Sie sind auf Seite 1von 33

l.

DESCIFRANDO EL REGISTRO
ARQUEOLÓGICO

-\ ( '1ENCIA D E LA A RQUEOLOGÍA

ll ace algún tiempo, en el autobús, un señor de edad me preguntó qué hacía.


) o le dije que era arqueólogo . Él replicó: «Eso debe ser maravilloso, porque
lo unico que se necesita para tener éxito es suerte» . Tuve que convencerle de
qut su punto de vista sobre la arqueología no era el mío . Él tenía la idea de
qu t l'l arqueólogo «desentierra el pasado» , que el arqueólogo con éxito es el
qut descubre algo que no se había visro antes , que todos los arqueólogos em-
l'lt ·u n sus vidas yendo de un lado a otro con el fin de realizar descubrimientos
l~~' l' la c ul a res. Es ésta una concepción de nuestra ciencia quizás apropiada para
1 1 • o~ p,l o X IX, pero que no se ajusta a la naturaleza de la arqueología tal como

1 1" nclica hoy en día, al menos en los términos en los que yo la concibo. En

lt t·n pftulo quiero explicar por qué¡ creo que los arqueólogos son algo más que
llttplt•s descubridores.
' 'omo muchas personas, el caballero del autobús estaba bastante equivocado
il ''' t'l que el arqueólogo «descubre el pasado». El registro arqueológico está
''(11/ , m n nosotros, en el presente. Está allá, enterrado, con muchas posibilida-
!1• dt• se r descubierto al construirse una nueva carretera; es una parte impor-
1 11111 dt' nuestro mundo contemporáneo y las observaciones que hacemos sobre
1 ltll l nqu í y ahora , son nuestras contemporáneas. No son observaciones di-
11 • 1 1 qu e sob reviven del pasado (por ejemplo, el caso de un historiador que
"' 1111 1" 111l ormación de un diario del siglo xv escrito por el autor en esa época).
1 1 lt1 •t hos obse rvados del registro arqueológico son actuales y por sí mismos
11 1 1111 111lorman acerca del pasado. El registro arqueológico no se compone de
1nd11dttN, pa labras o conceptos, sino de restos materiales y distribuciones de
111 11o 1111 1\1 tí nico modo de poder entender su sentido - o dicho de otra forma,
¡,, 111 ·1111 111 l' ll que podemos exponer el registro arqueológico en palabras- es
1 • tl p11 111 11 lo d Hno llega ro n a existir esos materiales, cómo se han modificado y
1 "'"" 11dqu i1 it·m n las ca racterísticas que vemos hoy. Esta comprensión depende
ti 11111 1""" 11rumul ación de conocimientos que relacionan las actividades huma-
"' 1 dt't ll . lt1 din(llnica) co n las consecuencias de estas actividades que pue-
¡1 11 1 1 t~ li S II VII hl cs l' ll los vesti gios materi ales (es decir, la estática). En rea-
111"1 , ' l"u ldn ¡wns:u l' ll los lwd10s ;a rqueológicos com o en una especie de
24 EN BUSCA DEL PASADO DESCIFRANDO E L REGISTRO ARQUEOLÓGICO 25

lenguaje no traducido, algo que necesitamos «descifrar>> para ir de las simples ttaño realmente imaginar que alguien en el pasado hubiese deformado delibera-
afirmaciones sobre la materia y su clasificación a aseveraciones de interés beha- damente este pequeño fragmento del registro arqueológico para sus propósitos
viorístico sobre el pasado. particulares o que hubiese modificado Jo que había arrojado como un medio de
Así pues, el desafío que la arqueología plantea consiste en la transcripción, romunicación con alguien del futuro. Con ello no quiero decir, naturalmente ,
de manera literal, de la información estática contenida en los restos materiales que el hombre no use las cosas materiales para comunicarse. Las ropas o las
observables para reconstruir la dinámica de la vida en el pasado y estudiar las Joyas que llevamos reflejan nuestro status u o tros aspectos propios; si un hombre
condiciones que han hecho posible que estos materiales hayan sobrevivido y lle- l'' po licía o bombero nos lo indica el uniforme que lleva, pues éste proporciona
gado hasta nosotros. Este desafío, que sienten muchos arqueólogos, es enorme un a información muy específica sobre su trabajo. Pero, aunque las cosas mate-
y nada fácil de afrontar, porque exige de nosotros una mejor comprensión de llales generalmente comuniquen información codificada, rarame nte son codifi-
nuestras propias interacciones con el mundo material. Después de todo, rara- t .tdas con propósitos de engaño. El arqueólogo trabaja con un tipo de material
mente prestamos atención a la manera en que nuestro comportamiento puede lllli Y diferente al del historiador, al menos desde el punto de vista de los siste-
modificar nuestro contexto material y dejar huella sobre lo que sucede en nues- nt;ts simbólicos y de comunicación que el hombre utiliza.
tra vida cotidiana; simplemente, no contemplamos el mundo desde esta perspec- Algunos historiadores han propuesto que el mejor método para informarse
tiva. Sin embargo, el arqueólogo debe prepararse para hacerlo así. Debe llegar ttcl'f'ca del pasado es la empatía, 1 es decir, imaginar simplemente qué acciones
a interesarse por asuntos bastante vulgares: ¿Cómo dispone la gente de su basu- " 'm.:unstancias llevarían a las condiciones observadas. Por ejemplo, puedo en-
ra? ¿Cómo deciden que un instrumento está gastado y si necesitan comprar uno ' n11trar un hogar rodeado de piedras, con carbón en el centro y huesos rotos y
nuevo? ¿Cuándo consideran que algo ya no es útil y debe ser sustituido o reu- (lit dras a un lado. En este caso me digo: «yo soy un hombre. Si estuviese sen-
tilizado con otros fines? La información sobre estas decisiones, decisiones que ' uln junto a un hogar, ¿qué podría haber hecho paTa que las cosas se queden
modifican la forma y ordenación de los objetos materiales, es fundamental para ••1111o las veo ahora?» . En estas condiciones podría ser capaz de plantear una
los arqueólogos que esperan ser capaces de «descifrar>> y «leer>> el registro ar- ·• 11c de supuestos acerca de qué ocurrió en e l pasado. Pero elaborar estos su-
queológico en términos de aquellos aspectos del pasado que les interesan. (lllt'~tos es sólo el primer paso y precisa de una mente imaginativa y del conoci-
¿Cómo podemos enfrentarnos a este desafío? ¿Podemos empezar a lograr •••1• nto acumulativo de la relación entre el comportamiento humano y los obje-
nuestros objetivos simplemente excavando más yacimientos y descubriendo nue- '"' materiales. Mucho más importante es cómo evaluar estas ideas . ¿Cómo sa-
vas cosas, como suponía el hombre del autobús? Mi respuesta debe ser un ro- l" nlllS que no existieron otras circunstancias que tuvieron Jugar en el pasado y
tundo «no». Si (como sospecho) la mayor parte de la gente encuentra esta res- l'lldlt' ton asimismo haber producido los modelos que observamos en el registro
puesta sorprendente, es porque imagina que los arqueólogos sólo excavan yaci- "I(IH o lógico? Sin la metodología adecuada para evaluar las ideas, sólo tendre-
mientos; no saben nada acerca de los trabajos de investigación que deben llevar- I•H•' las manos libres para generar montones de historias sobre el pasado, pero
se a cabo para ayudar a descifrarlos. ¿Qué sugerencias pueden hacerse? ¿Los ll• t eremos de medios para conocer su exactitud.
métodos de la historia o de las ciencias naturales o de cualquier otra disciplina , No será acaso el mejor medio para enfrentarnos al desafío, seguir los pasos
son apropiados para los problemas que plantea la arqueología? ti l11s que nos precedieron, tal y como sugieren algunos arqueólogos, es decir,
La primera idea que rechazaríamos es la de que los arqueólogos son simple- tolt~pt.n por ejemplo los métodos de las ciencias sociales? La sugerencia es se-
mente historiadores especiales que trabajan con desventaja: es decir, historiado- I Ith t•• ••1. Pero deberíamos recordar que las ciencias sociales se desarrollaron
res que no tienen registros escritos. Debe reconocerse la diferencia fundamental 11 11 1 t1 11tar la dinámica social. Los arqueólogos, como ya he enfatizado , no ob-
que existe en el tipo de datos utilizados por las dos disciplinas. Los historiado- ' •\'tlll lt~.:chos sociales; observan hechos materiales, todos ellos contemporá-
res, sea cual sea su interés específico en el pasado, trabajan de una forma u tu '' Y, por tanto, los procedimientos de las ciencias sociales en la práctica son
otra con los registros escritos: crónicas, cartas, diarios, o cualquier otro tipo de luu¡uopindos para la arqueología. La arqueología debe enfrentarse con la natu-
registro literario del pasado que haya sido realizado intencionalmente por una 1 •'• 1 eh• los datos que emplea y con la singularidad del desafío: cómo acceder
persona para transmitir información. Sin embargo, como todos sabemos, las ti d• t 1 p1esente al pasado. Lo que se necesita es una ciencia del registro ar-
cartas pueden embellecer la realidad; en la práctica , los escritores de diarios lfl" ' ''"l(ll'll que enfoque los problemas especiales que surgen al tratar de utilizar
escriben , a menudo , para un futuro lector desconocido; todos los registros buro- 11 11 ~· · ~ •m para conocer el pasado.
cráticos son muy susceptibles de alteración debido a intereses personales. El he 1 1111 so mos realmente historiadores ni científicos sociales, ¿qué podemos
cho de que la gente no siempre es honesta enfrenta inevitablemente al historia ¡t ' 11 ••••'ll'll dc los métodos de las ciencias naturales? Ésta es una sugerencia
dor con el problema de comprender los motivos que pueden haber movido a 111 t ltlf• 11111~ udccuada, porque entre los científicos naturales no se espera que
los individuos para llevar a cabo un registro escrito del pasado . E n ca mbio los 111 lu • ltos qlll' se observa n «hab le n po r sí mismos». Los físicos , químicos, bió-
arqueólogos, al menos a un cierto nivel, raramente se enfrentan con esta p111 ti h iJII e h 1111 imaginan qu e las relaciones observadas tengan un sentido que
cular dificultad . Por ejemplo, supon ga mos que durante lo excavació n de 1111 yn 1 t • ,.¡, 11te (lll t si mismo . 1~st :ín conslllnte mente preocupados en dar sentido
cimie nto se encucnt1a 111\ hOAII• pr6ximo a 1111 lÍ i l'll 11 1.! 11 11 d~.: til:sedws: se da cx 1 t ,¡, ••ltst' l v. ti iOIIl'S y pnstl'IÍiltllll'llk l'V! tltt llt lw sta que.; pun to, en la práctica .
26 EN BUSCA DEL PASADO DESCIFRANDO EL REGISTRO ARQUEOLÓGICO 27

es útil la interpretación dada. Seguramente. ésta es la posición en la que se en- c·u ciertos temas. La autocrítica conduce al progreso y es por sí misma un desa-
cuentra el arqueólogo: interpretar los hechos arqueológicos (actuales) que ob- llo ~¡ue el arqueólogo .~uiz_á ~ólo comparte ~on el paleontólogo y algún otro cien-
serva y luego tratar de evaluar hasta qué punto su imagen del pasado se ajusta llllw cuya prcocupacwn ult1ma sea hacer mferencias sobre el pasado en base a
a la realidad. Es por esta razón que siem pre he afirmado que la arqueología d 1!~1~ actuales .. La arqu.eo.logía n? es un ca mpo que pueda estudiar el pasado
debería adoptar los métodos de las ciencias naturales. 2 S~n las únic~s té~nicas d111 e tame~te, 111 puede ltm1tarse solo al descubrimiento, como sugería el hombre
que conozco que pueden ayudar al a rqueólogo en su .especial y p~cul~ar dt!ema: "' 1 au~obus. Por el contrario, es un campo enteramente dependiente de las in-
disponer sólo de observaciones actuales sobre matenales cuya genes1s es mase- l•••u1c1as sobr~ ~1 pasado a partir de cosas e ncontradas en la actualidad. Los
quible a través de la observación. . . . d,•tos arque?log1cos, desgraciadamente, no son evidentes por sí mismos. ·Mu-
1
¿Qué implicaciones tiene este hecho en los proced1m1entos .que .segu1mos al dlo más fác1l sería nuestro trabajo si Jo fueran!
excavar un yacimiento? ¿Necesitamos preocuparnos sobre e l stgnthcado de los
restos arqueológicos antes de excavarlos? Si es así. ¿i nfluirá esto en los resulta-
dos de la excavación? Ciertamente. el arqueólogo como descubndor debe estar ANM IZAR EL PRESENTE SIRVE AL PASADO
preocupado por estas cuestiones. Naturalme nte. no sabríamos nada acerca del
pasado si nuestras energías estuvieran e nterame nte dedicadas a .d esarrollar una l'~>~os estamos famil!arizados con e l cliché de que estudiamos el pasado para
11111
perfecta metodología de investigación y fracasáramos en el rcg1stro de los he- ' ll.:cr el presente. Qutzá no lo estemos tanto con la idea de estudiar el presen-
chos arqueológicos del pasado. Por otro lado, tampoco estaríamos más cerca de rc para entender el pasado. Al menos, mucha gente parece no comprender muy
conocer el pasado si tuviésemos un registro arqueológico completo y ningún "''' l'l hech~ de que los arqueólogos vayan a vivir con los aborígenes australia-
11

modo de darle sentido. Obviamente, los dos aspectos de la investigación ar- litiS ~ o que s.1gan a los bosquimanos !Kung en sus cacerías. 5 Éstas no· son exac-
queológica deben desarrollarse conjuntamente, pero esto es más fácil decirlo l fii."~'J.ll~ el t1po de actividades que se suponen propias del arqueólogo. Pero,
que hacerlo. Podemos excavar e n exceso sin contar con la metodología necesa- d ·P ,tcl~d~mente , muchos de nosotros estamos ocupados casi por completo en
ria que nos permita interpre tar las cosas que observamos; o podemos llevar a '~~ " act1v1dades, al menos durante alguna fase de nuestra carrera. En efecto
cabo una excesiva investigación metodológica y encontrarnos que al excavar un 111, l11"1 e n los ~~t~dos Unidos, en la moderna ciudad de Tucson, Arizona, exist~
11 pwyecto . dmg1do a es~udiar las prácticas de producción de basuras de los
11
yacimiento las cosas que necesitamos observar justamente no están al lí. A me-
nudo se oye a los arqueólogos decir: «X es un teórico, o Y es un hombre de llilu.•ks habttantes de la cmdad; 6 ¡los arqueólogos paseando con los basureros!
campo>>, o criticar que «fulano de tal excava muchos yaci mientos correcta me nte 1 1 lu d10 de que tales pr~cticas s~ lleve~ a cabo, creo que es un síntoma de que
pero no los interpreta muy bien>>. El mensaje para la arqueo logía se_ ba.sa en la { 1 1 · 11 ~•po de la arqueolog1a se esta amphando y haciendo cada vez más sofistica-
necesidad de un crecimiento equilibrado entre el desarrollo de las tecntcas que lln < omo resultado, la arqueología debería estar en condiciones de ofrecer al
nos permiten hacer inferencias exactas acer~a del pasad~ y la rea~ización de .~b­ 11111111lo un~~ noc!on~s de nuestro pasado más claras y estimulantes que las que
servaciones arqueológicas que nos proporcionan matenales de mterpretacwn. 1111111 ol olll(CS habla SidO capaz de proporcionar.

No creo que se pueda excavar un yacimiento correctamente a me nos que s~pa­ 1 1 1cgistro arqueológico, como ya he mencionado, es un fenómeno contem-
mos también qué potencial pueden te ner los elatos excavados para lograr mfe- 1'"' llllll Y las observaciones que hacemos sobre él no son afirmaciones «históri-
rencias sobre el pasado. Por ejemplo, si yo no conociese las técnicas de datación 1 •~"• NtTcsitamos yacimientos que conserven elementos del pasado; pero, de
por radiocarbono. 3 no tendría sentido que conservara el carbón de una excava- 1!111 111 111anera, tenemos necesidad de instrumentos teóricos que den sentido a
11
ción; sólo cuando sé que e l a nálisis de muestras de carbón sin contaminar puede dnne ntos cuando se encuentran. Identificarlos exactamente y reconocer
dar una medida independiente del tiempo transcurrido, me doy cuenta de la 111• ''' 11 1nlo en el pasado depe~de de un tipo de investigación que no puede ser
necesidad de recoger este material y de registrarlo cuidadosamente. En resu- 11 \ l11l11 il <:at:o a través d~l reg1stro arqueológico únicamente. Es decir, si inten-
men las buenas técnicas de excavación dependen del conocimiento de los sistc 1 1111 11 111\'l'Stlgar la re lactón existente entre la estática y la dinámica, debemos
mas 'p otenciales de hacer inferencias acerca del pasado. Pero las propias.técnic~s 1 1 •parl's de observar ambos aspectos simultáneamente; y el único luc:rar don-
' '' / ''"' '1/trJ.V observ~r la dinámic~ es en el mundo actual, aquí y ahora~
1
de excavación son las que continuamente nos llevan a un mayor y vanado nu
mero de fo rmas de investigación metodológica. porque siempre encontramo~ ll\ ·' da• un eJe.mplo. Un t1po de hallazgos muy común que efectúa n los
cosas que no entendemos y que nos interesan, cosas que exigen una mayor in 11 11
llf1 ' 1111'"' so n los mstrumentos líticos. Para obtener un mejor conocimiento
vestigación antes de que podamos utilizarlas para hacer inferencias sobre el p:~ llt ltlllllnlo en ~1 que los hombres hacfan , usaban y disponían de instrumentos
sado. lllll " •' ''" log1camcntc muy útil observar pueblos que los usen. Éste fue el
Por tanto, la arqueología es una disciplina interactiva que no pucdt: eren·• lllllll\ 11 IJIIl' llll' llev~í al desierto central de Austra lia hace varios años, con el
sin encontrar un equilibrio entre los intereses teóricos y los pr(tcticos . Los 111 • ''" .¡, 11 .l il /11 1 tr;llw¡os de ca mro entre un grupo de ge nte que conocía este tipo
qucólogos tienen que e..,l;n en pc•manc ntc autocdtirw por l'\IO cll'illllJm e~ 11111 1 lll ~llllllltlllm y t)lll• (Od:IVIII los usaba n J'>Cii<Ídicamente para diversos propó-
VIVO y IO'i IIIIJIIl'l,lhl~'.O' ' ll"lllJ)I l' l'SIIlll di WIIIIl'lldll '-111111' l)llll'll I'SI;I 1'11 lo l"Cllll'llll 1111 1 1'1 1olhil \1' 1 l•lflill dt• ll bntlll;ll la lllfllllllacilin sohre el comrortamicnto
28 EN BUSCA DEL PASADO
D ESCIFRA 'lOO El REGI STRO A RQl i FOJ ÓGJ CO
29
de estas gentes (la dinámica) con las consecuencias de este comportamiento vis-
to a través de la distribución, diseño y modificación de los instrumentos de pie-
dra (la estática). Parte de este trabajo se describe brevemente en el capítulo 7.
Mi objetivo era estudiar la estática y la dinámica en un contexto actual. Si lle-
..

