emanado que sean más que reinterpretaciones a partir
de la Revolución y mantienen con respecto de las fuentes secundarias y, a lo sumo, de
a él si no una adhesión incondicional, sí una documentos impresos (viajeros, antologías
actitud de colaboración. Ellos también se de fuentes, etc.). El trabajo de investigación
darán a la tarea de construir héroes (Raj- de base con frecuencia les repugna, como
chenberg 1994: 95-96). si fuese una actividad intelectual de rango
Pasadas aquellas décadas, y sobre todo a partir menor, o incluso como algo sospechosa-
de los años 50 del siglo XX, se percibe, por lo mente próximo a una actitud “empirista”.
que escribe Rajchenberg, que en México la Hay excepciones, naturalmente. Hay tam-
ciencia histórica ganó su estatuto científico bién ensayos útiles, y mucho se puede hacer
después de más de setenta años de discusión utilizando resultados de investigaciones
metodológica, de apertura de los archivos y de históricas de otras personas. Pero si ello se
consolidación académica de la historia como vuelve una actitud sistemática, si en ningún
carrera de formación de profesionales. A la luz caso se completa con una actividad personal
de la consolidación de la historia como ciencia, de investigación de base, puede desarrollar-
los historiadores mexicanos de la llamada Es- se insuficientemente el espíritu crítico res-
cuela Socialista han sido proscritos de los states pecto del valor de los datos utilizados y de la
of the art de la historiografía nacional mexicana. documentación que permite establecerlos; y
Ahora bien, esa crítica a los historiadores por el contrario, puede tener un desarrollo
marxistas mexicanos se la puede hacer exten- exagerado la desenvoltura con relación
siva a casi todos los historiadores marxistas a tales datos y su manipulación, lo que se
de Latinoamérica, en la línea como la hacen expresará a través de generalizaciones abu-
Cardoso-Brignoli (1986, p. 72-73) ya a fines sivas, de extrapolaciones que nada justifica.
de la década de los 70 del siglo pasado, cuando Así como en México la historia se instituyó
escriben: como ciencia en los últimos setenta años a fines
Muchos estudios y ensayos explicativos del siglo pasado, en Bolivia, sobre todo a partir
sobre la realidad latinoamericana están de los años 60 de aquel siglo con la creación de
basados en concepciones marxistas, o por la carrera de Historia en la ciudad de La Paz, la
lo menos fuertemente influenciados por el historia se ha consolidado también como disci-
materialismo histórico [...]. Demuestran plina científica, la misma que, según Barnadas
a menudo, sin embargo, un gran descono- (1992), se la puede dividir en dos etapas: una,
cimiento de la evolución del pensamiento premoreniana (antes de Gabriel Rene More-
marxista en los últimos años, pues con no), en la cual la historiografía fue escrita por
frecuencia siguen manejando con toda historiadores sin formación histórica y que tra-

32 Revista Percontari
bajaban sin acudir a las fuentes documentales Pero ya en el siglo XXI, en el contexto del fin
primarias; dos, postmoreniana, que se inicia con de los Estados nacionales, del cuestionamiento
los trabajos historiográficos del cruceño Gabriel y rechazo del colonialismo externo e interno, del
René Moreno, que, pese a las limitaciones de su fin de los grandes relatos universales emancipa-
época, se preocupó por buscar y estudiar fuentes dores de toda la humanidad, etc., la historia (es
o documentos históricos para escribir la historia decir, la ciencia histórica) está siendo orientada
colonial y la republicana del siglo XIX de Bo- por el valor de la «diversidad de historias», en la
livia. Para fines del siglo XX, el historiador en que cada historia es tan válida como las otras;
Bolivia ya contaba con un método más científico por la «heterogeneidad de pueblos y culturas»,
para escribir la historia boliviana, así como con cada uno tan pueblo o tan cultura como el otro
más facilidades para acceder a los documentos o la otra; por los «procesos nacionalitarios» de
primarios y atenerse a lo que dicen éstos de autoconciencia o de liberación que algunas na-
cada época en las que fueron escritos, teniendo ciones están generando dentro de los mismos
cuidado –como historiador con honestidad –de Estados latinoamericanos, como el caso de
«no dar gato por liebre» ni de dejarse dar eso, Bolivia y de México. La historia como ciencia,
a la hora de estudiar un documento histórico entonces, está dando un giro hacia el relativismo
determinado (Ibídem, p. 176, 177). histórico-cultural que mucho bien le puede hacer
En Ecuador, así como en los países andinos a las etnias, pueblos y naciones que existen en los
de Sudamérica, según Ayala (1994), el desafío Estados de A.L.
de la historiografía a fines del siglo XX, era Hoy, sin dejar de lado la búsqueda y estudio
reescribir la historia de los Estados nacionales, de documentos primarios en los archivos pú-
buscar los elementos históricos comunes, pero blicos, privados, regionales e internacionales, a
respetando a la vez las particularidades regio- la historia como ciencia le toca, entonces, un
nales, culturales, étnicas que también existen nuevo rol a desempeñar en este contexto más
en cada uno de esos Estados andinos. Por eso postmoderno o «transmoderno»: estudiar el pa-
sugería un trabajo conjunto e interdisciplinar, sado de las etnias, pueblos o naciones que están
puesto que esto garantizaría los diferentes pun- dentro de los Estados pluriétnicos o plurina-
tos de vistas sobre estos pueblos andinos. cionales que en las últimas dos décadas vienen
Simplificando al máximo, la historia como reclamando su derecho de autogobernarse o de
ciencia en Latinoamérica, de ser una historia autodeterminación política. Ya es hora de que se
heroica que buscó exponer héroes para legiti- deje de lado el propósito de legitimar una sola
mar y consolidar los Estados nacionales, pasó identidad nacional de los Estados latinoameri-
por una ideologización marxista que, a pesar canos. Tendría que hacer suyos los valores de
de la pretensión de los historiadores socialistas, la diversidad, la heterogeneidad, el pluralismo
no fue capaz de tornarse «científica», cayendo, cultural, el relativismo cultural, la tolerancia.
paradójicamente, en el «ensayismo», ya que el Es esta línea la que me llevó, por ejemplo, en
mismo marxismo, muy a pesar del propio Marx, los últimos quince años, a estudiar desde un
«no era científico», hasta lograr su estatus cien- enfoque etnohistórico, socio-histórico e histó-
tífico recién a fines del siglo XX, después de más rico-político, la historia del Oriente boliviano
de media centuria de debates, institucionaliza- –realidad que, por historia, etnias y cultura es
ción, formación de historiadores y de ensayar muy distinta a la parte andina (el occidente) del
nuevas teorías y metodologías de investigación. Estado de Bolivia. El esfuerzo ha dado algunos
Dicho de otra manera, la ciencia histórica resultados. Pero aún falta. Se tiene que trabajar
en A.L., la heroica, la marxista, la cientificista más en equipos interdisciplinarios, de manera
o “empírica”, ha estado orientada hasta ahora, sostenida. Con más recursos económicos y apo-
quiérase o no, por tres valores centrales: uno, el yo institucional.
de las cualidades del héroe (nacional-cualida- Ha llegado la hora de que la ciencia histórica
des muchas veces magnificadas e inventadas); y los historiadores estudien y expongan, sin
dos, el de la revolución socialista; tres, el de la complejos mi miedo, la historia de las «naciones
construcción de la “nación” (chilena, mexicana, clandestinas» que estuvieron presentes o se for-
ecuatoriana, peruana, boliviana...). Cada uno en maron desde la colonia en Estados como Boli-
su momento fue el valor-ideal aglutinante de la via, Perú, Ecuador, México, Colombia y otros
historiografía de varios países latinoamericanos. Estados que, en los hechos, son plurinacionales

Revista Percontari 33
o pluriculturales. Tarea nada fácil. Hacerse mo clásico, muchos de estos presupuestos de un
escuchar será difícil. Porque los historiadores modo poco crítico» (Ibídem, p. 104).
«oficiales» anclados en el nacionalismo estata-
Entre estos presupuestos figura el de que las
lista ilustrado (son los antirelativistas actuales),
instituciones centrales, como el estado o la
que aún, por ejemplo, existen en Bolivia, no
economía, formen la doctrina dorsal de la
querrán sacarse fácilmente ese saco epistemo-
historia y el de que la ciencia histórica pue-
lógico unilineal y unificador de una realidad
da orientarse por ellas; figura asimismo el
histórica que no es única, sino que en los hechos
presupuesto, relacionado con el anterior, de
es diversa. Ya no tiene sentido escribir una his-
que estas instituciones puedan englobarse
toria nacional monolítica que busque legitimar
dentro de una evolución histórica coherente
una forma de Estado decimonónico o moderno
que conduzca en línea recta hasta el moder-
que no reconoce el derecho de otros pueblos o
no mundo occidental (Ídem).
naciones a autogobernarse o a formar su propio
Estado que sea la expresión de su historia, cul- + Pero eso no ha hecho la teoría posmoderna.
tura, aspiraciones políticas, intereses colectivos, Esta teoría cuestiona el moderno orden social
identidad cultural propia y esperanzas. La nue- y su cultura; ha desarrollado una comprensión
va ciencia histórica que se necesita tendría que más compleja de la sociedad y de la historia, «la
reescribir la «supuesta» historia nacional de los cual coloca bajo el foco de la historia a aquellos
Estados latinoamericanos y escribir la historia hombres y aspectos de la vida que no habían
de liberación en esos Estados, que muchos sido tenidos en cuenta en el pensamiento histó-
pueblos o naciones histórico-culturales de A.L. rico tradicional.
han iniciado. En Latinoamérica se ha iniciado + «A este orden de cosa pertenece también la
un nuevo proceso de liberación nacional: los idea de que el poder no procede exclusivamente
pueblos y naciones quieren sacudirse el yugo del de las instituciones centrales, de las cuales la
colonialismo interno de los llamados Estados historia tradicional se ha ocupado ante todo,
nacionales en esta región del continente ame- sino que se manifiesta también en las relaciones
ricano; Estados que también han sido respon- cotidianas entre las personas» (Ídem). Así se
sables del etnocidio de muchos pueblos o etnias han creado las bases no sólo para la historia de
precolombinas. Y la historia como ciencia algo la vida cotidiana, sino también para una historia
tendría que decir al respecto. de la mujer y de los sexos.
Esto que se acaba de delinear para la ciencia + El campo de la investigación histórica,
histórica en A.L. condice de alguna manera de esa manera, ha sido ampliado de forma
con lo que ha sucedido en la consideración de inconmensurable. Con ello se ha hecho más
la historia como ciencia en el contexto acadé- difícil también el conocimiento histórico. «Una
mico occidental europeo-norteamericano en las historiografía descentralizada, en la que las
últimas décadas del siglo XX, que Iggers (1998, experiencias y los modos de comportamiento
p. 103-104), hablando del «giro lingüístico» en desempeñan un papel decisivo, requiere estrate-
la historia, resume y que ahora resalto en los gias científicas mucho más complejas que las de
términos siguientes: las ciencias del espíritu o sociales tradicionales»
+ La discusión teórica de las últimas décadas (Ibídem, p. 104).
del siglo pasado influyó profundamente en la + «La ciencia histórica ha sido obligada por la
práctica histórica. Se puso en tela de juicio los teoría posmoderna a una mayor circunspección.
presupuestos en los que se basaba la ciencia Pero no debe renunciar a su derecho a afirmar
histórica desde su fundación como disciplina que reconstruye –por muy perspectivista que
científica en el siglo XIX. «La visión del mundo sea al hacerlo– la vida real» (Ídem).
tradicional de la ciencia histórica se ha revelado En esta línea, de las consideraciones finales de
como demasiado simple para el ideario del siglo Iggers (1998) se pueden resaltar estas ideas que
XX» (Ibídem, p. 103). entiende como razonables respecto a la historia
+ «La historia orientada a las ciencias sociales como ciencia, a nuestro juicio, válidas también
sistemática y al marxismo ha adoptado de la para A.L. y que nos sirven para reflexionar so-
antigua historia política, centrada en los acon- bre la historia y a la vez para cerrar este escrito.
tecimientos y comprometida con el historicis- Ellas son:

34 Revista Percontari
i) La historia, en todo caso, la que estaba en el renunciado a la pretensión de tratar la historia
centro del pensamiento judeo-cristiano, ya no científicamente, si bien ahora con frecuencia ya
es vista como una unidad; ya no es la historia no son tan inflexibles al trazar el límite entre
al final de la cual estaba la sociedad racional en historia y literatura. Sin duda, la pretensión de
cualquier de sus formas (la de Kant, la de Hegel, cientificidad tiene también su razón sociológica,
la de Marx, etc.). Esta crítica de la historia viene pues, de hecho, la historia se investiga, enseña y
de la crítica que hicieron en su momento varios se escribe en universidades e institutos de investi-
pensadores a la evolución de la cultura y sociedad gación. Por tanto, esto determina en gran medida
moderna (Nietzsche, Burckherdt), a la ciencia y cómo se comporta el científico como historiador.
la técnica moderna que habían sumido al hombre Sin embargo, esto ha limitado también la posibi-
en la guerra y la violencia, y de la crítica a una so- lidad de hallar nuevos caminos no convencionales
ciedad elitista y antidemocrática. Todo esto llevó en la historiografía y en el pensamiento histórico.
a que llegue el fin del consenso respecto de que En todo caso, la aceptación de que se tiene que
hay una sola historia y de que ésta desembocaría considerar el elemento de los valores y la signi-
en el mundo moderno occidental. Este consenso, ficación de la cultura que al momento ésta tiene
salvo contadas excepciones, había dominado el para la sociedad y el historiador, ha llevado a su-
pensamiento del siglo XIX. Ahora bien, esto no perar la discusión entre los científicos sociales que
significa que la historia haya terminado. Pero el seguían el procedimiento de la comprensión y los
fin de ese consenso sobre la idea de la historia que abogaban por la explicación. Weber dijo en
única debería «llevar a comprender que no existe su momento que ambos procedimientos podían
la historia sino múltiples historias. Esta intelec- aplicarse cuando se hacía ciencia histórica. Las
ción es fundamental sobre todo para la microhis- formas que pueden adoptar estas explicaciones
toria» (Ibídem, p. 106). son muy variadas. Por ello:
ii) El cuestionamiento a la posibilidad de una Hoy ya no existe ninguna teoría de la his-
historia objetiva, neutra, no ha conducido al fin toria –como la concebida por Droysen y
de la investigación histórica ni de la historiografía Dilthey– que articule los principios de la
científica, pero sí a darle una mayor matización. investigación científica que se imponen en
En efecto, se ha puesto en tela de juicio las con- nuestro tiempo. Y en vista de las muchas
cepciones científicas hermenéuticas y analíticas de estrategias de la investigación histórica
la historia, así como la idea de que las estructuras actual que son posibles y que se practican,
de los hechos históricos pueden ser aprehendidas es bueno que no existan. Por otra parte, el
científicamente en su objetividad. Hoy la histo- alegato de Lawrence Stone en favor de un
riografía, que tiene como punto de referencia las retorno de la historia a la narrativa no ha de
ciencias sociales empíricas y analíticas, es cons- entenderse tampoco en el sentido de que la
ciente de que sus ideas acerca de las sociedades historia deba alejarse de las ciencias sociales
pasadas y presentes se basan en construcciones. (Ibídem, p. 110).
«Los tipos reales, que Marx todavía había aplica-
do a la sociedad, son ahora reemplazados por los iv) «El sujeto de la historiografía vuele a adqui-
tipos ideales de Weber, que abordan la sociedad rir un mayor protagonismo, y los historiadores
como objeto de investigación, con conceptos que han comenzado no solamente a ver a los hom-
nacen del pensamiento científico del investigador bres dentro de las estructuras sociales, culturales
y no de la sociedad como realidad objetiva. En y lingüísticas que determinan las formas del
el transcurso de los últimos años se ha destacado comportamiento humano, sino también a plan-
además el papel de los factores culturales, que sólo tearse cómo los hombres han contribuido a la
pueden ser entendidos ‘sobre la base de la signi- formación y transformación de esas estructuras.
ficación’ (Weber) y que por ello exigen métodos La narración es un medio posible para aprehen-
que van más allá de los procedimientos de una der la relación que existe entre las estructuras
ciencia social empírica» (Ibídem, p. 108). y las personas, precisamente porque, como ar-
iii) Ahora ya no hay ningún paradigma de la gumentan Arthur Danto y Jörn Rüsen, es una
investigación histórica, como ciertamente existió forma de explicación» (Ibídem., p. 110).
en las universidades del siglo XIX y de comienzos v) La duda radical de la posibilidad de una
del siglo XX, sino una multiplicidad de estrate- historia científica está estrechamente ligada, en
gias de investigación. Los historiadores no han el siglo XX, al creciente malestar provocado por

Revista Percontari 35
la sociedad y la cultura modernas. Y esta socie- y los presupuestos ideológicos en los que se
dad ha sido considerada como el legado de la basa la ciencia. Pero la perspectiva no excluye,
Ilustración. Pero esta Ilustración, que predicaba de ningún modo, el encaramiento, esforzado en
la libertad, la autonomía humana, llevó a so- alcanzar el conocimiento, con el [sic] pasado...»
ciedades y estados totalitarios, a la destrucción (Ibídem, p. 112).
de la naturaleza por el despliegue de la razón
instrumental a través de la ciencia y la técnica, Bibliografía de referencia
etc. Y es esta actitud crítica frente al mundo
moderno la que determina una gran parte de Arguedas, Alcides 1980: Historia general de Bolivia, La
Paz, Gisbert & Cía., S.A.
la nueva historiografía antropológica-cultural. Arguedas, Alcides 1967: Pueblo enfermo, La Paz, Ed. Puer-
«Al contrario de la ciencia histórica marxista, ta del Sol.
las nuevas tendencias rechazan las ideologías Arguedas, Alcides 1924: La plebe en acción, Barcelona.
Ávila, Federico 1936: La revisión de nuestro pasado, La Paz, s.e.
que pretenden arreglar el mundo, las cuales, Barnadas, Josep 1992: «Estado de la investigación histo-
en su opinión, han conducido a los sistemas riográfica en Bolivia». Entrevista. En DATA. Revista
totalitarios del siglo XX. Desde esta perspectiva del Instituto de Estudios Andinos y Amazónicos, No. 3,
La Paz-Bolivia, pp. 171-179.
debe entenderse también la actitud crítica que, Breceño-León, Roberto/H. Sonntag (editores) 1998: «La
frente a la Revolución Francesa, adoptan his- sociología de América Latina entre pueblo, época y
desarrollo», p. 11-26, en R. Breceño-León/H. Sonntag
toriadores como Furet y Hunt, quienes desean (eds.), Pueblo, época y desarrollo: la sociología de América
retornar a una historiografía desideologizada... Latina, Caracas, Nueva Sociedad.
Una gran parte de la nueva historia cultural Briceño-León, Roberto/Heinz R. Sonntag (editores)
1998: Pueblo, época y desarrollo: la sociología de América
(como Thompson) quiere rescatar al ‘calcetero Latina, Caracas, Nueva Sociedad.
pobre’ y al ‘artesana anticuado’ de la ‘arrogancia Brunner, José Joaquin 1995: «Las ciencias sociales y el
de la posteridad’. En este sentido la nueva his- tema de la cultura: notas para una agenda de investi-
gación», p. 39-61, en Néstor García Canclini (comp.),
toriografía se ha comprometido con el objetivo Cultura y pospolítica. El debate sobre la modernidad en
de un mundo más humano en el que hay lugar América Latina, México, Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes.
para las ideas ilustradas de una sociedad de Cardoso, F.H. /E. Falleto (1969) 1976: Dependencia y de-
hombres autónomos. Esta historiografía adopta sarrollo en América Latina, México, Siglo XXI editores.
muchas cosas del legado de la Ilustración, in- Cardoso, Ciro F.S. – Pérez Brignoli, H. 1986: Los métodos
de la historia, Barcelona, Ed. Crítica/Grupo Editorial
cluso el empeño por liberarse del mito. Pero es Grijalbo, 6ª.ed.
también una historiografía que ve los límites González Casanova, Pablo 1998: «Reestructuración de
de la Ilustración. La nueva historiografía no ha las ciencias sociales: hacia un nuevo paradigma». R.
Briceño-León/ H. Sonntag (eds.), Pueblo, época y de-
renunciado de ningún modo a ocuparse cientí- sarrollo: la sociología en América Latina, Caracas, Nueva
ficamente del pasado; pero es consciente de la Sociedad, pp. 135-149.
Iggers, Georg G. 1998: La ciencia histórica en el siglo XX.
complejidad del pasado y de su investigación, Las tendencias actuales, tr. Clemens Bieg, Barcelona,
particularmente en la necesidad de penetrar en Idea Universitaria.
las estructuras profundas de la conciencia y del Moreno, Gabriel René 1956: Estudios de Literatura Boli-
viana. 2a. Parte. Ed. Potosí.
comportamiento humano. En ocasiones se hace Montenegro, Carlos 1994: Nacionalismo y coloniaje, La
entonces necesario recurrir a la expresión meta- Paz-Bolivia, Librería Editorial “Juventud”.
fórica, de un modo que era inaceptable para la Rajchenberg S., Enrique 1994: «Los historiadores pro-
tomarxistas y las figuras heroicas de la Revolución
historiografía antigua. Pero esto no quiere decir, Mexicana», en Ruy Mauro Marini – Márgara Millán,
como han exigido los que critican a la historio- Teoría social latinoamericana. Los orígenes. T.I., México,
Ediciones El Caballito, pp. 85-106.
grafía científica, que la historia se disuelva en Sagredo Baeza, Rafael 1994: «Julio César Jobet y la historia
metáfora» (Ibídem, p. 110-111). como crítica social», en Ruy Mauro Marini – Márgara
Millán, Teoría social latinoamericana. Los orígenes. T.I.,
vi) En cuanto al problema del relativismo y la México, Ediciones El Caballito, pp. 141-151.
distorsión ideológica, se tiene que aceptar que Sonntag, Heinz R. 1989: Duda/Certeza/Crisis. La evolu-
toda historiografía surge desde una perspecti- ción de las ciencias sociales en América Latina, 2ª. ed.,
Caracas, UNESCO/Nueva Sociedad.
va ligada a una persona, a una época y a una Sandoval Rodríguez, Isaac 1987: Historia de Bolivia (Desa-
cultura, por lo que contiene un elemento ideo- rrollo Histórico Social Boliviano), Santa La Paz-Bolivia.
lógico. «Todo intento de negar este elemento Vergara, Jorge 1992: «Crisis y transformaciones de las
ciencias sociales latinoamericanas», Ponencia en el
de perspectiva, como ha ocurrido una y otra vez Seminario de Comisión E y P, CLACSO, Santiago de
desde Ranke hasta los representantes de una Chile. (mimeo).
Werz, Nikolaus 1995: Pensamiento sociopolítico moderno
ciencia social empírica y exenta de valores, no en América Latina, trad. de Gustavo Ortiz, Caracas,
ha hecho más que encubrir los juicios de valor Nueva Sociedad.

36 Revista Percontari
El cementerio o la muerte
de la conciencia histórica
Delmar Apaza López

El logro más perdurable del estudio de la historia es un sentido histó-


rico –un conocimiento intuitivo– de cómo no ocurren las cosas.
Lewis Namier

D e los pocos lugares que el ser humano


frecuenta con cierta aversión, se señala al
cementerio como uno de los llamados a evitarse
pasado de las experiencias humanas, acciones,
pensamientos y esfuerzos. Es a través de su obra
La práctica de la historia donde encontramos
a la hora de acudir a una cita veraniega, en bús- una metáfora referida al aspirante a historia-
queda de la contemplación de la vida o por el dor, el cual es comparado por Elton como un
mero hecho de pasar el rato. aprendiz de carpintería, añorando producir su
Cuando de nostalgia se trata, la historia suele primera obra para ser inspeccionada y juzgada
ser el escenario de tragedias a donde uno no por su maestro. Ahora bien, ese aprendiz, que
quiere volver y, además, el refugio de tiempos busca inmortalizar su particular modo de ver la
mejores para aquellos espíritus optimistas. Sin realidad, pasará del simple dato hacia lo célebre
embargo, no es la historia algo que exista por y merecido de ser recordado; todo ello en razón
sí misma. Es el individuo, el homo sapiens, el del esfuerzo que dedique en constituirse en un
protagonista que, ineludiblemente, desea per- autor digno de citarse y con la cualificación de
petuar su existencia en el recuerdo de los demás. objetivo, procurando alejarse de flabistanes que
Para ello, recurre a la recreación de momentos hacen más historieta que historia, envileciendo
pasados considerados memorables para una su habilidad o poniéndola al servicio de ruines
colectividad o para la humanidad, dependiendo intereses.
el contexto y objetivo del narrador, moderna- Debe decirse, en razón de justicia, que la tras-
mente llamado historiador. cendencia de la historia radica en la usanza que
Existe, por ejemplo, una tradición muy haga el ser humano de esta, esto es, si nosotros
marcada en los historiadores británicos acerca como colectividad humana reconocemos que
de las reflexiones filosóficas sobre la razón de parte de nuestras acciones podrían considerarse
ser de su tarea, presentándose las más de las
históricas con el pasar de los años, o frente a una
veces como empiristas, puros y netos objeti-
situación contingente despertar en una conduc-
vistas, a la hora de narrar hechos1. Uno de los
ta individual de rebeldía ante su cotidiano vivir,
defensores de esta posición, y representante
erigiéndose en un prócer, un caudillo, un ácrata
desvergonzado del culto a lo fáctico2, es, sin
dudas, sir Geoffrey Elton, insigne historiador o un sujeto revolucionario en sentido práctico,
inglés cuya notable contribución estará ligada es decir que transforme su realidad a partir de
a la historia de la Inglaterra de los Tudor, sin su intervención en ella.
dejar de lado su sólida defensa de la tradicional Esa conducta o comportamientos combi-
historia narrativa, sobre todo la historia como nados, a lo largo del pasar de los años, podrá
reconstrucción y narración de relatos sobre el ser apreciada por generaciones venideras que
destacarán un hecho u otro; empero, irremi-
1 Richard J. Evans, In Defense of History, Londres, 1997, siblemente, nuestro novicio historiador –en
esp. pp. 75-102. términos de sir Geoffrey Elton– tenderá a la
2 Frase utilizada por primera vez por Liam Hudson, quien subjetividad y los escudriñadores del pasado
la aplicó para referirse, en forma más general, a los mé-
todos de la ciencia social británica. Véase Liam Hudson, podrán juzgarlo positiva o negativamente con
The Cult of the Fact, Nueva York, 1972. otro tanto de subjetividad.

