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LA IMPLEMENTACIÓN INSTITUCIONAL, 1953-1978

¿A qué nos referimos con “implementación institucional”? Básicamente, hablamos del


proyecto desarrollado por el Club Deportivo de la Universidad de Chile iniciado en
1953 y su éxito más relevante: el Ballet Azul. La profesionalización del equipo implicó
cambios drásticos dentro del club, sobre todo en la planificación como institución, pero
más allá de eso repercutió en otras variables del fútbol chileno que no volvieron a ser
iguales. En primer lugar, después de la década de los 60’ se modificó por completo la
estructura de nuestro campeonato nacional: la “U” se había convertido en el segundo
club más grande de Chile y mucho más, ya que fue el primer equipo que se convirtió en
un rival que podía ver de frente al equipo que, hasta ese momento, no había tenido
contrapeso: Colo-Colo. En segundo lugar, estos éxitos deportivos y la necesidad de
ampliarlos para continuar con el proyecto que se concretaba de buena manera, provocó
otra consecuencia: el surgimiento del “inmediatismo”. Finalmente, a partir de 1973, los
militares vieron con malos ojos a este Club Deportivo cuya dirigencia mantenía
vínculos demasiado cercanos con el gobierno de la Unidad Popular (UP). De esta forma,
a continuación buscaremos caracterizar las estrategias de planificación utilizadas por el
club para posicionarse como un referente del fútbol chileno en lo social, deportivo y las
consecuencias que trajo para la rama de fútbol de la institución.
El período que desarrollaremos a continuación cruza por distintos contextos
históricos de nuestro país, donde se produjeron cambios radicales. Encontramos el
gobierno de Carlos Ibáñez del Campo y desde ahí nos adentramos en lo que se conocen
como los “tres tercios”: primero vino Jorge Alessandri desde la derecha, segundo
Eduardo Frei Montalva desde el centro y, tercero, Salvador Allende desde la izquierda,
para, finalmente, llegar al Golpe de Estado de 1973 y la dictadura de la Junta Militar. En
primer lugar, institucionalmente hablando, todos los sectores políticos tuvieron la
oportunidad de implementar sus propuestas, siendo todas ineficaces para solucionar los
problemas y conflictos que afloraron en la sociedad chilena. Lo que vemos a través de
estos años, fue una clara pérdida de confianza en la Constitución fundada en 1925, que
finalmente llevó a una polarización ideológica que no pudo ser resuelta por los
mecanismos legales y que desencadenó en la intervención autoritaria de las Fuerzas
Armadas, que estuvieron lejos de restablecer el orden.
En segundo lugar, la economía fue la estructura con más oscilaciones. Aquí
encontramos expresiones tan dispares como la planificación impulsada por los
gobiernos radicales y su continuación hasta 1973 y los cambios económicos que
comenzaron a producirse en 1975 con los Chicago Boys, que no lograron solucionar las
dificultades que vivía el país como se vio en la crisis de 1982, que desmoronó al Estado
económica y socialmente hablando. Finalmente, en tercer lugar, los conflictos sociales
comenzaron a hacerse progresivamente más intensos durante el período que va desde
1953 hasta 1978. Debido a la pérdida de confianza en la institucionalidad vigente desde
1925 y la agudización de los problemas económicos, los distintos grupos sociales
buscaron satisfacer sus necesidades por cuenta propia: huelgas, tomas de terrenos, la
legitimación de la vía armada y los enfrentamientos callejeros entre facciones políticas
lograron cristalizar, hacia 1972 y 1973, en Poder Popular. Esta forma de organización
política y territorial autónoma, expresada en los Cordones Industriales o los Comandos
Comunales, fue destruida sin contemplaciones por la dictadura cívico-militar a través de
los mecanismos aprendidos en la tristemente célebre Escuela de las Américas.
Dentro de este convulsionado período, la Universidad de Chile se consolidó
como el segundo club más grande de nuestro país. Pero dejemos algo en claro: esto no
fue de la noche a la mañana o algo improvisado, ya que se desarrolló a través de un
proyecto a largo plazo y con metas precisas. Siendo parte de la planificación e
intervención del Estado en los asuntos sociales que predominaba en aquellos años, en