gásemos a comprenderlas en todos sus matices, contaríamos con una especie de
piedra Rosetta: un sistema para «descifrar» lo estático, pasando de los instru-
mentos líticos encontrados en un yacimiento arqueológico a la vida que llevaban
las gentes que los dejaron allí.
Los nexos entre lo que encontramos y las condiciones que dieron lugar a su Birhor
producción sólo pueden estudiarse a partir de pueblos actuales (fig. 1). Yo he
trabajado sobre este problema con los nunamiut , un grupo de esquimales, caza-
dores de caribú en Alaska,7 y con los navajos, que son pastores de ovejas en el
Sudoeste americano; 8 y tengo varios estudiantes trabajando entre Jos bosquima-
nos !Kung en el Sur de África. Todos estos trabajos de campo están planteados ~~:- -
..,. ~
~ Alyawara
con la finalidad de poder estudiar de manera directa los nexos entre las cosas e ' Ngatatjara
que encontramos como arqueólogos y Jos diversos comportamientos que dieron
como resultado la producción, modificación y disposición eventual de estas co- Bosquimanos .., dl¡
!Kung
sas.9
La arqueología experimenta1 10 es otra área de investigación en la que el pre- Bosq uimanos G/wi
sente es usado para servir al pasado, con el objeto de proporcionar observacio-
nes para la exacta interpretación del registro arqueológico. Una gran parte de
este método de trabajo fue iniciado e n Gran Bretaña. Comprende la recreación 1'' ' 111hm:1on de algunos pueblo~ primiti1 o' actualc' mencionado' en c.:1 texto.
experimental de sucesos o procesos que sabemos deben haber ocurrido en el
pasado, para observar cuál habría sido el resultado arqueológico. Por ejemplo, 1
si una casa se quema 11 y la erosión de sus restos tiene lugar durante un largo llf ' 'e; t•ono_cidas las actividades que los produjeron. Ahora bien simplemente
período, ¿cuál sería el resultado que verían los arqueólogos? ¿De qué manera 1 1 l'l1 Y mtrar ~o es Ia única manera de obtener esta informació,n, pues existe
1 1

se habrían modificado la estructura original y su contenido? Son proble mas que 1 11 " ' ' " n una canttdad tmportante de docume ntos escritos que describen las ac-
podemos abordar a través de la exp erimentación. La investigación, en este sen- lt>ll (' dl'l .hombre del pasado. A me nudo, el estudio de los documentos histó-

tido, nos permite evaluar hasta qué punto podemos aceptar lo que vemos como JI, " ' 1~os Sirve: no sólo para identificar los lugares de ocupación antiguos, sino
directamente referible al pasado, o como algo deformado de maneras diversas 1 """'' '' par_a ~nformar_nos de lo que allí sucedía , qué nivel de especialización
1111 11 111 '" l' XIStJa, por eJemplo , o detalles referentes a la organización social del
por los procesos intermedios. Otra de las ventajas de la experimentación es la 1 r 11 '' 111lll'nto. Una vez conocidos estos aspectos sobre la dinámica del asenta-
posibilidad de reproducir las técnicas de los artesanos antiguos, es decir, apren-
der a hacer instrumentos de piedra, 12 cerámica y otro productos empleados en " '" 11 111 L'\tam~s _en condiciones de excavar el yacimiento y relacionar los hallaz-
•1 ' " las 1~0t1C1as que poseemos sobre las actividades y procesos que tuvieron
11
las tecnologías prehistóricas y aplicar Jos nuevos conocimientos a situaciones di-
ferentes, de forma que nos permitan solucionar problemas: este tipo de trabajo "''''" h,H'l' _11cmpo. Este uso de la historia como una forma de control experi-
puede contribuir a un mayor entendimiento del registro arqueológico. Creo que 111 111 11 1 l'\la todavía en sus inicios, aunque esperamos que en un futuro se pro-
estamos en condiciones de afirmar que los arqueólogos empezarán a emplear tlu l 111 ~·1 nnd~s progresos en esta dirección. 13 El número de personas que toda-
estos métodos experimentales, con mayor frecuencia de lo que lo han hecho en ! 1 l1 111 11 111st1 umcntos de p1edra para la caza y siguen un modo de vida nómada
el pasado, cuando empiecen a ser conscientes de que el mero hecho de encon- 111 11IIIIII YI' r ada _d~a; por tanto, .las futuras generaciones de arqueólogos tendrán
1 IH: 11 Plll tun.~tlade~ de estudtar a las gentes que usan este tipo de instrumen-
trar un objeto carece prácticamente de valor si no se le puede revestir de con
h• 1 111 l;¡ e ~•~tenc1a de documentos históricos que contienen observaciones
1
tenido.
Los documentos históricos constituyen otra fuente importante de informa
1
h l " · ~ P111 111dlv1duos actuales sobre la dinámica de Jos yacimientos en el pasado
ción, que sólo recientemente ha empezado a ser utilizada por los arqueólogos. 1'1 ' 1111 ' 1 1 \ l,I Va llos y, en base a los relatos existentes sobre dichos lugares inten-
El objeto de la investigación «etnoarqueológica» se centra e n la búsqueda dl· '' ' 1 111 11111 " 1 lo que encontramos en el terreno con las informaciones his;óricas.
datos significativos sobre la formación del registro arqueológico. El a rqueólogo llo 111 11 11 ' lllodm , la palabra escrit¡¡ no es el único docume nto histórico que
que trabaja en un asentamiento y observa la ~ diferente~ actividades que llevan ' ' " , filllllllllildllnH'llll.' , dtnante los ultimm cien años hemos sido capaces de
a cnho ~~~~ orupuntl'S l'H'l' que pod1í1 ilkntilil'HI l'K'ilos modl'lw, :u qut·olúgll'o' 1 " ' 1 1 1' "''¡¡' Mudlll\ dL· l'llu.., llll' IOII tomadas a principios de siglo, cuan-
1 11 11 11 1

ti> loulil l'f.l 1 \l ~ll illl lltlllll' lll\o' p111'hlo' quc viv1an al mmgL'Il del desarrollo le<:
30 EN BUSCA DEL PASADO Dl.SCirRANDO EL REGISTRO ARQUEOLÓG ICO 31
nológico. ¿De qué manera podemos emplear tales fotografías para que nos pro- S1 pr~te~d~mos adoptar una aproximación arqueológica típica, ¡empecemos
porcionen una información arqueológica útil? Mi experiencia me sugiere que 1"" d pr~~crpro! Creo que es extremadamente importante poseer algún tipo de
no es tarea fácil. Por ejemplo, es necesario conocer una serie de detalles, tales llllo1macwn acerca de los rasgos fundamentales de la conducta de nuestros an-
como la distancia focal de los lentes de la cámara, si queremos convertir una lcpa..,ados más antiguos. Tenemos sus huesos, naturalmente, es decir, los fósiles
fotografía oblicua (es decir, tomada por una cámara sostenida a mano y miran- ti(' los hom?res más remotos, algunos de ellos de una antigüedad que oscila en-
do al paisaje) en un mapa que, de todos modos, no será análogo a los que u~ lit:. 3 Y.6 ~~llot~es de años. Pero. ¿cuándo empezó el comportamiento típico, el
arqueólogo realizaría al excavar un yacimiento. Una vez estos problemas técm- llllll'll s1gmfrcat1vo para usted y para mí, como miembros que somos de la misma
cos estén resueltos, y estoy seguro de que se logrará, estaremos en condiciones t ·Pt:ue? La respuesta es simplemente que no lo sabemos. Conocemos cuándo
de aprovechar de una manera mucho más rentable los cientos de miles de foto- 1.. p111dujeron los cambios en la capacidad craneana, en el tamaño de nuestro
grafía~ etnográficas tomadas en un pasado relativamente reciente. Las fotogra- Llll'l po y en la forma de nuestra pelvis; sin embargo, todavía ignoramos en qué
fías tienen una inmediatez maravillosa: podemos ver una persona del pasado e!
lt1 111llt'lll? ?ombre comenzó a usar el lenguaje, cuándo empezó a vivir en pe-
sentada frente a nosotros y conocer lo q ue estaba haciendo en aquel momento. IJIII'IIlls lam~h~s monógamas o a compartir el a limento entre adultos: y son éstas
e'onsecuentemente, se pueden poner en conexión las relaciones espaciales de la lt' c:uactenstrcas que, de hecho, nos distinguen de la mayor parte de los anima-
gente con los hogares, de las casas con la gente, de los hogares con las casas, l ~. , Oué antigüedad tiene el comportamiento que todos consideramos como
en un contexto behaviorístico que normalmente es difícil de establecer , incluso l¡m·amente humano? ¿Cuáles fueron realmente nuestros antepasados más anti-
con la ayuda de la palabra escrita. Con las fotografías se consigue tener. simul- ¡•t~o•s'! <'reo que éstos son unos de los temas centrales de la investigación arqueo-
táneamente, una fugaz visión del comportamiento en el pasado y una especie lll¡'lt'a
de «mapa», una enorme ventaja que los arqueólogos seguramente capita lizarán llay una cuestión de actualidad que mantiene en controversia a los arqueó-
en el futuro. ln¡•11s' d hombre de hace 2 millones de años, ¿cazaba ya para alimentarse?,
Tenemos, por tanto , tres importantes campos de investigación a desarrollar: , cl.~l"'llllt de un campamento base?, ¿compartía la vivienda y los alimentos den-
el estudio de los pueblos contemporáneos, la creación de situaciones experimen- 14
lll• dd vrupo? Estas preguntas adquieren significado cuando se contemplan
tales que nos permitan controlar las causas a fin de estudiar los e fectos, y e l uso 11 • 1 mntcxto del comportamiento anima l en general: los primates (excluyendo
de documentos históricos de diferentes clases, todos ellos campos de investiga- ti l111111hre), p~r ejemplo, tienden a dormir en los árboles y no en e l suelo, y
ción que la arqueología contemporánea está empezando a desarrollar de forma 11nu 11 cn el mrsmo lugar en que han obtenido e l a limento y no donde duermen,
significativa. A medida que estos aspectos van adquiriendo im portancia, la ima- tll11 11 h<~ce el hombre. ¿Cuándo empezó el sistema de vida terrestre, la actividad
gen popular del arqueólogo, calado con un casco, descubrie ndo una tumba , será 1 1 1111 11 , a Y el reparto del alimento? ¿Fue la caza determinante en la evolución
sustituida por la de un individuo ecléctico. interesado en casi todos los dominios ¡1 l 1· 11~·uaje o lo fue otra conducta social? ¿Qué motivó estos cambios y cómo
de la actividad humana que conducen a resultados que pueden quedar reflejados lit "' llollllOS explicarlos? Sólo cuando hayamos establecido lo que realmente su-
en e l registro arqueológico. !1111 l'll e l pasado podremos empezar a preguntarnos el por qué sucedió. y
11l11111 111\.' la arqueología. creo, está en condiciones de proporcionarnos infor-

111 u 1t 111 'obre tales interrogantes. El estudio biológico comparativo del registro
LOS GRANDES INTERROGANTES DE LA ARQUEOLOG ÍA ti, 111 lmtles ~umanos no pued~ por sí solo contestar a nuestras preguntas. Las
1 1111• ,fll'> scran la consecuencra de la integración de una amplia variedad de
¿Q ué es lo que queremos conocer de l pasado? Es siempre difícil determinar tlttl"'' .u queológicos que se han conservado: no únicamente la información sobre
la viabilidad de una sugere ncia, si de antemano nq sabemos lo que pretendemos l1 111111nmia de nuestros antepasados sino también, por ejemplo, del lugar donde
conseguir. Este postulado es tan aplicable a la arqueología como a cualquier lt1 ''"1 l.;dlados sus esqueletos fosilizados y su relación con los instrumen tos de
otra disciplina; lo que pretendemos conocer acerca del pasado incide de forma ¡tlltl1. 1 \ lm. subprod uctos de sus comidas. Con todo, hay que tener en cuenta
determinante e n el mé todo con que los arqueólogos llevan a cabo las excavacio lj11t 1"' .u¡•.umen tos e mitidos hasta a hora, no han sido frecuentemente muy só-
nes e investigan el registro arqueológico. Si no tienen las ideas claras al respec IHt. •N
to , les será d ifícil encontrar la forma de aproxim~rse a los datos arq ueológicos l'n1 t wmplo, 1<~ mayor parte de los libros de texto arqueológicos aseguran
o saber qué tipo de investigación han de llevar a cabo para interpretarlos. Po1 ljl 11 ti htlllllllc ant1guo era cazador de animales. Este argumento se basa en los
tanto, nuestras ideas acerca del pasado afectan a la investigación arqueológica l• tllt '''"' dt· yacimientos como la garganta de Olduvai (fig. 4), situado en el
y al desarrollo de la arqueología e n general. Puede ser de utilidad di scutir hn· l11• '' •IIIIIILd· en este lugar, a demüs de los fósiles de homínidos e instrumentos
vemente sobre nuestros conocimie ntos sobre el pasado, pero sobre todo es inl l' 1 ¡111 d1 11 1111l l)'llllS, tambié n han sido encontrados gran cantidad de huesos de
resante y necesario d iscu tir sobre lo que nos gustada sa be r partiendo del n:g1~> 11111111d• ~ .d l''lill l'slos huesos asociados a instrumentos de piedra, es posible
tro arqueo lógico: ;,es posible pm medio de la investigariún HI<Jlll'Oiogica l'O ilh'' 1 '"'' 11 t¡llt 'l' lliii H tk' los n·stos de la-, com idas del hombre antiguo, pero ésta
tar ail!,lll111' 1k In' ( i1;11Hil'' lnll' lllll'•lllll'''' 11 t 1M lit 1 t \ill lolllll'llfl' f,l lllll' IJII l'LII'IIlll l'O I ll'l'lil J OS yacimien tos donde elll:Oil
32 EN BUSCA DEL PASADO DESCI FRANDO E L REGISTRO ARQUEOLÓGICO 33

t ramos estos instrumentos de piedra tan ant iguos son depósit os geológicos crea- ttlltl'. además de los arqueólogos. Nos referimos al origen de la agricultura y
dos por agent es naturales, no por el hombre: éste simplemente estuvo presente 1 ltt\ condiciones que llevaron al hombre a adoptar unas formas de vida mucho
en el contexto ambiental du rante el período de t iempo en que los procesos na- 111 , , \Cdentarias q ue las corresp ondientes a su pasado como cazador y recolec-
t urales que formaro n los yacimientos estaban en ple no desarrollo, y no hay ra - 1111 1.Por qué el hombre dejó de trasladarse, se estableció y empezó a intensifi-
zón para suponer que todos los hallazgos aparecidos en tales yacimientos se 11 -.u producción de alimentos en espacios cada vez más pequeños? Esto es,
puedan re lacionar. E n o tro yacimiento del Africa oriental han aparecido unas th ·l'lles de todo , lo que significa realmente la agricultura. ¿Por q ué este fenó-
huellas de homínidos con servadas en la roca a las que se les atribuye una a nti- "" 1111 se produjo en muchos lugares diferentes del Viejo y Nuevo Mundo? y
güedad de unos 3 millones de años. 15 Pero éstas no eran las únicas huellas; tam- 11 11 es la razón de que estos cambios se d ieran en regiones tan distintas dentro
bién fueron identificadas huellas de elefante, jirafa, p intada e incluso de pe que- lt lo que, desde un punto de vista arqueológico, es un período de tiempo tan
ños gusanos. Sería bastante absurdo llegar a la conclusión de que la asociación ltltulado como unos 2 .000 años? En el capítulo 8, hago algunas sugerencias so-
de hue llas de homínidos y de elefante im plica que el hom bre a ntiguo era p astor lit~ 1.1 dirección a seguir si queremos hallar respuestas a estos interrogantes. Si
de elefantes. Sin embargo, es precisamente e l tipo de lógica u sada por los ar- 111 t.unos capaces de acceder a a lgunas de estas cuestiones, creo q ue estaríamos
qu eólogos que, a partir del h allazgo de instrume ntos de pie dra y huesos de jirafa 11 • ondiciones de empeza r a comprender la influencia q ue nuestra adaptación
e n un mismo depósito, presupo nen que el ho mbre mató a la mencionada jirafa. 1• t<IO sobre nuestro sistema de vida y también sobre n uestro nicho particular
De hecho, ésta quizá murió por causas naturales y los instrumentos de piedra ti tillo del mundo animal. D igo esto p orque la adopción de la agricultura y el
fueran utilizados y abando nados en e l yacimiento cientos de años después, sien- d• ntarismo implican una serie de cambios m uy característicos: representa una
do utilizados, tal vez, para cortar productos vegetales. Si los arqueólogos quie- 1 uliiptación impo rtante por parte de una especie, si n que se ob serven en con-
ren com prender el pasado co rrectamente, tendrán que solucio nar el pro blema '' t¡•.ul ida excesivos cambios biológicos. Sobre esta segund a y crucial serie de
de separar los diversos procesos y comportamie ntos que llevaron a la formación 1 ¡, o tules Interrogantes de la investigación arqueológica prácticame nte carece-
de un depósito; estos te mas los discuto con más detalle en los capítulos 2 y 3. 11111 dt· infor mación histórica escrita.
O tra controversia interesante que plantea la arque ología gira en torno a la 1 1 te rcer grup o de prob lemas t ambié n prod uce, e n gene ral, una gran fascina-
pre gunta de si todas las característica s que consideramos puramente humanas ltoll ,·sta vez nos referimos a los orígenes de la civilizació n. Los sistemas polí-
se iniciaron al mismo tie mpo o bien eran emergentes, en el sentido de que sur- fj '' bajo los q ue vivi mos la mayor parte de nosotros y la complejidad de la
gie ron en contextos dife re nte s. ¿Puede considerarse la evolución de la, por así ltlt 111 han a q ue casi todos llevamos están totalme nte aleja dos del sistema de
decirlo , verdadera e sencia del hombre como una especie de «salto cuantitativo» ltlt uomada basado en la caza y la recolección q ue privó en e l conte xto en el
o más bien se trata de un proceso de crecimiento progresivo? D e nuevo , la res- ¡tt lll vlcron lugar nuestros cam bios bio lógicos. ¿Cuáles fueron las causas que
puesta es , simplemente , que no lo sabemos. Se ha dicho , por ejemplo, que la 11111111.11011 este n uevo estilo de vida? ¿Qué razones existiero n para q ue las socie-
adopción por parte del hombre de la pos tura erguida , sobre dos pie rnas , cons- litl• ' basadas e n la agricultura evolucionaran hacia tipos de organización polí-
tituye un salto cuantitativo porque libera las manos; e l uso de las manos hizo 11 1 \ burocráticos cada vez má~ com plejos? ¿Qué causas prod uj eron el enorme
posible la fabricación de instrumentos; los instrume ntos propiciaron el lenguaje; h '' mt·nto de la especia lización , tanto a nivel de la artesanía como al de la
y el lenguaje preparó el camino a muchos cambios en la organización social , tlllla<.:ión social o del trabajo, q ue caracteriza a una ciudad , sea ésta moder-
tales como el reparto del alimento y la adopción de actitudes altruistas. Ésta es 11 " o~ ntigua?
una vía de evolución sobre la que tengo bastantes dudas. Personalmente, creo 1..~ hallamos ante una prob lemática en la que la arqueología em pieza a re-
que no deberíamos subestimar la necesidad de planificación que tuvieron los '"'""'" se con la historia, la filosofía política y muchas otras de las ciencias so-
antiguos cazadores para poder solucionar, por ejemplo, el problema del abaste· l 1lo y dio gr acias a q ue contamos todavía con alguno s pueblos situados en
cimiento de alimento durante la e stación del año e n que las plantas no crecen. 1 ''' • tt•motas del m undo mo derno q ue aún no se han visto afectados por la
Quizá fuera en el contexto de la caza donde la acumulación de información y 1 ttllu ton industrial y, por tanto, sus procesos están en pleno desarrollo: el ar-
su procesado empezaron a jugar un papel más importante para nuestra evolu ¡tl 11l11¡•,o puede aportar sus dat os y compartirlos con los q ue derivan de otras
ción. Mi planteamiento, sin embargo, es que el desafío que nos plantea la inves 1 '" 1.1\ socia les. F ue interesante o bservar q ue, e n cada una de las tres confe-
tigación del pasado consiste en buscar caminos que nos permitan descubrir s1 1 "' 1o1~ 111lcrnacionales a las q ue asistí durante 1981, el tema central de discusión
tales orientaciones son correctas o no. lit 1!1 .tp;u ición de los sistemas políticos complejos, el posible papel desempeña-
Uno de los interrogantes más importantes que podemos exa minar a t ra v~·" ¡" 1•111 1'1 comercio, y en qué med ida los monopolios sobre la prod ucción afee-
de la investigación arqueológica es el que hace re ferencia al mo mento e n q111 ' " ' o ltuvl'l de desa rro ll o político (en el capítulo 9 p lanteo algunos de mis puntos

surgieron comportamientos característicos que creemos nos distingue n de o tm•. 1 1.1.1 -.ohrc e l tema). En la actua lidad, es interesante o bservar que estas dis-
animales y de qué ma ne ra podemos entender su desa rro llo. Contamos tamllit'o '' 111111'~ llill' lesan casi exclusivame nte a los arqueólogos, pero en el pasado es-
con un segundo grupo de proble mas, re lacio nado con el a nt e rio r , que cons tit11 11 '1 11 \llll lll'S en111 plan teadas por historindorcs. fi lósofos políticos y o tros estu-
ye, y es f:kil lwl hlr la razón , un tcnu1 tk' fascinacil'u1 y t'SIK'c ulaci(ln pam llll ll h.t 11 11 otll lll''> la :llqlll'ología t'Sl:t l'Oiltt•nzando a pnrlicipar en el debate en t6 r-