Revista Percontari 37
De este modo, la historia es un escenario consciente que no teme la realidad, sino que
mundial donde la posición que tomemos es la trata mejor como problema y ficción.
relevante al momento de sopesar como notable La extensión meditada de los hechos, verifica-
un acontecimiento u otro. Un suceso es como un bles estos en documentos, reportajes y crónicas
teseracto, figura geométrica multidimensional al calor de los acontecimientos, vitaliza la com-
que no debe ser tratada como si fuera un mero prensión de la historia y la hace más omnipre-
cubo. De esta forma, la posibilidad es una arista sente, así como la muerte misma, pero ¿qué
más en torno al culto a lo fáctico que debe ser sucede cuando el individuo anda dormido y no
tomado en cuenta, teniendo como consecuencia conoce ni el día en el que existe? Podría decir
no tener una posición unívoca de interpretación «no conoce el día en el que vive»; sin embargo,
de los hechos pasados. vivir es más que solamente respirar; y estará el
lector de acuerdo en aceptar que son más los
La historia virtual que existen que los viven en este planeta.
La historia ficcionada, entonces, es una conti-
Como la historia trata de acontecimientos y no nuación de los hechos en su forma analítica, crí-
de estados, investiga cosas que pasan, no cosas tica, descompuesta en sus átomos más sencillos
que son. Así, la historia tiene un sentido en el o complejos para determinar futuribles3 que nos
reconocimiento de los demás, aunque siempre ayuden a tomar mejores decisiones en cuanto a
tengamos nuestra versión de la historia, donde un trabajo específico, una acción política, eco-
sentires y pareceres se impondrán a los hechos, nómica o la vida misma.
construyendo una narrativa y no siempre hon- Realizar este ejercicio de pensamiento exige,
rando la multi-dimensionalidad antes señalada. no obstante, una dedicación al trabajo inte-
Es así que, frente al culto a lo fáctico, imposible lectual de pergeñar ideas, contrastar hechos,
de efectivizar en términos concretos, aunque an- confrontar hipótesis y, especialmente, generar
siado en ámbitos académicos, se tiene otra faceta consciencia de lo ya vivido para que no quede
nacida del pensamiento alternativo, siendo Niall en una virtualidad más, es decir, como si no
Ferguson (1999), citando a Robert Musil, quien hubiera existido nunca. Es aquí donde la re-
nos introduce al pensamiento contrafactual: presentación del cementerio es adecuada para
Si se da, pues, sentido de la realidad, y nadie encarnar el escenario del uso de la historia,
dudará que tiene su razón de ser, se tiene mucho más si la aterrizamos en nuestro con-
texto boliviano, ya que en Bolivia es una rareza
que dar por consiguiente algo a lo que se
encontrar un sujeto con consciencia histórica
pueda llamar sentido de posibilidad.
de su país, cuando mucho existen incipientes
El que lo posee no dice, por ejemplo: intentos de chauvinismos locales que fortalecen
aquí ha sucedido esto o aquello, sucederá, un regionalismo que fragmenta aún más nues-
tiene que suceder; más bien imagina: aquí tra identidad nacional.
podría, debería o tendría que suceder; y si
De vez en cuando, en este cementerio de-
se le demuestra que una cosa es tal como es,
nominado realidad nacional, se transfiguran
entonces piensa: probablemente podría ser
héroes, protagonistas de nuestra cronología
también de otra manera. Así cabría definir como sociedad hecha Estado, buscando heredar
el sentido de la posibilidad como la facul- y enaltecer cierto fervor hacía un pasado no tan
tad de pensar en todo aquello que «podría claro en términos de precisión. Es más un for-
igualmente ser», y de no conceder a lo que zado intento de crear civismo, forjar ciudadanía
es más importante que a lo que no es… en las generaciones que carecen de consciencia
[porque] lo posible abarca… los designios sobre algo que suele llevar la etiqueta de aburri-
no decretados de Dios. Una experiencia do, y esto es así porque no suele verse la utilidad
posible o una posible verdad no equivale de la historia en la vida práctica. Que idea más
a una experiencia real unida a una verdad nefasta, ya que, sin historia, no tendríamos el
auténtica, menos el valor de la veracidad…
sino que tienen, al menos en opinión de sus 3 Futurible indica lo futuro condicionado, que no ha de su-
defensores, algo muy divino en sí, un fuego, ceder con seguridad, sino que sucedería si se diese una
un vuelo, un espíritu constructor y la utopía condición determinada.

38 Revista Percontari
resultado del aprendizaje, de la información precisamente los protagonistas notables de la
básica para tomar decisiones e incidir adecua- misma. Para vivificar este periodo de manera
damente en nuestro contexto. consciente, deberíamos acudir a otro libro de
No crea el lector que acá se defiende la histo- similares características: la Historia de Florencia,
ria como una única posibilidad, que sin historia escrita por el diplomático e historiador Fran-
nada seríamos. Lo fundamental es que, a pesar cesco Guicciardini. De esta manera, tendríamos
de que en la mayoría de las carreras universita- una perspectiva mucho más completa, cabal y
rias existe una asignatura denominada Historia sobre todo crítica de ese periodo del Renaci-
del Pensamiento, sea éste político, económico, miento italiano y su efecto interpretativo en
jurídico, parece ser que el carácter sustantivo de nuestros días al estudiar la política y su evolu-
cada una de ellas y los estudiantes cursantes de ción.
las mismas implica un descubrimiento falaz de La conciencia –en un sentido histórico–,
ciertos hechos más o menos cronológicamente por tanto, es un esfuerzo logrado de la volun-
enunciados. La virtualidad creada entonces a tad proyectada de un individuo, el cual está
partir de sucesos que pasaron se forma a partir denodado a esclarecer con elementos varios
de lo que el maestro, docente, profesor o guía acontecimientos que harán de nosotros mejores
determine por importante. Ya no es un análisis intérpretes de lo sucedido. Así también tene-
concreto, analítico y útil de eventos, sino una mos productos nacidos del deseo literario que
discrecionalidad enunciativa: ideas muertas, buscan exponer ideas contrapuestas de autores
encadenadas obligadamente a un pénsum o que marcaron a fuego nuestro pensamiento oc-
contenido a ser entregado a los humanos que cidental. Verbigracia, contamos con el Diálogo
buscan hacerse de una profesión. en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu,
Crear conciencia no es un trabajo sencillo nacido de la creativa pluma de Maurice Joly, en
o, al menos, no es una tarea particular y bus- contraposición de una similar obra al menos en
car cultivar un pensamiento contrafactual que cuanto al título: Maquiavelo versus Montesquieu.
exteriorice la indagación de otros escenarios, Segundo asalto, Manual del déspota moderno, de
otras interpretaciones de los hechos pretéritos; Mario Mc Loughlin, en la cual se describe las
requiere una voluntad y compromiso de necesi- cualidades de un gobierno absolutista, degene-
tar, como si de alimento se tratara, una exégesis radas a partir de las grandes ideas de la libertad
de la vida pasada para no vivir apariencias y así, y la democracia, justificadas magistralmente por
como sociedad, procurar hacer historia, si es el poder que existe detrás del apellido Maquia-
válida la frase en un sentido optimista. velo.
Una mirada contrafactual haría posible No quedan lejos los especímenes históricos
realizar efectivamente un análisis de  riesgos y prohijados en nuestro país, y para ello podemos
minimizar las consecuencias negativas de una sugerir la cantidad de interpretaciones que ha
posible catástrofe futura. Realmente, el análisis generado la denominada Historia de Bolivia.
contrafáctico es un ejercicio lógico sumamente Entre lo más destacable, un contraste entre
útil en disciplinas como la historia, la física, la la formalidad cronológica de Carlos D. Mesa
economía y la cosmología, donde resulta con- y su obra frente a la crítica ácida de los cinco
veniente contar con un escenario de supuestos tomos de la Historia de Bolivia, de A. Arguedas,
posibles que favorezcan una mejor compren- cuyo pilar estructural es la enfermedad social
sión del universo observable. Y en una sociedad cuyo epítome sería el factor racial. De todo ello,
de raigambre pre-moderna como la boliviana, las miradas en un sentido y otro son más que
considero más que justificada su existencia en necesarias para cuestionarnos el ser nacional,
la discusión académica y, por qué, no la social. descifrarlo o, aunque sea, procurar hacerlo, para
La configuración histórica no debe yacer asirnos de ciertas certezas que soliviantarán la
muerta en un cementerio ni pasar por nues- consciencia de nuestra existencia colectiva.
tra vida cual fantasmas de pesadilla taciturna, Existe, no obstante, cierta estupidez en amar
sino renacer del estudio de ejemplos dignos de la ignorancia histórica, una gravedad que mul-
rescatar, como el que le sucedió a Maquiavelo tiplica el número de fallas a la hora de caer en
al enfrentar el reto de escribir la historia de los viciosos círculos de la reiteración de errores,
Florencia a partir de un pedido de los Médicis, de fallas que podrían evitarse si fuéramos más

Revista Percontari 39
amantes de la vida histórica que de la historia concibiendo así una nueva moralidad en cuanto
muerta, esa de cementerio que se recupera cada a la puesta en práctica de crítica histórica, la ne-
que hay un aniversario patrio, o un llamado al crópolis será nuestro destino, pues muerta está
civismo chabacano por parte de la instituciona- el alma del sujeto y su sociedad si no re-vive su
lidad estatal. pasado en preceptos de instrucción y guía para
Mientras no recuperemos el espíritu revo- un mañana más expectante.
lucionario de aprender de nuestros traspiés,

40 Revista Percontari
De intelectual respetado a
enemigo de la patria
Una mirada a través de la historia de las
ideas acerca de la visión chueca
sobre Alcides Arguedas
Freddy Zárate

I. Introducción positivismo perdura en Bolivia alrededor de


sesenta años, desde 1875 hasta 1935, más o
El intelectual Alcides Arguedas (1879-1946) menos, pues sólo un año antes, en julio de 1934,
hasta el día de hoy nos proporciona material Alcides Arguedas evocaba aún una vieja fór-
amplio para el análisis bibliográfico de Bolivia. mula de recapitulación del positivismo, fórmula
Arguedas era un pensador de formación posi- reiteradamente aplicada por él y otros tainianos
tivista. Aspiraba a una visión científica de los a los problemas de la sociabilidad boliviana»7.
hechos sociales y de la historia. Sus grandes
influencias fueron Auguste Comte, Gustave Le III. La mescolanza entre positivista y mora-
Bon, Hippolyte Taine, a los cuales cita frecuen- lista en Arguedas
temente en sus obras. Pero no solamente Ar-
guedas seguía la corriente francesa de ese tiem- El filósofo boliviano Guillermo Francovich
po, ya que muchos pensadores latinoamericanos (1901-1990) indica: «Arguedas carecía de dis-
fueron influidos por la moda del momento. posición para una visión objetiva de la realidad
que es característica esencial de la ciencia. Ar-
II. El reinado del positivismo en Bolivia guedas fue en el fondo un moralista. Aunque
sus investigaciones estaban consagradas a la
El advenimiento del positivismo en Bolivia historia y a la sociología, no era el conocimien-
estuvo inspirado por el escritor chileno José to puro de la realidad social lo que él buscaba
Victoriano Lastarria (1817-1888)4, teniendo en ellas, sino la oportunidad de exteriorizar la
como animador a Gabriel René Moreno (1836- protesta de su espíritu angustiado por el espec-
1908)5, mientras que su principal divulgador táculo que le ofrecía la vida nacional»8. El his-
fue Benjamín Fernández (1838-1891), que toriador Alberto Crespo (1917-2010) sustentó
se puede decir que fue el paladín de la escue- un argumento similar al señalar: «Arguedas no
la positiva y se lo llamaba por eso el “Comte escogió el camino de la monografía, ni utilizó
boliviano”6. El historiador Ramiro Condarco grandes masas de materiales documentales,
Morales (1927-2009) resalta: «El reinado del ni se preocupó por establecer con precisión la
exactitud de los hechos. Tampoco llegó a esta-
4 José Victoriano Lastarria, Lecciones de política positiva;
blecer una jerarquía de validez o de credibilidad
Santiago: Imprenta El Ferrocarril, 1874. de las pruebas testimoniales; frecuentemente
5 Al respecto el estudio de Ramiro Condarco Morales, hizo prevalecer sobre éstas su parecer personal
Grandeza y soledad de Moreno. Esbozo bio-bibliográfico; La […]. Su historia no es una demostración, sino
Paz: Talleres gráficos bolivianos, 1971.
6 Carlos Gerke U., Introducción a la filosofía del derecho; Su-
cre: Universidad Mayor de San Francisco Xavier, 1945,
p. XIII. Benjamín Fernández fue miembro del Circulo 7 Ramiro Condarco Morales, Franz Tamayo. El pensador;
Literario, profesor universitario y fundador del liceo Li- La Paz: Imp. San José, 1989, p. 26.
bertad en Sucre. Fernández no escribió libros, pero sí dejó 8 Guillermo Francovich, Alcides Arguedas y otros ensayos so-
numerosos artículos en periódicos. bre la historia; La Paz: Editorial Juventud, 1979, p. 9.

Revista Percontari 41
una requisitoria. Eso sucedió porque no escri- entre sí, nos muestran la incomprensión y hasta
bió historia pura, sino que colocó ésta al servicio el desprecio y, según ellos, la escasa recepción
de su obsesiva mística moralizante y una crítica académica que tuvo Arguedas en Bolivia. Esto
llevada hasta la amargura, con la intención de parece ser una verdad de Perogrullo, compartida
modificar una realidad boliviana con la cual dis- por gran parte de la opinión pública y muchos
crepaba y quería intensamente transformar»9. intelectuales. Pero, haciendo una revisión des-
El propio Arguedas advierte su posición mo- apasionada de la historia de las ideas, se puede
ralizadora: «Soy de los que aceptan el principio poner en entredicho a Medinaceli y Reinaga y
de que la Historia no es sino la moral en acción porqué no, a un gran segmento de la sociedad
y, naturalmente, me preocupo, ante todo, de boliviana que sigue esa visión casi sistemática-
hacer palpar los errores en que incurrimos ayer mente hasta la actualidad.
para corregirnos, tomar su experiencia de ellos
y evitar su repetición»10. V. Arguedas visto por sus contemporáneos

IV. La leyenda negra del arguedismo El historiador Mariano Baptista Gumucio


contextualiza la favorable recepción académica
Tras la muerte de Alcides Arguedas, el crítico li- de Arguedas: «En 1905, tras su retorno de Eu-
terario Carlos Medinaceli (1899-1949) escribió ropa Arguedas era el abanderado de las nuevas
de modo clarividente: «En Bolivia, muy pocos corrientes literarias, agrupando a los jóvenes en
–Bautista Saavedra, Fabián Vaca Chávez–, se el movimiento Palabras Libres. Lo secundan en
atrevieron, desafiando el ambiente, a aplaudirlo, ese momento Abel Alarcón, Fabián Vaca Chá-
pero más fueron los que lo recibieron como la vez, Armando Chirveches, Benigno Lara y José
descarga eléctrica de un rayo […]. Lanzaron Luis Tejada Sorzano. Franz Tamayo permane-
contra el autor y el libro [Pueblo enfermo] sus ce al margen (lo que provocó la antipatía con
más condenatorios apóstrofes. Comenzó en- Arguedas)»13. El socialista Tristán Marof, cuyo
tonces a fraguarse la leyenda negra del antipa- nombre verdadero era Gustavo Navarro (1898-
triotismo de Arguedas, que siempre ha acom- 1979), menciona en 1938 como testimonio
pañado, como una maldición al autor de Los personal: “Como todos los de mi generación,
caudillos bárbaros»11. A fines de la década de los [siguiendo la moda del momento] a cierta edad
sesenta, lo que Medinaceli presentía se afianzó desprevenida leíamos al señor Arguedas. Su
en el campo de las ideas, pero no justamente libro Pueblo enfermo nos produjo un enorme en-
en una visión crítica, sino en una opinión más tusiasmo”14. Décadas después, en 1961, Marof
dura mediante el pensador indianista Fausto reafirma el apego académico que se tenía sobre
Reinaga (1906-1994), quien afirmó: «Arguedas, el pensamiento arguediano, indicando: «Argue-
esa rústica mediocridad, que quiso ser novelista, das por ese tiempo se encontraba en el cenit de
historiador y sociólogo; pero que apenas llegó a su carrera de escritor y no le agradaba que nadie
escribir trivialidades en la perrera, como un la- osase criticarle ni en un ápice, tal era su egolatría
cayo de los intelectuales de 6ta. clase de Europa. y la estimación que tenía de sí mismo». Marof
Su obra no tiene una gota de verdad perdurable. se pregunta: «¿Cómo atreverse a enfrentar a un
Toda ella es un odre de fariseísmo, aberración literato consagrado a quien se le hacían elogios
y mentalidad canalla»12. Ambos argumentos de los más connotados hombres de letras?».
(Medinaceli y Reinaga), aunque muy distintos Marof, siendo ambivalente en sus juicios, anota:
«De todas maneras su nombre significa un hito
[…]. Desconocerle sería superfluo. Arguedas es
9 Alberto Crespo, Tiempo contado; La Paz: 2da. edición,
Editorial Juventud, 1989, p. 64.
10 Alcides Arguedas, Historia de Bolivia. La plebe en acción
1848-1857 [1925]; La Paz: Puerta del Sol, 1980, p. XI.
11 Carlos Medinaceli, La inactualidad de Alcides Arguedas y
otros estudios biográficos; Cochabamba: Los Amigos del Li- 13 Mariano Baptista Gumucio, Yo fui el orgullo… Vida y
bro, 1972, p. 26; Medinaceli hace referencia al título del pensamiento de Franz Tamayo; Cochabamba: Los Amigos
tomo quinto de la Historia de Bolivia de Alcides Argue- del libro, 1978, p. 155.
das, Los caudillos bárbaros 1864-1872, Barcelona: 1925. 14 Tristán Marof, «Proceso de un escritor: Alcides Argue-
12 Fausto Reinaga, La revolución india; La Paz: PIB (Parti- das», apéndice en: La verdad socialista en Bolivia; La Paz:
do Indio de Bolivia), 1969, p. 28. Talleres tipográficos el Trabajo, 1938, p. 76.

42 Revista Percontari
un escritor de calidad con todos sus defectos y VI. Arguedas en la perspectiva internacional
su ignorancia enciclopédica»15.
Otro testimonio es del Chueco Augusto En sus largas estadías en Francia, Arguedas
Céspedes (1904-1997), que dijo: «Yo mismo llegó a ser conocido y apreciado por los intelec-
suscribí cuando era estudiante un petitorio al tuales latinoamericanos de principios del siglo
presidente [Bautista] Saavedra para que nom- XX, agrupados en torno a la Revista de Améri-
brase a Arguedas cónsul en París, en atención a ca, que animaba Ventura García Calderón. El
su monumental obra. Le defendí junto con An- grupo de escritores que frecuentaba Arguedas
tonio Alborta Reyes cuando Fernando Diez de en París estaba compuesto por Rubén Darío,
Medina ensayó sus primeras armas de escritor Miguel de Unamuno, Manuel Ugarte, Rufino
contra el maestro del pesimismo […]. Pueblo Blanco Fombona, Francisco García Calderón,
enfermo agradó al público»16. Del mismo modo, José Gómez Carrillo, Enrique Rodó y Rafael
el diplomático y escritor Gustavo Adolfo Otero Altamira, quien prologó la segunda edición de
(1896-1958), en una carta fechada en marzo la novela Raza de bronce (1923)20, entre otros. Al
de 1924, expresa a Arguedas: «Debe estar us- respecto, el filósofo H. C. F. Mansilla afirma:
ted satisfecho no por haber escrito la historia «El primer núcleo permanente de intelectuales
de Bolivia, sino la historia de los errores de los bolivianos podría ser visto en aquellas perso-
bolivianos. Este es el libro que necesitábamos, nalidades que residieron en París a comienzos
un libro que fuera como la fuente de Narciso, del siglo XX, donde se congregó una pléyade de
donde podamos contemplarnos con todas las pensadores latinoamericanos de gran renombre,
ínfulas de nuestra vida criolla»17. los que tuvieron posteriormente una relevancia
En 1934, llama la atención que el propio Car- decisiva en su respectivo país. La participación
los Medinaceli, miembro de La Gaceta de Boli- boliviana en el llamado Círculo de París fue
via, saluda con profundo respeto y admiración notable y de alta calidad; entre sus integrantes
al gran patriota y escritor que hay en Alcides descollaron Alcides Arguedas, Armando Chir-
Arguedas, el hombre que después de René Mo- veches, Alberto Gutiérrez, y muchos otros»21.
reno –dice Medinaceli– ha escrito las mejores Durante décadas, el nombre de Arguedas fue
páginas libres que el país necesitó y de las que el más apreciado fuera y dentro del país. Tal el
los fariseos abominan18. En ese tiempo, también caso que en más de uno de sus textos Arguedas
el marxista José Antonio Arze (1904-1955), en encontraba editores solícitos que le publicaban
su discurso pronunciado en el acto de homenaje sus escritos en España y que los distribuían allí
póstumo a Arguedas en la Universidad de Chile y en el Nuevo Mundo.
(1946), manifestó: «La presencia de Arguedas,
aun después de muerto él, es la presencia de la
voz acusadora contra los liberticidas, de la voz
de estímulo para perseverar en la lucha indecli-
nable y valerosa por la creación de una Bolivia blanzas); preparación y notas por José Roberto Arze; La
verdaderamente democrática y próspera»19. Paz: Ediciones Roalva, 1981, p. 254.
20 Alcides Arguedas, Raza de bronce, [1919]; La Paz: Gis-
bert, 1980. Al respecto, Arguedas señala: «La segunda
15 Tristán Marof, Ensayos y critica; La Paz: Editorial Juven- edición con prólogo de Altamira, no fue más afortunada.
tud, 1961, p. 50. [Se] hizo en 1923 [en] una popular editorial valencia-
16 Augusto Céspedes, El dictador suicida. 40 años de historia na a instancias del propio prologuista, y el libro volvió a
en Bolivia; Chile: Editorial Universitaria, 1956, p. 53. aparecer modesta y oscuramente en papel periódico, con
17 Epistolario de Alcides Arguedas. La generación de la amar- tipo menudo y ceñido, con ordinaria presentación, como
gura; La Paz: Fundación Manuel Vicente Ballivián, 1979, libro paria hecho por favor y condenado de antemano
p. 121. Se recopila gran parte de la correspondencia de a pudrirse en el más recóndito sitió de los sótanos [de
Arguedas. las] editoriales. Naturalmente el libro no tuvo lectores y
18 La importante complicación de conferencias, ensayos y contados fueron los que venciendo sabe Dios qué suerte
artículos de prensa que hace Mariano Baptista Gumucio de repugnancias, pusieron los ojos en él”, p. 3; Juan Alba-
en: Carlos Medinaceli. La alegría de ayer; La Paz: Artística, rracín Millán, Arguedas: La conciencia crítica de una época;
1988, p. 280. La Gaceta de Bolivia se imprimía en La La Paz: Ediciones Réplica, 1979, p. 67; Baptista, Yo fui el
Paz, hacia el final de la Guerra del Chaco. Medinaceli orgullo…, op. cit. (nota 9), p. 168.
publicaba una sección, que a veces aparecía con su nom- 21 H. C. F. Mansilla, «El surgimiento de los intelectuales en
bre o iniciales, bajo el título de Conversemos. Bolivia», en: PULSO (La Paz), Nº 494, del 22 al 29 de
19 José Antonio Arze, Escritos literarios (comentarios y sem- marzo de 2009, pp. 6-7.

Revista Percontari 43
VII. Pueblo enfermo publicado en España tín Álvarez; Nuestra América. Ensayo de psicolo-
gía social (1903), del argentino Carlos Octavio
El escritor Julio Díaz Arguedas (1889-1980) Bunge; Enfermedades sociales (1905), de Manuel
resalta la inspiración que tuvo Pueblo enfer- Ugarte y La enfermedad de Centro América
mo: «Arguedas había observado que tanto los (1934), del nicaragüense Salvador Mendieta.
extranjeros que visitaban el país, como los es-
critores nacionales no hacían otra cosa que loar IX. Una mirada a través de la historia de las
en todos los tonos las riquezas naturales de la ideas
patria, alabar el espíritu de las gentes, su capaci-
dad, sus méritos, sus enormes virtudes, ocultan- En consecuencia, este ensayo busca reflexionar
do sus taras comunes»22. Estos rasgos peculiares este periodo desde una mirada de la historia de
indujeron a su redacción en París durante el año las ideas, para tratar de responder a la siguiente
1908. Arguedas publicó Pueblo enfermo en 1909 pregunta: ¿por qué Alcides Arguedas pasa de
en una editorial de Barcelona. Estuvo prologa- ser un intelectual respetado y apreciado por la
do por el escritor español Ramiro de Maeztu. juventud y la sociedad de su tiempo, y llega a
Fue un golpe sensacional, un éxito en España y ser considerado el antipatria y el enemigo de
en Hispanoamérica. Recibió comentarios de las Bolivia hasta el día de hoy? Para ello, se ha
plumas más prestigiosas de su época. El mismo construido un debate entre Augusto Céspedes,
Arguedas, en la advertencia a la tercera edición Carlos Montenegro, Tristán Marof, entre otros,
de Pueblo enfermo (Santiago de Chile, 1937), pues son ellos, los propios protagonistas del
relata que en 1909 había recibido una epístola pensamiento político boliviano, quienes tienen
del escritor uruguayo José Enrique Rodó, en la la posible respuesta a la pregunta planteada.
que éste le decía: «Los males que usted señala
[…] no son exclusivos de Bolivia: son, en su
X. Arguedas en el contexto nacionalista del
mayor parte y en más o menos grado, males
MNR
hispanoamericanos, y hemos de considerarlo
como transitorios […]. Usted titula su libro Una vez finalizada la Guerra del Chaco (1932-
Pueblo enfermo. Yo lo titularía Pueblo niño. Es 1935), en Bolivia surgieron con gran fuerza
concepto más amplio y justo quizás […]»23. Y las corrientes nacionalistas-socialistas y casi
Arguedas menciona que de todos los reparos simultáneamente nacieron los partidos políticos
que entonces y después se hicieron al libro fue con esa directriz: 1934, Partido Obrero Revo-
uno de los que más impresión le produjeron. lucionario (POR); 1937, Falange Socialista
Boliviana (FSB); 1940, Partido de la Izquierda
VIII. La ensayística latinoamericana bajo la Revolucionario (PIR); y en 1942, Movimiento
influencia del positivismo social Nacionalista Revolucionario (MNR). A este
ambiente sociopolítico se lo denominó como la
Es necesario indicar que Pueblo enfermo no fue crisis generacional de la Guerra del Chaco. Al res-
el primer ensayo que seguía y se inspiraba en pecto, el politólogo Manuel Suárez puntualiza:
premisas o puntos de partida forjados al calor «La postguerra fue una etapa preparatoria de la
del positivismo social, sino «era la voz de una Revolución y el escenario de la acción emotiva
época»24. La temática fue reflejada en la ensa- del romanticismo nacionalista. Es el tiempo
yística latinoamericana como: El triste provenir en que surgen los mártires de la Revolución
de las naciones hispanoamericana (1899), del (Gualberto Villarroel, Germán Busch) y los
mexicano Francisco Bulnes; Continente enfermo consiguientes profetas-sacerdotes de la nación
(1899), del venezolano César Zumeta; Manual (Céspedes, Montenegro, Cuadros) […]. En los
de patología política (1899), del argentino Agus- años cuarenta, la actitud romántica, que hasta
entonces sólo había sido una emoción llamada
22 Julio Díaz Arguedas, Alcides Arguedas. El incomprendido;
patriotismo,se teoriza»25.Los ideólogos del MNR
La Paz: Ediciones Isla, 1978, pp. 20-21. llamaron Rosca minero-feudal al grupo confor-
23 Alcides Arguedas, Pueblo enfermo; La Paz: Editorial Ju- mado por los grandes empresarios mineros,
ventud, 1993, p. 5.
24 O. Carlos Stoetzer, Iberoamérica, historia política y cultural
(tomo cuarto); Buenos Aires: Editorial Docencia, 1998, 25 Manuel Suárez, Nación y teología política. La estatalidad en
p. 209. Bolivia, Madrid: Ediciones sequitur, 1999, p. 19.