1953 la dirigencia de la “U” aprobó los Estatutos y Reglamentos del Club Deportivo de
la Universidad de Chile. Este texto se promulgó bajo la presidencia de Eugenio Velasco
(1950-1954) y hasta ese momento fue el documento más completo referente al deporte
universitario, ya que los estatutos constaban de siete títulos y 48 artículos, mientras que
el reglamento estaba constituido por 248 artículos. Todo este sustento institucional
integraba todo lo relacionado al control y dependencia de la rama de fútbol profesional
de la universidad, estructura deportiva que se mantuvo vigente hasta el 11 de septiembre
de 1973 al ser derogada por los militares.
Esto fue de la mano con un proceso dentro de la misma universidad y que no
podemos obviar: ese mismo año asumió la rectoría el académico Juan Gómez Millas
(1953-1963), principal promotor de la apertura de sedes regionales de la Universidad de
Chile. Esto hay que tenerlo en cuenta porque, al existir filiales en provincias, éstas iban
acompañadas del desarrollo del deporte. Ahora bien, la implementación de este
proyecto, dentro de lo estrictamente deportivo, fue más allá de la compra y venta de
jugadores como era hasta ese momento: el objetivo del club implicó formar deportistas
no sólo en lo físico, sino también en lo educacional, social, médico y dental, o sea,
desarrollarlos como personas integralmente fuera de la cancha. Este programa,
impulsado por nombres como César Martínez, el doctor Víctor Sierra e implementado
por el profesor de Educación Física Luis “Zorro” Álamos, además de Luis Tirado y
Hernán Carrasco, se comenzó a realizar desde las inferiores del Club Deportivo de la
Universidad de Chile y los primeros resultados se vieron en 1955, cuando, transcurridas
seis fechas de sus respectivos torneos, todas las inferiores la “U” estaban invictas. Estos
elementos que hemos visto trajeron frutos gradualmente en el equipo de honor, cuya
mayor demostración de éxito fue el recordado y glorioso Ballet Azul, resultado directo,
a través de años de implementación, de todas estas medidas planificadas por el Club
Deportivo.
Frutos directos de este proyecto fueron jugadores como Leonel Sánchez, Sergio
Navarro y otros más, pero, sin lugar a dudas, el mejor ejemplo integral de esta
planificación fue Carlos “El Tanque” Campos. Mostremos su caso: llegó a las inferiores
de la Universidad de Chile durante los años 50’, debutando en el equipo de honor en
1957 para retirarse en nuestra institución 14 años después, en 1969 de la mano con el
último título del Ballet Azul. El Tanque nunca jugó por otro equipo debido a su
identificación con el club: por sus constantes problemas a la rodilla, Carlos Campos
prefirió retirarse antes de vestir otra camiseta. Independiente de esto, sus registros son
incuestionables: jugó 290 partidos por la “U”, en los que marcó 197 goles sumando la
Copa Chile, el Campeonato Nacional y la Copa Libertadores de América. Ganó seis
títulos con el club, en los años: 1959, 62’, 64’. 65’, 67’ y 69’; siendo goleador del torneo
en tres oportunidades: 1961, 62’ y 66’. No sólo eso, sino que es hasta el día de hoy el
máximo anotador de los súper-clásicos contra Colo-Colo, con 16 goles, y también de los
clásicos universitarios contra la Universidad Católica, con 14 tantos. De esta forma,
Carlos “El Tanque” Campos fue el resultado más expresivo de lo que buscó el Club
Deportivo a partir de 1953.
Ahora bien, los buenos resultados deportivos de la “U” durante la década de los
60’, a la larga terminaron por alterar este proyecto formativo. Debido a los éxitos
cosechados, poco a poco comenzaron a surgir fisuras dentro de la institución, pero, por
sobre todo, la “U” se convirtió en presa de sus propios logros: producto de las buenas
campañas y la valorización de los jugadores de la Universidad de Chile, éstos
comenzaron a ser vendidos sin contar con una renovación desde las inferiores que fuera
de la mano con este éxodo. Para el sexto título conseguido por el Ballet, los conflictos
internos y el abandono del proyecto impulsado en 1953 ya eran evidentes: durante la
presidencia de Carlos Palasi (1968-1972), a inicios de 1969, los jugadores del club se
fueron a huelga, lo que era una devidencia de los roces constantes entre dirigentes,