111 1111111
34 EN BUSCA DEL PASADO

minos de igualdad con las disciplinas de investigación que poseen una metodo-
logía más histórica.
La arqueología se inicia, por tanto, en el pasado remoto, en el mismo co-
mienzo de nuestra historia biológica, un período en el que nuestro desconoci-
miento sobre el comportamiento humano es casi total, y prosigue a lo largo de
toda la evolución hasta la complejidad del mundo moderno. ¡Tal es el campo
de acción de la arqueología! Pero, ¿ofrecen los arqueólogos perspectivas especí-
ficamente arqueológicas que las diferencien de otros campos al tratar, por ejem-
plo, los orígenes del sedcntarismo o la aparición de los sistemas políticos com-
plejos? Creo que la respuesta debe inevitablemente ser «SÍ>> . Los arqueólogos
Primera parte
inician su investigación con los objetos materiales y es natural que adopten pun-
tos de vista materialistas; a menudo, avanzan argumentos de naturaleza pragmá-
tica en contextos donde son mucho más corrientes los argumentos de tipo psico-
lógico, y creo que pueden ser útiles aunque sólo sea porque proporcionan una
¿CÓMO ERA?
base concreta a ciertos debates de largo alcance.
Las respuestas a los fascinantes Grandes Interrogantes que he mencionado
anteriormente y que discutiré más adelante dependen de la interacción entre la
observación , por un lado, y la investigación para dar sentido a las observacio-
nes, por el otro. Esto ge nera un impulso y este impulso está creciendo, como
ocurre con la disciplina arqueológica en su conjunto: existen muchos más ar-
queólogos en la actualidad que hace cincuenta años. Por consiguiente. muchas
áreas de la investigación han de.iado de ser simples utopías arqueológicas y se
han convertido en problemas reales que pueden ser afrontados inteligentemen-
te, y también solucionarse; en lugar de vagas generalidades sobre el pasado.
esperamos obtener información fiable. Sin embargo, nuestros Grandes Interro-
gantes no se resolverán trabajando en nuestro país o provincia y a pequeña es-
cala, sino que requieren una investigación que comprenda amplios períodos de
tiempo y extensas áreas geográficas. La comunidad de investigación arqueológi-
ca es cada vez más internacional y la bibliografía sobre el tema que nos ocupa
ha crecido hasta abarcar muchas lenguas. La investigación realmente excitanll'
está progresando y las soluciones a nuestros principales problemas no las potk
mos considerar lejanas, sino que, en algunos casos, están ya a nuestro alcance.
102 EN BUSCA DEL PASADO

sideraban empíricos y, por consiguiente, no sometidos a cuestión. 1 ' "'


que podían ser usados en apoyo de una interpretación del pasado 11tí
a cu~stionarse, pues su correcta aplicación dependía de los da to1> d
Había culturas persisten tes e industrias alternantes: ¿cómo podía t.•sto r
A medida que el archivo a rqueológico iba consiguiendo un nivel de dtl\
ción más complejo y riguroso, se hacía patente también el conflit ltl
mayor existente entre la normativa y el problema de la naturaleza 1h 11
lidad cultural. Sólo cuando, a través de los procedimientos descrip11vo
liados por Bordes, se hizo «hablan> al registro arq ueológico , se cvldl'nlJ(I llNA ()DISEA A RQUEOLÓGICA
flicto, previamente ocul to, existente entre el concepto de cultum q lll tll
los métodos de Bordes, por un lado, y los conceptos derivados dl' la~ lt l
nes de la cultura material de los indios a mericanos, por el o tro 1 1
mien to de la existencia de diferencias fu ndame ntales e n las supmH1011
del registro arqueológico, así como respecto a la cultura misma. ltrC' , lh, qu llltL ntmos nuestros estudios de arqueología a finales de los
1
por la aparición del proble ma musteriense. 11 11111 y pttnnpios de los sesenta fu imos educados de una ma.nera b~s-
La discusión acerca del ho mbre primitivo se ha visto rodeada de un 11 1 11 , ""'d 1.a mayoría de nuestros profesores empleaban su tiempo m-

teatralidad, que ha propiciado multitud de argum entaciones y Jlill ll I 1• 11IVt'l p111hlcmas cronológicos mediante el estudio de las ~-ariaciones
sido la ocasión de «irse por las ramas»; sin embargo, la invesi 1J.:lll'll111 1 1111 1 ti • lo·. ar tdactos y en las diversas maneras de orde nacJOn secuen-
proble ma musteriense ha transcurrido por cauces relativame nt L' t 1fllllJIIII 1 11 11 1lrd, l'' lll'l al mente sin ayuda de la información e~tratigráfica .c~rres-
todo, es muy probable que este último p roblema afecte de fo rma u 11 111 1 .t• 111mlo, la mínima e nseñanza arqueológrca que rectbrmos,
a la arqueología en general, p orq ue la controversia musterie nsl' noNh• 1111 n llt1n·. t·,tudia ntes de mi edad, implicaba el hecho de aprender a
a tener que cuestionar las ideas básicas, aq uellas relacionadas mn 111 1 11 tr1p1111u~ dl' objetos y distribuirlos en series, con la espera~za .de q~e
naturaleza de la cultura. tf t• tlt filll.lll de alguna manera el paso del tiempo . Se hacta hmcarté
111 h 11 1 """ 1.1 estratigrafía), porque estaba amplia mente extendida
1
1 1 11 d 1 ~;lt dl' Norteamérica- la creencia de que los depósitos con
h 1 lllll e·,, '"os o ni siquie ra existían. 1 La metodología arqueológica
1 1 1 1 t 111 lrr.,1vamente de problemas de cronología.
1 !11 1 l 11111hlo dc cstos esquemas, que nos condujo a algunos de noso-
l(llitrrllllltt,., mn lo e~tablecido, fue la inve nción y a plicación de la
1 1nol1uo .11 ho110 . Pensábamos que el C14 resolvería, de una vez por
1
1 lll flllllt , ¡. !m p1 oh lemas cronológicos a los que nuestros profesores
11 11 tn llllllt,, ... lucrzo. Y si estos problemas p odían, e n parte, resolver-
! lltl[ rtllutt·t, ulrlinlf los restos arqueológicos desde. un aspecto más
1 do 1 11 " los estudios arqueológicos sobre los mstrumentos de
1 11111,1 11 ol lll'• olltcfactos habían servido únicamente para resolver
11 , 1111 h 1, 11 1,, qtrl' ahora podían di lucidarse mediante el sim~le análisis
1 111""' • , '1"' tkhia hacerse con todos los artefactos?: debta pode_rse
tlt•• ol1 llllorrlloll'IOJl. 1 La nueva vía.' abierta .mediante la dataCl?n
uluttt·• 11111111 l'i rrrtico camino; tambtén eran Importantes otras tec-
1 1 11 1(1 11 11 1lt, nlltHI la dendrocronología), el renovado interés por la
1 , 1 1111"' 111111 11 111 1k quc c n América del Norte existían algunos ya-
1u 1111! 1111 1 1•"11 11l1glnl1 as. Nuestra respuesta a todos estos cambios fue
1 ltllltllll lit '"'""'"' tk conseguir nueva información acerca del pasa-
1111 tt 11111 , .uh "''" de In cro no logía.
lllrt• ptlll\.rtlltrtli', nl'o que ¡.\rHn pa rte del t rabajo llevado a cabo
lit t Mll1hu ¡'ltttldo pw 111111 t.•st rate¡.\ia mayoritariame nte inductiva.
llltlllh 11 1u 1' 1.1 q 1u "qlltríamo\ rcHtorc• l'l pasado dl' fo rmn distinta
104 EN BUSCA DEl PASADO UNA ODISFA ARQUEOLÓG ICA 105

debíamos poner en práctica nuevas maneras de observación: tal conu1 h 11111 musteriense, al menos tal como yo lo concebía, consistía en algo muy
mostrado la invención del microscopio, si se consigue una nueva fm lllll ll titilo
s~· podrán observar numerosos hechos y, en principio, estos nuevos hl'rhn r, y a pesar de q ue había reconocido esta distinción, intenté todavía en-
remitirán a nuevos tipos de fenómenos. Ésta era nuestra idea y as1 l'IIIJ ut "" una solución al problema a través del descubrimiento de t6cnicas. Sabía
trabajar, por ejemplo, en las prácticas mortuorias.' A su vez, y aunqw· dlt 1 r lllll!\ .rs excavaciones no resolverían el problema y, por otra parte, conside-
tl'ZGI ahora chocante, por entonces escaseaba el trabajo experimental 1 1 1 Jll•~ihlc obtener una solución analizando de manera diferente el material
caho con utensilios de piedra por americanos: John Witthoft era l'l t\nh 1 1 tlll' . Así, empecé a investigar lo que ahora denomino «técnicas de recono-
qucúlogo americano de la generación anterior a la mía que había rcuh uh ttl lll•l de modelos», utilizando para ello técnicas multivariadas (fig. 40) que
!'.llll t1po de experimentación sobre la manufactura de los útiles de pil'dt 1 1\'tulahan a aislar y reconocer modelos que de una manera y otra eran inhe-
menee a intentar considerar las asociaciones líticas en términos dl' llt• n lm datos del registro arqueológico. 10 Estaba satisfecho con la estrategia
r~·stringidas, examinando los artefactos a lo largo de toda su traycl'lnlll ''1 h ul¡r en el reconocimiento de modelos que empezamos a ~pl icar ~ pri nci-
la materia prima hasta la producción de utensilios acabados. 6 Estimulrulu th lo , arios sesenta, no únicamente a los hallazgos mustenenses smo tam-
t 1ahajo de Witthoft procuré poner en práctica las técn icas de an:íli~ •s ,J¡ 1 lltllt has otras áreas: Bob W hallon, Henry Wright y otros uti lizaban e in-
httn>s. Tales intentos no eran sino una búsqueda de n uevas forma~ de
rion, de maneras de aislar nuevos tipos de datos a partir del m1smo
l'o1 aquel entonces nunca pensábamos en preguntar «¿cómo dm scnlhl
qu~· vemos?»; observábamos únicamente para ver cosas nuevas <'utullll
•k alguna manera «conoceríamos» sus significados.
l•uc en este contexto cuando comencé a escribir sobre el n11w,1u~•• !¡
queología8 y acerca de las aplicacio nes posibles de la probabilidad ,. lu
t1ca en la excavación y en los análisis de los materia les arq ueo l li~· t l'"~ 1
wmo se puso de manifiesto, me vi envue lto en dos tip os de prohh- m 1
1
mucho más importantes. El primero de ellos era el tema de los n1I~LII
apricu ltura,9 un viejo problema q ue los arq ueólogos hacía tiem po IJIIl ti ....
---
,,
s~· trataba esencialmente de una cuestió n de interpretación: ¡,wmn y 1 2
\-~¡-"'....
[1·.:
11
nnu rió? En e l capítulo 8 trataré este tipo de problema y dan: mi op11111 11 --
- rrm ~aCl4
••• ~ 1'!'¡11ffi!
~ •• •• - - ~· 1t
• .. ·-·· ..~ • . . .. -!.- - 1 -

""· " -~n!)Jill.,,.


rumo podría resolverse. , ••
Jf!JJ ••H '
1·1 otro problema giraba en torno a postulados difere ntes: ro nt~'lll ft 11
1u .u lo que debía darse a la variabilidad en el registro arqucolo~· u" \
,. ,' la

:.::D.. ·_· i.. ~:e~·


f'

1
it 1

1111 ti k a la variabilidad aislada en las industrias de l Muste• i•· u"· 1 '''"1 ~ ~.


~ 1
~

:::
.: •
; '
...
lr.tii\O~' Bordes (cap. 4). Éste era un tema que se hizo fa m tl r.tt . 1 ('lllhiJ 1 -- ··~ .. . . '
In• .u1w. sesen ta y lo traté en profund ida d antes de decid irnH a puhh\ ttl
n """k' aba que era un tipo de problema tota lmente nuevo 1 1 "' 1t tt
.tll' tl':t de la naturaleza del registro arq ueológico. La mayo11;1 d1 "'' "''' 3
llilmos los datos arq ueológicos, los yacimientos y lo que en ('(Jo.. ·,, h 11111
liado; confiábamos en Bordes y no d iscrepábamos de su trpoht¡'l.r 14t tJI
cuestionábamos era a lgo d istin to: e l significado de l modl'lo CJIII ,, hl11 (l 1"" ~ 1.• flllll.ll de llordcs
r ~·~·Jstro arqueológico. Con anterioridad al surgimien to dcl(HIII>I• .,,,, 11111 1 11 111 11111 ''"" tn11ol para cx-
'l' ~·ste tipo ele d ificu ltad no había sido afrontado con tod:ll't(llttl.ul (lt ti 1t ~ llf,lllflu1,ul de lo\ con-
1 ti 1\lmlllll 1·1 pro-
11\l'
l'll mts estudios sobre en terramientos. piedras ta llatht\ , ~·ll ) 1 " llr 11111
llltlu 1'"' In' tlmford es
pu~·do ver que la mayoría de argumen tacio nes que ap• Cllt ll l Clll ttl 1 llhlf 11
1 • '" 1 lo· 1111k' de pie-
,;th:111 sobre la inte • pretacion convencio na l de los ha llatgm lllqtu•''"l 1 ''" 1 ~~~· 11111 tld mdl'na
)'111~'11 podta d cci t , por ejemplo: •d le em:ont rado ' " 'ya' "" ""'" 1" \ 11 lh•t"ll"' ''·""'''''"' 'al l l!ffiJ

1:
4
~ ~ t==l ::~
¡-.-
lll ll'IIIO l'll )', :l tllhllS ¡((- (;r IIIÍS II I:I C(llll':t, JHII l:tlltll ddll' l'\1~. 111 111111 t 11111 11111111 (l lllfl'illlllll ll'll
( 11 1111 lit l lllflt' lll <¡ Ul' DO ,.., .. ~ •v ttoo
tlllt'ttiH'dllt , l'll / .. ; l'IIIO tll'<'S 11lra (ll'l\011 11 pod fn ll' pl rrn r N.. , 1111 11 tt lt t~lllltotp1111ollhl tk DO t1IIID~ 'f<lt'
1 \l~l;t 111 111 '" /. ( 'll\1 toda~ Jn, l'I HI \'l'"lll'l1111l'\ y ""' " """ ' ·. , " 11 ¡1111 :u""' dt ""'u"·vllh ~ ~;_:·:~
· ?DII~Q
1111(11 llo ll l "' '~~~· IÍ('II lllllll '"'d'" '11 1 1 ,,,,,,,., " " 11 pi' 1110 l(ljll lllfllil ¡,tLJ -

-~--~----·-~
-~
-~
=--.~......'-----=..: .
106 EN BUSCA DEL PASADO

vestigaban estas aproximaciones en una amplia variedad de material a1 q11111l


co. 11 Pero el prohlema principal no desapareció. sino que se hizo más ;u uuu

Los DATOS NO HABLAN POR SÍ SOLOS

En 1967 recibí fondos 12 para trasladarme a Europa durante un ;11111


finalidad de trabajar más estrechamente con Bordes, en Burdeos. M1 J1111JII
de investigación era el siguiente: si no podíamos estudiar directaml'llh !1 1
dras talladas, quizá podríamos, en cam bio , estudiar, en suelos arqucolnJ'Il•
cavados,l 3 los restos faunísticos y las distribuciones horizontales tanto de l• 1
na como de las piedras talladas. En tal caso sería posible relacion:11 1.1 \ 111
lidad de los objetos líticos con otras características de los yacimiento' 11 q11
gicos en cuestión , características que hasta entonces no habían sido' 11ull
sistemáticamente. Mi razonamiento era que diferentes tipos de activid.ul ti 11
haberse combinado de formas disti ntas para producir estas asocial'IIIIH \ 1
tanto, existiría por lo menos cierto tipo de correlación entre alguna-. .ull\hl
y determinados subproductos de los restos de consumo de alimento-. ( 1'"1 1
plo, huesos de animales); igualmente, debía existir algún tipo de rd.u 11 11 1
los diversos utensilios relacionados con la obtención, elaboración y rn11~11111
animales. En Francia trabajé durante un año en la identificación de• 1nd11
útiles de piedra y huesos de animales, procediendo a su registro y le 111l1HI
cuenta la parte anatómica y el modelo de fractura (figs. 41 y 42) .
A partir de aquí se produjo el primero de una serie de dcscn~•a11t •
casos en que los yacimientos habían sido excavados, cada utensilio de• 1'1 1h
había computado mediante el empleo de coordenadas espaciales 1111l11n 11 1
les, de manera que podían ser registrados horizontal y verticahm111o p 11
construir su distribución en las superficies de tierra del pasado; lo•. !111• 11
cambio, habían sido recogidos por niveles. Y aunque la cual idad do 1•1 1
era considerable, no era suficiente como para permitirme anallt;ll 1111 11 l1
formaciones con el mismo mecanismo. Era, pues, posible estahlt•n 1 '••11 1
nes entre el total ele conjuntos faunísticos y el total de conjun to-. llt1111

41, 42. Ejemplos de las hojas de

----- --
r,-------~-----,--------~·~L-------~------~------~~----- ·

L
-1
trabajo empleadas en 1968, en
Francia en el estudio del yaci-
miento de Combe Grenal. La figu-

-
ra 41 nos muestra un fragmento de
la planta del nivel M. La 42 repre-

~ -·

senta el gráfico que resume un

,- análisis factorial de los conJuntos

••--·· ...
L

•- -
l
-
-..-- . ... -
de útiles de Cotnbe Grenal en re-
lación con las medidas indepen-
1 dientes del cambio ambiental.