44 Revista Percontari
Simón I. Patiño, Carlos V. Aramayo y Mauricio gado (1966). Para el “Chueco” Céspedes, el ene-
Hochschild y sus seguidores, expresión acuñada migo principal es Patiño y arrastra a Arguedas,
por Montenegro y Céspedes y convertida en dogmatizando: «El millonario Simón I. Patiño
una posición estratégica de identificación de los costeó la edición de su Historia de Bolivia, las
adversarios principales de la nación. La política atrocidades catalogadas por el escritor nutrido
entendida así –según Suárez– tuvo la capacidad de lamentos y gruñidos […]. Patiño la costeó
de definir el bien y el mal, la capacidad de crear porque Arguedas jamás atribuyó la enfermedad
unos determinados fines, unos determinados de Bolivia a la desnutrición obligada por la mi-
objetivos de la colectividad. Pero, en realidad, nería»29. En la década de los años cuarenta, José
existe un solo elemento extra y fundamental: el Antonio Arze enfatiza: «Políticamente, Ar-
poder26. A partir de ese credo, los nacionalistas guedas ha militado desde su adolescencia en el
propugnaron esa visión como un proyecto de Partido Liberal de Bolivia. Ha sido siempre un
poder del MNR y se plasmó con la toma de gran admirador del Presidente Ismael Montes.
poder con la Revolución de 1952. Recibió ayuda económica del multimillonario
El ideólogo Carlos Montenegro (1903-1953), Patiño para la edición de algunos de sus libros,
mediante su ensayo Nacionalismo y coloniaje y eso debe explicar el hecho de que no haya
(1943), extrajo de los escombros –según los na- atacado como historiador a la gran minería
cionalistas– la historia boliviana y le dio sentido boliviana»30.
íntimo y viviente a la afirmación nacional. Al De manera similar, el pensador René Zavaleta
respecto, Montenegro escribe: «Este libro [Na- Mercado (1937-1984) escribe: «Arguedas, que
cionalismo y coloniaje] pretende ser una réplica aplicó la teoría del Pueblo enfermo a la Historia
a la modalidad historicista en que se inspira de Bolivia que escribió, no sin dedicar a Patiño
casi todo lo escrito hasta hoy respecto al pasado uno de sus tomos, es el que expresa de modo
boliviano. Su propia hechura, tanto como el más característico la posición reaccionaria»31. El
contenido esencial de ésta, responde por entero político Guillermo Bedregal, siguiendo la mis-
a tal propósito». Más abajo, Montenegro enfa- ma lógica de interpretación, anota: «Lo antina-
tiza: «Este libro aspira a restablecer la verdad cional y depresivo fue por su puesto el trabajo
del devenir boliviano, desconocida o falsificada literario de Alcides Arguedas cuya obra Raza
por el pensar y el sentir antibolivianista con de bronce, que se perfila como indigenista, es la
que se concibe y escribe una gran porción de excepción frente a sus tesis sociológicas como
la historia patria»27. Desde el punto de vista de Pueblo enfermo y su Historia de Bolivia, finan-
Manuel Suárez: «Las ideas de Montenegro ex- ciada por Patiño y dedicada a este saqueador
presan un proyecto de poder, legítimo y válido de Bolivia»32. También de manera convencional,
para su generación. Desde esa circunstancia, sus el literato Luis Urquieta enfatiza: «Arguedas
ideas generaron muchas pautas que resultaron publicó su Historia general de Bolivia con los
definitivas en la historia política boliviana […]. auspicios de Simón I. Patiño, dentro de la co-
El autor de Nacionalismo y Coloniaje sería el tes- rriente historiográfica y los prejuicios raciales
timonio teórico más importante de esa acción y que contiene la obra de G. R. Moreno»33. A esta
de aquel momento»28. visión se suma el literato Edmundo Paz Soldán
que subraya la subvención de Patiño para la
XI. La visión chueca sobre Arguedas publicación de sus volúmenes34.

El escritor y político Augusto Céspedes arre-


metió con su triada, Metal del diablo. La vida del 29 Céspedes, El dictador…, op. cit. (nota 12), p. 52.
Rey del estaño (1946), El dictador suicida. 40 años 30 Arze, Escritos…, op. cit. (nota 15), p. 249.
de historia de Bolivia (1956) y El Presidente col- 31 René Zavaleta Mercado, Bolivia. El desarrollo de la con-
ciencia nacional [1967], tomo I (Obras completas); La
Paz: Plural editores, 2011, p. 145.
26 El ensayo de Manuel Suárez, «Rescatar la política», en: 32 Guillermo Bedregal, Víctor Paz Estenssoro, el político. Una
Pensar la democracia, rescatar la política y practicar la histo- semblanza crítica; México: Fondo Cultura Económica,
ria concreta, por Roitman/Suárez/Bedregal; La Paz: Edi- 1999, p. 303.
torial de los Diputados, 2001, p. 84. 33 Luis Urquieta Molleda, Sol de otoño. Escritos literarios; La
27 Carlos Montenegro, Nacionalismo y coloniaje [1943]; La Paz: Gente Común, 2007, p. 85.
Paz: Editorial Juventud, 1990, p. 13. 34 Edmundo Paz Soldán, Alcides Arguedas y la narrativa de
28 Suárez, Nación…, op. cit. (nota 22), p. 144. la nación enferma; La Paz: Plural editores, 2003, p. 152.

Revista Percontari 45
Tanto Céspedes, Zavaleta, Bedregal, Ur- El ensayista Montenegro, en Nacionalismo
quieta como Paz Soldán no propugnan una y coloniaje, con respecto a la visión arguedia-
discusión de fondo sobre la Historia de Bolivia na, sentencia: «Esa elaboración del pasado en
de Arguedas, que empieza el primer tomo con el presente, no es ni puede ser obra histórica.
La fundación de la República 1809-1828. Por Constituye más bien la creación antihistórica
ejemplo, no hay un estudio en torno a por qué por excelencia. Niega ella la historia, pues fal-
Arguedas empieza su Historia de Bolivia desde sea, y la niega también porque intenta hacer el
1809 y no hace referencia a la historia prehis- pasado. El intento linda sin duda con la sandez.
pánica y colonial de Bolivia. Estos autores sólo Tanto da ello, en efecto, como pretender que la
resaltan y reproducen la visión del “Chueco” historia marche hacia atrás»39. El nacionalista
Céspedes sobre el financiamiento que hizo Céspedes. en El dictador suicida, afirma: «Ar-
Simón I. Patiño35. El resaltar con tanto énfasis guedas es el espíritu extranjerizante de la casta
el auspicio de Patiño hace superfluo el análisis anticolonial […]. Arguedas tomó a su cargo la
de la obra de Arguedas. Al respecto, Alberto devastación moral del pueblo y de la historia de
Crespo señaló: «Es verdad que muchas veces he Bolivia. Poseído de furia semisociológica e his-
tenido la sospecha y a veces lo he comprobado toricista, Arguedas es el crítico del pueblo bo-
que la mayoría de las personas que escribían o liviano […]. Cuando escribió su mentado libro
hablaban sobre Arguedas, sobre todo quienes lo Pueblo enfermo tomó el camino más fácil y me-
denostaban, no habían leído sus obras»36. nos culto de relatar los hechos cual si lo hiciera
objetivamente, cargándoles la tinta, empero, de
XII. Juicios acerca del legado argueadino acuerdo a la mente de la clase dominante. La
suciedad, la ignorancia, el localismo, la pereza,
Tristán Marof, desde su visión socialista, arre- la politiquería, el alcoholismo40, la tristeza y to-
mete contra Arguedas, señalando: «Sin ser dos los vicios universales del hombre que fueron
maestro, para desgracia suya, pertenece a una adjudicados como patrimonio atávico al pueblo
generación vieja que nada dejó ni nada cons- boliviano»41. En el Presidente colgado, Céspedes
truyó. Su libro Pueblo enfermo es un ensayo asevera: «Arguedas es un historiador-cuentista,
liberaloide o más bien un panfleto injusto que con mentalidad de terrateniente feudal […].
no resiste un análisis serio. Arguedas según su Pueblo enfermo es obra clásica del colonizador
ideología reaccionaria, cree en pueblos sanos y que para mantener en sujeción al colonizado,
enfermos y, por consiguiente en razas fuertes y le denigra atribuyéndole taras constitutivas e
débiles. Y la ciencia social nos explica que no hay irredimibles»42.
pueblos enfermos ni malos, sino pueblos pobres, El ensayista Fernando Diez de Medina
paupérrimos, explotados, ricos y explotadores»37. (1908-1990) atribuye a Arguedas el hecho de
Siguiendo la misma trinchera de pensamiento, ser el precursor de la tergiversación histórica.
Fausto Reinaga enfatiza: «Arguedas, el diablo A esta disconformidad la considera una lucha
predicador, no ha enseñado nada en vida; de sus generacional. La generación derrotista (la
escritos después de su muerte nada se puede arguediana) y la generación de la fe (la suya):
aprovechar. Su obra el monumental fárrago, para
nada nos sirve […]. Toda la producción de Ar- 39 Montenegro, Nacionalismo…, op. cit. (nota 22), p. 75.
guedas, la obra en conjunto es inútil. No sirvió 40 El alcoholismo no solo fue descrito por Arguedas, sino
ayer, no sirve hoy, y menos servirá en el futuro»38. por otros intelectuales de la época. Arguedas en su capí-
tulo IX de Pueblo…, op. cit. (nota 19), escribe: «El boli-
viano bebe, bebe, bebe, hablando, discutiendo, jugando,
35 La Fundación Universitaria Simón I. Patiño no solamen- quejándose de la suerte, lamentando su destino, bebe,
te publicó la obra de Arguedas, sino también el ensayo bebe, bebe», p. 221; El propio Céspedes en El dictador…,
del filósofo Ignacio Prudencio Bustillo, La vida y la obra op. cit. (nota 12), también resalta en el capítulo IV el con-
de Aniceto Arce, La Paz, 2da. Edición, 1951; el estudio del sumo excesivo de alcohol por parte de la clase política y la
ex rector de la Universidad Mayor de San Andrés, Juan masa indígena, p. 61; Pedro Zilveti Arce en su libro Bajo
Francisco Bedregal, La máscara de estuco; La Paz, 1959; y el signo de la barbarie (1946), anota: «Historiadores de
financió el estudio Viento huracanado de Rodolfo Sala- toda laya hay en país, pero a nadie se le ha ocurrido hasta
manca Lafuente, 1953, entre otras publicaciones. ahora escribir un libro dedicado por entero al examen de
36 Crespo, Tiempo…, op. cit. (nota 5), p. 62. la influencia del alcohol en la política boliviana», p. 29.
37 Marof, Proceso…, op. cit. (nota 10), p. 80. 41 Céspedes El dictador…, op. cit. (nota 12), p. 51.
38 Fausto Reinaga, Alcides Arguedas; La Paz: Talleres gráfi- 42 Augusto Céspedes, El presidente colgado [1966]; La Paz:
cos Gutenberg, 1960, p. 35. Editorial Juventud, 1979, p. 37.

46 Revista Percontari
«Alcides Arguedas instauró [una] nociva escue- progreso»45. Sentía admiración por los adelantos
la historicista en Bolivia: tomar la historia como de los pueblos civilizados de la tierra. Creía que
panfleto político, juzgando hechos y personas al el trabajo, la educación, la cultura formaban a los
rojo vivo de las pasiones, anteponiendo lo anec- hombres cultos. Esa fe en las posibilidades del
dótico a lo documental. Un chisme, una sátira hombre le hacía protestar contra las deficiencias
punzante dan la tónica de una época»43. de Bolivia. Según Francovich, Arguedas desea-
ba para Bolivia «que se encarara de una vez el
XIII. La ideología frente a la historia y la problema del afianzamiento de la nacionalidad
cultura sobre la base de la cultura general e intensiva, de
la riqueza privada, de las vías fáciles de comuni-
El proceso pre-revolucionario y post-revolu- cación, de la despensa barata y de la idoneidad
cionario está cargado por el exceso ideológico administrativa»46. Arguedas construyó una de las
del MNR que marcó de manera determinante críticas más despiadadas –pero no la única– de
hasta el día de hoy la forma de ver la historia la vida boliviana y en tal sentido tiene la sig-
y la cultura. Tal es el caso del Viceministro de nificación de ser un primer ensayo claramente
Descolonización del actual gobierno del Movi- autocrítico. Por primera vez, en la obra de Ar-
miento Al Socialismo (MAS), Félix Cárdenas, guedas, el país hacía su examen de conciencia
que asevera lo siguiente: «No es posible que se y era llevado a darse cuenta de que su atraso
siga leyendo como texto base hasta el día de hoy y sus desventuras no se debían a causas exte-
a Arguedas que es un texto totalmente racista riores, a influencias extrañas, a factores ajenos,
[…]. En la nueva malla curricular el texto ten- como querían hacérselo creer los políticos, sino
drá que ser Las venas abiertas de América Latina a la propia insuficiencia, a los propios defectos
por ejemplo»44. El viceministro Cárdenas, como nacionales. Arguedas hizo volver violentamente
gran parte de la población –según el psicoanáli- los ojos del país sobre su propia alma con un
sis–, cultiva una fijación negativa de acuerdo a la amargo pesimismo.
historiografía e ideológica del MNR y, para ser Como anotó José Ortega, el especialista en
más exacta, la visión cespediana sobre Alcides literatura boliviana: «El arguedismo, pues, ini-
Arguedas. ció una corriente crítica y polémica beneficiosa
para Bolivia, a pesar de su erróneo planteamien-
XIV. Una aproximación al pesimismo de Ar- to, desde el punto de vista de la preocupación
guedas nacional»47. Para el historiador Juan Albarracín
Millán: «Sería inexacto afirmar, no obstante,
Se puede afirmar que la angustia de Arguedas que Arguedas, Tamayo o Saavedra, no hubiesen
frente a la realidad del país no procedía de un llegado a tocar, por este camino, la estructura
pesimismo sistemático. Arguedas no creía que ósea de los anacronismos existentes. En sus pro-
la humanidad fuera incapaz de la perfección y testas, nihilistas, pesares e ilusiones se encierra
del progreso. Por el contrario, como positivista, el contenido de sus campañas críticas y su toma
moralista y modernista, estaba convencido por de posiciones. En sus decisiones ideológicas
el postulado comtiano de creer en la «religión del Arguedas no fue parco, ni en la novela ni en la
historia, menos en la política y la crítica. Prosa
escrita con más bilis que sangre, como lo reco-
43 Fernando Diez de Medina, Fantasía coral; La Paz: Edito- noció una vez, la obra que dejó escrita registra
rial Juventud, 1958, p. 137; Diez de Medina, Thunupa, La las sombrías circunstancias en las que escribió
Paz: Gisbert, 1947, p. 215; Mariano Baptista Gumucio
(comp.), Alcides Arguedas. Juicios bolivianos sobre el autor
de Pueblo enfermo; Cochabamba: Amigos del Libro, 1979,
pp. 9-23.
44 Programa de Tele-Educación de la Escuela de Gestión
Pública del Estado Plurinacional. Módulo Descoloni- 45 El ensayo de H. C. F. Mansilla, «El progreso como po-
zación a cargo del Viceministro Félix Cárdenas. [Video sibilidad de regresión e irracionalismo», en: Revista de la
conferencia EGP, consultado el 4 de diciembre de 2011]; Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Mayor de
también se puede advertir las declaraciones de Cárde- San Andrés, Nº 2, septiembre 1977, pp. 103-121.
nas acerca de las 15 novelas fundamentales de Bolivia 46 Guillermo Francovich, El pensamiento boliviano en el siglo
que las calificó como “coloniales”, “racistas” y “de ma- XX; México: Fondo Cultura Económica, 1956, p. 44.
chos”, ver: http://www.opinion.com.bo/opinion/articu- 47 José Ortega, Aspectos del nacionalismo boliviano; Madrid:
los/2011/1230/noticias.php?id=37067 ediciones Porrúa Turanzas, S. A., 1973, p. 101.

Revista Percontari 47
sobreponiéndose al siempre obscuro corro del por una amplia literatura que justificaba sus fi-
oficialismo que vituperó su actividad»48. nes. El caso del liberal Arguedas y los naciona-
Una visión que trata de rescatar parcialmentelistas Céspedes y Montenegro no son los únicos
casos reflejados en la historia del pensamiento
a Arguedas es la tesis del filósofo H. C. F. Man-
boliviano, sino son una constante y continua
silla, que señala: «Pese a errores de observación
posición y superposición de intereses de grupo,
e interpretación, influidos por motivos raciales y
racialistas, Arguedas logró confeccionar un es- sector, clase y etnia que conforman proyectos de
poder. Lo que cambia son los actores y contex-
pejo crítico para retratar a la sociedad boliviana
tos políticos.
y, muy especialmente, a su clase política y a sus
grupos con vehementes ansias de ascenso social. En esta última década, presenciamos la con-
La veracidad de su descripción a este respecto ysolidación del proyecto de poder del MAS tras
su tesis de que los males nacionales no provie- vencer al estigmatizado modelo neoliberal. En
nen de factores externos o agentes foráneos, si-el trayecto, resurgieron sus mártires (Túpac
guen perturbando hoy como el primer día a los Katari, Bartolina Sisa, los muertos de octubre
lectores de su obra»49. El estudio del sociólogode 2003) y, por consiguiente, sus profetas-sacer-
Salvador Romero Pittari (1938-2012) precisa: dotes del Estado Plurinacional (Álvaro García
«El caso de Arguedas, que concentró la virulen- Linera, Raúl “Chato” Prada, Luis Tapia, Carlos
cia del ataque y que muestra algunas paradojas, Romero Bonifaz, Félix Patzi, Oscar Vega) y sus
merece un breve aparte. Bolivia fue su ocupa- respectivos símbolos (coca, whipala). El Estado
ción única […]. Por su obra Pueblo enfermo se lePlurinacional autóctono en su discurso, pero,
estigmatizó, como a ningún otro, de pesimismo, simultáneamente, no pierde de vista la anhelada
de enemigo y difamador de la patria»50. modernización imitativa que está justificada
por una amplia literatura multidisciplinaria
XV. A manera de conclusión (sociológica, antropológica, histórica, jurídica)
como mero apéndice del poder. El ensayista
En la actualidad, uno puede percibir con un Fernando Diez de Medina insinúa: «La historia
poco más de claridad esta disputa ideológica de las ideas no puede cerrar los ojos al flujo po-
entre liberales y nacionalistas de mediados del lítico de los hechos históricos, que son al fin y al
siglo XX. Como epílogo se puede afirmar que cabo los que sirven de fondo a la pugna del pen-
ambas corrientes que exteriormente parecen samiento»51. La bibliografía del movimientismo
«contrapuestas» o «antagónicas», en el fondo, revolucionario de mediados del siglo XX y el
propugnaron lo mismo: la toma del poder. actual proceso de cambio del MAS nos remiten
Ambas visiones anhelaban la modernización de a la conocida sentencia: la historia la escriben
Bolivia. Ambas lecturas fueron acompañadas los vencedores.

48 Albarracín, Arguedas…, op. cit. (nota 16), p. 306.


49 H. C. F. Mansilla, El carácter conservador de la nación bo-
liviana; Santa Cruz de la Sierra: Editorial El País, 2da.
Edición, 2010, p. 19.
50 Salvador Romero Pittari, El nacimiento del intelectual; La
Paz: Neftalí Lorenzo E. Caraspas, 2009, p. 82. 51 Diez de Medina, Fantasía…, op. cit. (nota 37), p. 125.

48 Revista Percontari
Apuntes sobre la
enunciación histórica arguediana
Juan Marcelo Columba-Fernández

C onvengamos, heurístico lector, siguiendo


una lúcida y primigenia definición de Co-
varrubias1, en denominar historia a la narración
los enunciados contienen elementos lingüísti-
cos de tipo deíctico que, a manera de índices
de enunciación, son interpretables únicamente
y exposición de hechos pasados acreditados por en referencia al contexto de producción del
el autor mediante atestación directa, o bien, a habla (e.g. yo, aquí, ahora). En lo referente al
través de la consulta de documentos fidedignos, plano histórico o del relato, los enunciados no
evitando falsedades o adulteraciones en su es- contienen elementos de tipo deíctico (salvo en
critura. los casos de citaciones) y remiten únicamente a
Esta concepción lexicográfica del siglo XVII la tercera persona gramatical (e.g. él/ella/ello),
nos permite observar ciertos rasgos del sig- utilizando tiempos verbales específicos (e.g.
nificado original del vocablo que han venido pretérito perfecto simple, pretérito imperfecto).
volatilizándose en definiciones académicas Así, en su búsqueda de veracidad, la enun-
posteriores: el carácter escritural constitutivo ciación histórica se manifiesta disociada de un
del relato de hechos pasados, el papel dinámico enunciador en primera persona, como una na-
del autor y la necesidad de expresión de la vera- rración sin narrador; un relato donde el enun-
cidad en la narrativa histórica. ciador histórico se desvanece formalmente,
A continuación, deseo, documentado lector, favoreciendo la descripción de una sucesión de
aproximarme a algunas características lingüísti- acciones y personajes que constituyen el relato
cas tanto de las formas que buscan expresar ve- histórico:
racidad en la exposición de los hechos pasados La enunciación histórica, actualmente re-
como de aquellas que admiten la inscripción del servada para la lengua escrita, caracteriza
autor en el texto histórico. Pretendo acometer la narración de los eventos pasados. [...]
esta aproximación inicial desde el ámbito de la Se trata de la presentación de hechos que
enunciación lingüística2, buscando ilustrar los ocurrieron en un momento determinado,
aspectos mencionados a través de una lectura sin intervención del hablante en la histo-
preliminar del invaluable trabajo historiográfi- ria. [...] Definiremos la narrativa histórica
co de Alcides Arguedas3. como el modo de enunciación que excluye
cualquier forma lingüística «autobiográfi-
Enunciando la historia ca». El historiador nunca dirá yo ni tú, ni
aquí ni ahora, porque nunca tomará pres-
Corresponde al trabajo fundador de Émile tado el aparato formal del discurso, que
Benveniste (1966) una distinción formal entre consiste ante todo en la relación de persona
dos planos complementarios de la enunciación: yo: tú. Constataremos, así, en la narración
el discurso y la historia4. En el plano discursivo, estrictamente continuada solo formas de
«tercera persona». [...] Nadie habla aquí;
1 S. de Covarrubias Orozco, Tesoro de la lengua castellana o los eventos parecen contarse a sí mismos.
española; Madrid: Luis Sánchez, 1611. El tiempo fundamental es el aoristo, que es
2 La enunciación es definida habitualmente, en teoría lin- el momento del evento fuera de la persona
güística, como la puesta en funcionamiento de la lengua del narrador5.
por un acto individual de utilización. Cf. P. Charaudeau y
D. Maingueneau, Diccionario de análisis de discurso; Bue-
nos Aires / Madrid: Amorrortu, 2005, pág. 210.
3 A. Arguedas, Historia general de Bolivia; La Paz; Edito-
rial Juventud, 1988. 5 E. Benveniste, «Les relations de temps dans le verbe
4 D. Maingueneau, L’énonciation en linguistique française ; français», en Problèmes de linguistique générale, t. I; París :
Paris : Hachette, 1999, págs. 11, 75. Gallimard, 1966, traducción mía, págs. 239-241.

Revista Percontari 49
En este sentido, el enunciador evanescente sías: ¡Viva el tata Belzu! [...] fue Belzu, con
propio al texto histórico y a otros textos de su manía de un democrático incoherente,
tipo informativo buscaría esconderse evitando quien despertó en la masa ineducada e ig-
los índices de primera persona; sin embargo, norante la noción de su poder como fuerza
la subjetividad del autor permanecería latente numérica [...] Achá, para secundar sus pro-
y podría expresarse indirectamente a través de pósitos, había echado mano de dos hombres
otros recursos lingüísticos. de su misma catadura moral: de un militar
Así, el uso de determinados adjetivos afectivos Chinchilla calificado por los folicularios de
enuncia, al mismo tiempo que una propiedad o la época como “un cobardón de playa, un
cualidad, una reacción pasional y un compro- ladrón ratero y un borracho de profesión” y
miso emocional (de afinidad o de aversión) que de Mariano Melgarejo, salvado hacía poco
manifestaría la presencia del vehemente autor del patíbulo por el mismo presidente, y que
en sus propios enunciados6. era otro militar díscolo, atrabiliario, igual-
mente borrachín [...] Melgarejo avanzó ha-
Arguedas y la enunciación de su Historia ge- cia la ventana, y saliendo al balcón abierto
neral se dirigió a la engrosada muchedumbre que
continuaba vitoreando al caudillo vencedor:
La obra historiográfica de Alcides Arguedas, – ¡Belzu ha muerto! ¿Quién vive ahora? Y
plasmada en su célebre Historia general de la turba, subyugada, vencida, contestó con
Bolivia, originalmente publicada en 1922, ha temor y admiración: – ¡Viva Melgarejo!8.
suscitado intensos debates y opiniones en- Si prestamos atención a la caracterización de
contradas en el medio intelectual boliviano, los personajes nombrados en los fragmentos
fundamentalmente debido a su franca postura del texto, constatamos el uso de elementos
moralizadora7. lingüísticos propios a la enunciación histórica
En este sentido, resulta interesante, perga- (uso de la tercera persona gramatical, empleo
míneo lector, aproximarse a las características del pretérito perfecto simple y del pretérito
enunciativas presentes en la mencionada obra, imperfecto) que buscan provocar un efecto de
en particular en lo referente a las formas que veracidad al esconder la subjetividad natural del
buscan expresar la veracidad característica del autor. Paralelamente, resulta posible advertir el
texto histórico (evitando el uso de índices de resurgimiento de la subjetividad propia al enun-
primera persona) y, simultáneamente, acercarse ciador a través del uso de adjetivos afectivos en
a aquellos mecanismos lingüísticos que inscri- la figuración efectuada en el texto.
ben indirectamente la presencia y postura del El apego sistemático al uso de mecanismos
autor en los enunciados históricos. lingüísticos característicos del relato histórico
A lo largo de la lectura del relato arguediano, no impide, así, que los desafectos particulares
llama la atención la muy poco halagadora des- del autor se hagan presentes mediante la repro-
cripción de determinados personajes históricos bación de antivalores políticos (ambición, inmo-
y la caracterización negativa de ciertas colecti- ralidad, oportunismo, vanidad, superficialidad,
vidades sociales: desconfianza, desobediencia, impulsividad, al-
Olañeta era ambicioso, profundamente in- coholismo, etc.) encarnados tanto en la figura de
moral, en extremo oportunista; Belzu, vani- personalidades políticas y caudillos de impronta
doso, superficial, suspicaz, desconfiado [...] populista (Olañeta, Achá, Belzu, Melgarejo,
desde esa noche se vio recorrer en las calles etc.) como en la construcción de la imagen de
a grupos de cholos andrajosos y ebrios, que un zafio y grosero gentío que los apoya.
al son de sus guitarras roncas vitoreaban, Constituya el abreviado desarrollo prece-
insolentes y provocativos, a su nuevo Me- dente, historiográfico lector, el avistamiento de
una problemática que atañe al relato histórico
y las modalidades lingüísticas de su produc-
6 C. Kerbrat-Orecchioni, L’énonciation. De la subjectivité ción. Un avistamiento de esta naturaleza debe
dans le langage; París: Armand Colin, 2009, pág. 95.
7 F. Zárate, «La visión chueca sobre Alcides Arguedas», en
Journal de Comunicación Social (3); La Paz: Universi-
dad Católica Boliviana San Pablo, 2015, págs. 139-152. 8 Arguedas, op. cit.