entrenadores y los mismos miembros del equipo. En los primeros años de la década del
70’ esto se acentuó, pero entendamos la nueva situación: a pesar de que las campañas
eran buenas, no lo eran en vista de los logros conseguidos durante los años 60’. Dicho
de otro modo: si antes del Ballet Azul un segundo o tercer lugar eran una campaña
exitosa, a partir de 1969 eran un fracaso tomando en cuenta la cantidad de títulos hasta
ese momento. De esta forma, el proyecto a largo plazo impulsado en el 53’ dio paso al
“inmediatismo” y a la necesidad de títulos bajo cualquier circunstancia, lo antes posible
y sin medir consecuencias, agregado a otros inconvenientes: debido a las variaciones
económicas, la “U” ya presentaba sus primeros problemas económicos por la
devaluación de la moneda y de su patrimonio.
Aquí comenzaron a surgir los problemas para el club y algunos nombres que
serán claves durante los próximos 10 años. Debido a la necesidad de obtener buenos
resultados deportivos, en 1972 asumió la presidencia de la rama de fútbol Rolando
Molina que hizo una completa renovación de la directiva existente, alejando del club a
los antiguos dirigentes reemplazándolos por otros nuevos en un contexto de plena baja
económica dentro de la institución, que a esas alturas sólo pagaba el personal
administrativo y el uso de la infraestructura de la universidad. Molina asumió en plena
UP, lo que es significativo para ese momento: desde el año anterior, el presidente del
Club Deportivo de la Universidad de Chile, Emilio Torrealba, mantenía fuertes vínculos
con representantes del Ministerio del Interior, como José Tohá, y Daniel Vergara,
director de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU), para construir el
ansiado estadio propio. El trato cristalizó cuando el Club Deportivo logró permutar
algunos terrenos de la casa de estudios, ubicados en La Granja, por seis hectáreas del
fundo San Luis, en Las Condes, donde se construiría el estadio. No sólo esto: el
proyecto incluía la construcción de viviendas sociales aledañas al recinto deportivo,
además de centros cívicos y comerciales. Sumado a lo anterior, el acuerdo implicaba
que los niños residentes de estas viviendas podrían entrar de forma gratuita a las
escuelas de fútbol de la “U”.
Lamentablemente esto no logró concretarse: los inicios de las obras eran en
septiembre de 1973. Con el Golpe de Estado y la toma del poder por parte de la Junta
Militar, todo este proyecto se fue al piso. Esto no es lo único que cambió, ya que el
nuevo contexto implicó un giro drástico en el Club Deportivo de la Universidad de
Chile. La intervención de los militares afectó doblemente a la “U”: por un lado, en lo
institucional y, por otro, en lo económico. Lo primero se aprecia a través de los
Rectores-delegados, militares de alta graduación que eran elegidos por la dictadura para
liderar las distintas universidades chilenas con amplias atribuciones, lo que afectó
directamente al Club Deportivo por ser parte de la casa de Bello. Lo segundo se vio a
través del Decreto Ley N° 431, que impedía a cualquier funcionario de una universidad
estatal ganar un sueldo más alto que el de un decano de la misma institución. Debido a
esto, los jugadores del club tuvieron que ver reducidos sus ingresos considerablemente,
causando su salida gradual hacia otros equipos. De esta forma, el panorama se hizo aun
más complejo: el proyecto de estadio había sido descartado de raíz, el equipo no podía
retener a los jugadores y, peor aun, las inferiores estaban completamente abandonadas.
Todo esto dio como resultado una crisis económica sin solución e incitó un cambió
drástico en el club durante la presidencia de Rolando Molina: el surgimiento de la
Corporación de Fútbol de la Universidad de Chile (Corfuch).
Después de haber revisado los cambios institucionales en el Club Deportivo,
¿cuáles fueron los resultados que se dieron durante esta época a través de los fríos
números? Veamos a continuación las distintas campañas del club. Cuando revisamos los
años que van desde el inicio de este período hasta el logro del segundo campeonato de
la Universidad de Chile, identificamos la irregularidad de las campañas, ya que se osciló
en puestos tan distantes como el 2° y el 11°.