-------
..--- . ·~

'V
-" • ;..
'



108 EN BUSCA DJ:.L PASADO UNA ODISEA ARQUEOLÓGIC A 109

no sucedía lo mismo con la distribución de los huesos y las piedras en e ad


de los niveles excavados. Pese a ello, llevé a cabo sucesivos estudios d, {11
ción , en tal número que necesité un enorme baúl de acero para transplltl r
dos mis papeles a los Estados Unidos. Puedo hablar de correlaciones enlt
quier par de utensilios-tipo del Musteriense, entre utensilios y hue"l
huesos y líneas de circulación de agua en cuevas , es decir, prácticamenh
cualquier tipo de datos. Evidentemente descubrí muchos datos nuno
que nadie había reparado anteriormente, pero ninguno de ellos hahl.1h 1
solo , como tampoco lo hacían los datos iniciales. Al producir más y mil
y al detectar más y más modelos, había ampliado únicamente el alca111• d
blcma sin consegu ir so luciones. Ninguna de las correlaciones propo'''''"
ciente información como para indicarnos la razón de su existencia: srrnpl
estaban a llí, en e l registro arqueológico, como modelos complejos tk n 11
estática.
Es importante constatar que a partir de tal cantidad -no esca.\c'.
mación empecé a vislumbrar que las aproximaciones llevadas a cah11
ban serias dificultades de explicación. Ninguna de ellas bastaba palia
el tipo de asociación más adecuado que debía realizar con cualqu11'rtt d
llos datos. Mi baúl metálico era tan grande y pesado que decid1 'oh 1
en barco y, durante el viaje de 5 días desde Le Havre a Nueva Yot k 1
oportunidad de realizar algunas reflexiones desconsoladoras. Tod11 [ 1 111
era obviamente un fracaso total. ¿En qué había fallado?, ¿qué hahtu
hacer?, ¿sería quizá simplemente que los arqueólogos no pueden aptl:lltl
acerca del pasado?, ¿dónde me había equivocado?
Todavía conservo en casa un pequeño cuaderno de notas en d •IU
una serie de deducciones lógicas de mis pensamientos a partir tk .tl¡.tlllll
ceptos fundamentales: una especie de autorreflexión. (Muchos d .. ' lu
1 1 ol • quuual nunamiut con su abrigo con capucha (bordeada ésta con una p iel de
mientos han sido incorporados en el capítulo 1.) El primer encaht•ta tu lll 1111 111 1111" mlorcado por encima; Paso Anaktuvuk, Alaska, 1971.
«¿qué es el registro arqueológico?». Debajo escribí: «el registro 111q1u 1
estático», y a continuación una serie de apuntes en el sentido dl' qw fl
do los gusanos) no hay nada dinámico en e l registro arqucológrm 1 11 1
lo que nos interesa del pasado es la dinámica, es decir, qué hal'ltl 1.1 1'1 111 1 1 ~11 1 1111 l ONTFMPORÁNEO UNA SOLUCIÓN?
vivían y si competían o colaboraban. Éste es el problema básiw y lllllll 1
no exclusivo del período Musteriense, sino endémico de la urq11n•l"l'' 1 ,¡, .. 1 111harear e n la ciudad de Nueva York, en vísperas del Año
podemos realizar inferencias dinámicas a partir de datos esl:ltll .,. 1 ~1 l'lh'l , \.1 llllta algunas de las respuestas a estos problemas, al me nos
se puede leer en mis apuntes: «el registro arqueológico es contttlli'PI 11 n """ 11111 1'1 eparé un plan de investigación para desplazarme al Árti-
te en la actua lidad y cualquier observación que realice acerca tk 1 1 , 11111 ¡urllo,l\l' lol 1k 1969, con la finalidad de convivir con un grupo de esqui-
vación del presente». Pero, sin embargo , lo que nos interesa t 1111111"'1'' ll h '" ¡ 1 .1 .. 1o~~ones de este viaje eran algo más concretas y tenía mu-
11 tltrltol,ulo •, dt· que se tratara de una experiencia muy positiva. Si alguna
es el pasado. Todo ello me sugiere que los arqueólogos no., t'llntlllltlln
los seres más optimistas del mundo. Excepto e n caso de qu¡• 111111, 111 1p 1 olo 11 .1111<11 rnferencias correctas de los datos arqueológicos, estaba
articulaciones necesarias y determinantes que se dan cnltl' l'lll"·' tllll , 1 In dl '1"'' p• t'VIa rm:ntc debía entender la dinámica de los sistemas ac-
consecuencias estáticas, ¿cómo podemos justificar una inll'H' III 1.1 , 111 1"" 1'" " ' 1 o n'>ecucncias estáticas.
unas a otras? El aspecto dinámico del pasado hace til~ mpo '1'" 1h H 1p 11 li"""d•·t~ 1 ',111 mi oportunidad por diversas y buenas razones. En pri-
' " llllrth•m hahr a estudiado los huesos de reno hallados en los yaci-
11111 11 "' 11''' h:t'olll tal cxtrcmo que creí que nunca más desearía volver
tltllru• 11111• t llos , Jll'IO ahorn tenra la oportunidad de estudiar un grupo
1 ' ' '1"' ltulnvtll t'lllllhn aqu\'1 nnima l objeto dc mis invest igaciones

1 j
Área de cría del
caribú porcupine

Área detallada
en el mapa
del caribú porcupine

MAPA DEL NORTE DE ALASKA EN EL QUE


SE SEÑALA EL ÁREA ESTUDIADA Y LA
D ISTRIBUCIÓN DE LAS MANADAS DE CARIBÚ
j- =...:A.~= ·~ '..J,
=.o-c&'
Esta~J de Ataska

e:z
)>
o
o
¡¡;
t'T1
)>
)>
;;:)
o
~
,...o
oo
·1 \ 1 · n:.,~~
ñ
)>

..-
.....
......
112 EN BUSCA DEL PASADO UNA ODISEA ARQUEOLÓGICA 113

(figs. 43 a 46). En segundo lugar, era posible estudiar un grupo que dqu 11 1
casi enteramente de la caza, algo que no es fácil encontrar en la actual1d.lll 1
tercer lugar, su medio ambiente era ártico y, por tanto, semejante al l'\lsl• 111
en los yacimientos franceses que había tenido oportunidad de conocer (tu 1 lit
se hallaron algunos pólenes arbóreos que indicaban un paisaje de bosq111 1 1
resumen, había llegado a la inevitable conclusión de que la única posihi1111 ... 1 1
desarrollar métodos arqueológicos de inferencia era a través del estudio d1 f'li
blos contemporáneos vivos, o mediante la práctica de la arqueología en Mili 1
nes cuyo componente dinámico estaba documentado históricamente. Cou 1d 1
ba que la «etnoarqueología», la «arqueología experimental>> y los <<ya••m• 111
arqueológicos históricos>> eran la única oportunidad que teníamos para d1 111
llar y perfeccionar los métodos de inferencia que trataban de los conp111111 1
artefactos hechos por e l hombre. Después de todo, el trabajo llevado " 1 " ' "
la física experimental había dado como resultado las técnicas de dala111111 1
radiocarbono, técnicas que no pueden considerarse arqueológicas en s•·u1 "ltt
tricto, pero que son de gran utilidad para los arqueólogos. Por otra p:1111 1

47. Equipo participante en la campaña de 1969 en el lago Tulugak, Alaska. 1h , .. ., .... 1 1


derecha: Richard Workman, Charles Amsden, Don Campbell y Lewis Binford

1 1• W1111 1 tt·mgicndo huesos de un escondrijo esquimal de carne durante la campaña

1111 uu.Hiones podían resultar útiles para desarrollar un cuer~o. de _in.f~ren-


'1''" il•h.., a la arqueología, aunque éste no era nuestro propos1to 1111ctal.
1 1 \ ""''• ll'mporadas, en el período de tiempo co~prendido entre 1969 y
11•¡ I/ y IH), practicando etnoarqueología en el Artico (caps. 6 y 7), mu-
1 1 11~"" lt'sultados están publicados en mi libro Nunamiu.t Etnoarchaeolo-
ltl lltJIIIIII' <il' esta investigación se centraba en la explotación animal y en l~s
11 1 1111111'-olltos, pero quería también dedicarme de nuevo y de manera más dl-
'" )1111hlt·nws derivados de la interpretación de conjuntos líticos. Así, en
111 dl11¡•í" Ausl rali a 1 ~ para trabajar con algunos grupos aborígenes que to-
1!11111 dt,lll ulilcs de piedra (cap. 7). Una consecuencia de este trabajo fue el
1 1!11 d1 1111 ;¡nliguo interés por los orígenes de la agricultura (ca~: 8). La ex~
11 11 d1 1 ,11111Hll'Oil cazadores y recolectores actuales me convenc10 de que , SI
1 11111 1, 111'-ol'l'.tlll modelos y explicaciones válidos acerca de los orígenes de la
1111111 1 ¡J, IH 11111s wnowr con precisión el grado de variabilidad ecológico,
1 11111" \ ollllóilt·xistcnle en la organización de los pueblos cazadores y reco-
.¡, .p111 \ dt· lodo . dependía de este grado de variabilidad que operaran al-
11¡•1• d1 lill'l/11\ sl'ln·tivas dando lugar a nuevos tipos de producción que.i~ -
tlli IJ'IIlllllillól y In d<lllll'Siicaciún de animales. Ello me llevó.' e n 1971., a 1111-
" '""~~ 1111 clt ll11go nk:uH't' ron la finalidad de acumu la r 111formac1ón ct-
l•lllt 1 ~ 1 11111llll'lt oltlliiiJlllllllivll att'll'll dl'lmundolk lost·a;radorc:-.y rccokc·
114 EN BUSCA DEL PASADO UNA OD ISEA ARQUEOLÓGICA 115

tares, centrándome en cómo incidían los factores ambientales en su orgam11 1 lunnndo después que todos debíamos investigar siguiendo principios
Tres han sido, por tanto, los temas centrales de mi investigación o lo 1 I'I,J, l nticndo ni entenderé nunca esta sugerencia! Creo que el modo
1 . •
de los años sesenta: primero, el estudio metodológico de los conjunto-; 1ll h In 1 Nl l~·-llnos estriba en observar datos , reconocer modelos, tener mtm-
sos de animales (cap. 2); segundo, la organización espacial de los restns d 1 ~ 1 hrrllantes, o simplemente revivir viejas nociones ya gastadas pero
tividad y la estructura de los yacimientos arqueológicos (caps. 3, 6 y 7), Y 1 1 1 1\11 11111 durante años; pero, vengan de donde vengan las ideas, inten-
ro, estudios comparativos globales de cazadores y recolectores. l.os t 11; 1 1 t 11trdo a lo que vemos. Para ello debemos utilizar u~a lógica .que se
se relacionan directamente con los dos problemas mencionados ankrrn1111 11 1 1 h11plrutciones de nuestras ideas en el mundo real. Este es elimpor-
los orígenes de la agricultura y el problema de la variabilidad en el Mustlll 1 1 (11 1 r ltonamiento deductivo. Debe hacerse hincapié, sin embargo,
El interés por los períodos antiguos es consecuencia de mis estudios launl 11 lhr 1111 ~o1gr11fica que se trate de la forma primera de obtener ideas, ni
1 11 11 ,, 1111a forma deductiva , en Jo que se refiere a observaciones per
111 u tll lll'var a cabo una evaluación de las ideas. Como ejemplo de la
El ABSURDO Y LA NUEVA ARQUEOLOGÍA li ·11 1111• l'n este sentido, citaré un plan de investigación que tuve oca-
1111 11, po1 e ncargo de la National Science Foundation, a principios de
Aquellos que están familiarizados con la literatura arqueológica 1k In 1 11111 1 os autores del plan postulaban que realizaban su investiga-
mos quince años habrán observado, sin duda, algo raro en la cw11olu 1 ¡u rhi¡•u .r "puiendo el «método lógico-deductivo». Intentaban examinar
programa de investigación que acabo de enunciar. Uno de los hitos 111 1 1 Jlrt lrl chtl'lminado. Su hipótesis era que existían campamentos a lo
rrollo de la llamada «Nueva Arqueología>> fue la publicación en IIJhH d 1 1 rhqn,•s y a partir de este hecho deducían que deberían encontrarse
men de ensayos titulado New perspectives in Archaeology. Dicha oh111 tr d11hm diques. El trabajo de campo propuesto pretendía probar
cierto impacto y generó, a principios de los años setenta , gran núllll'lll d t 1 1 vidullcmente, ello era una completa tontería, ya que se trata
siones. La mayoría de ideas y estudios de mis colegas y discípulm. 111 11 111 lll 111 r1lativa al carácter del registro arqueológico que, de ser co-
este volumen, se remontan a principios de los años sesenta, a un molllllll tl 1111 1111 '"'' informará acerca del criterio acertado de su autor. 1R Por
terior a la realización de mi viaje a Francia para estudiar el Mustt'll 11 1 tr1pln, "'pongamos que lanzo la hipótesis de que este libro tiene
publicación del libro coincidió aproximadamente con el momento dt 111 hlu r 1h 1«; 1111 y una vez comprobado con una regla se demuestra que,
alejamiento de mi trabajo en lo que respecta a una investigacion llllllliiHII 1 ttl 111111 · IS cm. El hecho de que tenga razón no supone ningún tipo
todológicamente: tan pronto como éste apareció di un giro de 90" \ 1 nlotlll 1 tlll\111 1111lll'ctuales, únicamente evidencia mi habilidad para recono-
investigación en otra dirección. Mientras realizaba trabajos de campo, o 1 11111 1 d• lns lrhros. E l razonamiento deductivo sólo es importante si se
ha los resultados, intenté evitar muchas de las ideas imperantes 1'11 la llh t 1 1 e v tltr.ll algunas implicaciones intelectuales derivadas o deducidas
arqueológica de los años setenta. Me mantuve al margen y ohsl'IVI 11111 11 q. r til 1dc '"· dt: un razonamiento. Las proposiciones empíricas, cita-
;Ji~unos de los temas y razonamientos que yo mismo o mis l'Ok~·us h thl ¡ 111 1d11· qm· acabo de proponer, nunca contienen tales implicacio-
1111 mducido desordenadamente y que, en ocasiones, habían st·guulo dtru 1
qul' nunca creí que pudieran tomar. 16 Por tanto, quizá sea apm1u;rdo 11111 hl 1111 e l", In d1· la Nueva Arqueología que permanece algo confuso y
llll'Vl'lllente cómo contemplaba la relación existente entre mr 11111)'1 1111 1 •l lt•11n11 1 11 qut· fue presentado y argumentado, e n la mayoría de la
v1•st 1gación y la evolución seguida por la N ueva Arqueolog•a 1·11 1 1 uhr 1 llljlll ""'''" ;1 ;unerica na , ha sido contraproducente. Sería el último
dos , durante los años setenta. lltl¡uu t llll'r.J del razonam iento deductivo, y aunque probablemente
Empecé a tratar la lógica de la filosofía de la ciencia en rl'lauc11r 11111 11 In 1111111 p.1111 d1· la culpa por los pobres argumentos sobre la deduc-
ligación arqueológica en un artículo publicado e l a11o 1967 1 l'o1 ·"1" lle 1 1111 1 1111 11111 dt lupótesis que privaban tanto en los años setenta, me
intentaba simplemente establecer una opinión negativa, un :rl~'llllll lll•llt 1 que 1111 ,oy dl'l todo responsable.
a determinados puntos de vista acerca de la interpretat·rún del 11 1"~11 '' 11 1 u 1 ¡¡tri• 11 11 .rl¡•.uaos comentarios Jos aspectos sociológicos de la ar-
lógico que eran corrientes por aquel e ntonces. Mi supuesto l'lil '1"' tlllllll llllr tl1111111 11Hiill\ll.., y algo desagradables a causa de los trastornos
considera un cuerpo de datos arqueológicos y dice: «esto l'S lo qnt 11 ultl 11 l11 t1111c ,, " lllil Supongo que también debo aceptar mi parte de
términos históricos» , está haciendo una inferencia. L:1 11111\'llt st l.llll'll 1)1 1 1111 ul d 11 ~¡u·c to y:r q11e según comentó una vez Albert Spaulding-
da , y que consideraba viable para eva luar una idea pr t'VHI, 1ow.1·.11t1 1 11 ti 1 1 llljlll oel••!'" 111." vrejo tic la ciudad. A principios de los años sesenta
sus consecue ncias aplicfindolas a o tras condinon l's l' lllpllrl us qtrc jltrdH 1 lit 1 !1 "'"' lrrllltls 1'11 los debates mant e nidos con mis colegas y compa-
1·n el mundo. Sl' p1l'suponia , por l:rnto, qul' l'x isll llll ya :rlgllllll' uli 1 11 1 lrt¡ll 1 111 11111 lllll''tms '<o ponentes», y no nosotros, los que acuña-
pasado. IHII el 1111 111 Alljlll'ologt:r». RoiK'rl Braidwood llegó incluso a con-
1•1 p1olil1'lll.l l'.,lllh;l llll l'll l(lll' 1'1\'1141... lllljlll'illti!',CIS Sl ~lllllll ll 1 Hli l ltlll llf 1 ll¡c11c11 1 1 ll'"ill.nlo lul' ljlll' llllll'hos arqueólogos jóv<:n?s , in f~ui-
/cllr.lllllltrlo 1111 d1.1111c 1111,1 J'l 1(1111111 1111111'•11111 1'11 lu lrt c• JIIIIII ol do •ll'" 111 1 1 1 111111 1¡1111 ¡ele In' ¡llhl\ \1'-ll' lll:r , lll'Yl'lllll l(lll' dt'lm1n dd11111 1111 trpo
116 EN BUSCA DEL PASADO

de arqueología todavía nueva: arqueología del comportamiento, arqueología so-


cial, astroarqueología, etc. Mucho tiempo y energía se han gastado en los últl
mos años argumentando acerca de estos nuevos «campos». Personalmente . he
intentado evitar tales debates, ya que no contie nen propuestas serias dentro de
una disciplina científica, sino que más bien representan una forma de postura
sociológica dentro de la organización de la arqueología americana. En realidad
han sumido a la literatura arqueológica en una confusión, especialmente po
parte de aquellos que no están implicados en la arqueología de América. ht
es un aspecto de la Nueva Arqueología del que me gustaría distanciarme.
,, CAZADORES EN UN TERRITORIO

PUNTUAL!ZACIONES FINALES 1 II)N 1 S 1 ÁTICA DE UN TERRITORIO DINÁM ICO

Éste es, en pocas palabras, el camino q ue ha seguido mi investigación duran V1 1.:11111entos excavados son el sustento de los arqueólogos. Su visión del
te las dos últimas décadas, un camino a menudo divergente del recorrido J10f 1 • ' llllunscribe necesariamente a estos puntos discretos y aislados del
la Nueva Arqueología. Re fleja aquello que, en mi opinión , debería ser priorlt 1 N lr.tta de una visión fija , aunque el compo rtamiento en el pasado
rio en cuanto al desarrollo del campo de la arqueología. Creo firmementl' qUI llllllo' nll' t.:l de los cazadores y recolectores- fuera extremadamente mó-
para hacer inferencias se precisa una metodología sólida y, por el momento tlt Ylillllllcnto presenta una visión parcial y limitada del total de las acti-
carecemos básicamente de ella. La arqueología no ha sido una ciencia: ero 1 V ,¡, ¡wndc de su posición dentro de un sistema de comportamiento re-
con una serie de convencio nes utilizadas, en un momento u otro, por la rnuyn 1 1 t'" .1hk' imaginar, por ejemplo, que los diferentes conjuntos de útiles
de arqueólogos para «interpretar» sus hallazgos. Muchas de estas conwncllt •h 1ti 1 Musteriense descritos por Bordes (cap. 4) son simplemente peque-
no han sido jamás verificadas y desconocemos, simplemente , si son v;\lulal 1111 111"' dl' la vida de un grupo cazador y recolector. Pero existe la posi-
eficaces. Pero disponemos de otros métodos a nuestro alcance que nos pcr lttplluu 11111 de que si el modelo de actividades llevadas a cabo durante el
rán, sin duda, realizar afirmaciones mucho más precisas e interesantl'' 11 11 ' VlltHl substancialmente en los diferentes momen tos y lugares, los
del pasado. Tal investigación metodológica es obviamente crucial, aum¡u 11ft o.ttttvos de cada yacimiento representarían unos <<fotogramas» del
debemos olvidar los problemas más relevantes de la arqueología , tall'" 1 lttl (ltlt ll'nciados.
todo lo relativo a sus orígenes, la manera de explicar la variabilidad rultur hh '~ • lll'Íllas, junto con mi concepción acerca del comportamiento
bien la causa que produce diferencias en los fenómenos étnicos y l'\llli~t 111llo li cl111 an te el Paleolítico, formaron las bases de mi oposición a la
Todos estos aspectos deben desarrollarse conjuntamente, ya que la invnt 1 ! lii11 tic• llmdcs sobre los modelos a observar en los conjuntos muste-
metodológica no puede ser llevada a cabo de forma aislada, sino m;b ht\ n lhttllt <«l'la que las diferencias existentes entre ellos reflejaban las
tro del contexto general de una problemática que esperamos solucionat 1 111 1 11111 '" de los diversos grupos que los habían fabricado . Mi teoría,
plazo. Estas últimas puntualizaciones han servido, en mi caso, para n plu 11 tll 1 111 11 1 11 lot no a la idea de que en cada yacimiento , el uso del espacio
orígenes de la agricultura y la variabilidad en el Musteriense. Dura11tc In 1 11 ti Hloooollndos por el hombre musteriense son una respuesta especí-
mos 20 años he estado implicado en múltiples y diversas facetas dl' lu .11•1111 llt t oo {lloo .l.ollrtas concretas. E n otras palabras, vislumbraba un sistema
gía , aunque en realidad a lo largo de mi carrera no he trabajado l'll nt 111 ! 11 • 1 q11• 1uv1cron lugar diferentes actividades en espacios distintos.
blemas. 1 lo •JII• la ll'cnología empleada en la elaboración de utensilios era
111 llll'lllo ll1 x1hle como para poder enfrentarse a variaciones locales en
1 ¡, \' 11•11 t.1ttto , en caso de necesidad, las mismas actividades podrían
1111 • 1 11 "'"' 1\o\ lugares empleando para ello útiles distintos.
1 1'" 11 • 11 lfiH lt'alwtha estas investigaciones existían ya nociones de
1 11 qw oclopu" t' ll este sentido, y los relatos etnográficos acerca de
1 11 11 1111 ol11, l o~ cat.adores y recolectores me sugirieron que mi punto
111 11 ¡, "" 11m l'llllccto; pero no existían investigaciones detalladas
1 hilo 11 o loohknd.t~ L'ntre la manera en que eran utilizados los espa-
11 1!1' ylto 111111 111o~o) y el grado de adaptación del sistema, entendido
lt t Jo 1p11 el 111oulo, las va tiacio nes en el pape l desempeñado por la
11 1 IIJIII• 1 1 1 11" <'lllllll,lannas cs pcdficas del yaci miento no habían
118 EN BUSCA DEL PASADO 119
C'AZADORFS FN UN TERRITORIO

sido estudiadas. Mi viaje a Alaska fue, en gran parte, realizado con la idea
observar a los esquima les nunamiut y poder conseguir estos datos (véa~l' llp
5). Durante mi investigación etnoarqueológica en dicho lugar intenté oh~l'IVIr
desde una perspectiva arqueológica, la dinámica d e l mo d elo d e asentamll' lllll
través de su movimiento cíclico en función d e las estaciones. A pesar d ~ 'IU
esta investigación confirmó mis ideas más generales sobre la formación tk ll
yacimientos, mis observaciones indicaron claramente que los arqueólogo' 1 IJ
cen normalmente de métodos apropiados para detectar los modelos del uso1l
espacio, enormeme nte complicados. empleados por cazadores y recolecto• e~ 1
les como los nun amiut.
Con e l fin de ilu strar la naturaleza de estos problemas interpretativos. d1.'~1 1l
biré algunos de los yacimie ntos que registré durante mi investigación llt'\'lul"
cabo entre los esquima les nunamiut , e n Anaktuvuk, Alaska (fig. 44). l·mpl u
con e l uso del espa<.:io y los modelos de asentamiento a escala regional. fliU
proseguir describiendo cómo ciertos niveles de comportamie nto dehl'n l'lll n
d erse e n términos de grupos de yacimientos o e n términos de activulad(
¡
lugares concretos. Los ejemplos que siguen demostrarán algunos de los oll)l( 11
de la variabil idad que caracteriza la arqueología de los pue blos nómada'