50 Revista Percontari
permitirnos tomar distancia de la lectura acrí- manifestado en su colorida adjetivación de per-
tica de textos históricos que, a pesar de venir sonajes y eventos pasados, constituye una alter-
naturalmente impregnados por la subjetividad nativa historiográfica legítima que reivindica la
del autor, ostentan pomposas pretensiones de postura del autor en el relato de los hechos que
veracidad y objetividad. buscan formar parte de la memoria colectiva de
Cabe preguntarse, agudo lector, si el estilo las sociedades.
narrativo franco y moralista de Arguedas,

Revista Percontari 51
Cada país, desde que es país,
tiene historia
Henry Pablo Ríos Alborta

N il ex omni parte beatum ‒nadie es abso-


lutamente feliz, nada completamente
perfecto‒. Pienso en esta sentencia latina al
La precitada sentencia nos hace recuerdo,
inexorablemente, a la otra de don Miguel de
Unamuno cuando decía, más o menos, puesto
rememorar un encuentro periodístico sosteni- que no tenemos los infolios a la mano, que sólo
do con el escritor don Jorge Siles Salinas, que existe el hombre que vive, el hombre que sufre,
había discurrido ‒con gran provecho para sus el que añora, el hermano.
lectores‒ sobre la filosofía de la historia. La Historia, término al cual cierto nihilismo
Don Jorge se había dedicado en ciertos mo- ha temido anotar con la primera letra en ma-
mentos de su existencia a las lides de la diplo- yúscula, pareciéndonos a nosotros indistinto
macia, de la política entre las naciones, y de esta escribirla con mayúscula o con minúscula, está,
intervención nace, precisamente, la sentencia pues, irremediablemente unida a las naciones,
que yo evocaba mientras recordaba la persona a las culturas. No pudiéndose concebir, hasta el
y la obra de Jorge Siles Salinas Vega, político momento, una tesis cierta y concreta en la cual
conservador, y de la visita periodística. pueda concretarse su escisión. La historia es la
Siles Salinas es autor de una obra intitulada crónica de las naciones ‒de las culturas‒, pode-
Ante la Historia, publicada hacia 1969. Una obra mos decirlo así, sin que ello importe abstracción
extraña, un cactus en el páramo de la filosofía y ni soslayo de los individuos. Y está bien que así
de la producción bibliográfica de fuste en Boli- sea. Más bien que así lo es.
via. Páramo que tiene, claro está, sus contadas El comportamiento humano, fruto de una
excepciones, sus definidas flores. Este volumen serie de concatenaciones y de influencias apre-
trasunta una filosofía de la historia que viene en hendidas en el transcurso existencial y vital;
auxilio de una doctrina y de un fundamento para fruto de lo pasado y de la historia; fruto positivo
la manera conservadora de concebir al universo. cuando se ha comprendido y se ha apropiado
Para la política conservadora, que sabe de la positivamente de ésta; el comportamiento hu-
tradición como herencia de los mayores y como mano es, como deberíamos saber, la clave que
patrimonio espiritual y moral legado al través marca los derroteros del destino de las personas.
de las generaciones, todo lo cual, ciertamente, a Y este comportamiento tiene una intrínseca
través de la teoría y de la práctica, ha quedado relación con, otra vez, la historia, y séanos per-
patentizado en la historia universal que, para mitido el símil acogedor, con las naciones. No
Oswald Spengler, es la historia de las culturas se trata de estereotipos. Antes bien, de una rea-
y, sucesivamente, la historia de las naciones, sin lidad que se hace preciso desvelar. Una realidad
las cuales Siles Salinas no concibe al universo. de la que, asimismo, podríamos apropiarnos
«Pues el hombre o la humanidad, como positivamente.
abstracciones, no existen, no son más que Empero, el párrafo preinserto halla su cul-
figuraciones del pensamiento racionalista: minación positiva, unas veces, en la forma de
existe sólo el hombre japonés o el alemán o una facticidad, de una realidad en la que, desde
el italiano del Sur; éste o aquél otro de aquí ya, nos encontramos; y, otras veces, ha de ser
o de allá, de este o aquel año ‒en suma, el preciso ingresar en el mundo del papel impreso,
hombre concreto, el hombre histórico‒. Ya de la lectura y de las disciplinas intelectuales,
lo dijo Goethe con palabras que es preciso para que pueda, a su vez, ser positivo en las vidas
repetir una y otra vez: “Nunca ha habido humanas.
humanidad; no ha habido más que hom- Siguiendo con este discurso, José Ortega y
bres”» (*). Gasset, en la introducción que ha escrito de la

52 Revista Percontari
obra monumental del filósofo de la Historia relaciones, se ha desenvuelto siempre ajustada a
alemán, Oswald Spengler, Der Untergang des los principios de la moral más austera.
Abendlandes (La decadencia de Occidente), nos Se explica así que lejos de acrecentarse ‒ni
decía, con el ejemplo del asesinato de Julio Cé- aun en los momentos en que sus armas domina-
sar, que para la consumación de tal hecho era ron victoriosas‒ el patrimonio territorial que
menester que el brazo de Bruto haya sido mo- heredó Bolivia al nacer a la vida republicana,
vido por un centro nervioso, en el cual operaban sufriera más bien frecuentes y dolorosos cerce-
las ideas de un romano de su siglo. Nos decía, namientos que el buen derecho no logró evitar,
Ortega, que en aquel hecho que ha registrado por mucho que estuviera siempre asistido de
la historia, así como en cualquier otro suceso aquella justicia en que debieran apoyarse toda
de la historia universal, podía patentizarse acción y toda política internacionales.
igual concatenación. Era la sustentación de la
teoría de Spengler: la Historia Universal como Escribía así don Eduardo Diez de Medina en
concatenación, como una sucesión de hechos La cuestión del Pacífico y la política internacional
que no serían, que no son, explicables sin sus de Bolivia, editada en La Paz, el año de 1923.
pretéritos. No obstante, Spengler fue más allá y, Obra que mereció un aplauso del Senado Na-
poéticamente, nos habló de una suerte de ciclos cional, en el cual ocupaba un escaño don Her-
en la Historia Universal, en la cual las culturas, nando Siles, padre de Jorge Siles Salinas Vega.
como organismos vivos, estarían sujetas al ciclo Las líneas preinsertas han sido redactadas
vital de éstos, bien marcado por el germen, el en el año de 1923 o, diríamos, máxime, un año
esplendor, la decrepitud y la extinción. Para antes, ya que por esa sazón apareció la obra a la
Spengler, era una pérdida de tiempo tratar de cual se proponía refutar: La cuestión del Pacífico
concebir el mundo desde el espíritu antiguo, y las nuevas orientaciones de Bolivia, de don Luis
verbigracia, del arte de Fidias o de Mozart. Nos Barros Borgoño, que había suscrito el Tratado
decía, en tudesco, que aquello había muerto y, chileno-boliviano de Transferencia de Territo-
en otro texto ulterior, «El hombre y la técnica», rio de 18 de mayo de 1895, en representación
nos decía, yo creo que para probarnos, que lo de su patria.
que él quería, esto es, que nosotros, sus lectores, El cronos, el sentido del número o del orden o
haríamos lo que él quería si desahuciábamos de la concepción de lo cronológico ‒Spengler‒
una vez por todas todo lo que tenga que ver con es el número vivo, aporta esencia, sentido a la
el espíritu, sea en filosofía, en arte o en huma- historia, aporta fe, si se quiere. Está en franca
nidades, y nos volviéramos a la técnica y nada contraposición con el número matemático, que
más que a la técnica. Sin embargo, después nos simboliza la muerte. 1923 es un número, nada
regalaba un concepto harto encomiable. Nos más. No representa la vida que se va y regene-
explicaba, con su severidad habitual, severidad ra, que nace, vive, sufre ‒sobre todo sufre, dice
que le hacía digno de atención, que en cierta Unamuno‒ y muere, para luego facer este ciclo
ocasión había sabido del soldado romano al que otra vez. No representa lo que el número cro-
un superior le había ordenado no moverse de su nológico, en el cual sienta sus reales la Historia.
puesto. Una tempestad, bélica o natural, arrasó 1923, año en el que, asumimos, don Eduardo
con todo lo que había de vivo en el lugar, mas redacta sus líneas magistrales, verdaderamente
el soldado, pasada aquella, permanecía inerte en magistrales desde que encierran una doctrina
el lugar. ¡Esto es lo que importa! Sentenciaba y una realidad concreta en pocos renglones,
Spengler, tratando de reivindicar lo que Siles no se podría comprender sin 1837, cuando, en
Salinas también, conservador, reivindica: la Paucarpata, cerca de Arequipa en el Perú, el
lealtad a una fe, sea de la tradición, ora de la na- Ejército de la Confederación Perú-Boliviana,
ción, ora del legado. Siempre espiritual, siempre que mandaba el boliviano Andrés de Santa
moral, siempre perenne. Cruz, infligía un Tratado de Paz a la República
La política internacional de Bolivia no ha va- de Chile, luego de una manifiesta superioridad
riado desde los albores de su vida independien- militar, aspecto éste reconocido en dicho fac-
te. Fundada en el respeto a los derechos ajenos tum, en el testimonio de un coronel de Chile,
y guiada por normas de rectitud y lealtad para Antonio José de Irisarry, plenipotenciario de
con todos los países con los que le cupo cultivar su país a los efectos. Este Pacto tenía, a su vez,

Revista Percontari 53
un articulado, el cual encerraba un espíritu, fiel- positivamente de su historia han sabido triunfar
mente reflejado en la letra: la circunspección. en Versalles, en 1919. Pero hubo desmedro de
La lealtad al legado. Chile y Bolivia conservarían Alemania. No, ciertamente. Es el juego de la
sus respectivos linderos. Aún más y esto acaso historia. Los alemanes que se han apropiado
no sea necesario insertar; empero, llevaba el positivamente de su historia, y en ello han incu-
halo de la magnanimidad. ¡Cómo había espíritu rrido en excesos y si hasta quizá en desviaciones,
en la política y la diplomacia del siglo XIX! En las gentes pueden caer en la abyección, son efímeras,
el Tratado se acordaba considerar a los perua- han triunfado en París en 1940. Es el concepto
nos que habían ido en son de agresión con la y el defecto. El patriotismo es el concepto; la
expedición chilena, como si no hubieran venido abyección, el defecto. La patria es el concepto,
y Santa Cruz prescribía estipular la adquisición las gentes son variopintas. Ayer Alemania era
de la caballada chilena para hacer más fácil el gloriosa, allá noble, acullá despótica. Hoy Ale-
retorno a su patria, en un transporte embarazoso, a mania es democrática. Hoy pueden, lo pudieron
los nuevos amigos. Retornaban en barcazas. otras veces, hacer sus ciudadanos y labrar su
Número cronológico. 1841. Agustín Gamarra, bienaventuranza. Es Alemania, donde se respira
General del Ejército del Perú y presidente de libertad, donde se respiró libertad otras veces.
la República de este nombre, en una hostilidad Alemania es, ante todo y en primera instancia,
lindante con la patología, materializaba su sem- historia.
piterno propósito de agresión y de conquista Cada nación tiene su legado, en cada lugar
de Bolivia. Siendo rechazado y aun muerto en existen las proezas. En cada latitud y aun longi-
los campos de Ingavi, merced a los bolivianos tud es susceptible de patentizarse o solaparse el
que ahí han combatido, el Ejército triunfador bien y el mal. En todas partes se cuecen habas.
avanzaba hasta internarse en el territorio pe- Cada país, desde que es país, tiene historia,
ruano y, en Puno, cuando las gentes pensaban o sea, es un país, una nación donde habitan los
que el presidente Ballivián iría a consumar la mortales, los que son susceptibles del legado y,
anexión territorial, suscríbese un Tratado igual desde luego, de la apropiación positiva de la his-
al de Paucarpata, eso es, con guante blanco. Los toria.
términos, la circunspección, son los mismos; los Nil ex omni parte beatum, pensaba yo, evocan-
protagonistas, otros. La patria es la misma; las do a mi amigo Jorge, porque había surgido una
gentes, disímiles. La tradición es la misma, es disensión entrambos. Ahora comprendo, luego
una y de una sola pieza. Las personas cambian, comprendí, y me supe, más cercano a su tesis. El
pueden cambiar, pueden hasta caer en la des- patriotismo es el mismo. Fue el mismo en Jorge
viación, en la abyección y en el despropósito. que en mí. Pero somos dos diferentes personas.
La institución es una, siempre una porque tiene
historia. (*) Siles Salinas, Jorge, Ante la Historia; Madrid: Editora
Así pasa también con otras naciones, con Nacional, 1969, p. 7.
otros países. Los franceses que se han apropiado

54 Revista Percontari
Prometeo y Manco Capac
La filosofía de la historia de
Guillermo Francovich
Sergio Barnett V.

D esde 1962, Guillermo Francovich se retiró


de la carrera diplomática, a la que le dedi-
có casi toda su vida. Fijó su residencia definitiva
tipos humanos y la historia, y no se evidencian
aportes significativos.
Finalmente, en 1980, sale a la luz su última
en Río de Janeiro, pero nunca abandonó su publicación, donde aborda el tema de la his-
interés por la filosofía, la literatura y los temas toria: Los mitos profundos de Bolivia. En ella
sociopolíticos latinoamericanos y, en especial, indaga aspectos de la historia boliviana, pero
bolivianos. Durante muchos años, hasta poco con énfasis en los diferentes mitos que fueron
antes de su fallecimiento, Francovich envió ar- fundamentales en las mentalidades y el discurso
tículos y ensayos sobre una infinidad de temas social de cada periodo histórico.
a diferentes medios de prensa a lo largo del
continente, y, en particular, a los medios nacio- Los tipos psicológicos
nales. Particularmente nos interesan aquellos
Su obra fundamental sobre filosofía de la his-
escritos publicados entre 1968 y 1969, en los
toria es Los tipos humanos y la historia. Los tipos
semanarios Presencia Literaria9, de La Paz, y psicológicos. En ella sostiene que los tipos hu-
Los Tiempos10, de Cochabamba, porque tienen manos se caracterizan porque «representan las
como tema central el problema de la historia. inclinaciones, las disposiciones, las preferencias
Un año más tarde, Francovich reunió estos y los sistemas de estimación comunes a grandes
ensayos y escribió otros que, finalmente, dieron sectores humanos»11. Francovich no parte de
cuerpo a una propuesta unitaria sobre una filo- sus propias investigaciones, sino fundamenta
sofía de la historia. Este trabajo fue publicado su teoría en las polaridades de introvertido y
por la Editorial Cajica de la ciudad de México extrovertido que propone Carl Gustav Jung en
D.F., titulada Los tipos humanos y la historia. Los su obra Los tipos psicológicos. Jung sostiene que
tipos psicológicos. Debido al lugar de publicación, los tipos psicológicos «en modo alguno se trata,
esta obra se conoce poco en el contexto nacio- en esa oposición, de casos individuales aislados,
nal. Llegaron a Bolivia unos cuantos ejemplares sino que se trata más bien de actitudes típicas»12.
que Francovich envió a sus amigos y conocidos, En ambos casos, tanto Francovich como Jung
así como a algunas bibliotecas. no se refieren a las características psicológicas
Con todo, el interés por el problema de la individuales o culturales, como líderes políticos,
historia no cesó, pues, en 1979, salió otra pu- deportistas consagrados o miembros de una
blicación titulada Alcides Arguedas y otros ensayos comunidad aymaras. Al contrario, se refieren a
sobre la historia, publicada por la Editorial Ju- características comunes a todos los seres huma-
ventud, de la ciudad de La Paz. Pero los ensayos nos. Los tipos humanos tampoco se dividen por
publicados en esta obra siguen la línea de Los el género, ni por la clase social, ni por los grados
de inteligencia.
9 «Los hermanos enemigos» (25/12/68); «El hombre y Es importante notar que, en opinión de Fran-
el acontecer» (5/01/69); «Manco Capac y Ayar Cachi» covich, los tipos psicológicos no actúan como
(26/01/69); «El progreso» (2/02/69); «La historia inelu- conciencias que se desarrollan fuera de todo
dible» (9/02/69).
10 En la 2da sección de Los Tiempos, de Cochabamba se
publicaron: «Prometeo y Epimeteo» (16/02/69); «La re- 11 Francovich, Guillermo. Los tipos humanos y la historia, p. 15
petición» (16/03/69). 12 Jung, Carl Gustav. Los tipos psicológicos, p.398

Revista Percontari 55
contexto histórico, cayendo en una suerte de llermo Francovich sostiene que en los albores
idealismo. El espacio geográfico y el tiempo en de la civilización, cuando se produjo la apari-
el que transcurren los acontecimientos son defi- ción de la conciencia, estos tipos psicológicos
nitivos para la ocurrencia de ciertos fenómenos, habrían sido percatados de manera muy clara,
pero «lo que decide en último término es la por lo que los primeros mitos de la humanidad
influencia que ejercen las actitudes psicológicas presentarían esta oposición, definitiva para el
de los grupos humanos»13. desarrollo de la historia.
Basado en la polaridad extrovertido/intro-
vertido jungiana, Francovich define los tipos La importancia del mito en la historia
humanos en aventureros/constructores. Los
aventureros son aquellos cuyas tendencias se Todas las culturas de la humanidad han cons-
reflejan por su descontento con el orden social truido narraciones que, de alguna manera,
vigente, son más pasionales e impulsivos, por expresan sus formas de vida y preocupaciones
lo que tienden a ser dominantes y arbitrarios. existenciales. Los mitos componen muchas de
Francovich también los denomina θάρσος estas narraciones, los cuales pueden ser enten-
(társos), vocablo griego que significa ánimo, didos como relatos ficcionales que narran situa-
confianza, valor o audacia14. Las personas que ciones dramáticas y maravillosas acerca de seres
corresponden a este tipo humano pueden asu- sobrenaturales.
mir posiciones que fomenten la lucha social y Según Jean Pierre Vernant, la noción de mito
las revoluciones. proviene del vocablo griego μῦθος (mythos), el
Al contrario, los constructores son aquellos cual define de la siguiente manera: «[…] el mito
que prefieren el orden antes que las revolucio- se define por lo que no es, en una doble oposi-
nes o subversiones. Tienden a ser más objetivos, ción a lo real, por una parte (el mito es ficción),
sistemáticos y perfeccionistas en sus decisiones; y a lo racional, por otra (el mito es absurdo)»15.
son organizados, conciliadores y diplomáticos, Desde la Antigüedad griega, muchos drama-
por lo que tienen un alto sentido de responsa- turgos y filósofos opusieron el mito al logos. El
bilidad; planifican sus acciones a fin de evitar mito se asimiló a lo ficcional y poético, propio
contingencias y son perseverantes en el logro de de las historias que debían contarse a los niños
sus objetivos. Del mismo modo que a los aven- y adolescentes con fines edificantes, mientras el
tureros, Francovich también denominó a los logos se identificaba con el «discurso verídico»
constructores con un vocablo griego: atársicos, de la filosofía, de la historia o de la tragedia.
que no es otra cosa que lo opuesto a los társicos. A mediados del siglo IV, Aristóteles recono-
Cabe destacar que los tipos humanos presen- ció la relación entre el mito y la racionalidad.
tados por Francovich, así como en la teoría de Asumió que el mito es un discurso pre-filosó-
Jung, no aparecen como sujetos psicológicos fico, por lo que prefiguraría de alguna manera
puros. Es decir, no existe el tipo aventurero sin el discurso racional. Francovich es parcialmente
contaminación de las características del cons- heredero de esta posición, pues considera que
tructor. En su opinión, todos los seres humanos el mito debería entenderse como aquella «sa-
tendemos a uno de estos tipos psicológicos de biduría inicial del ser humano». En opinión del
manera natural; no obstante, también posee- escritor chuquisaqueño, el mito se transformó
mos las características del otro tipo, aunque en un discurso racional a causa de las transfor-
algunas características serán más atenuadas. maciones que provocaron los seres humanos
Un aventurero puede ser un hábil planificador, en su entorno físico y social. «La fe ingenua es
pese a su carácter impulsivo. De igual forma, un reemplazada por el raciocinio. Desaparecen los
constructor puede ser un deportista entusiasta, personajes fantásticos y legendarios y la historia
incluso profesional. pasa a ser movida por una voluntad universal
¿Cómo comprender los tipos psicológicos en o por una idea eterna»16. Sin embargo, las ex-
la historia y cuál su relación con los mitos? Gui- presiones míticas no son meras construcciones
ficcionales ni aspiraciones aisladas de algunos
13 Francovich, Guillermo. Los tipos humanos, p.18
14 Pabón, José y Echauri, Eustaquio: Diccionario griego-es- 15 Vernant, Pierre. Mito y sociedad, p.170
pañol; p. 252 16 Francovich, Guillermo. Los tipos humanos y la historia, p.26

56 Revista Percontari
elementos de la sociedad tribal, sino manifes- actitudes que toman sus personajes frente al
taciones muy profundas de los deseos y aspira- mundo. Desde el origen de los tiempos, los
ciones sociales, que se reflejan en todos los seres seres humanos se configuran bajo diferentes
humanos. actitudes con respecto al mundo. Francovich
Por ello, todas las civilizaciones del mundo encuentra en este mito dos formas primordiales
se habrían fundamentado en mitos, que ex- bajo las cuales actuamos los seres humanos.
presaron sus propias proezas y dificultades que Los hermanos enemigos son los arquetipos
vivieron en el medio donde se desarrollaron. de ese primordial antagonismo que trata de
En otras palabras, los mitos marcan el inicio de justificarse a sí mismo con las más diversas
la cultura, y por ello, de la historia. «Todas las razones y cuya profunda causa es la visceral
manifestaciones culturales florecen inicialmen- diferencia de actitudes frente al mundo y a
te en mitos. Los hombres tienden a convertir la vida que tienen los hombres (p.39).
en ídolos ciertos personajes y a transformar en
fábula su propio pasado y aun las perspectivas Este mito aparecería como la necesidad de
del futuro»17. expresar una naturaleza común de los seres hu-
El aspecto interesante de la propuesta de manos. El antagonismo de estas dos actitudes,
Francovich es la persistencia de un núcleo cen- que denomina tipos humanos o tipos psicológicos,
tral y común en todos los mitos fundacionales empujan a los individuos a actuar de determi-
de las culturas. Pese a los diferentes matices en nadas maneras frente a los acontecimientos.
cada época y en cada cultura existiría un ele- Por ello, este mito reflejaría la forma en que se
mento esencial, que es la «espiritualización del construye la historia en todas las culturas hasta
ser humano». Con esto, Francovich se refiere a la nuestros días.
capacidad humana de incorporar valores ideales
a la vida. Estos valores tienen por objetivo or- Los hermanos enemigos
denar la realidad que habitan, pero, al mismo
tiempo, revelan aspectos de la naturaleza hu- Para mostrar la universalidad de estos mitos,
mana desconocidos para ellos mismos. Es decir, Francovich menciona varios mitos provenien-
el mito no solamente refleja las aspiraciones y tes de diferentes culturas, que, en su opinión,
deseos de las culturas del pasado y del presente, responden al esquema de los hermanos enemi-
sino revelan aquellos aspectos inconscientes de gos. Sin embargo, se concentra en el análisis de
la psique humana. sólo cinco de estos mitos: los de Caín y Abel,
y el hijo pródigo, provenientes de la cultura
Por ello, la filosofía de la historia de Fran-
semita; Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, del mito
covich propone abordar el movimiento de la
Azteca; Epimeteo y Prometeo, del mito griego;
historia a partir de un mito fundacional, pre-
y, finalmente, el mito de Manco Capac y Ayar
sente en todas las culturas (según este autor),
Cachi, mito fundacional de los incas. El mito
que reflejan la forma en que los seres humanos
de los hermanos enemigos representa la lucha
construyen la historia. Este mito puede ser lla-
interminable entre dos formas de concebir y de
mado como el de Los hermanos enemigos.
actuar sobre la realidad y la historia.
El mito de los hermanos enemigos narra la
En el primer caso, compara la historia de Caín
historia de dos o más hermanos que poseen
y Abel con la del hijo pródigo. Las similitudes
características psicológicas opuestas que los
entre ambos relatos no pasan inadvertidas.
enfrentan de manera constante. En opinión de
Ambas narraciones cuentan la historia de dos
Francovich, este mito aparece en las historias
hermanos, con formas incompatibles de pensar
de prácticamente todas las culturas del mundo,
y actuar. En ambos casos, aparece un tercer per-
aunque bajo diferentes formas. Desde una lucha
sonaje que toma una posición con respecto a la
entre dos hermanos hasta la lucha entre varios
divergencia entre ambos hermanos. En el relato
hermanos contra uno solo. De seres antropo-
del Génesis, que ocurre antes de la civilización,
morfos hasta seres zoomorfos, los hermanos
ambos responden a las exigencias de Jehová; en
enemigos se reconocen simplemente por las
cambio, en el hijo pródigo, el mundo aparece en
un tiempo histórico, donde se forjan relaciones
productivas, asimismo lúdicas y familiares. En
17 Ídem., p. 25