Tabla 1. Campañas de la Universidad de Chile entre 1953 y 1958

AÑO PJ PG PE PP GF GC Dif. Pts Pos.


1953 26 13 04 09 43 48 - 05 30 4°
1954 31 10 08 13 48 64 - 16 28 10°
1955 33 14 09 10 76 59 + 17 37 2°
1956 26 08 05 13 38 45 - 07 21 11°
1957 26 10 11 05 51 42 + 09 31 2°
1958 26 13 05 08 41 38 + 03 31 3°

Más allá de esto, comenzamos a ver una constante: ya en 1957 se logró un segundo
lugar y al año siguiente el tercero. Si complementamos estas cifras con la Tabla 2,
podremos ver de forma más nítida esta continuación de buenos resultados si tomamos
como referencia la era del Ballet Azul.

Tabla 2. Campañas de la Universidad de Chile durante el Ballet Azul

AÑO PJ PG PE PP GF GC Dif. Pts. Pos.


1959 26 16 06 04 61 34 + 27 38 1°
1960 26 14 03 09 46 40 + 06 31 3°
1961 26 13 12 01 55 28 + 27 38 2°
1962 34 21 08 05 100 48 + 52 50 1°
1963 34 23 06 05 78 42 + 36 52 2°
1964 34 21 10 03 72 28 + 44 52 1°
1965 34 25 07 02 86 36 + 50 57 1°
1966 34 18 06 10 79 49 + 30 42 4°
1967 34 25 06 03 81 33 + 48 56 1°
1968 32 18 07 07 65 35 + 30 43 3°
1969 37 22 08 07 73 43 + 30 47 1°
1970 39 16 12 15 57 55 + 57 46 3°

Como vemos, las diferencias con la década anterior son considerables: se obtuvo la 1ª
posición los años 1959, 62', 64', 65', 67' y 69'; la 2ª en 1961 y 63'; la 3ª en 1960 y 68';
siendo el peor resultado, durante estos 11 años, el 4° lugar de 1966. Si agregamos a lo
anterior el promedio de casi 3 goles por partido del año 1962 o los 0,8 goles recibidos el
64', tenemos ejemplos de la capacidad goleadora de este equipo, pero, además, al que le
hacían muy pocas anotaciones, evidenciando el equilibrio en todas sus líneas.
Estas cifras impresionantes mantenidas durante toda la época del Ballet Azul
lograron mantenerse hasta 1972, ya que ese año y el 71’ el club logró mantenerse en el
2° lugar, algo parecido a lo que habían sido las campañas en años anteriores. Todo esto
cambió drásticamente a partir de 1973: ese año la “U” quedó en el 13° lugar, el mismo
puesto que ocupó posteriormente en el 74’ y 75’, mostrando una fuerte baja en el
rendimiento deportivo:

Tabla 3. Campañas de la Universidad de Chile entre 1971 y 1977

AÑO PJ PG PE PP GF GC Dif. Pts. Pos.


1971 34 18 10 06 61 40 + 21 46 2°
1972 34 20 09 05 48 20 + 28 49 2°
1973 34 10 08 16 54 64 - 10 28 13°
1974 34 11 6 17 63 63 0 28 13°
1975 34 09 11 14 32 47 - 15 29 13°
1976 34 17 11 06 70 41 + 29 45 3°
1977 34 13 13 08 50 35 + 15 39 5°