L A ESCALA DEL USO DEL E SPACIO

El uso de l espacio a gran e scala por parte de los nunamiut dt'IIH&l''llll '1
los arqueólogos deben recalibrar la perspectiva que poseen de los ra1adc11 1 21 junio-20 agosto, 1947
2 21 agosto-1 sept., 1947
recolectores en fun ción de una unidad de excavación de 0 ,5 m 1 y !lil'lmluthl 3 3sept.-10abril, 1948
un área ele más de 300.000 km 2 • Si descontamos ciertos casos CXl'l'puonlll 4 11 abril-24 abril
5 25 abril-28 abril
que se dan e n las zonas ecuatoriales, esta área de enormes dimensioau''l 1qtt 6 29 abril-27 mayo
senta la amplitud del dominio del medio ambiente por parte de un ¡~a11pu tlpl 7 28 mayo-6 junio
8 7 junio-9 junio
de cazadores-recolectores, compuesto quizá por sólo treinta o c u:&n'lllll 1'' 1 9 9 junio-1 3 junio
1
nas. La ba nda raras veces explota todo el espacio e n un momento d11dn p t 1O 14 junio-16 junio
necesita disponer de toda la región para contar con un surtido de 0 1111e 1111 ' 111
ro. Co n e l fin de comprender cómo una banda red ucida de IK' &Soll;" ··• 1u 1 1
;l' 11 17 junio-24 junio
NOTA: Extensión
total del circuito: 129 millas.
de un espacio tan grande, creo que puede ser útil un exa men init-a:d ek 111 1111hl
espacial utilizada por un grupo durante una estació n, demoslniiHin " 111111 11111
ció n cómo las variaciones observadas en dicha unidad durantL' 1111 1.11 1'" p !lo 1
de tiempo están relacionadas con la explotación de una &l'~• aol\ de l.llll ll tl• •lt
me nsiones. MOVIMIENTO ANUAL DE UNA FAMILIA NUNAMIUT
Podemos tomar como centro de operaciones e l área en la q111 ' ''' w upn 1 21 de junio de 1947-24 de junio de 1948
esquimales nunamiut establecía asentamie ntos, o campa111L'11 Im llu" , 11 lt• !11 Escala en millas
del ciclo estacional de un año (fig. 49). Esta tírea cc•tlfml dt• "'",¡,.,, 111 111111 ~~~~--~~~~~~~--~~~~----~
1 () 5 10 15 20 25 .
L.R. Bmford
normalm e nte una exte ns ión d e aproximadamente 'i.• IOO l-.111 ', illllll(ll' 1, tí 11
que ex plo tan , a base de expedicio nes fuera de l camp:&llll' lllo [1&11111['11 1 1'11
cubrir un fi rea de 25.000 km 2 • Debe resaltarsc <JUL' los l'M IIIIIIIo~l e·' 1111 1111 tllt 1•11 ti• ¡,, \'olt e11111 111m m· up;~do~ por una familia nunamiut a lo largo del ciclo
cos L'll lo quL' aesiK'l'l:& :al uso de l es pacio : l'l ú&L'I I l'L' IIIaul tlt• " '"&de 1111 .1 111111 ti 111
poa 111111 l:111lili:a IHlSIJIIIIIH&Il:& ( :/wi (ri~. 1) du &: ll&l l' 1111 pt•atod" d1 llll•l
l'VId l' ll l lll IJII l' llllllhH'IIIl(lllS j 'lll[lll' 1'11/lldllll'' IL'I'Illl'l loll'' l \p llll,dt.&ll \(1
1'111111'' 1
120 EN BUSCA DFI PASADO CAZADORES F"J UN TFRRITOR IO 121

Distnbución de los lugares de


res1dencia de una fam 11ía G/w1
san durante once meses

1'11•
las

Combe Grenal

111 ¡.,. ya

• Una única ocupación '"!'"'"'""''"


~111 h 11<'11\1' ESCALAS REGIONALES COMPARATIVAS
~ Ocupacoones múlltpltta 11 lo •r¡.tilln Escala en m1llas

- · Ocupac1ones suporpuno11 Ion 1 ''·"'~'~" 10 o 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100


11 L R Bmford
1 Lago Tulugak
2 Kongumuvuk
3 Anaktuvuk
4 Campamento do OICl M trry 11 1 1 11!1( 1 l'll que los arqueólogos han planteado su investigación sobre
5 Publiluk
6 Campamento du hlll 11111' p.1kolíticos desde una visión sedentaria del mundo. Debido a
Chandler W1e11 ftl 11111 1,.. adores y recolectores que intentamos estudiar no respondían
f 1 111• 111 l 11 l sla visión . creo que lo correcto es intentar acercar nuestra
0\ 1 11 111 11 il lidad.
o 10 15 20 1 IIJ•IIIII '>0 puede observarse otro detalle importante. No solamente ad-
Escala en millas
1 /111, '1'" 1 1 1111111cro de yacimientos es considerablemente mayor que los
1111 11 11 1 IHnuiHI a lo largo de un año , sino también que la arqueología
Si consideramos representativo el caso de los nunamiul . n•¡;ul111 qu 11 1!lll ll'ln" básicamente porque ciertos espacios del territorio fueron
queología creada por una pequeña banda que se mueve a Ira ves ¡~, . 11 1• 11(1 putd 11111 lile. ano tras año, mientras que en otros no sucedió lo mis-
de la manera descrita, puede ser extremadamente compleja. 1 .1 111111 Jlrlnll 1 f H!lnlt 1.. d1 ll'lllilita<.:ión en estos yacimientos ha determinado en gran
los yacimientos de residencia. creados por cinco fami lias de l'~ll lll1111d1 • tltll 1 1111111111 ' • 1 11 l••t minns de distribución de artefactos y rasgos; en canse-
un período de cinco años, queda reflejada en la figura 'iO 1•1 1'''"'' o ¡l ti "' r 11'" 1m ocupados repetidamente so n considerablemente mayores
resaltar es el tamaño del núcleo residencial ocupado ror un ~~~ upn do 1'' oll 1111 1•1111'1111m súlo de forma esporádica. Ello implica que la variabili-
pequeño. Es sorprendente que estas cinco familias nunamiul r ul1111 1.011 1111 f¡ 1 111111111d d1· l'spal'io ocupado por un yacimiento, cualidad registrada
cio semejante al de la Dordoña, en Francia (fig. 'i l). lug:11 dcuuh • 111 t l·tl 1111 ¡1111 1"·· .11 qu•·ologos, no obedece a las dife rencias e n el tamaño u
los yacimientos clásicos del Musteriense. Una vet :u.:eplado ll hn hot t11 1111 hill ... , 111 d, 1 ¡•.111po qu e 1\'S. diú alli , sino <1ue refleja simple mente el
grupos de cazadores y reco lectores operan nmmalm ~ llll' l' ll ~·~ p111 '" 1 ~ 1111 1 llllllltlll 11 sp•·• ln ''In 11l 1il tario n dt'i med1o por la misma banda nHí
ca la, es difícil sost~n\'1' la ll'sis lk llmd\'S (cap . ·1) dl' qul' lil ~ dll l" 11\11 111111111 "'" tlllplt•tulo po1 R1riH11d Mul'N\· i-;11 , 1 y ot1os anlll\'tílogos ,
l'0111p11S IIIIlll dl' lo\ llllil'\ dt llll' d l il dl'flll\llóldll\ l'll d iVl 1\IIS 111\tllo !1 ti< 1 1 ¡lff 11111111 '11 ti Lllllilllll eh lo' ym·111lll'llll" l''olan 1'11 ll'lanon 1'011 los
1'1111111111" \ oll ti 11111111 d1 l.t 1'11 '\1 111111 dt 1\l,tllll ¡•111pos tlllluwll ~ dt lltll
122 EN BUSCA DEL PASADO CAZADOR ES EN ll"\ ri·RR ITORIO 123

bandas>>) es, por tanto, falso. A juzgar por mis observaciones, basadas ~n lt

~
l ••on>~ón anual X.
nunamiut actuales, es obvio que ya no podemos establecer relaciones -.impl (1,) de os 28 a los 32 años
1 !iOO mollas2
entre la vari abilidad en el tamaño del yacimiento y la naturaleza del grupo ~IU (terntono de la esposa)

"~~·
reside allí. salvo en caso de adquirir mayores conocimientos acerca de los dt 1~1 Kangi~ugmiul

factores que inciden en la dispersión de los restos en un yacimiento. Ln uu


Extensión anual C '
palabras, los arqueólogos deben conocer los procesos de formación del ~~~ti 1 (t ) de los 19 a los 27 años
1 36 m ollas•
arqueológico: ésta es la manera de que los yacimientos cobren entidad. "7 (terntono de corte1o) J'
. (terntorio de la procreación) ~
Kan1alokmout "
0
CiCLO IJUMAl'iO DFl USO DL LA TIERRA

El modelo de uso de la tierra utilizado por los nunamiut ilustra tam llll'll utt
facto r que afecta al registro arqueológico. No deja de sorprendernos d h 1 h
de que muchos cazadores y recolectores no residen exclusivamente e n ttn h 111
torio, sino q ue - fenómeno que contradice las suposiciones de la mayo111
los arqueólogos - explotan una serie de áreas distintas y ocupan cada ttllll
ellas hasta que el medio se degrada. A menudo, tras un período tk .ulu• 1
1
causa de un incendio o debido a un agotamiento de los recursos aninwl\' 1
1
grupo se desplaza hacia un territorio completamente diferente, donde los IHII 1
1
sos ya han sufrido un proceso de regeneració n. Por ejemplo, entre los nttllllllll
Extensión anual B
el tiempo de utilizació n de un núcleo residencial es aprox imadamc.: ntl' "' •11 (12 ) de los 10 a los 18 años
2.300 millas• aprox.
años. ,..(territorio de formación)
Basándome en conversaciones mantenidas con esq uimales ancia11os . hr 111ft ' (territorio de cortejo)
Extensoón anual A "'Tulugakmiut
truido un modelo idealizado (fig. 52) que muestra la manera en que lo'i lllllt (11) de 1 a 9 años
aorox. 2. 100 millas• NOTA: El mapa está basado en un
miut confían explotar una región a lo largo de la vida de una pcrsonil 0 1 1 h <';r (territorio de nacomiento) croquis realizado por Simon Paneack
,....._ Kanmalingmiut
del modelo es un patrón cíclico del uso de la tierra. E l área central d" " ' ultll
que ocupa el grupo se considera, al nacer una persona, como el ,,.,,,,¡, TERRITORIO DE UNA BANDA NUNAMIUT
aprox. 8.500 millas•
Escala en m ollas
nacimiento de dicha perso na. Si la banda se ha instalado recientemenlt· ' 11 lll
o 12 24 36 48 6G 72 84 96 008 120
luga r , es de esperar que el recién nacido/a viva en esta área por lo nu·u11'i thll L. R. Binford
te diez años antes de que se trasladen a otra área central de rcsidl'IH '" - 'c•lll]l
oli ... lllu del U\0 de la tierra de los nunamiut a lo largo del pe ríodo de vida de
tamente distinta y que no ha sido ocupada por lo menos desde han· 'uu111111 1111 1!11 lliudclo se basa e n la información adquirida a través de e ntrevistas con
años. Esta segunda área se conocerá como territorio de fomuuwtl ·.¡ tic 11 11 01011011 "' '·
de un ho mbre, y territorio de cortejo , si la nacida es una mujct (ptH •. 111 qll 1
jóvenes se casan al rededor de los 16 años, mien tras que los 1on 111 ~ t 1o 1 otl" , clv'lk donde se puede cruzar un río, podrán ser recordados a
aproximadamente hasta los 28 al'íos). E n esta área, el hombre llltl lil llt Htt IJII ¡e ~ 11.•1.1tm 1 a habilidad de un cazador disminuye cuando ha sobrepa-
dizaje como cazador y viajará por amplias zonas, fami lia rizandtN ,, .. , o•"' d 111 111 111111\ cl1 l'dad , momento e n que la mayoría de hombres empiezan a
dio ambiente. Transcurridos diez años llegará el momento dl 11.1 lltd 11 1 l1 \ 1~ 1 1, • ttnlllt rando dificultades a la hora de subir una montaña, etc.
nuevo y entonces el hombre se instalará en el territo1 io dl· co1 te 1" • "" 1111 1 lllllllli 11111 cll' ~ ~~ carrera, un cazador se trasladará probablemente a su
que sus hermanas se encontrarán ya criando a sus primcms hqo' e llllllth t lt11 1 Htl ti! 11 111 IIIIILttlo, completando el ciclo del uso de la tierra; y ya desde
mente un joven se casa suele, por lo general , ir a vivir dm:t lll &' " "'" '"' 1 ti 1' \o 1o ll'ttdrit que depender gradualmente de otros para poder sa-
territorio de la familia de su mujer. u 111 o• .u i,Hks hao,icao, de subsiste ncia.
Seis u ocho ai'ios más tarde, cuando el hombre ]lll ~·~ll· l'O"' "'' •·""' • 111111 11 ' 1 .tll'.l en que un hombre reside durante toda su vida consta
plena madure7 y es mu y hábil e n la caza , se diliginí a ot ta :t llll olllltJ'Il 111111 1 1 t ~~·~•o lc•t 111cn tos dil en!ntes y puede alcanzar una extensión de hasta
difere nte. Fn su ul1imo tenitmio , un ho mhrl' <]lll' lw l1111111 11cl11 l'"o ti "''" 11 111 1' 111 ,, lt1 l:11 go de loda su vida , un ho mbre nunamiut podrá haber
hu ir al lolklon· o lmdil'IOil culltll:tl rt'l:t l'ionado n111 l'l llll'dln l',11 11' o], 11 11 ¡, 111 11 de \00 000 kllt ' l' ll e l e je rcicio de las ex pediciones normales de
pod111 'l't H'¡•_ i\ 11 111111 l' ll In' llll' llll'S de lo-. llllll lllllilll l'll lllllllllll tlo hl¡ 11111 1 1!11 IIIIJ•Iu t '1"' , l' lt \'lt:tlqtttl' l ntOilll'fll o , un grupo de esquimales nuna-
'"" ltit/l lllil \ th l"iL il 111111111\ 1 lol\'1', Ldt'\ 101110 1.1 11h11 ill 11111 eh 1111.0 ~ Clll 1 11 ' 1 1 •h d1 1011111 1 ele 111111 '\lt'll'>lllfl dt• lll'llll r11a1m Vl'l"l'S mayor d~ l:t lJll l'
124 EN BUSCA DEL PASADO CAZADORES EN UN TERRITORIO 125

lm 11h utiliza. El mismo modelo de uso de la tierra puede encontrarse

~
0
Estaciones de caza
iiH111 gcncs del Desierto Central de Australia y entre los naskapi, en
' ' " \ 1 < irupos cazadores-recolectores como los que acabamos de citar uti-

dispersas 1111 pado de enormes dimensiones que es ocupado durante un p eríodo


1. Weber2 11111" 1llllsiderable mediante la configuración de una serie de territorios dis-
2. Weber3
3. Rigaud 1 " ducidos. Éstas son las dimensiones de la escala , que debemos tener
4. Rigaud 3
5. Rigaud 4 1 queremos entender la variabilidad en los yacimientos arqueológicos
6. R. B. 6
7. TuluQak ulmcs y recolectores móviles.
Comple¡o sltuaclomll do
Billy Morry
8. Campamento dtl
secado
9. Lugar de prepor 1< Ión
delacame
1O. Lugar de mator1111
Otros yacimientos cfn
primavera 1 1 \< dl'scrita la forma en que los grupos cazadores y recolectores explo-
11. Yacimiento 64 • 1 1 '" de territorios distintos , podemos pasar a examinar la manera en
12. Yacimiento dn 11111~1
Yacimiento de vurn11n 1 11111.1 11 sus tareas dentro de los límites de un área central de residencia
13. Campamento '"' 1
Kongumuvuk ) 1111.1 forma acertada de observar la organización de las actividades a
11 ronsiderar una agrupación de lugares que denomino complejo situa-
( u 111do una serie de acontecimientos se interrelacionan formando parte
11 1fl'gia global, los distintos lugares donde tienen lugar las diversas
1 •1< llllt•rrclacionadas forman un complejo situacional. Mi estudio et-
111 "'"flco sobre los asentamientos de los esquimales nunamiut proporcio-
11 1 11 1 Jt'lllplos de estos grandes «COmplejOS» de territorios .

· Túmulos de pied ra -~-'-7 '


Yacimiento de
Huel las de matanza-descuartizamiento
caribú •
¿__.

;- ~3ooo

;\./:~!) ~ MAPA DEL VALLE DEL ANAKTUVUK, ALAS KA


,1'
loco lo on mlllns do
,....,._-..-.
o 2 (l 11
''"1"'
tllloll
,,.,,,,. 1/
~ 1 M11p11 d1·l v11lh d1·l /\uu lduvuk, /\hl\kll 1'11 1•l tjlll 11111111 1'1'11 11 JI"'" 111 ul11 l1 ¡lo 11<
lllt 1H hHUidll" tU 1'1 11 11,tn llollll
AOHIJI'AGIÓN 01 YACIMII N lOS l N ANAVIK
1 •• •1111 "" 1<11(11111111111
CAZADORES EN UN TERRITORIO 127
126 EN BUSCA DEL PASADO

Agosto 1964
'-· •.
,
. ·,
.