Revista Percontari 57
este caso, el padre es el tercer personaje central en la naturaleza hay combinaciones inevitables
del relato, el juez y destinador. y permanentes repeticiones»20. Este mito sería
Francovich sostiene que estos mitos no re- un reflejo de la preferencia griega por el tipo
cogen una parte de la realidad histórica, sino társico, motivo por el cual nunca llegaron a
integran los aspectos centrales del acontecer consolidar un gran imperio.
de las diferentes culturas. Es decir, los mitos se Dado que las acciones prometeicas son re-
presentan como microcosmos de una realidad petitivas, Francovich sostiene que sus combi-
mayor. De este modo, habría una inversión de naciones son limitadas, por lo que sugiere que
valores entre ambos relatos con referencia a la podrían darse leyes que determinen el accionar
«estimación de los personajes»18. Estas diferen- társico. Aunque creemos que, dadas las singu-
cias de estimación representarían dos tipos de laridades de las personas, parece poco probable
mentalidades religiosas y culturales. En el pri- llegar a anticipar las acciones de los actores de
mer caso, el castigo severo sobre Caín se debe a la historia.
que en este relato prima una mentalidad hebrea; En el mito inca, Manco Capac se enfrenta y
en cambio, el perdón que obtiene el hijo pródi- derrota al disoluto Ayar Cachi, para establecer
go corresponde a una mentalidad cristiana. En los lineamientos del Imperio. Francovich sos-
el mito del Génesis, «la mentalidad hebrea, que tiene que el progreso «es una realidad electiva»21.
pone las bases del bienestar en la obediencia a Es decir, no sucede de manera espontánea,
los preceptos, en el respecto a un riguroso orden sino porque los sujetos deciden afectar sobre
moral y religioso»19. En cambio, el espíritu cris- su realidad, organizándola. La repetición es un
tiano habría puesto el amor en la entraña de la retroceso, mientras el progreso posibilita las
sociedad, motivo por el que el padre perdona a innovaciones y transformaciones de la realidad
su hijo, pese a sus acciones injustas. histórica, dándole un curso y linealidad. El
Con respecto al mito azteca, Quetzalcóatl «tipo Manco Capac» se constituye de aquellos
fue la divinidad que constructora y creadora, en «impulsos perennes y frecuentemente invisibles
oposición a la naturaleza destructiva y violenta que mueven a los pueblos, haciendo que la his-
de Tezcatlipoca. Este mito postularía una dua- toria constituya un esfuerzo ininterrumpido de
lidad de la historia, que dividiría en dos dimen- ascendente desarrollo»22.
siones del acontecer. Por un lado, las fuerzas Así, podríamos hablar de dos formas de his-
que empujan a la construcción y la creación toria. Una que explota violenta, sin compromi-
de la cultura, frente a otras las impulsivas que sos con el porvenir, sometida a los impulsos y
producen retrocesos históricos. De esta forma, necesidades de la aventura, como las acciones
el imperio azteca habría logrado grandes cons- que tomó Prometeo. Y otra historia que acu-
trucciones conforme al espíritu de Quetzalcóatl, mula conocimientos y crea costumbres, a fin de
pero se habría visto en interminables batallas a construir una sociedad con instituciones sóli-
causa del tipo psicológico de Tezcatlipoca. das, como el espíritu del tipo Manco Capac que
El mito griego expone el coraje y la rebeldía impulsó la construcción del imperio incaico.
ante la autoridad, frente a la pasividad e impo-
tencia. Francovich resalta el castigo que impone La finalidad de la historia
Zeus a Prometeo por haber robado el fuego
divino: encadenado, sufre el dolor interminable La propuesta filosófica de la historia de Fran-
que le produce el águila cuando le devora el hí- covich nos propone una linealidad histórica,
gado. Su condena es la angustia de la repetición. similar a la que nos proponen las corrientes ilu-
Este mito mostraría de qué manera las acciones ministas como la de Immanuel Kant, así como
társicas del «tipo prometeico» están condenadas las corrientes positivistas. Para Francovich, el
a la repetición, es decir, no producen progresos progreso histórico es posible cuando el tipo
históricos. «La historia prometeica acaba, pues, constructor lleva las riendas de la sociedad en
mostrando que en el acontecer histórico, como oposición al tipo aventurero. Todas estas etapas

20 Ídem, p.133
18 Ídem, p.60 21 Ídem, p.177
19 Ídem, p.62 22 Ídem, p.168

58 Revista Percontari
históricas estarían atravesadas por el mismo La filosofía de la historia de Francovich no
conflicto humano: «[…] mientras no cambie concibe una utopía futura, diferente de la reali-
la naturaleza humana la historia será como dad actual, sino su «utopía, desde el principio, se
ésta, contradictoria, sinuosa, simultáneamente incorpora a la realidad existente»27. El destino
esfuerzo constructivo y dispersiva aventura»23. es la misma realidad, su utopía se realiza en la
Francovich encuentra en el tipo constructor actualidad, aunque no niega que, como toda
la justificación para afirmar que el orden y la realidad, es compleja y siempre solicita mejoras.
estabilidad son procesos humanizantes de la Pero mejoras que no afecten las estructuras
naturaleza, es decir, procesos culturales24. «La institucionales ni socio-económicas y políticas
historia será siempre el esfuerzo para imponer a de la sociedad.
la naturaleza y a la vida los valores que definen
lo humano»25. Manco Capac es un creador de Conclusión
valores, porque dio estabilidad a todo un pueblo,
y ese es su mayor legado: mantener las institu- La propuesta histórica de Francovich tiene
ciones vigentes que proveen estabilidad y apoyar fundamento en la teoría de Carl Gustav Jung,
el espíritu constructor para progresar la sociedad. antes que en un análisis empírico de la realidad.
Por lo que, la utopía que sostiene Francovich La autoridad del psicoanalista suizo habría sido
no busca transformaciones radicales de la suficiente para sostener su teoría histórica de los
realidad, sino el mantenimiento y mejora de tipos humanos, como tipos psicológicos en los
los progresos históricos alcanzados. Aquí no cuales se inscribiría la humanidad. Toma la di-
existen procesos de transformaciones históricas cotomía de los introvertidos y los extravertidos
violentas ni radicales, sino gradaciones naturales de Jung como un axioma para la elaboración de
en la evolución de las instituciones, es decir, la los tipos constructores y los tipos aventureros.
historia se procesa a través de evoluciones muy Este axioma le permitió avanzar deductiva-
lentas que ocurren desde la constitución de las mente y le posibilitó ordenar los acontecimien-
sociedades. Por ejemplo, Manco Capac colocó tos documentados de los mitos, enlazándolos a
los lineamientos del Incario, que parecen soste- su idea de progreso histórico.
nerse en el tiempo hasta la ruptura que provocó Respecto a los mitos, el escritor chuquisa-
la colonización. queño sugiere que todos ellos se constituyen
Todas las propuestas acerca de la construcción en productos colectivos, que evocan realida-
histórica tienen en su seno una concepción del des profundas de las culturas. Es decir, más
tiempo. Desde la perspectiva de Karl Mann- allá de la fábula y las ficciones, los mitos son
heim, podríamos decir que «[l]a concepción del expresiones de la realidad psicológica de los
tiempo de que aquí se trata tiene una tercera seres humanos. Sin embargo, al ser mitos que,
dimensión imaginaria, que deriva del hecho de de alguna manera, inauguran la civilización,
que el pasado se experimenta y concibe como no existen versiones que podríamos decir que
un presente virtual»26. Las diferentes formas del son «oficiales»28. Hay una gran diversidad de
mito de los hermanos enemigos no permanecen versiones sobre un mismo mito, dependiendo
como anécdotas de un pasado primitivo, sino del cronista que lo recupera o del poeta que lo
como representaciones aún válidas de la reali- enuncia. Así, por ejemplo, sobre los hermanos
dad presente. Es decir, todas las sociedades en Ayar y sobre el origen de los Incas existen más
todas las épocas contienen en su seno esa duali- de diez versiones de cronistas de la época co-
dad que desgarra la historia. Los tipos humanos lonial29, sin contar con versiones más recientes.
aparecieron en los albores de la humanidad y Lo mismo ocurre con las versiones griegas de
están presentes hasta nuestros días actuando de Prometeo y Epimeteo.
la misma forma que en las épocas primitivas.
27 Ídem, p.204
28 En el caso de los mitos que toma Francovich de la Biblia
23 Ídem, p.198 podríamos afirmar que son sus versiones oficiales.
24 Para una definición y discusión sobre la cultura, véase: 29 Para ver una recopilación de las versiones reunidas sobre
Guillermo Francovich: Pachamama. el mito de los hermanos Ayar y el origen de los Incas, ver:
25 Francovich, Guillermo. Los tipos humanos…, p.207 Urbano, Enrique: Wiracocha y Ayar/héroes y funciones en
26 Mannheim, Karl. Utopía e ideología, p. 210 las sociedades indias, pp. 33-140.

Revista Percontari 59
Finalmente, esta propuesta reivindica
las tradiciones heredadas del pasado. De
tal modo que la historia acumula cono-
cimientos (unos más importantes que
otros) que nos permiten mejores formas
de convivencia, por lo que se aleja de po-
sicionamientos revolucionarios y cambios
radicales del orden social vigente. «La
historia no va en busca de la disgregación
de lo humano, sino que está creando la
unificación espiritual del mundo» (p.53).
Es decir, la historia no avanza por medio
de una razón impersonal, sino a causa del
esfuerzo de los sujetos, y su destino debe
ser enteramente la búsqueda de lo huma-
no.

Bibliografía

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Pierre Vernant, Mito y sociedad; México D.F.: Siglo XXI,
2003.

60 Revista Percontari
Bolivia y la historia
Erika J. Rivera

A l pensar en Bolivia y la historia, las prime-


ras preguntas lógicas que nos hacemos son
las siguientes: ¿qué es la historia? ¿Por qué la
todo está en constante reformulación y existen
diversas posiciones como lo veremos más ade-
lante.
historia? ¿Para qué la historia? ¿Cómo se ha de- Algunos aluden a la historia con h minúscula
sarrollado la historia en Bolivia? Basándome en para referirse a la realidad histórica y otros a
José Ferrater Mora, el término griego historia Historia con H mayúscula para referirse a la
nos remite al conocimiento adquirido mediante ciencia histórica o historiografía. Aunque esta
investigación. El sentido aristotélico señala que convención no resulta suficiente porque encon-
la investigación se expresa mediante la narra- tramos ambigüedad y relación entre ambas.
ción o descripción de los datos obtenidos en La historiografía se ocupa de entender qué
orden cronológico. Por su parte, Francis Bacon es un hecho histórico y qué es una explicación
concebía la historia como conocimiento de ob- histórica, es decir, en primer lugar, estudia cómo
jetos determinados por el espacio y el tiempo. los historiadores entienden estas expresiones.
Asimismo, entendemos la historiografía como
Entendemos a la historia como la totalidad de
el registro escrito de lo que se conoce sobre
los sucesos humanos que ocurrieron en el pasa-
la humanidad y sus sociedades humanas del
do basada en fuentes documentales.
pasado y la forma en que los historiadores han
De los distintos campos de investigación, intentado estudiarlas. Heródoto (siglo V a.C.)
la historia es muy difícil de definir con preci- es considerado el «padre de la historia»; escribió
sión, porque intentar comprender los hechos su famoso relato de las Guerras Médicas. Poco
y proponer un relato comprensible de estos, después, Tucídides redactó su obra clásica titu-
implica el uso y la influencia de otras disci- lada Historia de la Guerra del Peloponeso. Estos
plinas. Los  hechos  históricos pueden ser co- primeros historiadores recogieron los sucesos
nocidos porque el historiador es testigo de los de su época en prosa narrativa, dependiendo
propios acontecimientos. Asimismo, se puede de testigos presenciales u otros testimonios
conocer por fuentes intermedias como ser el fidedignos y asumieron que la mayor expresión
testimonio de los testigos contemporáneos de humana era la vida política y el Estado. Los
los sucesos; relatos escritos como memorias, historiadores construyen una línea del tiempo
cartas, literatura, etc.; archivos de tribunales, que nos conduce desde la Antigüedad a la Edad
asambleas legislativas, instituciones religiosas Media, la Ilustración y la Modernidad en Oc-
o mercantiles y la información no escrita que cidente sin referirnos a otras visiones como la
se obtiene de restos materiales de civilizaciones historia oriental (musulmana, judía, china, etc.).
desaparecidas, como, por ejemplo, los elementos Aquí considero muy importante mencionar
arquitectónicos, artes menores o decorativas, la obra e influencia de Leopold von Ranke (si-
ajuares funerarios, etc. Los historiadores se han glo XIX), porque la historia alcanzó con él su
acercado cada vez más a las ciencias sociales identidad como disciplina académica indepen-
como la sociología, la psicología, la antropolo- diente, dotada con su propio método crítico y
gía y la economía, así como a nuevos métodos y de análisis. Ranke insistió en la objetividad del
sistemas explicativos. En la actualidad, algunos historiador y la consulta de fuentes contempo-
historiadores han vuelto con gran interés a los ráneas para la reconstrucción histórica, también
fundamentos del conocimiento teórico y están en la crítica de las fuentes y las circunstancias
reconsiderando las relaciones entre la literatura históricas del escritor para evaluar los docu-
narrativa y la historia, lo que reabre la posibili- mentos. Muchos historiadores actuales encuen-
dad de que la historia, después de todo, sea una tran las raíces de su disciplina en este desarrollo
literatura que trabaja sobre materiales eruditos. historiográfico del siglo XIX que tuvo lugar en
Por supuesto, esto es un debate abierto porque las universidades alemanas y que influyó en las

Revista Percontari 61
investigaciones históricas de Europa y Estados en nuestro país se ha hecho mucha filosofía de
Unidos. Quiero mostrar dos ejemplos de esta la historia y no así, historiografía. Esto quiere
tendencia con referencia a la historiografía bo- decir que grandes personalidades intelectuales
liviana contemporánea. en nuestro medio se han dedicado a realizar in-
terpretaciones de la historia sin revisar fuentes
Charles W. Arnade primarias. Que nuestra debilidad se encuentra
en la falta de métodos de investigación para
Charles Wolfgang Arnade, de nacionalidad abordar documentos o fuentes primarias para
estadounidense, nació en Görlitz, Alemania, en afirmar nuestras interpretaciones. No tenemos
1927 y falleció en Leesburg, Virginia (Estados una cultura de investigación y, seguramente, son
Unidos), en 2008. Me atrevería a afirmar que muy pocos los que realizan ese trabajo metó-
fue un gran historiador y un gran bolivianista. dicamente en los diferentes archivos del país.
Existe una importante entrevista realizada por El valor que damos a los documentos originales
su colega boliviano Juan Siles Guevara («Con- es ínfimo y ni siquiera se nos ocurre husmear
versando de historia con Arnade», en: Presencia en ellos. Es evidente que nuestra sociedad nos
Literaria, La Paz, 28 de septiembre de 1980, forma con un bajo nivel investigativo, nos fal-
p. 1), en la que señaló: «Somos productos de ta ser curiosos, porque hasta el día de hoy se
la Historia. No podemos cambiar eso, es muy encuentran cientos de documentos apilonados
necesario conocer la historia porque esta no se sin una revisión, por falta de interés porque los
repite en detalle, pero sí en sus grandes rasgos». documentos afortunadamente existen gracias a
Charles W. Arnade estudió en Michigan y mentes visionarias que hicieron la recopilación
Florida. Llegó a ser Jefe del Departamento de y son señaladas uno por uno en el libro al que
Historia de la Universidad Estatal de Tampa. nos referimos. Solo faltamos nosotros con un
Arnade conoció Bolivia en su juventud, radicó trabajo tesonero, disciplinado y sobre todo con
aquí cinco años, inicialmente en Sucre (1952), métodos de investigación.
como becario de la Universidad de Princeton. Arnade trata de mostrarnos diferentes facto-
Tras su formación académica en Estados Uni- res por los que en nuestro país se apreció el valor
dos, eligió Bolivia para su tesis doctoral que de los documentos originales y de los buenos
versaría sobre la fundación de la República. A archivos organizados y también la conciencia
través de Presencia Literaria (1976) dio a co- de formar historiógrafos. Por ejemplo: Alcides
nocer su ensayo titulado «Vicente Pazos Kanki Arguedas, para construir su tesis sociológica,
[1779-1852] y la historia de los Estados Uni- necesitó conocer la Historia de Bolivia en su
dos», en el que retrata al indígena e historiador integridad y se dio cuenta de que los textos
paceño. Publicó los siguientes libros: La dramá- bolivianos eran pobres y las monografías espe-
tica insurgencia de Bolivia (1957), El problema cializadas eran pocas. Si bien Arguedas escribió
del humanista Tadeo Haenke (1960), La historia una Historia de Bolivia en varios tomos, no cu-
de Bolivia y de los Estados Unidos (1962), Esce- brió el extenso pasado prehispánico y colonial.
nas y episodios de la historia: estudios bolivianos, Si bien resumió diversos escritos y es el primer
1953-1959 (2004), Mi vida en Bolivia (2003), esfuerzo de una gran escalera para sistematizar
Historiografía colonial y moderna de Bolivia el estudio de nuestro pasado, nunca investigó en
(2008). También, existe un dato antiguo: según archivos polvorientos, le faltaron monografías
José Roberto Arze, nuestro autor publicó una basadas en fuentes primarias. Por ello carece de
nota en El Diario el 8 de noviembre de 1953 precisión y tiene muchos detalles innecesarios.
sobre uno de los primeros periódicos del país, He aquí una crítica concienzuda a toda una
El Cóndor de Bolivia, que circuló en Sucre entre generación de intelectuales que emergieron por
1825 y 1828. Arnade consideraba que esta «ga- la necesidad de pensar problemas del contexto
ceta fue el comienzo muy digno de la historia boliviano con los cuales aun muchas veces en
del periodismo boliviano». el presente seguimos haciendo filosofía de la
Considero muy importante la crítica de historia. Debemos enmendar errores como esta
Charles W. Arnade a la historiografía boliviana mordaz crítica que Arnade nos señala. Es decir
expuesta en su libro Historiografía colonial y que las nuevas generaciones debemos superar
moderna de Bolivia, porque nos hace notar que a los coleccionistas y mediocres estudiosos que

62 Revista Percontari
combinaban el ejercicio político con ansias falta de reconocimiento entre pares se repite
intelectuales y vida aristocrática. En el pasado, muy a menudo.
reunir documentos y libros raros era como un Para finalizar, basándome en dos libros, La
signo de distinción de la aristocracia chuqui- dramática insurgencia de Bolivia (La Paz: Juven-
saqueña de 1850 y luego se extendió a otras tud, 1982) y la Historiografía colonial y moderna
ciudades. de Bolivia (Cochabamba: Los amigos del Libro,
Se considera que, después de la colonia, hubo 2008), deseo señalar de Charles W. Arnade lo
un periodo de esterilidad hasta 1852 para dar siguiente. Se puede notar que este autor, basado
paso a la literatura e historia como parte de la en fuentes primarias de la literatura colonial no
conciencia nacional. Después de varios inten- impresa, postula la tesis de que la «mentalidad
tos, se estableció una biblioteca pública por el altoperuana» (Historiografía…, p. 98) era ex-
decreto del 23 de junio de 1825, firmado por tremadamente aislada del mundo, provinciana
el Mariscal Antonio José de Sucre, pero, por y conservadora. Siguiendo a Gabriel René
nuestra negligencia y descuido, se perdieron Moreno, el autor habla del «encierro andino»
muchos documentos. Este proyecto recién se (p. 99) como la característica de la mentalidad
materializó en 1884 con la creación del Ar- altoperuana que habría sobrevivido a la Inde-
chivo Nacional bajo la presidencia de Narciso pendencia. Este encierro andino se manifestaba,
Campero y fue nombrado Ernesto O. Rück según el autor, también en la época republicana
como primer Director de Archivo. Pero, antes y, sobre todo, en la llamada clase política. Ar-
de esta empresa, debemos recordar a Daniel nade sigue estrechamente a Moreno y califica a
Calvo, quien salvó el archivo de la Audiencia. los fundadores de la República como los «doc-
Él y Casimiro Corrales fueron lúcidos hombres tores dos caras» (p. 99), cuyo representante más
de leyes y políticos que, influidos por Gabriel conspicuo habría sido Casimiro Olañeta. En el
René Moreno, criticaron la apatía y negligencia marco de este ensayo nos interesa solamente el
que fueron responsables de la imperdonable postulado de Arnade acerca de la extraordina-
pérdida de documentos valiosos del archivo de ria persistencia de esta mentalidad en la época
la Universidad de San Francisco Xavier, insti- republicana, persistencia que permeó también a
tución que fue líder intelectual del Virreinato los sectores más progresistas de la clase política
de La Plata. El archivo del Cabildo desapare- boliviana. Exhumando documentos y publica-
ció en el abandono, vandalismo, robo y fuego. ciones poco conocidas, el autor señala que las
Recordemos que algunos años antes, en 1871 «enfermedades altoperuanas» (pp. 245 y 280)
y 1874-1875, Gabriel René Moreno hizo un han sido analizadas tempranamente, aunque
estudio completo de colecciones y documentos la conciencia pública boliviana haya soterrado
disponibles en Sucre. Él encontró los archivos habitualmente esos estudios críticos. Por todo
congresales gracias a Pedro Entrambasaguas, ello, Arnade llega a la conclusión de que en Bo-
quien fue oidor en Manila y luego fiscal del livia ha existido tempranamente una tradición
Consejo de Indias, a quien se lo considera el intelectual en gran parte repetitiva, celebratoria
padre de la archivística. Recordemos también y poco crítica. Arnade sostiene simultánea-
que, en su búsqueda de fuentes primarias y mente que ha pervivido un legado analítico
archivos, Gabriel René Moreno salvó y compró de auto-estudio muy rescatable, aunque poco
muchos documentos encontrados en lugares apreciado por la opinión pública mayoritaria.
insospechados. En 1876 fue publicado su en- En el segundo libro mencionado en el an-
sayo en Chile sobre la necesidad de contar con terior párrafo podemos notar que uno de los
buenos archivos bolivianos. Como este ensayo méritos de Arnade reside en reconstruir la
no fue publicado en Bolivia, vemos la apatía que cultura política en el territorio del Alto Perú
existió hacia los archivos y hacia la historia. desde los albores de la Independencia en base a
Mucho más tarde, cuando se quisieron publi- su gran conocimiento de fuentes y documentos.
car las obras de Moreno en Bolivia, el primero Este historiador afirma como resumen: «Los
en oponerse ferozmente en el Parlamento fue sentimientos realistas y conservadores siempre
Franz Tamayo. Podemos observar que la miseria fueron fuertes pilares de la sociedad del Alto
humana y la falta de visión contradictoriamente Perú. La independencia de 1825 significó la
también existe entre los intelectuales y que la continuación del antiguo orden. La aristocracia

Revista Percontari 63
criolla, con sangre indígena en sus venas, era Bolivia; Aproximaciones y desencuentros. Las rela-
provinciana en creencias y actitudes. […] La ciones entre Bolivia y Alemania 1880-1946 (este
independencia en sus primeros años agudizó el último título en Gente de Blanco, Santa Cruz
provincianismo y el regionalismo» (p. 9). Según de la Sierra, 2017). Asimismo ha publicado en
Arnade, los patricios liberales y racionalistas de revistas académicas de América Latina, Alema-
las primeras décadas de la República no tuvie- nia y Estados Unidos sobre diversos aspectos de
ron jamás éxito en la tarea de dar estabilidad a la historia boliviana.
Bolivia porque no comprendieron la mentalidad El libro de León E. Bieber Pugna por influen-
profundamente conservadora del país en su to- cia y hegemonía. La rivalidad germano-estadou-
talidad (p. 32). Conforme a su criterio, tenemos nidense en Bolivia. 1936-1946 (Santa Cruz de la
una continuidad de la mentalidad conservadora Sierra, El País, 2016) es una erudita investiga-
desde los primeros días de la colonia hasta hoy, ción que nos permite comprender la relevancia
que siempre fue adversa a todo pensamiento geográfica en las relaciones internacionales.
racionalista y liberal. De acuerdo con Arnade, Según su presentador, Gustavo Fernández Saa-
toda esta constelación fue la responsable de no vedra, vemos el resurgimiento de la geopolítica
haber comprendido la teoría y las propuestas (pp. 11-18) y también la relación entre las trans-
prácticas de Victoriano de Villava, «el padre formaciones internas y los factores externos que
del liberalismo sudamericano» (p. 15), quien, las generan o condicionan. El autor vincula los
a comienzos del siglo XIX, previó la ruina del acontecimientos locales con los intereses de las
Imperio colonial español si no se modernizaba grandes potencias, las fuerzas en conflicto en
y liberalizaba. el plano global y las relaciones con los países
vecinos. La actualidad radica en entender las
León E. Bieber fuerzas internas y externas que se confrontaron
en el país en la primera parte del siglo XX, que
León E. Bieber nació en La Paz en 1943. Es sembraron la semilla de la Revolución Nacional
de nacionalidad boliviana. Estudió Ciencias y que fueron el punto de inflexión histórico que
Políticas e Historia en la Universidad Libre de explica la Bolivia de hoy. El autor señala (p. 19)
Berlín. Obtuvo el doctorado en 1978. Bieber es que este trabajo persigue una doble finalidad.
un experto en la historia boliviana del siglo XX Por un lado, la de dilucidar aspectos cardinales
y de las relaciones bilaterales con Alemania. Se de la pugna entre las dos potencias mundiales
caracteriza por la meticulosidad metodológica. en una república suramericana durante una fase
Nos presenta trabajos sin juicios de valor. El de acerbo enfrentamiento entre aquellas. Por
orden de presentación de sus investigaciones el otro, evaluar, a partir del caso explorado, la
cumple una estricta sistematización basada en validez de las divergentes posiciones que en el
la amplitud e investigación de fuentes, sobre marco de un debate historiográfico han asumi-
todo primarias. Su producción intelectual data do tradicionalistas, revisionistas y relativistas
desde 1982 hasta el presente. Algunas de sus al ponderar la política exterior de los Estados
obras titulan: En torno al ideario nacionalista Unidos respecto de la influencia del Tercer
populista latinoamericano. Gestación, elaboración Reich en América Latina.
y vigencia de la concepción aprista de Haya de la León E. Bieber, basado en fuentes primarias y
Torre; Perspectivas de éxito y límites de las aspi- secundarias, nos muestra que la producción mi-
raciones de democratización en Suramérica a fines nera condicionó el desarrollo económico, social
de los años 70. El caso de Bolivia 1977-1982; Las y político de Bolivia y asimismo las relaciones
relaciones económicas de Bolivia con Alemania con las grandes potencias mundiales: Gran Bre-
1880-1920; La República de Weimar. Génesis, taña, Estados Unidos y Alemania, sobre todo en
desarrollo y fracaso de la primera experiencia re- la temática del desarrollo de la extracción del
publicana alemana; Regionalismo y Federalismo. estaño. Un dato estadístico de 1925 nos muestra
Aspectos históricos y desafíos actuales en México, la posición hegemónica de los Estados Unidos
Alemania y otros países europeos; Presencia judía en inversiones en el sector extractivo: ascendían
en Bolivia. La ola inmigratoria de 1938-1940; a 70 millones de dólares, superando inclusive a
Dr. Mauricio Hochschild. Empresario minero, Gran Bretaña, que sólo sumaban 30 millones.
promotor e impulsor de la inmigración judía a También marcaron presencia en la exploración

