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Discente:
Cárdenas Ortiz
Yohan Eduardo
Ci: 27419779
Uso de la tecnología vinculada en la investigación
penal:
Según el material de información se puede llegar a conclusión que las innovaciones tecnológicas
apoyadas en la informática y en las redes de comunicación mundial, así como su expansión en
las últimas décadas, han derivado en un nuevo paradigma sociológico nominado Sociedad de la
Información y/o del Conocimiento. En este sentido, el conocido Informe Bangemann habla de
una «nueva revolución industrial, basada en la información, que se puede procesar, almacenar,
recuperar y comunicar de forma ilimitada e independiente de, tiempo y distancia”.
Junto a ello, cabe indicar que también en otros rasgos comunes del patrón de conducta
tecnológica -a saber, su virtualidad y su ambigüedad o ambivalencia o la crisis de la teoría de la
acción humana, considerada como comportamiento racionalmente conducible- se advierten
aspectos que pueden alcanzar especial interés jurídico-penal.
Silva Sánchez señala que «la criminalidad asociada a los medios informáticos y a Internet (la
llamada “ciberdelincuencia”) es, seguramente, el mejor ejemplo» de la evolución de la
criminalidad en la Sociedad del riesgo, lo que probablemente lleve a calificar el contexto
sociológico de los delitos cibernéticos como “Sociedad global del riesgo “o “Sociedad del riesgo
informatizada”.
Partiendo, pues de esta percepción, en principio, se advierte una fuerte demanda de seguridad
que haga frente a estos riesgos -que hasta cierto punto no dejan de ser, como los propios de la
Sociedad del riesgo, reflexivos, universales y difícilmente imputables-. Por otra parte, en los
párrafos precedentes se han puesto de manifiesto algunas ideas que evidencian la validez del
intento de aplicar las claves epistemológicas -no exentas de contradicciones y todavía
insatisfactorias- del llamado Derecho penal del riesgo, para analizar la respuesta jurídico penal a
la delincuencia propia de la Sociedad de la Información y, en particular, que los postulados
metodológicos, político-criminales, y dogmáticos invocados por los críticos del Derecho penal del
riesgo pueden ser de algún interés para evaluar lo que podríamos denominar el Derecho penal
de la Sociedad de la Información.
Estas orientaciones de Derecho sustantivo, valen también para otras esferas del sistema penal.
Y, en efecto, se acompañan con un amplio catálogo de medidas procesales y de transformación
de las instancias de control penal, que al mismo tiempo se invocan para realizar aquellos
objetivos, y en particular para neutralizar las dificultades de persecución.
En especial, se plantea la necesidad de aprovechar en la lucha contra el crimen, y sobre todo sus
formas más gravosas -entre ellas la delincuencia informática y la cibercriminalidad- esas
tecnologías, de manera que éstas proporcionarían al sistema penal nuevos mecanismos de
control. En este sentido, las tecnologías de la Sociedad de la Información proporcionan
instrumentos de control especialmente incisivos, que acentúan esos efectos “colaterales”
respecto de bienes jurídicos como la libertad o la intimidad.
A este respecto, la fragilidad de estos frente a las nuevas tecnologías ha dado lugar a que se
hable, por un lado, del fin de Internet como espacio de libertad y de la reinstauración de la
censura38 y, de otro, de la segunda muerte de la privacy, en la medida en que se acentúan y
extienden los rasgos de estas formas de control que apuntan hacia un “totalitarismo virtual”: su
carácter permanente, certero e invisible39, que aunque se ponga el acento en su origen
institucional público, debe referirse también a los que provienen de intervenciones de personas o
entidades privadas.