1
A un km. de d istancia se halla
el yac1m1ento de caza
( .""' '
....
•1 /
\


A

• 2~
B

' ' r
. Yacimiento A-B-C
~-~,; ..;..

~~
:,:·~._,( ' " :,
' ~

! l ' fi '
5
Pledras :, ·, , ·
~ cuarteadas ~.!•, L -· - - ,_ ·
) por el fuego ~ • , r_ / . ,)-.. Estructura.
'
_ , •A. ~ ;. • para almacenar
/\ '\ V¡ ·, ' · t C ' ' ·- carne CUbierta de musgo

\.
}:,j .) ¡/ ....... \ ¡ \ , '2Lastre d: las tiendas

r'' r• • , ,_: J

CAMPAMENTO ESTIVAL DE CAZA "J"(FUENTES DELANAVIK)


55. Campamentos dl' <"illtl lo tt •11 Escala en metros
dos en una extensión 11< '· "'' l • 11 1 o 6 8 10 12 14 16 18 20 22
_ __ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __ _ _ __::.;L.. R Binlord
fuent es del Anavik
CAMPAMENTOS DE CAZA EN UNA EXTENSIÓN DE SAUCES
FUENTES DEL ANAVtK 56 (página siguit'll/t') t ·""1' 1111 111
Escala en metros de los enamorados. l'l11 n1 .1 do 1 tlllltt 1111 11/•1 ¡, llt¡•oml de caza
30 o· 30 60 90 110 140 170 200
campamento cstivnl tl1· ',, ... 1 f 11 tlll
L R 8.
fuentes del Anavik
tlll¡tPII• 111<' pt tncipal del complejo situacional es un campamento tempo-
1 tt~ild" ltii~tr: trn entc durante la migración del caribú . Desde un punto
E l complejo situacional en las fuentes del Anav ik (fig. 54) l'Siil l11 111 11nl¡t 1 1 ltt¡ttt "'"l'.llll l'sle lugar , situado en las fue ntes del Anavik, consiste en
1111 11111 qtll orupa una extensión de medio k ilómetro, donde puede ob-
tres yacimientos diferentes que son utilizados conjuntamcnll: dttmllli l.t 11 1 1 1
111111 dt 11 tl111t u111 ininterrumpida de restos. D e hecho, esta continua dis-
caribú , en su período de migración (que tiene lugar e n prinHI Wtll) 11111 1.1 1 111•1 1
a través del paso de Anaktuvuk , en ruta hacia la tundra ah lll ll ll ' 11!•11 11 1 tl 11 '" ti<~ lt'Jll cse nta el resultado de una única ocupación por un gru-
t IJI" • ~ • 1 11'•ll ltado de la reutilización del lugar a lo largo de un período
yacimientos forman un conjunto unitario y e n este caso l:S ii111 11111 ¡•lltol" 1
1 ltt 1111 111• ltUI otllos. Los restos de las diversas ocupaciones durante este
a) un campamento de caza (incluyendo un «campame nto dr lm 1 1111111111 ulo
111111" d1 111 111pn "'l' sure rponen y ello da como resultado un enorme
especializado), b) un yacimie nto de matanza con á reas cspn'lllillll tlll , 11 11 d
cuartizamiento y e) una serie de escondri_jos de piednt dt111th• ~~ ~t lllt lti ¡ 111 111 ti• 111111• 11nll's mqucológicos.
carne. ~n cada uno de estos e mp lazam ie ntos se realiza n :ttlt v1tl11d1 •· '""'1'1 1
mente dtfcrenles y. aunque los tres yacimie nt os distnn 11110~ tlt n llfl' <~¡tttt htt
dam entc 1 km , rtHliJllltll'll un a mi sma ta tl'll ( In cx plo turltlll tl1l 1.11tl•111 ~ 11
mal11ll'l11l' Ml ll ulliillu los 11111 solo 1111 tll:t po t 1'1 tiiÍsllltl ).lllljlll
128 EN BUSCA DEL PASADO

Campamento de los enamorados (fig. 56)

Con la ayuda de unos informadores que habían acampado e n las htl'llll


Anavik pude aislar, afortunadamente, diversos campamentos del conjuut•
material arqueológico distribuido de forma continua. E n uno de ellos < 111111 1 1
yacimie nto J , pue de observarse que un de terminado tipo de estructura 1111 11
culo de piedras para soste ner una tienda y un hogar exterior- se 1ep11 11
veces. Este grupo de círculos representa un solo período de ocupacum , 1 1
miento J no forma parte del complejo de caza del ca ribú; sin embargo, 1 1111
resante e n sí mismo, porque su historia ilustra una división del trah;~jn qll
corriente e ntre los grupos cazadores-recolectores, pese a que nunca ha !ild••
jeto de un tratamiento especial por parte de la literatura etnográfica
A finales del verano, las provisiones de carne seca preparada por le'
males, tras la migración del caribú , han disminuido considerableme1111 )
tan incomibles: la carne que aún se conserva se ha endurecido, e l sahn1 h 1 1
desapareciendo a causa de la lluvia y las partes más sabrosas han sido c1111 111
das. Además, e n estaépoca del año todavía no hay caza disponible e u '1 111 1
ambiente local. La mayoría de caribúes -excepto unas pocas pic1a·. q11 1
pueden encontrarse en las proximidades de los glaciares situados 1'11 11 olll
altas de las montañas - pacen en las tierras lejanas del norte, y In~ l 1111
cimarrón son difíciles de localizar en esta época del año. Con el f111 do 1111111
a alguien para que vaya a cazar, a pesar de las dificultades que ello o1111'1o 1
debido a la escasez, los nunamiut han creado un incentivo fascinnul1 1111 11
de vera no, las parejas de enamorados son autorizadas a vivir junta'>, JlCII• 11o
el campamento de reside ncia principal , sino únicamente en cnmp; 1u11 uh
caza situados en puntos muy alejados. E l resultado es que , a lar¡•o pl11o1 1 1
salen be neficiados: los de mayor edad subsisten gracias a las provl'>lt>lll t1
ne almace nadas e n las casas, mientras que los más jóvenes busca u '>11 111111 11
en el campo. Si los jóvenes tienen éxito en sus expediciones de r;1z 1 ti 11 1
al hogar traerán carne fresca que compartirán con el resto d1· 111d1 \ 1ol1111 1
si no consiguen cobrar ninguna pieza se sentirán hambriento' ;111111111 1 h
Sabemos que el mismo tipo de estrategia es utilizado por los uuli11• ' 1 lu
zadores y recolectores que viven junto al lago Tahoe, e n C'iilllculll .l ' 1'
pios de la primavera , cuando las provisiones escasean y e l hamluc . 1t.l1
se permite a su vez que los jóvenes enamorados leva nte n ca mp;lull 'lllil 11
distantes, donde las posibilidades de obtener alimento so11 ha'>lollllt 1 1l11
Esta estrategia de los cazadores y recolectores se basa en la cll"l'"lilh lltl
los jóvenes - que se encuentran en la plenitud de la vida p111 fl 11 Jlllfl 1
los incentivos apropiados y decidirse a correr un ri(;sgo.
El campamento J es uno de estos campamentos de e na11H11 .11In y poli 1
la distribución de los materiales arqueológicos e n el yac inllt'llli• 1111 111111 11
la observada en otros tipos de campamentos de ca za , tuk s r1111111 l1 "''' ti
los que se ubican en las fuentes de l Anavik. Norma llm·ul t' lm 1111 " 11
seleccionados se repartirán e n un hoga r com unitario . pl'" ' 111 1111 1 1 ti 111
po de jóvenes e namorados consumirá sus a limentos po1 "'Pilllld" • 11 11
das. Los hallazgos antm•o logicos dl'l yacimie nto J 110 Jlll''>~' lllilhl lll 1 1
llUf:lC( lllll () ll'(lolloll'11111 dt llll'll'liiOo, J ' lól ' c ilf lll' ll tld~ oii iiiiJIIO 111 11111
N35
Hogares 7u Restos a e un puesto de
caza antenor al empleo
de armas de fuego

~
D
N30

N25•
Áreas de .
descuartizamiento

}
- IÓN y ACTIVIDADES ADYACENTES
N20 ÁREAS DEL HOGAR- CONVERs;;SCUARTIZAMIENTO DE ANAVIK
YACIMIENTO DE MATANZA y
Escala en metros

NOTA. lEn las áreas ~~cen los


descuaruzamrentoJólfg~~a 2 Las
huesos de la caza ee a arecen en
astillas
tomo a dedosh~es~~e~~uer~n
og reg1stradas
en 1972

•=
(!la
Hogares utllrzados en 1971

Hogares no ulilizados en 1971


E 45 El50 r¡
COMPLEJO SITUACIONA~ASO DE ANAKTUVUK At AllKA
DEL YACIMIENTO DE MATANZA y 11

N10

L R Binford
E 35 E 40

59. Plantala dcaza


e1 Yacimiento
. de .matanza y descuar!Jzamt~nt~ist~bución
del caribú.
. .
Obsérvese a
d las fuentes dl'i hu~•.otL
de lm • ~ ti
Áll>l\ ~~ 1111 t
efectuada de pnmavera
restos faunísticos.

60 Detalle del hogar y d e 1 áreaAde conversación


'k del

i\nll\'1~
. . d en las Cuentes del navJ .
mie nto SJtua o . , . ·im icnto de las fUl'llll'' ch-1
61.lasDetalle
se descurt.izam;f~:~~~~~~~
del área dedonde
áreas circulares tlclon e ~~~~;:~os los l'tllihi'll'~ Y 111 uhlr.u·llul dr
desechados.

... 1 lll !ICIIAIIIIlt.MII Nlll


lll IAII r'llll l Arll A 1 l IAft lllt.MII Nllllrl AN ...VIIi
VI\!.IMII NIOIII MAIMUAVIII Oc 1
132 E:>; BUSCA DEL PASADO

exactamente la clase de datos que los arqueólogos pueden utilizar para ·


car este tipo de división del trabajo por grupos de edad que se dieron
pasado.

Proceso de matanza

El segundo componente del complejo situacional de las fuentes del An.rvlk


es decir, el espacio donde tiene lugar la matanza y preparación del carihtí ruu
to, es completamente diferente de las agrupaciones de círculos de tienda\ oh
vadas en e l campamento temporal de caza. Cuando los caribúes a travil·~nn
valle, son abatidos desde posiciones situadas e n una loma 7 y, una vez los auun
63. Supuestas casas d e pozo
les han muerto, son arrastrados a o tro lugar para su descuartizamiento ( ~~~ excavadas en un yacimiento pa-
y 58). Los restos óseos registrados en este lugar tras la caza de primavcr a 111d leolítico de Rusia. (Foto cedida
can la presencia de un mínimo de 54 caribúes, a unque sabemos que '"' 111111 por Oiga Soffcr. )
miut llegaron a descuartizar allí un total de 111 piezas . En el plano dl'l VIl
mie nto (fig. 59), los espacios vacíos de huesos representan las distinta'
donde los caribúes son descuartizados. Para despellejar un caribú y pn:pmnt
porciones de carne, proceden a colocar al animal en un área despejada (h)l
y así un hombre puede trabajar a su alrededor. El resultado de este rompurt
miento es que se crea un círculo co n los productos de desecho depo,lladu
la perife ria , lejos del área de matanza. Igualme nte, los productos rcsultant
retocar y a filar los útiles de piedra, empleados e n e l descuartizamicuto . IJIII
rán depositados en los b ordes del área circular destinada a la prcpm ;uuin
animal.
En el área de descuartizamiento ex isten cua tro hogares que fueron utrl
por los cazadores (fig. 61). A su a lrededo r colocaro n un paravic ntw. wu tt
a base de astas de venado (abandonadas anteriormente en un yatrriiiC'IItll
zado en primavera). Durante e l proceso de descuartizamiento, las maru•' ,f
que realizaban las tareas se iba n e nfriando paulatinamente y e llo motr \ tth r
de vez en cuando se resguardaran del viento p ara calentarse junto ul fu 1
quizá, también para comer un poco de tuétano extraído de lo\ hru "' 11
animales muertos. A lrededor de los hogares aparece una distrihm rnrr .¡, hu

62.
Yacim1ento del CALADORES F.N UN TERRITOR IO 135
maestro - - - - - - - - . . .
Depósitos en
el h1elo 1956-1959 tlllt:Jtll' diferente a la observada tanto en el área de descuartizamiento
1 ttlt\ IIHl yacimiento como en el campamento de caza asociado, hacia don-
Yac1miento de inv1erno ------.
1956-1959 111 tlllhH '\ se dirigen una vez finalizadas las diversas tareas allí realizadas.
Yacimien to de inv1erno--~----.
1952

11/llr'llto de la carne

1 1 ,., •m ponente del complejo situacional viene representado por ellu-


'IL nlmacena la comida: una estructura de piedra de unos 4 m de diá-
(, ') 1.os escondrijos de piedra e mpleados para guardar la carne 8
111 111 lllt.l sl!rie de ayudas permanentes, que se sit úan normalmente en
111 ' •h los yacim ientos de matanza. Actúan como una especie de em-
11111 ~:cJttral. donde los individuos pueden acudir a lo largo del año en
ol!Jtlda para el grupo, evitando de este modo e l trabajo que supone
u 111tlt1 l.1 carne hasta cada uno de los yaci mientos de residencia que ocu-
'" 111 f'" dl'l tiempo en que se dedican a las actividades propias de las
1 11 I<~Jtl's dd año. En el interior del escondrijo coloca n, siguiendo un
Rocas del soldado en la 1 1111 ti, 1111as capas de carne separadas e ntre sí por piedras o listones de
ruta del caribú de otoño n • 3
111 ti 1111 de asegurar la circulación del aire, sellándolo posteriormente
1
lt 1 1 11 1nwn del gran esfuerzo invertido en la construcción de los es-
,, ~JI ti l"''dnt para la carne estriba en la importancia crítica que, e n el
Huellas del canbúL4~

,.
\ 1¡

1
uh~l\lt'ttl'Ía de los nunamiut, adquiere el a lmacenamiento.
11 llljll(;nl<~go estas impresionantes estructuras de piedra le podrán pare-
1' 111 csttl' los nunamiut nunca fueron utilizadas como tales. El uso
11 111111 "'' p1cdra próximos a los yacim ientos de mat anza recuerd a algu-
1 11~ "' pozo,, (fig_ 63) aparecidas en diversos yacimientos paleolí-
l,v • ' llo sugiere que estas estructuras tampoco eran casas. sino
ut 1 t 1111 11 1 'ott las estructuras de piedra de los esquimales, se trata de
•tlldlijll' dt· came.
llllltl •u1m de matanza, la carne puede ser a lmacenada de muy di-
ti 1 1"• tufo Jt llts de los citados escondrijos de piedra . Cuando la tempe-
11111 p11t d1 ha jo de los 0°, la carne descuartizada, o incluso todo el
NOTA: En
¡t d IIIIIIJ'I•mcJtte permanecer amontonada en el suelo. En general,
este mapa sólo 11 11 1'•1111 aaultl'éll su ubicación, de manera que los cazadores puedan
aparece el 41 o/o
de los lttl lll 1111." una nevada. En otras épocas del año, e n cambio, lacar-
yacimientos
arqueológicos t ''"" h.a~11dme., de madera para que se seque (fig. 64). A veces,
documentados 1t lit• t i, ' 11111 aa -,ados en lo~ cam pamentos de caza consisten simple-
!! 1•111 llttll' d1 c:u1w ex ll!ndidas sobre una cuerda , o bie n colocadas en
1 l•t ~ atlo.,)l•s ~ltu,,dos en los límites de una extensió n ele sauces (fig.
1 Jllllllll ,¡, '"'" aaqw.:ologico. los restos de estos escondrijos queda-
' 111 1 11 111111 dlsllthul'lon lineal de huesos gra ndes. Los escondrijos de
11 ti 1 111"' 1]111 s1 .111 , son rcntros impoalantes, recursos seguros a los
L R. Brnford ,'.\., \
{ \\ 11 lltllltl 1'"' dt 11 .ll'IHin 1111\'lllta'> rel·oaren su hahitat en busca de comi
MAPA DEL ÁREA DEL LAGO TU LUGAK, ALI\SKI\ 1
l ·scnlu

hf1 ~ L1po1 dt•l "" 11 do ll oll'" 1111111'•,¡ • fl l liph ·IJ'oll• ,, 11" 11-llit .uln·• ¡,.~ \•l•tlllh "''" \ IIJ 11 , 111
"" '" illldl 11111!111-
136 T'-. BUSCA DEl PASADO CA7ADORFS F:-.1 UK TFRR ITORJO 137

<S'
' - - M e tatarso distal
11\ 1 otoo puestos de caza son
' lod III!IIIIOS de ttro para los
1 l~n Blluados en campo
1 1 1 ruo de las pistas de)adas
1 • '" o Generalmente son
•• ; cvntexto de una Hogar
1 uolmllles Los aquí Fragmento de arco
1 D on caracterísltcos de "----Lascas obtentdas
ro rll os Los ubicados en las por pres1ón
1 u 11111s comas de los
1 tnn on construcciones d e
1 1110 cerradas. de forma
Limite de la excavación-
Flecha de asta

o o11111o ctul 111ontón


1 lttauro" 7
hUOGC / /
Escondrt¡o de astas
/ . Piedras cuarteadas de ven ado
por el fuego ~ "
A

67. La~ roca\ del soldado de limita n la ruta seguida por la manad a de caribúes ()11<' ~e dlll
Construcción ~·
• '
guijarros .'•'
a las mo ntañas situad as al este de l lago Tulugak. (En la fig ura 66 puede obscrvaose 11 lo
zación exacta.)
Roca
madre

COMPLEJ OS SITUACIONALFS Dl'l LAGO TULUGi\K

Mi estudio sobre los grupos que ocupan yacimientos relacionados o·ult l'lJf STOS DE CAZA DE LOS NUNAMIUT DE MEDIADOS DEL SIGLO XI X
LAGO TULUGAK, ALASKA
ha revelado que una secuencia de actividades, dirigida a la consecuuou d1 1 Escala en metros
quiera de estas tareas, no tiene lugar necesariamente en un mismo Y"' llllltlll o _t __ 2
__ _6_ _ L.R. Bmford

Además , yacimientos qu e parecen muy distintos pueden, de hecho lH''' n


pno >1"' de caza del siglo XIX localizad os e n una ruta del caribú. en la ver-
a la misma categoría general de comportamiento, comportamiento qw', lhll l•lt 1 ¡1 1 ¡,,1... l ulu¡~ak. (Su posició n exacta puede verse en la figura 66 .) Obsérvese
parte , ha sido diferenciado mediante diversos tipos de actividades tJ 1111 ti 1 1 1'"" In• 1m tk desecho proced e ntes de ~us <<re fri gerios» y de la rcpa mción de
grupos de complejos situacionalcs má!> fascinantes usado por los l'squnn ti 1 , 1111 n'"'"" tJO de astas de venado destinadas a la confecció n de puntas de ne-
namiut está ubicado en la región situada alrededor de l lago Tulu ~·a~ (11! to 1'' ' ,o·n l.odos con trama cuadriculad a) han sido co locados en el lado interno
área muy rica en recursos. Este lago es suficientemente profundo 'ttlnll 1 1 11 t 1'"' too d< ,-¡¡¡a, para que Jos cazadores se beneficia ran de su calor durante
11 ) toLo do·) <.ll thll
proporcionar un tipo de pescado muy apreciado que se conoCl' l'OII 1 1 111t111l
de trucha de lago: los arroyos primaverales que en él dcsagüau l'Siilll llllllJII
dos por grandes exte nsiones de sauces, lo cual representa un impo11.1111o ' ' 111
de leña , y algunos de los senderos utilizados por los caribúc~ l'll 11 llllutot¡u•t.tll ll'lll'Ves hechos por el hombre que so n muy difíciles de
hacia el norte trascurren precisamente por el lago. 11 111111 lllllltlll;lt ton et nográfica previa . Los componentes básicos de
ltllol" 1111 , "' " l' ll uso. se asemejan a un montón de piedras que de-
'' ,¡, 1 \,,¡,¡,,¡, ( lt~ h7). Pero en cambio , cuando se sirven de ella,
Rutas preparadas , op ttll ldl t., mlopt:tn medidas tendentes a facilitar la conducción
, In o1111.1 dt 1111 l·ollado o a cercados parcialmente naturales ubi-
Los restos arqueológicos que resultan de la ex plotaCIOII dll t "' tl•1• ¡ 11 l1 !11 1 lit li t" olc•l l.1¡•o y por tal moti vo colocan musgo alrededor de las
canías del lago Tulugak son de una gran compk'jid:1d . 1 os ti llilllll ~1111 11 11 ti 111lt1 In tltll' l 1 " ' un ho mhte o , incluso tambié n, ropa vieja sobre
cidos a través de h:u rnns :tlllll'adas l'a1 a l'llo np10\'l'l'h.tll , 11 11 ... 1tl •t \ 1 11 ¡ 11111111111111 .ti 1 " '" " co 11 w¡•.ul! que avance y limit:u 'o liS movimien
paisaj l', tal\-s l'l llll!l hd t t . l ~ Jllllólklns dl' lo111:1s ~· Lil 't: tl l's (lL1111111111•, , 1/.. ol 1 1 lol 1 ltJ'Iclot potl )¡¡ ~ l'll olllc lll S
138 FN RUSCA OFf PASAOO CAZADORES J'<.N U~ TERRITORIO 139

las casas. m áxime si la reconstrucción propuesta que nos habla de


11h• 1das por e ncima de las paredes de piedra es correcta. ¿No podría
1 •lmente de puestos de caza similares a los utilizados por los nuna-