64 Revista Percontari
y explotación del petróleo. Pero, entre 1937 y década del siglo XX organizaron comunidades
1942, las relaciones boliviano-estadounidenses en La Paz, Cochabamba y Oruro que cultivaban
se enturbiarían a raíz de la estatización de las la propia idiosincrasia; sus sedes eran centros
propiedades de la Standard Oil Co., de New de una activa vida social y cultural. Fundaron
Jersey. Capitales norteamericanos fueron inver- en 1923 colegios alemanes en los tres centros
tidos en la construcción de tramos ferroviarios urbanos y, en 1935, se inauguró en Santa Cruz
durante la segunda mitad de la década del 20 de la Sierra otro establecimiento educativo.
del siglo XX, trayecto que uniría Cochabamba Por todo lo expuesto, a partir de 1913, Gran
y Santa Cruz de la Sierra, Sucre y Potosí. En la Bretaña tuvo que ceder a los Estados Unidos
década del 30, los Estados Unidos ocuparon un y, parcialmente, a Alemania el lugar que en el
lugar muy rezagado en el consumo de productos siglo XIX ocupó como primera proveedora de
bolivianos y fue a partir de 1915 que se produjo mercancías a Bolivia. Sin embargo, fue distinta
la expansión de exportaciones de los Estados la situación de Gran Bretaña como receptora
Unidos a Bolivia mediante el establecimiento de las exportaciones de Bolivia. El control
de la W. R. Grace & Co. inglés del mercado de estaño se debía tanto a
Esta posición antes de la Segunda Guerra los depósitos que su capital controlaba en el
Mundial será cuestionada, sin embargo, por Asia como al monopolio que Gran Bretaña
el empuje de las exportaciones alemanas. La tenía sobre las fundiciones. Este monopolio
supremacía comercial de Alemania se debió a era producto de tres factores: (1) el impuesto
que, después de Gran Bretaña, fue el consumi- de exportación preferencial sobre minerales de
dor más importante de productos bolivianos y estaño embarcados en los Estados Malayos;
el proveedor más fuerte de mercaderías. Todo (2) los altos costos de fundición en los Estados
ello fue producto de inmigrantes alemanes que Unidos, así como la falta de condiciones para
llegaron por la costa meridional peruana, se di- fundir el mineral estannífero en Bolivia debido
rigieron al Altiplano boliviano e instalaron em- a la carencia de combustible adecuado como el
presas comerciales, en el occidente, en torno a la carbón; y (3) la enorme distancia de potenciales
producción minera y, en el oriente, alrededor de fuentes hidroeléctricas y los elevados costos
la explotación de la goma natural. Entre 1880 y de transporte. En 1916, Simón Patiño había
1914 se crearon 69 establecimientos germanos adquirido acciones de la mayor planta de fundi-
en la parte occidental y central del país, y 46 ción en Europa y, para fines de la década del 20,
en diversos lugares del oriente. Según Antonio llegó a controlar una tercera parte de ellas. Por
Mitre, el éxito en el campo del comercio se debe lo expuesto, Gran Bretaña también determina-
a que detectaron el gusto y preferencias de los ba la política internacional del estaño mediante
consumidores y la adaptación a las costumbres el Consejo Internacional del Estaño (ITC). En
del país y el aprendizaje de la lengua y a la dis- marzo de 1931, puso en vigencia un primer
creción en materia política y también al crédito esquema para regular la producción y venta y
otorgado por el Banco Alemán Transatlántico. para contrarrestar la caída de su precio a conse-
La parte fundamental del comercio en Bolivia cuencia de la crisis económica mundial. Entre
se encontraba en manos de alemanes. El blo- 1934 y 1941, este esquema fue modificado por
queo marítimo y las listas negras anglo-ameri- el comienzo de la Segunda Guerra Mundial,
canas como consecuencia de la Primera Guerra quedando la producción y el comercio mundial
Mundial perjudicaron las relaciones comerciales del estaño reglamentado por las decisiones del
bilaterales entre Alemania y Bolivia. Lo mismo ITC.
sucederá en el transcurso de la Segunda Guerra Entretanto, Alemania pasó a dominar la esfe-
Mundial. Otro acontecimiento importante fue ra mercantil y la de aeronavegación comercial,
la creación del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), obteniendo además fuerte influencia en el seno
en 1925, iniciándose la aviación comercial civil, del ejército. Los Estados Unidos consiguieron
acontecimiento ligado al regalo de un avión arraigarse decisivamente en el campo finan-
Junkers F13 por parte de la colonia alemana al ciero y en el de extracción de materias primas.
gobierno boliviano con motivo del centenario Desde la segunda mitad de los años 30 del siglo
de la fundación de la República en 1925. Los XX, los Estados Unidos vieron con aprensión
alemanes que residieron en Bolivia en la cuarta las tendencias nacionalistas de los gobiernos

Revista Percontari 65
militares bolivianos, que no sólo llevaron a la país. El 35 % restante no sufría ningún tipo de
estatización de la Standard Oil norteamericana, molestias.
sino que, programáticamente, mostraban afini- Finalmente, el autor nos muestra el aspecto
dades con los sistemas totalitarios fascistas. La medular de su investigación: la vinculación de
constelación internacional y la concomitante los acontecimientos bolivianos con los intereses
ofensiva de los Estados Unidos en el marco de de las grandes potencias y cómo esta vincula-
la Unión Panamericana para contrarrestar el ción ha sido percibida por las diferentes escue-
influjo del Tercer Reich al sur del Río Grande, las historiográficas. Las corrientes revisionista
prefiguraron el enfrentamiento a nivel boliviano y relativista de las ciencias históricas alemanas
entre ambas potencias. Su primera fase se dio sostienen que el régimen nazi no tuvo nunca
entre 1936 y 1939. Asimismo, Alemania no planes para imponer su dominio en América.
pudo oponer ninguna resistencia relevante al Sus únicas metas eran la intensificación del co-
empuje con el cual los Estados Unidos estruc- mercio y el contar con un aceptable suministro
turaron primero su política de buena vecindad y, de materias primas de parte de América Latina.
seguidamente, la de defensa continental, sobre La llamada posición tradicionalista afirma, por
todo entre 1933 y 1942. Dos días después del su parte, que Alemania sí poseía intenciones
ataque japonés a Pearl Harbor y dos antes que
geopolíticas, además de las comerciales, y que
Alemania e Italia declararan la guerra a los
por ello apoyaba muy activamente a regímenes
Estados Unidos, es decir, el 9 de diciembre de
y partidos nacionalistas como los que surgieron
1941, se remitieron a la declaración aprobada
en argentina y Bolivia en 1943. En nuestro
18 meses antes en La Habana, convocando a un
país, nos dice Bieber, los representantes más
nuevo encuentro con los cancilleres americanos
del 15 al 28 de enero de 1942 en Río de Janeiro, conocidos de la tendencia tradicionalista fueron
suscribiéndose 41 resoluciones relativas a la Alberto Ostria Gutiérrez y Tristán Marof. Esta
cooperación económica y defensa continental. corriente habría logrado impregnar la histo-
En la reunión del 24 de enero, todos los países riografía mayoritaria hasta hoy, lo que corres-
del hemisferio tomaron la decisión de romper pondería, según Bieber, también a la «presencia
sus relaciones comerciales y financieras con asimétrica» favorable a los Estados Unidos y
Alemania, Italia y Japón. sus aliados en detrimento de Alemania, y esta
León E. Bieber señala también que, con la situación preponderante de los intereses de las
finalidad de reforzar este acuerdo, se resolvió potencias occidentales habría marcado el desa-
proceder al control o a la liquidación de em- rrollo de Bolivia a partir de la Segunda Guerra
presas vinculadas a intereses de estos países y Mundial.
consideradas, por tanto, peligrosas a la seguri- Bieber, a través de esta lectura, nos aclara y nos
dad del continente. Bolivia rompió relaciones estimula a profundizar e investigar. Si bien mis
el 28 de enero de 1942 con las potencias del preguntas planteadas al inicio de este trabajo no
eje en adhesión a la Declaración de La Haba- fueron respondidas debido a la complejidad del
na de julio de 1940 y procedió a la expulsión tema y la extensión que se debe respetar para
del cuerpo diplomático alemán, del Director no aburrir al lector, considero que vale la pena
del Colegio Alemán de la ciudad de La Paz y estudiar los trabajos de los historiadores porque
cuatro súbditos germanos. A fines de junio de ello nos permite tomar conciencia de que la his-
1942, aproximadamente, el 65% de los alema- toria es comprender los problemas no resueltos
nes que vivían en Bolivia había abandonado el en el país.

66 Revista Percontari
La Ilustración y la
contra-Ilustración contemporánea
Alexis Prieto Peña

La filosofía nos libera de la ignorancia y los prejuicios, de las preocu-


paciones minúsculas, de los temores infundados, de los afanes vacíos, de
las actitudes y ataduras mentales que nos impiden alcanzar la plenitud
posible de nuestra vida y la unión intelectual con el universo.
Jesús Mosterín

L a Ilustración es una oleada civilizadora en la


historia que comprende más o menos desde
mediados del siglo XVII (aunque los historia-
porque reciben un Ph.D. o título de Doctor of
Philosophy.
Esa revolución dejó atrás la visión medieval
dores franceses usualmente sitúan su inicio en del mundo, llevando a Occidente a la moder-
1715, el año de la muerte de Luis XVI) hasta nidad, estableciendo las luces del pensamiento
1798, año de la Revolución francesa. humano, la admiración a la razón, el apego a lo
La Ilustración y la revolución científica tienen útil y, lo más importante, el ejercicio del escep-
una relación muy cercana. Es que las nuevas ticismo. Es que, desde que Descartes difunde
ideas y conceptos de esta última socavan la la duda metódica como un método para llegar
percepción geocéntrica y antropocéntrica del al conocimiento, el escepticismo gana terreno
mundo, desilusionándonos de la idea de estar continuamente.
en un centro que no ocupamos y, además, de- Vale la pena recordar que, con ese ánimo,
bilitan las suposiciones que habían servido de surgieron investigadores que someteron a un
guía a la investigación filosófica. examen crítico las fuentes de historia de los
El principio de mediocridad es una noción de tiempos primitivos, entrando en discusión so-
la filosofía de la ciencia que dice que la tierra y bre conceptos y proposiciones que, desde siglos,
la humanidad no son especiales, ni el universo pasaban por verdades absolutas, revelando que
tiene un centro ni la tierra ocupa una posición casi toda la historia de la Antigüedad o estaba
central alguna; por tanto, la superioridad que la apoyada en leyendas o resultaba imposible de-
religión otorga al ser humano es rigurosamente mostrar su veracidad. Así, Pierre Bayle, en su
falsa. Diccionario crítico e histórico (Dictionnaire histo-
La revolución científica ambicionaba ser una rique et critique), publicado en 1697, expresaba
filosofía más rigurosa que la practicada hasta que los antiguos mentían todo lo que se les an-
ese entonces1. Sin duda, personalidades como tojaba y que los modernos estaban cegados por
sir Isaac Newton, el fundador de la física mo- el prestigio de los antiguos: «No hay embuste,
derna, contribuyeron a su surgimiento. por absurdo que sea, que no circule de libro en
En 1687 sale a la luz la obra más famosa de libro y de siglo en siglo»2.
Newton, Principios matemáticos de la filosofía Baruch Spinoza, en su obra Tratado de teo-
natural. Años más tarde, se publica la primera logía y de política (TractatusTheologico-Politicus),
revista científica del mundo, vigente aun hoy, las publicado póstumamente en 1677, manifestó
Actas filosóficas de la Royal Society (Philosophical que el judaísmo y el cristianismo no son otra
Transactions of the Royal Society). Cabe indicar cosa que fenómenos históricos que debían ser
que relación entre filosofía y ciencia actualmen- interpretados en función de la propia época en
te la perciben quienes se doctoran en el país que se habían producido y, en consecuencia, la

1 Mosterín, J. (2013). Ciencia, filosofía y racionalidad. Barce- 2 Grimberg, C. (1973). El siglo de la ilustración.Barcelona,
lona, España: Gedisa. España: Grafos.

Revista Percontari 67
Biblia no posee un valor histórico permanen- la intolerancia, principalmente religiosa, ya que
te3. Por supuesto, esta crítica está ausente en el le horrorizaba el fanatismo de su época:
actual mundo islámico, que carece de una con-
El derecho de la intolerancia, es por tanto,
ciencia del tiempo, considerando que ejecutar
absurdo y bárbaro; es el derecho de los ti-
mediante la pena de muerte aun acusado de
gres, y es mucho más horrible, porque los
brujería en 2011 es tan natural como lo fue hace
tigres solo desgarran para comer, y nosotros
más de mil años4.
nos hemos exterminado por unos párrafos6.
Es conveniente reparar en la semejanza que
Descartes y los teólogos españoles del Siglo Voltaire fue ciertamente el escritor más prolífico
de Oro conservaban sobre la separación entre de Francia, país que por aquel entonces reprimía
la religión y la razón. Ambos sostenían que la libertad de pensamiento y de expresión.
las verdades religiosas las adquiere el hombre Los pensadores ilustrados insistían en la
mediante la revelación, verdades que no son aplicación de la razón para la comprensión del
opuestas a la razón, sino que se hallan situadas mundo sin invocar a la fe, el dogma, la revela-
en un nivel superior a la inteligencia humana. ción, la autoridad, el misticismo, la adivinación,
En cuanto a esa disputa, de algún modo sigue las visiones o el análisis hermenéutico de los
vigente en la actualidad, en 1999, el divulgador libros sagrados7.
científico Stephen Jay Gouldcrea, en su libro Además de las anteriores, otras creencias
Magisterios no superpuestos, afirma que la cien- contra-ilustradas aún subsisten en nuestros
cia abarca el terreno empírico y la religión se días, una de ellas es la de una fuerza exterior
extiende a cuestiones de significado esencial que controla la vida cotidiana de los individuos,
y valor moral, pero esos dos magisterios no se contribuyendo a una suerte de paranoia colecti-
sobreponen, la ciencia estudia cómo es el cielo y va, según el sociólogo Robert Scott.
la religión cómo ir al cielo5. La revolución científica ha roto con la creencia
Posiblemente, algunas preguntas están más de que el universo tiene un propósito para cada
allá del alcance de la ciencia actual, pero, cier- uno de los seres humanos, según esta concep-
tamente, los teólogos no están más capacitados ción primitiva «todo sucede por alguna razón».
para responder a estas preguntas que los cien- Hoy entendemos que las leyes que gobiernan el
tíficos, no existiendo una razón de peso para universo no tienen relación con el bienestar hu-
suponer que la teología sea una disciplina que mano; no existen cosas tales como el destino, el
aporte algún conocimiento. karma, los hechizos, las maldiciones, el castigo
La filosofía del siglo XVIII adquirió en o favor divino ni las respuestas a las plegarias8.
Francia una predisposición combativa debido a El querer relacionar dos cosas que en realidad
que los ideales de libertad eran exhibidos por no están relacionadas, el encontrar significado
la oposición. Además, los nuevos filósofos de la en los caprichos de la naturaleza o en el azar
Ilustración adquirieron renombre internacional es una idea ridícula. El primer paso al pensa-
y diversos príncipes se disputaron el honor de miento racional es comprender que las leyes del
atraerles a su corte, de todos estos el más desta- universo no están en función de los deseos o
cado fue François-Marie Arouet; es más, podría aspiraciones de los seres humanos.
decirse que el siglo XVIII es el de Voltaire. La defensa de la Ilustración es imprescindible
Era un escritor comprometido en todos los para combatir ideas medievales que persisten,
frentes de su época, defensor de viudas y de pero también a fin de contrarrestar el surgimien-
huérfanos y de las víctimas de los horrores lega- to de corrientes populistas y autoritarias que son
les cometidos por los regímenes autoritarios. La insolentes con el conocimiento científico y con
mayor batalla combatida por Voltaire fue contra los ideales ilustrados y que echan de menos una

3 Ibid. 6 Voltaire. (2007). Tratado sobre la tolerancia. Madrid, Es-


4 «Saudi Arabia execution of ‘sorcery’ woman condemned» paña: Espasa Calpe.
(19 de Febrero de 2014). Daily Telegraph. 7 Pinker, S. (2018). En defensa de la Ilustración. Barcelona,
5 Dawkins, R. (2007). The God Delusion. Berkshire, UK: España: Paidós.
Black Swan. 8 Ibid.

68 Revista Percontari
edad dorada del pasado, una especie de arcadia Pinker sostiene, además, que la gente puede
que solo ha existido en su imaginación. creer en la evolución o en el cambio climático sin
Según Pinker, entre las alternativas a la razón, comprenderlas de modo que aceptar principios
la ciencia y el humanismo están la religión y el científicos implicaría afirmaciones de lealtad a
nacionalismo. En el primer caso, aceptar algo por la cultura laica en rechazo de la cultura conser-
fe es creer sin una razón sólida; en el segundo, se vadora. La gente tendría inclinación a tomar
coloca el bien supremo por la gloria de una colec- sus creencias como juramentos de fidelidad más
tividad de un Estado nación (que es un artificio que como valoraciones objetivas y racionales,
histórico) por encima del bienestar personal. aceptando la información y opiniones que con-
Las corrientes de pensamiento de la con- firmen sus percepciones y rechazando aquellas
tra-Ilustración que han ganado mucha fuerza que vayan en contra. Haciendo una analogía
presentan a la ciencia como un simple relato o con los deportes, las personas buscarían inten-
un mito más y no como lo que realmente es, la sificar sus experiencias como fanáticos de un
búsqueda de la verdad de la forma más objetiva equipo, no procurando que sus opiniones sean
posible, acercándonos a una relación íntima con más fundadas, por lo tanto, no les interesaría la
la realidad. Aparentemente, no perciben que vi- verdad11.
vimos en mejores condiciones que nuestros an- La Ilustración nos motiva a considerar las
tepasados de la edad oscura. Pasa que la defensa evidencias que van en contra de nuestras creen-
por la ciencia, la razón y el humanismo debe cias, siendo más útil prestar atención a quienes
empezar por valorar el progreso humano9. discrepan que prestar atención a quienes están
Seguramente, el lector estará de acuerdo que de acuerdo con uno.
la salud es mejor que la enfermedad, la abun- Es evidente que la influencia de comunica-
dancia mejor que la pobreza, la paz mejor que dores sociales en medios masivos con poco
la guerra, la seguridad mejor que el peligro, la o ningún conocimiento científico ejerce una
libertad mejor que la tiranía, el conocimiento dirección al pensamiento de las masas, sumer-
mejor que la ignorancia10, la democracia mejor giéndolas en las modas del momento.
que la autocracia o la teocracia, la igualdad de Hoy se percibe un desencanto muy grande
sexos mejor que la discriminación, la protección entre mucha gente con la ciencia y la raciona-
de minorías mejor que la exclusión, la libertad lidad, porque identifican al racionalismo con
de expresión mejor que la censura y las eleccio- males de nuestros tiempos como el holocausto
nes libres son también mejores. judío y la bomba atómica. Es verdad que, sin
No obstante, nuestros días han visto una ciencia y tecnología, no hubiera sido posible la
arremetida de la irracionalidad que incluye el bomba atómica o el holocausto, pero también es
movimiento anti vacunas, la negación del cam- verdad que, sin ciencia y tecnología, no vivirían
bio climático, la negación de la evolución por más de siete mil millones de personas.
selección natural, el movimiento a favor de la La ciencia tiene la capacidad de corregirse
tierra plana y muchas teorías de la conspiración. por su cualidad de ser pública y critica, por de-
Aunque las explicaciones habituales de estos finición, de modo que otros deben ser capaces
pensamientos absurdos son la ignorancia y la de comprobar y replicar los resultados de los
pereza intelectual (es más fácil creer en una investigadores. Entonces, si la ciencia da lugar
tontería porque no requiere esfuerzo para pen- a errores y catástrofes, ella misma es capaz de
sar, mientras que una verdad científica requiere ofrecernos las soluciones.
tiempo y sacrificio para entenderla), también es Jesús Mosterín solía decir que la vida es muy
culpable el sistema educativo que promueve el breve y una de las pocas cosas que podemos as-
relativismo y el analfabetismo científico. Empe- pirar en esta vida es a vivir con los ojos abiertos
ro, según Steven Pinker, una mejor educación es y ya que vamos a vivir poco, pues es mejor no
solo una parte de la solución. vivir como atontados y dormidos. Conviene
tenerlo presente.

9 Pinker, S., op. cit.


10 Ibid. 11 Pinker, S., op. cit.

Revista Percontari 69
Contrafactuales
Emilio Martínez Cardona

L a historiografía contrafactual ha sido practicada desde


Churchill a Nabokov, pasando por Toynbee y Maurois.
El primero imaginó qué habría pasado si se hubiesen con-
solidado los Estados Confederados de América; el segundo
soñó una Antiterra donde el imperio zarista conquistó parte
del Nuevo Mundo e impuso la prohibición de la electricidad.
Por su parte, el autor de A Study of History postuló una
hipotética captura de Constantinopla por los vikingos, que
alteró el curso de los siglos venideros. Mientras que Maurois
especuló sobre lo que habría sucedido si Luis XVI hubiera
tenido “un átomo de firmeza”.
La discusión en las ciencias sociales sobre la utilidad de los
contrafactuales se vuelve menos relevante en el plano literario,
donde podemos entregarnos sin mayores excusas al puro pla-
cer de imaginar, por mera pasión demiúrgica y humorística.
En las páginas del libro Reinvenciones (Editorial 3600), he
intentado bocetar fragmentos de una historia alternativa de
las letras universales, a veces alterando la biografía de los au-
tores y en otros casos sustituyendo la interpretación habitual
de las obras por otra radicalmente diferente, con la ayuda de
un corpus de críticos ficticios que operan esa transmutación
herético/hermenéutica.
De ahí que en sus páginas Julio Verne y Herman Melvi-
lle escriben a cuatro manos la historia sobre la persecución
a Moby Dick a bordo del submarino Nautilus. Mishima se
convierte en dictador del Japón. Robinson Crusoe descubre
que Viernes en realidad es Jean-Jacques Rousseau. Sancho
Panza es sustituido por un escudero aymara. Jaime Sáenz se
cartea con el ocultista Aleister Crowley. Alcides Arguedas
llega a la presidencia de Bolivia. El monstruo de Frankenstein
reaparece en la guerra de independencia de Grecia.
Biyu Suárez Céspedes, comentarista del libro en la pre-
sentación realizada en la FIL Santa Cruz 2018, ha compa-
rado estos ensayos contrafactuales con los juegos de lenguaje
descritos por Gianni Rodari en su Gramática de la fantasía:
“Claves para llevar al lector a repensar conceptos potentes,
para ser capaces de responder a la pregunta: ¿Qué hubiera
pasado si…?”.
También encuadra Reinvenciones dentro del estudio de “la
nanofilología, que se ocupa de textos minúsculos, explorando
el mundo de la narrativa abreviada, reducida y condensada”.
Más allá de la dimensión lúdica, los contrafactuales o ucro-
nías (del griego “en ningún tiempo”, según el término acuñado
por el filósofo francés Charles Renouvier) pueden contribuir
al aprendizaje de la causalidad de los hechos históricos.