Posterior a esto, en el año 1976 se logró volver a los puestos de avanzada al conseguir el
tercer lugar, manteniendo cierta estabilidad en el 77’ al quedar en la quinta posición.
Independiente de esto, los últimos años del Club Deportivo de la Universidad de Chile
no fueron buenos en el rendimiento, lo que precipitó, como mencionamos
anteriormente, la necesidad de buscar mecanismos para volver a ser el equipo
competitivo de la década del 60’.
En relación al rendimiento internacional, vemos que ahí se produjeron los
mayores fracasos de la institución, resaltando solamente algunas Copas Libertadores en
la década del 70’ donde se lograron victorias que no impidieron que la “U” quedara
eliminada principalmente en primera ronda, con excepción del año 70’ donde se llegó a
semi-finales de la Copa. En el año 1960 se perdieron los 4 partidos disputados; los años
1963, 65', 66' y 68' se ganó solamente 1 partido por torneo, logrando campañas nefastas
en la década donde sólo resalta la Copa Libertadores de 1966, ya que la Universidad de
Chile, a pesar de obtener un pobre 41, 67% de rendimiento, tuvo ese año su
presentación más relevante fuera de nuestro país. Definitivamente, el mejor resultado
obtenido por el glorioso Ballet Azul se dio en el año 1970, donde logró llegar a las
semi-finales de la Copa Libertadores siendo derrotado por Peñarol: de los 16 partidos
disputados en ese torneo, se ganaron 8 encuentros, se empataron 4 y se perdieron 4;
lográndose un 62,50% de rendimiento.
Las dos participaciones siguientes no fueron tan exitosas: en el año 72’, la
Universidad de Chile no superó la primera fase del torneo quedando en el 2° lugar del
Grupo 4: en su primer partido, la “U” perdió como visita por 3-2 con Unión San Felipe,
para después caer como local frente Alianza de Lima por el mismo marcador; el primer
triunfo en esta copa se logró con Universitario de Lima, después de vencerlo por 1-0 en
calidad de local. En la segunda ronda, el club logró 2 victorias y 1 derrota: venció a
Unión San Felipe como local por 2-1, a Alianza de Lima como visita por 3-4 y
finalmente perdió en Perú por 1-0 con Universitario. En la copa del 77’ se logró el
mismo puesto en el grupo, sin lograr clasificar a segunda fase: en la primera ronda, la
Universidad de Chile perdió 2-0 con Everton en Viña del Mar y derrotó por 1-0 como
local a Libertad y Olimpia. La segunda ronda no fue tan buena, ya que la “U” derrotó a
Everton en el Estadio Nacional por 1-0 y cayó en Paraguay por 3-0 con Libertad y 1-0
con Olimpia, quedando eliminada.
A pesar de los magros resultados a nivel internacional, lo más relevante del
equipo fueron sus repercusiones a nivel nacional. ¿A qué nos referimos? Posterior al
Ballet Azul, la estructura de nuestro fútbol criollo cambió completamente después de 11
años. En primer lugar, la Universidad de Chile pasó a ser el segundo equipo más grande
de nuestro país al contar en sus vitrinas con siete coronas, superando a Magallanes,
Audax Italiano y Universidad Católica que la seguían con cuatro torneos cada uno y
sólo superado por Colo-Colo con nueve títulos. En segundo lugar, la “U” se convirtió en
el primer equipo que le quitó la hegemonía del torneo a los albos y no sólo eso, porque
también lo apabulló en los partidos entre ambos clubes: de los 24 choques disputados en
la década del 60’, los azules consiguieron 14 triunfos, 6 empates y sólo 4 derrotas frente
al equipo albo. Así comenzó a configurarse un nuevo súper-clásico en nuestro fútbol, ya
que la Universidad de Chile era el único equipo que podía competir contra Colo-Colo en
la cancha, en títulos y, desde ese momento, también en las graderías.
Las buenas campañas realizadas por el club a partir de los años 50’ provocó un
aumento en la cantidad de sus seguidores, que sobrepasaron con creces el apoyo natural
de los estudiantes de educación superior con que contaba la “U” hasta ese momento.
Gracias a las buenas participaciones del equipo universitario en los distintos
campeonatos nacionales durante la época del Ballet Azul, se logró una amplia base de
apoyo que se mantuvo a pesar de los malos resultados que vinieron en los años 70’ y
posterior a esto. Una ejemplificación la encontramos en el año 1973, cuando, a pesar de
obtener el 13° lugar en el campeonato de Primera División, la Universidad de Chile fue
el segundo equipo que llevó más público al estadio. No sólo eso, sino que ya en 1976
había logrado superar a Colo-Colo en popularidad en la cancha al llevar 742.000
espectadores contra los 728.000 de la institución alba. Estos elementos, sumados a los
deportivos, convirtieron a la “U” en el segundo equipo más importante del país, sitial
que no perdió nunca a pesar de estar 25 años sin ser campeón.
Más allá del rendimiento deportivo y de la fidelidad de los hinchas con su club,
también hay que tomar en cuenta otras variables para entender este apoyo por parte de
los hinchas. Uno de los principales motivos del aumento y mantenimiento de la
popularidad azul habría sido que no existía otra institución que fuese capaz de movilizar
la cantidad de adherentes que tenía la “U”: equipos como Magallanes estaban
estancados desde hacía tiempo, mientras que otros como Universidad Católica o la
Unión Española tenían un marcado carácter elitista. Sumado a ellos, este último cuadro
y Audax Italiano tienen la limitación de ser un equipo de colonia, problema similar al
que tenía Cobreloa al ser de provincia. Tomando en cuenta estas variables, desde finales
de la década del 70’ las dirigencias del club apuntaron a ampliar la base social de sus
hinchas para integrar y “pelear uno por uno” los sectores populares de nuestro país, que
tradicionalmente habían pertenecido a Colo-Colo. Así, el duelo entre ambos equipos
pasó a convertirse en el más seguido en nuestro fútbol, naciendo el “súper-clásico” a
partir de los años 70’.

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