[llll'~los de caza de los esqui males presentan una planta en forma de


1 1 cnttcírculos que miden , aproximadamente. unos 2,4 m de diámt:tro. 11
111 ludiados en uno de ellos, fechado en una época an terior a la utiliza-
lllllrt' de fuego por parte de los nunamiut. ponen de manifiesto e l tipo
1 !ti 1d1', que se desarrollarían en dichos lugares. Las astillas procedentes
1 1111111 1k huesos, realizada para extraer e l tuétano, así como pequeños
11111'1 que resultan de go lpear las articulaciones para hacer caldo, indican
11 l1'1 11m• que debieron consumir. Los restos de industria procedentes de
1 111 h 1111.1 y reparación de útiles están aquí r epr esen tados por arcos rotos
11 ¡111111as de flecha de piedra. Los útiles necesarios para la caza no se
111 11 lo• puestos de caza, s ino que son elaborados de ante mano. con lo
tlll·lflll' que el cazador esté siempre a punto m ien tras espera la llegada
1111•1 deo., que transcurren por s u ruta migratoria. E llo implica que los res-
1111 Jllllllt'r estadio de producción difícilmente están rep resentados en los
tl1 1,, .1 l ~n su lugar, y para matar el tiempo, los hombres acostumbran
1 11111 .t¡•.o un útil roto que necesita reparación o se dedican a comple tar
1 1 1 111':1 1nacabada. Por tanto , las actividades rea lizadas en este tipo de
llhill 1111 t'stán directamente re lacionadas con la tarea principal - la caza
69. Las estaciones de ca/a R y B. e n e l Paso Ana ktuvuk. Obsérvese la p rcst·m· • o~ d 1•1•1 1 '"'' .tilo que van encaminadas a aliviar el aburrimiento. Otro tipo de
de caribú a modo de lecho donde un hombre d uerme mientras su compa1íem v1¡; d 1 l1 11 1 1 h dl,ulo e n e l puesto d e caza que. aparece re presentado e n la figura
de la caza. (Para su 1\lcalización exacta. véase la figura 53.) 1111 1 1'11111.1 de flecha de asta que fue guardada para su uso futuro , pero
11 1 fw 111tlizada.
1 •111tl11n 111e. los hombres permanecen en el puesto de caza durante la
Puestos de caza 11 llljll dt• retornar al campamento base. E n tal caso, un hombre vela
l1 ' ' • 1111entras otro duerme vestido sobre una pie l de caribú (fig. 69)
A lo largo de una de las rutas del caribú, que se dirige hada la 1 1111 1 1 1 1111 tl1 1 yacimiento, intercambiando sus posiciones sucesivamente. Los
montaña adyacente al lago, loca lizamos 70 pequeños puestos de l al,l ti• ti 1 ti 1" 1manecer allí dura nte un período d e tie mpo considerable, acos-
que dos ho mbres nunamiut (aprovechando e l instinto natural d\.'1 1.11 '"" '1" 11 ' h "11 l11ego e n un lugar alejado de la pared d e l puesto de caza, co n
mueve a situarse en la ci m a de l monte cuando se ve amenazado} pod1,111 1 h 1 1'1 lJ'·" .l"l' ca ldo o cocinar carne. Pese a su similitud respecto a los
a sus presas. Estos puestos de caza (fi g. 68) se componen dt· 111111 • ~~ "' 111 11 ll•l11 tl,·,critos antes, el yacimiento resultante de esta actividad será
permanente, resultado de excavar un agujero e n la ladera rm:os;1 o tl1• • 011 11 loljlh 111 1 11 ktm inos arq ueo lógicos y uno debe estar alerta para no con-
una pequeña pared. Tienen una doble función , ya que no solo sll\'1 11 ¡1 11 11 1 P"' '" dt· l'aza y e l hogar con un campamento base ocupado por un
tara los cazadores, sino que también les protegen hasta cierto punlo d1 1 \l 11 1111111111
durante la espera que puede prolongarse hasta 8 o incluso 12 ho1 ,, 1 PI
que durante este tiempo pueden sentir mucho frío pero. dehulo ,, q11• 1 ftl
ahuyenta al caribú , los cazadores han ideado otro s istema p;u.l • .t11'llllll ,,,. /lf/lt'

llegar al puesto de caza, los hombres derriban sus parede" y lt;tn 11 1111 1' 111 1
go. Cuando la fogata h a prendido totalmente, a montona n 1:" pu "' ' ' 111111 1 ""'JIIIIII 1111' d e lm complejos situacionales del lago Tulugak son los
llam as y dejan que siga ardiendo por debajo. hasta que \.'lr11l1tl "' 111111 11111 111o 1 ti• " sld l' IICia e m plazados cerca del lago, lugar donde abundan la
las piedras y permite a los hombres acurrucarse junio a In patt d ' 111 (1111 11 1 lf 11' 1'"'"'lllt', l .os nunamiut seleccio nan la ubicació n de los campa-
ca li en tes mie n11 as vip ilnn In lle~<Hia del e u ihu . l.a p1l'Sl'llllll d1 h"l' 111 11 1 u''""""' I'''"~''Jl:tlmente , de la dificultad de transporte de los recursos
paredes dt• l11s t'sl lllt'l tll ns h11 su lo ohsl't vada . H'IIIII'>IIIO 1 11 llfl' llllo' ' "11111 1 1l 1 11 \ 1111 111111o JHII la Jllt'Sl'lll 1a dt• tl'l'III SOS alime ntarios. La obtención
pall'ol11 1ro-. lltstt-. 111 1111tt M'Jl"l'"ll lll po1 '1"' .tl¡ttlll' llnutslltllllll l11 •¡•o 11 111 1 JI 1111111 111111 I'O.,I Iilll'}'l•l ffl'\lhfl ya IJIII' l:tl l'lllllll fll'IIIIIS vio.,lo l'O.,ll'
140 EN BUSCA DEL PASADO CAZADORES EN UN TERRITORIO 141

puede ser escondido y luego transportado; el agua y el combustible, sin ~mh j 1·1111 11 h1 otras palabras, la unidad básica de la arqueología es el yaci-
go, son más difíciles de trasladar. Los yacimientos de residencia se ubican, 1 1 10 su finalidad es utilizar estas unidades para estudiar el comporta-
tanto, en función de estos recursos básicos y la gente acomoda sus excu 1!111111 1 pasado humano; y para conseguir este objetivo debemos desarrollar
fuera del campamento base según la distribución de las fuentes de a linll'nlu 111 ltHinlo¡•ía apropiada que nos permita identificar el papel desempefíado
En el lago Tulugak encontramos una distribución continua de restos an¡u 111 ¡ 111111 de los yacimientos dentro de un sistema global.
lógicos, algo parecido a lo observado en los campamentos superpuestos dt' 1
fuentes del Anavik. Aquí, de todos modos, el yacimiento fue utilizado ll'JlC ti
y básicamente con la misma función; en cambio, las orillas del lago l'ulu 111 111'> 1SI'ECIALIZADOS
han sido ocupadas en diversas épocas del año y por diferentes razones. ~'ltnhl
ciendo campamentos de verano para beneficiarse de la trucha, mientras qut' 1 1 1 1!1!1 11 dl· los estudios arqueológicos realizados sobre los pueblos actuales
poblados de invierno fueron ubicados cerca de los abundantes recursos dl' 1 ft j 11 q111 al observar los diferentes tipos de yacimientos que ocupan, pode-
Si se excavara este yacimiento, es de suponer que se encontraría un campnm IIIJ' 1111 .1 apreciar el grado de variabilidad que esperamos encontrar en el
to de residencia sobre un puesto de caza, o un poblado de invierno supt H 1 !llJIWOiúgico. Con el fin de facilitar la comprensión de mi punto de vis-
a un campamento de pesca de primavera. 1 111111\'1 111ente describir algunos yacimientos especializados que tengo do-
¿Podríamos, como arqueólogos, distinguir todos los componentes su¡ utul!l entre los nunamiut.
tos de un yacimiento tan complicado como el del lago Tulugak? ¡,l'o1h 1 111111~ de estos yacimientos eran sorprendentemente grandes. Los arqueó-
reconocer todos los tipos especializados de yacimientos ubicados en los ulr 11)'11111 11 que las áreas de actividad ocupan un espacio reducido y que en
dores , por ejemplo, las rutas del caribú, los escondrijos de carne y lm pu 1 1 11 l111t 1110 son homogéneas; tengo documentado un yacimiento no resi-
de caza? Actualmente, la arqueología carece de los métodos necesm io11 p 111 q11• 11111pa un área aproximada de 1.500 m 2 y en e l que se llevaron a
enfrentarse a los complicados restos arqueológicos dejados por pueblm l'III.A 1111 1 r11111 variedad de tareas (fig. 70). Este yacimiento, situado en Kongu-
res y recolectores. Debemos empezar a idear el mecanismo que nos p~ rmlt .¡ , 11 111tl11ado durante la migración otoñal del caribú; en dicha época, los
desenredar los palimpsestos de ocupaciones superpuestas y descubri1 la' lutlftll 11 l l'~londcn en una extensión de sauces con el fin de camuflarse y,
para reconocer áreas de actividades asociadas que están separadas po1 di~lllll 1 111 1 1 1" 1an la llegada de los animales, unos cazadores se alimentan ingi-
de varios kilómetros. 1 IIJ·IIII tq)() de «refrigerio» alrededor de un pequeño fuego (como, por
¡1; ti 1111 tano de un hueso fresco) y otros reparan útiles. El caribú se caza
1 1 1 11 ''" d1stancia del yacimiento y por consiguiente los esquimales, para
CONSIDERACIÓN GLOBAL DEL SISTEMA ti 11111111111 l'l movimiento de las manadas que llegan sin cesar, cobran las
11111 111 ul,unente en el mismo lugar en que son abatidas y arrastran las
Una de las lecciones más importantes que podemos extraer d1· 1111 1111h 11 , l1 n l!lnadas del animal hasta la zona de los sauces. Una vez se ha-
etnoarqucológico entre los esquimales nunamiut es la necesidad dt· 11111~111 1 1 1 1 1 dt 1.1 111ta de migración, los hombres terminan de descuartizar la presa
todos sus yacimientos como parte de un sistema más amplio. /\dl'lllll~ 1h h 1 1!1 1,1 1.llllt' es escondida o colocada en una especie de bastidor para que
lugares de residencia, encontramos una gran variedad de áreas, qu¡· llu 11111 1111 1111 t In 1 dl' las actividades más importantes que tienen lugar en este yaci-
!izadas para desarrollar tareas muy concretas y que son parte intcglilllil 1h lllt lu JI" pmación de las pieles. En efecto, los pellejos se extienden para
deJo general de vida empleado en e l Ártico. Hemos visto cómo unm y1u1111l 11 llll• 11 y son sujetados con piedras para evitar que el viento los arrastre
tos aislados están interrelacionados y forman complejos situacionalt-s 11111t1t 1 11" ptoplcia la prese ncia de una gran cantidad de pequeños círculos
tos complejos situacionales pueden agruparse dentro del tenit111111 1 1'11111 1 lt ¡~ 111d11~ de un tamafío similar, distribuidos por el yacimiento. Como
por una banda y, finalmente, insistimos en que diversos te nito11m 11111 "' 11 /, ll 'llllloceríamos que las distintas áreas diferenciadas de este gran
utilizados subsiguientemente a lo largo del período de vida dL' 1111 IH11nl•1 { 11 11 1 11111 1•l .ll l':t de consumo de alimento alrededor de un hogar, el lugar
poder reconstruir el modelo global de uso de la tierra, los a1 ()11111111•'" d1 lt 1 11 Id Hh-. di II'S;In:des. los escondrijos de carne y bastidores de secado, o el
identificar primero la función específica de cada uno de los ytll'llllli "'" y ti louult 1111 Jl.llilll las pieles - forman un todo , o por el contrario las consi-
pués reunir cada una de las partes. La dificultad que ello L'llllilllll 1 J,¡¡ 11111 1 ltttl y111 tllllt'lltfls sepa rados?
similar al intento de reconstruir el motor de un autom6vi l l'll:tlldll dl·l""' 111
de cada una de sus partes por separado: es necesario conoc¡·t l'llllllll11111lllll 111
del motor para identificar sus partes más importantes l'lllhtlrlldlll I1J11tll 1 ,¡, /'1•·,/w ti!' /a1· lit•ltdas
lindros, etc.- y poder así recomponerlo correctamente. 1k l.1 llll'·lllh 111111 1
los arqueólogos deben identifkar cada tipo de n>tllpoll:llllllllil1 y .1 p 11111 1 ¡11 1111~, lto1ilm di' Jlll'drns :qmrel'en tambié n en otros yacimientos ocupa-
aquí rolol':ll l:t., pi¡•zas t'll s11 sitio pam fo1111111 1111 sisll'IIHI d1 11'•" ¡), l11 11 1 ' 1 1 11tl"" 111111111111111. :ttllllllll' s u IHl'Sl'ncin puede deberse a una de las
142 EN BUSCA DEL PASADO CAZAOORFS EN U!\ TERRITORIO 143

diversas actividades que tienen lugar además de l secado de pieles. Por ejcmplu
en un yacimiento situado en lo alto de las montañas, que es ocupado n01nud
mente en verano por cazadores que van e n busca de caribúes adultos marhn•
se encuentran pequeíios círculos de piedra de un tamaíio similar a los curu h
de Kongumuvuk, asociados a pequeños hogares. En este caso, sin emba r,L!o . 1
tamaíio de las piedras de los círculos es mayor que e n e l yacimiento citado un
teriormente , porque estas piedras fueron empleadas para sujetar las tienda1 d
piel de caribú. Este yacimiento difiere de la estación de caza de Kongumuvull
también e n otro aspecto: contraria mente a lo observado en Kongumuvuk, qu
ofrece una gran diversidad de áreas, aquí se observa la presencia de una llrfl

70. Plano dt: la t:\tación de caza otoñal, situada en e l valle Kongumuvuk. (Yacimiento n
dl' l:t fi~ur~1 "'·~ l

ti 1 ti 1ucdt.l\ pequeñas usadas por los nuna miut como lastre para sujetar las pieles
!111 tnl• l'l proceso de secado. (Para su localización exacta en la estación de caza de
1 11~ ~· .t•.c la figura 70.)

Ftnales de otoño lul. 111t 1111cas - diez círculos y un hogar- que se repite n una y otra
1 1 11llt1, lw. yacimientos especializados pueden variar en función de la
11 hlutl ,, l';tnabilidad de los módulos que los componen.

,,, ( ,, ti

.....
ltllllllt'' tk cata son uno de los tipos de yacimiento más comunes en
1 1ltll111 ti tk los nunamiut. Pueden ser muy compl ejos (como ocurre
1llltllo 11111 dl' Kongumuvuk o el de Mask, 12 del que hablaremos en e l
lpflnl"), 1dativamente sencillos (como los lugares de emboscada del
•lt11 ti ¡ ,, c:>: lll'madamente efímeros. Como ejemplo de esta última cate-
1 Hl IIH•H c urontrar lugares donde un cazador se limita a permanecer
, "'· :·'· 1 11 ~ ~ do 1111a pena y posible mente construye un pequeño hogar. Acci-
dt 1 terreno , tales como las peñas, son normalmen te usados
111 huu ,¡. raza (fig. 72). En tales yacimientos es posible q ue sólo se
111 1111 1" t¡lll no hogar, algunas piedras resquebrajadas por el fuego y una
1 tllllt ~ '1"' lttl' lllll escondidos en vistas a una utilización posterior.

W
.¡¡_,.,.,.
_aJ

'"""''"'''
. . ./:.....
Astillas de
hueso
di :
• w·
1

/ Plolos podrodab
y plodrna
11
1"'
1ti( 1 ~n ld.ulo, s1tttadas a lo largo de las ru tas del caribú, en el lago
tlt 11 ,, 1 tli!, tllra da s n llllO un ti po particular de útil que llamo ele-
11 lll111 (J'IIIh llllil ttlllllllllll'llill m:\s am plia, véase el capítulo 7). Otro
• • •l l 111 ""'""" ,¡,,..,, dt illldilt'los son las !rampas. 1.os nunamiul c m

NI ITA
Aoo~tlo I'•'Otn1
144 EN BUSCA DEL PASADO CA/.ADORF.S EN UN TERRITORIO 145

plean una amplia gama de ellas, sie ndo unas de las más corrientes las Jlam 1 1
de caída mortal. E l 1ugar donde se halla cada trampa de caída mortal ( llf'
debería considerarse como un yacimie nto especializado. A menudo, ~e wn 1
yen en las cercanías de los escondrijos de carne, con el fin de mantcnn 1 1
competidores alejados del alimento, aunque , por o tra parte, e l escondiiJo
carne es en sí mismo un cebo que atrae a los zorros y lobos hacia el án:a don
está emplazada la trampa de caída mortal. A su a lrededor se construyen 111
pequeñas vallas con el objetivo de asegurar que la presa entre exactamcnl
la manera deseada. El disparador de la trampa se coloca en el interi01, ''"
nientemente desplazado (de modo que rebase, por ejemplo, la longitud d< l1 1
llo del animal), pa ra que éste se vea obligado a colocar sus patas dclunl 1
sobre uno de los travesaños antes de que la gran roca colocada en la p;ull
perior se le precip ite encima. Puede darse e l caso de que la piedra no 11. 11
matar a l a nimal, pero .de cualquier modo caerá sobre su lomo y le imp~,:dll
huida.
Trampas de caída mortal como las que construyen los nunamiut son , ¡uc 1
blemente, muy comunes en el registro arqueológico. He observado COII~tlllt 1
nes similares e n yacimientos asociados con el hombre de Neandertal , v tumhl
es evide nte que muchos lugares descritos por los arqueólogos nortean" 111 111
como en te rramie ntos infantiles, túmulos de pie dra rituales o pozos de alm 1 11
miento son en realidad trampas de caída mortal. Los arqueólogos dd•• 11 e 1
tltl.o nuH tal, pensada para la captura de un lobo. Estas trampas siempre se
72 . Estación de caza situada e n un prado natural cerca del arroyo Little Cont:trl, u1 '1
11 11111ft" ,tnll·s de que se produzcan las primeras nevadas fue rtes.
Anaktuvuk. (Véase la figura 53.) Este lugar desempeña la misma función que l'l qu 11
representado e n la figura 69, aunque está ubicado en un terreno de ca ractc risltt.t~ olth 1
Hay que resaltar que e n su interior fueron escondidos leños y dos latas viejas dl' , olt 11111 11 ttltiiUII wn exactitud los yacimientos de este tipo utilizados en e l
das para hervir el agua del té, para ser utilizadas e n otra ocasión.También Csl'ttntlu tllll 1 1 1 ulu ti,• dunensiones muy reducidas y con un elevado grado de espe-
neo (en primavera) una vez se hubo derretido la nieve de invierno.

dr ft/ "' •''o de la carne

111111 1111 1111 l'XIste un gran número de yacimie ntos relacionados con
"1h11 111m tam bién encontramos muchos otros donde se efectúa la
11 th ¡, , 1 " Anteriormente ya me ncioné el yacimie nto donde se des-
'' 1 llll'lltt's dd 1\navik. y el lugar donde se secan las pieles, en Kon-
1 11111 , wmplo lk e-;tc tipo de yacimientos nos lo ofrece el caso de
111 ljiH 11111111 .tlll'dedor de 50 caribúes, mediante la estratagema de con-
1111 I•J'" ('111\llllll (fi~. 74). Todo el proceso de preparación del secado
, 11 11 l11o otpwx imada mente en tan sólo 12 días, pero a un así la
1 111 dqHt\ll.tdns en e l lugar era verdaderament e asombrosa (fig.
111111 "" • ~!l .llldt·s montones de huesos rotos, procedentes de la ex-
1111 111111, 11111tqm de lodos modos la ca rne perteneciente a tal canti-
tl 1111 1111 toll'>lllllld:t all1 y, po1 tanto, los montones no correspon-
' 111 ti, ~; us nlltlld:ts Pn1 esta ra:.-ón , la ca ntid ad de restos no es
11111 1 11111111'111 dt pttsoll.t\ qm ol'upawn el yaci mie nto ni del período
(11 1 11111 11111 ,tlli , 1 \lt \iltllll ltii!Cl (Hllll' dt• lllollllfil'SIO t• l pdi¡'IO t¡lll'
146 EN BUSCA DEL PASADO CAZADORES EN UN TFRRTT ORTO 147

supone emplear una ecuación simple, del tipo propuesto por Yellen, 13 paras
lacionar la cantidad de restos con la duración de la ocupació n. Antes de
pretar la naturaleza de los datos hallados en los yacimientos arqueológico!!,
bemos determinar el tipo de comportamiento que los generaron: es prcci!ltl
construir la función del yacimiento. Mi investigación entre los nunamiut lua
mostrado que en los yacimientos arqueológicos se realiza una gran varicdnd
actividades. También ha puesto de manifiesto que estos diversos tipos dl·
portamiento dejan huellas diferentes en el registro arqueológico, por lo l u1l
posible que en el futuro se puedan desarrollar técnicas que nos permitirán
nacer lugares especializados utilizados en épocas prehistóricas.