70 Revista Percontari
Psicología de la Historia
Roberto Barbery Anaya

L a Psicología de la Historia es una especie todavía insos-


pechada.
Una de sus manifestaciones más impunes es la transforma-
ción del individuo en Estadística –sobre todo a la hora de contar
muertos.
Tiene conductas típicas –por lo demás, se trata de arquetipos
culturales.
En el caso de Lenin, resulta oportuno citar la impresión de
Paul Johnson:
“Tenemos que suponer que lo que impulsó a Lenin a
hacer lo que hizo fue un ardiente humanitarismo, afín al
amor de los santos por Dios, pues no padecía ninguno de
los defectos usuales de los ambiciosos políticos: no tenía
vanidad, ni consciencia de su importancia, ni compla-
cencia evidente en el ejercicio de la autoridad. Pero su
humanitarismo era una pasión muy abstracta. Abarcaba a
la humanidad en general, pero según parece sentía escaso
amor, o siquiera interés, por la humanidad en particular.
Veía a las personas con quienes trataba, sus camaradas, no
como individuos, sino como receptáculos de sus ideas”.
En el caso de Trotski, resulta elocuente la opinión de Robert
Service:
“Él era más bien un planeta impersonal que arrastraba
satélites a su órbita gravitacional”.
La Psicología de los fieles también es reveladora, como sugiere
Orlando Figes:
«El dominio de Lenin sobre el partido tenía más que
ver con la cultura del partido que con su propio caris-
ma. Su oratoria era gris. Le faltaba brillantez, el pathos,
el humor, las metáforas vívidas, el color o el drama de
un discurso de Trotski o de Zinoviev. […] Potresov, que
había conocido a Lenin y trabajado con él desde 1894,
explicó su atractivo como un curioso “poder hipnótico”:
“Sólo a Lenin se le seguía incuestionablemente como al
dirigente indiscutible; sólo Lenin era ese fenómeno raro,
particularmente en Rusia: un hombre de voluntad férrea
y energía indomable, capaz de infundir una fe fanática
en el movimiento y en la causa, y poseído por la misma
fe en sí mismo. Hubo un tiempo en que yo también me
quedé impresionado por la fuerza de voluntad de Lenin,
que parecía convertirle en un “dirigente elegido”».
Para un Epílogo de la Piedad Revolucionaria.
En relación al libro de Johnson, es conveniente advertir
que, además, el título tiene un alcance significativo: Tiempos
modernos.
Revista Percontari 71
Mediodía y eternidad
P. A. F. Jiménez

La voz del más allá favorece, incluso cuando viene con una tormen-
ta. ¡Así de largas son sus alas! Mi águila es una
¡Con razón no escribí esto antes! No estaba criatura tierna a su lado, he de confesar.
listo. El mundo tampoco. Pasaron siglos antes Hoy soy uno con el espíritu del bosque6. Todas
de que mis ojos volviesen a ver la luz del día. sus criaturas son bienvenidas entre mis árboles.
Y, como entonces, no son lo suficientemente –Menos el hombre, ¡a ése infeliz que mandé
fuertes para soportarla. ¡Así de deslumbrante es a matar tantas veces sin éxito! Hay que saber
la vida! morir con honor. Hasta Dios se resistió menos.
Pese a las creencias que abrigaba en ese La manía de los bajos espíritus es perdurar en el
tiempo, traía la vida misma al servicio de mi mal. De aquí que los demonios luzcan podero-
pensamiento. Un pensamiento que caló en la sos. Es parte de su ridícula seducción.
historia. Uno eterno y necesario, cuya sombra Así comenzó Dion su obra maestra. «Es
siempre me acosa. tiempo», pensó. «La tierra tiembla, los cielos se
Predije mi retorno: volvería “sólo cuando de agitan y se funden en agua las nubes»7. Hoy «la
mí ya hubiesen renegado”1. Yo, el espíritu más musa de la historia pronunciará oráculos»8, dijo
ligero, burlón y danzarín2 de todos los tiempos, Suma madre.
vengo a deciros el gran secreto: «El espíritu uni- La naturaleza rugió ese día. La gente conocía
versal se sirve de la vida de los hombres incluso esos rugidos con el nombre de «rayos». Pues
cuando éstos parecen luchar en su contra». bien, ¡rayos y rugidos desprendía Dion de su
Tanto renegué contra el más allá, rogando pluma como un dios! Su alma cantaba y bailaba.
religiosamente que nuestros instintos pisaran Una actitud que, en ese preciso momento, nadie
el más acá. ¡Con tanto furor maldije a todos podía si quiera detenerse a comprender. Nunca
los grandes espíritus! Y ahora vuelvo a ustedes lo habían hecho. Hoy no sería diferente.
precisamente en forma de espíritu. El gusto del Dion, amo de los bosques, señor de las ca-
hado no carece de ironía. vernas y de los animales indómitos, gozó la
«La fruta sin madurar no atrae a los pájaros. privacidad inaudita que la Ciudad, ¡ésa curiosa!,
Sólo acuden cuando se vuelve dulce»3, pensé le propiciaba por primera vez. Hoy todos aguar-
sonriendo. Mi árbol, aquél solitario que en otro daban la muerte; nadie salió de casa. El silencio
tiempo subió a la montaña, elevándose muy por imperaba. Era admirable. Hermoso. ¡La obra
encima del hombre y del animal4, hoy baja de del hombre, en su ausencia, no es tan mala!,
nuevo a cobijar a los pájaros más libres, más pensaba Dion a carcajadas.
audaces, más sí-mismos. Esas aves que en otro Él, ¡el gran solitario!, decidió redactar el futu-
tiempo estuvieron cegadas, sin que por ello ro de la humanidad en medio del caos, en su úl-
cantasen mejor, ¡hoy están hechas y derechas! timo ocaso. Su montaña no estaba a su alcance:
Listas para mi gran regalo. Este hoy no es de estaba desgarrada por las lágrimas de Vulcano.
la plebe5.
¡Por fin conoceré a mis auténticos hijos, mis
espejos lisos! A esos a quienes el viento siempre 6 Recuérdese Miyazaki (1997). El espíritu del bosque:
aquél dios de la vida y de la muerte que yace al servicio de
la Tierra, de la naturaleza y de los dioses, para ironía de
1 Nietzsche (2016: 146). Nietzsche. Dion es, pues, la evolución de Nietzsche: es el
2 Ibíd. p. 462. espíritu del bosque. El fruto maduro. El que incorpora a
3 Oshii (2004). la divinidad sin tener que martillarla primero. Su trabajo
4 Nietzsche (2016: 92). crítico ya fue realizado. Es tiempo de construir un reino
5 Como lo era cuando Nietzsche regaló al mundo Así ha- mejor sobre aquellas ruinas.
bló Zarathustra. Si bien «hoy», en sentido histórico, sigue 7 Véase Eliade (1974: 123). Estas palabras anuncian la
siendo la era del mercado y de la plebe, el «hoy» del que presencia de Yahvé en la historia, cuando dicta sus leyes a
habla Dion sucede in illo tempore, lugar de los héroes. Moisés.
Véase Eliade (2015). 8 Emerson (2014: 47).

72 Revista Percontari
Su última tarea era escribir lo que ese día suce- turnos no son más que breves respiros que se
dería, a sabiendas de que sus palabras podrían permite antes de entregarse de nuevo a Morfeo.
perderse en el calor de las circunstancias o en el Si el mundo gira, si el viento sopla, es porque
eterno soplo del olvido. él lo quiere. Su trabajo es infinito. Pero lo reali-
za en otro tiempo: en el tiempo eterno. En sus
El fatum de la ciudad sueños, pertenecientes a este reino, solía hablar
a los oráculos. Esta vez, para milagro, se comu-
Dion jamás escuchó a los oráculos. Hoy extra- nicó con todos al mismo tiempo y con las mis-
ñamente se sentía tentado a hacerlo. Ellos so- mas palabras de fuego. Esa coincidencia magna
lían enseñar públicamente que Vulcano era un era el primer atisbo que marcaba el tiempo
Dios paciente. Como un león con el estómago sagrado. “Cuando reine el común acuerdo entre
lleno que deja jugar conejos a su alrededor. La los portavoces de Dios, ¡temed mortales!, pues
Tierra podía inundarse y él no se inmutaría. Era la Verdad sólo se revela allí donde no deja ras-
hijo suyo y mensajero del Uno. Por eso siempre tros”: rezaba el mito de la Ciudad. Nada creía,
estaba mudo. por supuesto, que tal verdad existiese.
Sin embargo, todos en la Polis sabían, desde En toda Polis el común acuerdo es el deseo
niños, que el dios del fuego era de temer. Así del otro10. Todos buscan persuadir. En Peithein
como nos regaló su chispa para que nos hiciéra- recae el poder11. Los oráculos eran expertos en
mos divinos, amos de la naturaleza, también nos este juego. Pero, en verdad, jamás se ponían de
obsequió una promesa impresa en la eternidad acuerdo. Como los políticos. Hoy, sin embargo,
de sus llamas: «Un día, despertaré». todo parecía diferente.
Cuando lo haga, la espada de la Justicia9
estará en su mano derecha. Vulcano juzgaría lo Las palabras de Gea
que el hombre ha hecho con su regalo. Si no es
de su agrado, desataría su cólera; de la que, por Día antes, la profecía completa, una suerte de
supuesto, sería deshonroso escapar. El fuego di- contrato social, sólo asequible para los iniciados
vino quema el alma sólo para purificarla. De sus en los misterios de Vulcano, había sido recitada
cenizas nacería un nuevo hombre y un nuevo ante el pueblo por vez primera por los oráculos.
dios. Así rezaba la leyenda. Mientras las mujeres semidesnudas hablaban,
Vulcano siempre dormía, pero su actuar no sudaban frío, temblaban de miedo y lloraban de
era invisible. Nada pasaba sin que él lo decidiera felicidad.
y aprobara. Era el Dios muerto que regía a los La reunión no podía esperar. Era en el templo
vivos, con indiferencia sepulcral. Dormido, no secreto. El pueblo entero debía ir allí a contem-
escuchaba súplica alguna. Y una vez despierto, plar ¡El gran despertar! Suma Madre, máxima
su mortífero aliento de azufre desanimaba hasta sacerdotisa de Vulcano, convocó a los oráculos a
al más valiente. cumplir su misión: conducir al pueblo en tiem-
Los ciudadanos tenían un altar en las faldas pos de crisis. Generaciones enteras se habían
de la montaña de fuego. Ahí le rezaban y ofren- entrenado sin tener la oportunidad de cumplir
daban sacrificios, siempre en vano. No sabían si tan loable ritual. Tenían suerte. Mas su fortuna
sus plegarias servirían, pero había la posibilidad les cobraría la vida.
de que Vulcano escuchase entresueños. Esa era –Saben el procedimiento. No me defrauden
toda la razón para los rituales. –dijo la sacerdotisa antes de marcharse de la
Afortunadamente, durante nuestra era, nada Ciudad. En contra de lo que el Arconte creía,
pasó. Cada mil años, empero, se escucha sobre ella estaba destinada a salvar la memoria de la
algún falso despertar. Se dice que los huraca- Ciudad, no él.
nes son ronquidos del gran dios. Su sueño es
profundo. Y en realidad sus movimientos noc- 10 Recuérdese la dialéctica del amo y del esclavo de Hegel.
Lo que desea el hombre es el deseo del otro: su recono-
cimiento. El reconocimiento, en el mejor momento de la
Polis, no se da a través del linaje ni de Dios, sino a través
9 Nietzsche (2016: 314-5) mismo asocia la espada de la del reconocimiento de la razón del otro: o sea, de la per-
justicia al gran mediodía, con la transformación del hom- suasión.
bre. 11 Véase Arendt (2015).

Revista Percontari 73
Los oráculos dijeron al pueblo que Suma pueblo no era salvaje ni civilizado. Estaba en un
Madre había pasado al más allá sin dejar rastro estado intermedio por su incesante nomadismo
alguno. Que ellas mismas fueron testigos. Y que y por su apego a la agricultura y el pastoreo. No
su sacrificio develó el mensaje más importante obstante, la sabiduría que guardaban aquellos
que la historia les había confiado: hombres era más conocida aún. Los oráculos
¡Pronto ocurrirá! Quien tenga oídos, oiga. «El solían decir que aprenden sus artes de la misma
mundo civilizado acabará. Los salvajes vence- fuente. En su tierra, eran llamados profetas.
rán»: así lo quiere Gea, a quien quemamos hasta Aetos el rojo, un herrero de la Ciudad cono-
el aura que la abrigaba. Vulcano, su hijo, en un cido por su parentesco con estos hombres, salió
día despertará. a recibirlos:
A raíz del sentimiento numinoso12 suscita- –¡Qué hacéis aquí, hombres del desierto!
do en aquella ceremonia, Abasi convocó a la Llevad vuestra brujería a otro lado. Aquí ya
Asamblea en el altar rojo al amanecer del día tenemos bastante. Nuestro pueblo está sumido
siguiente. En el fondo, él quería demostrar la en caos. Venís en mal momento, extranjeros.
falsedad de tales profecías. ¡Y qué mejor manera –Venimos a tiempo, me temo –aseguró Ad-
de hacerlo que reuniendo al pueblo ante la su- mes, el oscuro, mirando a su alrededor y al cielo
puesta amenaza! con impaciente fervor.
Esa noche nadie durmió. Temían encontrarse –Por favor, déjanos hablar con el Arconte de
con Vulcano allí, en su mundo. En cambio, los la Ciudad. Tenemos noticias importantes que
mitos de nuestros ancestros cobraron vida en comunicar –dijo Eudor, el más joven. Numa,
cada hogar. Todos recordaron al dios de la natu- con bastón en mano, exigió hablar también con
raleza y los infiernos. Sobre todo, a su promesa. el jefe de la Ciudad.
Las almas puras tampoco se sentían tranqui- –¡Qué atrevimiento! Están en una Ciudad
las. Sabían que la naturaleza era ciega; la justicia libre, estimados invitados –le respondió Aetos–.
humana no los protegería del fuego divino. Una Yo soy un gobernante más aquí, y si así lo deseo,
espada de paja no puede contra una de oro. ustedes no pasarán. –Entonces los guardias
La cólera de un dios no distingue responsable. apretaron sus armas.
Todos sus hijos sufrirían por igual, o eso creía Los tres hombres levantaron sus velos. Ae-
el pueblo. tos quedó impresionado. Pudo reconocer sus
propios rasgos en aquellos rostros. Pero lo que
La revelación lejana más lo inquietó: el brillo místico que relucían
sus ojos era el mismo que los oráculos tenían en
Al amanecer, cuando ya todos se habían reuni- tiempos sagrados. Sello único de las estirpes al
do religiosamente debajo de Vulcano, apelando servicio de Dios. No obstante, Vulcano endure-
a su piedad, tres viajeros se hicieron presentes, ció su corazón y lo hizo hablar así:
tocando las puertas de la Ciudad. –Es mi deber salvaguardar el bienestar de la
Los muros sólo se abrían para luchar contra Ciudad. Si su presencia desatará un alboroto
los salvajes o para recibir comerciantes ricos y más, por favor, ¡retírense ya! No tenemos oídos
a la nobleza de reinos aliados. Una visita sin para malas augurios. Lo que quieran decir, dí-
anuncio usualmente no era bienvenida. ganlo ahora y vuelvan a su desierto. Su obliga-
Los ciudadanos retrasaron la Asamblea para ción es con otro dios.
verificar de quién se trataba. Eran tres magos13, Entonces Admes dijo sin más:
con abundantes ropas y ojos profundos. Su tribu –Hemos tenido una revelación: La última ci-
era conocida: eran los errantes del Dios-vivo. Su vilización perecerá a menos que decida escuchar
y actuar a tiempo.
–Nosotros somos la voz del espíritu que yace
12 Véase Otto (2005). Lo numinoso es lo santo menos su
aspecto moral y racional (p. 14). Es la esencia de la divi-
enmohecido por las costumbres y vicios de su
nidad. Y está más allá del bien y del mal. gente 14
. Por favor, déjanos hablar en frente del
13 Recuérdese El mago de Nietzsche (2016). Según Carras-
co Pirard (2002: 139), el mago es el penitente del espíritu,
aquél que finge ser grande sin serlo. Ésa es la visión del 14 Recuérdese el espíritu del pueblo (Hegel, 2001). Éste
Zarathustra, por supuesto; no la de Dion. yace subordinado al espíritu universal. Podemos postu-

74 Revista Percontari
pueblo. Somos su última esperanza –insistió dignidad. No poder cazar para un lobo significa
Numa. morir. Moira quiere vengar la impiedad de sus
–¡No! La ignorancia de los ciudadanos es leyes. En su reino hasta el más poderoso tigre y
infinita. Les escucharán: y todo empeorará. la más mísera hiena se alimenta con vigor, ¿por
Los ídolos vienen vestidos con elegancia para qué en el suyo no?
fascinar y con harapos viejos para ganar nuestra –¿Moira viene en camino con sus ejércitos
confianza. «El diablo es piel»15. ¿Cómo sé que de salvajes? –preguntó una de las ciudadanas,
Yahvé mismo, quien les habló, no está también aterrada.
al servicio de los suyos? –resistió Aetos. –De hecho, sabe que frente a sus muros per-
Los profetas perdían paciencia. Admes, el dería. Decidió hablar en sueños con su herma-
oscuro, se acercó lentamente y posó su mano no, Vulcano, para que sea él quién los expulse de
sobre su mejilla. Aetos quedó inmóvil, sin pala- su reino. Ella los esperará en las afueras. Están
bras. Ése era el toque del mago. Se decía que los rodeados. Los salvajes aguardan con hambre de
profetas tenían el poder de paralizar el espíritu, fiera y justicia ciega –terminó de hablar Numa,
dejarlo en paz. Si Vulcano dormía era por el suscitando lo que justamente Aetos no quería:
toque de Yahvé. pánico.
Aetos, hipnotizado, llevó a los viajeros al altar Pan también estaba al servicio de los suyos.
donde yacía el pueblo reunido en Asamblea. Los Gozaba del miedo que suscitaba. Ni las ninfas
portadores de la gran noticia llegaron con el sol acudirían en su ayuda esta vez. ¡Ellas estaban
a sus espaldas, luz que, según la profecía, podría más molestas que los mismos profetas! Sólo
sacar a la humanidad de su eterno letargo. Esa una de ellas, Egeria, quien era fiel a su amado
luz, sin embargo, aún debía ser confirmada por médium, Numa, decidió ayudar al hombre y a
un segundo atisbo. La aparición de una criatura su legado civilizado por segunda vez.
divina, mitad humana, mitad animal. Tal bestia Los pobladores dejaron de recibir los buenos
alada, por fortuna, seguía oculta. El miedo de consejos y pensamientos elevados de los espíri-
los ciudadanos la buscaba y así la invocaban. tus que rodeaban antaño la Ciudad. Los ángeles
–¡Bienvenidos sean! –dijo el Arconte entre los se habían marchado, excepto tres. Aparte de
susurros desconfiados de los ciudadanos–. ¿En ellos, sólo quedaron demonios del miedo y de la
qué podemos servirles? desesperación. Era una lucha desigual. Legio-
Numa se dirigió a los corazones de la gente: nes de demonios, ¡miríadas de ellos!, mezclados,
–Una gran amenaza ronda sus murallas, ciu- molestándose mutuamente en su marcha. Ellos
dadanos de hierro. Moira, la loba más grande, contra cuatro ángeles y una ninfa, infinitamente
la diosa de este bosque, ha reunido a sus clanes más poderosos.
y prepara su último ataque. La ofensa que ha El aire estaba viciado: el viento no soplaba.
recibido es imperdonable. Hasta los animales y las plantas parecían ha-
–¿Qué ofensa?, reprochó Abasi, incrédulo. ber perdido su vitalidad. Ni los niños reían. Y
–San, su única hija humana16, entró en su hasta los oráculos perdieron su poder. El último
Ciudad hace unos días, al parecer, en búsqueda mensaje que recibieron, pues, fue el de su propia
de comida. Ella no tiene ni sabe lo que es el di- muerte.
nero; por eso nadie quiso dársela. Entonces robó
un cerdo ejemplar, todavía vivo. Cuando fue La Asamblea del destino
aprehendida y enjuiciada bajo sus leyes, perdió
las manos en castigo. Así volvió a su hogar: sin El Arconte se apresuró en calmar los ánimos
del pueblo, diciendo:
lar que el espíritu del bosque es un intermedio entre el
–Hemos escuchado tanto a nuestros oráculos
del pueblo y el general. No es el espíritu de la naturaleza como a nuestros invitados del Oriente. Ahora
como tal, sino de un bosque en específico, en el cual rige vemos que la profecía no se refería únicamente
la vida y la muerte. ¡Ése es el dios que baila a través de a nuestros portavoces, entre quienes el común
Dion!
15 Nietzsche (2016: 431).
acuerdo es ya un milagro. Ciudadanos: ¡hoy no
16 San, la princesa Mononoke, es la hija de Moro en Miya- podemos actuar como solemos! Si la fatalidad
zaki (1997). Es indispensable ver esta película para com- nos aguarda, cada segundo pone en riesgo la
prender este diálogo.

Revista Percontari 75
vida de nuestra Polis y la de nuestros hijos. Ha- muertos para traer más muerte? ¡Qué falta de
blen con premura. respeto a la vida! Digo, ¿cómo sabemos que
–¡Ése es precisamente el problema! –alzó nuestros antepasados tomaron la decisión de
la voz un hombre desde atrás–. Si la fatalidad irse a tiempo? Si no lo hicieron, seguro fue por
es tal, no hay forma de evitarla. En estas cir- gente de tu clase. Conocemos nuestra historia
cunstancias, poco importa si tocamos la lira o sólo mediante nuestros antepasados. Sólo sa-
corremos en estampida. bemos lo que de su pluma se derramó. ¿Cómo
El silencio los invadió súbitamente. La con- saber si antes de ellos no hubo mejores?, ¿ellos
fusión reinaba. Había quienes se dedicaron a nos lo dirían? Heredamos la historia del único
pensar sobriamente la situación y quienes no pueblo que pereció. Y ese desgraciado nos hizo
podían sobreponerse a su miedo. Por fin, uno creer que en cada ciclo moría la civilización en-
de los profetas dijo: tera. ¡Muy buena excusa! No es difícil escribir la
–¿Por qué se reúnen entonces? –preguntó historia una vez que pasó. Algún sobreviviente
Eudor sonriendo. y letrado quiso darle el prestigio y la gloria que
la Ciudad merecía en su entender: ¡Y entonces
–Es un artilugio del Hado –le respondió con
escribió la historia a su antojo! Es posible que
pena otro ciudadano–. Nos retiene aquí, ha-
existiesen pueblos más gloriosos aún, que tuvie-
ciéndonos creer que no hay salida: ¡todo para
ron el suficiente instinto sano para huir cuando
que así sea! Mientras discutimos, cumplimos la
el peligro acechaba a su puerta. ¿Quieres apren-
profecía.
der de los muertos? ¡Bien! Primero distingue
El extranjero no podía creer las palabras que quién está realmente muerto. El que escribió la
allí se vertían. La Ciudad de Hierro, pionera historia de tus ancestros está, en realidad, muy
en desarrollo y cultura, hablaba sinsentidos en vivo en tu corazón. Los verdaderos muertos no
su Asamblea, en el momento más decisivo de llegaron a escribir, o lo que escribieron se perdió
su existencia, poniendo en riesgo la herencia para siempre. Ellos también hablan, con el len-
histórica del hombre civilizado. ¡Cuánta irres- guaje de la ausencia y del silencio. Aprende a oír
ponsabilidad!, pensó antes de decir: anciano, nunca es tarde–. Luego de un silencio
–Ustedes saben que la profecía no miente. avasallador, continuó:
Saben que el final se acerca, ¿y se reúnen en los –Empatizas con el pasado y con la historia,
pies de su destino para contemplarlo sin luchar? ¡porque tú pronto serás pasado e historia! Y
–No es la primera vez –le respondió un an- quieres que alguien escriba tus palabras vertidas
ciano con voz delicada–. Nuestros ancestros aquí, que alguien diga: “Él, el anunciador de
perecieron por la furia de Vulcano, escapando. la gran fatiga19, tenía razón”. Poco te importa
Se cuenta que las cenizas y el humo tóxico de su invocar a la muerte y al desasosiego con tal
aliento infectaron toda la tierra y el agua. Mu- de alargar tu mísera vida. Para eso quieres el
rieron de inanición y envenenamiento en lugar recuerdo. Veo detrás de tus ojos tiernos. Eres
de hacerlo por las llamas. Es la maldición de malévolo y egoísta. Ojalá la lava te alcanzase a
nuestro pueblo: Siempre ir por delante del res- ti, ¡deshonesto! Y, por favor, en tu partida, no
to, gozar y vivir al máximo. Y morir a la misma contagies pesadumbre y desesperanza, propias
altura. Los sabios de antaño creían que era una de quien tiene la muerte cerca. ¡Aléjate junto
forma en que la Naturaleza regulaba a nuestra con ellas, llévatelas lejos! Aquí queremos vivir.
especie. «La muerte y la vida, la creación y la
El anciano entonces se paró y se retiró. Su
destrucción, son dos caras de un mismo fenó-
rostro abatido y su moral destrozada lo acom-
meno…»17, decían. Que pase, pues, lo que tenga
pañaron en sus delicados pasos. La malicia de
que pasar –dijo con resignación. Dion había sido efectiva. Gracias a la libertad
–Todos los suelos quieren abrirse, ¿mas la conquistada en aquél pueblo, nadie osó contra-
profundidad no quiere tragarnos?18 ¿Ese es tu decir las palabras del gran solitario, que pocas
alentador mensaje? ¡Bribón! –gritó con des- veces hablaba.
precio Dion–. ¿Cómo te atreves a invocar a los

19 Véase El adivino en Nietzsche (2016). Este anciano re-


17 Carrasco Pirard (2002: 137). presenta lo que en otro tiempo fue la última tentación de
18 Cita adaptada de Nietzsche (2016: 229). Zarathustra: la compasión.

76 Revista Percontari
–¿Qué propones tú? –le preguntó Eudor, tos, inspirados por nuestra fe?22, como decía uno
indignado. de los ciudadanos.
–Si vamos a invocar a la historia, que sea en –¿Cómo podríamos hacer estallar un Volcán?
provecho de la vida20 –respondió Dion, dándole –contravino con ironía el Arconte.
la espalda, como quien acaba orgulloso su tra- –Tal como ahora –dijo Aetos–. Creamos leyes
bajo. que favorecen a los ricos. Destruimos la natu-
A pocos kilómetros debajo el volcán, se en- raleza para nuestro provecho. Echamos por la
contraba el pueblo esperando la deliberación. borda nuestros valores y virtudes. Somos buenos
Cuando vieron pasar a Dion por su lado, se que- para discutir, aparentar. Creamos un imperio de
daron boquiabiertos. Para empezar, el señor de cristal. Uno que corta profundo, como a San.
los bosques jamás participaba en la Asamblea. ¿Nadie se compadeció de esa chica? Compañe-
Pero lo más sorprendente: nadie abandonaba ros míos, ¡merecemos la furia de Vulcano!
la Asamblea en medio de una deliberación. –¡Nadie compadezca, hermanos míos, supe-
Nunca. ren su prueba! Yo pedí a Vulcano que devore
Mientras caminaba, Dion sonreía burlona- al hombre con sus llamas. Al parecer, no es un
mente, aumentando su oprobio, confirmando lo dios tan sordo como creíamos. Moira habló y él
que decían las malas lenguas. Pero su sonrisa no escuchó. ¿Sospechó alguien que son hermanos?
era de maldad, sino de felicidad. La vida estaba ¿O que yo soy su hijo? ¿Acaso no soy también
de su lado. yo un hombre superior que debe perecer? No
En medio la asidua discusión, allí en la Asam- habló de mi carne, sino de mi espíritu. Con él,
blea, Aetos tomó la palabra con seriedad: una era morirá. Debe dar paso al superhombre.
–Hasta que la bestia del destino no aparezca, ¿Quién será? Todo aquél que gane el derecho de
este puede ser un hermoso día más. Así no des- vivir tras esta fatalidad. Los demás, quédense,
perdiciamos fuerzas. Actuemos con altura. Si la Gea se los agradecerá. Pues «no hay herrero en
profecía ha de cumplirse, de nada sirve que nos el mundo que pueda arreglaros y enderezaros
mandemos a correr. ¡Que nos encuentre, pues, como yo quiero. […] ¡Leones rientes tienen que
haciendo lo que mejor nos describe!: deliberar venir!»23
en Asamblea21. Otras ciudades habrían sucum- Nadie entendía cómo Dion podía hablar a
bido a causa de incendios, saqueos y violaciones, las mentes, a través del viento. Aunque hablaba
hijos del pánico, incluso antes de la calamidad. a todos, no hablaba a nadie24. Los profetas sí,
¿Dicen que Vulcano endureció nuestros corazo- ellos solían hacer lo mismo en tiempos excep-
nes? ¡Bien! Mostrémosle lo duros y resistentes cionales. Hablar con fe al corazón. Esas eran las
que son. ¡Los valientes no huyen! –El discurso reglas del mediodía.
de Aetos calmó a más de un desesperado y el La prisa y la ansiedad general no dejaron
aire se hizo más liviano. que la voz de Dion se escuchara del todo. Algo
–Señores, preguntó Abasi, ¿quién se ha demoníaco se aproximaba a la Asamblea. Nu-
preguntado, honestamente, si hacemos bien al blaba los ojos y engañaba a los oídos. Incluso
confiar en la profecía? ¿Nadie pensó que, quizá, los profetas dudaron de que se haya tratado de
nosotros las hacemos realidad con nuestros ac- la voz de Dion en vida. «Quizá ya está muerto»,
pensó Numa. «O es uno de los nuestros», repu-
so Admes.
20 Nietzsche (2002: 18).
21 La Ciudad de Hierro, como contraposición al resto de «Si realmente va a despertar, debemos estar
hombres «salvajes» (buenos o malos), representa el últi- listos. Debemos realizar el ritual. Seré el Arcon-
mo refugio de la civilización. Y lo que caracterizaba a la te al mando cuando Vulcano aparezca. Debo
civilización, para los griegos, era que resolvían sus pro-
blemas hablando. No con violencia, a la manera de los
representar a la Ciudad de Hierro y darle la
bárbaros. Así, para Nietzsche, no habría nada más de- bienvenida», pensó el Arconte antes de decir:
cadente que encontrar una ciudad en la que se pongan
a «deliberar» ante su muerte inminente en vez de huir.
Aquí se representa la tiranía de la razón sobre el sano 22 Este es el Efecto Edipo. Para una breve diferenciación
instinto, pues atenta al estadio más básico de la voluntad entre profecía y predicción, véase Popper (2014: 172).
de poder: el instinto de supervivencia. La cultura aquí se 23 Nietzsche (2016: 445).
impone al hombre, busca sobrevivir a pesar de él, incluso 24 Véase la nota de Andrés Sánchez Pascual a Nietzsche
mediante Dion. (2016: 450).