74. Plano del yacimiento de T ulukkana, lugar donde se procesaron para su alma<''"''"""-
50 caribúes, empleando para ello sólo 12 d ías. La enorme acumulación de hucsm '
cuencia de las actividades de procesamiento de la carne allí desempeñadas y no un H n
número de individuos que ocupó el yacimiento ni de la duración de dicha ocupanun

••' \
\ .·---------
• ·---·-.. _

+ + +
,... ...... ......,..
~·--·· Elemento n.o 1
./' ••••• / Circulo de la henda
.
• + . . ..
+/0
Elemento n. 0 3
(pequeño agujero)
O
D~:~
+ ' •\.. • • •:
Supuesta entrada
~- ~
~ • •• 7
'-...b

'4,
....
••
•.. .:
L-. supuesta sotuación
de la henda

Elemento n 5
~
"'\/'Elemento no 2

°
(pequeño agujero)

+
·
...••
...

~ .
1 11
'rAt IMICNTO DETULUKKANA : DENSIDAD DE LOS HUESOS

1 11
111
Escala en metros
10 11

"'"1. 11 1<-, de huc'o' Jc <.:aribú hallado' en el ya<.:imicnto Jc T ulul..kana.

,._:·(\~- Monrón de'h'Uesos del caldo


. ••· ·.··~':'!<

-=:_;-: :·Jf,, . , - ;Elemento n° 6A (hogar-cocina), 111 l!t'> ' ' ,\t IMII, NTOS D E RES IDENCIA
''·./\'_: ~Elemento n.O 66 (soporte del caldoro)
~ Elemento n 7° 1 ¡1 1 ""'''"' tu n·,tl an el empleo de métodos, aunque éstos estén _a un
Vertedero de huosou poou loH
de la extracción !lul toolll~ll• 11 di 1 ~ 1""" dt·s:tt m liado, para estudiar los modelos ~e us~ que ,tJenen

Piedras en la
superficie de
los sed1mentos
+ + --r tlt 1 ul.1 11110 dt.· los yacimientos. Los lugares de res¡denc1a, as1 como
glaciales ~ lllttll H!'' t lllh!ildo:s, pueden concebirse como formados por pequeños
P1edras en los
............-··"1>.,.__
~ sedimentos
glaciales
(~,
. ~.' :~"~.Eiementon. 0 8 1'"" do 1,1, m 111plcjos» de yacimientos más elemental es la estruc-
( ·:, . '~¿ Vertedero de huesos antes de 1\1 111 l'' 1111 1 o' est udio~ de grupos cazadores y recolectores de-
Piedras plsnss \~·':·:·.; . · •· la elaboracoójn del caldo l
Ll
en la superficie
de los
sedimentos . ...
''!..•",
111 111 11itlllt .11t t il d1· lo:- mod ulos de residencia, así como la forma en
h llll•ttto l"• , 11 11 ,-,pmio , ¡wt.•dc ll varia• e norme mente y, por tanto,
.. glaciales
EJ(crementos
dt!pouo
1 11 ¡1, 111 11 , ,l.tt 1 11, ond tliOtll'" <k tl'l·onoccr todos los posihlcs ca m
1
' 11 1 ti •lt' tllllll ..

lltiMI Ntol
148 EN HUSCA DEL PASADO CAZADORES F'J Ul\ 1 FRRITORI O 149
14
Y el! en ha propuesto un modelo general para los campamentos de 1(
cia de los bosquimanos !Kung, en el que las chozas que albergan familia' 1
viduales se agrupan formando un círculo (fig. 76). En el centro del C11n1lu
chozas aparece un espacio vacío de uso comunitario, mientras que en 1n111
su perife ria se encuentra un área des tin ada a la realización de tareas espc• 11
das. El campame nto bosquimano que aparece represe ntado en la figu1,1
un buen ejemplo de la estructu ra espacial rc nejada en e l modelo de Yclkn
los campa mentos de la estación seca de los birhor (grupo de cazadorl·~ y f
lectores de la India) también puede observarse la presencia de una ag1up 11
estrecha de cabañas, cuyos hogares está n situados a unos 3 m de las mtsmn
Pero no todos los campamentos de bosquimanos coinciden con esil' 1111

C.rcu• e •lfllll(lt(Al$)

1 C•rculo •••le nor (LNAT)

76. Modelo propuesto por Jol111 'r .-JJ, u ti


campamento idealizado de lo' Ion ''"'"'
!Kung. (Reproducción, au1orizad;1 d 1 111
aparecido e n Yellen , 1977, fig. 17., p l'r,]

16
idealizado ; otros grupos de cazadores-recolectores exh iben fomw' d• tl1 1111 1 1¡ 1 t: P"' 10 ltsi co como elemento diferenciador d e la. di~t~ncia so~ial,
ción interna del yaci m iento que no coinciden con el modelo tk '\ t 11 11 1 11111 , 11 a L'n el caso de Jos birhor, podría ser un pnnctpto comun _a
ejemplo, los campamentos de los indios seri, en México, estau c•.111u 1111 1 1 lllt1 11 ~ 11 1m de cazadores-recolectores. Si ello es ~ie_rto, esta gener~J ~-
según un modelo lineal y entre los cobertizos de las dis tintas unid:ul• · d1 lt 11 111 l 11 ¡ JI•" :1 e nca uzar la interpretación d e los yactm1entos arqueologt-
tación existe un espacio conside rable (fig. 78). Tal como OClllll' lllll 1· 1 111¡. "l'"· jllll'dc presentarse una complicación postenor,. que se hace
mientos bosquimanos, también entre los diversos asentamienlm ch.. ltt l11tl 11 lt 11 lllllt'ntos de residencia de vera~o de los nunammt. En estos
(fig. 79) varía la distribución de las viviendas. Por ejemplo, l' n 111111 111 11 1t 11 1 11 q111 ''"diferentes agrupaciones_so_ctales o bar~das estable~en sus
la que cuatro bandas habían acampado en un mismo lugar, l'iid.t 1111 11 (J 11 11 tll\lllll.t~ ;ircas del mi smo yactmJe nto , las d1versas casas perte-
mantuvo su integridad individual estableciendo su campamenlo JI"' t Jlll 1 1 1 t 1t1 11 1111,1 t1 1 las bandas se e ncuentran a menudo s~paradas p_or gra~~
Además, las chozas no fueron d istribuidas según e l modelo tk l 11' "'" p111JIII 11 ¡ 1 1 11 1111 yal't miento , del que contamos con una mfo_rmac~on par
por Yelle n , sino que se ubicaron formando un s<!micírculo . 1\ p• '"" d tJII ti ltu11111 , 111 ntl'dta de la distancia existente entre las re_s1dencras ~-e lo~
trata claramente de un único asentamiento (al margen de la ~l'jliiiiHIIIII 1 111 1¡, 11 1111~111,1 11111dad social t: ra d e unos 90 m. ¿Cómo ~nterpretaua u .
existente entre los distintos grupos), los res tos arqueolligkm el, 1111 , "111•1 11 1 1 11 11 1 tf 1 lllh11uú11 espacial representada por agrupaciOnes s~parad_as
como éste podrían con facilidad ser inte rpretados t'IIOIIt'illlll 1111 , 111111• 1 111111, ,11 111111·11 tos difere ntes?, ¿como diversos grupos soc1al_es dJs-
serie de asentamientos distintos, no int egrados, ya qul' Sl' oh~• 1' oltlllt ti 1111 llltttll ltt ,.1,1 111 tt•;tlidad , ¡,como dos bandas compuestas por dtversas
cíos en la dislrihul'icín dl' ''" n·stm que l'llllll'ldlllau cou lo~' ''1'·" '"' ltl1¡
tClll l'S l' llflt' los l' lllfll l\ dt l'ilhiilltl\ ICIIII'~Jltllllltt•lltt•s i1 Jil\ dll·t'IHII'I lt 111tl 1 lttltt 1111111 ,,. ttl1t1s l'jl' lllplos l'l uogcoí linls, sl' h:11ta pate nt e un a gran va-
150 FN BUSCA DEL PASADO

Campamento de la banda •p;


se halla emplazado en una c,'/,0
elevación central

Banda ·e·

Ubicación de las caba~as ~~



.1
2

78. Campamento de indios seri, situado en la isla Tiburón, Sonora, México. l.;r' '''"1

'• '
del asentamiento aparecen alineadas, hecho q ue contrasta con el modelo de a~t· nlalu
círculo propuesto por Yellen (fig. 76). Las cabañas en uso han sido emplazadas <:11<111111 \
a restos de est ructuras anteriores, algunos de cuyos restos todavía son visibles ''" rl ( ~~ CAMPAMENTO PANCH PERA, 1961
1 CUATRO BANDAS BIRHOR
de la derecha de la fotografía. En Ascher (1962) se ofrece una descripción cxrrk11to 11 BIHAR, INDIA
asentam ientos seri. (Foto de E. H. Davis, 1922, cedida por el Museum of tht· A111o 111 111 Escala en pies
d ian, Heye Foundation.) o 20 40 60 80 100 120 140 160 180

riabilidad respecto a la distribución en el espacio de los módulos dt· ~r·~ 1do tul
La distribución de las estructuras (agrupadas o dispersas, en cfrculm cr 1..11 111
círculos, cte.) y la distancia existente entre cada unidad varía dt• 1111 111111
otro, según se desarrolle el ciclo de estaciones de cada grupo ét111111 cr lo 11111 . : . te or cuatro bandas birhor (véase la figu-
Los arqueólogos deben reconocer la existencia de este tipo dt· \u fl .ii•IIHI 1 1 lt '"'i tolll'lllll m:upado ~~multaneamen d p b da y la agrupación no circular de
1 ¡,, f'"" 1 dl'liilll'lil cx1stente entre ca a a n
comprender los factores que la han originado y asimismo dchen idr o11 111 111! 1\ 1 1 Wtltl.llll\ 196!t)
para detectarla en el registro arqueológico.

ra comprender el registro
EL RETO PARA NUESTRA METODOLOGÍA
tlll'tt ulo \1¡.'111cnte.) Es por e11 o que pa. . da uno de es-
' 1 1lt ¡." 1 ;ll:tdo1 es recolectores deb_emos mvesttgar ~:mi tan recono-
t-; .. "'" lltll'..,ltamos desarrollar metodos que ndos p 1 d 1 uso del
Tal como he venido demostrando a lo largo de este cap111tl11 1 1 J•ltllllll 1 . d t vo lugar en ca a esca a e
asentamiento de los grupos cazadores y recolectores puede t'O illlllt¡•l•ll • t 1111 111 1 ti rlll1111111l a Ol ga nm~ a ~u~ u d detectar aquellas variacio-
un modelo organizado en una serie de niveles, los cuales st· ¡•xtu ""' 11 d· ti 1 llul '1111 lh 111' 1110" lamhté n SC1 capaces e d'f t de cazadores y
1 ull 1 In J,tq•n dl'l tiempo entre grupos t eren .es . . 1 e io-
área de grandes dimensiones que uti liza un grupo a lo lmgo dt 1.1 '1111 tli 111 1 IIIH'Il' ll a la Ot¡?.anización del comportamt?n~o a n~v~·r·J 1
de sus miembros hasta llegar a la distrihució n de la ~ cnsns y h11p1111 '11 • 11 t!lt 11 "' 1•""" ll<lot dl' ~·ompll'JO sltuat'lonal , de yaclmtento m tVt ua
cimiento, pasando pot el ~rc.:a central de resitknl'ia y t•l ro111plr 1" llll)llltlll 1
(El análisis de los ra~gos dl' rudu 11110 dl' lm yurimit• nt m w 'cr11·.tdo 111 11111 h 1 tiiVt l rl1 )11, oll (I V III.tdl'\
CAZADORPS E:-.1 UN TERR ITORIO
153
152 fN BUSCA DEL PASADO

1 111 yllllmientos que sigue criterios de similitud en la estruct~ra no puede


l:.s evidente que en este capít ulo no he intentado desarro llar mé todo
inferencia en lo que respecta a los modelos prehistórico5 de uso de la 1
11r ., tamente a los yacimientos que corresponden a un ttpo de explo-
1¡, 1 "'•·dto amb iente. ni tampoco a aqu ellos que abarcan el período de
aunque es de esperar que parte del material aquí p resentad o pueda se1 ut
1 1111 1111hviduo. Ello nos lleva de nuevo al desafío metodológico: ¿cómo
para la consecución de este objetivo. P Por e l momento, me he limitado ,1 1
1 qtu estas cosas diferentes ha lladas en lugares distintos son componen-
el marco de la natura leza_ del problema al que se enfrentan los arqucolog1l
e mbargo, en base a los CJCmplos presentados, es posible extraer dive rsas 1111 1111111111 sistema?
H (!lile de mi trabajo. expuesto a lo largo de estas líneas,se ha centrado
nes de utilidad para los arqueólogos y sugerir algunos caminos a scg ui1
1 ltrH 11 tc· l:n los huesos de animales, 19 porque son elementos com_unes tan~
A la luz de los datos expuesto~ sobre los nunamiut, no es correcto 11
1 nlc como al pasado. Hemos demostrado que en los yac•mtento~ k~s
que un grupo de _gentes generan yacimientos internamente homogé neos 11 ¡, d• 1111imales han sido modificados y distribuidos de acuerdo a p_n~ct­
~e n ~e, la creenc1a ele que una mayor proximidad de los yacimie ntos l'lll 1
l ,, th uln 1cs. que en última instancia fueron determinados por las acttvtda-
tr:npltca a su vez una mayor si militud ta mpoco se ve refrendada por las e
t , que también se llevaron a cabo en otros Jugares del entorno, t~l
ctas expuestas a nteriormente. La existe ncia de complejos sit uacio naks. 11 1
h 11! 11 tmt 1ado en este capítulo. En el próximo capítulo pretendo segutr
que u n~ actividad determi nada se realiza en tres o más lugares distintos,
1111 1 d<' mvestigación que podrán ayudar a la arqueolo~ía ~-diagnosticar
compattblc con los métodos que muchos a rqueólogos e mplearon e n el
para dar sentido a las si mi litudes y difere ncias de los conjuntos de at
¡,, tlp11 dL datos tales como los conjunt os líticos) la vanabthdad ~ausada
111 1 null~ l'll el uso de los e mplazamientos, tal como queda refleJado en
Por lo me nos e n algunas regiones y e n alg unas sociedades de cazadorl''i
ll!llll t~ste nuevo tipo de investigació n se cen tra en el estudio de la es-
tores podemos supone r que cuanto más intensa sea la utilizació n 1k un 1
co ~cre to más ~a riados serán l~s distintos tipos de asentamie ntos y va<'lllru•• 1 th 1 ytwinuento.

ub1cados e n dtch_o l ug~r: un eJempl o de e llo es la zona del lago Tulutcllk


merece una constderactón más deta llad a. Por ejemplo, está gene ralnll'lll
tado q u ~ de n t~o del medio ambiente explotado por muchos cazadores y
tores extsten cte rtos lugares, como el lago Tulugak, que proporcio nan tnnl
gra n ~o n ce ntraci ó n ele recursos ele difícil tra nsporte como muchas Jl'"''m111111..
de éxtto e n la o bte nción de recursos transportables. A nivel arqueolo)(llll
luga res son ex tre madame nte complicados.
Así, cada yacimie nto es el reflejo de la secue ncia única de usm qu' 11
r? n ~ n el pasado su e mpl azami ento e n dicho lugar. Evidente me nll" . In ~ d
c1as m ternas que se o bservan en la naturaleza de las actividades. ;"' 1 unt
segregación espacial de los lugares donde se han llevado a cabo dl\ 1' 1 ~ 1 1
cas_, son compa tibles co n algu nos de los proble mas que plantea n lm d11t11
ten e nscs reg•strados por Bordes (cap. 4). Pe ro no nos eonfunda nH>' , Mil
ri e n cia~ e tnoarqueológicas no proporcionan soluciones d irectas ;d 111 11
m~s tene n ~e»: _La conclusió n q ue pode mos sacar de mi trabajo c nll l lu 1
mtut no stgntftca que mis argum entos fu ncio nales acerca de la va rr11lnlld ul
!'1-usteri~nse fuesen correctos, sino más bien que Jos métodos a rq u•·"l"lllfl
1nfe re ncta son en general inadecuados. Las convenciones util i:tad;¡, P"' 11 111
ría de a rqueólogos paleolitistas han demostrado ser incapaces 1il' 11 .11, , 11 1 111
la vari abilidad y dive rsidad del uso de la tie rra qu e nos ilust n 1 , 1 1,, ,, 11
nunamiut. El reto q ue nos ofret:e esta clase de etnoarqueologw l'' '' ' l'tl r
logías mejores. ·
¿Cómo po~e mo_s aprender las lecciones q ue se de ri van dl' t'sl;• 111\1 111 1
acerca de la dmámtca del uso de la tierra y aplica rl as a los est ud , ,~ dt l•,
junt?~ de útiles d~ piedra pre históricos? 18 ¿Qué de be ríam os han • p11 111 ¡111 ti
la VI~tón ~tnográft ea glo bal de un siste ma d iná mico w mp k to " 111 (ll 1 1'
estacJOna n a basada e n e l yacim ient o que utili1a la a rqll l'Oil >~·lii 'l hl 1'\'ul 111
cada uno de los yarimil·nto' ll lll' ¡w ttc nel·cn al misn111 " ' ' '' "''' " ' m" d1 1 1 1
de los c a ;r:u l lHl'~ 1\Tilll'l lt> ll'' ,., dll l' ll" llll' l'n r l'SIIt 1:111>11 , 1111 , ··1(111 11111 d

Das könnte Ihnen auch gefallen