Revista Percontari 77
–Sometámoslo a votación. Quien quiera irse El Arconte creía, claro, que todos decidirían
tiene derecho. Quien quiera quedarse es libre de aguardar el Gran despertar. Mas para que todo
hacerlo también –dijo preparando la urna. lo acontecido trascienda en verdad, los profetas
–¿Por qué se han reunido, hombres libres, de debían escapar y escribir la historia. Así conse-
corazón de hierro? –insistió Eudor–. ¿Por qué guiría la Ciudad de Hierro la inmortalidad, el
no se dispersaron por la mañana, unos yéndose, árbol más preciado del Edén. En cambio, si los
otros quedándose? Señor Arconte, ¿cómo su ciudadanos y sabios huían, creía el Arconte, la
decisión mejora la situación? Si la Ciudad está muerte los encontraría de todas formas, y sería
desorientada, ustedes están para guiarla, ¿no es una gran deshonra frente al pueblo y los ex-
así? Bien, ¿estáis ya todos orientados? ¿Saben tranjeros. La historia se perdería en las infinitas
con seguridad qué decisión van a tomar? horas de la eternidad por ser indigna. Morirían
–No hay tiempo que perder –dijo el Arconte, en verdad. «A la muerte sólo se la vence abra-
furioso. Y continuó sus preparativos. zándola, agradeciendo su labor».
–¿Es ésta la última y la mejor democracia que –Vulcano endureció tu corazón27 –insistió
el hombre creó? ¿Una masa de hombres desespe- Numa, entreviendo el espectáculo que sucedía
rados25 que sublima su miedo colocando su voto en la cabeza del Arconte: Egeria, su amada, lu-
en una urna para luego hacer lo que su miedo le chaba contra un demonio sin rostro que chupa-
dicte? ¿Para qué votar? ¿Por qué no dispersarse ba la energía del Arconte, incitándolo a la gloria
ahora y entregarse el pánico? –dijo Eudor, por- del mañana, haciéndolo olvidar el presente.
fiado en su misión. –Su llegada, extranjeros, sólo trajo más deses-
–Son las reglas de la Ciudad, extranjero, res- peración –intervino Aetos con rabia.
pétalas y hónralas, pues no te pertenecen –soltó –La desesperación ya estaba en ustedes –con-
Abasi. trarió Numa, viendo cómo la Asamblea era
La presión general aumentó y el clima es- invadida por legiones de demonios–. Decidan
piritual se deterioró. La Ciudad, sentía Numa, bien. No se entreguen a supersticiones. Razo-
se entregaba alegremente a los demonios del nen, ¡atrévanse por última vez!
miedo. Inmediatamente dijo: –Escuchen a su corazón –les dijo Admes sin
–¿Creen que vinimos desde tan lejos porque perder la fe.
buscamos retenerlos? Se equivocan. Parte de –Es cierto, dijo Aetos. Todas las decisiones
nuestra visión decía que ustedes no nos escu- que tomamos en Asamblea son meditadas. ¿Por
charían, que no hablarían ni siquiera entre us- qué esta no?, si es la más importante.
tedes, que se dejarían llevar por Pan y sus clanes ¡Porque su propio dios los quiere muertos! –
del inframundo. Tengo la prueba bajo mi brazo. respondió enérgico Numa–. Ese endurecimien-
Estuve todo el tiempo delante de ustedes, no to es obra suya. Cada momento que pasamos
pude escribir esto ahora, al calor del momento. en esta Ciudad, Vulcano nos turba más el alma.
–Sacó un pergamino de sus ropas y lo extendió Pero recuerden: nosotros también estamos aquí,
para mostrárselo al pueblo: en él estaba escrito compartiendo su destino. ¿Creen que vinimos
con lujo de detalles todo lo que iba sucediendo desde lejos sólo por solidaridad mortuoria?
en la Asamblea. Todo. ¡Pensamientos así revelan su miedo, nada más!
Los hombres de hierro rodearon al profeta Si su Hado es tan fatal como dicen, en nada
examinando su escrito con sospecha. De pron- hubiera importado que nosotros viniésemos.
to, el Arconte estalló y dijo: Nuestras vidas serían sacrificadas en vano. Sa-
–¡Ustedes, hombres del este, quieren nuestro biendo nosotros eso, ¿creen que decidiríamos
reino! ¡Guarden su magia para otro momento, aventurarnos a la muerte? Estamos aquí porque
tenemos una historia que salvar! Nuestra Ciu-
dad es la última y la mejor memoria organizada26
que cuenta el hombre.
particulares, haciéndolas competir entre sí en el recuerdo:
escribiendo libros, narrando poéticamente, etc. La polis
25 Los hombres superiores de Nietzsche (2016: 443) son es el lugar de encuentro y registro del conjunto de la his-
“hombres desesperados”. toria humana: por eso es una «memoria organizada».
26 Arendt en Gómez Ramos (2003: 46). La polis democrá- 27 Reminiscencia de Yahvé, quien endurece el corazón de
tica es la única que permite el intercambio de historias Ramsés varias veces en el Éxodo para sus propósitos.

78 Revista Percontari
podemos ayudarlos a cambiar el rumbo de su –Dínosla tú –le respondió Admes.
destino. ¡Aún están a tiempo! –Su Dios es omnipotente y omnisciente. Lo
Después de constatar que todo lo que se decía puede y lo sabe todo. Ahora, si ustedes son
en la Asamblea aparecía escrito en el perga- realmente libres, significa que su Dios no es tal.
mino de los profetas inmediatamente, como si Me explico. Si todos sus actos obedecen a su
un ángel invisible tomara nota, los ciudadanos propia voluntad y no a la de un dios, es decir, si
testigos de tal magia dijeron: su voluntad es autónoma y no heterónoma, hay
–Señor Arconte, disculpe. El pueblo no quie- algo en la creación que su Dios no puede y no
re una votación. Quiere hablar. La bestia alada sabe: sus decisiones y acciones en consecuencia.
parece no querer arribar. Los profetas tienen un Entonces no es omnipotente ni omnisciente.
Dios que habla más claro. Queremos escuchar- La libertad humana niega a su Dios, estimados
lo, luego votaremos. profetas.
«Si supieran cuán oscuro es en realidad»28, se –Dios nos permite esa libertad, ¡ingenuo!
lamentó Admes. El arconte enmudeció de la –repuso Numa–. Él sabe nuestras decisiones.
sorpresa y creyó que los magos estaban hechi- Es más, él juega con ellas sin que dejen de ser
zando las mentes de aquellos hombres. Incluso libres. Es libre quien escucha a su corazón. Dios
se negó a ver el pergamino del destino. Cuando todo lo ha previsto. Pero no todo lo que ocurre
estuvo a punto de hablar, Numa lo interrumpió: va acorde a su voluntad, que es puro amor. El
–La única fatalidad es perder la fe, hombres hombre puede elegir el mal; es la condición de
de hierro. Mientras crean en sí mismos, su su mérito al superarlo.
destino podrá cambiar29. Si se quedan, una Egeria sonreía mientras susurraba esas pala-
muerte segura les espera. Pero, si se van, por lo bras a Numa. Ella era la única fuerza espiritual
menos tendrán el honor de luchar por sus vidas. que todavía obedecía a la voluntad de Dios.
¿Quién está conmigo? –Y varios hombres se le Insufló esperanza a los corazones de los ciu-
sumaron. dadanos de hierro, rompiendo su dureza, ins-
–Si el fatum es ineludible, que los encuentre pirándoles confianza en sí mismos. Así, varios
luchando –continuó Numa–. A veces los dioses se dispusieron a partir junto con los extranjeros.
honran a quienes rehúsan a su voluntad. La fe movía montañas ese día.
–¿Sabe algo, señor profeta? Creo que no lo Aetos se llenó de valor y dijo:
entiendo. ¿Ustedes reciben revelaciones y ense- –Hijos de Vulcano, escuchen mi voz. Saben
ñan a los hombres a que actúen por sí mismos? que yo amo mi Ciudad, no tomaría partido
–le interpeló un joven desconfiado, a quien jamás en contra de ella. Les propondré un reto
Numa dijo: lógico y dejaré que ustedes tomen su decisión.
–¡Por supuesto! Es el auténtico sentido de la Pues eso es lo más importante: obedecerse a sí
Providencia. La salvación sólo es posible para mismo, incluso más que a cualquier profecía.
quien lucha por ella. Este es el dilema:
–A ver. Primero dicen que su Dios sabe lo que Si Vulcano determina nuestro destino, no
va a suceder. Tiene un plan para ustedes. Luego podemos eludirlo. ¡Toquemos la lira!, dijeron
dicen proclamar el libre albedrío. ¿No ven la los ingenuos. Yo no soy uno de ellos. La única
contradicción? –inquirió. forma que tengo de comprobar si algo es fatal
o no, es luchando en su contra. Si logro dete-
nerlo, jamás lo fue. Si no logro hacerlo, ¡recién
28 Más que oscuro, es paradójico (Otto, 2005: 84). Lo nu- se confirmará que el destino era tal! Hasta en-
minoso, según Otto (2009: 33), es lo totalmente otro. He tonces, no hay cómo saberlo. La posibilidad se
aquí el sentido más cabal de la oscuridad de Dios, a la que mantiene abierta. Entonces, les planteo un reto
Nietzsche (2016: 414) también se refiere cuando habla
su Zarathustra con el jubilado, aquél que se quedó sin real: huyamos con los extraños. Si nos salvamos,
trabajo después de que Dios muriera. significará que el destino lo hacemos nosotros y
29 El sentido de la Providencia, para san Agustín, es poder no un dios. ¡Adelante!, huyamos, luchemos por
elegir. Dios no castigaría los pecados de los hombres ni nuestras vidas. Si tenemos éxito, demostrare-
premiaría sus virtudes si no les hubiese dado el don de la
libertad. No hay fatalidad donde hay Providencia. Véase mos la falsedad de la profecía; si no lo tenemos,
Gabriel Riesco: «San Agustín. Padre de la filosofía de la confirmaremos su verdad. Hacer lo primero
historia».

Revista Percontari 79
es inteligente; hacer lo segundo es honorable. gullo y el miedo son demonios poderosísimos
¡Adelante, corazones de hierro! ¡Salgamos de cuando están juntos», le respondió Admes.
este altar! No lo hagamos por los profetas ni Los ciudadanos de hierro acompañaron a los
por su Dios, sino ¡por la libertad! ¿Vulcano nos ancianos en la dura marcha mientras bajaba la
quiere muertos? ¡Matémoslo nosotros! Somos lava lentamente. Los magos, sin embargo, de-
los únicos que le damos vida con nuestra imagi- cidieron adelantarse para anunciar la noticia al
nación. ¡Al diablo su protección y sus amenazas! pueblo.
Escribamos nosotros la historia. Conquistemos
Tras algunos minutos, un ruido estruendoso,
nuestra libertad, seamos conscientes. ¡Siempre
similar a un rayo, los abatió de pronto. La tierra
hay una primera vez!
comenzó a partirse desde adentro. Allí, en su
Los profetas se sintieron orgullosos. “Hici-
fondo, el fuego abrasaba las rocas a su antojo,
mos bien en tener fe en ti, herrero”, le dijeron.
implorando un poco de sangre redentora. «La
Tus palabras son presagios. Te espera un futuro
profecía se ha cumplido», pensó Numa.
grandioso.
Cuando vislumbraron el cúmulo de gente que
Poseído por una revelación Aetos respondió:
aún seguía en pie gritaron:
–Ángeles bajarán del cielo para crear el reino
de la libertad en la tierra. Inspirarán a muchos. – ¡Huyan! ¡Corran! ¡Viene la lava!
Pero, al final, su divino soplo se viciará con las El pueblo no se movió. Cuando atravesaron
pasiones humanas. ¿Qué resultará? Una época todo el gentío, al encontrarse a unos metros de
en mi nombre: deshonrosa, humillante y san- ellos, los profetas se detuvieron y preguntaron:
grienta. Yo, que tanto amé a la naturaleza; que, – ¿Por qué quedarse?
pese a ser herrero y amar mi trabajo, respeté a –Es una deshonra escapar de Vulcano, no
Moira y sus designios. Yo, que tanto odié a la esperamos que lo entiendan –le respondió una
máquina que reemplaza al hombre… ¡Yo seré mujer del pueblo–. Él nos proveyó de todo. Nos
representado por un autómata solapado que dio larga vida, una buena. En agradecimiento,
se dedica a ganar todas las partidas de ajedrez, respetamos su despertar. Lo recibiremos con
robando al hombre su capacidad de jugar! gracia, como él lo hizo con nosotros. Sólo hon-
Así terminó Aetos la Asamblea. Muchos otros ramos a nuestro Dios. ¡Váyanse! ¡Huyan pronto,
se añadieron a sus pasos. Abasi, entre ellos. Al que está cerca! Ustedes no se merecen nuestro
final juntaron a 30 de los 100 asambleístas. Sólo final.
una joven mujer, oráculo, los siguió; los demás
Los ciudadanos que hasta entonces iban
servidores de Vulcano aguardaron solemnes en
retrasados por los ancianos, se acercaron a los
su altar.
profetas al llegar. Uno de ellos, Aetos, dijo:
«Hoy la revolución será fruto de una revela-
–Toda la profecía es una trampa. Los orácu-
ción», pensó Aetos, ayudando a salir a algunos
ancianos, con la mano de Egeria posada sobre los, sacerdotes y sus fieles están todos muertos.
la suya. Buenos hombres murieron hace instantes por
mano de Vulcano. Él los mató. Junto con Moira
y Okkoko, inventaron la profecía. Piénsenlo.
El Éxodo
Los únicos que mantenían contacto con Moira
Con todo, los fieles a Vulcano decidieron que- eran los oráculos. Se reunían con los lobos y
darse, insistiendo en que su actuar ya no impor- vivían. ¿Cómo? ¿No es esa señal de una alian-
taba, incluso el de los profetas y los cobardes za? ¿Quién es más sabio, más inteligente? ¿Un
que, borregamente, los seguían. “Es tarde”, oráculo o un Dios? Moira y Vulcano estuvie-
aseguraron. Sus antorchas y cantos llamaban ron aquí mucho antes que nosotros. Pusieron
con ansia a la fatalidad. el hierro aquí para cazarnos, para divertirse.
«Temen que las llamas los encuentren huyen- Como todo juguete, debemos rotar, morir. ¡Para
do, más de lo que temen a la llama misma. ¡Por eso se nos fue comunicada la profecía la prime-
los cielos! Su honor es más importante a la hora ra vez! Ése era su gran secreto. Así de sucios
de morir», pensó Numa, decepcionado. «El or- son los dioses. Un oráculo lo confesó antes de

80 Revista Percontari
suicidarse en el camino. Pues quien pierde la –Hicimos lo que pudimos –dijo Admes,
meta pierde también el camino30. apresurándolos–. ¡Manténgase firmes! Estamos
–No tiene sentido –dijo un ciudadano–. La cerca de lograrlo. Aún quedan personas en
loba lo único que ha hecho ha sido asecharnos, la Ciudad, tenemos que ayudarlas. Ya no hay
atacarnos, botarnos. Ella no quiere que estemos tiempo para estas almas. De seguro, la historia
aquí. Vulcano ahora nos está botando también. las encontrará de nuevo.
¿Dices que estábamos atrapados? ¡Estábamos ¡Y, por fin, partieron!, acelerando su marcha.
encarnizados más bien! Todo aquí quiere que Sin embargo, su propósito aún no estaba cum-
nos vayamos. Aquí nos desarrollamos, descu- plido. «Falta alguien… alguien grande», pensó
brimos las bendiciones de la técnica y la ciencia. Numa.
Todo esto desagrada a los dioses, por el asesina-
to de la naturaleza que supone. El pozo de la eternidad
–Si nos permitieron vivir aquí y gozar de
sus gracias fue porque jamás huiríamos. Era Con el primer estallido del volcán, que desesta-
la condición del contrato. Un límite a nuestra bilizó el éxodo de los profetas, Dion terminó su
evolución, a nuestro desarrollo. Su miedo es que escrito. «Está hecho», pensó emocionado. «En
destruyamos la tierra, como lo hicimos antaño. la soledad crece lo que uno ha llevado a ella»32.
¡Y cuánta razón tenían! Ahora huyamos. Al salir de su improvisado hogar, con su escrito
–La profecía dice que se nos tentaría a vivir, a bajo el brazo, vio niños, mujeres y ancianos sin
vivir en la deshonra, vacíos por siempre. ¡Hasta importancia que yacían en sus casas temblando.
el árbol de la vida esconde veneno en sus frutos! Otros le tomaron la delantera y huyeron. Se en-
¿No serán ustedes ese veneno? orgulleció de ellos. Pero, a los que se quedaron,
«Mitad hombre, mitad animal. Un ser divino. Dion no les dirigió una sola palabra. Esa prueba
¡Los profetas están a medio paso de la civili- ya la había superado.
zación! ¡Y son ellos quienes están siempre en Vio cómo el altar ardía y se avergonzó de su
contacto con Dios», pensó aquél ciudadano y raza. «La lava aún está lejos. La erupción no
exclamó: fue tan grande. ¡Todavía hay tiempo para un
–¡Ustedes son la bestia alada! Váyanse si quie- último baile!», pensó emocionado. Y fue cuando
ren. Nosotros queremos contemplar el desper- escuchó una lira a lo lejos que lo llamaba con
tar de un dios. –dijo un hombre convencido de dulzura.
que obedecía al hado de la ciudad, sin embargo «¡Dulce lira! ¡Dulce lira! Yo alabo tu sonido,
Admes veía cómo un demonio le apretaba los tu ebrio sonido de sapo33. ¿Dónde estás, dulce
testículos, confundiendo su juicio. El pobre mía? ¿Eres acaso otra obra de mi imaginación?
hombre creía que así se sentía la presencia de ¿Qué no debía simplemente buscar para encon-
un dios. No se preparó ante los demonios que trar», hablaba Dion para sus adentros. Nunca
saben imitar el terror del Numen31. encontró al hombre que tocaba, pero su melo-
Si una buena parte de la Asamblea siguió a día persistía, envolviendo con tonos místicos el
Aetos y los profetas anteriormente, no tuvieron lugar.
tanta suerte esta vez, con el pueblo. Abasi, por En el centro de la plaza no había un alma
ejemplo, que los había seguido hasta allí, cam- que contemplara lo que Dion estaba a punto
bió de parecer. de vivir. Había dos: la suya propia, y su última
–¡Adiós, pobres crédulos! Debieron quedarse sombra
junto a los suyos –dijo a los que seguían a los –¡Ya deja de seguirme! Mi grandeza es sólo
profetas–. ¿Acaso no vieron la última señal? Us- mía. Yo camino solo –le dijo Dion.
tedes mismos son parte de la bestia alada. Si es – ¡Siempre seré tu última tentación! Con cada
mitad humana, es gracias a ustedes. Lo demás paso que subas, yo subiré otro. Soy el único pe-
es extranjero o divino, animal o celestial. He ahí cado que Dios no perdona, la última prueba, ¡el
el último enigma. Quédese el que entienda. gran abismo que te acosa! –le respondió aquella.

30 Nietzsche (2016: 433). 32 Nietzsche (2016: 459).


31 Véase Otto (2005: 158). 33 Nietzsche (2016: 500).

Revista Percontari 81
–Te conozco bien, serpiente negra, araña frac- Fue entonces cuando escucharon un fuerte
tal, fuiste a la única mujer que yo amé, aunque aullido, demasiado potente, demasiado cerca,
siempre quise arrancarte la cabeza: siempre un inaudito. «Es ella», dijo Dion complacido.
paso atrás, siempre un paso adelante. ¡Jamás – ¡Cierren los ojos! ¡Tápense los oídos por
junto a mí! Si hay alguien que no camina con- respeto! –gritó Admes–. Un dios está presente.
migo, ¡ése eres tú! «¡Oh eterno estar en todas Una manada de lobos blancos, descomunal-
partes, oh eterno estar en ningún sitio»34. Sé mente grandes, guiados por las grandes alas de
bien lo que viniste a decir, ¡así que dilo ya! ¡Oh Moira, quien se aproximó al centro del cam-
amada mía!, no te daré el poder de la espera. pamento con San en su lomo. Allí ardía una
¡Habla en este instante, estás a punto de des- fogata.
aparecer! –dijo Dion señalando al sol–. Esta es –Mortales, hemos traído comida y abrigo –
pues mi hora: ¡el gran mediodía! dijo la diosa.
La última sombra, ante la bienvenida de Dion, Dos lobos se arrimaron con pieles en sus bo-
que adivinó su mensaje, dejó de lado su gran cas, y un búfalo muerto. Justo cuando la luna se
pesadez: ¡olvidó al eterno retorno! Entonces posó en el punto más alto de la noche35, Moira
ambos bailaron juntos, al tono de la lira. Dion sopló la fogata suavemente, extinguiéndola de
reía con fuerzas: «así se mata a los demonios». Y inmediato. Luego dijo:
poco a poco, la sombra quedó eclipsada, pisada
–Mi hija quiere hablar con ustedes. Agra-
por las botas de Dion.
dézcanle a ella los obsequios. Si por mí fuera,
Cuando los profetas llegaron, no dieron cré- esta noche alimentarían a mi tribu, que tanto
dito a sus ojos. Dion bailaba solo, sin música y trabajó hoy apagando las llamas del bosque.
sin sombra. Sin parar un segundo, éste les dijo:
San bajó de su lomo, se quitó la máscara y dijo
– ¿Qué es esto? ¿De qué huyen? ¿No saben al pueblo:
que las llamas divinas sólo queman para puri-
–Ojo por ojo, diente por diente. Sus leyes
ficar el alma?
cortaron mis manos. La naturaleza quemó a
–Ven con nosotros, ¡pronto! –le respondió quienes escribieron esas leyes. Que no quede
Numa–. ¿No eras tú quién clamaba por la vida? rencor entre nosotros, hombres superiores. La
– «¿Ha habido hasta ahora en la tierra algo vida misma depende de nuestro común enten-
más sucio que los santos del desierto?», pensaba dimiento.
yo en otro tiempo. Mas ustedes, fieras felinas, –Agradecemos tus palabras, dijo Numa ad-
no son amigos de cerdos y demonios. No saben mirado.
cuánto los estuve esperando. Vulcano dijo que
Aetos se puso de pie y dijo en nombre de
ustedes vivirían, y todos los que sigan sus pasos.
todos:
Supongo que no tenemos nada que purificar en
nuestros corazones. ¡Bien! Aceptemos el regalo –Princesa de la selva, disculpe nuestra igno-
de los dioses, y larguémonos de aquí. rancia. La juzgamos como a uno de los nuestros.
Robar está penado en la Ciudad. Sentimos que
sus manos hayan tenido que pagar. Pero déje-
La tribu de Moira nos preguntarle, ¡oh princesa de los espíritus
macabros!36, si usted es una gran cazadora, ¿por
Hasta que el aire de la Ciudad se reponga y
qué no consiguió a otro cerdo fuera de nuestras
pase el peligro, los grandes iniciados guiaron al
murallas?
pueblo, ciudadanos y esclavos, hacia las afueras
de la Ciudad. Justo a la boca de la loba. –Yo no comí a ese pequeño. Él era Nago, un
bello y poderoso guardián del bosque, que an-
El ocaso dio paso a la noche. Hicieron una
taño sucumbió a sus demonios, cuando ustedes
fogata para calentarse y ahuyentar a los anima-
eran sólo un pueblo. Esta vez quería salvarlo.
les salvajes. No acostumbraban a dormir fuera
Okkoko, el dios de los jabalís, me lo pidió antes
de sus murallas. Aún quedaba la promesa de
de morir. Dijo que a sus hijos no se les dejaba
Moira. «Estamos en sus dominios, justo como
ella quería», pensó Aetos.
35 “[…] la medianoche es también mediodía”, confiesa
Nietzsche (2016: 503).
34 Nietzsche (2016: 432). 36 El epíteto lo da Eboshi en Miyazaki (1997).

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crecer y vivir en sus muros. Tenía razón. Lo vi con
mis propios ojos. Aunque me costaron las manos,
le ahorré un cruel e indigno destino.
Una vez más, todos callaron. Y los lobos aullaron
a la luna como jamás lo habían hecho antes. Era la
primera vez que el hombre, el animal y los dioses
cenaron bajo la misma luna.
El espíritu del bosque nació en sus corazones en
aquella hora, marcando el inicio de una nueva era
para el hombre. Las palabras allí derramadas que-
darían impresas en la eternidad. Ése era el fruto
que producía el fuego divino y el árbol de la vida:
¡ése era el regalo de Dion!, para quien «lo peor era
necesario para lo mejor del superhombre»37.
Él jamás confesó haber sido quien amputó las
manos de su propia hermana, por órdenes de su
madre, la Suma madre: mitad humana, mitad ani-
mal. Una diosa con alas. «Quien no sabe mentir,
no sabe qué es la verdad»38.
¿Fue esta mi obra maestra?, se preguntó Dion. A
lo que respondió irónico: ¡bien, otra vez!

Bibliografía:

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idea de Dios. España: Alianza Editorial.

37 Nietzsche (2016: 453).


38 Nietzsche (2016: 456).

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